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1988 - Bejarano (1988) - La Violencia Regional y Sus Protagonistas PDF
1988 - Bejarano (1988) - La Violencia Regional y Sus Protagonistas PDF
Y SUS PROTAGONISTAS:
EL CASO DE URABA
Ana María Bejarano*
La noticia de las m asacres de campesinos ocu esta explicación perm ite establecer sim ilitudes
rridas en Urabá entre marzo y abril de este año y paralelos con algunas de las regiones que
estrem eció al país entero. Entonces, ese país conforman el mapa de la violencia contem porá
adormecido por la violencia cotidiana volvió los nea en el país y, en esa medida, se convierte en
ojos hacia la región. Y encontró que, lejos de una herram ienta útil para el análisis más am
constituir un hecho aislado, las m asacres son plio de la geografía de los conflictos violentos
solam ente el más reciente episodio en una lar en Colombia.
ga historia de conflictos sociales, económicos y
políticos ligados a la problemática global del
país y, sobre todo, a sus propias condiciones de Elementos para el análisis del conflicto
desarrollo regional.
Urabá es una zona de colonización reciente. El
La región de Urabá, ubicada en el extremo proceso de ocupación de sus tierras se dio en
noroccidental del departam ento de Antioquia, forma lenta entre los años veintes y cincuentas,
constituye hoy una de las zonas m ás críticas del como consecuencia de una prim era oleada de
país dados los niveles que allí ha alcanzado la migración de campesinos cordobeses que,
violencia, y quizá el más dramático ejemplo de atraídos por la abundancia de tierras baldías,
un futuro no muy lejano para la mayoría de las llegaron a Urabá por el oriente y desarrollaron
regiones colombianas en conflicto. allí una agricultura tradicional de subsisten
cia (1). A partir de los años cincuentas, el ritmo
La profundización del estudio en el caso de de migración aum entó dando lugar a una colo
Urabá obedece a dos razones principales: en nización masiva de 1a zona.
prim er lugar, porque constituye un caso en
extremo grave dentro del conjunto de regiones Tres factores sim ultáneos parecen haber jalo
azotadas por la violencia, resulta urgente in nado este proceso durante las décadas del cin
tentar una explicación sobre los factores que cuenta y el sesenta: el prim ero fue la construc
han llevado a ia agudización creciente de los ción de la carretera al mar que comunica a
conflictos en la zona: en segundo lugar, porque Medellín con Turbo, cuya finalización solo fue
lograda hasta mediados de la década del cin-
* Politóloga, investigadora del Instituto de Estudios Políticos y 1. Carlos Muñoz, Problemas de Urabá, MedeLlín, Imprenta Ofi
Relaciones Internacionales. cial, 1931, pp. 95-107.
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cuenta (2). Esta carretera posiblem ente condu dad donde conviven diversos grupos humanos
jo a esa región un buen número de familias originarios de varias regiones del país con dife
cam pesinas de Antioquia y el Viejo Caldas que rencias culturales profundas. La población ac
huían de la violencia en la zona cafetera. El tual de la zona estaría compuesta de la siguien
segundo impulso provino de la expulsión masi te forma, según un estudio reciente realizado
va de campesinos de los valles del río Sinú, por Julián Delgadillo: el 47 por ciento de los
promovida por el agotam iento de las antiguas inm igrantes de Ja zona procede de toda la Cos
sabanas y bosques naturales, la modernización ta Atlántica (sin contar los de Córdoba); el 22
agrícola inducida por las políticas agrarias de por ciento procede de los departam entos de
los años sesentas y setentas, y la gran expan Antioquia, Caldas y Valle, siendo predom inan
sión del latifundio ganadero (3). Finalm ente, el te la migración de antioqueños; el 16 por ciento
nacimiento de la industria bananera y su auge proviene del Chocó y del mismo Urabá por el
tem prano constituyen el tercer factor que con oeste desde Bajirá; el 10 por ciento son inmi
tribuyó a promover el proceso de colonización grantes desde el vecino departam ento de Cór
de la región, gracias a las expectativas genera doba; el 5 por ciento restante está conformado
das por la prim era bonanza de los años sesen por población indígena (Cunas, Em berás y
tas (4). Los capitalistas antioqueños se intere Senúes) paulatinam ente desplazada al sur, a la
saron en la región precisam ente movidos por periferia como Caimán Nuevo y a la costa occi
este último factor. Es así como la colonización dental del Golfo de Urabá (6).
antioqueña de Urabá, ocurrida a principios de
los años sesentas, debe ser considerada como El grupo de propietarios-em presarios provino
una colonización de nuevo tipo, básicam ente esencialm ente de Antioquia. El resto de gru
em presarial. pos inm igrantes, de origen campesino, contri
buyó al desm onte y a la colonización de la selva
Como resultado de este proceso de migración, tropical que posteriorm ente sería ocupada por
la población de Urabá se quintuplicó entre 1951 las plantaciones de banano. Hoy en día confor
y 1964 (5), dando origen a una compleja socie- man el grueso de la mano de obra em pleada en
ellas, así como el cinturón de economía cam pe
sina que alim enta las zonas bananera y gana
2. El prolongado proceso de construcción de la carretera al m ar dera con su incipiente producción parcelaria de
(M edellín-Santa Fe de A ntioquia-Cañasgordas-D abeiba-
M utatá-Chigorodó-A partadó-Turbo), es indicativo del difi
bienes básicos.
cultoso proceso de colonización de Urabá previo al "m ilagro
b an a n ero ". Ver Jam es J. Parsons, Urabá: salida de Antio La economía de la región de Urabá gira princi
quia al mar, M edellin, s e ., 1979. El trabajo de Julián D elga palm ente en torno al cultivo comercial del ba
dillo tam bién da cuenta de algunos de los esfuerzos realiza nano, cuya producción para la exportación re
dos por antioqueños p ara colonizar a Urabá y construir la
carretera que comunicará la región central de Antioquia con presenta el 76 por ciento del Valor Agregado
el D arién. Ver Julián Delgadillo, "L a violencia en U ra b á ", agrícola de la región (7). Los siguientes datos
Universidad Javeriana, D epartam ento de H istoria, noviem contribuyen a dar una idea de la importancia
bre de 1987. Ponencia presen tad a en el VI Congreso de His
toria de Colombia realizado en Ibagué. que tiene la producción bananera no solo para
3. Un análisis del proceso de expulsión del cam pesinado coste la región misma o para el departam ento de
ño se encuentra en, Alejandro Reyes Posada, "L a violencia y Antioquia, sino para el país en general. Colom
el problem a agrario en C olom bia", en Análisis Político, No.
2, septiem bre a diciem bre de 1987, Bogotá, Instituto de E s bia está entre los cuatro primeros exportadores
tudios Políticos y Relaciones Internacionales, pp. 33-34. de banano del mundo (8) con una producción
4. Las prim eras plantaciones de banano aparecen en 1959 cuan anual que se acerca al millón de toneladas, con
do la United Fruit Company por medio de su subsidiaria en
Santa M arta (la Compañía Frutera de Sevilla) decide iniciar un valor cercano a los 200 millones de dóla
un program a de banano en Turbo. Siete años m ás tard e (en res (9). Esta producción anual de banano para
1966) se estaban exportando hacia el mercado europeo entre
30.000 y 70.000 racimos cada sem ana. "D e la noche a la
m añana el banano se volvió un gran negocio en U rabá''. P ar ta del Censo de 1985 (239.892), se tiene que en los últim os 34
sons, Urabá: salida de A n t io q u i a .p. 105. años la población de Urabá se multiplicó 15 veces. DANE,
5. Según el censo de 1951, la población de la región era de "Indicadores de p o b reza", 1988 (Listados de Com putador).
15.700 personas; para el censo de 1964, se registraron 6. Julián Delgadillo, "L a violencia en U ra b á "..., s. p.
77.000. En 1963 el Servicio Nacional de A prendizaje, SENA, 7. Corporación Regional de Desarrollo de Urabá, CORPOURA-
calculó la tasa de crecim iento anual de la zona de Urabá en BA, "P lan de Desarrollo de Uraba ’, M edellin, Oficina de
9.4 por ciento, siendo inm igrantes 3 de cada 4 nuevos resi Planeación, julio de 1983, p. 3.
dentes. Parsons, Urabá: salida de A ntioquia..., pp. 127 y 8. El Tiempo, 19 de marzo de 1988, p. 14-E.
128. Si se com para el dato de 1951 (15.700). con el oue resul- 9. El Espectador, 29 de mayo de 1988, p. 4-D.
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den social y económico generados por la econo sos, el Estado ha contribuido a concentrarlos,
mía del enclave bananero se extienden a toda agravando el desfase que existe entre el encla
la región, incluyendo aquellos municipios que ve bananero por una parte, y las dem ás activi
no se dedican prioritariam ente al cultivo co dades económicas y las necesidades de la po
mercial de esta fruta (16). El ganado, el arroz, blación, por otra. El informe de CORPOURA
el maíz, el cacao, la palma de aceite y la m ade BA afirma adem ás que la organización pública
ra, son otros de los productos que crecen en en la región tiene una baja capacidad adm inis
Urabá “ a la sombra del banano” . trativa y operativa, y que ‘‘las inversiones en
servicios básicos y de salud son deficientes en
La economía cam pesina, que todavía absorbe todos los casos” (20).
la mayor cantidad de mano de obra (17), tam
poco escapa a las reglas del juego que le im Los datos sobre servicios públicos y sociales en
pone la agroindustria bananera. Esta, que se Urabá son bastante elocuentes al respecto
ha apoyado en la existencia de una extensa red (Cuadro No. 1). Igualm ente dicientes son los
de producción cam pesina que provee a las resultados que arroja el informe de indicadores
plantaciones bananeras de alim entos, y en al de pobreza, elaborado por el DAÑE, en lo que
guna medida de mano de obra, no ha generado respecta a Urabá: todos los municipios de la
un mejoramiento de las condiciones de vida de zona superan los promedios tanto nacional
los pequeños campesinos parcelarios. Su rela como departam ental (Antioquia) de pobreza y
ción se desenvuelve en uña dinámica ‘‘conflic- de miseria. La m itad de ellos tiene más del 50
to-com plem entación” en la cual la economía por ciento de sus habitantes viviendo en la
cam pesina resulta perjudicada dadas ‘‘por una miseria. Finalm ente, aunque U rabá sólo repre
p arte, la debilidad gremial cam pesina y, por senta un 6.24 por ciento de la población antio-
otra, las severas restricciones que afectan al queña, contribuye en un 11.78 por ciento al
desarrollo agrícola, como son los elevados cos total de personas con necesidades básicas insa
tos de la renta territorial, de los insumos y el tisfechas del departam ento, y en un 17.92 por
crédito, las dificultades del mercado interno, ciento al total de personas en la miseria (Cua-
e tc .” (18). droN o. 2).
Esta contradicción entre la economía de encla Así, resulta claro que son los em presarios ba
ve y el resto de procesos sociales y económicos naneros quienes han recibido los beneficios
que se desenvuelven en la región, se ha visto que se pueden derivar de la presencia estatal
agravada por el tipo de presencia que ha tenido en la región. Y esto gracias a que el Estado sí
el Estado en la misma. Su acción, en lo que ha dejado sentir su influencia en dos sentidos:
concierne a la redistribución de recursos y a la en prim er lugar, como distribuidor de rentas
prestación de servicios públicos y sociales, no institucionales hacia ellos ‘‘como corresponde
solo ha sido débil sino que se ha concentrado a una economía de exportación protegida por
en el favorecimiento de la producción banane las regulaciones propias del Estado en ese
ra. Según la misma Corporación Regional de cam po” (21). Y en segundo término, a través
Desarrollo de Urabá, CORPOURABA, encar del apoyo militar a los propietarios para repri
gada de reorientar el gasto público para el de mir los conflictos que desde hace varios años se
sarrollo de la región, la inversión pública, no vienen insinuando en la región (22).
solo ha sido reducida sino que adem ás ‘‘ha es
tado principalm ente dirigida a satisfacer las Como resultado de esta presencia traum ática
necesidades de la producción y su transpor del Estado en Urabá, el desarrollo social de la
te ...” (19). Así, en lugar de redistribuir recur-
2 0 . Ibid.,
21. W illiam Ramírez Tobón, "Violencia y conflicto so c ia l...",
16. Estos son: A rboletes, Necoclí, San Juan de U rabá, San P e p .3 .
dro de Urabá y M utatá, 22. No en vano se registran en la zona de Urabá un total de 36
17. El Plan Social por la Paz. , p. 18. hechos de represión colectiva cometidos contra cam pesinos
18. Comisión de Estudios sobre la violencia, Colombia: Violen en el período que va de 1970 a 1975, y la militarización, en
cia y Democracia, Informe presentado al Ministerio de Go el mismo período, de los municipios de A oartadó, Chigorc-
bierno, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1987, dó, M utatá y San Pedro de U raba, así como de ia región en
p. 198. su totalidad. Javier Sánchez T crres, et al . Colombia Repre
19. Corporación Regional de Desarrollo de Urabá, CORPOU- sión 1970-1981, Bogotá, CINEP. 1982, Vol. I, ver cuadros
BA, " P la n d e D esarrollo.. " , p. 13. de represión colectiva.
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CUADRO No. 1
Acueducto Más del 50 Más del 50 Más del 50 Más del 50 Más del 50 Menos del 50 Más del 50
Alcantarillado Menos del 50 -0- Más del 50 Menos del 50 Menos del 50 Menos del 50 Más del 50
Energía Eléctrica Menos del 50 Más del 50 -0- Más del 50 Más del 50 Menos del 50 Más del 50
Teléfono Menos del 50 Menos del 50 50 Más del 50 Más del 50 Menos del 50 Menos del 50
Alumbrado público Menos del 50 Más del 50 -0- Menos del 50 Más del 50 Menos del 50 Menos del 50
Calles pavimentadas Menos del 50 -0- -0 Más del 50 Menos del 50 Menos del 50 -0-
SERVICIOS DE SALUD
* No aparecen Carepa y San Juan de Urabó por ser municipios recientemente creados.
FUENTE: El Plan Social por la Paz. Una estrategia de participación comunitaria, Bogotá, DANE-DAPRE, julio
de 1986, pp. 18-20.
* * Estos datos provienen del DAÑE, “Indicadores de Pobreza”, 1988 (Ver Cuadro No. 2).
CUADRO No. 2
URABA
INDICADOR ÍS DE POBREZA
Depto., Región, Total Personas %Personas Personas %Personas %Personas
Municipio Personas con con Miseria Miseria NBI en total
NBI* NBI (1) (1) Deptal.
región ha sido dejado en manos de un sector sionales, las funciones adm inistrativas, ia
privado más interesado en drenar recursos que comercialización, la fábrica de cartón y el
en reinvertir los excedentes en ella, y más ocu transporte (25).
pado en la rápida acumulación y concentración
del capital que en la redistribución de ingresos El conflicto que se desarrolla en la zona bana
a través del alza de los salarios reales y del nera de Urabá debe definirse fundam ental
mejoramiento de la infraestructura pública mente como el enfrentam iento entre dos gru
para beneficio de toda la población. pos sociales (em presarios y trabajadores agrí
colas) alrededor de la distribución de los bene
Dadas todas estas características, no es de ex ficios generados por la producción del enclave
trañar que la violencia haya encontrado en la bananero. A lo largo de su desarrollo, este con
zona del golfo terreno abonado para crecer y flicto básico ha ido entrem ezclándose con otros
prosperar. Dentro del panoram a nacional, Ura- ingredientes, de tipo social y político, que le
bá constituye un caso ilustrativo de violencia dan una creciente complejidad, así como tam
generada por procesos de desarrollo controla bién ha ido incorporando nuevos actores en
dos exógenam ente a una región con economía ambos polos de la confrontación. Su agudiza
de enclave, mezxiados con procesos de coloni ción creciente lo ha llevado al estallido violento
zación campesina espontánea y desorganizada. sin que hasta ahora hayan aparecido perspecti
El conjunto de conflictos sociales que han ser vas de solución por las vías pacíficas.
vido de base para el surgim iento de la violencia
Pese a que el esquem a implantado por la Uni
en la región, así como los detonadores que los
ted Fruit Company para iniciar la producción
han llevado a buscar su solución por las vías
bananera en la zona del golfo fue bien diferen
violentas, se analizan a continuación.
te a aquél desarrollado en las plantaciones del
M agdalena (26), los em presarios nacionales,
sujetos tam bién a las exigencias de la produc
Historia del conflicto regional ción para el mercado exterior, no tardaron en
poner en vigencia sistem as de trabajo am plia
Pese a la complejidad y la variedad de conflic m ente desfavorables para los trabajadores
tos que atraviesan la sociedad de Urabá, es m igrantes que rápidam ente llegaron a la re
posible afirm ar que el conflicto principal de la
gión atraídos por la promesa del milagro bana
zona se m anifiesta en el enfrentam iento entre nero.
em presarios y trabajadores vinculados a la pro
ducción bananera. Esta, iniciada a finales de la El salario por jornal o a destajo, la inexistencia
década del cincuenta en el municipio de Turbo, de la jornada laboral legal, la ausencia total de
se ha extendido paulatinam ente a los munici prestaciones sociales, la utilización de contra
pios de Apartadó, Carepa y Chigorodó, los cua tistas independientes para evadir obligaciones
les constituyen hoy el escenario por excelencia laborales, la no remuneración de horas extras,
del conflicto. Estos cuatro municipios abarcan dominicales y festivos, y en general, el desco
en conjunto una extensión de 5.000 kilómetros nocimiento de las normas laborales por parte
cuadrados (23) con una población que se acerca de los em presarios, con la complicidad del
a los 150.000 habitantes (24). M inisterio de Trabajo en muchas ocasio
nes (27), m arcaron el período inicial de las nue
El distrito bananero comprende unas 22 mil vas relaciones de producción capitalista, signa
hectáreas de suelos fértiles localizados en los do por la sobreexplotación del trabajo.
valles bajos de los ríos que corren desde la Se
rranía de Abibe hasta desem bocar en la costa
oriental del Golfo de Urabá. Las 267 plantacio 25. De estas 20.000 personas, aproxim adam ente 150 d esem pe
ñan funciones adm inistrativas: 1.600 son personal de m an
nes de banano em plean aproxim adam ente dos m edios; 12.500 son trabajadores directos p erm anentes;
20.000 personas distribuidas entre las labores 500 son trabajadores ocasionales; 3.000 trabajan en los sis
de campo, corte y empaque, los trabajos oca- tem as de comercialización y en la fábrica de cartón ; y 1.300
en el tra n sp o rte . Ver G erard M artin, "D esarrollo Económi
c o ...’', pp. 26-29, y Julián Delgadillo “ La violencia en U ra
b á ” ..., s. p.
23. El Plan Social por la Paz..., pp. 18 y 19. 26. Ver nota No. 13.
24. Ver Cuadro No. 2, U rabá - Indicadores de pobreza. 27. G erard M artin, "D esarrollo E conóm ico...", pp. 30-32.
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Esta sobreexplotaeión fue posibilitada gracias surgido varios sindicatos m ás, no solo en las
al poder y la autonomía acumulados por el nú plantaciones sino en las dem ás actividades re
cleo de em presarios que, organizados desde lacionadas con la producción bananera (30).
1963 en un poderoso gremio de productores
(AUGURA), lograron inhibir cualquier forma Sin embargo, la mayoría de los sindicatos de
defensiva del salario frente a una masa trabaja bieron actuar clandestinam ente durante la pri
dora débil en su organización para la defensa mera década de producción bananera ante la
de sus intereses. El Estado perm itió el control represión desatada por los em presarios frente
del capital sobre sus propias m árgenes de dis a los intentos organizativos y reivindicativos de
tribución social e intervino únicam ente en co los trabajadores. La persecución sindical en
yunturas conflictivas en las que puso su fuerza todas sus formas (despidos, detenciones, am e
a disposición de los propietarios y em presarios. nazas, asesinatos), la militarización de las fin
cas bananeras, la introducción de contratistas
No obstante, varias circunstancias habrían de para sabotear la lucha sindicalizada, la firma
forzar e! desarrollo de un amplio y fuerte movi de pactos colectivos .sin intermediación de los
miento sindical. En prim er lugar, es necesario sindicatos, el incumplimiento de convenciones
señalar que las condiciones de trabajo sum adas colectivas e incluso la compra de pliegos de
al mal estado de los campamentos y de la infra peticiones, fueron algunas de las m odalidades
estructura de !a zona en general, constituyeron utilizadas por los propietarios para debilitar el
un denom inador común que movió a los traba movimiento sindical (31).
jadores a organizarse. En segundo lugar, la
cercanía de las fincas y la alta concentración de A esta reacción em presarial frente a los traba
trabajadores en un área limitada facilitaron jadores, debe sum arse la ausencia del M iniste
también la organización obrera. Finalm ente, rio de Trabajo en Urabá, vado que fue llenado
dada la inexistencia de especialización en las por la presencia militar y la consiguiente solu
labores de campo, corte1 y em paque, fue posi ción de los conflictos laborales por la fuerza.
ble una relativa homogeneidad de la clase tra
bajadora que seguram ente debió contribuir al Esta prim era ola de represión y persecución
surgim iento de la actividad sindical (28). Los sindical no debe dejarse de lado en la explica
sindicatos comenzaron a formarse desde 1964. ción de la posterior radicalización de los obre
El prim ero fue el Sindicato de Trabajadores ros de la zona bananera. Pero adem ás hay
Bananeros, SINTRABANANO, afiliado a la otras razones que explican el paso de los traba
Federación de Trabajadores de Antioquia jadores asalariados de la pasividad reivindica-
(FEDETA) y a la Confederación Sindical de tiva a la presentación de progresivas dem andas
Trabajadores de Colombia (CSTC). Luego le no solo económicas sino tam bién sociales y po
siguió el Sindicato de Trabajadores Agrícolas, líticas.
SINTAGRO, que se conformó como sindicato
independiente. En 1973 se creó el Sindicato de La prim era se refiere a la “ voracidad de un
Trabajadores de la Industria Frutera SINAL- capitalismo salvaje, incapaz por sí mismo de
TRAIFRU, afiliado a la Federación Sindical de racionalizar el em pleo del factor trabajo” , por
Trabajadores de Antioquia (FESTRAN) y a la lo cual recurre no solo a la sobreexplotaeión del
Confederación de Trabajadores de Colombia mismo sino crecientem ente a la represión vio
(CTC). En 1977 los trabajadores de la em presa lenta, para term inar “ exacerbándolo y forzán
EXPOBAN formaron un nuevo sindicato de dolo al antagonism o” (32).
base, SINTRAEXPOBAN, afiliado a la Unión
de Trabajadores de Colombia (UTC). Hacia
1978 surgió SINDEJORNALEROS como sindi
30. Ibid.
cato independiente (29). Además de estos cin 31. La historia de la represión sindical en Urabá está am plia
co, a lo largo de las últimas dos décadas han m ente docum entada en el trabajo de Gerard M artin, “ De
sarrollo Económico . " , pp. 42-46. Ver tam bién Camilo
Castellanos, ' La encrucijada de Urabá ”. en Cien días.
No. 2, abril-junio de 1988, pp. 6 y 7. e Iván Darío Osorio.
28. Ibid . p 41 Historia del sindicalismo .., pp. 111 y 112.
29. Iván Darío Osorio, Historia del sindicalismo antioqueño 32. William Ramírez Tobon, "Violencia y conflicto so c ia l...",
1900 1986 M edeilín, IPC-SINPROEAFITy otros, sin fecha. p .7 .
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La segunda tiene que ver con la complejidad m argen para las actividades reivindicativas y
social de la región. Su población, en constante sindicales legales, encontraron un apoyo bien
aum ento y diversificación cultural gracias al fuera tácito o explícito en estas dos agrupacio
variado origen regional de los m igrantes, exige nes arm adas.
cada vez mayores niveles de distribución de los
excedentes producidos por la agroindustria del El proceso de paz y apertura dem ocrática desa
banano. Tal exigencia tiene que ver no solo con rrollado a lo largo de la adm inistración Betan-
las expectativas de los m igrantes que llegaron cur (1982-1986) tuvo efectos notables en el ali
a la zona en busca de mejores condiciones de neam iento político de las fuerzas en la región.
vida, sino tam bién con el evidente desfase En prim er lugar, una relativa apertura en ma
existente entre el vigoroso desarrollo económi teria laboral, perm itió el fortalecimiento del
co de la industria agroexportadora frente al movimiento sindical. Por prim era vez en más
pobre desarrollo de la región en lo que concier de veinte años de producción se habló en la
ne a la calidad de vida de sus habitantes. zona bananera de libertades sindicales, de la
legalidad de los paros y de la presentación de
Finalm ente, la evolución de la actividad sindi pliegos de peticiones. Por prim era vez en m u
cal hacia progresivas dem andas en todos los chas fincas se em pezaron a aplicar las normas
órdenes, especialm ente en el político, tuvo que laborales vigentes para el resto del país: el sa
ver con la extensión hacia esa zona de la in lario mínimo, la jornada legal, el régim en de
fluencia de los grupos guerrilleros y las organi horas extras y la contratación colectiva (36).
zaciones políticas de izquierda. El Ejército Como resultado de esta coyuntura, no solo cre
Popular de Liberación, EPL, creado en las ció rápidam ente la afiliación a los sindicatos
montañas de Antioquia a mediados de la déca sino que aum entaron considerablem ente las
da del sesenta (33), no tardó en extender su negociaciones colectivas. Paralelam ente con
radio de acción desde el Alto Sinú y el Alto San este auge del movimiento sindical se produje
Jorge hacia la región cercana de Urabá. Por ron las negociaciones entre el gobierno y la
otra parte, las Fuerzas Armadas Revoluciona guerrilla, en las cuales participaron tanto el
rias de Colombia, FARC, tam bién decidieron EPL como las FARC. Durante la época en que
crear un frente en Urabá (el V frente), como estuvieron vigentes los acuerdos de paz, entre
parte de su proceso de expansión hacia las zo 1984 y finales de 1985, ambos grupos guerrille
nas de colonización campesina en el país (34). ros intentaron am pliar sus nexos con los movi
Ambas organizaciones arm adas encontraron mientos populares, alentados por la tregua y
allí una base social propicia para su trabajo po por la perspectiva de participación en el esce
lítico y comenzaron a echar raíces en la re nario de la política legal. Así, dos organizacio
gión (35). A su vez, los campesinos y trabaja nes políticas de izquierda surgidas durante el
dores agrícolas, perm anentem ente asediados proceso de paz, la Unión Patriótica y el Frente
por un núcleo de propietarios que no dejaban Popular, lograron en poco tiempo consolidar
una presencia significativa en la región y esta
blecer lazos con los trabajadores bananeros.
33. Sobre la historia del EPL, ver Eduardo Pizarro, “ La g u erri
lla revolucionaria en C olom bia” , en Gonzalo Sánchez y Ri
cardo P eñaranda (comp.), Pasado y p resente de la violencia Estos cambios produjeron un movimiento reac
en Colombia, Bogotá, CEREC, 1986. tivo por parte de los em presarios que veían en
34. WiUiam Ramírez Tobón, “ La guerrilla rural en Colombia:
una vía hacia la colonización arm ad a ?’’, en Estudios Rura
el fortalecimiento organizativo y político de los
les Latinoamericanos, Volumen 4, No. 2, mayo-agosto 1981. sindicatos una am enaza contra su control sobre
35. A unque am bos grupos guerrilleros han estado p resen tes en el proceso de producción y apropiación de los
la región, la presencia del EPL ha sido y sigue siendo m u
cho m ás significativa que la de las FARC. Así, en 1985 el
excedentes. Así como también se produjo una
EPL protagonizó 20 acciones arm adas y las FARC una; en reacción por parte de los latifundistas defenso
1986, 25 fueron atribuidas al EPL, y una a las FARC; en res del statu quo anterior y del otrora hegemó-
1987, el EPL participó en 17 y las FARC en 3. Datos o bteni nico partido liberal ante la competencia que
dos en la Oficina del Consejero Presidencial para la R ehabi
litación, la Normalización y la Reconciliación, 1988. A de le surgía por la existencia de nuevas fuerzas
m ás, se puede afirm ar que, aunque en algunas épocas ha políticas.
existido rivalidad e incluso enfrentam ientos en tre los dos
grupos, desde 1987 y a raíz de la creación de la Coordinado
ra G uerrillera Simón Bolívar, se ha producido un acerca 36. Semana, No. 315, 17-23 de mayo de 1988, p. 32. Ver ta m
m iento entre ellos en la zona. bién G erard M artin, “ Desarrollo E conóm ico...’’, pp. 58-68.
V IO LEN C IA R EG IO N A L. A. B EJA R A N O 51
El progresivo deterioro del proceso de paz sig superiores a las hasta ahora conocidas en el
nificó un retroceso en lo que respecta a la ap er país. Es así como en Urabá se han ido forman
tura política y laboral que se había producido do diversos grupos param ilitares o “ escuadro
en Urabá durante la tregua. La reanudación de nes de la m uerte’’ (37) financiados y entrena
las hostilidades entre los polos en conflicto no dos por la alianza em presarios-ganaderos-
solo perjudicó el clima favorable para las nego narcoterratenientes para enfrentar lo que se
ciaciones entre patrones y sindicatos, sino que percibe como el enem igo común: la alianza
volvió a cerrar las puertas a la ampliación de guerrilla-trabajadores bananeros-grupos políti
los espacios políticos que se habían abierto en cos de izquierda.
algún grado en la zona, como en el resto del
país. La polarización creciente de las fuerzas Los trabajadores, sin duda, tam bién han con
sociales de la región, producto del deterioro del vocado y logrado el apoyo de las fuerzas ya pre
proceso de paz se convirtió en el detonante que sentes en la región interesadas en subvertir el
las llevaría de nuevo a buscar la solución de los ordenam iento socioeconómico y político vigen
conflictos por las vías violentas. La guerrilla, te. En una carrera vertiginosa hacia la polariza
en particular el EPL, retornó a su condición ción y la guerra abierta se ven arrastrados, ju n
clandestina y reanudó el enfrentam iento con to con la guerrilla, no solo los trabajadores y
las Fuerzas Armadas. Desde entonces, sus ac líderes sindicales, sino tam bién los miembros
ciones no han dejado de ser asociadas con el de las agrupaciones políticas de izquierda, la
movimiento sindical y los grupos políticos de UP y el Frente Popular, y un número cada vez
izquierda. Esta supuesta identidad guerrilla- mayor de sectores inerm es de la población. En
sindicatos-agrupaciones políticas, asum ida por 1985 comenzaron los atentados contra los sin
los sectores dom inantes de la región, ha actua dicatos, fue bom bardeada la sede de SINTA-
do como ingrediente fundam ental en la guerra GRO y los m uertos en las calles de los munici
sucia desatada desde 1985 contra ios trabaja pios bananeros comenzaron a ponerlos los sin
dores, líderes sindicales y militantes políticos dicalistas (38). D urante el año de 1986 se die
de Urabá. Posiblem ente, en la realidad tam ron en Urabá un total de 44 hechos represivos
bién se haya producido un acercam iento mayor (desapariciones, am enazas, asesinatos, deten
entre estos tres sectores dada la polarización ciones arbitrarias), cometidos por miembros de
creciente, producto de la agudización del con las Fuerzas M ilitares, param ilitares y descono
flicto. cidos contra un variado grupo de víctimas. En
tre ellas se contaban un adm inistrador de fin
Así, el conflicto socioeconómico básico entre ca, un dirigente cívico juvenil, dos miembros
em presarios y trabajadores ha resurgido con del Partido Liberal, cuatro militantes y dirigen
especial dram atism o en los últimos tres años, tes de la UP, varios trabajadores de las hacien
agravado por una circunstancia: ahora, ambos das, numerosos campesinos, diez miembros de
actores se enfrentan apoyados por aparatos sindicatos y otras víctimas que no correspon
arm ados. Los em presarios capitalistas han den a categorías definidas (39). Para 1987
buscado y logrado el apoyo de otros sectores de “ más de doscientas personas fueron asesina
las clases dom inantes regionales (los latifun das en la región de Urabá. Las víctimas fueron
distas ganaderos) que se sienten igualm ente
amenazados por el nuevo ordenam iento de
37. De los 140 grupos param ilitares identificados y cuya exis
fuerzas en la región. A lo que se ha venido a tencia fue reconocida por el gobierno en 1987, actuarían en
sum ar otro factor fundam ental, causa de la vio U rabá los siguientes: la Juventud Anticom unista de Colom
lenta agudización del conflicto: la penetración bia (JACOC), de cobertura nacional; M uerte a Revoluciona
rios del N ordeste (MRN), cuyo radio de acción es Antio-
del capital del narcotráfico a través de la com quia; y, M uerte a Revolucionarios de Urabá (MUR), con
pra de tierras, fenómeno que se viene verifi sede en la región. El Espectador, 1 de octubre de 1987,
cando en otras regiones del territorio nacional pp. 1A y 13A. La m asacre ocurrida el 4 de marzo de este
año en el corregim iento de Currulao, municipio de Turbo,
da Costa Atlántica, el M agdalena Medio, el fue reivindicada por el Movimiento Obrero E studiantil N a
M eta, etc.). Los narcotraficantes. en su calidad cional Socialista, MOENS. Semana, edición No. 305, 8-14
de terratenientes y no ya de productores- de marzo de 1988, pp. 22-23.
38. Semana, No. 315__ p. 32.
exportadores de cocaína, ponen sus ilimitados 39. Comité Perm anente por ¡a Defensa de los Derechos H um a
recursos en favor de la defensa de un statu quo nos, "Itinerario de la represión y la violencia institucionali
regional, desplegando formas de violencia zadas. Colombia 1986", Bogotá, C .P .D .H ., 1987.
52 A N A L IS IS PO LITIC O No. 4 - MAYO A AGOSTO DE 1988
en su mayoría dirigentes sindicales y trabaja hacia el logro de estos dos objetivos (generali
dores bananeros, pero tam bién murieron adm i zación del terror y destrucción del nexo guerri
nistradores de haciendas, activistas políticos lla-población cam pesina y obrera) y resultan
locales y un párroco” (40). Según estadísticas como consecuencia de la ineficacia que, para el
oficiales, en el período que va desde enero de logro de tales propósitos, ha dem ostrado el
1986 hasta enero de 1988, se cometieron en asesinato selectivo de trabajadores, líderes sin
Urabá 55 asesinatos políticos: 51 contra miem dicales y activistas políticos.
bros de la UP y 4 contra miembros del Partido
Liberal (41). Finalm ente, la última modalidad Ambas soluciones han resultado altam ente ine
de la violencia en la región es la de' asesinato ficaces en lo que respecta a la consecución de
colectivo o m asacre, cometida contra grupos de los objetivos de cada uno de los adversarios en
trabajadores agrícolas sindicalizados o m ilitan conflicto pero en cambio sí han llevado a un
tes de alguno de los grupos políticos de izquier crecimiento acelerado de la violencia que am e
da ya mencionados (42). Los anteriores datos naza no solo la supervivencia de la producción
llevan indudablem ente a la conclusión de que bananera sino la de la región entera.
el rango de víctimas de la violencia en Urabá se
ha ampliado dram áticam ente. Urabá es hoy el escenario de un enfrentam ien
to sangriento que abarca porciones cada vez
Los polos en conflicto se han em barcado en la mayores de la población y amenaza con involu
dinámica de la violencia, convencidos de que crar dentro de su dinámica el desarrollo de
ella constituye, ante la ausencia de una m edia otros conflictos secundarios como el que se
ción eficaz por parte del Estado, la única solu desenvuelve entre los diferentes grupos cultu
ción de las contradicciones que los enfrentan, rales presentes en la región (antioqueños, cho-
especialm ente aquella en torno a la apropia coanos, cordobeses e indígenas); o el que en
ción y distribución de los beneficios producidos frenta a los pequeños campesinos en la lucha
por la industria bananera. La guerrilla ha creí por la tierra con la ganadería extensiva en ex
do que m ediante la utilización de métodos pansión y con la creciente presencia del capital
como el secuestro, la “ vacuna” , el “ boleteo” y del narcotráfico; o el que produce la creciente
la extorsión podía lograr una extracción forzosa migración de campesinos desplazados por la
de excedentes que eventualm ente serían redis agroindustria y el latifundio hacia los centros
tribuidos, si bien indirectam ente, a la pobla urbanos (como Apartado), cada vez más inca
ción. Los trabajadores, llevados en parte por lo paces de absorber población y ofrecerle los ser
agudo del conflicto, se han acercado a este polo vicios públicos y sociales básicos.
en la percepción de su solución. Por otra parte,
los em presarios, fortalecidos por el apoyo que Ante esta situación, el Estado ha perm anecido
logran de otros sectores en la región (ganade aparentem ente neutral, como espectador ajeno
ros y narcotraficantes) y la aprobación tácita si al conjunto de conflictos que parecen haber
no explícita de las autoridades civiles y milita desbordado su capacidad de mediación. Sin
res, han pretendido defender la acumulación y embargo, el papel que ha cumplido como dis
concentración del capital inhibiendo, m ediante tribuidor de recursos hacia los em presarios
la intimidación, la movilización y la lucha obre- bananeros, sumado a su creciente presencia en
ro-campesina, o destruyendo violentam ente el cuanto fuerza represiva (44), apuntan a dem os
nexo que pueda unir a la guerrilla con el movi trar que lejos de perm anecer neutral frente al
miento sindical. Las masacres colectivas de
trabajadores sucedidas entre marzo y abril del
presente año (43), van precisam ente dirigidas dores agrícolas, afiliados a SINTAGRO y supuestos m ilitan
tes del F rente Popular. La segunda ocurrió un m es d es
pués, en el corregim iento de Coquitos del mismo munici
40. Amnistía Internacional, "Colom bia: una crisis de derechos pio. En ella m urieron 27 trabajadores, supuestos invasores
hum an o s", 1988, p. 14. de haciendas b ananeras. Semana, No. 305..., p. 22 y No.
41. Oficina del Consejero Presidencia! para la Rehabilitación, la 311, 19-25 de abril de 1988, pp. 28-29.
Normalización y la Reconcialiación, 1988. 44. U rabá es desde hace varios años una de las regiones m ás
42. Ver Semana, Nos. 305, 310, 311, 313 y 315 de 1988. m ilitarizadas del país. Allí han tenido asiento el Batallón
43. La prim era m asacre ocurrió el 4 de marzo de este año en las Voltígeros, la Décima (X) Brigada y desde abril del p re sen
fincas "H o n d u ras" y "La N e g ra ", en el corregim iento de te año, el Comando bajo la dirección del mayor general J e
Currulao, municipio de Turbo. En ella m urieron 28 trabaja- sús Armando Arias C abrales, como jefe militar de la zona.
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