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Isabel Morant (Dir.

)
Historia de las mujeres
en España y América Latina

Isabel Morant (Directora)


Mónica Bolufer (Secretaria)
Historia de las mujeres
VOLUMEN I
en España y América Latina
María Ángeles Querol
Cándida Marrinez
Dolores Mirón VOLUMEN III
Reyna Pastor
Asunción Lavrin Del siglo XIX a los umbrales del xx
Pilar Pérez Cantó

VOLUMEN II

Margarita Ortega
Asunción Lavrin
Pilar Pérez Cantó Volumen coordinado pare
Guadalupe Gómez-Ferrer
Gabriela Cano
VOLUMEN]][ y N Dora Barrancos
Asunción Lavrin
Guadalupe Gómez-Ferrer
Gabriela Cano
Dora Barrancos
Asunción Lavrin

CÁTEDRA
HISTORIA/SERIE MENOR
1. a edición, 2006

Ilustración de cubierta: Concha en Jn:ve~ de Sorolla, 1900. Madrid, Museo Sorolla


© Archivo Anaya

Presentación
ISABEL MoRANT
Documentación gráfica:
Archivo Anaya: 33, 47, 128 286 568
Colección Alejandra Niedermaie;: 87S, 877, 880
. . . Colección Ricardo Ceppi: 885 La publicación de una historia de las mujeres, referida a España y
Min1steno de Cultura. Archivo General de la Administración: a América Latina, incluido Brasil -por el significado que este inmen-
Frazen, 334; Alfonso, 480, 533
so territorio tiene y por la relación que mantiene con los países de ha-
bla hispana-, era algo tan necesario como esperable. Desde finales de
los años ochenta asistimos a una eclosión de trabajos de investigación
procedentes de ambos lados del atlántico que nos permiten hoy arries-
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido garnos a una aventura como ésta. Aventura que, sin embargo, no care-
por la Ley, q~e establece penas de prisión y/o multas además de las ce de problemas. ¿cómo no iba a haberlos en una obra en la que han
corr~spond1entes .indemniz~ciones .por daños y perjuicios, para colaborado tantas personas, cuando además, lamentablemente, son
q~1e~es reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren
pu~hcarnente, en todo o en parte, una obra literaria, artística tan grandes las distancias que aún nos separan a los historiadores inte-
o o~n.tífic3:, o su transfo~c~ón, interpretación o ejecución resados en los mismos temas y problemas? Hoy, con el proyecto ya ter-
artist:t~ fiJada en ~alqu1~r t1..po de soporte o comunicada
a traves de cualqwer medio, sin la preceptiva autorización.
minado, estamos seguras de haber acertado en nuestra opción de escri-
bir una historia conjunta -lo cual, incidentalmente, nos ha permitido
estrechar las relaciones ya existentes entre un amplio grupo de investi-
gadores, a la vez que anudar otras nuevas-, con un trabajo comparti-
do que enriquece una obra en la que no sólo hay datos novedosos,
© de los autores sino que muestra una interrelación de los hechos en la que toman más
© Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.), 2006 relevancia los problemas históricos y menos la división por países.
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid El objetivo de esta historia ha sido dar visibilidad y relevancia a
Depósito legal: M. 18.666-2006
l.S.B.N.: 84-376-2288-3 (Volumen III) las mujeres, a los trabajos y los días, a la vida vivida de ellas. Historia-
l.S.B.N.: 84-376-2262-X (Obra completa) doras provenientes de la historia social han abarcado las especificida-
Printed in Spain des del trabajo femenino, de la producción de las mujeres y de sus
Impreso en Anzos, S. L. aportaciones a la economía familiar; de las formas de religiosidad fe-
Fuenlabrada (Madrid) menina; de la escritura de las mujeres y su presencia y participación

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PARTE VII
UNA ERA DE TRANSICIONES.
AMÉRICA LATINA
Introducción
GABRIELA CANO
ÜORA BARRANCOS

El siglo XIX en América Latina es un periodo de inestabilidad polí-


tica, guerras, destrucción y caos social, pero también es una época de
liberalismo, secularización, ciencia, modernidad y de formación de Es-
tados nacionales. América Latina ingresa en el mercado mundial como
una región productora de materias primas y cultivos agrícolas como el
café, el azúcar y el tabaco, entre otros. Hay confianza en el progreso
material y en las bondades de la ciencia, sobre todo entre las élites in-
telectuales y políticas. La urbanización se extiende y ocasiona cambios
en la vida cotidiana que se conjugan con los cambios políticos y eco·
nómicos. No obstante, la sociedad permanece imbuida de formas de
vida y costumbres tradicionales, heredadas de la época colonial. Aun-
que la Iglesia pierde influencia pública, su influencia cultural y moral
sobre la sexualidad permanece. Al mismo tiempo, perduran la reclu-
sión doméstica de las mujeres y el menosprecio de lo femenino, pero,
entre algunas mujeres, también perviven espacios de autoridad y gestos
de rebeldía; unos y otros adquieren nuevos rostros, bajo el impulso de
los discursos modernizadores.
Con una geografla variada y un extenso territorio, la América Lati-
na decimonónica estaba conformada por veintiún países con una he-
rencia colonial común. Sus historias corrieron paralelas y estuvieron
unidas por semejanzas, pero también estuvieron marcadas por diferen·
cias políticas, sociales y culturales; unas y otras se aprecian en los capí·
tulos siguientes. El siglo XIX latinoamericano es un prolongado periodo

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histórico que se extiende desde los movimientos de independencia de Guardia, 2002; Arrom, 1988). Si los manifiestos políticos y las Consti-
la Corona española -y portuguesa, en el caso de Brasil- que se de- tuciones nacionales proclamaron la libertad y la igualdad, esa libertad
senvuelven en la mayor parte de los países entre 1810 y 1825, aproxi- y esa igualdad sólo beneficiaban a las élites blancas y masculinas, que
madamente, aunque otros ocurren mucho más tarde. El periodo deci- se atribuyeron las decisiones políticas y la autoridad en la familia. En
monónico se extiende más allá del fin de siglo propiamente dicho para el pensamiento liberal, y también entre los sostenedores del positivis-
prolongarse hasta los años de la Primera Guerra Mundial (1915-1919), mo de finales de siglo, los derechos políticos de los hombres corrían
conflicto global que marca el término de una época y el comienzo de paralelos y estaban imbricados con la autoridad del padre y marido en
una nueva era en lo político, en lo económico y en lo social y también la familia; de manera que las mujeres quedaban excluidas tanto de los
produce cambios muy visibles en el orden sociocultural de género, que derechos ciudadanos y de las decisiones de la esfera pública como de
se profundizan en el volumen N de esta Historia de las mujeres en España autoridad en la vida privada. A su vez, los discursos del nacionalismo,
y América Latina. de las leyes y de la ciencia contribuyeron a limitar las posibilidades de
A las mujeres, las nuevas naciones les asignan la función de mater- autonomía y las identidades personales de las mujeres. En las primeras
nidad patriótica. Como madres, esposas y amas de casa se les pide que décadas del periodo, las narrativas nacionalistas les dieron el papel so-
mantengan la cohesión y el honor de la familia y que encaminen a sus cial de madres patriotas, mientras que los discursos médicos y psiquiá-
maridos y a sus hijos por la senda de la modernidad liberal y naciona- tricos que cobraron fuerza en las décadas finales del siglo reforzaron
lista; su responsabilidad cívica y patriótica es formar ciudadanos hon- nociones antiguas sobre la inferioridad de las mujeres y definieron
rados y trabajadores sanos, disciplinados y productivos, capaces de identidades femeninas estereotipadas y muy estrechas.
adecuarse tanto a la vida pública como a los nuevos requerimientos Sin embargo, es innegable que el siglo xrx también abre caminos
de la modernización económica. Los movimientos independentistas nuevos para las mujeres. Un indicio de los vientos de emancipación
significaron la aniquilación del poder político y militar y el fin del do- que soplaron en la América Latina decimonónica fue la puesta en crrcu-
minio colonial de España y Portugal en América. Con excepción de lación del término «feminismo» en la década de 1890. Por varias décadas
Brasil, en donde la separación de la metrópoli fue un proceso apenas el debate sobre el feminismo se referiría a la ampliación de espacios
conflictivo, en los países hispanoamericanos la guerra segó vidas, des- educativos para las mujeres, mientras que en el siglo xx, a partir de la
truyó propiedades y dejó tras de sí una sociedad militarizada, donde la Primera Guerra Mundial, el feminismo se ocuparía principalmente de
violencia estaba a la orden del día. Las narrativas nacionalistas exalta- la ciudadania y de la igualdad de derechos para las mujeres (Lavrin, 2005;
ron esas hazañas militares, piedra de toque de una memoria histórica Rodríguez Sáenz, 2002). Pero lo más importante fue la ampliación
indispensable para dar identidad común a los Estados que integraron educativa en los Estados liberales que abrió oportunidades intelectua-
naciones en un proceso paulatino que se extendió durante casi todo el les a niñas y jóvenes, y la modernización económica que las incorpo-
periodo. En esas narrativas fundadoras, los hombres, soldados y ciu- ró a ocupaciones nuevas en las ciudades. Aunque la enseñanza para el
dadanos fueron los protagonistas centrales, mientras que a las mujeres sexo femenino tenía un énfasis doméstico, algunas mujeres fueron más
se les reservó el papel de madres patriotas. Figuras de la historia de allá del rol social de madre patriótica y exigieron una educación inte-
bronce, las heroínas independentistas se inscriben en el modelo del sa- lectual que no se restringiera a las cuestiones hogareñas y que les per-
crificio materno y fueron las únicas mujeres que alcanzaron presencia mitiera ganarse el sustento y colaborar en la construcción de los Esta-
en la historia política latinoamericana del siglo XIX. dos nacionales (Mogarde, 1998). Las escuelas normales alcanzaron
Con frecuencia, el siglo XIX latinoamericano se ha descrito como gran demanda entre la población femenina y el magisterio se convirtió
una época de avances y emancipación para las mujeres. Sin embar- en una de las pocas opciones profesionales honorables de clase media
go, las interpretaciones revisionistas y con enfoque de género ponen para mujeres, a pesar de que el salario de las maestras era más bajo que
en duda los beneficios del progreso liberal para el sexo femenino por- el asignado a sus colegas de sexo masculino. Dueñas del alfabeto, mu-
que, en los Códigos Civiles, las mujeres perdieron los privilegios y la chas mujeres se convirtieron en lectoras; algunas se dedicaron a escri-
protección que la legislación colonial les brindaba, en un proceso pa- bir en revistas y periódicos, y llegaron a ganarse la vida con la pluma.
ralelo al ocurrido con las comunidades indígenas (Dore, 2000; Díaz, 2004; Hacia finales del periodo, a pesar de la desigualdad de las mujeres pro-

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. .• 'i'i!
clamada por discursos políticos liberales y positivistas, unas cuantas más o menos propensas a los cambios que emanaban de los centros ur-
-muy po_cas- lograron ingresar en los cotos de las profesiones libe- banos y políticos. Subrayando la diversidad de condiciones de las mu-
rales, medicma y Junsprudencia, que sin embargo continuaron siendo jeres en el periodo, aquí se evita presentar una historia totalizadora que
avasalladoramente masculinos. A pesar de su excepcionalidad, las mé- subsuma conflictos y diferencias de clase y raza a la narrativa maestra
dicas y abogadas de principios del siglo xx suscitaron un intenso de- de la historia nacional, que con frecuencia es la historia de las élites.
bate público sob_re género que, a la larga, favorecería el paulatino in- Con una perspectiva revisionista de la historia latinoamericana del
greso de las mu¡eres en la educación superior y en las profesiones siglo XIX, compartida por otras obras recientes (Guardia, 2005; Rodrí-
(Cano, 2000). guez, 2002; Díaz, 2004; Cano y José, 2001), los capítulos que siguen pro-
. A su vez, los procesos de industrialización incorporaron a las mu- fundizan en ciertas tensiones sociales, culturales y económicas a las que
jeres a nuev~s ocupaciones urbanas; en algunos casos, el salario indivi- estuvieron sometidas las mujeres en momentos y lugares específicos de
dual, po,r baJo que fuera, ofreció posibilidades de autonomía que antes las ciudades y el campo latinoamericanos en el siglo XIX. Se ofrece un
no eXIstian para ellas. Aunque el trabajo en las industrias solía ser me- recuento de las restricciones sociales, culturales y jurídicas más rele-
nos pesado que el trabajo agrícola, los empleos femeninos casi siempre vantes que pesaron sobre la población femenina en el siglo xIX; pero
eran mal pagados y las Jornadas eran muy largas. Con frecuencia la or- las mismas páginas también relatan las maneras como algunas muje-
ganizaciór; del trabajo en el interior de talleres y fábricas reproducía la res lidiaron con tales restricciones para salir adelante y, en algunos
orgaruzacion familiar en donde los hombres tomaban las decisiones. El casos, moldear sus vidas y conducirse como sujetos, con distintos
servicio doméstico _continuó siendo un campo principal de ocupación grados de autonomía, mientras que muchas más se acomodaron a su
¡>ara mu¡eres, traba¡adoras libres o esclavas, que desempeñaban las dis- entorno.
tlr~tas especialidades: cocmeras, recamareras, lavanderas, niñeras y no- ·Los estudios revisionistas del siglo XIX muestran que las desventa-
dnzas. Las labores domésticas muchas veces incluían el traslado de jas de la legislación liberal para las mujeres fueron evidentes sobre
combustible y agua, entre otras tareas, y, en labores del campo, levan- todo en las prescripciones relativas al matrimonio. Con el casamiento
tar la cosecha, criar a los animales y ocuparse de la huerta. Cabe men- civil, las mujeres perdieron la protección que les daba la legislación
c10nar que la esclavitud se abolió con los movimientos independentis- colonial española y quedaron sometidas a la amplia autoridad del ma-
tas en la mayor parte de los países, mientras que en Brasil y en Cuba el rido, aunque adquirieron mayor autoridad sobre sus descendientes. El
esclavismo perduró hasta finales del siglo. La emancipación, sin em- matrimonio legítimo, sin embargo, ofrecía protección económica y li-
bargo, cambió las condiciones de vida y trabajo esclavista; con frecuencia beraba a muchas de la necesidad del trabajo remunerado, pero, de he-
muieres y hombres libertos se vieron obligados a emplearse con sus an- cho, las solteras y las viudas tenían más posibilidades de autodetermi-
tJ.guos patrones y en muchas ocasiones continuaron sometidos a una nación que las casadas. Tal vez por eso el matrimonio fue tema pre-
severa explotación y padeciendo la ancestral discriminación racial con- dilecto de las escritoras que en relatos y novelas se enfocaron a los
tra la población negra (Martínez Alier, 1974). sinsabores del matrimonio y prestaron menos atención a las alegrías
La estratificación social y étnica de la sociedad latinoamericana conyugales.
moldeó la~ identidades de las mujeres: de acuerdo con su posición El matrimonio se ha estudiado menos que el divorcio decimonó-
soc1oeconom1ca :-las ~e~os como trabajadoras, esclavas, prostitutas, nico, separación legal de los cónyuges que no suponía la ruptura del
vendedoras calleieras, mvientas, costureras, obreras tabacaleras, fabri- vínculo matrimonial pero permitía a las parejas desavenidas establecer
cantes de dulces, propietarias, parteras, curanderas, damas de sociedad, domicilios separados y librarse de una convivencia indeseada. Los jui-
maestr~s-, por otra parte, su pertenencia étnica -mestizas, indíge- cios de divorcio son una fuente histórica muy rica que informa sobre
nas, cnollas, mulatas, negras- determinaba su acceso a la educación aspectos de la vida conyugal y se han estudiado de manera provechosa
el valor de su cuerpo como ente sexual, su representación en el imagi' en Lima y México (Hunefeldt, 2000; García Peña, 2006). A partir de
nano nacional; su posición en la familia -jefas de hogar, esposas, hi- una lectura cuidadosa de juicios, el divorcio decimonónico puede en-
1as solteras o madres- las colocaba en distintas condiciones jurídicas tenderse en sus propios términos, evitando proyectar a esa época in-
y laborales, y, por supuesto, su ubicación regional y nacional las hacía terpretaciones que corresponden a la última parte del siglo xx, cuando

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las aspiraciones de independencia de las mujeres se convirtieron en
causa frecuente de la ruptura del matrimonio. Es importante subrayar desgracia completaba y daba fuerza a su polo opuesto «el ángel del ho-
c¡ue en el siglo XIX el divorcio fue un último recurso utilizado por mu· gar», ideal de domesticidad y sumisión (Raga, 1991; Guy, 1995; Mar-
¡eres para huir de situaciones extremas de violencia conyugal, sin per- tínez Alier, 1974; Rodríguez Sáenz, 2002; Góngora, 1999; Oliveira
der la venta¡a de ser mantenida por el marido, obligación que desde Costa y Bruschini, 1992). Símbolo de la descomposición social urba-
luego no siempre se cumplía. na, el estereotipo de la prostituta tuvo presencia lo mismo en las narrati-
En los Estados latinoamericanos, las mujeres casadas debían perma- vas literarias que en los discursos científicos, y en el imaginario popu-
necer casi todo el tiempo en su hogar, ya que deambular por las calles lar. El espectro de la prostitución no fue sólo una fantasía masculina,
era considerado poco respetable; la ciudad era un espacio masculino y smo que penetró incluso en la imaginación de trabajadoras asalaria-
sólo los hombres gozaban de la prerrogativa de circular solos por pla- das y maestras que lo invocaban como una estrategia retórica para re-
zas y calles, sm ser censurados. Las narrativas literarias y plásticas de la clamar mejores salarios y como una justificación para la educación
época recreaban esa ge agrafia urbana de género; refrendando el ideal de las mujeres de clase media que podían sostenerse con su oficio o
doméstico femenino al representar a las mujeres blancas en interiores profesión y evitar el comercio sexual, considerado un peligro que ace-
o ;:n jardines. (y, en compañía masculina, se las muestra en los espacios chaba a toda mujer.
pubhcos), mientras que a las indígenas, mulatas y negras por lo general Los discursos profesionales jurídicos, médicos y psiquiátricos co-
se las retrataba en lugares públicos, sobre todo el mercado o el puer- braron fuerza a medida que los profesionales seculares se establecieron
to. Contrariamente a esa idealización, las calles de las ciudades lati- como autoridades intelectuales y morales en los Estados latinoamerica-
noamericanas d_ecimonónicas estaban repletas de mujeres que se ga- nos, cuando el liberalismo prevaleciente convivió con el positivismo
naban la vida e¡erciendo distintos oficios en la vía publica -vende- que adquirió influencia a finales del periodo. Dichos discursos definie-
doras de comida o periódicos, mandaderas, dulceras, prostitutas, o ron los límites de lo normal y de lo patológico y contribuyeron a mol-
que se dirigían a los sitios donde se desempeñaban como lavanderas, dear las identidades de género y a la regulación estatal del espacio pú-
profesoras, cocmeras, costureras, telegrafistas. Las fuertes cargas de blico, el trabajo y la moralidad. Los médicos se consolidaron como
traba¡o y las prolongadas ¡ornadas laborales contradecían las nociones una influyente aunque pequeña élite profesional que se propuso mo-
de ocio, debilidad y subordinación del «bello sexo», frase con que el dernizar a la población y el espacio urbano. Guardianes de la higiene,
romantmsmo se refería a las mujeres, a quienes atribuía las cualidades la salud y la normalidad, los médicos dirigieron sus afanes en especial
de intuición, sentimentalismo, capacidad de sufrimiento y espirituali- a las mujeres pobres --empleadas domésticas, obreras, vendedoras ca-
dad (Galí, 2002). llejeras y prostitutas. Al mismo tiempo, los galenos promovieron un
También encontrarnos que en contraposición al modelo de mas- discurso científico que asociaba lo femenino con lo patológico; las
culinidad del padre de familia como proveedor exclusivo, se advierte mujeres -irascibles, débiles, pasionales, nerviosas, enfermas, histéri-
con frecuencia que muchas mujeres pobres no estaban confinadas en cas- necesitaban de la intervención de un médico que compensara
sus casas, sino que eran jefas de hogar. Formaban sus propios núcleos sus anomalías. A la larga, las narrativas médicas y psiquiátricas sobre las
familiares, y establecían redes comunitarias y de relaciones de solidari- mujeres se impusieron, pero eso ocurrió sólo después de ser impugna-
dad que las ayudaban a hacer frente a la responsabilidad de sostener a das con mayor o menor éxito por enfermas y locas (Rivera-Garza, 2001;
sus familias con los magros ingresos que recibían por su trabajo en el Pita, 2000); en algunos casos, la desconfianza hacia los médicos llevó a
servicio doméstico, en el comercio callejero, en talleres e industrias o mujeres a rechazar la atención de los galenos, que recurrieron a estra-
en el co_mercio sexual que se extendió con los procesos inmigratorios tegias diversas para hacerse con clientela popular. La consolidación
y al cobi¡o del anommato de las ciudades, que crecieron en las décadas de la profesión médica corrió paralela a la masculinización de la aten-
finales del periodo (Caulfield, 2001, 473-474). ción obstétrica, lo que significó el desplazamiento paulatino de las par-
. La prostituta fue un estereotipo poderosísimo y de muy amplia teras tradicionales, que acabaron relegadas, a pesar de que mujeres de
mculación a finales del siglo XIX y principios del x:x, víctima de lamo- distinta posición socioeconómica preferían dar a luz en su casa bajo el
dernización y de las ciudades, la mujer que vendía su cuerpo y caía en cuidado de una comadrona y tenían reticencias a ponerse en manos de
los médicos. A finales del periodo, algunas mujeres se graduaron como
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médicas en las universidades y unas pocas hasta lograron ejercer su desconocía hasta hace poco tiempo--, el ensayo ha dejado de consi-
profesi_ón; pero lo hicieron desde una posición marginal, con menor derarse masculino y se ha establecido un nuevo canon ensayístico de
prestigio, mfluencia social y pago que sus colegas de sexo masculino, ya textos escritos por mujeres que se refieren a la identidad de las mujeres
que la medicina continuó siendo una profesión masculina. latinoamericanas.
. . Aunque marginadas en los espacios profesionales, las médicas par- Tertnlias, cafés, bibliotecas, colectivos editoriales, organizaciones
ticiparon en redes y sociabilidades feministas comprometidas con la re- filantrópicas, salones directamente vinculados al poder político de la
forma social. Ya en el siglo xx, una herramienta de esa reforma fue la nación y otros espacios de sociabilidad moderna en América Latina
eugenesia, que tuvo el propósito de mejorar la salud flsica y mental contaron con la participación de mujeres en la última parte del perio-
de las nuevas generac10nes y promovió políticas de salud pública y de do. Contraria a la prescripción de encierro doméstico, esa participa-
protecció':1 a la maternidad y a la infancia. Las políticas eugenésicas ción puso en tela de juicio las restricciones jurídicas y discursivas que
q:ie florecieron en fas décadas de 1920 y 1930 estaban dirigidas espe- fueron impuestas a las mujeres en el siglo XIX. Además, en esos espa-
cialmente a las mujeres pobres, que habrían de convertirse en madres cios se perfilaron críticas a la autoridad política y cultnral de los hom-
sanas, libres de .enfermedades degenerativas y capaces de procrear a bres, arraigada en la cultnra católica y respaldada por el Estado liberal;
una descendenci~ saludable (Stepan, 1991; Lavrin, 2005). también se plantearon reivindicaciones respecto a la doble moral
. La VlSlbi!izacion de las mujeres en la histona nos ofrece un siglo XIX sexual, tolerante con los hombres y condenatoria para las mujeres, se
latmoamencano poblado de personajes cuya existencia quizás sospe- discutió sobre el matrimonio, la sitnación de los hijos nacidos fuera del
chábamos pero no conocíamos: esposas ricas y pobres que buscaron matrimonio, y sobre las desventajas y ventajas del divorcio civil, con
divorciarse, esclavas que encabezaron rebeliones y mantnvieron lazos ruptnra del vínculo matrimonial. Un tema recurrente fue la importan-
de familia y, afecto, filántropas que. se agruparon para intervenir en cia de la educación intelectnal y del acceso de las mujeres a las profe-
cuestiones publicas, matriarcas que ejercían autoridad en sus propieda- siones. Se gestó asimismo la reivindicación del sufragio femenino, y de
des y sobre sus empleados y esclavos, trabajadoras fabriles que exigie- la participación ciudadana igualitaria, que cobraria fuerza en el siglo xx,
ron mejores .condlClones de trabajo, reformadoras eugenésicas, por en especial a partir del establecimiento en 1919 del voto femenino en
menc10nar solo algun~s _entre muchas otras mujeres que se constitnye- Estados Unidos tras una prolongada lucha que se volvió emblemática.
ron como sujetos_ histonc~s a lo largo de un periodo dominado por la El desenvolvimiento posterior de esas reivindicaciones no justifica la
histonografla militar y politica protagonizada por las élites nacionales. caracterización del siglo XIX latinoamericano como un periodo de
Una de las mayores revelaciones de la historia de las mujeres deci- emancipación y progreso porque fueron muchas y muy poderosas las
monónicas es el descubrimiento del vasto mundo literario de las mu- restricciones que se impusieron a las mujeres en este tiempo. Sin em-
jeres latinoamericanas. Estndios recientes han sacado a la luz las nu- bargo, esos constreñimientos fueron objeto de impugnación abierta y
merosas revistas y periódicos femeninos que circulaban en el siglo XIX. resistencia sorda de parte de mujeres que con identidades diversas
El simple recuento de las publicaciones femeninas nos habla de un y con los recursos a su alcance se constitnyeron en sujetos históricos.
universo de lectoras, editoras y autoras, y de una escritnra que simbo- El relato de su agencia colectiva e individual ofrece una historia múlti-
lizaba las experiencias de las mujeres y participaba en el debate sobre ple del siglo XIX latinoamericano; algunos momentos de esa narrativa,
el género que se desenvolvía en la esfera pública (Seminar... , 1990, 1-7 llena de claroscuros, son los que ofrecen las autoras que componen los
y 173-213; Fletcher, 1994). Ajenas al mandato de reclusión doméstica capítnlos que siguen.
las escritoras no estaban aisladas sino que sostenían vínculos entre sí ~
mantnVIeron .una red_ de mtercamb'.os entre mujeres de lengua caste- BrnuocRAFíA
llana, de Amenca Latina y de la Penmsula española.
Las escritoras del siglo XIX incursionaron en géneros narrativos di- ARRoM, Silvia M., Las mujeres de la ciudad de México, 1790-1857, 1988.
versos y publicaron novelas, libros de viajes, poesía, ensayo y obras CANO, Gabriela, "Género y construcción cultural de las profesiones en el Porfuiato: ma-
dramáticas. A la luz de la amplia producción ensayística de autoras la- gisterio, medicina, jurisprudencia y odontología>•, Histon'a y grafia, núm. 14, 2000,
tinoamericanas -género literario, marcadamente intelectual, que se págs. 207·243.

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NIELFA, Gloria, Universidad Complutense de Madrid
ÜRTIZ, Teresa, Universidad de Granada
PEREIRA, Cristiana Schettini, Centro de Estudios Latinoamericanos, Universi
Nacional de San Martín, Argentina ..
Pí;REZ-FUENTES, Pilar, Universidad del País Vasco
PITA, Valeria Silvina, Universidad de Buenos Aires
Po Ns, Anaclet, Universidad de Valencia
RAMos EsCANDóN, Carmen, Centro de Investigación y Estudios en A!lltropq\
logía Social, México
Ríos LLORET, Rosa E., Instituto de Enseñanza Media, Valencia
RODRÍGUEZ GAWO, María Xosé, Universidad de Santiago de Compostela
ROMEO MATEO, María Cruz, Universidad de Valencia
SAMARA, Eni de Mesquita, Universidade de Sao Paulo
SAPRIZA, Graciela, Universidad de la República, Uruguay
Índice
Scorr, Nina M., University ofMassachusetts at Amherst
SERNA, Justo, Universidad de Valencia PRESENTACIÓN [Isabel Morant] ........................................................... . 7
SoLA, Angels, Universidad de Barcelona
SuAREz, Teresa, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina PARTE VI
VAzQUEZ GARCÍA, Francisco, Universidad de Cádiz UNA ERA DE TRANSICIONES. ESPAÑA

INTRODUCCIÓN [Guadalupe Gómez-Ferrer] ........................................ 13

LA POLÍTICA LIBERAL Y LA DIFERENCIA DE SEXOS ................................. 25


Las mujeres en el nuevo marco político [Gloria Espigado] ............ 27
Destinos de mujer: esfera pública y políticos liberales [María Cruz
Romeo Mateo] ... ... ... ....... ... ... ............. ... ... .......... ... ... ... ... .... ... ... . 61
Mujeres y soberanía: María Cristina e Isabel 11 [Mónica Burguera] ... 85

EscRITTJRAS FEMENINAS y MODELOS DE FEMINIDAD y MASCULINIDAD ... 117


Liberales y románticas [Susan Kirkpatrick] ..................................... 119
La apuesta por la ruptura [Guadalupe Gómez-Ferrer] .................... 143
Sueños de moralidad. La construcción de la honestidad femenina
[Rosa E. Ríos Lloret] ................................................................. 181
La sexualídad vergonzante [Francisco Vázquez García y Andrés Mo·
reno Mengíbar] .......................................................................... 207
Destinos familiares. Diario de un burgués bien acompañado Gusto
Serna y Anaclet Pons] ................................................................ 235
Escenas de la vida doméstica [Ana María Arias de Cossío] ............ 269

EL TRABAJO DE LAS MUJERES ................................................................. 291


El ámbito de los discursos: reformismo social y surgimiento de la
«mujer trabajadora» [Mónica Burguera] ................................... 293
La regulación del trabajo femenino. Estado y sindicatos [Gloria
Niel fa] ...... ............. ... .......... .......... ... ... ... ............. ................... ... .. 313

m m
El trabajo de las mujeres: discursos y prácticas [Cristina Borderías] 353 TRABAJO V EDUCACIÓN ...................................................................... . 797
Las mujeres y sus negocios en el medio urbano [Ángels Sola] .......... . 381 Trabajo e identidad femenina en México: el ejemplo del textil, tabaco
Mujeres que emigran [María Xosé Rodríguez Gal do] .................... . 405 y trato sexual [Carmen Ramos Escandón] ............................... . 799
Mujeres negras y trabajo en Brasil [Mary Karasch] ........................ . 815
LA EDUCACIÓN Y EL MUNDO DE LAS PROFESIONES FEMENINAS .......... . 425 La educación de las mujeres en el Brasil Imperio [Eliane Marta
Teixeira Lo pes] ........................................... ······························· 835
La educación de las niñas: ideas, proyectos y realidades [Antonia La educación de las mujeres en América Latina: formadoras de ciu-
Femández Valencia] ...................................... ··················· ··· ··· ··· · 427 dadanos [Lucía Lionetti] .......................................................... . 849
Mujeres en Institutos y Universidades [Consuelo Flecha] ............. . 455
La Institución Libre de Enseñanza y las mujeres [Amalia Martín- CUERPOS, INSTITIJCIONES DE LA SEXUALIDAD E IDENTIDADES ........... . 871
Gamero] ................................................................................... . 487
Educadoras [Pilar Bailarín] ............................................................. . 505 Sexualidad y sensibilidades en el Río de la Plata [Donna Guy] ..... . 873
Profesiones sanitarias [Teresa Ortiz] .............................................. . 523 La hora de la eugenesia: las feministas en la encrucijada [Graciela
Sapriza] ..................................................................................... . 889
PARTE VII Mujeres, cultura y controversia pública en el Perú [María Emma
UNA ERA DE TRANSICIONES. AMÉRICA LATINA Mannarelli] ............................................................................... . 915
Las políticas del sexo en el Río de Janeiro republicano [Cristiana
Schettini Pereira] ....................................................................... . 933
INTRODUCCIÓN [Gabriela Cano y Dora Barrancos] ........................... . 547
BIBLIOGRAFÍA GENERAL .......•..•..•...........•...•.................•..•..•...............•.•• 945
ÜRDEN POLlTICO, ORDEN FAMIUAR Y SABERES .................................... 557
ÍNDICE ONOMASTICO ............................................................................ 957
Mujeres y sociabilidad política en la construcción de los Estados
nacionales [Pilar GarciaJordán y Gabriela Dalla-Corte Caballero] ... 559
AUTORAS/ES .... ................... ... ... ... .......... ... ... ... ... ............. ... ...... ... ... ... ... .. 971
Domesticidad y espacio público. Argentina, Paraguay y Uruguay
[Teresa Suárez] .......................................................................... 585
Esposas y amantes ante la reforma individualista [Ana Lidia García
Peña] .......................................................................................... 609
Mujeres y sociedad en el Perú [Christine Hunefeldt] ..................... 633
Mujeres brasileñas: la saga del sertón y del café [Eni de Mesquita
Samara] ...................................................................................... 649

MODELOS DE FEMINIDAD .................................................................... . 663


Pautas de conducta y experiencias de vida de las mujeres en Cuba
y Puerto Rico [Pilar Pérez·Fuentes] .............................................. . 665
Escritoras hispanoamericanas del siglo XIX [Nina M. Scott] .......... . 693
Modos de ser femeninos en el Brasil de entresiglos [Maria Odila
Leite da Silva Dias] .................................................................. . 721
La formación del imaginario sobre las mujeres a través de la representa-
ción icónica [Juan Andreo García] .............................................. . 737
Mujeres, familia y salud en Argentina y Chile [María Silvia Di Liscia] .. 765
Dilemas médicos en el tratamiento de las mujeres de las clases tra-
bajadoras en Argentina [Valeria Silvina Pita] ........................... . 783

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