Esta convención americana de los derechos humanos aquí en el Perú fue suscrita el 27 de
julio de 1977 decreto ley 22231 que durante una conferencia especializada
interamericana que fue realizada en San José, costa rica del 7 al 22 de noviembre de
1969se adopto la C.A.D.H.
1. Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, y tanto éstas, como la trata de
esclavos y la trata de mujeres están prohibidas en todas sus formas.
2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio. En los países
donde ciertos delitos tengan señalada pena privativa de la libertad acompañada de
trabajos forzosos, esta disposición no podrá ser interpretada en el sentido de que prohíbe
el cumplimiento de dicha pena impuesta por juez o tribunal competente. El trabajo
forzoso no debe afectar a la dignidad ni a la capacidad física e intelectual del recluido.
b. el servicio militar y, en los países donde se admite exención por razones de conciencia,
el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aquél;
c. el servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la existencia o el
bienestar de la comunidad, y
En el Perú la esclavitud fue a pequeña escala, con matices que la distinguen claramente de
otros sistemas esclavistas de América colonial. En primer lugar, la mano de obra esclava
no fue muy importante en la economía colonial en su conjunto, con la notoria excepción
de Lima, pero los esclavizados estuvieron presentes en casi todo el territorio virreinal y en
diversas actividades. Un aspecto adicional es que la propiedad esclavista estuvo muy
extendida, desde la aristocracia hasta los sectores populares, incluso un esclavo recién
liberado, con dinero, podía comprar a otro esclavo. La esclavitud fue transversal a la
sociedad y el territorio, no fue exclusivo de un sector privilegiado ni un solo lugar, al
contrario, de allí su enorme impacto cultural.
Las leyes otorgaron a los propietarios el poder de decisión sobre algunos aspectos de la
vida de sus esclavos como disponer de su cuerpo y la fuerza laboral, dónde y con quiénes
debía vivir, qué comer, el libre tránsito, entre otros aspectos. Pero al mismo tiempo, las
leyes fijaron el rol protector de los amos, obligando a dotar al esclavo de alimento,
vestimenta, calzado y atención médica.
por ejemplo, algunas leyes emitidas en 1551 prohibieron que los esclavos salgan de sus
casas después del toque de queda, no podían portar armas ni cabalgar a caballo.
Igualmente, se prohibieron las reuniones de esclavos en establecimientos públicos, los
juegos de azar y beber en exceso. Además, los esclavos requerían del permiso del amo
para casarse. El temor a probables alianzas entre naciones consideradas inferiores como
indígenas y negros exigió tomar medidas para evitar relaciones peligrosas como la
prohibición de consumir chicha en los establecimientos indígenas, reunirse en rancherías
de indios y mantener relaciones afectivas y sexuales con indígenas, los esclavos fueron
ganando beneficios y se relajó el cumplimiento exacto de la legislación en los tribunales,
por ejemplo, la Iglesia impuso el entierro cristiano para los esclavos y en muchas
ocasiones, la mutilación y horca fueron cambiadas por el destierro. Otras prohibiciones en
cambio, fueron simplemente ignoradas por las necesidades de la vida cotidiana como usar
caballo, portar armas y reunirse con indios e indias. Algunas de esas nuevas prácticas
fueron el resultado de negociaciones entre amos y esclavos, defendidas insistentemente
en los tribunales convirtiéndolas en “derechos”.
Se creo la legislación colonial: Las Siete Partidas era que “Otrosí decimos que, si algún
hombre fuese tan cruel con sus siervos, que los matase de hambre; o les diera tal cantidad
de azotes, que no lo pudiesen sufrir, que entonces se puedan quejar los siervos, al juez. Y
el de su oficio, debe encontrar si en verdad es así; y si fuera verdad, debe venderlos, y dar
el costo a su señor. “Como se nota en la cita, Las Siete Partidas pusieron un límite al
ejercicio del poder doméstico y, al mismo tiempo, también abrieron posibilidades a los
esclavos para quejarse, pero solo cuando el exceso era debidamente probado ante los
tribunales. Si bien el esclavo fue considerado un bien mueble, también tenía derecho a la
manumisión y la seguridad personal, entendido como la posibilidad de cambiar de amo en
caso de sevicia. En el caso de las esclavas, podían denunciar al amo por sevicia espiritual
por mantener relaciones sexuales bajo promesa de libertad.
Los esclavos contaron con dos instituciones, el Tribunal Eclesiástico y la Real Audiencia.
Litigar implicó manejar un conjunto de capacidades y conocimientos, no necesariamente
saber leer y escribir y manejar las leyes escrupulosamente, aspectos que no fueron
determinantes en la sociedad colonial.
La Real Audiencia resolvió litigios civiles y criminales, en la Sala Civil se ventilaron casos de
agravios, redhibitoria, herencia, libertad, compra y venta, mientras que en la Sala del
Crimen ingresaron casos penales como asesinato, robo, bandolerismo, entre otros. Para
presentar una demanda en la Real Audiencia cada litigante debía contratar a un abogado,
y, si se determinaba que eran pobres de solemnidad, podían solicitar al Protector de
Menores.
Tribunal Eclesiástico ofreció más ventajas para los esclavos. Para la Iglesia, los esclavos
eran criaturas de Dios, con alma, por eso los amos fueron obligados a bautizarlos, vigilar
su fe, enviarlos a misa y evitar que cometan pecados como el concubinato. Los esclavos
eran cristianos y debían gozar de todos los derechos como cualquier persona. Además, en
el Tribunal Eclesiástico no fue obligatorio usar papel sellado ni formulismos rígidos,
cualquier esclavo podía escribir su queja o contratar los servicios de una persona sin saber
largamente cómo funcionaba el sistema jurídico, las instancias a recorrer y sin leer todas
las normas legales. Solo necesitaban articular un discurso judicial eficaz para persuadir al
juez, que los esclavos no siempre esperaban una sentencia “justa” o la libertad; a veces
una demanda servía para renegociar la relación de poder con los amos o ser vendido a un
amo menos exigente.
República surgieron nuevas leyes que fueron cerrando las vías de ascenso social,
reforzaron las leyes para controlar y castigar a los esclavos. También, poco a poco, las
teorías raciales crearon nuevas diferencias entre los individuos, basados, ahora sí, en el
color de piel como categoría central, de tal manera que los “blancos” serían superiores y
los “negros” e “indios” inferiores, argumento invocado para excluir de la ciudadanía a la
mayoría (Cosamalón, 2009) En la vida cotidiana la gente siguió etiquetando a los demás
por su calidad, casta, nacimiento, apellido, entre otras, coexistiendo dos modelos, el
colonial y el republicano.
Conclusión
Bibliografía
http://redin.pncvfs.gob.pe/images/ley/convencion-americana-sobre-derechos-
humanos-decreto-ley-n-222313.pdf
AGUIRRE, Carlos, Breve historia de la esclavitud en el Perú. Una herida que no deja
de sangrar. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2005.
ARRELUCEA, Maribel, Género, estamentalidad y etnicidad en las estrategias
cotidianas de las esclavas de Lima, 1760-1800. Lima, Tesis de Maestría en Historia,
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2011. Disponible en Internet:
http://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/cybertesis/2130/1/arrelucea_bm.pdf
ARRELUCEA BARRANTES, Maribel y Jesús Cosamalón, La presencia
afrodescendiente en el Perú, siglos XVI al XX, Lima, Ministerio de Cultura, 2015.
GONZÁLEZ, Yobani, El aprendizaje jurídico de los esclavos. Lima, Universidad
Nacional Federico Villarreal, tesis de licenciatura en Historia, 2010.