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Celestial Twins, videopoesía acrisolada de alquimia

Videos de alquimia, fuego y agua, invocaciones, paroxismos ferales,


rituales de hiperestética y magia suscitativa, el trabajo de los Celestial
Twins busca reencantar la realidad de magia y erotismo sagrado.

Por: Alejandro de Pourtales - 19/10/2013 a las 23:10:50

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arte-cultura / arte-audiovisual

I am still the great Isis! None has yet lifted my veil! My fruit is the Sun.

La intención poética de reencantar el mundo: ese mismo juego infantil de encontrar una
puerta en el aire, de creer que las estrellas nos llaman o de que nuestros deseos se
convertirán en realidad, quiere permanecer, pese a que la muerte y el miedo lo han
trastocado todo. Para el adulto la vía de la magia es sobre todo una: el amor. El amour
fou que ante la fugacidad de la vida  construye templos fuera del tiempo, un follaje
espinado para rasgar el velo de las apariencias, la piel misma que separa el fuego azul,
la llama que en la raíz del cuerpo enciende los dínamos del cielo. Es una euforia
ingenua tal vez, la de los amantes en la ola, que creen que podrán crear un mundo
aparte, envanecidos por vislumbrar el simulacro de la eternidad en su abrazo
oceánico, pero acaso es la única ilusión que reivindica el sufrimiento consustancial de
habitar en este planeta herido.

Historias mágicas, mitos autopoéticos, un lugar en el que crece una escalera que une al
cielo con la tierra, un portal que permite escapar el encarnizamiento de unos pulpos que
sofocan el amor de una pareja al final del mundo– pulpos que unen en la muerte y abren
páramos de luz en el mar– “la radiación del fuego en el agua cuando el alma sana”.
Arquetipos que desafían la lógica de un principio y un final, la mujer que despierta,
bakenti, que da a luz (descubres que en tu cuerpo crecen delicadas enredaderas), el
hombre andrógino que se alza en el río de cristal y la serpiente que al besarse a sí misma
cumple una prístina promesa. Esta es la propuesta de Celestial Twins, un compromiso
con la sagrado cotidiano: ritualizar la existencia para encontrar un sentido que en el
misterio los dioses ocultaron de los hombres –para recrearse a sí mismos.

Celestial Twins son Diego Barrera y Julieta Triangular, hermanos mellizos nacidos en
Bogotá, artistas itinerantes cuyo medio es la imagen como puente entre realidades.
Según nos platicó Julieta Triangular:

Celestial Twins es una comunidad de cine experimental y nuevos medios dedicada a la


metafísica y la estética radical,  basamos nuestro proceso creativo en la investigación
del desdoblamiento astral, Isis y Osiris, la boda alquímica, los colores como
vibración, la emancipación y la ciencia ficción. Mediante la utilización de diferentes
formatos analógicos, como es el caso de nuestros primeros trabajos en Super8,
buscamos la purificación de los contenidos psíquicos relacionados con los estados
embrionarios, consideramos que el tiempo ha sido usado como un instrumento político
sobre nuestras propias vidas, y es necesario la regeneración de la temporalidad,  la
revitalización del origen y la percepción, el regreso al agua primordial que une lo que ha
sido separado. Nuestros proyectos buscan un compromiso colectivo que transforme los
sentidos, y nos reconecte con los arquetipos celestes.  

El nuevo videoclip de Diego Barrera Hall of Ice presenta una expiación de alquimia
crística bajo la máxima solve et coagula, con un filtro glacial un bosque es el escenario
de un extraño sacrificio, agua, rosas, sangre y una serpiente fantasmal son los elementos
que se conjugan en este caso para efectuar una catarisis –liberarse del yugo cristiano– ,
sanar la herida que el mismo video (y la mujer) encarna y permitir la resurrección del
hombre andrógino (Rebis) –que ha fusionado los opuestos. 

Revisar el trabajo de los Celestial Twins es un hechizo de escapes oníricos, de rituales


lúdicos, de posibilidades de volar en el cosmos del cuerpo. Con influencias del
ocultismo que remiten a Kenneth Anger, a Jodorowsky o a Matthew Barney, con una
estética hiperreal, por momentos futurista, por momentos medieval, sus videos
pretenden ser operaciones de alquimia, tecnología del éxtasis o poemas simbolistas, que
a veces alcanzan magistrales momentos, que también llegan a infatuarse en su propia
miel. Corazón Ciego, por ejemplo, es una “iniciación supradimensional” entre dos
chicas que son casi la misma. Siempre el tema del agua como el medium del erotismo,
un fuego que robaron los delfines del cielo, burbujas y espejos, el reconocimiento de
que somos portales de los otros.  

El más reciente proyecto de Julieta Triangular, Soledad Acuática versa sobre uno de los
temas capitales (y aún pendientes) de nuestra cultura, una especie de precesión de los
equinoccios o del campo magnético de la conciencia de nuestro planeta: del acendrado
paternalismo a la sociedad de parejas enarbolada por el resurgimiento de la feminidad,
la mujer dormida que debe dar a luz y ofrecer su caliz, de vino y jugos vitales, al sol.
Nos cuenta Julieta:
Soledad acuática nace de las preguntas ¿dónde esconden el miedo los adultos? ¿Si no
hay pasado, ni hay futuro, de dónde viene todo este dolor? A partir de estas preguntas,
la protagonista Amanda Sommer comienza su búsqueda del amor divino y el perdón,
intentando acabar con su pasado derramándose sobre ella y ahogándola, es capaz de
regenerar su cuerpo y memoria, recuperar su inocencia cósmica. YO SOY LA
RESURRECIÓN, se dice a sí misma; los iniciados siempre sufren pero cuando
descubren que ya son el maestro (ella es su propio guia) dejan de alimentar a sus miedos
y a los espejismos que ellos crean con su propia sangre –se da a luz a sí misma, un
parto, un nuevo embrión, la trasmutación en la superficie. INVOCO LA VERDAD
QUE HAY EN MÍ.

El acto mágico por antonomasia es la invocación del propio espíritu, como bien develó
el Golden Dawn. La operación primordial del adepto en el arte oculto y en el arte
poético.

Huérfanos de Astronautas es un cortometraje apocalíptico en el que una pareja,


encarnando el arquetipo de Romeo y Julieta, del veneno como alquimia, busca escapar
del fin del mundo hacia otra dimensión, tomando control de su muerte y dirigiéndola en
su paroxismo. Una historia que refleja el punto más radical del amor, que borra el
mundo en su pasión –después de ellos el diluvio.

Con respecto a Huérfanos de Astronautas, fue un sueño que tuve. Soñé que dentro de un
espacio cerrado similar a un metro subterráneo (pero blanco), seres de otras
dimensiones, organismos se alimentaban del dolor, estaban pegados a las médulas de las
personas, algunos humanos se los retiraban del cuerpo, pero otros, al ser invisibles estos
organismos simplemente vivían con ellos, en una especie de simbiosis del dolor. Lo que
hice entonces fue materializar a estos organismos y, en mi fascinación por la
inteligencia de los cefalópodo,s considere utilizarlos como símbolo. No es que estos
organismos sean malos o buenos, no presentan esa condición, simplemente son, es por
eso que en el fin del mundo, al necesitar alimento = dolor, comienzan a hacerlo en
forma de un beso eterno con los humanos y depende de esta pareja que ha pasado etapas
sutiles y densas elegir que hacer: encontrar un portal, transmutar, manifestarse como
vida o elegir el sufrimiento y convertirse en alimento de los pulpos. Yo también soy una
amante del fin del mundo, porque creo que se crean y destruyen mundos
constantemente, de nosotros depende, cubiertos de signos, consagrar las pulsaciones de
la naturaleza, la verdad, educarnos en los misterios divinos, en el movimiento vibratorio
de la luz, y trasformarnos constantemente.

 
Por momentos podríamos pensar que los Celestial Twin pretenden demasiado, que
quieren comerse galaxias en sus manos tremulas, pero su osadía es el reflejo del coraje
de su imaginación, su visión es la antesala de la materialización (del espíritu). Y si esa
materialización sucede con el acabado de la estética más refinada o con un voltaje
explosivo de invitaciones que no se concretan, aún así han conjurado reinos para
nosotros, para nuestros juegos con esa misma zona encantada. El susurro en la floresta
que promete un paraíso radiante se agradece, más allá de que nos lleve o no a ese sitio
(el secreto ya nos ha seducido). Surtidero, tierra de granadas, las imágenes son puertas,
así el espejo se vuelve líquido –o un cuadro de video nos muestra el mar en el aire. Nos
llamamos mutuamente y no es necesaria una narrativa progresiva para escapar del
tiempo, un sólo instante basta para eludir por siempre al guardían, para convencernos y
enamoranos, para abrir ese jardín inmanente, la presencia presentida, el diamante ubicuo
en el iris de la mujer y en el centro de la galaxia. Las imágenes enamoradas de la
eternidad, los símbolos –síntesis de la imaginación divina– son el vehículo.

Celestial Twins

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