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Ensayos de emergencia
Carlos Ramírez
La tumba de Calles
Principio y fin del PRI
inmorible.
Fidel Velázquez.
muere
Juan Pueblo.
3
Indice
La tumba de Calles:
Principio y fin del PRI
1. La tumba de Calles.
4. PRI: partido-sistema.
Pobre padre,
Pobre padre,
Pobre padre.
¿Qué dijo?
¿Dijo algo?
¿A quién?
¿Para qué?
Se llevó los secretos a la tumba.
¿Secretos?
¿Tiene secretos la política?
¿El poder tiene secretos?
Agobiado por la enfermedad, todavía en buena edad --68 años no son
desdeñables--, el general Plutarco Elías Calles murió en cama, no en la propia
sino en la del Pabellón 32 del Hospital Anzures, el viernes 19 de octubre de 1945.
Murió, dicen, de manera prematura; no, dicen otros, murió de tristeza; tampoco,
afirman los que saben, murió de no-poder, no de poder como hacer cosas, sino
del poder de mandar, de hacer, de decir, de ordenar. Había regresado de su
destierro --que, dicen, no exilio-- en 1941, apenas un año después de que
Cárdenas, el que lo echó del país, había dejado la presidencia; y apenas Manuel
Avila Camacho, el presidente de la reconciliación en las élites revolucionarias.
Había avanzado en la descardenización del ambiente político.
Calles regresó.
Pero a qué.
Ya nada era igual.
Los jefes político-militares le habían perdido el miedo.
--Se fue derrotado.
--No peleó como debía.
--Ya no era el de antes.
Pobre padre,
6
Pobre padre,
Pobre padre.
De regreso se dedicó a descansar, a poner en orden su archivo, a
reencontrarse con sus pensamientos.
Dicen que entendió la lógica del sistema de que cualquier iniciativa de
poder iba a fracasar.
Dicen que los tiempos habían cambiado.
Dicen que Avila Camacho le advirtió que regresaba a México como
mexicano y no como político.
Dicen que el llamado bloque callista había dejado de existir.
Dicen que su exilio fue su bombillazo como La Bombilla para Obregón.
Dicen que Avila C amacho había tomado la decisión de marcar el fin del
ciclo de los militares en el poder y en la presidencia.
Dicen que Miguel Alemán como secretario de Gobernación de Avila
Camacho había apoyado el regreso, pero había marcado el territorio político de los
licenciados y el fin histórico del ciclo de misgenerales.
Dicen que alguien dijo.
Paradójicamente los tiempos históricos de los ciclos políticos fueron más
rápido cuando el tiempo corría más despacio. Elías Calles tuvo un poder
extraordinario durante 9 años, desde que en 1927 modificó la Constitución para
permitir el regreso de Obregón a su primera y única reelección de las muchas que
anhelaba hasta que fue exiliado o desterrado por Cárdenas en 1936 porque
estaba agitando la vida política nacional mandando donde no debían, declarando
cuando no debía y operando el poder cuando no debía.
Triste paradoja del poder: el que fundó el presidencialismo absolutista
revolucionario --como extensión del presidencialismo absolutista del caudillo Santa
Anna, del hombre fuerte Juárez y del dictador Díaz-- fue aplastado por el
presidencialismo absolutista revolucionario del presidente en turno; el juego de
palabras se había volteado: si antes el presidente de la república vivía en el
Castillo de Chapultepec y el que mandaba vivía enfrente, en la calle de
Guadalajara que se avistaba desde algún balcón del Castillo, ahora el presidente y
7
Pobre padre.
Ya muerto Excelsior publicó en primera plana un apunte a lápiz del hombre
fuerte de la Revolución, la cabeza inclinada hacia la izquierda y hace adelante,
como una especie de asentimiento, apenas una sonrisa medio giocondiana, una
sonrisa que no es y que se ve que sí es, rostro fuerte, de militar enérgico.
Sí, fue hombre fuerte, porque el Caudillo había sido Obregón, al final de
cuentas los dos fueron lo mismo: dirigentes severos, paternalistas, inflexibles,
poco atentos, uno querido, otro temido, al final los dos iguales en resultados: el
poder del puño.
El hombre fuerte se había ido en octubre de 1945 y, en la implacable
realidad del poder, nada había ocurrido; muchos lo habían lamentado, pocos lo
habían sentido.
Sí, larga fila de funcionarios
Políticos
Militares
Empresarios
Pueblo, pueblo, pueblo,
Pero más curiosidad que sentimiento.
¿Morbosidad?
La política, dicen, en la realidad carece de memoria.
¿Quién había sido Elías Calles? Un político, un poder, un gobernante.
Elías Calles carecía de carisma, a Obregón le faltaba, a Cárdenas lo
respetaban, los tres como padres sustitutos en una sociedad paternalista, Papá
gobierno, Papá presidente, Papá patrón, Papá patroncito.
Pobre padre,
Pobre padre,
Pobre padre.
Es la regla del poder: el carisma y el temor están asociados al poder. Elías
Calles murió ante el sentimiento impávido de los mexicanos, apenas la élite del
poder; Cárdenas también murió en la soledad del poder.
¿Usted se acuerda de algo de Elías Calles que le hubiera beneficiado?
9
¿Usted lo lloró?
¿O usted?
¿O usted?
¿O usted?
¿Qué fue presidente?, eso dicen; ¿Qué hizo mucho por los mexicanos?,
eso dicen ¿qué es lamentable que se haya ido?, eso dicen.
¿Pero qué hizo? A ver, dígame qué hizo por el pueblo.
Lo quiso mucho, hablaba siempre de él.
Bah.
Mantuvo en alto los ideales de la Revolución.
Bah.
Combatió a la reacción.
Bah.
En realidad amó al poder, sólo el poder, nada más que el poder.
Sus principales batallas fueron por el poder, no contra los federales de
Díaz.
Fue enemigo de la iglesia, sí, pero por el poder. Elías Calles fue el que
descubrió el poder real de la religión: el terrenal; y para México, no la fe, sino el
poder trasnacional: Elías Calles fue el que reveló que los sacerdotes mexicanos
sirven a un príncipe extranjero. Por eso quiso hacer la iglesia mexicana, muy al
estilo de la anglicana de Henry VIII, y aquí no por las pasiones del sexo sino por el
poder, el poder real, aquí y ahora, no después del juicio final.
Así que, a ver díganme, díganmelo con pruebas: ¿Elías Calles fue un héroe
del pueblo?
Nada hay peor que la soledad de la muerte, la soledad del dolor que
consume, la soledad en medio de la parafernalia de la política, del desfile de
personas del pueblo frente a su féretro, en medio de la multitud luchando a codo
abierto por llegar a ver, a mirar, a estar, sin saber por qué o para qué, la cosa es
hacer tumulto.
El país ya iba y va a seguir.
10
En nueve años se borran las historias menores que fueron mayores y que al
final de los tiempos a lo mejor ni son historias.
Así que la tumba de Calles fue el olvido, la marginación, la referencia.
Terminar siendo nombre de un auditorio del PRI, cuando a él le hubiera
gustado ser el referente histórico. Y peor cuando el PRI ya no es ni la sombra del
PNR.
Y cuando el PRI acaba de pasar, julio de 2018, a la historia: apenas 13.5%
de votos y 7.6 millones de sufragios.
Uf.
Uf.
Y recontra uf.
En 1929 el PNR de Elías Calles se estrenó como aparato de poder con el
gran fraude a José Vasconcelos, a quien le reconocieron apenas 11 mil votos
(5.4%), imposible ante el arrastre del Maestro de América, no creíble en las
crónicas de Mauricio Magdaleno, absurdo en una sociedad de jóvenes que vieron
en Vasconcelos el salto cualitativo.
Así no era.
El PNR nació para conservar el poder.
No para perderlo.
Ahora el PRI se duele del olvido de Elías Calles.
¿Cómo?
Sí, el PRI de Elías Calles en el ciclo 1992-2018 fue el partido del
neoliberalismo de mercado, del modelo de desarrollo de los empresarios, el del
proyecto del PAN.
¿Entonces?
Entonces qué.
Digo, ahora entiendo.
Pero eso fue después. En octubre de 1945 importa sólo saber que Elías
Calles murió de enfermedad terminal y la élite política lo lamentó, bueno, un rato, y
después a lo mismo de siempre, a lo suyo, a administrar el poder.
11
como estructura de dominación militar, sin partidos, sin sociedad, con el liderazgo
de Plutarco Elías Calles y por el asesinato del general Alvaro Obregón.
El sistema político priísta se construyó como consecuencia de
contradicciones políticas, históricas y de clase que correspondieron a las
circunstancias de 1920-1929: asesinato del caudillo Alvaro Obregón, dominación
política de los grupos de interés militares como facciones revolucionarias
triunfadoras, ausencia de una burguesía madura, inexistencia de clases sociales
correspondientes al modo de producción capitalista, Estado autoritario por la
Constitución de 1917 y la astucia del zorro y la fiereza del león Calles para
formalizar el presidencialismo y el partido como los ejes del nuevo sistema.
A lo largo de noventa años, desde el asesinato de Obregón a la victoria
electoral de López Obrador, el sistema político priísta tuvo el éxito de carecer de
alternativas y la habilidad para modificarse en función de nuevas élites dirigentes y
recomposiciones de grupos. Por eso la democracia nunca fue una prioridad
inmediata: las oscilaciones ideológicas y de clase dentro del sistema hacían
innecesaria una oposición de alternativa. La crisis estalló cuando los salinistas se
apoderaron del sistema, no lo soltaron, impusieron una política económica adversa
contra el bienestar de las masas priístas y generaron grupos de adversarios dentro
del mismo sistema: Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador.
Hoy la sociedad mexicana se ha despriízado, ha adquirido una autonomía
relativa del autoritarismo del Estado, los liderazgos sociales opositores son
fuertes, Morena no es el partido del Estado, no existe una clase obrera ni una
clase campesina con poder de clase para confrontar a la clase burguesa y la
capacidad hegemónica del Estado es menor. Hoy sería imposible un Calles como
en 1928.
López Obrador carece de las tres características del genio político de
Calles: el control de la estructura militar, la presidencia en funciones para construir
el sistema e imponer su fuerza institucional sobre todos los grupos… hasta que se
encontró con Cárdenas en 1936. El sistema político de 1927-1934 carecía de
funcionalidad, movilidad, clases y grupos diversos; hoy existe un sistema de
14
1
Carpizo.
20
con 4 mil 7 votos, el 0.49%; otro general prestigiado, Pablo González, acreditó
11mil 695 votos, 1.41%; y en tercer lugar, arriba de Obregón --como para
ridiculizarlo-- el eterno patiño electoral don Nicolás Zúñiga y Miranda contabilizó 7
mil 557 votos, el 0.92%. De 1917 a 1920, Obregón hostilizó a Carranza hasta
llevarlo al magnicidio.
Obregón2 fue un animal del poder --en el sentido aristotélico--. Su ambición
iba más allá del cortísimo tiempo de ejercicio presidencial de cuatro años --Díaz
pasó de 4 años a 6 en 1904, pero la Constitución de 1917 regresó al periodo de
cuatro años que luego cambiaría Calles a seis años para iniciar sexenios en 1928,
precisamente en la segunda presidencia obregonista--; tanta lucha formal iniciada
apenas en 1910 para tener sólo cuatro años presidenciales en 1920. Su influencia
sobre Calles llevó a las dos reformas constitucionales: permitir la reelección luego
de un periodo intermedio y ampliar a seis años y de ahí, continuando el modelo de
Porfirio Díaz, hasta donde se pudiera. En agosto de 1978 el escritor José Emilio
Pacheco hizo un esfuerzo de anacronismo sobre Obregón a partir del frustrado
atentado de José León Toral contra Obregón en el parque de “La Bombilla”:
Obregón sube en septiembre de 1928 por segunda vez a la presidencia de la
república, se reelige hasta su muerte en 1968 3.
En la realidad, adueñado del poder por la liquidación de Carranza, la
presidencia en manos de su incondicional Adolfo de la Huerta y Calles como el
operador militar-político, Obregón lanzó su candidatura en 1920 y salió con un
millón 131 mil 751 votos, el 95.8% de los votos; y don Nicolás Zúñiga y Miranda,
quien le había superado en 1917, quedó en tercer sitio con apenas 7 mil 557
votos, el 0.92%. Para molestia de Obregón, aumentó en más de 333 votos la cifra
de Carranza en 1917, pero en porcentaje tuvo 1.38 puntos porcentuales menos.
Aunque, al final, el propósito político era llegar.
La crisis en la élite gobernante en 1917-1918 fijó los parámetros de
funcionamiento de las reglas del sistema político mexicano en función del poder
presidencial absolutista, el mismo que había sido descrito por Francisco I. Madero
2
Krauze, Camín.
3
Pacheco, José Emilio (2017), Inventario. Antología, Tomo 1, Editorial Era, México págs.
313-314.
21
4
Madero. Sucesión
5
Fowler, Will (2009), El pronunciamiento mexicano del siglo XIX hacia una nueva tipología,
Estudios de Historia moderna y Ontemporánea de México, No. 38, julio-diciembre 2009, págs 5.
22
La salida fue una reunión con los generales de una a tres estrellas,
conocida como “la junta de generales”6. Ahí Calles logró el compromiso de los
generales de respetar sus dos propuestas: no extender su periodo presidencial ni
regresar a la presidencia y que el presidente provisional que preparara una nueva
elección fuera civil. Lo que Calles no dijo fue que una vez afianzado su liderazgo,
él iba a manejar el poder presidencial sin estar en la Silla del Aguila y con el poder
de jefe máximo de la Revolución, o un Porfirio Díaz o un Obregón.
Los generales cayeron en el garlito de Calles: aceptaron las reglas, le
otorgaron a Calles todo el poder y con ello fortalecieron al presidencialismo. Sólo
que Calles, en efecto, puso a un civil como interino --el abogado Emilio Portes Gil--
para manejar la elección extraordinaria, pero para la constitucional de 1929 violó el
acuerdo y puso al débil general y diplomático Pascual Ortiz Rubio, quien renunció
a los dos años después de que fue víctima de un atentado criminal el día de su
toma de posesión. Varios generales se inconformaron y se alzaron en armas
--Juan Andreu Almazán, José Escobar, Saturnino Cedillo y Roberto Cruz--, pero
fueron aplastados.
En la “Junta de generales”, Calles cerró varias puertas con candados y tiró
las llaves: sometió a los generales a la voluntad del hombre fuerte que puso y
quitó presidentes, centralizó el poder militar en la figura de ese hombre fuerte
cumpliendo el dictamen de que el Estado es el monopolio de la fuerza y la
represión7, colocó a los militares como los guardianes de la revolución y consolidó
un ciclo de poder político-militar que terminó en 1946 con la designación de Miguel
Alemán Valdés como candidato presidencial oficial. En el modelo político en que la
negación es la afirmación, Calles se comprometió a no hacer mal uso de esas
facultades y a respetar a los presidentes. Aunque, eso sí, su reinado fue muy
corto: de 1928 a 1936 en que el presidente Lázaro Cárdenas lo arrestó y lo subió a
un avión para exiliarlo en Los Angeles por estar interviniendo en asuntos
presidenciales.
6
Elías Calles, Plutarco (1988), Pensamiento político y social. Antología (1913-1936), Fondo
de Cultura Económica, Instituto de Estudios de la Revolución Mexicana y Fideicomiso Archivos
Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca, México, págs. 252-275.
7
Localizar cita Constant, Gramsci y Weber.
23
relevo civil en 1946, las rebeliones obreras de 1958 cuando el Partido Comunista
tomó el control de importantes sindicatos, la lucha cristianismo-comunismo en
1960-1962 por el efecto de la Revolución Cubana, la disputa gobierno-
empresarios en 1960, la dere4chizºación del régimen en 1960-1967, la represión
estudiantil en 1968 y el populismo de Echeverría y López Portillo. El relevo
neoliberal en 1983 culminó en 1992 con la reforma ideológica del PRI.
El PRI entregó la presidencia al PAN en el 2000 y el 2006, pero la recuperó
en el 2012. En el 2018 la alternancia se dio dentro del mismo régimen priísta:
López Obrador va a intentar reconstruir el modelo priísta con más populismo y con
Morena en el papel del PRI.
La crisis económica.
La victoria electoral de López Obrador no se debe entender sólo por su
participación electoral en las elecciones del 2006 y del 2012, sino que tiene una
explicación mayor. Ni en la fractura en la coalición gobernante priísta en 1988 con
la salida del PRI de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del presidente Lázaro
Cárdenas que transformó en 1938 el PNR en Partido de la Revolución Mexicana.
Uno de los datos más importante fue la crisis económica estallada en 1973 con la
inflación importada que llegó con la compra de petróleo crudo que en esas fechas
México no producía. Los cuarenta y cinco años de crisis económica, de 1973 al
2018, deprimieron el crecimiento económico y llevaron al país a un larguísimo
programa de ajuste ortodoxo para combatir la inflación como el problema central.
De 1973 a 1982, diez años, el PIB mantuvo su tasa promedio anual de 6%,
pero ya con cifras inflacionarias de 20% de 1973 a 1976, de 35% de 1977 a 1982
y de 86% de 1983 a 1988, con el dato inolvidable de que la inflación en el año
1987 fue de 159%. El control de la inflación se hizo por el lado de la demanda: el
PIB anual promedio en el periodo 1983-1988, el más duro del ajuste, fue de 0%
La larga crisis económica mexicana 1973-2018, además, provocó la
definición de un nuevo modelo de desarrollo basado en la apertura comercial, la
integración del mercado México-EU-Canadá, el retroceso de la actividad
económica el Estado y el dominio de las reglas del mercado.
25
La transición olvidada.
27
con su líder Santiago Carrillo, y los dos activos republicanos en la guerra civil
1926-1939, sólo que ahora reconociendo el modelo de monarquía parlamentaria.
Sin embargo, la clave de la transición española se localizó en los Pactos de la
Moncloa, un acuerdo obrero-patronal y social para la reformulación del modelo de
desarrollo frenando primero la inflación y luego reformas judiciales acordes con las
participaciones democráticas.
El debate mexicano sobre la democracia había comenzado en 1968 con las
banderas aún confusas del movimiento estudiantil, se potenció después de
Tlatelolco 2 de octubre, disminuyó con la apertura democrática del presidente
Echeverría y el efecto simbólico de intelectuales progresistas a su lado, revivió con
la reforma política de López Portillo que legalizó al Partido Comunista Mexicano y
lo llevó al congreso y llegó a su punto culminante con la expropiación de la banca
como una forma de fortalecer la rectoría económica del Estado. Sin embargo, la
democracia seguía siendo una bandera y no una agenda.
La declinación del autoritarismo generalizado --quedó el selectivo, como
quedó claro en el texto de respuesta de Camacho a Krauze-- abrió expectativas al
interior del sistema y régimen: en 1987 Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano introdujo
el debate en la XII asamblea nacional del PRI para preparar la designación del
candidato presidencial de De la Madrid para el sexenio 1988-1994. Sin ningún
espacio de democratización dentro del sistema/régimen, Cárdenas llevó el tema a
la sociedad en las elecciones presidenciales de 1988 presentándose como
candidato independiente arropado por varios partidos y corrientes en el Frente
Democrático Nacional. El saldo electoral oficial --sin pruebas contundentes-- dejó
al candidato oficial Carlos Salinas de Gortari con 50.-3% de los votos --no llegó al
51% de mayoría absoluta y desde entonces ningún candidato del PRI o del PAN lo
logró-- y a Cárdenas le reconocieron 31.1% de sufragios.
Luego de la fundación del PRD en 1989 y del colapso político y de
estabilidad de mayo de 1993-28 de febrero de 1995 (del asesinato del cardenal
católico Juan Jesús Posadas Ocampo al arresto de Raúl Salinas de Gortari
acusado del asesinato del político Juan Francisco Ruiz Massieu), el debate sobre
la democracia pasó a segundo término por algunos avances en elecciones a favor
29
10
Easton
33
Este modelo funcionó de 1936 con el exilio forzado de Calles por Cárdenas
sin que hubiera alzamientos o una nueva guerra civil a 1992 cuando Salinas de
Gortari reformó al partido para convertirlo en el Partido Solidaridad con un Estado
sin representación social, borrando la Revolución Mexicana de la ideología de
amarre consensual y depurando a priístas de viejo cuño para convertir al PRI en el
Partido del Neoliberalismo del Tratado de Comercio Libre con los EE. UU. y
Canadá.
Hacia el 2000, el PRI ya no era más el partido analizado por Cosío Villegas
en 1972: priístas se salieron del partido y se fueron al PAN, al PRD y a otros
partidos, Salinas de Gortari amarró el péndulo ideológico en el lado conservador
de 1988 hasta el 2000 y la Revolución Mexicana desapareció del discurso oficial
que cohesionaba por la ideología. En 1987 se salió Cárdenas del PRI con todo y el
peso de su apellido, en 1989 fundó el Partido de la Revolución Democrática
fusionando a expriístas, radicales y comunistas, en 1993 Salinas firmó el TCL con
los EE. UU. para formalizar el neoliberalismo sin preocupación social como el
único camino, en 1994 el EZLN estalló un alzamiento revolucionario tipo castrista y
decidió correrse al centro cuando logró un impresionante apoyo social de los
sectores progresistas huérfanos de una motivación, en 1995 el gobierno priísta de
Zedillo estalló una severísima crisis social con el alza criminal de las tasas de
interés bancarias arriba de 100% y con ello provocó la pérdida de bienes muebles
e inmuebles de millones de mexicanos, en 1997 el PRI fue castigado con una
votación de 38% que le hizo perder la mayoría absoluta en el Congreso y en el
2000 se cerró el círculo con la victoria presidencial del PAN.
El PNR-PRM-PRI de Calles-Cárdenas-Alemán pasó de ser un partido social
a un partido sin compromiso de clase, como lo describió Salinas de Gortari en
1985, colocándolo por encima de los conflictos entre las clases. De la reforma
constitucional de De la Madrid en diciembre de 1982 para fijar la rectoría del
Estado no como diseñadora del modelo de desarrollo sino como función
administrativista de tareas por encima de los compromisos con las clases
propietarias y las no propietarias, poniendo al Estado por encima de las clases y a
la burocracia como élite dominante ya sin el apoyo de las masas. Cárdenas había
34
instrumentos: baja del PIB para enfriar la economía, el control salarial para
manejar la inflación por el lado de la demanda y la reorganización del gasto social
para dejarlo como gasto asistencialista sin modificar la estructura de la pobreza y
la desigualdad.
En una observación desde lejos se puede decir que la disminución electoral
del PRI en cada elección desde 1982 fue producida por la doble pérdida de
lealtad: de la sociedad hacia el PRI porque ya no garantizaba bienestar social y
del PRI hacia la sociedad porque regateaba sus votos. La votación del PRI de
1982 al 2015 pasó de 70% en promedio a 30%. En cambio, los votos priístas
perdidos se fueron primero al PAN en el 2000 y el 2006, luego al PRD y ahora a
Morrena. Den promedio, las encuestas le dieron a Morena 37% contra 19% al PRI
en tercer lugar. En términos generales, el PRI apenas lograba en tendencia de
votos una quinta parte y la oposición al PRI sumó 80% de votos. El factor de
realineación de los votos a favor del PRD y de Morena fue el vasto programa de
gasto asistencialista a marginados sociales. Según cifras de Consejo Nacional de
Evaluación de Políticas de Desarrollo, el 78% de los mexicanos tiene entre una y
cinco carencias sociales y apenas el 22% vice sin problemas de carencias
sociales. Las cifras de tendencias electorales son compatibles con la situación de
bienestar/marginación: 80/20. Ahí está la clave de las encuestas de las elecciones
presidenciales del 2018.
El cambio de enfoque fue muy visible: de 1934 a 1982 fijaron políticas
sociales de bienestar; de 1983 a 2018, sólo programas asistencialistas a los más
pobres. En el fondo, el Estado neoliberal no daba recursos suficientes para definir
políticas sociales por la razón de la estabilidad macroeconómica: los economistas
salinistas reconocieron que el gasto social del Estado era el motor de la inflación,
lo mismo en salarios que educación-salud-alimentación. Las políticas de Estado
fueron sustituidas por programas dirigidos. Del bienestar social se pasó al control
social de las protestas con gastos a favor de los más pobres y más marginados. El
populismo operaba en inversión social que generaba demanda social e impulsaba
la oferta de bienes y servicios; el neoliberalismo recortó los gastos bajo la premisa
de que el gasto social era improductivo.
36
11
Ezcurdia, Mario (1968), Análisis teórico del Partido Revolucionario Institucional, Costa
Amic- Editores, México, pág. 27.
12
Op. Cit., pág. 32.
13
Moreno Sánchez, Manuel (1970), Crisis política de México, Editorial Extemporáneos,
pág. 139.
39
O:
14
Transición española.
15
Gorbachov, Mijail (1992), El golpe de agosto. La verdad y sus consecuencias, editorial
Diana, pág. 155.
16
Morlino, Leonardo (1985), Cómo cambian los regímenes políticos. Instrumentos de
análisis, Centro de Estudios Constitucionales, España, y (2005) Democracias y democratizaciones,
Centro de Estudios de Política Comparada, México.
17
Gorbachov, Mijail (1993), Memorias. Los años decisivos 1985/1992, Editorial Planeta,
pág. 15.
40
18
Op. Cit., pág. 283
19
Carpizo, Jorge (1980), “Notas sobre el presidencialismo mexicano, en Estudios
Constitucionales, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, México.
41
El sistema político está conformado por seis variables; tres de ellas son
estructurales --presidente de la república, Estado, Constitución-- y las otras tres
funcionales --cultura política, sectores invisibles vía acuerdos y entendimientos y
avales y el ejercicio del presupuesto público--; y las seis engloban al PRI como el
aparato de poder. Por eso el PAN ganó la presidencia de la república pero no
pudo instaurar la democracia porque el PRI siguió controlando los aparatos de
poder.
La figuración del juego mexicano de las damas chinas ayudaría a plasmar
en imagen el sistema político priísta: las seis instituciones avanzan sobre el centro
del tablero que es el PRI para ganar posiciones al otro lado de su posición original.
Y en el cruce del avance el sistema político opera con eficacia/ineficacia para
redistribuir áreas de poder y jerarquías políticas.
43
27
Revueltas, José (1983), México, una democracia bárbara, editorial Era, págs. 18-19.
28
Revueltas, CNC.
44
29
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_020_13dic34_ima.pdf.
30
Córdova, Arnaldo (1973), La ideología de la Revolución Mexicana. La formación del
nuevo régimen, editorial Era, México, págs. 33-34.
31
Meyer, Jean (2010), La cristiada, dos tomos, Siglo XXI Editores, México.
32
Blancarte, Roberto (1992), Historia de la iglesia católica en México 1929-1982, Fondo de
Cultura Económica, México, pág. 74.
33
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_ref_041_30dic46_ima.pdf.
45
La junta del presidente Elías Calles con los generales para buscar un
consenso en la elección de un presidente interino civil, a fin de no
desatar otra lucha violenta por el poder34;
La fascinación que sintió Elías Calles por los soviets leninistas
creados en 1905 como poder obrero, la asamblea obrera,
campesina, militar que se convirtió en la estructura de poder de los
comunistas rusos y el sistema óseo de la unión de repúblicas para
conformar la URSS, como lo reveló el propio Elías Calles en 1926 al
recibir las cartas credenciales de la embajadora de la URSS: “el
soviet aparecía en el mundo como una novedad entre las
tradicionales formas de organización política de las naciones” 35.
37
Córdova, Arnaldo (1974), La política de masas del cardenismo, editorial Era, México,
pág. 32.
47
opción social-solidaria y reciclada por el regreso del PRI para el sexenio 2012-
2018.
La reforma de Salinas de Gortari implicó el fin histórico del proyecto de la
Revolución Mexicana y el inicio del modelo de economía capitalista con menor
intensidad social. En lo ideológico, la reforma salinista del PRI quiso sustituir la
propuesta popular de la Revolución Mexicana por el liberalismo social del juarismo
del siglo XIX. Lo que analistas, críticos y seguidores priístas no analizaron a
profundidad fue el alcance del modelo de liberalismo social y se quedaron
intencionadamente con el mensaje de que se trataba del liberalismo de Juárez,
mejor conocido por su enfrentamiento contra los fueros eclesiásticos y las
invasiones extranjeras, es decir, el liberalismo social oficializado41 por la historia y
no el real: el de la instauración autoritaria de las bases del capitalismo del laissez
faire, laissez passer.
La reforma de Salinas de Gortari buscaba básicamente reactivar la
producción en función de un nuevo liberalismo de mercado. El PRI perdió
ideología, la Constitución reformó sus artículos que la relacionaban con la
Revolución Mexicana. La relación gobierno-sociedad abandonó las referencias
revolucionarias y disminuyó al convencionalismo de los beneficios de corto plazo;
sin recursos financieros, el Estado cambió su política de bienestar social por la de
beneficios inmediatos; peor aún, Salinas transformó la política social del Estado
basada en la recaudación de impuesto para financiar el gasto social al Programa
Nacional de Solidaridad donde las comunidades pagaban una doble tributación:
sus impuestos que debían de convertirse en obras públicas y aportación de su
trabajo en obras públicas financiadas en parte con impuestos y en parte con
trabajo forzoso.
Los cambios sustanciales de Salinas de Gortari ocurrieron en el discurso
histórico del PRI en el poder al pasar de la Revolución Mexicana al liberalismo
social, en el abandono de los compromisos corporativos al privatizar el ejido y
reactivar la hegemonía del mercado como factor de sobreexplotación laboral, en la
clase política gobernante porque llegaron los economistas educados en el
41
Reyes Heroles, Jesús (1988), El liberalismo mexicano, III.- La integración de las ideas,
Fondo de Cultura Económica, México, págs. 627
52
10.- Bibliografía.
Córdova, Arnaldo (1996), La formación del poder político en México,
Editorial Era, México.
Duverger, Maurice (1987), Los partidos políticos, Fondo de Cultura
Económica, México.
Ezcurdia, Mario (1968), Análisis teórico del Partido Revolucionario
Institucional, Costa-Amic Editores, México.
Furtak, Robert K. (1974), El Partido de la Revolución y la estabilidad política
en México, Serie Estudios 35, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM,
México.
Garrido, Luis Javier (1982), El partido de la revolución institucionalizada,
Siglo XXI Editores, México.
González Compeán, Miguel, y Lomelí, Leonardo, coordinadores (2000), El
partido de la Revolución. Institución y conflicto (1928-1999), Fondo de Cultura
Económica, México.
Granados Roldán, Otto (1987), Antología de textos sobre el pensamiento
económico de México, PRI, Secretaría de Divulgación Ideológica, México.
Huntington, Samuel (), Violencia política en las sociedades en cambio,
Editorial Paidós, México.
42
“México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta con controlar a un
solo hombre: el Presidente de la República. Tenemos que abandonar la idea de poner en la
Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La
solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes ambiciosos las puertas de
nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, según
nuestros valores y en el respeto del liderazgo de los Estados Unidos”. Carta de Richard Lansing,
secretario estadunidense de Estado, febrero de 1924.
http://memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1924CRL.html.
53
I
Primero, tres lecturas nacionales sobre el PRI:
1.- En 1968, el militante priísta Mario Ezcurdia publicó un libro insólito por el
intento de analizar seriamente la existencia y funcionamiento del PRI 43, haciendo
pasar el PRI por la teoría de los partidos políticos, sobre todo la de Maurice
Duverger44; a pesar de la acumulación de datos que mostraban al PRI como un
partido político típico en lo general, Ezcurdia no pudo evitar la fascinación sobre el
funcionamiento del partido en el poder y lo calificó como un “fenómeno político
extraordinario”45.
2.- En 1970 el ex dirigente priísta Manuel Moreno Sánchez --jefe del
Senado durante el sexenio de López Mateos (1958-1964)-- recogió en un libro 46
sus artículos y ensayos publicados en Excelsior en julio de 1968 sobre el
funcionamiento interno del PRI y su papel en el sistema político y ahí definió la
categoría política de la “simbiosis partido-gobierno” o “paralelismo estructural” 47.
Marginado del partido y colocado entonces en el territorio de la crítica --luego
fundaría el partido Socialdemócrata--, Moreno Sánchez convocaba primero a
conocer al PRI para después plantear los cambios; la crítica como paso previo
para la reforma.
3.- En 1972, el entonces economista e historiador Daniel Cosío Villegas
publicó como libro48 algunas notas de una conferencia dictada ese mismo año en
43
Ezcurdia, Mario (1968), Análisis teórico del Partido Revolucionario Institucional, B. Costa-
Amic Editor, México.
44
Duverger, Maurice (1987), Los Partidos Políticos, Fondo de Cultura Económica, México,
edición de 1951.
45
Ezcurdia, op. Cit., pág. 164.
46
Moreno Sánchez, Manuel (1070), Crisis política de México, Editorial Extemporáneos,
México.
47
Op. Cit., pág. 139.
48
Cosío Villegas, Daniel (1972), El sistema político mexicano. Las posibilidades de cambio,
Cuadernos de Joaquín Mortiz, México.
55
49
Op. Cit., pág. 20.
50
Camacho Solís, Manuel (1977), Los nudos históricos del sistema político mexicano,
revista Foro Internacional XVII, abril-junio de 1977, El Colegio de México, México, pág.590.
51
Almond, Gabriel, y Verba, Sidney, (1970), La cultura cívica. Estudio sobre la participación
política en cinco naciones, Fundación Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada,
España.
52
Op. Cit., pág. 125.
53
Op. Cit., pág. 467.
54
Padgett, león Vincent (1974) The mexican political system, segunda edición de la primera
de 1966, editorial Houghton Mifflin Co., Boston, USA.
56
II
55
Op. Cit., pág. 74.
56
Furtak, Robert K. (1974), El partido de la Revolución y la estabilidad política de México,
edición en español de la checoslovaca de 1969, Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM,
México.
57
Op. Cit., pág. 193.
58
Cansino, César (2012), El excepcionalismo mexicano. Entre el estoicismo y la
esperanza, Editorial Océano, México, pág. 159.
57
La lectura política sobre las lecturas politológicas del PRI permite llegar a
una propuesta de análisis científico sobre el PRI, para entender algunas razones
de su derrota presidencial en el 2000 y algunos elementos para situar
científicamente su victoria presidencial en el 2012:
59
Easton, David (1997), “Categorías para el análisis sistémico de la política”, en Easton,
David, compilador, Enfoques sobre teoría política, Amorrortu Editores, Argentina, pág. 221.
60
Perry, Laurens (1996), Juárez y Díaz. Continuidad y ruptura en la política mexicana,
Editorial Era, México.
61
Carpizo, Jorge (1980),”México, poder ejecutivo: 1950-1975” y “Notas sobre el
presidencialismo mexicano”, en Carpizo, Jorge (1980), Estudios Constitucionales”, Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, México.
62
Cádiz, Constitución (2012), Constitución Política de la Monarquía Española Promulgada
en Cádiz a 19 de marzo de 1812, Librerías L, España, págs. 92-97.
58
63
Cursivas de Revueltas.
59
64
Revueltas, José (1975), México: una democracia bárbara. Posibilidades y limitaciones
del mexicano, Editorial Posada, México, págs. 20-21.
65
Op. Cit., págs. 115-116.
66
Córdova, Arnaldo (1979), La política de masas y el futuro de la izquierda en México,
Editorial Era, pág. 32.
60
67
Easton, pág. 225.
61
III
Los partidos políticos han sido analizados y estudiados como instancias de
ejercicio del poder en espacios legislativos. Pero los partidos cumplen otras
funciones. La transición de España a la democracia pasó por una reforma política
que legalizó los partidos existentes y colocó el sistema de partidos como el centro
del ejercicio de la democracia; lo paradójico fue que el promotor de esa iniciativa
fue Adolfo Suárez, quien había sido secretario general del Movimiento, la
organización falangista de control de masas del franquismo 68. En cambio, en la
Unión Soviética, el golpe de Estado de agosto de 1991 contra Mijail Gorbachov
como última resistencia de los sectores del viejo régimen llevó al operador de la
transición a cometer un error estratégico: en represalia por el intento de golpe,
Gorbachov ordenó la disolución del Partido Comunista de la Unión Soviética,
cueva de los sectores del pasado comunista 69; sin embargo, el PCUS se había
constituido --un poco como el PRI en México-- en la columna vertebral social, de
identidad, ideológica y política del Estado comunista en las repúblicas asociadas y
su desaparición derivó inmediatamente en la desarticulación de la Unión y la
creación de Estados independientes.
A partir de estas experiencias de partidos en Estados en transición
democrática, en México el PRI jugó un papel vital desde el enfoque orgánico por
su papel como tres subsistemas:
68
Ramírez, Carlos (2006), México, entre España y la URSS, Revista Vértigo, 19 de agosto
de 2006, México.
69
Gorbachov, Mijail (1993), Memorias. Los años decisivos 1985/1992, Editorial Planeta,
pág. 15.
62
70
Paz, Octavio (1970), Posdata, Siglo XXI Editores, pág. 50.
71
Op. Cit., pág. 53.
63
IV
1. El presidente de la república.
2. La Constitución.
3. El Estado.
4. El presupuesto público.
5. La cultura política.
6. Y los sectores invisibles externos pero dentro: medios de
comunicación, intelectuales, ejército, gobierno de los Estadios Unidos y jerarquía
católica.
73
Cifras oficiales del IFE.
74
Perry, Laurens (1974), "El modelo liberal y la política práctica en la República
Restaurada: 1861.1816". Historia Mexicana, V, XXIII, no. 4, abril-junio, pág. 674.
65
más que un mero partido político. Se ha tratado del espacio de consenso de los
grupos de poder. La figura presidencial aparece como el pivote del sistema --Elías
Calles en su reunión con los generales para pactar el acuerdo sobre el sucesor del
asesinado general Álvaro Obregón--, Cárdenas y la creación de sectores
corporativos para fortalecer el proyecto revolucionario y su enfrentamiento contra
Elías Calles y Díaz Ordaz con el apoyo del aparato de poder para enfrentar el
movimiento estudiantil de 1968 como el único que ha cimbrado realmente al poder
priísta. Pero la sola existencia de la figura presidencial sin el papel activo del
partido hubiera desembocado en una dictadura personal e institucional sin
posibilidades de dominación. Y en el periodo 2000-2012, el PRI no sólo prevaleció
vigente sino que pudo operar su regreso a la presidencia con un presidente de la
república salido de la oposición.
El partido ha sido fundamental en el sistema. En el horizonte histórico,
Juárez no hubiera podido liderar el ciclo liberal sin la existencia del partido liberal.
Y Díaz cometió el error histórico de negarse a aceptar un partido porfirista y
decidió la disolución del partido reyista, lo que lo dejó como la figura a combatir,
como lo recuerda Limantour75. El PRI ha permitido al sistema político atravesar
tormentas de arena. Inclusive, la inteligencia política de Elías Calles entendió que
su fuerza personal y militar no iba a ser suficiente para evitar una nueva guerra
civil y de élites por el asesinato de Obregón y de donde salió la idea del partido
que aglutinara a los grupos revolucionarios para un reparto sin violencia del poder.
De ahí que el partido fue una especie de cámara hiperbárica para oxigenar las
crisis en sucesor determinados que hubieran colapsado al país:
El asesinato de Obregón.
La guerra cristera.
La radicalización socialista de Cárdenas.
El choque Elías Calles-Cárdenas.
El exilio forzado del jefe máximo de la Revolución.
75
Limantour, José Yves (1965), Apuntes sobre mi vida pública (1892-1911), Editorial
Porrúa, México, pág. 167.
66
El PRI no sólo sobrevivió a esas crisis sino que se fortaleció. La única razón
que explica su sobrevivencia y su regreso a la presidencia se encuentra en el
hecho de que la oposición a lo largo de la crisis del PRI --del colapso económico
de 1976 a las elecciones presidenciales del 2012, poco más de un tercio de siglo--
no supo reformar los tres pilares del poderío priísta: 1) el Estado priísta, 2) la
Constitución priísta y 3) el modelo de desarrollo priísta. Peor aún, la oposición
panista no capitalizó el giro ideológico del PRI hacia el centro-derecha con el
neoliberalismo salinista ni menos aún reformó la estructura de poder priísta --los
corporativismos atados al Estado-- cuando el PAN gobernó doce años desde la
presidencia de la república.
67
V
En 1978 el Partido Comunista Mexicano solicitó su registro como partido
legal, en el contexto de la reforma política de López Portillo que permitió la
creación, en serio, de un sistema de partidos. Hasta entonces existía el PAN como
oposición real y el PPS y el PARM como oposición formal y como partidos-rémora
del PRI porque siempre llevaron como candidato presidencial al del PRI. El PCM
arribó al sistema de partidos con un criterio político que delineó su objetivo de
partido de oposición también real: la denuncia sobre la derechización del régimen
político. En su discurso en la ceremonia de entrega de la solicitud de registro del
PCM, el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, planteó un
argumento que le otorgaba un valor adicional al sistema de partidos: la
68
76
Reyes Heroles, Jesús (1996), Jesús Reyes Heroles. Obras Completas. Política. Tomo III,
Asociación de Estudios Históricos y Políticos Jesús Reyes Heroles, A.C., Secretaría de Educación
Pública y Fondo de Cultura Económica, pág. 557.
77
http://computos2012.ife.org.mx/reportes/presidente/distritalPresidenteEF.html.
78
Castellanos Hernández, Eduardo (1997), Formas de gobierno y sistemas electorales en
México. Estadística electoral, Centro de Investigación Científica “Jorge L. Tamayo”, México.
69
ciclo del cambio político: la instauración democrática 79, sobre todo porque la
estructura sistémica priísta fue la que permitió la victoria en el 2012. El sistema es
un aparato de poder y el sistema político priísta fue construido sobre la base de la
organización de las masas justamente para procesos electorales pero también
para la conservación del poder.
Las expectativas de regreso al poder presidencial del PRI van a depender
de la funcionalidad del partido-sistema. La oposición panista tuvo doce años para
reconstruir el sistema político pero careció de un proyecto funcional. La oposición
perredista sólo aspira a desplazar al PRI del sistema pero mantener esa misma
estructura de poder. En este contexto, las posibilidades de reforma política del
sistema van a oscilar entre la modernización productiva que afectará algunos de
los compromisos del PRI --la reforma laboral, la reforma energética, la reforma
fiscal, entre otras-- y la reformulación de compromisos con los sectores de masas
del PRI. La teoría de la inmoribilidad del PRI se sostiene no en alguna maldición
gitana sino en el análisis de los sistemas políticos y sobre todo en una radiografía
del sistema político priísta.
Mientras el sistema político mexicano --y su correlativa estructura de poder
institucional-- sea priísta y el PRI sea la parte sustantiva de ese sistema, el PRI
seguirá como el partido hegemónico y la democracia mexicana será parcial.
sondeos, muy por arriba inclusive de López Obrador. Peña Nieto ganó las
elecciones con una cómoda ventaja de 6 puntos porcentuales. El PRI vio la luz al
otro lado del túnel. Sin embargo, el gobierno de Peña Nieto fue personal, no
priísta: tuvo una luna de miel de dos años y a finales de 2014 comenzó a
desmoronar su ventaja en la aprobación por casos de violencia política, fracaso en
la lucha contra la inseguridad y casos importantes de corrupción familiar e
institucional. El PAN se dividió por el manejo personal del partido que hizo Ricardo
Anaya Cortés, hasta llevarlo a la fractura en el 2017. López Obrador, en cambio,
administró sus intolerancias y se colocó a la cabeza las encuestas, sin romper
consensos. El PRI, en cambio, entró en el caos: la presidencia partidista de César
Camacho Quiroz, personero de Peña, exgobernador del Estado de México y líder
de diputados, operó como intendencia presidencial y marginó a la militancia; en
agosto del 2015 le entregó el cargo al experto político Manlio Fabio Beltrones
Rivera, quien no supo lidiar su dependencia de Peña y fracasó en las elecciones
de gobernador del 2016 --perdió siete de doce-- y renunció en junio; su ougar fue
ocupado por el asesor presidencial Enrique Ochoa Raza, sin militancia partidista ni
conocimiento del partido, para manejar la candidatura presidencial. El PRI entró en
el desorden, al grado de que Ochoa Reza fuer desplazado del cargo en mayo del
2018, dos meses antes de las elecciones y su lugar fue ocupado por René Juárez
Cisneros, ex subsecretario de Gobernación y ex gobernador de Guerrero, pero a
destiempo y con la campaña operada directamente por el presidente Peña Nieto a
través del coordinador Aurelio Nuño Mayer y la supervisión del canciller Luis
Videgaray Caso. Al final Peña Nieto llevó al PTRI a la victoria en el 2012 y al
hundimiento en la peor de las derrotas en el 2018 dejándolo en tercer sitio con un
16% de los votos y quebrado en su unidad interna.
Lo que viene para el PRI es la reorganización y la reconquista de algunas
posiciones en las legislativas federales del 2021, aunque dependiendo más del
hundimiento del PRD y de la fractura en el PAN. El PRI de Elías Calles quedó,
después de las elecciones presidenciales del 2018, fracturado en tres grupos: el
de Peña que lo va a querer mantener hasta la próxima elección presidencial del
2024, el de la militancia disidente con cuadros medios con movilización, pero sin
77
recursos ni posiciones en la estructura del PRI y los cuadros del viejo PRI en
retirada y con la posibilidad de negociar con los otros dos.
El problema más grave del PRI será la falta de cuadros dirigentes y de
competencia; el grupo de Peña Nieto quedó hundido en el fracaso electoral y sin
capacidad operativa para mantener el control del partido; la militancia activa no
tiene, desde ahora, una figura para las presidenciales del 2024 ni recursos para
manejar el partido, sobre todo porque los gobernadores priístas van en retirada. Y
la burocracia priísta que regresó a la estructura del Estado en 2012 tendrá que
abandonar sus zonas de confort sin haber construido una alternativa en el PRI.
Si el PRI tardó dos sexenios en reconstruir su regreso, las condiciones de
hoy son diferentes a las del 2000-2012: el PRI habrá de tocar fondo en el 2021,
carecer de un espacio territorial para reorganizarse, es posible que el PRI pierda
su último bastión en el 2023: el Estado de México, la confrontación priístas-
peñanietistas estallará en el segundo semestre de 2018 y a mediados del 2019
cuando se dé el relevo formal en la dirección política, los pocos gobernadores
priístas perdieron sus plazas en la elección legislativa de 2018 y los sectores
corporativos están literalmente aniquilados.
¿En qué momento se había jodido el PRI? En el momento en que Salinas
de Gortari tomó el control absoluto de la política económica, retiró al Estado de su
función social, relevó a los políticos por tecnócratas en cargos públicos, le dio al
PRI el modelo neoliberal antisocial, no pudo mantener el poder transexenal
después de 2014 y dejó al PRI sin el apoyo social.
La posibilidad de que el PRI regrese triunfante la tuvo en el 2012, pero
Peña Nieto prefirió seguir por el camino neoliberal; si se atiende a la lógica de las
contradicciones sociales del poder, el PRI tendrá una dificultad central para
recuperar posiciones de poder: a diferencia del PAN, Morena es el partido
sustituto del PRI y López Obrador sabe que su poder y extensión por cuando
menos dos otro sexenio más estaría en consolidad a Morena como un partido del
sistema, del Estado y del gobierno, es decir, un PRI.
En todo caso, hasta las primeras semanas del 1 de julio, Morena se alzó
como la estructura central partidista de López Obrador y el PRI mantuvo cuando
78
de la caja negra eran las figuras de poder y sus aliados políticos y de clase. Y si
bien la asignación de valores y bienes y servicios se hacía de manera autoritaria,
el funcionamiento de esas interacciones utilizaba mecanismos que evitaran la
violencia: las técnicas de pesos/contrapesos, tensiones/equilibrios,
repartos/acumulaciones dependía de las fuerzas con capacidad para distribuir sin
rupturas.
La relación entre insumos y producción tenía una segunda fase: la
retroalimentación. La capacidad política de las fuerzas dominantes al interior de la
caja negra ayudaba a eludir los conflictos. Hacia los setenta, Samuel Huntington
desarrolló la relación gobernabilidad/ingobernabilidad en el modelo de
demandas/políticas públicas del sistema de Easton, encontrando un punto de
equilibrio en la velocidad entre la exigencia de reformas por parte de grupos
sociales y la capacidad de respuesta de las instituciones para atenderlas. Cuando
el ritmo de reformas era dinámico y mayor a las demandas, los sistemas se
localizaban en las coordenadas de la gobernabilidad; cuando las demandas
superaban a las ofertas institucionales, el escenario se hundía en la
ingobernabilidad.
Easton dividió los sistemas en dos conjuntos de exposiciones: los
intrasociales y los extrasociales; los intrasociales tenían que ver conductas,
actitudes e ideas referentes a la cultura, la economía, la estructura social y los
individuos; los extrasociales estaban constituidos por organizaciones fuera del
sistema e inclusive en la escena internacional. Los dos configuraban el ambiente
del funcionamiento del sistema político. Easton definió las demandas como inputs
y las decisiones como outputs.
Se trataba de un modelo dinámico, procedimental, de equilibrios sociales,
sin ningún referente de filosofía política. Los sistemas tenían la función de
distribuir sin tensiones y satisfacer todas las demandas. Las dimensiones de las
cajas negras han tenido que ver con las instituciones encargadas de recibir las
demandas, procesarlas, jerarquizarlas, tomarlas y distribuirlas.
La teoría política posterior a Easton ha desarrollado los sistemas políticos
en función de la relación tensiones/equilibrios.
86
aprobación del parlamento. Estas tres leyes, producto de la disputa entre el poder
absoluto de los reyes contra el poder limitado de las burguesías, dieron el salto
cualitativo entre la edad media (siglos V-XV d.C.) y el absolutismo (siglos XV a
mitad del XVI) al renacimiento (siglos XV-XVI).
El debate central ocurrió en la colocación de límites al poder absoluto de los
reyes. La frase atribuida a Louis XIV (reinado de 1643 a 1715) de que “el Estado
soy yo” ilustraba la inexistencia de contrapesos en las monarquías europeas. A
nivel teórico se dio un gran debate sobre la filosofía de la autoridad real y la
filosofía del poder civil. En 1680 el inglés Robert Filmer publicó su texto Patriarca
o el poder natural de los reyes para fundamentar que el poder de los reyes
provenía directamente de Dios y que ninguna autoridad terrenal podría acotarlo y
en 1689 John Locke --el padre ideológico del liberalismo-- publicó sus Tratados
sobre el gobierno civil en respuesta directa a Filmer. La Carta de los Derechos de
1689 le dio la razón a Locke por encima de Filmer. Un poco tarde y más referido al
debate del absolutismo francés en ese entonces encarnado por Louis XIV,
Jacques Bénigne Bossuet publicó su ensayo La política a partir de las sagradas
escrituras como una defensa tardía del modelo de absolutismo monárquico. Este
debate lo cerraron el baron de Montesquieu con El espíritu de las leyes (1748) y
Benjamin Constant de Rebecque con Principios de política aplicables a todos los
gobiernos representativos (1815).
Los parlamentos como contrapeso de las monarquías pueden ser
considerados como el primer paso hacia la formalización de los sistemas políticos,
sobre todo por sus dos efectos: limitar el poder de los reyes y reconocer la
jerarquía de la sociedad organizada para equilibrar el poder absoluto de los
monarcas a través de la representación parlamentaria. El segundo paso hacia los
sistemas fue la creación de los partidos políticos como espacios de confluencia
social y participación en el debate de los gobiernos. Los primeros partidos políticos
nacieron en Inglaterra en el último cuarto del siglo XVII, definidos ideológicamente:
los whigs o liberales y los tories o conservadores. Un siglo después la base de los
partidos franceses fueron clubes que derivarían en partidos: los jacobinos como
progresistas radicales y los girondinos como conservadores moderados; la
88
pequeñas cajas negras con grupos sociales dependientes del gasto asistencialista
intercambiando lealtad electoral por programas de beneficio directo.
4.- Anatomía del sistema político priísta.
Como estructura dominante desde el Estado en el largo periodo 1917-1982
y con reducción de sus alcances sociales por restricciones presupuestales y
estabilizadoras en el periodo 1983-2018, el sistema político perdió cohesión en
1989 con la fractura en el Estado, el PRI y el sistema político; mientras el PAN
nunca se preocupó por entender al sistema político ni su funcionamiento --en el
2000-2012 gobernó con el PRI y como PRI--, el PRD cardenista construyó su
propia caja negra desde la oposición y luego en el DF-Ciudad de México y Morena
no ha hecho más que instalar una tercera caja negra más priísta que perredista en
el modelo de López Obrador.
El sistema político priísta --y de muchas formas en el sistema político
perredista y morenista-- ha funcionado en dos esferas específicas: los pilares que
lo sostienen y las fuentes de legitimidad que lo legalizan.
Los pilares del sistema político se dividen en dos grupos; de un lado, los
fundamentales que lo hacen funcionar como caja negra: presidente de la
república, PRI y Estado de bienestar; de otro lado, los que articulan la
funcionalidad como círculo de refuerzo: poderes fácticos, ideología y facultades
constitucionales. Cada uno de ellos tiene su configuración histórica en la lucha por
el poder:
Las fuentes de legitimidad del sistema político mexicano priísta son tres:
100
fundación del PRI como el espacio --caja negra dentro del grupo gobernante-- de
arreglos pacíficos por el poder con una distribución pacífica. El error de Elías
Calles fue romper la dependencia presidente-PNR y tratar de colocarse por
encima del presidente constitucional Cárdenas.
El PRI mantuvo el dominio absoluto de la competencia electoral de 1929 a
1976, con un sistema de partidos determinado por el presidencialismo priísta: dos
partidos comparsa --el Partido Popular Socialista del colaboracionista Vicente
Lombardo Toledano y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana de
generales afines a Venustiano Carranza--; el PAN fue un partido nacido de la
vertiente conservadora liberal del PRI como una opción de honestidad y moral y
funcionó como oposición leal --concepto de Soledad Loaeza-- hasta 1982; en las
elecciones presidenciales de 1988, 1994 y 2000 compitió por la alternancia
partidista, aunque sin diseñar una alternativa real.
El PRI como partido del Estado-gobierno-elite priísta se reproduce a nivel
nacional a través de las estructuras del Estado y del gobierno. Ningún otro partido
tiene los recursos para hacerlo; el PRI lo logra a través del poder presidencial en
el manejo del presupuesto público. Los seccionales del partido son células del
gobierno-Estado (Revueltas en México: una democracia bárbara, de 1958). La
dependencia del PRI del poder presidencial crea un circuito de poder, pero al final
de cuentas el poder efectivo está en el PRI y el presidente de la república sabe
cómo ejercerlo. Por ello el presidente la república determinó hasta la fecha las
principales candidaturas a alcaldes, gobernadores, diputados locales, diputados
federales, senadores y presidente de la república.
El poder del PRI aparece en sus números electorales:
--Para presidente de la república el promedio electoral fue de 86.5% en las
elecciones de 1929 a 1976 y de 30% de 1988 al 2012, con el sótano de 22.2% en
la elección presidencial del 2006 que perdió Roberto Madrazo Pintado. El PRI
perdió las elecciones en el 2000 con 36.1% de los votos y en el 2006 con 22.2%.
Por sí solo el PRI ganó 32% de los votos presidenciales en el 2012 y subió a
38.2% por los votos del Partido Verde.
103
--En el Senado, el PRI tuvo el 100% de las curules de 1929 a 1982; en 1988
perdió cuatro y bajó a 93.7% y en 1994 volvió a bajar a 74.2%. En las tres
elecciones sexenales de 2000, 2006 y 2012, las curules promedio en la cámara
alta fueron de 39%, con el nivel más bajo en 2006 con sólo 30.4%.
--En la Cámara de Diputados el promedio de 1946 a 1952 fue de 74%, de
85.7% de 1958 a 1976, de 58% de 1982 a 1994 y de 21.8% de 1997 a 2015. En
dos grandes bloques, el promedio fue de 79.8% de 1946 a 1976 y de 45.4% de
1982 a 2015.
--A nivel de gobernadores, el PRI mantuvo el 100% de los mandatarios
estatales hasta 1988 y en 1989 perdió el primero gobierno estatal, Baja California.
En el 2018 el PRI mantiene apenas 14 gubernaturas, el 43.76% del total.
--Hacia las elecciones presidenciales, legislativas y de nueve gobernadores
en el 2018, el PRI asiste con el 38.2% de votos presenciales del 2012, el 40.6% de
curules en el Senado en el 2012 y el 40.6% de diputaciones en el 2015, un
promedio total de 39% del poder político nacional.
3.- El Estado de bienestar arroja cifras que revelan que el PRI ya no
garantiza el nivel de vida de los mexicanos; fijó la meta de mínimos de bienestar
con López Portillo y quedó en mera solidaridad con Salinas de Gortari. Las cifras
de la pérdida de nivel de vida a la fecha son reveladoras de la crisis del PRI como
garante de un bienestar que apenas beneficia al 20% de los mexicanos:
--Según el último reporte de 2018 del Consejo nacional de Evaluación de
Políticas de Desarrollo Social (Coneval), el 78% de los mexicanos vive con una o
varias carencias sociales.
--Según el Inegi, el 55% de los trabajadores labora en condiciones de
marginalidad y subempleo.
--Las últimas cifras de distribución del ingreso en deciles de familias, el 70%
de los mexicanos tiene el 50% del ingreso, en tanto que una minoría de 30%
acapara la otra mitad.
--En el periodo de estabilidad 1934-1982 (cuarenta y ocho años), el PIB
promedio anual fue de 6%. En el ciclo del PRI sin compromiso social, de 1983 a
2018 (treinta y cinco años), el PIB promedio anual fue de 2.2%. Para atender las
104
Estado-- del sistema político institucionalizado. Su tesis central fue reencauzar las
desviaciones morales, ideológicas, sociales y políticas de los revolucionarios que
se habían convertido ya en una casta ajena a los ideales maderistas del
movimiento social de 1910.
El PAN fue ideado en 1928 por el repudio al fraude electoral contra José
Vasconcelos como candidato independiente a la presidencia y el ánimo despertó
entre los jóvenes idealistas de la primera generación de la Revolución Mexicana.
El PAN se movió en su origen en el dilema planteado en 1939 por Vasconcelos en
una carta a Gómez Morín: un partido para la presencia ideológica y moral o un
partido para la contienda electoral. En 1940, para enfrentar la sucesión de
Cárdenas, el PAN no presentó candidato y decidió apoyar al general Juan Andreu
Almazán, de no buena calidad ética, En su carta al PAN, Vasconcelos fue
dialéctico:
La honra no está en preferir poca ignominia a mucha ignominia, sino
que rechazar entera la ignominia.
La crisis del PRI fue larga, tediosa, casi en silencio político, pero terminal.
Comenzó en 1968 cuando el PRI no supo dar respuestas políticas a las exigencias
política de estudiantes y sociedad. Como en Francia, la estructura del partido en el
poder se movió a favor del gobierno: la continuidad del establishment. Y a pesar
de que el PRI se confió en su capacidad de control de las estructuras sociales y de
poder y absorbió las movilizaciones en contra, de todos modos ese mismo sistema
comenzó a abrirse por necesidad de sobrevivencia: el presidente Luis Echeverría
Álvarez, secretario de Gobernación en el año de 1968 y co-operador de la
respuesta política autoritaria del Estado a las demandas estudiantiles, obtuvo la
candidatura presidencial priísta en 1969 y ganó las elecciones presidenciales en
1970 con el 83% de los votos.
El ritmo estabilizador de la política se había roto en 1968 por el tamaño de
la contención de las protestas. Echeverría abrió la crítica, profundizó la vertiente
populista de la política social con gasto inflacionario, movió el discurso de la
política exterior hacia China, el Movimiento de los No Alienados, Cuba y Chile
socialista, pero rompiendo los acuerdos con los grupos sociales polarizantes.
Hacia finales de su sexenio riñó con el sector privado financiero elevando las
tensiones dentro del sistema.
Pero la decisión que inició la debacle en cámara lenta del sistema priísta
fue la nominación de su sucesor: el ritmo institucional señalaba al secretario de
Gobernación, Mario Moya Palencia, como su heredero escalafonario, toda vez que
esa posición administraba la política como el cruce de todos los caminos del
sistema en la estructura presidencialista y como el funcionario encargado de la
funcionalidad de la relación PRI-ejecutivo: el sistema se manejaba,
operativamente, desde Gobernación.
Echeverría optó por José López Portillo como el candidato presidencial del
PRI en 1975, un funcionario sin grupo político, ajeno a las redes de poder del PRI,
amigo personal de la infancia de Echeverría, abogado, profesor universitario de
teoría del Estado, funcionario medio-bajo del gobierno de Díaz Ordaz donde había
sido acusado de malversación de fondos. En el gobierno de Echeverría tuvo un
ascenso rápido: subsecretario de Patrimonio Nacional, director de la Comisión
119
fue la de no ser militante del PRI; en agosto, el PRI había modificado sus estatutos
en su XX asamblea nacional para permitir candidaturas de no militantes. Meade
había sido dos veces secretario del gabinete del presidente panista de la república
con Felipe Calderón Hinojosa y dos veces secretario del gabinete presidencial de
Peña Nieto. A pesar de que tuvo oportunidades de afiliarse al PRI durante el
proceso de definición del candidato a lo largo de 2017, Meade no lo hizo.
Como candidato sin militancia en el PRI, Meade rompió con la condición
priísta de los candidatos presidenciales. El PRI, con el pretexto de que la marca
estaba bastante deteriorada, presentaba a un candidato no priísta. Sólo que el PRI
no era una agencia de colocaciones y un candidato no priísta generó la dispersión
de militantes. Y de ganar Meade las elecciones, el circuito de poder Los Pinos-PRI
estaría roto.
8.- Morena, placebo de sistema político priísta.
López Obrador y su estructura de poder han dejado la creencia de que su
objetivo será sólo el de ir sustituyendo las estructuras del PRI. Por su pasado
priísta y populista-cardenista, López Obrador en realidad no busca la transición ni
ofrece una alternativa; su propuesta ni siquiera es de alternancia: se trata de una
mera sustitución de un grupo por otro, dejando intacta la configuración del sistema
político priísta. Inclusive, en sus confrontaciones en campaña con sectores
básicos del sistema --aliados desde fuera-- López Obrador nunca ha pensado en
sustituir el Estado neoliberal por un Estado populista; su meta es más sencilla pero
clara: rehacer el papel dominante del Estado, en condición de hegemonía al estilo
Gramsci --una coalición de grupos sociales-- y reasumir el mandato constitucional
de “rector” del desarrollo. La intención de López Obrador es la de reconstruir el
papel del Estado en la dirección política y económica de la república.
La clave más importante de la elección presidencial radica en la
comprensión de sus alcances. Cuando el PAN ganó la presidencia en el 2000 y en
el 2006, en realidad se dio un relevo de élites, no una alternancia partidista ni
menos aún una alternativa de proyectos: por falta de un plan panista de
reorganización del sistema político/régimen de gobierno/Estado constitucional, el
PAN se concretó sólo a la administración del cargo en tres tiempos: acordó con el
122
Cada uno construyó sus reglas, sus funcionalidades sistémicas, sus posibilidades
reales. Y cada uno terminó su tiempo histórico agotando sus posibilidades: el
populismo construyó una base de desarrollo, pero concluyó con una economía
reventada por la inflación, el gasto desordenado y el Estado intervencionista
ineficaz; el neoliberalismo comenzó poniendo orden en la economía, pero terminó
con Estado social, sin estructura de administración de las demandas y con más de
la mitad de los mexicanos en situaciones de crisis social. El populismo de López
Obrador es una mezcla de objetivos sociales del populismo y la crisis de pobreza
del segundo. Ello quiere decir que la propuesta de López Obrador no le alcanzará
para regresar al nivel de vida de 1970, su costo será un desorden financiero de
1982 y arrastrará el mantenimiento de la crisis social de 2018.
En este escenario de imposibilidad de reproducir el sistema político priísta
con el caudillismo personal de López Obrador y Morena como partido-Babel, la
administración del sistema como equilibrio de demandas-satisfactores estallará
desde el día siguiente de la victoria electoral. Morena carece de mecanismos de
contención, mediación y liderazgos institucionales y los diferentes movimientos
sociales no tienen tiempo para negociar sus demandas. Como movimiento, estas
organizaciones populares se construyen en función de demandas cuantitativas de
corto plazo.
A ello hay que agregar la configuración de los aparatos políticos, de
gobierno y de Estado, ahora dominados por la burocracia acostumbrada a los
beneficios al estilo PRI y cuya configuración responde a un precario e ineficiente
servicio civil de carrera. Por desidia, por incapacidad de control y por corrupciones
de las organizaciones sindicales de trabajadores del gobierno, se fue configurando
un Estado burocrático fuera del control presidencial. La corrupción gubernamental
más importante --la del funcionamiento día a día del gobierno y de sus tareas de
obra-- es producto de un Estado burocrático o de una burocracia que controla para
sí mismo el funcionamiento del Estado, desde el agente de tránsito de la esquina
hasta el responsable de otorgar obra concesionada o dar los permisos cotidianos
o aliviar los procedimientos en las oficinas públicas.
128
II
Varios libros permiten ofrecer una revisión bibliográfica del sistema político
mexicano, por su tiempo histórico.
136
corto-mediano plazo del sistema político priísta. Huelga decir los resultados: la
tecnocracia se apoderó del aparato director, los priístas históricos salieron del PRI
en 1987, el candidato Salinas de Gortari en 1988 logró 50.3% de los votos y el
país entró en un largo túnel de modelo neoliberal de desarrollo hasta el 2018.
El libro Perspectivas del sistema político mexicano ha sido el único
producido por el PRI sobre su propia estructura de poder. A ese seminario,
realizado el 4 y 5 de noviembre de 1982, a menos de un mes de la toma de
posesión de Miguel de la Madrid Hurtado, participaron sobre todo politólogos
extranjeros, lo que le dio un doble valor a la reunión: Stanley R. Ross, Robert E.
Scott, Michael C. Meyer, Oscar J. Martínez, Sidney Weintraub, Henri Favre,
Wolfgang König, entre otros. El comentarista general fue el politólogo José Luis
Reyna, entonces director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, y
los mexicanos actuaron como comentaristas de ponencias: Leopoldo Zea, Blanca
Esponda, Salvador Carmona, Francisco Casanova Álvarez, Horacio Labastida,
Soledad Loaeza, Miguel Basáñez, Miguel Covián Pérez, Carlos Sirvent, Ricardo
Méndez Silva, Vicente Fuentes Díaz y José Luis Molina Piñeiro.
Los enfoques de los extranjeros fueron analíticos y disminuyeron la
dimensión de la crisis; inclusive, Ross, un conocedor a fondo de México, le restó
importancia al relevo en la dirección política de tecnócratas por políticos y acreditó
ese tránsito como parte de la modernización y la necesidad de “talentos
especializados”. Y hacia ese 1982 Ross --quien calificó a los críticos como
“profetas de la ruina”-- afirmó que “la Revolución sigue siendo la base de
legitimación política”, cuando en realidad no se trató de especialización de
dirigentes sino de ruptura de grupos de poder: los tecnócratas de Miguel de la
Madrid dieron por terminada la Revolución, el Estado de bienestar se convirtió en
un Estadio de eficacia técnica y México fue enrolado en la lógica de la
globalización productiva que liquidó el modelo social revolucionario. Scott
aconsejó “actualizar” el sistema a las nuevas correlaciones de fuerzas y
equilibrios. Ian Roxborough afirmó que el camino para encarar los problemas era
más democracia. Y König, profesor de la Universidad de Gotinga, en la entonces
República Federal Alemana, puso el dedo en el principal elemento de la crisis: el
140
razonar, desde la teoría política, al PRI, aunque a veces el autor cayó en las
explicaciones oficiales --no tan profundas-- del partido como un partido de un
tiempo histórico especial, un proceso revolucionario gelatinoso y una función
estabilizadora de gobierno.
El modelo principal de Ezcurdia fue la teoría de los partidos de Duverger.
Sin embargo, el PRI era un partido histórico que nació en la coyuntura de una
lucha violenta por el poder en 1928 y tuvo dos redefiniciones en función de las
coyunturas del gobierno y del Estado: el PRM con el cardenismo con la
expropiación petrolera y el PRI con la institucionalización política del relevo de los
militares en el poder por políticos universitarios.
Lo cierto fue que el estudio de Ezcurdia sólo comprobó analíticamente lo
que se percibía en las apreciaciones sobre el PRI como partido: no era un partido
tradicional, sus tareas iban más allá de la de los partidos y en realidad el PRI
funcionaba como el partido-sistema. Las crisis políticas de 1958 a comienzos de
1968 probaban que el PRI era el brazo político del sistema, del régimen y del
Estado y que era un partido producto de la historia mexicana.
7.- En 1981, cuando apenas comenzaban los primeros estudios sistémicos
sobre México, el politólogo Miguel Basáñez ensayó una interpretación de las crisis
políticas mexicanas de 1968 a 1980 (luego haría ampliaciones hasta llegar a
1990): la conformación de una hegemonía de control del Estado mexicano, ya no
un Estado de una élite; es decir, el Estado era una dirección ideológica, más que
una dominación económica y política.
El estudio de Basáñez profundizó la observación crítica de los sectores que
confluyen en la orientación del desarrollo nacional, las coaliciones políticas
dominantes y las disputas entre los grupos por los beneficios de las políticas
públicas. Las crisis de finales de sexenios 1968, 1976, 1982, 1988, 1994 y 2000 y
ahora el 2018 revelan la solidez de la propuesta analítica de Basáñez: el Estado
dominante cardenista pasó a una coalición de intereses dominantes con
capacidad para infundir dirección ideológica al Estado y por tanto ir reconfigurando
los equilibrios internos en el sistema político.
145
III
En diferentes tiempos políticos y circunstancias partidistas, el sistema
político priísta acumuló una serie de ensayos que configurarían una bibliografía
indispensable:
146
Molina Piñeiro, Luis J. (1976), Estructura del poder y reglas del juego
político en México, UNAM, México.
Molinar Horcasitas, Juan (1993), Escuelas de interpretación del sistema
político mexicano, Revista Mexicana de Sociología Vol. 55, No. 2, abril-junio, págs.
3-57, México.
Moreno Sánchez, Manuel (1970), Crisis política de México, Editorial
Extemporáneos, México.
Muñoz Patraca, Víctor Manuel (2001), Del autoritarismo a la democracia.
Dos decenios de cambio político en México, Siglo XXI Editores y Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, México.
Needler, Martin C. (1971), Politics and society un México, University of New
Mexico Press, Alburquerque, USA.
Nueva Política (1976), El sistema mexicano, Volumen 1 No. 2, abril-junio de
1976, México.
Partido Revolucionario Institucional (1982), Perspectivas del sistema
político mexicano, CEN del PRI, México.
Pampillo Baliño, Juan Pablo (2008), El PRI, el sistema político mexicano y
la transición democrática. Historia, balance y perspectivas, Ediciones de
Educación y Cultura, Asesoría y Promoción, México.
Paz, Octavio (1969), México: la última década, Revista Mexicana de La
Crisis, agosto de 2016, http://www.indicadorpolitico.mx/?p=77518
----(1970), Posdata, Siglo XXI Editores, México.
----(1979), El ogro filantrópico, Siglo XXI Editores, México.
Parsons, Talcott (1988), El sistema social, primera edición en inglés 1951,
Alianza Editorial, España.
Pellicer de Brody, Olga, y Reyna, José Luis (1978), Historia de la
Revolución Mexicana 1952-1960. El afianzamiento de la estabilidad política, tomo
22, El Colegio de México, México.
Perry, Laurens Bailard (1974) El modelo liberal y la política práctica en la
república restaurada 1867-1876, revista Historia Mexicana tomo V, XXIII No. 4,
abril-junio, págs. 646-699, El Colegio de México, México.
151
1.- La primera semana de campaña oficial era vital para Ricardo Anaya y
José Antonio Meade, pero el arranque formal de sus campañas fue aguado. Si
siguen igual, no podrán destronar a López Obrador.
2.- El factor Trump ya se metió en el proceso electoral; y ninguno de los
candidatos supo definir una estrategia de seguridad nacional con el vecino. Y el
gobierno de Peña Nieto de nueva cuenta fue aplastado. La iniciativa de López
Obrador de hacer una cadena humana en los tres mil kilómetros de frontera causó
hilaridad en la comunidad de los servicios de espionaje, inteligencia y seguridad
nacional de los EE. UU.
3.- Anaya sumó a su campaña a Raúl Padilla, el gran cacique educativo de
la Universidad de Guadalajara y propietario de la franquicia de la Feria del Libro de
Guadalajara, uno de los negocios más jugosos.
4.- La única nota de Margarita Zavala de Calderón fue el estreno de su
autobús. También dejó pasar su impacto como única --hasta hoy, y aún en duda--
candidata independiente: ni una idea, ni una propuesta, nada que la posicionara
como alternativa.
5.- El gran tema no es la corrupción, ni el gobierno de coalición, ni la mafia
del poder, sino el colapso --ya no crisis-- de las tres seguridades del Estado:
pública, interior y nacional. Y ningún candidato ha dado a conocer su programa
de Estado.
6.- El diálogo del obispo de Chilapa-Chilpancingo Salvador Rangel con
narcos ridiculizó a la Secretaría de Gobernación en los temas de agenda de
seguridad, persecución de criminales y tareas extra pastorales.
7.- El primer spot oficial de López Obrador como candidato tuvo un retrato
de Juárez a su espalda. Pero nadie ha sino más anti juarista que López Obrador:
su alianza evangélica con el Partido Encuentro Social, su ausencia del Viernes
Santo por respeto a tradiciones católicas y sus negociaciones secretas en el
confesionario de la iglesia católica.
8.- El sector privado se puso nervioso porque López Obrador no baja en
las encuestas y se metió en la campaña a fijar su agenda neoliberal que el
candidato priísta-no priísta Meade ha sido incapaz de defender. Pero este
153
Carlos Ramírez
1.- La tercera semana cerró con tres indicios tipo orilla del precipicio: López
Obrador adelantó su agenda autoritaria y abrió frentes de conflicto; el segundo
lugar en encuestas fue para Anaya; y el mensaje del electorado ha sido muy claro:
“cualquiera menos el PRI”.
2.- Rumbo al primer debate, las tendencias dejaron sus propios mensajes:
a López Obrador no hay que atacarlo porque lo blindan, Anaya necesita una oferta
de gobierno que seduzca al electorado y Meade tiene que romper con Peña y
con el PRI o el domingo recibirá la puntilla.
3.- El primer debate presidencial presenta la gran oportunidad para Meade.
Sin embargo, Meade ha entendido mal el mensaje de los electores: si bien carece
de viabilidad por su dependencia de Peña y del PRI, su viabilidad radica en
encontrar ofertas que sobrepongan su dependencia de Peña y del PRI. Pero la
versión que corre dice que Meade no romperá con Peña y que si no gana… pues
ni modo.
4.- La semana 3 no fue para López Obrador: se enredó en el escándalo del
avión privado siglas XB, se peleó no con Carlos Slim sino con el sector privado
inversionista nacional e internacional, mostró su lado autoritario al regañar a
todos.
5.- El primer debate del domingo próximo dejará malas señales: los
moderadores fueron escogidos por el mismo IEN que ha demostrado parcialidad
contra López Obrador. Denise Maerker representa el poder de Televisa, Sergio
Sarmiento encarna los intereses sistémicos de TV Azteca y Azucena Uresti
defiende las posiciones de poder de Milenio TV. Es decir, el debate fue
acaparado por la televisión privada sistémica que busca redocumentar sus
relaciones con el próximo presidente.
156
5.- René Juárez es la última llamada del PRI. Si pacta con la militancia,
Meade quedará en un segundo lugar; si no logra amarres, entonces le endosarán
la derrota. Sin militancia activa, el PRI quedará en tercero.
6.- Las encuestas después del debate fueron contundentes: Meade siguió
bajando y Anaya se despegó de Meade. Las cifras de la encuesta de Reforma
son irreales en el dato, no en la tendencia, porque distribuyó indecisos entre los
candidatos y sus puntos aumentaron. En cifras brutas, López Obrador sigue en
alrededor de 32%, con Anaya en más o menos 25%.
7.- El candidato Meade tiene claro el lastre que representan las marcas PRI
y Peña, pero está seguro de que no va a romper con ellas. Cuestión de carácter:
es un administrador, no un guerrero; su fuerza depende de Peña y de su grupo.
Y también decidió no entrarle a la política realista, la que gana elecciones.
8.- La batalla en la quinta semana se trasladó a la competencia López
Obrador-Anaya, con el fardo del populismo en las espaldas del tabasqueño.
Aunque le doblaron las manitas a Paco Ignacio Taibo II, de todos modos el daño
estuvo hecho: López Obrador será un presidente populista. Sólo que está
pegando la idea de que quería un populismo tipo Chávez-Maduro, cuando en
realidad López Obrador apenas tendría espacio para ser un populista tipo Salinas:
no más allá de Pronasol.
9.- Los mensajes de Los Pinos fueron claros: el presidente de la república
has declarado públicamente no opera negociaciones a favor de Meade, pero la
casa presidencial se ha mostrado en medios --sin interés en contenerlos-- como la
verdadera casa de campaña del candidato del PRI-PVEM-PNA.
10.- Peña-Juárez tienen prácticamente una semana para reposicionar a
Meade y en Los Pinos hablan de un plan secreto. Sin embargo, ahí la prioridad es
salvar la nave peñista, no la república.
1.- El caso del periodista Ricardo Alemán marcó el inicio de la fase decisiva
de las elecciones: la lucha sin cuartel por el poder. Dos palabras agregadas a un
160
Los cálculos anteriores tienen que ver con las encuestas, asumiendo
certezas y equivocaciones. En Los Pinos se leen con credibilidad sólo dos casas
encuestadoras --las demás se revisan con cuidado, aunque con desconfianza-- y
esas dos dan cifras efectivas --con distribución de indecisos entre los candidatos--
de 50% para el PRI, 24% para PAN-PRD y 16% para PRI.
Lo que hasta ahora no se ha analizado en Los Pinos es el sentimiento anti
de la sociedad. Pero hay razones: marginación, caída del bienestar y falta de
empleo, frente a casos escandalosos de corrupción de funcionarios. El 80% de
los mexicanos tiene carencias sociales y ya se cansaron de votar por el PRI o por
el PAN sin obtener recuperaciones. Si Meade representa la continuidad de ese
modelo, Anaya no supo presentar una propuesta diferente porque se agotó en su
egolatría.
Así que Meade va rumbo al altar de los sacrificios: perder la presidencia,
pero mantener algo de fuerza legislativa del PRI para defender al partido y a
Peña después del primero de diciembre.
de las centrales corporativas como ejes del poder social --CTM, CNC y CNOP--
fueron tomadas por el PRI para mediatizar la lucha social.
El pasado lunes 28 de mayo Salinas Pliego reunió a los candidatos
presidenciales con jóvenes dentro del grupo Kybernus, una iniciativa social del
Grupo Salinas para organizar un nuevo espacio de participación social. Fuera del
acarreo partidista tradicional que ha sido poco porque los candidatos y sus
partidos le siguen temiendo a la voz crítica de los jóvenes, la reunión consolidó 50
propuestas concretas a los candidatos, bajo cinco ideas fuerza: libertad, Estado
de derecho, igualdad de oportunidades, sociedad civil fuerte y emprendimiento.
Lo audaz de la iniciativa Kybernus radica en su surgimiento en el centro
electoral de una de las elecciones definitorias de un nuevo ciclo político y una de
las más profundas crisis del sistema político/régimen de gobierno/Estado
constitucional y ante la obviedad de liderazgos políticos y partidos sumidos en el
peor de los desprestigios. La iniciativa de Salinas Pliego rebasa, con mucho, las
conductas de temor de empresarios que se agotan en llamados desesperados a
no votar “por ya saben quién”, pero sin presentar alternativas.
El final del viejo sistema político priísta está llevando a muchos de sus
sectores a buscar nuevas formas de organización social y de participación
política. La tesis podría resumirse así: la política es demasiado seria como para
dejarla en manos de los políticos. Los diferentes sectores de la sociedad se están
organizando en estructuras de participación, ideas, propuestas y desde luego
metiéndose en la competencia por el poder para fijar ideas sociales. El próximo
sexenio verá nuevas agrupaciones de participación de la sociedad.
Una frase de Salinas Pliego toca la parte más sensible de la crisis de
sistema/régimen/Estado actual: “para cambiar las cosas, lo primero que hay que
cambiar son nuestras ideas”. La actual campaña presidencial está probando que
México está hundido en una severa crisis de ideas: las viejas no sirven, las
nuevas no se conocen y nadie está debatiendo la interpretación de la realidad
para cambiarla. PRI, PAN, PRD, Morena y otros son el viejo régimen.
166
Semana 12: AMLO, sólo alternancia neopopulista con ex PRI, PAN y PRD
sótano y ayudó a poner al día su biografía sintetizada en apenas tres hojas porque
su amigo no le permitió ver más, pero E. sí entendió la razón de esa visita porque
no se trataba de darle rango imposible de peligro para el régimen y para el sistema
y para el Estado, sino que ésa era una forma del poder para intimidar a quienes
intimidados jugaban el papel de correas de transmisión de las intimidaciones en
personalidades que sí debía de ser intimidadas pero la debilidad política del
gobierno no contaba con la fuerza para lograrlo, extraña forma del poder de
ejercer la intimidación por reflejos a través del juego de espejos de esa parte de la
sociedad activa en los espacios educativos superiores otrora penetrados por el
radicalismo ideológico;
y sin la presión del tiempo porque no tenía prisas, E. estuvo un buen rato
caminando a lo largo de la calle del Monumento a la Revolución frente al viejo
edificio de la DFS y se imaginó escuchar voces, gritos, pasos corriendo, lamentos,
pero no, no era cierto, sólo estaban los ruidos de una ciudad caótica con
apresuramientos para llegar a cualquier lado, aunque de todos modos ese edificio
le hizo hacer algunos gestos de disgusto, sobre todo porque la segunda ocasión
en que estuvo en aquel palacio negro que no era Lecumberri no fue por amistad
sino casi arrastrado, con cuidados pero con firmeza, primero hacia una oficina
desnuda donde lo esperaba primero el subdirector de la policía política para
ablandarlo con presiones sicológicas y luego una charla muy amigable con el
director famoso justo por eso, por amedrentar sin hacerlo, por intimidar con su
sonrisa, con intercambio de favores que siempre cumplía, en fin, con una forma de
trato que siempre terminaba por convertir esa reunión casi en una charla de
conocidos dispuesto a sincerarse en temas personales y sociales porque E. en
realidad no era ni siquiera disidente, menos aún crítico, quizá, sí, insatisfecho,
porque ahí le dijo al caballero de la tortura que sus comentarios en un programa
de radio habían sido superficiales, que nada tenía contra el superfuncionario del
régimen de origen francés que tomaba decisiones de poder, y ahí, provocado por
los gestos lentos del funcionario, se atrevió a decirle que ese superfuncionario
tenía acceso a informaciones de seguridad que, aseguraba E., eran más bien para
usted, le dijo al director policiaco, y éste, amigable, hizo un gesto con las dos
173
manos como diciendo gracias, pero así es la vida en las estructuras del poder,
claro que E. no escuchó eso sino sólo violas manos moviéndose y la sonrisa
sincera del funcionario;
el caso fue que E. tomó un respiro y soltó una narrativa extraña al principio,
suponiendo que el director jefe de la intimidación del Estado tenia no sólo todo el
tiempo del mundo, sino que pudiera estar interesado en saber por qué el viejo
profesor, viejo con afecto, de literatura en una pequeña universidad privada había
sido invitado a in programa de radio sobre temas de análisis político, ciertamente
no muy escuchado pero entre las paredes de aquel edificio la clasificación de
importancia no es la misma que existía en las calles, en las escuelas o en las
oficinas públicas, y ahí E. le dio un resumen de su vida como ser social, ante un
funcionario que movió las cejas, comenzando por lo más importante de su
biografía: cuando tenía cinco años, en octubre de 1945, su padre, el del profesor,
había ido a presentar sus respeto a una casa en la colonia Roma Norte, frente al
Castillo de Chapultepec, donde había falleció la víspera un general revolucionario,
de los de antes, de los que estuvieron en el campo de batalla, de los que
inventaron la política del poder, en medio de mucha gente que entraba y salía de
la casa, y que luego supo que había muerto el general Plutarco Elías Calles, lo
supo entones pero entendió mucho después, cuando al cumplir los veintiún se
afilió al PRI, con otro gesto del funcionario, aunque sin militancia real, siempre
votando por el PRI pero por eso con la posibilidad de criticarlo desde dentro, y el
director de los separos del poder, con delicadeza, le dijo a E. lo entiendo, lo
entiendo, lo entiendo, más como forma de decirle que cambiara de tema;
y lo ocurrido en esa reunión le sigue llegando a E. como disparos en la
oscuridad, se le había quedado grabado en el inconciente, ¿en su imaginario
individual?, en realidad sin mucha razón porque E. no era guerrillero, ni terrorista,
ni crítico consistente, sino apenas un priísta desencantado primero de sí mismo
porque sabía con claridad que las cosas ocurren no porque tengan que ocurrir por
fatalidad, sino porque no hay nadie que pueda modificar el rumbo de los destinos
de las gentes, cosa que por cierto no es difícil, que ocurre a veces sin saberlo en
su momento, pero que uno quiere una cosa y las circunstancias lo llevan por otros
174
caminos, no tan malos y a veces quizá mejores de lo que uno pudiera imaginarlo,
lo que pasa es que uno a veces es tan necio que no acepta más destino que el
que quisiéramos y que muchas veces es más incierto, inalcanzable y con
satisfacciones reducidas, que el que pudo haber ofrecido una desviación a tiempo,
no es cierto, le dice el funcionario del Estado, y E. asiente por no tener nada más
que decir, sobre todo porque le quedó la incomodidad y el enojo del trato grosero
que le dio el anterior policía encargado del ablandamiento de caracteres antes de
pasar con el Torturador en Jefe, y al pensarlo así E. se dio cuenta de que lo
estaban torturando, e hizo un gesto de sonrisa que por fortuna el todopoderoso
funcionario no se percató del todo, quizá un poco sí, pero bueno, el funcionario
sabía que una forma de despresurizar las conversaciones es darle espacios de
picardía al torturado;
y E. seguía pensando en esa charla cuando se dijo basta, ya es hora, dio
media vuelta y se dirigió a la entrada al museo del Monumento a la Revolución,
todavía le dio tiempo para detenerse en el centro de los cuatro pilares, justo
debajo de la enorme cúpula, levantó la vista, no llamó la atención de nadie, y ahí
estuvo un par de minutos solo, ahí, sin moverse, mirando el techo, los pilares, a la
gente sin rostro que pasaba junto a él sin saber que existía, quizá porque E. era
una persona normal, del montón, con sus setenta y siete años a cuestas son
señales de vejez, el pelo aún negro y canoso en las sienes, con lentes normales,
afeitado, traje de burócrata oscuro, camisa blanca, corbata negra, él transparente,
hombre invisible de la política, la gente podría atravesarlo si quisiera,
embarnecido, caminar sin prisas, un periódico doblado en las manos, así estaba
E. a la mitad del Monumento a la Revolución, como si esperara una señal para
moverse, pero en realidad él mismo era quien se daba las órdenes y por eso se
movía sin prisas como los demás, lo raro es que no parecía moverse en un
escenario sino que ahí estaba, a la espera de sí mismo;
entonces decidió por sí mismo dirigirse a la entrada del museo, porque, se
dijo sin hablar, sólo en su pensamiento, había llegado la hora;
175
Carlos Ramírez
La tumba de Calles
Morena: cambiar para seguir igual
179
El gatopardo, G. Tomasi di
INDICE
1. Y sin embargo…
6. 53.21.24.
cuando las primeras medidas van a aumentar +el desempleo con funcionarios
despedidos por carecer de seguridad en el trabajo, funcionarios que buscarán
mejores salarios y demandantes de empleo que esperaban buenos y atractivos
salarios, además de los empleados que tendrán que renunciar por carecer de
expectativas con la descentralización del 80% de las dependencias públicas.
Al mismo tiempo, su enfrentamiento sin poder real --aún no tomaba
posesión en julio y ya había chocado-- con poderes fácticos institucionales como
el judicial, el INE y algunos otros organismos autónomos estaría condicionando el
discurso social de la equidad en el uso de los recursos públicos. El problema va a
radicar no en el 53% de los votos ni en las mayorías legislativas, sino en la disputa
palmo a palmo con la burocracia de 5.5 millones de empleados públicos en los
tres niveles. El día de la victoria electoral, López Obrador tuvo la mayoría absoluta
en votos; sin embargo, el poder real de los presidentes tarda cuando menos un
año en consolidarse. Todos los presidentes tuvieron el cuidado de consolidar
primero su poder institucional en el cargo y luego confrontar a estructuras de
dominación.
Hasta las dos primeras semanas de la victoria, López Obrador había dejado
claro que no habría cambio de rumbo económico y que su primera lucha sería
contra el abuso en el uso de los recursos públicos, a fin de tener fondos para
financiar sus programas asistencialistas prioritarios. Y que las primeras batallas
serían al interior del gobierno y de la estructura federal-estatal-municipal por el
ejercicio presupuestal. Por eso la tranquilidad de los empresarios respecto al
fantasma del populismo que vieron como niebla sobre la república.
Al final de cuentas, el modelo de López Obrador es el de Gatopardo de
Lampedusa:
este populismo atenuaba la lucha de clases, defendía a los pobres y les aportaba
bienestar social y no liquidaba a la clase burguesa que es la única con capacidad
para instalar fábricas productivas.
Los primeros revolucionarios mexicanos --los anarquistas y los liberales pos
juaristas-- no fueron socialistas, a pesar de que basaban su análisis de la realidad
en la óptica de la lucha de clases entre capital y trabajo; sus demandas se
centraban en el equilibrio social, que los trabajadores siguieran en su condición de
asalariados pero con mejores condiciones de trabajo y de vida. La Revolución
Mexicana consolidó su enfoque obrero con el Pacto de la Casa del Obrero
Mundial, pero en base a mejoras en las condiciones salariales y de vida, fijó su
objetivo agrario en la defensa del campesino productor y siempre tuvo como meta
una clase media estabilizadora. Los objetivos de educación, salud y alimentación
completaron el cuadro de beneficios sociales.
En ningún momento la Revolución Mexicana fue socialista, promotora de la
lucha de clases ni encaminada hacia un socialismo de Estado o un comunismo
utópico. En función de estas experiencias, en 1973 el politólogo Arnaldo Córdova
sacudió la modorra del pensamiento político gubernamental con su ensayo La
ideología de la Revolución Mexicana. La formación del nuevo régimen. Fue el año
de la consolidación populista del gobierno de Echeverría, a partir de la reactivación
de los valores ideológicos históricos: los movimientos sociales de Independencia,
Reforma y Revolución. Hasta ese año de 1973, el discurso oficial celebraba la
Revolución Mexicana como la primera revolución social del siglo para distanciarla
de la revolución socialista rusa de 1917.
La tesis central de Córdova derrumbó mitos del pensamiento oficial: la
Revolución fue una fase más de la construcción del capitalismo mexicano que
había iniciado Benito Juárez con los liberales. Por tanto, se trató de un movimiento
de corte populista con tres características: capitalista, dirigencia paternalista y
autoritaria y una organización de las masas bajo los dos anteriores supuestos.
Los diferentes populismos se movieron en estas coordenadas. Inclusive, el
populismo más simbólicamente popular que nutrió durante años el pensamiento
de la izquierda progresista-socialista --no la marxista--, el de Lázaro Cárdenas,
192
una élite intelectual progresista que en los sesenta presionó para una
radicalización de los gobiernos de la Revolución Mexicana. La élite gobernante
administró la fuerza de manera selectiva, reforzó el control sobre las
corporaciones del partido, empujó a la izquierda socialista a la clandestinidad y
frenó la organización de nuevas oposiciones.
El populismo popular de los gobiernos de Echeverría y López Portillo fueron
similares --el reconocimiento a la pobreza social creciente--, aunque cada uno con
motivaciones propias: Echeverría rompió con el estilo autoritario diazordacista,
abrió puertas a los jóvenes y criticó el saldo social del desarrollo estabilizador.
López Portillo, en cambio, se encontró con el mismo modelo de aumentar
programas sociales a partir de los ingresos petroleros sexenales de casi 45 mil
millones de dólares. Echeverría sin ingresos y López Portillo con ingresos, al final
el gasto se aumentó sin estabilidad macro y sin propiciar una mayor disponibilidad
de oferta de bienes y servicios. El saldo fue inevitable: inflación permanente de
25.4% promedio anual a lo largo de dos sexenios, contra inflación de 7.8%
promedio anual en los EE. UU. La referencia inflacionaria México-EE. UU. --más
de tres veces-- llevó a México a devaluaciones de 12.50 pesos por dólar en 1970 a
26 pesos en 1982. Lo grave de este populismo fue su confrontación con la
burguesía empresarial, financiera y regiomontana. El último manotazo populista
fue la expropiación de la banca, pero su efecto duró apenas dos meses porque en
diciembre de 1982 llegó a la presidencia Miguel de la Madrid como el arquitecto
del liberalismo antipopulista.
El populismo neoliberal 1983-2018 se centró en la modernización de la
planta productiva vía el retiro del Estado de la actividad productiva directa y de la
apertura comercial y luego con el tratado de comercio libre con los EE. UU. y
Canadá. Si Echeverría aspiraba a una mayor cobertura social de sectores
marginados, López Portillo se centró ya no en bienestar social sino en la cobertura
de los “mínimos de bienestar” de los sectores más marginados. El neoliberalismo
populista dinamizó de nueva cuenta la formación de utilidad con salarios bajos
como ancla antiinflacionaria y utilidades abiertas y su cobertura social se redujo
aún más a los afectados por la pobreza extrema --el 25% de la población--. Y si el
194
prohijaron liderazgos personales fuertes y hasta una corriente política más allá de
su permanencia en el poder.
En este contexto histórico, el populismo de López Obrador no es una
anomalía, tampoco representa una ruptura institucional y sus objetivos se localizan
en un escenario político explicable en sus circunstancias. López Obrador llega al
poder en una coyuntura de agotamiento de liderazgos neoliberales, con una
acumulación de marginación de más de la mitad de la población y con una alianza
de sectores populares institucionales sumados a la propuesta de Morena.
Importantes sectores priístas movieron sus votos a favor de López Obrador,
aunque motivados más por las candidaturas del PRI y del PAN-PRD sin ofertas
sociales ajustadas a sus compromisos políticos. El candidato del PRI ofrecía otros
seis años de neoliberalismo de mercado y el del PAN-PRD sólo propuso un
cambio de régimen sin afectar la estrategia económica de estabilización.
A partir de su origen político en el PRI social de los ochentas y fuera del PRI
por la toma del partido por Salinas de Gortari y su bloque de poder neoliberal,
López Obrador se localiza en el escenario histórico del populismo de la Revolución
Mexicana-Cárdenas-PRI alemanista-echeverrismo/lopezportillismo y hasta los
programas sociales asistencialistas del salinismo neoliberal. En un escenario
histórico de cien años --1917-2018--, el populismo mexicano ha oscilado de
manera pendular entre las políticas sociales y los limitados programas
asistencialistas, pero sin modificar la estructura capitalista basada en la relación
salarios-utilidades del proletariado-burguesía, con el Estado administrador de la
lucha de clases y orientado a cubrir las deficiencias sociales del capital sin
modificar el modelo de apropiación privada del capital.
En los escenarios históricos, el populismo de López Obrador se parece más
al de Echeverría por su discurso crítico que al de un Cárdenas que tuvo la valentía
política de aprovechar las circunstancias estratégicas para expropiar el petróleo y
tampoco convencido del populismo de López Portillo que expropió la banca para
asignarle al Estado el control de la importante política nacional de crédito. A
menos que modifique la Constitución --como Obregón-Elías Calles-- para permitir
la reelección presidencial, el horizonte político de populismos personales --es
196
López Obrador había sido impulsado por Cárdenas desde 1988. Forjado en
el priísmo tropical de Tabasco, Andrés Manuel había colaborado con Carlos
Salinas en 1982 cuando éste era director del Instituto de Estudios Políticos,
Económicos y Sociales del PRI nacional y coordinador de programa de la
campaña de Miguel de la Madrid. El tabasqueño fungía como director del Cepes,
la versión estatal del Iepes, durante la campaña para gobernador tabasqueño de
Enrique González Pedrero, intelectual, político a historiador.
La carrera política de López Obrador estaba llena de claro-oscuros. Su
infancia estuvo llena de tribulaciones. Uno de sus profesores en la primaria le
acreditó “incongruente conducta ciudadana”. A los doce años de edad, el 14 de
200
poder, López Obrador cometería sus primeras traiciones políticas: desertó del
equipo del gobernador Rovirosa porque iba a imponer como sucesor a Nicolás
Reynés Berenzaluce y aprovechó el cargo indigenista para manifestar su apoyo a
González Pedrero.
En 1982, por decisión del presidente López Portillo y con el aval del
candidato Miguel de la Madrid, González Pedrero fue designado candidato priísta
al gobierno de Tabasco. Desde ahí se relacionó con Carlos Salinas, entonces el
principal operador económico y político de De la Madrid. La relación entre Salinas
y González Pedrero y su equipo --López Obrador incluido-- fue creciente, al grado
de que en 1987 González Pedrero ascendió a jefe de la campaña del candidato
presidencial Salinas. Una vez en el poder local, González Pedrero designó a
López Obrador director del Cepes estatal. Desde ese cargo modesto y casi
simbólico, López Obrador le entró a la lucha de grupos. Aprovechó su cercanía al
gobernador González Pedrero para grillar al presidente estatal del PRI y logró su
destitución. El tricolor local entró en una severa crisis que llevó también a la salida
de Andrés Manuel, después de un enfrentamiento con los alcaldes.
La historia de esa etapa fue contada por Indicador Político de la siguiente
manera:
En agosto de 1983, el gobernador tabasqueño Enrique González Pedrero
tuvo que enfrentar un alzamiento político de alcaldes por el estilo autoritario de su
presidente estatal del PRI, Andrés Manuel López Obrador. El Peje había viajado
continuamente durante dos años a Cuba y trajo de ahí las prácticas centralistas y
caudillistas.
En lo más conflictivo de la discusión, el gobernador González Pedrero lanzó
una frase que irritó a López:
--El PRI no es el Partido Comunista de Cuba.
Durante 1982 y 1983, López Obrador había visitado Cuba. Uno de sus
contactos fue la escritora Julieta Campos, esposa de González Pedrero y de
origen cubano. La señora Campos es hoy secretaria de Turismo del gobierno del
DF. En estas visitas, López se había interesado por varios programas de atención
social que quiso calcar en México.
202
Para ello, sin embargo, necesitaba que el PRI fuera un partido más
dominante. Como presidente del tricolor estatal, López Obrador había convocado
a los presidentes municipales para anunciarles que las obras públicas serían
controladas por el PRI. Los alcaldes se negaron y entraron en conflicto con el líder
priísta estatal porque representaba los intereses del gobernador.
Los programas cubanos que más gustaron al Peje tabasqueño fueron los
de la construcción de pisos y letrinas en zonas depauperadas y el manejo de los
esquemas de salud y educación para todos los cubanos. En Tabasco y a través de
los presupuestos de las alcaldías, López Obrador como presidente del PRI local
buscó controlar esas inversiones como tarea del partido y no de los presidentes
municipales.
Los programas de salud y educación no pudieron cristalizar porque López
Obrador renunció al PRI después del regaño del gobernador. Sin embargo, los ha
impuesto como programas prioritarios del gobierno del DF. El de salud ha sido
más lento por la necesidad de reconstrucción de toda la planta sanitaria y porque,
al final de cuentas, se trata de un programa de atención a los ciudadanos sin influir
directamente en sus preferencias políticas e ideológicas.
En cambio, el de educación se echó a andar el año 2001 con la
construcción de preparatorias y universidades que tienen programas de estudio
afines al populismo tabasqueño. Los diseñadores de los programas de estudio son
profesores también vinculados a las experiencias cubanas. Se trata de construir
--como los cubanos con su modelo de los pioneros, un sistema educativo
ideologizado desde el primer nivel-- un espacio de adoctrinamiento en función de
objetivos ideológico, saliéndose del sistema educativo de saber para decidir.
En este contexto de los programas educativos para la formación de jóvenes
ideologizados a favor del modelo político del tabasqueño se debe ubicar, por
ejemplo, la decisión de descentralizarle al DF el gasto educativo como ocurre con
las demás entidades de la república. Asimismo, se buscará pronto que los
programas educativos abandonen el dogmatismo ideológico para centrarlos en los
esquemas científicos plurales.
203
Los dos años que viajó continuadamente a Cuba dejaron en López Obrador
una huella indeleble. Falta por saber mayor información sobre los contactos que
tuvo y que fueron de alto nivel debido sobre todo a su jerarquía de presidente
estatal del PRI en Tabasco y también de su cercanía a Enrique González Pedrero,
intelectual de izquierda, miembro del grupo de intelectuales que en los sesenta
defendió apasionadamente a la revolución cubana, redactor de la revista Política,
ex director de Ciencias Políticas de la UNAM y autor de libros en donde razonó el
valor político e ideológico de la revolución cubana, entre ellos uno especial sobre
el ataque de EU en Playa Girón.
Por tanto, las recomendaciones de López Obrador en Cuba fueron de las
mejores. En esos dos años de 1982 y 1983, conoció todas las experiencias
sociales de Cuba y sus programas de atención a los necesitados. No se tienen
comprobados contactos directos con Fidel Castro, pero hay tabasqueños que
aseguran que lo vio en La Habana y que hubo simpatías mutuas. Eso sí, el Partido
Comunista Cubano --que es el eje de la vida total en Cuba-- le otorgó a López
Obrador todas las facilidades para conocer sus programas de atención social.
En este contexto, el caso Carlos Ahumada --el empresario que enfrentó a
López Obrador-- en Cuba ha permitido percibir las intenciones de Fidel Castro de
beneficiar a López Obrador, aún a costa de amistades entrañables como la de la
Rosario Robles que le hizo un homenaje en diciembre del 2000 en el zócalo del
DF o la del Carlos Salinas que operó espacios de negociación con el gobierno
estadunidense de William Clinton.
Pero los intereses políticos mexicanos de Castro son muy claros: ni Rosario
Robles ni Carlos Salinas pueden ser presidentes de México y López Obrador sí.
Por tanto, Castro decidió jugarse la carta Ahumada para beneficiar al jefe de
gobierno del DF, aunque con el error de matiz de mostrar demasiado sus
intereses. Ahora ya se sabe que el interés de Castro por influir en la elección
presidencial mexicana del 2006 se llamaba Andrés Manuel López Obrador. De ahí
que el tabasqueño haya recibido el beso del Diablo caribeño.
El problema de López no será de simpatías con el socialismo sino los
estilos intervencionistas de Fidel Castro y los intereses plurales de México. Al final,
204
gobierno de Díaz Ordaz. Desde esa posición se relacionó con Luis Echeverría,
quien lo hizo secretario general del PRI bajo la presidencia de Jesús Reyes
Heroles 1972-1974. Como intelectual, González Pedrero fue institucional, aunque
se le consideró desde entonces como el lector más acucioso de Antonio Gramsci.
Cuando López Obrador se pasó al PRD, González Pedrero se hizo perredista; sin
embargo, hubo de pasar por una severa, inoportuna y malagradecida crítica de
López Obrador en uno de sus libros tachándolo de traidor.
La primera etapa perredista de López Obrador destacó por su
reposicionamiento local. De 1989 a 1991 buscó darle bases sociales al partido en
el estado. A finales de 1991 comenzó su segunda etapa perredista: su primer
éxodo por la democracia recorriendo caso mil kilómetros de Tabasco a la ciudad
de México, pero pasando por Veracruz. El motivo: la protesta por los resultados
electorales municipales. Durante 19 días, López Obrador fijó la atención nacional
en esa caminata y a su paso por Veracruz y Tlaxcala generó inestabilidad y
violencia política. Comenzó la fase de movilización social de López Obrador:
bloqueo de carreteras, marchas callejeras, presiones políticas y sociales para
cambiar resultados electorales, violencia con resultados criminales y sobre todo
ruptura del orden social. De 1991 a 1992 López Obrador movilizó a los perredistas
en protestas electorales, incluyendo su adhesión a la caminata del doctor Salvador
Nava para pedir la renuncia del gobernador Fausto Zapata Loredo.
Hacia 1992 descubrió López Obrador el filón político de Petróleos
Mexicanos en el estado de Tabasco. La protesta del perredismo era justa, aunque
sus caminos no buscaban resarcirle al estado el costo social y económico del
petróleo sino usar a la paraestatal como bandera política. En julio de 1992
encabezó López Obrador una marcha en la carretera, pero hubo un accidente que
provocó la muerte de cuatro trabajadores disidentes. Obviamente, López Obrador
culpó a la policía. El PRD de Andrés Manuel encabezó las protestas de
trabajadores petroleros despedidos y para ello hizo una marcha. Y luego otra y
otra. En una de ellas, en enero de 1992, López Obrador le pidió a Carlos Salinas
--entonces no era su enemigo artificial-- que apresurara el cambio democrático.
206
sistema productivo mexicano, con el Estado por encima de las clases y de la lucha
de clases. Se trató, por cierto, de una moderación de los orígenes ideológicos del
Estado mexicano en la etapa de la radicalización --de Obregón a Cárdenas--, en
los que hubo definiciones socialistas y hasta marxistas de la educación y del
sistema productivo. Al perder referentes ideológicos, el Estado se transformó en
una burocracia dominada no por compromisos de clase sino por mediaciones
interclases para sustituir los acuerdos corporativos por la lucha de clases.
En esa evolución ideológica se localiza la definición de la propuesta de
“izquierda” de López Obrador. Por eso en el gobierno del DF se permitió
programas de apoyo presupuestal a personas de la tercera edad --un subsidio por
el sólo hecho de cumplir 65 años-- junto a proyectos entregados a empresarios
como Carlos Slim. En los años de gobierno en el DF, la lucha de clases
desapareció. Las protestas sociales ocurrieron sólo por conflictos intersindicales
(lucha magisterial), por decisiones de gobierno (Atenco), por restricciones
laborales (ambulantes), por luchas estudiantiles contra el alza de cuotas (CGH en
la UNAM) y por invasión de tierras, nunca para consolidar una alternativa marxista
en la vida de la ciudad de México.
ésta una reacción de la demanda hecha por Zedillo a quienes sólo propalan las
malas noticias y para nada se refieren a las buenas? Porque vale la pena decir
que si hay buenas noticias hay que darlas a conocer, y quienes criticamos los
actos malos del gobierno y el empobrecimiento sistemático de la población
estamos dispuestos a comentar con entusiasmo toda noticia que hable de
cambios favorables para los marginados. Hasta ahora nada sabemos de ese tipo
de cambios; crece la deuda externa; sigue el saqueo de nuestro petróleo, de los
dineros que ingresan al país por concepto de turismo, porque con esos dos rubros
se pagan los intereses de aquélla.
“Puede ser que la planilla que encabeza Andrés Manuel y que promueve
Cuauhtémoc Cárdenas haya cambiado su concepción del gobierno priísta y, en
vez de pedir la renuncia del presidente, piense ahora que debemos unir fuerzas
con él para sacar al país de la crisis si Zedillo acepta cambiar su política
económica. Nosotros no lo creeríamos aunque nos lo dijera el presidente, porque
el sustento ideológico del gobierno del PRI, su fundamento desde hace 13 años
cuando menos, es la doctrina neoliberal que pretende integrar a México al mundo
moderno, que considera imposible defender la planta económica nacional de la
competencia desleal que exigen las grandes naciones industrializadas.
“Tenemos a la vista la prepotencia imperial de Estados Unidos con su Ley
Helms-Burton cuando, ante el rechazo unánime de los 32 asistentes distintos a
Estados Unidos a la XXVI Asamblea General de la Organización de Estados
Americanos (sólo se ausentó República Dominicana), la representante
estadunidense ante la OEA, Harriet Babbith, calificó el cuestionamiento de la ley
como ‘una cobardía diplomática’ y negó que el Comité Jurídico Interamericano al
que los países solicitaron determine sobre la validez de la Ley Helms-Burton tenga
atribuciones para dictaminar sobre una ley estadunidense.
“Quienes hemos luchado toda la vida por construir un partido capaz de
vencer al PRI y al PAN para ser gobierno no podemos aceptar estos
planteamientos, y cuando los escuchamos vislumbramos acuerdos oportunistas
con funcionarios del gobierno para facilitar el arribo a la dirección del partido de un
grupo que pretende mantener indefinidamente su control sobre el PRD.
220
PRI, sale del PRI en 1994 después del asesinato de Colosio, dirigente de Alianza
Cívica en 1994 y miembro del Grupo San Angel en el mismo año, en 1996
participa en el Foro de la Reforma del Estado (organizado por el EZLN) con una
ponencia donde auguraba que el PRI se mantendría en el poder por mucho tiempo
y que sólo las candidaturas conjuntas de PAN y PRD podrían derrotarlo, entra al
PRD -animado por el triunfo de Cárdenas en el DF en 1997, diputado del PRD en
1997-2000, ahora senador del 2000 al 2006. Como senador, además de impulsar
la contrarreforma indígena, ha buscado llegar a acuerdos con el PAN en lo de la
privatización de la energía eléctrica, votó en contra de renegociar la entrada en
vigor del capítulo agropecuario del TLC, y en no pocas ocasiones se manifestó en
contra de los campesinos rebeldes de San Salvador Atenco.
“Hace unos días, el analista político Armando Bartra hacía una especie de
balance de los 9 años del TLC y de la presencia pública del EZLN. No me
detendré en criticar el análisis frívolo y superficial de las iniciativas zapatistas, sino
en un señalamiento: el maestro Bartra decía que no debíamos buscarle caras de
Lulas (en referencia al hoy presidente de Brasil) a nuestros políticos, pero que
había que luchar, no sólo desde abajo, también desde <arriba> (es decir en las
cámaras) por la transformación de México. De acuerdo en lo de no verle cara de
Lula a los políticos. Pero parece también un error verle al PRD mexicano cara de
PT brasileño. ¿Y dónde está el equivalente al MST (Movimiento de los Sin Tierra)
carioca?
“Parece que el único argumento para sostener que hay que apoyar al PRD
es que no hay otra cosa, que si no se le apoya, entonces el PRI y el PAN y la
madre del muerto, y el sectarismo y todas las desgracias, caerán sobre nosotros.
Recientemente, como respuesta a las críticas al PRD hechas por los 7
comandantes y comandantas del EZLN, el primero de enero de este año, la
presidenta de ese partido, Rosario Robles, llamaba a no pelear entre "amigos", e
insistía en que lo de la votación de la ley indígena había sido un error y así se
había reconocido.
“¿<Amigos>? ¿<Error>?
224
con apenas 3 votos de diferencia. Y los diputados del PRD están aprobando varias
cosas que tienen que ver con dicha contrarreforma.
“Pero, ya en el terreno de los supositorios, pensando que sí, que sólo fue un
<pequeño error> que debemos perdonarnos como <amigos>, entonces ¿qué
significa lo que sigue?
“1) El PRD lleva tres años seguidos votando a favor del presupuesto
federal. Ellos se justifican señalando que no han sido los proyectos originales de
Fox. La realidad es que en Hacienda se manda un presupuesto que ya saben que
deberá ser <modificado> por los diputados (aumentando un poquito a educación,
salud, etc.), con lo cual se asegura su voto. Si es verdad, como dice la teoría
económica, que el presupuesto representa el modelo económico en funciones,
entonces el PRD lleva tres años votando a favor del neoliberalismo y contra los
mexicanos, y su voto ha significado votar a favor de pagar la deuda externa, de
limitar el crecimiento, de seguir fielmente los dictados del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial.
“2) Los diputados del PRD están poniendo en práctica los acuerdos que se
votaron mayoritariamente sobre la Ley indígena, tanto en lo que tiene que ver con
las leyes reglamentarias, como en lo de las partidas presupuestales. Votaron en
contra, pero son garantes de la implementación de esa ley.
“3) En el Senado el PRD votó a favor de las modificaciones a la Convención
Internacional sobre desaparecidos, con lo cual se garantizó el fuero militar (los
soldados solamente serán juzgados por tribunales militares) y la no retroactividad,
con lo cual se garantizó la impunidad.
“4) En diciembre pasado varios legisladores del PRD (entre otros, el
senador Sodi) votaron con el PAN y el PRI sobre no exigir que se suspendiera la
aplicación del capítulo agropecuario del TLC.
“5) Simplemente para darse una idea del dispendio que significaron las
elecciones internas del PRD, un anuncio de 20 segundos en el noticiero de López
Dóriga, en Televisa, cuesta 465 mil pesos. Se pagaban a los brigadistas (muchas
veces miembros de pandillas de varias colonias pobres) 60 pesos por hora en el
día para pegar propaganda, y 80 pesos la hora en la noche para quitar la del
226
contrincante. Se calcula que el costo de la campaña previa del PRD fue de cerca
de 80 millones de pesos.
“6) El señor Ramírez Cuéllar, de El Barzón, uno de los <líderes> del
movimiento campesino actual, ¿no fue precandidato del PRD a la delegación
Venustiano Carranza del DF que, por supuesto, está mayoritariamente poblada
por campesinos? ¿Cuántos de los candidatos del PRD a puestos diversos han
sido alguna vez líderes sociales? ¿Cuántos precandidatos del PRD a las
delegaciones ni siquiera aparecieron en las boletas de encuesta? ¿Cuánto se
gastaron los precandidatos que se anunciaron en radio y televisión? ¿Cuánto se
gastó en la avioneta que promocionaba a uno de los precandidatos?
“7) ¿Un partido de izquierda recurre a las encuestas para elegir a sus
candidatos y dirigentes? ¿Un partido de izquierda promociona nombres y rostros
en lugar de principios y programas? ¿No es verdad que el 67% de los municipios
que gana el PRD, los pierde en la siguiente elección por gobernar como lo hacen
el PRI y el PAN? ¿No es cierto que el discurso del PRD no le <llega> a los
jóvenes, a los indígenas, a los ecologistas, a las mujeres, al nuevo movimiento
campesino? ¿Cuál es la posición clara del PRD en los asuntos internacionales?
“El PRD, es cierto, alguna vez fue un partido de izquierda. Ya no. Ha optado
por sumarse (a la cola) a la lógica de la clase política y sólo aspira a ser el peso
que modifique la balanza, olvidando que al dueño de la balanza eso le tiene sin
cuidado. Se ha ligado ya orgánicamente al aparato de Estado y depende
económicamente, es decir, políticamente, de él. A su interior se ha formado ya una
nueva clase de políticos que vive del presupuesto y hace todo lo posible por
mantenerse en él. Ya no hay principios, ni programa... y, ergo, ni partido.
“A los zapatistas no se nos escapa el hecho de que hay mucha gente
honesta y consecuente en el PRD (la saludamos). Pero no es ella la que decide el
rumbo y el perfil de ese instituto político.
“Una y otra vez se nos dice que, ni modo, no hay otra cosa. Pero, como dijo
el Comandante Tacho el uno de enero, SI hay otra cosa...
“Desde las montañas del sureste mexicano.
“Subcomandante Insurgente Marcos.”
227
están unidos por una coherencia de sustancia y de vida que, una vez más, la
ensordecedora moralina imperante tiende a encubrir.
“En otras palabras: el PRD se ha convertido en un partido cercano de las
instituciones y lejano del pueblo. Este alejamiento del pueblo trabajador, de los
oprimidos, los subalternos, los explotados y despojados; de las clases populares,
que fueron quienes rompieron en 1988 el monopolio PRI-PAN y dieron origen a
este partido, y, sobre todo, de sus organizaciones y sus autonomías, no es una
cuestión de moral, sino de trasformación política. El PRD es hoy, en suma, un
partido que mira desde arriba hacia abajo, y no desde abajo hacia arriba; desde
las instituciones hacia el pueblo, y no desde el pueblo hacia las instituciones. El
PRD ha adquirido, sin duda, una mirada subordinada a la mirada de las clases
dominantes.
“Esta transformación política de lejano origen es la que determina, pienso,
la reacción defensiva, inepta y desconcertada de la estructura dirigente del PRD
frente a las denuncias de corrupción en su contra. Es penoso ver cómo la
dirección del PRD, en su totalidad, se deja acorralar por la televisión y sus más
tenebrosos personajes, que conducen una campaña obviamente orquestada y
dosificada. Es penoso ver el torrente de moralina que viene desde esas
estructuras partidarias, tronando contra los "corruptos", pidiendo "castigo
ejemplar", hablando de depuraciones y de ética, y fingiendo ignorar lo que el
pueblo dice y sabe de tantos funcionarios provenientes de todos los partidos,
incluido el PRD, en las administraciones municipales donde siguen imperando la
mordida, la amenaza, la prepotencia y la represalia contra quienes no se dejan. Es
absurda la moralina cuando se ignora la progresiva asimilación del PRD a los
viejos "usos y costumbres" de la clase política, facilitada por la colonización del
PRD y de sus estructuras de representación por políticos provenientes del PRI,
que siguen siendo exactamente lo mismo que antes, salvo que toman al PRD
como una buena franquicia electoral. Esta asimilación empieza por los métodos
clientelares con que se amarra y se moviliza a las "bases partidarias" en toda la
geografía nacional. Lejos, muy lejos estamos del partido de ciudadanos al cual
convocaba el llamamiento inicial de 1988.
230
en México. A ella se opusieron por sólidas razones tanto los conservadores del
PAN como los liberales del PRI. Esta deserción de sus compromisos y
obligaciones con la democracia por parte del PRD fue una de las fases definitorias
-no remediada por declaraciones inefectivas posteriores- en su transformación en
uno de los sostenes de las estructuras opresoras, injustas y excluyentes que
encierran en sus actuales límites a la vida política del país.
“De estas deserciones, claudicaciones y abandonos en el terreno liberal, en
el terreno social y en el terreno democrático, y de muchas otras en los tres
terrenos, se fue nutriendo la gravísima situación que hoy enfrenta el PRD. No tiene
sentido abordarla como una cuestión de moral individual o de normas estatutarias.
Si esta asamblea, como todo lo indica, toma por ese camino, terminará de
encerrar al PRD en un callejón sin salida.
“Tierra, petróleo, energía, derechos y autonomías indígenas, educación,
investigación, salud, pensiones, territorio, ecología, biodiversidad, salarios,
empleos, vivienda, legislación social, régimen fiscal equitativo, medio ambiente e
infraestructura urbana, seguridad, soberanía, paz y oposición a las guerras,
democracia, justicia, ciudadanía, corrupción y narcotráfico, retiro del Ejército de
Chiapas, paz y respeto al EZLN y al movimiento indígena nacional, libertades,
derechos y libertades de las mujeres, Ciudad Juárez, cultura, medios de
comunicación, tiempos libres, edades de la vida, convivencia, son sólo algunos de
los temas que debería abordar, previa amplia discusión e intercambio, una
asamblea, conferencia o congreso de un partido liberal, democrático y social que
estuviera cercano al pueblo mexicano de estos días y quisiera contribuir al
surgimiento de nuevos movimientos de la sociedad desde lo más profundo, únicos
que podrán en el futuro cambiar el estado de cosas existente.
“Esos temas tendrían que traducirse no tanto en <políticas públicas> (que
parece ser lo único en lo cual piensa el PRD), sino en primer lugar en políticas de
organización autónoma desde abajo y desde adentro de esos movimientos
profundos de la sociedad, del pueblo, de los subalternos y los oprimidos, hoy
abandonados a su suerte por todos los partidos. Son los únicos que tendrán la
233
fuerza, con sus movilizaciones, para revertir el actual curso conservador, entre
resignado e indiferente, de la vida política y social en el país.
“Por todo lo que sabemos, Leonel, este próximo evento no tratará, y
tampoco estaría en condiciones de hacerlo con seriedad y profundidad, ninguno
de esos temas, es decir, de aquellos que conforman la vida, las angustias y las
esperanzas del pueblo mexicano.
“Hablará, parece, sobre todo del propio PRD, sus equilibrios, sus
estructuras, sus estatutos y sus consideraciones económicas y morales.
“Por eso, y por las razones que expongo en esta carta, sólo me queda,
Leonel, agradecer una vez más que hayas recordado mi nombre en la lista de
invitados a este importante evento y decirte que en estas condiciones no tendría
sentido mi asistencia.
“Salud y suerte, presidente.”
de la revolución rusa. El problema fue siempre el conflicto entre las ideas del
socialismo y el comunismo y los grupos que se salieron del carril. En 1875, por
ejemplo, Marx publicó un folleto ilustrativo: Crítica del programa de Gotha, un
análisis del programa del Partido Obrero Alemán porque se alejaba de las tesis del
marxismo del Partido Socialdemócrata Obrero Alemán.
Al que le tocó batallar más con el populismo y su expresión bonapartista fue
Lenin. El líder ruso se acreditó la tarea de luchar contra todo revisionismo
marxista. Su lucha fue temprana, pues se registran polémicas con los revisionistas
rusos --o “marxistas legales”-- desde que Lenin tenía 23 años de edad --1893--.
Uno de los puntos más polémicos con los revisionistas era la tendencia a
desvirtuar el marxismo y ubicarlo en el terreno político y no en el económico,
productivo, de propiedad y de lucha de clases. Sus tesis fueron desarrolladas en
su texto de 1985 Contenido económico del populismo y su crítica en el libro del
señor Struve (El reflejo del marxismo en las publicaciones burguesas).
Hacia 1899 Lenin afirma en Nuestro programa que “la socialdemocracia
atraviesa en la actualidad por un periodo de vacilación ideológica”. El problema
era la llegada al poder y la implantación del modelo socialista en busca del
comunismo. Los revisionistas buscaban alguna “colaboración” con la burguesía y
Lenin era de la opinión de la destrucción del sistema de producción burgués. En
ese mismo año publica la Protesta de los socialdemócratas de Rusia para
reafirmar el papel clave del marxismo en la ideología del Partido Socialdemócrata
Obrero, porque “últimamente se viene observando entre los socialdemócratas
rusos la tendencia a desviarse de los principios fundamentales de la
socialdemocracia rusa, que fueron proclamados por sus fundadores y luchadores
de vanguardia”.
En esa lucha de la izquierda socialista y marxista contra el desviacionismo,
Lenin publicó en 1902 su ensayo ¿Qué hacer? En el que hacía una diferenciación
de los socialdemócratas rusos. Lenin realizó una periodización de la
socialdemocracia para definir justamente las tareas por venir: la primera fue una
socialdemocracia sin movimiento obrero, la segunda operó como un movimiento
social impulsado por las masas, en el tercero ocurrieron dispersiones y sobre todo
242
vacilaciones al tiempo que se abandonó la teoría marxista. Esta tercera etapa fue
muy criticada por Lenin porque “el socialismo científico dejó de ser la teoría
revolucionaria integral, convirtiéndose en una mezcolanza a la que se añadían
libremente líquidos procedentes de cualquier manual alemán”. Por tanto, Lenin
llamó a que el cuarto periodo fuera el de “acabar con el tercer periodo”.
La polémica de Lenin contra los populistas rusos fue hasta el fondo. En
1905 publicó su texto Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución
democrática y en sus páginas volvió al debate contra los populistas, sobre todo
Piotr Struve por su propósito de “crear una democracia rusa apoyándose no en la
lucha de clases sino en la colaboración de clases”. Y ahí Lenin atacó a los
“intelectuales con privilegios sociales”. Ahí se localizaba el alcance del populismo:
no el cambio de régimen sino el mismo, aunque con el apoyo popular, pero para
servir a la burguesía.
El debate lo siguió Lenin en otras dos de sus obras vitales: El Estado y la
revolución y La revolución proletaria y el renegado Kautsky. En el primero
cuestiona el folleto de La dictadura del proletariado de Kautsky por haber
desvirtuado el marxismo. Kautsky había sido amigo personal de Marx. Inclusive,
Marx acudió a él para criticar el programa de Gotha. Para Lenin, Kautsky había
abandonado el marxismo para aliarse a Struve y su tesis de “una lucha de clase
no revolucionaria del proletariado”. Para Lenin, Kautsky se había unido “a la
burguesía para mofarse de toda idea de revolución, toda acción dirigida a una
lucha efectivamente revolucionaria”. En el segundo libro, Lenin denuncia que
Kautsky “ha desnaturalizado por completo la doctrina de Marx suplantándola por el
oportunismo”. Lenin tenía razón, pues Kautsky había escrito que “en una sociedad
socialista pueden coexistir las más diversas formas de empresas: la burocrática, la
tradeunionista, la cooperativa, la individual”. Para Lenin “estas consideraciones
son falsas y representan un retroceso respecto a lo expuesto por Marx y Engels en
la década de los setenta (del siglo XIX) sobre el ejemplo de las enseñanzas de la
Comuna”.
El paso delante de la crítica del marxismo al populismo lo dio Trotsky. Para
este líder revolucionario el populismo se convirtió en bonapartismo. En varios
243
--En la campaña del 2006 López Obrador cometió muchos errores nunca
reconocidos, se confrontó con aliados y la campaña de Calderón presentándolo
como “un peligro para México” le quitó puntos electorales.
--El error estratégico de López Obrador en su conflicto poselectoral radicó
en moverse en la protesta tradicional, pero en un escenario institucional con
mejores y más procedimentales reglas. Reprodujo sus viejas movilizaciones para
obligar a las instituciones a entregarle el poder, pero las instancias
procedimentales mostraron la fuerza de los organismos electorales.
--Todo el arsenal de protestas de López Obrador se topó contra el muro
institucional: las protestas, las marchas, las acusaciones, el plantón de tiendas de
campaña vacías en Reforma y la instrucción a los perredistas para impedir la
entrada y toma de posesión de Felipe Calderón en el Palacio Legislativo.
--La instauración de su “presidencia legítima” fue una parodia, pero en el
fondo buscó darles a sus seguidores la expectativa de la protesta para evitar la
desarticulación de su movimiento. En 1988 Cárdenas había aceptado la derrota y
su influencia se redujo a la mitad. En el 2006 López Obrador quedó como
presidente legítimo en rebeldía y sus seguidores tuvieron una motivación.
--En el 2012 López Obrador mantuvo su votación del 2006, pero el PRI
logró una recuperación espectacular: de los 9.3 millones de votos de Roberto
Madrazo (22%) pasó a 19.2 millones (38.2%) de Peña Nieto. Peña Nieto superó a
López Obrador con 3.3 millones de votos, 6.6 puntos porcentuales. De nueva
cuenta en el 2012 López Obrador mantuvo su conflicto electoral, pero también otra
vez las instituciones electorales se impusieron sobre las movilizaciones y las
quejas.
--El escenario electoral del 2018 se presenta más parecido a 2006 que al
2012. A favor de López Obrador tiene su propio partido Morena, la baja aceptación
popular del presidente Peña Nieto y el activismo social en las redes cibernéticas.
Hasta la toma de protesta de candidatos y antes del inicio formal de las campañas
--primero de abril--, López Obrador encabeza las encuestas con una brecha de 3-
12 puntos porcentuales, por las diferencias entre cada sondeo.
251
para defender las definiciones del gobierno, pero se cuidó de asumir a la clase
trabajadora como masa y no como clase. Esta diferenciación es clave: los
trabajadores no construirían un sistema socialista-comunista-marxista, sino que
serían el puntal de gobiernos con programas populares. En lugar de un Estado
soviético --como prototipo del modelo marxista de Estado--, el mexicano fue un
Estado populista con economía mixta --empresarial, estatal y social--, lo que
quería decir que el capital privado sería clave en la consecución del modelo de
bienestar nacional.
Lo que hizo el PRD a raíz de la crisis populista del Estado fue dar un paso
adelante del Estado popular: mantener el alejamiento del proletariado de cualquier
definición de clase en el Estado, marginar a los trabajadores como pilar de la
propuesta perredista --Cárdenas había optado por el modelo corporativo de
clases, pero sin tomar el control del poder-- y centrarse en los marginados sin
clase --desclasados-- como motor del dinamismo popular. Durante su gobierno,
Cárdenas siempre sacaba a los trabajadores organizados como masas proletarias
a las calles para advertirles a los capitalistas que el poder lo tenían los
trabajadores; el PRD canceló esa posibilidad porque sólo lanza a las calles a
grupos del lumpen social, no a sindicalizados. La máxima amenaza de Cárdenas
se la dijo a empresarios de Monterrey: “si no quieren trabajar sus fábricas,
entréguenselas a los trabajadores”. Fue, ciertamente, una amenaza, pero caló en
los empresarios que prefirieron pagar mejores salarios y sus impuestos a ser
desplazados por los obreros.
Al final, el modelo populista de Cárdenas era un capitalismo liderado por el
Estado, con reparto de beneficios a favor de los empresarios y con la obligación
del Estado de cubrir el bienestar social que no salía de las utilidades
empresariales. Este modelo de reducción de la política social a política
asistencialista fue el que asumieron el PRD, Cárdenas, López Obrador y Morena.
3.- López Obrador no representa una ruptura histórica, ni política, ni
revolucionaria. Su personalidad se puede entender en dos planos: de un lado, su
obsesión por el poder y su capacidad de movilizar grupos urbanos en función de
los objetivos de un caudillo; de otro, la ausencia de una alternativa al modelo
253
PRD y no para que los comunistas del PCM fueran el venero principal de los
liderazgos y propuestas alternativas, sino para que el PRD se fundara a partir de
las ideas del viejo PRI y del cardenismo ideológico. Así, el PRD quiso ser una
mezcla del cardenismo populista y del PRI populista y de ese PRD se desprendió
López Obrador para construir Morena como un partido con objetivos sociales de
bienestar vía el asistencialismo.
En este contexto, el populismo de López Obrador no modificará la
estructura neoliberal del modelo de mercado, sino que concretará su objetivo en
fortalecer una base social de beneficiarios de los programas asistencialistas como
una especie de masa electoral. En este sentido, la propuesta de gobierno de
López Obrador se reduce a un modelo de populismo-neoliberal igual al que operó
en el ciclo del priísmo López Mateos-Díaz Ordaz.
Política de resane.
En la gramática de la albañilería existe una palabra que se usa para
terminados en paredes, pisos y techos, pero lo mismo aplana para mejorar
apariencia uniforme que para ocultar fracturas: resanar. Aunque sus
interpretaciones han sido variadas, la crisis de 1968 se ha reducido a un
movimiento estudiantil de protesta antiautoritaria. Por tanto, los gobiernos de Luis
Echeverría Alvarez y José López Portillo realizaron algunas reformas de resane
del sistema político priísta, a costa de provocar una severa crisis económica; y los
gobiernos de Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari reformaron
el sistema productivo.
En 1994 hubo una crisis generalizada de sistema político, de saldos
económicos por marginación y de rupturas sociales. Los pocos márgenes de
maniobra que tuvo el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León apenas lograron
estabilizar la economía, aunque el efecto posdevaluatorio volvió a sacudir los
precarios acuerdos políticos y sociales. El resultado fue la expectativa de la
257
—De los 36 millones de mexicanos que viven en los EE.UU., once de ellos
salieron de México en el periodo de la crisis económica 1990-2017.
—El tratado de comercio libre de América del Norte ha aumentado las
exportaciones mexicanas de 38 mil millones a 380 mil millones, pero la estructura
de la desigualdad social ha empeorado.
Las cifras de la democracia han aumentado:
—El presidente Peña Nieto logró para el PRI el 32% de los votos en 2012 y
pudo subir la cifra a 38% con los votos de su aliado el partido Verde.
—En las elecciones legislativas de 2015 el PRI consiguió 30% de los votos,
aunque con ajustes con los plurinominales logró el 40% de las curules.
—En 1968 el PRI gobernaba en las 31 entidades de la república y en el DF
por designación presidencial directa y en el 2017 esa cifra bajó a 14 gubernaturas,
el 40% del total.
—El PRI perdió la mayoría absoluta en las elecciones presidenciales en
1988 (a Salinas le dieron apenas 50.7% de los votos). En las encuestas para las
presidenciales del 2018 al PRI le asignan el 22% de votos. En el 2006 el candidato
del PRI quedó en tercer lugar con 22% de votos.
—El PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados desde 1997
y su bancada conservó el 42% del total, aunque logra la mayoría absoluta con
alianza con otros partidos. La debacle del PRI ocurrió en 2006 cuando el PRI
apenas acreditó 20.6% de votos y logró apenas 103 diputados de los 500.
—La competencia política ha aumentado. Hasta 2012, había en el país sólo
tres fuerzas políticas dominantes —PRI, PAN y PRD—, con partidos pequeños
con porcentajes de votos de 3%-5%. Para el 2018 existen cuatro fuerzas
importantes:
PRI, PAN, PRD, Morena, con la posibilidad de cuando menos dos figuras
independientes con tendencias de voto cercanas a 10%.
activa en 1990 a 56.7% (30.6 millones) en el 2016, producto de una tasa promedio
anual de crecimiento del PIB de 1983 a 2018 de 2.2%.
Hacia el 2016, en el último reporte del Consejo Nacional de Evaluación de
Políticas Sociales (Coneval), el 78% de los mexicanos padecía entre 1 y 5
carencias sociales y sólo el 22% de los mexicanos tenía todas sus necesidades
cubiertas. A partir de 1994 las protestas sociales, producto sobre todo de las
condiciones de marginación y pobreza, se salieron de los espacios reglamentados
del sistema político institucional y pasaron a la acción directa de las calles; todas
esas protestas fueron asumidas por el PRD, Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD para
canalizarlas en busca de soluciones. Ante la rigidez del modelo económico
neoliberal desde 1983, esas protestas escalaron la violencia. Ahí se localizaba la
propuesta de López Obrador: programas asistencialistas a favor de los pobres,
para desactivar su potencialidad revolucionaria. No se trataba, por ello, de ningún
modelo progresista de atención social, sino de programas específicos para evitar
las protestas de sectores sociales marginados. Si los pobres salían a las calles,
serías más que los sectores satisfechos.
En este sentido, la propuesta de López Obrador en sus tres incursiones
como como candidato presidencial no fueron para presentar un programa
económico alternativo al neoliberalismo, sino para exigir programas de atención a
las necesidades de los pobres sin cambiar el enfoque neoliberal. A partir de la
victoria presidencial el 1 de julio del 2018, López Obrador anunció un paquete
doble de medidas: de un lado, austeridad a partir de frenar el despilfarro en el
gasto corriente de los funcionarios; de otro, aumentos en ingresos mínimos y
programas asistencialistas nuevos. Lo importante de su paquete de medidas fue el
compromiso de respetar todas las medidas de corte neoliberal: metas de inflación,
techos bajos de déficit presupuestal, estabilidad inflación-tipo de cambio,
autonomía del Banco de México, globalización garantizada y continuidad del
tratado de comercio libre con los EE. UU. y Canadá.
En este sentido, la Cuarta Transformación de López Obrador se confirma
como la Tercera Bis porque no hay un replanteamiento de modelo de
desarrollo/política económica capitalista globalizada, sino sólo programas sociales.
272
logrando la acumulación de crisis social durante seis años. Un dato basta: en seis
años no se creó ningún empleo en el sector formal. La inflación promedio anual en
ese sexenio fue de 86%, con el pico de 160% en 1985.
La crisis económica y social pasó de una economía de Estado con défiti
presupuestal de 8% promedio 1970-1982, un tipo de cambio que subió de 12.50
pesos por dólar a 26.00, un PIB promedio anual de 6% y un salario que subio once
veces, a una situación de crisis 1983-1988: PIB promedio anual sexenal de 0%,
devaluación de 26.00 a 2 mil 300, un salario que creció 18 veces y una inflación
promedio anual de 86%. El primer sexenio del neoliberalismo, el del gobierno de
De la Madrid, distorsionó la economía y los propios funcionarios culparon al
Estado. Por eso en 1987, ante los indicios de que De la Madrid escogería como
candidato del PRI a su secretario de Programación y Presupuesto responsable del
desaguisado económico-social, Carlos Salinas de Gortari, Cárdenas introdujo el
tema de una votación interna en el PRI en la XII asamblea nacional de marzo de
1987.
Al fracasar en su intento, Cárdenas se salió del PRI, lanzó su candidatura
ciudadana que arroparon cuatro partidos --los ex oficialistas PARM, PPS y Partido
Socialista de los Trabajadores convertido en Partido del Frente Cardenista de
Reconstrucción Nacional y el Partido Mexicano Socialista-ex PCM-- y en 1989
Cárdenas recibió el registro legal del PMS-PCM para fundar el PRD. Sin embargo,
la configuración de grupos --tribus-- fragmentó al partido, impidió que fuera un
partido de clases e hizo que naciera con células de su propia destrucción: en
septiembre del 2012 López Obrador salió del PRD y en noviembre del 2014
Cárdenas también renunció al partido. Sólo López Obrador dio un salto adelante al
anunciar la fundación de su organización Morena con funcionamiento partidista.
Al nacer del seno del PRI, el PRD careció de autonomía ideológica porque
se presentó como el partido del proyecto social priísta anterior al ciclo neoliberal
de 1983. En 1997, al calor de la crisis 1993-1995 de colapso social y de
devaluación y alza en tasas de interés, el PRD dio un salto al obtener 25% del
voto legislativo y una abrumadora victoria en el primer gobierno electo del distrito
Federal. Sin embargo, en votación presidencial el PRD bajñó del 31% del Frente
275
CTM se tomó tres. Cuando Salinas de Gortari pidió las ponencias por adelantado,
Fidel Velázquez se negó a hacerlo. La clase política del IEPES y del PRI había
tomado muy pocas recomendaciones de la CTM y del CT para la elaboración de
documentos básicos. El Plan Básico del PRI tuvo su origen en el Plan Global de
Desarrollo, antes que en las proposiciones de los sectores del partido.
La participación en la campaña de los trabajadores afiliados al PRI ha sido
mínima. Aunque algunos pronunciamientos del candidato y de su equipo han
coincidido con planteamientos obreros, se observa un vació en el enfoque social y
político de los programas. Para el IEPES, el aspecto central del próximo gobierno
se encuentra en la participación del Estado en la economía; los trabajadores van
más allá: darle a esa participación estatal acciones concretas: nacionalizaciones,
medidas coherentes. Durante los últimos años ensalzó la voluntad obrerista del
gobierno, pero en la crisis se les sacrificó de nuevo.
Quienes se encargaron de diseñar planes, programas y reuniones del
candidato presidencial priísta eran los jóvenes del IEPES, casi todos formados en
la burocracia financiera estatal, en instituciones educativas privadas y en el
ejercicio intelectual solitario. Los planificadores del gobierno delamadridista serían,
al final, los nuevos científicos neoporfiristas, aquéllos que se colocaban por
encima de la sociedad y sus compromisos populares para señalar rumbos,
salidas, planes, posibilidades. Para ellos, el gobierno funcionaba al margen de los
compromisos con la sociedad civil y con las mayorías trabajadoras. De ahí que
sus pronunciamientos ofrecieran enfoques de cierto tono popular, pero dados en
un vacío social y político. Economicismo, mecanicismo, sobrevivencia, fueron los
pilares de sus teorías: podían prometer cambios, pero en las crisis no vacilaban en
sacrificar intereses mayoritarios.
Este grupo de funcionarios salinistas cobijados por el candidato De la
Madrid eran conocidos también como los tecnólatras, o adoradores de la técnica.
Así lo recogió la columna de Carlos Ramírez en la revista Proceso el 12 de
julio de 1982, después de las elecciones ganadas por De la Madrid:
280
INFLACION
288
AHORRO-INVERSION
Monetarismo.– Incrementar las tasas de interés para promover el ahorro. El
ahorro es inversión. Usar la "tasa natural de desempleo" y los precios altos como
estímulo para la inversión. Toda abstinencia en el consumo es ahorro que luego
se convierte en inversión, de manera automática. La función de la banca central es
estimular el ahorro y la inversión con base en reglas automáticas y no
discrecionales.
289
ESTADO
Monetarismo.– El Estado Leviatán es el culpable de todos los males. Su
intervención en la economía debe reducirse a su capacidad para financiar
sanamente sus gastos, sin crear demasiado circulante y sin acrecentar la carga
fiscal. No debe crear empleo ni usar las políticas fiscal ni monetaria para crear
ocupación. Su gasto debe ser equilibrado. El mercado resolverá por sí mismo sus
contradicciones. Su función debe ser proteger la libertad, hacer cumplir los
contratos privados y fomentar los mercados competitivos.
Antimonetaristas.– La inversión del Estado estimula la producción al ampliar
la demanda colectiva, además de crear empleos. Su función es socializar las
inversiones. La intervención del Estado en los treinta abrió salidas a la gran
depresión y "sebó la bomba" de una crisis de enormes dimensiones. Su papel es
económico y social, impide y frena la explotación, regula los mercados e interviene
para que el dejar hacer, dejar pasar no tenga costos sociales.
Programa DLM.– Disminuir el gasto público. Presupuestar lo que puede
cubrirse con ingresos propios y sanos, sin crear circulante, sin aumentar
impuestos directos al capital y sí al consumo y sin aumentar la deuda externa
pública. Se propone la rectoría pero definida por la corriente monetarista dentro
del gobierno. Así, la rectoría responderá a lineamientos económicos, no sociales.
290
EMPLEO
Monetaristas.– El empleo es consecuencia de la actividad económica, no
objetivo central. La "tasa natural de desempleo" alienta la inversión y crea trabajo.
El desempleo se debe a salarios altos. Bajos salarios estimulan la creación de
empleos.
Antimonetaristas.– La insuficiencia en la demanda colectiva es lo que
propicia la baja oferta, la baja inversión y el bajo nivel de creación de empleos. El
nivel de ocupación y el ingreso global están determinados por el nivel de
inversiones y la propensión a consumir. El desempleo es indicador de la
distribución inequitativa de la riqueza. Con ahorro alto e inversiones bajas, el
Estado debe provocar deliberadamente el crecimiento de las inversiones y la
creación de empleos.
Programa DLM.– Se protegerá sólo el empleo productivo. Hay que corregir
los desequilibrios internos en la economía para estimular la creación de empleos.
No hay suficiente ahorro para financiar inversiones, por lo que no existe empleo
amplio. La "tasa natural de desempleo" alentará las inversiones. Deteniendo el
salario real se facilita y abarata la inversión. Se aumentará el desempleo para
permitir una competencia que estimule los bajos costos de la inversión. La tasa de
interés y el ahorro promoverían la ocupación.
FISCO
Monetaristas.– La política fiscal no debe buscar que el Estado aumente sus
ingresos para ampliar gastos. La función de los impuestos no es redistribuir la
riqueza sino financiar los gastos indispensables del gobierno. Más impuestos
indirectos (al consumo) y menos al capital, pues de lo contrario se deprime la
inversión.
291
BALANZA DE PAGOS
Monetaristas.– El desequilibrio en cuenta corriente de balanza de pagos es
en todo tiempo y en todo lugar un fenómeno monetario. Modulando la parte
monetaria, el desequilibrio se corregirá automáticamente. Se debe buscar, en
consecuencia, la estabilización de la balanza de pagos y a partir de ello ir
adecuando todos los renglones de egresos e ingresos que inciden en los
resultados. Si el déficit se provoca por desequilibrio comercial, hay que aumentar
exportaciones y disminuir importaciones. Si hay ausencia de ingreso de divisas,
hay que abrir la inversión extranjera.
Antimonetaristas.– Los números rojos en la contabilidad nacional con el
exterior son reflejo de desajustes estructurales en la economía.
Programa DLM.– Limitar el déficit de balanza de pagos a una determinada
cantidad y de ahí para atrás hay que corregir cada renglón que propicia presiones.
Más exportaciones, menos importaciones, mayor inversión extranjera,
incorporación del país a la competencia del comercio internacional.
sin miedo, con ganas. Un hecho destaca. Para cerrar el círculo, los monetaristas
desactivaron la posible oposición de la Cámara de Diputados. Manuel Cavazos
Lerma, exalumno de Friedman, monetarista que desea olvidarse de su militancia
en la economía clásica y ortodoxa, y maestro destacado del ITAM, es presidente
de la Comisión de Hacienda de los diputados. Formado en la escuela financiera
del Banco de México, en su época brillante como instrumento auxiliar en la
aplicación del desarrollo estabilizador, Cavazos Lerma fue un militante convencido
del monetarismo. Después, sobre todo cuando se incorporó a la política desde la
precandidatura de Miguel de la Madrid, exorcizó su pasado de "Chicago boy".
Queda, no obstante, el testimonio de su ensayo publicado en el libro Cincuenta
años de Banca Central, en 1976:
Tras de justificar la aportación brillante del desarrollo estabilizador a la
economía mexicana, Cavazos Lerma dice: "se ha observado que a `mayor
disciplina monetaria' (que confirma la tesis friedmaniana de que los males
económicos son en todo tiempo y en todo lugar un fenómeno monetario, por lo
que recomienda controlar el circulante y se evitarán crisis) corresponde una mayor
contribución de la política monetaria al logro de los principales objetivos de una
política económica que propicie la mejor distribución del ingreso, el dinámico
crecimiento económico y la generación de ahorros y empleos a través de la
preservación, en el mayor grado posible, del poder adquisitivo interno y externo de
la moneda".
Dice además que aunque hay duda acerca de la experiencia en este
sentido, "los hechos siempre se han encargado de demoler hipótesis inaplicables
a nuestro país", rechazando cualquier búsqueda de caminos distintos del
monetarismo.
Por lo demás, los monetaristas comienzan a tener responsabilidades
mayores en concepción, diseño y aplicación de la política económica. La lista
abarca nombres conocidos y se completa conforme se hacen nombramientos en
los diferentes niveles del área financiera y hacendaria de la administración pública:
296
Alfredo Phillips Olmedo, viene del grupo Banco de México y hoy es director
del Banco Nacional de Comercio Exterior. Menos radical que los otros, su
monetarismo, no obstante, es intelectual, meditado, abierto.
Gustavo Petricioli, ahora director de Nacional Financiera, se vincula a los
monetaristas en los últimos años, sobre todo como presidente de la Comisión
Bancaria.
Ernesto Fernández Hurtado fue director del Banco de México en el sexenio
de Luis Echeverría. Hombre mesurado, elegante, conservador, Fernández Hurtado
no tuvo el rubor de dejar el sector oficial y pasarse al privado. Fue director del
nacionalizado banco BCH, al que contribuyó a transformar en banca mixta. Como
coordinador del libro sobre el cincuentenario del BM, Fernández Hurtado escribió
un ensayo largo en el que externó sus convicciones monetaristas. Dice en una
parte:
"Para elevar con rapidez necesaria sus índices de vida, lo cual sólo es
posible mediante el mantenimiento de altos niveles de inversión productiva y de
empleo, los países en desarrollo deben adecuar constantemente sus políticas de
regulación monetaria y fiscal como lo manda el manifiesto monetarista a la
necesidad de inducir una mayor generación y captación interna de ahorros
públicos y privados". Aquí son prioridad los mecanismos monetarios, subordinando
objetivos de justicia y equidad a resultados monetarios.
Francisco Gil Díaz, exalumno de Friedman, vuelve por sus fueros. Después
de varios años en una dirección menor de Hacienda, pasa a encargarse de los
estudios económicos del Banco de México. Su función será elaborar análisis que
contribuyan a la toma de decisiones en materia monetaria. Partidario de menos
Estado y más mercado libre, Gil Díaz ha dejado pocos testimonios escritos de su
pensamiento. Sin embargo, sus alumnos en el ITAM lo recuerdan por su
convicción monetarista. En un ensayo publicado en el libro citado sobre el Banco
de México, Gil Díaz escribe un artículo en el que define sus ideas con dureza:
"Se dice que la política monetaria debe fomentar el empleo, redistribuir el
ingreso, estabilizar los precios, controlar el déficit en la cuenta corriente de la
balanza de pagos y mantener bajas las tasas de interés para fomentar la
297
producción". Para él, no es así: "parece ser que la política monetaria es más
efectiva y logra mejor el sinnúmero de objetivos que se le señalen mientras mejor
se evita que sus efectos sean desestabilizadores (como los objetivos de empleo,
ingreso, precios y balanza de pagos). Es decir, el aspecto positivo de la política
monetaria está en evitar que sus efectos sean negativos, no en tratar de
instrumentar con ella toda una serie de metas económicas. El principio de escasez
en economía indica que cuando los objetivos son independientes entre sí, un
instrumento debe asignarse a un sólo objetivo". Así, la política monetaria debería
funcionar para regular la moneda, sólo eso.
Su conclusión es interesante: "este trabajo (titulado Política monetaria y
fiscal) más bien sugiere que hay que programar un crecimiento relativamente
armónico de las cantidades monetarias y fiscales alrededor de la tendencia de
crecimiento de la economía". Tal vez esto justifique la política actual de modular el
circulante monetario al ritmo de la economía y de desactivar cualquier reforma
fiscal que desaliente la inversión".
Otros nombres se agregan a la lista:
Enrique Creel de la Barra, con intereses familiares en varios bancos
privados, pasa a hacerse cargo de Banobras.
Rogelio Morán, director financiero del Canal 13, es recordado en el ITAM
como un combativo monetarista contra el keynesianismo estatista.
Julio Rodolfo Moctezuma, director de Somex, accedió tarde al monetarismo.
Sin embargo, en su corta estancia en la Secretaría de Hacienda –de diciembre de
1976 a noviembre de 1977– instrumentó las ideas estabilizadoras del Fondo
Monetario Internacional en la política económica nacional. Su inflexibilidad lo llevó
a chocar con Carlos Tello.
Mario Ramón Beteta, hoy director de Petróleos Mexicanos, pasa de la
banca mixta a la empresa paraestatal número uno del país. Su función en Somex
fue la de un banquero privado, lanzando a Somex de lleno a la especulación de
1982 que dio al traste con el peso. Asimismo, al nacionalizarse la banca, los
investigadores gubernamentales encontraron una pista interesante en la propiedad
de Beteta de parte del Banco Continental. Después de la nacionalización, Beteta
298
propuso la banca mixta como salida y fue partidario del regreso de las acciones a
los empresarios.
Francisco Suárez, del grupo Banco de México, es subsecretario de
Hacienda. Su pertenencia al selecto equipo de financieros del BM lo ubica como
participante activo de los monetaristas que coparon desde los sesenta ese
organismo.
Luis Bravo Aguilera, ahora subsecretario de Comercio Exterior, forma parte
de los grupos que practican el conservadurismo económico. Pertenece al grupo de
Héctor Hernández y siempre ha sido partidario de que México ingrese en el GATT.
Rogelio Montemayor, maestro distinguido del ITAM, es subsecretario de
Programación.
Marcela González Salas, oficial mayor de la SPP, es maestra y egresada
del ITAM y de la línea dura del monetarismo.
Pedro Aspe, hoy coordinador de los Servicios Generales de Geografía,
Estadística e Informática de la SPP, fue director de Economía del ITAM. De un
monetarismo flexible, se enorgullece de haber hecho su tesis de doctorado en el
Instituto Tecnológico de Massachussets y de haberla escrito junto con un miembro
del Partido Comunista Italiano.
Jesús Reyes Heroles González, egresado del ITAM, también asistió al
Tecnológico de Massachussets. De inclinación flexible, su tesis fue asesorada por
Francisco Gil Díaz y obtuvo un premio de economía. Hoy es director de
Planeación Hacendaria de la SHCP.
Gilberto Escobedo, subdirector de Somex, viene del grupo de Hacienda que
incorporó Julio Rodolfo Moctezuma, pero identificado por su inclinación
monetarista.
Manuel Suárez Mier, exalumno de Friedman, hoy ocupa la subdirección de
Estudios de Pemex.
Abel Garrido, del grupo de Héctor Hernández, fue brazo derecho del
negociador que quiso emboletar al país en el GATT. Fue ratificado en la Dirección
de Negociaciones Internacionales de la Secretaría de Comercio.
299
Agustín López Mungía fue exsubdirector general del viejo Banco de México,
cuando éste servía a los intereses de los banqueros. Hoy es oficial mayor de la
Secom.
La lista se extiende en la medida en que unos llaman a otros de sus mismas
ideas. Destaca el hecho de que se busca un gobierno monolítico, unívoco, sin que
tengan acceso a él quienes no compartan ideas, reflexiones, proposiciones.
El círculo se completa con la incorporación de empresarios al gobierno.
Destaca el regreso de Manuel Sosa de la Vega a la dirección de Mexicana de
Aviación, de donde salió cuando el gobierno anterior adquirió la empresa por estar
en peligro de quiebra. Con el respaldo del gobierno y como burócrata de alto nivel,
Sosa de la Vega, próspero empresario, no tendrá preocupaciones por el volumen
de pasivo en dólares que pudo haber aniquilado a la institución.
Francisco Cano Escalante, que de la Concanaco pasó al gobierno hace 12
años, vuelve a un puesto importante: subsecretario de Abasto, donde pondrá en
práctica la experiencia que adquirió como líder de los comerciantes allá por los
conflictivos años del sexenio de Echeverría.
Ricardo García Sainz, hoy en el IMSS, viene de formación empresarial. De
la IP saltó al sector público y llegó a ser un fugaz secretario de Programación y
Presupuesto.
Arsenio Farell Cubillas, hoy secretario del Trabajo, fue director del Centro
Patronal de Guadalajara. Sus primeros pronunciamientos en estas semanas han
sido para detener las peticiones obreras de aumentos salariales, frente a una
inflación agobiante.
José Campillo Sainz repite en el Infonavit. Allá a finales de los sesenta fue
líder de la Concamín. Con Echeverría fue secretario de Industria y Comercio.
Guillermo Prieto Fortún, empresario del ramo automotriz, pasó en el
sexenio anterior a la Subsecretaría de Ingresos. Ahí sigue.
Héctor Vázquez Tercero, hoy director de Controles a la Importación de
Productos Manufacturados, es un prominente economista del sector privado.
Víctor García Lizama, que ha sido miembro distinguido de la iniciativa
privada, es también funcionario público desde hace pocos años. En el gobierno
300
Estas consultas, revela un informe especial del FMI, las deberán hacer
todos los países miembros del Fondo como "una obligación" anual. La enmienda
reciente a los estatutos de voluntarias en obligatorias.
Los compromisos de México con el FMI son amplios y profundos. Así han
sido desde hace pocos años, dice David Colmenares Páramo, segundo lugar del
Premio 1978 "Juan F. Noyola", del Colegio Nacional de Economistas.
En su trabajo La economía mexicana y el FMI dice, al hablar sobre la
vigente carta de intención de México con ese organismo:
"Los primeros resultados de la operación del programa de estabilización
monetarista implementada bajo las directrices teóricas del FMI, son onerosos para
la sociedad mexicana y lesivos para la soberanía nacional".
El premio fue otorgado por el siguiente jurado; David Ibarra Muñoz,
secretario de Hacienda; Ricardo García Sainz, secretario de Programación; Jorge
de la Vega, secretario de Comercio; José Andrés de Oteyza, secretario de
Patrimonio; Carlos Tello, ex secretario de Programación; los directores de
Economía de la UNAM y del IPN, y Armando Labra Manjarrez, diputado y
presidente del CNE.
El libro de Colmenares Páramo y los informes del FMI, del 25 de septiembre
de 1978, revelan los compromisos recientes de México con el Fondo. Los
lineamientos de ese organismo son trazados por los países que aportaran más
cuotas y reciben mayor porcentaje de votos; Estados Unidos (19.97 por ciento),
Inglaterra (6.97), Alemania Federal (5.15), Francia (4.59) y Japón (3.98), todos
ellos dependientes de la "diplomacia política del dólar".
La dependencia de la economía mexicana hacia las políticas del FMI se
acentúa en 1976, cuando el gobierno echeverrista firma una carta de intención de
tres años (aún en vigor). El Fondo impuso condiciones que se cumplieron y siguen
vigentes:
Devaluación monetaria, algunos impuestos a las exportaciones, suspensión
de reembolso de impuestos, control de salarios, eliminación de los controles a la
importación, ajuste de precios, medidas monetarias y fiscales combinadas con un
estricto control de gastos públicos, dice Colmenares.
302
De las ideas, de los principios, del deber ser moral, han pasado, de hecho,
al protagonismo, a la ofensiva, a la obligatoriedad social de la ideología
empresarial.
Hay un proyecto empresarial, existe, se ofrece como alternativo al proyecto
nacional, dicen los investigadores Salvador Cordero, del Centro de Estudios
Sociológicos de El Colegio de México; Rafael Santín, de Sociología de la
Universidad Autónoma Metropolitana de Azcapotzalco, y Ricardo Tirado, del
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Los tres –especialistas en
temas empresariales– entregaron a Proceso el fruto de su investigación sobre el
proyecto empresarial, realizada a partir de documentos oficiales de la cúpula de la
iniciativa privada, declaraciones y posiciones en conflictos con el Estado.
El problema es grave, sobre todo en momentos de crisis y enfrentamientos.
El proyecto empresarial gana lo que necesariamente pierde el proyecto nacional.
Y el proyecto nacional pierde posibilidades en la medida en que la clase política no
puede satisfacer las demandas sociales y económicas de las mayorías: empleo,
mínimos de bienestar, salud, vivienda, poder adquisitivo, recreación, productos
básicos.
La duda no cabe, dicen: el proyecto empresarial, fundamentado en la más
conservadora doctrina social de la Iglesia y encabezado por la Coparmex, la
Concamin, el Consejo Coordinador Empresarial y la Concanaco, vive frecuentes
choques con el proyecto nacional derivado de la Revolución Mexicana. Y los
choques son frontales, verdaderas pulsaciones de fuerza, son directos; a veces
son sordos, en ocasiones abiertos –como ahora, acerca del arbitrio del Estado en
cuestiones salariales–, pero siempre frente a frente.
Lo peor de todo, señalan en su estudio, es que el proyecto empresarial no
se circunscribe a la cuestión económica, sino que abarca proposiciones sociales a
través del manejo de los medios de comunicación social y de la educación.
Quieren todo. Su proyecto es, así, un proyecto de nación.
"Es necesario reconocer que estamos ante un proceso de maduración del
pensamiento empresarial. De este proceso están conscientes, cada vez más, las
307
expandir la educación privada en todos los niveles. Se busca desplazar del primer
lugar, en lo cuantitativo y lo cualitativo, a la educación pública. El objetivo es
modificar los contenidos y las prácticas educativas del sistema público,
ajustándolo a la visión empresarial y crear las bases para desarrollar un sistema
de educación privada mediante cambios en la legislación y en la adopción de
apoyos fiscales al sector privado. Este punto del proyecto empresarial gira en
torno de dos aspectos: apoyarse en recursos económicos estatales; y orientar la
educación al cumplimiento de las necesidades del capital, en lugar de las
necesidades de las mayorías.
Medios masivos de comunicación.- El proyecto empresarial buscar
perpetuar el control casi exclusivo de los medios. Para los empresarios, los
medios de comunicación son instrumentos de difusión cultural, informativa e
ideológica más poderosos. Rechazan, en consecuencia, cualquier intervención
estatal. El ideario del CCE señala la preservación de la propiedad privada de los
medios. El Estado sólo debe garantizar la libertad que señala la Constitución. Por
su parte, la Coparmex propone la utilización de la comunicación para "enaltecer y
dignificar el concepto, razón de ser y necesidad de la libre empresa".
Este es el proyecto empresarial. Por lo conquistado a la fecha, no es
propiamente un proyecto en ciernes sino en marcha. Ha logrado más de lo
previsto. Su última victoria ha sido lograr un consenso acerca de que el origen de
la inflación es el gasto público. Ante la ofensiva empresarial, existe un evidente
retroceso en el proyecto nacional en los últimos seis años. La alianza Estado
empresarios jugó a favor de una ampliación del espacio del proyecto empresarial.
La guerra de posiciones ya no es secreta si no abierta.
gobiernos dictatoriales de América Latina, los dos autores del llamado “genocidio
económico”:
PRIVATIZACION DE LA ECONOMIA
En su segunda carta, Gunder Frank (revista Comercio Exterior, volumen 26,
número 12, diciembre de 1976) explicaba como la política económica monetarista,
conducía a un “genocidio económico”: liberación de precios (reducción drástica)
del salario real, aliento al mercado “libre” de capitales, inflación desenfrenada,
desplazamiento del ingreso y de la riqueza desde el trabajo hacia el capital y
desde los pequeños capitales hacia los grandes.
Respecto al Estado, dice que el monetarismo propicia la venta de empresas
estatales “a precios ridículos”. Asimismo, señala que esa corriente “instituye un
programa intensivo de contrarreforma agraria” que regresa latifundios expropiados
o entrega la tierra a “nuevos propietarios capitalistas”. Explica que en Chile la junta
militar regresó dos millones de hectáreas expropiadas por los gobiernos de Frei y
de Allende.
313
– Privatizar la economía.
– Reducir el gasto público.
– Congelar los salarios y disminuir inversiones productivas.
¿Qué resultados se han obtenido de la aplicación de esta teoría? Maritano
afirmó que “hubo efectos desastrosos en los países en que se aplicó. En Italia
generó inflación, el segundo lugar europeo, y desempleo. En Chile y en Argentina
generó miseria, despidos. En Israel también creó problemas”.
En México los efectos son enumerados por Colmenares Páramo:
disminución del gasto público, reorientación de la inversión pública y privada hacia
sectores estratégicos, fomento a la inversión privada, congelamiento de salarios,
liquidación de empresas paraestatales, reorganización del aparato estatal,
liberación de precios.
En todo momento salta la lucha contra la inflación como condición previa a
la salida de la crisis económica. Y esta obsesión surge en quienes como
funcionarios aplican sus conocimientos teóricos e influyen en definiciones de
política económica.
Porque ellos no esconden su formación teórico-ideológico. Así se lo dijo
Elizer Tijerina al principal monetarista mexicano, Francisco Gil Díaz, durante una
mesa redonda en 1974 en el Colegio Nacional de Economistas.
Después de que Gil Díaz sostuvo que los monopolios y las concentraciones
generan economías externas y que el “villano” de la inflación es el sector público o
el Ejecutivo Federal, Tijerina le respondió directo: “en estos dos casos concretos
me parecen claras las implicaciones reaccionarias”.
Ahí mismo Tijerino le dijo a Gil Díaz:
“Nos parece ingenuo refugiarse en ideologías del laissez-faire, ya muy
superadas incluso en los Estados Unidos, para sostener tajantemente que
cualquier control de precios es ineficaz (esto lo había señalado el hoy director de
Política Fiscal)”.
Como funcionarios del Banco de México, Gil Díaz y Manuel Cavazos
participaron en la edición oficial del libro 50 años de banca central que abrió una
317
nota del entonces director de esa institución, Ernesto Fernández Hurtado, hoy
responsable de un banco privado.
En las conclusiones, Cavazos señaló la identificación entre monetarismo,
“realismo económico” y pragmatismo:
“A pesar de que la experiencia acumulada hasta ahora, parece existir la
duda acerca de este principio fundamental (el de la “disciplina monetaria” como
objetivo de política económica). Sin embargo, los hechos siempre se han
encargado de demoler hipótesis inaplicables a nuestro país. Esta circunstancia,
procreadora del sano pragmatismo que ha caracterizado a la política monetaria
mexicana, ha facilitado la corrección oportuna de los pasos encaminados por
sendas extraviadas”.
La participación de Leopoldo Solís en el Banco de México se revela en el
informe anual de 1977. Al explicar el BM la actividad financiera, dice que la
evolución favorable de la economía se debió a la aplicación de medidas
monetarias y crediticias y a la lucha contra la inflación. Un párrafo afirma:
“La eficacia de estas medidas dependió de la firme postura antiinflacionaria
que adoptó la política fiscal, así como de la estrecha coordinación que hubo entre
políticas de salarios y precios con la fiscal y la monetaria-crediticia”.
Aunque la Universidad de Chicago como institución no representa en si
misma el monetarismo, se ha identificado como escuela o tendencia económica.
Pero, también, esa teoría se ve fuertemente aceptada en otros centros de estudio
como la Universidad de Yale o como la London University.
Aquí en México tiene dos planteles claves: el Instituto Tecnológico
Autónomo –de donde es director de Economía Gil Díaz– y el Instituto Tecnológico
de Estudios Superiores de Monterrey, de donde cada año salen importantes flujos
de pasantes o titulados hacia Chicago o Yale. Sin embargo, también de la
Facultad de Economía de la UNAM o de la Escuela Superior de Economía del IPN
salen monetaristas.
Muchos de esos egresados que encuentran en Friedman a su maestro y
guía están en el sector público como investigadores, o funcionarios de nivel medio.
318
–En las ciencias de las finanzas públicas modernas... los científicos están
casi unánimemente en temas como los impuestos al consumo, en lugar de
impuestos al ingreso, ideas que todavía no han llegado a la realidad pero que
están llegando.
–El IVA, tal como se ha diseñado en Europa y América del Sur, es
fundamentalmente un impuesto al consumo.
–Ustedes están pensando que el impuesto al consumo grava al pobre y el
impuesto al ingreso grava al rico, pero no es así.
–Una de las cosas que más llama la atención en los sistemas fiscales de los
países en vías de desarrollo, es que con frecuencia el sistema impositivo reduce la
demanda de mano de obra.
–Acepto teóricamente la validez de la idea de dar créditos fiscales o
subsidios a mayor empleo, pero me inclino más hacia la eliminación o la reducción
de las otras distorsiones en el sistema, tales como los salarios mínimos que están
por encima de lo que nosotros lamamos salario de equilibrio y tratar
paulatinamente de ir aproximando (a la baja) esos salarios mínimos a un salario
de equilibrio.
–Considerar que una de las metas, objetivos y propósitos de la política
tributaria sea la rectificación de la distribución del ingreso es un enfoque errado
desde un principio. La política tributaria ni puede influir mucho en la distribución
del ingreso y quien realmente intenta en serio efectuar importantes cambios en la
distribución del ingreso mediante la política tributaria, probablemente va a
fracasar, y si no fracasa va a arruinar la economía de todas maneras.
–Si se quiere utilizar la política fiscal para ayudar a promover la estabilidad
en la economía, la manera de hacerlo es por el lado de los gastos. En casi todos
los países con problemas inflacionarios en los cuales he trabajado, el problema
principal ha sido el gasto público, y en donde han controlado el gasto público han
podido controlar su inflación.
–Los sistemas impositivos actuales no son favorables a la formación de
capital, y es deseable estimular la formación de capital... Hay que favorecer la
321
acumulación de capital, entre otras cosas porque favorece una mejor retribución a
las fuerzas de trabajo.
–En un país como México, el resultado de gravar los ingresos de capital no
resulta en que sus propietarios estén pagando más, porque tal como ocurre en
Panamá, los mexicanos tienen la oportunidad de invertir en mercados de capital
extranjeros. Y no tengo la menor duda de que hay bastantes mexicanos que
tienen su cuenta en la Bolsa de Nueva York, en Canadá, en Europa... ya que es
muy difícil en un país como México poder controlar los ingresos provenientes del
exterior.
–El efecto de gravar más el capital en México se traduce en que más capital
se va afuera o menos va a venir del exterior, y el resultado será que en México
habrá menos capital por trabajador.
–Respecto a utilidades excedentes y luego de rechazar cualquier carga
fiscal en ellas, Harberger señala: “considero preferible subir la tasa general del
impuesto a la renta de las personas físicas y personas jurídicas, en lugar de tener
un impuesto sobre utilidades extraordinarias”.
–Cuando la especulación es benéfica socialmente, el beneficio es mayor
que la ganancia de este valor. Cuando la especulación daña a la sociedad,
generalmente el daño a la sociedad es menor que la pérdida del especulador,
entonces el especulador pierde más de lo que la sociedad pierde.
Estos son algunos datos de todo lo que los diputados querían saber pero
temían preguntar:
1.- Hasta 1979, la inflación en México no había rebasado la barrera
psicológica de 20 por ciento anual. En 1980 se pone en marcha el Plan Global de
Desarrollo 1980-82 de Miguel de la Madrid, redactado por su entonces director de
Política Económica y Social, Carlos Salinas de Gortari. Las metas eran planificar
al país para evitar brincos inflacionarios. Sin embargo, en los años del PGD la
inflación se desbordó: 29.8 por ciento en 1980; 28.7 por ciento en 1981 y 98.7 por
ciento en 1982. El PGD no evitó la crisis pero sí lanzó la candidatura presidencial
de De la Madrid.
2.- El gobierno delamadridista se comprometió a controlar la inflación; en su
sexenio fue de 86.7 por ciento, contra 12.8 por ciento de echeverrismo y 35.7 por
ciento del lopezportillismo. La más baja de 51.7 por ciento en 1988 y la más alta
llegó a 159.2 por ciento en 1987. La meta era llevar la inflación a 12 por ciento en
1988. No pudo.
3.- Los múltiples planes antiinflacionarios de De la Madrid fueron diseñados
por su secretario de Programación y Presupuesto: Salinas de Gortari. Y fueron
muchos: dos planes nacionales de desarrollo, seis criterios generales de política
económica y cuatro programas económicos: el Programa Inmediato de
Reordenación Económica (PIRE) que funcionó en Diciembre de 1982 a junio de
1985; el MiniPIRE de julio de 1985 a junio de 1986; El programa de Aliento y
Crecimiento de julio de 1986 a noviembre de 1987; y el Pacto de Solidaridad
Económica (PSE), de diciembre de 1987 a noviembre de 1988.
4.- Las fases de control de la inflación en el sexenio pasado se dieron
cuando, por razones de coyuntura, la política económica estuvo en las manos de
otros funcionarios y no del secretario de Programación. Por ejemplo, la inflación
bajó de 98.9 por ciento en 1982 a 59.2 por ciento en 1984 cuando la economía la
manejó el secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog, para cumplir con los
férreos compromisos amarrados con el Fondo Monetario Internacional por la crisis
de la deuda.
334
Aspe Armella bajó la inflación como secretario de Programación a 51.7 por ciento
en 1988 y como secretario de Hacienda a 20.9 por ciento en 1989, porque había
que bajar la inflación para renegociar la deuda.
11.- Sin embargo una vez que se renegoció la deuda en febrero de 1990 el
control de la política económica pasó otra vez a manos del presidente Salinas de
Gortari y de la SPP. Y la inflación regresó. Subió de 20.9 por ciento en 1989 a 30.0
por ciento en 1990. La causa se localizó en la toma de decisiones por encima del
Pacto.
12.- Para 1991 la economía volverá a manos de Aspe Armella porque hay
que disminuir la inflación con miras al Acuerdo de Libre Comercio. Entonces la
meta de inflación se baja 14.0 por ciento. Ello será posible sólo si el control total
de la estrategia queda en manos del secretario de Hacienda. Si el secretario de
Programación o Los Pinos no sueltan todos los hilos, la inflación en 1990 será
mucho mayor a la esperada.
del PIB. Si acaso se cumple esa meta, entonces el promedio anual del PIB en el
sexenio zedillista será de apenas 1.9 por ciento, por el tropiezo de 1995 y el saldo
escaso de 1996.
En este largo ciclo neoliberal salinista 1980-1996, la tasa promedio anual
del PIB se movió en tres escenarios: de 2.7 por ciento promedio anual en el
periodo 1980-1994 (antes de la catástrofe de 1995), de 1.6 por ciento anual
incluyendo el hoyo recesivo de 1995, y de 1.7 anual si se cumple la meta de 3 por
ciento fijada para este 1996. Salvo los años de 1980 y 1981 en que la economía
creció más de 8 por ciento anual, desde 1982 a la fecha la economía tuvo un
techo de 4.4 por ciento como crecimiento máximo en 1990 y cuatro tropiezos de
crecimiento negativo, incluyendo el -10 por ciento de 1995.
El saldo del PIB en el periodo 1980-1995 tiene que cruzarse con un
indicador que el propio Herminio Blanco volvió a circular la semana pasada: las
metas de creación de empleos en el sector formal de la economía, es decir:
empleos permanentes, bien pagados y con cobertura social. Cada año se
incorporan por primera vez a la fuerza de trabajo un millón de mexicanos. Para
crear ese millón de nuevos empleos anuales, la economía debe crecer -según
cálculo del Banco Interamericano de Desarrollo- 6.7 por ciento cada año.
A partir de estas cifras, los resultados del crecimiento de la economía en el
ciclo salinista 1980-1995 han sido menores a las necesidades. La eficacia de una
economía se mide por cuando menos tres indicadores: si proporciona bienestar
social, si genera los empleos necesarios y si logra mantener baja la inflación. Los
tres indicadores deben ser simultáneos. En 1980-96 no se han cumplido: o se
crece o se controla la inflación, o se crean empleos o se baja la inflación, o se da
bienestar o hay crecimiento económico. En el ciclo salinista el crecimiento
promedio de la economía ha sido apenas entre una cuarta o una quinta parte del
necesario para generar los nuevos empleos.
Las conclusiones son las siguientes:
1.- Como técnicos, los economistas salinistas tienen mala puntería: nunca
han acertado. La realidad los reprobó.
338
Si se revisan las cifras electorales del primero de julio del 2018, habrá
varios datos que dejan la sensación de un regreso al PRI electoral de las mayorías
absolutas anteriores a la crisis política de la élite gobernante en 1988. El mandato
electoral es clarísimo: convertir a Morena en el sucedáneo --placebo-- del PRI.
Las elecciones pusieron fin al ciclo neoliberal 1982-2018 y mandataron el
regreso al periodo populista del viejo PRI. Y a pesar de que el discurso de
campaña y de victoria de López Obrador insistió en las banderas de la corrupción
y la “auténtica democracia”, en realidad el voto fue motivado por la demanda de
bienestar social perdido por los sacrificios del neoliberalismo 1983-2018.
339
canalizar el reparto pacífico del poder entre los jefes supervivientes de las
facciones revolucionarias y construir una política de bienestar social --no
asistencialista-- como el gran legado de la Revolución Mexicana, algo asentado en
la Constitución de 1917.
En 1938 el general Cárdenas reformó al Partido Nacional Revolucionario,
retomó los dos principios fundadores y le agregó un tercero: la estructura
corporativas de las clases sociales productivas en el PRM como una forma de
consolidar al partido del Estado como el sistema político; esa decisión elevó las
tres clases sociales populares determinantes del modo de producción --obreros,
campesinos y profesionales-- a la categoría central de la toma de decisiones del
gobierno, convirtiendo a esos sectores en el representantes de sus respectivas
clases, independientemente de que estuvieran o no afiliadas a las corporaciones;
así, el bienestar social ascendió a la condición de hegemonía y dominio de clases
proletarias, a través del partido del Estado, del presidencialismo autoritario y del
control de las clases productivas.
La siguiente estación política del modelo de gobierno basado en el
bienestar la tomó Miguel Alemán Valdés en tres tiempos: como candidato
presidencial, como reformador del PRM para transformarlo en el PRI y como el
responsable de elevar a categoría constitucional suprema la prioridad del
bienestar por encima de la democracia. En diciembre de 1946, casi como primer
acto de gobierno, Alemán reformó el 3º constitucional para quitar el concepto de
educación socialista que habían incluido Elías Calles y Cárdenas y le agregó un
inciso clave que ha determinado las prioridades del poder político:
II
neocardenismo populista tardío, basado sólo en la atención a los más pobres y sin
ninguna reestructuración política y de clases de la república.
De 1988 a 2018 se dio la gran batalla entre los populistas del PRD y los
neoliberales del PRI. Las elecciones presidenciales de 1988 y 1994 fueron
ganadas por el PRI neoliberal y las de 2000 y 2006 beneficiaron al PAN, sólo que
con la circunstancia atenuante de que los panistas Vicente Fox Quezada y Felipe
Calderón Hinojosa no promovieron la redefinición del modelo de desarrollo
neoliberal ni su correspondiente política económica y decidieron llamar como
secretarios de Hacienda a dos técnicos neoliberales: Francisco Gil Díaz con Fox y
Agustín Carstens con Calderón, el primero llegado de la Universidad de Chicago
como centro ideológico del neoliberalismo y el segundo directo de la subgerencia
general --segundo en rango-- del Fondo Monetario Internacional, el organismo
vigilante de las políticas neoliberales. Así, la alternancia partidista en la
presidencia quedó nada más como un relevo en las élites, mientras que los
candidatos Cárdenas en el 2000 y López Obrador en el 2006 presentaban un
radical programa populista con el fin del neoliberalismo.
Las elecciones del 2012 representaron los últimos jalones del
neoliberalismo, frente a una nueva embestida del populismo. El dato mayor
alistaba luces de emergencia: el promedio electoral de Cárdenas como candidato
en 1994 y 2000 fue de 16% - la mitad del 31% logrado en 1988, en tanto que
López Obrador alcanzaría como candidato en el 2006 y el 2012 con 32%,
recuperando el 1988 cardenista. El salto perredista a un tercio de los votos debió
alertar al PRI, pero hubo satisfacción en el 2012 con el 38% de votos para Peña
Nieto, 6 puntos más que López Obrador.
La audacia priísta avanzó un poco más en diciembre del 2012 cuando Peña
Nieto logró la firma del Pacto por México, la confluencia de agendas legislativas
entre los tres principales partidos: PRI, PAN y PRD. Las reformas constitucionales
prometían no sólo la modernización productiva, sino otros tres avances: salir del
hoyo del 2.2% promedio del PIB, relanzar la planta productiva y bajar los precios
de bienes y servicios públicos. Las reformas constitucionales se aprobaron en
2013 y 2014, pero ninguna de las tres metas se cumplió. Peña Nieto perdió el
347
III
Obrador. Ante este cambio de enfoque social, López Obrador contribuyó con un
cambio en su discurso agresivo, con un partido propio y sobre todo con la
estrategia de puertas abiertas a panistas, priístas, perredistas y mexicanos sin
partido. Dos avisos no fueron procesados por el PRI: el avance electoral de
Morena-López Obrador en Veracruz y el Estado de México y la pérdida de ocho
gubernaturas priístas en 2016 y 2017.
Las candidaturas presidenciales del PRI, PAN y PRD para el 2018 fueron
producto de la incapacidad para interpretar los mensajes de los electores. El PRI
decidió en función de los intereses del grupo político del presidente Peña Nieto, el
PAN y el PRD construyeron una alianza que tenía potenciales posibilidades de
convencer al electorado, pero al final agotaron sus posibilidades en el mecanismo
panista para apropiarse de la candidatura y en el PRD no procesaron para sus
militantes el significado político de una coalición oxímoron y de su propuesta de
cambio de régimen. Las nominaciones de José Antonio Meade Kuribreña por el
PRI y de Ricardo Anaya Cortés por el PAN no sólo fueron cupulares, sino que
carecieron de un discurso hacia las masas y tampoco se preocuparon por
promover el hecho de que López Obrador representaba al viejo régimen.
López Obrador ganó, entre otros hechos, por pocos muy precisos:
--Las mayorías marginadas votaron contra el neoliberalismo.
--El PRI dejó de representar un proyecto histórico y dejó que la imagen de
la corrupción ocupara el imaginario colectivo.
--Anaya nunca pudo elaborar un discurso propositivo de reconstrucción
nacional y el PRD en la realidad abandonó la coalición mientras era desfondado
por Morena.
--Millones de militantes panistas, priístas y funcionarios adelantaron en las
encuestas su voto a favor de López Obrador.
El López Obrador del 2018 es el mismo López Obrador de 1988, de las
marchas callejeras, de las protestas en las calles, del cierre de accesos a pozos
petroleros, del plantón del 2006, de las protestas del 2012. Lo que cambio, en todo
caso, fue la perspectiva de la sociedad: preferir a un político así que mantuvo su
354
Neoliberalismo de mercado.
Populismo estatista.
Socialdemocracia liberal.
gasto al gobierno para orientarlos a ciertas prioridades sociales, pero sin modificar
la estructura de distribución/apropiación de la riqueza.
En todo caso, el primer instrumento redistribuidor de la riqueza en aras de
la igualdad está en el salario, pero con la condición de que los empresarios no los
reabsorban vía precios. La esencia de la lucha de clases como lucha por la
igualdad social se da justamente en la relación salarios-inflación. La realidad
económica revela que la inflación es la esencia, en modelo micro, de la lucha de
clases por la riqueza y el bienestar; los obreros vía salarios crecientes y los
empresarios a través de precios al alza. El aumento de circulante vía salarios es
asimilado por la clase patronal vía precios y no con mayor oferta de bienes y
servicios. La vía rápida es recortar el beneficio salarial en la adquisición de bienes
y servicios con alzas de precios. Por tanto, toda política salarial justa debe obligar
a precios no acaparadores y mayor oferta de productos. En el modelo del
capitalismo de mercado, los aumentos salariales son una reasignación de
utilidades privadas.
Hasta la primera semana después de las elecciones, López Obrador nada
dijo sobre las cinco reformas necesarias para redefinir el proyecto de nación, salvo
su discurso de victoria que anuncio que las cosas iban a funcionar. Es posible que
un eficaz funcionamiento del aparato público ayude a recuperar recursos para
programas de emergencia. Sin embargo, el problema de fondo es mayor: cómo
rehacer el modelo de desarrollo y la planta productiva para lograr disminuir las
cifras de desigualdad social más allá de salarios-subsidios. Sin un acuerdo
gobierno-empresarios-trabajadores para rehacer el modelo de desarrollo y un
Estado con autoridad para mediar en la distribución de la riqueza, el sexenio
lopezobradorista se irá desdibujando en pasitos cortos hacia ninguna parte en
especial.
IV
Ah, cuál miedo, basta ver los cielos llenos de confeti, de esos papelitos de
colores, como antes, como lo vimos en los tiempos gloriosos de Echeverría
recorriendo como presidente de la república las mismas calles de las marchas del
68, sólo que después con gritos de apoyo, no denuestos contra el poder.
Ah qué tiempos aquellos que hoy regresan, plazas llenas de entusiasmo por
la victoria presidencial del Caudillo, esas plazas donde hasta antes de su
entusiasmo previo pago de esa solidaridad, todo eran rencores; ahora no, ahora
todos van por puritito gusto, antes del primero de julio los gobernantes las rehuían
o las llenaban de acarreados, esos profesionales de la militancia que iban a
mítines a gritar vivas, a expresar sus sentimientos de desesperanza.
Ah, México, mexiquito, ya te extrañaba.
El furor de las masas la noche del domingo 1 de julio de 2018 (anótenlo
para la Historia, no sea que pronto se les vaya a olvidar) ilustra la dimensión de la
victoria de Andrés Manuel López Obrador y Morena: luego de treinta años de
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ejercer el poder en nombre de las clases pobres, pero para mantener privilegios
en el acaparamiento de la riqueza por empresarios. Un enfoque de izquierda
simplemente destruiría este sistema productivo empresarial por otro más justo a
favor de los trabajadores.
Por eso la prensa extranjera se equivoca al decir que en México ganó la
izquierda.
CCE, sino en la oficina del próximo presidente de la república y que el poder está
en la política y el Estado y no en las cúpulas empresariales.
Ya quedó claro; el modelo de trato de López Obrador a empresarios será el
de Cárdenas y su conflicto con la Coparmex en 1936. O se subordinan o
entregan sus empresas a sus trabajadores.
En el 2000 Zedillo recibió en Los Pinos a la plana mayor del PRI al día
siguiente de la derrota; hoy, el jefe máximo del PRI ha abandonado al partido al
garete.
Lo que preocupa a los priístas en sus reclamos es si hubo un pacto de
impunidad o de continuidad del presidente Peña Nieto con el candidato López
Obrador, todo el sexenio arriba en las encuestas. El operador de estrategia del
candidato panista Jorge G. Castañeda puso la agenda de un pacto de impunidad:
apoyo a cambio de ninguna persecución en los expedientes graves de
irregularidades.
Pero hubo otros indicios respecto a un pacto de continuidad del modelo
económico neoliberal, sobre todo a partir de la insistencia de López Obrador en la
campaña formal en 2018 de que se ajustaría a la estabilidad macroeconómica y a
la globalización, eje dominante del neoliberalismo salinista 1979-2018. Zedillo
mantuvo atado al PRI en el 2000 cuando se enteró que el secretario de Hacienda
de Fox sería Francisco Gil Díaz, el jefe de los Chicago boys neoliberales.
Los priístas están analizando todo su proceso electoral a la luz de la
existencia de algún pacto Peña-AMLO a partir de las derrotas del 2016 cuando el
PRI perdió siete gubernaturas bajo el mando político del experimentado Manlio
Fabio Beltrones. En ese instante político, dicen, el presidente Peña se percató que
era imposible la victoria del 2018.
Desde ese momento Peña Nieto manejó al PRI no para hacer un esfuerzo
para ganar, sino para contener radicalismos que ensuciaran la elección
presidencial: atrasó la designación del candidato, decidió por un no-priísta sin
negociarlo, manipuló la asamblea para modificar estaturas a favor de Meade, le
puso a Meade operadores ineficaces para defender sus reformas y no trabajar
para la victoria, colocó a un incompetente no-priísta en la presidencia del partido
para que se encargara de frenar al partido y retrasó la entrega de dinero para la
campaña.
López Obrador, en cambio, se dedicó a mandar el mensaje de “amor y
paz”, a insistir en que no habría persecución de corruptos, que respetaría la
condicionalidad macroeconómica --inflación baja como eje de su política
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1. Partido Tradicional.
2. Clásico.
3. Movimiento.
4. Consejo de Administración.
5. Sociedad Anónima.
6. Familiar.
7. Torre de Babel.
8. Agencia de Colocaciones.
9. Culto.
10. Caudillista.
11. Imperial.
12. Cofradía.
13. Licuadora.
14. Masas.
15. Lumpen.
16. Acarreados.
17. De Plaza Pública.
18. Oligárquico.
19. De Comité Central.
20. De Politburó.
21. De Oportunistas.
22. Líderes.
23. Chavista Bolivariano.
24. Neo-pos-cardenista.
25. Militantes.
26. Pirata.
27. Escoba.
28. Recogedor.
29. Camión Materialista (recoge cascajo).
30. Cacha todo.
31. Populista.
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La fundación del partido del Estado fue una idea --Luis L. León-- del general
Alvaro Obregón al descubrir que los grupos revolucionarios estaban
desorganizados, divididos y sin un objetivo central. La movilización de los
generales Francisco Serrano y Arnulfo R. Gómez en 1927 para buscar la
candidatura presidencial que Obregón ya había apartado con la reforma
constitucional del presidente Elías Calles para permitir la reelección era otro factor
decisivo: la lucha por el poder sin la existencia de reglas estaba rompiendo las
reglas de la disciplina militar, al grado de que los generales Serrano y Gómez
fueron asesinados bajo el gobierno de Elías Calles para frenar sus ambiciones
políticas presidenciales sin la aprobación del Caudillo.
Con los principales jefes revolucionarios asesinados --Zapata, Villa,
Carranza--, el caudillismo de Obregón era fuerte, cerrado, implacable,
verticalista… y único. Su intención era clara tratando de reproducir el modelo de
Porfirio Díaz para instaurar sus siete reelecciones: cambiar la Constitución de
1917 que prohibía la reelección, permitir la reelección una vez dejando pasar un
periodo, llegar por segunda ocasión al poder en 1928-1934 y volver a modificar la
ley para dejar abierta la reelección indefinida. La astucia de Obregón había leído
mal la realidad política del país: Díaz combatió a Juárez --como Obregón a
Carranza-- y en los hechos tomó el control del país en 1872 a la muerte de Juárez
--igual que Obregón después del asesinato de Carranza-- y las elecciones de 1876
sólo formalizaron el poder de Díaz; luego de un periodo de cuatro años, Díaz dejo
a su compadre Manuel González 1880-1884 para cambiar la Constitución y durar
en la presidencia hasta abril de 1911. En los hechos, Díaz gobernó México a lo
largo de 35 años, de 1876 a 1911. Si Obregón cumplía su sueño, habría de
gobernar de 1920 a 1955… o más
Díaz confío su vida al general Manuel González y lo puso de presidente en
el periodo 1880-1984 para cambiar la Constitución. Obregón quiso tener en Elías
Calles a su Manuel González, pero Elías Calles sólo cumplió la primera parte de
su deseo: modificar la Constitución. Obregón fuer asesinado un par de semanas
después de su aplastante victoria --sus rivales Serrano y Gómez ya estaban
muertos-- y en semanas la figura de Obregón desapareció de las relaciones
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artículos sociales, el gobierno había tomado el control del Estado y estaba por
encima de la lucha de clases, la élite gobernante fusionaba gobierno-Estado y no
existía una burguesía fuerte porque los grandes capitanes de las empresas habían
huido del país por la Revolución, habían dejado sus acciones encargadas a
empleados y éstos eran ya los empresarios sin conciencia de clase burguesa.
Por tanto, el partido era el aparato de poder que no pudieron construir ni
Santa Anna, ni Juárez, ni Díaz para fortalecer sus presidencias personales y
caudillistas. La propuesta de un partido fue funcionalista; ni Elías Calles ni los
militares de élite tenía el talento político para pensar en el papel que debería jugar
un partido; en función de la educación militar improvisada por altos mandos que se
forjaron en las batallas contra los federales de Díaz y no en las estrategias de la
teoría militar, el partido se vio como una especie de estado mayor político. En todo
caso, los operadores del PNR estudiaron las organizaciones de los partidos
fascistas en Europa.
En su primer manifiesto a la nación el comité organizador del PNR --obvio:
controlado por Elías Calles como ex presidente pero ya como el jefe máximo de la
Revolución-- había, inclusive, un esquema para una nueva estructura política de
poder controlado por mandos militares: construir un sistema de partidos limitado a
dos fuerzas, las revolucionarias y las reaccionarias, sólo dos partidos, muy a la
usanza, inclusive, más del modelo de los EE. UU. --bipartidismo republicanos-
demócratas-- que de Europa. Lo significativo del PNR fue que nació del centro de
poder del Estado: la presidencia de la república, es decir, el partido como
apéndice del núcleo central del poder. Por tanto, el partido estaría al servicio del
gobierno-Estado.
La construcción de una estructura de poder en realidad no liquidaba el
modelo de caudillo que explotaron a su favor Santa Anna, Juárez y Díaz;, ese
poder absoluto denunciado por Francisco I. Madero en su libro La sucesión
presidencial en 1910, publicado en 1908 en contra de Díaz; en todo caso, creaba
un aparato institucional para el ejercicio de ese caudillismo con tres restricciones:
el poder sexenal, la continuidad del grupo gobernante y la distribución del poder
para evitar la disputa sangrienta por el poder. Elías Calles logró centralizar el
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En los hechos, pues, el poder de Elías Calles era muy fuerte, pero también
muy débil: es decir: más simbólico que real. Luego de que la convención erigió
candidato a Cárdenas y de que hubo el rumor de que iban a cambiarlo antes de
protestar, Cárdenas fijó su propio espacio en el plan sexenal, pero Elías Calles se
permitió mandar un mensaje a la convención con frases de escepticismo hacia el
programa de Cárdenas y con mensajes velados de que esperaba decisiones más
radicales.
Cárdenas tomó posesión de la presidencia en diciembre de 1934, pero al
mismo tiempo asumió el poder político real; y fue más radical que las sugerencias
del jefe máximo, al grado de que Elías Calles --cuentan XXXX-- se alió a todos los
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