Está en la página 1de 2

DANIEL THORSON COMENZÓ UN RETIRO BUDISTA DE

MEDITACIÓN, SILENCIO Y AISLAMIENTO ESTRICTO A


MEDIADOS DE MARZO, SIN IMAGINAR CÓMO SE
TRANSFORMARÍA EL MUNDO POCAS SEMANAS DESPUÉS

12.8K SHARES
FacebookTwitterImprimirCorreoMás...

A mediados de marzo de este año, Daniel Thorson, de 33 años, partió en


un retiro budista de meditación a un pequeño monasterio situado en
Lowell, una zona apartada en Vermont, Massachusetts, al noreste de
Estados Unidos. 

Por las cualidades del retiro, Thorson debía estar en silencio estricto, no
sólo de sí mismo, sino en general apartado de todo tipo de conexión con
el mundo exterior. Sin contacto con su familia o amigos, sin acceso a
Internet u otros medios de comunicación, sin salir de compras o de
paseo, etcétera.

En otras condiciones –pues retiros como este ocurren siempre–, la


experiencia no hubiera trascendido más allá de propio Thorson y su
transformación personal (si es que la hubo). Sin embargo, dado el
momento en que nos encontramos, en medio de la pandemia de la covid-
19 y el periodo de cuarentena y distanciamiento social derivado de esta,
Thorson emergió de su encierro hacia un mundo que no era el mismo del
que se había apartado.

En efecto, luego de setenta y cinco días de meditación, silencio y


soledad, el 23 de mayo pasado Thorson finalizó su retiro. Ese mismo día
acudió a una tienda de víveres para aprovisionar su hogar y fue ahí
donde se dio cuenta de que algo había pasado en el mundo. Mirando de
pasada las revistas y periódicos en el lugar, escuchando las
conversaciones ocasionales de la gente que ahí se encontraba, notó que
ahora todo parecía girar en torno a un único tema. Las noticias, las
inquietudes de las personas, las cosas en las que parecía estar absorto
el mundo: todo parecía reducirse a una única preocupación. Ni el
calentamiento global, ni las elecciones presidenciales en Estados Unidos,
ni el sistema de salud de su país. Todo había pasado a segundo plano
frente a algo que lo abarcaba todo: el nuevo coronavirus.
En la calle, por otro lado, Thorson se sorprendió de un ánimo general que
nunca antes había percibido. La gente lo miraba a él y otros con atención
y al mismo tiempo con recelo, como si estuvieran en guardia constante
ante una amenaza oculta pero que podría manifestarse en cualquier
momento.

Poco a poco, a lo largo de las semanas, el hombre fue recabando


noticias de lo sucedido. Pero, en especial, fue notando que sus familiares
y amigos también se habían vuelto monotemáticos con respecto a sus
conversaciones y preocupaciones. De verdad ya no hablaban de nada
más que este nuevo coronavirus. Con polémica, es cierto, porque no
había consenso sobre la gravedad de la enfermedad, la importancia de la
responsabilidad individual frente a esta o la eficacia de las medidas
adoptadas: las opiniones variaban hasta oponerse enconadamente. Y
esa oposición violenta Thorson tampoco la entendió.

"Estoy regresando de setenta y cinco días en silencio. ¿Me perdí de


algo?", escribió Thorson en su perfil de Twitter. Una pregunta que acaso
cabría responder con un largo suspiro y después con otra interrogación:
"¿Por dónde empezamos?".

También podría gustarte