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LECCION 11 – Lidiando con las tentaciones

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, leeos que la tentación a pecar estará
siempre al acecho. Por lo tanto, el apóstol Pablo nos exhorta en 1 Corintios 16:13
“Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos”.
Más adelante, también en el Nuevo Testamento, el apóstol Pedro escribe:
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente,
anda alrededor buscando a quien devorar;” (1 Pedro 5:8)
El profeta Jeremías también dijo:
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11).
El enemigo conoce esta realidad, y tiene planes para quitarnos de estas bendiciones de
Dios.
La buena noticia es que los cristianos no estamos a merced del enemigo, pero sí Dios
quiere que estemos alertas a las tácticas del diablo (puede ver esto en 1 Corintios 2:11).
Para ello, Él nos ha provisto de su armadura. El apóstol Pablo nos instruye:
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo.” (Efesios 6:11)
Pablo, además, la describe de esta forma:
“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la
coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre
todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y
velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” (Efesios
6:14-18)
BOSQUEJO DE LA LECCION
¿Qué es la tentación?
Áreas más comunes para la tentación
La tentación de Jesús
Cómo resistir la tentación
La ley de la siembra y la cosecha

OBJETIVOS DE LA LECCIÓN
Cuando usted complete esta lección, será capaz de
1- Definir qué es la tentación
2- Identificar las áreas que más comúnmente son tentadas
3- Relatar la historia de la tentación de Jesús en el desierto
4- Explicar cómo vencer la tentación
5- Discutir acerca de la ley de la siembra y la cosecha

¿QUÉ ES LA TENTACIÓN?
Objetivo 1. Definir qué es la tentación
La tentación puede ser descripta generalmente como una seducción a hacer lo malo, a
disfrutar de los placeres prohibidos, a cumplir los deseos que son contrarios a la
voluntad de Dios, aún cuando eso significa volver a los pecados que nos tenían esclavos
antes de conocer a Cristo. Antes de nacer de nuevo, era normal que nos rindiéramos a la
tentación, porque éramos pecadores. Pablo escribe que estábamos muertos
espiritualmente:
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este
mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera
en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos
en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne
y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los
demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:1-5)
Ser cristianos no nos exime de la tentación. A menudo podemos pasar por temporadas
de gran crecimiento en el cual ganamos sabiduría, conocimiento y fortaleza espiritual.
Sin embargo, aún en esas temporadas debes estar alerta, porque la tentación aún acecha.
Si no somos cuidadosos, podemos caer en ella. Aunque la tentación puede
sobrevenirnos en cualquier momento, somos más vulnerables cuando estamos cansados,
solos, o atravesando algún conflicto. La tentación aún puede levantar su fea cabeza
cuando estamos involucrados en el ministerio, porque estamos constantemente en
batalla. El apóstol Pablo nos advierte:
“Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos”. (1 Corintios
16:13)
Enfrentar la tentación no es lo mismo que caer en pecado. La tentación es la experiencia
que tenemos previamente a participar del pecado. Dios no nos considerará responsables
por enfrentar la tentación a menos que voluntariamente nos pongamos en situaciones
que puedan poner en peligro nuestra integridad. Es cierto que nosotros podemos evitar
algunas tentaciones, pero no podemos evadirlas a todas. Aún el Señor y Salvador Jesús
tuvo que enfrentar tentaciones. Esto nos recuerda que vivimos en la tierra. Hebreos 4:15
dice:
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado.”
Usted, como todos los cristianos a lo largo de la historia, tendrás que hacer elecciones
importantes y poner a Dios en primer lugar en todas las áreas de su vida. Esto es lo que
Jesús nos enseña en el Sermón del monte:
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al
otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.” (Mateo 6:24)

AREAS COMUNES PARA LA TENTACIÓN


Objetivo 2. Identificar las áreas que más comúnmente son tentadas

La Biblia dice que hay tres áreas principales que son afectadas por la tentación: los
deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. El apóstol Juan
escribe:
“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” (1
Juan 2:16)
Hablemos acerca de estas tres áreas.
Los deseos de la carne
En este caso, la “carne” se refiere al cuerpo físico y sus apetitos. Es nuestro cuerpo el
que nos permite saber si tenemos hambre, sed, o estamos cansados. Nuestro cuerpo
también es afectado por la naturaleza pecadora puede desear gratificación en áreas que
están fuera de los límites del creyente. Estas áreas incluyen la inmoralidad sexual, el
placer, la pornografía, el alcoholismo, la glotonería, las fiestas descontroladas, las
drogas, y más.
Ni siquiera el apóstol Pablo, un hombre de integridad inquebrantable y pureza, tenía
confianza en su propia carne. Tanto que, en Romanos 7:8, escribe:
“Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda
codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.”
Jesús también nos advirtió de que nuestra carne será débil cuando venga la tentación,
cuando dijo en Mateo 26:41
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil.”
Usted sentirá que se desata una batalla entre los deseos de la carne y los deseos del
espíritu por agradar a Dios. Su espíritu, que es la parte invisible de usted, se relaciona
con Dios, y los deseos de su cuerpo, la parte visible de usted, deben someterse al
espíritu de la misma manera que su espíritu ha de someterse al control del Espíritu
Santo de Dios.
En Gálatas, capítulo 5, Pablo nos provee dos listas: los actos de la naturaleza pecadora,
y los frutos del Espíritu. No hay nada en las obras de la naturaleza pecaminosa que
debemos desear, porque estas cosas nos alejarán de la presencia de Dios. Estos
comportamientos son adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas (Gálatas 5:19-21).
Ahora, el comportamiento honroso de los frutos del Espíritu, incluye: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22-23)
Nuestro objetivo debiera ser siempre vivir a través del Espíritu Santo.

Los deseos de los ojos


Los deseos de los ojos se refiere a nuestro insaciable de adquirir cosas. Tal vez, usted
también sienta ese impulso. Rendirse ante los deseos de los ojos puede llevarlo a usted a
comprar impulsivamente, robar, adquirir deudas, métodos inescrupulosos para adquirir
dinero, y otros problemas serios. Por otro lado, ninguna persona se siente realmente
satisfecha, aún teniéndolo todo. Sólo Dios puede hacerlo sentir pleno.
Consideremos un par de ejemplos bíblicos acerca de esto. En primer lugar, encontramos
el relato de Eva, tomando el fruto que Dios le había prohibido en el Jardín del Edén.
Dios le había dado muchas cosas a Adán y Eva, pero les había restringido sólo una, los
frutos del árbol que estaban en el medio del Jardín. Era una simple prueba, por supuesto,
para ver si los primeros hombres en la tierra le honraban y obedecían. Pero un día,
después de que el enemigo la convenciera de que Dios estaba siendo injusto al
restringirle el fruto, Eva comenzó a desear el fruto de ese árbol prohibido:
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella.” (Génesis 3:6)
Eva oyó a la serpiente y cedió ante los deseos de sus ojos. Comió el fruto y le dio
también a su esposo. De esa manera, ese único acto de desobediencia abrió la puerta a
mayores actos de depravación. La naturaleza de la humanidad cambió para siempre,
creando una brecha en la relación entre Dios y los hombres.
La segunda historia se encuentra en el libro de Josué, y relata la trágica historia de
Acán, quien cedió ante los deseos de sus ojos. En la conquista de Canaán, Dios había
prometido a su pueblo antes de ir, que le daría una gran victoria, expulsando a los
cananeos de la tierra, quienes eran idólatras y corruptos. Cuando Josué y el ejército de
Israel fue en contra de la primer ciudad de Canaán, Jericó, Dios les advirtió que no
tomaran botín. La ciudad de Jericó iba a ser un monumento conmemorativo del poder
de Dios. Usted mismo podrá recordar que Dios mismo provocó que las grandes
murallas cayeran por completo, sin necesidad de ninguna arma humana (Josué 6:20).
Los montones de piedras que anteriormente habían sido las inexpugnables murallas de
la ciudad servirían como un testimonio para todos los que pasaran por allí, de que el
Dios de Israel era grande y poderoso.
Sin embargo, en el curso de la toma de Jericó, un soldado israelita llamado Acán, robó
una bata de seda, cinco libras de plata, y más de una libra de oro y los enterró en su
tienda, porque cedió ante los deseos de sus ojos y desobedeció la orden sagrada de Dios
de no tomar botín alguno. Como consecuencia, Dios retiró su bendición de los israelitas
cuando fueron a conquistar la ciudad de Ai, que era una ciudad más pequeña. (Josué 7).
En esa batalla, un número de soldados israelitas perdieron la vida, y Acán y toda su
familia perecieron.
Por lo tanto, entendemos que hay una importante advertencia a tener cuidado con los
deseos de los ojos. Dios no se opone a que usted disfrute las cosas buenas, pero
considere si es necesario, adecuado, sano y agradable a Dios el objeto de su deseo.
También, considere si es el momento adecuado para adquirirlo.
La vanagloria de la vida
La vanagloria de la vida es la presunción arrogante de que podemos conseguir cosas sin
la ayuda de Dios, o sin obedecer sus mandamientos. En el mundo griego antiguo, unos
pocos siglos antes de Cristo, la gente creía que los dioses vivían en el Monte Olimpo y
eran gobernados por Zeus. Los griegos inventaron una compleja, y terriblemente
equivocada, mitología acerca de sus dioses, lleno de historias familiares y asombrosas.
Aparentemente, no todos sus dioses eran buenos o poderosos; de hecho, algunas de
estas historias relataban a hombres capaces de burlar a los dioses. Este era un intento de
demostrar la inteligencia, habilidad y suficiencia humana.
En contraste con la antigua Grecia, los judíos creían que el hombre fue creado a imagen
de Dios, y que Dios era la autoridad última. Sus caminos y pensamientos eran más altos
que los de los hombres. Dios era capaz de realizar milagros imposibles para el hombre,
y que Él era eterno e infinito. Si usted lee a lo largo del Antiguo Testamento, verá cómo
los profetas hebreos constantemente señalaban estas creencias.
En nuestro mundo actual, mucha gente arrogante asume que no necesita a Dios y cree
que es capaz de cuidarse a sí misma. Sin embargo, Proverbios 16:18 nos advierte:
“Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.”
Nuestro enemigo, el diablo, se coloca como el principal ejemplo de la amenaza del
orgullo. Él había sido creado para servir como un ángel glorioso, cercano al trono de
Dios. Aparentemente, aguardaba en la presencia de Dios. Muchos estudiosos creen que
Isaías registra la elección de Lucifer de ponerse a sí mismo por encima de Dios:
“Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de
Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados
del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”.
(Isaías 14:13-14)
Lucifer pecó por el orgullo y perdió su lugar en el cielo:
“Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde
estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los
siglos de los siglos.” (Apocalipsis 20:10)
Tristemente, a aquellos que sucumben ante el pecado de la vanagloria y no se
arrepienten, les espera el mismo destino. Si tratamos de ponernos por encima de Dios,
caemos en la misma trampa que Lucifer y la tercera parte de los seres angélicos que le
siguió.

LA TENTACIÓN DE JESUS
Objetivo 3. Relatar la historia de la tentación de Jesús en el desierto.
Como señalamos anteriormente, la Biblia dice que Jesús fue tentado en todo. Esto no
significa que Jesús lidió con las tentaciones específicas de la vida moderna, tales como
la pornografía por Internet, las películas para adultos, o el robo de tarjetas de crédito,
porque tales cosas no existían en esa época. Sin embargo, Jesús, siendo completamente
hombre, lidió con las tentaciones que son comunes a todas las personas. Así que, Él
conoce lo que experimentamos cuando somos tentados. No obstante, Él jamás sucumbió
ante ninguna tentación, sino que se mantuvo sin pecado.
Las Escrituras ofrecen numerosos ejemplos de personas que lograron vencer la
tentación, pero la ilustración preeminente de resistencia a la tentación es la que se relata
de Jesús en el desierto. Esta tentación ocurrió al comienzo del ministerio de Jesús,
inmediatamente después de haber sido bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán.
Satanás mismo vino a Jesús para tentarlo. Tome unos minutos para leer el relato en el
evangelio según Mateo 41:1-11. En este pasaje, vemos que el Espíritu Santo guió a
Jesús hacia el desierto para tener un ayuno de cuarenta días. Pasados esos días, el diablo
se acercó y tentó a Jesús en las tres áreas que hemos mencionado anteriormente (los
deseos de la carne, de los ojos y la vanagloria de la vida). En cada área tentada, Jesús
venció al enemigo usando la Palabra de Dios. La primera tentación de Satanás a Jesús
fue incitarlo a convertir las piedras en pan. Tenga en cuenta que Jesús habrá estado
hambriento después de haber pasado un período de ayuno tan largo. La idea del pan
seguramente habrá sido muy atractiva para su carne, pero cualquier sugerencia o
requerimiento que viniera de parte de Satanás debía ser ignorada. Esta tentación cae
bajo la categoría de “deseo de la carne”. Al tratar con esta tentación, Jesús citó el pasaje
de Deuteronomio 8:3
“Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no
conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de
pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el
hombre.”
Más tarde, Jesús les dijo a sus discípulos:
“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.”
(Juan 4:34)
En la siguiente tentación, Satanás desafía a Jesús a tirarse desde el punto más alto del
templo de Jerusalén, y que los ángeles de Dios lo rescataran de la muerte. Al realizar
esta hazaña, Jesús podría haber captado la atención y la fama de las personas, quienes lo
considerarían inmediatamente el Mesías. El problema era que ese acto hubiera sido
llamativo, dramático e inapropiado. Satanás, tal vez, tenía la esperanza de que Jesús
viera esto como un atajo hacia la popularidad, evitando las pruebas que le vendrían en
los siguientes tres años de ministerio. Pero Jesús sabía que era mejor seguir el plan del
Padre. Así que, aquí cita el pasaje de Deuteronomio 6:16
“No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah.”
Esta tentación cae en la categoría de la vanagloria de la vida, porque buscaba hacer a
Jesús mostrar su poder en una forma que no glorificaba a Dios el Padre.
La tercera y última tentación, cae en la categoría de “deseo de los ojos”. El enemigo
toma a Jesús y lo lleva a un monte alto, y le muestra desde allí el esplendor de los reinos
del mundo. Entonces le ofrece a Jesús todo lo que una persona ambiciosa pudiera
desear: riquezas, comodidad, influencia y poder. Satanás sabía que Jesús estaba
destinado a ser el Rey de reyes y que gobernará el mundo, pero solo después de un gran
sufrimiento. Así que le ofrece un atajo para convertirse en rey. Sin embargo, había una
trampa. El enemigo quería que Jesús se inclinara ante él y lo adorara. Jesús, en cambio,
lo reprende, citando el pasaje de Deuteronomio 6:13
“A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás.”
En cada una de estas tres tentaciones, Jesús citó palabras de Dios del Antiguo
Testamento, y resistió los ataques del enemigo.

COMO RESISTIR LA TENTACIÓN


Objetivo 4. Explicar cómo resistir la tentación

Use la Palabra de Dios


En la sección previa, aprendimos que Jesús venció cada tentación de Satanás utilizando
la Palabra de Dios. Este enfoque para lidiar con las tentaciones es fundamental para
nosotros también. Nosotros tenemos acceso a las Escrituras y podemos usarla en
nuestra batalla contra las tentaciones. Las Escrituras contienen mandamientos divinos,
promesas, verdades y principios que podemos memorizar y usar cuando sometemos
nuestra carne a la voluntad de Dios. También podemos usar las Escrituras si estamos
bajo un ataque demoníaco. El enemigo, eventualmente, huirá si diligentemente nos
mantenemos firmes en la Palabra de Dios.
Jesús podría haber fácilmente desechado al enemigo con una simple orden, pero prefirió
lidiar con las tentaciones para mostrarnos la estrategia al citar las Escrituras. Esta es una
de las razones por las que es sabio memorizar porciones de la Biblia, de manera que
usted pueda tener una defensa en el día de dificultad.
Busque una forma de escapar
Por inspiración del Espíritu Santo, el apóstol Pablo escribió:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará
también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.”
Dios siempre proveerá una vía de escape.
Los jets modernos de guerra tienen una vía de escape para el piloto que siente que es
peligroso permanecer dentro. El piloto se sienta en un asiento eyectable que, en una
emergencia, es impulsado fuera de la aeronave por un pequeño motor de cohete. Una
vez fuera de la aeronave, el asiento eyectable despliega un paracaídas y desciende de
forma segura a la tierra. Muchos miles de pilotos se han salvado mediante el uso de esta
vía de escape. Sin embargo, ¡debe tenerse en cuenta que el viaje no será cómodo! El
piloto experimentará una tremenda tensión cuando las fuerzas G tiran de su cuerpo. Sin
embargo, este malestar es mejor que un escenario de desplome y quemadura.
Cuando enfrentamos la tentación, siempre debemos buscar la vía de escape. La manera
de Dios para que usted escape, probablemente puede ser cambiar el tema de
conversación, si el anterior no era agradable a Dios, abandonar un lugar donde hay
personas mirando un programa de televisión inapropiado, elegir salir con personas de
Dios en lugar de con un grupo de personas que constantemente planea hacer lo malo,
cancelar la suscripción al cable, TV satelital o revistas, o simplemente decir “¡No!”
cuando es confrontado con la tentación. Será de usted siempre la decisión. Hacer lo
correcto no siempre será cómodo; muchas veces será temporalmente desagradable. Sin
embargo, esto es mejor que chocar espiritual o moralmente.
Huir de la tentación
Hay momentos en los que debemos enfrentar la tentación, y hay otros momentos en los
que debemos salirnos físicamente de la seducción. Pablo, el apóstol, le advierte a
Timoteo:
“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la
paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” (2 Timoteo 2:22)
Piense en lo que significa “huir”. Los animales huyen de los depredadores que pueden
matarlos. Las personas huyen naturalmente de los desastres naturales o de otros tipos de
peligros. Aquellos que huyen no se preocupan acerca de su reputación o prestigio, ni les
preocupa que otros los llamen cobardes. Escapar es la respuesta apropiada a ciertos
peligros. Así que no se sienta avergonzado de huir cuando la tentación es fuerte.
El libro de Génesis relata la historia de José. Su hermano mayor lo vendió como
esclavo, y terminó sirviendo a Potifar, un poderoso oficial egipcio. José demostró
integridad y diligencia en todo lo que hacía, así que Potifar lo promovió a la posición
más alta que un siervo podía tener. José ahora manejaba toda la casa de Potifar. Las
cosas iban bien hasta que la esposa de Potifar, una mujer sin escrúpulos, intentó seducir
a José, quien se resistió a los avances de ella.
La esposa de Potifar, día tras día, intentaba llevar a José a la cama, pero él
constantemente la rechazaba. Siendo una persona que no se daba por vencida
fácilmente, ella le tendió una trampa aprovechando una ocasión en la que estaban solos
en la casa. Entonces, José huyó de la escena y se aleja de la casa. Su comportamiento
honró a Dios, pero enfureció a la mujer, quien se vengó acusándolo falsamente de haber
intentado violarla, y José fue enviado a la cárcel. Pero Dios nunca olvidó lo que él había
hecho, y a su debido tiempo, José fue liberado de prisión y promovido a la segunda
posición de autoridad en todo Egipto (puede leer esta historia en Génesis, capítulos 39
al 41).
José pudo demostrar exitosamente que se puede huir de una tentación, y no sentir
vergüenza alguna de ello. Así que, prepárese a la idea de que probablemente usted
mismo se vea en situaciones en la vida de la que deba huir por causa de una tentación.
Mantenga su mente enfocada
La mente humana es una parte asombrosa de quienes somos y qué somos. Es mucho
más que un órgano físico al que llamamos “cerebro”. La mente incluye la conciencia, la
memoria, el pensamiento lógico y los deseos. ¿Sabía usted que se puede entrenar la
mente de la misma manera que se entrena el cuerpo? Los atletas aprenden a enfocar el
entrenamiento de aquellas partes de su cuerpo que estarán bajo una alta demanda. Ellos
trabajan la memoria muscular y la fuerza en el proceso de desarrollar la resistencia.
La mente puede ser educada para enfocarse en las cosas que agradan a Dios. Esto
requiere de un trabajo disciplinado, pero tiene una gran recompensa. El apóstol Pablo
escribió:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo
justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8)
En la medida en que usted se enfoca su pensamiento adecuadamente, su mente se
someterá a una transformación y una renovación. Muchas tentaciones que solían plagar
su mente, se desvanecerán.
Ore
Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, Él les dio un modelo
de oración (puede encontrarlo en Mateo 6:9-13 y Lucas 11:2-4). En esta oración, Jesús
incluye una petición muy importante:
“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Mateo 6:13)
Esta petición no implica que Dios es la fuente de la tentación. En cambio, es un pedido
a que Dios guíe al que ora para poder alejarse de las tentaciones. Orar a Dios cuando
usted enfrenta una tentación atrae inmediatamente la atención de Dios, ya que Él
realmente desea que seamos victoriosos sobre cualquier cosa que pudiera dañarlo
espiritualmente y llevarlo por un mal camino.
Descanse en la guía y fortaleza del Espíritu Santo
Nadie puede obligarlo a usted a pecar, ni tampoco puede obligarlo a tomar las
decisiones correctas. Todos tenemos una voluntad libre. Sin embargo, Dios nos ha dado
su Espíritu Santo para guiarnos a la verdad. Si nosotros seguimos su guía, evitaremos
las trampas del mundo y del diablo. Si decidimos mantenernos puros, el Espíritu Santo
nos proveerá, además, una fortaleza sobrenatural para ayudarnos a resistir la tentación.
El apóstol Pablo nos advierte:
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos
del Espíritu,” (Efesios 5:18)
Necesitamos ser constantemente llenos y guiados por el Espíritu Santo. En esencia, de
la misma manera en que una persona puede emborracharse y dejar que el vino sea quien
lo controle y le lleve a tener un comportamiento incorrecto o malo, la persona llena del
Espíritu Santo es conducida por Él a tener una forma correcta de vivir. Así que, a través
del poder del Espíritu Santo, tenemos la capacidad de negar nuestra antigua naturaleza.
Mientras más nos acercamos a Dios, más desearemos obedecerle y más sensibles
seremos para detectar la tentación.

LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA


Objetivo 5. Discutir acerca de la ley de la siembra y la cosecha
Usted puede haber escuchado acerca de la ley espiritual de la siembra y la cosecha. Es
muy similar a la ley natural de siembra y cosecha. Cuando los granjeros plantan las
semillas, lo hacen con la expectativa de disfrutar de la cosecha. Por otra parte, cuando se
siembran las semillas de maíz, saben que no van a recibir tomates; consiguen maíz.
¡Cosechan lo que siembran!
En Gálatas 6:7-8, Pablo escribe:
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la
carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu
segará vida eterna.”
Antes de convertirse en cristiano, usted sembró mala semilla, cediendo constantemente
a la tentación. Y, ¿cuál fue el resultado? Se metió en problemas, personas se pusieron en
contra de usted, experimentó una sensación de vacío, culpa y tristeza, y estaba
espiritualmente perdido. Al venir a Cristo, usted rompió con ese círculo. Dios le
perdonó sus pecados y le dio una nueva vida. Ahora, usted tiene buena semilla para
sembrar, pensando y haciendo las cosas que a Dios le agradan. El resultado será una
cosecha de alegría, paz, buenas relaciones, y finalmente, la vida eterna.
Es imperativo que usted, como cristiano, refleje la ley de la siembra y la cosecha,
especialmente cuando es tentado. Si usted, aún siendo cristiano, continúa sembrando
mala semilla, no podrá evitar los problemas y las consecuencias dolorosas que
inevitablemente vendrán. Permítame ilustrarle esto a través de una tragedia registrada en
las Escrituras, la del rey David y Betsabé (puede encontrarla en 2 Samuel 11).
Recordemos que David era el héroe de Israel. En este momento de su vida, era un
hombre victorioso; había peleado valientemente muchas batallas, guió al pueblo a la
adoración a Dios, y el favor de Dios descansaba en él.
El relato comienza con el rey David en Jerusalén, mientras miraba la ciudad desde la
azotea. Era de noche, así que él podía ver dentro de algunas casas donde las lámparas de
aceite estaban encendidas. Era ya primavera, la época del año en que los reyes de la
antigüedad generalmente iban a la guerra. De hecho, en ese mismo momento, el ejército
israelita estaba en el campo de batalla contra los amonitas. Pero, por alguna razón, esta
vez David se había quedado.
Desde el lugar donde David observaba, en su palacio, pudo ver a una hermosa mujer
bañándose, y la deseó. Aunque David ya tenía muchas esposas y concubinas, y podría
haber huido de la azotea y haber estado con cualquiera de sus mujeres, David se quedó
mirando a la mujer que se bañaba, llamada Betsabé, una mujer casada. Así que la envió
a traer, se acostó con ella, y luego la envió de regreso a su casa. Pero esa noche, Betsabé
quedó embarazada. La elección pecaminosa de David desencadenó una serie de eventos
que le terminaron llevando a cometer un asesinato para encubrir lo que había hecho.
Aunque David se arrepintió de sus pecados y fue perdonado, su pecado abrió la puerta a
una tragedia en su vida. Había sembrado semilla de deseo, adulterio y muerte, y cosechó
un dolor inimaginable. La Biblia nos dice que el hijo que Betsabé le dio a David, al
poco tiempo murió.
Uno de sus hijos, Amnon, siguió el mismo ejemplo de comportamiento inmoral de su
padre, al violar a su medio hermana, Tamar. Otro de sus hijos, Absalón, en consecuecia,
mató a Amnón, alejándose de su padre y causando dolor.
Más tarde, Absalón intentó un golpe de estado con el fin de robar el reino de su padre.
Esto también terminó en muerte para Absalón, quien fue finalmente capturado y
ejecutado por Joab, comandante militar de David.
La lección que debemos aprender de esta terrible serie de tragedias, es que necesitamos
vencer las tentaciones y evitar el pecado a toda costa. Porque cosecharemos lo que
sembramos.

CONCLUSION
Necesitamos entender qué es la tentación y reconocer las áreas de nuestra vida que más
comúnmente son atacadas. Jesús usó la Palabra para resistir la tentación, proveyéndonos
un valioso ejemplo que, como cristianos, debemos seguir. Dios ha revelado a través de
su Palabra numerosas estrategias que podemos aprender y utilizar.
AUTOEXAMEN
Luego de estudiar esta lección, por favor lea cada pregunta cuidadosamente, y circule la
respuesta correcta. Hay solo una respuesta correcta para cada pregunta.
1- La tentación viene a
a. Solo los más débiles
b. Solo a las personas que no van a la iglesia
c. A todos
2- Dios
a. Es el origen de las tentaciones
b. Está esperando a que cedamos a la tentación
c. Nunca fue, es o será el origen de las tentaciones
3- 1 Pedro 5:8 identifica a nuestro enemigo como
a. El diablo
b. Aquellos a quienes no les caemos bien
c. Los lideres de la iglesia
4- De acuerdo con las Escrituras, las tres áreas principales para ser tentadas son:
a. Alcohol, drogas, tabaco
b. Deseos de la carne, deseos de los ojos y vanagloria de la vida
c. Dinero, sexo e Internet
5- El objetivo de la tentación es
a. Hacer que Dios tenga que quitar de nosotros su bendición
b. Mostrarnos qué tan débiles somos
c. Mostrarnos qué tan fuertes somos
6- Jesús contraatacó a las tentaciones del diablo
a. Cerrando los ojos
b. Huyendo
c. Citando y aplicando las porciones adecuadas de las Escrituras
7- Ceder ante los deseos de la carne es generalmente
a. Ceder a nuestra naturaleza pecaminosa
b. Tener hambre
c. Estar cansado
8- Una forma práctica de escapar de la tentación y practicar una vida agradable a
Dios es
a. Nunca dejar tu hogar
b. Cambiar el tema de conservación si se está hablando de algo no
agradable a Dios
c. Ceder a la tentación
9- La experiencia de Jesús en la tierra fue que
a. Jesús fue tentado al principio de su ministerio
b. Jesús cedió ante la tentación del enemigo
c. Jesús nunca fue tentado
10- Ceder a la tentación puede llevarnos a
a. Caer de la gracia de Dios
b. La destrucción de nuestra familia
c. Ambos
RESPUESTAS AL AUTOEXAMEN
Nota: Si usted ha respondido alguna pregunta incorrectamente, puede encontrar el
objetivo del que surge la pregunta, mirando la referencia entre paréntesis

1. c (11.1)
2. c (11.4)
3. a (11.1)
4. b (11.2)
5. a (11.1)
6. c (11.3)
7. a (11.2)
8. b (11.4)
9. a (11.3)
10. c (11.5)

ACERCA DEL AUTOR DE ESTA LECCIÓN


Don McDarvey ha servido en el equipo pastoral de la Primera Asamblea de Dios en
Cedar Rapids, Iowa (Estados Unidos) por 17 años, supervisando el ministerio de
Educación Cristiana, y la Escuela de Ministerio de Cedar Rapids. Previamente, había
trabajado en el equipo de la Primera Asamblea de Dios en Rockford, Illinois (Estados
Unidos), y era el Consultor del Departamento Nacional de de Escuela Bíblica de las
Asambleas de Dios en Estados Unidos.
Don y su esposa han estado casados por 19 años y tienen dos hijos, David y Sean.

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