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Aburrimiento y Excitación

Ensayo

Jeimy Johana Kottani Arango


Cod. 084701602017
Junio 2020.

Universidad del Tolima


Tolima
Literatura II
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ABURRIMIENTO Y EXCITACIÓN

El aburrimiento o “taedium vitae” suele considerarse un sentimiento común,


pasajero y sin relevancia, que puede aliviarse con un simple cambio en las
circunstancias de la persona. A pesar de ello, en la sociedad actual en la que, de
alguna manera, se nos exige estar constantemente ocupados, el hecho de estar
aburrido se ha convertido prácticamente en sinónimo de tener poca iniciativa, ser
descuidado o desorganizado con el tiempo personal. Sin embargo, el
aburrimiento es un estado emocional común, que afecta ocasionalmente a todo
el mundo y que, como tal, cumple una función en nuestra manera de actuar y
percibir las experiencias.
El aburrimiento tiende a aparecer ante situaciones percibidas como monótonas,
con menor nivel de estimulación, y se asocia habitualmente a un estado
emocional negativo. Se caracteriza por una sensación de quietud, ralentización
de la percepción del tiempo, ausencia de interés y decoloración emocional.
Aburrirse implica que tenemos tiempo y no hay mejor formar de aprovecharlo
que dedicándonos estos momentos a nosotros mismos.
A pesar de la negatividad que se le atribuye, la función del aburrimiento se ha
relacionado con una necesidad de buscar metas y experiencias alternativas ante
la monotonía de la situación actual (Bench y Lench, 2013; Bell, 2011). Según
esta concepción, el aburrimiento ayuda a la persona a encontrar la iniciativa para
organizar respuestas dirigidas a buscar metas, experiencias alternativas o
actividades a las que se pueda atribuir un mayor significado (Barbalet, 1999; Van
Tilburg y Igou, 2011, 2012; Van Tillburg et al., 2013).

Podríamos decir las causas del aburrimiento Según las teorías de la activación,
el aburrimiento se ha definido como un estado de activación no-óptima que
aparece cuando existe una discordancia entre la activación que la persona
requiere y la disponibilidad de actividades en el entorno (Zuckerman, 1979).
Desde un punto de vista más cognitivo, se señala su causa en una percepción
del ambiente como monótono o menos interesante (Fisher, 1993; Sundberg et
al., 1991), añadiendo además factores relacionados con la persona,
relacionados con dificultades de concentración o la necesidad de realizar un
esfuerzo extra para enfocar la atención (Fisher, 1993; Harris, 2000; Todman,
2003). Tomando en consideración los aspectos atencionales (Eastwood et al.,
2012), el aburrimiento ocurre cuando la persona no es capaz de enfocar la
atención para participar en una situación determinada. La persona es consciente
de su dificultad para concentrarse, ya sea por el esfuerzo mental empleado en
prestar atención a la tarea o por la pérdida de concentración, tendiendo a
distraerse con otros estímulos. Generalmente, la persona tiende a atribuir la
causa de su malestar a aspectos externos.
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De esta manera, existen numerosas investigaciones que señalan que el


aburrimiento y la propensión a experimentarlo se asocian con un amplio rango
de dificultades a nivel psicológico, social e incluso físico. El aburrimiento se ha
relacionado con síntomas de tipo depresivo y ansioso (Goldberg et al., 2011;
LePera, 2011), alexitimia (Eastwood et al., 2007), quejas somáticas (Sommers y
Vodanovih, 2000), dificultad en el control de los impulsos, especialmente en
relación con la comida y la ingesta (Stickney y Miltenberger, 1999), abuso de
sustancias (Lee et al., 2007; LePera 2011) y juego patológico (Mercer y
Eeastwood, 2010).
Sin embargo, existen investigaciones que señalan la existencia de
consecuencias positivas del aburrimiento. Por ejemplo, cuando estamos menos
implicado en una tarea o actividad se nos presenta una oportunidad para
enfocarnos en aspectos internos, estimulando nuestra creatividad y motivación
al logro. Desde esta perspectiva, la dificultad para enfocar la atención en la
«tarea aburrida» podría ofrecer una ocasión para desviar nuestra atención hacia
otras áreas que puedan proporcionarnos mayor estimulación, en ocasiones,
derivando en un beneficio personal.
En estas situaciones, resulta muy importante distinguir entre el estado de
aburrimiento y la apatía. El aburrimiento es normal si transitorio. Le puede
acompañar un sentimiento de vacío interior, única emoción negativa en un
estado de indiferencia general y aplanamiento emocional. Es decir que es un
afecto que aparece cuando la persona es consciente de que la meta u
ocupación actual ya no le resulta estimulante, conllevando cierta motivación a
cambiar la situación actual y a buscar alternativas (Vodanovich y Kass, 1990).

Por otro lado, la apatía es un estado afectivo caracterizado por el sentimiento de


falta de emociones, motivación y entusiasmo. La persona apática no
experimenta ni placer ni desagrado, ni felicidad ni tristeza. Suele asociarse
además con la abulia, un estado de disminución de la iniciativa y de la capacidad
de toma de decisiones. Suele relacionarse con sentimientos de fracaso o
indefensión (Carver, 2004) y, de manera contraria al aburrimiento, la apatía está
más relacionada con falta de motivación (Marin, 1990) y el fracaso en la
búsqueda de alternativas.

Podemos concluir que el aburrimiento nos permite plantear la decisión, si


queremos, de poder cambiar hacia un estado más placentero con tan sólo
adoptar la actitud de buscar algo nuevo o diferente. Al iniciarse la búsqueda de
una actividad placentera, la creatividad se despereza y articulamos nuestros
recursos de manera más eficaz y dirigida. La atención se agudiza y se prepara
para entrar en escena valorando espacio y fuentes de información disponibles,
creando nuevas conexiones entre estímulos y posibilidades, formando
expectativas basadas en hipótesis nuevas, en ideas frescas, y se desencadena
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una inercia imparable hacia el momento preciso en que una idea coge tanta
fuerza, que nos provoca querer hacer algo placentero o productivo al menos.
Cuando veas a alguien aburrido, piensa que está en el mejor momento para
despertar toda esa cadena maravillosa de sensaciones. Cuando sientas el
aburrimiento, piensa que hay también un momento para ese aburrimiento y
disfrútalo.

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