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Participantes:
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último la tecnología y los conceptos de la administración del cambio
efectivo y del equilibrio de la estabilidad y el cambio. (1988:9)
Con lo antes citado se infiere que el líder debe ser una persona apasionada con
un amplio dominio del área donde se le asigne; con alto sentido de pertenencia,
identificado con la organización y con una noción amplia de la cultura
organizacional. También debe interactuar con todos los elementos de la
organización, identificar el potencial de cada uno (sus virtudes y defectos) al tiempo
que debe manejarse en los ambientes de tensión, tener dominio propio y algo muy
importante: debe mantener la calma ante las situaciones de conflicto.
En tal sentido los especialistas Heifetz, R. y Linsky M., exponen en su obra Una
guía de supervivencia para líderes, que:
No quiere decir esto que el líder sea una persona fría que actúe al margen de la
gente solo para mantener su posición dentro de la organización. Antes, por el
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contrario, lo que se quiere ver es un líder sensible e inmerso en la realidad de su
equipo para poder realizar los procesos de cambio con la menor alteración posible,
tal como indican los autores antes citados: “la esencia del liderazgo radica en la
capacidad de comunicar noticias desagradables y de tratar los problemas difíciles
de una manera que mueva a la gente a captar el mensaje, más que a asesinar al
mensajero”. (2004:94).
Por otra parte, es necesario que los directivos internalicen que la única forma de
lograr en la organización un proceso de cambio significativo es vinculándose
directamente a las actividades; abocándose a la resolución de conflictos que
emergen -por defecto- en cualquier proceso de cambio.
Igualmente, hay que aprovechar cada oportunidad para hacerle entender a los
miembros de la organización que el cambio es imprescindible, y ser el modelo a
seguir. Es así como las masas avanzan, al ver a sus líderes al frente en el campo de
batalla.
En tal sentido, Alfonzo, R. y Ventocilla E. (2008:9) apuntan que “gerenciar el
cambio cultural supone: claridad de visión, constancia de propósito, sentido de
oportunidad, compromiso en la acción, conciencia de costos y beneficios, y sobre
todo, educar y dar el ejemplo”.
Sin duda alguna el proceso de cambio es complejo, por ello se requiere de
líderes dotados de habilidades como: improvisación, versatilidad y asertividad,
habilidades que permitirán el avance continuo del proceso, aun cuando se
presenten eventos que puedan alterar el curso fijado para el logro del cambio. En
referencia a esto, los autores Heifetz, R. y Linsky M. precisan que:
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y a su iniciativa y para entender cómo los cambios de hoy pueden afectar a los
planes del mañana” (2004:76).
Se entiende entonces que, el proceso de cambio, está supeditado a una amplia
formación de los líderes de la organización e indudablemente a un amplio
conocimiento de las repercusiones que conlleva dicho proceso y ante lo cual no se
puede vacilar. Los autores antes citados indican al respecto que:
Sin embargo, tal como lo señalara William Edwards Deming, difusor del concepto
de calidad total: “Nada lo obliga a usted a cambiar, usted cambia si quiere...después
de todo, sobrevivir no es obligatorio”.