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Fe y Cultura- grupo J

Calderón Huamán Pedro


Campos Caramutti Gianpierre Aarón
Cruzado Salazar Freddy Ismael
Dávila Rodríguez Geraldine Brissette
Guzmán Rosillo Mercedes Alejandra
Leysequia Berna Rubén Edgar
Ramírez Estela Jorge Carlos
Santos Lavan Sandra Isabel
Silva Rojas Bilma Flor

Escuela de Ingeniería

 Nombre de actividad: Trabajo Final


 Tipo de actividad: Resumen
 Presentado el: 13/06/14

ATEÍSMO

1.- DEFINICIÓN

El ateísmo es, en un sentido amplio, la no creencia en deidades u otros seres sobrenaturales.


En un sentido más estricto, el ateísmo es la posición que sostiene la inexistencia de deidades.
Algunos la definen como una doctrina o posición que rechaza el teísmo, que en su forma más
general es la creencia en la existencia de, al menos, una deidad.

En un sentido amplio podría incluirse dentro de la definición de ateísmo, tanto las personas
ateas, quienes explicitan la no existencia de dioses, como aquellas que, sin creer en su
existencia, no tienen evidencia ni convicción para su refutación. En un sentido estricto se
excluyen a estos últimos, denominados agnósticos, de la definición de ateos. Los agnósticos
rechazan reconocerse como ateos o ateístas ya que consideran inaccesible al entendimiento
humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia o simplemente
irrelevante.

El término ateísmo incluye a aquellas personas que manifiestan la ausencia de creencia en


cualquier dios o deidad. Según el historiador Francisco Díez de Velasco Abellán, ser ateo o
negar la existencia de un dios o dioses no implica necesariamente no pertenecer a ninguna
religión; existen religiones que niegan la existencia de dios 2 o no mencionan la existencia de
dios alguno como el budismo y que, por consiguiente, son ateas o más correctamente no
teístas. Los postulados del ateísmo son contrarios a los que sostienen las creencias religiosas e
implican una crítica a la religión.

El ateísmo se convierte en la "religión de la fuga" ante Dios (Van der Leeuw). Los mismos que
hoy se juzgan demasiado avanzados para creer en Cristo o en la Trinidad, son los que más
consultan y creen a los astrólogos, a los adivinos, a las que echan las cartas y a toda clase de
superstición.

1.1. ETIMOLOGÍA
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Etimológicamente el término proviene del adjetivo griego ἄθεος (átheos), que significa ‘sin
dios’ (en cualquiera de los dos sentidos, de no creer en uno o más dioses o de no venerarlos);
siendo a- la partícula negativa ‘in-’ o ‘sin’; y theós: ‘dios’. Así, los ateos son personas que
carecen de una creencia en un dios o en varios. Contrariamente a la creencia común y a
algunos diccionarios antiguos, la gran mayoría de los ateos no niega absolutamente la
extremadamente pequeña posibilidad de Dios. Para negar a Dios categóricamente, un ateo
tendría que saber todas las posibles definiciones de Dios, examinarlas todas, y encontrarlas a
todas lógicamente auto contradictorias o falsas, y entonces rechazarlas todas.

En el idioma inglés, el término atheism fue el resultado de la adopción en 1587


aproximadamente del francés athéisme (derivado de athée) cuyo primer uso documentado se
sitúa entre 1546 y 1555. Posteriormente a la palabra ateísmo se crearon las palabras:

 deísmo (déisme, en francés) que fue utilizado por primera vez en 1662 por el filósofo y
matemático Blaise Pascal

 teísmo (theism en inglés) que apareció por primera vez en inglés en 1678 .

El teísta, sin embargo, tiene una "salida". El teísta dice que aun cuando no haya pruebas
lógicas (racionales) a favor de la existencia de un dios, no obstante uno debería aún aceptar la
idea de un dios en base a la fe. La fe es básicamente creer algo sin evidencia adecuada ¡porque
uno quiere creerla! Los ateos se rehúsan a dar este "salto de fe" o creer cualquier cosa por fe,
pues entienden que hacerlo sería simplemente mentirse a uno mismo. Los ateos y la mayoría
de las demás personas consideran que la mentira es inmoral. Adicionalmente, la religión es la
única área que se basa en el concepto de fe. Es cierto que a menudo usamos descuidadamente
la palabra "fe" cuando lo que en realidad queremos decir es "confianza basada en la
experiencia". Por ejemplo, cuando llegamos a un semáforo con luz roja de alto, nos
detenemos y esperamos a que se ponga en verde. No tenemos fe en que se pondrá en verde,
sino que tenemos confianza en que ocurrirá, basada en nuestras experiencias pasadas con la
luz roja del semáforo. Sabemos que 999 de cada 1000 veces, la luz roja se pasará al verde. Si
nunca hemos visto antes una luz roja, no sabríamos qué hacer la primera vez que nos la
encontráramos. Si nos detuviéramos y esperáramos que se pusiera en verde sin antes haber
visto jamás un semáforo en rojo, entonces estaríamos actuando en base a la fe.

2.- HISTORIA DEL ATEÍSMO

Probablemente el ateísmo haya existido desde el origen de las creencias teístas, ya que es
difícil que la totalidad de los miembros de una sociedad compartan su pensamiento religioso.
A lo largo de la historia, las opiniones teístas ligadas a la religión han tenido generalmente una
posición predominante en las sociedades. Los oponentes de estas posturas no han tenido
siempre la oportunidad de expresar sus puntos de vista en público debido a fenómenos de
persecución tales como la caza de brujas o la Inquisición en la Europa cristiana de la Edad
Moderna. Por eso en distintos momentos históricos, es raro encontrar puntos de vista ateístas
en manuscritos u otros referentes históricos.

3.- ANTIGÜEDAD

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Tiene relevancia la escuela Chárvaka, por el nombre de su fundador, una escuela surgida en la
India en torno al siglo VI a. e. c., que defendía una interpretación filosóficamente ateísta y
materialista del mundo, y cuya interpretación del origen de la religión y del papel del clero se
parece a la del ateísmo occidental moderno. Enfrentada con posturas religiosas fuertemente
organizadas, sus escritos fueron destruidos de manera sistemática y solo han sobrevivido
fragmentos (especialmente del Barjaspatiá sutra) enmarcados en textos hostiles.

En la antigua Grecia vivieron filósofos supuestamente ateos o, más bien, agnósticos, que no
aprobaban la religión que dominaba su sociedad. La mayoría tenía una postura materialista,
según la cual todas las cosas son esencialmente materiales; incluso los fenómenos
«espirituales» tendrían una base material, por lo que no sería necesario ningún dios. En el
siglo V a. e. c., el término «ateo» adquirió un significado adicional, expresando una falta total
de relación con los dioses; esto es, ‘negador de los dioses, incrédulo, irreligioso, antirreligioso,
sacrílego’, con una connotación más parecida a nuestro término actual ‘impío’. Un término
menos peyorativo en esa época era asebēs.

Los primeros filósofos en negar la existencia de los dioses tradicionales fueron algunos
sofistas griegos, siendo el primero Protágoras (480-410 a. e. c.), quien fue exiliado de Atenas
por ateísta, aunque en realidad su posición era escéptica o agnóstica respecto al tema
religioso; también Diágoras de Melos y Critias. Otros filósofos griegos tuvieron un enfoque
más práctico del ateísmo. Demócrito (460-370 a. e. c.), que fue el primero en pensar que la
realidad estaba compuesta por átomos y vacío, pensaba que la inexistencia de los dioses se
seguía de la existencia de mejores explicaciones para el mundo real, postulando su visión de
un universo compuesto por átomos; en realidad, admitía la existencia de dioses "atómicos", lo
cual se prueba porque tenemos imágenes de ellos (y sólo tenemos imágenes de lo que hemos
experimentado a nivel sensible). Hubo otros materialistas como Epicuro (341-270 a. e. c.) y su
seguidor romano Lucrecio (98-55 a. e. c.), que aunque no negaban explícitamente la existencia
de las divinidades, sostenían que no tendrían ninguna interacción con las actividades
humanas.

Como sustantivo abstracto, existía también atheotēs (‘ateísmo’). El escritor y político romano
Cicerón (106-43 a. e. c.) transcribió atheós al latín atheus, palabra que tomó un significado
ambivalente en el Imperio romano, en las discusiones entre cristianos y «paganos» (desde el
siglo II de nuestra era); cada grupo atribuía el término athéoi al otro.

3.1. EDAD MEDIA

Durante la Edad Media en Europa el ateísmo filosófico o teórico (otra cosa es el indiferentismo
práctico) fue un fenómeno socialmente minoritario limitado a personas singulares o a algunos
grupos filosóficos. La metafísica, la religión y la teología habían sido añadidas al quadrivium
como materias de enseñanza predominantes, y la enseñanza quedaba al cargo de la iglesia
católica bajo la autoridad de los obispos. El cristianismo deja de ser perseguido a partir del
siglo IV, con el Edicto de Milán, y en los tres últimos siglos de la Edad Media se produce una
clericalización de la sociedad, en la que la iglesia organiza y fortalece todo el aparato
administrativo, fiscal, judicial e intelectual. La Inquisición oficiaba para castigar y erradicar las
herejías y la blasfemia (y la brujería), términos que incluían toda desviación del dogma que
pudiera conllevar críticas o escepticismo frente a los preceptos religiosos dominantes, así
como la creencia en otras doctrinas como el catarismo o religiones como el judaísmo y el
islam. Casi no se empleaba aún el término atheo o atheísta, quedando éstos difuminados
entre las numerosas herejías que se extendieron por Europa occidental en ese periodo.

3.2. DEL RENACIMIENTO AL SIGLO XIX

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El materialismo y la resistencia a la iglesia católica fue la marca del humanismo renacentista


(1400-1500), que promovía la libertad de pensamiento y el desarrollo del escepticismo. La
visión ateísta reaparece recién en algunos filósofos renacentistas, como Pietro Pomponazzi.
Leonardo da Vinci se enfrentaba a las autoridades religiosas al sostener que la explicación sólo
puede proceder de la experimentación. Otros pensadores como Nicolás Maquiavelo y
François Rabelais formularon críticas hacia la religión y la Iglesia, y el pensamiento de
Raimundo de Sabunde, traducido al francés y alabado por el filósofo Michel de Montaigne,
marcó un paso decisivo en la vía del escepticismo.

Las palabras ateo y ateísmo empezaron a emplearse en francés a partir del siglo XVI, pero se
hablaba entonces sobre todo de increencia.

Durante la era de la Ilustración, en el siglo XVIII, el ateísmo tuvo una promoción importante
(1688-1789), con el barón Paul d’Holbach y Julien Offray de La Mettrie. La situación empezó a
liberalizarse hacia 1700. Entre otros, el filósofo y enciclopedista Denis Diderot afirmó que el
mundo se podía explicar sin ninguna hipótesis divina. Los desarrollos de la física y la
matemática condujeron también a abrir un debate acerca del determinismo, postura que en
su momento fue considerada proateísta, como la del matemático Laplace (1749-1827).

El ateísmo aumentó sustancialmente en el siglo XIX, paralelamente al conocimiento del


mundo natural y a la filosofía positivista. En este sentido cobró importancia la teoría de la
evolución por selección natural de Charles Darwin, quien era un agnóstico, en cuanto a que
ofreció una explicación del orden en la Naturaleza basada en un mecanismo natural e iba
dejando menos parcela a la creencia. En esta época se desarrollaron los regímenes liberales,
surgidos de los ideales de la Revolución francesa, que empezaron a garantizar la libertad de
conciencia, dejando progresivamente de ser las posiciones ateístas, o simplemente
heterodoxas, objeto de persecución.

El ateísmo fue desarrollado por filósofos de la izquierda hegeliana como Ludwig Feuerbach y
se convirtió en un aspecto básico del materialismo dialéctico de los filósofos alemanes Karl
Marx y Friedrich Engels (quienes fundaron su opinión materialista en las de Demócrito y
Epicuro), así como en el positivismo de Auguste Comte y el materialismo científico-natural de
Félix Le Dantec. La defensa más radical del ateísmo fue desarrollada por los fundadores del
anarquismo, más en concreto por Mijaíl Bakunin, que llamaba a la "destrucción" de la idea de
"dios" en su obra Dios y el Estado:

Amantes y envidiosos de la libertad humana, y considerándola como la condición absoluta de


todo lo que adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta la frase de Voltaire y digo: si
dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer.

Max Stirner (seudónimo de Johann Kaspar Schmidt, contemporáneo de Marx) publica en 1844
El único y su propiedad, obra que será idolatrada y odiada, en la cual, con un ateísmo sin
medias tintas critica a Feuerbach, Bauer y a los comunistas, hace tabla rasa de toda la filosofía
precedente y de los fantasmas de la irracionalidad, propugnando un extremo individualismo y
adoptando incluso el propio término egoísmo. Friedrich Nietzsche, filósofo nihilista, y gran
crítico del cristianismo, estaba atraído a la obra de Stirner, tanto que temía ser acusado de
plagio; en sus obras La gaya ciencia y Así habló Zaratustra hace explícita la frase 'Dios ha
muerto'21 y en la obra El Anticristo expone la perversión que ha sufrido el cristianismo.
También fue notable el pensamiento de Arthur Schopenhauer (1788-1860), que alguno
definen como «el ateísmo de la desesperación».

Debe señalarse la importancia que el libro El origen de las especies de Charles Darwin (1809-
1882) y la aceptación generalizada de la teoría de la evolución van a suponer para el

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cuestionamiento de la creación divina del hombre y de las distintas especies animales, una de
las razones que justificaba satisfactoriamente la existencia de un dios, y el consecuente
reforzamiento de posiciones tanto ateas o ateístas como agnósticas.

3.3. SIGLO XX Y XXI

Con el surgimiento de los estados socialistas, nacidos de la Revolución de octubre, el ateísmo


pasó de ser una postura minoritaria a ser una política de Estado ( ateísmo de estado).
Principalmente en la Unión Soviética, y en los países firmantes del Pacto de Varsovia, el afán
del estado por imponer el ateísmo materialista derivado del marxismo fue causa de
persecución para las diversas religiones practicadas en esos países.

Contrapuestos a estos estados, la mayoría del resto de los países del mundo
institucionalizaron la separación de la Iglesia y el Estado, declarando el estado laico, siendo los
países árabes la principal excepción.

Con la caída del bloque socialista en los años 90 del siglo XX, las religiones en los antiguos
países socialistas retomaron parte de su antigua importancia, si bien el ateísmo continúa
siendo muy extendido en estos países.

El siglo XX también vio enormes avances en la ciencia, y el ateísmo o el escepticismo se


convirtieron en posiciones comunes entre los científicos y gente cultivada.

Notables pensadores ateístas del siglo XX son el novelista Albert Camus, la filósofa y novelista
Ayn Rand, el filósofo Jean-Paul Sartre y el matemático y filósofo Bertrand Russell. Además de
ellos, personas como Richard Dawkins (etólogo), Peter Atkins (químico), Sam Harris (escritor),
Christopher Hitchens (escritor), Piergiorgio Odifreddi (matemático), Michel Onfray (filósofo),
Pat Condell (escritor), Gustavo Bueno (filósofo) y Fernando Savater (filósofo) entre muchos
otros, mantienen posiciones ateas más o menos activas, en defensa de la ciencia y el
humanismo vitalista, frente a la intervención e influencia de las distintas iglesias y en defensa
de los derechos de los ateos que consideran menoscabados.

En la primera década del siglo XXI surge un movimiento conocido como nuevo ateísmo, que
defiende un ateísmo más militante y crítico con la religión. Este movimiento está asociado a
Richard Dawkins, Daniel C. Dennett, Sam Harris, Christopher Hitchens y Victor J. Stenger,
quienes publicaron varios libros superventas entre 2004 y 2007 que pasaron a formar las bases
del nuevo ateísmo.

4.- TIPOLOGÍA DEL ATEÍSMO

Tipología anglosajona

La variedad de corrientes filosóficas ateístas hace difícil una categorización efectiva. A


continuación se expone una categorización propuesta por los filósofos Antony Flew y Michael
Martin.

4.1.- ATEÍSMO FUERTE O POSITIVO

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Este ateísmo se caracteriza por la negación categórica de la existencia de dioses. En un


principio se comenzó a argumentar en contra de la existencia de dioses, encontrando
explicaciones sociológicas, psicológicas o históricas para el teísmo, distintas de la existencia
de dioses. Con el desarrollo de la ciencia y del conocimiento humano, eran muchos los autores
quienes denunciaban la irrelevancia de la creencia en deidades, siendo uno de los más
importantes exponentes de esta denuncia el biólogo británico Richard Dawkins. Este es el
caso de muchos autores marxistas y de autores como, Ludwig Feuerbach, Auguste Comte y
Friedrich Nietzsche en el siglo XIX, y Daniel Dennett en el siglo XX y XXI. A menudo también
parte del supuesto de que no se deben conceder visos de posibilidad a una proposición
arbitraria como la existencia de un dios.

4.2.- ATEÍSMO DÉBIL O NEGATIVO

Es la forma del ateísmo que se aproxima al agnosticismo. No es la afirmación de la


inexistencia de deidades u otros seres sobrenaturales, sino la ausencia de creencia en los
mismos. El marxismo -siguiendo a Kant en su Crítica de la Razón Pura- niega que la categoría
de existencia se pueda aplicar a seres o entes ajenos a la experiencia

5.- ATEÍSMO Y AGNOSTICISMO

Si el ateísmo es, según la definición empleada, la falta de creencia en deidades (ateísmo débil)
o el rechazo explícito de su existencia (ateísmo fuerte), el agnosticismo es la negación del
conocimiento sobre su existencia.

El agnosticismo, por su parte, puede clasificarse de la siguiente manera:

5.1.- AGNOSTICISMO FUERTE

Es aquél que afirma que no sólo es desconocida la existencia de dioses, sino que es imposible
de conocer, debido a lo sobrenatural e inalcanzable de la idea de éstos.

5.2.- AGNOSTICISMO DÉBIL

Es una postura personal que afirma el propio desconocimiento sobre la existencia de dioses
pero no niega que ese conocimiento sea alcanzable. Esta posición se divide a su vez según se
considere que el conocimiento sobre la existencia de dioses sea interesante.

5.3.- AGNOSTICISMO INTERESADO

Es aquél que considera que el conocimiento sobre la existencia de dios es interesante y


relevante.

5.4.- AGNOSTICISMO DÉBIL APÁTICO

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Que considera que el conocimiento de la existencia de seres sobrenaturales no es interesante


ni relevante. Esta forma de agnosticismo puede derivarse de razones filosóficas o de la mera
indiferencia del individuo por lo sobrenatural.

5.5.- AGNOSTICISMO PRÁCTICO

Es el más extendido de todos los formatos de agnosticismo y se caracteriza por un consenso


implícito de inconveniencia o tabú para la cuestión la existencia de cualquier deidad o sus
derivaciones. Su forma habitual es el confinamiento de esa cuestión al ámbito interior de la
intimidad personal y la exclusión tácita de toda manifestación exterior, no sólo en las
conductas, sino también en el mismo lenguaje, en el habla social.

En cuanto a la confluencia de ateísmo y agnosticismo, hay una variedad de opiniones. Para


algunos, el agnosticismo no es incompatible con el ateísmo, y de esta forma un agnóstico ateo
es alguien que no cree en deidades y asume que no se conoce o no se puede determinar sobre
su existencia. Algunos agnósticos, por contra, rechazan el ateísmo (entendido como ateísmo
fuerte) al sostener que la carga de la prueba sobre la existencia de Dios no recae únicamente
en quienes la afirman, sino también en quienes la rechazan.

Para algunos ateos, como el filósofo Fernando Savater, el agnosticismo es una forma cobarde
e inconsecuente de ateísmo.12 Para el biólogo ateo Richard Dawkins, la distinción entre
agnosticismo y ateísmo no es práctica, y depende de lo cerca de 0 que uno esté dispuesto a
evaluar la probabilidad de existencia de un dios o de otra entidad sobrenatural. Sobre sí
mismo dice "Soy agnóstico en la misma medida en que lo soy respecto de las hadas en el
fondo del jardín".

6.- ATEÍSMO Y CRISTIANISMO

El ateísmo, si nos atenemos a la fuerza que emana del vocablo, supone un reconocimiento
positivo de la no existencia de Dios. El ateísmo no niega que la idea de Dios pueda ser
conformada por la actividad humana. Más bien cabria asegurar lo opuesto: Dios es, para el
ateísmo, una idea forjada por el hombre, a la que no corresponde una realidad previa,
concomitante o consecuente. Es una idea sin categóricamente en el orden de las vigencias
efectivas reales. Hoy, una alucinación; ayer una ilusión. No niega tampoco el ateísmo que la
idea de Dios pueda ejercer en la vida, en la cultura o en la sociedad humana efectos
considerables. Lo que señala el ateísmo es la fatuidad objetiva de la idea de Dios. El ateísmo
piensa que la consistencia del mundo y de la vida en Dios es un recurso mental, afectivo,
imaginativo o existencial, deficiente e invalido.

El alfa privativa de Dios del ateísmo supone para el teísta la idea explicita del Dios negado por
el ateo. Lo que sucede es que el Dios negado por el ateísmo es el Dios conformado por la
mente y el Dios sensibilizado en la historia. El Dios del ateísmo es el Dios inteligible o
entendido por el ateo, dotado de realidad para los teístas, de los que el ateo disiente. Si no se
admiten estas consideraciones previas, meramente metodológicas, el vocablo y el problema
carecen de sentido alguno. Más claro: para el ateo Dios es una hipótesis rechazable por des
fundamentación progresiva.

Ateos los ha habido siempre. Cabe señalar incluso el ateísmo es una doctrina o actitud
psicológicamente explicable. La no evidencia de Dios permite la negación de su realidad. Y el
posible abuso de la pregunta realidad efectiva de Dios en el mundo puede favorecer la
progresiva actitud atea.

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El ateísmo, a mi entender, es una larva psicológicamente originaria, históricamente


explicable, sociológicamente confortable, individualmente sostenible. La ausencia de Dios en
el mundo es un fenómeno legalizable por la ciencia y por la técnica.
El cristianismo es un fenómeno histórico. No se nace cristiano. Se deviene cristiano. Nonos
nacen cristianos, renacemos cristianos. La observación, por muy obvia que parezca, merece
consideración. (Muñoz Alonso, 1972)

7.- EL ATEO Y LA MATERIA

La gran cuestión para el ateo es explicar el mundo, el hombre, el dolor y el amor, junto a todos
los fenómenos humanos, sin contar con Dios.

Al no saber o no querer aceptar un ser superior, creador del universo, afirmara la eternidad del
mundo , confundiendo que el mundo pueda no tener un principio en el tiempo con la
necesidad de que haya recibido el ser porque de la nada , nada se hace.

En cuanto al hombre, al reducirlo a pura materia, no podría explicar algunos fenómenos tan
patentes como el pensamiento, la libertad, el amor, el gusto por la belleza, el arte y sobre
todo, el deseo de pervivencia más allá de la muerte .El pesimismo de sus respuestas
voluntarias y no probadas, deja a los hombres encerrados en un mundo de confusión y
distante, con unas perspectivas desgraciadas.

Pero, para comprender mejor este fenómeno, estudiemos brevemente algunos de los
pensadores que se confiesan ateos.

8.- DISCUSIÓN TEÍSTICA

La discusión en torno a la existencia de deidades, ha sido siempre en torno de argumentos a


favor o en contra de las mismas. En el contexto contemporáneo, y en Occidente, esta
discusión suele centrarse en torno del Dios judeo-cristiano, sobre quien tratan la mayoría de
las argumentaciones en el contexto antes mencionado.

8.1.- ARGUMENTO DEL DESACUERDO INTERRELIGIOSO

Es un argumento usado en las discusiones acerca de la existencia de un dios por parte de los
defensores del ateísmo. Consiste en señalar las diferencias y las contradicciones entre las
religiones, y consecuentemente señalar que no pueden ser todas ciertas. La principal
conclusión es que todas las religiones son falsas, o simplemente negar el sincretismo, con los
argumentos ya expuestos.

8.2.- ARGUMENTO POR LA EXISTENCIA DEL MAL

Se conoce con este nombre al argumento con el que se pretende demostrar la inexistencia de
un dios entendido en su forma judeo cristiana, al observar una contradicción entre dos de los
elementos que se le atribuyen: la bondad, y la omnipotencia. Esto se hace señalando la

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existencia del mal en el mundo, y señalando que este mal sería contrario a la voluntad de un
dios y que si ese dios fuera omnipotente acabaría con el mal y éste no existiría. Al no ser así, se
demuestra que no puede existir ese dios bueno y omnipotente a la vez.

8.3.-ARGUMENTO POR PEDIDO DE DEMOSTRACIÓN

Es el que desmiente la base epistemológica de la fe, argumentando que la carga de la prueba


recae sobre quienes defienden cierta postura, en particular la existencia de deidades; y que en
caso contrario, serían creíbles todas las cosas imaginables. Otra variante, la negación de la
existencia de deidades basada en la ausencia de pruebas.

9.- PRECEDENTES DE LOS HUMANISMOS ATEOS

Lutero, en cuanto lleva al subjetivismo, ha sido el origen lejano de muchos sistemas ateos. Lo
mismo se ha dicho de Descartes debido a un subjetivismo filosófico. Considerando al
subjetivismo como la manera de interpretar toda la realidad desde la limitada perspectiva
personal, lo que tiene conlleva a construcciones puramente mentales acerca de Dios, del
hombre y del mundo, alejadas de la experiencia real.

Por otro lado Hegel propone un racionalismo absoluto. Quien nos dice que “ la religión no
sería más que un momento de la evolución del Espíritu Absoluto”.

Feuerbach, discípulo de Hegel, afirma que la materia es eterna e infinita. Según el, todo lo que
Hegel afirma del Absoluto, en realidad corresponde al hombre, el género humano. Dios no
sería más que una proyección psicológica que el hombre hace de su esencia. La humanidad
seria la que ha creado a Dios no al revés.

Una vez aceptado el subjetivismo y el racionalismo es natural que se llegue a estas


conclusiones falsas.

10.- PERSONAJES RELACIONADOS CON EL ATEÍSMO

10.1.- EL SISTEMA MARXISTA

Dada la importancia práctica que ha experimentado en el siglo XX vale la pena mirarlo con
más detenimiento.

Que Carlos Marx toma su ateísmo de Feuerbach. Pero su materialismo es mucho más radical.
Acepta sin discusión que Dios no existe, y construye un sistema ateo. Una parte importante
del sistema es el combate activo y violento contra la religión y por lo tanto contra Dios.
Para Marx, el hombre esta enajenado, perdido a sí mismo en otro entonces como
consecuencia pierde su dignidad .La raíz de todas las alienaciones es la existencia de la
propiedad privada, especialmente de los medios de producción; es decir la economía. Luego
la continua la alienación sociológica, y luego la política, la filosófica y la religión.

El modo de luchar contra estas alienaciones es inverso a su modo de aparición: en primer lugar
hay que combatir la religión, y después la filosofía ya que ambas son manifestaciones del
espíritu burgués, del que es característico, según Marx, el buscar mantener sus privilegios de
clase. En tercer lugar vendrá la lucha política (con unos esquemas que fueron concretados por
Lenin, y llevados a la práctica durante setenta años con resultados que están a la vista de
todos), hasta que, por fin, se alcance el estadio comunista en el cual, al desaparecer la
propiedad privada, se llegara a la etapa final de total dignidad y felicidad para el hombre, pero

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considerando no en su individualidad, sino más bien en su dimensión genérica es decir


considerando el género humano o la Humanidad.

El marxismo, como sistema ateo, considera a la materia como eterna y continuo movimiento
ascensional. El mundo se rige por la necesidad y no existe la libertad individual. La verdad solo
existe en función de la praxis de la Revolución .Llaman a la religión “el opio del pueblo” como
si anestesiate a los hombres para impedirles poner en practica la revolución y las llevase a un
contentarse y resignarse con la situación que ha creado el sistema burgués.
Marx llega a decir que el hombre es para el hombre el ser supremo .El Marxismo es , por
consiguiente , un ateísmo positivo, tanto por lo que afirma , como por la lucha sin concesiones
contra Dios y al religión .Curiosamente, sin embargo, adopta formas religiosos deformadas al
prometer un mundo futuro mejor y un hombre nuevo cuando haya triunfado la revolución.

10.2.- EL ATEISMO DE NIESTZSCHE

Niestzsche nació en 1844, más que ateos es anti Dios, escribe de forma no sistemática y tiene
una gran influencia en nuestros días. El enfrentamiento contra Dios se da cuando afirma la
doctrina del superhombre.

Se rebela contra todos los valores ataca la moral religiosa. Propone la voluntad del hombre el
único criterio valido. Las consecuencias individualista y disolventes de esta doctrina son
claras.

Sostiene que la idea de Dios es lo que impide que el hombre llegue a ser superhombre. El
superhombre caracteriza por la voluntad de dominio o poder, creadora de nuevos valores y
capaz de imponerse sobre los débiles. Tiene acentos trágicos y vigorosos cuando lo describe,
pero detrás de las frases altisonantes se palpa el odio a Dios, y a la moral en un grado y nivel
nunca conocidos.
Respecto al mundo se ve obligado a afirmar la eternidad de todo lo material; para ello,
defiende la idea del eterno retorno: todo lo que sucede ya ha sucedido, porque todo se repite
eternamente. Aunque la idea dl eterno retorno es una hipótesis sin fundamento, la afirma con
fuerza para no caer en el absurdo materialismo de los demás ateísmo.

10.3.- Freud o el ateísmo psicológico

Se ha afirmado que este autor depende en sus ideas de Niestzsche. Sea como sea, su teoría de
psicoanálisis ha tenido mucha influencia a los instintos .Después está el “yo” o parte consiente
del ser humano. Luego, tiene gran importancia el súper ego o nomas vigentes en el ambiente
social, la clave de todo está en el oscuro y ciego “ello”, cuya motivación.
Freud distingue en el hombre diversos niveles. El más profundo es el “ello” o el del
subconsciente del ser humano .Luego, tiene gran importancia el “súper ego” o normas
vigentes en el ambiente social. La clave de todo está en el oscuro y ciego de “ello” , suya
motivación es la satisfacción del apetito sexual. Todo se reduce a eso. Se ha dicho que es un
pansexualismo y que uno de los frutos más negativos de sus planteamientos ha sido una
reautorización de la sexualidad a nivel masivo, ignorando lo que es el amor humano.
Intenta explicar la religión como una represión del instinto sexual, lo que llevara a la necesidad
de suprimirla .Dios no sería más que la sublimación de la figura del padre, visto como instancia
represiva de la espontaneidad de la libido (el instinto sexual).

11.- PSICOLOGÍA DEL ATEÍSMO

Para definir el ateísmo procedemos en tres direcciones.

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Primer paso

Existe la posibilidad de prescindir de Dios; no se niega, aunque tampoco se afirma, su


existencia. Al no establecer una negación, deja la cuestión abierta, admite aun una solución
positiva y por tanto no es ateísmo. La ciencia natural, por ejemplo, con sus métodos está
circunscrita al mundo visible y consecuentemente no alcanza la realidad metafísica. Por eso la
ciencia natural no tiene ninguna competencia en el problema de Dios, no se puede afirmarlo
no tampoco negarlo; esta ciencia prescinde precisamente de Dios. Y este prescindir es
esencial en la ciencia natural, y esta conformidad con sus métodos.

Un resultado tal no impide que el científico crea en Dios y hasta no excluye que hechos
descubiertos por la ciencia natural ayuden a la filosofía en su demostración de Dios. Quien
dice que la ciencia natural es ateísmo, hacen una terrible confusión, puesto que nos dirigen
entre prescindir de Dios y negar a Dios.
Segundo Paso:
Se proclama el agnosticismo, que no niega a Dios, sino opina que no se puede saber si Dios
existe, que no se puede demostrar su existencia. Tal posición no es ateísmo, pero duele
conducir a él. Quien está convencido de que no se puede conocer a Dios, fácilmente lo negara
también, porque no ve un argumento que aga evidente su existencia.

Tercer Paso

Es la posibilidad extrema: se niega a Dios, se rechaza su existencia. El hombre se declara


absolutamente independientemente y autónomo; solamente esta negación de Dios es
ateísmo y constituyen sus diferentes tipos, mencionaremos aquí solamente tres. Según
Nierzsche, la plenitud plenitud de la vida excluye la existencia de Dios.

El ateísmo que hemos descrito hasta ahora es el ateísmo explicito, confesado, activo, por el
que sus secuaces luchan y hacen propaganda con todos los medios posibles. Este es el
ateísmo de incrédulos. Pero existe también un ateísmo oculto, implícito, no confesado, más
bien pasivo. Se cree en Dios, sí, pero se deducen todas sus conclusiones. Se cree en Dios, pero
no se vive esta fe con una integridad de vida. (De Finance, Korinek, Lotz, Magani, & Prini,
1967)

12.- FILOSOFÍA

Adhiriendo filosóficamente al idealismo o bien al materialismo, los ateos suelen tener en


consecuencia una ética inmanente (en oposición por ejemplo a la ética trascendente cristiana
basada filosóficamente en el sistema realista), es decir que no siguen reglas morales absolutas
asumiendo por el contrario posturas relativistas en la moral.

La diferencia fundamental entre la moralidad teísta y la ateísta, es que la primera emana de la


autoridad divina, mientras que la segunda del humanismo, como producto de reflexiones
personales y del respeto de las normas sociales.

13.- ÉTICA Y ATEÍSMO

Porcentaje de ciudadanos de países de la Unión Europea que respondieron «No creo que
exista espíritu, dios o una fuerza vital» en la encuesta del Eurobarómetro de 2005.

El teísmo condena por lo general al ateísmo como inmoral, por no aceptar el fundamento de
la moral teísta: los mandatos morales de la divinidad. A esta condena los ateos argumentan
que a menudo la moral humanista supera en inteligencia, racionalidad y lógica a la religiosa.

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Algunos teístas consideran al ateísta incapaz de integrarse correctamente a la sociedad, por


no someterse a los mismos principios morales que comparte la mayoría teísta, o incluso por el
hecho de no creer; las personas ateas afirman que esta postura es fruto de una actitud
intolerante y que la moralidad teísta no fue correctamente razonada. Los ateístas rechazan las
acusaciones teístas, y consideran que su propia moralidad es de carácter generalmente
racional y humanista, y que es más válida que la moralidad teísta por no estar basada en la
simple obediencia y en tradiciones consideradas a menudo absurdas y en algunos casos hasta
necias para la persona culta.

Analizando una serie de estudios previos, en 2009 el sociólogo estadounidense Phil


Zuckerman no sólo comenta que numerosos autores señalan que los ateos tienen un sentido
de la moralidad y de la justicia social tan definido como los creyentes, sino que afirma que las
personas ateas y los partidarios de la laicidad tienen un sentido más profundo y más ético de
la justicia social. En Estados Unidos, los estados con mayor porcentaje de ateos tienen una
tasa de criminalidad más baja, mientras que se cometen más crímenes y delitos en los estados
donde la fe religiosa es más extendida.

Según los estudios citados, los ateos se muestran más tolerantes hacia las mujeres y los
homosexuales, son menos racistas y tienen menos casos de maltrato a los niños y una menor
población reclusa. Por otra parte, el ateísmo y el laicismo coinciden con niveles de estudios
más altos.

14.- UN MUNDO SIN DIOS ES ILUSORIO

Tal esperanza ha demostrado ser una trágica utopía porqué se olvidaban o negaban aspectos
esenciales de la persona humana, su carácter único e irrepetible, su anhelo insuprimible de
libertad y verdad, su incapacidad de sentirse feliz si se excluye la relación trascendente con
Dios, Estas dimensiones de la persona pueden ser negadas durante cierto tiempo, pero no
siempre. La pretensión de construir un mundo sin Dios se ha revelado ilusoria, Y no podía ser
de otra manera, Solo el momento y el modo eran desconocidos Hoy nos encontramos ante las
ruinas de una de tantas torres de babel de la historia humana.

15.- ESTADÍSTICAS

En términos mundiales, si existen ateos y agnósticos en todos los países del mundo, su
número es más reducido en países pobres y menos desarrollados que en los países ricos e
industrializados. Esta diferencia entre ricos y pobres se extiende al campo de los estudios;
según el Índice Global sobre Religión y Ateísmo elaborado por Gallup International en 2012, el
grado de ateísmo entre los licenciados asciende a 19%, frente al 7% de los que no tienen
estudios, y el número de creyentes disminuye a medida que sube el nivel de estudios de las
personas. También es común encontrar altos niveles de escepticismo en países con gobiernos
socialistas (ver ateísmo de estado), como lo son Corea del Norte, Vietnam y China, y por
razones históricas en Rusia (ver URSS).

En 1914, James H. Leuba publicó que el 58% de 1.000 científicos estadounidenses expresaron
«escepticismo o duda en la existencia del dios judeo-cristiano». El estudio se repitió en 1996, y
produjo un porcentaje similar de 61 %. En cambio entre los científicos de la Academia
Nacional de Ciencias de Estados Unidos ese número es de 93 % (según la revista Nature, n.º
386, pág. 435-436).

Según el Britannica Book of Year, en 1994 en el mundo había 1.154 millones de ateístas y
agnósticos. La World Christian Encyclopedia anunció que en el año 2000 había 262 millones
de ateístas y 1.071 millones de agnósticos.

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Según la obra de J. Baubérot (dir.) Religion et laïcité dans l'Europe (‘religión y laicismo en
Europa’) un cuarto de la población europea sería «no religiosa». El 5% de los europeos serían
ateístas convencidos.

La edición del Eurobarómetro de febrero de 2005 revela que para el conjunto de la Unión
Europea (incluidos países en trámite de incorporación) un 18% de la población elige la opción
«no creo que exista ningún espíritu, Dios o fuerza vital», frente al 52% que cree que existe un
dios, y 27% que cree que existe «alguna clase de espíritu o fuerza vital» (ver mapa). En un
extremo se sitúan los franceses, con un 33% de ateístas, los checos, con un 30% o belgas y
holandeses con un 27%. En el opuesto están Polonia, Irlanda o Rumania. Se muestran además
diferencias por sexos, clases de edad, orientación política y nivel cultural, siendo las mujeres,
los mayores, los que se consideran de derecha y los formalmente menos instruidos los que en
mayor porcentaje declaran creer en Dios.

Unas estadísticas nos hablan de un bajísimo porcentaje en la humanidad, quizá un 5 %


cuando aún existían los regímenes políticos oficialmente ateos, lo cual llevaba a muchos a
mentir para no perder sus empleos. Tras estadísticas entre científicas can en la misma línea.
Existen intelectuales religiosos en gran número y también existen otros que se declaran ateos
o agnósticos.

Sin embargo es un fenómeno de nuestro tiempo el ateísmo en algunos sistemas de


pensamiento, en algunos sistemas políticos y en buena parte de la gente normal,
especialmente en Occidente .Conviene que estudiemos el tema.

16.- RAÍCES DEL ATEÍSMO


El Concilio Vaticano II, altamente preocupado por "el ateísmo, uno de los fenómenos
más graves de nuestro tiempo", lo examina con toda atención, sugiere sus diversas formas
actuales y las matrices que lo engendran en nuestro tiempo con miras a que pongamos
los medios para evitarlo y tomemos conciencia de la parte de responsabilidad que nos
incumbe en él (Gaudium et Spes, 19).

El ateísmo en la historia de las civilizaciones aparece como un fenómeno-crisis, no de


adolescencia, sino de senilidad. Cuando una civilización se desarrolla de manera
creadora, la religión crece con ella. Cuando la religión decae, se debe comúnmente a que
dicha civilización ha comenzado a vivir de rentas adquiridas. En realidad va camino de la
descomposición y en con- secuencia la religión también declina. La mejor prueba de que
el ateísmo es un fenómeno de descomposición y no un signo de progreso, es el hecho
de la superstición que siempre lo acompaña. Cuando se deja de creer en el "misterio" se
recurre al "mito". El ateo no es sino un tipo de "crédulo" cuya fe ha cambiado de objeto.
Rechaza a un Dios, pero lo continúa afirmando bajo seudónimo, al afirmar lo absoluto de
ciertos valores como la justicia, el amor, la humanidad o simplemente "el partido".

El ateísmo se convierte entonces en la "religión de la fuga" ante Dios (Van der Leeuw).
Los mismos que hoy se juzgan demasiado avanzados para creer en Cristo o en la Trinidad,
son los que más consultan y creen a los astrólogos, a los adivinos, a las que echan las
cartas y a toda clase de supersticiones.

16.1.- ESCEPTICISMO
"Hay quienes afirman que nada puede decirse acerca de Dios" (Gaudium et Spes, 19).
La incredulidad de algunos en nuestro tiempo puede resultar de cierta incapacidad del
espíritu para captar las "pruebas" dialécticas de la existencia de Dios. Esta especie de
ceguera metafísica se da sobre todo en ambientes "científicos", para quienes solamente

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cuenta el método positivo y hacen profesión de creer sólo en los hechos que palpan o en
las leyes físico-químicas. Piensan que las únicas "pruebas" valederas son las de orden
matemático, cerrándose así a otros niveles de lo real.

16.2. POSITIVISMO

"Muchos, rebasando indebidamente los límites de las ciencias positivas, pretenden


explicarlo todo sobre esta base puramente científica" (Gaudium et Spes, 19).

Ya vimos al hablar del ateísmo neo-positivista cómo una actitud exagerada de confianza en
la ciencia puede llegar a bloquear a muchos hombres respecto de otras realidades
superiores no visibles ni experimentables como es Dios. Para Ortega y Gasset esta actitud
positivista enfrentada a la religión comenzó con Galileo.

"Galileo es el principio de la edad moderna, del sistema de ideas, de valores y de


aspiraciones que ha dominado y nutrido el terreno histórico que se extiende
precisamente desde Galileo a nuestros días. En el fondo de la civilización
contemporánea, que se caracteriza entre todas las otras civilizaciones por la ciencia
exacta de la naturaleza y de la técnica científica, se distingue la figura de Galileo”.

16.3. FALSO HUMANISMO

"Hay quienes exaltan tanto al hombre, que dejan sin contenido la fe en Dios, ya que les
interesa más, a lo que parece, la afirmación del hombre que la negación de Dios" (Gaudium
et Spes, 19).

Ya vimos también cómo en la base de casi todos los ateísmos de nuestro tiempo está el
pensar equivocadamente que el hombre no puede realizarse con absoluta libertad y
creatividad si se admite a Dios.
¡Para que el hombre sea, es preciso que Dios no sea! "Dios vivo es la muerte del
hombre" (Sartre).
El humanismo cristiano es el mejor mentís a este intento de tratar de construir la humanidad
sin Dios. Los regímenes totalitarios inspirados en un humanismo ateo dan cada vez más la
razón a estas dos afirmaciones de Pablo VI:

• "Ciertamente el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero al fin y al cabo, sin

Dios no puede menos de organizaría contra el hombre" (Populorum Progressio).

• "¡Humanismo sin Cristo no es humanismo!" (Mensaje de Navidad, 1969).

16.4. RECHAZO DE CARICATURAS

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"Hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado, que nada tiene que ver con el Dios del

Evangelio" (Gaudium et Spes, 19).

Como ha dicho muy bien Max Muller, "No deberíamos nunca llamar ateo a un hombre, ni
decir que no cree en Dios, hasta que sepamos qué clase de Dios es aquel en cuya fe él
creció y qué clase de Dios el que -quizás por los mejores motivos- rechaza".
Hay ateos en quienes se da un ateísmo de mejor laya. Constituye en ellos un intento de
superar ciertas "caricaturas" de Dios. Conocemos la frase de Platón:

"Atribuir a los dioses los caracteres que no le son propios es una forma (y una fuente) de
ateísmo".
"Todas nuestras representaciones de Dios son, sin duda, imperfectas, porque es El Inefable y el
Único" (Santo Tomás de Aquino).

Ningún concepto encierra a Dios, ninguna fórmula lo expresa adecuadamente. Está


siempre más allá de lo que nosotros podemos pensar y decir... ¡Deus semper maior!

Pero hay representaciones groseras de Dios que lo traicionan y aun lo degradan,


rebajándolo a la categoría de ídolo. Los dioses paganos -ridiculizados por Epicuro- que se
conducían como niños, hacían la guerra como soldados y hacían el amor como
afeminados; el dios de Calvino,cuya gloria exige una masa de condenados para poder
brillar; el Zeus de Las moscas de J.P. Sartre o el dios deformado de los proletarios que
ofrece Marx no son sino "ídolos" o caricaturas de Dios. El "ateo" que las rechaza, presta un
servicio al único verdadero Dios.

"Rechazar un Dios que la conciencia moral o la razón condena, es


también dar gloria a Dios" (Valensin, La alegría de la fe).

16.5. INDIFERENCIA RELIGIOSA

"Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios porque al parecer, no


sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo de preocuparse por el
hecho religioso" (Gaudium et Spes, 19).

"No hay ateos sino inconscientes" (Lacordaire).

"
Ya vimos atrás cómo el alto nivel de vida y el "bienestar material de la civilización
occidental difunden insidiosamente en muchos grupos humanos una total apatía para
con los "valores" religiosos y un despreocuparse de Dios. Esta actitud de indiferencia
religiosa se convierte fácilmente en ateísmo práctico.

16.6.- REBELDÍA ANTE EL DOLOR


"Además, el ateísmo nace a veces como violenta protesta contra la existencia del mal
en el mundo" (Gaudium et Spes, 19).

El sentido purificante, transformante y cristificante del dolor escapa a muchos hoy, cuando
toda una filosofía del placer y del confort domina en nuestra sociedad. Hay quienes no

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quieren admitir que existe un Dios bueno, porque permite el mal en nuestra tierra y el
sufrimiento para el hombre. Se rebelan muchos contra Dios y quieren prescindir de El,
porque las cosas no acontecen a su agrado, porque el negocio o la salud o la familia
marchan mal.

En el filme Sommerlek (Juegos de verano) de Ingmar Bergman, la joven María de 16 años,


acaba de perder en un accidente estúpido al estudiante que amaba. Pregunta a su tío: "¿Dios
se preocupa de mi historia de amor?" El tío responde: "Dios tiene otras muchas cosas que
hacer para ocuparse de las historias de amor de las jóvenes". Ella entonces exclama en una
actitud de resentimiento: "Si Dios no se interesa por mí, yo tampoco me intereso por El.
Le escupo la cara".

Quienes han estudiado la vida y la obra de Albert Camus, encuentran como raíz de su
ateísmo agnóstico una dificultad sicológica que le impidió siempre superar el fuerte
choque que experimentó en su sensibilidad, a los 15 años, ante la muerte de un chiquillo. El
cadáver de un niño árabe aplastado por un autobús, sobre la carretera, en la orilla del mar,
en Argel, le hizo exclamar ante un amigo, mientras señalaba el cielo azul: "Ya lo ves,
el cielo no responde".

Este silencio de Dios ante el mal y el dolor que nos impresiona fuertemente, cuando no
es superado con una reflexión filosófica y religiosa, provoca a veces una "rebeldía",
un endurecimiento, un resentimiento amargo que puede desembocar en ateísmo.

Es claro que ésta es una actitud ilógica y estéril que no remedia ningún mal ni nos alivia
el dolor. El hecho de levantar el puño contra Dios e indignarse contra las cosas, no quita
nada a Dios ni mejora nuestra situación.

"Cuando una persona del campo golpea el vestido contra la piedra de la quebrada y lo
refriega duramente, no significa que le quiera hacer daño: justamente lo prepara para el día
de fiesta. Así mismo cuando Dios golpea al hombre y lo lava en lágrimas, señal es de que
quiere revestirse de él" (Lanza del Vasto).

"Gracias a la Resurrección -por su virtud- nada hay que mate


necesariamente sino que todo en nuestras vidas es susceptible de
convertirse en contacto bendito de las manos divinas, y en bendita
influencia de la voluntad de Dios"

(Teilhard de Chardin, Medio Divino,76).

16.7. IDOLATRÍA

"El ateísmo nace a veces por dar indebidamente carácter absoluto a ciertos bienes
humanos que son considerados prácticamente como sucedáneos de Dios".

(Gaudium et Spes, 19).


A través de todos los siglos ésta ha sido una fuente permanente de ateísmo. "El invento de los
ídolos está en el origen de la infidelidad religiosa..., por la vanidad humana ellos hicieron su
entrada en el mundo"
(Sabiduría, 13, 12-14).

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Cuando ha faltado una jerarquía en los valores se han entronizado algunos de ellos como
si fueran absolutos y se ha terminado por dar culto y servicio de dedicación a ellos como
sólo Dios lo merece (dinero, progreso, razón, sexo, poder, partido...).

16.8. SECULARISMO

"La misma civilización actual, no en sí misma, pero sí por su sobrecarga de apego a la tierra,
puede dificultar en grado notable el acceso del hombre a Dios"

(Gaudium et Spes, 19).

Como vimos en capítulo anterior, la secularización de la vida y de todos los valores, la


reacción contra una exagerada sacralización y una clericalización abusiva de tiempos
pasados lleva a muchos contemporáneos hasta el rechazo de lo religioso y de las
realidades que -como Dios- no pueden ser percibidas sensiblemente.

De suyo la secularización no suprime la fe religiosa, pero sí puede llevar a personas de fe


no muy madura a perder toda dimensión sobrenatural, convirtiéndose en un pernicioso
secularismo.

Por todo lo anterior vemos que el ateísmo no tiene razón, pero sí tiene sus motivos.

17.- NUESTRA RESPONSABILIDAD ANTE EL ATEÍSMO

"Quienes voluntariamente pretenden apartar de su corazón a Dios y soslayar las cuestiones


religiosas desoyen el dictamen de su conciencia y, por tanto, no carecen de culpa. Sin
embargo, también los creyentes tienen en esto su parte de responsabilidad. . . En cuanto que
con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o
incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado más bien que revelado
el genuino rostro de Dios y de la religión" (Gaudium et Spes, 19).

El grave problema del ateísmo contemporáneo nos exige a los creyentes hacer un examen de
conciencia sobre nuestra fe y sobre el testimonio de nuestra fe que estamos dando en el
mundo de hoy. Tenemos que preguntarnos sobre la imagen de Dios que estamos
trasparentando con nuestros actos en nuestra vida individual y social.

El ateísmo es un reto a nuestra fe cristiana y un desafío a que seamos mejores cristianos. "La
refutación del ateísmo no se dará solamente en el plano de la inteligencia, sino en el plano de
la vida" (L. Lochet).

El ateísmo absoluto "es en primer lugar el fruto y la condena del ateísmo práctico, y su imagen
reflejada en el espejo de la cólera divina". Si este diagnóstico es exacto, "entonces hay que
decir que el único medio de desembarazarse del ateísmo absoluto es desembarazarse del
ateísmo práctico" (J. Maritain).

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 REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

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Concilio Vaticano II, n.19]. Recopilado de:
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