Nos encontramos ante una pintura que representa a cinco mujeres de elevada estatura, desnudas y que miran fijamente al espectador. En cuanto a la técnica es un óleo sobre lienzo y presenta unas pinceladas anchas que van creando distintos planos de color. El dibujo es importante, pues las líneas están muy presente en el cuadro, no solo delimitando determinados contornos sino también construyendo las partes fundamentales de las figuras. El volumen entendido a la manera tradicional se pierde, no tenemos el claroscuro que hemos visto en las obras clásicas hasta ahora, muchas de las representaciones son casi planas, como consecuencia el estudio de la luz se aparta también de dichos cánones clásicos y aunque las figuras aparecen iluminadas y tienen sombreadas algunas de sus partes no responden a un estudio lumínico tradicional. La paleta de color es muy sumaria, nos encontramos sobre todo con tonalidades rosas, azules, ocres y blancos, como ya dijimos, aplicadas a grandes manchas y esto acentúa el carácter plano de la representación. En cuanto al sentido del especio se rompe con la visión tradicional renacentista de perspectiva lineal, estamos ante una representación de primeros planos donde la profundidad carece de importancia, pues la obra carece de fondo y de perspectiva espacial. En la composición predominan las líneas oblicuas, aportando un gran dinamismo a la obra. Formalmente el cuadro está dividido en tres partes o franjas: la central es la más clásica de todas, aunque las figuras ya aparecen compartimentadas, incluso presentan diferentes puntos de vista; las otras dos franjas muestran mayor modernidad, la mujer ubicada a la izquierda presenta un rosto en tonalidades más oscura que el resto de su cuerpo y las situadas a la derecha tienen una representación más compleja con relación al arte tradicional, sus rostros traen consigo una clara influencia de las máscaras africanas, teniendo la inferior una concepción más abstracta, e igualmente presentan multiplicidad de puntos de vista en la línea del arte egipcio. Sus formas se limitan a lo esencial y aunque estamos todavía ante una representación figurativa, se van alejando del realismo tradicional, pues la realidad se va descomponiendo en formas geométricas. El resultado es una escena en que las distintas figuras han sido sometidas a un proceso de geometrización, con rostros que recuerdan a máscaras, con bocas apenas insinuadas, narices deformadas y ojos fuera de lugar. La obra hace referencia a un prostíbulo situado en la calle barcelonesa del mismo nombre y es considerado por muchos críticos como el comienzo del cubismo, “protocubismo”. El pintor lo conservó varios años en su estudio ante el miedo de que su obra no fuera entendida. En esta pintura se pueden rastrear un sin número de influencias: egipcia, multiplicidad de puntos de vista; ibérica, asimetría y formas ovoides; africanas, las máscaras; pero también podemos encontrar la huella de pintores como Matisse y Cézanne. Picasso hizo durante algo más de 6 meses en torno a 800 dibujos y bocetos preparatorios del cuadro, en cuyo estudio podemos apreciar la evolución que sufrió el cuadro desde que Picasso comenzó a trabajar en el. Simplificaba los dibujos y eliminaba lo anecdótico para centrarse únicamente en el espacio y las figuras.
Identificación
Nos encontramos ante una obra de Pablo Ruiz Picasso cuyo título es “Las señoritas de Avignon”. Se trata de un óleo sobre lienzo que mide 2,45 x 2,35 metros y se encuentra en el MoMA de Nueva York. Centrándonos en el momento histórico podemos decir que estamos en el siglo XX. La historia del arte de este siglo puede explicarse como una ininterrumpida sucesión de nuevos lenguajes plásticos, cada uno de ellos legitimado por su carácter de ruptura, ampliación o transformación del que le precede. La fotografía liberó a la plástica de la función de reproducir la realidad sensible y los artistas se lanzaron a la investigación de la propia esencia del arte, emancipado ya de las servidumbres formales de la imitación. Aparecerán los «ismos» o vanguardias históricas que creen firmemente en el poder de la creación para transformar la realidad. En esta jungla de “ismos” ocuparan un lugar destacado el Fovismo, el Expresionismo, el Cubismo, el Dadaísmo y el Surrealismo. En cuanto a nuestro artista, Picasso, como ya hemos apuntado, es el iniciador del Cubismo junto con Braque, movimiento que descompone las figuras en formas geométricas. La denominación de Cubismo la impuso Louis Vauxcelles, que empleó este término ante unos cuadros de Braque y decía que estaban compuestos por cubos. Picasso se nos presenta como uno de los genios del siglo XX. Sus orígenes fueron bastante académicos, su padre era profesor de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Málaga, con el se formará durante su infancia y primera juventud, al acompañarle en sus destinos de La Coruña y Barcelona. En la capital catalana entra en contacto con el movimiento Modernista, llegando a la conclusión de que en París estaba lo nuevo y allí encaminó sus pasos. Su obra ha sufrido una cierta evolución, pasando por diversas etapas: Período azul Tiene relación con el auge de la fotografía en azul, pero este color posee una justificación en sí mismo: es el color de la tristeza. Como ejemplos tenemos La Vida y La Celestina. Período rosa En 1904 conoce a una joven modelo, Fernande Olivier, que le ayudará a dejar atrás la tristeza y a estabilizar su vida. Los temas de sus obras serán extraídos del circo: La familia de saltimbanquis. Período cubista A partir de 1907 visita el Museo del Hombre en París y se siente fascinado por la escultura negra y desarrollará una nueva manera de componer reduciendo la imagen a sus planos fundamentales. Llegará a desarrollar dos tipos de cubismo: analítico, descomponiendo las figuras en formas geométricas, mostrando sus distintos planos, y sintético, incorporando objetos ajenos a la pintura (collage). Como ejemplos: Las señoritas de Avignon, la obra que estamos comentando, Paisaje de Horta del Ebro, Los tres músicos… Período neoclasicista En 1917 va a Italia entrando en un período en que el clasicismo es muy importante. Vuelve a los temas circenses: Pablo de payaso. Época surrealista Picasso se alió al movimiento surrealista en 1925 y en esta etapa las formas se distorsionan: Bañista al borde del mar. Período expresionista Sus obras mostrarán la difícil situación de España a causa de la guerra civil y como los acontecimientos dolorosos influyen sobre él, su temática está impregnada de sufrimiento y desolación. Ejemplos: El Guernica, La mujer llorando (1937)… Último periodo Su último periodo es el que dedica a reinterpretar desde su peculiar e inconfundible pincel las obras maestras de la pintura universal (Poussin, Courbet, Velázquez, Goya, Rembrandt…).
Función y significado
La función del cuadro es meramente decorativa, a pesar de que Picasso no tituló la obra que pretendía fuera la más importante que había pintado hasta el momento. Comenzó con los estudios preparatorios en 1906, y trabajó con la obra durante varios meses de 1907. La llamaba simplemente “mi burdel”. Durante el proceso de trabajo la mostró en el taller del Bateau-Lavoir a colegas y amigos, pero no la expuso al público durante casi una década. En cuanto a su significado, tiene que ver con los recuerdos de juventud del joven Picasso en Barcelona. Las señoritas retratadas eran un grupo de prostitutas de un burdel de Barcelona, al menos en los primeros esbozos del original, allá por marzo de 1907. ¿Por qué entonces la referencia a Avignon, la pequeña ciudad francesa? Pues por una simple confusión, generada por el confinamiento de la obra. El Avignon o Aviñón del título proviene, en realidad, de Avinyó, el nombre de una calle barcelonesa poblada de burdeles. Los amigos más cercanos de Picasso, que habían visto la obra, la nombraban de tal manera, a inventiva del poeta y crítico de arte André Salmon, también el autor de la primera reseña del cuadro, en 1912. Y así quedó bautizado.