Está en la página 1de 214

Hayden White

Ficción histórica, historia ficcional


y realidad histórica
\« n D\> w - y / t ä

i ^ i u s n ^

White, Hayden
Ficciónhistórica, historia ficcional yrealidadhistórica. - la ed.
- Buenos Aires : Prometeo Libros, 2010.
230 p. ; 21x15 cm.
Traducidopor: María Inés LaGrecayotros
ISBN978-987-574-408-0
1. FilosofíayTeoría delahistoria. I. LaGreca, María Inés, trad.
II. otros, trad. III. Título
CDD901

Traducción: María Inés LaGreca, Mariela Zeitler, Mariela Solanas,


Moira Pérez, Natalia Tacceta, Nicolás Lavagnino y David Martín

Cuidado de la edición: Verónica Tozzi

© De esta edición, Prometeo Libros, 2010


Pringles 521 (Cl 183AEI), Buenos Aires, Argentina
Tel.: (54-11) 4862-6794 /Fax: (54-11) 4864-3297
www.prometeoeditorial.com

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723


Prohibida sureproducción total o parcial
Derechos reservados
Quiero agradecer muy especialmente al Profesor Hayden White
por autorizar la traducción de estos trabajos al castellano y permitir
su publicación en Prometeo Argentina. Así mismo, agradezco a
la Profesora Ewa Domanska por haberme facilitado la mayoría (ocho
en total) de los diez artículos que han sido incluidos aquí.
•Sin la generosidad de ambos esta edición no habría sido posible.

Verónica Tozzi
índice

Introducción, VerónicaTozzi......................................................... 13

Primeraparte.
Estudios sobrela relaciónentre historiografíaynarrativa....................31

1. Lahistoria literariadeAuerbach. Causalidadfigural ehistoricismo


modernista............................................ 33
2. Lahistoriografíacomo narración..................................................53
3. El finde lahistoriografíanarrativa............................................... 73
4. En contra del realismohistórico. Unalectura de Laguerray lapaz..... 95

Segundaparte.
El “acontecimientomodernista”yla antinarrativade loreal................121

5. El eventohistórico....................................................................123
6. El Posmodernismoylas ansiedades textuales...............................151
7. Ficción histórica, historia ficcional yrealidadhistórica................. 169
8. RealismoFigural enlaLiteraturaTestimonial...............................183
9. Discurso históricoyescrituraliteraria..........................................203
10. Historiografíaehistoriofotía....................................................217

Libros de HaydenWhite en inglésycastellano.................................229


Procedencia de los artículos

“Auerbach's Literary History. Figural CausationandModernist Histori-


cism”,en White, H., Figural Realism. Studies in the Mimesis Effect, The Johns
Hopkins University Press, 1999,pp. 87-100. Previamente en Seth Lerer(ed.),
Literary History and the Challenge o f Philology: The Legacy o f Erich Auerbach,
Stanford, StanfordUniversityPress, 1996.
“Historiographyas Narration,”en Morris, H. ySmith,J. H. (eds.) Telling
Facts: History and Narration in Psychoanalysis, Baltimorey Londres, Thejohns
Hopkins University Press, 1992, pp. 284-299.
“The End of Narrative Historiography," en: wiat histoiii, Wojciecha
Wrzoska(ed.). Pozna : 1HUAM, 1998:393-409.
“Against Historical Realism. AReadingofWar and Peace”, en New Left Re­
view,Vol. 46 July-August 2007, pp. 89-110.
“The Historical Event”, Differences: AJournal of Feminist Cultural Studies,
Vol. 19, N°2,2008, pp. 9-34.
“PostmodernismandTextual Anxieties”en: The Postmodern Challenge:
Perspectives East and West, NinaWitoszekandBoStráth(eds.). London: Sage
Publications, 1999: 27-45 (versión corta: “Literature against Fiction”. La
Torre (Universidadde PuertoRico), vol. 2,no.4-5,1997:194-207).
“Historical Fiction, Fictional History, andHistorical Reality", en Rethin-
king History, Vol. 9, N° 2/3,2005, pp. 147-157.
“Figural Realismin Witness Literature”, en Parallax, Vol. 10, N° l,Ja-
nuary-March, 2004,pp. 113-124.
“Historical Discourse andLiteraryWriting”,enKorhonen, K. (ed.), Troyes
fo r the Past. Hayden White and the History/Literature Debate. Internationale
Forschungenzur Allgemeinen undvergleichenden literaturwissenschaff.
Rodopi Editions, Amsterdam, 2006, pp. 25 a35.
“Historiography andHistoriophoty”, en The American Historical Review,
Dec. 1998, pp. 1193-1199.

11
Introducción

Verónica Tozzi

Lapresente edición reúne en sumayor parte algunos delos trabajos de


HaydenWhite producidos durante lapasada década. Si bientodos los artí­
culos manifiestancontinuidades enrelacióncon los temas quehanhechode
White uno de los más importantes teóricos de la historia delos últimos 40
años-la cuestióndel lugar delanarrativaenlarepresentacióndel pasado- se
puede percibir unimportantecambioensuinterés. Estos diezescritos com­
partenconsuobraanterior lamotivaciónentorno acómo laliteraturapuede
seruninstrumento perfectamente idóneo(aveces inclusomejor quela his­
toria profesional) pararepresentarel pasado. No obstante, yretomando sus
reflexiones del polémico “La trama histórica yel problema de laverdad”,12
White profundizayradicaliza susugerencia decómo formasnonarrativas o
antinarrativas del modernismo literarioseconstituyenenel recurso discur­
sivopor excelencia pararepresentarciertos eventos límites del sigloXX, los
denominadosacontecimientos modernistas. Será pertinente rastreareste de­
rrotero ensutrayectoriareconstruyendo brevemente sus principales tesis.
Comopodemosrecordar, sugranobrade1973, Metahistoria. La imaginación
histórica en la Europa del sigloXIX,12indagabaenlaestrecharelaciónentrehistoria
ynarrativatantoenelcasodelahistoriaacadémicacomoenel delafilosofíaes­
peculativadelahistoria. Paraapreciar el peculiar rol quelanarrativizacióndel
pasadoconlleva, debemos detenemos endosde loshitos fundamentalesenel
caminoala cientifizacióndelahistoria. Enprimer lugar, el divorcioenel siglo
XIX entre lafilosofíaespeculativa delahistoriayla historiaacadémica por el
propósito deestaúltimadeaccederal pasadotal cual fue. Ensegundolugar, los
ataquesalafaltadecientificidaddelahistorianarrativa duranteel sigloXX. La

1VéaseWhite, 2003. (VéaseellistadodelibrosdeWhitealfinaldelvolumen.]


2Latraducciónalcastellanoesde1992,véaseWhite, 1992a.

13
Verónica Tozzi

crítica hasido doble, filosófica ehistoriográfica: por unlado, estabael NeoPo­


sitivismoque rehusaba conceder alanarración unrol explicativodelos fenó­
menos, y, por el otro, la escuela historiográfica de Annales que acusaba ala
historia relatoporlimitarlaindagacióndel pasadoalomeramenteepisódico:
los eventospolíticos, diplomáticosymilitares. En fin, lahistoria parasercien-
tíficadebería, segúnestosdetractores, separarse tantodelafilosofíaespecula,
tivadelahistoria(paraaccederal pasadotal cual fue) comodelanarrativa(para
darcuentade-oexplicar- adecuadamente ese pasado).
En contra deaquella marea cientificista, Metahistoria invitaba avalorar
positivamente laestrecha relación existente entre las narrativas de los gran­
deshistoriadoresyfilósofos de lahistoriadel sigloXIX.Atodasellaslasunta,
según White, el mismo esfuerzo porproducir una consideración“realista”
del pasado que mediara entre otras consideraciones del pasado, el registro
sin pulir yel público.34En esta tarea deconfiguración deuna imagendel pa­
sado, filosofías dela historia e historiografías son por igual, según White>
“formas derealismo”, en el sentidodesarrolladoporAuerbachdeque lósen­
tenos de producción y aceptación deuna consideración comorealista son
históricosycontextúales.* Por tanto, lasdiferenciasentre estasconsideracio­
nes alternativas del pasado residiránenlaelección, entre los recursos cultu­
rales disponibles, de alguna manera de explicar: establecer conexiones
aceptables entrelosdiferentes tipos defenómenos, de ciertasmaneras de tra-
mary, finalmente, cierta valoracióndelaconvenienciayposibilidadde cam­
bio para el presente y el futuro en relación con el pasado. Estas elecciones
entre variedadesdeexplicación, tramae ideología-como esbiensabido por
loslectores de Metahistoria- son, enúltimainstancia, motivadasporuna pre­
ferencia decarácter precríticoytropològicosobre cómo prefigurarel campo
histórico, estoes, conectaryponderarlarelaciónentre agente, actor, circuns­
tanciaycausa.
Laconclusiónala que arriba esteextenso estudio seráque, ensentido es­
tricto, laexpresióndela historia enformanarrativanoestáfundadaen la re­
alidad. Peroestopor sí mismonoconstituye unacrítica alahistoria sino más
bien un señalamiento acerca de cuál seráel instrumento teóricoidóneopara
analizar el estatus del conocimiento histórico. Dado que, en primer lugar,4

’Véaselbid.,p. 16.
4EstetemaesretomadoporWhiteenelensayonúmero1delpresentevolumen.

14
Introducción

historiayfilosofíadelahistoriasonformas de discursoquetratande produ­


cir una imagenque trame pasado, presente y futuro, ensegundolugar, esta
trama sehadadoen formanarrativa, y, en tercer lugar, haymás deunmodo
denarrar, loúnico que estas tresafirmaciones habilitanconsecuentemente a
derivaresuna recomendación deatender aaquella teoríaque ha hecho del
discurso, ydel discursonarrativoenparticular, su objeto deanálisis. Nos re­
ferimos alateoríaliteraria. Metahistoria5no es unaigualaciónentre historiay
literatura sinouna propuestade ofreceruna teoría históricaliterariamente
informada.
LacriticadeWhite alasupuestanaturalidaddela asociaciónentre histo­
riaynarrativaaparecerá más claramente en la décadasiguiente cuando for­
mule sudistinción entre narrar ynarrativizar,6esto, es, ladiferencia entre
ofrecer unrelatodel pasado admitiendo que es uno el quenarra, el creador
del relato onarrador, yofrecer un relato del pasado pretendiendo que uno
encuentra el relatoenlos hechosmismos. ParaWhite, esteenmascaramiento
del lugar del narrador tras el dedescubridor sólo puede obedecer a alguna
motivaciónpolítica. Esto es, dadoque haymás deuna formaposible de na­
rrar (en Metahistoria se señalan cuatro) pareciera que podemos defender
nuestropropiorelatosi pudiéramosmostrar que no lohemosinventadosino
encontrado enlos hechos mismos. Estamoralizaciónnopuede resultaren
una simpleimposición de prejuiciosvalorativos sobre unarealidadneutral
ya quesilarealidadneutral fueraaccesible oestuviera disponible,lamorali­
zación resultaríaineficaz operderíaeficaciao autenticidadocredibilidad. La
eficacia de la misma dependerá dejustamente haber podido persuasiva­
mente mostrar que ha sido dictada porlarealidado derivadadel análisis de
larealidad, perohaberobtenidoéxitoental persuasiónnosignificaque efec­
tivamente larealidadhayadictadolaideología.
Ahorabien, estas observaciones parecerían habilitarque sederivase de
los estudios deWhite la tesis delanaturaleza esencialmente política oideo­
lógica delarelacióno asociación entre historiaynarrativa. Tesis paranada

5HetrabajadoestostemasenTozzi,“HaydenWhiteyunafilosofíadelahistorialiterariamentein­
formada”,Ideasyvalores,RevistaColombianadeFilosofía, 140deagosto,pp.73-98,2009,y“Lahis­
toriacomopromesaincumplida. HaydenWhite,heurísticayrealismofigural.”,Didnoia, UNAM,
México,Vol.L1,N°57, pp.103-131,2006.
6“Elvalordélanarrativaenlarepresentacióndelarealidad”,enWhite, 1992b.[Laversiónoriginal
eninglésesde1987.]

15
Verónica lazzi

original dado que no sólo yala había señalado Hegel (como el mismoWhite
lo reconoce en el texto citado), sino que además enelloconsiste justamente
lacríticadeArmalesa la historia événementielle. Por otra parte, llegados hasta
aquí podría también pensarse, obien que habría formas alternativas nona­
rrativas dehacer historia científica, obien que no la hayyque debemos des­
enmascarar a los historiadores para que pongan enjuego sin tapujos sus
motivaciones políticas. Noesésta latesisdeWhite. Retomemos unpoco más
atrás.
ParaWhite la preferencia política de todo texto histórico no es un pro­
blemaadevelar, la preferencia ideológica es parte de lasdimensiones mani­
fiestas de todo discurso histórico (su superestructura). Es más, White ha
señalado que en general los historiadores adoptanentre alguna de lascuatro
ideologías señaladas por Mannheim las cuales tienen la característica
común deser “cognitivamente responsables”,esto es, de buscar legitima­
ción desus propuestas de cambio o conservación del presente a través del
estudio del pasado. En este sentido,son ideologías realistas en contraposi­
ciónalas escatológicas.7
Podemos en este punto conectar esta caracterización de las ideologías
utilizadas por historiadores y filósofos de la historia del siglo XIX como
“cognitivamente responsables”con la sugerencia whiteana de considerar
sus obras en términos de “formas de realismo". Únicamente de este modo
seremos advertidos no sólo del simple hecho deque no hay una única ma­
nera dealcanzar este objetivo, sino también de que para lograr el efecto rea­
lista, historiadores y filósofos de lahistoria deben primero (no en sentido
temporal sino de posibilidad) haber prefiguradoel campo histórico, haber
hecho ciertas adopciones ontológicas acerca decómo concebir ycómo co­
nectar agente, actor, circunstancia. Haycuatro formas básicas que pueden
caracterizarse según los tropos o figuras básicas de la retórica: la metáfora o
simil (promotora dela tramaromántica, lahistorización idiográfica yla ide­
ologíaanarquista), lametonimia oreducción parteaparte(promotora d e la
tragedia, el mecanicismo yla ideología radical), lasinécdoque oreducción
parteatodo(promotoradelacomedia, el organicismoyel conservadurismo)

7Lanociónde“responsabilidadcognitiva1'latomadeStephenPepperylaatribuyealasformasex-
plicativasyalasídeologíasefecttvamenteusadasporhistoriadoresyfilósofosdelahistoriadel siglo
XIX.VéaseWhite, 1992a,específicamentepp. 24,25,32,33y61.

16
Introducción

y,porúltimo, laironía, aquella figuraciónquepone en cuestióncualquier i


tentóderelación(promoviendolasátira, el contextualismoyel liberalismo).
Latropologíarevelarálos cuatro finesbásicos detales prefiguraciones- Ahora
bien, enesteespecíficopuntolapreguntaquesurgeinmediatamentees: ¿por
quéno anclarse en el análisis meramente político de ciertas adopcionesna­
rrativasyciertosmodelos explicativos? ¿Porquénopensar queeslaideología
laquedeterminaalas otras dos dimensiones: tramaymodo de explicación?
Porquelasugerenciadequelas controversiashistóricasno sonotracosa que
controversias políticas o ideológicas puede derivar en dos errores: o bien
quelo políticoes epifenoménico yeliminable ososlayable oneutralizable,
obien, la reversa, que las adopciones políticas son determinantes. Sóloel
análisis tropológlco, estoes, lareducción lingüística, develarála naturaleza
insoslayable perocontingente tanto de todaadopción política, comonarra­
tivaoexplicativa.
En fin, es verdadque los historiadores ylos filósofos de la historia son
cognitivamente responsables, esto es, sostienensus propuestas decambio
oconservación del status quo apartir de sulegitimación en lainvestigación
histórica. Perotambién es verdad que el peculiar tramado de pasado, pre­
senteyfuturo ofrecido através de surelato, esunaelección entre otras posi­
bilidades. Sólo la reducción lingüística o, más elegantemente, una teoría
históricaliterariamenteinformada,nos advertirádela contingenciadenues­
tras adopciones ideológicas (por su dependencia deprefiguraciones tropo-
lógicas entre lacuales ninguna es más realista o verdadera que las demás).
Ahorabienymásimportanteaún, sólolareducciónnos advertirátambiénde
laconvencionalidadycontingencia de atarnosalas formas tradicionales de
tramar. Como desarrollaráampliamente en“El findelahistoriografíanarra­
tiva", lainconsciencia lingüística de parte dela historiografía académicaes
tambiénun peligropues puede guiarnos aconfundir nuestras formas coti­
dianas y tradicionales de narrar con la forma en que los sucesos realmente
ocurrieronu ocurren.
Lanecesidaddeabrirseaformasalternativas dediscursoyrepresentación
del pasado seráel temaque ocuparápreponderantemente aWhite enlos úl­
timos años. Pues el siglo XX presenta como novedad, según lo haseñalado
nuevamente nuestro autor, la ocurrencia de lo que llama distintivamente
“eventosmodernistas”.Al menos se puedenindicartres características com­
partidasque habilitanesta denominaciónyclasificación:

17
Verónica Tozzi

- 1. Expansión masiva de la población, urbanización yeconomíasinter­


nacionales, hambrunas, polución delaecoesfera, guerras ygenocidios... Su
escala los hace inmanejables por mediodelascategorías tradicionalesde re­
presentaciónyexplicaciónhistóricas, ellosnoseprestanasí mismos anarra-
tivización.
-2. La casi contemporaneidad de ocurrencia y registro víael desarrollo
tecnológicoyenmascaramiento delamediaciónpor la digitalizaciónyel cine
que ponen encuestión laidea tradicional de percepción misma.
-3. La transformación cualitativa delo que sesuele considerarcomoun
evento histórico, una transformación que requiere nuevas categorías para
pensar acercadeellosynuevas técnicas derepresentación paraasirsuforma
yaspecto.
Lanoción de eventoo acontecimiento modernista trae unavezmás are­
flexión la sostenibilidad de distinciones presupuestasen historiayfilosofía
delahistoria. Ladistinciónentreseryaparecer, interioryexterior, estiloy ser,
representaryexperimentar. La antinarrativamodernista es esediscursoque
justamente sehace cargo de laimposibilidad dediscriminar laexperiencia
porun ladoylarepresentaciónporel otro. El estilomodernistaabreelespa­
cioparaque sepresentifique tanto laexperienciacomo larepresentación del
acontecimiento modernista. Lavozmedia, antecesor del modo intransitivo
propio del estilo modernista, se ofrece como crítica a ladisciplinación que
siemprese imponelahistoriografíaprofesional dedomesticarconloshechos
losacontecimientos. El punto adestacares quelanoción de eventooaconte­
cimiento modernistapone enjaque inclusouna distincióncanónicaparala
historiografía: aquellaentre acontecimientoyhecho, es decir, entrelasmeras
ocurrenciasysudescripciónparaserincluidaenunanarrativa. Loshistoriado­
restransformanlainformaciónsobre“acontecimientos”(“events”) en“hechos”
(‘'jacts”) que sirvencomo materiaparasusargumentos. Losacontecimientos
ocurren ose dan; los hechos sonconstituidos porlasubsunción delosacon­
tecimientosbajo unadescripción, es decir, por actos depredicación.8
Podría acusarse aWhite de imprecisión en sus usos de las nociones de
“acontecimiento”y“experiencia”, noobstante estaimprecisiónpodríaj usti-
ficarse en el hecho de que lo quehacehumanoaun acontecimiento-como
distinto deunonatural- es que lamaneraenqueson experimentadosporlos

8Tematratadoenelensayonúmero5delapresentecolección.

18
Introducción

sereshumanosno es externoal acontecimiento sinoconstitutiva del mismo.


Lasexperiencias también formanparte del sucederoacontecer. Ahorabien,
sea como sea que caractericemos la noción de “acontecimiento”, lo que
quedadescartadoen el casodelos acontecimientos modernistas es sucons­
titucióncomohechodeunanarrativaclausurante ensusignificación. Ellose
conectaasuvezcon laproblemáticadistinción entrerepresentaciónyreali­
dad(representaryser). Pues entérminos whiteanos todarepresentaciónre­
alista (incluidas la modernistayla narrativa) es constitutiva del pasado de
acuerdocon las convenciones culturales disponibles, en otras palabras, las
convenciones de representaciónrealista compartidas por unacomunidad.
Ahorabien, el modernismoliterario parecieraserunestiloque, ensu trabajo
deconstitución, hace trastabillarlaconstitución misma del acontecimiento.
Podríasugerirse que al hablar de“acontecimientomodernista”y “experien­
ciamodernista”, White estásugiriendoque se tratadeocurrencias indepen­
dientes o previas a su constitución lingüística como hechos históricos.
Justamente, todoslos ejemplos citados porWhitenosmuestranque sucesos
comoel asesinato de Kennedy, laexplosión del Challenger, el 11/9sonacon­
tecimientos constituidos-ocurridos en sumisma transmisión-representa­
ción. Enel caso de los genocidios o masacres, el modernismo incide enla
constituciónpor larepresentación-transmisión testimonial de los sobrevi­
vientes. Noremite acómo sonexperienciados sinrepresentación ni acómo
ocurrieronsinapelar alarepresentación que deellostenemos. Portodoello,
la fuerzadesuser constituidos totalmenteenlatransmisión-representación
impugnael intento de constituirlos enun hecho histórico, en un elemento
deunanarración.
Mehe tomadolalicenciadeorganizarlosartículosendospartes segúnsu
proximidadtemática: la relaciónentre historiaynarración,por un lado, yel
desafíodelosacontecimientosmodernistasalahistoriaprofesional, porelotro.
Losartículos correspondientes alaprimera partenos ofrecennuevos es­
tudiossobre larelación entre historiografíaynarrativapara develar labase
políticaeideológica de estaasociaciónylainsoslayable apelación alateoría
literariaparadilucidarla. Vistos desde estaperspectiva, estos cuatro trabajos
resultanfundamentales paraaclararinterrogantesplanteadosen los trespri-
meroslibros deWhite.95

5VéaselabibliografíadeWhitealfinaldelvolumen.

19
Verònica Tozzi

En“Lahistoria literaria de Auerbach. Causalidad figural ehistoricismo


modernista”. White diceencontrar en Mimesis, la representación de la realidad
en ¡¿¡literatura occidental,10un concepto apropiado de realismo: el “realismo
figural”, que podrá promisoriamente extenderse a la historia en general.
Atravesando diferentes obras de laliteraturaoccidental desde Homerohasta
el modernismo literario deWoolfyProust, Auerbach describe, por unlado,
cómo cada una de ellas hapropuesto conexiones entre los acontecimientos
pararepresentarlos adecuadamentey, porel otro, las conexiones queseesta­
blecen en estos sucesivos intentos de representación. Es por ello, señala
White, que Mimesis es tanto una historia del realismo literario occidental,
comoun intento de producir una concepción delo que es una historiadesu­
cesivas formas derepresentar. Lanoción querigeyse revelaenlahistoriaque
Mimesis relata es la de “figura”o “interpretación figural”que habilita apro­
piarse retrospectivamente de algún acontecimiento pasadoentérminos de
una figuraya los sucesosposteriores con los quese lo relacionacomolacon-
sumación ocumplimiento de lo figuradoenel anterior. El Renacimiento Ita­
liano se conecta figuralmente con la Cultura Grecolatina, en tanto ésta
apunta al Renacimiento yéste consuma aspectos de la primera. El Nuevo
Testamentoes paralos cristianoscomo uncumplimientoo consumaciónde
lasAntiguas Escrituras. El realismo figural entonces permitiráexplicarla re­
laciónentre las representaciones históricas de larealidadyla realidad, lare­
laciónentre unarepresentaciónysucontexto, ylarelaciónentre lassucesivas
representaciones mismas.
“Lahistoriografíacomo narración”y“El findelahistoriografía narrativa”
efectúansendos análisisdecaráctersistemáticosobre la relaciónentreescrito
históricoynarrativa, esdecir, si lahistoriografíaes en sí misma narrativa. El
primerodeelloses unesfuerzopordiscriminarlosdiversos sentidosyproble­
masqueseocultantraslaconsideracióndelasupuestanaturalidaddelaexpre­
sión“historiografíacomonarrativa”. El segundotrabajo preguntaademáspor
ladistinciónentrerelatohistóricoeideológico, estoes,si puedeconcebirseque
hayrelatoshistóricosideológicamente neutrales. Tres interrogantes sesusci­
tanapartir de laalianzaentre historiaynarración: primero, cómoestudiarel
pasadoysus procesos, segundo, por qué elegirlanarración comomododis­
cursivo enel cual hablar acercadelos procesos históricos, y, por último, si la

10TraduccióndeI.VillanuevayE.Imaz, FondodeCulturaEconómica,México, 1950.

20
Introducción

representación de los procesos históricos en lorma de relato tiene además


fuerzaexplicativaalternativaalade los modelos legaliformes deexplicación
científica. El términonarración, señala White, esambiguo, hace referencia
tantoauna manera dehablar-inevitable al hablar del pasado-como alaes­
tructurade undiscurso distinguible de otrosmodos de hablar: disenativo,
dialógico, lírico, deliberativo, etc. Lahistoriografíadesde sus comienzos ha
utilizado diversosmodos de hablar por locual, señalaWhite, lacuestiónde
lahistoriacomo narraciónes espuriasi sequiereencajar al discursohistórico
yaseaenuna formanarrativaunificada oenuna nonarrativa. Cuandoesta
ambigüedades soslayadasehabilita atransferiralos hechos laestructura de
algunade las formas dediscurso.
El relatocontado esuna alegoría decómo puede decirse que los eventos
reales replican patrones estructurales de tipos genéricos de relato. Ahora
bien, recuerda White, no tendríasentidodistinguir un relato deunacrónica
sino hubiera más de una manera de tramar, por eso la cuestión de la prefe­
renciapor algúnmodode tramar sóloremite aalguna perspectivamoral. No
setrata de exponer unateoriadel escrito histórico que niegue larealidaddel
pasado, sino de advertir que aun cuando acordemos todos en que no hay
algocomo una lógicadel narrar, no obstante hay, afirmaWhite, fórmulas de
narrarclasificables comolos tropos, usadosencualquier ficción. Nose trata
denegar referencia al relato histórico sino de reconocer que “lanarración”
producida por lanarrativizacióndelos hechos registrados enlacrónica tiene
dosreferentes: por unlado, los hechos mismosy, por el otro, laestructurade
tTamagenérica elegidaparaservircomo el modelo para codificar los hechos
comouna narración. White apela, paraprofundizarsus reflexiones, alas no­
ciones de Freud en“El trabajo del soñar”(condensación, desplazamiento,
simbolización yrevisión secundaria) ya lo que Barthes caracterizó, en “El
discurso de lahistoria”,como la sustituciónsubrepticia de significados(con­
tenidos conceptuales oideacionales) por significantes (los referentes putati­
vos, loshechos del discurso). Es importanteseñalarque sus consideraciones
nopretenden alcanzar atodo discurso histórico. Haydiscursos históricos,
segúnnuestro autor, cuyatotalidad no estáintegrada en un relato, aunque
contenga cono partes constituyentes relatos, sólo que éstos tendrían un
papel anecdótico oilustrativo más que estructurador.
En “El fin de lahistoriografía narrativa”retomará observaciones de Bar­
thes, Braudel, Ricoeury Eukacs sobre estos tópicos. Es en este mismo texto
21
Verónica Tozzi

donde formulademanera más clara el punto desu critica alapretensiónde


realismo narrativohistórico, literalmente:

Lacuestióndel contenidoideológicodelarepresentaciónnarrativadelarealidad
vajuntoconlaautoridadcognitivadelosdiversostipos-genéricosdetramadis­
ponibles dentrodeunadotacióncultural dadaparalaprovisióndeloseventos
realesconuntipoespecificodesignificado-relatoynosobrelaautoridadcogni­
tivadeunmodogenéricamentenarrativodehablaracercadel mundo.11

Dado que este escrito se origina enunaocasión de homenaje al profesor


JerzyTopolski, quienha sido pioneroenlapropuesta dediscriminardiversos
niveles de análisis de la narrativa histórica, White retomaráel tema peroen
términos de ladistinción figurativo-literal. Su objetivo noesdeshacerlasino
sofisticarla. Para ello se involucrará críticamente tanto en la propuestade
Woodwardde unadistinción entre dos órdenes de contenido (hechos yar­
gumentos) y dos órdenes de forma (genérico ymodal), como en la teoría
multiplanardel discursode Hjelmslev.
En contra del realismo histórico. Una lectura de La guerra y la paz’ se
ocupa de larelaciónentre la novelahistóricaylahistoria académica. Latem­
prana novelahistórica del sigloXIXfueun producto dedosdesarrollos ape­
nas imaginables unsiglomás tarde: latransformación dela historia enuna
cienciayel desarrollo del romance como un género literarioserio. Desdeel
Renacimientoa través del lluminismo, el escrito históricoeraconsiderado
una ramadelaretóricayel conocimientohistórico primariamente unaayuda
alapedagogía. Aprincipios del sigloXVIII la historiaesexpulsada de lacate­
goría delasletrasrefinadas (genteel laten) y ligadaalafilología, lapaleografía
yladiplomacia, para finalmente enel XIXestablecersecomo unacienciaen
las universidades yoficialmente comprometerse con el estudio objetivode
los eventos reales tal cual fueronysudescripción en unanarrativaverdadera
(en oposiciónauna ficcional). El textovuelve unavezmásal tópicode lahis­
toria comonarrativaysupromoción conel realismo histórico, solo queen
esta ocasión, comosutítuloindica, através de un recorrido por Laguerray la
paz, pues si bienun tratamiento histórico de los eventos consiste en revelar
una secuencia (entramado narrativo) en el lugar de lo que parece ser una

11Artículo3delapresenteedición.

22
Introducción

meraserialidad(crónica), Tolstoi, apunta White, seresiste ala secuenciali-


daddebidoaque trata con lahistoriayél no cree queésta tenga una trama.
Consecuentemente, Tolstoi seasientaen lacronología comoel principio or­
ganizantebruto de su retratodelavidaen Rusia.
Losensayosque formanlasegundapartedeestevolumenabordanel desafío
presentadoporlosllamados“acontecimientosmodernistas”alahistoriaacadé­
micayalanarrativatradicional.Los artículos se ocuparánpor tanto de resca­
tardiversas obras literarias yexpresiones artísticas noescritas que seofrecen
comoalternativas de representaciónno domesticadoras del pasado.
En“Eleventohistórico”afrontadiversasdistinciones tradicionales insos­
layablesperoproblemáticas delahistoriografíaysusconsecuenciaspolíticas
enel mundo contemporáneo. Dado que la diferencia entre pertenecer ala
historiaoestarfuera deella, tenerunahistoria ocarecer deellaatraviesalas
desigualdadesde poder al interior delosestados naciónasícomo también en
el panoramaglobalizado-persistente en la divisiónentre países centrales y
periferia-, lacuestión de cómoconceptualicemosydelimitemos laaparen­
tementenatural noción de“eventohistórico”noseráinocente. Lapropiano­
ción de “historia” como condición de lo verdaderamente humano, las
diferencias entre el “pasadopráctico" yel “pasadohistórico”, entre “eventos
naturales” y eventos sobrenaturales” son rastreadas históricamente por
White conel objeto de no sóloproblematizar en términos epistémicos ylin­
güísticos lanoción de eventohistórico, sino de crearel marco teórico ade­
cuado para abordar una novedad de carácter “horroroso”del siglo XX: la
ocurrenciadeloseventosmodernistas. Laversióncanónicade la distinción
entre eventoyhecho remite aque unhecho es un eventobaj ouna descrip­
ción ounapredicación. Ladescripcióninvolucraunelencode atributos del
evento, lapredicaciónencambioinvolucraincluirloenalgunaclaseynomi­
narlo de manera apropiada. Ambos procedimientos se suponen, en algún
sentido, reglados por las normas convencionales institucionalizadas enla
prácticahistoriográfica.Ahorabien, lasupuestadiferenciaentre un evento
quemeramente ocurre yunhecho quees establecido severá en problemas
nosóloporquelos hechos mismos soneventos-eventos discursivos acerca
de otros eventos del discurso-, sino porque también, ambas nociones,
(“eventohistórico”y“hechohistórico”) se verándesafiadasen su aplicación
paraelcasodesucesos comoel Holocaustoyel 11/9. Whitenoestáhaciendo
en estepuntoafirmaciones taxativas, sino másbien, intentaplantear unin­
23
Verónica loz?¡

terrogante acercade si setraíade untipo absolutamente nuevode evento, m


ciuso emblemático de una nueva era y paradigmático de una categoría de
eventos históricos hastaentonces inimaginables—eventos que requerirían
porconsiguiente, labúsqueda de nuevos principiosdeexplicación-o, alter­
nativamente, advertir tal vezque su inesperabilidade inmraginabilidadson
contextúales.
Porotraparte, unapreocupaciónpersistenteenlatardíaliteraturawhiteana
remitealacuestióndesi lasnuevasyconstantementerevolucionadastecnolo­
gíasevidencianunacapacidadpara producirnuevoseinesperadoseventosa.
puntodeatribuirles lacapacidaddecambiar lanaturalezadeloseventos. El tra­
bajosecompletacon unseguimientocríticodediversos desafíosalanociónde
eventohistóricoen el sigloXX (como porejemploelde laescuela deAmales)
asícomodesurehabilitaciónyreconceptualizaciónporpartedeVeyne, Ricoeur
yBadiou, entreotros.
En“El Posmodernismo ylas ansiedades textuales”,conferenciasobre lo
que el posmodernismo podria ofrecerle a Europa oriental en 1999, White
buscaatenuaryrevisarlacreencia de muchos académicos rusosyoccidenta­
lesentomo aque lavictoriadel capitalismooccidental sobre la Unión Sovié­
tica(comunismo) confirma lavalidez no sólo de laciencia social occidental
el libre mercadoy lademocracia americana, sino también laconciencia his­
tóricaburguesa. Frente alanecesidad de reconceptual izar los pasados de las
comunidades europeo-orientales, estos académicos rechazan el materia­
lismohistóricoyasumenlos métodos socialcientíficos burgueses de recons­
trucción yexplicación histórica. El punto es que no hay una metodología
específicanecesariamente, del mismo modoque lapropiacuestiónde suuti­
lidad o no será netamente contextual. White acepta que efectivamente el
posmodernismo socava lanaturaleza de laideaoccidental de conocimiento
histórico, pero lo afirmaconel objeto de reclamarqueel historiador se res­
ponsabilice por laconstrucción delo que previamente había pretendidodes­
cubrir. Efectivamente el posmodernismo convocaa tratar la idea moderna
de la determinación puramente fáctica de conocimiento histórico como
siendoella misma construida. Peroello es en parte una respuesta alos acon­
tecimientosmodernistas propiosdel sigloXXcuyascaracterísticas-expues­
tasdetalladamente en este texto- los hacen inmanejables por medio de las
categorías tradicionales de representaciónyexplicación históricas, ellos no
seprestanasí mismos anai rativización. UnavezmásWhite noapelaa lairre-
24
Introducción

jresentabilidadsinoalaimaginaciónyalabúsquedade novedosos recursos


literariosdisponibles para producir nuevas técnicas ymedios de represen­
tarlos. El argumento advierteque, si bien los rastrosdel pasado indicanque
éste unavez existió, su propiasobrevivencia no es un efecto de las fuerzas
causalesque originalmente loprodujeron. NuevamenteWhite seveenlane­
cesidaddeaclarar que las nociones posmocernistas dehistoria soninforma­
dasporuña crítica delaideologíadel objetivismo, locual no quiere decirque
seopongan alaverdadyadhieran ala mentira, lailusión, la fantasía olafic­
ción. Másbien, según"White, el posmodernismoestaríamás interesadoenla
realidadque en laverdad,asumiendo que éstaesconstruidatanto comodes­
cubierta, porlocual laobjetividadmisma seanoticiaríadesu propianatura­
lezaconstruida.
“Ficción histórica, historia ficcional y realidadhistórica”, “Realismo Fi-
gural enla LiteraturaTestimonial”y“Discurso históricoyescritura literaria",
nosofrecennuevasconsideraciones entomoaloquepodríainvolucraraislar
lahistoria de la ficción. Es decir, en lugar de tratar de pensar un criterio de
distinciónentre discursohistóricoydiscurso ficcional,White invitaapensar
porquélahistoria no estaríainteresadaen loficcional. Elloserá posible si tra­
tamosdeelaborar una distinciónentre fácticoy real, incluyendoel reinode
loposible enlo real, reinoque excede alo verdadero. White sigue ade Cer-
teaueneste punto, peroesrelevante decir queladistinciónnoes exclusivade
lasreflexiones de la historia. White por otra parteesconsciente de queesta
distinciónes totalmente relevante para pensar laprácticacientífica actual, y,
eneste punto, no sési conjusticia, White señalaque lahistoria rechaza lopo­
sibleypor ellomismo seprivadeser unaciencia comolaciencia moderna.12
Por otra parte, tambiénsedetiene críticamente enlaideaingenua delite­
raturacomo aquelloque tratade loimaginanoy/oesefectuadasólocomo di­
versión. Justamente, señala White que los grandes modernistas como
Flaubert, Baudelaire, Dickens, Proust, Joyce oWoolf, estabaninteresadosen
representar un mundo real en lugar de uno ficcional tanto como cualquier
historiador moderno. Noquiere decir que elescrito ficcional no puedeser
escrito literario. Es sólodecir que no todo escrito ficcional es literarioy, más

12Esmás, lafilosofíadelascienciastambiénhaproducidodistincionesdeestanaturaleza. Pense­


mosenRoyBhaskaráRealistTheoryofScience,TheHámsterPress, Brighton,1078ysuestratifi­
caciónde!mundoemeesdominios-k>rea!,loactúa. >íácucovloempírico.

25
Veronica Tozzi

aún existennumerosos ejemplos deescritos literariosno ficcionales. Enfin,


reiteraráWhite, lo que esinventadono puede serdistinguido fácilmentede
lo que noesinventado, es unacuestión de tropoyfiguración. ¿Enqué sen­
tido? ¿enel sentido de que inventamos el pasadoenel lenguaje? Obviamente
no sinoenel sentido de quela figuración es unartificionecesario paraatri­
buira las personasroles acumplirenlas narrativas. Así,latropologizaciónes
necesaria parahacer las clases deconexiones entre acontecimientos quelos
dotandeunsignificado de trama. El arte puede asemejarse alavida perola
vidano seasemejaal arte, señalaWhite, ni siquieracuando tiene laintención
dehacerlo. Lasclases de tramasque dotanconjuntos deacontecimientos de
significadoexisten solamente enel arte, no en lavida.15
Es eneste contexto que los tres trabaj oscoinciden en analizar lo queha
llegadoadenominarse“literaturatestimonial”parareforzar ladistinciónde
de Certeauentre verdaderoyreal. Ejemplos de elloloproveen Mrs Dallomy
deVirginiaWoolfySi esto es un hombre de PrimoLevi, donde alcanzar unafi­
guraciónrealistano sólonosereducea asegurarloverdaderode acuerdocon
laevidenciasino que esquivalaposibilidadde que real yverdaderoentrenen

^Tanto Levi como sus comentadores han recepcionadoSi estoes unhombre


segúnsupropósito de testificarresponsablementeel Holocaustoconunlen-
guajeliteral (emulando supráctica de químico). Peroalo que llamalaaten­
ciónWhite es que el uso del Dante por parte de Levi para tramar su propio
relato permite verel alcance al cual un tratamientoliterariode un aconteci­
mientoreal puede atribuirse conel modalizador realista o acorde con lave­
rosimilitud histórica. White se detiene varias veces en los topos y tropos
utilizados por Levi para darnos una imagen de sucompañero Henri al que
iguala conel San Sebastián de Sodoma o laSerpiente en elJ ardín del Edén,
peronocon el propósito dedenunciar suapartamientode larepresentación
realista, inventandoycontradiciendolas normas referenciales, sino parasu­
brayarelhecho de cómo esasecuencia de figuracionesescompleta yexplíci­
tamente referencial deuna persona real enun tiempoylugar real.
EnestostextosWhite seacercanotablemente alaconsideración deDanto
sobreladistinciónentre literaturae historia orepresentaciónartísticaymera
representación justamente ensuafirmación de quees Levi quien demuestra1 3

13Véaseelensayo9delapresenteedición.

26
Introducción

a sus lectores la diferencia entre una consideración meramente verídica o


verdadera deunevento-del tipo de las ofrecidas porlamayoríadelossobre­
vivientes- yun tratamiento artístico deuneventoreal en supasadoque tras­
ciendala distinción verdad-realidad. Pero, adiferencia de Danto, White es
enciertamanera críticodeloque denomina laprofesionalizacióndelahisto­
ria. El punto no esnuevo, como hemos adelantadoen las breves reseñas de
los artículosincluidoseneste volumen, exigirquelahistoria cercene suco­
nexióncon lapoética, laretórica, la filosoftaylaliteratura imaginativa (lano­
vela) arriesga a casar a la historia con algunos tipos de trama genérica y
privarlade otras técnicasydispositivos deexpresión.14
Justamente, señalaWhite,puedesospecharsequeloque Rankeysussegui­
doresrealmentehicieronfue“novelizar”lahistoriaal tiempo quelaprivaban
deaquellastécnicasyrecursosimaginativos deinvenciónyrepresentación, los
cuales fueronenadelanteexiliados al dominiodela“ficción”. Estoes, pensar
quelofigurativo, loretórico, lopoético esexclusivodealgoestrictamentede­
limitadocomoel dominiodéla ficciónentendidocomolo meramenteinven­
tadoyno real, arriesgaalahistorianosóloaprivarse de recursos discursivos
quecontribuiránamejorarsusrepresentacionesderealidades diftcilesycom­
plejasoinclusoalejadas denuestraexperienciacotidiana,sino que peoraún,
lacasaconestilos detramagenéricadelos queno esconscienteyqueincluso,
ensudesconocimientodealternativas, tomanporloreal.
‘Realismo figural... ”y“Discursohistórico. .. ”además coincidenenparte
enlaseleccióndealgunos delos pasajes deLevi paraanalizar. He decididoin­
cluir ambos textos enesta compilación pues cada uno de ellos discute un
tema común en contextos diferentes. “Realismo figural.. podría ser de
mayorrelevancia paraaquellos interesados enladisputahistoriaymemoria
delpasado recienteyellugardel testigoysutestimonio para suapropiación.
“Discursohistórico...”trata los textos de Levi en el contexto de larelación
entrehistoriayliteraturaperono tanto entérminosdelaasociacióndelapri­
meraconlaverdadylasegundacon la ficciónsinopor el contrario y, encon­
sonancia con lo dicho hasta aquí, como unejemplo de desactivación de la
ideaingenuade quelaliteratura es esencialmente ficciónenel sentidodein­
venciónyentretenimiento.

14HetrabajadoenprofundidadestaconexiónentreWhiteyDantoenLaHistoriasegúnlanue\afi-
losojíadelahistoria,editorialPrometeo,2009.

27
VerónicaTozzí

Si bien ‘‘Historiografíae historiofotía”tiene yamásdedosdécadas, resulta


deespecial interés en estacolección de artículos por supaseo por las formas
alternativas no discursivas de representar los eventos. Específicamentein­
dagaen lo que ha devenido en llamarse la “historiofotía”(Historiophoty), la
representación dela historiaynuestropensamientoacercade ellaen imáge­
nes visualesy discurso fílmico. El punto de White, siguiendo el ensayo de
Robert Rosenstone, será doble. Por un lado, analizar si estos recursos de
apropiacióndel pasado suscitanalgúnpeligro dedesplazamiento paralahis­
toriografía, enel sentido de que el cine (y el video) resultanmás agudos para
representar paisajes, escenas, atmósferas, eventos complejos comolas gue­
rras, batallas, multitudes yemociones. Perotambién debemos atender ala
cuestióndesilahistoriofotíadebe someterse alosmismoscriterios deverdad
que gobiernan la historiografía académica. Los films documentales, las
“docu-ficciones”, etc., han recibidoyreciben actualmente muchas críticas
desde laacademiapor las supuestas licencias que se permiten sus directores.
Ahorabien, enrelación con todoloque hemos venidoexponiendo, el punto
de White señala, por un lado, que, si distinciones como las de aconteci­
miento yhecho, hechos “históricos”y no-históricos (hechos “naturales"),
etc.,semanifiestan tantoimprescindibles para el ejerciciodel conocimiento
específicamente histórico así como inestables en los acuerdos acerca de
cómo trazarel limite, ello deberíallamarnos laatención acerca de la natura­
lezaconstructivista de laempresadelos historiadores. Por tanto, rescatando
positivamentelaconsideracióndeRosenstone sobre el filmdocumental, de­
vuelve lafuerza del argumentocontra lahistoriofotía hacia aquellos que, al
pronunciar esosargumentos, parecenignorar que lahistoriofotía comparte
las mismaslimitaciones quecualquierclase dehistoriografía.
Paraterminar, me gustaríacompartircon los lectoresdeestacompilación
mi propialectura de todos estos trabajos de White. Esusual para todos aque­
llos que dedicamos lainvestigaciónadilucidar el estatuscognitivo delahis­
toriaque, aunreconociendolamultidimensionalidad propiade todo trabajo
con el pasado, insistamos, noobstante, en aislaralgúnámbito oáreaespecí­
ficamente epistémica depurada detoxinas ideológicas yestéticas, recursos
éstos de utilización más libre paramiradas al pasadoobien desde lo literano
o bien desde las políticas de :amemoria. Las reflexiones teórico-literarias
whiteanas, asícomo supreocupaciónpor losacontecimientos modernistas,
meconducen aadvertir que aiahora de involucrarnos en las disputas porh
28
Introducción

apropiacióndel pasado reciente, algourgente ennuestro país, debemos re­


conocer ahistoria, literaturaymemorialidiando con laintervención-nego­
ciación de cuestiones epistémicas, políticas y retórico-expresivas. Ser
responsables en nuestra captación de las transformaciones tanto teóricas
como políticas del siglo XX, ¿noobligaríanacuestionar nuestra adhesión a
distinciones esenciales como las de historia ymemoria, ohistoriay litera­
tura? Creo queno, peroen el sentido de quelas dimensionesepistémica, es­
tética y práctico-política son relevantes por igual para los tres espacios de
realizaciónhumana: la historia, lamemoriaylaliteratura! Nose tratade una
igualaciónfacilistasino de unllamado aresponsabilizarse por todos los re­
cursos alosquehemos echado manoenelintento de ofrecerunaimagen re­
alistaysignificativadel pasado.
PRIMERAPARTE

ESTUDIOS SOBRE LA RELACIÓN ENTRE HISTORIOGRAFÍA


Y NARRATIVA
1. La historia literaria de Auerbach.
Causalidad figural e historicismo modernista*

Enel prefacioa The Political Unconscious, Fredricjamesonseñalóque “po­


demos observar que latareade lahistoria literariaactual es deuna pieza con
aquellapropuestapor LouisAlthusserparalahistoriografíaengeneral: nose
tratadeelaboraralgúnsimulacro realistalogradode susupuestoobjeto, sino
más bien de «producir» el concepto del mismo”.*15Jameson prosigue luego
citandoMimesis deAuerbachcomounejemplo del tipo deobra que tiene en
mente. “Éstaes, ciertamente, lo quelas grandes historias literariasmodernas
omodernizantes-como Mimesis deErichAuerbach-han intentado llevara
cabo, si noensuteoría, en supráctica critica”. Eneste ensayointento prose­
guir la línea de pensamiento prefigurada porJameson eindagar en el con­
cepto dehistorialiteraria elaboradaenel trabaj odeAuerbach, en especial en
Mimesis. Argüiré queAuerbacharticulaunaversióndistintivamentemoder­
nistadeesehistoricismo del cual él fuetantoun historiadorcomounteórico,
yqueMimesis ensí constituye unaaplicación de talhistoricismomodernista
ala historia delaliteratura occidental.16Finalmente, sugeriré que lanoción

‘TraduccióndeNicolásLavagnino.
15EJameson, ThePoliticalUnconscious:NarrativeasaSoáallySymbohcAct,ComellUniversityPress,
lthaca, 1981 [Documentosdecultura,documentosdebarbarie, traduccióndeTomásSegovia,Visor,
Madrid, 1989. N.deT.|.
16Utilizolaahoramásconvencionaltraducción,“historicismo”,paraloqueAuerbachdenominó
Historismus,traducidocomo“historismo"enlaversióninglesadeMimesis. PorHistorismusAuer­
bachentendía,siguiendoaMeinecke,lavisióndemundoqueidentificaalarealidadconlahistoria,
másqueconunarealidadnouménica, teológicaometafísica. AntesdelfindelsigloXV11I, decía
Meinecke,elsignificadodelahistoriaerasiemprereferidoaciertofundamentoextra-temporalo
trascendental. DespuésdeHerderyGoethe,yespecialmenteenRanke,lahistoriamismadeviene
fundacionalyelsignificadodelosacontecimientoshumanosesestablecidopormediodeunarefe­
renciapuramente“intra-histórica”.Auerbachubicalasdeclaracionestempranasdeestaperspectiva
demundoenlaobradeG.B.Vico,elcual,comoAuerbachdice,procedeapartirdelaidentificación
delanaturalezahumanaylahistoriahumana. VéaseAuerbach“VicoandtheAestheticHistori-

33
Hayden White

decausalidadfigural puede proveeruna claveparalacomprensióndeloque


es distintivamente hisloncistay modernista enel concepto de historialitera-
ria deAuerbach, si no en lahistoria engeneral.
Si Mimesis es -comojameson declara- un ejemplo del intento de produ­
cir el concepto de la historia literaria, el concepto encuestión es unopecu­
liarmente estético. En Mimesis el contenido específico de la historia del
realismoliterario occidental sedemuestra como consistente en la figurade
la “figuralidad”misma, ysu “idea”como inherente alanoción de cumpli­
miento (Erfüllung) progresivo de esa figura. Enuna palabra. Mimesispre­
senta la historia literaria comoel relato del cumplimiento de la figuradela
figuralidad.**17Esto se dice paraafirmar que el concepto de laliteratura occi­
dental consiste en el reconocimiento de que toda representación (Vorste-
llung) es también una presentación (Darstellung) y, como tal, alienta alos
escritores occidentales enel desarrollo de una prácticade innovaciónesti­
lísticacadavezmejor adaptadaaladescripción de una realidad tanvariada
en sus formas como múltiple ensus significados. Lahistoria de la literatura
occidental despliega una consciencia cada vez más acabada del proyecto
único delamisma,el cual noconsiste en otracosa que enlaconsumación de
supromesasingular de representar la realidad demanera realista. Ydebido
aque esarealidad es construida como consistiendo enuna naturaleza hu­
manaqueestámodulada históricamente, lahistoria desurepresentaciónno
puede arribar nunca a uncierre definitivo, de lamisma manera que suori-

cism”,en5cenes/romtheDramaoJEuropeanL¡terature:SixEssays,MendianBooks, NewYork, 1959,


p198.
17AquídebemosnotarlainsistenciadeAuerbach,en“Figura",enSixessays[hayversióncastellana
deesteensayoenFigura, trad.YolandaGarcíayjulioPardos,Trotta,Madrid, 1998. N.deT.l.en
tomoaladistinciónentreinterpretaciónfiguralyalegórica(lbid.,p. 54). Notaqueenlaherme­
néuticacristianalosmitosgriegossoninterpretadosalegóricamenteentérminoscristianos(como
enlaexpropiacióncristianadelaÉglogacuartadeVirgilio). PeroAuerbachobservacómo,en.a
Commedia,porejemplo,Danterelacionalopaganoylocristianonoalegóricasinofiguralmente.(p.
63)DeestamaneraVirgilioespresentadonotantocomo“unaalegoríaparalarazón”sinomásbien
comouna“figura”del“poeta-profeta-guía,ahoracumplimentadaenotromundo”,(p. 69). “ElVir­
giliohistóricoesconsumado porelhabitanteenellimbo",(p. 69)Porlotantoensucomentario
sobreVico,en“VicoandtheAestheticHlstoricism”,tambiénen5ixessays,Auerbachsugiereque
lafilosofíadélahistoriadeVicoesensímismafigural.“Laimaginaciónpoética", del“primerhom­
bre”deVico(laEradelosDioses),esuna“figura”,Auerbachsugiere,dela“imaginaciónpoética”
dela“terceraEra"(ladelhombre),quelacumplimenta, (p. 194)

34
LahistorialiterariadeAuerbach. Causalidadfiguralehistoricismomodernista

genúltimo tampocopuede ser identificado.18De estamanera, apesarde que


la historia delaliteratura occidental despliegala estructurade tramadeuna
redención, esaredención toma menoslaformade cumplimientodeunapro­
mesa que ladeunasiempre renovadapromesa de cumplimiento.
Lanocióndecumplimiento es crucialparacomprender lanaturalezape­
culiar de la concepción de redenciónhistórica deAuerbach. Leprovee con
un equivalente moderno del telos clásicoycon un equivalente secular del
apocalipsis cristiano. Le permite dotar ala historia con el significado de un
progressus haciaunameta que nuncaesplenamente realizable, ni siquierato­
talmente especificable. Lebrinda unconcepto de unmodo decausación pe­
culiarmente histórico, que difiere tantodeantiguas nociones teleológicas,
por un lado, comodenociones científicasymodernas de cortemecanicista,
por el otro. Propongo denominar aestemodo distintivamente histórico de
causación conel término de “causalidad figural”. Lamismainforma el pro­
ceso por mediodel cual lahumanidadseauto-realiza pormediodesucapa­
cidad singulardecumplimentar lasmúltiples figuras enypormedio de las
cuales la realidades, aun mismo tiempo, representada comoun objeto para
lacontemplaciónycomo unpremio, unpretium, unobj etodedeseodigno de
los esfuerzos humanos por comprenderloycontrolarlo.
La noción deErfüllung debeser comprendidaaquí como untipode fuerza
causal anómala, no determinista o como un fin a-teleológico. Un cumpli­
miento no resultael efecto determinadopor una causa previa, larealización
teleológicamentegobernadadeunpotencial inherente, olaactualizaciónhe-
geliana (Verwickhchung) deunanocióninformante (Begrijj). El tipode Er-fü-
llung entrevista porAuerbach es delaespecie sugerida por lexemas prefijos
sinónimos eningléstalescomoper-formance, consummation [consumación],
com-pliance [obediencia], ac-complishment [realización], ydemás, todos los

18Elproblemadelorigendelrealismoliterariooccidentalestratado, porsupuesto,enlapostula­
cióndelaoriginalidaddélarepresentacióndelavidacotidianaenelmododelrealismotrágicoha­
llado en los Evangelios. De allí el habitualmente señalado abismo, el salto que lleva de las
descripcioneshoméricasylasrepresentacionesdelarealidaddelAntiguoTestamento,enMimesis,
capítulo1, “LacicatrizdeUlises”,porsobrelatotalidaddelaliteraturagriegayhelenística, direc­
tamenteal tratamientodePetronio, TácitoyelEvangeliodeMarcos, enel cuallatotalidaddel
proto-realismoclásicoestrascendidoyelrealismofiguraloccidentalespuestoenmarcha. Erich
Auerbach,Mimesis:DargestellteWirklichkeitinderabendländischenLiteratur,4°ed.,FranckeBema,
Verlag, 1967 [Mimesis:larepresentacióndelarealidadenlaliteraturaoccidental, trad. I.Villanuevay
E. Imaz, FondodeCulturaEconómicaMéxico, 1950. N.deT.].

35
Hayden White

cualessugierenel tipo deaccionesde las cuales seconsideracapacesalasper­


sonasmoralmente responsables, acciones talescomo cumplir unapromesa,
respetarunjuramento, hacerse cargode las deudascontraídas, permanecer
fiel aun amigo y situaciones similares. Aeste respecto entonces, decir por
ejemplo que un acontecimiento histórico dadoesel cumplimientooconsu­
mación deuno anterior no equivale a decir queel evento previocausóode­
terminó al posterior, o que el acontecimiento tardíoes la actualización oel
efectodeuno previo. Másbien supone decir que losacontecimientos histó­
ricos puedenrelacionarsecon otros del mismomodoen que unafigurasere­
lacionacon suconsumación ocumplimiento enunanarrativa ounpoema.
El cumplimiento de una figuraenel curso de unperíodo dado detiempo, o
de unadiacronía narrativa, noes predecible sobre labase de lo quepuedasa­
berse acerca de la figuramisma, aparte de su forma consumada. Tampoco
puede predecirse que unapromesa será necesariamente cumplida sobrela
base deloque pueda serconocido de la personaque realiza la promesa. Por­
que mientras es verdad que una promesa puede no ser cumplida a menos
que primero haya sido realizada, el hecho en sí de realizar una promesaes
sólounacondiciónnecesaria, masno suficiente, desucumplimiento. Espor
eso que la realización de una promesa puede ser deducida retrospectiva­
mente de su cumplimiento, pero el cumplimiento no puede ser inferido
prospectivamente apartirdelarealizaciónde lapromesa.
Lo mismo ocurre con las relaciones entre los tipos de acontecimientos
que podemos denominar históricos, en oposicióna, digamos, los aconteci­
mientos naturales. Un acontecimiento históricodadopuede servistocomo
el cumplimiento de un acontecimiento anterior aparentemente ajenoysin
relación, cuandolos agentes responsables delaocurrenciadel últimoevento
lovinculan“genealógicamente”alprimero.19El nexoentre acontecimientos
históricos deeste tipo noesni causal ni genético. Porejemplo, ninguna ne­
cesidadenabsoluto dominalarelación entre laculturarenacentista italiana
ylacivilizaciónclásicagrecolatina. Las relaciones entre los fenómenos ante­
rioresylos posteriores sonpuramente retrospectivas, consistentes en lasde­
cisiones tomadas por unacantidadde agentes históricos, desde laépocade
Dante ysuscontemporáneos hastael siglo XVI, deconsiderarse así mismos
yasudotación cultural como si hubieran descendidorealmente apartir del

19EltérminogenealógicoestádestinadoareunirlosusosdadosalmismoporNietzscheyFoucault.

36
LahistorialiterariadeAuerbach. Causalidadfiguralehistoricismomodernista

prototipoanterior.20El ráculo esestablecido desdeelpuntoen el tiempoex­


perimentadocomo presentehaciael pasado yno, comoenlas relaciones ge­
néticas, desde el pasado hacia el presente. Ver un evento tal como el
Renacimientoitalianocomolaconsumacióndeunaculturagrecolatinamuy
anterior (ydela serie enterade otros renacimientos que precedieron al ita­
liano, desde el siglo VIHal XII) equivale adirigir laatención hacia lo que es
nuevoyoriginal en laculturarenacentista más quealoque es antiguoytra­
dicional enella. Seguramenteel renacimiento italianodel quattrocento esuno
másenla serie de renacimientos cuya ocurrencia sentóla posibilidadde la
versiónpropiadel sigloXV. Enestesentidoel Renacimientodel quattrocento
repitealosanteriores, peroconimportantes diferencias: laopciónporaspec­
tosespecíficos de la culturagrecolatina que serviráncomoancestros putati­
vosdelosrenovadores renacentistasitalianos sonúnicosyprivativos deeste
últimoperiodo. Esas opciones, tomadas enconjunto, no sólo definenlana­
turalezadel renacimientoenel siglo XVsinoque retrospectivamente redefi­
nenlanaturaleza del modelo cultural grecolatino previo, el cual es ahora
constituidocomouna figuraquelogra un (nuevo) cumplimiento enunaafi­
liaciónpostrera.
Se puede deducirlaocurrencia deun acontecimiento anteriorenlame­
didaque es vinculadonecesariamente con uno posterior: no podría haber
habidoningúnresurgimiento dela cultura grecolatinasi no hubiera habido
unacultura tal susceptible de serrevivida. Igualmente podemos utilizarel
eventoanterior parailuminarel acontecimiento posterior en lamedida que
el últimoconsuma al primero. Pero el cumplimiento debeser entendido en
laanalogíadeun modeloespecíficamente estético, más que teleológico, de
figuralismo. Así, porejemplo, el éxodo de Egipto delantiguo pueblo hebreo
talcomoes relatadoenelAntiguoTestamento, fuetradicionalmente tratado
porlos exégetasbíblicos medievalescomo una figuraque fueconsumadapor
laliberacióndelahumanidaddela LeyMosaica, liberaciónprometida enel
NuevoTestamento; peroésteesun ejemplo deunaexpropiación teológicay
específicamente cristiana delareligiónhebrea. Nohaybases objetivas para
vincular alos dos acontecimientos como elementos de la misma secuencia
histórica; yciertamente, los exégetasjudíos modernos rechazanexplícita-

20VéaseladiscusióndeBemardWilliamsacercadecómoestamos“relacionados"conlacultura
griegaclásicaensuShameanáNecessity,Unive'rsityofCaliforniaPress,Berkeley, 1983.

37
Hayden White

mente estainterpretación del sentido del acontecimiento previo. Dehechc,


laúnica base objetiva paraconsiderar la liberación delaLeycomo habiendo
sido prefigurada por la huida deEgipto, consideración recalcada especial­
mente porSanPablo, consiste enel largoproceso de expropiacióndelaBiblia
hebreaporsusintérpretes cristianosdesde los tiemposmismosde SanPablo.
Esto es, el figuralismo tiene supropiahistoria-como Auerbach haseñalado
repetidasveces tanto en Mimesis como enel conocidoensayo “Figura”-. Los
intérpretes cristianos ven esta relación entre acontecimientos anteriores y
posteriores como genéticaycausal,como resultado delavoluntaddivina>;
porlo tanto, como providencial. Laconcepción estéticade la relaciónsitúael
significadopreponderantemente enel acto retrospectivode apropiación de
unacontecimientoprevio,pormediodel procedimientodeconsiderarlouna
figurarelativaaun evento posterior. Noes un asunto relativoala facticidad,
loshechosdel acontecimiento previosonlos mismosaúndespuésdelaapro­
piación. Loque ha cambiadoeslarelación que agentesde un tiempo poste­
rior establecenretrospectivamentecon el evento previocomo un elemente
en supropiopasado-un pasadosobrelabase del cual unpresente específicc
es definido-.
Es enestesentido quelos eventos posteriores en lahistoriadelaliteratura
sonvistos,entérminos deAuerbach, como consumaciones de losanteriores.
Los primerosno son causados porlosúltimos, yciertamente nosondetermi­
nados porellos. Tampoco sonlosposteriores predeciblessobre ningunabase
teleológica, como realizaciones depotencialidades previas. Sevinculanala
manera enque una figuraretórica, tal como una metáforao unretruécano,
que aparece en un pasaje inicial deun texto, puede relacionarse con otra fi­
gura, tal comouna catacresis o unaironía, presente enunpasaje posterior-
o enla formaen que la premisa deunabroma se consumaen suremate, oen
que los conflictos enuna escenaintroductoria de unapiezasecumplenensu
desenlace-. Lafigura posterior consumaalaanterior repitiendoloselemen­
tos presentes, pero con unadiferencia.
El modeloesutilizadodemaneramás pertinenteenel estudiodelosgéne­
rosyestilosliterarios. Deestemodo, porejemplo, lasrelacionesespecificables
entrelostiposdeépicapropiosdeHomero, VirgilioyDante(así comotambién
larelaciónentreesos tres tiposylatemprananovelamoderna) constituyenuna
secuenciaderelaciones defiguraycumplimiento. Lomismovaleparalasrela­
ciones queAuerbachpostulaentrelasvariadas encamaciones oinstanciacio-

38
LahistorialiterariadeAuerbach. Causalidadfiguraiehistoricismomodernista

nesdelatradiciónde larepresentaciónrealista, desdelosEvangeliosyel sermo


humilis, atravésdel realismo figuraldeDante, hastaelhistoricismoestético, el
figuralismoromántico, el realismohistoricistayel modernismo.21
Lo queheestado sugiriendo esque Mimesis deAuerbaches no solo una
historia deuntipo específico de representación literaria, esto es, el figura-
lísmo, sino tambiénunahistoriaconcebida como unasecuencia derelacio­
nes figura-cumplimiento. En otraspalabras, el modelofigura-cumplimiento
esutilizadoporAuerbach conmiras aproveer la tramadiacrónica de la his­
toriadelaliteraturaoccidental. Proporciona el principio demediaciónentre
períodossucesivos delahistorialiteraria, oal menos, entre períodos sucesi­
vos al interiordeuna tradicióncomúnde prácticaliteraria. Dehecho puede
decirse que, enestaperspectiva, unaefectivarelación figura-cumplimiento-
figura, unarelacióngenealógicadesucesivasexpropiaciones, esloque cons­
tituye una tradición como tal. El modelo de figura-cumplimiento es, por
consiguiente, unmodelo paracomprenderlasdimensionessintagmáticas de
ocurrencia histórica, ypara construirlalíneanarrativa paralapresentación
deesahistoria.
Pero, ¿yqué respecto de la dimensión paradigmática osincrónica déla
historia literaria? Si Auerbach utiliza el modelo de figura-cumplimiento
comounamanerade delinearperíodosenlaevolucióndel realismoliterario,
¿cómoconceptualizalas relacionesintrínsecas aun períododado, cuestiones
tales comoaquellasrelativas alaintegridadycoherencia deunaera oépoca,
ala relaciónentre texto ycontextoy, más específicamente, lanaturaleza re­
presentativadel texto? Paraponerlouna vez más entérminos dejameson,
aquí el problemadelarepresentacióntoma precedencia sobre el delapresen­
tación. ¿Enquésentidopuede decirse que un texto representael período oel
contexto enel cual fuecompuesto?

21Estasecuencia,también, representaunaseriedefigurasysusconsumaciones,concadaconsuma­
ciónensímismadeviniendootrafiguraaserposteriormenteconsumadaasutumo. Estopodríaser
consideradodemanerajustificadacomounejemplodeltipodeconcepciónhegelianaexpresivista
delacausalidadhistórica,proporcionandolasbasesparaunanálisisdialécticodelasrelacionesentre
sucesivasfasesdelasseries,denoserporquesetratadeunamodalidaddeconceptualizaciónespecí­
ficamentepropiadeVico. Lasrelacionessondialécticasenunsentidohegelianoenlamedidaenque
Hegelesunteóricodeunanocióndecambiohistóricomástropológlcaquelógicaensutipo,peroson
máspropiasdeVicoenlamedidaenqueesteúltimoeramásdeclaradamenteunteóricodeunalógica
poéticacentradaenlaretóricacomotropo-comoDeManhabrádeseñalar-,antesquecomopersua­
sión,ytambiénera,alaluzdeAuerbachalmenos,elinventordelhistoricismoestéticomoderno.

39
Hayden White

El problema de la relación texto-contexto es unoque los formalismostí-


picamente discuten, yquelos distintos historicismos tratancomosi hubiera
sido resueltoapartir de lateoríacrítica reflexiva. Porejemplo, unantiguocri­
ticismomarxista postulabatípicamente el contexto socio-históricoentérmi­
nos depertenencia, estructurayconflicto de clase yluegoprocedíaaindagar
en pos deimágenes reflejadas deese contexto enel textoliterario. El relativo
realismoola deformaciónideológicadeuna representaciónliterariadadade­
bíanentonces sermensurados entérminos de lamaneraen que el contexto
propuesto era adecuadamente -verídicamente o de manera no distorsio­
nada- reflejadoen el texto. El textomismo era consideradocomo carentede
toda funcióniluminadora específica; sustatuscomoevidencia del período
históricoenel cual habíasidoproducidoresidíaenel alcancedesucapacidad
de confirmarevidenciahalladaenfuentes documentales no literarias
Porel contrario, paraAuerbachel texto literarioaparececomo unasinéc-
doque de su contexto, lo que implica que se trata de un tipo particular de
cumplimientodela figuradel contexto. Ensuprácticahermenéuticaelectiva
Auerbach tiende a presentar el textocomo una representación no tantode
susentornos social, políticoyeconómico, como de laexperiencia de esosen­
tornos por parte del autor; comotal, el texto aparece oes presentadocoino
una consumación de lafiguradeesaexperiencia.
Eneste caso, larelacióndelafigura(la experiencia del contexto porparte
del autor) respecto de sucumplimiento (el texto) es similar aaquellade lo
implícitorespecto de loexplícito. Esexactamente el tipode relación «que,de
acuerdoaAuerbach, Balzac postulaenPapá Goriot entre Mmé. Vauqury]a
pensión enla cual ella ejerce comopatronne. Auerbachcita a Balzac,¡pien
dice de la relación de Mme. Vauquer con su entorno: “Enfin toute siper-
sonneexplique la pensión, comme lapensión implique sapersonne”.22Eure­
lación delo implícito conlo explícito no es lógica, enfatizaAuerbaclensu
comentario del pasaje de Balzac; el primer término dela relación ncsede­
duce del otro: “Toda la descripción [de Mme. Vauquer y su pensión |hasta
dondelahemosvistosedirige alafantasíaimitativa del lector...; la tessdela

22ErichAuerbach,Mimesis:Therepresentationo/RealityinWesternLiíeraíure, trac!.WillardíTnsl,;
PrincelonUniversityPress,Princeton, 1953, p.469 [p.441) (versióncastellanavernota)
fasisesmío. Lapaginaciónenlascitassubsiguientesaparecenentreparéntesiseneltexto,pEro
refierenalaedicióninglesa,yluego,cuandoesaplicable,alaalemana(entrecorchetes j
lapaginacióndelaediciónespañola].

40
LahistorialiterariadeAuerbach. Causalidadflguralehistoricismomodernista

«unidaddeestilo» del milieu, que abarcatambiénlas personas, no seemplea


racionalmente, sino que se presenta \vorgestellt] comounhecho derecho sen­
siblemente perceptible de unmodopuramente sugestivo,y no demostra­
tivo”.^. 471; p. 439) [p. 4431
Larepresentaciónes estructuradapor medio de lo queAuerbach deno­
mina “einemHauptmotiv,... das Motivder Harmonie zwischenihrer Person
einerseitsunddemRaum,... der Pensión, etc.,... anderseits”[untema prin­
cipal. .. laarmoníaentre supersona, porunlado, ylahabitaciónenlaque se
encuentra... lapensión, etc.,.. ■por otro],(p, 470; p. 438) [p. 442]'Esta “tesis
déla armonía", como Auerbach lallama, es simplemente presupuesta (vo-
rausgesetzt) por Balzac; aparece enlaformade “constituyenpruebas de nin­
gunaclase, ni siquiera tentativas, sinomeras comparaciones sugestivas”(p.
471;p.439) [p. 443] De este modoAuerbachconcluye: “setrata [elpasajede
Balzac], por consiguiente, de la unidad de un cierto espacio vital sentida
como unavisióntotal demoníaco-orgánica,representadaconmedios suge­
ridoresyplásticos”.(p. 472) [p- 444] Estono implica queel realismo de Bal­
zacseasuperioraotras o anteriores formas de representación. Simplemente
es diferente, ylo es debido aque es ensí mismoun producto(ein Erzeugnis)
desu período(Epoche), lo cual implica, añadeAuerbach, que el realismo de
Balzac “es un producto de la época, parte y producto, ala vez, de un am-
fciente”.(p. 473; p. 441 ; el énfasisesmío) lp. 445]
“Paneyproductode unambiente”: podría parecerqueBalzac hacondu­
cido aúna perplejidad desconcertante las relaciones fundamentales entre
autorymedio, autorytexto, textoycontexto, yentre laspartesylatotalidad
decualquiercontexto, por mediodesuapelación ala metáfora de laatmós­
ferapara describirun período. ¿Quépodría resultarmás sombríoylúgubre?
Perojusto después de que Auerbachharesaltadola contundenciadeestano­
ción deatmósfera, continua diciendo “muchomás difícil resulta describir
conciertaexactitudel criterio quereinaenlaparticularmaneraderepresen­
tacióndeBalzac”.(p. 474) |p. 446] Estosedebe, diceAuerbach, aque el tem­
peramento deBalzac (“agitado, cálidoysincrítica”) esensíunaconsumación
deun medioaprehendido por Balzacmismo como umbra eimago. “Todaac­
ción, por comente ytrivial que sea, estomadapor él alotrágicoy grandilo­
cuentemente, todo afánacuñado degranpasión. Está dispuestoamarcar a

' Enalemáneneloriginal.[N.deT.]

41
Hayden White

uninfeliz cualquieracon el sello deunhéroe ode un santo; si esunamujer, la


compara aun ángel oauna Madonna; demonizacualquier malvadoUn tanto
enérgico, etc."(p. 482; p. 449) |p. 453]
Esta tendencia“aver por todas partes fuerzassecretas demoníacas ein­
tensificar laexpresióndelas mismas hastalomelodramático”esconsiderada
como“enconformidadcon“(es entsprach) el temperamentodel autor, porun
lado, ycon “el estilo devida romántico”por el otro.(p. 482; p. 449) [p. 454]
Esto es, el estilo de Balzac -que hace confluir una forma o modo genérico
(melodrama) conuncontenido distintivo (“fuerzas demoniacas”)- esensí
unafigura que articulaunentorno auna obra, como una imago aunaventas.
De estamanera, loque esmás característico del concepto deAuerbachde
lahistorialiterariaes la forma enla que utilizael modelo figuralistaparaex­
plicar no sololarelaciónentre diversostextos literarios, sino tambiénlarela­
ción entre la literatura y sus contextos literarios. Para él el texto literario
representativo puede ser ala vez(1) la consumación de untextoprevio,(2)
laprefiguraciónpotencial de un texto posterior, ytambién(3) unafiguración
dela experiencia por parte del autor desumedio histórico yporlotanto(4)
el cumplimientodelaprefiguración deuna porciónde realidadhistórica. En
otras palabras, nosetrata de un autor que tiene una experiencia relativaaun
medio históricoyluegolarepresenta, deunmodo figurativo, ensutexto. Por
el contrario, laexperienciayaes una figuray, enlamedidaenquecontribuye
comoun contenidooreferente deuna representación ulterior, setratadeuna
prefiguraciónquees consumadasolamente enun texto literario.
Así, si loqueAuerbachdenomina Figuralstruktur sirvecomounmodelo
paratransformarunaserie de periodos literarios en una secuenciade figuras
ysus cumplimientos, proporcionando de ese modo el paradigma paraun
rastreodel eje sintagmáticode ocurrenciahistórica, entonces, deigual modo,
proporcionaunmodelopara caracterizarlarelaciónentre untextoespecífico
yun período estilístico, por un lado,yel estilode un textoysucontexto, por
el otro. El vínculo entre el aspecto prefigurativo de una cultura dada (un
texto, un estilo, unperíodo) ysu formaconsumada es sugerido por merasi­
militud-de sus formas, de sus contenidos, odelas relaciones entre formasy
contenidos-. Perolapercepciónylasubsecuente demostracióndeunasimi­
litudgeneral, tal comolaque puede haberentre, digamos,el realismo figural
de Dante yel realismo ambiental de Balzac, noconcluye el análisis. Losdos
términos vinculados por similitud o semejanza deben ser pasibles deuna

42
LahistorialiterariadeAuerbach. Causalidadfiguraiehisloricismomodernista

doble articulación: los términos anteriores debenser exhibidos como con­


sumacionesde figuras quelasprecedieron, ylostérminos posteriores deben
exponersecomo prefiguraciones de estilos aúnmás tardíos.
Másaún, la figuraque estáimplícita en unayexplícitaen la otra debeser
nombradaylamodalidaddesurelaciónespecificada. Los términosposterio­
resenuna serie de presentaciones (Darstellungen) tienenuna funciónexpli­
cativa vis-à-vis los términos precedentes: el término posterior completa,
consumaoexplica deotramanera alos previosenel modoen que,porejem­
plo, puede decirse queel realismoambiental de Balzaccompleta, consuma
oexplicael realismo figurai deDante. Del mismomodo, sin embargo, el tér­
minoprecedente explica al subsiguiente enlamedida en que funge como
unaprecondiciónnecesaria de éste. Nose trataentonces de una precondi­
ciónsuficiente, debidoaque esto sólo puede sersatisfecho por el tempera­
mentoparticular deunautorespecífico en el cual unmedioes convertidoen
unafigurapor medio delaimaginaciónpoética.23
Nominalmente Mimesis: Dargestellte Wirklichkeit in der abendländischen
Literatures un tratamiento delas formas en las cuales larealidad (Wirklich­
keit) ha sido presentada (dargestellte) en el discurso literario occidental.24

23SerecuerdaquelospoderescreativosdeBalzacestánespecíficamentereferidosnoasupostura
intelectual,lacualespresentadacomounconjuntoconfusoycontradictoriodeapotegmaspreci­
pitadamentedesechados,sinoasutemperamento-“agitado,cálidoysincrítica”,(p.482) (p.454]
2<TéngaseencuentaqueelsubtítulodeMimesisesDargestellteWirklichkeitinderabendländischen
Literatur:apesardequeelsubtítulohasidotraducidoalingléscomoTherepresentationoJRealityin
WesternLiterature¡Larepresentacióndelarealidadenlaliteraturaoccidental],enalemáneltérmino
focalesWirklichkeit(“realidad"), norepresentación(Vorstellung).Másaún,lanociónderepresen-
taciónapareceúnicamenteenlaformadeunadjetivogerundio,dargestel'te,locualsugierenotanto
unobjeto(laounarepresentación)sinounaactividad,específicamentelaactividaddepresenta­
ción.DeestamaneraelsubtítulooriginaldeMimesisvieneangnificaralgoasícomo“larealidadpre­
sentadaenlaliteraturaoccidental”,consuconnotacióndequerepresentacionesespecíficasdela
realidadhansidotrabajadasomásprecisamentemoduladasparasupresentaciónaalguienoalgo
conmirasaalgúnpropósito,objetivoofinalidad. Enalemándarstellenabarcalossignificados:“pre­
sentar",“mostrar”,“producir",“exhibir";tantocomo“esbozar”,“delinear”e“imitar”;asícomotam­
biénsuutilización teatral, “actuar". Por lo tanto podríamos decir que la frase dargestellte
Wirklichkeit,quehasidotraducidaalingléscomo“larepresentacióndelarealidad”,puedetomarse
conmayorpropiedad-aunqueseguramenteconmenoselegancia-comosidijera“lapresentación
delarealidad”.Asítraducidapodríamoscapturartantoelsentidodelanaturalezaconstruidade
cualquierrepresentacióndelarealidadcomoel puntoquequieremarcarAuerbachdequeno
existeunacosatalcomola(enelsentidodesingularounitaria)representacióndelarealidad(enel
sentidodeunasustanciainmutableonoúmeno)cuyanaturalezavasiendogradualmentedescrita
pormediodeesfuerzossucesivospararepresentarlarealistamente. Loqueélpresentaesunase-

43
Hayden White

Peroel tema deestahistoria, denominadoenel título como mimesis (“imita­


ción”), no debe serentendidocomoel esfuerzode producirunaimagenver­
bal refleja de alguna realidad extra-verbal. Más bien Auerbach escribe la
historia de lamimesiscomo un relatoacerca del desarrollodeuntipoespecí-
fico de figuración; ybusca documentar-ofreciendo para ello unaserie de
ejemplos específicos- lastransformacionesenlos modos dominantesdemi­
mesis como figuraciónen el discurso literariooccidental, desdelostiempos
delos apóstoles hastamediados del sigloXX.25
No hay pues nada demasiado misterioso acerca de la idea de mimesis
como figuración. Laideade figuracióndeAuerbachse basaenlasinterpreta­
ciones cristianas deljudaismo antiguocomounaanticipaciónoprolepsisde
la cristiandad. De acuerdo a los exégetas cristianos, aquellos personajes,
acontecimientosyacciones relatadosenelAntiguoTestamentodebenseren­
tendidos como teniendo tanto una dimensión literal como una figurativa.
Por un ladodebenser aprehendidos como reales, y nomeramentecomofic­
ciones. Porel otro, debenser considerados como indicadores depersonajes,
acontecimientosyaccionesaun porvenirque consumarán-estoes, comple­
tarány revelarán- la relevancia de los precedentes a los efectos dela prome­
tida revelación de la voluntad divina ydel propósito de Su Creación. Esta
noción de unacontecimiento real que estabacompletoen sí mismoy pleno
ensusignificadoal momento de suocurrencia, pero que, al mismo tiempo,
erael portador deunsignificado quesería revelado únicamente enunacon­

cuenciadeesfuerzos, porpartedeescritoresqueoperanalinteriordeunatradicióngeneralmente
delineadaderepresentacionespresentadas,enposdeldisertodeformasdecapturarenexpresiones
escritaslasmúltiplesycambiantescaracterísticasdeunarealidadsocialymásgenéncamentehu-
mana-yelcontinuofracasoenlaconsumaciónfinaldeeseproyecto-. Lainestabilidaddeestefallo
essugendoporelepígrafedellibro,unalineatomadadeAndrewMarvel: “Situviéramosmundosu-
Jicienteytiempo”(elénfasisesmió).
25 Nótesequeelfamosoprimercapítulo, “LacicatrizdeUlises”,constituyeunaprehistoria,prólogo
oproemioverosímildeltemarealdelamimesiscomofiguración.Allísesugierequelarepresenta­
ciónfiguralistaeradesconocidatantoparalaépicahoméricacomoparalabíblicaantigua. Lana­
turalezaprogramáticadelasinterpretacionesdeAuerbachdeestostextossereflejaensuinsistencia
enlacontraposicióndeelementosdecadaunodeellos,locualpermiteoponerlosmutuamente.
Porejemplo, Homeroestodosuperficieydetalle, laBibliaesprofundaytipológica;laprimeraes
espacial, laúltimatemporal; unaexhiberasgosmetonímicos. laotrarelacionesmetafóricas,yasi.
ti realismofigura!,lahistoriadelcual abarcalosrestantesdiecinuevecapítulos,supuestamente
media,dialécticamente,entreloquejakobsonllamólos“dosejes”deldiscurso,elparadigmático
. ^njagmático.Asívisto,elfiguralismodeAuerbacheselmovimientotropológicoentrelosdos

44
LahistorialiterariadeAuerbach. Causalidadfiguralehistoricismomodernista

tecimientoigualmentecompleto perodiferenteenuntiempo posterior, pro­


porcionó a Auerbach un modelo para conceptualizar las relaciones entre
acontecimientos específicamente históricos. Las relaciones encuestiónson
deuntipo que, desde Nietzsche, hasido denominadogenealógico.
El esquemacristianode figuraycumplimiento(utilizadopor pensadores
cristianos para interpretar la relación entre el Antiguo Testamento y el
Nuevo, entrejudaísmoycristiandad, entreestemundoyel MásAllá, entre el
presentey el futuro, y [enDante] incluso entrepaganismo y cristiandad) es
comprendido por Auerbach como una figura en sí que será consumada o
completadaenla moderna ideade historia. Másaún, Auerbach sostiene que
lahistoriaesprecisamente el modo de existenciaenel cual los acontecimien­
tos pueden ala vezser cumplimientos de eventos precedentes yfiguras de
posteriores. Tal esquemaledotó deunmododecaracterizar lapeculiarcom­
binacióndenovedadycontinuidad que hadistinguidoa laexistenciahistó­
ricade la natural. Estacombinación eraunmisterio tanto para lateleología
aristotélicacomo paralaciencia físicanewtoniana, las cuales podíanconce­
bir lacausalidad como yendo tan sólo en una dirección, de una causa a su
efecto,ydesdeunmomentoanterior aunó posterior. Laverdadpresente de
maneralatente enlaideadel propósito divinocomo siendo reveladoenel es­
quema de figura y cumplimiento era que el significado de los eventos que
acontecenenlahistoriapresenteconsiste precisamente enlo queellos reve­
lanacerca deciertos acontecimientosprevios respecto de los cualesellos no
implicanrelacionescausales o genéticas deningúntipo. Surelaciónesgene­
alógica en la medida en que los agentes responsables de la ocurrencia del
acontecimiento posterioroptenpor el acontecimiento previo comounele­
mentode lagenealogíadel evento ulterior.
De estemodo, Marxenel Dieciochobrumañode Luis Bonaparte, por ejem­
plo, no sugiere que larevolución francesa de (febrero de) 1848 fuecausada
enmodo mecánicoalgunopor la Revolución francesade 1789. Tampocore­
presentaambas revoluciones como relacionadasgenéticamente. Larevolu­
ciónposterioresgenealógicamenteafiliadaconlapreviaenlamedidaquelos
agentesresponsables delaúltimaidentificansurevolución (de manerajusta
oinjusta) como laculminación de la primera. Cuando Marx dice que, en la
evolución biológica, es el hombre el que explica al mono, más que a la in­
versa, estáanticipandounmododistintivamente historicista de relacionar el
fenómeno posterior aunó precedente. Demanera similar, en laevolución
45
Hayden White

histórica, larevolución de 1789 puede haber sido un efectode,digamos, la


Reforma Protestante o de la Ilustracióny, como tal, laculminaciónde un pro­
ceso antesque laprefiguracióndeacontecimientos aún porvenir.26Peroen
calidad deacontecimiento histórico permanece abierto aapropiaciones re­
trospectivaspor partede cualquiergrupo que en adelanteopte porel mismo
como prototipo legitimador desupropio proyectodeauto-creacióny, porlo
tanto, comoelemento en sugenealogía.
EnMimesisel figuralismoes presentadocomo unlogroenormemente di­
ficultoso, profundoy, por sobre todo, característicodelaculturaoccidental,
emergiendoapartir de la noción deseriedad, yaun trágicanaturaleza, delas
existencias humanas ordinarias, noción presente enlos Evangelios, y que
posteriormente seextiende a travésde Dante, el Renacimiento, Rousseau, el
realismo atmosféricode Balzac yel descriptivismode Flaubert, paradesem­
bocar al finenel modernismo de Woolf, Proust yjoyce, en plenosigloXX.27
Auerbach deseaba escribir un relato histórico de esa postura ovisión del
mundo conocida como realismo, lacual emergióenOccidente einfluyóen
lacorriente dominante no sólodelamoderna literaturaoccidental, sino tam­
bién delacienciaoccidental (baconiana) ylahistoriografía(burguesa).28De-

26Laideadequelarevoluciónde 1789nofueensfmismaunarevoluciónsinounaerupciónde
fuerzaslargotiempolatentes,unefectoretardadodecausasoriginadasenlaReforma,hasidoun
toposdelainterpretaciónhistóricaalmenosdesdeTocqueville.
27Consideradacomounafiguraconsumada,noobstante,cualquiertextoalinteriordeunatradi­
ciónidentificable, talcomoporejemploloeslaCommediadeDante, puedeensimismoservir
comoprefiguracióndeuntextoposterior,talcomoporejemploresultaserlaComédiehumainede
Balzac,elcualpuedeservistocomouncumplimientodeltextodeDante.Lomismovaleparatextos
alinteriordeuncorpusautoralunitario: porejemplolaVitanuovaesinterpretadacomounaprefi­
guracióndelaCommedia,lacualasuvezesunaconsumacióndelaEneidadeVirgilio.Peroestemo­
delodeprefiguración/figura/cumplimientopuedeserutilizadoparalaconstruccióndeenteras
tradicionesdeescritura,enlascualesuntextoposterioresvistonotantocomounefecto,unñuto
oundescendientedeuntextoprevio,sinomásbiencomounproductodeunaopciónautoralpor
considerarcomomodeloauntextoantecedente. Finalmente,elparadigmadeprefiguración/fi-
gura/cumplimientopuedeserutilizadoparacaracterizarlarelaciónentreépocasenteras, como
aquellaquepuedeestablecerseentreelRenacimientoitalianoylaantigüedadclásica.
28ElfamosoprimercapítulodeMimesis, “LacicatrizdeUlises”,retratadosconvencionesestilísti­
cas, aquellahomérica,yladelaépicahebreaantigua,lascualesnoprefiguranlasprácticasrepre-
sentacionales del realismooccidental. Setratadediferentes anti-tipos del realismoliterario
occidental,loscualesemergen,deacuerdoconAuerbach,solamenteconlosEvangelios. Deallíla
famosabrechaenelrelatodelrealismoliterariodeOccidente,laomisióndelaliteraturagriegay
helenística.

46
LahistorialiterariadeAucrbach.Causalidadfiguralehistoricismomodernista

seabadarcuentadel hecho dequelaculturaoccidental enparticularha bus­


cadoevitarentregarse, por unlado, a“laconfusiónbulliciosay floreciente”
delosmeros datos délos sentidos, sincaerpresa, porel otro, delos impulsos
trascendentales dela filosofíaplatónicaylareligión.29Paraél, el figuralismo
dabacuentadel singular logrodelacultura occidental de haber identificado
larealidadcomohistoria.
Entonces,¿enquésentidopuededecirse que laobradeAuerbach, yMime­
sis enparticular, contribuyeronalaproducción deunconcepto dehistoriali­
terariaespecíficamente modernista(moderna omodernizadora) en sutipo?
Superficialmente, por supuesto, lahistoriografíaliteraria deAuerbach,
como espresentadaen Mimesis especialmente, encama laposición histori-
cistadelacual fuetanto un teóricocomo unhistoriador. Másaún, en muchos
aspectos, ladoctrina del historicismoeslaclave paracomprendersu historia
del realismoliterario. La crónicadel desarrollo del realismo en laliteratura
occidental enAuerbach esco-extensivayaun sinónima de laevolución de
aquel puntodevistahistoricista que cristalizóenAlemaniaainicios del siglo
XIX.30Enunaocasióninclusodeclaraque el realismoliterario, tal cual esre­
presentadopor Balzac, noes otracosaque el producto del impulso específi­
camente historicista de ver “el presente como historia”. Considerar a la
realidadsocial bajo el aspectodelahistoria fue lo que laliteratura occidental
havenidohaciendodesdelarepresentaciónen los Evangeliosdéla “seriedad
trágica”delavidacotidiana deseres humanos ordinarios, ydesde la disolu­
cióndeunsentidodediferenciacualitativaentre losmiembros de diferentes
clases sociales, disolución queestarepresentación implica. El historicismo
no fueotracosa que el descubrimiento de que lavidahumanayla sociedad
hallancualquiersignificadoqueseaque tengan enlahistoriamisma, ynoen
algunametafísica del más alláocierta esfera religiosa trascendente. El rea­
lismoliterarioen suencamación clásica decimonónica fuelaaplicaciónde
esta perspectiva a la representación de la realidad social presente. De este
modoAuerbachpudoescribirenMimesis:

25Enestosuproyecto, originalmentepublicadoen1946,semejaaqueldeE.H.Gombrich,enArí
and(Ilusión:ASiudymthePsychologyofPictonalRepresentation, Phaidon, Londres, 1960 [Arfee¡¡li­
stón.Estudiosobrelapsicologiadelarepresentaciónpictórica, Ed. Gili, Barcelona, 1979. Traducción
deGabrielFerrater,N.deT.].
"AuerbachtomalainterpretacióndeMeineckeacercadelorigendelhistoricismo(Historismus)
porsuvalordeclarado.(Mimesis, p.444) [p.416)

47
Hayden White

Cuandounoreconocequelas épocas ylassociedadesnodebenserenjuiciadas


segúnunafiguraciónidealdéloabsolutamenteloable,sinocadaunaconarreglo
asus propiossupuestosprevios; cuandoentreéstosnosecuentansolamentelas
condicionesnaturales,comoclimaysuelo, sinotambiénlasespiritualesehistó­
ricas; cuandodespiertaasí el sentidodelaeficienciadelasfuerzashistóricas, de
laincomparabilidaddelosfenómenoshistóricosasícomodesuconstantemo­
vilidadintema, cuandounollegaacomprenderlaunidadvital delasépocas, de
suertequecadaunaaparezcacomountodo,cuyaesenciasereflejaencadauna
desusformasfenoménicas, cuando, finalmente.seimponelaconviccióndeque
noesposiblecaptarlasignificacióndelosacontecimientos pormediodecono­
cimientosabstractosygenerales, ydequeparaellonodebebuscarseelmaterial
enlasalturassocialesyenlasacciones públicasyprincipales, sinotambiénenel
arte, laeconomía, laculturamaterial yespiritual,enlosfondosdelocotidianoy
lopopular, porquesóloallí puedesercaptadolopeculiar, loíntimamentemóvil
ylouniversalmente válido, tantoen unsentidomás concretocomomás pro­
fundo, entoncespodemosesperarque todasestascomprobacionesseantrasfe-
ridas tambiénalarealidad, yque, por consiguiente, aparezcatambiénellacomo
incomparableensupeculiaridad, movidaporfuerzasinteriores,enplenaevolu­
ción, esdecir, comountrozodehistoriacuyashondurascotidianasycuyaestruc­
tura interna total interesentantoensu origencomoensudirecciónevolutiva.
Ahorabien, esdesobraconocido quelascomprobaciones anteriormenteenu­
meradas, confluyentodasenunadirecciónespiritual llamadahistoricismo.(pp.
443-444) [pp. 415-416]

Unacríticaliteraria realistaaplicaría estaperspectivaal estudiodetextosli­


terarios. Estoes, hallaríael significado deuntextoliterario en sus relaciones
conuncontextohistórico, norespecto dealgúnarquetipoplatónicodelitera­
tura, arteobelleza, tampocoenningúncanoninmutabledeclásicos queencar­
nen putativamente la esencia de lo literario. Seguramente esto es lo que
Auerbachbuscóplasmarenlaseriedecontextualizacionesdiacrónicasde tex­
tos literarios específicosqueconstituyen el contenidomanifiestodeMimesis.
Sin embargo debe recordarse que Auerbach historiza el historicismo
mismo en la misma forma en que historiza el realismo. No trata al histori­
cismo como una perspectiva trascendental de larealidad humana. Es una
Weltanschauungpropia de los siglosXVIIIyXlX,cuyo significado yautoridad
estuvieron íntimamente vinculados a unsistemasocial (la sociedadde cla­
ses), unaparato político (aquel de los emergentesestados-nación), yun le­

48
LahistorialiterariadeAuerbach. Causalidadfiguralehistoricísmomodernista

gadocultural (el deunhumanismo clásico, pero revisado), concepciónque


habría de sufrir impactos fatales enlaprimera mitad del sigloXX. Si Auer­
bachconsiderabaal historicismo comounmomento progresivoyduradero
enlahistoriadelaculturaoccidental, tambiénreconocía, no obstante, que el
historicismoteníaunahistoria. Comoel realismomismo, el historicismoha­
bría desufrirtransmutaciones ymetamorfosis en lamedida quesus contex­
tos-social, político, cultural-cambiaran. Másaún, en el famosocapítulo de
cierre de Mimesis, “Der Braune Strumpf’ (“Lamedia parda”], enel cual in­
tentaconjeturar entomo ala relaciónentreel modernismoliterario 0oyce,
Woolf, Proust) yel realismo(Stendhal, Balzac, Flaubert), Auerbachpostula
una forma dehistoricismo modernistatanradicalmente diferentede supro­
totipo decimonónico que parece consistir en un repudio de la historia
misma. Perocomo Auerbachaclaraenunpasaje (p. 548) (p. 516] en el cual
compara supropiométodo de análisis textual conel estilodeVirginiaWoolf,
es posible ser unmodernistayunhistoricista al mismo tiempo. Se requiere
tansolo un mododistintode construirel campo deocurrencias históricaso,
almenos, el campodeacontecimientos histórico-literarios. Conello resulta
ser que, cuandoesvistadesde laperspectivaprovista por el análisisdeAuer­
bach del modernismo literario, suhistoria de“larepresentación de lareali­
dad en la literatura occidental”es un ejemplo de ese mismo historicismo
modernista. EnMimesis Auerbach produce el concepto deunahistorialite­
rariahistoricista distintivamentemodernista.
El relato manifiestocontado porAuerbaches el del doble ordende cam­
bios que tienenlugarenlasrelaciones entrelaclásicajerarquíadelos estilos
(alto, medioybajo) ygéneros (tragedia, comedia, épica, romance, novela,
historia, ensayo, sátira) literarios (poéticos odiscursivos),31porun lado, yla
realidadsocial enlacual las personas sondivididas en clasesytratadascomo
más omenos humanasydemaneraconsecuente,consideradas comomás o
menos dignasdeserrepresentadascomoasuntos otemas deesosestilosygé-

31Valelapenarecordar,meparece,quelanociónmismadeliteraturaylaideadeunmododeescri­
turaqueesespecíficamenteliterarioensunaturalezaconstituyenconceptosespecíficamentemo­
dernos. Másaún,puededecirsequeelmodernismoequivaleaunintentodeidearunmododeuso
dellenguajeque,ensutrascendenciadeladicotomíaentreeldiscursofactualyelficcional,pro­
duceunaescrituraqueestantoimaginariacomocognoscitiva.Auerbachparecehabercompren­
didoestoensudiscusióndelasvariedadesderealismoqueemergenenFlaubertyculminan(se
cumplimentan)enelestilodeVirginiaWoolf.

49
Havden White

ñeros, porelotro. En el nivel manifiesto, el relatofunciona ciertamente bien:


en laprácticaliteraria de Occidente, los estilos son progresivamente des-fe-
tichizados, democratizados, mezclados, ylos temashumanos son progresi­
vamente desclasados en sutratamientoymás aún-como sugiere su famoso
análisis deunpasaje de To the lighthouse- des-genenzados [de-gendered]. De
estamanera, los distintosperíodos enla historia del realismo literario occi­
dental puedenser definidos entérminos de sus mezclascaracterísticas dees­
tilos y en la medida en que logran aprehender el contenido de la historia
como realidadsocial emancipadade ladivisión enclases.
Sinembargo,atravesandoestaperiodizaciónyuniendosuspartesal interior
deunatotalidadmayoralnivel delatramaodianoia, sehallaunrelatodelacul­
minación, exfoliaciónoelaboracióndeunaconcepciónespecíficamente figurai
delasrelacionesentre aquelloselementos que habitanlahistoria. Másaún, si,
enmuchosaspectos, Mimesis esenúltimainstanciaelrelatodecómolaliteratura
occidental logrócaptarlahistoricidadcomoel mododistintivamentehumano
deserenelmundo, esemododeserenelmundo esrepresentadocomounoen
el cualindividuos, acontecimientos, institucionesy(obviamente) discursosson
aprehendidoscomoimplicandounarelaciónrecíprocadistintivamente figurai.
Adiferenciadeotrosobjetosnaturales, quese relacionanmutuamente tansolo
poTmediodelacausalidadmaterial, los objetoshistóricossevinculanunoscon
otroscomoelementosdeestructurasdefiguración(Figuralstrukturen). Estosig­
nifica quelos objetos históricos puedenser aprehendidos en suhistoricidad
sóloenlamedidaenque puedensercomprendidoscomoelementosde totali­
dadesque, tantoensudimensiónsincrónicacomoenladiacrònica, sevinculan
talycomolasfiguraslingüísticassevinculanconsusconsumaciones. Estapers­
pectivaparticular, yesteparticularconceptodehistoricidadinformanlaversión
específicamentemodernistadelrealismoliterariotalcomoesrepresentadopor
Joyce, WoolfyProusten Mimesis.
Auerbachescompletamenteexplícitoencaracterizaralmodernismocomo
untipodecumplimientomásquecomounareacciónal realismoprecedente,32
Auerbachnopresentaal modernismoliterariocomounahuidadela historia.

32EstacontinuidadpuedeapreciarseenladescripciónquehaceAuerbachdelarelaciónentreel
contextohistóricodelsigloveinteyeldecimonónico.(Mimesis,p. 549) [pp.518-519], Véasetam­
biénelúltimopárrafo(delcapítulo“Lamediaparda”.N.deT.]deMimesis,enelcualAuerbachse
explayaacercadelrealismodelestilodeVirginiaWoolf.(p. 556) [pp.520-521]

50
LahistorialiterariadeAuerbach.Causalidadfiguraiehistoricismomodernista

Seguramente, la caracterización de los principales rasgos estilísticos y se­


mánticos del modernismo equivale apretender que seha trascendidoel his-
toricismo decimonónico. Pero se me ocurre que Auerbach interpreta al
modernismo como undesarrollo mayordel realismo decimonónico,y por
lo tantocomoel cumplimientode laidentificacióndel realismodel sigloXIX
de larealidadconlahistoria-y porendecomo una elaboraciónulterior déla
noción dehistoriamisma-. Loque pareceserun repudiode lahistoriaesuna
elaboración aotra escala desu formadecimonónica, la cual ahora aparece
comounafiguracomenzandoaserconsumadaamediados del sigloveinte.33
Noserechazalahistoria como tal, sinosu forma decimonónica.
Visto deestemodo, el modernismoefectúa el cierre de labrechaentre la
historia ylaversiónpre-modemista delaliteratura denominadaficción. La
rígidaoposiciónentre historiay ficciónque autorizalaidea decimonónicae
historicistadelahistoria, en lacual el término historia designatanto alarea­
lidadcomo alcriteriomismode realismoenlas prácticasrepresentacionales,
es canceladaenlacrítica implícitadelmodernismoalas nocionesderealidad
propias del sigloXIXyen surepudiodelaconcepción que teníael realismo
decimonónicoacercade quées loqueconstituye aúnarepresentaciónrealista
como tal. Enel modernismolaliteraturatoma la forma de unmodo de escri­
turaqueefectivamentetrasciendelasantiguasoposicionesentrelasdimensio­
nesliteralyfigurativadellenguaje, porunlado,yentrelosmodos factualesy
ficcionalesdel discurso, porel otro. Consecuentemente el modernismo debe
servistocomohaciendo aunladoladuradera distinción entrehistoriayfic­
ción, no convistas acolapsaraunadentrodela otra, sinoconlaintenciónde
darlugar alaimagendeunarealidadhistóricapurgada delosmitos de “gran-

33Cuantomásseexplota“elmomento«cualquiera»”,escribeAuerbach,“tantomejorseponedema­
nifiestoloelementalycomúndenuestravida;cuantosmásseanymásvariadosentresí,ycuantomás
simplesloshombresqueaparecencomoobjetodeestosmomentoscualesquiera,conmásvigorresal­
tarálocomúnatodos.Delarepresentaciónindeliberadayahondadoradelgéneroquevenimosestu­
diandohadepoderdeducirsehastaquépuntosehanreducidoyaahora,pordebajodelaspugnas,las
diferenciasentrelasformasdevivirypensardeloshombres.Lascapasdelapoblaciónysusdiversas
formasdevidahansidorevueltasunasconotras... Deestemodo,elcomplicadoprocesodedisgrega­
ción,quecondujoaladescomposicióndelaacciónextema, alreflejoenlaconcienciayalaestratifica­
cióndel tiempo, parecetenderaunresultadomuysimple. Quizáseaéstedemasiadosimplepara
aquellosqueadmiranyamannuestraépoca,apesardetodoslospeligrosylascatástrofes,acausadesu
riquezavitalylaincomparableatalayahistóricaqueofrece. Peroéstossonpocos,ynoviviránproba­
blementemásquelosprimerosindiciosdeaquellauniformaciónysimplificaciónqueseanuncia.”
(Ibid.,552-3)[pp.520-5211.

51
Hayden While

des narrativas”tales como el destino, laProvidencia, el Espíritu oGeisí, el


progreso, ladialéctica, e inclusoel mito de larealización final del r e a l i s m o
mismo.
Puede traerse acolación aquí el bien conocido resumen deAuerbach de
los rasgoscaracterísticos del estilomodernista, en suexégesis deunpasaj e
del texto deVirginiaWoolf To thelighthouse. Entre las “característicasestilís­
ticas distintivas”de ese modernismo al cual el pasaje consideradoejempli­
fica, Auerbachmenciona:
1. La desaparicióndel “autor entantoquenarrador deestados objetivos
de hecho; casi todolo que se dice figuracomo reflejoenlaconciencia de
los personajes delanovela”;
2. la disoluciónde todo “puntodevistaexterior alanovela, desdeel cual
puedanserobservados sus hombres ylos acontecimientos....
3. el predominiode un “tono vacilante, interrogador einquisitivo”en la
interpretación porparte del narradordeaquellos acontecimientos apa­
rentemente descritos de un modoobjetivo;
4. el empleode técnicas tales como “discursovivido”, flujodeconciencia,
“monólogointerno”con “propósitosestéticos”capaces “deanegaryhasta
de hacerdesaparecer laimpresiónde unarealidadobjetiva, queel autor
domina...”;
5. el uso denuevas técnicas parala representación dela experiencia del
tiempo ylatemporalidad, por ejemplo, el usode “motivos casuales”para
liberar “procesos deconciencia”que permanecen desconectados de un
“objeto determinadode pensamiento”;obliteracióndeladistinciónentre
tiempoexterioreinterior; y representación deacontecimientosnocomo
“episodios sucesivos de [un] relato”sino como ocurrencias fortuitas o
azarosas.(pp. 534-538) [pp. 503-507]

Esta listadeatributos no describe, porsupuesto, el nivel manifiestoen el


cual Mimesis sedespliega. Pero lasugerencia deAuerbach de que latécnica
de representación hallada en la obra de Woolfse aproxima al métodoutili­
zadoenMimesis parael análisis tantodelasestructuras delos textoscomo de
sus relaciones consuscontextos nos permitenapreciar lassimilitudes exis­
tentes entreMimesis ylos textos clásicos del modernismoliterario.

52
2. La historiografía como narración*

Pensé en abordar este tema por medio deuna narración. Casi reflexiva­
mente, esbocé una “historia”de las varias discusiones de la “historiografía
comonarración”que hantenido lugar en EuropayNorteamérica desde los
años’40. Enel mundoangloparlante, los términos defuturasdiscusiones fue­
rondejados delado durantelaSegunda GuerraMundial -por PopperyHem-
pel de un lado y por Collingwood del otro. El intercambio entre estas dos
convenciones dominaría ladiscusión filosóficadel tópico, por aproximada­
mentetres décadas. EnFrancia, lacritica de“lahistorianarrativa lanzadapor
el grupoAnuales fuellevadaadelante por Braudel enlos ’50, en granmedida
enel interés deunificarlosestudioshistóricos conlasciencias sociales, espe­
cialmentelaetnografíaylademografía, perotambiénlageografíayloquepo­
dría ser llamado la historia de los “entornos”, más que aquella sobre los
agenteshumanos ylasinstituciones políticas. Estacriticade lahistorianarra­
tivafuebalanceada porunadefensade lanarrativacomo unaclase deexplica­
ción diferente de, aunque no inconsistente con, el modelo explicativo
“nomológico- deductivo”delas ciencias físicas, elaboradasen diferentesvías
porWalsh, Donagan, Dray, Galileo, Mink, Danto, MortonWhite yMaurice
Mandelbaumen aproximadamente el mismoperiodo. Enlos ’60, el estructu-
ralismo,yanosólo unmovimientodentrodelalingüísticayla antropología,
eraahorarepresentadocomoel método delas cienciashumanas, caracteriza­
daspor su desdénporel “métodohistórico" ysuacercamientoanalíticoal es­
tudiode lasrepresentaciones “narrativas”delarealidad. El estructuralismo
constituíaunaamenazaparalahistoria-en-general tantocomo parala“histo­
riografíacomonarración”. Peroesta amenazafuecontrarrestada porlaher­
menéutica, revividaenAlemaniaespecialmente por Gadamer, lacual tomóa
la“concienciahistórica”comouna desusbasesyala“narratividad”comouna
estrategiarepresentacional privilegiadaconducente al “entendimiento" delos

' TraduccióndeDavidMartin.

53
Hayden White

eventos humanosqueno podíanser“explicados”por procedimientoscientí­


ficos. Al mismo tiempo, dentro de los estudios literarios y lingüísticos un
nuevo campo de investigación llamado “narratología”complicóinmensa­
mente las discusiones sobre “narrativa”sometiéndola al microanálisis en
todassus formas, desde el cuento folklóricohumilde ylafábulahastalas no­
velas post-modernistas más complejas. Lacrítica estructuralistay post-es-
tructuralista, representadas por Barthes, Genette, Freimas, Althusser, Eco,
Derrida, Kristeva(verapéndice), yunamultitudde otros, prontopondríanla
nociónmisma de“narratividad”bajocuestión, especialmenteenlamedidaen
que ha sidoconsiderada unaestrategia otáctica representacional ideológica­
mente “inocente”.Nosólo “la historiografía como narración”,sinotambién
“lanarración”engeneral, fue acusadadeserel principal instrumentodeuna
ideología “realista”, enefecto, como ideologíatout court.
Fue tentador, por consiguiente, pensaren este cúmulo de discursos,
todos concernientes de una manera uotra a“la historiografíacomo narra­
ción”, como momentos de una secuencia que puede ser concebida o al
menos representadacomo fases enunsimple relato, unasimplehistoria. La
secuencia pudo haber sido conceptualizada como un proceso dialéctico a
través del cual unsimple sujeto, asaber, el tópico de“la historiografíacomo
narración",habíapasadohaciaunaclarificación(o,parausarlaterminología
hegeliana, una “actualización”) delos elementos de su “concepto”(Begriff).
El valor relativodelas contribuciones delosvarios discursosaeste proceso
declarificaciónpudoser entoncesensayado. Ya nosotros senos permitiríaen­
tonces, considerarnos como los legatarios delos aspectos positivos de este
agón. Podemos pensarnos anosotros mismos como capaces dedeterminar
(como Croce habría dicho) “lo que estabaviviendoyloque estabamuerto”
enlas nocionesrecientes de la “historiografíacomo narración”. Después de
todo, las narrativastratancon nacimientosymuertes, arribosypartidasyas­
censos ydegradaciones de los varios personajes que habitanlaescena desu
atención.
Perouna“versiónnarrativa”delastantas discusiones dela"historiografía
como narración”presentada durante superíodo habría sidoobjeto de acu­
saciones de distorsión, reduccionismo ydefalta de atención(disattenzione,
como podríahaber dicho Moravia)ala diversidad de interesesylavariedad
de preocupaciones de la disciplina que los había motivado. El tópicohabía
sidodirigidoporhistoriadores, científicossociales, filósofosyteóricos deli-

54
Lahistoriografíacomonarración

ieraiuraylenguaje -desde perspectivas tan diferentes que uno podía cues­


tionar legítimamente s. la frase “historiografía como narración" podríaser
dichaparadesignaruntópicoparticularcomúnatodasellas. La“historiogra­
fíacomo narración”habíasido vista por algunos como un modelo del dis­
cursohumanista, el únicocapazde representarlavariedad, la vivacidad, la
particularidad,ylaindeterminaciónde las accionesespecíficamente huma­
nas . El “método histórico”habíasido caracterizado comoun modo deinves­
tigaciónespecialmente bienadaptado paraproteger delas tergiversaciones
delosprocesos socialesalasque la“ideología”yla“filosofía de lahistoria”(en
susformas totalitarias)eranespecialmente propensos. Paraalgunos teóricos,
laideologíaera la “filosofíadelahistoria”elaboradacomolabase deuna po­
lítica, inevitablemente, decarácter totalitario,mientras que la “historiografía
como narración”era el antídoto para tal enfermedad. Al mismo tiempo, la
“historiografíacomonarración”habíasidovistacomounparadigmadeprác­
ticas retrógradas en lasciencias humanas, como unresiduo de pensamiento
“mítico”enlasciencias sociales, ycomo unimpedimento paralacreaciónde
un método genuinamente científico del mismo análisis histórico. Final­
mente, la“historiografía como narración”había sido atacada como el tipo
mismo del discursoideológicoque comerciabacon lasrepresentaciones su­
puestamente “realistas”de la realidad mientras se identificaba inevitable­
mente ala “realidad”conel statusquo social.
Obviamente, unopodíahaber adoptadolaampliaperspectiva del histo­
riador delacultura yhacer deesto una cacofonía devoces, discursos, argu­
mentos, hipótesis, acusaciones, contraacusaciones y celebraciones, una
sinfoníade“momentos”enunproceso cultural muchomásgeneral,aspectos
de la “crisis de representaciones”en la cultura occidental de la cual el arte
post-impresionista, laliteraturapost-modernista, ylaciencia post-newto-
niana fuerontodas pensadascomo manifestaciones. Pues la historiografíaes
-o hasidotradicionalmente pensada para ser—unaempresade representación
porexcelencia, de lacual lanarración fue el principal instrumento discursivo.
ComoindicóAuerbachensuversiónclásicadel esfuerzomilenario delacul­
turaoccidental para “representar larealidaddeunamanera realista”, el des­
tino de la representación concebida como mimesis estuvo íntimamente
relacionado, si no identificado, con el logro específicamente de una “con­
cienciahistórica”yunamaneraespecíficamente “histórica" de representarla
realidadsocial, ya seaenprosa “objetiva”o “ficcional".
55
Hayden W hite

Pero el haber subsumidoel relato de las discusiones recientes dela “his­


toriografíacomo narración”aestacrisis másgeneral de representaciónpo­
dríahaber implicado sugerir que el problema crucial en este debate erala
conciencia histórica, uninterés enhistoria, olaposibilidaddel conocimiento
histórico. Yésteno fueel casoen absoluto-al menos, como loveoahora, con
el beneficio, como sedice, dela“perspectivahistórica”-. Al contrario, nofue
la “historiografía”la que estaba siendo cuestionadaen esta discusión, sino
másbien el modo narrativo de la representación historiográfica. Ni siquiera
Lévi-Strauss, Barthes, Foucault, Derrida oKristevasugirieron queuncono­
cimiento de lahistoria(el pasado, los procesos históricos, los eventos,lases­
tructuras y demás) fuera innecesario, indeseable o imposible. El quid dela
cuestiónerasi eseconocimientoerarepresentado más provechosamente en
la forma de un discurso narrativo.
Sindudas hubo undesacuerdosustancial acerca decómo el objeto dees­
tudiodesignado por el término “historia”debía serconstruido, el “método”
queibaa ser usado ensuestudio, el tipo de“explicación”que tal estudiopo­
dríaposiblemente producir, ylos usos alos cualesesta clase de explicación
podríainsertarse enlaplanificaciónsocial, lateoría política, la políticaedu-
cativay demás. Peroéstos eran problemas que pudieron ser discutidos sin
tenerque tomaruna posición u otra sobre lacuestión de si el conocimiento
histórico se expresa mejor enunmodo narrativo del discurso o no. Comoel
mismo Lévi-Strauss sugirió, en la medida en que una narrativa histórica
pudoser concebida simplemente como undiscursoorganizadocronológi­
camente (o diacrónicamente), no hubo nada problemático ni intrínseca­
mente objetable sobre esto. Tal organización de los datos recogida en
cualquier campo delainvestigaciónera unmomento o una etapanecesaria
ensusujeción aun análisiscientífico adecuado, el cual consiste ensacar ala
luzlacoherencia estructural que pudieramostrarseque estos datosdesplie­
gan. Yde hecho,lamayoríadeloshistoriadores contemporáneos-especial­
menteaquellos que trabajanenlos campos delahistoriasocial yeconómica,
perotambién historiadores de laculturae inclusohistoriadores dela polí­
tica-estaban interesados enhacer precisamente eso.
Éstaes larazónporlacual muchos historiadorestuvierontanpocointerés
enlasdiscusiones delos filósofossobre “explicacionesnarrativas”ytuvieron
recelode laidentificacióndeloscientíficossocialesdelos“estudioshistóricos"
con la “historia narrativa”. Sólo una minoría de historiadores profesionales
56
Lahistoriografíacomonarración

consideróalahistoriografíacomo unartepredominantemente “literario”in­


teresado primeramente en la composición de una “narración" -aunque, al
mismo tiempo, muchos historiadoresprofesionales seresistieronalaimpor­
taciónmasivadelasmetodologíasdelas“cienciasdelaconducta”alos estudios
históricos, porconsiderarlosinútiles parael análisis de laclasede“evidencia”
conlaqueloshistoriadores tienenquetratar-. Paralamayoríadeloshistoria­
dores, lanarrativaeraunmodorepresentacional quepodíanusarono, depen­
diendodesi deseabanproveerunadescripción deunaformadevida, unanálisis
de ella, o una historia sobre ella. Los historiadores se pensaron a sí mismos
como interesados especialmente en el estudio de los procesos de cambio,
transformación, variaciónsobre el cursodel tiempoen susobjetosdeestudio
ydemás; peroesteinterésnoloscomprometíanecesariamentealaclasede“re­
lato”que habíacaracterizadoloqueel saber popularde la profesiónconside­
rabaque fueraellincamientoprincipal delasprácticashistoriográficasdelsiglo
XIX-y ciertamentetampocoacomprometerseconlasversiones“dramáticas”
delosprocesossociales, talcomolosacusabanlosdefensoresdélascienciasso­
ciales “analíticas”o“estructuralistas”.
Lacrítica delpropioBraudel sobrela“historianarrativa”estabaconectada
consuinteréspor desplazarlaatencióndel estudiode únicamenteloseventos
políticosylos procesos hacia el estudioagranescala, procesos relativamente
impersonales que, segúnél, constituíanunordendiferentedecausalidadyco­
rrelaciónque el queprevalece enel nivel relativamente superficial delas ma­
niobras políticascotidianas entre lasnaciones, los estados, las regiones ylas
figuraspolíticas destacadas estudiadas porlos historiadores tradicionales.
Lasversiones “narrativas”delos procesosylosconflictos enel nivel político
pudieron servistascomo legítimas einclusonecesarias porque, enestenivel
del análisis, los “datos”nose prestan alastécnicas de correlaciónestadística
a la manera enque las “series”de la “longue durée”parecíanhacerlo. Y en
efecto,como RaymondAronsugirióenuna recopilacióndeunaconferencia
quemantuvoenVeneciaen 1971, talvezunaclasede historiografíaque fuera
solamente narrativistaen sumodo derepresentareventos fuetantonecesario
como deseable paracentrar la atenciónenciertas áreas delaexperiencia hu­
manaaúnnosometidaal control delas técnicas científicas del análisis-de las
cuales el áreadela experiencia políticaera seguramente una-.
De todos modos, la cuestión de lamejor manera de estudiar “historia”
pudo ser distinguidade lacuestión delarepresentación delosprocesos his­
57
HaydenWhite

tóricos en el modo narrativodel discurso. Por otraparte, esta cuestión pudo


serseparada también delacuestión de si tales procesos eran “explicados”o
no, contandoun relato acercade ellos. Enotras palabras, tres problemas fue­
ronobjeto de debate bajo larúbrica de la“historiografía como narración”: el
problema de cómo estudiarel pasado ysusprocesos; el problema del modo
discursivoen el cual hablarsobre los procesos históricos; yel problema dela
fuerza explicativa de las representaciones de los orocesos históricos como
“narraciones”.
Fueel tercero deestos problemasel queestaba siendotratado por los filó­
sofos, científicos sociales ehistoriadores interesados en lareforma de loses­
tudioshistóricos enuna dirección más científica. Todos pudieronconcordar
queunavariedaddemétodos podríaserusadaenel estudio del pasadoysus
procesos. Los límites podrianser trazadosenel puntoenel que lametodología
sevolvieraidentificablecomoideología, perodentrodeloslímites trazadosde
estemodo,el eclecticismonosólo fue tolerado sinotambién recomendado.
Perohubo una tendenciageneral a confundir el segundo problema (aquél
del modo discursivoenel cual hablarsobrelos procesos históricos) yel tercer
problema (el de lafuerzaexplicativa delasrepresentaciones delos procesos
históricoscomo “relatos”), yconcluir quesehabríaresueltoel últimocuando
sehubieraresuelto el primero, o viceversa.
Esta confusión, creo, resultó de una ambigüedad en la noción de “na­
rrativo”que indica tanto unamanera dehablar ode abordar, como unaes­
tructura discursiva. Aeste respecto, el término“narrativo”se diferencia del
término “historia”que podriaindicar tanto unaconsideración deun objeto
(el pasado, sus procesos, yeventos componentes ydemás) como el objeto
mismo. Pero como la teoríanarratológica contemporánea parece demos­
trar, es virtualmente imposible evitar lamanera narrativa de hablar, enal
menos algúnnivel del discurso,cuando se deseadesignar un objeto poten­
cial deestudio como perteneciendo a “el pasado”más que a“unpresente”.
Considerada como una manera de hablar o unmodo de abordar, la narra­
tiva es distinguible de otrosmodos del discurso por sus identificables ca­
racterísticas léxicas, gramaticales yretóricas. Se caracteriza por favorecer
el uso de la tercera persona (en lugar de la primera), varias formas del
tiempo pasado (enlugardel presente oel futuro), el modo indicativo (más
queel imperativo, interrogativo o condicional),ypor evitar el uso decier­
tasclases de deícticos oindicadores adverbiales destacados enlaalocución
58
Lahisloriografíacomonarración

discursiva directa (tales como “aquí”, “ahora”, “ayer”, “mañana”,etc.)- Ni


siquiera Braudel pudo prescindir de una manera de hablar narrativa, dado
que es inevitable en cualquier discurso que se desee hablar impersonal­
mente acerca deeventos pasados considerados como objetos depercepción
(posible) de patrones discernibles de desarrollo. Laretórica clásica distin­
guíaentre unaserie detales modos dealocucióndiscursiva, delacual lana­
rrativa fue sólo una -siendo la disertativa, la dialogística, la lírica, la
deliberativa, etc., algunas otras-.
La mayoría de los reportes históricos, incluso los más antiguos, usan
una cantidad de estos modos de hablar y, dehecho, sonbastantemás “po-
liglosiales”(lanoción es de Bakhtin) delo que la frase “historiografíacomo
narración”sugeriría. El problema encuestión, entonces, es espurio, si el tó­
pico indicado por la frase “historiografía comonarración”sesupone para
poner enjuego el análisis de discursos históricos actuales emitidos en una
manera dehablar uniformemente “narrativa" o “no narrativa”. Pues tal cosa
no existe ni podría alguna vez existir-y seguir siendo considerado un dis­
curso “histórico”-.
Un discursoespecíficamente “histórico”debe contenerelementosnarra­
tivossimplementeconlafinalidaddeindicar su objeto deestudiocomo per­
teneciente al pasado más que a algún presente putativo ypara designar las
características del objeto que lo haceaprehensible como unelemento de un
proceso discemible. Lacuestióndel statusepistémico dela “historiografíacomo
narración”podrásurgir sólo si el procesomediante el cual el objetose cons­
truye paraserunelemento, es entonces representadocomomanifestandola
clase de coherencia formal encontrada porotra parte sólo enlasestructuras
argumentativas de las formas (o géneros) narrativas reconocibles.
Gruposdeeventos,originalmente ordenadossólo como unasecuencia,
recibenunsignificadosecundario por parte de su redescripcióncomo ele­
mentos y funciones de tipos de relatos reconocibles. Esta redescripción es
usualmente lo que seentiende porla“narrativización”deloseventos (o he­
chos) registrados en la“crónica”,ypor consiguiente la distinciónentre his­
toriografía como una mera crónica por un lado, y la historiografía como
narrativa, ñorel otro. Pero la distinciónes espuria en la medidaenque esto
sugiere que el “relato”extraído de la crónica y “contado”en la narrativa es
másadecuadoalarepresentaciónverazdelos “eventos”registradosenla cró­
nica de lo queloes lacrónica misma.
59
Hayden White

De hecho, es lacrónica, consideradacomounasecuencia deenunciados


singularesexistenciales (predicados), la que sólo puedesersometidaal exa­
mende un criterio deverdadpor correspondencia. Las narraciones históri­
cas, los productos de las “narrativizaciones”, no puede decirse que
correspondana algodistinto que alos tipos genéricos de relatodeloscuales
son instancias. Las narraciones históricas necesariamente se desvían del
ordenyloscontenidos delas descripciones literales de los eventos dadosen
lacrónica. El procesode desviación misma esgobernado por procedimien­
tosde tipo más “trópico”que “lógico”. Por decodificación tropològica, los
“hechos”registradosenlacrónica recibenunsignificadosecundario, figura­
tivo. Este significadose damás enla naturaleza de unaalegoría que deuna
explicación. Entendido de esta manera, el significado que se supone será
provisto por la narración del relato “verdadero”que yace encarnadoenlos
“hechos”registrados en la crónica, podría sindudaconsistir en parte enla
verdadque se afirmaparael reporte, pero tambiénconsiste enreclamar que
loseventos descritosposeanlaform a deunahistoria. Lahistoria contadaes
unaalegoría de cómo los eventos reales puedenser dichos parareplicarlos
patrones estructurales de tipos genéricos de historias: fábula, épica, ro­
mance, tragedia, comedia, farsa, etc.
Visto desdeestaperspectiva, el apotegmade Marxacerca deciertasclases
deeventos históricos ocurriendo “de algunamanera, dos veces, laprimera
vezcomo una tragedia, lasegunda como una farsa", puede sermodificado
paradecir: cualquiersecuencia de eventos puedeseralegorizadaya comotra­
gedianticomo farsasinamenazar laprecisiónconlacual los “hechos”sonre­
presentadosen el relatoenefecto contado deunamaneramás que de laotra.
Efectivamente, no habríaimpulsoalguno paradistinguirunanarraciónpu­
tativamente “real”(o“verdadera”) de laversióndelacrónica sinohubieraal
menos dos maneras deconstruirplausiblemente latramade loshechoscomo
narracionesdediferentesclases. Enelnivel delainterpretaciónhistóricarepre­
sentadapor lanarrativización, no esunacuestióndeversiones“verdaderas”
contra “falsas" sinomásbiendecuál deentreunnúmerodeposiblesconstruc­
ciones dela trama delos “hechos”se considerará “apropiada" parasurepre­
sentacióncomo una“narración”. Yesto depende, asuvez, delaperspectiva
(quesolíaserllamadael “modo”) adoptadaporelnarradoranteloseventosre­
presentados,particularmentelaperspectivamoral desdelacual ellossonvistos
(comosuperiores, inferiores, oenelmismoplano, comodecíaAristóteles). Las
60
Lahistoriografíacomonarración

narraciones históricassonsiempre alegoríasmorales, inclusosi lamoralidad


reflejada ensuinterior esla amoralidaddel observadormeramenteirónico
de una“comediahumana”.
Este aspectoalegóricodel relatohistóricoamenudose pierdedevistapor
aquellos que defenderíanla“historianarrativa”-debido aunaseriede razo­
nes-. Desde quelaalegorizaciónes pensadaconvencionalmente como una
técnica paraproducirunsignificado distintivamente místico (oanagógico),
el compromiso délos historiadores conlaverdad factual haría deél el ene­
migonatural delos alegoristas ydesconfiadosdelas técnicas figurativasusa­
das para producir alegorías. Los relatos históricos son considerados
defectuosos enlamedidaen que se apartande la literalidad delas oraciones
yse permite laclasede figuraciones quelos poetas ylos retóricos practican
como rutina. El relato “real”se opone aunrelato “ficticio”o“mítico”como
una consideración(de cualquier cosa) aser tomada literalmente, seopone a
unaconsideracióncuyopropósito seasertomadaalegóricamente. Peroesta
oposición oscureceel hecho de que unahistoria factual puede seraprehen­
didacomo una historia solamente enlamedidaen que puede serleída como
una alegoríadelos procesos envueltos enla creación de eventos “imagina­
rios”con lacoherencia del tipo de trama ficcional.
Esta noción esreconocida por aquellos historiadoresylos teóricos que
condenan a las “filosofías de la historia”(tales como las de Hegel, Marx,
Comte, etc.) que pretenden haber descubierto la “trama”delahistoria mun­
dial cuando enrealidad, lacrítica señala, los filósofos de la historia han in­
ventadoestatramayla impusieron sobre loabigarrado delos eventos que la
crónica mundial despliega a lavista. Yenefecto, la defensa dela“narrativa
histórica”esa menudo lanzada alegando que antes que imponer una trama
sobre los eventos, éstasimplementecuentael relato de “lo que sucedió”,sal­
vandodeestemodo alos agenteshumanos de los eventos desdeundetermi-
nismo que essimplemente de naturalezaautoral. En realidad, las filosofías
delahistoriabienpueden ser, como suscríticos mantienen, “sobredetermi­
nadas conceptualmente”ydesatentascon los detalles concretos, factuales,
yson ellas alegóricas enla medida en quecuentan sus relatos demanera tal
como paraproducirun significado figurativoparaloque se suponedebe ser
unaversión literal de “lo que realmente está pasando" en lahistoriamun­
dial. Pero estonolos distingue de aquellas historias o aspectos dehistorias
organizados enforma de relato como representación. Pues unrelato no es

61
Hayden White

reconocible como tal amenos que éste seaconstituidoen latrama; laideade


unrelato sin tramaes una anomalía. Es que sóloen la filosofía delahistoria
alatrama se ledamás importancia que alacrónica déla cual esunanarrati-
vización.
Mucho delo quenumerosos historiadores perciben comolairrelevancia
delosintentos de recientes filósofos poridentificar la“lógica"dela“explica­
ción histórica”formulada en la forma de “relatos”, deriva de una falla por
aprehender ladiferencia entre construir un relatoycompilar unacrónica.
Comoresultado, ensusesfuerzos poridentificar el criterio porel cual evaluar
laspretensiones deverdadyla coherencia delosrelatos históricos, losfilóso­
foshan proporcionadoamenudo análisisdelasestructuras lógicasylasrela­
ciones entre losenunciados ylos referentes quesoncaracterísticas sólodelas
crónicas, ynode relatoalguno. Comoexplicaun filósofoque hacontribuido
mucho ala discusión delashistorias narrativas, Louis OMink:

Unopuedeconsiderarcualquiertextoenel discursodirectocomounaconjun­
ciónlógicadeafirmaciones. El valordeverdaddel textoes, entonces, simple­
menteunafunciónlógicadelaverdadofalsedaddelasafirmacionesindividuales
tomadas separadamente: laconjunciónesverdaderasi ysólosi cadaunadelas
proposiciones esverdadera. Lanarrativahasidoanalizadadehecho, especial­
menteporfilósofosconlaintencióndecompararlaformadelanarrativaconla
formadelateoría, comosi fueranadamásqueunaconjunciónlógicadeenun­
ciadospasado-referentes;ysobretalanálisisnohayproblemadelaverdadnarra­
tiva. Ladificultadconelmodelodelaconjunciónlógica, sinembargo, esqueno
esunmodelodenarrativaenabsoluto. Es,mejordicho,unmodelodeunacró­
nica. La conjunciónlógica sirvebastantebiencomo una representacióndela
únicarelacióndeordendelascrónicas,lacual es"... yentonces... yentonces...
yentonces... yentonces... ”, Lasnarrativas,noobstante,contienenindefinida­
mentemuchas relacionesdeordeneindefinidamentemuchasmanerasdecom­
binar estas relaciones. Es a dicha combinación a que nos referimos cuando
hablamosdelacoherenciadeunanarrativa, olafaltadetal. Estaesunatareano
resueltadelateoríaliterarialadeclasificarlasrelacionesdeordendelaformana­
rrativa; perocualquieraquesealaclasificación, deberíaquedarclaroqueunana­
rrativa histórica afirma la verdad no sólo para cada uno de los enunciados
individuales tomadosdistributivamente, sinoparalaformacomplejadelana­
rrativamisma. [Mink1987,197-98]

62
Lahistoriografíacomonarración

Podríahabero nouna“lógica”del relato; perohayciertamente “fórmulas”


del relato, queson clasificables como los tropospoéticosoretóricos, figuras,
ylugares comunes, códigosgenéricos, ymodalidadesnarrativas usadas enla
composición decualquier ficción. Ysi bien seriaposibleidearun modelode
lalógica que dé formaacualquieracuerdo sobretales fórmulas enunanarra­
tivaespecífica, las narrativascobransus efectoscomonarraciones “interesan­
tes”tanto por la violación de las normales expectativas de legibilidad con
respectoacómo estas fórmulasdeberíanserusadas, así como tambiénporlo
queganancomo unefecto deser narraciones “verosímiles”al llenar esasex­
pectativas. La“narración”históricacobra verosimilitudtanto por su“flexión”
delacrónica alas exigenciasde laconstrucción de latrama genérica, como
porlaveracidaddesusenunciados de hechos, porun lado, ylaconsistencia
lógicaque cualquier argumento formal pueda ofrecer ensus pasajes no-na-
rrativos ymás puramente disertativos, porel otro.
Lasobservaciones deMinkseñalanlas dificultadesinherentes acualquier
análisis delanarraciónhistóricabasadoúnicamenteenun modelo de la comu­
nicación del discurso. Este modelo dirige la atención ala “narración”ensus
aspectos como un mensaje acerca de un referente extrínseco (los eventos)
transmitidospor unemisor (el historiador) aundestinatario (el lector). Desde
estaperspectiva, la “narración”contada debe serconsiderada comolaforma
delmensaje, frente asuscontenidos (entendidos como “información”poru,n
ladoycomo “explicación”por el otro). Perotal enfoque tenderáinevitable­
menteaignorar o adescartarcomoirrelevanteslos aspectosperformativos del
relato,lamanipulación por parte del narrador de los códigos narrativos por
los cuales dotaraconjuntos deeventos conlosatributos de los elementosde
lahistoriaylas funciones del argumento. Este aspecto perforotativo del re­
latosueleser considerado, acertadamente, como retórico, pero retóricoen­
tendidocomomero ornamentomás que comounatécnica deestructuración
queproduce un “contenido”del discurso muydistinto que los “hechos”re­
latadosen lacrónicaylas“explicaciones”ofrecidas encualquier argumento
expuestoen la disertación. Lanarracióncontada, omásbien construidapor
lafiguraciónretórica, noesmeramente unintermediariode unmensaje, sino
parte del mensaje mismo- aunque,por supuesto, encualquier narrativaque
pretende representar la realidad“realísticamente”es necesario encubrir el
status dela narracióncomo el mensaj e. Si losprocesos históricoshandeserre­
presentados comoviendolaclase depatrones que permitesurepresentación
63
HaydenWhite

en una“narración”que ha de ser considerada también como“veraz”o “real",


los tropos ylas figuras usadas en ella deben ser hechos para parecer quetie­
nen una funciónpuramente descriptiva, más que la función detraducir que
en realidadcumplen.
Latraducciónaludidaesaquellaentreloshechos registradosenlacrónicay
lasestructurasgenéricasdetramasdisponiblesencualquierculturaparadotar
aloseventosconotro significado queel desustatus comoelementos de lasex­
plicaciones yaseade laclase desentidocomún ode laclasecientífica.Conce­
bida de esa manera, la “narración” producida por la narrativización de los
hechos registradosen lacrónica tienedosreferentes: porunlado, los hechos
mismosy, porelotro,laestructuradetramagenéricaelegidaparaservircomo
el modelo paracodificarlos hechoscomouna narración. Enotraspalabras, la
narraciónhistóricaseparalaatencióndeloslectoresyladirigeendosdireccio­
nes simultáneamente: por una parte, hacialos hechos, alosquetratacomoun
referentemanifiesto', yporlaotra, hacialaestructuragenéricadetrama, quesirve
como un“icono”delaestructuradeloshechosycomounreferentelatente. Este
proceso de traducciónasí concebido puede decirse que usatodaslas transfe­
rencias tropológicasprincipales quelaretóricaclásicaclasificócomometáfora,
metonimia,sinécdoquee ironía (ocatacresis)yque Freud,ensusdiscusiones
sobrelosmecanismos delaelaboración“onírica”llamó“condensación, despla­
zamiento,simbolizaciónyrevisiónsecundaria”. Tal procesodetraducciónfue
lo que Barthesteníaenmente en “El discurso de lahistoria”cuandocaracteri­
zabaalanarrativahistórica como unasustituciónsubrepticia designificados
(contenidos conceptualeso ideacionales) porsignificantes(los referentespu­
tativos, loshechos, del discurso). Estatransferenciatieneel efectodehacerque
lanarracióncontadaparezcaseruna reproducciónmimética deloseventosca­
racterizadoscomo hechos en la crónica. Peroen realidadcualquier parecido
que lanarracióntengaconlos hechoscontenidosen lacrónicaesuna función
del procesodesimbolización producidoenlafusióndeunaestructuragenérica
de tramaconloshechos deunacrónica. Esprecisamente tal fusiónlaqueesin­
dicada porel términoalegorización. Yesporesto queesmásapropiadoconsi­
derar a las narraciones históricas menos como explicaciones de los eventos
sobre los cualesellas hablan que comoalegoríasemitidas enlosmodos delos
tipos denarracióndeloscualesellossoninstanciasenlosdiscursos.
Permítanme recordarles que loqueheestadodiciendonoseaplicaala to­
talidaddecualquier discurso históricodado, sino solamente aaquel aspecto
64
Lahistoriografíacomonarración

de ésteque he llamadonarrativizadón o relato. Se podría imaginarundis­


cursohistórico que contuvieramuypoco “relato”,que contuvieraprincipal­
mente de los niveles delacrónica yla disertación (o el argumento formal).
DieKulturder Renaissance de Burckhardt, La Démocratie en Amérique deToc-
quevilley “TheWaningof the Middle Ages”de Huizinga serían ejemplos de
talesdiscursos. Lo queseaquelas “narraciones”contengan aparecedentrode
lasestructuras de sustextosysirven principalmente como ejemplos oilus­
traciones delos principios disertativosgenerales, más que como marcos para
lostextos tomados ensuconjunto. Se supone queHuizinga ha dicho queél
noofrecióunaversióndetalladadejuana deArcoen sugranestudiosobre la
sensibilidadreligiosa de latardía EdadMediaporque sulibro no podíaper­
mitirseel lujo de unaheroína. Haynarraciones enabundancia enElotoño de
la Edad Media, pero más alamanera de anécdotase ilustraciones sobrelaor­
ganización de los conceptos, que como marcos parael discurso ensucon­
junto. El modo narrativo del discurso es usado para designar el objeto de
estudioysusvariaspartesyparacaracterizarlaestructuradel procesoentero
del cual lametáfora dela “hora otoñal”es unindicador figurativo. Perosi la
versióndeHuizingatieneuna“trama”, eslano-tramadelasaturación; ysitiene
una“narración”,eslano-narracióndeladisecaciónyel fallecimientoquesólo
anticipaunanarración-emergiendo-y-formándose-para-ser-contadaenotro
momento, lanarracióndel Renacimientomismo.
Miscomentariosestándestinados aabordarlacuestiónde lahistoriogra­
fíacomo relato. Si parecensugerirque, en lamedidaenque un discursohis­
tórico se presenta como una narración, es indiscernible de las “ficciones”
literarias tales como épicas, romances, novelas, novellas, etc., o incluso
“mitos”, debo confesar queésaes lamanera enque veoesta cuestión. El arte
delos grandesnarradoreshistóricos, desdeHerodotoaGibbon, aMommsen
y demás, es a menudo digno de contemplación e incluso de emulación
tiempodespués de quesus“datos”hayansidoincrementados porlainvesti­
gaciónmoderna, muchomás allá delo que ellos fueronaúnconciernesysus
“explicaciones”hayansidorelegadas al estatus de prejuicios delaeraenla
cual ellos escribieron.

65
Apéndice: citas ilustrativas

Lascitassiguientesbienpodríanhaber sido insertadasdentrode mi dis­


curso enlos lugares apropiados, como ilustraciones delavisión que yo he
atribuidoalos comentaristas del problemadela“historiografíacomo narra­
ción”. Peroenla forma gnómica que esa citaimpone acadaexpresión, ¿qué
clase de autoridad podría haber reclamado para ellas? Están dadas en el
ordenalfabéticodelos apellidos desus autores.

ARON: ¿Cómopuedeunonarrarel desarrollo deunsectorsingular ouna


entidadcompleta... sinunesquema oteoría paraese sectoro entidad?... ¿es
la representación deun desarrollounilineal ipsoJacto erróneo?... ¿Odeberí­
amosrecordarquelaalineaciónalolargo deunsolohiloconductor delossu­
cesivosestados deunaentidadhistóricano es lomismo queuna explicación
ni guíaal conocimiento científico? [1973, p. 250]

BARTHES: Lanarracióndeeventos pasadosque, ennuestraculturadesde


losgriegos,estásometidageneralmentealasancióndela“ciencia”históricasi­
tuadabajolaimperiosa garantíadela“realidad”,justificadaporprincipios de
exposición“racional”, esanarración¿difiererealmente, poralgúnrasgoespe­
cífico, poralgunaindudable pertinencia,delanarraciónimaginaria, tal como
lo podemosencontrar enlaepopeya, la novela, el drama?... [1987,pp.163-
164] Comosepuedever, porsupropiaestructuraysintenerqueverlasustancia
delcontenido, el discursohistóricoesesencialmenteelaboraciónideológica, o,
parasermás precisos, imaginario, si entendemos por imaginarioel lenguaje
graciasal cual el enunciante deundiscurso(entidadpuramente lingüística)
“rellena”elsujeto delaenunciación(entidadpsicológicaoideológica)... [Ibid.,
p. 174] Enotros términos,enlahistoria “obj etiva”,la“realidad”no esnunca
otracosaunsignificadoinforrr.ulado, protegidotraslaomnipotencia aparente
delreferente. Esta situacióndefinelo quepodríallamarseel efecto de realidad.
[lbid.,p. 175] [1981,p. 17delatraducciónal inglés).
67
Hayden White

Hay, pues, que oponerse alaspretensionesde «realismo» del relato.... la


función del relato no es la de «representarse», sino el montar un espectá­
culo... [1977, p. 54] El relato no hace ver, no imita [Ibid., p. 55.] [1977, p.
124 dela,traducción al inglés].

BRAUDEL: La historia narrativa tan cara alcorazónde Ranke nos ofrece


[un] destelloperono iluminación; hechos pero nohumanidad. Nótese que
esta historia narrativa siempre dice relatar “las cosas sólo como ellas real­
mente pasaron”... De hecho, por el contrario, en su propia manera encu­
biertaconsisteen una interpretación, una auténtica filosofía delahistoria.
Paraloshistoriadores narrativos, lavida de los hombres está dominadapor
accidentes dramáticos,porlasacciones de aquellosseres excepcionales que
ocasionalmente emergen, yque suelenser los dueños desupropiodestinoy
aúnmás del nuestro. Ycuando ellos hablan de “historia general”, délo que
realmenteestánhablando es del entrecruzamiento detales destinos excep­
cionales, por los cuales obviamente cada héroe debe combatir. Unafalacia
ilusoria, como todos sabemos. [1967, p. 119]

CROCE:Lastorianarra. [1951,p. 19]

ELTON: Los trabajos históricospertenecenaunadetres categorías: des­


cripción, análisisynarrativa. .. Lanarrativacuentael relato, ycuánlargoseael
lapsotemporal noesalgomaterial... Las descripcionesylanarrativa.. tienen
dosaspectos, uno es superioral otro. Las formasinferioressonel anticuaria-
nismoylacrónica; lassuperiores, ladescripciónsignificativadel pasado... yla
historianarrativapropiamentedicha. [1967, p. 119]

FOUCAULT:...mientrasmejoracepta su relatividad, más se hunde enel


movimientoqueleescomúnconloquerelata, más tiendeentoncesalanimie-
daddel relato, ytodoel contenidopositivoquesedioatravésdelascienciashu­
manassedisipa. [1968, p. 360] [1970,p.371 delatraducciónal inglés]

GADAMER: Con todo,laverdaderaintuicióndel conocimientohistórico


noes explicarun fenómenoconcreto como uncasoparticular de unaregla
general... [I] suobjetivoverdadero... es comprenderun fenómenohistórico
ensusingularidad, ensu unicidad. [1970, p. 116]

68
Apéndice: citasilustrativas

GAY:Verdady retórica sonmalos amantes... Lanarración históricasin


análisis es trivial, el análisishistórico sinnarraciónestáincompleto. [1974,
p. 189]

KRISTEVA:Enlanarrativa, el sujetoquehablaseconstituye comoelsujeto


deunafamilia, unclanogrupoestatal; hasidodemostradoquelaoraciónsin­
tácticamentenormativasedesarrolladentrodel contextodeunanarraciónpro­
saicay,luego, histórica. Laaparienciasimultáneadelgéneronarradvoylaoración
limitaelprocesodesignificaciónhaciaunaactituddesolicitud ycomunicación.
Porotrolado, dadoquelapoesíatrabajaenlafranjaentreel significanteyelsig­
nificadoytiende aborrarla, seríaungritode protestaanárquicocontralaposi­
ciónarbitrariaysocializantedel lenguajesintáctico. [1980,p. 174]

LEGOFF: Laetimología nos conduce aunrechazoradical del evento, y


deestamanera alidealde unahistoria no narrativa. [1973,pp. 206-207]
Laescuela deAnades detestaba el trío formadopor lahistoriapolítica, la
historia narrativaylacrónica ola historia episódica (evenementielle ). Todo
esto,paraellos, eramerapseudohistoria, historiabarata,un amorío super­
ficial queprefería lassombrasala sustancia. [1972,pp. 340]

LÉVI-STRAUSS: Bastaconreconocer que lahistoriaesun método al cual


no correspondeun objeto distintoy, porconsiguiente, conrecusar laequiva­
lenciaentre lanoción dehistoriayla de humanidad... De hecho, lahistoria
no estáligada al hombre,ni aningúnobjeto particular. Consiste totalmente
ensumétodo... [1964, p.379, nota al pie dela ediciónencastellano,1962,
pp.261-262]
El progreso del conocimiento yla creación delasciencias nuevas serea­
lizanmediante lageneracióndeantihistorias, quedemuestranque undeter­
minado orden, que es el único posible en un plano, deja de serlo en otro
plano. [1964, p. 380,1962, ibid ]

MUNZ: Yadebe quedar claroqueno hay distinciónabsoluta entremito,


ficciónehistoriayquetodaslasnarraciones seanmíticas, ficcionales ohistó­
ricaspuedenserjuzgadasmirandoaotras narraciones. Nopuedenserjuzga­
das-y esto es tan cierto parala historia como parala ficción—mirando a la
realidadoala resgestae. [1977, pp. 220-221]
69
Hay den White

POPPER: Desearla defender lavisión, tan amenudo atacadacomo fuera


de moda porlos historiadores, de quelahistoria secaracteriza porsus intere­
ses enlos eventosreales, singularesoespecíficos, másque enlasleyes ogene­
ralizaciones. .. En el sentido de este análisis, toda explicación causal deun
evento singular puede ser considerada histórica en la medida en que la
“causa" seasiempre descrita por condiciones iniciales singulares. Yesto es
enteramente acorde con la idea popular de que explicar causalmente una
cosa es explicar cómo y por qué sucede, es decir, es contar su “historia”.
[1961,pp. 143-144]

R1COEUR: Mi primera hipótesis de trabajo es que la narratividad yla


temporalidadestánrelacionadas estrechamente - tancercacomo, en térmi­
nos deWittgenstein, unjuego del lenguajeyuna forma devida-. Enefecto,
tomo latemporalidadcomo aquellaestructura de laexistenciaque investiga
el lenguaje en la narratividad yla narratividad como la estructura del len­
guaje que tiene alatemporalidadcomo suúltimo referente. Surelación es
por tanto recíproca. [1981, p. 165]

70
Referencias

RaymondAron,“Postface”enDumoilin,J.yMousi, D.(eds.), Thehistorianbetween


theEthnologistandtheFuturologist, Mouton, Paris,1973.
RolandBarthes, “IntroductiontotheStructuralAnalysisofNarratives.”,enBarthes,
Image, Music, Text, Hill andWang, NewYork, 1977. (Barthes, “Introducciónalaná­
lisisestructuraldelosrelatos”,enNiccolini, S. (comp.), El andlisisestructural, Centro
EditordeAméricaLatina,BuenosAires, 1977. TraducidoporBeatrizDorriots. (Fue
publicadoporprimeravezencastellanopor EditorialTiempoContemporáneoen
elvolumenAnálisisestructural del relato.)N. deE. ]
“TheDiscourseofHistory.", enSchaeffer, E. ComparativeCriticism.AYearbook, vol.
3.1981. TraducidoporStephenBann. [Barthes, “El discursodelahistoria”enBar­
thes, Elsusurrodel lenguaje. Másalládelapalabraydelaescritura. Paidós, Barcelona
BuenosAires,México 1987. TraduccióndeC. FernándezMedrano. N. deE.l
FernandBraudel, “ThesituationofHistoryin 1950”,enBraudel, OnHistory, Chi­
cagoUniversityPress, Chicago, 1980. TraduccióndeSarahMattews. [Braudel, EEs­
critossobrehistoria, FondodeCulturaEconómica. México, 1991. N. deE.]
BenedettoCroce, “Lastoriaridottasottoil concettogeneraledeH’arte",enCroce,
Primisaggi,Laterza,Bari, 1951.
GeoffreyElton, ThePracticeofHistory, ThomasY. Crowell, NewYork, 1967.
MichelFoucault, TheorderojThings:AnArcheologyoftheHumanSciences, Pantheon
Books, NewYork, 1970. [Foucault, Laspalabrasylascosas. Unaarqueologíadelas
cienciashumanas, SigloXXIeditores, BuenosAires, 1968. TraduccióndeElsaCecilia
Frost. N. deE.]
HansGeorgGadamer, “TheProblemoftheHistor.cal Consciousness.”,enPaulRabi-
nowandWilliamM.Sullivan(eds.) InterpretativeSocialScience AReader, Universityof
CaliforniaPress, Berkeley, 1970. [Gadamer, Elproblemadelaconcienciahistórica, Intro­
duccióndeAgustínDomingoMoratalla,Tecnos,Madrid,2003. N.deE. [
PeterGay, StyleinHistory, BasicBooks, NewYork, 1974.
JuliaKristeva, “TheNovelasPolylogue", enLeonRoudiez(ed.), DesireinLanguage,
ColumbiaUniversityPress, NewYork, 1980. TracuccióndeThomasGora,AliceJar-
dineyLeonRoudiez. [Kristeva, Polylogue, EditionsduSeuil,Paris, 1977. N. deE.l

71
Hayden White

Jacques LeGoff, “Is Politics still the Backbone of History?", EGilbert yStephen
Graubard(eds.), HistoricalStudies Today, Norton, NewYork, 1972.
“ThehistorianandtheCommonMan",enDumoilinJ. yMousi, D. (eds.), Thehisto-
rianbetweentheEthnologistandtheFuturologist, Mouton, Paris, 1973.
Claude Lévi-Strauss, TheSavageMind, WeidenfeldandNicolson, London, 1962.
[Lévi-Strauss, Elpensamientosalvaje, FondodeCultura Económica, México, 1964,
pp. 380. N.deE.]
LouisMink, “NarrativeFormasaCognitiveInstrument”,enMink, Historical Unders­
tanding, (BrianFay, Eugene GolobyRichardVann; ed.) Cornell UniversityPress,
NewYork1987, pp. 182-201.
Peter Munz, TheShapes ofTime: ANewLookat the PhilosophyofHistoryWesleyan
UniversityPress, Middletown, Conn., 1977.
Karl Popper, The Poverty of Historidsm, Routledge and Kegan Paul, London,
1961. [Popper, Lamiseriadelhistoricismo, Alianza, Madrid, 1961. N.deE.]
PaulRicoeur, “Narrativetime”,enWMitchell(ed.) OnNarrative, UniversityofChi­
cagoPress, 1981.

72
3. HI fin de la Historiografía Narrativa

El profesorJerzy Topolskl ha sido uno de nuestros más importantes


analistas delametodología yla representaciónhistórica. Enmi contribu­
ción asu Festschrift'", me gustarla tomar algunos problemas concernientes
ala escrituraylanarrativa históricas, untema con el que halidiado efecti­
vamente ysobre todo durante el curso desu carrera como estudiante. Es­
pecíficamente, desearía reconsideraralgunos demis propiospensamientos
sobre la distinción, común en teoría historiográfica, entre relato histórico
eideológico.
Nuestrointerés actual enla relaciónentreel relato histórico eideológico
provienemenosdelapresuntaexistenciadeunarelación entrehistoriaeide­
ología queenaquellaque haexistidotradicionalmenteentre historiografíay
narrativa. El relatoolanarración han sidoel modo dominante del discurso
históricoenOccidente desde los tiempos deHeródoto. Taníntima hasidola
relaciónentrehistoriografíaynarraciónqueinclusomuchos historiadores y
filósofos modernos han sostenido que lanarrativa constituye una manera
distintivamente “histórica”de explicarespecíficamenteeventos, estructuras
yprocesos “históricos" (encontraste conlosgeneralmente llamados “natu­
rales”). Según esta postura, se sigue que mientras una narración histórica
dada puede ono ser “ideológica”ensucontenido -es decir, enlos modos en
que esta“distorsiona”los hechos históricos-, no hay nadainherentemente
ideológico enel uso de los relatos mismos para larepresentación de laclase
de los eventos“reales”conlos cuales lahistoriografía,a diferencia de losdis­
cursos míticosyficcionales, típicamente trata.

' TraduccióndeDavidMartín.
" Expresiónquerefiereaunvolumendeartículos,ensayos,etc. escritospordiversosautoresen
honorauncolega,usualmentepublicadoenocasiónderetiroocumpleaños.(N.deE.)

73
Hayden White

Desdelos tiempos deTucídides,no obstante,losdefensores delatransfor­


macióndelahistoriaenunacienciahantendidoavercon receloelrelatoenel
discursohistórico. Dentrodeesta tradición, relatoonarración hasidoconsi­
deradopor lamayorparte como un dispositivo retórico o literario .corno
unsuplemento ornamental para una representación .simplemente verazdel
tipode fenómenos queadecuadamente interesanalos historiadores. Desde
estapostura, el relatodebería ser usado enlahistoriografíaparapropósitos
ideológicos, peronohayenlos relatos comotales nadainherentementeideo-
logizante. En los ’60 y70, sin embargo, los defensores de la historiografía
científicaacusaronal relatarengeneral comouníndicede unmododepensar
“mitológico”, unsignodeesteticismo, yunaevidenciade unpasodela cien­
cia”ala“ideología”.Adiferenciade unaantiguaconvención de teoríahistórica
quedistingueentre relato“histórico”e“ideológico ,sobre labase delaveraci­
dad del primeroencontrapartidacon la“falsedad o distorsión delsegundo,
lacrítica reciente del “relatohistórico”insisteenlanaturaleza ideológicade
cualquier historiabajóla formade unanarración.
Estaposiciónfuerepresentadamásclaramenteenel trabajo dedosteóricos
delahistoriografíaestructuralista, RolandBarthesyFemandBraudel. Suataque
alrelatohistóricosebasóenlaconviccióndeque,lejosdeserunmediadorneu­
tralenel cualloseventos, seanimaginariosoreales,puedenserrepresentados
conunatransparenciaperfecta, lanarrativaesunaexpresiónenel discursodeun
modonítidodeexperimentarypensaracercadel mundo,susestructurasysus
procesos. Ellos invocaronla asociación milenariadelos relatos conel pensa­
mientomítico yreligioso, por un lado, yconel discurso ficcional, porel otro,
parasugerirquelarepresentaciónnarrativanoessólouna formaconvencional
deldiscursomíticosinoelcontenidomismodeunamaneramitológicadeapre­
henderelmundo.Noimportaladistinciónentrediscursomíticoyficcionalcon­
sideradasólobajolapresuncióndeunreconocimientoa priori deunadiferencia
entreunmundoreal overdaderoyunosimplementeimaginariooposible.La
sospechadequeel discursonarrativoesinherentementemitológicoseextiende
acualquierreclamoporel“realismo”deficcionesnarrativastambién. Dedonde
laconclusióndequeunmodonarrativodediscursoparala representacióndela
realidadhistóricaefectivamente disuelveladiferenciaentre historiayficción,
hacedelahistoriografíapocomás queunamaneraespecial dediscurso“litera­
rio”,yreasimilaaambos, lohistóricoyloficcional,areflejosdelasilusionesde
unpensamientomíticoo,loquevieneaserlomismo,ideológico.

74
El findelaHistoriografíaNarrativa

Así, por ejemplo, enunensayo titulado “El discurso déla historia”, dedi­
cado al análisis estilístico dela tradicional historiografíanarrativa, Barthes
escribió:
Comosepuedever, porsupropiaestructuraysintenerqueverlasustanciadel
contenido, eldiscursohistóricoesesencialmenteelaboraciónideológica, o, para
sermásprecisos, imaginario, si entendemosporimaginarioellenguajegraciasal
cual el enunciantedeundiscurso(entidadpuramentelingüística) “rellena”elsu­
jeto delaenunciación(entidadpsicológicaoideológica)....34

Lavisión de Barthes estabaen consonanciacon la convicción deloshis­


toriadores estructuralistassegúnla cual lanarraciónhistórica no fuesóloun
atavismo del pensar míticosino también una reflexión sobre una ideología
específicamenteburguesa. Porejemplo, FernandBraudel sostuvoquelana­
rrativahistoriográficaoscurecelos verdaderoscontenidos dela realidadhistó­
ricay, eneste proceso, promueveúltimamenteunaactitudanti-democrática
enloslectores. Deestemodo, en unensayo titulado“The situation ofHistory
in 1950”, Braudel escribió:

.. .lahistorianarrativatanqueridaenel corazóndeRankenosofrece... undes­


telloperonoiluminación; hechosperonohumanidad. Nota que... lahistoria
narrativa... siempre dicerelatar ‘lascosas talcomorealmentesucedieron’. De
hecho, por el contrario, ensu propia manera encubierta, lahistoria narrativa
consisteenunainterpretación, unaauténticafilosofíadelahistoria. Paraloshis­
toriadoresnarrativos,lavidadelos hombresestádominadaporaccidentesdra­
máticos, porlasaccionesdeaquellosseresexcepcionales cue ocasionalmente
emergen, yquesuelenserlosdueñosdesupropiodestinoymásaúndelnuestro.
Ycuandoelloshablande'historiageneral’,déloquerealmenteestánhablando
esdel entrecruzamientodetales destinosexcepcionales, porlos cuales obvia­
mentecadahéroedebecombatir. Unafalaciailusoria, comotodossabemos.35

34RolandBarthes, “TheDiscourseofHistory”,traducidoalinglésporStephenBann,enCompara­
tiveCriticism:AYearbook,Vol.3,editadoporE. S.Schaffer,NewYork, CambridgeUniversityPress,
p. 16. “TheDiscourseofHistory”,enSchaeffer,ComparativeCriticism.AYearbook,vol. 3.1981. Tra­
ducidoporStephenBann. [Barthes,“Eldiscursodelahistoria”enBarthes, Elsusurrodellenguaje.
Másalláde¡apalabraydelaescritura. Paidós, Barcelona,BuenosAires,México1987.Traducción
deC. FernándezMedrano, p. 174N.deE|
35FernandBraudel, “TheSituationofhistoryin1950”enOnhistory,traducidoalinglésporS.Mat­
thews,UniversityofChicagoPress,1980,p. 11. [Braudel,Escritossobrehistoria, FondodeCultura
Económica,México, 1991.N.deE.[
75
HaydenWhite

Se nota aquí que Braudel llamaalahistoriografía narrativacomouna ‘fi­


losofía delahistoria’ycontinúa caracterizándolacomo informada por una
perspectivaespecíficamente dramáticasobrelos eventoshistóricos. El efecto
‘ideológico’de estaperspectiva consiste ensu transformacióndelahistoria
en un espectáculo, desplegando ante laimaginación del lector todoslos co­
lores, lavivacidadyla fascinación de unaproducción teatral.Enunarepre­
sentaciónnarrativadela historia, los eventosdebenser cargadoscon todala
resonanciamíticaatendiendo a lasnociones de‘suerte’y‘destino’;los perso­
najes debenser deproporciones épicas(‘heróicos’) ymás complejos, másno­
bles ymás interesantes (‘excepcionales’) que la gente ordinaria. Todo debe
estarenfocadosobreaquellosgrandes‘conflictos’y‘clímax’deloscuales sólo
los ‘héroes’puedenser sus agentes. Lasrealidades de lavidadiaria yel gran
proceso im
estas realidadescarecende los atributos requeridosporel tratamientode una
‘historia’. Lahistoria puede ser convertidaenunobjeto parael análisis más
que enunobjeto defascinación ‘espectacular’solamente por estar‘desfami­
liarizada’-a lamanerapropuestapor Brecht paralatransformacióndel teatro
‘clásico’enel ‘épico’-.
Menciono ladistinciónde Brecht entreteatro‘clásico’y‘épico’parasuge­
rir que laacusaciónestructuralistade quelahistorianarrativaprocedesobre
la base deunaidentificación del modo narrativodel discursoconun rango
limitado desus posibles géneros. Brecht estuvomenos preocupadopor des­
truir el ‘teatro’quepor los efectos‘teatrales’de laespecificidaddel drama. Su
recomendación dereforma política del teatrosupuso unrepudiogeneral a
los géneros‘clásicos’en favor de loque sellamaba‘épico’.
Ylo mismo con Braudel. Ricoeur ha mostradocómo el mismo Braudel
presupuso una ciertamanera de representaciónnarrativistaensus propias
versiones del granproceso impersonal de la historia y Hans Kellner ha de­
mostradocómo elgrantrabajo de Braudel sobre El Mediterráneo conforme a
las convencionesutilizaygana muchode suefectoexplicatorio desuexplo­
tación delas técnicas del género‘literario’de laanatomía.36Deestamanera,
parece que fue sólouncierto modo denarrativaysuusoenel relatohistórico

» HansKellner,"DisorderlyConduct: Braudel’sMediterraneanSatire”enKellner,Languageand
HistoricalRepresentation:GettingtheStoryCroohed,Madison,UniversityofWisconsinPress, 1989,
pp153-188.

76
ElfindelaHistoriografíaNarrativa

loqueofendióa Braudel. Losmodosirónicos ylos géneros satíricos delana­


rrativaestuvieronimplícitamenteexentos de susacusaciones.
Laposición que valorizala narración debido asuservicio alaideología
fueelaboradapor GeorgLukácsensusescritos sobre el realismoliterario en
los 30, yseríade utilidadrevisarsus argumentos antesdeconsiderar aaque­
llos que representan la postura opuesta. De acuerdocon Lukács, contar la
historiaonarración, comoélladenomina, estáconectadoconla ideologíaen
unacompleja relación medios-fin. Porun lado, Lukács sostiene que laideo­
logíasolahace efectivaunanarraciónposible. ‘Sinunaideología’, escribió en
“Nárrateor Describe”(1936), “unescritor no puede narrar ni construir una
composicióncomprehensiva, bienorganizadaymultifacéticamente épica”.
Lasprincipales alternativasparalanarración, “observaciónydescripción”,
fueron como máximo “meros sustitutos para conceptos de orden en la
vida”.37Suuso enlarepresentaciónde larealidadno fue tanto unamanifes­
tación deuna ideología diferente desde aquel motivador impulso anarrar
sino uníndice de unesfuerzopoco fructífero por trascenderla ideologíaen­
tera. Baj oesta perspectiva, entonces, la narraciónes una manifestación de
una‘ideología’enun discurso.Ycomo tal, el discursonarrativoes unmedio
deproducciones ideológicas. Primeroviene laideología, luego la represen­
taciónnarrativadela realidad.
Porotrolado, no obstante, Lukácssostuvo queadoptar unaactitudideo­
lógica con respecto a la realidadsocial presupone un modo de conciencia
distintivamente narrativístico por naturaleza. Fue sólo por medio de una
aprehensiónnarrativística delarealidadque la'variedadinfinita’, profundi­
dad, yalcance épico de lavidahumana enla historia pudo ser capturado en
laconcienciae impulsoaadoptarunaposiciónideológicaactivada.38Así,pa­
receríaserque lanarrativanoes sóloun medio de unaproducciónideológica
sino ademásuna maneradever el mundo que conduce ala toma deuna po­
siciónideológica. Desdeestaperspectiva, la ideología noes el modo decon­
cienciaylanarrativa unsignificadoque laexprese. Esal revés. Laideologíaes
el productoy, como sea, lasirvienta de una aprehensiónnarrativística de la
realidad.

37GeorgLukács,"NarrateorDescribe?”,enWriterandCriticandOtherEssays,ed.ytraducidoalin­
glésporA.D.Kahn,NewYork,GrossetandDunlap, 1970,p. 143.
MVéaseibid.,p. 144.

77
HaydenWíiite m
1
Lukácsno consideró el uso de unmodo narralivtsticodel discurso enla
representación‘realista’,yaseaen escritoshistóricos o ficcionales, como ex­
presión deuna perspectiva políticaespecífica. Laelección del modo narra­
tivo para la representación de la realidad indicaba más bien el impulso a
comprometer la realidaden una ideología másqueentérminos noideológi­
cos. Así por ejemplo, el ‘realismo’ de escritores conservadores tales como
Scott, BalzacyTolstoi,proviene délainmediatezconlaque ellos erancapa­
ces denarrar, más quesimplemente describir,eventos inherentemetne sig­
nificativos’-por lo queLukácslos entendíacomo socialmente significantes-:
En Scott, Balzac o Tolstoi, nosotros experimentamoseventos que sonin­
herentemente significativos porel involucramiento directodelos personajes
en los efectosypor lasignificación social general emergenteenel despliegue
delavidadelos personajes. Somos laaudienciaparaloseventos enlos cuales
los personajes toman una parte activa. Nosotrosmismosexperimentamos
esos eventos. En contraste, los escritores aparentemente progresivos tales
como Flaubert yZola socavaronsus propias conviccionesideológicas cons­
cientemente sostenidasjusto al gradoenel cual figuraban, ensustrabajos, las
representaciones ‘descriptivas’sobre las‘narrativas deeventos, personajesy
situaciones.

EnFlaubertyZolalospersonajessonmeramenteespectadores, más omenosin­


teresadosenloseventos. Comoresultado,loseventosmismossetransformanso­
lamenteenuna tableauparaloslectoreso,enel mejordeloscasos,unaseriede
tableaux. Somosmerosobservadores.39

Ladistinciónentre narraciónydescripciónindicadaaquí, depende dela


diferenciaentre el efecto de ‘experimentar’los eventos representados enel
discursoylamera ‘observación’deellos. Enla miradade Lukács, enlarepre­
sentaciónnarrativa, ambos, los protagonistas yloslectores delahistoriaex­
perimentanlos eventos desde ‘adentro’, mientras que enlarepresentación
descriptiva, los eventos son‘noexperimentados’.Sonsimplementeobserva­
dos desde‘afuera’ de suocurrencia.
Ahora, estamirada del tematieneimplicacionesinteresantesparanuestra
consideración sobre larelación entre relato e ideologíaenel discurso histó-

MIbid.,p. 116.

78
El findelaHistoriografíaNarrativa

rico.Ennuestropropiomomento cultural, el término‘ideología’noconlleva


lamisma connotacióngeneralmente positivaque teníaparaLukács. Para él,
eramejor tenerunaideología ‘mala’oreaccionaria que notenerideología al­
guna. N oeraunacuestión de fingir notenerideología, dadoque cadavisión
del mundo putativamente ‘objetiva’o‘científica’fingíalacapacidadde ele­
varse sobre laideologíayde representar larealidad como verdaderamente
era. El peligro principal de la acción política, social ycreativa reposa en el
impulso por des-ideologizar la experiencia de cada uno con respecto al
mundo, loque equivale adecir, adoptar laactitud de un observador o des­
criptor puramente neutral de la realidadmás que un participante activo en
ella. De hecho, enesto consistíaengeneral el ‘modernismo’, segúnlamirada
de Lukács.
Tampoco eraunacuestión de‘ver’larealidaddesdeloaltoyenla verda­
deraperspectiva. Enlarepresentaciónliteraria (y, por extensión, histórica),
Lukács dijo:

Laoposiciónentreexperimentaryobservarnoesaccidental. Éstasurgedelaspo­
sicionesbásicasdivergentesacercadelavidaydelosproblemasmayoresdelaso­
ciedadyno surge sólo de los métodos artísticos divergentes para manejar el
contenidoounaspectoespecíficodelcontenido... Nohayescritoresquerenun­
cienporcompletoaladescripción. Ni,porotraparte,unopuedereclamarque
lasrepresentaciones extraordinariasdel realismodespuésde 1848, Flaubert y
Zola, renunciaranabsolutamentealanarración. Loimportanteaquí sonlasfilo­
sofíasdelacomposición,nocualquierfenómeno‘puro’ilusoriodelanarración
ola descripción.40

Situando el problema de larepresentaciónrealística enel contexto de la


noción dela‘filosofía de lacomposición’,Lukács dirigiólaatenciónalas im­
plicacionesideológicas delaeleccióndeunmodo discursivoenel cual repre­
sentarlo queelescritorconcebíacomoaquelloenlo queconsistíala‘realidad’.
Evidentemente, pensabaque el mismogrupode eventos podíaserrepresen­
tado ‘realísticamente’de ambos modos,unonarrativo yotro descriptivo. La
diferenciacrucial involucrada enlaelecciónde un modonarrativoo descrip­
tivo estaba en el tipo de efectos producidos en los lectores o, enotras pala­

«Ibid.,p,116.

79
HaydenWhite

bras,en el tipo delectores que un mododadode discurso producía. El dis­


curso descriptivo representaba la realidad como un mundo en el cual los
eventos ocurrían ya sea sin la agencia humana o de una manera tal que la
agencia humana misma debía ser considerada como un efecto más que
como unacausadeque ocurrieran. Estocondujoala producción delectores
que pudieron experimentarse a sí mismos sólo como un efecto o un pa­
ciente y nunca como una causa o agente de eventos significativos social­
mente . El discurso narrativo, no obstante, representaba los eventos como
productos de unconflicto entre procesos sociales y agencia humana, ac­
tuando como individuos o miembros degrupos, cuyos efectos dependían
delacalidad del esfuerzorealizadopor estaúltima [laagencia] enlaresisten­
cia oconsentimiento en la obtención delas condiciones específicas deuna
determinada formaciónsocial.
Parece evidente,sinembargo, que loque Lukács entendíapor represen­
tación narrativaenlaficción literaria noeraotracosa que larepresentación
delanaturalezainherentemente ‘dramática’delarealidadhistórica. Así, por
ejemplo, en desacuerdocon la caracterización de Flaubert sobre su'novela
histórica’, Leducation sentimentale, comosiendotanVerdadera’enlavidaque
no pudotener una‘perspectiva’ni un‘clímax’.41‘¿Existenlos ‘clímax’sólo en
el arte?’, Lukács preguntaba. ‘Porsupuestoqueno’, respondió;‘lacreencia
de que los ‘clímax’existensóloenel arteyque soncreados porlotantoporel
artistasegúnsuvoluntades simplemente unprejuicio subjetivo'42
AcáLukács suscita, sólopara dejarladelado, lacuestión crucial paracual­
quier consideración del problema de la relación entre narrativahistóricae
ideológica; ¿lavida, larealidado lahistoria desplieganel mismotipo deco­
herencia formal conlaque típicamente nos encontramos enlosrelatos? ¿Se
comportan los agenteshistóricos como los personajes de lasnovelas? ¿Los
procesos históricos describen los tipos detrayectorias de desarrolloconlas
que nosencontramosenlas tragediasolascomedias? ¿Los eventoshistóricos
oal menosalgunosdeellostienen significado’climático’,cambiandoel curso
general de la historia, dela manera en que ciertos eventos funcionanenlas
novelas pararevelarla‘trama’o el ‘punto’delo que ha sucedidoantes de su
aparición? ParaLukács, larespuestaafirmativaatodas estas cuestiones era lo

41lbid.,p. 121.
4ílbid.,pp.. 121-122.

80
ElfindelaHistoriografíaNarrativa

quejustificabalacreenciaenel ‘realismo’delasconsideracionesnarrativistas
delos eventossocialmente significativos.
Plantearse estas preguntas es apuntar, no sóloalproblema delaadecua­
ción de las formas ‘literarias’a la representación delos eventos históricos,
sinotambiénalas diferenciaspresuntas queexistenentre los tipos deeventos
quepuedenser representadosrealísticamenteenunahistoriaylos tipos que
nopuedenserlo. Lukacsparece suponer que el aspectoespecíficamentehis­
tórico de larealidadestá dadopor la presenciaenella de un tipo específica­
mentehistórico deeventos. Larepresentacióndetales eventos enunmodo
predominantemente ‘descriptivo’efectivamentelos des-historiza des-dra-
matizándolos. Peroplantearse estas preguntas es tambiéninquirir enel tipo
decoherencia que lashistorias engeneral poseen. Más específicamente, es
dirigirlaatención alarelaciónentre lashistoriasylastramas que lasinforman
ydarles coherencia genérica. Que tal es el caso, puede ser indicado poruna
consideración delas principales objeciones al usodelanarrativaenlarepre­
sentaciónhistóricaestablecidas porlas teorías estructuralistasque, ensuma­
yoría, compartencon Lukácsunaorientaciónhacialainvestigaciónhistórica
generalmente marxistapornaturaleza.

Relato y trama en la narrativa histórica

Esobvioque el relatohistóricoimputa, no sólounsignificado “narrativo”


general alos eventos históricos, sino diferentes tipos de significados depen­
diendola trama-tipogenéricautilizada paratransformarloque podríaserde
otramanerasolamenteuna “crónica”enun tipoespecífico de relato. Estoes
decir que las consideraciones narrativas pueden decirse que explican los
eventos realesrepresentándoloscomoposeyendolacoherencia detiposgené­
ricosdetrama(épica, comedia, tragedia, romance, pastoral, farsaydemás). En
otras palabras, los narradores históricos a menudopretenden encontrar en
loseventos sobre los quehablanlas formas deunouotro de los modos dear­
gumentacióntípicamenteencontrados enlos diferentesgéneros de ficciones
artísticas, mitos, fábulasyleyendas. Estaactividadde puestaen tramapuede
generarinterpretaciones alternativase inclusomutuamente excluyentes del
mismogrupo de fenómenos(como cuando, porejemplo, lo que unhistoria­
dorha entramadocomo una Épica oTragediaesentramado por otrocomo
81
HaydenWhite

una Farsa).Yes aquí, en lo que pareceserla proyeccióndeuntrama-tipoge­


nérica dadasobre una serie deeventos históricos dados, másque en laelec­
ción de una narrativa en detrimento de un modo discursivo no-narrativo,
que laproblemáticade la naturalezaideológica del relatohistórico puedede­
cirse que surge. Ensuma, lacuestión sobreel contenidoideológico delasre­
presentaciones narrativas de la realidaddepende dela autoridadcognitiva
de los diversostipos genéricos de relatodisponibles dentrodeuna dotación
cultural dadapaTalaprovisiónde eventos realesconuntipodistintivodesig­
nificado-relato (nosegúnla autoridadcognitivadeunmodogenéricamente
narrativo dehablar acerca del mundo).
Deestamanera, podríamosconcluirqueel contenidoideológicodeunaver­
siónhistóricaespecíficapuede decirsequeconsistenotantoenelmododiscur­
sivoenel cualestámodeladocomoenlaestructura- tramadominanteelegida
paradotaraloseventos delos que sehablaconlaformadeuntiporeconocible
derelato. Estaformulacióndelacuestiónconcernientealanaturalezadelasex­
plicacionesnarrativas delos fenómenoshistóriconos permiteabordar el pro­
blema de la relación entre relato histórico e ideológico en términos de la
adecuaciónrelativadelosdiferentestramas-tiposgenéricasenlarepresentación
deloseventosreales.Así,porejemplo, enlugardelocalizarelproblemadel con­
tenidoideológicodelas consideraciones históricasenel nivel de suprecisión
fáctica, ahorasenospermiteplanteartalespreguntasdelasiguientemanera:
1) ¿Esel entramadode unaseriedeeventoshistóricoscomounaÉpicain­
herentemente más “realista”y“veraz”(como pensabaLukács) que un entra­
mado de lamismaserie de eventoscomoun RomanceounaComedia?
2) ¿Sonlasrepresentacionescómicas delos eventoshistóricoséticamente
másresponsables que lasrepresentaciones trágicas(comopensaba Hegel)?
3) ¿Esunacuestión de lanaturaleza“ficcional”comúndetalesmodos de
tramar? ¿El uso en una narrativa histórica de técnicas deentramar, típica­
mente encontradas en mitos, ficciones, fábulas yleyendasparala represen­
tacióndeeventos “imaginarios", indicaque laconsideraciónesdenaturaleza
más“ideológica”que “histórica”?
4) ¿Oes cuestión de seleccionar úna trama-tipo específica para la re­
presentación de una serie discreta de eventos históricos porque dichos
eventos manifiestan la forma ypor tanto puede decirse queposeen un sig­
nificado que este tipo particular de trama y no otro, puede adecuada­
mente representar?

82
ElfindelaHistoriografíaNarrativa

Preguntas como éstasnos permitenubicar lacuestióndel contenido ide­


ológicodel relatohistórico enel nivel del significadofigurativodel discurso,
másquehacerloen el nivel desufacticidadliteral.

Ideología y trama-tipo en la narrativa histórica

Larelevancia de la noción del contenido ideológicodel relatohistórico


sobrelas discusiones actuales acerca de larelaciónentrenarraciónhistórica
eideologíapuede ser sugeridaporlaconsideraciónsomeraque hace C. Vann
Wookwarden su reseña sobre lavida de Eli EvandeJudah P. Benjamín, un
miembrojudío del gabineteConfederadodeJ effersonDavisdurantelaGue­
rraCivil Norteamericana.43Luego de resumir la apasionante historia dela
aventurera vida de Benjamín como relatada por Evans, Woodward inte­
rrumpebruscamente suparafraseo del relato, conlaintención de registrarlo
siguiente, observaciones aparentemente precautoriasacerca de laapelación
delrelato:

Peroesto es una historia escandalosamente romántica eimprobable ala que


pocoscientíficosehistoriadoresactualizadoslesgustarlaprobablementeconsi­
derardignadeuna atenciónseria. Se ocupaengranpartede las accionesdela
eliteynoapoyaalascausasbuenasquesepromuevenenlaactualidad. Másaún,
esunrelatocontadopormediodeunanarrativatradicionalanticuada, exámenes
sinhipótesis, yempleatécnicasanalíticasnoprobadas.

Nótese quela caracterizaciónque hace Woodwarddelas razones porlas


cualesel relato de Evannopodríaapelar a“científicos ehistoriadores actua­
lizados”tiene que ver con, primero, lo que contiene (“concierne en gran
partealas acciones de laelite”) ylo que nocontiene (“yno apoya alas causas
buenas que se promuevenenlaactualidad... exámenessinhipótesis... em­
plea técnicas analíticas no probadas”). Esto sugiere que el contendido del
libroconsiste en “hechos”(“acciones de la elite”) envez de hechos más un
ciertotipodedemostracióncientíficaoargumentoy/oideología(“lascausas

43C.VannWoodward,“ASouthernRomantic",reseñadeEliN,EvantJudahPBenjarrin:TheJewish
Confederate,enNewYorkReviewofBooks,Abril 14,1988, pp6-9.

83
HaydenWhile

buenas que se promueven enlaactualidad”). Sinembargo,Woodwarddis­


crimina astutamente entre estos dos órdenesde contenidoposible (hechosy
argumentos) ydos órdenes delaforma dedar cuentade Evan: genérico(“un
cuento escandalosamente romántico”) ymodal (“esun relato contado por
medios deunanarrativatradicional anticuada"). Amenosquenos ocupemos
deestasdistinciones, podríamos hallar dificultosoacreditar eljuicio deWo­
odwardsobrela veracidaddela representación hechapor Evandelavidade
Benjamin. Pues al tiempoqueleconcede el estatus deliteraturaficcional (“un
relatoescandalosamente romántico”) simultáneamentelo absuelve del tipo
dedistorsiónque normalmenteasociaríamosconlasmalasrepresentaciones
ideológicas que buscanpasarporuna simple conexiónde eventos“comore­
almente sucedieron”. Por consiguiente, Woodwardescribe: “Concediendo
todoesto, estoypersuadido deque loque se nos dice querealmente sucedió
casi tal cual como noslo cuenta elautor, por lo quepuedover”.Ahora, presu­
miblemente,Woodwardnoestásugiriendoquelaveracidaddelaconside­
raciónde Evandepende deunacorrespondencialiteral deunaserie dadade
eventosconla forma genérica deun “cuento romántico”. Él pareceestarsu­
giriendo, más bien, que ciertos tipos de eventos pueden ser presentados
comounrelato romántico sinviolarlos “hechos”(“...lo que es contadoreal­
mente sucedió”), pero tambiénque tal presentaciónpodríahabersidonece­
sariaparauna consideración completa de los “eventos" (“... sucedió casi tal
cual comonoslo cuenta el autor "). Tomo esto paradaraentender quelave­
racidaddel relato que Evanscontó es de dos órdenes: literal,por unlado, yfi­
gurativo, por el otro. El cuento esliteralmente ciertoenlamedidaen quees
fácticamenteagudo,yes figurativamenteverdaderoenlamedidaen quela
trama-tiporománticaes adecuadaparalarepresentaciónde los hechosenla
forma deunrelato de una clase específica.
Estadistinción entre ladimensiónliteral ylafigurativaentérminosdela
diferenciaentre agudeza fdctica (exactitud predicativa) ylaadecuación repre-
sentacional (correspondencia mimètica) provee algúnentendimientoenla
relaciónentre relatohistórico yrelatoideológico. Si unrelato ideológicono
es tan“falso”como, más bien, unaconsideración “distorsionada”delareali­
dad, entonces bienpuedeser qué la ideología ingreseenlasconsideraciones
narrativas de la realidad histórica al punto de que unatrama-tipo dada sea
elegidaparatransformar aquelloque de otra manerapodríaser solounacró­
nicadeeventos enun relato. Bajoestaperspectiva, elelementoideológicoen

84
ElfindelaHistoriografíaNarrativa

el relatarhistóricopodríaser vistocomolamalarepresentación delatrama-


tipoque unaseriedadadeeventoshistóricos de hecho posee.
Aquí, amododeejemplo,podemosinvocar el casodel criticismode Marx
(enunprefaciotardíoaEí dieciocho Brumario de Luis Bonaparte sobrelacons­
trucción delatramade Hugoy Proudhonsobre los eventos de 1848-51 en
Francia ylas diferenciasentre surepresentacióndeaquellos eventos yla de
ellos. En primer lugar, Marx no critica a Hugo y Proudhon porque ellos
hayancaptadomal loshechos. Loque critica es elentramado de loshechos
como una serie deeventos tales comoparaexcluir el tipo deexplicación de
su ocurrencia que él desea proveer. Mientras que Hugo trama los hechos
como eventos trágicos, Proudhonlosentrama como cómicos, Marxinsiste
en que esos mismos eventos son mejor entramados como farsa. Ensu opi­
nión, los hechos promuevensunaturaleza farsesca porquetodos los perso­
najes enel dramadicenunacosayhacenloopuesto; cadaclasesocial fallaen
aprehender susmejores intereses propios; una “mediocridadgrotesca , Luis
Bonaparte, culminajugandola“parte" deun“héroe”; yel ideal afirmadopor
todos (“libertad, igualdad, fraternidad") estransformadoenlareglaactual de
“infantería, caballería, artillería”porsobrela escena social ensutotalidad.
Es esta descripción de los “hechos”y su respectivo entramado como
eventos de una “farsa” lo que los constituye como un problema (¿cómo
puede el hombre menos calificadoparagobernar Francia terminarcomo el
gobernanteyrepresentante de todaslas clases ygrupos delasociedad fran­
cesa?) por locual lateoríamarxistadelarelaciónentre laconciencia de clase
ylalucha declasesresonará comounasolución. Noes queel relatocontado
por Marx sea más veraz con relación a los hechos que los contados por
ProudhonyHugo.Es que sus tramasresultanenlaconstitución delos even­
tos de tal manera que requieren yaseaunaadscripción aLuis Bonaparte de
“unpoderpersonal tal que no habráparaleloenlahistoriamundial”(Hugo)
o ala conclusióndeque suéxito fueunresultado necesariode “undesarrollo
histórico previo”(Proudhon). Encontraste, de acuerdo conMarx, supropia
trama de loshechosconstituye los eventos de tal maneraque le permite de­
mostrar “cómolaluchade clases creóenFrancialas circunstancias ylas con­
diciones quepermitieronaun personajemediocre y grotescorepresentar el
papel de héroe”.44

'HMarx, ElDieciochoBramariodeLuisBonaparte, EditorialElAteneo, BuenosAires, 1973, p. 10.


85
HaydenWhite

Porlo tanto, pareceríaque la explicaciónmarxista de por quélos eventos


sucedieron como efectivamente lo hicieron deriva su fuerzadesu adecua­
ción y pertinencia, no a los hechos, ya que éstos están, como sea, “dados”
tanto para Hugocomo paraProudhonytambiénparaél, sinomásbiendesu
adecuaciónypertinenciaala trama-tipo queél usó paraconstituir loseven­
tos como elementos de untipo particular de relato. Si su entramado delos
eventos, comouna “sección de historia... pintada gris sobre gris", enlacual
“hombres yeventos aparecen como Schlemihls invertidos, comosombras
quehan perdidosuscuerpos”, carentes deplausibilidad, entonces nohayne­
cesidad para é'. de que resuene ensu teoríade la relación entre laconciencia
declase yel conflictode clase paraexplicar, no sólo loque pasósinotambién
porqué otros comentadores sobre los eventos fallaron encomprender loque
realmente estaba pasandoen dichos eventos. Tanto Hugo comoProudhon
tienen los hechos asudisposición; lo queles faltó, en laestimación deMarx,
esuna percepción dela trama, lo que lespermitiría aprehenderlos hechos
comoun problemaque requeríauntipoparticular de teoríaparasuexplica­
ción. La deformación ideológica de su consideración de los eventos, pro­
viene, entonces desde el momento en que ellos comienzan aentramar los
eventos comoelementosdeun relatodeuntipoparticular. Esel tipoderelato
quecada uno veenlos hechos que guía aambos a malinterpretarla natura­
leza de los eventos que deseanexplicar. Al menos, así losugiereMarx.

Niveles de análisis del relato histórico

La distinción entre crónica de eventos, por un lado, yel relatocontado


acerca de los eventos en la crónica, por el otro, nos permite considerar la
cuestión de losniveles dela elaboracióndiscursivaen la quepuededecirse
que entranlas deformaciones ideológicasdentro de relatos históricosemiti­
dosen la forma deunanarrativa. Yaquí podemos invocar las ideas de Louis
Hjelmslevconcernientes ala naturalezamulti-planar del discursoparaen­
tenderlas problemáticasenjuego.
La significación del trabajo de Hjelmslev sobre el problema deladistin­
ción entre relatohistóricoe ideológicoconsiste en suteoría delos múltiples
planos del discurso. Enlugar delasimple oposiciónentre losniveles literal y
figurativodeundiscurso, Hjelmslevconstruyeun modelo dual-binario. Pri­

86
El findelaHistoriografíaNarrativa

mero, él distingue dentrodel discurso entre el nivel dela “Expresión”yel del


“Contenido”. Luego, él procede afomentarladistinciónentre la“Forma”yla
“Sustancia”de ambos. Estemodelo tiene laventaja, para cualquier análisis
delcontenidocognitivodelos “relatos históricos”,de permitirnos especificar
lasdiferencias entre los dos tipos de referencialidad, literal y figurativa, que
serápresentadaentalesrelatos. Másbrevemente, el modelo de Hjelmslevnos
permite decir que la“historia”contada acercade una serie dada de eventos
históricos se despliegaenel nivel de la “Forma del Contenido”del discurso,
mientras que lo que hemos llamado construcción de la trama puede verse
operandoenel nivel desu“Sustancia de laExpresión”.
Desde esta perspectiva, un relato histórico puede ser juzgado literal­
menteverdadero enlamedida que la “Forma de (su) Contenido”(el relato
contado) “corresponda”a la forma del referente histórico (los hechos en
cuestión organizados díacrónicamente). Al mismo tiempo, sin embargo,
puededecirse que el relatocontado dota alos eventoshistóricos conunsig­
nificado figurativoalimputarleslaestructura deuna trama-tipogenérica, tal
como la farsa, el romance, la tragedia, etc., en el nivel de su “Sustancia dela
Expresión”. En este último nivel, el criterio empleado en la evaluacióndel
valordeverdaddel relatohistórico no es tantoel delacorrespondencialite­
ral, como, másbien, el delaverisimilitud oplausibilidad, es decir, laadecua­
ción de la trama-tipo elegida para transformar los hechos en los tipos de
eventos encontrados dentrodeuntipo especifico de relato.45
Enelnivel dela“SustanciadelaExpresión”,loseventoshistóricos sondota­
dosconunsignificadodetramapormediodecomplejasoperacionesdefigura­
ción. Podemos decir que, en este nivel es en el que los hechos históricos son
transformadosenlostiposdeeventostípicamenteencontrados dentrodedife­
rentestiposderelatos.Noesunacuestióndel trazadodeunatrama-tipogené­
ricaquecorrespondaconlaformadéloseventosqueconstituyenelreferentedel
discurso. Esunacuestión, másbien, delaplausibilidaddelatrama-tipoelegida
paradotar alos hechos conel aspecto de un tipoespecífico de evento-relato
(épico, trágico, cómico, farsa, romántico, segúnpuedaser el caso).
Es aquí dondeel argumentode Luis O. Minkconrespecto alanaturaleza
deleventonarrativizadopuedesernos útil. Ensuanálisis del significadona-

15L.Hjelmslev,ProlegomenatoaTheoryojLanguage, traducidoalinglésporEJ. Whitfield. Madison,


UniversityofWisconsinPress. 1961,pp.47-60.

87
HaydenWhite

rrativo enlaescriturahistórica, Minkcomienzaconlahipótesis, adelantada


por Arthur Danto, de que los “hechos”son “eventos bajo unadescripción”
Él continúa preguntándosesi existentalescosascomo simpleseventos-uni­
dadosi solamentehayeventos bajo unadescripción. Si haymuchasdescrip­
ciones posiblesydiferentes del mismoevento, Minksepregunta: ¿entonces
qué podemos entender por“mismoevento"?46Lanociónde “mismoevento”
tendríasentido, él sugiere, sólosi podemosimaginaralguna “descripciónes­
tándar”deciertos tipos deeventos. Pero, señala, mientras enel discursocien­
tífico es posible producir descripciones estándares de diferentes tipos de
eventosnaturales,en el discursohistóricono sólo tenemos dificultadespro­
duciendo descripciones estándaresdeeventos, sinoque frecuentemente ex­
plicamos los eventos históricos porel tipo de redescripcionessucesivas de
ellos conlas que típicamente nos topamosensus respectivas consideracio­
nes narrativas. Enlas representaciones narrativas históricas al menos, con­
cluye Mink, “los ‘eventos’... no sonla materia prima apartir de la cual las
narrativassonconstruidas; más bienuneventoesunaabstraccióndesdeuna
narrativa”.47Enotras palabras, el historiador narrativo comienza con“he­
chos”conformados de los datos por la descripción; la narrativización de
estos hechosefectúa una explicacióndelos hechos porconstituirlosespecí­
ficamente comoeventos deuntipo derelato.
Estopodríaaparecer comouna manerainnecesariamente complicada de
hablar acercadeuna actividadtanaparentemente “natural”como “relatar”.
Peronohay nadanatural en relatar; esunarte uoficio altamente complejo,
dependiendo de cómo se lo mire. Ysu uso es específicamente complejo
cuando se tratade representareventosreales, enlugardeimaginarios. Esto
se debe aquemientras el escritor deficcionespuede “inventar”eventos para
conformarsealas exigencias del relatar, el escritor dehistorianogoza deesa
libertadinventiva. Como loseventosde un relatohistóricosondadosatravés
de lainvestigaciónen el registro histórico, la libertad inventiva de losescri­
tores deunahistoria narrativaconsiste enlas elecciones quepuedenhacerse
entre las tramas-tipo culturalmente disponibles con loscuales se dotaa los
eventosasí provistoscon diferentestipos designificadosfigurativos. Dehecho,


“LouisMink,HistoricalUndentandig,eds. B.Fay,E.O. Golob,andR.T.Vann,Ithaca,CornellUni­
versityPress, 1987,p. 200.
•"lfcid.,p.201.

88
ElfindelaHistoriografíaNarrativa

los historiadores puedencontar muydiferentesclases de historias acerca de


lami^maserie de eventosreales sinviolaren ningúncaso los criterios deve­
racidadenel nivel delarepresentación delos hechos de lacuestión.
El complejo modelomulti-planarde discursividadde Hjelmslevnosper­
miteidentificarysugerirlarelaciónentre, porunlado, el contenido “factual”
deunrelatohistórico, y, porel otro, lo que es usualmente llamado suconte­
nido interpretativo”(ymásdespectivamente, “ideológico"). El contenido
factual se encuentra en el nivel de la “Forma del Contenido”(en los “he­
chos registrados), mientrasque el últimoapareceenel nivel dela“Sustancia
de Expresión (enlatrama-tipousada paradotar alos eventos de lahistoria
con un significado simbólico específico). El relato contado es apropiada­
mente evaluadoencuantoasu“facticidad", mientras que latramatipousada
paragenerar unainterpretaciónde loseventosespropiamente evaluablesólo
entérminosde suplausibilidad, loque quiere decir eneste casosuconformi­
dadmiméticacon latrama tipousada paradescribirsu trayectoria.
Consideremos, porejemplo,loque ocurrióenlas elecciones primariasde
1988 por lacandidatura aPresidente de los Estados Unidos del partido De­
mócrata. El SenadorJoseph Biden fue forzado a retirarse de la contienda
cuandose mostróqueél (osus ayudantes) hablarobadola“historia" devida
del líderdel BritishLabour, Neal Kennockyla hizo pasar como lahistoriade
vida del propio Biden. Habría sido una cuestión totalmente diferente que
Bidenhaubiera adaptadosimplemente la“trama”delavida de Kennockyla
usarapara dotarasupropiahistoria devidaconunasignificación simbólica
general. Lospolíticos americanosregularmenteutilizan la“trama”delavida
deAbrahamLincoln (unhombre simpledepueblosurge desde laoscuridad
medianteel trabajoduroylaauto-educación paraalcanzarel oficiómásim­
portante enlaTierrayparaguiar al paísenun tiempo de crisis) paralarepre-
sentación del “significado” de sus propias vidas. Nada es considerado
impropioen estapráctica. Seríabastanteimpropio, sin embargo, paraellos
usarel relato de Lincolnpara contar supropiahistoria de vida. Losasesores
demediosdecomunicaciónde Biden fallaronenladistinciónentre laForma
del Contenido de lavida del Senador ylaSustancia de Expresión queellos
desearonusaren surepresentación.
Podríaobjetarse que laterminologíade Hjelmslevhaceun pocomás que
traducirloquenosotrosestamosacostumbrados allamar “relato”y“trama”a
lajergadeloslingüistas. Perono eseste el casoenabsoluto. Nohe dichonada

89
HaydenWhile

acercadelos dosnivelesdediscursividadqueHjelmslevdesignócomo“Forma
de Expresión" y“Sustancia deContenido”.Porel término“FormadeExpre­
sión" H je lm sle v d esigna lo s rasgosespecíficamentelingüísticosdeundiscurso
verbal tal comolanarrativahistórica: léxicas, gramaticalesysintácticas. Enel
nivel del análisisasíindicado, habríamosdepreguntamos silosdiscursos“his­
tóricos”e “ideológicos”son discerniblessolopor suscaracterísticaslingüísti­
cas. Yporsupuesto, no son así discernibles. Es debidoa que lasdos clasesde
discurso tienenlosmismososimilares rasgoslingüísticospor loquenosotros
estamos forzadosaconfrontarel problemadelarelaciónentre relatos“ideoló­
gicos”e“históricos”desdeel principio. Ensuformamanifiesta, nohaymanera
algunadedistinguirentreunrelatoideológicoyunohistórico. Enestenivel, se
ven iguales. Es decir que el discurso ideológico refiere a eventos históricos,
cuenta historias acercadeesos eventos, pretendecontarlaverdaderahistoriade
esos eventos, tratadeexplicar porquéocurrierontal comolohicieron, y, final­
mente, reclama revelarlasignificaciónhistórica real de estoseventos. Enuna
palabra, enel nivel deexposición formal, laForma deExpresión, el relatoide­
ológicoesexactamente comoel relatohistórico.
Lomismo ocurre en el nivel de laSustancia de Expresión. Aquí, el relato
ideológico funciona exactamente como el relatohistórico, es decir, trans­
formalos “hechos”enlos elementos deuntipode relatoespecíficomediante
complej asoperaciones de figuración,poéticasyretóricasennaturaleza. Los
eventos, los agentesyla agenciahistóricosson“caracterizados”entérminos
dramáticosypresentadoscomosi fueranlaclase decosas encontradasengé­
neros manifiestamente “ficcionales”: fábulas, leyendas, mitos, novelas, obras
de teatroysimilares. Eneste nivel deanálisis, laidentidaddelosrelatos his­
tóricos con los ideológicos, argumentadapor Braudel yBarthes, puede ser
afirmada. Yestoesposible para argumentarque nohay diferenciasenabso­
lutoentrelas dosclases de discurso.
Porejemplo, eneste nivel, el delaSustanciadeExpresión, esimposibledis­
tinguir entre lasrepresentaciones deProudhonyMarxsobreel coup d’État de
Luis Bonapartey, almismo tiempo,especificarloselementosideológicos en
ambasversiones. Ambos, MarxyProudhonhanentramadoel eventocomoun
relatode unaclaseespecífica. Ladiferenciaconsistesolamenteenel tipodees­
tructura-trama, épicayfarsescarespectivamente, elegidoporcadaunoparare­
presentar el evento. En ambos casos, presenciamos la deposición de un
significadoenel nivel de la Forma del Conlenido, lacual consisteenlaestruc-

90
ElfindelaHistoriografíaNarrativa

tura-tramausadapararepresentarloseventoscomofiguraciones deunrelato
deunaclaseespecífica. Loqueunovecomounrelatoépico, el otrolovecomo
uno farsesco. Ambas interpretaciones son plausibles, dada la diferencia de
perspectivapolíticaque lasinforma. Nopodemos, entonces, concluir queel
relatocontadoporMarxesmáshistóricoqueideológico, mientras queelrelato
contadoporProudhonesmásideológicoquehistórico. Si hayunadiferencia
entre los grados de historicidad que informan las dos versiones del mismo
evento, éstadebe decirsequesurgeenel cuartonivel deanálisis estipuladopor
elmodelode Hjelmslev: el delaSustancia del Contenido.

Sustancia del Contenido e Ideología

Esúnicamente enel nivel delaSustancia del Contenido del discursoque


ladiferenciaentrerelatohistóricoeideológico puedeser establecida. Eneste
nivel larepresentación delos eventos reales, entramada como unrelatode
unaclaseespecífica (comoépica, romance, tragedia, comedia, o farsa) puede
seridentificada comouncasoespecial deunanocióngeneral de lanaturaleza
delarealidadhistórica. Esenestenivel desunarrativa que Marx, por ejem­
plo, invocala “luchadeclases" como larealidadhistórica que alavezjustifica
suconstrucción delatramade El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte como
una farsa y explica por qué esta farsa pudo haber tenido lugar cuándo,
dónde, ycómo lo hizo. Segúnel punto de vista de Marx, la naturaleza ab­
surdadel evento derivódel fracasode todas laspartesen el conflicto paradis­
cernir que estaban atrapados en un conflicto de clases y su resultante
incapacidadpara actuardeunamaneraconsistente con sus respectivos inte­
reses declase. El fracaso deProudhon enaprehender que lalucha declases
eralaclaveparala comprensiónde esteeventoesloque locondujo, enlaes­
timación de Marx, arecaer en la noción mítica del “héroe”para explicar el
triunfode Luis Bonaparte. ParaMarx, lanoción deacción“heroica”nopuede
“explicar”nada, ylainvocaciónaesta noción por Proudhon para explicarel
triunfode Luis Bonaparteesloquemarcael “relato”de Proudhoncomo“ide­
ológico”más que “histórico”.
¿Peroen qué sentido podríamos con seguridadafirmar que lanociónde
“héroe”ode “acciónheroica”esmás “ideológica”(ypor tanto menos “histó­
rica") que lanoción de“luchadeclases”?Larespuestausual aestacuestión,

91
HaydenWhite

especialmente por losmarxistas, es quelanoción de “lucha declases”es más


realista, menos “imaginaria”(menos “mítica”) que la nociónde “heroísmo”.
¿Pero en qué consiste el “realismo”dela noción de “lucha declases”? No es
como si la noción de“heroísmo”fueraajena alanoción de Marxde historia.
De hecho,debe ser dicho que la caracterización de Marx del rol del proleta­
riadoen lahistoriamundial efectivamente dota aestaclase social con todos
los atributos deun“héroe”(aunque unocolectivo).
Pero, yesto escrucial parala distinciónentre unaversiónhistóricayuna
ideológica deloseventos históricos, Marxindica queunaclasepuedeser“he­
roica" en una fasedesudesarrolloytransformarse, como “villana”en otra, y
simplementeser barridos de laescenaenotra. Deaquí sesigue, laagudeza de
su observacióndequelaburguesíajugóunrol heroico enlostrágicoseventos
de 1789 sóloparatransformarse enlaprotagonista de unafarsaensuintento
de repetir los eventosde 1789 bajólas condiciones cambiadasde 1848. Adi­
ferencia de la noción de “heroísmo”usada por Proudhon para explicar el
triunfo de Luis Bonaparte,la noción de Marx de “lucha declases”es suscep­
tible de ser dotada dediferentes contenidosespecíficos endiferente tiempo
ylugares delahistoria. Éstaes unarazónparaconsideraralaprimerauncon­
cepto míticoyalaúltima uno histórico.
De estamanera, aunque la tramade Marxde El dieciocho Brumario de Luis
Bonaparte como una“farsa”no es menos“ideológica”que laconstrucción de
la trama deProudhoncomo una “épica”-o para el caso,lapropiasugerencia
de Marxdequeloseventos de 1789 fueronnaturalmente “trágicos”-, la“Sus­
tancia del Contenido”de la consideración de Marx es más histórica que la
consideración de Proudhon. Ello no se debe a que el registro histórico no
contenga relatosdeacciones heroicasporindividuos ygrupos. Estoes, más
bien, porque unavisión dela histonacentradasobre lasacciones, los indivi­
duosylosgruposconsideradoscomosiendomásomenosheroicosno ofrece
la base para discriminar entre héroes yaquellos individuos ygrupos que,
como Marxapuntócon respecto aLuis Bonaparteysus seguidores, sólo hi­
cieron el “papel”dehéroes.
Considerado como la “sustancia del Contenido”de la concepción de
Marxdelahistoria, entonceslanociónde“lucha declases" esdeunordenen-
teramentediferente que lanoción deProudhon de“heroísmo”. Cualquiera
que seael mérito deesta noción cuandoesconsideradacomounprincipio
explicativo deunadeterminadaseriedeeventos históricos, nohaynadaide-

92
HIfindelaHistoriografíaNarrativa

ológico acerca de estoenabsoluto. Esto estáindicadoporel hecho de quela


realidadde lalucha declasesestápresumidapor todos los historiadores de
cadatipo concebible depersuasiónpolítica uorientación ideológica. Más
alládeesto, esta noción prevé laestipulación deun principio por el cual se
admitalarealidaddelasacciones heroicas porparte de los individuos ylos
gruposyal mismo tiempoparadiscriminarentrelos logros genuinamente
heroicos yaquellos que sóloparecenserlo.Pues a diferencia de unanoción
deheroísmo que loidentificaconunaclase desuperioridadespiritual de una
personasobre todaslasotras, lanocióndeluchadeclasesvinculaal heroísmo
noconunideal deéxitoindividual enunalíneaparticular de empeño,sino
másbiencon el esfuerzoglobal de lahumanidadparalograrlas condiciones
delibertaddeladivisióntantosocial comonatural.
Que laversión deMarxdel 18 Brumarioestáatravesada con elementos
ideológicos, apenas puedenegarse; estos elementos son discernibles enlos
niveles de suexpresiónlingüística, su reuniónde los hechos, ysuconstruc­
cióndelatramadeloshechoscomouna farsa. Peroenel nivel de laSustancia
del Contenido se invoca un concepto para explicar, no tanto porqué los
eventos ocurrieroncomolohicieronsinomásbienporqué sonaprehendidos
máspropiamentecomountipodefarsaque comoépica.

Conclusión

¿Silos relatoshistóricos sonsimilarmente“ideológicos" se siguequeellos


por tanto no son consideraciones “históricas”?¿Podríamos imaginaro real­
mente encontrar otra consideración narrativa de los eventos de los cuales
tantoMarx, comoProudhontratanque seapropiamentehistórico pornatu­
ralezayquepodamosusarloparaevaluarsuhistoricidadrelativa? ¿Sonellos
no-históricos en diferentesmaneras? Esunacuestión desurelativaplausibi-
’.idad. ¿Es posiblejerarquizartiposgenéricosde tramaentérminos de su“re­
alismo”relativoparalarepresentación deeventos “reales”? Muchos teóricos
delahistoriografíahantratadodehacerlo. Nomenos importante entre ellos
fueWalterBenj aminquien,ensusdiversosescritos sobreel concepto dehis­
toria, trató dedistribuirlastrama-tipos delos sucesoshistóricos entrelascla­
sesquehabían sidovictoriosasen épocasespecificasensus relatosylas clases
quehabían sido sometidas ala opresión como resultado de esas victorias.

93
HaydenWhite

Para las primeras, Benjamín argumentóla historia es siempre “experien-


ciada”comouna Comedia: suvictoriaespercibidapor elloscomountriunfo
yunavancedelahumanidadengeneral, esdecir,como unprocesodedesarro­
llodel cual ellossonlosportadoresycustodiosypor tantocomounacomedia
romántica. Paralaúltima, sinembargo, lahistoriaessiempre“experienciada"
como unaigualdadadormecedora, ni siquierauna tragedia, sinomenos que
eso, una meracatástrofe. Para Benjamin, latareadel historiador eraladere­
dimir alas víctimasdel “progreso”históricorestaurándoles unlugaryunrol
en lahistoriacomolos“pacientes”delas“acciones”victoriosas. Estoimplicó
la conceptualización del proceso histórico, menos como un relato de una
dialéctica entre libertad y determinación que como, más bien, la relación
entre “pasión”y“acción”. Poresto élvioenel génerobarroco del “dramaluc­
tuoso”' (Trauerspiel) un modelo para unaclase de historiografía que redi­
miera la historia como un espectáculo de pérdida más que como uno de
ganancia. Yuna historiografíaque sepreocuparamenos porel “entramado”
del pasado, que porsu“desentramado”,suexplosióndelahistoriaen“frag­
mentos, pedazosytrozos”, su de-narrativización.

' LaexpresiónutilizadaporWhilees“mourningplay”.

94
4. En contra del realismo histórico.
Una lectura de L a g u e r r a y la p a z *
Nosotroslosrusos, engeneral, nosabemoscómoescribirnovelas
enelsentidoenqueesegéneroesentendidoenEuropa.*8
Tolstoi

Laguerray la paz” (1865-69) de LeónTolstoi esuna obra enorme e infi­


nitamentecompleja, ala queningúnbreve resumenpuedehacerjusticia. Es,
esencialmente, dos grandes libros, uno histórico yotro ficcional,combina­
dos paradarcuenta del efectoque tuvoenlasociedadrusalainvasiónde Na­
poleónde 1812. Dado que mezclavarios géneros -la historia, la novela, la
épica-, loscríticos no se han puestode acuerdo acerca decómo clasificarla.
Aquí, yolaconsideraré comounejemplo de lo quemásmanifiestamente es,
asaber, unanovelahistórica.PeroLa guerra y la paz esunanovelahistóricade
un tipo particular: busca mostrar que, aunque no podemos evitar usar ala
“historia”comoun contexto paralarepresentación de grandes eventos, las
consideraciones “históricas”dedichos eventos nopueden, enningúncaso,
explicarlos. Esmás, Laguerray la paz esuna obra que, almismo tiempo, con­
sumalanovelahistórica yeficazmente la desmantela. Enel proceso, socava
el realismoliterario deEuropaOccidental, al cuestionarlaideologíade lahis­
toriaenlaquesebasa.*49

*TraduccióndeMarielaSolana.
49LeonTolstoi, DraftsforanIntroductiontoWarandPeace',enTolstoi, WarandPeace, TheMaude
Translación,BackgroundsandSources, Criticism,2ndedition, NewYork1996, p. 1087. Hayvarias
edicionesenespañol. Estearticuloaparecióoriginalmenteen‘Controil realismostorico’, en:
FrancoMoretti,ed.,Ilromanzo,voi. V:Lezioni,Turin2003,pp. 221-37.
TodaslascitasdeLaguerraylapazfueronextraídasdeTolstoi,L.“Guerraypaz",en: ObrasCom­
plete,TomoI(traduccióndirectadelruso,prólogobiográficoynotasdeIreneyLauraAndresco),
Madrid,SantillanaEdicionesGenerales, 2003[N.deT].

95
HaydenWhite

El mismoTolstoi negó que sudescripción de la invasión napoleónica de


Rusiaen 1812 cayerabajo larúbrica de algúngéneroespecífico. En 1931, el
critico BorisEikhenbaumdijoqueTolstoi habíaempezadola obra— original­
mente titulada i 805- como una combinación de dosgénerosrusosbienes­
ta b le c id o s , la “n o v e la fa m ilia r ” y la “novela histórico-militar”.49Pero, desde

el comienzodel Libro VII, segúnEikhenbaum, el librose transformaen un


nuevogénero,la épica histórico-filosófica. Deestemodo, podemos identifi­
car, porlo menos, tres hebras genéricas trenzadasentre sí que conforman La
guerray la paz', una hebra histórica (el relato de la invasión napoleónica de
Rusia), unahebranovelística (el impacto deesta guerraencuatro familiasno­
blesrusasdeíndole ficcional) yunahebra filosófica (digresiones discursivas
sobre ciertas ideas abstractas sugeridas por los eventos, tanto históricos
comoficcionales, narradosenel libro). Esestacombinacióndehebras loque
hacede Laguerray la paz unaconsumacióndel génerodelanovela histórica.
Tolstoi no sólo compone una novela histórica, tambiénsomete el géneroa
análisis alaluz de supropia filosofíade lahistoria. Estadimensióncritico-fi­
losòfica estaba totalmente ausente en los grandes novelistas históricosque
precedieronaTolstoi: Scott, Manzoni yDumas.

Aunque La guerray la paz esmuylarga, laacción quedescribe se extiende


enunperíodode tiempo relativamentecorto, los sieteaños entrelabatallade
Austerlitz en 1805 y la salida de Napoleón de Rusia, el 5 de diciembre de
1812. Laacciónestá, aproximadamente, divididaenunahistoria delascam-

*>EikhenbaumcaracterizalaevolucióndelasvisionesdeTolstoisobrelahistoriaenlossiguientes
términos: “...elanti-hisioricismooriginaldeTolstoiledictabaunaideabastantemodestadelascró­
nicasdelaguerraylafamilia. Luego,movidoporpreocupación«;desuépoca,comenzóacambiar
lacrónicaporunpoemahistórico,porunaépica,yaintroducirtodaunaseriedevisioneshistónco-
ftlosóficas. Suanti-historicismoseconvirtióennihilismohistónco.ysucrónica-novelaseconvirtió
enunnuevogéneroquecreciógraciasalacombinacióndeaccionesnovellsticasymaterialeshis­
tóricosconrazonamientosfilosóficos. Elresultadofueungéneronegativo,entantoloselementos
quelocomponíanestabanenconflicto."LuegoEikhenbaumdijoque“lanoveladeTolstoinoera
unnuevogénero"sinounacombinacióndedosformaspopularesen1820y1830,lanovelafami­
liarodevidadeterratenientes, porunlado,ylanovelahistónco-miliiar,porelotro.BorisEikhen-
baumTheGenteofWartmdPeaceintheContextofRussianLiteraryHistory1,inwp,p. 1126.

96
Encentradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerrayIapaz

pañasmilitares, lasbatallasylasmaniobras delaguerrayun relatodelavida


delaaltasociedadrusaafectadapor la guerra. Laprimeranarra los esfuerzos
por ganar tierra, poderygloriapormedios militares, lasegunda, los esfuer
zospor ganar amor, poderyriqueza a travésdemedios provistos por laso
ciedad”. Las doshistorias nuncaconvergendel todopero, por otrolado, no
hayrazones para quelohaganyaque ambastratansobre lomismo, las simi­
litudesentrela “guerra”yla“paz".
Editadaoriginalmentecomouna publicaciónserial entre 1865 y 1869, la
mayoríadelasediciones de Laguerray la paz ladividenen varios libros con
subsecciones o capítulos. Hay poca continuidad entre los libros (aunque
esténcronológicamente organizados) oentrelos capítulos. Los segmentos
constituyen, más bien, unaserie de viñetas, anécdotas, pequeñas historias
(aquí tenemos, porejemplo, cuatrodel LibroVIH: “Los Rostovenla Ópera,
Helena en la Próxima Caja”, “La Ópera descripta”, “Anatol y Dolokhov en
Moscú”).Estasviñetas avecesseasemejanalosfails divers de periódicos con
temporáneos. Los personajes no se desarrollan deun episodio al otro sino
quereaparecen, devezencuando, con todauna serie de nuevos atributos.
Pero, enrealidad, todalaaccióndel libro cubresolamente unos escasos siete
años. Haymomentos derevelación: Bolkonskytieneuno, Pierre tienevarios,
yunpersonaje, NatashaRostov, dehecho madura-peronohay cambiossig­
nificativosyduraderos enlospersonajes, enningunode ellos. Más que des­
arrollo, lamayoríadelos personajes sufrenunasuerte de refiguración, seles
añadennuevos rasgosyse les reorganizanlosviejos,amedida que padecen
unadesilusióno frustracióntrasotra, tantoenla guerra como enla paz .
Noesunanovela feliz, aunque Tolstoi lahayaplaneadooriginalmente como
unaespecie de comediaenla que todo estaríabienal final.
Las secciones que componen La guerra y la paz constituyen una serie,
peronouna secuencia. Lasecuencialidaddistribuyeel significado alolargo
deunespacionarrativodemanera hipotáctica, distinguiendogradualmente
entreaquelloque esimportanteyaquelloquenoloesdeentre todoslos datos
del textoyguiandotodohaciael desenlace opuntode finalización, enel que
el significadodominante deloseventosrelatadospodrá, finalmente,sercap­
tadoocomprendído. Típicamente, un tratamientohistórico de los eventos
consiste en el intento de revelar una secuencia (entramado narrativo) en
lugardelo que parece serunameraserialidad(lacrónica). PeroTolstoi resiste
lasecuencialidadporque estálidiando conlahistoria: él nocree que lahistoria
97
HaydenWhite

tengaunatrama. Pararesistir el atractivo del entramado, entonces, rescataa


lacronología comoel principio organizativo flagrantede suretratodelavida
en Rusiade 1805al812.
Así,los Libros 1alVI narranlos hechos delosaños 1805-1810 yconsisten
enunrelatobastante directo de las relaciones militares ydiplomáticasentre
FranciayRusia, endescripciones de algunasbatallas tempranasentreel Gran
Ejército de Napoleón yuna alianza austro-rusa yen la introducción delos
principales personajes ficcionales que representanalanobleza rusa. El libro
comienza sin una introducciónasí comoterminará, unas 1400 páginasdes­
pués, sinun final. Nosvemos arrojados inmediatamente aunaescenasocial
en San Petesburgo, unasoirée en la que seestádiscutiendolacarreradel ad­
venedizo Napoleón Bonaparte. Se nos introduce aPierre Bezukhov, quien
terminarásiendolaprincipal figuraficcional del libro, perosinquesenosdé,
prácticamente, ningún antecedente sobre él (es un hijo ilegítimo, pero su
madre nunca es mencionadayno senos dicenadaacerca desuinfanciaosu
crianza).Escualquiercosa menos admirable-y así permanecehastael final-.
Hace muypocas cosas, peromuchas cosaslesuceden.
Como un héroe, Pierre deja mucho que desear; se acerca más al tipo de
pueblerinoque llegaalaciudadque alaencamacióndelavirtusaristocrática.
El amigode Pierre, AndreyBolkonsky, esuncandidatomás prometedoraese
rol. Los primeros seislibros siguen intermitentemente lahistoriadel matri­
monio sinamor del Príncipe Andreyylamuerte de suesposaenel parto,su
desencanto melancólicohacia lavida,suamor por laj ovenyhermosaCon­
desaNatasha Rostovysucompromiso.Peroél tambiénfallacomohéroe. Es­
tropeasucompromisocon Natashaymuereantesdepoder arreglarlascosas
conella.
Los Libros Vil al VIHproveen una especie de transición entre los altos
1807-1812y unapreparación paralanueva filosofía de lahistoriaqueserá
usadaparadeconstruirlos relatosoficialesdelaGuerrade 1812 El LibroVil
seocupa de la “paz",de lavida en el campoydela feliz familia Rostoversu
hogar, mientras que el LibroVIHdescribelavidaen laciudad-Moscú-yla
seducciónde Natasha Rostovpor partedeAnatol Kuragin, cuñadodePierre.
Pierre frustra el plandeAnatol de secuestrar aNatasha, Andreylarechaza,
ella comete un fallidointento de suicidioyPierre sedacuenta dequear.aa
Natashamás que asuerrante esposa, Helena Kuragin, aquienélhabía des­
posadovergonzosamente por puralujuria. Comoesteinsuficienteresurten

98
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerraylapaz

sugiere, muchascosas comienzan asucederen las secciones ficcionales del


libro amedidaqueTolstoi nos preparaparalascomplicaciones que surgirán
envirtuddelaapariciónde la “historia”.
Los Libros IXal XV, la“porción" másgrande de Laguerra y la paz, se ocupa
de los siete meses de “guerra”, desde mayo a diciembre de 1812. Se nos
cuenta cómo Napoleón invade Rusia y es enfrentado por tropas bajo el
mando del anciano, exhausto, lisiadoycasi ciego mariscal decampo Kutu­
zov. El ejército deNapoleón se abre camino hacia Moscú, laocupa y la sa­
quea; pero Napoleón pierde el control de su ejército a medida que se
convierte enunamultitudde saqueadoresyborrachos, yél decide abando­
narMoscúyvolverasuhogaren Francia. Loque queda desuejército es des­
truido durante el retroceso; finalmente, Napoleón abandona el remanente
demediomillóndehombres que habíaguiado, originalmente,aRusiayre­
gresaaFrancia, asuWaterloo.

Causalidad y Libertad

Estaúltimaporcióndel textoes dondeseencuentra lasustanciade La gue­


rra y la paz. Aquí es donde la “historia”deja de ser un relato del pasado y
emerge como una fuerza en sí misma, revelando que es la manipuladora
ocultadelosdestinos deloshombres individualesyde lasnaciones. El pasaje
deuna noción delahistoria como lasuma total de los eventos del pasado a
unanoción dela“historia”como fuerzaque hace que sucedanlos hechos y
quele daunadirecciónespecífica, aunqueincognoscible, alasociedadhu­
mana, emerge explícitamente en el Libro IX, donde el narrador reflexiona
sobre la ironíadelacreencia de los grandeshombres, segúnlacual sonellos
lacausa del cambiohistóricoynolasconsecuencias del mismo. Loshistoria­
dores, argumentaTolstoi, alimentanlavanidadde los reyesylosgenerales al
escribirlahistoriacomosi las ocurrencias tuvieranlugardebido asuvolun­
tad, sus deseos ysus órdenes. Enrealidad, insiste, todo eventohistórico es
consecuenciadeuna“miríadade causas”,tantas que hacen delahistoriaalgo
“irrazonable eincomprensible”. Losmovimientos de los hombres y de los
pueblos requieren la aquiescencia de todos los hombres involucrados en
ellos, por loquecualquiercosa quehayasucedido podríanohaber sucedido
pero, al habersucedido, enretrospectiva, nos parecenecesario einevitable.

99
HaydenWhite

Nos quedamos en unasituaciónparadojal enlaque debemos afirmar, al


mismo tiempo, nuestradeterminaciónporlahistoriay nuestralibertadres­
pecto a ella. En este punto, Tolstoi parece creer en una “coincidencia de
opuestos".Yaque,si bienpasagran partedel tiempomostrando que todoen
lahistoria “haocurrido porque debía ocurrir”, tambiénargumentaque, al fin
decuentas, no tiene importancia si nosvemosanosotros mismos comode­
terminados olibresen unasituación dada.Así,Tolstoi escribe:

Enlavidadecadahombrehaydosaspectos, lavidapersonal, queestantomás


librecuantomásabstractosseansusintereses, ylavidacomúnIdecolmena] en
queelhombreobedeceinevitablementelasleyesquelehansidoprescriptas.
Elhombreviveconscientemente parasímismo, perosirvedeinstrumentoin­
conscientealosfineshistóricos delahumanidad.50

Loshombresestándivididos -Tolstoi sostiene- entre suvidaconsciente,


queexperimentan comosi fueranlibres, ysuvidaanimal, corporal o“decol­
mena”, que no“experimentan" en absoluto, sinoque es vividacomosi fuera
“natural”. Estasdos dimensiones de lavidahumanaestán, segúnTolstoi, in­
versamente relacionadasal gradode podersocial que los individuos tienen:
“Cuantomás elevadoseencuentre el hombreenlaescala social, cuantomás
ligadose encuentre conlos que estánenunplanosuperior, tantomáspoder
tendrásobre nosotrosymásevidente seránlapredestinaciónylafatalidadde
cadauno de susactos.”51De este modo, paraTolstoi, “el reyes esclavo de la
historia”52-y, porconsiguiente, oasí pareciera, el siervomásbajo detodoses,
enalgún sentido, el hombre más “libre”.
Segúnestetipo derazonamiento, larealizaciónpersonal consisteenel re­
conocimiento de quelo que uno quiere, deseaoaspira conscientemente es,
enrealidad, el resultadode los condicionamientos sociales, mientras quelo
que uno debería querer ybuscar es lainmersiónen lavidade “lacolmena”,
donde laregeneraciónylamuerte sirvenalosfinesde “lavida”más quelos de
lasociedad. Aunque Napoleónhayacreídoqueél erael arquitectodelas gue­
rras que pelearía paraconquistar Rusia, “nunca había estado tansometido

50LeónTolstoi, ObrasCompletas...Op. Cit. p. 596.


51Loe. Cit.
52Loe. Cit.

100
Encontradelrealismohistórico.UnalecturadeLaguerraylapaz

com o entonces alas leyes inevitables que lo impulsaban (si bien le parecía
obedecerasupropioalbedrío) ahacer paralacausa común, parala Historia,
loque debíarealizarse”.53Esto esmenos paradójico de lo que parece apri­
meravista. PorqueTolstoi creeque,dadoque todo eventoes unresultadode
todaslas fuerzascausales enjuego entodalahistoria, el sentidohumano de
libertaddevoluntadtambiéndeberáserconsideradocomopredestinado;de
maneraque, seanloshombreslibres ono, susentido deserlibres debe ser to­
mado como un factor entre las causas que contribuyen a la ocurrencia de
todosloseventoscausados porlos sereshumanos. El puntomásimportante
que marca Tolstoi es que a mayor poder que posea un individuo o grupo
dado, mayorseráladesilusiónacercadelanaturalezaylaextensiónde dicho
poderymayorseráel sufrimientocausadoporsu persecución. Larealización
consistirá, entonces,enel abandonodetodoesfuerzo por ganarpoder oejer­
cerlo, yel retorno a la vida de “lacolmena”, representada por la familia, la
castaylaraza. Lapasividadeslacondiciónaaspirar. Lacapacidadde acción,
característicadeloshéroes, eslafuentedetodolo quees terribleenlaexisten­
ciasocialmente organizada.
Deestemodo,ladiferenciaaparenteentrelaagenciaylapasividad, oentre
laacciónylapasión, labase paraladistinciónentre unavidaheroica, por un
lado,yunavidaordinaria,humilde oinconsecuente,porel otro, resultaser
unafalsadicotomía. Napoleón, el hombredeacciónporexcelencia, serámos­
trado como el producto de fuerzas sobre las que no tiene ningún control;
mientrasqueKutuzov, el somnoliento, casi ciego, ancianoydistraídono-Ge-
neral, terminarásiendo el vencedor deNapoleónyel salvadorde Rusia. Ku­
tuzoveslaencarnacióndelapasividadactiva,mientras que Napoleónnoes
más queel activistapasivo.LafuerzadevoluntaddeKutuzovsemanifiestaen
suresistenciaatodo esfuerzoaobligarloaentrar enbatallacontra Napoleón,
mientras que la de Napoleón se muestra en su insistencia en dar batallas
cuandoydondeseaque pueda. Así, el primeroobtienesuvictoriaa través de
lapasividad, el otroes derrotadoatravésdela acción. EnLaguerray Ia paz, la
guerraesunaactividadabsurda; enúltimainstancia, unafarsa.
Enel libro X, por ejemplo, Tolstoi interrumpe surelatosobrelavisitaque
hace PierreBezukhoval campo debatallade Borodinopararemarcar la falta
desentido quehayen queesabatallahayasido peleada.

53lbid.p. 596.

101
HaydenWhite

El dia24 tuvolugarlabatalladeSchevardino; el25, nohubounsolodisparode


unladoni del otro,yel 26, selibrólabatalladeBorodino.
¿ParaquéycómosehabíandadoyaceptadolasbatallasdeSchevardinoydeBo­
rodino?
¿Paraquésehabíalibradolabatalla deBorodino? No teníasentidoni paralos
francesesni páralosrusos. El resultadoinmediatohabíadesernecesariamente:
paralosrusoslaproximidaddelapérdidadeMoscú(loquetemíanmásquenada
enel mundo),yparalos franceses, el aniquilamientodetodosuejército(cosa
quetemíanmásquenadaenelmundo). Eseresultadoeraevidenteinclusoen­
tonces. Sinembargo, NapoleóndioesabatallayKutuzovlaaceptó.54

Laexplicación deTolstoi-en contradelas falsasideasdelos historiadores


oficiales- era que “Kutuzovy Napoleónprocedieronencontra desuvolun­
tadeinsensatamente.Perodespués dehaber tenidolugar loshechos, loshis­
toriadores han presentadopruebas complicadasdelaprevisióndel geniode
los capitanes, que, entre todos los factores involuntarios de los aconteci­
mientos europeos, eranlos más servilesylosmás inconcientes”.55Tolstoi se
burladelos estrategasylostácticos quienes, consusgráficos,mapasydiagra­
mas, intentaban convertiralamodernaguerrademasasenunasuntodepla­
neamiento preciso. Lamera cifra delos ejércitosinvolucradosenlainvasión
de Rusia aseguraronque las campañas luchadas por ambos lados seanuna
cuestiónmás de derivainercial que deelecciónydecisión.Tolstoi pintaaNa­
poleón tomando decisiones arbitrarias paralas que no da ninguna razón,
gastando su ejército cual niño consumiendo dulces yhaciendo pucheros
cuando suvoluntades frustrada. Kutuzov, porel otrolado, sóloconoceuna
cosa: mantener asuejército, osus remanentes, intactos, lucharsólocuando
seve obligado ahacerloyretirarse,retirarse, retirarse -aun al puntodeper­
der Moscúen manos del enemigo. Esunabatallaéntrela falsabrillantezyel
egoísmo, por un lado, yla faltade brillo,lapacienciaylaresignaciónanteel
destino, por el otro. En últimainstancia, Napoleónse encuentra asímismo
ocupando una ciudaddeshabitada, conunejército sinequipo deinviemoy
con sulínea de provisiones interrumpida.

54lbid. p. 719.
” Ibid. p. 720.

102
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerraylapaz

PeroNapoleón,elhombremásgenialentrelosgenios, encuyasmanosestabael
poderdedirigirelejércitosegúnafirmanloshistoriadores... eligióentretodoslos
mediosqueselepresentabanelmásabsurdoypeligroso... saliódeMoscú... Napo­
león, aquiensenospresentacomodirectordeesemovimiento(tambiénlossalva-
jesseimaginabanquelafueraesculpidaenlaproadelbarcorepresentabalafuerza
queloguiaba), seasemejabaduranteaquellaépocadesuactividadaunniñoque,
sujetandolascorreasdelinteriordeuncoche, sefiguraqueloconduce.56

Esporestemotivoque lahistoriadeguerraen La guerra y la paz, si bien re­


produceunagrancantidaddeesfuerzos, contiendas, batallasydestrucción,
enúltima instancia, no tiene nadaheroico al respecto. Loque, en principio,
pareceheroicoynoble, inclusotrágicoparalos historiadores de laépoca, es
desenmascarado por Tolstoi comounaaventura homicida, sin sentidoysin
ganancias por parte deuncharlatánde Occidente que casi no tenia idea delo
que estabahaciendo. El “heroísmo”de los rusos, en respuesta al ataque de
Napoleón, es detipopasivoyestoico. Losrusos simplemente perduran. Esa
essugenialidadcomo raza.
Así, despuésdeuna entrevistaconel General Kutuzov, el Príncipe Andrey
vuelveasuregimiento,

tranquilizadorespectodelamarchageneral delaguerraydelaspersonas aquie­


nesestabaconfiada. Cuantomásveíalaausenciadepersonalidadeneseviejoen
quetansóloquedabalacostumbredelaspasionesy, enlugardeuninteligencia
(queagrupaloshechosysacaconclusiones),lacapacidaddecontemplarserena­
mentelamarchadelosacontecimientos, tantomástranquilosesentía respecto
del destinodelascosas... ‘Lomásimportanteesqueselecreaporqueesruso’...
pensabaelprincipeAndrey’.57

Porsupuesto que quienhablaesAndrey, noTolstoi; yno podemos estar


seguros de que Tolstoi noquieraquesus lectores tomenlasideas de Andrey
concautela-especialmente, dadoqueAndreyes uno deesos hombres “inte­
ligentes" quesiempre venla realidadatravés del lente de su razón más que
por mediodesus sentimientos-. Sinembargo, el “ser ruso" juega una parte
en laépica deTolstoi, en tantosirvecomoexplicacióndelavictoria de Rusia
sobre latiraníade Occidente.
56Ibid.,pp. 917,923.
”lbid.,pp. 712-713.

103
HaydenWhite

Esmás, podríaargumentarse que, enlasparteshistórico-militaresdelano­


vela, Tolstoi enfrentael “carácterfrancés”al“carácterruso”,*el primerosiendo
todo conciencia, brillo, raison, estiloyacción, el otro, todosentimiento, soli­
dez, paciencia, tierraypasión. Esporestoque, apesar detodoel movimiento,
ruidoyfuriadelahistoria deguerra,nadasucederealmente.Aunquehayamu­
chas ocurrenciasen Laguerra y la paz, esmuydifícil identificarloseventoses­
pecíficos ylascadenas de efectos que todoevento dado puedahaber tenido
sobre los eventos subsiguientes.Lasbatallascomienzanmáspor casualidad
que pordeliberaciónyterminansinresultadosdecisivos. Losmonarcas, los ge­
nerales ylosotrosoficiales danórdenesperoéstas, permanentemente, se pier­
den, sedesvíanosonignoradasporlos subordinados. Moscúes ocupada por
los franceses, peronuncaverdaderamentesometida. Amedidaquelaciudad
es abandonadaporelejército ruso, Napoleónparece haberganadolaguerra,
perolos rusossenieganareconocersuvictoria, a tratarloconrespetooenfren­
tarseaél abiertamente.Al final, NapoleónesobligadoaabandonarMoscúpor­
que los rusos simplemente actúan como si él nunca hubiera estado ahí.
Kutuzovgana-si se puede decirquehaya“ganado”-haciendolomenos posi­
ble, retirándoseyabandonandoMoscú, ypermitiéndole aNapoleónagotarse
esperando, envano,serrecibidocomounconquistador. Deestaforma, como
un relatodelainvasiónde NapoleónaRusia, Laguerray lapaz esunahistoria
sineventososinlaclase de accionesquepuedanconstituirunatrama. Gracias
aestafaltadeeventosyde trama, puededecirsequelanovelaseaproxima, sino
seanticipa, alanovelamodernista-o aeseaspectodel modernismoyainma­
nente enunrealistacomo el Flaubert deLaEducación Sentimental-,

II

Todos los personajes ficcionales rusos principales de Laguerray la paz


pertenecen alaclasenoble.Unaexcepciónes PlatónKarataiev,unviejo sol­
dado analfabetoquecree, piadosamente, enla armoníadel universo, quese
hace amigodePierreencautiverio, aquienledisparancomounperrocuando
cae exhaustoal ladode la carretera,yquienesconsideradopor Pierre como

' LaspalabrasusadasporWhiteson“Russianness"y“Frenchness". [N.delE.]

104
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerra^lapaz

“lapersonificacióndetodoloruso.. del espírituylaverdad”.Adiferencia del


restodelos aristócratas del libro, Karataievposeeuna sabiduría originadadel
sueloruso y sugenialidad, pero es unasabiduría más vivida que pensada.
“Cadapalabraycadaactosuyoeranlamanifestacióndeuna actividaddesco­
nocidaparaél, aunquerepresentabasupropiavida. Peroésta, tal ycomo la
consideraba, no tenía sentido comoexistencia particular, sinocomo partí­
culade un todo, del que Karataiev teníaconciencia. ’,58
Karataievaparececomo el paradigmadeunser humano que hasidolibe­
radodelasociedad. Noaspiraanada, noquiere nadaytoma loque se lepre­
senta, no sienteningunadisyunciónentre él ysuentorno, no tiene ningún
“yo” [self\. Para Pierre, Karataiev era “un ser incomprensible, armonioso
como símbolo del espíritu dela sencillezylaverdad”.59*Es el antihéroe por
excelencia, loqueequivaleadecir queesunsanto. Todoslos otrospersonajes
de Laguerray la paz son, finalmente, comparados con él -y nodanla talla-,
Yenel final mismodelanovela, enel epílogo que nos muestraalas familias
Bezukhovy Rostov en 1820, Karataieves invocado como una prueba del
deseode Pierrederetomar al mundodelasociedadytomarparteen unmo­
vimientopolítico. Natashale preguntaaPierresi Karataievhubieraaprobado
aél yasusplanesdeentrarenlaluchapolítica

No; noloaprobaría-dijo Pierredespuésdemeditarunrato-. Loqueaprobaríacon


todaseguridadesnuestravidafamiliar. Teníatantosdeseosdeverarmonía, dicha
ypazportodaspartes...¡Quéorgullosomesentiríademostrarlemifamilia.®

Esaeslaúltimaescenaen lanovela. Noesun final, peronotenemosidea


de qué depararáel futuro para PierreyNatasha. Sólo sabemos que Pierre y
Natashahanencontrado ensuamorporel otroyen suvida familiarunmo­
delo para lo que Pierre cree que, al menos, puede convertirse la sociedad.
“Sólo quierodecir”continua Pierre, “quetodas las ideas que tienengrandes
consecuencias sonsiempre sencillas. Mi ideaes que si loshombres viciosos
estánunidosentresí ytienenlafuerza, loshombres honrados debenhacer lo
mismo. ¡Estansencillo!”61

“Ibid., p.895.
wLoc.Cit.
40Ibid, p. 1957.
41Ibid., p.1058.

105
HaydenWhite

En cierto modo, Tolstoi quiere que creamos que la nobleza rusa de la


épocaha perdido su“ruseidad"* cuantomás se ha“socializado”.Amedida
que se iban civilizando, se iban “afrancesando”." Tolstoi da un indicio de
esto, haciendo que sus aristócratas rusos hablenen francés más fácilmente
queenruso; ellosvuelvenal rusosólo cuandoestánen el campoytienenque
comunicarsecon los siervos ylos sirvientes. Nos encontramoscon Pierreal
iniciodel librojusto después de haber retornadodeestudiar enParis, deha­
berseconvertido enadmirador de NapoleónydelaIlustración francesa, yde
haber adoptado costumbres francesas quecontrastaban intensamente con
surústicanaturalezarusa, tal como erareflejadaensuaparienciabárbara, su
miopíaysu falta degracia.
Fisiológicamente, Pierrees la mismísima antítesis de los belloscaballeros
delacorte rusa: Andrey, Anatol, Dolokhov, Boris, entre otros. ComoKutu-
zov, Pierre es demasiadogordocomo para sentarsecómodamente enunca­
ballo, demasiadomiope como para observarlo quesucede asualrededory
demasiadoinarticulado como para conquistarmujeres bellas ypersuadir a
hombresbrillantes. Mi propia sospecha-pero nopuedoencontrarevidencia
textual pararespaldarla- esque la madrede Pierreerauna siervayquelasca­
racterísticas físicas de Pierre sirvenparaseñalar susorígenes enel suelo dela
Madre Rusia. En todocaso,la Bildung ola“educaciónsentimental”de Pierre
respecto alos asuntos del mundo es elreverso desus contrapartes occiden­
tales. Su experiencia de “la guerrayla paz" lo llevacada vezmás lejos dela
“sociedad”,cadavezmás profundamente haciaunabúsqueda deuntipode
comunidadque habíaencontradoconotroshombres cuandohabíasidoto­
madocomo prisionerodelos franceses, amenazadodemuerte, despojadode

ysusparábolas delos poderes curativos del amor. Después deque Karataiev


fuera asesinado por un guardia francés, una noche Pierre cae exhausto y
sueña, una vezmás, algoque habíasoñadoenMozhaisk, despuésdelabata­
llade Borodino:

*Enestaoraciónoptéporruseidadpueselcontextolopermite. [N.deE.]
'*EltérminoutilizadoporWhiteaquíes“Galüazed", dadoqueelequivalentecastellanizado‘ga­
licado”podríahaberresultadopocoreconocibleallector,meinclinépor“afrancesado”aunque
efectivamenteambosexistenennuestralengua. [N.deE.J

106
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerraylapaz

Denuevolosacontecimientosrealesseconfundieronconelsueño, yalguien-tal
vezélmismo, talvezalgúnotro-lehablódeunaseriedeideas, inclusodelasque
lehabíahabladoenMojaisk.
'Lavidaloestodo. LavidaesDios. Todocambiaysemueve, yesemovimientoes
Dios. Mientras existelavida, existe el goce de reconocer la existencia divina.
Amaralavida, amaraDios. Lomásdifícil yloqueproporcionamásfelicidades
amaresavidaconsussufrimientos,consussufrimientosinmerecidos."
“¡Karataiev!”,recordóPierre.62

El cambio que sufrePierre comoresultado desusexperiencias decauti­


verioydegradaciónes radical:

yanoexistíaparaélelproblemadetenerunobjetivoenlavida,quetantoloator­
mentabaantañoyquehabíabuscadocontal ahínco. Ynoeraporcasualidad,ni
momentáneamente, sinoquesedabacuenta dequeeseobjetivo noexistíani
podíaexistir. Yaesosedebíaprecisamenteaquellasensaciónagradabledecom­
pletalibertad, deesalibertadqueconstituíasudicha... Ahoraposeíafe, nocreía
enreglas convencionales ni enpalabras, sino en un Dios vivo ysiempre pre­
sente.63

Estanueva feenDios, sinembargo, le da aPierre unanueva relacióncon


losotroshombresymuj eres.

Estaparticularidadindividual,quesolíaantañoexcitareindignaraPierre,cons­
tituíaahoralabaseprincipal delinterésqueteníaporloshombres. Ladiferencia
yaveceslacompletacontradicciónentrelasopinionesdelagenteylavidaque
llevabandivertíaaPierreyprovocabaenél unasonrisadulceeirónica.64

Pierreno acataráestasnuevasapreciaciones:“todoel sentido delavida"


secentraráen ladeliciosaNatasha, quien ahorasehabíavuelto máshumilde
graciasaexperimentarlamuertedel príncipe Andrey.

6¡lbid.pp.968.
«lbid.p. 1000.
M lbid.,p.l003.

107
HaydenWhiíe

Trayectorias

El príncipe AndreyBolkonsky, lomás cercanoaunhéroe románticoenel


libro, pierde el amor de suvida,NatashaRostov, ymuere deheridas recibidas
enunaazarosadescargadoartillería.Él esmelancólico,inteligenteyvaliente,
unhijodevoto, un buenamigo, perounmaridoindiferente, un padre abu­
rridopara suhijo,un amante formal deNatasha.Enunborrador temprano
desulibro, Tolstoi quisoqueél viviera, secasarayfloreciera. Pero, posterior­
mente, decidió matar aAndrey en una escena que parece sugerir que la
muerte de un espíritu noble, puestoapruebaporlaadversidadylapérdida,
puedeser satisfactoria. Estediscurso apareceinmediatamente después del
relatodela aceptación delamuertedel príncipeAndrey:

..Sí,lamueneesel despertar”. Estepensamientoiluminódeprontosualma,y


elveloquelehabíaocultadolodesconocidohastaaquel momentoaparecíale­
vantadoantesumiradaespiritual. Sesintióliberadodelafuerzaqueantesloli­
gara y de nuevo lo invadió la extraña sensación de bienestar que ya no lo
abandonómás.65

Elpathos de esta escenaes embarazosoy, sinembargo, podría ser citado


en apoyo a una moción deexcluir aTolstoi decualquierlista de realistasal
modooccidental.
Natasha,laespléndidayesbeltabelleza deojososcuros, y1omáscercano
aunaheroína románticaenel libro, seenamora deunpretendiente trasotro,
traicionaa Andreypor elveleidoso Anatol, dehecho, semuestraasi misma
“enamorada del amor" antes de finalmente arrepentirse tras cuidar deAn­
dreyensu lecho de muerte. Peroella sevetransformadapor surelacióncon
Pierre, sufriendoun improbable renacimientocomoama de casa fanáticay
madreobsesiva, al final del libro. Puede parecerqueNatasha (interpretada
porAudreyHepbumenlaversión fílmicadel libropor parte de KingVidor)
finalmentemaduró durantelos siete años quetranscurrieronentre supenúl­
tima aparición, a los veinte años en 1813, ysuúltima aparición, en 1820.
Pasódeser una mariposasocial aseruna madre decuatro niños, unadomi­
nante pero devotaesposayuna esclava doméstica. Pero, como veremos, las

65lbid.,p. 904.

108
Encontradelrealisraohistórico. UnalecturadeLaguerraylapaz

causasdesutransformaciónnosonclaras. Esverdadquehasufridomucho,
pero no haynada trágico acercade su sufrimiento porque no ha nacido de
ningunacausanoble.
Nikolai Rostov, un ingenuo soldado ycazador, un obediente hijo y ho­
norable, aunqueindiferente, amante, una persona poco dada a la intros­
pección, peroindustriosa ysolemne, finalmente se casacon la hermana de
Andrey, laprincesa Maryay deesemodo -ella es una heredera rica-, salva
lapropiedadde su padre despilfarrador. Nikolai prefiere lacaza, los caba­
llos, labebida, lamilitancia ylacamaradería de las barracas ala política y la
sociedad. Perosigue una carreraenel ejército paraconvertirse en el recons­
tructor dela finca de la familia, arruinada por el ejército de Napoleón, en
unpuntilloso granjero yadministrador de sus propiedades y, finalmente,
enun benigno anfitrión de las familias que lo venían avisitar cada año -a
veces "con dieciséis caballos, docenas de sirvientes y quedándose por
meses”. Al final del libro, se embarcaenun programa delectura para culti­
var sumente.
LosKuragins, dominadosporel príncipe Vasili,unafigurapolítica influ­
yenteyunconspiradordelacorte,sonlaúnica “mala”familiaentrelas cuatro
relevantes. Pierre se casa conlavoluptuosamentebella perofríahija Helena
(enlaversiónhollywoodense, AnitaEkberg), quienprontolorechaza por ser
un amanteestúpido e inadecuado,sellevala mayor parte desu fortuna ylo
dejaponderandosuculpaporhabersecasadoconella porlujuria, en primer
lugar. Ellase convierte en el centro dela escena social de San Petesburgo y
ejerce considerable poder social hastaque una de sus conspiraciones sale
mal. Muerebajocircunstanciasmisteriosas-posiblemente, cometiendo sui­
cidio- unavezque sulujuriaporel poderyla riquezalaconducenacontraer
matrimoniocon doshombres almismotiempo. El hermano de Helena, el li­
bertino Anatol, seduce a Natasha, arruina su compromiso con Andrey, es
echado delaciudadpor Pierre(sucuñado) ypierde unapierna en labatalla
de Borodino.
Tal comohe resumidolahistoria, sóloharía faltauncambio de nombres
yescenas parapermitirquelaacciónpaseporunromanceArlequinescooun
filmépicoamericanodelos años1950. Perohayuna diferenciacrucial: Tols-
toi seestáocupando deuna castadearistócratasconlaquesehaidentificado
completamente, ala queha admiradoycuyosidealeshacompartido. Parala
época enque Tolstoi concibióLaguerray la p az ,esta castayahabía perdido
109
HaydenWhite

su funciónsocial original, perono sus privilegios. La guerra y la paz, sinem­


bargo, describe ala nobleza rusacomo sirviendo, todavía, una función mi­
litar vital; aunque su fortuna, basada en una enorme población sierva
trabajando en ignorancia yen condiciones similares ala esclavitud, con
equipos anticuados y técnicas de cultivo ymanufactura preindustriales, se
iba rápidamente disipando ysus privilegios tradicionales se iban haciendo
difícilesdejustificar. El auge de fuerzas sociales ytecnológicas, apenas dis-
cernibles en la Rusia de laépoca de las Guerras Napoleónicas, eran total­
mente reconocibles en la épocaen que Tolstoi había servidoen la Guerrade
Crimea(1854-1856) . Laaristocracia rusa descriptaporél no está, todavía,
totalmente degenerada pero,yesto Tolstoi loaclaraabundantemente, está
comenzando adeshilvanarse
Perolas razones de esta decadencia no sonseñaladas. Por supuesto que
Tolstoi eracualquiercosamenosun defensorde lamodernización. Másade­
lante, seconvirtió en unaespecie de radical social dedicado al pacifismo, al
vegetarianismoyavariasversiones del pietismocristiano. En La guerra y la
paz, como enA m a Karenina, él idealízalos efectosredentores del trabajode
latierra, yensurepresentaciónidílicade lavidafamiliaral final del libro, con­
trastalatranquilidad de ese ambiente con lanaturalezabélica de la “socie­
dad". Sudescripción de la propiedad de Rostov después de que Nikolaila
hayareconstruido, pintauncuadroidealizadodeloqueunagranjabiencui­
dada, enlaque los siervos sontratados como sereshumanos más que como
ganado, puede prometer al camino hacia una nuevavida para Rusia. Esta
ideaeraabsurda, ciertamente, no porque laabolicióndelaservidumbre no
fueranecesaria, sino porque el agrarismocampesinono podía servir cono
base paraunasociedad moderna.
El sueño deTolstoi deuna comunidadbasadaenunaeconomíacampe­
sinahecha más eficiente porel respeto alatierraproporcionaladimensión
utópicade Laguerray lapaz, pero tambiénesuníndice deladistanciaentre
Tolstoiylosescritores realistas occidentales demitaddesiglo. El signodesu
realismoeslasupresión detodafantasíautópicacomoalternativaalassocie­
dadesdivididasen clasesparalas que escribían.

110
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerraylapaz

III

Heindicado de qué maneraTolstoi invoca ala historia como un sujetoy,


almismotiempo, lareconceptualiza de forma tal que lapriva de toda fuerza
explicativa. Ahora, deberladecir que hace prácticamente lo mismo con sus
ficciones. Él invócalos personajes arquetípicos delosromances y de lano­
velahistóricay, al mismotiempo, los ubica enuncontextoen el que ni lague­
rra ni la paz son soportables para ellos. Así, lo que comienza siendo un
análisis social realista, enlas ficciones de Laguerray la paz, termina siendo

de su clase y status social, y terminan o bien destruidos por su irreflexiva


aceptación del código social obienconvertidos alas alegrías de lavida fami­
liardel campo.
Dehecho, el final delahistoriaficcional estámal hecho; fuesimplemente
añadido como parte de un “epilogo”que comienza con un largo discurso
“acercadelas fuerzas que operanenla historia”y, abruptamente, procede a
daruninforme de las condiciones delas familias de Rostovyde Bezukhoven
el año 1820. Es como si Tolstoi se hubiera aburrido de su tema o, incluso,
comosisehubiera irritadoconsus personajes. Al final, desestimaa sus pro­
piascreaciones como representantesinsípidos de sucreciente arcaísmo.
Por ejemplo, la Natasha que aparece en 1820, quince años después de
habersidointroducida alasociedadal comienzo del libro, sufrióuna trans­
formación, tantode sucuerpocomode suespíritu, queestácompletamente
inmotivada. Después de elogiar su belleza y vitalidad página tras página
-metonimizadaen sus esbeltasmanosypies, en sus grandes ojos oscurosy
ensuespíritupenetrante- él ladescribe, tal como aparece en 1820, de lasi­
guientemanera:

Natashahabíacontraídomatrimonioaprincipios delaprimaveratempranade
1813, yen 1820teníayatreshijasyunhijo. quehabíadeseadomucho, yal que
criabaellamisma. Habíaengordadoysehabíaensanchadotanto, que hubiera
costadotrabajoreconocerenaquellamadrerobustaalaNatashadeantaño, tan
delgadaeinquieta. Sehabíanacusadolosrasgosdesusemblante,queexpresa­
bandulzurayserenidad. Noteníaya, comoentiempos, esefuegoqueardíaince­
santementeyqueconstituíansuencanto. Ahoraseveíansurostroysucuerpo,

111
HaydenWhite

peronosualma. Eraunahermosahembra, fuerteyfecunda. Aveces, surgíaen


ellael fuegodeantaño, comoenesaocasión, porejemplo, enquehabíaregresado
sumando,cuandosecurabaalgunodelosniños... y,muyraravez, cuandoalgo
laincitabaacantar,loquehabíaabandonadopor completodesdesuboda. Yen
los rarosmomentosenqueseinflamabael fuegodeotrotiempoensuhermoso
cuerpodesarrollado,Natashaestabamásatractivaqueantes... Nosepreocupaba
desusmodales,dehablarconelegancia, deaparecerantesumaridoenactitudes
querealzaransubelleza, ni desustrajes... El objetoqueabsorbíalaatenciónde
Natashaeralafamilia.66

¿Natashaerainautèntica, falsayartificial quince años antes, cuandoera


labellezadelasociedadmoscovita? ¿Porquéahora“teníademandas que sólo
podían ser satisfechas renunciando alasociedad’? ¿Qué había encontrado
en Pierre quelahabíaconvertidoensuacólitoyen laesclavadelafamilia? Las
motivaciones para su metamorfosis permanecen poco claras. Sólo se nos
dice que:

Desdelosprimerosdías desuvidaenmatrimonio, Natashahabíaanunciadosus


demandas. Pierreestabaenormementesorprendidoporlavisióndesuesposa,
paraélunavisiónnoble,segúnlacual cadamomentodesuvidapertenecíaaella
yalafamilia. Lasdemandasdesuesposaloasombraron, perotambiénlohalaga-
ronysesometióaellas.

¿Adquirió este nuevo espíritujunto con el peso que ganó trasel matri­
monio? Tolstoi secomplace en explicar el cambio de Natasha apelando al
principio general según el cual “el hombre tiene lafacultaddeabsorberse
completamente enun asunto, por más trivial que sea, ynohayasunto tan
trivial que no pueda crecer en proporciones infinitas si todalaatención de
uno esta puesta sobre ello”. Natasha hizode su familia suprincipal objeto
de atención “Ycuanto más penetraba, enel objeto que le interesaba, tanto
más crecía éste ytanto más débiles le parecían sus fuerzas. Así, pues, las
concentraba todas sobre lo mismo, pero ni aun así lograba hacer todo lo
que creíanecesario.”67

44lbid.,pp. 1039-1040.
47Ibid.,p. 1040.

112
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerraylapaz

Es como si Tolstoi se hubiera deleitado perversamente al destruir todos


los aspectos de lapersonalidaddeNatasha que lahabíanconvertido no sólo
enlabellezadelasociedadsinotambiénen el objeto de amor ideal paratan­
toshombresymujeres. Enel pasaje que acabo decitar, Tostoi también ataca
las corrientes “discusiones y los argumentos acerca de los derechos de la
mujer, lasrelaciones entrelosesposos, sulibertadesy suderechos“68que Na­
tashahallaincomprensibles. Tales discusiones, observaTolstoi,son impor­
tantes “sólo paralos que noven en el matrimonio más que el placer que se
danmutuamenteel maridoylamujer, es decir, el principiodel matrimonio,
ynotodasuimportancia, queconsiste en la familia“.69Natashano necesita
másque sumarido ysu familia.

Ellateníaunmaridoyél lediounafamilia. Yellanosólonocreíanecesariootroo


unmejormarido, sinoquetodoslospoderesdesualmaestabanresueltosaservir
aesemaridoyesafamilia,ellanopodíaimaginar, ni tenianingúninterésenima­
ginar, cómoseriasi lascosasfuerandiferentes.70

Los personajesde Tolstoi estándesgarradospordeseos, sentimientos, ac­


titudes, convicciones y aspiracionescontradictorias yparadójicas. Estoes
cierto delasdos figuras “históricas”más importantes, Napoleóny Kutuzov:
el primeroaparece como unbrillante perocodiciosoniño, el segundo como
uncansadopero obstinadoviejohombre. Peroesespecialmentecierto delos
principalespersonajes ficcionalesde Laguerray la paz: Pierre Bezukhov, Ni-
kolai y Natasha Rostov yAndreyBolkonsky. El carácter de estas figuras es
construido por lasuma deuna serie de detalles acerca de cómo se sienten,
qué quieren, sus sufrimientos, sus momentos dealegría oexaltación y, por
sobre todo, lo que hacen. Yaquetodosestos personajes, al ser aristócratas,
poseenlosmedios materiales paradarrienda sueltaasusdeseos. Pero nunca
estánsatisfechosy siempre estánenmovimiento; yamedidaque se mueven,
cambian. Esdifícil de creer, sinembargo, que al cambiar estos personajes se
desarrollen. Tolstoi parecenoimaginarlaposibilidadde una especie derea­
lizaciónheroica de un potencial dadoal nacer, alamaneraen que lo hacían

“lbid.,p. 1040-1041.
wIbid.,p. 1041.
70lbid.,p. 1041.

113
HaydenWhite

los héroes delaBildungsromanoccidental. Alo máximoqueestospersonajes


pueden aspirar es a la clase de estabilidadypaz que disfrutan Pierre y Na­
tasha, yNikolaiysuesposa Marya, al final del libro.

IV

Noes que Laguerray la paz realmentetermine. Simplementese topacon


un cierre. Muchasnovelas históricas, porsupuesto, terminanconun súbito
anuncio dequelaserie de eventosqueseestabancontandohanterminadoy
eshora de dejarel relato. EstosucedeenWaverley perotambiénenhistorias,
através dela designación arbitraria deunevento enuna largaserie como el
punto en el quelanarrativaalcanza suculminación. Dehecho, Tolstoi nota
que no haycomienzos ni finales enla Historia, sino sólo unflujo deeventos
que loshistoriadores dividenen diferentesmanerasydedonde hacenhisto­
rias, bastante arbitrariamente.
Pasacon lahistoria, dice Tolstoi, lomismo que pasa conlaastronomía y
los problemasquesurgierontras el descubrimientode quelaTierrase movía
alrededor del sol. “Es verdad que nosentimos el movimiento de la Tierra;
peroal admitirsuinmovilidad, llegamos aunabsurdo, encambiosi recono­
cemos sumovimiento, que no sentimos, encontramoslasleyes”.Lomismo
pasacon“lahistoria": “esverdadquenosentimosnuestra dependencia; pero
al admitirnuestralibertad, llegamos aunabsurdo; en cambioreconociendo
nuestra dependenciadel mundo exterior, del tiempoydelascausas, encon­
tramos lasleyes.”71Esto parece sugerirquevivimos enel cruceentrelo que
sentimos(oexperimentamos) ylo queconocemos. Yel puntopareceser que
el conocimiento de las leyes de la naturaleza no nos ayuda en nuestro es­
fuerzoporvivirvidasconsentidocuandolos sentimientosprevalecensobre
la razónylavoluntad. Somos más dependientescuandonos sentimosmásli­
bres, ymáslibrescuando elegimosnuestradependencia-respecto alanatu­
raleza, latierra, nuestroscónyuges, nuestrafamiliayel universo, todomenos
la sociedad yel estado Así, encontraremos la “paz”referida en el título de
nuestro texto. Perolapaz no es lomismoquelafelicidadolasatisfaccióndel

71Ibid.,p. 1091.

114
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerrayIapaz

deseo. Dehecho, eslasupresióndel deseo, lacapacidad deabandonar todos


los proyectos sociales, la clase de calma disfrutada por un matrimonio
cuando, después delacena, una vez que losniños se han idoadormir, sien­
tenplacerenlacontemplación de sumutuaadecuación.
Si lahistoria deguerraen Laguerray la paz está llena de actividad, movi­
miento, charla, intrigaybastante violencia, pero sin muchos incidentes, lo
mismo puede decirse acercade la historia ficcional de laalta sociedad rusa
durante el períododeguerra.Aunque senosinvitaaobservarlaescenasocial
siguiendolosdestinosdecuatrofamiliasrusasprominentesduranteel periodo
1805-1812, nopodríamosdecirqueocurrenmuchascosasdenaturalezaespe­
cíficamentesodaí. Porejemplo, el conflictodeclasesnoestárepresentadocomo
algoendémicodelaestructurasocial, sinocomoalgoderivadodediferencias
“naturales" primordiales entre la casta delos siervos, por unlado, yla gran
nobleza propietaria dela tierra, por el otro. Aunque haya sidoél mismoun
propietariodetierras, Tolstoi profesaconocermuypoco sobre lossiervos, los
mecánicos, los empleados ylos funcionarios de Rusiay, prácticamente, no
tiene esperanzadeque mejoren sus condiciones.
Inclusolosconflictosalinteriordelanobleza— entre losmásricosylosmás
pobres, entrelasantiguas familiasylos nouveaux riches ,entre losamos ysus
administradores-sonpresentadoscomoasuntosde naturalezapersonal o fa­
miliar, desconectadosdel tipode transformaciones fundamentalesdel orden
social que undíaderrocaríanla autocraciazaristayllevaríanalaRevolución
Bolchevique.Tolstoi mismoerasocialmenteunilustrado(liberóasussiervos,
establecióescuelasparasueducaciónyfueunagitadora favor dereformaspo­
líticasen Rusia),peroel puntodevistaqueinforma bague rray la paz todavía
eratímidamente aristócratay, por lomenos,ligeramente eslavófila.
Existe siempreunatendenciaa“amplificar”los agentes históricosimpor­
tantescon el findedarlesunaura obiendehéroes obiende villanosen el re­
lato que el historiador ha creado a partir de sus datos. Napoleón ha sido
tratadocomounpersonaje dramáticotanfrecuentemente que esdifícil pen­
sarenél de otra formamásque como unmito.Tolstoi estaba al tanto de este
problemaysesentíaobligado aintentar desmitificar a Napoleóntratándolo
comounhombre ordinarioamercedde fuerzas que ignorabayque no podía
controlar. Él convierte atodos sus personajeshistóricos en figuras. Yhace lo
opuesto-o intentahacerlo- con sus figuras ficcionales, i.e.,los convierte en
personajes. Pierre, Andrey, Nikolai, Natasha.la princesaMarya, Helena Ku-
115
HaydenWhite

ragin, todossonrepresentados como ordinarios...aristócratas. Nohaynada


''heroico”acerca de ellos. Notienen“carácter”, en el sentidodecimonónico
de la palabra. Loque tienen sonpsiques-y psiques peculiarmente comple­
jas, además.

Los propósitos de la Historia

Lanovelahistórica decomienzos del siglo diecinueve fueel productode


dos desarrollos pocoimaginables unsigloantes: latransformación de lahis­
toria en una ciencia y el desarrollo del romance como un género literario
serio. Desdeel Renacimiento yhastalaIlustracióninclusive, laescriturahis­
tórica era considerada unarama delaretórica yel conocimiento histórico,
primariamente como una ayudaparalapedagogía, unaformade enseñar la
moralidad por medio de ejemplos. Afinales del siglo dieciocho, sin em­
bargo, lahistoria fue removida delacategoría de lasletras refinadas [genteel
letíers] yfuevinculadaala filología, lapaleografíayla diplomacia. Entonces,
acomienzos del siglo diecinueve, lahistoria fue establecida como ciencia,
se lediounlugar en las universidadesysele asignóla tareade proporcionar
una genealogía de los nuevos estados-nación que se estaban formandode­
bido alas Guerras Napoleónicas. Estanuevaciencia delahistoriaestabaofi­
cialmentecomprometidacon el estudioobjetivodelos eventos individuales
realesyasudescripción enunanarrativaverdadera (enlugar deuna ficcio-
nal). Debíaestar separadade lafilosofíaylateología, ylimitarse ala descrip­
ción de la manera en que habían sido realmente las cosas, en lugar de la
maneraen que debían haber sidoolamanera enqueunodesearía quehu­
bieran sido. Esta última tarea fueconsignada ala“literatura”y, en especial,
al romance,un género originalmente escrito en sumayoríapor y, específi­
camente, paramujeres, enel que laimaginación teníalicencia para alejarse
del mundolaboral de las experiencias ordinarias ybuscarrefugio en unpa­
sado idealizado de aventuras, amor y magia. Aristóteles ya había distin­
guidola historia de la “poesía”, el conocimiento de unevento singular del
conocimiento del universal. Enel siglo diecinueve, lahistoria fue contras­
tadaconlaliteratura, como unconocimiento del mundoreal contra ficcio­
nes de mundos posibles. Los hechos históricos fueron, desde entonces,
definidos como lo opuesto ala ficción literaria. Cualquiermezcla deestos

116
Encontradelrealismohistórico. UnalecturadeLaguerraylapaz

dos modos era vista como algo tan impensable como la mezcla entre los
sexos. Así, cuando Walter Scott anónimamente publicó Waverley or Tis
Sixty YearsHenee, en 1814, se disculpó por haber unido lo que Dios, el hom­
breyla cultura habíaninsistido en mantener separado. Apesar de lapopu­
laridadinmediatayuniversal del nuevogénero, Scott se disculpóporque él
mismocreíaenlahistoriografíaemergente durante suépoca. Sentía que el
conocimiento delpasado debía ser halladoenlainvestigación detallada de
las fuentes originales, ybasó la parte histórica de su libro en laobra de aca­
démicos delahistoriaescocesa, laliteraturayel folklore. Pidióperdón por
haber usadolas aventuras ficcionales de EdwardWaverly durante la rebe­
liónescocesa de 1745 como un dispositivo pedagógico que facilitaralaasi­
milación de la cuestión histórica al sexo bello. Scott esperaba que sus
lectores no confundieran los hechos con la ficción, la historia con el ro­
mance, y fue cuidadoso al trazar la línea entre ambos. Pero aun si suéxito
mundial establecióla legitimidaddel nuevo género, los historiadores pro­
fesionales consideraron que su trabajoerapeligroso. Ladignidadde lahis­
toria dependía deque se mantuviera incontaminada de cualquier tipo de
“ficción”-ya fueraliteraria, científica ofilosófica-.
Tolstoi noexpresala deferencia de Scott hacialos historiadores profesio­
nales.Alcontrario,nosólodaaentenderque comprende lahistoriade Rusia
mejor que ellos, sinoque también afirmaentender lanaturalezade lareali­
dadhistórica mejor que los historiadores ylos filósofos de la historia de su
época. Quería traerel pasado a lavida, transmitir cómo se sentía luchar en
unabatalla, serherido, marchar más alládel agotamiento, sufrirel encarce­
lamientooarriesgarlavidagraciasalaincompetenciadel propiolíder. Ycreía
queel arte podíahacerestomejor quelahistoria. Nohayningúnromance en
lapresentaciónqueTolstoi hace delasescenas,lossonidos, los oloresylos sa­
bores dela guerra. Transmite el sentimientodecamaraderíaentre los hom­
bres enbatallayreconoce la emoción delas situaciones extremas, como las
batallasmasivas, los ataques de lacaballeríayelcombate mano amano. Pero
tambiénmuestracómolaalegríaque loshombressentíanal entrarenbatalla
puede serprontoborrada por unafulminantecortina de fuegodelaartillería
opor un fuegomasivo de la infantería. Tolstoi nos dael sentimiento déla
guerramás quelalogística delascampañasylasbatallas; nos dael territorio
del campo debatallamás que el mapaenqueel que sevolveríatransparente,
racional ymás ordenado delo queen realidadfue.
117
HaydenWhite

Tolstoi hace lomismo con su descripción de la sociedad. Denuevo nos


hace sentirel territorio, noel mapa. Enestaspartes del libro, quiere transmi­
tir loque se sentía ser un aristócrata, pertenecer a la “sociedad”,serun ruso
lidiar con los siervos, sentarse todo el día enun escondite decaza, cabalgar
junto aun sabueso, pelearen un duelo, enamorarse, casarsebienomal criar
hijos, perderuncónyuge por la muerteysufrirla traición deunserquerido
El describe lavida de la aristocracia rusa desde adentro yempáticamente
aunque no sin sentido crítico. Muestra el viejo régimen ensuúltimo gran
momento, cuandoel zarconsigue inspiraralpueblo ruso adefenderel suelo
sagradode lamadre tierraylanoblezaseponeala altura de lasituaciónal di­
rigiral ejércitocontrael invasor. Perodesdelaposición deventajadesupro­
piaépoca, unos “sesenta años a partir”de 1805, Tolstoi pudoverquelos días
de laaristocracia Rusiaestabancontados. Ensu relatode losRostov, muestra
una típica familianoble yaacuciada por lasdificultades económicas, su fun­
ción social puestaencuestión ysubasesocial - que dependíaenlos’labores
de lossiervos-erosionada. Sucede lomismocon todas las otrasfamilias Pre­
sididas por viejos tiranos de una clase uotra, su prospecto principal parael
futuro consistía en lashijas que esperabancasar con un ricoterrateniente
Haytan poco romance en ladescripciónqueTolstoi hace delavidasocial de
laRusia de laépocacomo lo hayensudescripciónde laguerra
En Laguerray la paz, es al emperador Napoleón aquienlahistoriavisita
con una especie de locura, primero, al dotarlode unéxitomilitarque nome­
rece realmente; ensegundo lugar, alelevarloa las alturasdel poderpolítico
como emperadory, en tercer lugar, al conducirlo aconcebir unacampaña
militar que esimposible ejecutar. Lahistoriahizo todo esto, perono porun
propósito moral ometaflsico. Porque la“historia”es simplementeel nombre
que los hombres ledan a las cosas tal comoson, las cosas que pasaronen el
pasado, que pasan en el presente yque pasarán en el futuro. Como estos
acontecimientos nomuestran ni unplanniun propósito, cualquierconoci­
miento que sederive de sus estudios esdetipopuramentelocal, contingente,
concreto ylimitado.
Así, paraTolstoi, la discreción eslamejorymás valiosapartedel conoci­
miento. Los personajes admirables deLaguerray la p a z -e 1general Kutuzov
Pierre Bezukhov, Nikolai Rostov, suhermanaNatasha, laprincesaMarya el’
paisano místico Platón Karataiev- terminanricos envirtuddeaquello alo
que, a sabiendas, renunciaron. Finalmente-al final delanovela-despuésde
118
Encontradelrealismohistórico.UnalecturadeLaguerrayIapaz

que Napoleónhaya sido enviado de vuelta a París, destronado y exiliado,


después deque Kutuzov, suconquistador, haya muerto, después de que el
zarAlejandrohayacaldo bajo lainfluencia de los charlatanesylos místicos,
después de que Moscú haya sido reconstruida, después de que Nikolai y
Maryasehayancasado, y que Pierre yNatasha hayansidobendecidos con
cuatrohijos, hahabido entre ellosmuy poca ganancia entérminos de sabi­
duríahumanay, aúnmenos, en términosde un savoir-faire social. Pierre-el
protagonistaprincipal de lanovela- parece estar tanperplejo por la realidad
social comosiemprelo estuvo; Natashahacrecido peronomadurado; Niko­
lai ha resuelto sus problemas financieros casándose con una mujer que le
placeperoalaque noama; el zarhacaídoen laclase deincomprensión reac­
cionariadelasociedadrusaque fomentaráuna revueltatras otra alo largodel
siglosiguiente; etc. Lahistoria noes algoque unoentienda, es algo que uno
soporta, si tienesuerte.

119
SEGUNDA PARTE

EL “ACONTECIMIENTO MODERNISTA”
Y LA ANTINARRATIVA DE LO REAL
5. El evento histórico
Paraquecomienceel procesodeverdad, debesuceder algo.
Lo queyaestá-la situación del conocimientocomo tal- no
generamásquerepetición. Paraqueunaverdadafirmesuno­
vedad, debehaberunsuplemento. Estesuplementoestácom­
prometidoconelazar. Esimpredecible, incalculable. Esmás
alládeloquees. Yolollamounevento. Deestamanera,apa­
receunaverdad,ensunovedad,porqueunsuplementointe­
rrumpelarepetición.
Badimi
Nuncapenséqueveríael díaenqueunAfricano-Americanoy
unamujercompetiríanporlapresidenciadelosEstadosUni­
dos(...). (É)stenoesunfragmentodehistoriaqueleestásuce­
diendoaotrapersona;estonosestásucediendoanosotros.
HillaryClinton
Estamos apuntodehacer algoimportante; podemos hacer
histona. (...) Podemoshacerhistoriasiendo,porprimeravez
enmuchotiempo,unmovimientopopulardegentedetodos
loscolores.
BarackObama

El debatereciente acerca delaperiferia de losestudios históricos domi­


nanteshareveladohastaquépunto“pertenecer alahistoria”(adiferenciade
estar “fueradeella") o “tenerunahistoria”(adiferenciadecarecer de ella) se
hanconvertido envaloresligados adeterminadas búsquedas modernas de
identidades grupales. Desde el puntodevista deaquellos grupos que recla­
manhabersido excluidos delahistoria, ésta esvistacomo una posesión de
los gruposdominantes,queseadjudicanla autoridaddedecidir quiénoqué*

*TraduccióndeMoiraPérez.

123
HaydenWhite

seráadmitidoen lahistoria, ypor lo tantoquiénoquéserá consideradoreal­


mente humano. Inclusoentre aquellos grupos que se enorgullecendeperte­
necer alahistoria (entendidoaquí comoser civilizado) o de tener una(aquí,
comocontar conunagenealogíareal, adiferenciadeuna mítica), sehasoste­
nido desde antaño quelahistoria esescrita porlosvencedoresyensuprove­
cho, yque, por lo unto,laescriturahistóricaesunarmaideológicaconlaque
se duplica laopresióndelos gruposyavencidos, despojándolos desuspasa­
dos históricos,yconsecuentemente tambiénde susidentidades.
Aunsi durante mucho tiempo sehasostenido que “lahistoria”esunsitio
enyuna condición deserde todo aquelloquees “verdaderamente" humano,
yque“lahistoria”esunproceso o relaciónuniversal (al igual quelaentropía
olagravedad), “lahistoria”mismademuestra que “lahistoria”fueinventada
ycultivada en Occidente como una cienciaaprendida, que estábasadaen
preconceptosespecíficamente occidentales, aristocráticos, racistas, genéri-
cos/degénero,yclasistas,yque noesmás“universalista”encuantoasuapli-
cabilidad aotras culturas, que el cristianismo oel capitalismo. Porto unto,
ver ala“historia”comoun“regalo”congenuinovaloryutilidadparaquienes
deseaningresar enopertenecer aella, puedeserengañoso. Esenelcontexto
deestaproblemáticaquequisiera encararaquí lacuestióndelanaturaleza, el
significado,yla funcióndiscursiva del eventohistórico.
Quisieraresalurqueconel término“historia”,merefierocienamenteal“pa­
sado”,peroumbiénaalgodiferenteymásamplio.Cadaindividuoycadagrupo
tienenun pasado,porelhechomismodecontarconalgúntipodeherenciage­
néticaycultural.Perounpasadoconformadoporherenciasgenéticasycultu­
ralesno es lo mismoqueunpasado histórico. Ennuestra época (estoes, enla
modernidadtardía),unpasadoespecíficamentehistóricoescreadoporinves­
tigadoresprofesionalesodealgúnmodoautorizadossocialmente,apartirdelo
quenoes másqueunpasadovirtual hastaqueesestablecidocomorealmente
sucedido, sobrelabasedeevidenciasdeundeterminadotipoyautoridad. Elpa-
sadohistóricoesunaconstrucciónrealizadaseleccionandoenel marcodelam­
plioespectrodetodosloseventos del pasadohumano, unconjuntoespecífico
deaquelloseventosparalosque puedenestablecerselugaresytiemposespecí­
ficos de acaecimiento, yque pueden ser encuadrados en relatos diatónica­
menteorganizados delaauto-constitucióndeungrupoatravésdeltiempo.
Tal como hanotadoMichael Oakshott,este pasadohistóricoesbastante
diferente del “pasadopráctico”que lamayoríadelaspersonasllevaconsigo,

124
Eleventohistórico

bajóla formade memoria, imaginación, trozosde información, fórmulasy


prácticas querepetimos rutinariamente, eideas vagasacerca de “lahistoria”
delasquenosservimosenel transcursodel dfa, parapoderllevaradelanteta­
reastandisimiles como sercandidato a presidente por los Estados Unidos,
justificarunapolítica deguerrao de aventuraeconómica, planear una fiesta,
odefenderuncasoante laley.72El pasadohistóricoexistesolamente enlosli-
brosyartículosescritos porinvestigadores profesionalesdelos pasados, ydi­
rigidos mayormente a ellos mismos, más que al público en general. De
acuerdoconladoxa de losprofesionales, este pasadohistóricoes construido
comoun finen sí mismo, tiene una limitadaonulautilidad práctica, ycon­
tribuye sólo en una mínima medida a la comprensión de lo que la gente
comúnentiende como “el presente”. Es paradójicoque,amedidaqueloses­
tudioshistóricos profesionales se tomaroncadavezmáscientíficos, resulta­
ron cada vez menos útiles para cualquier finalidad práctica, incluyendo
aquellatradicional de educaral laicado en lasrealidades de lavida política.
Losestudios históricos modernos son genuinamente dianoéticos ensufina­
lidadysumétodo, de naturalezacontemplativamás que activa. Paraloses­
tudioshistóricosmodernos, unevento históricoescualquier ocurrencia que
sepreste auna investigación por medio de lastécnicasyprocedimientos vi­
gentesen laactualidadenel gremio de los historiadores profesionales. Este
tipodeeventos puede apareceren lavida prácticadeunadeterminadasocie-
dadodealgúnotrogrupo, peroen tantoes plausible deser estudiadocomo
evento“histórico”,es desplazadode la categoríadeeventos pasados utiliza-
blespara fines prácticos, haciaaquel “pasadohistórico”que loconvierte en
unobjeto decontemplación, más que una herramienta o instrumentopara
serusadoen el presente con fines prácticos.
Desde los tiempos de Heródoto existenconvenciones, reglasyprocedi­
mientos paradecidirqué tipodeeventos puedenserlegítimamenteconside­
rados “históricos”, con qué fundamentos ytipos de evidencia pueden ser
establecidoscomo hechos, ycómo se puederelacionarcualquier considera­
ciónhistórica deunconjuntocualquiera dehechos históricos, aotrasconsi­
deracionesyhechos de tipopropiamente histórico. Enla modernidad, los
eventoshistóricosson considerados como pertenecientesalaclase deeven­
tos “naturales”, yantitéticos a aquellos “sobrenaturales”. De la mismama­

72MichaelOakshott, OnHistoryandOtherEssays. Indianapolis,LibertyFund, 1999,p. 18.

125
HaydenWhile

ñera, las consideraciones históricas sonincluidas en laclasedeprocesos na-


rrables,73mientrasque se las consideraantitéticos al tipo denarrativasdeno­
minadas “mitos”, yacualquier tipode“ficción”.
De acuerdocon laideología occidental de la historia,74“lahistoria”nació
en unlugar ytiempo determinados, sedesarrolló entre lospueblos queha­
bitaban en dicho tiempo y lugar, se expandió temporal yespacialmente
junto con laexpansión de la civilizaciónOccidental, ydehechoes relatada
como la historia del modo en que sucedió dicha expansión al resto del
mundo. Los profesionales de lahistoria“modernos”(siendo estaúltima, a
suvez, unanoción Occidental yunmodode existencia social) afirman, por
supuesto.haber limpiado a la noción de“lo histórico”de suespecificidad
cultural en tanto ideología específicamente occidental, yhaberla consti­
tuido como unaciencia “blanda”,peroigualmente universal. Sinembargo,
mientras que laciencia física moderna podría ser adoptada por una deter­
minadacultura sinpor ello tenerque abandonar necesariamentesusvalores
einstituciones tradicionalesydominantes, es dudoso quelasculturasnoOc­
cidentales puedantomarla“historia" sinsacrificargranpartedesubagajecul­
tural tradicional-en la misma medida en que dichas culturas difícilmente
podríantomarelcristianismo oelcapitalismosinperdersusidentidades es­
pecíficas, basadas en su supuesta relación con un pasado que tal vez no
tenga nada de “histórico”.
De esta manera, parecería ser que la “historia" es o ha sido durante la
mayor parte delos últimos dos milenios, una construcción yunvalor en Oc­
cidente, mientras queotras culturas hanoptadopor relacionarsecon sus pa­
sados de maneras aveces similares, peroenúltimainstanciadiferentes, del
modo “histórico”.75Es por este yotros motivos, que recientemente sehan

73Losprocesosdramáticos,queentiendocomoprocesosquepresentanunconflictoentresereshu­
manosyotrasfuerzas, poderes, etcétera(realesoimaginarios), cuyofinoresolucióntermina
siendoreveladordelaacciónquellevaaél,aunquenoseaprevisibleapartirdecualquiermomento
dadodelprocesocomountodo. Lostiposdetramaenlosprincipalesgénerosdeldramaoccidental
sirvencomomodelosdesuscontrapartesenlahistoriareal.nodemodoficcionalizante,sinopor­
quelasvariedadesdeconflictoqueesquematizansonposiblesdemaneralatenteenaquellostipos
desociedadque,comolaoccidental, puedentener“unahistoria”.
74Por"ideologíadelahistoria"entiendoelpuntodevistasegúnelcuallahistorianoessolamente
unacienciadélarelaciónentrepasadoypresente,sinoqueesúnicaensuadecuaciónparadevelar
losmodosenquelahumanidadsecreaasimismaalolargodeltiempo.
75PuededecirselomismodelasotrasdosmanerasderepresentarlosprocesoshistóricosenOcci­

126
Eleventohistórico

desarrolladoteorías acerca delahistoria, dentroyfuera deOccidente,con el


objetivo deidentificar aquellas ambigüedades del tipo generalmente atri­
buido alasideologías, los mitos ylasreligiones, más que aquellasencontra-
dasenlas disciplinas científicas. Enotras palabras, ha habidorecientemente
un esfuerzopor “deconstruir" lahistoria, en línea con ladeconstrucción de
los conceptos de“ser humano”, “raza", “género”, “literatura”, “sociedad”, y
otrospilaresdel humanismo occidental.Aquellos gruposexcluidosysubal-
temos sehanopuesto, evidentemente, aesta teorizacióndela historia, por
considerarlaotratácticamás disertadaparaexcluir sureclamo de“pertenecer
a lahistoria”del mismo modo que sus opresores, o de “tener una historia”
propia quefunde suidentidad, al igual que aquéllos.
Sinembargo, lateoría de la historia (adiferencia de lasteoríashistorioló-
gicaso lasconsideracionesteóricasacercade lanaturalezayusos del conoci­
miento histórico) se desarrolló en la cultura occidental en un momento
particulardelaevolución delosestudioshistóricos-el momento enel que se
profesionalizaron, se academizaron, ycomenzaron a reclamar para sí el sta-
tusde unaciencia (moderna).76Nopuede existir una ciencia en el sentido
modernosinuna teoría, ydehechoes síntomade lamodernidad de una de­
terminadaramade actividadcientífica, el que sea divisible en una dimen­
sión “teórica" yuna “práctica”(o“aplicada”). Antes de este momento en su

dente:losanalesylacrónica.Estosgénerospuedenpresentarmotivosgenuinamentehistoriológicos,
peronocompletannirealizanelcontratoimplícitoenlacomposicióndeunahistoria.VéaseWhite,
“TheValueofNarrativityintheRepreseniationofReality”enWhite, 1987,pp. 1-25 (“Elvalordela
narrativaenlarepresentacióndelarealidad",enWhite, 1992k]Enrelaciónconlasdiversasmaneras
derepresentarel“pasadohistórico”,verJ.Goody,enTheThejto/History.Cambridge:CambridgeUni-
versityPress,2006. [ElRobodelaHistorial,cuyotítulorefiere,segúnGoody,“alacooptacióndela
historiaporpartedeOccidente”(l)',I. Hacking,HisloricalOnlology.Cambridge,HarvardUniversity
Press,2002;yM.Sahlins,IslandsojHistory. Chicago,UniversityofChicago, 1985.
76Estoyintentandointroduciralgodellenguajeheideggerianoenlasdiscusionesacercadelahis­
toria,elconocimientohistórico,laconcienciahistórica,ydemás. Porlotanto, utilizoeltérmino
historiaenlosmuchossentidosquetieneenSeryTiempodeHeidegger(Parágrafos72-77)yluego
utilizoeltérminohistorial [eninglés“historial”,N.deT.J parasignificar“detipohistórico”[eninglés
“histoíy-Iifee”,N.deT],historioloyfaparalaleal,para-,pseudoopretendida“cienciadelahistoria”,
historiosofíapara“eltipodesabiduríaquesupuestamentederivamosdelestudiodelahistoria”,his-
íonogra/íapara“laescrituraacercadelahistoria",etcétera,posiblementeinclusohistoriogonía,his-
torionomía, etcétera. Esungestoinútil,ynotengoesperanzaalgunadequeseatomadoporel
discursoangloparlante, primero,porqueesdemasiadoparticularcomojerga,ysegundo,porque
podríacontribuiralaclarificacióndeltérminohistoriaysusdiversosderivados,cuyavaguedades
fundamentalparamantenerelmitodequeeltérminohistoriadesignaalgoreal.

127
HaydenWhite

desarrollo, lacomposición historiográfica era tratada como una actividad


completamente “natural”o común, quepodía ser ejercidaporcualquier per­
sonailustradaycon laeducación necesariaparaleer documentosantiguoso
interrogarexitosamentea los testigos deloseventos del pasado. Antesdeeste
momento, podíanencontrarse diferenciasrespecto del “significado”deriva-
ble del estudio de los asuntos públicos del pasado (máxime en lo que res­
pecta alas afirmaciones sectarias detiporeligiosoo políticoen relacióncon
los eventos pasados), pero estas cuestiones no eran tanto “teóricas”como
“prácticas”-sobre todoen cuantorequeríanel esfuerzodeestablecer “los he­
chos" encuestióncomo un preludionecesario para laevaluacióndesuposi­
ble significado.
Paraquienes, através de la fe, tomabancomo unhechoalaEncarnación,
la Resurrección, o el descenso del EspírituSanto, el problema de larelación
entre hechoysignificadoyahabíasidoresueltodemanerarelativamentesen­
cilla. Porel contrario, para el historiador científico, laúnica facticidadplau­
sible deseratribuidaaaquellos hechos pretendidamente “milagrosos”, sería
su status comocreencias defendidas por personas específicas en tiempos y
lugares específicos. Debería considerarse a la facticidad de estos eventos
como basadaenun tipode evidencianoadmisibleen el discursohistórico(o,
más precisamente, historiológico).
Obviamente, encasos como esteúltimolos historiadorescientíficos esta­
ríantaninteresadosenla naturalezadeloseventos analizados, comoen lade
aquellaevidencia ofrecidacomo aval desufacticidad. Enhistoria, cualquier
evento reportado, del tipo que sea, debe sertratado comounhecho poten­
cial ,yaque descartarlocomo imposible antes deinvestigarlaevidenciadesu
acaecimiento, violarlalos principiosempiristas que gobiernanel trabajohis­
tórico desdelos orígenes mismos del género. Peroladistinciónmismaentre
eventos naturales yeventos milagrosos, indicalaimportancia dedistinguir
entre eventoyhechoen el discursohistoriológico. Dadoque uneventomi­
lagrosoes lamanifestaciónde unpoderpor fuerade lanaturaleza, ya fortiori
por fueradelahistoria, se trata del únicotipode eventoquenunca podráser
tratadocomounhecho histórico.
La versión canónica de la distinción entre evento y hecho es que “un
hecho esuneventobaj o una descripción" -donde “descripción" puede en­
tenderse comoun elenco evidente delosatributos del evento- ouna “predi­
cación”- através delacual se asignael eventoasutipo correspondienteyen

128
Eleventohistórico

general, se le atribuye unnombre apropiado.77Unevento no puede ingresar


enla historia, hasta que sea establecido comoun hecho. De lo cual puede
concluirse: los eventos suceden, los hechos son establecidos. Un hecho
puede ser construido como un suceso através del habla o laescritura,yen
estesentido serconcebidocomo evento.Peroloshechos son eventos de un
tipoespecial: setratadeeventos del discursoqueson acercade otros eventos
del discurso, yotros tiposde eventos más alláopor fuera de él. De acuerdo
con este análisis, un hecho histórico diferiríade otros tipos de hechos, de
acuerdocon las reglasvigentes en los discursoshistóricos para determinar
cuándoun determinadoevento puede ser descripto como del tipo propia­
mente caracterizadocomo“histórico”.
Ahorabien,generalmente, quienes sabena.godel tema no tienendema­
siadas dificultadesendefinir “evento histórico’, ydistinguir aéstos deotros
tiposde eventos, pseudoeventos, yno-eventos, naturales, sobrenaturales,
imaginarios, ilusorios, etcétera. Yloshistoriadoresgeneralmente tienenbue­
nasreglas (o, al menos, reglas probadasyconfiables) para determinar de qué
manera deben establecerse los eventos como hechos, o como realmente
acaecidos, y no sólo aparentemente sucedidos, o falsamente reportados
como sucedidos. Ninguno de estosprocedimientos es científico, enel sen­
tidoderequerirreproducciones experimentalesdel evento bajocondiciones
delaboratorio, osusubsunción bajo las leyes causales o relaciones que go­
biernanlaclase deeventos ala que pertenecería. Pero son suficientemente
buenos parael tipodeusos socialesbásicos ideados como contribución del
conocimiento históricodesde suinvención enGrecia durante el sigloVa. C.
Entonces, aceptemos que hay eventos y hayhechos. Aceptemos, tam­
bién, que existenseries deeventosyestructuras de eventos que puedenser
factualizados, estoes, fechados, ubicadosgeográficamente,descriptos, clasi-

77Laliteraturaacercadel“evento"yel“eventohistórico”esamplia. Todareflexiónacercadelahis­
toriadeberíateneraleventocomounobjetodediscusión,ytodareflexiónacercadelahistoriaque
carezcadedichadiscusiónadolecedealgofundamentalparalacomprensióndequéesafinde
cuentasla“historia".Puedeencontrarseunaslntesisútildelosproblemasqueestoconlleva,enel
tratamientomagistralde“evento"queofreceKrzysztofPomianenlaEnciclopediaEinaudi,elprimer
capitulodesu-brillante, peroporalgúnmotivogeneralmenteignorado-libroKrzysztofPomiaí!,
"EnciclopediaEinaudi."llOrdredutemps. Paris,EditionsGallimard, 1984. [ElOrdendelTiempo,N.
deT.).Lanociónde“hecho"comoun“eventobajounadescripción”provienedeA.Danto,Analy-
tícalPhilosophyo/History, CambridgeUniversityPress, 1965. VéasetambiénBadiou;Ricoeur;y
Veyne.

129
HaydenWhite

ficados, ynombradossuficientementebiencomo parapermitirunadistinción


entrehechos “atómicos”o individuales, yalgoasí comohechos “compuestos”
o macro-hechos “amplios”como “LaRevoluciónRusade 1917”o“grandes”
como “El Renacimiento”. Esto también nos permitiría imaginaruna amplia
gamade “hechos históricos”que constituiríanesa “historia”quees el objeto
de estudio de “los historiadores”.
Peroesta manera de pensar acerca de lahistoria -como unagregadode
hechos- presupone por petición de principios el estatus de esos “eventos"
que sonel contenido, el referente, olacondiciónnecesaria délos hechos.
En los últimos tiempos, ha habido una amplia discusión respecto del
eventoengeneral, ydel evento históricoespecíficamente. Enhistoriografía,
el status deeventoen relación conel Holocaustoes objeto deunextensode­
bate: ¿el Holocaustoes o fue un evento únicoenla historia, yporlo tantoin­
comparable (o inconmensurable) con otros eventos de tipo similar? De la
misma manera, podemos referirnos al evento ahora denominado 11/9. El
ataque alasTorresGemelasel 11 deseptiembrede 2001, ¿fueuntipoabsolu­
tamentenuevodeevento,inclusoemblemáticodeunanuevaerayparadigmá­
tico de una categoría de eventos históricos hasta entonces inimaginables
-eventos que requerirían, por consiguiente, labúsqueda denuevos princi­
pios de explicaciónpara su contextualización? ¿Osetrata, simplemente, de
un evento que resultó ser inesperado enlos Estados Unidos, uneventoin­
imaginable sóloen ese contexto- dadoque, obviamente, eramás que imagi­
nable parasusperpetradores?
Enlamayorpartedeestas discusiones, nosetratadeestablecerel hechode
queuneventohayatenidolugar. Loquesecuestionaeslanaturalezadel evento,
su novedadrelativa, el alcanceeintensidaddesuimpacto,ysusignificadoolo
querevelarespectodelasociedadenlaquetuvolugar. “Nadaseráigual", sedijo
respectodeambos eventos; “Esel finde lainocenciaestadounidense”,sedice
respectodel 11/9; “Nuncamás”,fueunarespuestaal Holocausto.
Si bienlas respuestas de este tiposon comprensiblesy-si selasentiende
figurativamente-están más quejustificadas, tambiénesciertoqueno siem­
prese registrade qué manera ellas presuponenimplícitamenteunaideapre­
cisadeenquéconsiste unevento histórico-a diferenciadeuneventonatural.
Estosúltimos, como pueden serunterremoto o unaavalancha, siempre ha­
brán sido concebibles, imaginables, posibles y, en algunoslugares, incluso
probables. Susconsecuencias desastrosasseatribuyenalos seres humanos,

130
Eleventohistórico

insuficientemente preparados paralaocurrencia de este tipodeeventos en


las áreas físicasalas que afectan. Porconsiguiente, si bien losefectos de di­
chos eventos sobre los seres humanos y grupos de un determinado lugar
puedenserpropiamente descriptoscomo“desastrosos”(incluso’ trágicos )
los mismos epítetos podríanserutilizados para describir aloseventos mis­
mos sólodemodofigurativo. Nohay“desastres”(yciertamente no hay tra­
gedias”) enlanaturaleza.El hechode quehayaenlahistoriagrancantidadde
eventos alos queestos epítetos puedenser atribuidos legítimamente (o al
menos apropiadamente), muestralamedidaen que la“historia , peseasus
esfuerzosdevolversecientífica, permanecevinculada anociones míticas del
cosmos, lostiposde eventos queocurrenen él,y los tipos de conocimiento
que podemos tenerde ellos.
Ennuestraépoca, muchos otroseventosposibilitados pornuevastecno­
logíasymodosdeproducciónyreproducciónhan modificadolanaturaleza
de lasinstitucionesylas prácticas quehabían permanecido intactas durante
milenios— porejemplo, laguerraylamedicina. Éstas hancambiado tanradi­
calmente, que se tornó imposible escribir una historia de, por ejemplo, la
guerra, comouncuento acercadeundesarrollocontinuodesdelaera depie­
drahasta-digamos- nuestros días. Lasarmasde destrucciónmasivaprodu­
cen unsaltorevolucionarioenlahistoria de la guerra..Los antibióticos y la
ingeniería genética cambian definitivamente la naturaleza de la medicina
parael futuroprevisible. Todoellosugiereque los principios quehacen po­
sible el cambiohistórico enunaprimerainstancia, pueden asuvezmodifi­
carse. En otras palabras: el cambio mismo puede cambiar, al menos en la
historia, si no también en la naturaleza. Si esto es así, entonces también
puedecambiarlanaturalezadeloseventos.78
¿Podemos acasoimaginar lairrupción de un nuevo tipo deevento, que
evidenciaríaunsistema de existenciadistintoyalternativo, porcompleto di­
ferente delnuestro? Las fantasíasdeculturas alienígenas enel espacioexte­
rior y las teorías de universos paralelos o antitéticos, reflejan el deseo, la
esperanzaoel temorde queexistaeste tipodelugares alternativos,desde los
cualesemanaríaneventosnuevosyextraños. Estas fantasíaspuedenparecer
ilusorias, pero no son más que nuestra noción de “historia considerada

78VéaseWhite, “TheModemistEvent.”enWhite, 1999.[“E1acontecimientomodernista”en


While.2003]
131
HaydenWhite

comounprocesocompuestoporsociedades, culturasyrazasmutuamente ex­


cluyeles, cadaunamidiéndoseconlaotraenbuscadesuLebensraum ydelos
recursosque habilitenaunauotraaprevalecerporsobresuscontendientes.
Ynosólo eso: lahistoria misma, con su divisiónentre pasadoypresente
quedivide lanaturaleza humana enavatares tempranosytardíos (cuyas di­
ferencias frecuentementeseconsideranmás notorias que las similitudes),ya
contiene evidencia más que suficiente de una discontinuidad radical enel
tiempo. Enefecto, seconsideraalahistoria comocompuestapor eventosde
untipoque ejerce cambiosenel substratohumanocomún, resultandomás
en mutaciones que en meTas variaciones de la herencia común. Basta con
imaginarse cuán diferenteesel tipodeevento quelatecnologíamodernista
es capaz de producir, con respecto a aquellos que eran familiares paraun
campesinodel sigloXll.Ciertoseventosde lamodernidad-viajes enelespa­
cio, ingenieríagenética, armasnucleares—sontanradicalmente diferentes de
cualquiercosaconcebible enel pasado, queinclusouncampesino ounbur­
guésmodernos podríanserdisculpados por tomarloscomo “milagros ’.Tan
diferentes son, en efecto, ciertos eventos del presente respecto decualquier
cosaque los haya antecedido, quepodemos entender que ciertosintelectua­
les sientan la necesidad de hablar del “fin de lahistoria o de hablar, como
Marx, detodo losucedidohastahoycomo “prehistoria" ounpreludioalver­
daderodrama de unahumanidadque finalmenteseharealizado, yqueha es­
capadoalo que antesentendíamospor historiaypor naturaleza.
Ciertamente, losestudioshistóricos occidentalesserecuperaronsólo re­
cientemente de un ataque continuo perpetrado desde sus propios flancos
contralanoción misma de“evento”. No recapitularé detalles del ataque por
parte de la escuela de A m ales (en las décadas que siguieron a la II Guerra
Mundial) contra lanaturaleza fetichistadel eventohistórico ylanaturaleza
míticade laidea de quelos procesoshistóricos tienenel tipo decoherencia
encontrado en los cuentos, las fábulas ylas leyendas. Los filósofos moder-
nos/modernistas de la historia típicamente distinguen entre, por un lado,
unatradición de historiografía convencional, popular o amateur, enfocada
eneventoseinteresadaendramatizarlosy, porel otro, unahistoriografía más
científicae iluminada, enfocada en estructuras, procesos de largoplazo (la
¡ongue du rée) y el tiempo “lento”. La“historia deeventos", se decía, era poco
másque entretenimientoypoco menos que fantasía, encuanto alimentaba
lossueños e ilusiones deun humanismoenbancarrota. De hecho, el Histo­

132
Eleventohistórico

riador francés Fernand Braudel intentó reducirel acento delainvestigación


históricasobreelevento, porque loveíacomo el fundamentodeunenfoque
narrativistadelahistoria, queconvertíaalahistoria enundramayreempla­
zaba lagratificaciónemocional porunasatisfacciónintelectual sobreel pro­
ceso, satisfacciónpropiadela ciencia(véase Ricoeur).
De hecho, lanoción historiológicadeeventoes mucho más cercana ala
dramática (omásbienla dramatística) que acualquier concepcióncientífica
deél. Lasnarrativashistóricas presentandemasiada fluidezcomopara avalar
cualquierpretensiónde representaciónrealistade los eventosque constitu­
yensuobjetodeestudio. Adiferencia del tipo deeventos (osumadeeventos)
naturales estudiadospor lasciencias físicas, los eventos históricos reales se
dandemodomásbien tosco e irregular, mayormente comoresultado de la
intervención deagentes yagencias humanos sobre las trayectorias que su­
puestamente debíanseguir.
Aquí encontramos otro tópico del discurso modernista acerca de los
eventos: ladistinciónentreeventos naturalese históricos, deacuerdocon la
presenciaonodesereshumanos-susmotivaciones, sus intenciones, susde­
seos, susmotores-en su desarrollo. El drama, como laépica, esun modode
presentación oral, de imágenes, de gestos oliteraria, que ofrece una acción
como una seriedeeventos dentro deunescenario finito. Adiferenciade la
épica, enél seasignandistintos gradosdesignificadoalos eventos, para así
permitir quelaseriesea percibidacomounasecuencia conprincipio, medio
y fin. Una secuencia histórica se periodizao estructura enactos yescenas,
cadauna relacionadacon las que lesiguencomo una realizaciónocumpli­
miento deloqueleantecedió. Sinembargo, estolleva aplantear lapregunta:
¿cuál es ladiferenciaentreuneventoqueculminauna secuenciayuno quele
dainicio? Otambién: ¿el eventohistóricomarca una rupturaenuna serie, y
unpunto demetamorfosis desde unnivel, fase o aspecto del continuohistó­
ricohacia otro? ¿Oesmás bien signo deuna transición de una fase del conti­
nuo aotra?
Estosesugiereenladiscusiónmetafísicadel evento queAlainBadioupre­
senta en El ser y el acontecimiento, luego prolijamente resumida en Infinite
Thought.79El autor asume que el ser es todo lo que es el caso, y que no hay7 9

79AlainBadiou,InfiniteThought: TruthandtheReturnofPhilosophy.TraduccióndeOliverFelthamy
JustinClemens. London,Continuum,2004. |PensamientoínJimto,inéditaenespañol,N.deT.l.

133
HaydenWhite

nada queno seael caso. Nuncasepuede agregar nadanuevo al ser, y porlo


tantoningúnevento-entendido como la erupción dealgoque provienede
afuera dela totalidad del ser- podríatener nunca lugar. Ysinembargo, los
eventosparecerían suceder todoel tiempo, al menos antelosobservadores o
cronistas de sucesos del mundo real. Esta “aparienciade suceso" podría ser
construida como un evento, pero pertenecería más ala conciencia que al
mundoexterioraella.
Entonces, ¿cómoes posibleestetipo de evento? Tal como loentiendoyo,
Badiouconsidera que los eventosparecen suceder porquehayuna dispari­
dadentreel ser, por un lado, yel conocimiento del ser, porel otro. Los even­
tos sucedencuando debe añadirse alo que se sabía previamente acercadel
ser, el conocimientode unaspectosuyohastaentonces desconocido. Loque
se registraenlaconcienciacomouneventosería, digamos, este “shock" pro­
ducidosobreel sistema deconocimiento por lanaturalezainsistente deuna
verdadrecientemente descubiertaacerca del ser. Enrealidad, sostiene Ba­
diou,laporciónde verdadnuevaloessóloaparentemente:es como el descu-
brimientoenmatemáticas de unnúmeroprimohastaentonces desconocido.
Siempre estuvo “ahí”(estoes, siempre estuvo “enningúnlado”,salvoeluni­
versodenúmeros), sólo esperando, podría decirse, aesacomputadora que
está permanentemente generandopara suregistronuevosnúmeros primos
detodoslos tamaños, exceptoinfinitos. Entendido deestamanera, el evento
es comolarepentinaconcienciadequeaquello quesecreíael últimonúmero
primo no era más que el anteúltimo, y de que de hecho -a medida que la
computadoracontinúa produciendo nuevos números primos-sujerarquía
ysustanciase reducenrápidamente: el penúltimo númeroprimo desciende
oretrocedecon la aparición del númeromásnuevo.
Ahorabien, podríaparecer quetodoestotienepocoqueverconcualquier
comprensión posible de los eventos que suceden en la experiencia diaria

Véasecap.2. Larelaciónestructura-eventoeselmodelopreferidoenlosanálisiscontemporáneos
deleventoencienciassociales. VéaseFranko; M.,Franko, ed. RitualandEvent:Interdisciplinary
Perspectives.NewYork,Routledge,2007.StuartMdean, TheEventandItsTerrors:Ireland,Famine,
Modernity. Stanford, StanfordUniversityPress, 2004deMclean,quetienequeverconlaham­
brunairlandesade1845enadelante,eventoqueeraconocidopopularmentecomo“elevento’ y
queinspiróunaampliadiscusiónacercadequépodríaserexactamenteuneventohistórico;ySe­
well,cap.7, “ATheoryoftheEvent",enW.Jr.Sewell,LogicsofHistory:SocialTheoryandSocialTrans­
formation. Chicago,UniversityofChicagoPress,2005.

134
Eleventohistórico

común (sealoqueéstasea),oque seconcibendesdeel saberconvencional o


desde disciplinas “prácticas”talescomolascultivadas enlasciencias huma­
nas y sociales. Y esto se debe a que ya se asume generalmente que con
“evento”seindicameramente unsucesonoanticipado porel conocimiento
presente del mundoysus procesos.
Porejemplo, lapreguntaimportanteenrelacióncon loseventosqueocu­
rren en loquePaul Veynedenomina“el mundosublunar" de“lahistoria , es
si un eventodadocualquieraesasimilable aunouotro delossistemasde co­
nocimiento recibidosydisponiblesenunadeterminada comunidad, osi re­
quiere una revisión o incluso un total abandono del sistema previamente
consideradocomo capaz de identificar, clasificar y determinar adecuada­
mente auneventocomo “apropiado".80Si hayalguna dimensiónmetafísica
en estanociónde evento, serelacionaconel status de la “historia entendida
como unaesferadelaexistenciahabitadapor sereshumanosysujetaaleyes
o principios pertenecientes a(peroligeramente desviados de) aquellos que
gobiernanel restodela “naturaleza”. Ciertamente, el conocimiento deesta
“historia" noincluye atodos los sereshumanos que vivieronoviviránen el
transcurso del tiempodel mundo. El conocimiento de lahistoriaes siempre
fragmentario, incompleto, yparcial, unmotivoporel cual loseventosdetipo
específicamente“histórico”puedensuceder, continuarán sucediendo, yde
hecho no podránnosuceder, dentrodel futuro“previsible’ Peroel evento
históricocomienzaaparecerse sospechosamente al tipo deeventoque Ba-
dioucaracterizó como un“suplemento”del ser-en-general. Depende de la
postulación de un conocimiento del ser, y por lo tanto de su conocedor,
como condición de posibilidad de su acaecimiento. Esto significa que los
eventos históricamenteespecíficosno podríanocurrir, previoalaexistencia
deuntipoespecíficamente históricodeconocimiento. Notendríanbase o
contextoalgunocontra loscuales desplegarsunovedad.
Por otraparte, unevento histórico aparecerá como nuevo sóloen tanto
yencuanto puedaser reconocido como perteneciente (sustantiva, inhe­
rente, o potencialmente) ala clase de eventos ya reconocidos como histó­
ricos”, y alavezsea aprehendido como extraño a esa clase. Concebido de

90PaulVeyne,Commentonécritl’histoiresuivideFoucaultrévolutionneIhistoire. Paris, Éditionsdu


Seuil, 1978 p.157. |Veyne, Cómoseescribelahistoria. Foucault revolucionalahistoria. Madnd,
Alianza,1984. NdeE. ]

135
HaydenWhite

este modo, cualquier evento histórico “nuevo”parecería estar alavez den­


tro y fuera de “lo histórico”. Es aquí donde hace su aparición la “investiga­
ción histórica”: suobjetivo es establecer si el evento nuevo pertenece ala
“historia”o no, o si es algún otro tipo deevento. El evento en cuestión no
debe necesariamente ser nuevo en el sentido de haber alcanzado sólo re­
cientemente la conciencia histórica. En efecto, su ocurrencia puede ya
haber sido registrada en las leyendas, el folklore, o el mito, yserá, por lo
tanto, una cuestióndeidentificar suhistoricidad, narrativizarlo, ymostrar
que es apropiado parala estructura o configuración del contextoenel que
apareció. Unejemplo (e incluso paradigma) de esta situación podría ser la
conocida “búsqueda delJesús histórico”:el establecimiento delahistorici­
dad (o ahistoricidad) del “Jesús" representado en los Evangelios, no sólo
como un hacedor de milagros, sino también como en Sí mismo el mayor
milagro de los milagros, el Mesías o Dios Encarnado cuya muerte y resu­
rrección pueden redimir al mundo.
Laidea de quelos eventos históricosnopodríanhaber ocurridoantes de
la invención de laideade historia yde lacategoría delohistórico, noesmás
que unaparadojalógica. Cualquier personarazonable sabría quelaidea de
historia y la categoría de lo histórico deben haber surgido de lareflexión
acercadeuntipodeeventos manifiestamente diferentes deotros, demanera
que el término “historia”y la categoría de “lo histórico”debentomar su sig­
nificado desureferencia a este tipo deeventos. Peroimaginemos untiempo
anterior alaexistencia de la idea de historiaylacategoría delohistórico, un
tiempo enel quesehabíanidentificadodiversos tipos de eventos, peronolos
históricos. Deacuerdocon laevidencia disponible, pareceríaquelosgriegos
(que supuestamente habrían inventado laidea de historiaentantoestudio
del pasadoyel género de escritura históricacomo unaconsideración de los
eventos pasados que dicho estudio establece como acaecidos) aparente­
mente no teníanunapalabra que significaraloque nosotros hoyentendemos
por “historia”.
Esasí comolapalabra griegafj ‘icnopía(historia) inicialmentesignificará
sólo “investigación”yluego, como metonimia entre el resultadoyla activi­
dad quelo produce, llegará asignificar los “descubrimientos”resultantes de
dichainvestigación. Más allá de eso, tambiénse convertirá, por sinécdoque,
en unnombre - “lahistoria”- para loseventos descriptos enel relato, como
“aquello que sucedió en el (o un) pasado”-o algo por el estilo. Lapalabra
136
Eleventohistórico

griegaparalos sucesosdel pasado eraxáyeyrvppéva(tagegenémena), pero


el términomás utilizadoparanombrar unrelato de lossucesos pasados (ba­
sadoyaseasobre “unainvestigación”oenlatradiciónheredada) eralogos (8
Xóyog).Deallí el despreciodeTucídides hacia Heródoto,como unmero“lo­
gògrafo" o contador decuentos acerca del pasado, para diferenciarlo de lo
queél mismo hacia ensus“investigaciones”acercadel pasadoyel análisis de
susprocesos.
Cabeaclarar que “logògrafo”era el términoutilizadopara caracterizar a
quieninvestigaba el pasado reciente, en contraposición a lo que podríalla­
marse (de acuerdo conAntoninLiakos) un“arqueo-logógrafo”, queinvesti­
gabael pasado remoto.81Tucídides investigabael pasado reciente másque el
remoto, paraidentificarlas causas de las guerras entreAtenasy Esparta, de
triodoquepodría serconsideradoun logògrafo, al igual que Heródoto. Pero
suinvestigación no eramás sistemática que la de Heródoto, sólo loera de
mododiferente-en tantohabríautilizado,aparentemente, principiosdeme­
dicinahipocrática comomodelo para leer los síntomas de la plagaque des­
truyó o debilitó fatalmente a las ciudades-estado griegas y sus imperios,
mientrasque Heródotosecontentaba, paralaexplicación de los eventos que
relataba, con el tipo deprincipiosgeneralesenunciados en la filosofìapreso­
crática(explicaciones del tipode “todo lo quesube, baja"). Era el tipodesis-
tematicidad que utilizaba, lo que dio a Tucídides el título (moderno) de
primer historiador “científico”. Lo cual puede ser entendido como que no
sóloubicaba alos eventosenrelatos, sino que tambiénofrecíaun argumento
respectode surelevanciaparael objetivo deexplicarlas causas yefectos de
loseventos que investigaba.

siNopudeconfirmarlaexistenciadeltérminoarchaiolographosparadesignaruninvestigadorde
los“orígenes”oelpasadoremoto. QuienmeintrodujoaltérminofueAntoninLiakos,delaUniver-
sxdaddeAtenas,enunensayosobreelpensamientohistóricodelaGreciaclásica, quepermanece
-hastadondeyosé-inédito. Loadoptoporquequierocreerque,implícitaenlaprácticadelospri-
meroshistoriadoresgriegos,yacíaunadistinciónimportanteentreelpasadorecienteopróximoy
aquelremotooabsoluto, yqueelprimeroeraeldominiopropiodequienesluegoseríandenomi­
nados“historiadores”.BemardWilliamssugierequelainvestigaciónhistóricanacecuandoelpa­
sadoremoto(queotroraseimaginabahabitadopordiversostiposdemonstruos, dioses,héroes
fantásticos,etcétera, ademásdeporsereshumanos)esrepentinamentecaptadocomohabitado
porpersonasigualesanosotrosy,porlotanto, comoentendibleapartirdelosmismosprincipios
decomprensiónutilizadosparaentendemosanosotrosmismos. VéaseB. Williams, Truthand
jruthfulness:AnEssayinGenealogy.Princeton,PrincetonU.P,2002,pp. 160-161.

137
HaydenWhite

En este sentido, puede atribuirse aHeródoto el mérito dehaber inven-


tadoel eventoespecíficamente histórico, ysugerido su diferenciarespecto
de los tipos de eventos derivados deacciones de diosesy espíritus. ATucídi-
des, entonces, puede atribuírsele la invenciónde unaversióndel métodoo
los procedimientoshistóricos paraestudiaryanalizar (ynomeramente pre­
sentar) aquelloque sucedió en el pasado, buscandocomprender elpresente
Pero es debatible que Tucídides de hecho estuviera “haciendo”historia, o
aportandounnuevométodoal análisisdelostipos deeventos queHeródoto
habíainvestigado-siendo indefinible si loseventosespecíficamente “histó­
ricos”sonsubsumiblesbajo leyes generalesono. Entodocaso,fueronlos ro­
manos quienespresentaron el términohistoria(con susignificadoprimario
decuento onarracióncomo aquel tipodeconsideración “apropiada”parala
transformacióndeunaserie de eventosenuna “historia”) comobase parala
noción del eventohistórico en tantolaespecie de evento que, aunque ocu­
rriendo enlavidarealyno en laimaginaria, podría ser presentadolegítima­
mente enla(s) forma(s) delos tipos decuentosyfábulas queotrorasehabían
referidoa dioses, demonios, fantasmas, héroes, y otros seressobrenaturales
porel estilo. Coneste desarrollo, podríamosafirmar, selogralaideadehis­
toriacomo unalaconsideraciónverazdeloseventos realmentesucedidosen
el pasado, bajo la forma de un Telatocontrama. Yestonos ofrece al menos
una manera de identificar un evento específicamente histórico. Tal como
afirma Paul Ricoeur: un evento históricoes un evento real capaz de servir
como elemento de una “trama”. O, como solía decir Louis O. Mink: un
evento histórico esaquél que puede serdescriptoverazmente demodo que
sirvacomo elementode unanarrativa.82
Todo elloimplica que los eventos nodevienenen “históricos" sólo por
haber sucedido realmente, por haber sucedido enun momentoespecífico
del pasado yen unlugar específico de estemundo, y porhaber tenido un
efectoidentificableenlos contextosenlosqueirrumpieron. Yestoesporque
unalista de dichoseventos, incluso unalistaen orden cronológico.podría
constituirunanal ounacrónica, perodifícilmenteunahistoria. Paraque un
evento singular, unconjunto ounaseriedeeventos dadoscalifiquencomo

82PaulRicoeur,TimeandNarrative.Vol. 1.Trad. KathleenMcLaughlinyDavidPellauer. Chicago


UniversityoíChicagoPress, 1984, p. 208[Titmpoynarroctón,í, Conjigurociándeltiempoenelrelato
histórico. SigloXXI-México, México, 1995|

138
El eventohistórico

“históricos”, deben tambiénserdescriptibles válidamente como si tuvieran


losatributos propios deloselementos en la trama deunrelato.83
Ahorabien, lamencióndelapalabra trama despiertaotro espectro que,
paraloshistoriadores profesionales, escasi tanamenazantecomo la palabra
mito. No sólo porque la palabra trama |plot] es en inglés la traducción de.
mythos griego, sino también porque generalmente se considera a la trama
comoelrecursoqueda alasficcionesliterarias suefectoexplicativo.84Setrata
deundebate extenso, inclusodemasiado como parasintetizar aquí: aqué.
acercadelmododeinsertaruneventoenunaserie, demaneraque se lotrans­
formeenuna secuenciayseofrezcaasí algúnequivalente deuna explicación
parasu acaecimiento. Bastecon decir que, en lo que aquí nos compete, la
trama o lo que he dado en llamar tramado [emplotment] es un elemento
comúnatodoslostipos dediscursonarrativo: mítico, ficcional, o histórico
Deestamanera, podemos decir que si los mitos, loscuentos de ficcióny las
historiascompartenunamismaforma (el cuento, fábula, parábola, alegoría,
etcétera), entonces tambiéncompartenunmismocontenido que, siguiendo
aFrankAnkersmit, podríamosllamar“sustancianarrativa 85El conceptode
“sustancianarrativa”nospermiteafirmarque el eventohistórico, a diferencia
del eventonatural, esnarrable.86
Ladoxa delainvestigaciónhistóricaprofesional modernasostiene queno
haytramasenlahistoria (loseventos del pasado),del mismomodo enque no

83Sibiennumerososestudiososdelenguayculturagriegashanopuestomythosalogoscomo
“cuento”o“trama”,Heródotoyotroshablandelogosynodemythosalreferirseal relato queestán
contandooquierencontar. Dehecho,variosdiccionariospresentanalmythoscomoleyenda, fic­
ciónoinclusomentira(pseudos)yconservanparalogoselsignificadodeun relato quepuedeser
imaginariooverdadero,segúnelcaso.Estasdiferenciasnospermitenmantenerladistinciónentre
lanarración(elcontarodesplieguedelrelato)ylanarrativa(elrelatocontado,su final revelado,
ylaconexiónqueseestableceentreprincipioyfin),sibienlosgriegostendíanaunirambosynotar
suimplicanciamutuaenlaelaboracióndecualquierconsideración historial dadadelmundo.
84Sindudas,“trama"(“plot”,N.deTI tienesusequivalentesenalemán(dieHandlung)yenfrancés,
italiano,español,ydemás, comoson“intrigue",“intreccio , intriga , trama .etcétera.
85VéaseEAnkersmit,NarrativeLogicASemmticAnalysisojtheHistorianiLanguage,Dotdrechtand
Boston,MartinusNijhoffPhilosophyLibrary, 1983,cuyoargumentoseencuentraresumido,au­
mentadoycontextualizadoensuensayo“Statements,Texis,andPictures ,enAnkersmityKellner
(ed.)ANewPhilosophyofHistory,TheUniversityofChicagoPress,Chicago, 1995..
86DavidCarrargumentaquelasformasnarrativassonunparadigmaadecuadoparalassecuencias
históricas,dadoquelossereshumanosensociedadtiendenaintentardarordenasusvidas,pro­
yectarplanes,yactuardeacuerdoconescenariosdevidanarratológicos. VéaseDavidCarr,Time,
NarrativeandHistory. IndianaUniversityPress,Bloomingtonlndianápolis, 1986

139
HaydenWhite

podríahaber una trama amplia,abarcadoraytotal de la Historia (en el sen­


tidodeun plano un fin, objetivo, propósitoo télos predeterminados parala
trayectoriatotal del desarrollohumano, desdesus orígenes oscuros hastael
fininimaginable). Laobjeción alas llamadasgrandesnarrativas delahistoria
(cuyo rechazo sería, según Lyotard, la característica dominante del pensa­
mientoposmodemo), es que nociones fantásticascomo“providencia”, “fata­
lidad”,“destino”, “progreso”, “dialéctica”ydemás, noseríanmásqueresiduos
deaquellos sueños míticos yreligiosos del tipodejadoatrás hace tiempopor
la“modernidad”. Laobjeción general alas “grandesnarrativas”es querepre­
sentan un tipo de pensamiento teleológico que ha tenido que ser superado
paraque tomen formalascienciasnaturalesmodernas. No hay teleologíaen
lanaturalezay, en tantolahistoria pertenece adichanaturaleza (ynoalain­
versa)—o al menos asísecree-no puede haberteleologíaenlahistoria. Yesto
incluyetanto ala historialocal, como launiversal.
Indudablemente, losseresygrupos humanos típicamentepiensan dema­
nerateleológica, estoes, hacenplanesparasusactividadespresentesyfuturas
alaluzde fines, objetivosypropósitosimaginados. Sepodríahablar delasin­
tencioneshumanas comoorientadasafines, einclusoutilizarlaintencionalidad
comobase paradistinguirlanaturalezahumanadelaanimal. Pero, comodice
elpoeta, “Losplanesmejortrazadosde ratonesyhombres.. yladoxanosad­
vierte:“Debuenasintencionesestáhechoelcaminoalaperdición”.Losseres
humanosylasinstituciones bien pueden planearsusactividades yprácticas
convistasaun fin, perosugerir quelos destinosdelosindividuosylos grupos
puedenser predeterminados del mismomodoen queloestá el deunroblea
partirdelabellotadelaque nace,esuna posibilidadalavezreconfortanteyes­
peluznante. Reconfortante, porque quita responsabilidadal sujeto-agentede
lahistoria; espeluznante, porque quita responsabilidadal sujeto-pacientede
lahistoria. Además, talcomosuele decirse,el deterninismosiempreesloque
gobiernaaotras personas, noaunomismo-exceptocuandounoquiereevadir
responsabilidadesporunaacciónespecífica.
Pero ¿ysi fuera posible que los sereshumanos fuesenalavez tantolibres
comodeterminados, responsablescomo noresponsables por sus acciones?
Pensaralgoasí es, porsupuesto, unescándaloparael filósofo, yunaimbeci­
lidadpara la persona con sentido común. Ysinembargo...
Alrededor de losorígenesdela filosofíaoccidental, ymásespecíficamente
enlasenseñanzas legendarias del fundador del Estoicismo, Zenónde Citio

140
Eleventohistórico

(fallecidoen265 a. C.), encontramos laasociación delanociónde “evento”


con la de “destino”,queluego sería unlugarcomún enlas reflexiones acerca
del tiempo incluso hasta Heidegger, Ricoeur y Badiou. Aparentemente,
Zenón habría sostenido que todoincidente ocurrido en lavidade una per­
sona podíaser interpretadocomoevidencia de la intervención dela provi­
dencia, paraconvertiraquelloquedeotromodoseríaunamezclasinsentido
de eventos, enundestino (con susentidodeque el final de lavidaocurre no
solamente en un determinado tiempo, sino también en un determinado
lugar-lo cual explicanuestra nocióndedestino [de unviaje, N. deT. ] como
un lugarhaciael cual nos dirigimos).
Aquí, porcierto, lostérminos evento ydestinose traducenenelementos de
un dramacon unsupuestoinicio, nudo, yfin, un desarrollo, yuna caída de
la acción luegode laescena del reconocimiento (anagnorisis). Ellos funcio­
nan más como esquemas generales que como conceptos, comoelementos
más de] mitoquedelaciencia,yhuelenmásanarrativaque aargumento. Por
supuesto, la etimología no explica nada, pero la relación mitológica entre
eventoydestinoindicalas manerasenlasque, en el pensamientopoético, un
término problemáticocomo evento (consuconnotación alavezde algo con
sentidoyalgofaltodeél) puede funcionar como operador enunproceso en
el que se asigna cosmos al caos gracias auna imagen de coherencia formal
(destino, fatalidad, moira, íelos). Comosea, la relación de eventoydestino
como figurayrealización, me ofrecióciertacomprensión deloque era, ami
parecer, una sorpresalexicográfica: lapresentaciónen mi diccionario Roget
de “destino”comoantónimo de“evento”.87

87 Roget’sThcsaurusoJtheEnglishLanguageinDictionaryForm,BeingaPresentation, etc. DeC. O.


SylvesterMawson. NewYork,GardenCity, 1940,p. 166. Enlaentrada“Evento",bajo“antónimos"
encontrésólolainstrucciónenigmática“VéaseDestino’’.Yendoa“Destino. -1. Sustantivos”,en­
contré“destino,fatalidad,suerte,porción,condena,fortuna, fatalismo, futuro,estadofuturo,exis­
tenciafutura, enadelante, próximomundo, mundoquevendrá, vidaquevendrá, prospecto,
expectativa”,y,másadelante:“Antónimos:VéaseEvento”.Mepreguntéenquésentido“evento”
podría ser siquieraconsiderado como“antónimo" de “destino". Yentonces comprendí que
“evento’esantitéticoa“destino"entantoesteúltimoconnotanosólo“fatalidad"sino, másgene-
■raímente,el“desarrollofinal"deunasecuenciadesucesos, cuyasunidades(opartes)individuales
seconstituyenenreacciónorespuestaa“erupciones"omásbien“interrupciones"exógenasalaca­
denahastaelmomentodesuocurrencia.Estacomprensión,asuvez,mepermitióverlarelación
probableenunnivelsemánticoentreeventoynarrativa,enlacual, comoyasugirieronMinkyRi­
coeur,uneventohistóricoesunsucesocontingentequepuedeseraprehendidocomoteniendoun
lugarenlatramade(algún)relato.

141
HaydenWhite

Buscaba el antónimo de “evento”porquequeríacomenzar mi reflexión


acercadel evento histórico colocándolo enlamatrizdel cuadrohermenéu-
ticodeAristóteles, paradiscernircuáles podríansersuscontradictorios, con­
trarios eimplicantes.88Si sepiensa en “evento”comoun concepto, entonces
precisamente por ser unconcepto, debe teneruntérmino opuestooantité­
tico que nos diga cuál serla sucontradictorio. Laconvención que coloca a
“evento”en unarelacióndecontradiccióncon “destino”sugiereque, quizás,
almenos se puede saberque unevento puedeestarrelacionadoconel plano
sobreocontrael cual sucede; como “parte”deunprocesopuede oponérselo a
la“totalidad”delaque formaparte. El eventonuncapuede serlatotalidaddel
proceso del que formaparte, porque “destino”denomina ala totalidadde!l
proceso del quecualquier evento dado essólounaporción.
Peroentonces estonosdejael problema deidentificarel contrariodel tér­
minoantitéticode evento-es decir, destino-que debería ser, deacuerdo con
el razonar de Aristóteles, lo “no-destinado”, ocualquier cosa queno tenga
unadeterminada dirección, lugar, sustancia,yseaporlo tantosolamenteun
pseudo-evento,elementode unpseudo-destino (Ramo).89Yestosugiereque
sealo que fuere que termine siendo el “evento”, loque podemos afirmarcon
seguridades que noesel destino; no es el procesocompleto quepuedefinal­
mente atribuirle significadoalacontingencia-el significado deunlugaren
una secuencia, ubicación, o situación. Esto implica que el evento no es y
nunca será el todo de aquellode lo que esunaparte, elemento ofactor- ex­
cepto al final, cuandovuelve ensí o encuentrafinalmenteel lugaral que es­
taba destinado a llegar. Quizás esto es lo que tenía en mente Heidegger
cuandohablaba delahistoriacomo el “estarentránsito”[“on-the-way-ness”,
n. de t.] del Dasein rumbo aun lugar al quenuncallegaría, ydel destinodel
Dasein como eine Verwendung, unvagar, unencaminarse, una deriva, desli­
zamientoorecorridoquesiempre terminasiendosindestino,porqueel des­
tinoimplicalo apropiado,ylahumanidadesohneEigenschaften.90

88Aristóteles. “OnInterpretation",enTheBasicWorksofAristotle:Hd.RichardMcKeon.NewYork:
RandomHouse, 1941,cap.7,N°. 19,pp. 44-61. [“Sobrelainterpretación",enTratadosdeLógica
(Órganon),Gredos,Madrid, 1988]
89HansRämö, “AnAristotelianHumanTime-SpaceManifold: FromChronochoratoKairotopos."
Time6-Society8.2(1999),pp.309-28.
90ElohneEigenschaftenalude,porsupuesto, alagenialnoveladeMusilacercadelacondiciónmo-
dem(ist)a, queequivaleexactamentealanociónheideggerianadelDaseincomo“serarrojado"en

142
Eleventohistórico

Peroahora, parallenar nuestro formulario de razonamientos, debemos


postularlocontrario (no locontradictorio) del eventomismo. Ysi -tal como
yahemosindicado- no puedeserni latotalidad(que esel destino) ni lasotras
partes del todo diferentes de sí mismo, entonces el eventodebe ser otra cosa,
que no esni parteni todo del todo, quepuede sóloser, creo, algunacombina­
ción delono-eventoyno-destino. Dedonde provendría, supongo, layuxta­
posición modern(ist)a de evento y estructura como modelo para la
construccióncientífica de la naturalezade lo histórico. Enel pensamiento
modernista, laestructura toma el lugardel destino, laprovidencia, la fatali­
dad, la fortuna y demás, en tanto el “significado”de los asuntos humanos
-por ejemplo, en el paradigmaestructuralista- debe terminar siendo nada
más que suforma, lacual seopone auna“naturaleza" cuyosignificado, cada
vez más, serevelacomopocomás que “caos”. Eneste modelo, es el eventoel
que obstaculizalaestructura,sealoque seaque resistael serincorporado en
“loque es”encualquier momento dado. Desdeun puntodevistaontològico,
todo eventoesunavergüenzayundesafío; una vergüenzaparalainteligibi­
lidaddelaestructura, yundesafíoal poder delaestructura deproveerun sig­
nificado para todo lo que es. No deberá sorprendemos, entonces, que el
estructuralismo hayaresultado serla antítesis misma delavisión histórica
del mundo. Entantoun todo deeventoscon cada unodeelloscomosuceso
individual (unaespecie de“universal concreto”que resiste sersubsumido a
ningún universal,por un lado,yser reducidoa un agregadode particulari­
dades, porel otro), lahistoria pareceríaser poco más que lacondición de la
cual cualquier estructuralista quisieraescapar.
Ahorabien, todoesto podríaserbastante desconcertante, deno ser por el
hecho deque (fuerade las diversasáreas de estudios históricosyde aquellas
disciplinas cuyasoperaciones siguenteniendo por componente principal
algo así comoun “método histórico”) la noción de evento ha sido bastante
desacreditadacomoelemento del pensamientocientífico. Estanoción sigue
siendo habitual enciertos tipos de escritura literaria, lanovela, el romance,
la poesía, lateología, el mito, etcétera-tipos de composición llamadas “ima­
ginativas”o“imaginarias”,ygeneralmente relacionadas por afiliación gene­
unmundosincualidades.Alserhumanocomovagabundo,sersinhogarquedeseaunlugardere-
sidencia,seleniegapermanentementeestelugarporqueelmundoalquefue“arrojado”estáfor­
madoporunespacioenel quelos“lugares"sonsóloparadaspasajerasdedescansoparaeste
ser-sin-cualidades.

143
Hayden White

alógicaalos modos pre-científicos de pensar, explicar, yvivir con elmundo


más que de él. Dehecho, haygrancantidaddeescritoscontemporáneos que
sugierenque lanocióndeevento-y especialmente aquellaque formayauto­
rizaunacreencia en larealidadde “lahistoria"- esundesplazamientoapartir
demodos míticos de pensar, yque en realidadtienemás en comúnconuna
ideareligiosa demilagro, quecon cualquierconcepcióncientífica delo que
podríallegar aser un evento.
Este Corpus deescritura contemporánea tiene sus orígenes en el género
híbrido de la “novela histórica”que, en oposición alas reglas deljuego que
aúnestaba formulando laprofesiónhistórica, encara abiertamente el pro­
blema de la relaciónentrepasadoy presente,laambigüedaddel “pasadore­
ciente”y la paradoja de la presencia del pasado en el presente -como en
Scott, Manzoniy Dumas, perotambién en Balzac, Stendahl, Flaubert, Dic-
kens, Tolstoi, Thackeray, Trollope, Conradyuna seguidilla de casos meno­
res. Esla novela históricalaque sienta las bases para la novela modernista,
dondeel evento comienzaadisiparseyla líneaentrepasadoypresentese es­
fuma, al igual que aquellaentre la conciencia ylo inconsciente. El moder­
nismo, con todo su alarde de novedad en “la manera en la que vivimos
ahora”, restaura la dignidad(como fuente deconocimiento para“la reali­
dad”) de lo arcaico, otroraabandonado por la historia debido asufalta de
documentación, yconsignado alas tiernas piedades delaarqueologíay“las
antigüedades”.
Tal como sostienenAuerbachy otros, el modernismopodrá sermuchas
cosas, pero ciertamente noesuna fugarespectodel realismoylahistoria. Li­
bera al evento histórico de las persuasiones domesticadoras de “latrama”,
anulandoa “latrama”misma. Además, lejos deabandonarlarealidadenpos
dela fantasía, el modernismomuestracuántodelo fantásticoestácontenido
en“loreal”. El modernismono sólo extiende horizontalmente el alcance del
evento histórico, permitiéndole tomar contacto con áreas adyacentes del
tiempo, sino que tambiénrevela su profundidad, mostrando cuántas capas
designificado oculta, cuánlábiles son sus pulsiones, cuán resistente es ala
concreción.
El modernismo poneaprueba las profundidades del eventohistóricodel
mismomodo en queel psicoanálisis pone apruebalas del eventopsíquico.91

91VéaseWhite, 1999. (2003dehtraducciónalcastellano, N,deE.¡

144
Eleventohistórico

Ydehecho, modificalarelaciónentreel eventoysucontexto, disolviendoel


límiteentreambos. Todoesto confluye enlacreacióndeunnuevomodo de
escritura literaria, en la que la líneaentre discurso fácticoydiscurso de fic­
ciónse tornaborrosa, resultandoenun tipo de escritura(lainfame éenture )
que destruiría toda la autoridad artística del realismo anterior, propio del
siglodiecinueve. Enadelante, lahistoria, el evento histórico, ylahistoricidad
misma, son apropiados por un nuevo tipo de escritura que, a falta de un
mejornombre, podemos denominar postmodernista.
Sin embargo, no alcanza con invocar un “nuevo tipode escritura" para
darcuenta de los cambios en el modoenque “la historia”yel “evento”-su
contenido típico- sonconstruidos ennuestros tiempos. Enefecto, una com­
prensióndistintivamente “histórica”delainvención deun“nuevotipodees­
critura”requiere queidentifiquemos el nuevo “contenido”o fenómeno que
sería adecuadamente representado por este nuevo tipode escritura. Yahe
aludidoa“elevento modernista”como tal contenido, fenómeno o referente.
Ahorabien, quisierair más allá ysugerir que la “sustancia”del “contenido”
deeste nuevotipodeevento, esofrecidaporlaideahistoriotetizada [historio-
theticized] de “trauma”. El origenmoderno del término traumático es la me­
dicina, donde se loutiliza para caracterizaruna herida (más precisamente:
unapenetracióndepiel yhuesos) ylacicatriz (físicaypsíquica) resultante de
esa penetración. Cuando se la utiliza para caracterizar un cierto tipo de
eventohistórico, el término trauma ysuformaadjetivadatraumático sonbas­
tante convencionales, e indicanalgoasícomo un golpe muyfuerte a un sis­
temasocial opolítico, requiriendo el tipo de ajuste, adaptación o reacción
quecualquierorganismo debería atravesar para sobrevivirlo.
Enlateoríapsicoanalítica, sinembargo, los términos trauma y traumático
sonutilizados(inicialmente demodometafórico) paraindicarunshock al or­
ganismoquetieneelefectosomáticoy/ofísicode“desatar”los“impulsos" pre­
viamente retenidos en alguna especie de equilibrio, produciendo estados
neuróticos opsicóticos(paranoia, histeria, obsesión, etcétera),yresultandoen
ladisfuncionalidaddel organismo. Laconcepción fisicalistadel trauma (des­
arrolladaporBreueryFreudenladécadade 1890) nodifieredemasiadode su
contraparte historiológica, enlaqueseveal evento históricocomo un sobre­
saltosignificativode unsistema histórico (social) que agitasus instituciones,
prácticasycreenciasyresultaencomportamientosgrupalessimilaresalos que
semanifiestanencondicionesdehisteria, paranoia, fetichismo, etcétera.

145
HaydenWhite

Sinembargo, Freudy otros psicoanalistas desarrollaronluego otraidea


de trauma, que presuponíaunelemento característicamente “histórico”,en
tantoconllevabaun elementode “posterioridad" (Nachträglichkeit) entendido
como“efecto(temporalmente) desfasado”sobreel organismo, notablemente
similar aloquelahistoriologíaentendíacomo unarelaciónespecíficamente
histórica entreel pasadoyelpresente. Ahora, Freuddescribíaladimensiónpsí­
quica deltraumacomo nosólounshock(repentinoydisruptivo) sobre elor­
ganismo, sino también como uno que dejaba en la psique de ciertos tipos de
individuos unaespecie de lugarsinsentido hasta que, bajolaimpresióndeun
eventoposterioryde aspectosimilarala experienciaoriginal,el lugarerare­
pentinamente revivido oanimado. Conestesegundomomento, se develaun
significadotansobredeterminado que hiere al organismonuevamente-de
hecho, lohiere doblemente: primero, por el recuerdodelaescenaoriginal de
incursiónyel repentino descubrimiento desu significado, yluego,poruña
ulteriorrepeticióndel gestooriginal de alejarlo delaconciencia, ahoraacom­
pañado, dealgúnmodo,por sentimientos deculpapornohaber reconocido
de quése trataba enprimerlugar.
Existe unasimilitudentre, porunlado, el modoenquelos historiadores
concibenlarelaciónentre el pasadohistórico yel presente, y, por el otro, la
concepciónfreudiana delarelaciónentre uneventotraumáticoenlavidade
unindividuo, ysu “retomo”alaconciencia en algúnmomentoposterior-
peroconunimpactolo suficientemente fuertecomoparavolver disfuncio­
nal adichoindividuo. Laideadeeventotraumáticopermite aFreudpostular
una“historiasecreta”del individuoy, por extensión, detodounpuebloona­
ción, contra la cual se deberá comprender a laversión“oficial”del pasado
comounacoartada o sublimaciónen respuesta alossentimientos de culpa
derivadosdel actooriginal. EnMoisésylareligiónmonoteísta (Der Mann Moses
und die Monotheistische Religion) ,92la teoría del eventohistórico traumático
permite aFreud postular un crimenterrible enel pasadohebreo (estoes: el
asesinatodeMoisés porparte delpueblo al quehabíacargadoconunaobli­
gaciónimposible hacialaLey), que daríacuenta'del ferviente ascetismo,la
auto-disciplina, laimposibilidadde convertirse enunanación, el vagar sin

92SigmundFreud,MosesandMonotheism.Trad.KatherineJones. NewYork,Vintage,1955.[Moisés
ylareligionmonoteísta:tresensayos,enFreud,ObrasCompletas,Vol.CLXXXVl,Hyspamérica, Bue­
nosAires, 1993. TraduccióndirectadelalemándeLuisLópezBallesterosydeTorres.N.deE.l

146
Eleventohistórico

pausa, laculpa, ylamelancolía del pueblojudío. Este “retomo delamemoria


reprimida”del crimen primordial-el asesinato del Padre- constituye el pa-
sado-en-el-presente que losJudíos, al menos,vivencomo “historia”.93
Sindudas, lanoción freudianadela“historia”del pueblojudío carga con
todas lasmarcasdel mito-pese asusguiños hacialadisciplinahistórica con­
temporáneaysuspropios esfuerzos porsonar “científica”. Perolaexpresión
“mitagogía”[“mythagogy”] essumamente apropiada parael tipode relación
causa-efecto entre presente y pasadoque él denomina nachträglich (retra­
sado). Es “mágica”, conllevando nociones tales como acción a distancia,
efecto diferido, latencia, entre otros. Freudno rechaza ni cuestiona la idea
histórica convencional de que un evento en un determinado momento y
lugar “se esparce”, digamos, tantoenel tiempo como enel espacio, produ­
ciendootroseventosque seránvistoscomo“efectos" de una“causa”anterior.
Perosí postulaotrotipo deevento, cuyaverdaderanaturalezayefectos seen-
tierranenlamemoriaindividual ycolectiva, yacen latentes allí poruna can­
tidadindeterminada de tiempoyluego, enrespuesta auneventoposterior
deefectos similarmente invasivos, resurgebajo unaform a que alavezrevela
yocultaasuprototiporemoto. Esteevento-el evento traumático- tiene laes­
tructura del modelode figura-cumplimiento propio delasteodiceashebrea
ycristiana.
Enel modelo defigura-cumplimiento, un evento histórico significativo
seráreconocido ensudoble ocurrencia, laprimeravezcomo intimaciónde
unaposibilidaddesignificado, ylasegundacomo“explesión”[“expletion”],
quecompleta o realiza lo que estaba sólo implícito (o, para utilizar un tér­
mino psicológico, latente) en el evento anterior. Los modelos teleológicos
sonconocidos: lasubstitución del corderopor Isaacenel sacrificio de Abra­
hames unaanticipacióndelaLeydeMoisésque lo “realiza”; lacaída deAdán
quese realizaenlaResurreccióndeCristo, etcétera. Unequivalente secular
del modelo defigura-cumplimientoenlateoría historiológicaseriaalgo así

93Véaseparticularmenteparte3,secc. 1,“TheHistoricalPremisses". [VéaseFreud,Op.cit.,Pri­


meraparte.A.“Lapremisahistórica",pp. 3274-3279. N.deE.).Ver“TheFictionoíHistory”deMi-
chel deCerteau, dondetratael textodeFreudcomounanovela; deCerteau, “The Fictionoí
History: TheWritingofMosesandMonotheism."TheWritingofHistory.Trad.TomConley. NewYork
ColumbiaUP, 1988,pp.308-54. [“LaFiccióndelahistoria. LaescrituradeMoisésyelmonote­
ísmo”,enLaescrituradelahistoria. UniversidadIberoamericana,MéxicoD.E,1993,2a.Traduc­
cióndejorgeLópezMoctezuma.N.deE.]

147
HaydenWhite

como el argumento de que la causa remota perodeterminante delaRevolu­


ción Francesa fuelaReforma Protestante. Enel argumento deTocqueville, la
Reformayaconteníaenestado embrional, podríadecirse, laRevoluciónque
pone final AntiguoRégimen. Cabe aclarar queno se estádiciendoaquí que
el evento anterior predetermina al posterior, oque este último debaser con­
siderado el telos haciael cual todo tiende, unavezocurridalaReforma. Nose
trata aquí de una idea teleológica de la causalidad histórica. Nadie podría
haberpredicholairrupción de la RevoluciónFrancesasobrelabasedecual­
quier conocimiento que pudieran haber tenidodelaReforma. Sólounavez
ocurridala Revolución, fue posible verlo que laReformahabíaposibilitado.
De igual modo sucede con el eventollamado “traumático”o“traumati­
zante”en Freud. Noexiste una necesidad absoluta de que unabusosexual
temprano haciaunniño por parte deunadultoirrumpa posteriormente en
lavidabaj olaformadeun“trauma”yproduzcaefectos debilitantesenel ado­
lescente oel adulto. Tododepende de laocurrenciade unsegundoevento, si­
milaral primero peroabiertamente identificablecomolo queesopretende
ser el desencadenante de la respuesta de reconocimiento-represión que
ahora oculta obloquea de algún otromodoel acceso aambos eventos, ylos
relegaaunespacioporfuera de la “historiareal”ala que pertenecen. El equi­
valente enlahistoriareal seríaunaespecie deesquizo-historiologíadonde el
deseo de conocerolaobsesión conel pasadoseencuentran conunaaversión
orechazoigualmente fuertes hacia cualquierconocimiento delpasadoque
amenace la versión benevolente de la realidad histórica construida como
pantallacontra laverdadamenazante. Si bienno cuento con elespaciopara
entrar en este tema ahora, quisiera sugerirque la teoría de “losdos cuerpos
del rey”deKantorowiczanaliza un toposdeesta esquizo-historia.
Es necesario resaltar, por supuesto, que Freud no era ni unhistoriador
profesional, ni unfilósofo(de lahistoria)profesional, yqueniloshistoriadores
profesionales ni los filósofos profesionales teníanrazónalgunaenparticular
paraentendersuconcepto del evento traumáticocomounacontribución al
estudio científico de la historia, el pasado histórico, o la relaciónhistórica
entre el pasadoyel presente. Muyporel contrario, esposible queFreudhaya
tomado mitos onociones contemporáneas acerca de lahistoria, comomo­
deloparaconceptualizar el tipode relaciónentre presente ypasadoque que­
ríadenominar “traumática”. Freuderaunaficionadoodiletanteenhistoria,
arqueología, yantropología, yestaba interesadoencualquier tipodecono­

148
Eleventohistórico

cimientoque pudieradarlugaraunuso terapéuticoen el tratamientodeen­


fermedadespsicológicamente inducidas. Enotraspalabras, estabamás inte­
resadoen “el pasado práctico”que en el pasadohistórico, compuesto pory
destiladoenlos tomos dehistoriadores, antropólogosyarqueólogos profe­
sionales, paralailustraciónde sus pares profesionales.94
Entonces, si bien utilizabael trabajode académicos profesionales enotras
áreasdeinvestigación, estaba menos interesado encontribuir aesas áreas,
queenutilizarcualquier elementode ellas quepudieracontribuir ala con-
ceptualizacióndeunposibletratamiento paraindividuos (y grupos) que pa­
decieran el malestar conocido en aquella época como “melancolía”-una
condición depresiva que setornaba crónica cuando un individuo prolon­
gabala pérdida impensable de un objeto querido, pérdida que los modos
normales oconvencionales de “duelo”no lograbanaplacar.
Ahorabien, el puntoteóricoimportante del concepto psicoanalíticode
traumaenFreud,resideenelhechode que, deacuerdocon Freudmismo, no
existealgoasí comounevento inherentemente traumático. Incluso laespecie
máshorrorosa de la pérdida encuentra diferentes respuestas en diferentes
personas, algunas veces bajola forma de traumatización, otras en el duelo,
otrasaúnenlosvariosmodos desublimación, represióno simbolizaciónque
tienenlugar a lo largo del proceso de “elaboración”de la experiencia de la
pérdida. Yaquí se hace necesarioenfatizar nuevamentelas diferencias entre
lanociónmédica o fisiológicade trauma, yaquellapsicológica, psicosomá-
ticaopsicoanalítica. Desdeunpuntodevistafísico, podríahabereventosin­
herentemente traumáticos, que serían cualquier evento con una fuerza lo
suficientementeviolentacomoparadestruirel organismo(individual oco­
lectivo). El usopor parte delos historiadores profesionales del concepto de
“crisis”comocondiciónquepuedensufrirtantolosindividuoscomolosgru­
pos, indica que estanocióndeeventohistóricoyaexiste en el repertoriodela
profesión. Perodesdeel puntodevista de lanociónpsicoanalíticadetrauma,
haycrisisycrisis. Notodaslascrisis, sobre todoaquellas físicas que sufreel
organismo, son traumáticas para los grupos o individuos afectados. De
hecho, el traumaserefieresolamente aun tipoparticularde respuestaalacri­
sis: el modo en el que éstaes(sólo) apercibida [apperríeved] más que perci­
bida, comoel hurto delyoqueluego(baj olapresióndeun evento similar) se

MVéaseM.Oakeshott,cap. 1.[Véasereferenciaennota70. N.deE.]


149
HaydenWhite

comprenderá ypercibirá que fue. ¿Cómo seríauna manera más “histórica”,


“historiológica”o“historiográfica”deconstruir el eventoespecíficamente
“histórico”? O, dichoen otros términos: ¿cómosería una maneramás histo­
riológica de construir un cierto tipo deevento psicosomático (seael “somá”
encuestiónindividualo colectivo)?
¿Es posible que el evento específicamente histórico sea un suceso que
ocurre enalgúnpresente (o en laexperienciade ungrupoviviente),cuya na­
turaleza no puede ser discernida ni nombrada porque se manifiesta sólo
como la“erupción" deuna fuerzaoenergíaque trastoca el sistemapresentey
fuerza un cambio (cuya dirección otrayectoria es incognoscible hasta que
arrancaose entraenella),conun fin, objetivoo propósitoquesólopuedeser
discernido, captado o respondido en un momento posterior? Pero no en
cualquier “momentoposterior". Másbien.enaquel momentoposteriorenel
que la erupciónde lo que parecería estar dealguna manera afiliadocon un
evento anterior revelao parece revelar, enel hecho de esaafiliación, el “sen­
tido”, significado, quid, incluso anticipación (aunque demodoveladoyos­
curo) tanto del eventooriginal como del sucesivo.
Si esto fuerael caso, sería... unmilagro.

150
6. El Posmodernismo y las ansiedades textuales

¿Qué uso puede tener el posmodernismo para Europa Oriental? De


hecho, ¿qué uso puede tener para Occidente? La sugerencia de que el pos-
modernismo es algo que se vive o se “sobrevive" más que algoquees culti­
vado o adoptado (véase el ensayo de Mostrovic) parece clausurar toda
consideraciónseriadeestos interrogantes. PeroEuropa Oriental*95comparte,
consu contraparte occidental, un problema del que el posmodernismo se
ocupamásseriamente que sus críticos:estoes, el problema delahistoria. Y
estoes así, porqueel posmodernismo noessinouna cosmovisiónbasadaen
unaconcepción distintivadelahistoria, sunaturaleza, susignificadoylas di­
ferentesmaneras enque puede serestudiadayutilizada.96Ylareconstitución
delahistoria comounsuelopara dotaralavidasocial modernistadeunsig­
nificadoque trascienda los intereses ynecesidades de una solageneraciónes
unproblemaque tantoel Este como el Oestehancompartido, posiblemente
desde 1956, peroseguramente desde el colapsodel Muro de Berlín, ladiso­
luciónde laUniónSoviéticayel fin (putativo) de la Guerra Fría. Peroel pos­
modernismo debilita la naturaleza fundacionista de la idea occidental de
conocimientohistórico. Insisteen que, cuandose trata deestudiarel pasado,
loshistoriadoresdebenaceptarlaresponsabilidadde la reconstruccióndelo
que, previamente, pretendíanhaber sólodescubierto.
Lasnaciones deEuropaCentral yOriental seenfrentan al problemade la
integracióndel pasadoestalinista-esmás, de todoel sigloXX-en unanarra­

' TraduccióndeMarietaSolana.
95Usoéltérmino“EuropaOriental”pordeferenciaaltitulodelsimposio. Pretendoabarcartodo,
desdelosUraleshastalafronteraoriental deEuropaOccidental,incluyendoEuropa“Central”.
96EstoesciertoaunsiunolomaenconsideraciónladefiniciónquedaLyotarddelposmodernismo
comolaperdidadecreenciaentoda“grannarrativa"pormediodelacual Occidentehaimpuesto
“sentido”enlahistoriadesdelostiemposdeHesíodo. Yaque,comoloscríticosdeLyotardnose
cansarondeseñalar,elrechazodetodaslasfilosofíasdelahistoriaes, enslmisma,unafilosofíade
lahistoriaentantoestableceunlimitealtipodesentidoquelahistoriapuededecitsequetenga.

151
HaydenWhite

tivahistóricacoherente que, al mismotiempo,justifique el rechazo aciertos


aspectos de esepasadoyafirme sucontinuidadcon él. Porlotanto, también
enAlemania, Italia, España yhasta cierto punto inclusoenFrancia, existe el
mismo tipo deproblema, visá visel pasadofascista, nazi ycolaboracionistay,
especialmente, respecto al genocidiodelosjudíos, un crimennosóloalemán
sino también, engeneral, occidental. Además, las comunidades deEuropa
Occidental estánbuscando formasdeintegrar esepasadodelanacióncon lo
que parecen ser nuevas fuerzas globales que efectivamente rechazan la
misma nacióncomo una reliquia anticuada e ineficiente deun temprano,y
ahora trascendido, sistema de economía política. Lascomunidades de Eu­
ropa Oriental, por el otro lado, intentan simultáneamente entrar a este
mundo global yreconstituir lanacióncomo una unidadviable deorganiza­
ciónsocial. Estosdesarrollos explicanlaspresiones que sienten tantolos his­
toriadores del Este como los del Oeste para concebir nuevas formas de
integrarlospasados inmediatos desuscomunidades nacionalesconun pre­
sente que seexperimenta como algo que es no sólo transnacional, sino in­
cluso antinacional, en sus tendencias dominantes.
Loshistoriadoressiempretienenproblemasconlosmomentostransiciona-
lesenlashistoriasdesustemas. Estosucedenosóloporque,hablandopropia­
mente, todomomentohistóricoesunatransiciónenalgúnnivel, alestarentre
unafaseyotradel procesohistórico. Estotambiénsucedeporqueuna“transi­
ción”esprecisamenteloquenopuede serrepresentadoenningúnmedio(inclu­
yendo el cine) porque es lo que ocurre “entre” dos estados considerados
(relativamente) estables: eselmomentodel “switch",el momentodela“transus-
tanciación”enelqueel “vino”deunarealidadhistóricaderepente“seconvierte"
enla“sangre”deotra. Yestemomentonopuedeserrepresentadoporque tiene
elmismostatus queel espacioenblancoque divideloscuadrosdeunapelícula.
El momentoenque algoseconvierteenotracosa, o enalgodiferente alo que
había sido antes, no puede ser representado en imágenes verbales ovisuales
porqueestemomentoes precisamente elmomentodelaausenciadelapresen­
cia, elmomentoenqueunapresenciaesvaciadadesusustanciayllenadacon
otra. Yencualquierreporte científico de este fenómeno,debe decirse que tal
momentoessobredeterminado-demasiado lleno de fuerzascausales-dema­
siadollenode“milagros”paraserel temadeunaexplicación.
Tómese elproblema dela transiciónentre “laEdadMedia”a“laEdadMo­
derna”. ¿Nos atreveríamos a preguntar qué “causó”esta transformación?

152
El Posmodernismoylasansiedadestextuales

¿Cómo podríamos hacerlo, sin preguntarnos antes si labrecha que sepre­


sume queexiste entre los dosperíodosencuestión(“laEdadMedia”y“laMo­
dernidad”) realmente existió? Debemos admitir que el problema de la
transición entre “la Edad Media”y “la Modernidad”existe sólo gracias a la
fuerza denuestra creencia de que algo así como “la Edad Media”yalgo así
como“laModernidad”,dehecho, hanexistidoynosonmeros productos de
nuestracapacidadde asignar nombres adiferentespartes de un continuum
y crear, así, diferencias-en-la-continuidad.
Dehecho,el problemadelatransicióny, porende, deladistinciónentrela
ModernidadylaPostmodernidades del mismoordenaporético. LaModerni­
dad puede ser definida como aquello que vino después de la Edad Media o
comoaquelloque vinoantesdelaPostmodernidad. Pero,en ese caso, lasus­
tanciadelconceptodemodernidadtodavíapermaneceindeterminable.
Es estaindeterminabilidad de la historia lo quesabe el posmodemismo
-aunque sepa que lo sabe o no lo sepa. El posmodernismo sabe que viene
después del modernismo, aún sinsaber en qué consistía éste ysin saber en
qué consiste su propia “posteridad”. Estoes así, porqueel posmodemismo
extiende el proyecto modernista de desmitificar el pasado hasta incluir el
mismo“conocimiento histórico" en que esa desmitificación se basó. Enel
siglodiecinueve, un “conocimientohistórico”recientemente disciplinadoy
profesionalmente producido fueusadoparadesmitificarel viejo mundo feu­
daldel sacerdocio, laaristocraciayla monarquía. Fueel conocimientohistó­
ricoel que reveló hasta qué puntoel Antiguo Régimense había basadoen la
magia,elengaño, la fantasíayla ficción-de hecho, setrataba de un mundo
“inventado”. Contra estemundo ficcional yfantástico, lahistoria estableció
laverdadde la realidad-el pasadoque uno podíaconocer con seguridadya
que, al seralgopasado, yanopodíacambiarypodíaser, entonces, objeto de
unadeterminaciónpuramente “factual”. El posmodemismoconsideraal co­
nocimientohistóricomismocomo algo “inventado”.
Estaño es, por supuesto, toda la historia. Enefecto, el posmodernismo
nace, enparte, como una respuesta alo que deseo denominar los eventos
distintivamente “modernistas”del siglo veinte.97Nose debe recordar todos

97Véasemiensayo“TheModernistEvent”enSobchank,Vivían(de.), ThePersistenceofHistory:Ci­
nema,Television,andtheModernEvent,NuevaYork/Londres,Routledee 1996 pp 17-38 [White
2003. N.deE.]
153
HaydenWhite

los eventos que hacen que nuestro siglo sea diferente alos anteriores para
plantear el caso, pero algunas pocas indicaciones puedenser útiles. Enpri­
mer lugar, sólo en nuestro siglo fueron consagradas todas las implicacio­
nes de la industrialización (expansión masiva de la población,
urbanización y economías internacionales) ysusefectos (hambruna ma­
siva, ciclos económicos de alzas y caídas, contaminación de la ecoesfera,
guerras mundiales ymuertes masivas gracias aarmas tecnológicas como
la bomba de hidrógeno). Laescala, intensidad yalcance de estos eventos
los hacenimpermeables alas categorías tradicionales delarepresentación
yexplicaciónhistórica. Conesto quiero decir queloque solemos denomi­
nar “conciencia histórica”no contiene ni las categorías ni las técnicas re-
presentacionales requeridas para la historizaciónefectiva de estos hechos.
Porejemplo,estos eventos nose prestan para el tipodetratamiento “dramá­
tico”del que se sirvieron loshistoriadores por dosmilenios como basepara
la representación de acontecimientos específicamente “históricos".Esto
significa, entre otras cosas, que no se prestan aserinterpretadospor medio
delanarrativización.
En segundo lugar, la velocidad con que se expanden, a lo largo del
globo, las noticias de los eventos en la era tecnológicayla rapidez conque
se archivan ydiseminan apúblicos internacionales, envirtud de los siste­
mas de televisión satelital yde las redes de computadoras, han destruido
los ritmos tradicionales de las prácticas de transmisión preindustriales,
que dabanlugar auna absorción gradual y selectivade los eventos aloque
se solíallamar “registro histórico". En algún momento de los últimos cin­
cuenta años, el “registro histórico”alcanzó unacondición de sobrecarga,
similar a lo que les pasó alos masivos almacenes que se utilizaban para
guardar los documentos producidos por los estadosycorporaciones mo­
dernas, saturados más alládesucapacidad e incapaces de reservar sinouna
fracción del total de la documentación producida. Cuanto más se acerca
unoal presente, más eventos se esconden detrás delagrancantidaddedo­
cumentos que danfe de suocurrencia.
Entercer lugar, esta condición de ocultamientogracias a la sobredocu­
mentaciónes, ella misma, unproducto de instrumentos electrónicosradi­
calmente nuevos de registro y presentación -como el cine, el video, la
fotografíadigitalizada- queposeenun poder tanasombrosode transformar,
metamorfizar o, también, manipularimágenes comoparaponer encuestión
154
ElPosmodernismoylasansiedadestextuales

la tradicional, y tradicionalmente simple, idea misma de percepción.98La


imagenyano es registrooíndice delo que, de otra forma, podría habersido
simplementepercibido porloscinco sentidos. Ahora, másbien, laimagenes
consideradaalgoproducidooinventadomás quealgoencontrado; algoque,
alhaber sidoproducidoporlosinstrumentos deregistro, puede ser infinita­
mentereproducidoyrehecho, deformatal quelasdiferenciasque sesuponía
queexistíanentre el fenómenoysuocasión nominal, entre el fenómenoysu
imagen, entre la imagenoriginal y sureproducción osimulacro, se fueron
porlaborda.
Estonoquieresugerirquelasospechaposmodemistasobrela documen­
taciónseextienda sóloalos eventos modernistas, yaque si los eventos mo­
dernistas parecen serinfinitamente complejos y, asuvez, insustanciales en
virtuddela formaen que los medios pueden ser utilizados para manipular
imágeneseíndices deellos, unosólodebe mirarporunmomentolos eventos
pasados -como batallas, revoluciones, hambrunas ola caída de los impe­
rios- paradarsecuentade que sonsimilarmente complejos e insustanciales
ydequesuaparentesustancialidadyapertura alapercepción fueron, funda­
mentalmente, funciones delapenuria de documentos que tenemos deellos
ydelacrudeza con que fueronregistrados por sus testigos. Conla multipli­
cacióndeimágenes de larealidad“histórica”, parecemos estar más lejos en
lugar demáscerca del pasadomismo.
Meparece que nuestro sigloestájustificado ensentirse separado de,en
lugar decontinuo a, los siglos que lo precedieron. Estamos separados del
“pasado”poruña especie de saltocuántico o cambioradical que hainaugu­
radounnuevo orden deexistenciahistórica. Hahabidouna transformación
cualitativadelo que solíamos pensar de los eventos “históricos”, unatrans­
formaciónque requierenuevascategorías parapensarlos ynuevas técnicas
derepresentaciónparacomprendersu formayaspecto. Este sentido dedis­
continuidadentre nuestramodernidadylas distintasmodernidades quehan
precedidoalanuestraeslo queconduce ala devaluacióndetodo pasadopre­
vio. Si ladiferenciaentre nuestropasadoinmediatoylos pasados másremo­
tosde laviejahistoria parecenmayores que las similaridades, entonces este
pasadomás remoto-todo loque se supone que ha pasadoantes de nuestro9

99VéaseJanetStaiger, “CinematicShots:TheNarrationandViolence"enIbid.,pp. 39-54yNichols,


Bill, “HistoricalConsciousnessandtheViewer: WhoKilledVincentChin?”enIbid,pp. 55-68.

155
HaydenWhite

siglo-puede ser aprehendidosimplemente como una reservade curiosida­


desy“coleccionables”.99Estos eventospueden ser arrancados desuscontex­
tos históricos e insertados en cualquiera de las varias presentaciones del
pasado -menos como documentos, reliquias, monumentos o índices del
mismoque como virtuales objetos pasadosuobjetos deunpasado virtual-.99100
Ahora, megustaría sugerir quecuando se trata derepresentarlarealidad
pasada, el posmodemismo nos puede enseñar que un pasadovirtual es alo
máximoquepodemosaspirar. Aunquetodossabemos queel pasado-o ciertas
personas, instituciones, eventos, etc - algunavezexistieron, sucedieronovi­
vieron, tambiénsabemos queeste pasadoya no existe, sucedeovive.Aunque
hayevidenciaindudable- enlaformademonumentos,reliquias, restosydo­
cumentos- dequeel pasadoalgunavezexistió, estosrastrosdel pasadopueden
serconsiderados comoefectos cuyascausas originales handejadodeexistir.
Estos restos sobreviven en el presente como indicios del pasado, peroyano
funcionancomoefectosdelasfuerzascausales(pasadas) queoriginalmentelos
produjeron. Ahorasonseries deefectosque pertenecenaunordendel ser que
essostenidopor fuerzas causalesquepertenecen aotroorden. Asi, por ejem­
plo, laCatedral deVezelay-unmonumentosupremodel viejoarteromanesco
ydel tempranoartegóticoeclesiástico-esmucho másunefectodelosesfuer­
zosdecimononosdeViollet-le-duc, surestaurador original,ydelaoficina fran­
cesademonumentos históricos quelomantiene, quedelosesfuerzos de sus
constructoresoriginalesodelaculturaalaqueperteneció.101Ylomismopuede

99“Coleccionables”esuntérminoquenombraunacategoríadeobjetosalaventaenEstadosUni­
dosquederivansuvalornidesuantigüedadnidesubellezanidesuutilidad,sinosólodesuposi­
bilidaddeinteresaraalguienquepuedaquerer“coleccionarlos".Nopuededecirsesiquieraquelos
“coleccionables”sonunavariantemodernadelosobjetosquesolíanhabitarel“gabinetedecurio­
sidades”,objetosquehallabansulugarenuna“colección"graciasasunaturalezaexóticaosupro­
venienciadelugaresdesconocidosymisteriosos. Uncoleccionableessimplementeunobjetoque
puedeserdeinterésparaalguienporcualquiermotivo. Enlassensibilidadeshistóricasposmoder­
nistas,secreequelosobjetosquehabitanelpasadoposeenesteaspectode“coleccionable". ■
100Por“virtual”,porsupuesto,aludoaeseobjetosupremodeinterésposmodemista:larealidad
virtual.
101YlomismoesciertodeungrannúmerodemonumentoshistóricosdeEuropaCentral,tanfre­
cuentementedestruidosyreconstruidosque,prácticamente,nadadeloriginalpuededecirseque
persiste.PiensoenlaIglesiadeSanMatías,enBudapestolaManzanaCentraldePoznan. Estosson
monumentosvirtuales,queproducenlosefectosde“historicidad"sinlascausasdelosmismos-a
noser,porsupuesto,quesepiensedeformaposmodemistayreconozcaquela“historicidad”noes
sinounefecto. ¿Algunohaintentadodefinir,algunavez,laesenciaosustanciadela“historicidad”?

156
ElPosmodemismoylasansiedadestextuales

ser dicho de la mayoría delas instituciones que constituyen la sustancia de


nuestrassociedadesenel mundomoderno.
También, apropósito de nuestra actitud hacia esas “cosas viejas”que
componennuestra “herencia histórica”ysobrecuyas bases estamos obli­
gados -tanto por conservadores como por liberales- aconstruir nuestro
futuro, me parece que el posmodernismo nos ofrece unaactitud eminen­
temente saludable. Nos invita aevaluarel pasado desde el punto de vista
de suutilidad parael presente. Loque no equivale a sugerir que este “pre­
sente”seaalgoconocido en su esencia oalgo con lo que nos tengamos que
comprometersinreservas. Al contrario, el “presente”es unaconstrucción
tanto como loesel “pasado”o el “futuro”. Entones, desde unaperspectiva
posmodernista, cuando se trata delas aportas de la historia-el pasado, el
presente yel futuro- nos encontramos atrapados entre estas construccio­
nes. Claro que “¡todo lo sólido se desvanece en el aire”! Pero ¿de quién es
la culpa? No es laculpa del posmodernismo. Al contrario, el posmoder­
nismo es una respuesta aesta condición, un producto de la modernidad
capitalista.
Quizás seaútil en este momento especificar algunas de las implicacio­
nes de una ideaposmodernista dela historia e indicar algunos de los mie­
dos y ansiedades que el posmodernismo despierta en los devotos de la
anticuada o, como se la denomina, “profesional" investigación histórica.
Un muy conocido defensor de valores tradicionales (específicamente,
aquellosvalores devida dela clasemediavictoriana), laprofesoraGertrude
Himmelfarb, haexpuesto con detalle las objeciones delos historiadores
profesionales contra el posmodemismo en el pensamiento histórico, de la
siguiente manera:

...elposmodemismoequivaleaunanegacióndelafijezadetodo“texto", delaau­
toridaddel autorporsobre el intérprete, detodo “canon”que “privilegia”los
grandeslibrosporsobrelashistorietas... detodacorrespondenciaenue el len­
guajeylarealidad, esmás, detodarealidad“esencial”...Enlahistoria, eslanega­
ción de la fijeza del pasado, de la realidad del pasado más allá de lo que el
historiadorelijahacerconély,así, detodaverdadobjetivaacercadelpasado.102*102

102GertrudeHimmelfarb, “Tellingitasyoulikeit: Post-modernisthistoryandtheflightformfact”


en: rimesLiterarySupplement,Octubre12,1992,p. 12.

157
HaydenWhite

Laprofesora Himmelfarbprocede aextraerlas implicaciones morales (o,


mejordicho, inmorales) deestehilo de negacionesdela “fijeza": “lahistoria
posmodemista, uno podríadecir, no reconoce ningúnprincipio derealidad,
sóloel principio del placer-la historiacomoel placer deloshistoriadores ”103
Esto equivale a lo que ella denomina la estetización de la historia, el
opuestoconceptual, segúnella, de la cognitivaymoralmente responsable
historia “critica” de la edad moderna. De hecho, la visión de la verdad de
Himmerlfarb, como la de sus prototipos del siglo diecinueve, conlleva un
compromisomoral nohacialaverdaden general-de la que puedehaber di­
ferentesespecies104- sinohaciael tipo específicodeverdadproducido porla
investigacióny la escriturahistórica. Este tipodeverdades una garantía, no
sólocontra la “anarquía",sinotambién contratoda forma de investigación
históricainteresadaque revisasela forma oel contenidode la“doxa”histórica
recibida. Así, Himmelfarbconcluye supolémicaendefensa del “principiode
realidad”en la erudiciónhistórica con unadiatribacontra los marxistas no
redimidos, las feministas, los negros yotros grupos étnicos, los multicultu-
ralistasylosnuevoshistoricistas por sus esfuerzos“radicalistas”pararevisar
loque finalmente denomina “historia tradicional”.105“Enlacausacomúndel
radicalismo”, ellaconcluye:
..losestructuralistasypostestructuralistas, losnuevoshistoricistasydecons-
truccionistas,hanpodidopasarporaltocualquierincompatibilidadlógicaque
hayapodido existir entresusteorías. Comoloscomunistasylos socialistasde
unageneraciónanterior,hanformandoun frentepopular" marchandoporse­
paradoporunfincomún.106

Enel proceso, sehandeshechono sólode la“disciplina, lamoral yel pro­


fesionalismo”requeridoporla“metodología”histórica, sino tambiénde“la

>«Digoestoporqueelderecho,lafilosofía,lascienciasnaturales,lascienciassociales,elarte,lali­
leraturaylahistorialidianconlaverdaddealgunaformauotra,lapreguntaencuestiónes: ¿cuáles
sonlasdiferenciasentreestasespeciesdeverdades,cómosonproducidas,cuálessualcanceyuti­
lidadyfinalmente cuálessurelativaautoridad?LaprofesoraHimmelfarblamentael desprecio
posmodemistahacialaverdad, laverdad, aflade, “nocomoelpnncipiofilosóficomáximosino
comounareglapráctica,heurísticadelaacademiahislónca... Ibid.p. 13.
105lbid.,p.l5.
I06lbid.,p.l5.

158
ElPosmodernismoylasansiedadestextuales

mismaidea deunrazonamiento histórico, deuna coherencia, consistencia


y facticidad”.107Consecuentemente, ellaconcluye, aunque “el posmoder­
nismo nos seduzcaconsullamada a favordelaliberaciónylacreatividad...
puede ser una invitaciónal suicidio intelectual ymoral”. Porqueel posmo-
demismo noessólo“radicalmente antihumanistico”sino también“profun­
damente antihistórico”. Mientraspretende liberaralos hombres del “pesode
lahistoria”, dehecho, sólolos libera del “pesodelahumanidad”.Eneste im­
pulso “liberacionista”,la historia posmodemista se revelayanocomo “una
nuevaysuperior formadela disciplina" sinocomola misma“negación”dela
disciplina.108
Nodeseocuestionar lacaracterizaciónquela profesoraHimmelfarbhace
de algunas delasimplicaciones que traeaparejadoel modo depensar histó­
rico posmodemista para la manera tradicional de hacer historia. Pero me
gustaría resaltar queella muestra una obvia falta de interés alahora de dar
cuenta delos atractivosde lahistoriaposmodernista.109*Y, ciertamente, ella
nohistorizasupropiaposición ni sepreguntasi no puedenhaberbuenas ra­
zones parael encantoqueel posmodernismoejerce en académicose intelec­
tuales que estánmenos satisfechos que ellarespecto alas realidadessociales
presentes yque deseanconcebir formas de pensamiento diferentes.
Sin embargo, puede ser iluminador especular sobre el significado de su
perspicazinterpretacióndelarelaciónentreloque Fredricjamesonllama“la
ideologíadel texto"yelposmodemismo. Ellasostiene queel posmodemismo
estábasadoenlanegacióndela“fijezadetodotexto...”Másadelante,ellaequi­
paraestanegaciónconlanegacióndetoda“fijezadel pasado”.Yestácomple­
tamente justificada al hacer esta equiparación. Ya que se desprende de su
identificaciónel corazóndel posmodemismo: sutendencia“textualista".
El “textualismo”noes, por supuesto, laúnica característica del posmo­
dernismo, peroescrucial para lacomprensión de las concepciones posmo­
dernistas delahistoriayde las ansiedades que el posmodernismo despierta
en cualquiera queaúnsea devoto de lahistoria “tradicional”. Porquese da el
caso de quelahistoriatradicional -como latradiciónmisma- sebasaenuna

107Ibid.,p. 15.
108Ibid.,p.l5.
109Ellarebajaelinterésdelhistoriadorprofesionalenelposmodemismoaldeseodechocar,depre­
sentarsecomonovedoso,alamoda,velozy“puranecedad”.Véaselbid.,p. 15.

159
HaydenWhite

creencia fundamentalistaenla “fijeza de los textos". El textualismo niega, de


hecho, lafijeza de lostextos y, por ende, toda posibilidad de fijar definitiva­
mente el significado de toda “historia”basada en los textos mismos. Pero
hace faltaexplicar, conunpoco más de detalle quelaprofesoraHimmelfarb,
el tipoespecífico detextualismo en que sebasael posmodemismo.
Portextualismoentiendola idea de queel textoescritoconstituyeunpa­
radigmadecultura, quelasproduccionesculturalespuedensermejorenten­
didas bajo el modelo de la producción textual yque la interpretación dela
culturaesmej orrealizadapormedio deprácticasdelecturaexactamente aná­
logasaaquellasutilizadasenlalectura de lostextos.110Aprimeravista, nohay
muchos elementos enestaposiciónpara ofender aloshumanistas más tradi­
cionales de quienes seesperaque, entanto sonfilólogos o historiadoresanti­
cuados, incluyan unaconcepción del “mundocomo texto”asus análisisde
cualquierartefactocultural. Peroel “texto”queesinvocadoporlosposmoder­
nistascomo paradigmatantode laculturaydelaidentidadnoesel textodelos
humanistas. Esuntextoquesiempreestá reñidoconsigomismo, untextoque
noconoce ni suarquetiponi su genealogía, untextoperverso del quepuede
decirse que escribe asulector, así como desuescritorpuede decirse quesólo
lolee. Paralos textualistasposmodernistas, el textoesun tejido detroposyfi-
guras, un “artefacto que seautoconsume”yquesiempre oscurece loquepa­
rece querer revelar, que deshace al nivel figurativode la enunciaciónlo que
parece estar diciendo al nivel literal yviceversa, yterminapresentándose así
mismocomo unaespeciede“libre-juego”sinfinquenoreconoceni alalógica
ni al racionalismo comosumaestro. Es, enefecto, unanegación dela“fijeza
del texto”...111Perosi la fijezade los textos esnegada, entonces tambiéndebe
sernegadalafijezadelasupuestalínea que existeentrelasvisionesideológicas
yobjetivas delarealidadhistórica. Paralos posmodemistas, estalíneasiempre
estácambiando, dependiendo de laformaenquelaobjetividadestesiendo
definidaen lascienciassociales, perosiempreestácambiandode formatalque
puedaabsorberlaobjetividadalaideología-paraexponer que el objetivismo

110VéaseBarthes,art. “Texte(Théoriedu)”en: EncyclopaediaUniversalis, Paris: EncyclopaediaUni­


versalis,Francia, 1974,voluntad. 15, pp. 1013-1017.
111VéaseBarthes,“FromWorktoText",enTheRustieofLanguage,Berkeley,UniversidaddeCalifor­
nia, 1992 [Barthes,“Delaobraaltexto”enBarthes, Elsusurrodellenguaje.Másalládelapalabrayde
laescritura. Paidós, BarcelonaBuenosAires, México1987,pp. 73-82.TraduccióndeC.Fernández
Medrano.N.deE.];White,“TheInterpretationoíTexts”,enBerkshireReview,No. 7,1984.

160
ElPosmodemismoylasansiedadestextuales

enlas ciencias sociales también es una ideología. Yla idea de que el objeti­
vismoesunaideologíatieneimportantes implicaciones paralaconceptuali-
zacióndelas cienciassocialesen el momento presente.
Esunlugar comúndeldiscursopost-GuerraFríacontemporáneoquenos
hemosconvertidoenpostideológicos,comosi el quiebre delaUniónSoviética
hubieraconfirmadoel reclamodelos EstadosUnidos deque supolíticaexte­
riorestuvobasadaenla“realidad”, mientras quelasusenemigosrusosestuvo
basadaenla“ideología”.Deallí,elconocidoargumentodel “findelaideología”
sobreel que sebasóel aparentemente “posmodemista”librodeFrancisFuku­
yamaacerca del findelahistoriamisma. Desdeuna perspectiva posmoder­
nista, por supuesto, no es la “ideología”lo que ha terminado con la derrota
putativadel “Comunismo”sinolaideologíadel objetivismo quepretendíaser
capazde distinguirentrela“ideología”yla“realidad”apelandoalos“hechos”
dela“historia”. Desdeunaperspectiva posmodernista, el supuesto“finde la
ideología"noessinounefectotardíodel triunfodelaideologíadelobjetivismo
mismo. Desdeunaperspectivaposmodemista, nuestravisióndelahistoriaes,
ysólopuede ser, ideológicadecabo araboydalacasualidaddequeesel obje­
tivismolaideologíaquedisfrutaunaprecariaposicióndehegemoníaenel mo­
mento. Ladistinciónimportante, desdeunpuntodevistaposmodemista, no
esentreideologíayobjetividad, sinoentrelasconstruccionesideológicasdela
historiaque sonmásomenosabiertas acercadelanaturaleza “construida”de
susversiones delahistoriaymás omenos dispuestosahacer desusmodos de
producciónelementosdesuestudio. Lasversiones posmodemistas delahis­
toriasoncomoesaspelículas sobre larealizaciónde películas ocomoesasno­
velassobrelacreacióndenovelasocomoesosespectáculos (brechtianos) que
insistenenllamarlaatenciónsobresupropia“ficcionalidad”.Porsupuestoque
estasversiones delahistoriasonraramenteproducidas porloshistoriadores
profesionales- yaqueserunhistoriadorprofesional significaestarcomprome­
tidocon la“ideologíadelaobjetividad”- pero, ¿quién autoriza (además de la
mismaprofesión) aloshistoriadoresprofesionalesadeterminar quéeslo“ade­
cuado"yquénoenlarepresentaciónhistórica? ¿Debeunocreeren“lafijezadel
pasado”, “lafijezadelostextos”,enla disciplina“moral asuvezque profesio­
nal”yenel “principioderealidad”, tal comofuerondefinidos porlaProfesora
Himmelfarb,paratenerel derechoaconstruirunaversiónverídicadel pasado
quesea, alavez, implícitamente,oinclusoexplícitamente, criticadel presente?
Silasnociones posmodemistasdelahistoriaestáninformadas porunacrítica

161
HaydenWhiíe

a la ideología del objetivismo, esto no significa necesariamente que están


opuestas alaverdadcomofinensí mismo. Peroel posmodemismoreconoce
quela“realidad”siemprees tantoconstruidaenel discursocomodescubierta
enlosregistroshistóricos. Loquesignificaquela“objetividad”posmodemista
esconsciente desupropia naturalezaconstruidayhacedesulabordeconstruc­
ciónel temadesudiscurso.
Es en sucompromisoadeterminar loslímites delarealidadquelasideas
posmodemistas delahistoria hallan el sueloparauna alianza conla“litera­
tura”, porlo queentiendola “escrituraliteraria”ensuforma“modernista”ca­
racterística del sigloXX.112Yaque fue laescrituraliterariamodernistalaque,
ensus esfuerzosporprobar loslímites delo“real”, trascendiómuchas deesas
distinciones que, habiéndose convertidoendogmas, aseguraronlasilusio­
nes del objetivismoen las modernas cienciassociales yhumanas.
Entre las distinciones que hantrascendidoseencuentran:
1) Aquellaentreloseventosysu representaciónen el discurso. Lospos­
modernistas creen quelos eventos existenyhan existido en el mundo real
peroque, ennuestroesfuerzopor representarlos, inevitablementeoscurece­
moso distorsionamoslo que puede hacersidounapercepción deellos.
2) Aquella entrelos documentos ylostextos (literarios). Losposmoder­
nistas creen quetodoslos documentos (escritos) -lo queunaviejatradición
académicadenominaba“monumenta”- sontextosyestosignificaquedeben
sersometidos alasmismas técnicas explicativas que las utilizadasentextos
literarios. Esta creencia expone los documentos ala crítica déla naturaleza
ficcional de su“literalidad”y permite larevelaciónde sus distorsionessiste­
máticas del referente,aúncuandopretendansernadamás queuníndiceino­
cente de algunos procesos oinstituciones.
3) Aquellaentrelostextos (literarios) ysucontextosocial. Los posmoder­
nistas creen que el contexto social esuntextoensí mismo o queesaprehen-
sible sólo como untexto. Esta idea desafía laopinión de los obj etivistas de
que, mientrasel textopuede ser leído sólopormedio delas prácticasherme­
néuticas ydiplomáticasmás arcanas, el contextoes inmediatamenteaccesi­
ble por medio de procedimientos comunes delecturae interpretación.
'12VeaseBarthes,“Towrite:AnIntransitiveVerb?”,enTheRustleo)Language,Berkeley,Universidad
deCalifornia, 1992; [Barlhes,“Escribr,¿unverbointransitivo?”enBarthes, Elsusurrodellenguaje.
Másalládelapalabraydelaescritura. Paidós, BarcelonaBuenosAires,México1987,pp.23-34. Tra­
duccióndeC. FernándezMedrano.N.deE.].

162
ElPosmodernismoylasansiedadestextuales

4) Aquella entre el discurso literal y el figurativo. Los posmodernistas


creenque cualquierintento de describir orepresentarla realidadenel len­
guajedebe tropezarconel hechode quenohaylenguajeliteral, que todolen­
guajees, esencialmente, figurativo. Porende, creenlostextualistas, el texto
siempreestá diciendoalgomás oalgootrodeloque parece decir; porloque
su“veracidad”sólo puedeser determinada después delainterpretación. La
verdadolos hechosnopuedenserutilizadosparainterpretar los textospor­
que toda versióndelaverdades, en sí misma, otrotexto.
5) Aquella entre el referente de un discurso yel tema del discurso. Los
posmodemistas creenqueel tema de undiscursosiempre estásiendosusti­
tuido por su aparente referente. El objetivismo confunde este tema cons­
truidoconel referente. Nosonlos eventos los que sonconstruidos sino, más
bien, primeramente, loshechosy, en segundolugar, el temadel discurso. En
larepresentación histórica, este doble procesode construcciónllevaal his-
toriadormás ymáslejos del referente enlugar demás ymás cerca. El objeti­
vismo posmodernista toma en cuenta este proceso de alienación del
referenteylo presentacomounelemento de supropio discurso.
6) Aquella entre loshechos yla ficción. Como los hechos sonen sí mis­
mos construcciones lingüisticas, los “eventosbajo una descripción”,loshe­
chos, no tienen realidad por fuera del lenguaje. Por eso, mientras que los
eventos pueden haber pasado, la representación de ellos como hechos los
dotandetodos los atributos de temasliterarios o, incluso, míticos.
Yfinalmente,
7) Aquella entre lahistoriaylaliteratura. Losposmodernistas suponen
que, dado que laescriturahistórica es untipo de discursoy, especialmente,
undiscursonarrativo, nohaydiferenciassustanciales entrelas representacio­
nes dela realidadhistóricaylas representaciones deeventosyprocesos imagi­
nados. Perovamás alládeestoysostieneque laescrituraliterariamodernista
esmás “objetiva”que laescriturahistórica basadaenhechos en lamedidaen
quepresentaasuspropios modos de produccióncomo elementos de sues­
tudio. Esestaautorreferencialidadde lostextosliterariosmodernistas loque
losliberadesuestatus de“ficciones”ynos permite verlas formas enlasque,
simplemente por laausencia de tal autorreferencia, los textos históricos tra-
dicionalesinevitablemente caenbajo la“ideología”.Esto no significaque la
autorreferencialidadgarantizauna evasión delaideología, sólo que sepro­
tegedelaideología del objetivismo, laideologíaqueno se sabe como tal.

163
HaydenWhite

Es fácil verpor quélos custodios delaculturaylasociedadde EuropaOc­


cidental yde los EstadosUnidos—autoproclamados “vencedores”porsobre
sus antiguos oponentes “comunistas”delaGuerra Fría—deberían temer la
proliferación de ideas textualistas entre lasciencias humanas ysociales. El
textualismo socavalas alegaciones deautoridadmoral deaquellas “verda­
des”(sí, entre comillas) sobre la política, lasociedadyla cultura producida
por las ciencias humanas y sociales enambos lados de la GuerraFríadesde
1945. El textualismo rechaza la distinción entre “objetivismo”ydistorsión
“ideológica”sobre laque se habían fundadolas ciencias humanasysociales
en Europa Occidental a fines del siglo diecinueve. Yesta distinciónes algo
que hay que superar -seguramente en Occidente, pero especialmente en
Oriente- yespecialmente en tanto Occidente esteinteresadopor-¿y desee
controlar?—el futurodel Oriente.113Si esteesel caso, entonces obviamente
tantoel Oriente comoel Occidente necesitandel posmodemismo-aunque
por diferentes razones.
Hevistoevidencia de que muchos académicosrusos, yvarios occidenta­
les, parecen creer que la “victoria”del (capitalismo de) Occidente sobre (el
comunismo de) laUniónSoviética confirmalavalideznosólode lasciencias
sociales occidentales, las prácticas económicas de libre mercadoylademo­
cracia americana, sinotambiénde laconcienciahistóricaburguesa. Convis­
tas a una necesidad de reconceptualizar el pasado de las comunidades de
Europa Oriental, aloshistoriadores deesos paísesse les aconseja deshacerse
del materialismohistórico yaceptarlosmétodos “sociocientíficos”occiden­
tales yburgueses de reconstrucción yexplicación histórica. Ami modo de
ver, ésta es laúltimacosa que la sociedadrusa— o cualquierotra—necesita.
En primerlugar, porque nadie “necesita’ unaconcepción de lahistoria o
metodologíasocial específica. Ensegundolugar, porque tantolasciencias so­
ciales como las concepciones de lahistoria son más o menos útiles depen-

1*5Mientrasescriboestaspalabras,losdiariosreportanundebateentrelasnacionespertenecientes
aOTANsobrecuálesycuántospafsesdelaEuropaCentralseránadmitidoscomomiembros. El
presidenteBillClintonquiereadmitirsóloaPolonia,HungríayRepúblicaCheca,rechazandola
admisióndeotrasnacionesdeEuropaCentralhastaquepruebenqueseanmerecedorasdeunirse
aunaalianzamilitarestablecidaparadefenderaOccidentedeesasmismasnaciones. Rusiaobjeta,
porsupuesto, peronopuedehacermucho,dadoque,enúltimainstancia,loqueesperaesserad­
mitidaenestamismaalianza— enesecasohabríaalcanzadolaposiciónposmodemistadehaber
entradoaunaalianzadestinadaadefendersedesímisma.

164
El Posmodemismoylasansiedadestextuales

diendodelassituacionesenque seencuentranlascomunidadesmismas. Si la
“utilidad”essustituidaporlas“necesidades”encualquierevaluacióndeloque
esdeseable, paraunacomunidaddadaenun momentodadoensudesarrollo,
esobvioqueunaconcepciónposmodemistadelahistoriapuedeser demejor
servicioparalospaísesdeEuropaOrientalhoyendíaquecualquierversióndel
objetivismooccidental. Dehecho, lasnacionesoccidentalessacaránprovecho
deunabuenadosisde concienciahistóricaposmodemistaentantopuedaayu­
daradisiparlailusiónquetienensushistoriadores dequelavictoriadel capi­
talismoenlaGuerraFríaconfirmalaobjetividadyel realismode las ciencias
socialesdesarrolladasenel Oeste parael procesamientodeese conflicto. Pero
lacontribuciónmás importante quelos posmodernistas puedenhacer alos
historiadoresde EuropaOriental,hoydía, seríapermitirlesenfrentarlacues­
tióndecómolascomunidadesnacionalespueden volverá empezar. Si lainves­
tigaciónhistórica puede contribuir aresponder a tales preguntas, lo puede
hacernobuscandolaúnicaverdadacercade losorígenesdelanaciónoel único
islatoverdaderosobresuformaciónalolargodel tiempo, sinomultiplicando
losrelatosposiblessobresusorígenesysuevolución. Estoseríaconsistente con
laconcepciónposmodemistadeinvestigaciónhistóricaarticuladapor Michel
Foucaultensuúltimaobra. Es perfectamente legítimoescribirlahistoria del
pisado, diceFoucault, peroes muchomásinteresante y, enúltimainstancia,
másproductivoimaginarlahistoriadel presente.
Flaymuchas formasdecaracterizarlasdisciplinas delaproducción deco­
nocimiento- porlos objetos que eligencomo propios, por sus métodos de
análisisoporlafunciónque sirvenensusociedad. Perolasdisciplinas delas
cmcias humanasysociales tambiénpueden ser definidaspor lasansiedades
ymiedosquemotivaronsuestablecimiento como campoespecial de estu­
dio, en primer lugar. La sociología moderna y la psicología son un buen
ejanplo. Laprimeraes unarespuestaobvia alos miedosyansiedades causa­
doporlos efectossocialmente disruptivos de la industrializaciónyla urba-
n-ación de Occidente, la otra es una respuesta a los miedos y ansiedades
asados porladesestabilización delanoción deyo que servíade sujeto de
laíéticas, políticas y derecho post-renacentista. El establecimiento del
atipode laantropología fueunproducto o respuestaalos miedos yansie-
daiesgeneradosporlaexperienciadel Imperio a fines del siglodiecinueve.
:1estudiodela historia es otro asunto. Hasta comienzos del siglo dieci-
nwe, losestudioshistóricoseranundominio para amateurs, diletantes, pe-
165
HaydenWhite

dagogos, anticuarios, genealogistasydevotos devariasreligionesyconfesio­


nes políticas. Excepto por el lenguaje necesarioy, quizás, uncierto interésle­
galistaendocumentos públicos, no era necesarianingunapericia particular
paraestudiarel pasado. Ayudaba tenerexperienciaprácticaenel campo que
unoestabaestudiando: lahistoria de laguerraeraconsideradauntemadees­
tudiopropiopara ex-soldados, lahistoria delasinstituciones públicas, para
legalistas retirados,las historias de las familias, parasusmiembros, yasí su­
cesivamente. Si bien desde el Renacimientohubo académicos que se deno­
minaron así mismos historiadores, el estudio del pasadopara ser utilizado
pormaestros, moralistas uotros custodios delbienpúbliconorequeríanin­
guna licencia particular o introducción a una metodología especial para
quienes estabaninteresados en dicho estudio. Sóloenel siglodiecinuevese
disciplinólaprofesión histórica, se trasladóalasuniversidadesyacademias,
seladotóconel estatus de Wissenschaft yfue subsidiadapor los nuevos esta­
dos-naciónen formacióncomoproveedoradeserviciosdelos queesos esta­
dosno podían prescindir.
Aprimeravista,parece extraño que ungobiernolepagaraaun grupode
hombres para estudiar el pasado de la nación que se les habían encargado
manejarysupervisar. Se puede entender quelosestadosle paguenalos ad­
ministradores, los maestros, la policía ylos establecimientos militares, in­
cluso alos científicos naturales y a los físicos, para servir a la ciudadanía.
Pero ¿qué razón llevaba alos estados a pagarle aungrupo de académicos
paraestudiarel pasado, nocomo una ayudaparael cumplimiento de sus de­
beres comomaestros o moralistas, sinocomounfinensí mismo, comouna
contribuciónal conocimiento-como si el conocimientodel pasado,nosólo
del pasadonacional sino decualquier pasado, fueraun finen sí mismo? La
respuesta es, por supuesto,obvia. Durante el siglodiecinueve, losestudios
históricos fueron disciplinados (institucionalizados, trasladados alasuni­
versidades, constituidos enuna especie de ciencia) para dar legitimación a
esas naciones cuyos orígenes eran tan oscuros como incierta su composi­
ción étnica. Lo que los cuadros de historiadores recientemente disciplina­
dos debían disipar eran los miedos que generaba laincertidumbre de los
orígenes ylas ansiedades que inspiraba el espectrode hibridismo omesti­
zaje. Al proveer alanación de unequivalente aloquelos genealogistas pro­
veían alas familias,los historiadores profesionalesdel siglo diecinueve no
sóloestablecieron lapurezade lalínea desangredel gruposino que también
166
ElPosmodemismoylasansiedadestextuales

confirmaron el reclamo del grupo étnico dominante, dentro de la nación,


sobrelatierraque gobernaba.
Todo esto es obvio -y unlugar común-. Los historiadores estudiaban
otros períodosy otroslugares además de lasnaciones alas que pertenecían;
ehicieroncontribuciones al conocimiento del pasado que no se relacionaba
genética ogenealógicamente con sus propias naciones. También debatían
entreellosylos miembros deotras disciplinas cuestiones acerca delanatu­
ralezade lahistoria, cómoestudiarla mejor, quéusos sociales podría tener,
etcétera, en formas que nohabíansido pensadascon anterioridad. Yno ha­
bíansidopensadasantes porque, previamente,losestudios históricos noha­
bíanreclamado el estatusdeunaciencia, con losestándares ylaobjetividad
paralaevaluación deevidencia, ycomo legitimador del origenysustanciade
lanación.
Perotampoco fueronpensadas porque lanueva“historia”disciplinada
habíacambiado radicalmente el contenido dela“historia”apartir delacual
los“historiadores”debíanescribir la“historia”. Formas previas dereflexión
histórica han sido, amenudo, utilizadas como base para un intento depre­
decirel futuroopara adivinarsusentidogeneral o, almenos, paraevaluarlas
posibilidades de actuar enel presente. Yano. Apartir de mediados del siglo
diecinueve, los estudioshistóricos tendrían sólolatareadeestudiarloqueya
habíasucedido, lo que yahabía terminadoynopodíaser deshecho, lo que
yacíaenunacómoda fijezamásallá del horizonte dela percepción enel pa­
sado, ylo que podía ser conocido con certeza porque ya no podía noser lo
que era. Todo esto fue asumido para disipar los miedos y ansiedades deun
origenincierto ylos temores deuna mezcla corruptiva de sangre, génerosy
esencias.
Perosi lahistoria fuedisciplinadaparadisiparlos miedos yansiedades de
nuevas circunscripciones sociales obsesionadas por el deseo de purezade
sangreyde suelo, éstos noerannecesariamente los miedos y ansiedades de
la disciplina que prometía disiparlos. Las ansiedades de los historiadores
erande otro orden, teníanquever con la naturalezayel status -cognitivo y
moral- del conocimiento queestabanproduciendo. Porque los estudioshis­
tóricos fuerondisciplinados sinhaber pasado por ninguna “Revoluciónco-
pernicana” que hubiera erigido los fundamentos del estudio científico
moderno del mundonatural. Lahistoria debíaestudiar el pasado humano, la
humanidaden sudiferenciarespectoal restodélanaturalezaytrascenderlos

167
HaydenWhite

límites de las determinaciones meramentenaturales. Comoel agente de la


historia erael hombrey como el hombre trascendía los límites deladetermi­
naciónmeramentenatural, estosignificabaque lacausalidadhistóricadifería
radicalmente delacausalidadnatural. Perosi éste erael caso, ¿enqué consis­
tía unaexplicaciónespecíficamente histórica(a diferencia deunanatural)?
Y, más aún, si, como sostenía ladoxa, los eventoshistóricos diferían delos
eventos naturalesenvirtud asuindividualidad-su carácterúnicoeirrepeti­
ble- ¿cómo podíanser comprendidos, captadosensuindividualidad, ysu­
jetos aconsideraciones mínimamente objetivas?
Estasdoscuestiones-la naturalezadel agentedelahistoriayel métodopor
el cual captar los efectos de los actos de este agente- fueron resueltas por
mediode laincorporación, alos procedimientos históricos, delatécnicaque
dabafe de sustatuscomo una actividadmitológica yde suvínculoconel arte
literario. Estatécnicaeralanarración. Graciasalanarrativizacióndelos he­
chos que sepresumíanhablan sidoestablecidos porprocedimientoscientífi­
cos o, al menos, “objetivos", los estudios históricos se posicionaron en los
confinesdelateologíaylametafísica, porunlado,yde lasemergentesciencias
humanasysociales“terapéuticas”,comolapsicología,lasociología,laecono­
míapolíticaylaantropología, porel otro. Enesta posiciónenel círculo delas
ciencias, lahistoriapodía servircomoparadigmadeungrado-cerodela fac-
ticidad social ypolítica. Se podíacontentarcon serlaactividadqueestable­
cieralaverdadylarealidadde loshechossociales, locual eraprovechosopara
las otrasciencias socialesyhumanascuyo“realismo podíaserconfirmadoen
lamedidaenque sus“hechos”fuerandenaturaleza“histórica".

168
7. Ficción histórica, historia ficcional
y realidad histórica*

Enunrenombradoensayosobre historiayficción, Michel de Certeausos­


teníaque“laficciónes el otroreprimidodel discursohistórico”. ¿Porqué? Por­
queel discursohistóricoseejercesobreloverdadero, mientrasque el discurso
ficcionalestáinteresadoenloreal-a lo que se aproxima pormedio deunes­
fuerzoporrellenarel dominiodeloposible o imaginable.Unasimple consi­
deraciónverdaderaacercadel mundobasadaenloqueel registrodocumental
nospermitedeciracercadeloquepasóenél en tiemposylugares particulares
puedeproveerconocimientodesólounaporciónmuypequeña deaquellode
loquela“realidad”consiste. Sinembargo, el restodeloreal,luego de queha­
yamosdicholoque podamosafirmarquees verdaderoacerca deél, noseriani
todonicualquiercosa que podamos imaginar acercadeél. Loreal consistiría
entodoloque puede serverazmente dicho acercadesuefectividadmástodo
lo quepuede serverazmentedicho acerca de lo que podríaposiblemente ser.
AlgocomoestopuedehabersidoloqueAristóteles teníaenmente cuando, en
lugardeoponerlahistoriaalapoesía, sugiriósucomplementariedad,uniendo
ambas alafilosofíaen el esfuerzohumanopor representar, imaginarypensar
el mundoensutotalidad, tantoefectivocomo posible,tantoreal como imagi­
nado, tantoconocidocomosóloexperimentado.
DeCerteaucontinúa afirmandoque el retorno del otro reprimido (lafic­
ción) enlahistoriacreael simulacrum (lanovela) quelahistoria seniegaaser.
Sinembargo, al negar lo real (que sólo puede sersimbolizado, nunca repre­
sentado), lahistoria niega loposible, yes precisamente estanegación loquele
prohibióalahistoria llegar aserunaciencia moderna. Porque es una caracte­
rísticadelacienciamoderna(enoposición asu prototipoaristotélico) el estar
másinteresadaenlo real queenloverdadero; esaeslarazónporlacual puede,

‘TraduccióndeMaríaInésLaGreca.

169
HaydenWhile

comola ficción, proceder hipotéticamente, testeando el limiteentre lo real y


lo posible, exactamente en lamanera en que la escritura modernistalo hizo
en Pound, Eliot, Proust.Joyce, Kafka, Musil yotros.
Puede parecer extraño concebir la diferencia entre historia yficciónen
términos deladiferencia entre laindagacióndirigidaalaprovisiónde laver­
dadylaindagacióndiseñada para dar acceso alo real. ¿Noestánloshistoria­
dores interesados en lo real, aun cuando la parte de lo real enla que están
interesadoses la del pasado (olo que esa menudo llamado “larealidad pa­
sada”)? Seguramente, pero laindagación histórica no estámotivada por la
pregunta por la realidad del pasado. Larealidad del pasadoes algo dado, es
unapresuposiciónhabilitadoradelaindagaciónhistórica. Quelosaconteci­
mientos pasados realmente ocurrieronen un “tiempoantiguo”nopuede ser
puesto enduda, yaque haygrancantidadde evidencia fácticaque atestigua
suocurrencia. El problema, al menos para los historiadores modernos, es:
¿qué puede afirmarse verazmente acerca de tales acontecimientos sobre la
base de laevidenciaadmisible (determinada profesionalmente)? Y, por su­
puesto, loshistoriadores estáninteresados en loque podría haber sucedido
enel pasado, si lascircunstancias ocontingencias hubieran sidodiferentes
delo que efectivamente fueron, peroestaclase deposibilidades diferente de
laclasetípicamenteevocada enlas ficciones literarias situadasenun pasado
opresentereal. Lahistoriadoraensucasopuede desear identificarcuáles fue­
ronlasopcionesposibles deunagenteactuandoenunasituaciónque ofrecía
posibilidades realesparalaacción, pero estas posibilidades sonbastante di­
ferentes deotras posibilidades “irreales”que pueden habersidoimaginadas
porel agente encuestión.
Sucedealgounpoco diferenteenel caso de laescritorade ficciónrealista,
quiensitúasurelatoen uncontexto temporo-espacial específicoyexamina,
através del tramado de las acciones desus personajesimaginarios, lalínea
que dividelo real de ese tiempoyespaciode lo quelos historiadores recono­
ceríancomolasverdades queconocemos acercadeél. Unanovelacomo Mrs.
Dalloway deVirginaWoolf, querelataundíaenla vidade unamatronalon­
dinense que planea una recepción parasu esposo diplomático en la tarde,
proveeunejemplo de lo que tengoenmente aquí. Es precisamente el límite
(permeable) entrelarealidadyloquenosotroslos sereshumanos, atrapados
entre la memoria y el deseo, imaginando consciente einconsciente osub­
conscientemente, conocemos oexperimentamos, etc., lo que constituye el

170
Ficciónhistórica, historiaficcionalyrealidadhistórica

“tópico”del granlibro deVirginaWoolf. SuLondres, omás bienlaparte que


la heroína de Woolf simboliza, es completamente reconocible como una
imagenrealistadecómo Londres “debe haber sido”en oalrededor de 1920.
Eneste sentido, lanovela de VirginaWoolfconstituye unaclase de testimo­
nio, un ejemplode unaclase de “literaturatestimonial”otestimonio, exacta­
mente similar alarepresentación delamuerte en vida delos prisioneros de
Auschwitzenlaobramaestra de PrimoLevi Se questo é unuomo' (traducida al
inglés por StuartWolfe comoSurvival in Auschwitz).
Laimportancia del libro de Levi residemenos en cualquiernueva infor­
mación “veraz”que proporciona acercadelos campos que enlaartisticidad
(pormedio delocual me refieroaartefactos literarios, poéticos yretóricos)
que emplea paraevocar una imagen persuasiva de un cosmos completa­
mentehorrorosoyalmismo tiempohorrorosamente presentecomounapo­
sibilidad presente para cualquiera de nuestro tiempo. ¿Estoy dando a
entender con elloque el relatode Levi desuañoenAuschwitzesuna ficción
enel sentido dequees una pura invención? Por supuesto que no. Mi punto
es que mediante el usode las clases dedispositivosliterarios empleados por
los escritores de ficción -incluyendo topoi, tropos y figuras, esquemas de
pensamiento, caracterizaciones, personificaciones, tramado, etc - Levi logra
demostrar a suslectores la diferencia entre una consideración meramente
verazdeun acontecimiento, del tipoofrecido porla mayorpartedelos testi­
gos-sobrevivientes, yun tratamiento artístico deun acontecimiento real en
supasadoque trasciendeladistinciónverdad-realidad.
El libro dePrimoLevi esverdaderoenun sentido ficcional, enel sentido
dequela imagen deAuschwitz evocadapor laprosa poéticade Levi es “fiel”
tantocomo es “verdadera”respectodel rangodesentimientos inducido por
la experiencia deuna condición históricaextraordinaria desometimiento y
humillación. Nohayningún conflicto entre el “contenido deverdad”de lo
que Levi tiene paradecir sobre la experiencia del Lageryel “realismo”de la
representación (o, como yo preferiría, “presentación”). No hay conflicto
entre la función referencial del discurso de Levi y las funciones expresiva,
emotivaypoética. La“coherencia”desudiscurso no es del ordende lacon­
sistencia lógicasolamente, sino también del orden de laconsistencia imagi­
nativa-lo “tropológlco”del discursoimaginariotambién. Éstaeslarazónpor

‘PrimoLevi,Siestoesunhombre,Muchnik, Barcelona,2005,4a. [N.deE.].

171
HaydenWhite

laque, aunque Levi esté escribiendoacerca deacontecimientos reales que tu­


vieron lugar en un tiempo real y en un lugar real en su propio pasado re­
ciente,tiene tan poco sentidopreguntar quées verdaderoyqué es falsodesu
obracomo lo tendría preguntar qué es verdadero yqué es falso del Guernica
de Picasso.
Evocar el pasado requiere arte tanto como información. Yla razónpor la
cual los estudios históricos están en crisis hoy noes porque un puñadode
alocados “posmodernos”hayancapturadolasmentes de una influenciable
juventud; es más bien porque los estudios históricos hanmanifiestamente
falladoen sus esfuerzos porvolverse el tipode “ciencia”en el queesperaban
convertirse en el siglodiecinueve. Antes deesta época, la historia eraculti­
vadaenunacombinación provechosa con las belles-lettres, la epistolografia
yla filosofía, como ramas de la retórica, sirviendo como el fundamento de
una pedagogíade lavirtudycomountipo dearchivodeexperienciaútil para
los hombres de estado, los diplomáticos, los soldados yotros servidoresdel
bienpúblico. Perose pensabaque lacientifizacióndelosestudioshistóricos
requeríasucercenamientodecualquier conexión, nosóloconlapoéticayla
retórica, sino tambiéncon lafilosofía ylaliteraturaimaginativa (lanovelay
específicamente el romance). Éstaes larazónpor lacual el tópico deeste sim­
posio, lanovelahistórica, fueanatemizadoporel decano delos historiadores
profesionales, LeopoldvonRanke, virtualmente desdeel momentodesuin­
vención enmanos de SirWalter Scott. Apartirdeese momento, lahistoriay
laficciónnunca debíanmezclarse, auncuandoloshistoriadorescontinuaron
favoreciendo el modonarrativode representacióncaracterísticodel mito,la
fábula, laépica, el romance, lanovelayel drama. Enefecto, puedeargumen­
tarse quelo que Ranke y sus seguidores hicieron fue “novelizar”lahistoria
mientrasla privabantantodelas técnicas como delosrecursos imaginativos
deinvenciónyrepresentación los cuales desde entonces fueronexiliadosal
dominiode la “ficción”.
Ensu contribución a nuestro simposio, el Profesor Harry E. Shawpre­
gunta si hayun “problemacon la ficción histórica". Él ciertamente tiene un
punto al argumentar que lahistoria,siendoun dominiode una realidadob­
jetiva, es como si estuviera demasiadollena parasercapaz de ser tratadafá-
cilmente sin ser desairadapor omitir identificardetallesdeunaclase uotra:
“haylímites acuánto puedes incluir en el espectrocompleto delavidaenla
historia, un espectro que abarca desde la interioridad individual hastalas

172
Ficciónhistórica,historiaficcionalyrealidadhistórica

fuerzasymovimientoshistóricos másamplios.”Tal problemanosurgeen la


composición de una “pura” ficción, porque el escritor, al crear un mundo
imaginario, puede decidir qué aspectos de él demandanrepresentación y
cuáles no.El escritor imaginativopuede excluir avoluntad. Laúnicainfor­
mación que entodo caso podamos tener sobre Madame Bovary es lo que
Flaubert eligiódecirnos en sunovela. Perolaexistencia objetivadel plenum
históricorequiere quecualquier escritor que deseeusar algúnaspectode él
parauna mise-en-scène tenga unarazónparahablar sólo de algunaparte en
lugar de tratardelidiarconla totalidad. Shawencuentra enlanovelahistó­
ricaunmotivoespecialmente utilitariodetrásdel impulso decasarlahistoria
con la ficción: la invención de Scott de la novela histórica para lidiar con
asuntos políticos que demandabanunanuevaconcepción dequé era“rea­
lista”yquéerailusorioenun momentodeprofunda disrupciónhistórica. En
lugardeveraScott comoalguienqueromatizólahistoria, podemosmásbien
pensarlo comoalguienque trajo unanuevaclase de realismoalanovela.
El Profesor Shawestablece sucaso persuasivamente enladiscusión de
Redgauntlet deScott, que dejo paraqueevalúenaquéllos denuestroslectores
especialmenteinteresados enlaextrañacarrera de lanovelahistóricaenlos
tiempos modernos. Quieroseñalar, sinembargo, que Shaw, comolamayoría
denuestros expositoresdel simposio,pasaporalto hasta qué puntoloshisto­
riadores compartencon los novelistashistóricos “el problema”de lo dema­
siadoydelonosuficiente. Loshistoriadoresyespecialmenteloshistoriadores
que usanlanarrativacomoel principal mododerepresentacióntienenexac­
tamenteel mismoproblema conrespectoalacuestión dequé dejar afueraen
su tratamiento de los acontecimientos y procesos reales en el pasado.
Cuando se trataconperiodos antiguos, por supuesto, uno esayudadopor el
hecho de que las fuentes son limitadas, sehan perdido, onuncaexistieron.
Los medievalistas ehistoriadores delaantigüedad tienenel problema de la
carenciade fuentes. Peroel problemadecontarcon demasiadasesendémico
paralaeradelareproducciónimpresayelectrónica.
Para cualquieraque trabaja enla historia tardomodema ocontemporá­
nea, el problema reside precisamenteenqué excluir delaconsideración. Ya
no se trata del problema de buscar en oscuros archivos aquél nuevo docu­
mentoqueautorizarálaadmisióndealmenosunhecho anteriormente desco­
nocido alaconsideraciónnarrativarectoradelahistoria de unacomunidad.
Cualquiera queabraun tópico cualquieraen Google encontraráunaintimi-
173
HaydenWhite

dantementelargalistade fuentes, secundariasy primarias,que podríatomar


una vidaenteraexaminar, más aúnanalizarointerpretar. Estasituación, aún
más que durante el Renacimiento, requiere lateorización deunnuevo“arte
dela tópica”, unaramadela retóricadesacreditadahace tiempoporlas cien­
cias pero que puedeaún probarse útil enlaera delos archivos digitalizados.
En cualquier caso, quien desee escribirhistorianarrativaennuestrotiempo
haríabien en pensaracerca de losinstrumentos discursivos disponibles enla
tradición retóricaparala traducción deestructuras ensecuenciasylatareade
dar alas historias el aspecto deunanovelacon el objetivo derepresentar no
sólo laverdadacercadel pasado sinotambiénlos posibles significados de esta
verdad.
LaProfesoraAmyElias lidia con “el problema dela ficciónhistórica”enel
contexto desucampodeespecialización, el romance postmodemometahis-
tórico, acerca del cual ha escrito un libro que es, en mi opinión, definitivo
para sutema. Comoungesto de reaseguroparalos antiposmodemos que se
retuercenlas manospreocupados (algunos delos cualespuedenservisitados
en lapublicaciónactual de Historically Speaking, unarevistacomprometida,
se nos dice, a“unabúsqueda incesante por laintegridadintelectual”), Elias
comienzanotandoque “seguramentelagentesensatapuedever quelos seres
humanosnovanaabandonarlahistoria”apesar del hechodequelosúltimos
años han vistobuenos argumentos afavor del abandono decierta clase de
historiografíaque puede haber sobrevivido a suutilidadsocial. Paraella, el
género del romance histórico ha vuelto, ha sido revivido, ha retornado
(como en“el retornode lo reprimido”), osimplemente hasidoreinventado
por lamismarazónque una cantidadde otros modos ygénerosdeescritura
reaparecen detiempoen tiempo: comorespuestas simbólicas asituaciones
históricas quevuelvenalos modosymedios de representación, explicación
ycomprensióncanónicos irrelevantes oinoperantes.
Eliascree-como yo- que cuandosetratade pensaracercade“el signifi­
cado”delavida, lahistoria estodoloque tenemos. “Cuando lareligiónde­
vino mito, necesitamos la historia”, escribe. En efecto, cuando la religión
devinomito, lahistoria devinonuestrametafísica-lo queLévi-Straussllamó
“el mitode Occidente”.
Nosotros los posmodernos somosserios respecto denuestranecesidad
de significado, aunsiendo científicamente irónicosacercadelaposibilidad
de encontrar alguna vez significado en el cúmulo de cosas que llamamos

174
Ficciónhistórica,historiaftccionalyrealidadhistórica

“realidad". Por tanto, estamos en la posición paradójica, sugiere Elias, de


quenos queda, como nuestraúnica fuente posible designificado, unahis­
toriaentendida como unabúsqueda milenariayuncontinuo fracaso enen­
contrarsignificado en cualquierlugar distinto denosotros mismos. Es este
sentido dela historia como el fracaso-especialmente en Occidente- dela
religión, lametafísica, laciencia, yfinalmentelahistoriamisma-este fracaso
enencontrar significadoenlascosasylos procesos extemosala conciencia,
quenosconduce a pensar que lahistoria-repensada, refigurada, re-imagi­
nada-podría guardar el secretodecómo ypor qué estabúsqueda fueequi­
vocada. Entonces los antiposmodernos retorciéndose las manos se
equivocancuando dicen quelos posmodernos están“en contra”de lahisto­
ria, laobjetividad, las reglas, losmétodos, etc. De loquenosotros los posmo-
demos estamos en contraes deunahistoriografíaacadémica, al servicio de
los aparatos estatales que se hanvuelto en contra desus propios ciudada­
nos, con sus nociones de objetividad epistemológicamente demacradas,
ideológicamente estériles yobsoletas-una historiografía que, al aislarseasí
mismadelos recursos delapoiesis (invención) ylaescrituraartística, tam­
biéncercenó sus lazoscon lo queeramás creativoenlas ciencias reales que
buscabaamedias emular.
Deacuerdocon Elias, deestose trata el así llamado “sublime histórico”
(cf. Ankersmit, Kellner, Lyotard, et. a i):

Elgiroposmodemoenlahistoria, enlabaseunaafirmacióndelasublimidadde
laHistoria.esdesdeestepuntodevistaundeseodesignificadoqueparadójica­
menteinsiste en una respuesta incompleta a'¿por qué?'. Es unanegociación
constanteconel caosdelahistoriaquecontinuamenteseextiendehacialacom-
pletitudyel cumplimiento, hacia el conocimiento final, yes continuamente
arrojadadevueltadelabarreradellenguajeylacultura.

Ycreoque ella tiene un punto que merece consideración cuando argu­


mentaque“el romance metahistóricoes la ficciónhistórica que transforma
elgénerodel romancehistóricoenuna formaliterariaquees capazdeabarcar
losdebateshistoriográficosdesupropio tiempo. ”Ciertamente sulibrosobre
el SublimeRomance muestrabastante claramente quelaliteratura posmoder­
nista-desde Pynchon hasta Coetzee-es cualquiercosa excepto anti-histó-
rica; dehecho, es el movimientoliterariomás “históricamente obsesionado"

175
HaydenWhite

con lahistoria de Occidente.Ylos historiadores que loignoraneignoran la


manera en que"maneja”las fronteras entre una realidadhistórica caóticao
entrópica, porunlado, ylasversionesprolijas ydomesticadasdeesarealidad
provistas porlos historiadores profesionales, por el otro, sehabrán perdido
la oportunidadde captar la nueva conciencia de la historia que está emer­
giendo ennuestrotiempo.
Por tanto, como nos ha mostrado Elias, estamos íntegramente en el
medio deunanueva clase de novelahistórica, si es que seránovelayno im­
portacuánanti-histórica parezca. Eslaaparicióndeeste fenómenoloque me
interesamás quelos análisis delapropiahistoria delanovelahistórica tradi­
cional olasdiscusiones de sus orígenesantiguos, sususosyprototipos. Por­
que lo que hagamos de la novelahistórica moderna (ypremoderna) estará
influido, si nodeterminado, por nuestra posición respecto delaactual ver­
sión posmodema.
Por tanto, encuentroladiscusióntemáticainteligenteyeconómica deAn­
thony Hutchinsonacerca de IMarried a Communist de PhilipRothconfirma­
toria de mi propia impresión acerca de la obsesión de Rothcon lahistoria
(desplegadamás abiertamente ensureciente The PlotAgainst America) y su
sentida necesidadde suplementar lahistoriacon materialespersonales (yla
mayor parte autobiográficos) con el interés de dotar el pasado reciente de
pertinencia para las preocupaciones políticas y éticas actuales (especial­
mente americanas yjudías). Me parece que Roth está en lalínea directa de
Scott, Dickens y Balzac en su creencia de que se debe atender a la historia
como proveyendolos hechos quecualquierideología políticadebe confron­
tar si hade sercontadacomo realista. El hábil entretejido deRothdememo­
rias históricasconmemoriaspersonalesyetnoculturales, tradiciones orales,
periodismo, etc., loconvierte enuncomentador brillantemente pertinente
del “presente”de Occidente. Peroloquehace de Rothalgodistintoaun pos­
moderno enel sentido del término de Elias es que él dejabastante claro qué
es “historia”yqué es “ficción imaginativa”en todas sus obras,ymás aún en
The PlotAgainst America, dónde incluso anexa unacronología de “lo que re­
almentesucedió”frente alacual medirlaextensióndesupropiainventiva en
el cuerpo principal “literario”del texto.
Rothes unbuenejemplo deunescritor genuinamentecreyente enque lo
histórico yloficcional puedenmezclarse para ciertos propósitos literarios,
pereque nodebennuncaconfundirse, ala maneraenque,porejemplo, Oli-
176
Ficciónhistórica,historiaficcionalyrealidadhistórica

verStonelo hace usualmente ensus películas. Hutchinsonestá enlocierto


cuandoconcluye que Rothdespliega lasensibilidaddel castoliberal ameri­
cano- “estoes, un liberalismo alertaacerca delos peligros dela pre-ocupa-
ción con la pureza moral y política". Él también podría haber notado, s:n
embargo, que enlaposteriorobra de Roth, todaellamás omenos “histórica”
ensucontenido (piensoespecialmenteen Operación Shylock) este estado de
alertaseextiende tambiénala forma(o más bienlacarencia de forma) desus
novelas. Una cantidad desus obras recientes culminaenla ambigüedad, de­
notandoun liberalismo tanaustero que haperdidolaconfianzaensus anti­
guasilusiones habilitadoras.
Conozcodesde hacetiempolaobrade RichardSlotkin, ylaadmiro, tanto
porsímismacomo porlascausaspolíticas alas quesuobra ha servido.Debo
decir, sinembargo, que sudiscusión de la maneraenque trata de mantener
separadassu obra histórica ysuobra literaria denotalamisma clase dener­
viosacautelacaracterísticade Rothtal como lointerpretaHutchinson. Como
Roth, Slotkin deseausarlahistoria, yescribirlayusartécnicas literariaspara
darvidaalahistoria yusarlos materiales históricos paradar asus novelas'.a
gravitas que sus temas merecen. De esta forma, en mi opinión, Slotkin está
perfectamentejustificado ensostener que, poruñaparte, “laescritura dela
historiarequiereuna representación ficticia oimaginaria del pasado”y, por
laotra, que “la escritura dela ficción histórica puede ser unvalioso comple­
mento parael trabaj o deloshistoriadoresen sudisciplina”(la cursivaesmía).
Así,élhonraríaloque podríaser llamadolasexpectativasgenéricas, respecto
dequéclase de cosas normalmente esperamosencontrar en las novelasadi­
ferenciadelas historias, deunaculturayunasociedadmáspre-que post-mo-
dema- porque fueronprecisamenteesasexpectativas genéricastradicionales
las que los escritores modernistas como Pound, Stein, Woolf, et. al., tanto
desafiaroncomo derribaron.
Lamixtura delos tiposylainversiónde lasjerarquías genéricas fueronel
ordendel díaparalos modernistas, yno hace faltadecir que en los novelistas
históricos posmodemos esta mixtura de los tipos es una base para un arte
merecedor de servir alasnecesidades políticas de nuestro tiempo. Porque
todosistema degéneros presupone un sistema decontenidos merecedor de
serincluidosólo dentrodesus categorías clasificatorias. La integridadgené­
rica eslo que los escritores y pensadores yartistas posmodernos han des­
afiadoenunamplio espectro de campos de producción cultural (cf. laobra

177
HaydenWhite

del arquitecto Lars LerupenPlanned Assaults,oladeDaniel Libeskind, quien


específicamente niega que lasantiguas fórmulasgenéricas parael diseñode
museos históricos puedanhacer el trabajo necesariopara presentar adecua­
damente las anomalías del Holocausto). Efectivamente, desafíos al sistema
degéneros puede ser una muybuena definición de lo que queremos decir
con arteyciencia “experimentar.
RichardSlotkinproponecambiar los tópicos, temas, ymitos delahistoria
narrativanacional querigenuestropaís. Ledeseosuerte, pero desdeel punto
devistade unposmodemodebería decir que unonopuede cambiar el con­
tenido y sobre todo los valores de un discurso dado sin cambiar la forma.
Efectivamente, puede ser aúnmásimportante cambiar la forma-especial-
mente de un discurso como la historia, donde la forma es más importante
queel contenido paraladefinición de laortodoxia- que el contenidomismo.
El problema decambiar sea la forma oel contenido de unanovelahistó­
ricaes planteado deunmodomuyinteresante enel ensayo de SallyBachner
acercade lanovela de Michael Ondaatje, Corning ThroughSlaughter, unabio­
grafía de uno de los primeros músicos dejazz quienconsiderabasupropia
famacomo una cargadelacual deshacerse paraquenole requirierareconci­
liarsecon lahistoria (de losblancos). Bachner usalanovela deOndaatjepara
mostrar los peligros inherentes en lanegación posmoderna c significativi-
dadparalahistoria. El párrafode apertura delaprofesoraBachnerresumeel
casotanto a favor comoencontra del consumo posmodemo delahistoria
con una economía ypertinencia que lo hace merecedor de seria reflexión.
SallyBachner sabe loque realmente estásucediendoen lahistoriofagia ^os-
modema. Los posmodemos, dice, lamentan la pérdida del referente de la
historiayexteriorizan suangustia por estapérdidamp ante el ataque al ob­
jeto perdidomismo. Ellapiensa, por tanto, que losposmodemos realmente
quieren revisar o reformar las prácticas historiográficas de tal manera que
j ustifique laangustiaque sientenporlas promesasque nosecumplieronylas
ilusiones perdidas. Sus llamados areformar laconcienciahistórica son, in­
siste, “raramente propuestos con algunaseriedadosinceridad”.Nonecesi­
tamos preocuparnos mucho, entonces, por la amenaza a la alta seriedad
cultural que el posmodemismo parece plantearensusexpresiones deamor-
odioalahistoria.
Pero el Ondaatje de Bachner es otra cuestión. Él no sólo viola todas las
convenciones delanovelahistórica, tambiénabusaasí delas convenciones

178
Ficciónhistórica, historiaficcionalyrealidadhistórica

tanto delahistoria como de laliteratura para desafiarla creencia enlaidea


mismaderealidadhistórica ensí. Enlabiografía ficcionalizada de Ondaatje
acercadel cornetista dejazz de NewOrleans, Charles “Buddy”Bolden, “la
historiasignificano unmeroefectotextual sinounaparticular ontologíaden­
trodelacual-y fueradelacual- tantolas personascomoel textopuedenmo­
verse.”Ondaatje parececreer queuno puedenosóloescapar alahistoriasino
quelahistoriamismanoesmásqueun “especificoconjunto derelacionesso­
cialesqueamenazanlaexcepcionalidadmisma que, paraempezar, nos trajo
bajoel signode lahistoria”.Unopuedevolverse loco-como lohizo Bolden-
al tratar deescaparde ellas, peroel esfuerzo parahacerlo-sugiere Ondaatje,
segúnBachner-vale lapena. Másaún, el esfuerzoporescapar dela historia,
que parece ser poco menos que una compleja redde abuso racista, sexista,
clasistaydeotros tipos, merece incluso la violacióndela primera regladela
biografíaqueprohibiríalaidentificación del autorconsu tema. Bachnersu­
giereque Ondaatje parece estaridealizando lalocuracomo unaclase dere­
belión contra la historia/sociedad que por sí sola confirmaría el genio del
artistasincomprometeraél oaellaalaseduccióndelafama.
Noesmi trabajo evaluar lavalidez osiquieralaplausibilidadde estalec­
turadelaobra deOndaatje.Paramí la preguntaes: ¿cuál eslamoral del relato
deBachneracerca del relatode Ondaatje acerca de Charles “Buddy”Bolden
paranuestracomprensióndeloque está sucediendoenlanovelahistóricaen
lostiempos recientes? ¿Es unamoral que se aplicaal proyecto posmodemo
dedesmantelar unaversiónde larealidadhistórica que se piensa quehaso­
brevividoalaépoca desuestablecimiento? ¿Esunrelatocautelar, que intenta
advertirnosacerca denunca ir “demasiadolej os”,aúnenlainvenciónlitera­
ria, muchomenos enla historiografía? Noestoyseguro.
Ciertamente el “genioloco”oel artistallevadoalalocurapor suarteesun
antiguotemaen laescrituraliteraria. Ylaidentificacióncon nuestro temano
es sólopeligrosa en lainvestigaciónhistórica como enla escritura literaria;
puede sertambién fatal. Pero, ¿esverdad que unopuede volverse loco oser
llevadoalalocura por lacargadela historia? Bueno, si por “historia”unoen­
tiende “unconjunto derelaciones sociales que amenazan laexcepcionalidad
mismaque, paraempezar, nos trajo bajo el signode lahistoria”, como On­
daatje aparentemente entendía, entonces cualquier intento por escapar dela
“historia”enlugar del “conjunto de relaciones sociales”que posibilitó el in­
tentomismode escapar, es insano-o al menos delirante.

179
HaydenWhite

¿Qué quiere decir Bachnerconuna “ontología”delahistoria? Aquí tam­


poco estoyseguro, Perosumismouso del términonosllevajusto al límitede
lareflexiónracional sobrelanaturaleza delo históricoysurelaciónconlaes­
crituraliteraria. Porque estoysegurode una cosa: ladiferencia entre el mo­
dernismo yel posmodemismo es la diferencia entre una sensibilidad que
todavía teníafe en el esfuerzopor descubrir la “ontología”del mundo yuna
que yanotiene esa fe. Estadiferenciaes fundamental paranuestro tiempo.
Que esto sea así está dado por sentado por una cierta clase de pensa­
miento modernistautópico, del cual, de acuerdoconlaProfesora LisaYas-
zek, el escritor americano Ralph Ellison es un ejemplo. Yazsek argumenta
que Ellisonestaba tanteando, anticipando, o prefigurandolo que pareceser
el llamado “Afrofuturismo”, ungénero con el que también trata Lewis Cali
(sin denominarlo así) en su ensayo sobre Octavia Butler y Samuel Delany.
Fredricjamesonha argumentadoque la ciencia ficciónesel géneroque con­
tinúa cultivando la visiónutópica que, desde el tiempode Sir Tomás Moro,
haatendidoal desarrollodelasociedadcapitalistamodernacomo suotroan­
titético. Yaszekenfatiza que Invisible Man de Ellisonseadelantaaposteriores
escritoresafroamericanos (porejemplo, Reed, Baraka, Delaney, yButler) que
inclinanal utopismo afroamericano (fantasías decumplimientodedeseosde
liberacióno redención) enunadirección tecnocientífica. Ellaubica estaes­
crituravisionariaen el contextodelo que llama “losproyectos de recupera­
ción histórica de los que los intelectuales atlánticos negros han formado
parte pormás de doscientos años”.
Desdeel punto devistade lateoría histórica contemporánea, es intere­
sante reflexionar sobre la relación entre el Afrofuturismo, que pretende
tomar el control del futurodelagente negra enAmérica.poruña parte, yel
proyecto de“recuperar”lahistoria de los afroamericanos como una ayuda
paralaidentidad étnicaylaorganización política, por el otro. Esta relación
entreunamilitanciapolíticadirigidaal futuro yotradirigidaal pasadohace
surgirlapregunta acerca delafunciónsocial de unanociónde “historia”pri­
vadadesudimensiónfuturistatradicional.
Previamenteasudisciplinamientoenel siglodiecinueve, lahistoriografía
estabainformada porunaideadel tiempoenlacual el futuroaparecíacasitan
prominentemente como el pasadocomo un objeto deestudio yreflexión.
Recuerdenque lahistoriografíaoccidental no descendiódirectamente desu
prototipoclásico antiguosinoqueatravesó el alambique del futurismo(mi-

180
Ficciónhistórica, historiaficcionalyrealidadhistórica

lenarismo, apocalipsismo) medieval cristianoy, luego, del entusiastafutu­


rismo protestante. Siempre ha tenido una propensión a la especulación
acerca del futuro, unatendencia que setraduceenlo que Reinhart Koselleck
llamaun “horizonte deexpectativas”que autoriza estudios del pasadoen el
interés deno tanto predecir el futuro sino, más bien, debuscar teneruna in­
fluenciaensufigura, formaocontenido. Meparece que ésteerael objetivode
Moroal componersu l/topía, en lacual establece una alternativa alos arre­
glos sociales desupropio presente paraganaruna perspectivacrítica sobre
él eidentificar posibilidades demanejarloenel futuroinmediatoyremoto.
Enel casodeThe Invisible Man, Yaszeksostieneque, Ellisonseproponeen­
contrarenel presentetecnocientíficolosrecursospararehacer, nosólolaso­
ciedadblanca dominante de Estados Unidos, sino tambiénsucomponente
negro oprimido. El “afrofuturismo", nos diceYaszek, “noessóloacercade re­
clamarlahistoriadel pasado, sino reclamarlahistoriadel futurotambién.”De
acuerdoconesto, Ellisonmuestra sólounafelimitada enel potencial libera­
dor de cualquier enfoque histórico para una comprensión de lasituación
negra. Unosepreguntaqué pensaría del “Mesdela Historia Negra”.
Ellisonparecehaberreconocidoqueunenfoque deanticuarioalpasadode
losnegrosenEstadosUnidospuedehacerpocoparaliberarasusdescendien­
tesenel presente. “Loshombres nopuedendeshacerlahistoria”,Yaszekcitaa
Ellison; “portanto.noescuestión dereencarnaresastradicionesculturalesque
fueron destruidas, sino que se trata de usarlaindustrialización, lamedicina
moderna, lacienciamodernaengeneral paratrabajaren el interésdeestas per­
sonasenlugardecontraellas”.Aparentemente, Ellisonnoprevioenqué me­
didalaindustria, medicinaycienciaengeneralmodernas seríanreducidasala
servidumbredelacodiciadegananciadelascorporacionescapitalistasmoder­
nas. Oquizássílovio. DeacuerdoconYaszek, finalmente,“El protagonistade
Ellisondeciderechazarlahistoriacompletamente-incluyendolahistoriadel
futuro”,tal como“Buddy”Boldenenlanovelade Odaatjelohizo. “Enlugar de
correr yaseahaciaatráshacia unayer sentimentalizadooaunmañanablan­
queado, él evadeencambiocompletamenteel tiempo lineal”. Esteintento de
evadir el tiempo lineal circunscribe el problema para los escritores negros
comoDelaneyyOctaviaButler, almenos comolopresentaLewisCali,quienes
usanel presente-futurocomo unlugar paraenfrentarel dramadel deseoque
nos compeleaimaginarun futuroylarepresióndel cual nos devuelveala “his­
toria”,el retomodeloreprimidoylamelancolíadelas ruinas.
181
HaydenWhite

No he tratado delidiar con los dos experimentos mentales-representa­


ciones literariasde algunos de los problemasinvolucradosenlaescritura de
ficciones históricas-escritos por LindaOrryjames Goodwin, aunque los leí
yestudié con graninterés. Finalmente, decidí que ellos requierenunmodo
completamente diferente de análisis. Todos los demás ensayos sonconcep­
tuales, éstos sontodos figurativos. Ylapregunta por laverdadfigurativaper­
manece abierta. Dejoal lector-y alos autores- el decirpor qué.

182
8. Realismo Figurai en la Literatura Testimonial

Lasdefiniciones de teoría dadas por nuestros editores en su pedido de


contribuciones paraeste númerodeparallax difícilmentejustificarían el tipo
de hostilidad hacia la teoría que existe actualmente en el extranjero en las
ciencias culturales. Ni siquieralaclase de preguntas realizadas ala teoríapor
nuestros editores. Porqueensudefinición, la teoríaesunver, un viajarpara
observar, un espectar, unir aconsultar un oráculo, unjuzgar una cosa por
otra, unacontemplación, unaconsideración, un ¡vaya!, unmirar haciaalgo.
Porsupuesto, estas definicionesde teoría son anacrónicas, consistiendo
como lo hacen en las connotaciones asociadas con el antiguo sustantivo
griegotheoria ycon la formaverbal theorizein , los cuales sí tienen todos los
significados indicados pornuestros editores, pero difícilmente se ajustena
lanoción modernade teoríacontra laque tanta objeciónseestá erigiendoac­
tualmente.**114Enlamayoría delas ciencias humanasyculturales, la teoríaes
consideradacomo tiránica, reduccionista, mecanicista. Incluso, es unlugar
comúndelacríticaideológicaydel estudio delos sistemas totalitarios el pen­
sarquelateoríayuncompromisono reflexivocon ellafueronlos que crearon
el totalitarismo modemoen unprincipio. Lateoría, sesostiene, es opuestaa
la‘práctica’-en el sentidoenque laespeculación abstractase opone aloque
se llamael “manejo”enlaresolución de problemas (‘hands-on’problem-sol­
ving] ylaobservaciónempírica. Lateoría es airosaeinsustancial: flotasobre
loreal, tendiendo aconvertirse en un finen sí misma. Envez de iluminarla

‘TraduccióndeMarielaZeitlerVarela
114TalcomoseñalaWladGodzichensuIntroducciónallibroResistan«toTheorydePauldeMan,
(UniversityofMinnesotaPress,Minneapolis, 1986), entiemposantiguos,latheoriaeracontras­
tada,notantoconlapraxiscomo,másbien,conlaaesthesisosentimiento(especialmente,unsen-
timientodeagrado). Entonces,latheoriaerauntipodeprácticade'consideración', unaarduaoal
menosdifícilpráctica,ocasionadaporunasensacióndecrisisdeltipoindicadapornuestrosedi­
torescuandosugierenque'teorizar’significa,entreotrascosas, iraconsultarunoráculoojuzgar
unacosaentérminosdeotra.

183
HaydenWhite

realidad, nos aparta deellaynos dirigehaciaunmundo sombrío deconcep-


tosy figuras. Ha sidoinclusosugerido que la‘teoría’como tal esunaideolo­
gía, proveyendo una clasede filosofíaamuybajocosto, un sustituto parael
pensamientoriguroso, yunaexcusa porevadir el tipode investigación‘dura’
que lahistoriarequiere.115
Porlo tanto, una respuestaala pregunta denuestroseditoressobrecómo
‘lateoría se imagina asímismaen un tiempo decrisis’, podría ser queunin­
terés enteorizar esprecisamente una indicacióndelinicio deuna crisisenun
dominiodeterminadodeinvestigación. Yenrelacióncon lapreguntaacerca
de‘quéformasdevertienela teoría’, sepuedeobservarque lateoría‘ve’elver
mismocomo un problema, postulando que haymuchos diferentes ‘modos
dever’(citandoel popularlibro yla serie de televisióndeJohn Berger) como
perspectivas en el mundo, ya fin de mediar entre diferentes modos dever,
necesitamos pensar teóricamente sobre el ver, locual significa,sobre todo,
queno debemos tomarpor sentada lanaturalidaddever.
Uninterésen lateoríasurgecuando disciplinasestablecidas sonforzadas
aconfrontar fenómenos que no se ajustan alascategorías genéricasusadas
normalmentepara identificaryclasificar los asuntos con los cualesellasha-
bitualmente tratan. Unejemplo de estoes el tipodeliteraturatestimonial ge­
neradaporesas experiencias de‘situaciones extremas’, peculiares denuestro
tiempo, de lascuales el Holocausto (o, paraenfocarla atención en laperver­
sidaddelos perpetradores, la Solución Final) esporsupuesto emblemática.
Creo que los eventos comoel de la Solución Final han sido ‘inimaginables’
hastael siglo diecinueve, cuando diferentes acuerdossociales yexpectativas
culturales prevalecían. Sinduda, casos degenocidio fueronconocidos enel
siglodiecinueve,enel Congobelgayenel Áfricaoccidental alemana, perono
fueronregistrados enlaconciencia pública conel mismo gradodeconmo­
ciónqueel Holocausto. El Holocaustoes unasuntodiferente. Éstaeslarazón
porlacual, no sólo laliteraturatestimonial,sinotambién otros tipos de do­
cumentaciónsobre suocurrencia, provocan tantaspreguntas teóricas, así
comoprácticas.
Hayun sentido en que la Solución Final esinnegablemente ‘única’ o al
menoshistóricamente‘original’: no tantoensuobjetivoo propósitocomoen
lamodernidaddelos medios que los alemanesutilizaronparaejecutarlayen

115VéaseFJameson.Heologieso/Theory, 2vols.JohnHopkinsUniversityPress,Baltimore, 1981.

184
RealismoFiguraienlaLiteraturaTestimonial

el trauma paralas presuposiciones socialesyculturales de occidente que la


revelación dela misma, cuando finalmente llegó, provocó. Losgenocidios
del Congo belgayel África occidental alemanafueron perturbadores, pero
no ‘inverosímiles’,‘increíbles’, ‘indecibles’-términos comúnmente usados
paradescribirel Holocausto por susvíctimas, historiadores,hastainclusoal­
gunos de susperpetradores. Lapreguntaporlaunicidad del Holocaustoes
una cuestión teórica porque implica revisión de los tipos de métodos y
modos de análisis utilizados convencionalmente para explicar o proveer
comprensión de eventos extremos. Incluso, laSolución Final implica lare­
visióndela noción mismade‘evento histórico’ycon ello una revisióndelas
maneras en queclasificamos yevaluamoslaevidencia que tenemosparaasi­
milar esos tipos deeventos con la‘memoriahistórica’.
En loconcerniente al Holocausto, laliteratura testimonial seofrece tí­
picamente a sí misma como una contribución para nuestro conocimiento
del evento, locual significa que normalmentesería pensada comopertene­
ciente alo que se llama ‘la literatura del hecho’y sería valorada por el tipo
de información factual que proporciona sobre ese evento.116Perolos testi­
gos del Holocausto generalmente testificaron bajo el temor deque debían
relatar hechos que eran intrínsecamente ‘inverosímiles’, de que loseventos
que soportaron eran tan bizarros, tan ‘indecibles’, que muchos perdieron
las esperanzas de encontrar alguna vezuna voz o manera de escribir que
pudiera obligar acreeren la veracidad deaquello que tuvieran para decir.
Eincluso gran parte del testimonio del sobreviviente ha estado tancargada
de emoción, sufrimiento y dolor que algunos han recomendado clasifi­
carlo como de carácter ‘traumático’ytransferirlo alas técnicas de análisis
psicoanalíticas y/oantropológicas para suadecuado entendimiento. Así,
el testimoniodel Holocaustoes al mismo tiempo confirmado como un ín­
dice de los eventossobre los cuales habla (como una cicatriz ounmoretón)
ypatologizado como un producto de una conciencia herida que requiere,
no tantocomprensión,sino tratamiento del tipo médico o psicológico. Los
Nazis trataron de ocultar su crimen a través de anonimizar, enterrarycre-

116ThomasVoglerremarcaquelaliteraturatestimoniales detodaslasclasesdelileraturalamás
atadaalasnocionesdeautenticidadyreferencialidad,unapoesíaquenosponeencontactoconlos
hechoscrudosdeexistenciamásqueconefectosproducidosporlatécnicaretórica.’EnAnaDou-
glassyThomasA.Vogler.eds., WitnessandMemory: TheDiscourseoJTrauma,NewYork,Routledge,
2003, p. 174.

185
HaydenWhite

mar asusvíctimasy, cuando fuera posible, quemando los registrosydestru­


yendo laevidenciafísica de sus crímenes. Por tanto, granpartedel testimonio
del testigoha sidoofrecida, menos conel interés dedocumentar “qué acon­
teció”enloscampos de lamuerte, que ensimplemente afirmar, tantoencon­
tra del sentidocomúncomo delamentira revisionista, laocurrencia de este
evento impensable.
Esbajoestetipode presionesquenosotrospodemos observartrabajandoa
uno delosverdaderamentegrandesescritores del testimoniodel Holocausto,
Primo Levi (1919-1987), cuyodeseode mantenerun poder deobservación
objetiva, unaracionalidad dejuicio yuna claridaddeexpresión se volvióun
tipo deobsesión-y lollevaronainvolucrarse enlaclase dedisputas “teóricas”
quehabíandañado lahistoria, lafilosofía, ylacríticaliterariaenunaépoca en
lacual losregímenestotalitariosnosólodeseaban“hacer”historiasinotambién
determinar poradelantado cómo lahistoriaiba aserconstruida,estudiaday
escrita. Ensustrabajosmás importantes, talescomoSe questot unuomo (1947)
e I sommersi é isalvad(1986), Levi seanticipaacualquierreclamoporel status
dehistoriador. Élnoestaba, dice, intentadouna reconstrucciónhistórica delos
campos, basadaenlalecturadelasfuentesyenlaconsideraciónde relatoshis­
tóricos profesionalesdel períodoNazi. Tampoco pretendeestarescribiendo
“literatura”. Sípretende, sinembargo, estarescribiendoenalgosimilaraunes­
tiloomodo“científico”yplantealapregunta-de carácterteórico- porlaforma
correctaparacualquiera, sobreviviente u observadorinteresado, de escribir
sobre el evento del Holocausto. Através de estos señalamientos, Levi trans­
formalacuestióndel estiloenunasuntoético. Él condenacualquierescritura
sobreel Holocaustotrasvasadapor la“oscuridad”oporcualquier tipode ex­
ceso “retórico”,eincluso consideraesaescritura tantocomoevidenciadeen­
fermedadmental como moralmente ofensiva.
Lasdisputas teóricas alasquesededicaba Levi sedirigieronal centro de la
cuestión del estilocorrecto deescribir por relacionar las experiencias de los
camposdelamuertedeunamaneraclarayobj etiva. Ensudiscusiónsobreeste
problema, Leviretomalas eternas distinciones quehanplagadoel discursote­
óricodesdePlatón: distinciones talescomo prosayexpresiónpoética, lenguaje
literal(ístico) yfigurativo, eventosrealeseimaginarios, realidadyficción, cre­
encias oconvicciones conscientes eimpulsos e instintos inconscientes, etc.
Levi trataestascuestionesentérminosproporcionados poruñamás antigua,
pre-modemistasospechadehablapoética, lenguajefigurativoyescritura“re­

186
RealismoFiguraienlaLiteraturaTestimonial

tóxica”.Él creíaque el tipodeprocedimientoscientíficosque habíaaprendido


comoestudiantedequímica(midiendo, mesurando,descomponiendocom­
ponentesenelementosbásicosyluegoreensamblándolosencombinaciones
diferentes) podíaservirleadecuadamenteparaobservarloseventosde loscam­
pos tal como realmente eranynocomo el deseoo el prejuicio desearían que
fueran. Yensuescritura, Levi trataba dedesarrollarunmodo deexposición
equivalenteal tipodeidiomacuantitativoquelosquímicosusabanpararegis­
trarcambiosyequilibrios encompuestosquímicos.
Encuentroremarcable y, enel contexto presente, deinterés teórico distin­
tivo, quelacaracterizacióndeLevi del estilo de escrituraque él deseabacul­
tivar paradaruna consideraciónresponsableyracional de laexperienciadel
campo-todoenfocado en losideales declaridad, mesurayexactitud- haya
sidotanacríticamente aceptadaporloscomentadores de sutrabajo. Muchos
deestoscomentarios presumenqueestos idealespuedenseralcanzados so­
lamenteadhiriendoaunideal imposiblemente rigurosodeexpresiónliteral,
aundiscursovacíode uso figurativoyaun lenguaje completamentepurgado
detropos‘retóricos’. Eneste anheloo deseodelo que Lockellamabaunestilo
‘histórico sencillo’, Levi se colocaasí mismo dentro deuna tradición filosó­
fica de anti-figuralismoque seextiende desde Hobbes, pasando por Locke,
Descartes, Kant y Comte, hastaRussell yel primer Wittgenstein. Esta tradi­
ción adoptalaforma de un ataquehaciael lenguaje figurativocomo siendo
quieninherentemente confunde el significado ylareferencia, hacia laretó­
rica como laantítesis de la filosofía yla razón, y hacia la expresión poética
como elrellenodel mitoyla falsailusiónde satisfaccióndel deseo.
Ahorabien, hastadonde meconcierne, puede mostrarse, sobre labase de
la teoría contemporánea del discurso, que las prácticas de escritura del
mismo Levi seoponen asudeclaradoanhelo como estilista. Suescritura es,
desdeel principiohasta el fin,sistemáticamente (ybrillantemente) figurativa
y lej os deestardesprovistade ornamentosyadornosretóricos, constituyeun
modelodecómoun mododeescrituraespecíficamente literario puede inten­
sificar tantolasvalencias referenciales como las semánticas deun discurso
factual. Enloque sigueintentaré indicarcómo estoocurre enel primerlibro
de Levi, Se questo éunuom o.'1717

117PrimoLevi,Sequestoèunuomo,Turin: DeSilva, 1947, traduccióndeStuartWoolf,Survivalin


Auschiviíz,OrionPress, 1960. |LaversióncastellanacorrespondeaPrimoLevi,Siestoesunhombre,

187
HaydenWhite

Aquí sevelaformaenque Levi capturaoatrapa (encontradelosconcep-


tos) laexperiencia delaintensamente paralizante experiencia del fríoen el
invierno polaco; así abreel capítulo titulado‘Octubre 1944’:

Contodanuestrafuerzaluchamosparaqueelinviernonollegara(nonvenisse).
Nosaferrábamosatodaslas horascálidas,encadaatardecernosesforzábamos
pormantenerelsol enelcielounratomás,peroeraenvano. Ayeralanocheel sol
cayóirrevocablementeenunaconfusióndenieblasucia,cañones dechimenea
yalambres,yestamañanaesinvierno.118

Nótese que, a pesar de que el tiempo utilizadoes el pasado histórico, el


pasaje es puesto enel tiempo presente, yde esa manera sitúa al lector en el
tiempo del texto. Segundo, nótese que el sujetodel pasaje noesel individual
‘yo’, sino el colectivo‘nosotros’. Aqui Levi tropològicamente correel punto
devista de sí mismohacialageneralidaddelos prisioneros. Tercero, el pasaje
presenta un efecto surrealista de hombres yarendidosindefensos frente al
tratamiento que han soportado en manos de otros hombres, tratando de
pararel cursodel sol através del puroesfuerzodel deseo-y por supuesto, fa­
llandoen eseesfuerzo. Ladicciónespoéticaytambiénloes lasintaxis.Podrí­
amos, de hecho, atravésde una revisióntipográfica, revelar lapoeticidadde
estaslineas deestamanera:

Muchnik,Barcelona,2005,4“.Herecomendadousarenlamedidadeloposiblelatraduccióncas­
tellana,exceptoenaquellospasajesenlosqueWhitecriticalatraduccióninglesayproponecam­
biosalamisma,conelobjetodenoperderdevistasuargumentación.N.deE.l
118Levi,Sequestoèunuomo,p. 110,Woolf,SurvivalinAuschwitz,p. 123[Aquítradujealcastellano
latraduccióninglesa.Elpasajeseencuentraenlap. 130delatraducciónespañola. N.deT].Heal­
teradounpocolaexcelentetraduccióndeStuartWoolfenvistasdecapturarel‘modo’deloriginal
deLevi.Enlaprimeraoración,Leviusaelmodosubjuntivoenlafrase‘perchél'invernononvenisse.'
Woolfignoralasubjuntividaddelafraseyponelaprimeraoraciónenmododeclarativo:‘Nosotros
luchamoscontodanuestrafuerzaparaprevenirciarribodelinvierno.’Estaexpresiónsugiereuna
actividadquenoessugeridaconelsubjuntivo,quenosrefierealdeseoinformandolaacciónrepor­
tada,suaspectoimaginario.Elresultadoeslapérdidadeunimportantereferente,enestecasoel
‘sentimiento’deesteesfuerzoderetrasarlallegadadelinvierno. Esunpequeñopuntoytieneque
verconlateoríadélatraducción,lacualnoestamosconsiderandoaquí, peroesimportantepara
captarloqueesoriginalytransparenteenlaformaenqueLevipresentasumemoriadeeventosen
loscampos.

188
RealismoFiguraienlaLiteraturaTestimonial

Contuttelenostreforze
Abbiamolottato
Perchèl’invernononvenisse.
Ci siamoaggrappati
atutte lel’oretepide,
Aogni tramontoabbiamocercato
Di trattenereilsoleincieloancora unpoco,
Ma tuttoèstatoinutile.
Ieri serail solesi ècoricato
irrevocabilmente
Inunintricodi nebbiasporca,
Di ciminiereedifili,
Està mattinaèinverno.

El pasajeenteroesuntejidode figuras retóricas, presuncionesytroposen


los cuales lanaturalezaes antropomorfizada, el tema humanodisminuidoy
laatmósfera(tanto físicacomoespiritual) cargadadeuna intenciónmaligna.
Nadadeestosignificaqueeste pasaje debaserleídocomoficción o aprehen­
didocomo una invención“imaginaria”. El pasaje se refiere aúna situación
real que escaptadaatravés deimágenes deunesfuerzocorporal frenteauna
naturalezaindiferente. Yesta imagende unsol indiferente al dolor generado
por sudebilidadinvernal anticipa prolépticamentelo que Levi llamael “sig­
nificado" deesteparticularinvierno. Este invierno“significayaalgomás”que
meramente lallegadadel frío. Todos sabíanque este invierno“significa”un
masivoSelekcja (palabra polaca para denominar la“selección" de aquellos
prisioneros aserenviados alas cámaras degasyal crematorio), intentando
disminuir lasbarracas abarrotadas acausadelos arribos no planificados del
verano. La“sucia”atmósferapsicológicacausada porlainminente ‘selección’
satisface la figuradela “confusión de niebla sucia, cañones de chimenea y
alambres”dentro delacual el sol había desaparecido en el primerpárrafo del
capítulo.
Laselección mismaes presentada como siendo taninevitable (“irrevoca-
bile”) como el clima. Losalemanes, quienes, nos cuentan, tomanlaselección
“muyseriamente”,estántaninsensiblesytandesinteresadosenlosprisioneros

189
HaydenWhite

comoel sol invernal enestos últimos. Levinotienenadamásquedespreciopor


los ingenuosreciénllegadosquienesnotienenningunaideaparaquéhansido
‘seleccionados’olos piadosos que miranaDiospor consueloysalvación.

KuhndagraciasaDiosporque nohasidoelegido.
Kuhnesuninsensato... ¿Nosabe Kuhnquelapróximavezserálasuya?... ¿No
comprendeKuhnquehoyhasucedidounaabominaciónqueningunaoración
propiciatoria, ningúnperdón, ningunaexpiacióndelosculpables, nada, enfin,
queestéenpoderdelhombre hacer, podráremediaryanunca?
SiyofueseDios, escupiríaal suelolaoracióndeKuhn.119

De más estádecir que este tipo de lenguaje no sería admitidocomotesti­


monio enunacorte dejusticia, sindudas, perosin las figuras, lapresentación
del mundo delos campos de Levi no tendríanada de la concretitud, nadade
la precisiónyexactitudpor la cual él esjustamente celebrado.
Es frecuentemente señalado que Levi compara su viaje aAuschwitzcon
el de Dante al Infierno, que su descripciónde los prisionerosyguardias que
él conoce allí imitael pasaje dantiano através del Inferno (tal comosu relato
de suviaje devueltadesde Polonia, pasandopor Rusiay através deEuropa
Central hacia Italia, narrado en La tregua (The Truce), se asemeja al viaje de
Dante a través del Purgatorio). Ynohaydudade que Levi sesirve déla épica
de Dante comoun modelo para sutramaal igual que lohanhechomuchos
poetas ynovelistas desde la aparicióndel original. Perc el usodeDante por
parte de Levi como modelo para tramar su relato suscita una interesante
cuestión teóricarelacionada con hastaquépunto untraiamientoliterariode
un eventoreal puedehacer algúnreclamoal realismoo alaverosimilitudhis­
tórica. La preguntateórica se conecta conel valor deverdaddeuntexto que
promete en su prefacio que ‘ninguno de los hechos han sido inventados’,
perocuyo significadoresideen granmedidaenel gradoenquecopiala trama
estructural de una ficción poética.120Teóricos contemporáneos dehistoria

119Levi,Sequestoèunuomo,p. 116., Woolf,Surviva!inAuschtviíz,p. 130. [Correspondealaversión


española,p. 137.N.deE.].
120EnelPrefaciodeSequestoèunuomo, Leviafirma'Parecesuperfluoagregarqueningunodelos
hechosesinventado'(Miparesuperjìuoaggiungerechenessunodeifattièinventato).[Enlatraducción
alcastellanoqueestamossiguiendodice“Meparecesuperfluoañadirqueningunodelosdatosha
sidoinventado.”,p. lO.N.deE.l.

190
RealismoFigurai enlaLiteraturaTestimonial

debatenlafunciónsemánticadelas tramasestructuralesusadas por los his­


toriadoresparadaraunaseriedeeventos realesdel pasadola forma deunre­
lato. ¿Cuál esel status delos eventos realespresentadoscomo describiendo
las tramas delos tipos de relatosencontrados enlas creencias populares, el
mitoylaliteratura?
Enlaescritura ficcional elusodelas tramas estructurales dela tragediao
lacomedia noposee ningún problemaante los reclamos de realismo dirigi­
dos hada los eventos y personajes representados en el relato. Después de
todo,unodelos significados deunrelatoesla tramaestructural que gradual­
mente sevuelvediscernible durante el curso del desarrollo del relato. Pero
queunasecuenciade eventosrealespueda tener omanifestarun significado
trágico ocómico, esa es una manerade pensar mítica. Porque es discutible
quenohayatal cosacomo tragediaocomediaenlavidareal, inclusoencosas
históricas-desastres, sí, catástrofes, absolutamente, destrucciones, sin nin­
guna duda; peroestas figuraspuedenserusadas sinimputarun significado
moral aloseventos que describen. Es discutiblequelatragediaylacomedia
existensóloenel discurso, enlaliteraturayen el mito, yqueenla medida en
queunhistoriador erige suversiónde una serie dadadeeventos en la forma
odeuna tragediao de una comedia, haabandonado el terrenode lo factual y
seha pasadoalamitificación. Hasido sugerido que el discursonarrativo es
menosunrecipiente o portadordeideología queel mismísimoparadigma de
todaideología, un instrumento discursivo para transformareventos reales
ensueñoseilusiones consoladoras.
Si elviajede Levi, haciayfueradeAuschwitz, esmodeladosobre laDivina
Comedia, nohaynada “cómico”sobre laversión de Levi delo que pasó, vioy
recordódesuexperienciaallí. ComoenDante,en Leviel término “comedia”
puede sólo referirse a la estructurabásica de unrelato que comienza mal y
terminafelizmente. Pero no haynada “trágico”sobre él tampoco. Una delas
tesis del argumento de Levi sobre los campos es que los alemanes habían
triunfadoendestruircualquierremanente de aspiraciónoidealismo que pu­
diera haber inspirado a los prisioneros hacia cualquier tipo de acción “he­
roica”. Sinembargo, las memorias de Levi sonunaalegoría, yenla medidaen
queestánmodeladas sobre laCommedia de Dante, sondoblemente alegóri­
cas,unaalegoríadeuna alegoríamisma- lo quelos deconstructivistasllama­
rían un artefacto auto-consumiente en la medida en que muestra cómo,
inclusoellenguaje más rigurosamenteobjetivoy determinantemente “claro”

191
HaydenWhite

yliteral no puede hacerjusticia al Holocaustosinrecurrir al mito, alapoesía


yalaescritura “literaria”.Al poner al frentelarelación de sulibroconel texto
clásico deDante, Levi, lohaya queridoconscientemente o no, logróponerel
edificio entero del providencialismo cristianoylos mitos delajusticiadivina
en duda. Levi nos ofrece una“Divina Comedia" con el Paradiso excluido;es
todo Infiernoy, deunamaneraperversa, unaespecie demonumentoalaefi­
ciencia alemanayasuunidaddepropósito.
Uno de losmás usualmente comentados capítulos de Se questoé un uomo
se titula “II canto d’Ulisse”(El Canto de Ulises). Está realizado por un bri­
llanteytotalmente convincente esfuerzo departe de Levi derecordarunpa-
saj e del Canto 26 dela Com media de Dante para la edificación deunamigo
francés con quien esemparejado para un día de particular trabajopenoso,
limpiando el interior de un tanque subterráneo de petróleo. El tanque yel
trabajo que seestabahaciendo paralimpiarloeransin dudasuficientemente
reales, perola funcióntextual de laimagendel tanque buscaemularennues­
tra imaginaciónlaentradaal Infierno: “... perohacía fríoy estabahúmedo.
El polvo de laherrumbre nos quemaba debajodelos párpadosynosempas­
tabala gargantaylaboca conun sabor casi asangre.”121
Laficciónpoéticadel capítulo tomala formadel relato del esfuerzodeun
día de Levi paraenseñarle al amigo francés nosólolas líneas del tratamiento
deDante del destinodeUlises, sino tambiéncómo, cuandoestuvieracorre­
lacionado alegóricamente con suexperiencia del campo, una fraseespecí­
fica, “comealtruipiacque ”(lacualStuart Woolftraduce “como complacera
Otro”), parecióhaberreveladolarazónporelcruel destino(“destino") que les
habíatocado. Contemplandoel pasaje de Dante que está tratandoderecor­
dar, de repenteLevi observauna posiblerespuestaa“el porqué... denuestro
estaraquí hoy...”122
Levi no explicaloquepretende habervislumbradoenlafrase“comealtrui
piacque”ni tampocoquiéno quéeste “otro”puede ser. Terminael párrafocon
una figuraretórica, unaelipsis, unespaciovacío, el cual arrastraallectorden­
trodel textoyloinvitaacompletar lafraseconlos recursos desupropiaima­

121Levi,Sequestoèunuomo,p.98.,Woolf. SurvivalinAuschwitz,p. 109. [Correspondíalaversión


española,p. lló.N.deT.j.
122Levi,Sequestoèunuomo,p. 103.,Woolf,SurvivalinAuschwitz,p. 119. [p. 122enlaversiónespa­
ñola. N.deT.]

192
RealismoFiguraienlaLiteraturaTestimonial

ginación. Es más, el párrafoque siguey finalizael capítulo realza el misterio


del significadocambiandodemodo radical desdelosublime hacialabanali­
daddelacola por lasopa. Derepente:

Estamosahoraenlacoladelpotaje, enmediodelamasasórdidayharapientade
delosportasopasdelosotros Kommañdos. Losreciénllegadosseamontonana
laespalda. -Kraut undRubén?-Kraut undRubén-, Seanunciaoficialmenteque
elpotajedehoyesdecolesynabos: —Chottxetnavets. - Káposztaésrépak.'

Yluegouna reversióndeunfragmento delarendición de Dante hacialas


últimas palabras de Ulises, figurandoel descenso al Infierno delavidaordi­
nariadel campo sugeridoatravésde la repetición delasopadel díaencuatro
idiomas: “Káposzta és répak... .Infin che ‘l marfusopra noi rinchiuso”.123
Elcambiode registro, modo,ytononoesdebidoaningunaregladerepre­
sentación realista de tipoliteralistau objetivo. El cambioes con el interés de
efectos precisamente más“literarios”o “poéticos”,enlugarde taquigráficoso
foto-realistas. Yaun así estecambiotiene el efectodeinclusoprocfucirel refe-
tenteenlugardesolamente señalarlo-y muchomásvividamentedeloquelo
pudierahaberrealizadocualquiertipo deregistroimpersonal delos‘hechos’.
Heargumentadoenotrolugarque laescritura literariatiene sulugarenla
históricayotros tipos deescrituracientífica envirtuddesu poder de figura­
ción. Y, siguiendo a ErichAuerbach, he llamado aestepoder ‘realismo figu­
rar (figural realism ). Lasescenasmás vividas de los horrores de lavidaenlos

[Correspondealaversiónespañola,p. 122. N.deT.].


laEnestacitadel textodeLevi, hecambiadolatraduccióndeWoolfadhiriendoalasmarcasde
puntuacióndeloriginalydejandolaúltimalínea, deDante,enelidiomaitalianooriginal. Herea­
lizadoestoscambiosenbuscadeseñalarunpuntosobrelaretóricadeloriginal. Woolfcapturael
significadoliteraldeloriginal,peronolaselegantesnotasretóricasconsusconnotacionessemán­
ticasindicadasporlapuntuación. SincriticaraWoolf,diríaqueestoscambiosmuestranladiferen­
ciaentreunalecturadeuntextoporpartedeunhistoriadoryporladeunliterato. Elpuntoesque
elestilo,queseextiendeaasuntosdepuntuación(talcomoaColeridgelegustarecordarasuslec­
tores), tieneunadimensiónsemánticatanpertinenteyespecificablecomoladicciónygramática
deuntexto. Esmás, latraduccióndeWoolfdelalíneadeDantenotienesentido. Éllapresentaasí:
"isobrenuestrascabezaslosmareshuecossecterran.’(Woolf,SunivalmAuschwiíz,p, 115) [Latra­
ducciónalcastellanodice“-ynoscubreporfin¡amaraislada.Xp, 122)N.deE.|LaversióndeSinclair
delaCommediadice: ‘antesdequelosmaressecierrensobrenosotrosdenuevo.' Latraducciónde
Sinclairpermitelarepeticióndelnombredelasopadeldíaparaserasimiladoalafiguradehundi­
miento,lacualesunadelasmetáforasdominantesdellibrodeLevi.

193
HaydenWhite

campos producidas por Levi consisten menos enladelincación de hechos


como convencional mente se los concibe queen las secuencias defigurasa
travésde lascuales dotaa los hechos de pasión, suspropios sentimientos de
ellosyel valor queentonces les agrega.
El otro pasaje quevoyacitar —ysi tuvieramástiempo, analizaríamás de­
talladamente desde unpunto de vista estilístico- esel capítulo titulado Los
Hundidosy los Sal vados, frase que Levi usarácomotítulo para suúltimolibro.
Eneste capítulo Leviutiliza lo queél obviamentepensabacomo suojocien­
tíficamenteentrenadoparadescribiry caracterizar(oclasificar) cuatrotipos
deprisioneros de campo, quienes leparecíannohaber tenidoningúntalento
innato parasobrevivirpero igualmente lolograronsólo con astuciaanimal
y/ouningenio diabólico. Estas descripciones delos cuatro tipos desobrevi­
vientes son presentadas como puramente desinteresadas yrigurosamente
empíricas. Incluso Levi pretende eneste capítuloconsiderarel Lagercomo
‘un experimento biológico y social gigante’ operando de acuerdo con el
(¿darwinista?) principio de selecciónnatural yadaptacióny/oextinción.124
Estecapítulodel librode Levi valiosamente suscitalapregunta teóricapor
laforma adecuadadeleerlos textos testimoniales. Dadoque ellossepresen­
tan a sí mismos como simples testigos de ‘loque realmente ocurrió’en los
campos, esos textos típicamente seofrecenasímismos como pertenecientes
al discurso de laverdadydéla realidadyentonces, como posiblescontribu­
ciones al registro histórico. ¿Significa estoque deberían ser leídossólo lite­
ralmente—por la información que nos otorgansobre lavida enlos campos?
Estaes unapreguntateórica porque su respuestadebe ser responsable enre­
laciónconvarias teoríasde lectura, las cuales, noaccidentalmente,argumen­
taré, han surgido en los inicios del modernismo y en la dificultad de
representar einterpretar eventos del ordendenovedaddel Holocausto.

124VéaseLevi,Sequestoi unuomo,p. 79., Woolf,SurvivalinAuschwitz.p. 87. [Sepuedeencontrar


estepasajeenlap. 93delaversiónespañola. N.deE.|Encuentroenespecialinteresantequeaquí
Leenespecíficamenteevitalascategoríasmoralesyotrashonoríficas(elbienyelmal,elinteligente
yelestúpido,elcobardeyelvaliente,elafortunadoyeldesafortunado)afavordeunapuramente
pragmáticayaparentemente'objetiva' categorización:elsobrevivienteylasvictimas. Aquí,éldice,
‘laleydesupervivenciaessinremisión’,peroinmediatamentecomplementaestaleyconotrato­
madadelosEvangelios, específicamentecelEvangeliosegúnSanMateoquienenuncia. Aaque
quetienedebedársele yaquiennotiene,debesacárseleinclusoaquelloquetiene. Levi,5equesto
i unuomo,p. 80,Woolf,SurvivaíinAuschwitz,p. 88. [Sepuedenencontrarestospasajesenlaspp.
94y95délaversiónespañola. N.deE.l

194
RealismoFiguralenlaLiteraturaTestimonial

Enel capítulo titulado ‘LosHundidos y los Salvados', loslectores son testi­


gos de unacto de testificación desplegado bajo la égidade una objetividad
supuestamentede caráctercientíficooal menos una objetividaddel tipo ala
que los historiadores naturalmente deseanatenerse. Peroel trabajo de tipifi­
cación, clasificación, ocategorizacióncon el cual Leviseda el gustoen este
capítulo, pideagritos porunadecodificaciónmás figurativaque de natura­
lezaliteralística. En otras palabras, exigeunalecturadelcontenidolatente del
texto, del tipoyprofundidaddel sentimiento que el lenguaje figurativo del
texto revela. Apesar de que Levi pretenda estar simplementedándonosuna
lista delosatributos decuatrotipos deindividuos queconsiguieronsobrevi­
viraAuschwitz, es fácilmente observable que seestá dedicandoauna activi­
dadqueelarteylacrítica literariallamanekphrasis (estetérmino, griegopara
‘descripción’, tiene un significado técnico en poesíayestílistica—designa la
descripcióndeunaobra de arteodeunaescenanatural através de una decla­
raciónpoéticao figurativa).
‘Nosotrosmostraremos decuántasmaneras era posible alcanzarlasalva­
ción ... contandolas historias (raccontando le storie) deSchepschel, AlfredL.,
Elias, yHenri.’125Las cuatro personasnombradas encarnarán‘tipos’de so­
brevivientes, locual significa quedeben ser tomados comorepresentativos
de unaciertapráctica más quecomoindividuos. Esinteresante observar que
en unadelascaracterizaciones, aquella de Henri, lanociónde‘tipo’es explí­
citamenteusadapara indicarunadeterminada técnica deseducción o sub­
versión. Henri sobrevive debidoasutalento para reconocer ala gente como
‘tipos’ Enel pasaje en cuestión, Levi muestra un talentoagudoequivalente
para pensartipológicamente.
Lateoríadelatipologíapresumequeuntipodepersona, lugar, evento, etc.,
puedeserrepresentado a travésde unejemplo singular (a diferencia de una
clase decosas,lacual puedeserpensadacomounaseleccióndeunnúmerode
individuoscompartiendoloqueWittgensteinllama ‘parecidosde familia’).126
Eincluso, enel pasaje enconsideración, losindividuossonpresentadoscomo
tiposmásquecomorepresentativosdeclases de fenómenos. Estosignificaque

125Levi,Jequestoi unuomo,p.8L.[Sepuedeencontrarestepasajeenlap.99delaversiónespañola.
N.deE.j
126VéaseAlistairFowler, KindsofLiterature:AnIntroductiontotheTheoryofGenresandModes, Har­
vardUniversityPress,Cambridge, 1982,pp. 37-38.

195
HaydenWhite

Leviestarácomprometidoconuntipode‘pensamientoenfiguras’másque con
el tipodepensamientoconceptual queél creees adecuadoal modo deproce­
dercientífico.127Peropensarenfiguras siempre revelatantosobreel escritor
como sobreun referente. Incluso, unconjunto de figuras tales como las que
consideraremos brevemente aquí constituye un punto central de un texto,
donde las emociones encontradas del escritor salenalasuperficie yrevelan
muchomásdelo que conscientementepretendían.
Dentrode los cuatro tipos desobrevivientes bosquejados por Levi, aquel
de ‘Henri’es el más emocionalmente cargado. Henri esun atractivo, inteli­
gente y aparentemente sociable y civilizado joven (Levi piensa que tiene
veintidós años, pero realmenteteníasólo dieciocho), poseedor de una‘exce­
lente culturacientífica yclásica.’Perotodo esto es unamuestra superficial;
Henri es presentado como siendo profundamente malo, no sólo frío e in­
clusocruel en actitud, sinodoblemente corrupto enlamaneraen que oculta
su naturalezamalvada detrás deuna fachada de aparentebuena voluntady
afecto. Henri, tal como lo describe o mejor dicho figura Levi, es revelado
como el ‘seductor’consumado, tantodelos guardiascomodesus compañe­
ros prisioneros. Henri, incluso, ‘posee una teoría completayorgánica delas
formas parasobrevivirenel Lager.’Esesta teoría laquelepermite aHenri ‘pe­
netrar’lasdefensas de aquellos cuya‘protección’desea.128Dehecho, Henri
es como el Donjuán del campo -el ‘seductor’ consumado quien, asu ma­
nera, nodifiere paranaca delaSerpiente en eljardíndel Edén. No sorprende
entonces queladescripción figurativade Henri porpartede Levi revele que,
noúltimo entrelas conquistasde Henri, estabael propio PrimoLevi.
Primero, sedice queHenri posee ‘el delicado y sutilmente perverso cuerpoy
cara del San Sebastián de Sodoma', el cual, para Levi, significaque ‘susojos son ne­
grosy profundos, no tiene todavía una barba, se mueveconunanatural elegancia
lánguida(aunquecuandolonecesita, puede correrysaltarcomo ungato ytiene
un estómagoconunacapacidadnoinferior alade Elias [famosoenel campo
por suvoracidad]).’129Pero al mismo tiempo, de acuerdo con Primo Levi,

127VéaseFrancoRelia, Pensareperfigure:Freud,Platone, Kajka(Pendragon, Bologna, 1999), elcual


esunahistoriadelconflictoentreeldiscursológicoyelpoético(ofigurai).
128Levi,5equestoèunuomo,p. 99. [Sepuedeencontrarestepasajeenlap. 105delaversiónespa-
ñola.N.deE.].
129Leti,5equestoèunuomo,p. 89.,Woolf,SurvivalinAuschwitz, p. 99. [Sepuedeencontrarestepa­
sajeenlap. 105delaversiónespañola.N.deE.]

196
RealismoFiguralenlaLiteraturaTestimonial

Henri tieneunasemejanzahorrorosaconuninsecto del tipodelaavispa, el 'ich-


neumon 'el cual ‘paralizaalagranorugapeluda, hiriéndola [através deuna pi­
cadura] ensuúnicogangliovulnerable,... ’Nosólohiriéndola, sinotambién,
tal come mi enciclopediameinforma, plantando sus huevosasuanfitriona,
condenándolaamuerteal tiempoquesularva, ensucaminodesalida, sevaco­
miendoelcuerpodelaanfitriona. Eslaprecisióndelafiguraloqueleotorgasu
fuerzacomodescripción:Henri noesasemejadoaunbichodecualquier tipo,
sinoaun tipoespecífico deinsecto quemata asupresa atravésde una viola­
ción. Yaligual queel ichneumon, Henri escapazdeidentificarquiénesvulne­
rable yquiénno. Entonces, cuando Henri está ala caza, dice Levi, él ‘enuna
miradaevalúaalsujeto,sontype, hablabrevemente con ellos, concadaunocon
el lenguajeapropiado, yel‘tipo’esconquistado.
Levi sugierequeél mismohasidoseducidopor Henri, afirmandoque en­
cuentra ‘muyplacentero hablar con Henri enmomentos dedescanso. ’Efec­
tivamente, Levi nos cuenta:

HablarconHenriesútilyplacentero: unoavecestambiénlosientecálidoycer­
cano;lacomunicación, inclusoel afectopareceposible. Unoparecevislumbrar,
detrásdesupersonalidadpococomún, unalmahumana, afligidayconsciente
desímisma. Peroalmomentosiguientesusonrisatristesecongelaenunamueca
/naquepareceestudiadafrenteal espejo; Henri educadamenteseexcusa, ...y
aquí estádenuevo, cerradoenlaarmadura, elenemigodetodo, inhumanamente
astutoeincomprensiblecomolaSerpienteenelGénesis.*

Yluego, enungiro fuera de lo‘objetivo’ (científico) eimpersonal (‘uno a


veces.. .unoparece vislumbrar’), haciaunmodo confesional de dirigirse:

SiemprevuelvodetodasmischarlasconHenri,inclusolamáscordial, conunli­
gerosentimientodederrota; conlaconfusasospechadehabersido, yomismo,
dealgunamanerainadvertida,nounhombreparaél,sinosólouninstrumento
ensusmanos. SéqueHenri estávivohoy. Daríamuchoporsabersobresuvida
comounhombrelibre, peronoquierovolveraverlo.130

*(Hetraducidoestepasajedelinglésporquepresentacambiossignificativosconlatraducciónal
castellano.Elpasajesepuedeencontrarenlap. 107. N.deT.)
13-Levi,Se¡fuestot unuomo,p. 90., Woolf,Surviva!inAuschwiíz, p. 100. [Hetraducidoestepasaje
delinglésporquepresentacambiossignificativosconlatraducciónalcastellano. Elpasajesepuede
encontrarenlap. 107.N.deT.j

197
HaydenWhite

La descripción se mueve desde una figura tomadadel dominio del arte


haciaotra tomada delanaturaleza, hasta otra tomadadelas Sagradas Escri­
turas. Nohay‘teoría’o‘lógica’gobernando lastransicionesdesde unadeestas
figurashaciaotra. Peroen el proceso, Henri es exitosamente ‘reducido’, pri­
mero, al ser comparado con lapintura de (lahomosexualidadcifrada) ‘San
Sebastián’del (homosexual notorio) pintor del siglodieciséis ‘Sodoma’(Gio-
vanni Antonio Bazzi, d. 1549); yluego figurado comoun insecto-violador
quemataasus presas ‘penetrando’yplantando sushuevos dentro deellas; y
después, finalmente, definidocomo el tipode seductor diabólico represen­
tadoporlaserpiente enelJardín del Edén.
Unopodría difícilmenteimaginarun pasaje másretóricoensuestructura.
Lanaturaleza figurativadel pasajeesconfirmadaporlaalusiónalapinturade
SanSebastiándeSodoma-una imagenquepocoslectorestendránensume­
moria, perocuyo propósitoesintentar, menos proveerunaimagenicónicade
Henriquesumarla figuradelhomosexual comolasustanciade supersona.131
¿Debeestadescripciónserleídacomounacaracterizaciónliteral delapersona
de‘Henri’odebe serleídafigurativamente-estoes, paracontamos tantosobre
el escritordeellacomo sobrelapersona que meramenteseproponedescribir?
Conozco dos comentarios de esta escena de descripción que optan por
unalectura literal del texto ypor unavaloración desuveracidadyprecisión
comouna descripciónentérminos fácticos. Ylas dosse detienenaanalizarla
respuestade ‘Henri’hacialacaracterizaciónde Levi ensuspropiasmemorias
deAuschwitz, publicada en 1996 bajo el título Chroniques d ’ailleurs de Paul
Steinberg.132Ellos deseansaber si Levi fueprecisoyjusto en su caracteriza­
ciónde Henri como unmanipulador fríohaciaotrosenbusca de sobrevivir,

131LapederastíadeSodomaeralegendaria, talcomoelapodomismoloindica, mientrasquesu


pinturadeSanSebastiánhasidocaracterizadacomoelejemplomáximodelabellezamasculina
homoeróticadesdeelmomentodesuaparición.También,SanSebastiáneslegendariamenteca­
racterizadocomoelsantodeloshomosexuales.
132LasmemoriasdeSteinbergfueronpublicadasentraduccióninglesabajoeltitulo:SpeakYouAlso:
ASurvivor'sReckoning,Metropolitan,NewYork,2000. TraduccióndeLindaCoverdale.Laversión
inglesatieneensutapaunafotografíadePaulSteinbergalaedadde17,elañoquefuerecogidoy
transportadoaAuschwitz.CuandoLeviloconoció,éltenia18(no22, comodiceLevi),porloque
seríalegítimo,siunoquisieratomaraLeviliteralmente,compararlafotodeSteinbergalosdieci­
sieteconlapinturadeSodomadeSanSebastián, lacualLeviinvocacomouna‘figura’deHenri.
Comparélasdosy,enmiestimación,laúnicacosaqueHenriyelSanSebastiándeSodomatienen
encomuneselhechodequelosdossonmanifiestamentejóvenesysinbarba. Supongoquesepo­

198
RealismoFiguraienlaLiteraturaTestimonial

si Henri debíasupuestamenteconsiderarse comohabiendo usadosujuven-


tudybelleza paraganar aprobación enloscampos, si él era ‘realmente’ho­
mosexual, tal como el pasaje en su lectura más literal sugiere, etc. Pero
mientras que estascaracterizaciones puedensermás o menosverdaderas en
unsentido fáctico, seguramenteesmenossufacticidadque sufunciónen re­
velaralgo sobre suautor, cuya inversiónemocional en sutemasemanifiesta
enel exceso deimagineríaque usa para representarlo.
En lo que a mi respecta, este pasaje de Levi nos cuenta menos sobre la
sobrevivencia enel campo que sobre el deseoirreprimible que el escritor
sentía por el objeto de sudeseo. Enun nivel, puede decirse que obviamente
es razonable quejóvenes hombres y mujeres atractivos fueranobjetos de
interés sexual, tantodel tipohetero- comohomosexual. Yque, comoel tes­
timonio de muchas mujeres sobrevivientes confirma, el uso del sexo como
protekcja en los campos fuera común. Pero Levi no dice directamente que
Henri usaba sujuventudybelleza para seducir sexualmente apotenciales
protectores. Él meramente sugiere que Henri era homosexual a través de
sus alusiones alapinturade San Sebastiánde Sodoma, alos hábitos del ich­
neumony al uso dela imagende la Serpiente en el Génesis paracaracteri­
zarlo. La primera figura captura la impresión de Levi sobre el físico y el
aspectosexual deHenri; lasegunda caracteriza sus hábitos yprácticas; y la
tercera dota todo con unpeso moral o (para usar el lenguaje de alegoría)
anagogical.
Esto no es para decir que esta descripción de una persona real alacual
Levi conoció enuntiempoyespacio específico del pasado debaser decla­
rada como una caracterizaciónsubjetiva eimprecisa. Por el contrario, esta
secuencia de figuraciones es completamente yexplícitamente referencial;
esun medio de referenciaaúna persona real enun tiempo yespacioreal. Es

dríaverunaciertasemejanzaenlosojos,‘profundosyoscuros’,talcomolohaceLevi.Peroobvia­
menteestacaracterizacióndeHenrinoscuentamássobreLeviquesobreeljovenSteinberg.Ensus
propiasmemorias,SteinbergprofesanotenerrecuerdodeLevidelsupuestomomentoetiquetra­
bajaronjuntosenloslaboratoriosquímicosdeBuna. Tampocorecogela“sugerencia"deLevide
queél, Ste.nberg,eraunhomosexualoqueusabasusencantosjuvenilespara“seducir"asusguar­
diasoaotrosprisioneros. LosdosestudiantesdeLeviquepasaransutiempointentandodecidirsi
loqueLevihabíadicholiteralmentesobreHenripodíaserestablecidocomounhechoono,pasa­
ronporaltocompletamentelamanifiestasignificanciadelpasaje, lacualestádadaensunivelde
articulaciónfigurativo,noliteral.

199
HaydenWhite

más, en la medida en que expresa laacusaciónmoral queinspirasuforma,


puede decirse queesincluso más ‘objetivo’que loque seríacualquierintento
de unadescripciónliteral. ¿Por quéLevi no quierever aHenri nuevamente?
Levi nonoscuentaeso. Nosdej a,envez, con unaelipsis, unpensamientoin­
completo, elcual es mucho más elocuenteal no habersidopronunciado.
Laideologíadel realismomodernosostieneque untratamientoartístico,
poético o literariode eventos realesconstituye un tipo deerror categorial.
Los eventos reales del pasado son adecuadamentetratados porlahistoria, la
cual evita cualquierinterés en los eventos imaginarios, inventados o fantás­
ticos de la literatura. El tratamiento artístico de eventos del Holocausto su­
poneuna ‘estetización’delos mismos ointromisióndelastécnicas del poeta
o artista entre los testigos ylas cosassobre las que ellahabla. El lenguaje po­
ético mismoesvisto como inherentemente confuso. Primo Levi critica ve­
hementementeaPaul Celanpor escribir ‘oscuramente’yporlo tanto poesía
obscurantista sobre laexperiencia del Holocausto. Levi pensó que la litera­
turamodernistaera‘surrealista’, el producto del tipodepensamiento enma­
rañado que había llevado al Holocausto en primer lugar; y él realmente
pensó que lossuicidios deescritores como Trakl yCelanconfirmabanla en­
fermedad dela forma en que escribían. La famosa observación deAdorno
sobre laimposibilidad deescribir poesía‘despuésdeAuschwitz’iba dirigida
desde luego encontra de cierto tipodelirismo romántico, sentimental yem­
palagoso que usaba comentarios horrorosos sobre eventos horrorizantes
como prueba dela sensibilidad del comentador. (Posteriormente Adorno
enmendó ymatizósuafirmación, enparte como resultadodeunalecturade
laobra de Celan.)
Esuna cuestiónde interés teóricoque cuando Levi hablacomoun teórico
de la literaturadel Holocausto, aparececomo unavíctima deuna concep­
ción banal delapoesía, cuya propia práctica como escritor oculta. El libro
de Levi Se questo e unuomo , generalmente reconocido como unclásico del
testimonio del Holocausto, derivasupoder como testimonio,menos de su
registro científicoy positivista de los ‘hechos’deAuschwitz, que de su de­
claración en palabras poéticas sobre qué se sentía al haber soportado tales
‘hechos’. Levicreía que suestilo eramáscientífico que artístico, eincluso fo­
mentabala ideadeque la famosa ‘claridad’y‘perspicacia’desuprosahabían
sidounresultado de su entrenamiento como químico. Envarios lugares, su­
giere que su testimonio está marcado por una atención ‘científica’hacialos
200
RealismoFiguraienlaLiteraturaTestimonial

hechosyuna rigurosaatenciónalaclaridadconceptual que él encuentraau­


sente enlaobra de muchos otros testigos. Es evidente,sin embargo, queesta
atenciónalos hechos yalaclaridadconceptual sonpresentadas en figuras
ytropos, loscuales les otorganalos primeros suconcretitudysu poderpara
convencernos de lasinceridaddel autor.

201
9. Discurso histórico y escritura literaria

Antes del siglo diecinueve, larelación entre laescritura históricaylaes­


crituraliteraria noeraproblemática. DesdeAristóteles, se pensabaque,aun­
que tanto la historia como la escritura imaginativa eran artes retóricas,
lidiabancon diferentes cosas: laescriturahistóricaeraacercadel mundoreal
mientrasquela “poesía”eraacercadelo posible.Duranteel siglo diecinueve,
sinembargo, el concepto dehistoria fue reformulado, laconciencia histórica
fue porprimera vez teorizada, yel moderno métodocientífico de investiga­
ciónhistórica fue inaugurado. La historia ya no erael pasado o los relatos
sobreel pasado, sino que ahoraselaidentificócomounproceso, una dimen­
sión dela existencia humana, yuna fuerza parasercontrolada o antelacual
sucumbir. Durante lamismaépoca, lo que anteriormentehabíasidollamado
discursoo belles lettres fuesomentido areconceptualización. Ahora laescri­
turaliteraria-tal como erapracticadapor BalzacyFlaubert, DickensyScott,
Manzoni, etc., fuedisociadadelatareade reunir lasdimensiones inconscien­
tesolatentes delarealidadhumana. Ahora, laliteraturasevolviólootrodela
historiaen un doble sentido: pretendióhaberdescubiertounadimensiónde
larealidadque loshistoriadores nunca reconoceríanydesarrolló técnicas de
escrituraque socavaronlaautoridaddel estilo deescritura realistaosimple
favorecidoporlahistoria.
Sesuelepensar que el principal enemigo delahistoriaesla mentira, pero
enrealidadtiene dosenemigosconsideradosmásmortales parasumisiónde
decir laverdadynadamásquelaverdadacerca del pasado: laretóricayla fic­
ción. Laretórica porque, deacuerdocon ladoxaphilosophica, busca seducir
dóndeno puedeconvencer pormedio de la evidenciayla argumentación; y
laficciónporque, de acuerdoconlamisma doxa ,presentacosas imaginarias
como si fueranreales ysustituyelailusiónporlaverdad.

TraduccióndeMaríaInésLaGreca

203
HaydenWhite

Lahistoriaesuno delos “otros”dela literaturaenlamedidaenquees en­


tendidacomoidentificable conla ficción. Porque lahistoriadeseahacer afir­
maciones verdaderas acerca del mundo real,nosobre unmundoimaginario
oilusorio. Ensegundo lugar, lahistoria esel otro delaliteraturaenlamedida
en quelaliteraturaesentendidacomo identificablecon lafiguración, el len-
guaje figurativo, ylametáfora, en lugar del hablaliteral, laaserciónnoambi­
gua, ylaemisiónlibre opoética (en lugarde restringida).
Debe decirse, sinembargo, que, en general, la literatura-en el período
moderno- haconsideradoa lahistorianotanto comosuotro, sino másbien
como sucomplementoen la tarea deidentificar ymapearunobjeto deinte­
rés compartido, unmundo real que se presenta así mismoparala reflexión
bajo tantos aspectos diferentes que todos los recursos del lenguaje-retóri­
cos, poéticos, ysimbólicos- deben serutilizadosparahacerlejusticia. Por lo
tanto, laantipatía de lahistoria paracon laliteratura está fueradelugar. Ha
pasadoyalargotiempodesde que seconcebíaque el asuntoprimariodelaes­
critura literariaerael tejido de relatos acerca de mundosimaginarios para el
entretenimiento degente que buscaba aliviode larealidad. Losgrandesmo­
dernistas (desdeFlaubert, Baudelaire, DickensyShelleypasandoporProust,
Joyce,Woolf, Pound, Eliot, Steinyasí) estabaninteresados porrepresentar
unmundoreal enlugar deuno ficcional casi tanto comocualquierhistoria­
dor moderno. Peroadiferencia desuscontrapartes historiadoresellos se die­
ron cuenta de que el lenguaje mismoesuna partedel mundoreal ydebe ser
incluido entrelos elementos de ese mundoen lugarde ser tratadocomo un
instrumento transparente para representarlo. Coneste reconocimiento, el
modernismocreóunanueva concepciónde larepresentaciónrealistamisma
ymás alládeesouna nueva noción delectura que permite unarelecturacre­
ativaincluso del anteriormente transparentedocumento histórico.
Para unahistoriografía antigua, el documento históricodebíaser leído
por lo que ofrecíaenlaforma de información fácticarespectodel mundo del
cual hablabaodel cual eraunahuella. El paradigmadel documentohistórico
era la consideración del testigo ocular deun conjunto deacontecimientos
que, cuandoerancorrelacionadas conotrasconsideracionesyotrasclases de
documentos relacionados conestos acontecimientos, permitíanunacarac­
terización de“quésucedió”en algúndominio finitode ocurrencias pasadas.
La operacióninvolucrada eneste procesode determinarquépasóenal­
gunaparte del pasadopresupone queel objeto deestudiopermanece virtual­

204
Discursohistóricoyescrituraliteraria

mente perceptible pormediodel registrodocumental (que atestigua tanto su


existenciacomosunaturalezao sustancia). El objetivoeraextraerunnúmero
dehechos delalecturadel registro documental que pudierasermedidooco­
rrelacionadoconhechosextraídos deotrosregistros. Estosignificabaleer a
travéso alrededor de cualquiercosa queun testimonio dadopudieraconte­
ner en la forma de habla figurativa, contradicción lógica, o alegorización.
Nadade esto seríaadmitido como testimonioen unacortejudicial yconse­
cuentementenosepermitíaque permanezcan, por así decirlo, notraducidos
alos equivalentes literalesen la lectura deun documento histórico.
Peroaquí estamosinteresados encómo ode qué manera unanociónmo­
dernista de la representación verbal puede expandir la comprensión del
mundo del cual habla. Unamaneraespreguntar cómo es que puede decirse
que el lenguaje figurativorefiere a fenómenosextra-textuales yquéclase de
informaciónacercadel mundonos provee tal lenguaje. Estoes decir, ¿cuál es
el estatus ovalor deverdadde las afirmaciones figurativas acercadel mundo
real, yqué clasedeinformaciónnos ofrece unanálisis del lenguaje figurativo
enel documentohistórico?
Quieroexaminar algunos de estos asuntos por medio de unaconsidera­
ción de la obra de Primo Levi, un escritor que ha logrado estatus canónico
comoun testigoobjetivo, ecuánime ydesapasionado de lavidaenel campo
deconcentración deAuschwitz. Levi,más que ningún otro escritor del Ho­
locausto, diríayo, hamostradono sólo que esteacontecimientoesrepresen­
tableenlaescriturasinoquees asuvezrepresentable realistamente. Pero¿qué
hace ala prosade Levi tanconvincente comouna clase de modelodeobj eti-
vidady realismoen larepresentaciónde un acontecimiento, el Holocausto,
quese suele sostener quees “irrepresentable”?
Laobjetividadyprecisióndela emisióndeLevi amenudoseatribuyenal
hecho (promovido porélenentrevistasydeclaraciones personales) deque él
noerarealmenteunescritorsinosóloun“simple”químicoquellevólamisma
clase deprocedimientosde“ponderaciónymedición”, que habíautilizadoen
los laboratorios deinvestigacióndelacompañíadepintura paralacual traba­
jaba, asudescripcióndelavidaenel Lager. Lasugerenciaes quemientrasmu­
chos otros escritores del Holocausto dependende laretóricaylaestetización
paradarcuentadelhorrordesus experienciasenlos campos, Levihapurgado
su lenguaje de la retórica, desarrollado un estilo antiretórico “simple”y es
muchomásefectivoenevitarcualquiertrucootécnicaabiertamente artística.

205
HaydenWhite

Enmivisión, sinembargo, puede ser fácilmentedemostrado que el texto


de Levi está lleno de figuras retóricas y tropos ynunca es más retórico que
cuandoestá, o pretende simplemente estar, “describiendo”unlugar, unasi­
tuaciónoindividuos que conoce.
Quieroindicar lo que tratode decir con estas observaciones mediante el
análisis-en la medidaen queel tiempo lo permita- deunpasaje de5equesto
t un uomo (Si esto es unhombre, traducido al inglés como “Survival in Aus-
chwitz”yal francéscomo “Sic'est un homme”).133Elijoeste pasajeporque es
unpuntoen el texto deLevi enel cual su tema-indicado en el título delatra-
duccióninglesa desulibro, Survival inAuschwitz- estácondensadoenbreves
caracterizaciones de cuatro tipos de “el sobreviviente”encontrados en el
Lager. Sugeriréque si leemosestas descripcionesliteralmente, porcualquier
informaciónque nos denacerca delavida enloscampos, nos perderemos lo
queesmásimportanteen ellascomoevidencia.El usodel lenguajefigurativo
ylostroposes loqueles daunaconcreciónyvivacidad-en efecto, unahuma-
nidad-que ninguna descripciónconvencionalmente “objetiva" de estos in­
dividuos podríajamás producir.
El pasaje que analizaré seextiendealo largodesietepáginas delaedición
deEinaudi de 1989 deSe questo éun uomo, un pocomásde lamitad del capí­
tulo“I Sommersi e 1Salvad", que se encuentra enel exacto punto mediodel
texto. Una “lectura atenta”propiamente dicha de este texto comentaría
acerca decada tropoygirodesu elaboración-sólo así podríamos hacerun
trabajoapropiado detraeralasuperficie sucontenidolatente, lo queunacrí­
tica psicoanalítica llamarlael “inconsciente del texto”. Yeste contenidola­
tentede. texto, el nivel en elcual ha deser captadalamotivacióndelas figuras
de hablaque marcansus aspectossuperficiales, este contenido latente estan
significativocomo evidenciahistórica como cualquierinformación fácdca
que podemos derivar de sulectura literal. Enefecto, argumentaré queeste
contenidolatenteesmás importante que la información acerca de la vida enlos
camposy lo que implicó sobrevivir allí, contenida en el texto, porque nos
dicenosólo “lo que pasó”enloscampos sino también“cómo se sintió”.

133PrimoLevi,Sequesto¿unuomo|19471, Torino, Einaudi, 1989, traduccióninglesaporSluart


Woolf,SurvivalinAuschmíz, NewYork,Touchstone, 1996. |Laversióncastellanacorrespondea
PrimoLevi,Siestoesunhombre,Muchnik, Barcelona, 2005,4a.N.deT.).

206
Discursohistóricoyescrituraliteraria

Nointentaré aquí tal extensaexcavación delatotalidad de este textopor


problemas de tiempo, pero me concentraré enqué clase de conocimiento
histórico puedeser extraídodel texto de Levi pormediode una lectura“lite­
raria’ del mismo -una lectura, argumentaré, sinla cual el contenido pro­
fundode laobra (lo que Hjelmslevllamarla “lasustanciade su contenido )
permaneceríano registradoosimplemente inadvertido. Me concentraré en
laúltimadelas cuatro descripciones del “tipo desobreviviente”que nos da
Levi, especialmente porque lapersona alaque Levi estádescribiendo (bajo
el seudónimode “Henri”) aparecióunos cincuenta años después, seidenti­
ficóasi mismo, yrespondióaloqueconsiderócomounaversiónnocomple­
tamenteadecuada de quiénfueél ycómo violavidaenel Lager.
Lapersona en cuestión resultó haber sido unjovenjudío ruso llamado
Paul Steinberg, residente enParís en 1943, dondefue capturadopor lapoli­
cíayembarcadohaciaAuschwitz, alaedad dedieciséis odiecisiete años. He
aquí loque Levi nos diceacercadeél:

Henri esencambioeminentementesocialyculto,ysusentidodesupervivencia
enelLagercuentaconunateoríacompletayorgánica. Sólotieneveintidósaños;
esinteligentísimo, hablafrancés, alemán,inglésyruso, tieneunóptimacultura
científicayliteraria.(Edicióninglesa, p. 98; italiana, p. 89) [Nota: aquíestáel
errorfácticonúmerouno: Henrinoteníaveintidóssinodiecisieteañosen 1944;
nosehabíagraduadosiquieradelaescuelasecundaria,yconocíamásacercade
lavidacallejeraenParísdeloquesabíaacercadeciencia, menos aúnacercadela
culturaliteraria-, quehabíaobtenidodeleerlabibliotecapolíglotadesupadre].

“Suhermano ha muerto en Buna el invierno pasado, continúa Levi, ‘y


desdeaquel díaHenri sehadesvinculadodetodoafecto;seha encerradoensí
mismocomoenuna corazayluchaparavivir sindistraerse(...).”[Nota: error
fácticonúmerodos, noerasuhermano, sinounamigo. 1“Nadiees mejorestra­
tegaqueHenri para sonsacar [circuiré] («cultivan**diceél) alos prisionerosde
guerraingleses.Éstos seconvierten, ensusmanos, enauténticas gallinasdelos
huevosdeoro(...) Henri hasidosorprendidoundíaenelmomento decomerse
unauténtico [autentico] huevoduro.”(Ed. inglesa, p.99, ed. italiana, p.89)

’ [p. 105delatraduccióncastellana. N.DeT.1.


*|p.105delatraduccióncastellana. N.deT.J.
207
HaydenWhite

[Lasfigurasenestepasajeconstituyenunamadejadesimbolizacionesesen­
cialmente irónicas: frío, aisladoenuncaparazón, el seductor delasgallinasque
ponenloshuevosdeoro; el consumidordeun “auténtico”huevo... Estas figu­
rasrefuerzanunconjunto de oposiciones entre shifters": duro-blando, frío-
cálido, seductor-víctima, por no mencionar aquél entre auténtico yfingido
-Henri estásiendo“ficcionalizado”, seguramente, pero ficcionalizadocomo
untiporeal, ¿loqueGayatri Spivakllamaun“auténticoimpostor”)?)
Estas figuras sondestiladas en el parágrafosiguiente enunasinécdoque
del seductordespiadadoque usa él mismolapiedad [lapietà] como “suo ins­
trumento di penetrazione”(ed. Italiana, p.89, inglesa, p.99). Luego sigue
una descripción físicadel rostro de Henri, pero mediante una alusión auna
famosa pintura:

Henri tieneelcuerpoylacaradelicadosysutilmenteperversosdel SanSebastián


del Sodoma: susojossonnegrosyprofundos, todavíanotienebarba,semueve
conlánguidaynatural elegancia(aunquecuandoesnecesariosabercorrerysal­
tarcomoungato,ylacapacidaddesuestómagoesapenasinferioraladeElias.)
(Ing., p. 99, it. p. 89)”*

Henri, senos dice, explotaéstos, sus“dotesnaturales”con“lafreddacom­


petenza di chi manovrauno strumentoscientifico: i resultati sonosorpren­
denti.”[It.,p. 89, ing.,p. 99]
[Estepasajeesimportante paramí, porqueunpar deañosdespuésde que
empecé aestudiarel estilode Levi.salióal mercadoel librodePaul Steinberg,
acompañado deuna fotografía de suautor, alaedad dedieciséis o diecisiete
años, o laedadjusto anterior a su arrestoydeportación aAuschwitz. Yoya
habíabuscadoel famosoretrato deSodomadeSanSebastiányporsupuesto,
como el empiristaque soy, no pude resistirme acompararlos, para determi­
nar cuánprecisaeralacaracterización, primerodel SanSebastiánde Sodoma
(“sus ojos sonnegrosyprofundos, todavíanotiene barba, semueve con lán­

" [Shi/teresuntérminotécnicodelalingüísticaylateoríaliteraria,pertenecientealasinvestiga­
cionesdeRomanJakobson, querefierea“aquellasclasesgramaticalesqueimplicanensusignifi­
cadogeneral unareferenciaaaquel mensajeenel queaparecen”. Cf.Jakobson, R., “Sobrelas
perturbacionesafásicasdesdeelpuntodevistalingüístico”,enElmarcodellenguaje,México, Fondo
deCulturaEconómica,1988, p. 102.JakobsondesarrollasuteoríadelosshiftersenEnsayosdelin-
güísticageneral,SeixBarral,Barcelona, 1974. N.del.).
*'* Ip. 105delatraduccióncastellana. N.del].

208
Discursohistóricoyescrituraliteraria

guidaynatural"elegancia, etc.’’) yluegode Henri, cuyo rostro fue registrado


enesafotografíaen latapadesusmemorias del Lager, Chroniques d"ailleurs
(“Speakyoualso”-de Celan- eninglés)]
Peroseguramente aquíunempirismoliteralistaestáfueradelugar. Lafiso­
nomíadeHenri estásiendocomparadaconladelSanSebastiánde Sodoma, se­
guramente, peroesmenosenel nivel del significanteque enel del significado
donde lasemejanza estásiendo afirmada. Es conel San Sebastiánde “II So­
doma”,el conocido“santopatrón”deloshomosexuales, conquienHenri está
siendocomparadoyconquiensuesenciaosustanciaestásiendoidentificada,
enuncomplejointeijuegodeatraccciónyrevulsiónquetraealasuperficieuna
dimensióneróticadel actodeobservación(“¿penetración?”).
El motivo de lapenetraciónes tomadoycondensado enuna imagenver­
daderamente escabrosaenel siguienteparágrafo: Aquí Henri es comparado
conuntipode avispa, el icneumónque mata asupresa(la “oruga peluda”) al
perforarsucuerpoydepositarsus huevos allí, dejandolaslarvas paraque se
alimentendel cuerpo del huéspedyenúltimainstancialomaten. Henries ci­
tadocomoconfirmandolaaptituddel símil al referirse asus temporadas en
laenfermería.donde podíaeludirlas seleccionesdelascámaras de gas, como
su“svernare”(hibernación).
Entonces por esto espor loque es “gradevole discorrerecon Henri", por
quées“utile e gradevole”, pero también frustranteyaque, cuando Henri pa­
recesermás cálidoyamigable, inclusoafectuoso, puedebastante repentina­
mente convertirse una vez más en el frío y acorazado “enemigo de todos,
inhumanamente astutoeincomprensible, comola Serpiente del Génesis.”
(it.,p.90,ing.,p.l00)'
Enefecto, Levi cierrasuretratode Henri conunamargocomentarioper­
sonal:

DetodosloscoloquiosconHenri,inclusodelosmáscordiales,hesalidosiempre
conunaligerasensacióndederrota; conlasospechaconfusadehabersidoyo
también, dealgunamanerainadvenida,nounhombrefrenteaél,sinouninstru­
mentoensusmanos.
HoyséqueHenri estávivo. Daríacualquiercosaporsaberdesuvidadehombre
libre,peronoquierovolveraverlo. *
*(p. 107délatraduccióncastellana.K deT.).
*lp. 107delatraduccióncastellana. N.deT.].

209
HaydenWhite

Ahora, sihubiéramosleídoestepasajeentantoinformación, información


fácticaacercadelavidaenlos campos, ¿quéhubiéramos aprendido?Sabemos
queunaparte delainformación fácticaacercade Henri es errónea. Pero¿qué
sucede conlafiguraciónde Henri, lacaracterizaciónde él enunaseriedeme­
táforasysímilesqueloasimilanefectivamenteaunsímboloconvencional del
mal, “il Serpentedel Genesi”?Estaoperación, sugiero, es persuasivayconvin­
centecomounadescripcióndeunaclasedeserhumanoque todosnoshemos
encontrado. Yespersuasivayconvincente por lacombinaciónespecífica de
imágenesespecíficasque resultanenunsímbolodeciertotipodehumanidad.
Pero, ¿yentoncesqué? ¿Quénos dice esteejemplo de descripciónfigura­
tivaque pasacomounadescripción obj etivaacerca de larelaciónentrela li­
teraturaysuotro, “la historia”?
El debate acercadel estatus del conocimientohistórico, conocimientodel
pasado, conocimientode las complejas relaciones entre el pasadoyel pre­
sente, ha sido relativamente resueltomediante el reconocimiento deque la
investigaciónhistóricaes algomenos queunaciencia rigurosayalgomás que
el sentido común. Se reconoce que lainvestigaciónen relaciónconcuestio­
nes tales comolacausalidaden lahistoriadas intenciones delosagenteshis­
tóricos yla respcnsabilidad por la consecuencia imprevisible de acciones
sociales deampliaescala enel pasadorequiereuna combinacióndeprocedi­
mientos prácticos, másparecidos aaquéllosusados porlosjueces ydetecti­
vesque porloscientíficosen loslaboratorios olos antropólogosenel campo.
Losproblemasepistemológicos de la investigaciónhistóricase derivan del
hecho de que losacontecimientosylas personascon los queloshistoriadores
lidianyano estánpresentes a lapercepción, la evidencia disponible para la
inspecciónestáincompletayreunidacontingentemente, ylosrelatos delos
testigos ocularesdelos acontecimientos sólopuedenser confrontados con
otros relatos, no con los acontecimientos mismos. Todo estosignifica que,
comouncomponente delo que Reinhart Koselleckllamael “espaciodeexpe­
riencia" deunacomunidad, su“archivo”deconocimientopráctico, el conoci­
mientohistóricoesbastante débil. Hace tiempoya quehemos abandonado el
“aprendizaje apartir delahistoria”(cf. Gumbrecht) porque elconocimiento
quela historíanos provee es tansituacionalmente específicocomo paraser
irrelevante paratiempoy lugares posteriores. Esto no significaque el cono­
cimientohistóricono tiene ningunautilidad; por el contrario, tiene unafun­
ciónvital enlaconstrucción de laidentidadcomunitaria.
210
Discursohistóricoyescrituraliteraria

Perolosproblemassurgenprecisamenteante cualquieresfuerzoporusarel
conocimientohistóricoparapropósitosdeconstruccióndeidentidad-como
la Unión Europea está descubriendo rápidamente al intentar construir una
identidadeuropea como unpasonecesarioenlaconstruccióndeun sujetoy
ciudadanoeuropeo.Yestosproblemassurgenporqueel conocimientohistó­
ricosiemprellegaal presenteenunaformaprocesada, nocomodatosbrutoso
informaciónalmacenadaenunarchivoobancodedatos. Essólocomoconoci­
mientorepresentado,escrito,filmado,videograbado, fotografiado,dramati­
zado, ynarrativizado, que elconocimientohistóricoentraenel ámbitopúblico.
Estonoesdecirque,simplementecomoinformaciónarchivada, losdatos his­
tóricos noestánaún procesados-nombrados, identificados,yclasificadosy
con unarelevanciaprovisional paralos intereses delacomunidadasignada.
Peroentantoarchivados, losdatossonsólomínimamenteidentificadoscomo
historizables, deusopotencial comoconocimiento histórico, yrealmenteper­
tenecenenesteestadopreliminaralahistoriadel archivo,más que alahistoria
comunal alaque el archivopretendeservir. Y, comoel filósofoPaul Ricoeurha
dicho, “C'estáceniveau [delarepresentation] queseconcentrentlesdifficultés
lesplustenaces concernant larepresentationdupasséenhistoriePorque es
aquí (peronosóloaquí; tambiénencadapasodel procesodeinvestigación),en
el procesodecomposicióndel textodelhistoriadorquesurgeel problemadela
relaciónentrelo fácticoyloficticioeneldiscursohistórico.
Noesunacuestiónde estiloentendidocomoel procesorelativamentebe­
nigno deusarel lenguaje educadoestándar para describir procesos sociales
complejos otraducir términos arcaicos (como metic) aequivalentes moder­
nos (extranjero). Es encambio una cuestiónde dotarconjuntos deaconteci­
mientos con, primero, ordencronológicoy, luego, ordennarratológicoy, más
allá deeso, transformar personasygrupos en figurasenunaescenaquetiene
más encomún con el teatro quecon lavidareal.
Ladiscusión acerca de lanaturalezade la representaciónhistórica tiene
unaimportancia queexcede largamenteel problemabastante banal de decir
laverdadacerca del pasadotanbiencomo uno puedasobre labase del estu­
dio de los documentos. Nadie niega que los historiadores -de cualquier
rango- quierendecirlaverdadacerca de los acontecimientos ylaspersonas
del pasado; lapregunta es: ¿puedenalgunavez hacereso, dados los constre­
ñimientos tanto en relaciónconlareferencialidadnoambigua, por unlado,
como porlosefectos ficcionalizadores de lanarrativización, por el otro?

211
HaydenWhite

Pormiparte,notengodudasdequeel discurso,yespecialmenteel discurso


histórico, refiereaobjetosy acontecimientosenunmundoreal-pero añadiría
que dadoque esos objetosy acontecimientosyano sonperceptibles, tienen
queserconstruidoscomo objetosposibles de unaposiblepercepciónmásque
tratadoscomoobjetos reales depercepciones reales. Volveréaestocuandodis­
cutalaestrategia dedescripciónpor medio déla cual losobj etos en el pasado
sontrabajados parasutratamientosubsecuente comoclases deobjetosespe­
cíficamentehistóricos. Porel momento, sinembargo, quieroenfatizarque,en
mi visión, uno nopuede historizarsin narrativizar, porqueessólo por medio
delanarrativizaciónque una seriedeacontecimientospuedesertransformada
enunasecuencia, divididaenperíodos, yrepresentadacomounprocesoenel
cual lassustancias de las cosas puededecirse que cambianmientras cue sus
identidades permanecen las mismas (Véase Collingwood). Enla medida en
queel discursohistóricoestácondenadosinquererloalanarrativización, está
porestasolacircunstanciacomprometidocon lasprácticasideologizantes, por
mediodelascualesme refieroaladotaciónde los acontecimientospasadoscon
lossignificadosyvaloresrelevantesalapromocióndeprogramaspolíticosyso­
cialesenelpresenteparael cual elhistoriadorescribe. Porquelanarrativización
tiene queverconlaproblemáticadelaacción, yaseaquelaacciónseaconside­
radacomoposible oimposible, unacosabuena omala, unacarga oun donde
losdioses, del destino, odelahistoria. Éstaes unavisiónlargamente sostenida
porlaizquierda, como Lukacs,porejemplo.
Braudel se equivocaba al pensar que, por su forma misma, la narrativa
siempreimplícitamente apoyaala derecha yel conservadurismo. Lanarra-
tiva, auncuando sea escrita desdeuna perspectiva “conservadora”o“tradi-
cionalista”, como en Dante, o Balzac, siempre pregunta: ¿cómoes posible la
acción? Puede responder estapregunta con un resultadonegativo: desafor­
tunadamente, la acciónno es posible; ouno positivo: sí, es posible. Peroal
formularla pregunta, lanarrativaes en sí mismapositiva: responde alapre­
gunta: ¿esposible preguntar silaacciónes posible?
Portanto,las narrativas históricas refierenalmundoreal (queyanoexiste
perodelcual tenemos huellas) ypresentaese mundocomoteniendocoheren­
cianarratológica. Ylapreguntaes: lamanera enque ellasrefierenylastécnicas
usadasenlanarrativización, ¿hacenasusconsideracionesmás ficcionales que
realistas, más imaginarias queracionales, más artísticasque científicasen su
naturaleza?
212
Discursohistóricoyescrituraliteraria

Entonces, permítasenos mirar unavezmás elpasaj e de laobradePrimo


Levi que analicé previamente. Esta obra no es tantouna historia comouna
pieza privilegiada de evidencia histórica, una consideración de untestigo
ocular de acontecimientos que ocurrieron enuntiempo ylugar particular.
Perosi no califica tantocomo unahistoria, ciertamente calificacomounmo­
delo delaclase de relatoquelos historiadores, trabajandoapartir deunava­
riedadde fuentes, podríandesear habersidocapaces de producir comoun
relato dela vidaenloscampos. Yaque ellibro deLevi nos cuenta, nosólo lo
que sucedió en Auschwitzentre sullegada en Octubre de 1944 yJunio de
1945; nos cuenta-más importantemente aún-lo que se sintió habersido la
víctimade unaclase dehumillaciónque loscampos habían transformadoen
un arte. En cualquiercaso, el pasaje del texto deLevi que analicé espresen­
tado como una porcióndediscurso“fáctico”. Ciertamente noes presentado
como ficción. En efecto, como Levi dice al final del Prefacioa su libro, “Mi
pare superfluoaggiungereche nessuno dei fattiéinventato.”
Unopodríademorarseenestaafirmación. ¿Dice“Ningunodeloshechosha
sido inventado"? ¿odice“Ningunode los hechos hasidoinventado”?Silotoma­
moscomodiciendoloprimero, entonceslaafirmaciónes superflua, dadoque
yaasumiríamos queningunodeloshechos hasidoinventado. Si lotomamos
comodiciendolosegundo, queloshechosnohansidoinventados, dejadelado
la pregunta de qué otracosa, distinta delos hechos, la obra podría contener.
Ningunodeloshechoshasidoinventado, OK,pero¿quéotrascosasademásde
loshechosse puedeencontrarenestaobra?Porsupuestoquelaironíadelaafir­
maciónestáyaseñaladaenel comentario:“Miparesuperfluo,...”quedice“Me
pareceamísuperfluo”agregar,etc. Siessuperfluo, ¿por qué agregarlo?Sinem­
bargo, esagregado: “ninguno deloshechos hasidoinventado”. Laafirmación
“Ningunodélos hechoshasidoinventado”essuperflua; nonecesitaseragre­
gada; ysin embargoesagregada. ¿Por qué? ¿Es estoun ejemplo dehipérbole
(agregoloquenoesnecesarioagregar) oütote(“Parecesuperfluoañadir...”)?
Espero que estonoseatomadocomo merapedantería: Meparecesuper­
fluoagregar que nadadeestoes pedantería. Estoysolamente tratando deleer
algunos pasajes deSequesto é un uomo dePrimoLevi cuidadosamenteycon
completaatenciónaloquedice, más queproyectarle mi interpretaciónen la
formade una paráfrasisacerca de loque yo pienso que quiere decir. Lo que
pienso que quiere decir es que “Le parece [al autor] superfluo agregar que
ninguno de loshechoshasido inventado" peroque esta adiciónparece su-
213
HaydenWhite

perflua porque loshechos sonhechosyno puedenserinventadosoconstrui­


dos y aún seguirsiendo hechos, pero quecualquier otracosaque hayaen el
texta, aparte deloshechos, puede habersidoinventada ono. Portanto, creo
que esta oración, ubicada al final del prefacio, deja bastante lugarparalain­
vención. Pero loquees inventado no puedeser fácilmente distinguido delo
que no esinventado. Es unacuestióndetropoyfiguración.
La figuración es un artificio necesario para caracteri2ar personas para
roles ennarrativasyla tropologización esnecesariaparahacerlas clases de
conexionesentre acontecimientos quelos dotande unsignificadode trama.
El arte puede asemejarse alavidaperolavidano se asemejaal arte, ni siquiera
cuando tienelaintenciónde hacerlo. Lasclasesde tramasquedotanconjun­
tos de acontecimientos de significado existensolamente enel arte, noen la
vida. ¿Hayvidastrágicaso acontecimientos trágicos? Nolocreo, por más que
deseáramos creerque así es. El término “trágico" describe orefiereaunaes­
tructurade significado, no auna situaciónfáctica. Lasvidaspuedenser des­
critas como trágicas, pero es la descripción la que hace olas hace parecer
trágicas,no las vidaslas quejustifican ladescripción.
He aquícómofuncionalafiguración. EnelCapítulo6 deSequesto i un uomo,
Levibosquejaretratosdecuatroclasesdeprisioneroqueposeíanlaclasedeta­
lentosnecesariaparasobrevivirenAuschwitz. Éstossonunprisionerollamado
Schepschel quehasobrevividoenlos camposcuatroaños- “unmezquinocuyo
espíritunoalbergamásqueunhumildeyelemental deseodevivir, yquelleva
adelantevalerosamentesupequeñaluchaparanosucumbir". Luegohayunin­
geniero, AlfredL.,quien muestraentreotrascosas “cuánvanoesel mitode la
igualdad original de los hombres”. Él había aprendido tempranamente que
“entreserconsideradopoderosoyllegaraserlo, el pasoescorto”ysiempreprac­
ticabaloqueLevi, citandoel EvangeliodeSanMateo, llamalareglade“aquien
tiene, leserádado”.AlfredL. sobrevivióeliminandotodorival queledisputara
los pocos privilegios concedidos aaquéllosque disfrutaban de“protección”.
Luego,EllasLindzin, # 141565 , unenanodeenorme fuerza,cuya“caraparece
una cabezadeariete, uninstrumento hecho paragolpear”.Eliasesunanimal,
poseedorde“vigorbestial”.Élesun“loco,incomprensibleyextrahumano”,un
“atavismo”, “demente”.Elias muestraque“el únicocaminodesalvacióncon­
duce... ala demenciayalabestialidadtraicionera”(Survíva!, pp. 93-98)*

*[Todaslascitasdeestepárrafohansidotomadasdelatraduccióncastellana,pp. 69-75. N.deT.].

214
Discursohistóricoyescrituraliteraria

Éstassoncaracterizaciones de gente real,todas tratadascomoinstancias


deuntipo,el “tipo sobreviviente”peromásespecíficamente el tipodeper­
sonacapaz desobrevivirenel mundo extraordinariode Auschwitz.
¿Cómo hemos deevaluarestas caracterizaciones? Aquí estánel desgra­
ciado, el hombre confiadoyel enano fuertecomounelefante. ¿Sonestas ca­
racterizaciones verdaderasysi loson, cué clase deverdadtransmiten? Uno
podría, seguramente, tratarestascaracterizaciones comolo quelos filósofos
llaman“enunciadosexistenciales singulares”que pretendenserconfirmados
odisconfirmados porlaobservaciónu otrasclases deevidencia. Peronopo­
demoschequear estosenunciadospormediodelaobservaciónynotenemos
ningunaotraevidencia relacionadacon estosindividuos específicos. Pode­
mos decirque estas caracterizacionesdel tipo-sobreviviente son“verdaderas
parasuclase,”basados eninformación quetenemosde otros sobrevivientes
acercadela clase depersonaque sobrevivióalugarescomoAuschwitz. Pero
éstasson figuraciones, cuyaverdaddebe serconcedidaen lamedidaenque
parecen ser consistentes conlo que nosotros sabemos, sobre labase de un
ampliocuerpo deevidencia, acerca dela“superviviencia enAuschwitz”.
Laliteratura -en susentido moderno- tienemuchos otros, delos cuales
laficciónno es el menos importante. Estonoesdecir quelaescrituraficcional
no puede ser escrituraliteraria. Es solamente decirque no todalaescritura
ficcional es literariay, másaún, hay una grancantidadde escritura literaria
que no es ficcional. No estoy seguro de que “literario” es el término que
quierousar como el génerodel cual laescrituraficcional ylaescrituranofic­
cional podríanser llamadas especies. Bienpodríaserque el términopoético
opoesíasirvan, dadoquetodaescriturapoética,yaseaenverso oenprosa, es
no ficcional, lo cual nos permitirla hablar de la escritura históricaydeuna
grancantidaddeescrituradeotrasciencias socialescomo artísticasinconsig­
narlaalacategoríade ficción. Perome quedarécon “literario”paracaracteri­
zarlaescrituraartísticadadoque el términopoéticosugiereuna diferenciade
laprosaqueyo quieroevitar. Diré, entonces, que laescrituraliterariapuede
serpoética o prosaicaperoque difiere delaescriturapre-literariaporsupre­
tensiónde ser no-ficcional.
Enesta antipatíaconlaficción, la literaturamoderna comparte el terreno
conlapoesía, que podráserficticia y ficcionalizadora perononecesita serlo
y en efecto, en la medida en que es mimética, especialmente del lenguaje
mismo, nunca lo es. Eslapretensióndélaliteratura de manifestar, expresar,

215
HaydenWhite

o representar la realidad, de invocar einterrogar al mundo real en toda su


complejidady opacidad, lo que lahace entrarenconflicto conlosescritores
dediscursohistórico. Este conflicto esusualmente concebidocomounaba­
tallaentre el hechoyla ficciónoentre laargumentaciónracional ylapresen­
taciónimaginativa. Peroes un aspecto delaescritura(modernista) literaria
que pone encuestiónla distinción hecho-ficcióny,junto con eso,ladistin­
ción entrelo realyloimaginario.
La escritura modernista disuelve el acontecimiento, hace estallar la
trama, hace ambiguo el punto de vista, revisando de esa manera las bases
para tratar la narrativa como adecuada para la representación de series de
acontecimientosenunmodo depresentaciónespecíficamente histórico. En
compensación, laescrituramodernista autoriza el examendelaexperiencia
entérminos de superficie-profundidad, el esparcirse del acontecimiento,y
lainestabilidad delsujeto. Por sobre todo, laescritura literariasefocalizaen
el lenguaje mismo tanto como un mediode expresión como unacosa en el
mundo.

216
10. Historiografía ehistoriofo tía

El ensayodeRobert Rosenstoneabarcaal menos dos cuestiones que debe­


rían serde fundamental preocupación para los historiadores profesionales.
La primeraesla delarelativaadecuación deloque podríamosllamar “histo­
riofotía”(Historiophotyy (la representaciónde la historiaynuestro pensa­
mientoacercadeellaenimágenesvisualesydiscurso fílmico) aloscriterios de
verdadyexactitudquesesupone gobiernanlaprácticaprofesional delahisto­
riografía(larepresentacióndelahistoriaenimágenesverbalesyel discursoes­
crito). Aquí lacuestión es si es posible “traducir”un relato histórico escrito
dadoaunequivalentevisual-auditivosinpérdidassignificativasdecontenido.
Lasegunda cuestión tiene que ver con lo que Rosenstone llamael “desafío"
presentado por la historiofotla alahistoriografía. Es obvioque el cine (y el
video) estánmejor provistos que el discurso escrito paralarepresentación
real de ciertos tiposde fenómenos históricos-paisajes, escenas, atmósferas,
eventos complejos como las guerras, batallas, multitudes yemociones. Pero
Rosenstone sepregunta,¿puedelahistoriofotía trasladar adecuadamente las
dimensiones complejas, cualitativas y críticas del pensamiento histórico
sobre eventos, las cuales, según Ianjarvie al menos, es lo que hace de cual­
quier representacióndada del pasadounrelatoclaramente “histórico”?
Envariossentidos, lasegundacuestiónes más radical quela primera res­
pecto desusimplicancias parael modoenque podríamos conceptualizarlas
tareas delahistoriografíaprofesional ennuestraépoca. Laevidenciahistórica
producidaennuestraépoca esensunaturaleza, frecuentemente, tantovisual
como oral yescrita. También, las convencionescomunicativas de lasciencias
humanas soncadavezmás tanto pictóricas comoverbales ensus modos de

' TraduccióndeNataliaTaccetta.
[Ademásdeparecemoslatraducciónmásadecuada,seguimoslautilizaciónquesehaceenPeter
Burke, Vistoynovisto.Busodelaimagencomodocumcntohistórico, Critica,Barcelona 2005 Traduc­
ción: TeófilodeLozoya. N.deTJ.

217
HaydenWnite

representación predominantes. Loshistoriadores modernos deberían ser


conscientes de queel análisis de imágenesvisualesrequiere unmodode “lec­
tura”bastante diferente que el utilizadoparael estudiode documentosescri­
tos. Deberíantambién reconocer que larepresentación de acontecimientos
históricos, agentesyprocesos en imágenesvisualespresupone el dominiode
un léxico, una gramáticayuna sintaxis-en otras palabras, unlenguaje yun
modo discursivo- bastante distintos que los usados, convencionalmente,
para surepresentaciónen el discursoverbal. Demasiadoamenudo, los his­
toriadores tratanalos datos fotográficos, cinemáticos ydevideocomosi pu­
dieran ser leídos dela misma manera que un documento escrito. Estamos
inclinados a tratar a la evidencia en imágenes (irnagistic evidence) como si
fuera comomucho un complemento delaevidenciaverbal, más quecomo
unsuplemento, esdecir, un discursoensupropio derecho ycapazdedecir­
noscosas sobre susreferentes, quesontantodiferentes deloque puede de­
cirse en el discursoverbal como tambiéndelo que puede decirse solamente
pormedio deimágenesvisuales.
Algunainformaciónsobre el pasadopuedeser provistasóloporimágenes
visuales. Cuandofaltalaevidencia enimágenes, lainvestigaciónhistóricaen­
cuentra unlímitealo que legítimamente sepuede afirmar sobreel modoen
quelas cosas pudieronhaber ocurrido alosagentes que actúansobreuna es­
cenahistórica dada. Laevidencia enimágenes (y, especialmente, la fotográ­
ficayla cinemática) provee una base paralareproducción delasescenas yla
atmósfera deacontecimientos pasadosmuchomásprecisa quecualquier de­
rivado que provenga sólo del testimonio verbal. La historiografía de cual­
quier período de la historia para el que existen fotografías y films será
bastantediferente, sinomás exacta, quelaenfocadaen períodosconocidos,
fundamentalmente, por documentaciónverbal.
Entonces, también, ennuestras prácticashistoriográficas, estamosincli­
nados ausar las imágenes visuales como un complemento de nuestro dis­
curso escrito, en vez de usarlas como componentes de un discurso con
derechopropio, mediante el cual podríamosser capaces dedecir algodife­
rente délo que podemos decir en laformaverbal. Estamos inclinados ausar
imágenes principalmente como “ilustraciones”de las predicaciones hechas
ennuestro discursoescrito. No hemosexplotadoenprofundidadlasposibi­
lidadesdel uso deimágenes como medioprincipal dela representacióndis­
cursiva, usando el comentario verbal sólo diacríticamente, es decir, para

218
Historiografíaehistoriofotía

dirigirla atención, especificar yenfatizar unsignificadocomunicable solo


pormediosvisuales.
Rosenstone insiste apropiadamente en que algunascosas -cita paisajes,
sonidos, emociones fuertes, ciertas clases deconflictos entre individuos y
grupos, acontecimientos colectivos ymovimientos de multitudes- pueden
sermejorrepresentadas enfilms (y, podríamos agregar, en video) que enun
merorelatoverbal. “Mejor”aquí significaríanosóloconmayorverosimilitud
omayorefecto emotivo, sinomenos ambiguamente, conmás precisión. Ro­
senstone parece vacilar ante laacusación, hecha por los puristas, dequeel
filmhistórico es, inevitablemente, tanto demasiado detallado (en lo que
muestracuando está forzadoausar actoresyescenarios que podríannopa­
recerseperfectamente alos individuos históricosyescenas de la que sonsu
representación) como nolosuficientemente detallado(cuando está forzado
acondensar unproceso quepudo haber llevadoañosenocurrir, cuyorelato
escritopodría tomardíasparaleer, enuna presentaciónde dos o treshoras).
Peroestaacusación, comoseñalaadecuadamente, seenlazaa una fallapara
distinguir de formacorrectaentre una imagenespecular deun fenómenoy
otras clases de representacióndel mismo, delcual el relatohistórico escrito
mismopodría ser sólo unainstancia. Ningunahistoria, visual o verbal, “re­
fleja”todos, o incluso lamayorparte de, los eventos oescenas de los quese
proponeserun relato, yestoescierto aúnenlamásestrictamente restringida
“micro-historia”. Todahistoriaescritaes productodeprocesos de condensa­
ción, desplazamiento, simbolización y clasificación, exactamente, como
aquellos usados en la producción de una representación fílmica. Essólo el
medioel que difiere, nolaformaen que los mensajessonproducidos.
Jarvie lamenta, aparentemente,lapobreza dela“carga de información”
del filmhistórico, yasea“ficcional”(como El regreso de Martín GuerreY o “do­
cumental”(como The Good Fight de Rosenstone). **’ Peroestoes confundir la
cuestióndela escalayel nivel degeneralizaciónconlos queel relato histórico
debería“correctamente”operar, con lacantidaddeevidencia necesariapara

*[0 títulooriginaldelfilmesLeretourdeMartinGuerre, filmfrancésrealizadoporDanielVigneen


1982. N.deT.].
** IWhiteseestárefiriendoaundocumentalrealizadoparatelevisiónporNoel Buckner, Mary
Dore,SamSills,en1984, cuyotítulooriginalcompletoesTheGoodFight:ThcAbrahamLincolnBri-
gadeintheSpanishCivilWar. ElmismohabríasidoinspiradoenunodeloslibrosdeRobertRosens­
tonesobrelautilizacióndelcineeneltrabajohistoriográfico.N.deT.1.

219
HaydenWhite

apoyarlasgeneralizaciones yel nivel deinterpretaciónenquelaevidencia es


arrojada. ¿Sonloslibros pequeños sobre largos períodos delahistoria,ensí
mismos, pornaturaleza, no-históricos oanli-históricos? ¿EranHistoria de la
decadenáay caída del Imperio Romano de Edward Gibbon o, para el caso, El
Mediterráneo deFernand Braudel, deextensión suficiente como parahacer
justicia asus temas?134¿Cuál esla extensiónadecuada paraunamonografía
histórica? ¿Cuántainformación es necesariaparaapoyarcualquier generali­
zaciónhistórica? ¿Lacantidadde informaciónrequeridavaríaen función del
ámbito delageneralización?Y, si esel caso, ¿existe unámbitonormativocon­
trael cual lacorrecciónde cualquiergeneralizaciónhistóricasepuede medir?
¿Qué principio, cabría preguntar, es adecuado para evaluar la preferencia
por un relatoquepodría tomar unahorapara ser leído(ovisto) contrael que
toma varias horas, incluso días, paraleerse,mucho menos asimiladoal pro­
pioconocimiento?
De acuerdo con Rosenstone, Jarviecomplementó sucrítica al necesario
empobrecimiento de la “carga de información”del filmhistórico con otras
dos objeciones: enprimer lugar, latendencia del filmhistóricoafavorecer la
“narración”(Rosenstone mismo notaquelos dos filmshistóricos conlos que
trabajó “comprim[ían] el pasado aunmundo cerradocontandounahistoria
lineal yúnicacon, esencialmente, unasolainterpretación") sobre el “análi­
sis”; y, ensegundolugar, la supuestaincapacidad del filmpaTarepresentarla
verdaderaesencia delahistoriografía, lacual, de acuerdoconjarvie, consiste
menos en “una narrativa descriptiva”que en “debates entre historiadores
acerca de lo que realmente sucedió, por qué sucedió y cuál sería un relato
adecuadodesusignificado.”135
Rosenstoneestásin dudaenlo ciertoal sugerir queel filmhistóriconone­
cesariamente destacalas características narrativas endetrimento delos inte­
reses analíticos. Encualquiercaso, si unfilmcomo El regreso de MartínGuerre
resulta asemejarseaun “romance histórico”, no es porque seaun filmnarra-

154EdwardGibbon, TheHistoryoftheDeclineandFalloftheRomanEmpire,London,pp. 1776-1788.


[Historiadeladecadenciaycaídadelimperio,Alba, Barcelona, México, 2003. N.deE.];Femand
Braudel,TheMediterraneanWorld,NewYorkandLondon, 1972. [EIMediterráneoyelmundomedi-
terráneoenlaépocadeFelipeII,FondodeCulturaEconómica,México, 2005. N.deE.].
135RobertA.Rosenstone,“HistoryinImages/HistoryinWords: ReflectionsonthePossibilityofRe­
allyPuttingHistoryontoFilm,”AHR,93, Diciembre, 1988, p. 1174; I. C.Jarvie,“Seeingthrough
Movies,”PhilosophyoftheSocialSciences, 8,1978, p. 378.

220
Historiografíaehistoriofotía

tivo, sinomásbien porque el género romántico fueusado para tramar lahis­


toria que el filmquería contar. Hay otros géneros de trama, considerados
convencionalmentemás “realistas" que el romance, quepodríanhaber sido
usados paradar formaalos acontecimientos representados en estahistoria
enunanarrativade distintotipo. Si Martin Guerre esun“romance histórico”
(“histoñcal romance”), seríamás adecuado compararlo, no con la “narrativa
histórica”, sinocon la “novelahistórica”Chistorical novel”), la cual tiene una
problemáticapropia, esta discusiónhapreocupado mucho alos historiado­
res desde suinvención, igual queladiscusiónsobre el cine hoydebe preocu­
parlos. Ydebería concernirles porlasmismas razonesesbozadas enel ensayo
de Rosenstone, asaber, porque planteael espectro dela“ficcionalidad”(“fic-
íionality”) del propio discursodeloshistoriadores, yaseanemitidos en forma
deunanarración o en unmodono-narrativo,más “analítico”.
Comolanovela histórica (historical novel), el filmhistórico llamala aten­
ciónenlamedidaen que esunconstructo o, comolollama Rosenstone, una
representación “modelada”(“shaped”) de larealidad que los historiadores
preferiríamosconsiderarser“encontrada”enlos acontecimientos mismos o,
si noallí, entonces al menosenlos “hechos”(“facts") que hansido estableci­
dosporlainvestigación delos historiadores sobre los registros del pasado.
Perolamonografía históricanoes menos “modelada”(“shaped”) oconstruida
queel filmhistórico olanovelahistórica. Selepuede dar formaatravés dedi­
ferentesprincipios, peronohayrazónporlaqueuna representaciónfilmada
deacontecimientoshistóricosnoseríatananalíticayrealistacomo cualquier
relatoescrito.
LacaracterizacióndeJarvie sobre laesencia delahistoriografía (“debates
entrehistoriadores sobre loque exactamente hapasado, por qué hapasado,
ycuál sería un adecuado relato de su significado”) nos alerta sobre el pro­
blemadecómo ycon qué propósitolos historiadores transformanla infor­
maciónsobre “acontecimientos”(“events”) en“hechos”Cjacts”) que sirven
comomateria parasus argumentos. Los acontecimientos ocurren ose dan;
los hechosson constituidos por lasubsunción delos acontecimientos auna
descripción, es decir, poractosdepredicación. La“adecuación”decualquier
relatodadosobre el pasado, entonces, depende delacuestión delaelección
del conjunto de conceptosusadospor los historiadores en sus transforma­
ciones de información sobre acontecimientos, no en“hechos”en general,
sinoen“hechos”deuntipoespecífico (hechos políticos, hechos sociales, he­

221
HaydenWlme

chosculturales,hechospsicológicos). Lainestabilidaddelamismadistinción
entrehechos“históricos”porunladoyno-históricos (hechos“naturales”, por
ej emplo) porel otro,unadistinciónsinlacual unaclasedeconocimiento es­
pecíficamente histórico serlaimpensable, indicala naturaleza constructi-
vista delaempresa de los historiadores. Cuando se considera la utilidad o
adecuacióndelos relatos filmados de acontecimientos históricos, entonces,
seriabuenoreflexionarsobre las formas en que undiscurso distintivamente
en imágenes (imagistic discourse) puede o no transformar la información
sobre el pasadoen hechos deuntipoespecífico.
No conozco lo suficiente sobre teoría del cine paraespecificar máspre­
cisamentelos elementos,equivalente alas dimensiones lexicales, gramati­
cales y sintácticas del lenguaje hablado o escrito, de un discurso
distintivamente fílmico. Roland Barthes insistía en que las fotografías fijas
nopuedenni podrían predicar-sólo sus títulos oepígrafespodrían hacerlo.
Pero el cinees absolutamente distinto. Las secuencias de tomas yel uso del
montaje oprimeros planos pueden ser hechos para predicar tan efectiva­
mente como las frases, las oraciones, o secuencias deoraciones enel dis­
curso hablado o escrito. Ysi el cine puede predicar, puede seguramente
hacer todas las cosas queJarvie consideraba que constituían la esencia del
discursohistórico escrito. Másaún, no debería olvidarse que el filmsonoro
tiene los medios para complementar la imaginería visual con un particular
contenidoverbal que no necesita sacrificar el análisis alas exigencias de los
efectos dramáticos. Encuanto alaidea de que unaimagen filmada deacon­
tecimientos históricosno podría ser “leída”y“anotadaapie de página”,res­
ponderaobjeciones, y“criticar laoposición”,nohayrazónenabsolutopara
suponer queesto, en principio, no podría ser hecho.136Nohayleyque pro­
híba la producción de un filmhistórico de extensión suficiente como para
hacer todas estas cosas.
Lalistade Rosenstone sobre los efectos de losprejuicios de los historia­
dores contrala “historiofotía”essuperficial, pero suficientemente completa.
Señalaquemuchos de los problemas planteados porel esfuerzo para “poner
lahistoriaen películas”se derivande la idea de quelaprincipal tarea es tra­
ducir loque es yaun discursoescritoen un discursoen imágenes.137Lare­

136Jarvie,“SeeingthroughMovies,”p.378.
137Ibid.,p. 1175.

222
Historiografíaehistoriofotia

sistenciaal esfuerzodeponerlahistoriaenunfilmse centramayormente en


lacuestión dequé se pierde enel proceso de traducción. Entre las cosas su­
puestamente perdidas están laprecisióndel detalle, lacomplejidad de laex­
plicación, las dimensiones de auto-crítica e inter-crítica de la reflexión
historiológicaylas generalizaciones cualitativas necesarias debidas a, por
ejemplo, laausenciaono-disponibilidadde evidencia documental. Rosens-
tone parece conceder fuerza al reclamodeJarvie acerca deque la “carga de
información”dela representación filmada deacontecimientos históricos y
procesosseve, inevitablemente, empobrecidacuando considerala cuestión
de si la “disminución delos datos”enla pantalla “empobrece la historia”.
Mientrasseñalaque el filmnos permite “ver paisaj es, escuchar sonidos, ser
testigos de fuertes emociones... over conflictos físicos entre individuos y
grupos,”parece inseguro acerca desi lahistoriofotía nopodría “restar im­
portanciaalos aspectos analíticos" delahistoriografíayfavorecer el costado
emotivodel compromiso del espectador conlas imágenes. Pero, al mismo
tiempo, insisteen que nohay nadainherentemente anti-analltico enlas re­
presentaciones filmadas de lahistoriayciertamente nadaque seainheren­
temente anti-historiológico enlahistoriofotia. Y, en subreveconsideración
sobre el filmdocumental, Rosenstone devuelve la fuerza del argumento
contra lahistoriofotiahacia aquellos que, al pronunciar esos argumentos,
parecen ignorar que la historiofotia comparte las mismaslimitaciones que
cualquier clasede historiografía.138
Concede, por ej emplo, que,aunqueel filmdocumental luche por man­
tenerunaperspectiva franca, directayobjetivaen el relatodeacontecimien­
tos, essiempreuna “modelada”-moldeada oestilizada-representación del
mismo. “Debemos recordar,”escribe, “que, en la pantalla, vemos no a los
acontecimientos mismos... sinoimágenes seleccionadasdeesos aconteci­
mientos. ”139El ejemplo que daesel dela toma de un cañonazo seguida por
otra tomadelaexplosiónde la(ouna) granadaaciertadistancia. Unasecuen­
cia como esta, sugiere, es, hablando con propiedad, más ficcional que fac­
tual, porque, obviamente, lacámaranopudohaber estadosimultáneamente
enlos dos lugares donde ocurrieronel disparo, primero, ylaexplosión, des­
pués. Loquetenemos, entonces, es una representación pseudo-factual de

138lbid.,pp. 1178-1180
139lbid.,p. 1180.

223
HaydenWhite

unarelacióncausa-efecto. Pero, ¿estarepresentación es “falsa”, es decir, es


falsaporquelaexplosiónmostradaenlasegunda tomanoesladela granada
disparadaenla primera toma, sinomás bien es unatomade cualquier otra
granadadisparadavaya unoasaber dónde?
Enestecaso, laidea deque lasecuencia deimágeneses falsarequeriríaun
estándar deliteralidadrepresentacional que, si se aplica alahistoriografía
misma, haría imposible escribir. De hecho, la “veracidad”de la secuencia
debeencontrarseno al nivel de loconcreto, sinoenotronivel derepresenta­
ción, el delatipificación. Lasecuenciadebería sertomadapara representar
un tipo deevento. El referente dela secuencia es el tipo de acontecimiento
descripto,nolos eos acontecimientos discretos retratados, primero, el dis­
parode unagranaday, luego, suexplosión. El espectadornoestásiendo “en­
gañado”poresta representaciónni hayduplicidadenesainterpretación de
unasecuencia causa-efecto. Laveracidadde larepresentación giraentomo
alacuestiónde laprobabilidaddeestetipo de secuencia decausa-efecto que
ocurre en determinados momentos ylugares ybajo ciertas condiciones, a
saber, enel tipolaguerrahecha posible por unciertotipodetecnologíain­
dustrial-militarylibradaenun tiempoyespacioparticulares.
Dehecho,esunaconvencióndelahistoriaescritarepresentarlas causasy
efectos deestetipodeacontecimientos, precisamente, enestaforma, enunase­
cuenciadeimágenes que pasaporserverbal envezdevisual, peronomenos
“ñccional”porestarescritas. Laconcreción, laprecisiónylaexactituddeldeta­
lledeunaoracióncomo, “Labaladel francotiradordisparadadesdeunalma­
cén cercano impactó en la cabeza del Presidente Kennedy, hiriéndolo
fatalmente,"nosonenprincipionegadasaunarepresentaciónfílmicadelasi­
tuaciónreferidaenlaoraciónodelarelacióncausa-efectoquecitacomoexpli­
cación. Uno puede imaginar una situación en la que suficientes cámaras
estuvierandesplegadasenmodotal comoparahabercapturadotantoel dis­
parodel francotiradorcomoelefectoresultanteconunamayorinmediatezque
lafingidaenlarepresentaciónverbal y, dehecho, conunamayorprecisiónfac­
tual, en lamedidaen que la expresiónverbal depende deuna inferencia de
efectoalacausaparalaqueno existe documentaciónespecífica. Enlasrepre­
sentaciones filmadasdeeste famosoacontecimiento, laambigüedadqueaún
dominanuestroconocimientosobreél hasidomantenidaynohasidodisipada
porlaespeciosaconcreciónsugeridaenel suministrodelos“detalles”dados en
la representación verbal. Y, si esto es verdad en los micro-acontecimientos.

224
Historiografíaehistoriofotía

como el asesinatodeunjefe de Estado, ¿cuántomás verdaderoes sobre lare­


presentaciónenlahistoriaescritademacro-acontecimientos?
Por ejemplo, cuandolos historiadoreslistan oindican los“efectos" de un
acontecimiento histórico a granescala, como una guerra ounarevolución,
no están haciendo nada distinto ce lo que el editor de un filmdocumental
hace al mostrar tomas de un ejército que avanza, seguidas detomas de las
tropas enemigas rindiéndose o huyendo, seguidas de tomas de una fuerza
triunfante entrandoyconquistando unaciudad. La diferenciaentre el relato
escrito yel relato filmado de una secuenciacomo esta tienemenos que ver
con la cuestión general de la exactitud del detalle que con los diferentes
tipos deconcreción conlos que las imágenes están dotadas, enun caso oral,
visual enel otro. Muchodepende delanaturaleza de los “títulos”que acom-
pañanlos dos tipos deimágenes, el comentarioescrito en el relato verbal y
lavoz over olossubtítulos en el visual, que“enmarcan”los acontecimientos
descriptos individualmente yla secuenciacomo un todo. Esla naturaleza
de los reclamos formulados paralasimágenesconsideradas comoevidencia
lo que determina tanto la funcióndiscursivadelos acontecimientos como
los criterios aserempleados en laevaluación de su veracidadcomo expre­
sión predicativa.
De este modo, por ejemplo, larepresentación, en el filmGandhi de Ri­
chard Attenborough, del anónimo conductor de trenes sudafricano que
empuja aljoven Gandhi del tren, no esuna representación distorsionada
(;misrepresentation) en tantoel actor quedesempeña ese rol pudoono poseer
las características físicas del agente real deese acto. Laveracidad de laescena
depende de ladescripción de una personacuya significación histórica de­
riva del tipo deacto que lleva acabo enunlugarytiempo determinados, el
cual es una funcióndeun tipo identificable de rol bajo la clase de condicio­
nes sociales imperantes en general, pero específicamente históricas, de
tiempoylugar. Ylo mismo ocurre conladescripción de Gandhi mismo en
el film. Las demandassobre laverosimilituden las películas que es imposi­
ble encualquiermedio de representación, incluyendo alahistoriaescrita,
derivan de laconfusión de individuoshistóricos con clases de“caracteriza­
ción”de ellos requeridas parapropósitos discursivos, ya seaenmedios ver­
bales ovisuales.
Incluso enlahistoriaescrita, estamos frecuentemente forzados arepre­
sentara algunos agentessólo como “personajes tipo”, es decir, como indivi-

225
HaydenWhite

dúosconocidos sólo porsus atributos sociales generales o por el tipo deac­


cionesque sus “roles”enunacontecimiento histórico dadoles permitieron
jugar, másbien que como “personajes”verdaderos, individuos conmuchos
atributos conocidos, nombresadecuadosyun registrode acciones conoci­
dasquenospermiten trazarretratosmáscompletosdeellos delos que podrí­
amostener desus contrapartesmás “anónimas”. Perolosagentes que forman
una “multitud”(o cualquier otro tipo degrupo) nosonmás tergiversadosen
unfilmporser retratadospor actores que loque losonenun relatoverbal de
suaccióncolectiva.
Condemasiada frecuencia, lasdiscusiones sobrelanaturalezairremedia­
blemente ficcional de los filmshistóricos fallanaltomaren cuenta el trabajo
decineastasexperimentales odevanguardia, paraquieres la función analí­
ticadesudiscurso tiendeapredominarsobrelasexigencias dela“narración".
Rosenstonecita algunos filmsexperimentales quenosólo partende sinoque
realmente buscan socavar las convenciones (especialmente las hollywoo-
denses) delarealizacióncomercial. Un filmcomoFarfrom Poland, señala, no
sólono destacalanarraciónsobre el análisis sinoque, en realidad, pone en
cuestiónlas nociones convencionales (del sigloXIX) de la representación
“realista”alas que muchos historiadores contemporáneos, tanto analíticos
comonarrativistas, todavíasuscriben. Específicamente, compara el trabajo
derealizadores experimentalescon el deBertolt Brecht enla historiadel tea­
tro. Peropodría tambiénhaber comparado estetrabajocon aquelloshisto­
riadores de la era moderna que han tomado como su problema, menos la
“representación realista”del “pasado”que lo queel mismoJarvie llama la
cuestiónde “cuál sería unrelato adecuado”de “quépasó exactamente,por
quépasóy... susignificado”. Estaes sin dudalalecciónaser derivadadel es­
tudiodel reciente cine feminista, que se ha preocupado no sólo por lades­
cripciónde las vidas de lasmujeres tanto enel pasadocomo en el presente,
honestayajustadamente, sino también-aún másimportante-por poneren
cuestión las convenciones de la representación histórica y el análisis que,
pretendiendono hacernadamás que “contarlo queefectivamente pasó,”en
realidad, presentan unaversión patriarcal déla historia. El tipo de filmsex­
perimentales que Rosenstoneinvoca hacen, de hecho, un tipo “subvertido”
de“realismo”que asociamos tanto alos films convencionales como alahis­
toriografíaconvencional, peronoes porque puedansacrificar la “precisión
dedetalle”a finde dirigirlaatención hacia el problemade elegirunamanera

226
Historiografíaehistoriofotfa

derepresentarel pasado.140Nosmuestran, en cambio, que el criterioparade­


terminar lo que se considerará como “precisión de detalle”depende de la
“forma”elegida para representar tanto “el pasado”como nuestro pensa­
mientosobre su“significadohistórico".

227

También podría gustarte