Oberhuber)
Análisis
Con el mayor de los respetos hacia las posiciones de mis colegas, emito el presente voto singular, bajo las
consideraciones siguientes.
La demanda bajo análisis, es una controversia que se rige por el derecho internacional privado. Esto en
razón, a que las partes en conflicto, están compuestas por relaciones privadas de diferentes nacionalidades.
Por un lado, tenemos a los demandantes que son de nacionalidad belga y los demandados que son de
nacionalidad alemana. La afirmación jurídica existente entre las partes que los lleva a obligaciones mutuas,
fue gracias al acuerdo firmado el 10 de mayo de 1951 en la ciudad de Emelgem (Bélgica).
Bajo el argumento alemán y en virtud de la aplicación del Art. 30 del Decreto Alemán (10 de octubre de
1945) sobre cambio exterior, para que un acuerdo tenga calidad de obligación, éste primero debe haber
obtenido la licencia necesaria de las autoridades alemanas, salvo contrario, el acuerdo era considera como
nulo.
En la presente controversia, se puede observar un conflicto entre el Decreto Alemán, en virtud del Art. VIII,
2,b de los Acuerdos de Bretton Woods, el cual fue ratificado por Bélgica el 27 de diciembre de 1945 y la
aplicación material del contrato firmada por las partes involucradas en el presente caso.
Es importante mencionar, que cuando estamos bajo los supuestos de obligaciones contractuales, es de
suma relevancia lo manifestado por la doctrina y jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad
Europea, por ello, se entiende que bajo la lex contractus, la ley material que rige el contrato es
determinado por el fórum. En ese sentido, es de considerar que las partes firmaron el acuerdo contractual
en la ciudad de Emelgen (Bélgica) y en su oportunidad la contraparte alemana no manifestó ninguna
observación sobre el mencionado acuerdo contractual, manifestando la aceptación al contenido del mismo.
Por lo cual, estoy de acuerdo en este punto, con el argumento de mi colega José Pallete (ponente del
presente caso).
Sobre las complejidades que manifiesta mi colega José Pallete, en especial, cuando plantea la cuestión
sobre si es pertinente que el Tribunal se manifiesta sobre la aplicación y relevancia internacional de una
norma perteneciente a la legislación alemana. Considero que el Tribunal no parte del enfoque de analizar la
pertinencia y validez perse del decreto alemán, sino que la analiza para ver si es posible el subsumirlo en el
caso en concreto y exigir su cumplimiento, más aún, siendo que este acuerdo es invocado por un artículo
del Acuerdo de Bretton Woods que fue ratificado por Bélgica. Sobre este punto, es de mucha relevancia lo
concluido por el Tribunal, al manifiesta que el propósito de los Acuerdo de Bretton Woods es en asegurar el
libre tráfico de capitales y fomentar el comercial exterior, cuestión que difiere con el mencionado Decreto
sobre Cambio Exterior ya que este último (en este caso en concreto) está para servir a un interés unilateral.
Por lo cual en este punto si difiero con el argumento de mi colega Pallete.
En conclusión, me encuentro de acuerdo con los argumentos del Tribunal sobre la presente controversia ya
que, al tratarse de un acuerdo contractual entre privados, son las partes las que definen las condiciones y
posibles soluciones ante un caso de controversia. Así, en el presente caso, las partes aceptaron que las
controversias serían zanjadas por las autoridades legales de Bélgica.
Por tanto, considero que la sentencia del Tribunal de Comercio de Courtrai (Bélgica), del 9 de mayo de 1953
en los seguidos entre Emek C. Brossers & Mounthaan es acorde a las leyes del derecho internacional.