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correcto en su forma de actuar, no aguantó más su frustración, llegó a casa y

tocó el timbre de manera impulsiva, en el momento que la puerta se abrió entró


y dejando de lado el miedo por romper el pantalón, el enojo se apoderó de él
y gritó a su madre diciéndole que había tenido el peor día de su vida,

culpándola por no haberle insistido en que se levantara temprano y haberse


ido a trabajar dejándolo continuar durmiendo, culpó también al perro por
haberlo asustado cuando ladró y hasta a la anciana dueña del animal por no

tenerlo amarrado o encerrado en el patio, pues de lo contrario no habría tenido


que correr hasta tropezarse, romper el pantalón y lastimar su pierna.
En un desborde de rabia también culpó a sus compañeros de clase por burlarse
y a sus profesores primero por hacerlo firmar el observador y no entender la

causa de su retraso y luego con la profesora de biología que lo reprobó sin


comprender que no podía concentrarse por lo que le sucedió; fue un horrendo

día dijo Pablo rompiendo a llorar en brazos de su madre y aunque ella sentía

que había sido grosero, comprendió por lo que había pasado su pequeño hijo,
calló y lo abrazó.

Pablo se prometió a sí mismo no volver a pasar por ese camino para no tener

la desdicha de encontrarse nuevamente a aquel fiero perro, pensando que si


no hubiese tomado ese camino y que si el perro no lo hubiese asustado y hecho

caer, habría logrado llegar puntual a sus estudios y posiblemente la historia

habría tenido otro desenlace. FIN

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