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1993 - Ramírez (1993) - Estado y Crisis Regional. El Caso de Urabá PDF
1993 - Ramírez (1993) - Estado y Crisis Regional. El Caso de Urabá PDF
EL CASO DE URABA
William Ramírez Tobón*
Cuando, en los años sesenta, América Latina En contrapeso a las visibles fallas del modelo
empezó a preocuparse por las relaciones entre de intervención oficial para erradicar o dismi
el Estado y la región, el entorno conceptual de nuir la pobreza, hubo en el campo de la teoría
la época acerca del desarrollo predeterminó la replanteamientos importantes que a pesar de
óptica sobre el asunto. Como bien lo señala su falta de sistematización le fueron dando
Francisco Uribe Echevarría, “el concepto de una mayor claridad al problema. Se trataba,
desarrollo estaba dominado o era equivalente en lo principal, de explicaciones más políticas
al de crecimiento económico y éste a su vez sobre las desigualdades del desarrollo y de
debía provenir de un desarrollo industrial, in búsquedas de estrategias con mayores énfasis
tensivo en capital y orientado a la sustitución en una concepción social de la pobreza. Así,
de importaciones. Se requería en síntesis de la sobre el valor concedido a las reglas de creci
modernización de la economía y para ello los miento económico como medios de minimiza-
obstáculos principales eran escasez de capital ción progresiva de la pobreza, se fue consoli
y tecnología”1. dando una visión en la cual “la pobreza, lejos
de ser un problema puramente técnico o eco
Sobre ese telón de fondo emergió en América nómico, es la expresión de una estructura de
Latina la Planificación del Desarrollo Regio poder concreta”2.
nal como disciplina académica y profesional al
servicio de las políticas estatales. Los desequi Varias fueron las corrientes teóricas agrupa
librios interregionales configuraron su campo das alrededor de tal reconocimiento y diversas
de trabajo, la redistribución territorial del cre las opciones acerca de los factores que definían
cimiento económico le proporcionó su estrate los procesos de dominacióny subordinación, de
gia de cambio, y los planes de desarrollo le enriquecimiento y empobrecimiento, de selec
dieron el procedimiento central para canalizar ción y exclusión. Marxistas, teóricos de la de
e instrumentar la acción. Se trataba de expli pendencia, seguidores de la “marginalidad
car y modificar la persistencia de un fenóme social”, dualistas y otros estructuralistas más,
no, el de la pobreza, que no dejaba de contribuyeron al desencanto sobre las procla
controvertir con su dramática presencia las madas virtudes automáticas del crecimiento
1 Francisco U ribe Echavarría: “Pobreza y Planificación del Desarrollo Regional: Elementos para una Crítica” , en: Po breza,
P a rticip ació n y D e s a rro llo Regional, CIDER, B.C.H., Bogotá, 1986, pág. 287.
2 Idem., pág. 304.
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ESTADO Y CRISIS REGIONAL... WILLIAM RAMIREZ TOBON 21
económico, a la desconfianza sobre las dotes cipios globales que justificaban, en un caso, o
equilibradoras del mercado, aúna mayor suspi cuestionaban, en otro, el destino general del
cacia respecto de los alcances de las políticas sistema. Las posibilidades distributivas y a la
distributivas oficiales. Al final, se impuso la idea postre equilibrantes que la visión liberal neo
de que el desarrollo regional centrado en el ob clásica le concede al orden capitalista, han mi
jetivo de reducir la pobreza y las desigualdades, nimizado la crisis regional al hacer de ella un
no se podía garantizar a través de un sistema de episodio de inestabilidad fácilmente reducti-
planificación formal dirigido por el Estado3. ble por las fuerzas integracionistas del poder
central. Por el contrario, la fragilidad estruc
El que la pobreza dejara de ser un problema tural que las visiones críticas del capitalismo
abordable de modo exclusivo por el instrumen le atribuyen al ordenamiento social de éste,
to tecnocrático de los gobiernos y exigiera con han magnificado la crisis regional hasta llegar
sideraciones políticas estructurales sobre la a conferirle la virtualidad de un acto revolu
distribución social de la riqueza, le abría la cionario. En un caso o en otro, las crisis de las
puerta a reconsideraciones sobre la crisis so regiones han sido vistas, por políticas e ideolo
cial y sus vínculos con el Estado y con el fenó gías contrapuestas, como puntos de inflexión
meno de la pobreza. a la orden de las fuerzas que contraponen a los
diversos actores y procesos nacionales.
En realidad, la noción de crisis social no ha
estado ausente de las elaboraciones teóricas y Pero la crisis regional no puede ser la mera
programáticas que sobre la pobreza y el desa inflexión, la sencilla desviación de sentido de
rrollo regional se han hecho en América Latina determinada curva macroeconómica en el pla
desde hace más de treinta años. Sin embargo, no general del crecimiento, ni, tampoco, el sim
pese a no haber logrado un estatuto preciso y ple instrumento táctico de una estrategia
diferente, sí alimentaron desde las sociologías revolucionaria de desestabilización del siste
en curso algunas de las premisas que soporta ma. Ella es, más bien, una seria mutación, al
ban las ideas centrales acerca del desarrollo nivel de las estructuras territoriales, de las re
social. Las escuelas de la sociología funciona- laciones de intercambio socioeconómico y polí
lista, por ejemplo, con su óptica de la crisis tico vigentes, un punto de ruptura crítica en la
como disfunción asimilable siempre por la ca trama que articula la institucionalidad públi
pacidad integracionista del sistema, nutrieron ca con los intereses privados de los actores so
una excesiva expectativa en la capacidad de ciales. En esa perspectiva el desarrollo tendría
este para impulsar el crecimiento económico y que ser visto como un problema esencialmente
distribuir sus beneficios a través de los canales sociopolítico, la región como una comunidad
planificadores del gobierno central. Después, que encarna a agentes políticos, la planifica
en la medida que se fueron reduciendo tales ción estatal como un proceso de promoción y
expectativas, las sociologías estructuralistas concertación de fuerzas sociales.
le dieron a la noción de crisis social una dimen
sión de antagonismo de poderes que, según el La crisis regional, como momento de máxima
cumplimiento de ciertos requisitos políticos, maduración de los conflictos sociales, objetiva
podía fracturar el sistema vigente y llevarlo a las singularidades que hacen de la comunidad
profundas reformas o a su desmantelamiento territorial un ente histórico particular en su
final a favor de un orden nuevo. génesis, evolución y formas de inserción den
tro del sistema nacional. La crisis convierte a
El sentido conferido a la crisis regional por ca la región en una entidad política que por efecto
da una de estas dos concepciones resultaba, de de las circunstancias, tiende a hacer de la au-
hecho, estrechamente subordinado a los prin toconciencia de los problemas y de sus posibles
soluciones, una práctica política concreta. Es las crisis sociales tanto en su dimensión vir
por ello que dicha crisis expresa no sólo las tual como activa. La crisis social, agente reve
cruciales representaciones que la región hace lador de las necesarias tensiones que atravie
de sí misma como entidad parcial dentro de un san la vida de la comunidad, es un indicativo
conjunto, sino también sus críticas visiones so de la evolución alcanzada por la sociedad civil
bre la totalidad nacional y sobre los nexos que y el Estado: su emergencia, como cualificada
la vinculan a ella. medición de fuerzas entre actores sociales con
proyectos económicos, sociales y políticos con
Para que la crisis social pueda operar como trapuestos, va a la par con el crecimiento y
categoría sociológica en un análisis de tipo re diferenciación de las estructuras regionales de
gional, es necesario el cumplimiento de ciertos relación social.
requisitos. Uno de ellos, importante porque
asume el sentido de presupuesto lógico, es que
el proceso de constitución socio-histórica de la U R A B A : U N P R O C E S O H IS T O R IC O
realidad objeto de estudio haya alcanzado el D E ID E N T ID A D R E G IO N A L
grado de madurez suficiente para que se pue
da hablar no solo de territorio, a la manera de Las condiciones que conducen a la crisis de
una corporeidad geográfica más o menos pre Urabá en la actualidad son, en un amplio tra
cisa, sino de región, entendida ésta como un zado histórico, las mismas que le van propor
cuerpo político y social colectivamente autoi- cionando su identidad desde el inicial cuerpo
dentificable. En este tránsito de lo territorial, territorial hasta el posterior y ya maduro en
como agregado simple de elementos en el que tramado regional. Como se verá a continua
predominan los factores naturales sobre los ción, el paso de lo territorial a lo regional es el
sociales, a lo regional, como entidad compleja proceso que jalonado por los fenómenos coloni
donde la preeminencia en los términos es in zadores le dará a Urabá la urdimbre caracte
versa a la anterior, la conformación de la so rística de su sociedad civil.
ciedad civil es el rasgo principal de todo el
proceso. La sociedad civil, en su dinámica de
Urabá, entidad territorial
acumulación y diferenciación de las relaciones
sociales va creando el tejido comunitario a par Para el caso del planteamiento aquí propuesto,
tir del cual, por el entrecruzamiento progresi el territorio es una entidad con más significado
vo de actores e intereses, se afirma la necesi geográfico que social y en la cual parecen primar
dad de construir las instancias jurídico-políti- los factores naturales sobre los humanos. Esta
cas que regulen los intercambios individuales primacía es, por supuesto relativa, y apunta so
y legitimen los proyectos de realización colec bre todo a las siguientes características:
tiva. La sociedad regional logra así, a través
de su desarrollo interno, emitir las señales que a) Contacto marginal del capitalismo con el
le indicarían al Estado las oportunidades his espacio en mención, en contraste con pro
tóricas de intervención para implantar en su yectos de acumulación y valorización ple
seno el instrumental administrativo, la nor- nos de efectos sociales en otros lugares.
matividad jurídica y los fundamentos políticos
orientados a legitimar las relaciones entre el b) Baja densidad de población respecto de un
poder central y la comunidad local. territorio muy vasto, lo cual le dá a la na
turaleza un papel protagónico sobre los ac
La progresiva extensión y profundidad del te tores humanos.
jido civil comunitario induce, pues, al estable
cimiento de estructuras locales de Estado. Es c) Ausencia, o baja presencia, de aparatos po
este un proceso en el cual, dentro del engrana lítico-administrativos que le transmitan al
je de lo privado y lo público como componentes territorio los ordenamientos que legitiman
básicos de la vida colectiva, van incorporadas la personalidad jurídica nacional.
ESTADO Y CRISIS REGIONAL... WILLIAM RAMIREZ TOBON 23
d) Ausencia, o baja presencia, de actores socia de formas de Estado que sancionaran los toda
les portadores de proyectos orgánicos para vía dispersos e inorgánicos intercambios civi
el control y desarrollo de la comunidad. les. El interés de las entidades político-adminis
trativas mayores por Urabá se dio más en la vía
e) Agudos y fluctuantes nexos de domina de las simples anexiones geográficas, que de un
ción-subordinación interindividual a cau propósito real para involucrar al territorio en los
sa del débil tejido de relaciones interco desarrollos políticos y económicos de sus socie
munitarias y de la falta de adecuadas me dades. Urabá era un territorio vasto y extraño a
diaciones institucionales que proporcionen protocolos institucionales de carácter nacional
un adecuado control social. que regularan los difusos espacios de sus rela
ciones civiles. Tal vez por eso, los ciclos de explo
La fase vivida por Urabá como territorio en tación de sus recursos naturales traían consigo
sentido estricto, cubre más de cuatro centu
intensivos y localizados usos de violencia en el
rias: desde comienzos del siglo XVI hasta prin
territorio.
cipios del siglo XX. Durante toda esa época, el
capital llegó a las costas y se adentró por el Aun cuando los núcleos humanos residentes
territorio en sucesivas empresas animadas en Urabá durante esta fase no tuvieron, por su
por la avidez mercantil de los metales precio dispersión y baja densidad, la capacidad de
sos y por las ansias extractivas respecto de los modificar en profundidad el espacio y generar
recursos naturales no minerales. Llegaron, en
estructuras socioeconómicas estables, ellos
primer lugar, piratas holandeses, franceses e
son importantes por constituir el embrión de
ingleses que le arrebataban oro y plata a la
lo que serían las formas colonizadoras del fu
flota española, y contrabandistas que a través
turo, las mismas que marcarían el paso de lo
de la puerta del río Atrato y sus afluentes pe
territorial a lo regional. Es el caso, por ejemplo,
netraban hasta Antioquia para convertir en
de la población negra que empezó a hacerse
oro sus mercaderías entradas por Urabá. Lue
presente en las márgenes del río Atrato gra
go el caucho, la tagua, la raicilla de ipecacuana
cias a los desplazamientos estimulados por el
y la madera marcaron, durante buena parte
cimarronismo en la época de la esclavitud y
del siglo XIX, ciclos de explotación primaria
por la libertad de los esclavos en la coyuntura
que al vaivén de los mercados externos le im
republicana de mediados del siglo XIX. O el
primieron pasajeros y localizados bríos a la
caso del poblamiento sinuano originario de las
economía territorial.
tierras bajas situadas entre los ríos Sinú y San
Tales incursiones comerciales no alcanzaron a Jorge que iniciado en 1883, empezó en 1909 a
estructurar relaciones de producción estables, hacer de la carretera Montería-Turbo, abierta por
pese a que bajo su influencia se hayan abierto la empresa maderera Emery de Boston, la ruta
circunstanciales rutas de transporte y se ha de colonización futura de los campesinos sinua-
yan establecido algunos asentamientos huma nos haciaUrabá5.0, aún más, el caso de los Cunas
nos. La reducida población de Urabá se limitaba y de los Emberás, etnias ancestrales del territorio
a una mínima explotación de sus vastas selvas de Urabá que, mucho más adelante, le sirvieron de
de modo que hacia 1851, Turbo, el municipio de soporte receptor a las migraciones Zenúes, origi
mayor importancia, apenas contaba en toda su narias del departamento de Córdoba.
jurisdicción con solo 916 habitantes4.
Todas esas experiencias de poblamiento, desa
El tipo de economía predominante en esta fase rrolladas a lo largo de cuatro siglos, conforma
no exigió, por su escaso poder generador de ron la materia prima del tejido social que en
relaciones sociales estructurales, la aparición un proceso de acumulación y diferenciación de
4 James Parsons, U ra b á : U n a s a lid a de A n tio qu ia al M ar, sin datos de edición, pág. 46.
5 Idem., pág. 93.
24 ANALISIS POLITICO No. 20, septiembre-diciembre de 1993
relaciones sociales le darían a Urabá su carta desligados del concierto departamental por la
regional de ciudadanía. mala administración de Turbo”6.
genas nativas de los Cuna y los Emberá, mantie La evolución de las tendencias implícitas en el
ne con éstas relaciones destinadas a preservar su proyecto agrario del Estado, confirmó el carác
identidad histórica dentro de la compleja textura ter de la modernización buscada. La Ley 200
antropológica propia de la sociedad de Urabá. de tierras de 1936 que buscaba presionar la
conversión de los latifundios en empresas ca
El paso de lo territorial a lo regional que va a pitalistas bajo la exigencia de explotar los sue
la par y se deriva de los poblamientos en Urabá los baldíos o revertirlos al Estado, trajo
es, pues, un proceso histórico mediante el cual consigo el desalojo de muchos de los colonos
la entidad sociológica en vía de conformación que trataban de formalizar el tránsito de po
se va llenando de nuevos contenidos y cualida seedores a propietarios de los mismos predios
des. Tal metamorfosis expresa el tránsito de baldíos disputados por los terratenientes. De
una suma más o menos fortuita de acciones esta manera la legislación logró, de un lado,
humanas dispersas en un espacio geográfico, fortalecer la hacienda e iniciar un lento pero a
a un conjunto de actividades articuladas entre la larga significativo cambio de mentalidad de
sí por el poder reestructurador de las relacio la posesión extensiva hacia la producción in
nes sociales. Estas, como lazos que superan los tensiva por parte del gran propietario, y del
nexos esporádicos entre personas para con otro, crear una forzosa dinámica de coloniza
vertirse en vínculos entre actores sociales de ción que movió la frontera agrícola y amplió el
mercado interno de tierras. Más tarde, la Ley
terminados por una serie de estructuras
100 de 1944 concretó otro de los elementos bá
económicas, sociales, políticas y culturales,
sicos de las reformas al darle al Estado el papel
son la materia prima del tejido que va confor
de equilibrador frente a los excesos de la diná
mando a la sociedad civil.
mica modernizante. Se buscaba con ello morige
rar las expulsiones de campesinos al declarar de
L A C R IS IS D E C R E C IM IE N T O
utilidad pública los contratos de aparcería con lo
Las leyes de 1936, más las posteriores de 1944 cual, al tiempo que se buscaba reanimar la produc
ción de alimentos dentro del ámbito de formas atra
y 1961, le dieron piso legal a un modelo nacio
sadas de trabajo dentro de las haciendas, se protegía
nal de reforma del agro orientado a estimular
a estas últimas al ampliar a quince años los plazos
su modernización mediante el ordenamiento anteriores de extinción del dominio siempre y cuan
normativo de los derechos de propiedad, unas do se cubriera, al menos, una tercera parte del pre
exigencias mínimas de productividad y un ni dio inculto con explotaciones de aparcería7.
vel más racional de relaciones entre el capital
y el trabajo. Las nuevas funciones intervento
Después, en 1961, la Ley 135 afianzó el proceso
ras del Estado que acompañaron tales medi
al proponer el establecimiento de unidades de
das, buscaban aliviar los costos sociales de un
producción familiar al lado de las grandes uni
modelo cuya consecuencia necesaria era el dades empresariales. Así, mientras estas últi
éxodo de importantes contingentes de campe mas respondían a la amenaza de expropiación
sinos pobres. En efecto, la lógica modernizante de la legislación vigente exhibiendo procedi
de las reformas se apoyaba en el desarrollo de mientos más progresistas de explotación, in
un mercado interno según dos ejes comple tensificaban la expulsión de campesinos y
mentarios: uno, intensivo, basado en las ex consolidaban sus títulos de propiedad. Alo an
pectativas de productividad dentro de la gran terior habría que agregar, como otro elemento
propiedad terrateniente; otro, extensivo, cen coactivo de los desplazamientos colonizadores
trado en la ampliación de la frontera agrícola en el país, el clima de violencia que durante
por parte de los campesinos desplazados. esos mismos años cambió de manera drástica
7 Darío Fajardo, Hacienda, campesinos y políticas agrarias en Colombia 1920-1980, CEDE, U. Andes, Bogotá, 1986, pág. 69.
26 ANALISIS POLITICO No. 20, septiembre-diciembre de 1993
8 Fernando Botero Herrera, U ra b á , Colonización, V io len cia y C risis del E stado, U. de Antioquia, Medellín, 1990, págs.
73-74.
ESTADO Y CRISIS REGIONAL... WILLIAM RAMIREZ TOBON 27
gran medida, un resultado histórico de las es donde se aglomeraba la demanda de trabajo a
peciales condiciones jurídicas, económicas, las plantaciones.
técnicas y administrativas fijadas por la Uni
ted Fruit en la década del sesenta para promo A la par con las presiones campesinas sobre
ver un tipo de producción del banano ajustado nuevas áreas de poblamiento, el proceso de
a sus planes transnacionales de conservación concentración territorial iniciaba el ritmo ace
del mercado. El papel rector de la Compañía lerado que caracterizaría a la propiedad bana
en el establecimiento del mapa bananero ayu nera en la región. En efecto, ya en el período
dó a crear, en suma, un desarrollo capitalista 1977-1986, tal proceso podía inferirse de la de
de gran impacto cuantitativo en términos del saparición de las fincas menores de 10 hectá
crecimiento, y de notables consecuencias so reas y de la reducción, en un 50%, de aquellas
situadas entre 10 y 30 hectáreas11.
ciales al modificar los patrones tradicionales
de migración, propiedad territorial, coloniza
ción campesina y empleo.
ACTORES
Las consecuencias sociales empezaron a verse Y E X P R E S IO N E S S O C IA L E S
muy temprano cuando, desde principios de los
años sesenta, Urabá empezó a mostrar su gran El tipo de acumulación establecida por el capi
fuerza de atracción sobre los pobladores exter tal en Urabá, las relaciones con el trabajo
nos. En efecto, su incremento poblacional se puesto a su servicio y los efectos sociales pro
multiplicó por cinco entre 1950 y 1964 y se vocados en el entorno de sus actividades, han
triplicó entre 1964 y 1985 gracias, sobre todo, abierto la pregunta acerca del papel del Esta
a la migración desde otras zonas del país9. Un do en el desarrollo de la región. Ya se anotó
testimonio importante al respecto, es el infor como el crecimiento económico de Urabá de los
años sesenta a los ochenta, no podía desligarse
me oficial de un ingeniero que en 1964 decía lo
de políticas agrarias nacionales que al moder
siguiente:
nizar el agro debían recomponer las relaciones
de producción precedentes. Ahora bien, más
Desde que la Frutera de Sevilla empezó a dar crédi allá del papel jugado en la región por los es
tos para cultivos de banano, las tasas de crecimiento quemas de crecimiento emitidos desde el po
demográfico han aumentado en forma vertiginosa, der central, es necesario tener en cuenta otros
para lo cual no está preparada la zona. Si no se to
vínculos del Estado con los actores regionales
man medidas dentro de un plan de desarrollo (...) la
y con sus expresiones sociales. Actores sociales
situación podría llegar a tornarse socialmente explo
que vinculados a la tierra, al capital y al tra
siva y en todo caso no se aprovecharía para Antio-
bajo, se identifican entre sí y se proyectan de
quia y para la nación entera las grandes posibi
un modo colectivo y estable sobre la actividad
lidades de la zona10.
pública con el fin de conquistar o preservar sus
beneficios particulares. Expresiones sociales
La situación social explosiva prevista por el que varían según las demandas, los procedi
ingeniero no era una exageración. La presión mientos táctico-estratégicos, la relación de
sobre los predios de los colonos situados dentro fuerzas con los otros protagonistas y la coyun
del mapa bananero de la United Fruit no sólo tura por la cual pasa la sociedad.
ocasionó una diáspora hacia nuevas zonas de
frontera agrícola sino que provocó, a su vez, En Urabá, la aparición de actores sociales ya
presiones secuenciales sobre los indígenas y maduros corresponde a una etapa de diferen
sobre los incipientes centros urbanos desde ciación en el seno de la comunidad que condu-
ce, por un lado, al establecimiento de lo público de parecen concentrarse las condiciones propi
y lo privado como esferas de actividad con diná cias para la configuración de los actores socia
micas propias y distinguibles y, por el otro, a la les. Ahora bien, en una perspectiva de
emergencia y agrupamiento de intereses con vi desarrollo de las regiones, estos últimos esta
siones claras acerca del poder como medio de rían soportados por categorías que como la tie
control sobre la riqueza colectiva. Esa etapa em rra, el capital y el trabajo, definen los intereses
pieza a hacerse visible en los comienzos de los motrices alrededor de los cuales antagonizan
años sesenta cuando la región es conmovida por o se identifican los individuos dentro de la so
simultáneos e intensos procesos de inmigración ciedad. Así, el capital generaría como actores
desde los departamentos vecinos, de migración sociales a los empresarios identificados en los
interna hacia las fronteras agrícolas cercanas, y intereses comunes de la valorización; la tierra,
de cultivos capitalistas de banano y palma afri a los grandes, medianos y pequeños propieta
cana, procesos todos ellos asociados a presiones rios, por un lado, y a los colonos, arrendatarios
generadoras de conflictos alrededor de la tierra, e indígenas por el otro, cada cual identificado
el trabajo y los servicios públicos. en sus sectoriales intereses alrededor de la
propiedad territorial como fuente de riqueza o
Pero la maduración de los actores sociales en de supervivencia; el trabajo, a los dependien
Urabá no es separable de las importantes mo tes del salario identificados en la preservación
dificaciones sociales y políticas sobrellevadas y ampliación de su fuente de ingresos.
por el país durante el mismo tiempo. Colombia
había vivido, entre tanto, un intenso período En su condición de sujetos históricos del desa
de violencia que al desembocar en la dictadura rrollo de la sociedad civil regional, los actores
militar de 1953 a 1957 dio paso, una vez de sociales vinculados a la producción pueden
puesto el General Gustavo Rojas Pinilla, a un agrupar alrededor de sus conflictos, de sus li
nuevo régimen político de transacción entre derazgos, a otros actores de la comunidad ubi
los partidos Liberal y Conservador antes en cados en campos distintos al de la economía
frentados bélicamente. Las grandes perturba propiamente dicha. Es entonces cuando se ge
ciones de la violencia nacional, incidieron de nera, dentro de la colectividad, un intercambio
modo crucial en el desenvolvimiento regional. múltiple de intereses sectoriales que por com
Piénsese si no en los desplazados por el con prometer al conjunto de la comunidad deben
flicto bélico que al aumentar las migraciones expresarse en la gramática del poder, es decir,
hacia Urabá, introdujeron factores de insegu de la política. Ya aquí la sociedad civil, como
ridad con la presencia de delincuentes dedica conjunto de actores sociales, se enfrenta al Es
dos al contrabando, el abigeato, la extorsión, tado, actor político por excelencia, gracias al
el robo y el tráfico de marihuana12. O en el usufructo del poder y de la legitimidad públi
antecedente de las guerrillas regionales, en cos, en un terreno donde la política es la forma
carnado por “Pedro Brincos”, un guerrillero li obligada de traducir los intereses privados al
beral del Tolima que no se acogió a la amnistía interés público global.
de principios del Frente Nacional y quien trató
de organizar un movimiento político insurgen
te en las vecindades de Turbo. O, también, en E S T A D O Y A C T O R E S S O C IA L E S ,
la gran presión sobre la vivienda ejercida por U N A C R IS IS D E R E L A C IO N
los inmigrantes pobres y las consecuentes in P O L IT IC A
vasiones de tierras.
Lo político es, en sus aspectos normativos e
Es, pues, en los goznes que articulan determi institucionales, la objetivación del Estado en
nados fenómenos nacionales y regionales don cuanto principio de poder público. De la natu
raleza colectiva de dicha potestad se derivan tores sociales. La insuficiencia del basamento
ciertas funciones llamadas a respaldar la defi político institucional en el rápido desarrollo de
nición que el Estado hace de sí mismo como la región, empezó a hacerse notable durante la
delegado de la sociedad civil. Esas funciones, recia etapa de crecimiento iniciada a partir de
aquí llamadas de representación social, son la segunda mitad del presente siglo. La inca
prácticas políticas dirigidas a darle al Estado pacidad del Estado para proporcionar un cam
un arco policlasista gracias a la cabida que po tangible y equilibrado de interlocución
dentro de él alcanzan los intereses particula política entre los actores sociales y de estos con
res de las diferentes clases, fuerzas y grupos el poder público, condujo a que las expresiones
sociales que integran la sociedad13. Las funcio colectivas de aquellos buscara atajos extra-
nes de representación social, en un tránsito institucionales para viabilizar sus demandas.
necesario de lo estructural a lo procedimental,
sólo realizan su virtualidad política al concre Así ocurrió entre el capital y el trabajo, prota
tarse históricamente en un régimen político gonistas centrales de la vigorosa coyuntura
que defina el tipo y alcance de las mediaciones económica de los años sesenta, cuando la coli
institucionales entre el poder público y la co sión de sus intereses se dio en un vacío político
munidad. Ya acá, la capacidad exclusiva o in institucional que no dejaba de favorecer, sin
clusiva del régimen político respecto del campo embargo, a quienes desde ya se les había ga
global de las representaciones demandadas rantizado la libertad empresarial y de ganan
por los diversos actores sociales, configuran el cia como resorte básico del desarrollo de la
espectro comprobable de su eventual índole de región. La organización sindical tuvo, así, el
mocrática y, por consiguiente, la capacidad del duro comienzo de quienes deben ver como la
establecimiento para procesar las crisis de la so inercia del Estado se convierte en activa fuer
ciedad dentro de parámetros institucionales14. za en manos de sus antagonistas. En efecto,
desde 1959 cuando aparecieron los primeros
Lo político es, pues, el lenguaje, la facultad sindicatos, sus organizadores debieron clan-
indispensable del habla que le permite al Es destinizarse a causa de las persecuciones pa
tado y a los actores sociales la comunicación tronales, muchas de las cuales continuaron
en el terreno del poder como factor distributivo después del reconocimiento sindical por parte
de las diferentes y encontradas potestades del gobierno, en 1964. Mientras tanto, lo que
particulares. Lo cual quiere decir que el desa podría haber sido un conflicto entre actores
rrollo de ese lenguaje, su transparencia o am sociales unidos por el interés común de preser
bigüedad, en últimas su credibilidad, está var los nexos connaturales entre el capital y el
vinculado de modo esencial a los tipos, niveles trabajo, empezó a ser interpuesto por una ac-
y soluciones de crisis sociales característicos toría social alternativa, la guerrilla, interesa
de las colectividades humanas en un momento da en reventar los límites estratégicos de
determinado de su historia. interdependencia entre los dos factores de la
producción.
Urabá es, frente a las consideraciones anterio
res, un ejemplo de las tendencias excluyentes Fueron dos los grandes sindicatos iniciales de
del campo de representación social a cargo del Urabá sometidos a la inspiración de las dos
Estado, del escaso y desigual desenvolvimien vertientes del comunismo en ese entonces con
to del espacio político y, por consiguiente, de la trapuestas a nivel internacional: la línea So
desarticulación del lenguaje del poder escindi viética y la línea China. Como tal, las dos
do por lo general en hablas particulares que tendencias buscaron copar el espacio de las de
crean antagonismos irreductibles entre los ac mandas redistributivas entre el capital y el
13 W illiam Ram írez Tobón, E sta d o, V io le n c ia y D e m o c ra c ia , Tercer Mundo Editores e Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales, Bogotá, 1990, págs. 33- 38.
14 Idem., pág. 38.
30 ANALISIS POLITICO No. 20, septiembre-diciembre de 1993
trabajo con una filosofía abstracta sobre el po to estatal; las acciones coordinadas entre ins
der y con exigencias y acciones ultrarradicales tituciones y actores sociales para diseñar y
que pronto agravaron la crisis regional. La ac adelantar planes de desarrollo en la región; la
tividad sindical, presa de la política antiesta desmovilización y reintegro civil del Ejército
tal de la guerrilla, liquidó el campo posible de Popular de Liberación, EPL, uno de los grupos
las transacciones institucionales y puso al des guerrilleros más activos de la zona, hecho que
nudo una crisis que no solo revelaba el duro alentó, en 1991, la más concreta esperanza de
enfrentamiento de los antagonistas sino tam iniciar en firme el restablecimiento de la con
bién la incapacidad del arbitrio oficial para vivencia ciudadana.
tramitar y reducir el conflicto. Ello contribuyó
sin duda a que las insuficiencias del Estado en Sin embargo, ninguna de las iniciativas ante
la conservación del orden público, fueran com riores, por separado o en conjunto, ha permi
pensadas por acciones bélicas paraestatales tido desbloquear el camino hacia un consenso
patrocinadas por sectores de un empresariado efectivo de los actores en pugna para equili
gravemente amenazado por las beligerancias brar la dinámica del desarrollo regional. La
sindical y guerrillera. paz con el EPL es, sin duda, un ejemplo nota
ble de los inciertos alcances de los esfuerzos
Ausencia social del Estado, acumulación sal realizados en tal sentido. En efecto, una vez
vaje del capital a expensas del trabajo inerme que el EPL entregó las armas y se convirtió en
y desorganizado, revancha de este por la vía partido político, el sector empresarial de Ura
de la pugnacidad sindical, emergencia de la bá y la gobernación de Antioquia conformaron
guerrilla como autonominada vocera de inte un Fondo de Paz para la región. Con este pro
reses populares, creación de alternativas de yecto se pretendía facilitar la reinserción eco
justicia privada, auge concentrador de la pro nómica de los exguerrilleros del EPL y,
piedad agraria por el terrateniente tradicional además, apoyar a los damnificados de la vio
y el narcotraficante emergente, son, todos es lencia. El fondo contó para su inicio con 23
tos, factores que cuestionan, en primer lugar, millones de pesos donados por Augura, la or
la solvencia de las relaciones entre el Estado y ganización gremial de los propietarios bana
la sociedad civil de cara a la crisis de Urabá. neros. Luego, a partir de esta iniciativa, los
Factores que sin tener en conjunto o indivi empresarios, el grupo exguerrillero del EPL y
dualmente la misma presencia a lo largo de un la Iglesia regional, plantearon la necesidad de
proceso de crecimiento de más de cuarenta lograr un pacto social en Urabá cuyos propósi
años parecen constituir, no obstante, un pesa tos iniciales eran los de “contribuir con solu
do lastre de irresolución en una crisis regional ciones reales al afianzamiento de la paz, para
muy lejos de ser resuelta. Ha habido, sin duda, posibilitar el desarrollo integral de la zona y la
actitudes y hechos importantes que desde hace ampliación de la frontera bananera” 15. En con
algunos años han tratado de crear condiciones travía a tales propósitos, la situación social y
para desactivar y conducir por vías razonables política de la zona ha empeorado. La organiza
las exasperadas oposiciones que agitan a la ción legal sustitutiva de la guerrilla desmovi
sociedad regional: la morigeración del capital lizada, el movimiento Esperanza, Paz y
bananero en la explotación de las fuentes hu Libertad, es agredida mortalmente por la disi
manas de ganancia y el menor peso relativo dencia de uno de los jefes históricos del EPL,
del radicalismo de izquierda sobre las reivin Francisco Caraballo, quien no entregó las ar
dicaciones sindicales; la mayor presencia del mas y se sumó a la Coordinadora Guerrillera
Estado en funciones redistributivas de tipo so Simón Bolívar, CGSB. Esta, por su parte, se
cial, lo cual ha permitido reducir el desbalance ha dedicado a llenar los espacios sociogeográ-
que favorecía las acciones punitivas del apara ficos dejados por el EPL, restableciendo así el
antiguo mapa guerrillero y su fuerza desestabi- vergencia desde el cual proponer y realizar un
lizadora de la zona. Dentro de Sintrainagro, sin proyecto confiable de salida a la crisis regional.
dicato único salido de la convergencia orgánica Mientras estos dos protagonistas no vean en
de las dos fuerzas iniciales, las luchas por la he buena parte de la crisis el colapso de lo político
gemonía entre Esperanza, Paz y Libertad y el como lenguaje de comunicación social, será
Partido Comunista ha llegado a su clímax con muy difícil lograr un acuerdo democrático es
los asesinatos de líderes gremiales de uno y otro tratégico. Porque si bien el Estado debe am
bando, y amenazan la organización con presio pliar el campo de representación y partici
nes internas que comprometen su unidad. En el pación social para incluir dentro de su legiti
frente gremial patronal, Augura confiesa su de midad la mayor cantidad posible de particula
saliento ante la espesa crisis regional, denuncia ridades civiles, éstas, por su parte, deben
la desestabilización social causada por una gue legitimarse mediante la búsqueda de un pro
rrilla que promueve la invasión de predios, el yecto global de democracia que integre y tras
secuestro y el asesinato de quienes no están de cienda los conflictos sin caer en la tentación de
acuerdo con ella, y advierte sobre los efectos liquidarlos por las vías expeditas de lo extra
de tales acciones en la producción y empleo de legal. Esa es, al final de cuentas, la reconstruc
la industria bananera. En el campo de las res ción de lo político como la instancia sustantiva
ponsabilidades estatales frente a los acuerdos sobre la cual se resuelven las conflictivas ta
de paz con el EPL, la reinserción continúa a reas que dirimen la jerarquización y la redis
media marcha dentro de un proceso lleno de tribución del poder dentro de la sociedad.
indefiniciones, inercias administrativas y au
sencias de voluntad e imaginación políticas Esa reconstrucción de lo político no es, con to
que le sirven de contra-argumento al grueso do, una tarea singular para Urabá ya que de
de la guerrilla activa para descalificar las ofer bería cubrir, como propósito integral, la difícil
tas gubernamentales de paz. En la misma línea realidad de muchas de las regiones del país.
de responsabilidades del Estado, pero ya frente Urabá es, por cierto, un espacio con conflictos
al control del orden público, un nuevo grupo de y crisis sociales particulares en el contexto del
justicia privada, el Ejército Pacificador de Ura desarrollo territorial colombiano. Hay allí una
bá, EPA, demuestra con sus amenazas e inicia contradictoria realidad que descompuesta en
les acciones punitivas que el gran vacío insti sus elementos más antagónicos muestra una
tucional de la región dista aún de ser llenado. compleja historia de poblamiento, una crítica
Finalmente, la crisis del banano causada por las relación entre el capital y el trabajo en la mo
restricciones del Mercado Común Europeo al li derna industria del banano, agudas carencias
bre comercio de la fruta, golpea las ganancias del en la distribución de la tierra que estrechan
empresarioy el empleo del trabajador, crispando cada vez más la economía campesina, un fuer
todavía más las difíciles relaciones actuales. te y ampliado recurso a la violencia para diri
mir conflictos políticos, socioeconómicos, y aún
El ejemplo anterior ilustra de modo dramático personales, un Estado sin la suficiente fuerza
la grave crisis que compromete, a fondo, la tra autolegitimante y de una desigual y a veces
ma estructural de la sociedad regional en Ura- nula presencia regional, pero, ¿no son estas
bá. En principio, la pérdida de lo político como mismas características las que sobre la idio-
el cimiento sobre el cual se levantan los cana sincracia propia de cada unidad espacio tem
les de distribución del poder social, disloca las poral, gravan el desarrollo de muchas de
responsabilidades cívicas y deslegitima al Es nuestras regiones colombianas?
tado provocando así un vacío dentro del cual
tienden a flotar, libres de coerciones normati Así parece reconocerlo, en el momento actual
vas, tanto las potestades particulares como las colombiano, la existencia misma del renovado
oficiales. Tal vez este sea, por desgracia, el caso escenario constitucional dentro del cual se van
de Urabá, comunidad en la cual el Estado y la perfilando nuevos cauces a los vínculos entre
sociedad civil han extraviado el punto de con lo públicoy lo privado. En efecto, el reformismo
32 ANALISIS POLITICO No. 20, septiembre-diciembre de 1993
institucional presente en los esfuerzos por des pecto de las reformas al aparato del Estado, la
centralizar y modernizar el Estado, por darle creencia de que la eficacia de lo público se des
un protagonismo real dentro de la democracia prende de modo directo de una simple opera
a los sujetos colectivos e individuales de la so ción de resta sobre las funciones estatales.
ciedad, por hacer de la seguridad y de la justi Nada más engañoso, sin embargo, no solo des
cia una eficaz técnica de salvaguardia institu de el punto de vista de los enunciados genera
cional, apuntan hacia una doble consecuencia: les sobre el tema sino desde las realidades
el reconocimiento de que las crisis regionales particulares. Para el caso colombiano, la temá
han llegado a comprometer la estabilidad de tica del Estado no puede ser abordada con una
la nación misma, y la existencia de una volun excluyente óptica instrumental, como una arit
tad política necesaria para concebir algunas mética simple de medios, sino con la convicción
fórmulas e instrumentos remedíales a la situa de que el problema merece una perspectiva es
ción de emergencia. tructural donde la naturaleza de las funciones y
las propiedades de los instrumentos, deciden el
Voluntad política necesaria pero, por desgra sentido y alcance de las políticas estatales. Ya
cia, no suficiente. Es cierto que las reformas hay algo de ello en la reciente Constitución de
del Estado pueden revertir las crónicas insu 1991 cuando se dice que “Colombia es un Estado
ficiencias de éste a favor de un proceso de ra Social de derecho, organizado en forma de repú
cionalización del aparato público que haga de blica unitaria, descentralizada, con autonomía
su presencia en las localidades un factor de de sus entidades territoriales, democrática, par
estímulo positivo para el desarrollo regional. ticipativa y pluralista, fundada en el respeto de
De igual modo es cierto que las reformas a los la dignidad humana, en el trabajo y la solidari
derechos cívicos encarnadas en los mandatos dad de las personas que la integran y en la pre-
constitucionales para crear formas de demo valencia del interés general” (Artículo primero).
cracia participativa, pueden revertir los es
trangulan! i entos de las redes de comunicación Ese artículo primero de la Carta Fundamental
de la sociedad civil a favor de un fortalecimien es una guía que evidencia tanto los posibles
to autosostenido de sus facultades de control alcances del Estado Colombiano dentro de la
democráticos sobre las instancias nacionales y formalidad jurídica, como sus limitaciones
territoriales del poder oficial. Pero, en uno u en el campo de las políticas concretas. En el
otro caso, es preciso tener en cuenta que lo ámbito de lo normativo se proponen dos ór
que tenemos, hoy por hoy, es mas un grande denes notables: primero, un equilibrio entre
y promisorio horizonte de posibilidades for el sentido unitario de la república y el carác
males que un campo concreto de prácticas ter descentralizado de las adscripciones loca
sobre las cuales empezar a crear una expe les que le aseguran autonomía a sus enti
riencia de reconversión de la democracia real dades territoriales; segundo, la naturaleza
y existente, y que la profundidad y la ampli social y de derecho del Estado que debe ase
tud de las crisis regionales parecen desbor gurar la prevalencia del interés general so
dar la capacidad y la oportunidad de los bre la base de una filosofía política demo
instrumentos legales e institucionales, con crática, participativa y pluralista. La acción
cebidos para hacerles frente. recíproca de esos dos órdenes configuraría
una entidad nacional articulada sobre un Es
Por lo pronto, urge precaverse de las ilusiones, tado con claros poderes reguladores en lo so
animadas desde algunos sectores del poder pú cial, y una sociedad civil con un prota
blico y de la academia, sobre los efectos que a gonismo cierto en el diseño y ejercicio de sus
mediano plano tendría el tipo de moderniza formas de democracia.
ción que en la actualidad se hace desde y para
el Estado. Como ocurre con cieitos supuestos Ahora bien, ¿hay, a partir del anterior manda
neoliberales sobre las adecuaciones automáti to constitucional, un desarrollo sociopolítico
cas entre el mercado y el desarrollo hay, res consecuente que permita resolver, en un plazo
ESTADO Y CRISIS REGIONAL... WILLIAM RAMIREZ TOBON 33
no muy lejano, la crisis de desencuentro entre da la vigencia del mercado capitalista, se en
el Estado y las regiones? Las desaveniencias frentan sobre la manera de atender sus indi
entre lo formal y lo real, entre la filosofía de la caciones. Para nuestro país, más allá de las
política y la política de la acción, no permiten polémicas que dividen los campos de neolibe
ser muy optimistas al respecto. Mientras los rales y neoestructuralistas, es importante re
gobiernos enmarcados por la reforma consti conocer la necesidad de un Estado capaz de
tucional no asuman los principios de la Carta orientar los procesos modernizadores e inter
como mandatos para reformular sus políticas nacionalizantes sin que ello implique dejar a
públicas en gracia al carácter social de derecho cargo de un solo sector de la población, que
del Estado colombiano, muy poco podrá abo siempre es de la clase media hacia abajo, los
nársele al esperado corte de cuentas histórico costos sociales de las reformas. La responsabi
que representaría la nueva Constitución. Pero
lidad del Estado en la prevalencia del interés
también y en el mismo sentido, poco se logrará
general es pues, en suma, la orientación prin
si las regiones no se comprometen a evitar que
cipal en la conducción de un modelo de desa
las reformas para la descentralización y la au
rrollo que no puede ser dejado a la retórica
tonomía se conviertan en nutrientes de los vi
cios antidemocráticos representados por la interesada de los agentes transnacionales o a
corrupción local y el clientelismo. las autodefensas sectoriales del empresariado
nacional. Tal vez así se pueda consolidar en el
Desarrollo económico y democracia social y po país una democracia que le dé a la crisis regio
lítica es el compromiso de las sociedades ac nal un sentido no de antagonismo terminal con
tuales. Esta meta, desideologizada a partir de el orden establecido, sino de contradicción con
la postguerra fría, empieza a reconstituir nue los delineamientos puntuales del esquema de
vas escolásticas que si bien dan por desconta desarrollo vigente.