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RESUMEN

COMO GANAR AMIGOS E INFLUIR SOBRE LOS DEMAS

Este libro está escrito con numerosos ejemplos de personas, algunas muy
conocidas otra no, que nos ayudan a entender mejor la valiosa lección que
esconde cada nuevo capítulo. Esta obra habla mucho del amor propio, de cómo
dejar de lado nuestro ego para dejar espacio a la escucha, a la comprensión, y al
interés por los demás. Aplicar con cabeza y también con el corazón solamente
algunos de los consejos que nos propone Dale Carnegie en este libro, supondrá
una gran diferencia y mejoría en nuestras relaciones con los demás, y por
supuesto también tendrá una gran influencia en nuestra propia vida y felicidad.

1. Técnicas Fundamentales para tratar a los demás

 No critiques, no condenes ni te quejes: Nada hay que mate tanto las


ambiciones de una persona como las críticas de sus superiores. Es mejor
no criticar a nadie, por tanto se debe dar a una persona un incentivo para
que trabaje. Por eso mejor ensalzar, y ser reacio a encontrar defectos.
 Demuestra aprecio honrado y sincero: El único medio de que
disponemos para influir sobre los demás es hablar acerca de lo que ellos
quieren, y mostrarles cómo conseguirlo. Dale nos anima a considerar no
sólo nuestro punto de vista si no también el punto de vista del otro, a
ponernos en su lugar, ya que nuestras acciones siempre nacen de nuestros
deseos o necesidades fundamentales.
 Despierta en los demás un deseo vehemente: Despertar en el otro un
intento de deseo, es la clave para que nuestras ideas sean bien recibidas.
Si sabes cómo lograr que la otra persona piense que tu idea ha sido suya,
es decir, dejarle espacio para él mismo elabore esa idea por sí mismo,
habrás ganado no sólo una buena relación sino que estaréis los dos “en la
misma onda”.

2. Seis maneras de Agradar a los demás

 Interésate sinceramente por los demás: interesémonos por los demás,


dediquémonos a hacer cosas por ellos. Actos tan sencillos como recordar
un cumpleaños o saludar con ánimo y entusiasmo pueden marcar una gran
diferencia.
 Sonríe: Una manera sencilla de causar una buena primera Impresión es la
sonrisa. La sonrisa enriquece a quienes la reciben y quienes la dan, alienta
la buena voluntad en los negocios, es un gesto clave entre amigos y el
mejor antídoto contra las preocupaciones. Eso sí, sólo funciona cuando se
brinda de manera sincera, espontánea y gratuita.
 Recuerda que para toda persona, su nombre es el sonido más dulce e
importante en cualquier idioma: Jim Farley, un célebre político americano
le contó a Dale Carnegie que el secreto de su éxito radicaba en su
capacidad de recordar el nombre de más de 50.000 personas, así como de
algunos detalles de sus vidas. De manera que meses después de conocer
a cada individuo podía saludarles por su nombre y comentar con ellos
cosas sobre su vida personal. El nombre individualiza a la persona, la hace
sentirse diferente y única entre las demás. Al pronunciarlo en una pregunta
o conversación con otra persona, dotamos a ésta de una importancia
especial.
 Sé un buen oyente. anima a los demás a que hablen de sí mismos: Una
manera fácil de convertirse en un buen conversador, es prestar una
atención exclusiva a la persona que habla. No hay nada más halagador que
eso, según Charles W. Eliot (que fue presidente de Harvard). De manera
que, si aspiras a ser un buen conversador, sé un oyente atento. Para ser
interesante, hay primero que interesarse por los demás.
 Habla pensando en lo que interesa a los demás: Hablar en términos de
los intereses de la otra persona es beneficioso para ambas partes. Si
consigues descubrir las pasiones e intereses de la otra persona, la
conversación será muy fluida y satisfactoria, tan sólo tendrás que escuchar
con interés y la otra persona recompensará con creces.
 Haz que la otra persona se sienta importante, y hazlo sinceramente: El
respeto por los demás, la cordialidad, el aprecio sincero tiene un efecto
mágico en las relaciones interpersonales y nos brinda algo sublime aunque
casi imperceptible: la sensación de haber hecho algo por esa persona sin
esperar nada a cambio. Darle las gracias a la camarera cuando nos trae la
comida, de elogiar la sonrisa del funcionario de correos cuando nos entrega
una carta, etc. Frases tan insignificantes y a la vez poderosas como:
 “Lamento molestarlo”, “Tendría usted la amabilidad de…”, ”Por favor”
“Gracias”.

3. Logra que los demás Piensen como Tú

 La única forma de salir ganando en una discusión es evitándola: si no


siempre puedo estar en lo cierto ¿por qué tendemos a decirle a los demás
que están equivocados? Es más, al hacerlo asestamos un golpe directo a
su inteligencia, su juicio y su respeto por sí mismo. Y puede ser que quiera
devolverle el golpe, por mucha lógica que le presenté la otra persona se
mantendrá en sus trece, porque habrá lastimado sus sentimientos. Si lo
que quiere, es hacer que la otra persona cambie de idea, no se ponga en
desventaja con un ” le demostraré que…” o “le voy a decir algo que le hará
cambiar de idea”. Utilice más bien lo siguiente: “Bueno, mire. Yo pensaba
de otro modo, pero quizá me equivoque. Me equivoco con tanta
frecuencia… Y si me equivoco, quiero corregir mi error.
 Demuestra respeto por las opiniones ajenas. jamás digas a una
persona que está equivocada.
 Si estas equivocado, admítelo rápida y rotundamente.
 Empieza en forma amigable: Cuando hablamos con alguien es importante
empezar siempre por comentar y destacar aquellos puntos con los que
estamos de acuerdo. Evidenciando así que los dos buscan el mismo fin o
propósito. Esto es mucho más beneficioso para una correcta comunicación
que empezar por hablar de los desacuerdos, pues esto dificultará mucho
más el que se pueda llegar a un entendimiento en común.
 Consigue que la otra persona diga “si, si” inmediatamente: es mucho
mejor prestar atención a lo que tiene que decir “el otro”, pues él conoce
mejor que nadie cuáles son sus necesidades o problemas, dejemos que los
exprese, hagámosle preguntas para animarle a hablar y mejoraremos sin
duda nuestros resultados tanto en el ámbito profesional como personal.
 Permite que sea la otra persona quien hable más.
 Permite que la otra persona sienta que la idea es de ella: Es muy fácil
corregir a otra persona cuando ésta está equivocada, cualquiera puede
hacerlo y es algo que a muchos incluso nos encanta hacer. Sin embargo,
una de las grandes claves para “llegar a la gente” consiste en tratar de
comprenderla.
 Trata honradamente de ver las cosas desde el punto de vista de la otra
persona: Las personas inflexibles, irritadas, con prejuicios y bordes, no
merecen tu descrédito, más bien puedes elegir sentir lástima por ellos,
puedes compadecerles si te lo propones, comprenderles te ayudará mucho
más que enfrentarte a ellos. Puedes repetirte en voz baja “Ese, si no fuera
por la gracia de Dios, podría ser yo“.
 Muestra simpatía por las ideas y deseos de otra personas: para
influenciar a los demás lo mejor es apelar a sus motivos más honorables.
Esto es lo que hace Thomas, responsable de un departamento de impagos,
cuando se dirige a sus clientes les dice que está convencido de que
llegarán a un acuerdo, no duda en transmitirles que cree en ellos, que sabe
que son personas sinceras, honradas y deseosas de pagar sus cuentas en
cuanto les sea posible. Esto hace que la persona tenga ganas de mantener
su propia imagen idealizada de si misma y lo más probable es que acabe
saldando sus cuentas.
 Apela a los motivos más nobles: Tú también puedes resaltar tus ideas y
hacer que la gente te preste más atención si sabes cómo.
 Lanza un reto: El juego es la oportunidad de toda persona para
expresarse, demostrar lo que vale y destacar. Lanzar retos es importante
para mantener, por ejemplo, a los empleados motivados en sus trabajos.

4. Sé un líder: Cómo cambiar a los demás sin ofenderlos ni despertar


resentimientos.

 Empieza con el elogio y aprecio sincero: debemos tener cuidado, pues si


para criticar alguna acción de otra persona empezamos por elogiar y luego
utilizamos la palabra “pero” o “sin embargo” para ensalzar nuestra crítica,
puede que nuestro elogio y sus efectos caigan en el olvido.
 Llama la atención sobre los errores de los demás indirectamente:
Habla primero de tus propios errores, Esta técnica ablanda a la mayoría de
las personas, al fin y al cabo nos sentimos mucho mejor cuando vemos que
no somos los únicos en equivocarnos.
 Haz preguntas en vez de dar órdenes: Entonar una orden con dureza e
ironía puede no ser bien recibida, es más, es posible que lleve a la otra
persona a sentir desprecio o enfado hacia nosotros, y en muchas ocasiones
hará todo lo contrario a lo que le hemos ordenado, debido a la sensación de
orgullo herido. Un método mucho más eficaz y sencillo es el de plantear
preguntas como: “¿Crees que eso puede funcionar?, ¿qué te parece esto?
¿hay algo que podamos hacer para entregarlo a tiempo? éstos son sólo
algunos ejemplos. De esta manera, no sólo respetamos el amor propio de
nuestro interlocutor, sino que además le invitamos a que sea creativo a la
hora de solucionar o responder ante un problema.
 Elogia el más pequeño progreso y cada progreso “sé caluroso en tu
aprobación y generoso en tus elogios”: El uso del elogio en lugar de la
crítica es lo que el gran psicólogo B. F. Skinner ha demostrado por medio
de numerosos experimentos con animales y personas. Destacando el
elogio y minimizando la crítica, conseguiremos reforzar lo bueno que hace
la gente, mientras que lo malo menguará por falta de atención.
 Da a la otra persona una buena reputación a la que hacer honor: si
como líder quieres que una persona mejore en cierto sentido, procede
como si ese rasgo particular fuera ya una de sus características
sobresalientes. Dale una reputación a la que hacer honor y te sorprenderá
el grado de esfuerzo al que se someterá esa persona para no
decepcionarte.
 Alienta a la otra persona. haz que los errores parezcan fáciles de
corregir: si somos generosos a la hora de alentar, animar, si le
transmitimos que la tarea a acometer es más fácil de lo que parece y que
tenemos fe en él, entonces seguro que la veremos entrenarse día y noche a
fin de superarse.
 Procura que la otra persona se sienta satisfecha de hacer lo que tú
sugieres: Procura que la otra persona se sienta satisfecha de hacer lo que
tú sugieres. Para motivar a otros a cambiar una conducta o actitud, puede
ser útil atender a los siguientes puntos:

Ser Sincero.
Saber exactamente qué es lo que se quiere que haga la otra persona
Ser empático.
Considerar los beneficios que recibirá la otra persona por hacer lo que le
sugieres.
Hacer coincidir esos beneficios con los deseos de la otra persona
Hacer la petición de una forma que destaque los beneficios que recibirá la
otra persona.

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