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LINA DE LIMA 7 PUNTOS

Chile/Argentina/Perú, 2019

Dirección y guion: María Paz González

Duración: 85 minutos

Intérpretes: Magaly Solier, Emilia Ossandon, Sebastián Brahm.

Estreno en CineAR TV, hoy y el sábado 4, y del 3 al 10 de julio en CineAR Play

Por Horacio Bernades

“Contéstame”, le ruega reiteradamente Lina a su hijo, que del otro lado de la comunicación en
Skype se pone a hablar por teléfono con otra persona. Lina trabaja desde hace años como baby
sitter en Santiago de Chile y su familia quedó en Lima, una ciudad que cada vez parece más
lejana. Como Gloria, de su compatriota Sebastián Lelio, el primer film de ficción de la
realizadora chilena María Paz González --estrenado en el Festival de Valdivia-- tiene a su
protagonista femenina por centro absoluto de la puesta en escena, hasta el punto de que la
cámara no la abandona ni en un solo plano. Como también sucedía en Gloria con la
extraordinaria Paulina García, la actuación de Magaly Solier es poco menos que un tour de
force, del que está a la altura.

Empleada de una familia de buena posición de Santiago, Lina pasa la mayor parte del día en
casa ajena, y la vida que lleva le resulta en buena medida también ajena. Para peor, la casa en
la que trabaja está semivacía, a causa de un rediseño de los dueños. Cuida y da cariño a una
preadolescente como si fuera su propia hija, pero está lejos de su hijo. En todo sentido. Su
prima le informa que su ex acaba de tener un bebé, y queda estupefacta. Tiene un boleto de
ómnibus para pasar navidad en Lima con los suyos, pero ¿quiénes son los suyos? En las noches
de soledad, acostada en un sommier enfundado que no es de ella, necesita acercar un
ventiladorcito de juguete a su sexo, para sobrellevar unas calenturas que le hacen brillar la cara
de transpiración. Cuando llega a la pensión donde tiene una piecita encuentra en la pieza a
Mauricio, un morocho africano que no entiende una palabra de castellano.

Todo está dado para el subrayado miserabilista, que se regodee con las desventuras y la
soledad de Lina, o para un discurso sobre la alienación que la use como mera coartada. Sin
embargo, María Paz González no le retacea disfrutes a su protagonista, abarcándola en su
completud como persona. Lina no la pasa mal en la casa donde trabaja, y cuando tiene que
hacer de patrona ante unos albañiles complicados no tiene problema en hacerlo. Sobre todo,
Lina --mujer deseable-- ejerce su sexualidad sin restricciones, con una serie de relaciones
plenas y pasajeras. Esas relaciones pueden ser cariñosas, como la que en una noche de vino y
cena pasa con Mauricio, el morocho de la pensión, al que se las ingenió para conchabar, para
reparar una piscina que parecía irreparable. Y después del trabajo el vino, y una bella canción
en francés.

González observa la cotidianeidad de Lina, pero también sus sueños, manifestados en una serie
de números musicales en estudio, que por su brillo y ostentoso artificio parecen extraídos de
una película de Bollywood, el Hollywood de la India. Llenas de colores refulgentes y lentejuelas,
en ellos Lina se imagina a sí misma como reina y emperatriz de la noche, entre coreos,
huaynos, cumbias y canciones melódicas, algunas de letras atrevidas. Un número en una
piscina parece de Busby Berkeley, el coreógrafo geométrico de las piletas de Hollywood. Lo
interesante es que estos fragmentos, que rompen la continuidad narrativa, no representan
aquello que Lina no tiene, sino sólo fantasías en las que se ve a sí misma en versión más grande
que la vida. Como en el cine. Pero por las noches, enfundada en el mismo vestido con
lentejuelas que usa en una de sus fantasías, sale vestida para matar. Y no espera que los
hombres la vengan a buscar. Sola como está y lejos de su familia, Lina no da lástima, sino a
veces hasta envidia.

Dando la impresión de que hace rato hace cine de ficción, la realizadora observa a su
protagonista con planos certeros y expresivos, tanto en el encuadre como en la duración. Lo
hace a la distancia justa, ni tan lejos ni tan cerca, con empatía pero sin pretender fusionarse
con el personaje. Conocida por Madeinusa y La teta asustada, lo de Magaly Solier es titánico,
sin que se le note el más mínimo esfuerzo. Da todos los matices de un personaje lleno de ellos,
con una naturalidad que, ahora sí, parece propia de un documental.

Trailer: https://vimeo.com/427424658

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