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Constanza Nuñez F.

Arantxa Maureira M.

miwita me voy a dormir, creo que mi parte ya esta casí toda lista. Mañana temprano
arreglaré detalles muero de sueño. :(
Nos vemos mañana temprano, duerme un poco porque osi no no te levantaras :’(
La siguiente exposición pretende reflexionar en torno a cómo el arte se relaciona con la
filosofía del escritor George Bataille. Y como los conceptos de horror y erotismo están
absolutamente entrelazados. La filosofía de este autor -si es que puede ser llamada así- nos
habla de una experiencia interior y soberana frente a todo tipo de racionalidad y por sobre
todo frente al lenguaje: nos adentra en los abismos del no-saber y de lo indecible. Lo que se
busca es mostrar cómo la vida se afirma en la muerte. Y como la pulsión nos determina, por
mucho que intentemos esconderla. A través del éxtasis, la fiesta, el arte, la poesía y la
guerra, nos adentramos en aquello que busca trastocar y destruir el lenguaje; el llanto, la
risa y el éxtasis carecen de una definición y aquello nos deja estupefactos. Hay momentos
límites en que solo nos sirven la risa y el llanto. Pues lo imposible no se puede traducir en el
discurso. El mundo dominado por el trabajo se funda en la prohibición de todo aquello que
no sea utilitario, y es aquí donde nos encontramos sumergidos frente a este mundo profano,
que carga con el peso del terror por la muerte.
El ser soberano se levanta y se entrega al instante efímero, transgrediendo toda norma
profana accede al mundo sagrado.
Este pequeño acercamiento nos da herramientas para la exposición de las imágenes a
continuación, en donde el dolor y el placer se encuentran relacionados en la comprensión
del concepto fundamental: el erotismo.
El erotismo es un estado de plétora en el cual todo nuestro ser se desborda en un éxtasis
místico, cercano a la muerte, donde recuperamos nuestra animalidad perdida por la
profanidad. En la vida de la naturaleza el animal se encuentra como <<el agua en el agua>>
siendo una parte del todo, inmanente. Pero el ser humano al poseer conciencia yoica se
encuentra escindido. Gracias a la experiencia mística del erotismo se accede a la
continuidad del ser.
Coni:
La imagen de Santa Teresa, mística religiosa, escritora, poeta y fundadora de ‘las carmelitas
descalzas’; se expone como una representante de la experiencia erótica relatada en sus
escritos, en donde describe el estremecimiento y la relación entre el dolor y la alegría
desbordante en su encuentro con Dios. Por medio de arrebatos místicos, sueños y visiones,
en su autobiografía “Libro de la vida”, nos relata uno de sus encuentros más importantes: la
transverberación. Trataría de un sueño en que vio un hermoso ángel quien tenía una flecha
larga de oro con lo que parecía ser fuego, quien atravesaba el corazón de la santa al punto
de llegar a sus entrañas. Lo que describe en ese momento es que se sentía llena de amor y
abrazada por Dios; pese a que le infundía un profundo dolor, no quería que ese momento
acabase. Santa teresa describió su sueño de la siguiente manera:
«Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de
fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba hasta las
entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor
grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos; y tan excesiva
la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite... No es
dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es
Constanza Nuñez F.
Arantxa Maureira M.

un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad le dé a
gustar a quien pensare que miento».

En la imagen Santa Teresa describe su desfallecimiento y un momento tan íntimo que


Bataille describe como el éxtasis sagrado, un movimiento que se acerca a la muerte.

El suplicio y el sacrificio, con sus elementos de horror asombran la experiencia de la


cercanía a la muerte conllevando a los hombres al abismo del erotismo.
Constanza Nuñez F.
Arantxa Maureira M.

En palabras de Bataille el erotismo es la aprobación de la vida hasta en la muerte; es


recuperar la violencia reprimida, recuperar lo sagrado. El sentimiento efímero del erotismo
es indescriptible, porque escapa a toda racionalización; es la otra parte, la parte maldita.
Es en estos instantes donde accedemos a lo divino, necesitamos esos momentos de
derroche de energía para poder mantener la línea de lo profano.
Los momentos del éxtasis de la fiesta y el sacrificio son instantes donde la ley no cuenta,
rompe el orden normal de la vida.

Lo que se busca en el erotismo, es violar y transgredir lo profano y acceder a lo sagrado.


Desnudar el ser y abrirse al no-saber. Pero este abandono del mundo del cálculo, es
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también la apertura del misterio. Sentir por un instante la comunión con el otro y sacrificar
nuestra propia individualidad discontinua. El erotismo por tanto, es apertura del mundo. Es
el desborde del saber y del discurso. Bataille decía en su ensayo sobre el erotismo “ cuando
se trata del erotismo, siempre volvemos a encontrarnos con lo que habíamos dejado”.
Por lo tanto, en el éxtasis de Santa Teresa, lo que está en juego es su propia identidad. Lo
que se declara es un abandono del saber y entregarse a la plétora del instante soberano, en
el que la individualidad angustiante y reprimida se revela y se entrega a la destrucción y el
sacrificio del ser mismo.

Acceder al mundo de lo imposible y lo prohibido es lo que afirma el erotismo. La comunión y


la continuidad de dos seres separados por un abismo. Volver a esa animalidad perdida y
encontrarnos con nuestro ser sacrificado. Dejar que la experiencia interior sin poseer
sentido alguno nos conduzca contingentemente a la perdición. Bataille define este acceso,
como el lugar abyecto y privado, como lo “heterogéneo”.
La heterología es lo diferente y lo que no se muestra en la sociedad. Es por eso mismo, que
se dice que uno no se puede acercar a lo sagrado sin morir. Ya que, lo que protege el
mundo profano, es transgredido violentamente en ese instante. Todo orden se rechaza para
lanzarse a una experiencia profunda e intensa y dejar que ella nos guíe por caminos sin
sentido y sin finalidad.
Frente a la cotidianidad tediosa y una existencia completamente organizada en la
acumulación, se encuentra lo “otro”, aquello que suscita horror, aquello que la ciencia no
habla y suprime. La orina, la materia fecal, el vómito, la sangre menstrual, etc.
Solo lo sagrado es un fin en sí mismo a diferencia de lo profano. Puesto que no teme
derrochar y botar energías sin finalidad alguna.
El temor, angustia y temblor a la muerte han instaurado un mundo simulado de trabajo
incesante un proyecto de vida. Para que el cuerpo dócil no se entregue a esos arrebatos
violentos que ponen en juego nuestra vida. De esta manera, al hundirnos en el erotismo la
vida en el es puesta en juego.
El erotismo y el tiempo es aquella instancia divina que nos permite quebrantar el orden y
desgarrar al ser, a través de la poesía, la guerra, la fiesta, el arte,etc). Frente a un mundo
iluminado, de orden, de categorías y de lenguaje. Lo desconocido, es parte de la
experiencia interior, de aquella meditación nocturna que nos hace hundirnos en el remolino
oscuro del nihilismo. Donde todo pierde sentido. Nos adentramos en el vacío y en la
soledad del ser separado. El mundo profano vuelve la vida inauténtica ya que vive para un
proyecto futuro.
El animal al no ser consciente del desgarramiento individual. Es inmanente con la
naturaleza, vive en la libertad de la contingencia absoluta, vive el instante efímero y no teme
morir. El mundo del trabajo que se separa de la violencia, se funda en las prohibiciones.
Puesto que,necesita de un comportamiento racional y alejado de las pasiones. En el mundo
profano, dejamos de responder a nuestro deseo. Ya que buscamos aferrarnos a la vida, y
por lo tanto nos inspira terror, todo aquello que la amenaza y a la vez de manera ambigua lo
deseamos. Pero más allá del límite fundado en el trabajo nos reencontramos con la
violencia. En algunas tribus, está permitido matar en un tiempo determinado, como es el de
las fiestas. Por lo tanto, el erotismo mismo se funda en ese levantamiento del límite.
La sexualidad, no solamente se limita al ámbito biológico de la reproducción animal, es
mucho más que eso. Es apertura divina a la comunión. Es dolor y sacrificio. profundamente
Constanza Nuñez F.
Arantxa Maureira M.

la comunión y el abandono de la angustia interior. El trabajo aliena al ser quien vive para un
producto que no le pertenece. Pero en la transgresión aparece la soberanía devuelta.
En las fiestas saturnales y dionisiacas hasta el incesto está permitido.

En este sentido, para Bataille el arte nos permite acceder a la experiencia interior del rostro,
nos muestra la ambigüedad entre el dolor y el placer. Las imágenes buscan mostrar aquello
que el lenguaje no logra expresar, aquello que cuando reímos o cuando lloramos nos
arrebata. La imagen de la santa nos muestra el anhelo exasperado por la comunión con
Dios, el deseo de morir en vida. De poder sentir la muerte. El arte erotico nos muestra el
lado oscuro del deseo. El inconsciente reprimido del que nos hablaba Freud. Es en el arte
macabro y siniestro, donde la imagen violenta del ser se nos muestra. El erotismo y el arte
es una línea de fuga de la violencia interna, una sublimación de la violencia. El arte es
derroche y potlach en tanto busca eliminar las energías violentas y destructivas.
Cuando el cuerpo de santa Teresa se entrega al éxtasis divino, su identidad discontinua del
orden profano se rompe y accede a ese punto soberano de reencuentro con la noche
oscura. El sueño de la santa, escrito en su libro. Nos muestra la pulsión de muerte que se
esconde en su interior. El instante del orgasmo de Santa Teresa es efímero y a la vez es un
momento cercano a la muerte. El arte y el erotismo muestran la parte maldita, y nos
sumergirnos junto a las imágenes en el mal, en la destrucción y en el derroche.
Ya que una de las primeras prohibiciones se funda en el “no matarás”. El arte y la poesía
nos permiten violar la norma. La poesía juega con el orden del lenguaje y el discurso
racional y las imágenes siniestras muestran los residuos de la sociedad.
Frente a la sociedad del trabajo busca la acumulación de riquezas y mercancías. Pero el ser
soberano, busca perder su energía, en la guerra, en la fiesta o en el sexo. La soberanía es
entregarse al exceso y a la destrucción del yo.
Finalmente, elegí algunas imagenes de Joel Witkin porque en ella también se plasma la
heterogeneidad y se accede a lo abyecto. En las fotografías existe un juego con el morbo y
lo que produce asco. El hombre decapitado desafía a una estética que se funda en lo bello.
En la obra de este fotógrafo encontramos, cabezas de muertos, hombres amputados,
transexuales, entre otros. Encontramos en su obra partes de lo indecible y lo escondido por
el inconsciente. El fantasma que habita en el ser, la animalidad perdida.
Witkin busca resaltar ese lado oscuro, la parte imposible y maldita de la humanidad.
La figura del suplicio chino nos muestra un hombre suspendido al dolor infinito. Mientras en
su muslo le cortan pedazos de carne y los guardan en una canasta. Esta imagen es una de
aquellas que tanto obsesionaba a batalle al punto de hacerla digna de meditaciones. Ya que
en esta, se relacionaba el éxtasis divino con el dolor extremo. El cuerpo mutilado de Santa
Teresa y a la vez el sentimiento de felicidad, dolor y ternura la acerca al erotismo de los
corazones donde ella pretende, mezclarse con Dios.
Un arte bello y racionalizado, es un arte profanado. Pues esconde una parte inherente del
ser. Lo sagrado es lo sublime e irrepresentable. Es el momento indefinible por medio de
palabras. Por lo tanto, también está vacío. En el erotismo se accede a esa nada. En donde
los valores y la moral ya no sirven. La ausencia de definición borra la identidad del sujeto.
Es acceder al desierto del pensamiento. Los conceptos y las categorías son arrancados y
nos lanzamos a la suerte y al azar. Bataille declara la experiencia interior aquella a la que
accedemos cuando nos encontramos en lo más íntimo de la noche y la angustia se
precipita, frente a toda autoridad y dios. El caos y la experiencia es lo único que importa es
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Arantxa Maureira M.

por eso, que su culto nombrado Acephale muestra la figura de un hombre sin cabeza y
decapitado. Pues, se elimina toda autoridad, la experiencia interior es soberana, en tanto se
funda en la muerte de Dios. La soberanía es la afirmación de la vida hasta en su
desgarramiento. Es una herida abierta. No un proyecto acabado. El ser se levanta y
enfrenta el miedo que le produce la muerte. Tal y como la filosofía vitalista propone la
afirmación de la vida. Bataille busca aprobar la vida del ser hasta en aquello que es capaz
de destruirlo.
El otro lado del ser, aquel que la racionalización escinde, es una herida abierta e inacabada,
ni siquiera el lenguaje logra articular en palabras el instante efímero de la muerte.
En el mundo del trabajo, somos seres discontinuos y alejados por un abismo del otro. Solo
podemos acceder a la comunidad de lo sagrado, a la comunión con el otro, en el instante de
la muerte, en el orgasmo.
Para terminar diré que la vida en el ámbito profano, no es una vida auténtica. En tanto que,
para vivirla, el ser debe negarse así mismo, negando su oscuridad. Es una vida tediosa,
aburrida y calculada. Donde todo lo que importa es perdurar en el futuro. Las personas
viven angustiadas, por el miedo que les produce la finitud y la muerte. Y sin ser capaces de
asumirlo, la simulación del mundo profano les brinda una vida estable. Pero solo en la
muerte divina, el mundo se nos muestra desnudo.

Bibliografia:

- Bataille, G., 2010. Las Lagrimas De Eros. 5th ed. Barcelona: Ensayos TusQuets.
- Bataille, G. (2007). El erotismo. Barcelona: TusQuets.
- Perniola, M. (2020). El iconoclasma erótico de George Bataille. Retrieved 10 July 2020, from
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632014000100008

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