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TEMA: El sermó n del Monte.

TITULO: Introducció n a las bienaventuranzas.


TEXTO: Mateo 5:1-4
INTRODUCCIÓN:
1. En esta oportunidad vamos a iniciar el estudio del sermó n del Monte, que de hecho, es el primer
sermó n dado por Jesú s en su ministerio. El propó sito que tenía Jesú s con este sermó n es que todos
los creyentes entendieran lo que debían ser como hijos de Dios.
2. Con lo primero que nos encontramos en este sermó n es con las bienaventuranzas y debemos tener
claro que lo que vamos a definir no son cualidades para algunos cristianos sú per espirituales, sino
cualidades y comportamientos que deben ser parte de todos los creyentes.
3. Jesú s está clamando a todos los creyentes a que seamos ejemplos de las bienaventuranzas. Antes de
entrar a las bienaventuranzas de manera particular, veremos algunos principios que podemos sacar
de ellas, que nos servirá para poder entender su propó sito y sus enseñ anzas para aplicarlos a nuestra
vida.
4. Con referencia a las bienaventuranzas tenemos que tener en cuenta dos aspectos:
a. Las bienaventuranzas describen al verdadero cristiano: Lo que digan los hombres no es lo que
debe importar, sino que debe importarnos lo que dice Jesú s que debemos ser. Esto no es un asunto
opcional, sino una demanda de Dios para nosotros.
b. Las bienaventuranzas son inalcanzables para el hombre natural: Esto solo se puede lograr con la
gracia y la ayuda del Espíritu Santo, es por eso que no son exigidas al hombre incrédulo
5. Estamos viviendo tiempos difíciles, pero esto no nos sirve de excusa para que no vivamos có mo Jesú s
nos indicó que debíamos vivir.

O.T. Por lo tanto analicemos las bienaventuranzas que nos describen como cristianos.

I. BIENAVENTURADOS LOS POBRES EN ESPÍRITU V.3


A. Una de las versiones de la Biblia traduce esta bienaventuranza de la siguiente manera:
“Afortunados los que reconocen su necesidad espiritual” Es ló gico que esté de primeras ya que si no
reconocemos nuestra necesidad espiritual no podemos ser cristianos.
B. La humildad es la base de la pobreza en espíritu, es la cualidad que nos lleva a comprender, que
con nuestras propias fuerzas no podemos ser ni hacer nada. Jesú s dijo: “separados de mí, nada
podéis hacer”.
C. EJEMPLOS DE LA POBREZA EN ESPÍRITU:
1. Nuestro Señ or Jesucristo (Fil 2:5-8): Jesú s no fue para nada orgulloso, al contrario fue un
hombre humilde, donde reconoció , que no podía hacer nada sin la ayuda del Padre (Jn 14:10).
2. Profeta Isaías (Is 6:5): Cuando se vio frente a Dios reconoció su pobreza en espíritu.
3. Apó stol Pablo: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
D. RECOMPENSA DE LOS POBRES EN ESPÍRITU:
1. Tendremos como herencia el Reino de los cielos.
2. Riqueza en abundancia: Cuando somos pobres en espíritu, es que somos ricos espirituales.
3. Satisfacció n espiritual: El creyente que ha comprendido la pobreza en espíritu, es un creyente
satisfecho, pues no esperará nada que crea que merece.

II. BIENAVENTURADOS LOS QUE LLORAN V.4


A. Una de las traducciones de la Biblia traduce esta bienaventuranza de la siguiente manera:
“Afortunados los que están tristes, porque Dios los consolará”. Hay muchos que no pueden entender
que Dios llame felices a los que lloran, ya que los que lloran lo hacen porque sufren, pero aquí se
refiere a los que lloran por la causa de Cristo.
B. Cuando dice: “bienaventurados los que lloran” se refiere a los que lloran porque le han fallado a
Dios y se sienten mal por su pecado, o que sufren por ser cristianos verdaderos.
C. Los cristianos que se les olvida lo que es el pecado y lo que significa estar bajo pecado delante de
Dios, no podrá n nunca experimentar esta bienaventuranza. En las Escrituras encontramos muchos
pasajes donde los siervos de Dios se lamentaron y lloraron por la condició n pecaminosa de su
pueblo (Is 22:4; Jer 13:17; Lc 19:41-44).
D. Los que lloramos porque le hemos fallado a Dios o sufrimos por causa del evangelio podemos
consolarnos en lo que dice la Biblia en Is 25:8; Ap 7:17 y 21:4. Recibimos consuelo los que
lloramos por lo que tenemos que llorar.
E. Pareciera paradó jico el decir que una persona que llora es feliz, pero en este texto no se habla de
que lloramos porque somos felices, sino que somos felices porque lloramos.

CONCLUSIÓN:
1. El hombre que llora por la causa espiritual, será bendecido y consolado por nuestro Salvador
Jesucristo.
2. Entendemos que la bendició n de Dios será para aquellos que son pobres de espíritu, que han aceptado
su condició n de pecado y lloran porque han ofendido a Dios.
3. No puede haber consolació n si antes no hay humillació n.

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