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Los rollos fueron descubiertos por acaso, en 1947, por dos pastores que buscaban

una de sus cabras perdidas, en la región del norte del Mar Muerto. Al tirar una
piedra hacia adentro de la cueva, con la expectativa de llamar la atención del
animal, ellos oyeron un sonido de algo quebrándose.
Eran vasijas de cerámica que contenían rollos antiguos escritos en cuero.
Los pastores llevaron los rollos a Belén, donde conocieron a un zapatero llamado
Kando, que también comercializaba antigüedades.
Kando, árabe cristiano, contactó al Arzobispo Athanasius Samuel, líder de la
Iglesia Siria Ortodoxa de Jerusalén, quien mostró mucho interés en esos rollos
antiguos, aún sin saber bien lo que eran.
Más tarde, especialistas determinaron que los textos databan de los siglos II y I
a.e.c.
Athanasius compró 4 rollos por US$ 100 y, por motivos geopolíticos (guerra entre
árabes y judíos a fines de 1947), logró sacar los rollos de Jerusalén a Beirut,
llegando finalmente a los Estados Unidos.
Paralelamente, el profesor Eleazar Sukenik, de la Universidad Hebrea, oyó hablar
de unos manuscritos antiguos, contactó al comerciante Kando y adquirió 3 rollos.
En 1954, fue publicado un anuncio en el Wall Street Journal, colocando a la venta
4 Rollos del Mar Muerto (ver imagen)

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