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Según el Monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos 2017 de la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, esta zona del país ocupa el primer lugar en
extensión sembrada con hoja de coca, con 45.735 hectáreas, de las cuales 19.516 ha
están ubicadas en Tumaco; seguida de Putumayo, y Norte de Santander.
Por su parte, Daniel Ramírez, coordinador departamental del PNIS en Tumaco, aseguro
que en algunos casos se ha avanzado bastante: En los consejos comunitarios de
Tumaco, Alto Mira y Frontera, territorios icónicos en términos de lo que ha sido el
conflicto armado en Colombia por cuenta de cultivos ilícitos, por cuenta de la presencia
de actores armados, por cuenta de la violación de derechos humanos, y allá está
avanzando el programa de manera muy importante: casi 4.900 familias están en este
momento en el programa .
Esta zona del país ocupa el primer lugar en extensión sembrada con hoja de coca,
con 45.735 hectáreas, de las cuales 19.516 ha (42,6 por ciento) están ubicadas en
Tumaco; seguida de Putumayo, con 26.589; y Norte de Santander, con 28.244
hectáreas.
El PNIS es un capítulo especial dentro del primer punto del Acuerdo de Paz
firmado entre el Estado colombiano y las antiguas Farc, hoy en proceso de
reincorporación a la vida legal.
Los dineros se asignaron a 54 mil familias que se comprometieron a implementar
los planes de sustitución voluntaria definidos en el Acuerdo de Paz. Estos debían
ser concertados por las autoridades nacionales, departamentales y municipales
con las poblaciones afectadas, es decir, cultivadores, no cultivadores y
recolectores.
Tomando las 54.000 familias vinculadas al Programa, con una asignación por
familia de $36 millones, el PNIS asciende a $1,9 billones en dos años
Aunque en Nariño el pacto de voluntades para entrar en el programa de
sustitución fue firmado por cerca de 23.500 familias, prácticamente todas de
colonos y afrodescendientes pues los indígenas del pueblo Awá se rehusaron a
entrar al PNIS
El gobierno nacional debió invertir 1.8 billones de pesos para que las 50.000
familias acabaran con los cultivos de uso ilícito, pero los recursos comprometidos
no llegan a los 50 mil millones de pesos”, según el gobernador del departamento
de Nariño Camilo Romero
Luego del corto periodo de calma que el proceso de paz trajo a Tumaco, en el
Pacífico nariñense, Clara*, una líder afrodescendiente de este municipio, anhela
que se pueda “ver a los niños correr y jugar sin que nada les pase. Salir a la calle
sin miedo.
Al igual que ella, Eduardo* dice que sus comunidades quieren que termine la
violencia que la ‘guerra contra las drogas’ ha traído a sus territorios y afirma que
ese pequeño “respiro” que tuvieron, de apenas 4 o 5 meses, los llevó a ser
optimistas.
Para las comunidades campesinas, indígenas del pueblo Awá y afrodescendientes,
la coca se convirtió en un cáncer durante las últimas tres décadas debido a la
llamada ‘guerra contra las drogas’
Los resultados de la reducción de cultivos y la apuesta por otras formas de
subsistencia que hicieron las familias que se comprometieron con el PNIS
contrasta con los de la ‘guerra contra las drogas’
A pesar de esto, para las comunidades relacionadas con la hoja de coca la
responsabilidad por el comercio de cocaína, un fármaco que usan millones de
personas en el mundo con fines recreativos, no debe recaer en Colombia ni mucho
menos en ellas, que son las que llevan la peor parte de la ‘guerra contra las
drogas’.