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Thomas Hoeksema Sefial desde la hoguera: la poesia de José Emilio Pacheco I Durante las dos tiltimas décadas la figura intimidante de Octavio Paz ha dominado la poesia mexicana. La brillante critica y la poesia inno- vadora de Paz han hecho que la atenci6n internacional se enfoque sobre la escena literaria mexicana, y ha inspirado un sentimiento de confian- za y respeto de si mismos en las generaciones recientes de poetas mexi- canos. Sin embargo, tal como hay en los primeros libros de Paz una in- fluencia de la poesia de soledad de Villaurrutia y Gorostiza, otros poetas mexicanos jévenes han tomado como modelo de trabajo la poesia erdtico- metafisica de Paz. La influencia de Paz sobre estos jévenes poetas ha sido a la vez saludable y sofocante. Algunos no han asimilado la influen- cia y han producido insipidas imitaciones. Otros han asimilado exitosa- mente la estética de El arco y Ia lira y las imagenes de Piedra de sol y Blanco, y han logrado desarrollar voces poéticas originales. En los wlti- mos ajfios, han llamado la atencién estos jévenes poetas mexicanos —Isa- bel Fraire, Homero Aridjis, Gabriel Zaid, Juan Bafuelos, José Carlos Becerra— cuya energia creativa ha perpetuado lo que Paz denomina la “tradici6n de ruptura”’. E] representante mas maduro y original de este grupo de poetas con- ,/temporaneos es José Emilio Pacheco, uno de los escritores mas produc- tivos y versatiles de América Latina hoy en dia. A los treinta y siete aiios, ya ha sido jefe de redaccién de La Cultura en México y Didlogos, a editado varias antologias importantes de poesia mexicana, y ha tra- ducido a numerosos autores franceses y norteamericanos. Ademas, ha publicado tres voliimenes de cuentos, una novela, y cuatro libros de Poesia, Thomas Hoeksema (Estados Unidos) es profesor de Literatura Comparada en New Mexico State University. Ha pubilcado numerosas traducciones de poesia y narra- tiva latinoamericana, incluyendo una edicidn bilingtle de la poesia de Isabel Fraire (edit. por Mundus Artium Press). Es editor asociado de Mundus Artium: A Journal of International Literature and the Arts, 92 Thomas Hoeksema Los cuatro! voltimenes de poesia de Pacheco [Los elementos de la noche (1963), El reposo del fuego (1966), No me preguntes como pasa el tiempo (1969), e Irds y no volverds (1973) ] establecen un paralelo sin- gular con la progresiva desilusi6n, la ansiedad y la protesta que carac- terizan a la poesia mexicana, y en gran parte, latinoamericana, de la segunda posguerra, La progresidn interna de los cuatro libros poéticos de Pacheco revela no solamente etapas importantes en el crecimiento y la madurez de un poeta, sino también incorpora la lucha persistente de la poesia latinoamericana contemporanea por expresar preocupacio- nes sociales sin reprimir su impulso lirico ni sus ideales estéticos. La sintesis lograda entre las preocupaciones sociales y la integridad crea- tiva representa una nueva direcci6n en la literatura latinoamericana. La consecuencia principal de la preocupacién poética basica de Pa- checo es una pérdida de seguridad en las nociones tradicionales 0 en los dioses del pasado. La historia se transforma en una cronica de la catas- trofe, un ciclo continuo del desastre y la destruccién, Tampoco el futuro ofrece ninguna consolacién o esperanza; de hecho, Pacheco ve el futu- ro como el polo opuesto de la historia, participando en el ciclo de la destruccién del hombre. E] futuro es desesperanzado. Se convierte en una dimensién de inminente tragedia que siempre esta en el proceso de serlo: mafiana es el espejo de los mafianas rotos y seré como ayer y seremos iguales (Tarde enemiga”) Asi, el hombre esta aislado en el momento presente, incapacitado para relacionarse significativamente con su pasado y sin esperanza para el futuro. El presente llega a ser el momento intenso antes que el ciclo de desesperanza y destruccién se complete. El] momento presente es un um- bral, un instante alejado del caos: Lugar que ya no esta, donde pasaste, donde te vi por iiltimo, en la noche de ese ayer que me espera en los mafianas de ese futuro que pasé a la historia, de este hoy continuo en que te estoy perdiendo. (“El reposo del fuego”) La suspensién del hombre y del poeta en el vacio de este “hoy continuo” atrapados en la trampa ciclica del “futuro que pas6 a la historia” forman Ja estructura basica de la poesia de Pacheco, * Con posterioridad a la redaccién de este articulo, Pacheco ha publicado otro libro de poemas:: Islas a la deriva (1976) y, en el mismo afio, un cuaderno, Al mar- gen (de Islas a la deriva), formado con los textos que no encontraron acomodo en el volumen o se escribieron cuando ya estaba en prensa, (Nota de Texto Critico). Senal desde la hoguera 33 El “yo” de los poemas de Pacheco es un hombre invisible, un exiliado de su comunidad en desintegracién y, sin embargo, es también un parti- cipante de sus desastres. Los poemas son una confrontacién dolorosa con lo que es tragico en la existencia. El poeta intenta localizar la iden- tidad y el centro del hombre en medio de un mundo ardiente. En el es- pejo de la representacién poética de su horror y repugnancia frente a ese mundo, también espera encontrar una respuesta a la btisqueda colec- tiva de la identidad y la significacién por aquellos que comparten con él un lugar “‘a la izquierda del cero”. Su poesia esté condicionada por su experiencia en el mundo moderno. En el umbra] de la aniquilacién, Pa- checo es el poeta que sefala a través de las llamas: “pertenezco a una era fugitiva, mundo que se desploma ante mis ojos” (“Descripcién de un naufrago en ultramar’’). De diversas maneras, el primer libro de poesia de Pacheco, Los ele- mentos de la noche, inicia las preocupaciones y los temas poéticos cen- trales que reapareceran y seran amplificados en libros y poemas poste- riores. Este primer libro se concentra en dos ideas fundamentales: la naturaleza del mundo en ruinas con que se encara el poeta, y la relacién especifica del poeta con este mundo. En un sentido estrictamente fisico, los elementos de la noche son la tierra, el aire, el fuego y el agua. En los poemas de Los elementos de la noche llegan a ser cuatro elementos de la experiencia imaginativa. La segunda consideracién importante con res- pecto a estos elementos es que no son simplemente los cuatro elementos basicos del mundo inorganico, sino los elementos de la noche, y su funcién esta condicionada por la representacién poética de este mundo nocturno, Esta variacién tiene como resultado la formacién de nuevos elementos en los poemas de Pacheco: noche-tierra, noche-aire, noche-fuego y noche- agua. De este modo, Pacheco rompe con toda cosmologia tradicional e introduce un nuevo juego de elementos que estan imbuidos de los signi- ficados y caracteristicas particulares de esta noche. Ademas de retratar un mundo nocturno cuyos elementos cambian en relacién con el status de la noche, este primer volumen de poesia enfa- tiza la relacién del poeta con la noche y sus elementos basicos. La noche se convierte en el medio en que el poeta se mueve, y los elementos de- terminan, en gran medida, la naturaleza de su movimiento. Al principio del primer libro, Pacheco hace evidente que los elementos de esta noche particular son destructivos: En el lento cadaver de las horas la noche va dejando transitorios venenos; contra el aire se rompen las palabras, los dias, (‘Los elementos de la noche”) Por extensi6n, el poeta habita un mundo cuyos elementos conspiran con- tra su vida y contra la luz del dia. La imagen mas detallada de la posi- cién del poeta esta dada en el largo poema de Los elementos de la noche, 94 Thomas Hoeksema “Arbol entre dos muros” (1958), Como la luz resplandeciente del dia, el poeta en este poema esta: Sitiado entre dos noches (entre dos multitudes cuyo pacto un mismo sonido deshilvana y recubre; entre dos pozos, dos cuencas arrasadas de sorda agua que espera; entre dos cielos que corren a su alcance; dos cantiles roidos que suelen despefiarse en sus hoscas mitades; dos cadenas de espejos, navegables murallas; dos bestias aladas que se muerden la cola)... Como un Arbol entre dos muros, atrapado entre dos noches, dos multitu- des, dos cielos y dos pozos, el poeta existe en un equilibrio precario entre alternativas amenazantes y destructivas. El hecho de que dos noches encuadren e] dia afiade otra dimensién a la visién que Pacheco tiene de la noche. La noche determina las limitaciones y el status iluso- rio del dia; la noche es el marco que encuadra la lucidez del dia. El poeta esta, como el dia, atrapado entre dos noches. Su herencia es la noche, y el cielo de la noche determina el curso y las limitaciones de su existencia. En una breve resefia de Los elementos de la noche, el critico mexicano Carlos Monsivais sugiri6 que el libro de Pacheco es un intento de rela- cionar la existencia actual con la condicién elemental y basica de la exis- tencia humana: “el tiempo en que las imagenes transformaban el mun- do’. Sin embargo, Monsivais concluye en que Pacheco ve a su alrededor solamente la condicién perversa y corrompida de lo elemental, que los elementos puros de la existencia ya no funcionan ordenadamente en una manera predecible para él. De este modo, parece que los elementos de la noche de Pacheco son la perversién tragica e initil de la belleza natural y de la forma. Los elementos que moldean su mundo cotidiano e ima- ginativo estén fuera de control y son catastréficos. Queda el reconoci- miento de que éste es el mundo y éstos son los elementos con que el poeta tiene que tratar: debe intentar ordenar el caos, restaurar la belleza y la forma e iluminar la oscuridad con su propia luz. EI segundo libro de poesia de Pacheco, El reposo del fuego, refuerza su visién del mundo y asi le permite mantener continuidad mientras logra nueva intensidad y fresca sintesis como poeta. Alcanza esta condicién a través de la elaboracién de un universo heracliteano en sus poemas. Las fuertes implicaciones de una influencia heracliteana en Los elemen- tos de la noche aqui son explicitas. En el primer libro de Pacheco todas las cosas estaban constantemente fluyendo y cambiando. Otra manera de formular las limitaciones de ese primer volumen es decir que Pacheco Senal desde la hoguera 95 no asent6é ninguna armonia o base para el orden. Su mundo esta mas cerca del caos, y las fuerzas destructivas en el contexto de la noche con- dicionaron la ley de todo el ser. En El reposo del fuego es evidente una visién mas completa de la influencia heracliteana. Heraclito afirm6é que el mundo de cambio y conflicto no es simple caos, sino que esta gobernado por un principio imperativo de orden, armonia y medida, que él denomina Jogos. No hay ningtin descanso eter- no ni estabilidad inalterable en el mundo de Herdclito, asi como tampoco hay ningun escape al ciclo de cambio, Sin embargo, hay una manera en que el logos de Heraclito funciona como la universal “proporcién de la mezcla”: un principio de orden, a pesar de las tensiones opuestas. E] mismo titulo, El reposo del fuego, establece las estrechas afinida- des entre la poesia de Pacheco y las ramificaciones filosdficas del pen- samiento de Herdclito. Como Heraclito, Pacheco ha desechado la posi- bilidad de salir del ciclo de cambio y cualquier nocién de descanso eterno. Las conclusiones de Los elementos de la noche son irrevocables. Al mismo tiempo, si se encuentra la permanencia en el cambio, quizi se puede encontrar el reposo en el fuego. Tal vez, el cambio destructivo que Pa- checo enfrenta en Los elementos de la noche dara lugar a algun tipo de permanencia y afirmacién. Una vez mas se pueden ilustrar contrastes importantes entre su pri- mer y segundo libro. En Los elementos de Ta noche, la interpretacién y la presentacién de los “elementos” reforzaban y complementaban a la “noche”. Esta relacién era unidimensional y repetitiva. El reposo del fuego afirma dos ideas opuestas, paraddjicas, donde la destruccién (fue- go) esta moderada por la estabilidad y la armonia (reposo). La relacién entre estas dos fuerzas es multidimensional y dialéctica. Este segundo volumen de poesia es un intento de sintetizar dos fuerzas discordes y antagénicas y de infundir en el caos y en el cambio alguna forma y algin orden, A un nivel mds complejo que el del primer libro, este intento de sintetizar tiene implicaciones para el poeta y el mundo en que vive. El conflicto inherente en el titulo El reposo del fuego determina el modelo general de los intentos de Pacheco por dar expresién a la era del fuego y del caos. La presencia simultanea de reposo y conflagracién establece los polos de tensién en este libro y, por lo tanto, en toda su poesia subsiguiente. El equilibrio de las dos fuerzas no sugiere al caos, como lo hizo con “elementos” y “noche”. Vistos separadamente, fuego y reposo son fuerzas opuestas e inconciliables; juntos forman una armo- nia de opuestos que es la condicién precisa que Pacheco espera alcanzar: una unidad de tensiones conflictivas que no es el simple caos. El “repo- so” de estos poemas no es el descanso o el dormir incesante, ni tampoco es el fuego una continua destruccién abrumadora. El reposo es a la vez destructivo y regenerador. Los dos elementos principales en este libro fon ea y complementarios y tienen que ser contemplados en su relacién. %6 Thomas Hoeksema La base tedrica de este segundo volumen es muy clara: el reposo debe ser identificado con vida, unién y armonia, pero es un reposo activo debido a su relacién con el fuego. E| fuego se identifica con cambio destructivo y muerte, pero tiene que ser un cambio constructivo debido a su relacién con el reposo. El momento del reposo esta relacionado también con la idea del “mundo fluido”. El] reposo es una visién transito- ria y momentanea del solaz y la totalidad que ubica el centro y la iden- tidad del hombre en un mundo que arde. Sin embargo, este momento no es habitable: el reposo en el fuego estara caracterizado principal- mente por el cambio, una relacién constantemente variada. La parafrasis que hace Pacheco del universo heracliteano en perpetuo flujo es que el mundo se incendia: “todo el mundo esta en llamas” (“Las palabras de Buda”). La progresién total del libro es un intento de delinear clara- mente la presencia penetrante del fuego y el instante fragil del reposo. La distincién crucial que hay que hacer es que Pacheco no se ilusiona con que va a descubrir un reposo en e] fuego; tiene que ser un reposo del fuego. La mayoria de los poemas en esta segunda coleccién estan dedicados a las palabras = imagenes de la presencia del fuego y el consiguiente ambiente del desastre. Al moverse Pacheco hacia una comprensi6n y ex- presién de un posible reposo de] fuego en este volumen, mantiene una persistente visién del mundo calamitoso que habita: El mundo en vilo azota sus cadenas; la tempestad desciende. Y¥ yo sin nombre busco un rastro fugaz, quiero un vestigio; algo que me recuerde si he olvidado que, a solas, en la tarde sin memoria, contemplé en derredor, vi con asombro la secreta eficacia con’ que el polvo devora el interior de los objetos. (1-8 de EL reposo del fuego) Pacheco parece querer disipar cualquier nocién de un reposo superficial o fabricado que existiria a pesar del fuego en vez de combinado con él. Para Pacheco, el reposo en el fuego esta demasiado cerca de la inocencia anhelada de la poesia beat que ejerce sus ilusiones de unidad en la som- bra de un mundo ardiente, Pacheco quiere evitar el retrato del reposo como algiin espacio azul fuera del tiempo y el fuego que tiene el gusto de la inocencia alegre del jardin. La obra de Pacheco contrasta fuerte- mente con mucha poesia mexicana y latinoamericana que incorpora el misticismo de la fliosofia y la religién orientales para explicar y superar Ja presencia del fuego Megando a ser una mera fabricacién, a la vez eva- siva y facil. Esta ilusién del reposo (trasplantada de otro sistema filo- s6fico y cultural) es comparable en los poemas de Pacheco al proceso de petrificacién, que se parece mas al reposo final de la muerte: Seiial desde la hoguera 97 Sangre y humo alimentan las hogueras. Nada mella el fulgor. Y las montahas reblandecen los siglos, se incorporan, desbaratan su ritmo, son de nuevo piedra, mudez de piedra, testimonio de que nada hubo aqui; de que los hombres como piedra también se tornan viento. (1-10 de El reposo del fuego) Este repeso de la petrificacién adquiere un referente humano en ‘“Pom- peya’”’: “Nos ahogaron los gases, la ceniza / nos sirvié de sudario. Nues- tros cuerpos / continuaron unidos en la roca: / petrificado espasmo interminable”. Sin embargo, El reposo del fwego no es un estado incon- solable, sin alivio, donde sangre y humo alimentan las hogueras. Cerca del final de este libro, Pacheco incluye un poema curioso e inusual de tres versos: El viento trae la Huvia. En el jardin las plantas se estremecen, (III-11 de El reposo del fuego) En una conversacién, Pacheco me explicé la funcién de este poema breve. Lo defendié como una pausa poética que deja respirar y una brisa que frena, por un instante, el fuego inextinguido. Considera al poema al mis- mo tiempo necesario e insatisfactorio; hacia falta una pausa, pero la Ppausa no resuelve la cuestién fundamental. _ La naturaleza insatisfactoria del poema estd subrayada por el pe- niltimo poema, “Las palabras de Buda”, que lo sigue: Todo el mundo esta en amas: lo visible arde y el ojo en Mamas lo interroga. Arde'el fuego del odio, ‘Arde la usura. Arden el nacimiento y la caida, Arde el dolor. EI Ianto, el sufrimiento arden también. La pesadumbre es lama. Y una hoguera es la angustia en la que arden todas las cosas: Llama, ‘arden las lamas, arden las llamas, mundo y fuego, mira la hoja al viento, tan triste, de la hoguera. (III-14 de El reposo del fuego) 98 Thomas Hoeksema El momento de pausa ha terminado y, en su final, “Las palabras de Bu- da” parece haberse consumido a si mismo, a] poeta, y al mundo entero. Este es un poema importante en el conjunto por varias razones: en pri- mer lugar, delinea la totalidad desvastadora de la destruccién del fuego. También, por primera vez, introduce en términos explicitos la influencia del pensamiento budista. En vista de la desconfianza de Pacheco ante cierta poesia contemporanea que incorpora la religién y la filosofia orientales, es importante examinar el contexto y el significado de “Las palabras de Buda”, La insercién de este poema marca la segunda men- cién directa que hace Pacheco de un sistema de pensamiento. Es muy util comparar el uso que hace Pacheco de las ideas budistas con su em- pleo de las ideas heracliteanas. Tanto la ensefanza heracliteana como la budista tienen que ver con la condicién esencial del hombre y del uni- verso. Ambos también intentan fijar algiin principio de orden para el universo y para la autorrealizaci6n del hombre. Como marco teérico, en muchos aspectos, el budismo ve al mundo de la misma manera que Heraclito, En el budismo, uno busca el alivio a la pérdida de fe en las deidades y en el ciclo consuntivo del vivir y morir. En sus “Cuatro nobles verdades”, la primera verdad de Buda consiste en que la vida es dolor. Buda formula el reposo en términos de una perfeccién espiritual: una comunién con uno mismo y la realidad, llamada nirvana. Como el logos de Heraclito, el nirvana proporciona equilibrio, armonia, orden y pro- porcidn en el flujo constante del ser. En el budismo esta armonia tiene implicaciones espirituales y religiosas, mientras que con Herdaclito este principio gobernante de orden est4 fundamentado en la inquisicién filo- s6fica, Sin embargo, en ambos hay una vida de dolor y tensiones des- tructivas que cada uno supera con su tipo especial de reposo. En El re- poso del fuego, el fuego como imagen representa el dolor y la destruc- cién que condicionan la busqueda del reposo en Heraclito y en el budismo. No obstante, s6lo en el ultimo y cardinal poema de El reposo del fuego Pacheco encarna en imagenes su idea de reposo. Hasta ese punto, ha empleado las ensefianzas filosdficas y éticas de Heraclito y del budismo como un marco tedrico dentro del cual é1 puede integrar su propia visién del orden, el desapego del mundo y la realizacién personal. Siguiendo el retrato intenso del dolor y sufrimiento en “Las palabras de Buda”, Pacheco llega a la imagen principal del reposo del fuego: Es hoguera el poema y no perdura Hoja Pa al viento también tristisima Inmévil ya de pronto hasta que el fuego Sefal desde la hoguera 99 renazca de su interior cat ma epitafio del fuego carcel lama hasta caer en el silencio en Hamas Hoja al viento tristisima Ta hoguera. (III-15 de El reposo del fuego) La idea del poema como fuego es la formulacién que hace Pacheco de un reposo de fuego. Antes Pacheco habia dado algunas indicaciones de las caracteristicas de su idea del reposo: “‘Y el reposo del fuego es tomar forma / con su pleno poder de transformarse” (“Don de Heraclito”). El reposo que nunca descansa y posee este poder total de transformacién esta encarnado, para Pacheco, en e] poema mismo. “Es hoguera el poe- ma” es una declaracion de la energia transformadora, cambiante y ki- nética del poema: es también una indicacién del tipo de reposo del fuego que puede existir. El poema representa movimiento, transformacién, poder y cambio controlados en e] medium del poema. E] poema es cambio y proporcién, armonia y conflicto, movimiento y estabilidad, reposo y fuego. E] poema encarna un dualismo —conflicto y tensién que no es el mero caos— en armonia consigo mismo. E] momento del reposo para Pacheco no es ni filoséfico ni espiritual, es estético. La fuerza generada por su propia consuncién y el calor generado por Jas llamas desde adentro son las dos caracteristicas del poema como fuego. La paradoja es que el poema tiene que ser consumido para que exista verdaderamente. Uno de los rasgos mas importantes y novedosos de este libro es que el poema como fuego esta caracterizado por la trans- formacién gradual de la desintegraci6n ignea. El poema sobrevive a causa de su muerte ignea. Otro nivel de la paradoja es que el fuego es a la vez la imagen de un mundo que se desintegra y la fuente de luz y energia artistica para el poeta, Pacheco ha llegado a un reposo de fuego. El reposo en el poema-fuego es una realizacién individual creativa experimentada por el poeta. En Los elementos de la noche, Pacheco lucha con los elementos dualisti- cos de su mundo-noche y alude a una luz creativa dentro del poeta que hace arder la cabellera de la noche. En El reposo del fuego, reitera los temas del primer libro e introduce el reposo. En muchos aspectos el tercer libro de Pacheco, No me preguntes cémo pasa el tiempo, es una exten- sién de sus preocupaciones centrales. Una realidad que esta desintegran- dose, elementos naturales corrompidos, el ciclo de la historia y del futuro, 100 Thomas Hoecksema la pérdida de la fe y la seguridad —todos estos rasgos todavia conspiran la credibilidad del poeta y la comunicacién del poema. Esta continuidad tematica se hace aparente ya en las primeras lineas de No me preguntes cémo pasa el tiempo, en el poema “Descripcién de un naufragio en ultra- mar”: “Pertenezco a una era fugitiva, mundo que se desploma ante mis ojos”. La primera parte del libro lleva el titulo “En estas circuns- tancias”. Las circunstancias a que se refiere el poeta son los factores que dan forma a esta era fugitiva, y nuestra condicién en ella esta “entre dos aguas [somos], marginales de ayer y de mafana” (“Transparencia de los enigmas”). A pesar de esos paralelos dentro del cuerpo de la poesia de Pacheco, se pueden encontrar diferencias marcadas en este tercer libro. En los rigurosos modelos técnicos y estilisticos de los primeros dos libros de poesia, no hay sintomas de los cambios drasticos que ocurren en la pu- blicacién de 1969. En el prélogo de la antologia de poesia mexicana con- temporanea, Poesia en movimiento (1966), Octavio Paz describe a José Emilio Pacheco como un lago, debido a sus modos contemplativos y a su claridad reflexiva. La caracterizacién de Paz se refiere solamente a los primeros dos libros. La imagen de Pacheco como un lago es un recono- cimiento de la lucidez, la reticencia, la exactitud de forma, y la supre- sién de un impulso lirico que distingue a los primeros libros. Sin embargo, las innovaciones, los experimentos y la falta de reticencias apolineas tanto en No me preguntes cémo pasa el tiempo como en Irds y no volve- rds, su libro de 1973, exigen una mirada fresca al mas nuevo desarrollo de su poesia. Las principales diferencias que encontramos en este libro derivan de Ja experiencia de cambio del poeta y su manera de expresar y afirmar su yo poético, Las implicaciones del titulo, No me preguntes cémo pasa el tiempo, delinean un cambio fundamental en la perspectiva de Pacheco. Las consecuencias del tiempo y el problema de cémo el poeta puede crear dentro del tiempo cronolégico y el ciclo enloquecedor del pasado y del fu- turo han sido explorados repetidamente en los dos primeros libros de Pacheco. Ahora ha llegado al punto donde sabe que el tiempo pasa y a través del titulo de su tercer libro hace un gesto irénico de indiferencia hacia cémo o por qué verdaderamente pasa. En cierto sentido, ha acep- tado el pasar del tiempo como un hecho de la existencia y una limitacién del ser dentro del cual trabaja el poeta. La ironia del titulo reside en que esta todavia muy preocupado con el pasar del tiempo. En términos es- téticos, ha llegado a reconocer un pasar indefinible del tiempo que para el poeta esta fuera del tiempo cronolégico. La esencia de este reconoci- miento es que si se puede encontrar reposo en el fuego, entonces la suspensién del tiempo dentro del tiempo es también posible. El hecho esencial del tiempo es que pasa. Preguntar cémo pasa no altera la situacién, El tiempo es el medio de la destruecién y la creacién. E] tiempo es el enemigo, el destructor, el silencio y el laberinto sin salida: Seal desde la hoguera wor es también el marco necesario para la creacién. En No me preguntes cé- mo pasa el tiempo, Pacheco va mas all de la delineacion repetitiva de la presencia destructiva del tiempo cronolégico, quiere investigar las posi- bilidades de otro ‘‘tiempo” dentro del cual los limites son los margenes de la libertad creativa. En No me preguntes cémo pasa el tiempo hay un movimiento desde la rebelién abstracta hasta la protesta concreta, desde la distancia ética hasta el tono moral, desde la seriedad consumada hasta la ironia yel juego poético. En este libro Pacheco no es tanto un lago que refleja como una tormenta de compromiso, protesta y experimentacién. Al conceder el “Premio Nacional de Poesia” de 1969 a No me pre- guntes como pasa el tiempo, el comité del Segundo Certamen Nacional de Aguascalientes public sus razones para haber elegido este volumen, Concluyeron que este libro habia creado un marco en el cual toda la friccién y los elementos discordantes de la existencia moderna habian sido transformados en una armonia misteriosa. Citaron al libro por su “correspondencia de fragmentacién”. Esta frase es una manera exce- lente de sintetizar el logro de No me preguntes cémo pasa el tiempo, En sus dos primeros libros de poesia, Pacheco pudo transmitir, sobre todo, una fuerte sensacién de fragmentacién a la vez personal y social. En No me preguntes cémo pasa el tiempo hay una sintesis genuina de la visién fragmentada que tiene Pacheco de si mismo y del mundo, No ejerce control, no impone un orden falso dentro del mundo de Hamas: establece una correspondencia de imperfeccién y fragmentacién, que es un tipo de permanencia en si misma, No me preguntes cémo pasa el tiempo esté compuesto por seis sec- ciones de poesia. En estas secciones hay una heterogeneidad de temas y modos: poemas, satiras, revisiones de hechos histéricos, cartas, epi- gramas, imitaciones, traducciones libres, fabulas y un bestiario. Los rasgos principales del libro son la experimentacién y la diversificacién. Previsiblemente, el lenguaje y el tono de los poemas, que se mueven en niveles tan diversos e incongruentes, entre si, han cambiado consi- derablemente desde los anteriores modelos estilisticos, La caracteristica dominante de este libro es el eclecticismo: una profusién de material re- cogido de muchas fuentes, La pregunta interpretativa importante es cudl es el propésito y la significacién de la diversificacién del estilo, del tono y de los temas tratados, Si este libro no es simple experimentacién y va- riaci6n sin un centro, ;cual es el principio de control 0 el hilo de conti- nuidad que lo mantiene unido? Ademas de la continua desilusién de Pacheco respecto a esta “era fugitiva”, hay otra conexién importante entre sus obras anteriores y No me preguntes cémo pasa el tiempo. El tema de este tltimo libro es, claramente, una continuacién de las crisis de sus obras anteriores: ,c6- mo puede funcionar el poeta dentro del marco esterilizante del tiempo cronolégico? ;Hasta qué punto son validos su lenguaje poético y sus 102 Thomas Hoeksema formas? En cierto sentido, el tema de este libro todavia es el reposo. Sin embargo, no es el reposo estilizado y teérico de El reposo del fuego. Mas bien, a Pacheco le interesa ahora explorar, en términos concretos y practicos, cémo lograr y mantener el reposo, cémo el poema de la ho- guera responde a sus modelos experimentales. De una conclusién estética incomprobada pasa a un compromiso directo y a una demostracién de esa conclusién. Su designio es el de nombrar un lugar y un tiempo en donde el poeta busca su funcién. En El reposo del fuego concluye en que el reposo del fuego reside en el poema. No me preguntes como pasa el tiempo es una inquisicién compleja acerca de la validez de esa conclu- sién y, por extension, de la validez de la poesia misma. En “Transparencia de los enigmas” Pacheco cuestiona el poder de la poesia para comunicarse significativamente, y es escéptico en cuanto al papel tradicional del poeta: “No me vengan con cuentos porque los hechos nos exceden, nos siguen excediendo, mientras versificamos nues- tras dudas”. Se encuentra un desafio mas explicito en “Critica de la poesia”’: (La perra infecta, la sarnosa poesia risible variedad de la neurosis, precio que algunos hombres pagan por no saber vivir La dulce, eterna, luminosa poesia). Quizé no es tiempo ahora: nuestra época nos dejé hablando solos. Pacheco esta a la vez criticando la poesia y reconociendo el restringido punto de vista de su obra anterior, El poema y el poeta son sometidos a una variedad tal de indignidades que se suspende todo juicio sobre el poema como un objeto estilizado y sobre el poeta como un creador sa- crosanto, Hay dos revelaciones importantes en No me preguntes cémo pasa el tiempo: se nombra la edad del fuego y el caos en el presente, y se le quita el velo de respetabilidad convencional a la concepcién que el poeta tiene de si mismo y de su obra. El implicito rechazo de Pacheco hacia las rigidas estructuras que se aplican a la teoria poética y a los conceptos criticos, lo vincula con cier- tos poetas latinoamericanos contemporaneos que estan expresando pare- cidas tendencias antipoéticas. Es significativo que en el prefacio de No ‘me preguntes cémo pasa el tiempo aparezca una cita de Ernesto Car- denal. Como Cardenal, Nicanor Parra, y otros, Pacheco parece estar escribiendo una poesia que se niega a si misma, que intenta descubrir sus propias trampas y debilidades. Pocas veces posee Pacheco la visién sarcdstica de Parra, pero si se lanza contra las aceptaciones sagradas y los reflejos condicionados de su propia poesia. A veces, este sentimiento antipoético alcanza la conclusién de que la practica poética ha sido man- chada por su asociacién con una cultura de la mercancia: “Acaso nues- Seal desde la heguera 103 tros versos duren tanto / como un modelo Ford 69 / (y muchisimo menos que el Volkswagen).” (‘‘Conversacién romana”). En todos los poemas con un tono antipoético, Pacheco utiliza la ironia, la satira y el humor para oponerse a las apariencias de la solemnidad aceptada. La seccién “Los animales saben” proporciona otro marco distintivo para las ideas de Pacheco. La seccién es un bestiario alegérico, moralista e irénico que da una dimensién humana a los caracteres imaginarios de algunos animales. Si este mecanismo es conocido en mucha ficcién lati- noamericana, Pacheco construye sus “animales” poéticos con rasgos tini- cos y objetivos precisos. Por ejemplo, en ‘Los grillos (defensa e ilustra- cién de Ja poesia)”, la seria cuestin del poder comunicativo de la poesia esta interpretada como un didlogo privado y un juego entre grillos: Recojo una alusién de los grillos: su rumor es initil, no les sirve de nada entrechocar sus élitros. Pero sin la sehal indescifrable que se transmiten de uno a otro, la noche no seria (para los grillos) noche. En la quinta seccién, “Aproximaciones”, Pacheco trabaja con traduc- ciones e imitaciones de varios poetas y escritores desde Juvenal hasta Carl Sandburg. Sumerge su voz poética y su punto de vista en el meca- nismo declarado de la versi6én traducida. Esta seccién es, sobre todo, un experimento con el lenguaje poético. Al “aproximarse” a la obra de otros poetas, reemplaza el papel tradicional del poeta con el del tra- ductor. El medio de la traduccién somete a un esfuerzo mayor la lucidez de la voz del poeta y el fundamento creativo de sus palabras, La tra- duccién o “aproximacién” crea un doble poético de dos maneras: pri- mero, se produce una distancia entre el poeta traducido y su poema original, y, segundo, el poeta que traduce esta distanciado de su propia expresién poética, “Aproximaciones” es un juego literario mas serio que los poemas antipoéticos y autoconscientes, pero de todas formas esta seccién es esen- cialmente un experimento con la flexibilidad del lenguaje y el artificio poético, E] proceso de enmascarar al yo intimo del poeta en otras voces y formas alcanza un extremo en la ultima y mas significativa seccién de No me preguntes cémo pasa el tiempo: “Cancionero Apécrifo”. Aqui Pacheco no se aproxima ni traduce: inventa a otros poetas y les fabrica notas biograficas. De manera mas compleja que con las traduc- ciones, los poetas inventados (Julian Hernandez y Fernando Tejeda) dan a Pacheco la oportunidad de disfrazar y objetivar su voz. En esta critica 104 Thomas Hoeksema extrema de la poesia, Pacheco adopta las mascaras apdcrifas de autores inexistentes y é1 mismo se refiere a los poemas de Hernandez y Tejeda como “poesia imperfecta”. El juego literario ha hecho del doble del poeta un portavoz del poeta mismo: la mascara se ha convertido en el poeta. *pacheco intenta destruir toda ilusién sobre el poema “ideal” © sobre los elementos necesarios de un poema. El acto de escribir poesia ha sido manipulado, cuestionado y sometido a una prueba extrema de su validez, La critica de la poesia se convierte al mismo tiempo en una defensa de la poesia; Ja permanencia del poema esta revelada en su habilidad para sobrevivir la ironia, el juego literario, la aproximacién, y aun la intervencién literal de poetas y poemas. E] poeta se esconde detras de la mascara de formas y voces manipuladas, pero es siempre una parte esencial del proceso, 0 Pacheco parece haber encontrado una auténtica voz poética en No me preguntes cémo pasa el tiempo puesto que continta muchos temas y téc- nicas en su cuarto libro, Irds y no volverds (1973). De muchos modos, estos dos Ultimos libros son voltimenes complementarios que reflejan e intensifican una visién comin y que estan fundamentadas en una poética unificada. Irds y no volverds* se hace eco de varios mecanismos que introdujo Pacheco en No me preguntes cémo pasa el tiempo, incluyendo una seccién de “Aproximaciones”, poemas sobre animales y una seccién epigrama- tica: “Examen de la vista”. Un epigrafe del Quijote forma un vinculo explicito entre los dos libros: “Corre el tiempo, vuela y va / ligero, y no volvera...” El uso de esta cita indica que, en un sentido amplio, el contexto para la poesia de Pacheco continia siendo la vasta linea del tiempo que pasa y reduce a polvo al hombre y las palabras. Irs y no volverds esta menos organizado alrededor de un tema poéti- co central que las obras anteriores, pero introduce nuevas dimensiones significativas en el desarrollo de la sensibilidad de Pacheco. Los poemas en este ultimo libro solidifican su control sobre la forma experimental, y confirman su vitalidad intelectual y su sensibilidad frente a los mo- delos de la reciente poesia latinoamericana. Mas especificamente, Irds y no volverds extiende la interrogacién de Pacheco sobre la validez de Ja poesia, y proporciona ejemplos mas contemporaneos para su creciente visién de un mundo en desintegracién: los nuevos poemas se convierten en una configuracién refinada de sefiales desde las lamas. * Todas las citas se toman de la segunda edicién de rds y no volverds (1976) que corrige las graves erratas de la primera. (Nota de Texto Critico). Senal desde la hoguera 105 EI paralelo mas destacado de Irds y xo volverds con los otros libros de poesia de Pacheco es e] de la presentacién ininterrumpida de la edad del fuego y el caos que ha sido tan estrechamente asociada con su obra. Continia retratando nuestra época como una tragedia y el teatro de las relaciones humanas como un desastre. Este sentimiento a veces esta te- fiido con un tono nostalgico en Irds y no volverds: En In diafanidad de la mafiana se borraban las penas la nostalgia del extranjero el rumor de guerras y desastres 1 mundo B volvia a ser un jardin que repoblaban los primeros fantasmas (“Idilio”) Sin embargo, la visién permanente de Pacheco retrata la vida del hom- bre como un horror ciclico, y el destino humano como la destruccién in- mutable a través de la historia: 1a miseria que lamamos historia el horror que agazapa su insidia en cl futuro (“Idilio") En Irds y no volverds Pacheco usa a menudo las imagenes elementales de la piedra, el mar, la Iluvia y la noche para formar contrastes inme- moriales con la cultura del desperdicio y la catastrofe contemporanea. En “Idilio”, una secuencia de imagenes duraderas del bosque y del mar se ven manchadas de repente por un encuentro con “el terreno prohibi- do / de la fabrica atroz / en que elaboran / defoliador y gas paralizante’”’. E] interés de Pacheco en nuestra “edad fugitiva” no es estrictamente social e histérico. Otra vez, en Irds y no volverds es evidente que Pa- checo esta fundamentalmente preocupado por el papel del poeta y el significado de la poesia en un mundo de guerra cruel, sufrimientos e injusticia universales. Pacheco siempre ha sido un poeta muy autocons- ciente: abundan las alusiones al arte del poeta o su presencia en el poe- ma, sobre todo en sus libros recientes. Por encima de este rasgo neo- simbolista, Pacheco esta consciente de la relacién especial del poeta con su ptblico y su contexto cultural. La contribucién importante de Irds y no volverds reside en que el papel y el autoconcepto del poeta estan sometidos a valoraciones de corolario, En su poema apocaliptico ‘‘Séptimo sello”, Pacheco identifica al poeta con el Ultimo sobreviviente de un mundo aniquilado: 106 Thomas Hoeksema ¥ poco a poco fuimos devorando la tierra Emponzofiada ya hasta su raiz no queda un arbol ni un vestigio de rio El aire entero es podredumbre y los campos océanos de basura Soy el ultimo hombre | Sobrevivi a la ruina de mi especie Puedo reinar sobre este mundo pero de qué me sirve. Como el ultimo hombre que se queda para contemplar “la ruina de mi especie”, Pacheco supone que el poeta habita un desierto potencial y se dirige a un piiblico de condenados. Esta analogia debilita las palabras del poeta como una simple crénica de Ja ruina inevitable. Pacheco esta preocupado con el valor Ultimo de la poesia enfrentada a tales conse- cuencias. De igual modo que en No me preguntes cémo pasa el tiempo, Pache- co somete la poesia a pruebas y experimentos para determinar su validez y adaptabilidad. Se enfrenta con la realidad de palabras muertas en “Sép- timo sello”, y a pesar del encuentro persiste en el acto creativo. Una vez mas, este proceso creativo sobrevive a la exposici6n de sus fracasos potenciales e inherentes. En Irds y no volverds es evidente que el concepto de Pacheco sobre el papel del poeta en la sociedad implica una mezcla de compromiso social e ideales estéticos. La lucha entre las metas estéticas y la necesi- dad de una afirmacién concreta a menudo resulta en una combinacién de retérica e imagenes metaféricamente transformadas. Pacheco exhibe practicamente una poética de la conciencia en un intento de interpretar circunstancias explicitas en lenguaje poético. En “The dream is over”, el conflicto entre afirmacién y metafora, entre protesta y universalidad, esta claramente enfocado: —En el Erie no queda vida natural —Como en México (Todo ante mi se vuelve alegoria) Ahora esa noche se hunde para siempre en aquel lago turbio de irrealidad, El énfasis principal esta puesto en la linea cursiva: “Todo ante mi se vuelve alegoria”. La devastacién en Vietnam y la contaminacién del Lago Erie son los sucesos particulares que activan Ja conciencia social de Pacheco. No obstante, sin una dimensién alegérica para universalizar el momento presente, se perderia la perspectiva de los acontecimientos con- tempordneos. La naturaleza transformadora de la alegoria evita que Pacheco sea un critico social. Al proporcionar los sucesos contemporé- Neos sus referentes alegéricos, saca a luz un estigma recurrente en la historia del hombre: nuestra sed natural de destruir la vida. Sefial desde la hoguera 107 Pacheco se reprueba a si mismo por el reflejo alegdrico en “Fray Antonio de Guevara reflexiona mientras espera a Carlos Quinto”: “Es- cribo alegorias engafiosas / contra la cruel conquista”. En un momento de autoreproche, deplora la manera en que la alegoria | disfraza el horror y reduce el sufrimiento presente a un modelo arquetipico, Si la poesia y el papel del poeta son temas fuertemente implicitos en Irs y no volverds, la seccién titulada “Considerando en frio, imparcial- mente”, proporciona una iluminacién directa sobre las actitudes de Pa- checo hacia la poesia, el puiblico, la técnica y sus compafieros poetas. En esta serie, los poemas ponen de manifiesto los fundamentos para valiosas comparaciones entre los cuatro libros de poesia, y dan una personalizada vision interior de Ja teoria y la practica de la obra de Pacheco. El poema introductorio, “Lives of the Poets”, establece el tono y la posicién que caracterizan gran parte de esta seccién: En la poesia no hay final feliz Los poetas acaban viviendo su locura Luego descuartizados como reses (sucedié con Dario) bien los apedrean y terminan arrojandose al mar © con cristales de cianuro en la boca © muertos de alcoholismo drogadiccién miseria lo que es peor Poetas oficiales amargos pobladores de un sareéfago llamado Obras completas. En tono sarcastico Pacheco lamenta el sufrimiento publico y la vergiien- za de sus compafieros. No hay ninguna sugerencia de visiones privadas © satisfaccién personal creativa. Como en otros poemas de la serie, Pa- checo tiende a poner en discusién al poeta en una dimensién publica y sugiere que el poeta no tiene ningun “final feliz” en parte a causa del publico al que dirige su obra. En este poema no esta tratando con las limitaciones intrinsecas del Jenguaje o la destruccién del poeta por el correr del tiempo. Esta tratando con el oficio puiblico del poeta y los medios externos por los cuales el poeta se reduce, se abarata, y finalmente se despoja de su significado, En “Al terminar la clase”, su blanco es el critico, el profesor, el erudito: Bibliotecas que no consulta nadie lineas en un fichero opiniones de cuarta o quinta mano comentarios triviales haz de anécdotas en el salén de clase, 108 Thomas Hoeksema El reconocimiento ptiblico y académico de] poeta esta retratado como un destino miserable y esterilizante. En otros poemas de esta seccién, Pacheco abandona el ambito publico para expresar una visién poética privada: A mi s6lo me importa el testimonio del momento que pasa las palabras que dicta en su fluir el tiempo en vuelo La poesia que busco ‘es como un diario en donde no hay proyecto ni medida (“A quien pueda interesar") Esta expresién del flujo espontaneo de las palabras queda, sin embargo, casi borrada por las reservas contenidas en “Augurios” y ““(Nuevo) Ho- menaje a la cursileria’”’. En el segundo poema, Pacheco revela la impo- tencia de las palabras para expresar la experiencia pasional: “Y no sé responderte que no quiero / profanar el amor invulnerable / con obli- cuas palabras. ..”. En “Augurios”, Pacheco despoja la expresién poética de toda fa- chada de dignidad o permanencia: Dentro de poco tiempo estos poemas sonardn més ridiculos que ahora Como no hay fijador en el mercado se iran desvaneciendo mis palabras —snapshots instantaneas mal tomadas El mismo sentimiento esta expresado en imagenes mas efectivas tehidas de una aceptacién casi inocente en “Escrito con tinta roja” La poesia es la sombra de la memoria pero seré materia del olvido no la estela erigida en plena selva para curar entre sus corrupciones: sino la hierba que estremece el prado por un instante y luego es brizna polvo menos que nada ante el eterno viento. La poesia es un elemento de la noche del poeta, pero es una sustancia efimera que se consume. La poesia esta concebida en el dolor, el poeta esta sometido a la burla ptiblica por su creacién y “el eterno viento” deposita sus palabras en un futuro desconocido, sin tiempo: “la sombra de la memoria”. Seftal desde la hoguera 109 El compromiso de Pacheco y su persistencia como artista son in- cuestionables. En Irds y no volverds explora los extremos polares de la desesperacién y la satisfaccién, la expresién y el silencio. Esta tensién en su obra es, a veces, incémoda, casi contradictoria, pero siempre da movimiento y finalidad a su trabajo. La negacién de su propia afirma- cién es la sustancia de una nueva afirmacién, El disgusto cinico respecto al mundo material de los poetas lleva consigo la energia necesaria para formular ilusiones e imagenes de re- dencién. Pacheco escribe una poesia de extremos —retérica y metafora, protesta y universalidad, desesperanza y esperanza— y, sin embargo, per- manece como “*.. .la piedra a la mitad del torrente” (‘Siempre Heracli- to”). Posee la voz po¢tica que sobrevive a la narraci6n elocuente de su propia muerte. Con cada nuevo libro, Pacheco se las arregla para desafiar toda cla- sificacién. Ha recibido el influjo de la tradicién vanguardista mexicana y puede asociarsele con las figuras contempordneas de Neruda, Carde- nal y Parra, pero José Emilio Pacheco es de todos modes un poeta to- talmente original. Su obra sigue siendo un indice significativo de los cambios y de las nuevas direcciones posibles tanto de la poesia mexicana como de la latinoamericana. Traduccién de Andrea Trexler.

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