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Ciclón tropical

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«Huracán» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Huracán (desambiguación).
Para otros usos de este término, véase Tifón.

Huracán Patricia, el huracán más poderoso registrado en toda la historia del mundo
visto desde la Estación Espacial Internacional el 22 de octubre de 2015. El ciclón
desarrolló ráfagas de 400 km/h, azotando las costas mexicanas (Jalisco, Colima,
Nayarit).12345

Mapa de los ciclones tropicales entre 1945 y 2006.


En meteorología, el término ciclón tropical se usa para referirse a un sistema
tormentoso caracterizado por una circulación cerrada alrededor de un centro de baja
presión que produce fuertes vientos y abundante lluvia. Los ciclones tropicales
extraen su energía de la condensación de aire húmedo, produciendo fuertes vientos.
Se distinguen de otras tormentas ciclónicas, como las bajas polares, por el
mecanismo de calor que las alimenta, que las convierte en sistemas tormentosos de
"núcleo cálido". Dependiendo de su fuerza un ciclón tropical puede llamarse
depresión tropical, tormenta tropical, huracán y dependiendo de su localización se
pueden llamar tifón (especialmente en las Islas Filipinas, Taiwán, China y Japón) o
simplemente ciclón como en el Índico.

Su nombre se deriva de los trópicos y su naturaleza ciclónica. El término


"tropical" se refiere tanto al origen geográfico de estos sistemas, que se forman
casi exclusivamente en las regiones intertropicales del planeta, como a su
formación en masas de aire tropical de origen marino. El término "ciclón" se
refiere a la naturaleza ciclónica de las tormentas, con una rotación en el sentido
contrario al de las agujas del reloj en el hemisferio norte y en el sentido de las
agujas del reloj en el hemisferio sur.

Los ciclones se desarrollan sobre extensas superficies de agua cálida y cuando las
condiciones atmosféricas alrededor de una débil perturbación en la atmósfera son
favorables. A veces se forman cuando otros tipos de ciclones adquieren
características tropicales.

Los ciclones tropicales son conducidos por vientos direccionales hacia la


troposfera; si las condiciones continúan siendo favorables, la perturbación
tropical se intensifica y puede llegar a desarrollarse un ojo, y pierden su fuerza
cuando penetran en tierra o si las condiciones alrededor del sistema se deterioran
este se disipa.

Los ciclones tropicales producen grandes daños en la zonas costeras mientras que
regiones interiores y altas están relativamente a salvo de los daños, también
producen lluvias torrenciales que a su vez pueden producir inundaciones y
corrimientos de tierra y también provocan marejadas ciclónicas en áreas costeras y
las cuales dependiendo de la geografía pueden producir inundaciones extensas a más
de 40 km hacia el interior en llanuras litorales extensas y de pendiente escasa.6

Aunque sus efectos en las poblaciones y barcos pueden ser catastróficos, los
ciclones tropicales pueden reducir los efectos de una sequía. Además, transportan
el calor de los trópicos a latitudes más templadas, lo que hace que sean un
importante mecanismo de la circulación atmosférica global que mantiene en
equilibrio la troposfera y mantiene relativamente estable y cálida la temperatura
terrestre.

Índice
1 Estructura física
2 Bandas lluviosas
2.1 Ojo y zona interna
2.2 Tamaño
3 Mecánica de los ciclones tropicales
4 Regiones principales y centros meteorológicos de alerta asociados
4.1 Regiones principales
4.2 Áreas de formación atípicas
5 Formación
5.1 Lugares de formación
5.2 Época de formación
6 Movimiento y recorrido
6.1 Vientos de gran escala
6.2 Efecto Coriolis
6.3 Interacción con sistemas de alta y baja presión
6.4 Predicción
6.5 Entrada en tierra
6.6 Disipación
6.7 Disipación artificial
7 Monitorización, observación y recorrido
7.1 Clasificación
8 Nomenclatura de los ciclones tropicales
8.1 Esquemas de nomenclatura
8.2 Historia de la nomenclatura de ciclones tropicales
8.3 Renombramiento de los ciclones tropicales
9 Efectos
9.1 Efectos beneficiosos de los ciclones tropicales
10 Tendencia en la actividad ciclónica a largo plazo
10.1 Calentamiento global
11 Ciclones notables
12 Terminología regional de tormentas
12.1 Origen de los términos para tormentas
13 Otros sistemas tormentosos relacionados
14 Ciclones tropicales en la cultura popular
15 Véase también
16 Notas
17 Bibliografía
18 Enlaces externos
18.1 Centros meteorológicos regionales especializados
18.2 Tormentas pasadas
18.3 Varios
Estructura física
Artículo principal: Ojo (ciclón)

Estructura de un ciclón tropical.


Los ciclones tropicales son áreas de baja presión atmosférica cerca de la
superficie de la Tierra. Las presiones registradas en el centro de los ciclones
tropicales están entre las más bajas registradas en la superficie terrestre al
nivel del mar.7 Los ciclones tropicales se caracterizan y funcionan como núcleo
cálido, que consiste en la expulsión de grandes cantidades de calor latente de
vaporización que se eleva, lo que provoca la condensación del vapor de agua. Este
calor se distribuye verticalmente alrededor del centro de la tormenta. Por ello, a
cualquier altitud (excepto cerca de la superficie, donde la temperatura del agua
determina la temperatura del aire) el centro del ciclón siempre es más cálido que
su alrededor.8 Las principales partes de un ciclón son el ojo, la pared del ojo y
las bandas lluviosas. Son como tornados pero en agua.

Bandas lluviosas
Todas las áreas de baja presión en superficie presentan una divergencia hacia
arriba para formar una espiral nubosa de aire cálido que va ganando altura pero va
perdiendo velocidad al expandirse. Debido a la rotación terrestre (que es el motor
de lo que se conoce como efecto Coriolis) esta espiral ascendente gira en sentido
anti horario en el hemisferio norte y horario en el hemisferio sur. Pero como las
leyes físicas nos enseñan que a toda acción se opone una reacción de la misma
intensidad pero de sentido contrario, la divergencia en altura de un ciclón
tropical produce una convergencia en profundidad hacia la parte central del mismo
que llega a la superficie con la máxima velocidad de giro al disminuir el radio de
giro y concentrarse en un área reducida. Se trata del mismo proceso de aceleración
que se produciría en un tobogán de las proporciones tan enormes de un ciclón
tropical: el aire cálido de la banda nubosa ascendente forma una banda nubosa con
el borde exterior situado a mayor altura que el interior. Así, los vientos que
ascienden en las capas altas de un ciclón tropical se alejan del centro de la
tormenta, pero empujan al aire frío localizado por encima de dicha banda nubosa
hacia el centro del área ciclónica descendiendo por su mayor peso (aire frío más
pesado) con una velocidad siempre creciente al reducirse su radio de giro con dicho
descenso. En resumen, el modelo del proceso de formación de un ciclón es
relativamente sencillo: se trata de dos espirales de rotación, una nubosa
ascendente que se extiende hacia arriba y una superpuesta a la ascendente que
desciende y se contrae hacia el centro. Lo que sucede es que la espiral
descendente, como está formada por aire frío más pesado, no presenta nubes,
intercalándose entre dos espirales ascendentes sucesivas. Cuando la espiral
descendente llega al suelo en un tornado, se puede fotografiar desde el lado de
mayor presión que es el que tiene menor nubosidad.

Para que los ciclones tropicales tengan esta característica de la producción de


bandas de lluvia, es necesario que no exista una cizalladura vertical para mantener
el núcleo cálido del centro de la tormenta.910

Ojo y zona interna


Un ciclón tropical presenta un área de aire que circula en sentido descendente en
el centro del mismo; si el área es lo suficientemente fuerte se puede desarrollar
lo que se llama "ojo". Normalmente, en el ojo la temperatura es cálida y este se
encuentra libre de nubes (sin embargo, el mar puede ser extremadamente violento).11
En el ojo del ciclón se registran las temperaturas más frías en superficie y las
más cálidas en altura. Normalmente el ojo es de forma circular y puede variar desde
los 3 a los 370 kilómetros de diámetro.1213 En ocasiones, los ciclones tropicales
maduros e intensos pueden presentar una curvatura hacia el interior en la parte
superior de la pared del ojo, tomando un aspecto parecido al de un estadio de
fútbol, por lo que a veces a este fenómeno se le denomina "efecto estadio".14

Hay otros elementos que o bien rodean o bien cubren el ciclón. La nubosidad central
densa (Central Dense Overcast, CDO) es un área de densa actividad tormentosa cerca
del centro del ciclón tropical;15 en ciclones débiles, la nubosidad central densa
cubre el centro de circulación completamente, resultando en un ojo no visible.16
Contiene la pared del ojo y el ojo en sí mismo. El huracán clásico contiene una
nubosidad central densa simétrica, lo cual significa que es perfectamente circular
y redondo en todos sus lados.

La pared del ojo es una banda alrededor del ojo donde los vientos alcanzan las
mayores velocidades, las nubes alcanzan la mayor altura y la precipitación es más
intensa. El daño más grave debido a fuertes vientos ocurre mientras la pared del
ojo de un huracán pasa sobre tierra.11 En los ciclones tropicales intensos hay un
ciclo de reemplazo de la pared del ojo. Cuando los ciclones alcanzan un pico de
intensidad, normalmente tienen una pared del ojo y un radio de las ráfagas de
viento que contraen a un tamaño muy pequeño, alrededor de 10 o 25 kilómetros. Las
bandas de lluvia externas se pueden organizar en un anillo de tormentas externo que
se mueve lentamente hacia el interior y que roba la pared del ojo para captar su
humedad y momento angular. Cuando la pared del ojo interno se debilita, el ciclón
tropical también se debilita, los vientos más fuertes se debilitan y la presión en
el centro aumenta. Al final del ciclo la pared del ojo externo reemplaza al interno
completamente. La tormenta puede ser de la misma intensidad o incluso mayor una vez
que el ciclo de reemplazo ha terminado. La tormenta vuelve a extenderse de nuevo y
se forma un nuevo anillo externo para la nueva sustitución de la pared del ojo.17

Tamaño
Tamaños de ciclones tropicales
ROCI Tipo
Menos de 2 grados de latitud Muy pequeño/enano
De 2 a 3 grados de latitud Pequeño
De 3 a 6 grados de latitud Mediano/Medio
De 6 a 8 grados de latitud Grande
Más de 8 grados de latitud Muy grande18
Una medida del tamaño de un ciclón tropical se obtiene midiendo la distancia desde
su centro de circulación hasta la última isobara cerrada, también conocida como su
ROCI (sigla que corresponde al inglés Radius of Outermost Closed Isobar). Si el
radio es menor que dos grados de latitud o 222 kilómetros, entonces el ciclón se
considera "muy pequeño" o "enano". Radios entre 3 y 6 grados de latitud o entre 333
y 666 kilómetros hacen que el ciclón sea considerado de "tamaño medio". Los
ciclones "muy grandes" tienen radios mayores que 8 grados u 888 kilómetros.18 El
uso de esta medida ha determinado que el tamaño medio de los ciclones tropicales
del Noroeste del Pacífico es el mayor de todos, siendo aproximadamente el doble que
el de los que se producen en el Atlántico.19 Otros métodos para determinar el
tamaño de un ciclón tropical incluye la medida del radio de los vientos del
vendaval y midiendo el radio al que su vorticidad relativa decrece a 1·10-5 s-1
desde su centro.2021

Mecánica de los ciclones tropicales


Artículo principal: Ciclogénesis

Los huracanes se forman cuando la energía expulsada por la condensación del vapor
de agua presente en el aire cálido en elevación causa un bucle de alimentación
positiva sobre las aguas templadas de los océanos. El aire se calienta, elevándose
aún más, lo que conduce a más condensación. El aire que fluye hacia el exterior de
esta "chimenea" vuelve a la superficie, formando vientos muy fuertes.22
Estructuralmente, un ciclón tropical es un gran sistema de nubes en rotación,
viento y tormentas. Su fuente primaria de energía es la expulsión del calor de
condensación del vapor de agua que se condensa a grandes altitudes, siendo el calor
aportado por el Sol el que inicia el proceso de evaporación. Además, un ciclón
tropical puede ser interpretado como una gigante máquina térmica vertical,
mantenida por la mecánica y fuerzas físicas como la rotación y la gravedad
terrestre.23

En otro sentido, los ciclones tropicales pueden ser vistos como un tipo especial de
complejo convectivo de mesoescala, que continúa desarrollándose a partir de una
vasta fuente de humedad y calor. La condensación conduce a unas mayores velocidades
del viento, ya que una pequeña fracción de la energía liberada se convierte en
energía mecánica;24 los vientos más rápidos y presiones más bajas asociadas con
ellos causan una mayor evaporación en superficie y de este modo incluso más
evaporación. Mucha de la energía expulsada conduce las corrientes de aire, lo que
aumenta la altura de las nubes, acelerando la condensación.25 Este bucle de
retroalimentación positiva continúa mientras las condiciones sean favorables para
el desarrollo del ciclón tropical. Factores como una ausencia continuada de
equilibrio en la masa de distribución de aire también aportarían energía para
mantener al ciclón. La rotación de la Tierra causa que el sistema gire, efecto
conocido como el efecto Coriolis,26 dando una característica ciclónica y afectando
a la trayectoria de la tormenta.27

Lo que principalmente distingue a un ciclón tropical de otros fenómenos


meteorológicos es la condensación como fuerza conductora.28 Dado que la convección
es más fuerte en un clima tropical, esto define el dominio inicial del ciclón. Por
contraste, frecuentemente los ciclones de media latitud obtienen su energía de los
gradientes horizontales de temperatura preexistentes en la atmósfera.28 Para poder
seguir alimentando su motor de calor, el ciclón tropical debe permanecer sobre agua
cálida, que provee la humedad atmosférica necesaria. La evaporación se acelera por
los vientos fuertes y se reduce por la presión atmosférica en la tormenta,
resultando un bucle de alimentación positiva. Como consecuencia, cuando un ciclón
tropical pasa sobre tierra su fuerza disminuye rápidamente.29

Mediciones de ozono recogidas sobre el huracán Erin el 12 de septiembre de 2001. El


ojo de Erin está marcado con un símbolo rojo de huracán. En el ojo, las
concentraciones de ozono son elevadas (amarillo y verde). El núcleo está rodeado
por un área de concentración mucho menor de ozono (púrpura y azul).
Los niveles de ozono dan una pista sobre si una tormenta se desarrollará. El giro
inicial de un ciclón tropical es débil y muchas veces cubierto por las nubes, y no
siempre es fácil de detectar por los satélites que proveen imágenes de las nubes.
Sin embargo, instrumentos como el Total Ozone Mapping Spectrometer pueden
identificar cantidades de ozono que están relacionadas íntimamente con la
formación, intensificación y movimiento de un ciclón. Como resultado, los niveles
de ozono pueden ser muy útiles para determinar la ubicación del ojo. Las
concentraciones naturales de ozono son más elevadas en la estratosfera. El aire más
cercano a la superficie oceánica es menos rico en ozono. Rodeando al ojo, hay un
anillo de potentes tormentas que absorben el aire húmedo y cálido de la superficie
del océano, elevándolo kilómetros en la atmósfera, a veces hasta alcanzar la capa
baja de la estratosfera. Este aire pobre en ozono reemplaza al aire rico en ozono
provocando que las concentraciones en ozono disminuyan. El proceso se invierte a sí
mismo en el ojo: el aire en altura se hunde hacia la superficie, infundiendo a la
columna entera con ozono. Los niveles de ozono descendentes alrededor del ojo
pueden ser una importante señal de que la tormenta se está fortaleciendo.30

Gráfica que muestra la caída de temperatura en superficie en el golfo de México en


los momentos en el que los huracanes Katrina y Rita pasaron por el mismo. Estas
tormentas enfriaron el agua más de 4 °C en los lugares por los que discurrieron y
enfriaron todo el Golfo en 1 °C.
El paso de un ciclón tropical sobre el océano puede causar que las capas
superficiales del mismo se enfríen de forma sustancial, lo que puede influir en el
desarrollo del ciclón. Los ciclones tropicales enfrían el océano al actuar como
"motores de calor" que transfieren el calor de la superficie del océano a la
atmósfera a través de la evaporación. El enfriamiento también se produce por el
ascenso de agua fría debido al efecto de succión del centro de bajas presiones de
la tormenta. También puede existir un enfriamiento adicional como producto de las
lluvias que pueden producirse en la superficie oceánica en un momento dado. La
cobertura de nubes también puede desempeñar parte de esta función al actuar como
escudo entre el océano y la luz directa del sol antes y algo después del paso de la
tormenta. Todos estos efectos pueden combinarse para producir un descenso dramático
de las temperaturas en un área considerable durante algunos días.31

Los científicos del National Center for Atmospheric Research (EE. UU.) estiman que
un huracán expulsa energía a razón de 50 a 200 trillones de vatios al día,25
aproximadamente la cantidad de energía liberada por la explosión de una bomba
nuclear de 10 megatones cada 20 minutos,32 70 veces la energía consumida por los
humanos en todo el mundo o 200 veces la capacidad de producción de energía
eléctrica de todo el mundo.25

Mientras que el movimiento más evidente de las nubes es hacia el centro, los
ciclones tropicales también desarrollan un flujo de nubes hacia el exterior a nivel
superior (a gran altitud). Esto se origina del aire que ha liberado su humedad y es
expulsado a gran altitud a través de la "chimenea" del motor de la tormenta.23 Este
flujo produce cirros altos y delgados que giran en espiral lejos del centro. Los
cirros pueden ser los primeros signos de que un huracán que se aproxima.33

Regiones principales y centros meteorológicos de alerta asociados


Regiones principales

Mapa mundial de ciclones tropicales entre los años 1985 y 2005.


Hay siete regiones principales de formación de ciclones tropicales. Son el océano
Atlántico, las zonas oriental, sur y occidental del océano Pacífico, así como el
sudoeste, norte y sureste del océano Índico. A nivel mundial, cada año se forman
una media de 80 ciclones tropicales.34

Zonas y Pronosticadores35
Región Centros Meteorológicos Regionales Especializados
Atlántico Norte Centro Nacional de Huracanes (NHC)
Pacífico Noreste Centro Nacional de Huracanes y Centro de Huracanes del Pacífico
Central
Pacífico Noroeste Agencia Meteorológica de Japón
Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas
(también conocido como PAGASA)
Índico Norte Departamento Meteorológico Indio
Pacífico Suroeste Servicio Meteorológico de Fiyi, Servicio Meteorológico de Nueva
Zelanda, Servicio Nacional del Tiempo de Papúa Nueva Guinea y Bureau of Meteorology
Índico Sureste Bureau of Meteorology y Badan Meteorologi dan Geofisika
Índico Suroeste Météo-France
Océano Atlántico Norte. Se trata de la región más estudiada de todas. Incluye el
océano Atlántico, el mar Caribe y el golfo de México.36 La formación de ciclones
tropicales varía ampliamente de un año a otro, oscilando entre veinte y una por
año, con una media de diez (2005 batió el récord al registrar un total de 28)34 La
costa atlántica de Estados Unidos, México, América Central, las islas caribeñas y
Bermudas se ven afectadas frecuentemente por estos fenómenos. Colombia, Venezuela,
el sureste de Canadá y las islas "Macaronesias" también se ven afectadas
ocasionalmente. La mayoría de las tormentas atlánticas más intensas son huracanes
del tipo Cabo Verde, que se forman en la costa occidental de África, cerca de las
islas de Cabo Verde.
Océano Pacífico Noreste. Es la segunda región más activa del mundo y la más densa
(mayor número de tormentas en una menor región del océano). Las tormentas que se
forman aquí pueden afectar al oeste de México, Hawái, al norte de América Central
y, en ocasiones extremadamente raras, a California.

Animación de radio NOAA del huracán Patricia con animación infrarroja. Muestra el
acercamiento hacia México en la mañana del 23 de octubre.
.
Océano Pacífico Noroeste. La actividad tropical en esta región afecta
frecuentemente a China, Japón, Filipinas y Taiwán, pero también a otros países en
el sudeste asiático como Vietnam, Corea del Sur e Indonesia, además de numerosas
islas de Oceanía. Es, con diferencia, la región más activa, convirtiéndose en la
tercera de todas las de actividad de ciclones tropicales del mundo. La costa de la
República Popular China presencia la mayor cantidad de entradas en tierra de
ciclones en el mundo.37
Océano Índico Norte. Esta región se divide en dos áreas, la bahía de Bengala y el
mar Arábigo, habiendo en la primera de ellas de cinco a seis veces más actividad.
La temporada de esta región tiene dos puntos interesantes; uno en abril y mayo,
antes del comienzo del monzón, y otro en octubre y noviembre, justo después. Los
huracanes que se forman en esta región han sido históricamente los que más vidas se
han cobrado — el más terrible, el ciclón Bhola de 1970, acabó con la vida de 200
000 personas. Los países afectados en esta región incluyen a India, Bangladés, Sri
Lanka, Tailandia, Birmania y Pakistán. En raras ocasiones, un ciclón tropical
formado en esta región puede afectar también a la península arábiga.
Océano Pacífico Suroeste. La actividad tropical en esta región afecta
mayoritariamente a Australia y el resto de Oceanía.
Océano Índico Sudeste. La actividad tropical en esta región afecta a Australia e
Indonesia.
Océano Índico Suroeste. Esta región es la menos documentada debido a la ausencia de
datos históricos. Los ciclones que se forman aquí afectan a Madagascar, Mozambique,
Isla Mauricio y Kenia.
Áreas de formación atípicas

Vista desde el espacio, el huracán Lane el 22 de agosto de 2018 a las 15:00 UTC
Las siguientes áreas producen ciclones tropicales ocasionalmente.

Océano Atlántico Sur. Una combinación de aguas más frías y cizalladura vertical
hacen muy difícil para el Atlántico Sur registrar actividad tropical. Sin embargo,
se han observado tres ciclones tropicales en esta región. Fueron una débil tormenta
tropical en 1991 cerca de la costa de África; el ciclón Catarina (conocido también
como Aldonça), que hizo entrada en tierra en Brasil 2004, con fuerza de Categoría
1; y una tormenta más pequeña, en enero de 2004, al este de Salvador de Bahía,
Brasil, que se cree que alcanzó intensidad de tormenta tropical con base en los
vientos registrados.
Pacífico Norte Central. La cizalladura en esta área del océano Pacífico limita
severamente el desarrollo tropical, por lo que no se conocen formaciones de
tormentas desde 2002. Sin embargo, esta región es frecuentada comúnmente por los
ciclones tropicales que se forman en el ambiente mucho más favorable de la región
del Pacífico Nordeste.
Pacífico Sudeste. Las formaciones tropicales en esta región son bastante raras;
cuando se forman, frecuentemente están enlazadas a episodios de El Niño. Muchas de
las tormentas que entran en esta región se han formado en el lejano oeste, en la
zona del Pacífico Suroeste. Afectan a las islas de Polinesia en casos
excepcionales.
Mar Mediterráneo. A veces se forman tormentas con estructuras similares a las de
los ciclones tropicales. Algunos ejemplos de estos "ciclones tropicales
mediterráneos" se formaron en septiembre de 1947, septiembre de 1969, enero de
1982, septiembre de 1983 y enero de 1995. Sin embargo, hay cierto debate sobre si
la naturaleza de estas tormentas fue realmente tropical.35
Subtrópicos templados. las áreas más allá de los treinta grados del ecuador
normalmente no son conductivas para la formación o fortalecimiento de ciclones
tropicales. El factor limitante primario es la temperatura del agua, aunque una
mayor cizalladura vertical también es otro de los factores. Estas zonas en
ocasiones son frecuentadas por ciclones moviéndose desde latitudes tropicales. En
raras ocasiones, como 198838 y 197539 pueden formarse o fortalecerse en esta
región.
Bajas latitudes. El área entre los paralelos 10º N y 10º S no experimentan una
presencia significativa del efecto Coriolis, un ingrediente vital para un ciclón
tropical. Sin embargo, en diciembre de 2001, el tifón Vamei se formó al sudeste del
mar de la China Meridional e hizo entrada en tierra en Malasia. Tuvo origen en una
formación tormentosa en Borneo, que se movió hacia el mar de la China Meridional.40
Los Grandes Lagos. Un sistema tormentoso que parecía similar a un huracán se formó
en 1996, en el lago Hurón. Formó una estructura con el ojo típico en su centro y
pudo haber sido durante un breve espacio de tiempo un ciclón tropical.41
Formación

Esta imagen TRMM muestra la altura de las columnas de lluvia en el huracán Irene.
Las torres más altas —la mayor alcanza los 17 km— producen las lluvias más
intensas, mostradas en rojo. Cuanto más alto sube el vapor de agua antes de
enfriarse, más intensa tiende a ser la tormenta, ya que estas torres son como
pistones que convierten la energía del vapor de agua en un poderoso motor de
producción de lluvia y viento; además, estas torres pueden ser indicativas de un
fortalecimiento futuro.

Ondas en los vientos del océano Atlántico —las áreas de vientos convergentes se
mueven a lo largo del mismo camino que el viento prevalente—, creando
inestabilidades en la atmósfera que pueden llevar a la formación de huracanes.
La formación de ciclones tropicales es el tema de muchas investigaciones y todavía
no se entiende perfectamente. Seis factores generales son necesarios para hacer
posible la formación de ciclones tropicales, aunque ocasionalmente pueden desafiar
a estos requisitos:

Temperatura del agua de al menos 26,5 °C42 hasta una profundidad de al menos 50 m.
Las aguas a esta temperatura provocan que la atmósfera sea lo suficientemente
inestable como para sostener convección y tormentas eléctricas.43
Enfriamiento rápido con la altura. Esto permite la expulsión de calor latente, que
es la fuente de energía en un ciclón tropical.42
Alta humedad, especialmente en las alturas baja a media de la troposfera. Cuando
hay mucha humedad en la atmósfera, las condiciones son más favorables para que se
desarrollen perturbaciones.42
Baja cizalladura vertical. Cuando la cizalladura vertical es alta, la convección
del ciclón o perturbación se rompe, deshaciendo el sistema.42
La distancia al ecuador terrestre. Permite que la fuerza de Coriolis desvíe los
vientos hacia el centro de bajas presiones, causando una circulación. La distancia
aproximada es 500 km o 10 grados.42
Un sistema de perturbación atmosférica preexistente. El sistema debe tener algún
tipo de circulación como centro de bajas presiones.42
Solo ciertas perturbaciones atmosféricas pueden dar como resultando un ciclón
tropical. Estas incluyen:

Ondas tropicales u ondas de vientos del este, que, como se mencionaba


anteriormente, son áreas de vientos convergentes con movimiento oeste.
Frecuentemente ayudan al desarrollo de tormentas eléctricas que pueden
desarrollarse a ciclones tropicales. Muchos de los ciclones tropicales se forman de
estas. Un fenómeno similar a las ondas tropicales son las líneas de distorsión de
África Oriental, que son líneas convectivas que se producen sobre África y se
mueven al Atlántico.
Canales troposféricos superiores, que son núcleos fríos de vientos en capas altas.
Un ciclón de núcleo cálido puede aparecer cuando uno de estos canales (en
ocasiones) desciende a los niveles bajos y produce convección profunda.
Los límites frontales que caen pueden ocasionalmente "atascarse" sobre aguas
cálidas y producir líneas de convección activa. Si una circulación de bajo nivel se
forma bajo esta convección, puede desarrollarse un ciclón tropical.
Lugares de formación

Imagen satelital del huracán Katia (izquierda) tocando tierra sobre el estado
mexicano de Veracruz, el huracán Irma (centro) acercándose a Cuba y el huracán José
alcanzando su intensidad máxima el 8 de septiembre de 2017 (imagen de muy alta
definición)
La mayoría de los ciclones tropicales se forman en una zona de actividad tormentosa
llamada Discontinuidad Intertropical (ITF por su nombre en inglés),44 Zona de
Convergencia Intertropical (ITCZ)45 o zona de bajas presiones del monzón.46 Otra
fuente importante de inestabilidad atmosférica son las ondas tropicales, que causan
sobre el 85 % de los ciclones tropicales intensos en el océano Atlántico,47 y la
mayoría en la región del Pacífico este.4849

La mayoría de los ciclones tropicales se forman a una latitud entre 10 y 30º del
ecuador,50 y un 87 % de los mismos se forman a menos de 20º de latitud, norte o
sur.51 Debido a que el efecto Coriolis inicia y mantiene la rotación de los
ciclones, estos raras veces se forman o se mueven hasta los 5º de latitud, donde el
efecto Coriolis es muy débil.50 Sin embargo, es posible que se formen ciclones en
esta región si hay otra fuente inicial de rotación; estas condiciones son
extremadamente raras y se cree que tales tormentas se forman como mucho una vez
cada siglo. Ejemplos de ciclones o tormentas tropicales en estas latitudes son la
formación de la tormenta tropical Vamei en 2001 o el ciclón Agni en 2004.5253

Época de formación
A nivel mundial, los picos de actividad ciclónica tienen lugar hacia finales de
verano, cuando la temperatura del agua es mayor. Sin embargo, cada región
particular tiene su propio patrón de temporada. En una escala mundial, mayo es el
mes menos activo, mientras que el más activo es septiembre.54

En el Atlántico Norte, la temporada es diferente, teniendo lugar desde el 1 de


junio al 30 de noviembre, alcanzando su mayor intensidad a finales de agosto y en
septiembre.54 Estadísticamente, el pico de actividad de la temporada de huracanes
en el Atlántico es el 10 de septiembre. El nordeste del océano Pacífico tiene un
período de actividad más amplio, pero en un margen de tiempo similar al del
Atlántico.55 El noroeste del Pacífico tiene ciclones tropicales durante todo el
año, con un mínimo en febrero y marzo y un máximo de actividad a principios de
septiembre. En la región del norte del Índico, las tormentas son más comunes desde
abril a diciembre, con picos de intensidad en mayo y noviembre.54

En el hemisferio sur, la actividad de ciclones tropicales comienza a finales de


octubre y termina en mayo. El pico de actividad se registra desde mediados de
febrero a principios de marzo.54

Duración de las temporadas y promedio de ciclones en cada región5434


Región Inicio de la temporada Fin de la temporada Tormentas tropicales
(>34 nudos) Ciclones tropicales
(>63 nudos) Ciclones tropicales de categoría 3+
(>95 nudos)
Pacífico noroeste Abril Enero 26,7 16,9 8,5
Índico sur Octubre Mayo 20,6 10,3 4,3
Pacífico noreste Mayo Noviembre 16,3 9,0 4,1
Atlántico norte Junio Noviembre 10,6 5,9 2,0
Pacífico suroeste - Australia Octubre Mayo 10,6 4,8 1,9
Índico norte Abril Diciembre 5,4 2,2 0,4
Movimiento y recorrido
Vientos de gran escala
Aunque los ciclones tropicales son grandes sistemas que generan una cantidad enorme
de energía, su movimiento sobre la superficie se compara frecuentemente con el de
las hojas arrastradas por una racha de viento. Es decir, los vientos de gran escala
—las rachas en la atmósfera de la Tierra— son responsables del movimiento y manejo
de los ciclones tropicales. La trayectoria del movimiento suele conocerse como ruta
del ciclón tropical.

La mayor fuerza que afecta al recorrido de los sistemas tropicales en todas las
áreas son los vientos que circulan en las zonas de alta presión. En el Atlántico
Norte, los sistemas tropicales son llevados generalmente hacia el oeste, por los
vientos que soplan de este a oeste al sur de las Bermudas, por la presencia de un
área de alta presión persistente. También, en la región del Atlántico Norte donde
se forman los huracanes, los vientos alisios, que son corrientes de viento
principalmente con dirección oeste, llevan a las ondas tropicales (precursores de
depresiones y ciclones tropicales) en esa dirección, desde la costa africana hacia
el Caribe y Norteamérica.

Efecto Coriolis

Imagen infrarroja del ciclón Winston cerca del pico de intensidad, mostrando
rotación en el sentido de las agujas del reloj debida al efecto Coriolis.
La rotación de la Tierra también proporciona cierta aceleración (definida como
Aceleración de Coriolis o efecto Coriolis). Esta aceleración provoca que los
sistemas ciclónicos giren hacia los polos en ausencia de una corriente fuerte de
giro (por ejemplo en el norte, la parte al norte del ciclón tiene vientos al oeste
y la fuerza de Coriolis los empuja ligeramente en esa dirección. Así, los ciclones
tropicales en el hemisferio norte, que habitualmente se mueven al oeste en sus
inicios, giran al norte (y normalmente después son empujados al este), y los
ciclones del hemisferio sur son desviados en esa dirección si no hay un sistema de
fuertes presiones contrarrestando la aceleración de Coriolis. Esta aceleración
también inicia la rotación ciclónica, pero no es la fuerza conductora que hace que
aumente su velocidad. Estas velocidades se deben a la conservación del momento
angular -el aire se capta en un área mucho más grande que el ciclón, por lo que la
pequeña velocidad de rotación (originalmente proporcionada por la aceleración de
Coriolis) aumenta rápidamente a medida que el aire entra en el centro de bajas
presiones.

Interacción con sistemas de alta y baja presión


Finalmente, cuando un ciclón tropical se mueve en latitudes más altas, su recorrido
general alrededor de un área de altas presiones puede desviarse significativamente
por los vientos que se mueven en dirección a la zona de bajas presiones. Dicho
cambio de dirección es conocido como recurva. Un huracán moviéndose desde el
Atlántico hacia el golfo de México, por ejemplo, recurvará al norte, y después al
nordeste si encuentra vientos soplando en dirección nordeste hacia un sistema de
bajas presiones sobre Norteamérica. Muchos ciclones tropicales a lo largo de la
costa este de Norteamérica y en el golfo de México son llevados finalmente hacia el
nordeste por las áreas de bajas presiones que se mueven sobre la misma.

Predicción

El huracán Epsilon se fortaleció y organizó en el océano Atlántico Norte Central


desafiando condiciones altamente desfavorables. Este inusual sistema desafió casi
todos los pronósticos del NHC y demostró las dificultades existentes en la
predicción de ciclones tropicales.
Con su conocimiento sobre las fuerza que actúan en los ciclones tropicales y una
gran cantidad de datos de satélites geosíncronos y otros sensores, los científicos
han aumentado la fidelidad de las predicciones durante las décadas recientes, los
ordenadores de alta capacidad de proceso y sofisticados programas de simulación
permiten a los pronosticadores producir modelos numéricos que predicen los posibles
recorridos de un ciclón tropical basándose en la posición futura y fuerza de los
sistemas de altas y bajas presiones. Pero aunque los pronósticos son cada vez más
exactos desde hace 20 años, los científicos aseguran que tienen muchos menos medios
para predecir la intensidad. Lo atribuyen a la ausencia de mejoras en la predicción
de intensidad debido a la complejidad de estos sistemas y a un entendimiento
incompleto de los factores que afectan a su desarrollo.

Entrada en tierra
Oficialmente, la "entrada en tierra" se produce cuando el centro de una tormenta
(el centro del ojo, no su extremo), alcanza tierra. Naturalmente, las condiciones
de tormenta pueden sentirse en la costa y en el interior mucho antes de la llegada.
En realidad, para una tormenta moviéndose hacia el interior, las áreas de entrada
en tierra experimentan la mitad de la misma antes de la llegada del centro del ojo.
Para situaciones de emergencia, las acciones deberían programarse en relación a
cuándo llegarán las rachas de viento más fuertes y no en relación a cuándo se
produce la entrada.

Disipación
Un ciclón tropical puede dejar de tener características tropicales de varias
maneras:
Al internarse en tierra, quedándose así sin el agua cálida que necesita para
retroalimentarse, rápidamente pierde fuerza. Muchas tormentas pierden su fuerza
rápidamente después de entrar en tierra y se convierten en áreas desorganizadas de
baja presión en un día o dos. Hay, sin embargo, una oportunidad de regeneración si
vuelven a entrar en aguas abiertas. Si una tormenta se sitúa sobre las montañas
incluso por un breve espacio de tiempo, puede perder velozmente su estructura. Sin
embargo, muchas pérdidas durante las tormentas ocurren en terreno montañoso, ya que
el ciclón moribundo descarga lluvias torrenciales que pueden conducir a graves
inundaciones y avalanchas de barro.
Al permanecer durante mucho tiempo en la misma zona del océano, extrayendo calor de
la superficie hasta que está demasiado frío para seguir alimentando a la tormenta.
Sin una superficie cálida de agua, la tormenta no puede sobrevivir.
Con una cizalladura vertical, causando que la convección pierda su dirección y el
motor de calor se rompa.
Puede disiparse por ser lo suficientemente débil como para ser consumido por otra
área de bajas presiones, rompiéndolo y uniéndose a la misma para formar una gran
área de tormentas no ciclónicas. (que sin embargo pueden fortalecerse
significativamente).
Al entrar en aguas más frías. Esto no significa necesariamente la muerte de la
tormenta, pero perdería sus características tropicales. Estas tormentas son
ciclones extratropicales.
Al formarse forma una pared del ojo exterior (normalmente a 80 kilómetros del
centro de la tormenta), estrangulando la convección hacia la pared interior. Este
debilitamiento es normalmente temporal salvo que se reúna con alguna otra condición
anteriormente expuesta.
Incluso después de que se diga que un ciclón tropical es extratropical o se ha
disipado, puede tener todavía viento con una fuerza de tormenta tropical (u
ocasionalmente fuerza de huracán) y descargar abundante lluvia. Cuando un ciclón
tropical alcanza latitudes más altas o pasa sobre tierra puede unirse con un frente
frío o desarrollarse a ciclón frontal, llamado también ciclón extratropical. En el
océano Atlántico, estos ciclones pueden ser violentos e incluso conservar fuerza de
huracán cuando alcanzan Europa como Tormentas de Viento Europeas.

Disipación artificial
En las décadas de 1960 y 1970, el gobierno de Estados Unidos intentó debilitar
huracanes con su Proyecto Stormfury por medio del sembrado de tormentas
seleccionadas con yoduro de plata. Se pensaba que el sembrado causaría que el agua
superenfriada en las bandas de lluvia exteriores se congelasen, causando el colapso
de la pared interior del ojo y, así, reducir los vientos. Los vientos del Huracán
Debbie redujeron su fuerza un 30 por ciento, pero recuperaron su fuerza después de
los dos intentos. En un episodio anterior, el desastre golpeó cuando un huracán, al
este de Jacksonville, Florida, fue sembrado, cambiando repentinamente su curso y
golpeando en Savannah, Georgia.56 Dado que había mucha incertidumbre sobre el
comportamiento de estas tormentas, el gobierno federal no aprobaría las operaciones
de siembra a menos que los huracanes tuvieran menos del 10 por ciento de
posibilidades de hacer entrada en tierra en 48 horas. El proyecto fue cancelado
después de que se descubriera que los ciclos de reemplazo del ojo ocurrían de forma
natural en los huracanes fuertes, provocando dudas sobre los resultados de los
experimentos anteriores. Hoy en día, se sabe que el yoduro de plata no tiene efecto
porque la cantidad de agua fría en las bandas de lluvia de un ciclón tropical es
demasiado baja.57

A lo largo del tiempo se han sugerido otras aproximaciones, como enfriar el agua
bajo un ciclón tropical remolcando icebergs a los océanos tropicales; tirando
grandes cantidades de hielo en el ojo en las fases más tempranas, así el calor
latente es absorbido por el hielo en la entrada (base del perímetro de la célula
tormentosa) en vez de convertirse en energía cinética a grandes alturas; cubrir el
océano con una sustancia que inhiba la evaporación; o golpeando el ciclón con armas
nucleares (en esta última no se llevó a cabo porque la radiación sería esparcida
rápidamente por el globo). Todas estas aproximaciones sufrieron el mismo problema:
los ciclones tropicales son demasiado grandes para que cualquiera de ellas sea
práctica.58

Sin embargo, se ha sugerido que se puede cambiar el curso de una tormenta durante
las primeras fases de su formación, tales como usando satélites para alterar las
condiciones medioambientales, o, siendo más realistas, esparciendo una capa
degradable de aceite sobre el océano que evitaría que el vapor de agua alimentase a
la tormenta.

Monitorización, observación y recorrido

Vista de puesta del sol en las bandas de lluvia del Huracán Isidoro, fotografiado a
2220 metros de altura.
Los ciclones tropicales intensos son un desafío bastante particular para la
observación. Al ser un peligroso fenómeno oceánico, las estaciones meteorológicas
rara vez están disponibles en el lugar de la tormenta. Las observaciones a nivel de
superficie solo se pueden realizar si la tormenta pasa sobre una isla o se sitúa en
un área costera, o si, desafortunadamente, encuentra un barco en su camino. Incluso
en estos casos, las mediciones en tiempo real solo son posibles en la periferia del
ciclón, donde las condiciones son menos catastróficas.

Sin embargo es posible tomar mediciones in situ, en tiempo real, enviando vuelos de
reconocimiento especialmente equipados para introducirse en un ciclón. En la región
atlántica, estos vuelos se realizan por medio de los Cazadores de huracanes del
gobierno de Estados Unidos.59 Los aviones usados son el C-130 Hércules y el Orión
WP-3D, ambos aviones de carga equipados con cuatro motores turbopropulsados. Estos
aviones vuelan directamente en el ciclón y realizan mediciones directas y remotas.
El avión también lanza sondas GPS en el ciclón. Miden temperatura, humedad, presión
y especialmente, los vientos entre el nivel de vuelo y la superficie del océano.

En la observación de huracanes, ha comenzado una nueva era cuando una aerosonda


pilotada remotamente fue lanzada al interior de la Tormenta Tropical Ophelia a su
paso por la costa este de Virginia durante la temporada de huracanes en el
Atlántico de 2005. Se ha convertido en una nueva forma de examinar tormentas en
bajas latitudes, en las que los pilotos humanos raramente se atreven a internarse.

Los ciclones lejos de tierra son monitorizados por satélites meteorológicos que
capturan imágenes visibles e infrarrojas desde el espacio, habitualmente en
intervalos de quince a treinta minutos. Según se aproximan a tierra, pueden
observarse desde superficie con un Radar Doppler. Los radares desempeñan un papel
crucial alrededor de la entrada en tierra porque muestra la intensidad y ubicación
de la tormenta minuto a minuto.

Recientemente, los investigadores académicos han comenzado a desplegar estaciones


fortificadas para aguantar vientos huracanados. Los dos programas más grandes son
el Programa de Monitorización de la Costa de Florida60 y el Wind Engineering Mobile
Instrumented Tower Experiment.61 Durante la entrada en tierra, la División de
investigación de huracanes de la NOAA compara y verifica los datos del avión de
reconocimiento, incluyendo datos como la velocidad del viento en la altura de vuelo
y de las sondas GPS, con los datos sobre velocidad de vientos transmitida en tiempo
real desde las estaciones atmosféricas erigidas a lo largo de la costa (además de
otros datos relevantes para la investigación). El Centro Nacional de Huracanes usa
los datos para evaluar las condiciones de entrada en tierra y verificar
predicciones.

Clasificación
Los ciclones tropicales se clasifican de acuerdo a la fuerza de sus vientos,
mediante la escala de huracanes de Saffir-Simpson. Basándose en esta escala, los
huracanes Categoría 1 serían los más débiles y los Categoría 5 los más fuertes.

Para medir la intensidad del viento generalmente se usa la Escala de Beaufort,


basada principalmente en el estado del mar, de sus olas y la fuerza del viento.

Nomenclatura de los ciclones tropicales


Artículo principal: Listado de nombres de los ciclones tropicales
Las tormentas que alcanzan fuerza tropical reciben un nombre, para ayudar a la hora
de formular demandas del seguro, ayudar a advertir a la gente de la llegada de una
tormenta y además para indicar que se trata de fenómenos importantes que no deben
ser ignorados. Estos nombres se toman de listas que varían de región a región y son
renovadas cada pocos años. Las decisiones sobre dichas listas dependen de cada
región, ya sea por comités de la Organización Meteorológica Mundial (a los que se
llama normalmente para discutir muchos otros asuntos), o las oficinas
meteorológicas involucradas en la predicción de tormentas.

Cada año, los nombres de tormentas que hayan sido especialmente destructivas (si ha
habido alguna) son "retirados" y se eligen nuevos nombres para ocupar su lugar.

Esquemas de nomenclatura
El IV Comité de Huracanes de la Asociación Regional de la OMM (Organización
Meteorológica Mundial) selecciona los nombres para las tormentas de las regiones
atlántica y pacífico central y este.

En el Atlántico, y Pacífico Norte y Este, los nombres masculinos y femeninos se


asignan alternativamente en orden alfabético durante la temporada en curso. El
"género" de la primera tormenta del año también alterna cada año: la primera
tormenta de un año impar recibe nombre femenino, mientras que la primera de un año
par, masculino. Se preparan con antelación seis listas de nombres y cada una se
utiliza cada seis años. Se omiten las letras Q, U, X, Y y Z — en el Atlántico; en
el Pacífico solamente se omiten Q y U así el formato se acomoda a 21 o 24 tormentas
"nombradas" en una temporada de huracanes. Los nombres de las tormentas pueden ser
retirados tras la petición de los países afectados si han causado daños extensivos.
Los países afectados deciden entonces un nombre de reemplazo del mismo género, y si
es posible, de la misma etnia que el nombre que se retira.

Si hay más de 21 tormentas con nombre en la temporada atlántica, o más de 24 en la


temporada del Pacífico Este, el resto de tormentas son nombradas usando las letras
del alfabeto griego: la vigésimo segunda tormenta es llamada "Alfa", la vigésimo
tercera, "Beta", y así sucesivamente. Fue necesario durante la temporada de 2005
cuando la lista se agotó. No hay precedente para una tormenta nombrada con una
letra griega haya causado daño suficiente como para justificar su retirada, por lo
que se desconoce cómo se manejará esta situación, con, por ejemplo, el Huracán
Beta.

En la región del Pacífico Norte Central, los listados son mantenidos por el Centro
de Huracanes del Pacífico Central en Honolulu. Se eligen cuatro listas de nombres
en hawaiano y se usan de forma secuencial sin importar el año.

En el Pacífico Noroeste, las listas de nombres son mantenidas por el Comité de


Tifones de la WMO. Se usan cinco listas de nombres, en la que cada una de las 14
naciones participantes aporta dos nombres a cada lista. Los nombres se usan según
el orden de los países en inglés, secuencialmente, sin importar el año. Desde 1981,
el sistema de numeración ha sido el sistema primario para identificar ciclones
tropicales entre los miembros del Comité y todavía está en uso. Los números
internacionales son asignados por la Agencia Meteorológica de Japón en el orden que
se forma una tormenta tropical, mientras que también pueden asignarse otros números
diferentes dependiendo de cada comité regional. El tifón Songda de septiembre de
2004, fue denominado internamente con el número 18 en Japón, y sin embargo en China
fue con el 19. Internacionalmente, está registrado como el TY Sonda (0418), siendo
"04" los dos últimos dígitos del año.

La Oficina de Meteorología Australiana mantiene tres listas de nombres, una para


cada región (Oeste, Norte y Este). También existen listas para las regiones de Fiyi
y Papúa Nueva Guinea.

El servicio meteorológico de las islas Seychelles mantiene una lista para el océano
Índico Sudoeste. Allí, se usa una lista nueva cada año.

Historia de la nomenclatura de ciclones tropicales


Durante varios cientos de años antes de la llegada de los europeos a las Indias,
los huracanes eran nombrados según la festividad que se celebraba el día después en
el que la tormenta golpeaba la región.

La práctica de dar nombres de personas fue introducida por Clement Lindley Wragge,
un meteorólogo australiano a finales del siglo XIX. Usaba nombres de chicas, los
nombres de los políticos que le habían ofendido o atacado, y nombre de la historia
y la mitología.6263

Durante la Segunda Guerra Mundial, los ciclones tropicales solo recibían nombres
femeninos, principalmente para ayudar a los pronosticadores, y en cierto modo, de
una manera ad hoc. Adicionalmente, la novela escrita en 1941 por George R. Stewart
Storm ayudó a popularizar el concepto de dar nombres a los ciclones tropicales64

De 1950 a 1953, se usaron nombres del Alfabeto fonético aeronáutico. La convención


moderna apareció como respuesta a la necesidad de realizar comunicaciones que no
fuesen ambiguas entre barcos y aviones. Al aumentar el tráfico de transportes y las
observaciones meteorológicas mejorar en número y calidad, varios tifones, huracanes
o ciclones podían ser monitorizados al mismo tiempo. Para ayudar en su
identificación, a principios de 1953 la práctica de nombrar sistemáticamente
tormentas tropicales y huracanes fue iniciada por el Centro Nacional de Huracanes
de Estados Unidos. Las nomenclaturas ahora son mantenidas por la Organización
Meteorológica Mundial.

Para seguir con la costumbre del idioma inglés de referirse a objetos inanimados
como bote, trenes, etc., usando el pronombre femenino "ella", los nombres usados
eran exclusivamente femeninos. La primera tormenta del año era asignada con la
letra "A", la segunda con la letra "B", etc. Sin embargo, dado que las tormentas
tropicales y los huracanes son básicamente destructivos, algunas personas
consideraron esta práctica como sexista. La Organización Meteorológica Mundial
respondió a estas preocupaciones en 1979 con la introducción de nombres masculinos
en la nomenclatura. También ese mismo año se inició la práctica de preparar listas
de nombres antes del inicio de la temporada. Los nombres, son usualmente de origen
inglés, francés o español en la región atlántica, dado que estos tres idiomas son
los predominantes en la región donde las tormentas se forman habitualmente. En el
hemisferio sur, los nombres masculinos hicieron su entrada en 1975.63

Renombramiento de los ciclones tropicales


En muchos casos, un ciclón tropical retiene su nombre durante toda su vida. Sin
embargo, puede ser renombrado en varias ocasiones.

Cuando una tormenta tropical entra al océano Índico Sudoeste desde el este. En el
océano Índico Sudoeste, Météo-France da en Reunión un nombre a la tormenta tropical
una vez que haya superado los 90° E desde el este, incluso aunque ya haya sido
nombrada. En este caso, el Centro de Alertas sobre tifones (JTWC) pondrá dos
nombres juntos separados por un guion. Algunos ejemplos incluyen al Ciclón Adeline-
Juliet a principios de 2005 y Ciclón Bertie-Alvin a finales del mismo año.
Cuando una tormenta tropical cruzaba desde el Atlántico al Pacífico, o viceversa,
antes de 2001.
Era la norma del Centro Nacional de Huracanes (NHC) el renombrar una tormenta
tropical que cruzase desde el Atlántico al Pacífico, o viceversa. Los ejemplos
incluyen al Huracán Cesar-Douglas en 1996 y el Huracán Joan-Miriam en 1988.65
En 2001, cuando Iris llegó a América Central, el NHC mencionó que retendría su
nombre si se regeneraba en el Pacífico. Sin embargo, la depresión tropical
desarrollada de los restos de Iris fue llamada Quince-E. Posteriormente, la
depresión se convirtió en la Tormenta Tropical Manuel. El NHC explicó que Iris se
había disipado como ciclón tropical antes de entrar en la región este del Pacífico
Norte.66
En 2003, cuando Larry llegó a México, el NHC intentó clarificar el asunto: "Si
Larry permanece como ciclón tropical durante su paso sobre México, retendrá su
nombre. Sin embargo, se le dará un nuevo nombre si la circulación en superficie se
disipa y se regenera en el Pacífico."67
No ha habido ciclones tropicales que hayan retenido su nombre durante el paso del
Atlántico al Pacífico o viceversa.
Incertidumbres de la continuación:
Cuando los restos de un ciclón tropical se desarrollan de nuevo, el sistema
regenerado será tratado como un nuevo ciclón tropical si hay incertidumbre de
continuación, incluso aunque el sistema original pueda contribuir a la formación
del nuevo sistema. Un ejemplo es la Depresión Tropical 10-Depresión Tropical 12
(que se convirtió en el Huracán Katrina) de 2005.
Errores humanos:
A veces puede haber errores humanos que conduzcan al renombramiento de un ciclón
tropical. Esto es más probable si el sistema está pobremente organizado o si pasa
del área de responsabilidad de un pronosticador a otro. Algunos ejemplos incluyen
Tormenta Tropical Ken-Lola en 1989 y la Tormenta Tropical Upana Chanchu en 2000.68
Efectos

Gráfica de las causas de las muertes provocadas por los ciclones tropicales en los
Estados Unidos entre 1970-1999.
Un ciclón tropical maduro puede expulsar calor a razón de hasta 6x1014 vatios.25
Los ciclones tropicales en el mar abierto causan grandes olas, lluvias torrenciales
y fuertes vientos, rompiendo la navegación internacional y, en ocasiones, hundiendo
barcos. Sin embargo, los efectos más devastadores de un ciclón tropical ocurren
cuando cruzan las líneas costeras, haciendo entrada en tierra. Un ciclón tropical
moviéndose sobre tierra puede hacer daño directo de cuatro maneras:

Fuertes vientos - El viento de fuerza de huracán puede dañar o destruir vehículos,


edificios, puentes, etc. También puede convertir desperdicios en proyectiles
voladores, haciendo el exterior mucho más peligroso.
Marejada ciclónica - Los ciclones tropicales causan un aumento en el nivel del mar,
que puede inundar comunidades costeras. Este es el peor efecto, ya que
históricamente los ciclones se cobran un 80% de sus víctimas cuando golpean en las
costas por primera vez.
Lluvias torrenciales - La actividad tormentosa en un ciclón tropical puede causar
intensas precipitaciones. Los ríos y corrientes se desbordan, no se puede circular
en carretera y pueden ocurrir deslizamientos de tierra. Las áreas en tierra pueden
ser particularmente vulnerables a inundaciones de agua dulce, si los residentes no
se preparan adecuadamente.69 La Climatología de Precipitaciones de Ciclón Tropical
muestra algunos récords conocidos, país por país.
Actividad de tornados - La amplia rotación de un huracán crea tornados
frecuentemente. Los tornados también pueden ser producto de mesovórtices en la
pared del ojo que persistan hasta la entrada en tierra. Aunque estos tornados no
son tan fuertes como los no tropicales, pueden causar tremendos daños igualmente.70

Las consecuencias del Huracán Katrina en Gulfport, Misisipi. Katrina fue el ciclón
más costoso en la historia de Estados Unidos debido al poco interés del gobierno en
su previsión y en la difusión de la alerta.
Frecuentemente, los efectos secundarios de un ciclón tropical son igualmente
dañinos. Estos incluyen:

Enfermedades - El ambiente húmedo después del paso de un ciclón tropical, combinado


con la destrucción de instalaciones sanitarias y un clima tropical húmedo puede
inducir epidemias que se siguen cobrando vidas tiempo después de que la tormenta
haya pasado. Una de las lesiones más comunes post-huracán es pisar un clavo en los
escombros causados por la tormenta, que conducen al riesgo de contraer el tétanos u
otra infección. Las infecciones de cortes y contusiones pueden amplificarse
notablemente vadeando aguas residuales contaminadas. Las grandes superficies
cubiertas de agua por una inundación también contribuyen a contraer enfermedades
transportadas por mosquitos. Así mismo, el ambiente húmedo contribuye a la
proliferación de bacterias patógenas y virus, causantes de diversas enfermedades
infecto-contagiosas.
Cortes de energía - Los ciclones tropicales normalmente dejan a decenas o cientos
de miles de personas (ocasionalmente millones si el área urbana afectada es muy
grande) sin energía eléctrica, impidiendo comunicaciones vitales y obstaculizando
los trabajos de rescate.
Dificultades de transporte - Los ciclones tropicales pueden destruir frecuentemente
puentes clave, pasos superiores, y carreteras, complicando las tareas de
transportar comida, agua potable y medicinas a las áreas que lo necesitan.
Efectos beneficiosos de los ciclones tropicales
Aunque los ciclones pueden causar una gran cantidad de pérdidas humanas y
materiales, pueden ser determinantes en los regímenes de precipitación de los
lugares en los que impactan, y llevar lluvias muy necesarias a zonas que de otro
modo serían desérticas. Los huracanes que se forman en el Pacífico Norte este,
habitualmente aportan humedad a la región sudeste de Estados Unidos y partes de
México.71 Japón recibe más de la mitad de sus precipitaciones anuales directamente
de los tifones.72 El Huracán Camille evitó condiciones de sequía y terminó con el
déficit de agua en gran parte de su recorrido.73

Adicionalmente, la destrucción causada por Camille en la costa del Golfo estimuló


el redesarrollo, incrementando sensiblemente el valor de la propiedad local.73 Por
otro lado, el personal oficial encargado de responder en situaciones de catástrofe,
aseguran que el redesarrollo motiva a la gente a no vivir en lugares que son
claramente peligrosas en futuras tormentas. El Huracán Katrina es el ejemplo más
obvio, ya que devastó la región que había sido revitalizada por Camile. Por
supuesto, muchos residentes y negociantes han relocalizado sus negocios tierra
adentro, lejos de la amenaza de futuros huracanes.

Los huracanes también ayudan a mantener el balance global de calor, desplazando


calor y aire húmedo tropical a las latitudes medias y regiones polares. James
Lovelock también ha realizado la hipótesis por la que, aumentando los nutrientes de
la flora marina a los niveles de más cercanos a la superficie del océano,
incrementarían también la actividad biológica en áreas donde la vida sería difícil
por la pérdida de nutrientes según la profundidad del océano.

En el mar, los ciclones tropicales pueden revolver el agua, dejando una estela
fresca a su paso,31 lo que provoca que la región sea menos favorable para un
subsecuente ciclón tropical. En raras ocasiones, los ciclones tropicales pueden
hacer lo contrario. En 2005, el Huracán Dennis arrastró agua cálida a su paso,
contribuyendo a la formación del Huracán Emily, siendo así el primer precedente de
formación de un huracán que posteriormente alcanzaría Categoría 5.74

Tendencia en la actividad ciclónica a largo plazo


Si bien el número de tormentas en el Atlántico ha aumentado desde 1995, no parece
haber señales de una tendencia a aumentar en el cómputo global; el número anual
para todo el mundo, se sitúa en unos 90 ciclones tropicales.22
Las tormentas atlánticas, se están volviendo más destructivas a nivel financiero,
ya que, cinco de las diez tormentas más "caras" en Estados Unidos han ocurrido
desde 1990. Esto puede atribuirse, en gran parte, al número de personas residentes
en áreas costeras susceptibles, y al desarrollo masivo experimentado en la región
desde la última oleada violenta de actividad en la década de los 60.

Frecuentemente, en parte por las amenazas de huracanes, muchas regiones costeras


tenían una población escasa en los puertos más importantes, hasta la llegada del
automóvil de clase turista, por lo tanto, las porciones más duras de tormentas
golpeando la costa eran frecuentemente desmedidas. Los efectos combinados de la
destrucción de barcos y las entradas en tierra lejos de núcleos urbanos limitaban
severamente el número de huracanes intensos en el registro oficial antes de la era
del avión de reconocimiento y la meteorología por satélite. Aunque el registro
muestra un aumento distinto en el número y fuerza de huracanes intensos, por lo que
los expertos analizan los datos anteriores sin tomarlos como certeza.

El número y fuerza de huracanes en el Atlántico puede experimentar un ciclo de 50 a


70 años. Aunque es más común desde 1995, entre 1970 y 1994 ocurrieron algunas
temporadas cuya actividad fue superior a la media. Los huracanes más destructivos
golpearon de forma frecuente entre 1926-60, incluyendo muchos major hurricanes en
Nueva Inglaterra. En 1933 se registró un récord de 21 tormentas tropicales, que
solo ha sido superado por la temporada de 2005. En las temporadas de 1900 a 1925,
la formación de huracanes tropicales fue bastante infrecuente; sin embargo, muchas
tormentas intensas se formaron entre 1870-1899. Durante la temporada de 1887, se
formaron 19 tormentas tropicales, de las cuales 4 ocurrieron después del 1 de
noviembre y 11 se convirtieron en huracanes. Entre los años 1840 a 1860 de nuevo se
formaron pocos, pero muchos golpearon las costas a principios de 1800, incluyendo
una tormenta en 1821 que entró directamente en Nueva York, y de la cual, algunos
expertos meteorólogos, aseguran pudo tratarse de un huracán de categoría 4.

Estas temporadas de huracanes inusualmente activas, literalmente devoraron la


cobertura de los satélites en la región atlántica, lo que permite a los
pronosticadores ver todos los ciclones tropicales. Antes de que la era de los
satélites comenzase en 1961, las tormentas o huracanes tropicales solo podían ser
detectadas si un barco se encontraba con esos fenómenos de forma directa. El
registro oficial, por lo tanto, seguramente carece de muchas tormentas en las que
ningún barco experimentó vientos de galerna o huracanados, o bien no las
reconocieron como tormentas tropicales (probablemente siendo comparados a un ciclón
extra tropical a altas latitudes, una onda tropical o un breve chubasco), y al
volver al puerto, no eran reportados.

Calentamiento global
Una pregunta frecuente es si el calentamiento global puede causar ciclones
tropicales más frecuentes y violentos. Hasta ahora todos los climatólogos parecen
estar de acuerdo en que una sola tormenta, o incluso una sola temporada, no puede
ser atribuida a una única causa como el calentamiento global o incluso una
variación natural.75 La pregunta es si existe una tendencia estadística que indique
un aumento en la fuerza o frecuencia de los ciclones. La Administración Nacional
Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos dice en su guía de preguntas frecuentes
sobre huracanes que "es altamente inverosímil que el calentamiento global pueda (o
podrá) contribuir a un cambio drástico en el número o intensidad de los
huracanes".76

Respecto a la fuerza, hasta hace poco se había alcanzado una conclusión similar por
consenso. Este consenso fue cuestionado por Kerry Emanuel. En un Artículo en
Nature,77 Emanuel afirmó que el potencial de destrucción de los huracanes, que
combina fuerza, duración y frecuencia de los mismos "está altamente correlacionado
con la temperatura del mar, reflejando señales climáticas bien documentadas,
incluyendo oscilaciones multidecadales en el Atlántico Norte y Pacífico Norte y el
calentamiento global". K. Emanuel además, predijo "un sustancial aumento en las
pérdidas relacionadas con huracanes en el siglo veintiuno".78

En términos similares, P.J. Webster y otras personas, publicaron un artículo79 en


Science80 examinando "cambios en el número de ciclones tropicales, duración e
intensidad" durante los últimos 35 años, un período para el que se disponen de
datos por satélite. El hallazgo principal fue que mientras el número de ciclones
"disminuyó en todas las regiones excepto el Atlántico Norte durante la última
década", hubo un "gran incremento en el número y proporción de huracanes alcanzando
categorías 4 y 5." Esto significa, que si bien el número general de ciclones había
disminuido, el número de tormentas muy fuertes había aumentado.

Tanto Emanuel como Webster y otros, consideran que la temperatura del mar es una
clave importante en el desarrollo de los ciclones. Es inevitable formularse la
pregunta: ¿qué ha causado el aumento observado en las temperaturas de la superficie
del mar? En el Atlántico, podría ser debido a la Oscilación Atlántica Multidecadal
(AMO), un patrón de 50–70 años de variabilidad en la temperatura. Emanuel, sin
embargo, descubrió que el aumento reciente estaba fuera del rango de las
oscilaciones previas. Por lo tanto, tanto una variación natural (como la AMO) y el
calentamiento global, podrían haber contribuido al calentamiento del Atlántico
tropical durante las últimas décadas, pero por ahora, es imposible hacer una
atribución exacta a cada apartado.75

Mientras Emanuel analizaba la energía disipada anualmente, Webster y su grupo


analizaban el, algo menos importante, porcentaje de huracanes en categorías 4 y 5,
y descubrieron que este porcentaje había aumentado en 5 de las 6 regiones:
Atlántico Norte, Pacífico Nordeste y Noreste, Pacífico Sur e Índico Norte y Sur.
Dado que cada región podría estar sujeta a oscilaciones locales similares a la AMO,
cualquier estadística individual para una región queda en el aire. Pero si las
oscilaciones locales no están sincronizadas por alguna oscilación global no
identificada todavía, la independencia de las regiones permite las pruebas
estadísticas comunes que son mucho más concretas que cualquier prueba regional.
Desgraciadamente, Webster no hizo dicha prueba.

Bajo la presunción de que las seis regiones son estadísticamente independientes


para el efecto del calentamiento global,81 se realizó el t-test y se encontró que
la hipótesis nula de que el calentamiento global no haya impactado en el porcentaje
de huracanes de categoría 4 y 5, puede ser rechazada en un nivel de un 0,1%. Por lo
tanto, solo hay una oportunidad entre mil de encontrar simultáneamente los seis
aumentos observados en los porcentajes de huracanes de dichas categorías. Esta
estadística necesita cierto ajuste, porque las variables a prueba no están
distribuidas en variaciones iguales, pero puede dar incluso mejores evidencias de
que se haya detectado el impacto del calentamiento global en la intensidad de los
huracanes.

Ciclones notables
Huracanes en el Atlántico más costosos
Posición Huracán Temporada Muertes Costo (2009 USD)
1 Katrina82 2005 2.541 $89.600 millones
2 Sandy 2012 287 $50.000 millones
3 Andrew83 1992 65 $40.700 millones
4 Ike84 2008 229 $32.000 millones
5 Wilma85868788 2005 62 $29.100 millones
Los ciclones tropicales que causan destrucción masiva son, afortunadamente, raros,
pero cuando suceden pueden causar daño en un rango de miles de millones de dólares
y destrozar o acabar con miles de vidas.

El Ciclón Bhola, el más mortífero registrado, golpeó la zona altamente poblada del
Delta del Ganges en el Pakistán Oriental (ahora Bangladés) el 13 de noviembre de
1970, como un ciclón tropical de Categoría 3. Se estima que acabó con la vida de
500.000 personas. La región del Índico Norte ha sido históricamente la más
mortífera, con varias tormentas desde 1900 provocando más de 100.000 muertes, todas
en Bangladesh89

En la región atlántica, al menos tres tormentas han matado a más de 10.000


personas. El Huracán Mitch durante la Temporada de huracanes en el Atlántico de
1998 provocó severas inundaciones y deslizamientos de barro en Honduras, matando a
18.000 personas y cambiando tanto el aspecto del terreno que fue preciso realizar
nuevos mapas del país.90 El Huracán de Galveston de 1900, que hizo entrada en
tierra en Galveston (Texas) con una estimación de Categoría 4, y sin ningún aviso
previo, acabó con la vida de 8.000 a 12.000 personas, cambió definitivamente la
ciudad, que nunca volvió a ser lo que había sido antes, y sigue siendo el desastre
natural más mortífero en la historia de Estados Unidos.91 La tormenta más mortífera
registrada en el Atlántico fue el Gran Huracán de 1780, que mató a 22.000 personas
en las Antillas.91

Los tamaños relativos del Tifón Tip, el Ciclón Tropical Tracy y los Estados Unidos.
La tormenta más intensa registrada fue el Tifón Tip en el Pacífico Nordeste en
1979, que alcanzó una presión mínima de tan solo 870 mbar y vientos máximos
sostenidos de 305 km/h. Se debilitó antes de golpear en Japón. Tip no tiene en
exclusiva el récord de vientos más rápidos registrados en un ciclón; El Huracán
Wilma lo ostenta con velocidades de 320 km/h, durante la temporada de 2005 en el
océano Atlántico. Aunque las velocidades registradas no se consideran totalmente
ciertas, ya que los equipos suelen terminar destruidos en condiciones tan extremas,
el huracán Camille fue la única tormenta que entró en tierra con tal intensidad,
convirtiéndola, con 305 km/h como velocidad de vientos sostenidos y rachas de hasta
335 km/h, el ciclón tropical más fuerte al hacer entrada en tierra. En comparación,
estas velocidades pueden encontrarse en el centro de un tornado intenso, pero
Camille, como todos los ciclones tropicales, fue mucho más larga que cualquiera de
los tornados más duraderos.

El Tifón Nancy en 1961 tenía un récord con vientos de hasta 345 km/h, pero
investigaciones recientes indican que las velocidades medidas entre 1940 y 1960
eran más elevadas de lo que en realidad debían ser, y por tanto no se considera la
tormenta con vientos más potentes registrados.92 De forma similar, una racha de
viento medida a nivel de superficie, causada por el Tifón Paka en Guam con una
intensidad de 380 km/h, que había sido confirmada, y hubiera sido la racha de
viento no tornádica más fuerte registrada en la superficie de la Tierra, tuvo que
ser rechazada ya que el anemómetro fue dañado por la tormenta.93

Tip es también el ciclón más grande registrado, con una circulación de vientos de
fuerza tropical en un campo de 1100 km de radio. El tamaño medio de un ciclón
tropical es de "solo" 500 km. La tormenta más pequeña registrada fue la Tormenta
tropical Marco en 2008, con tan solo 19 km de radio, que tocó tierra cerca de
Veracruz en México.94

El Huracán Iniki en 1992 fue la tormenta más poderosa que golpeó Hawái en los
registros históricos, entrando en Kauai como huracán de categoría 4, matando a seis
personas y causando tres mil millones de dólares en daños.95 Otros huracanes
destructivos en el Pacífico son el Huracán Pauline96 y el Huracán Kenna.97

El primer huracán registrado en el Atlántico Sur, el Ciclón Catarina de 2004.


El 26 de marzo de 2004, el Ciclón Catarina se convirtió en el primer huracán del
Atlántico Sur. Otros ciclones anteriores en esa misma región, en 1991 y 2004
alcanzaron solo fuerza de tormenta tropical. Es altamente posible que antes de 1960
se formasen ciclones tropicales allí, pero no fueron observados hasta el comienzo
de la era de los satélites atmosféricos en aquel año.

Un ciclón tropical no necesita ser especialmente fuerte para causar un daño difícil
de olvidar. La Tormenta Tropical Thelma, en noviembre de 1991, mató a miles de
personas en Filipinas y nunca llegó a ser tifón; el daño de Thelma se debió
principalmente a las inundaciones y no a los vientos o marejada ciclónica. En 1982
la depresión tropical sin nombre, que posteriormente se convertiría en el Huracán
Paul, causó la muerte de unas 1.000 personas en América Central debido al efecto de
sus lluvias torrenciales.

El 29 de agosto de 2005 el Huracán Katrina hizo entrada en tierra en Luisiana y


Misisipi. El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU., en su revisión de agosto de la
temporada de tormentas tropicales, aseguró que Katrina era, probablemente, el peor
desastre natural en la historia del país.98 Actualmente se le asignan 1.604
muertes, principalmente de las inundaciones y consecuencias en Nueva Orleans,
Luisiana. También se estima que causó daños por un valor de 75 mil millones de
dólares. Antes del Katrina, el sistema más costoso en términos monetarios fue el
Huracán Andrew en 1992 que causó unas pérdidas estimadas de 39 mil millones por los
daños ocasionados en Florida.99

El 23 de octubre de 2015 en el Océano Pacífico, cerca a la costa pacífica de


México, el huracán Patricia alcanzó el récord de vientos sostenidos, alcanzando la
velocidad de 325 km/h y ráfagas de hasta 400 km/h.100

El 13 de agosto, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) comenzó a supervisar una


onda tropical en la costa occidental de África, la misma fue cobrando fuerza hasta
alcanzar la categoría 4 y tras su paso por el Caribe empezó a debilitarse; hacia el
25 de agosto al entrar a territorio de Estados Unidos como había pronosticado el
Centro Nacional de Huracanes, el Huracán Harvey tocó tierra en la costa de Texas
con una fuerza de categoría 4 en la Escala de huracanes de Saffir-Simpson; el más
violento de los últimos doce años que ha provocado intensas precipitaciones y
vientos de más de 200 km por hora, y ha dejado perdidas estimadas –incluyendo daños
materiales, salarios perdidos y negocios interrumpidos– alrededor de los 75.000
millones de dólares, sin embargo un cálculo de la firma de pronósticos
meteorológicos AccuWeather dice que el total de pérdidas ocasionadas por Harvey
podría llegar a 160.000 millones de dólares, lo que sobrepasaría los 118.000
millones que se estima se perdieron por el huracán Katrina. [1]

Terminología regional de tormentas

Ojo del Tifón Odessa, océano Pacífico, agosto de 1985.


Los términos usados en los reportes meteorológicos para ciclones tropicales que
tienen vientos en superficie iguales o superiores a 64 nudos o 32 m/s varían según
la región:

Huracán. Región Atlántica y océano Pacífico Norte al este de la línea internacional


de cambio de fecha.
Tifón. Pacífico Noroeste, al oeste de la línea de cambio de fecha.
Ciclón tropical severo. Pacífico Sudoeste, al oeste de los 160º E y el océano
Índico Sudeste, al este de los 90º E.
Tormenta ciclónica severa. Océano Índico Norte.
Ciclón tropical. Océano Índico Sudeste y el Pacífico sur al este de los 160º E.
Ciclón (extraoficialmente). Océano Atlántico Sur.
Hay muchos otros nombres para los ciclones tropicales, incluyendo bagyo, baguió o
baguio en Filipinas,101 Willy-willy en el noroeste de Australia y Taíno en Haití.

Origen de los términos para tormentas


La palabra tifón tiene dos posibles orígenes:
Del chino 大風 (daaih fūng (cantonés); dà fēng (mandarín)) que significa "gran
viento." (El término chino 颱風 táifēng, y 台風 taifu en japonés, tienen un origen
independiente, trazable de varias formas hacia 風颱, 風篩 o 風癡 hongthai,
remontándose a las dinastías Song 宋 (960-1278) y Yuan 元(1260-1341). El primer
registro del carácter 颱 apareció en la edición de 1685 del Sumario de Taiwán 臺灣記
略).
Del urdu, persa o árabe ţūfān (‫ < )طوفان‬griego tuphōn (Τυφών).
El término portugués tufão también está relacionado con tifón.

La palabra huracán es una voz taína,102 que proviene del nombre de la deidad de las
tormentas.103 Erróneamente, algunos argumentan que esta voz fue incorporada de la
lengua maya,104 sin embargo, se debe recordar que los españoles vivieron 30 años en
La Española antes de llegar a México, y que durante este tiempo se registraron
varios huracanes, destacándose los de junio de 1494, el del 3 de agosto de 1508, y
otro del 10 de julio de 1509.103

La palabra ciclón fue acuñada por el capitán Henry Piddington, quien la usaba para
referirse a una tormenta que hizo añicos un carguero en Isla Mauricio en febrero de
1845.105

Otros sistemas tormentosos relacionados

Tormenta subtropical Gustav en 2002.


Además de los ciclones tropicales, en la naturaleza hay otras dos clases de
ciclones. Estos tipos de ciclones, conocidos como ciclones extratropicales y
ciclones subtropicales, pueden ser etapas por las que un ciclón tropical pasa
durante su formación o disipación.106

Un ciclón extratropical es una tormenta que obtiene su energía de la diferencia de


temperaturas en horizontal, lo cual es típico en latitudes más altas. Un ciclón
tropical puede convertirse en extratropical según se mueve hacia latitudes más
altas y su fuente de energía cambia del calor liberado por la condensación a las
diferencias de temperatura entre masas de aire;8 además, aunque no es muy
frecuente, un ciclón extratropical puede transformarse en una tormenta subtropical,
y de ahí en un ciclón tropical, como ocurrió en el caso del Huracán Sandy. Desde el
espacio se observa que las tormentas extratropicales tienen un patrón de nubes en
forma de coma muy característico.107 Los ciclones extratropicales también pueden
ser peligrosos cuando sus centros de bajas presiones producen fuertes vientos y mar
alta.108

Un ciclón subtropical es un sistema atmosférico que tiene ciertas características


de un ciclón tropical y otras de un ciclón extratropical. Los ciclones
subtropicales pueden aparecer en una amplia banda de latitudes, desde la Línea
ecuatorial al paralelo 50°. Aunque las tormentas subtropicales rara vez atraen
vientos de fuerza huracanada, pueden volverse tropicales según su núcleo se
calienta.109 Desde un punto de vista operacional, no se considera que un ciclón
tropical pueda convertirse en subtropical durante su transición extratropical.110

Ciclones tropicales en la cultura popular


Artículo principal: Ciclones tropicales en la cultura popular
En la cultura popular, los ciclones tropicales han aparecido en numerosos medios,
como en el cine, la literatura, la televisión, la música o los videojuegos. Se han
usado ciclones tropicales ficticios o basados en hechos reales.11164 Por ejemplo,
se cree que la novela de George R. Stewart, Tormenta, publicada en 1941, ha tenido
influencia a la hora de dar nombres femeninos a los ciclones tropicales del océano
Pacífico.112 Otro ejemplo es el huracán de la película La tormenta perfecta, que
describe el hundimiento del pesquero Andrea Gail a causa de la Tempestad del
Noreste de Halloween de 1991.113 También han aparecido huracanes en capítulos de
series televisivas como Los Simpson,114 Invasión,64 Padre de familia,115
Seinfeld,116 CSI: Miami117 y Dawson's Creek.118 La película de 2004, The Day After
Tomorrow incluye varias menciones a ciclones tropicales.119 El thriller histórico
Los hijos de la Diosa Huracán, (Grijalbo-Random House 2019), de la escritora Daína
Chaviano, utiliza la existencia climática y mitológica de este fenómeno como hilo
conductor de un argumento donde el huracán deviene presencia simbólica y alegórica
del caos social y político que ha azotado a un país desde sus orígenes.120

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