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CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIATRICAS

PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA

INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POST GRADO

CIPPSV ON LINE

Historia de la Sexualidad

UNIDAD I

Maestrantes:
Gómez Paola

C.I. V. 24.360.488

Facilitador:
Isabel Velásquez

Venezuela, Marzo de 2019


Historia de la sexualidad

Los cambios son parte esencial de la vida, vivir posiblemente se trate de evolucionar e ir

de un estado a otro, posiblemente en respuesta a las nuevas exigencias que se presentan en

el transcurso de los días. En este orden de ideas, si se realiza una pausa a la reflexión de lo

que se encuentra alrededor, es posible notar que todos los elementos tienen una historia. Es

así como la naturaleza, el ser humano y la sociedad, junto a todos sus elementos son

agentes de cambio.

Desde los primeros días de la humanidad hasta los tiempos actuales, han ocurrido de

manera progresiva cambios transcendentales en todas y cada una de las esferas del ser

humano, asimismo en la sociedad en la cuál es participe. Pues sin duda, la sociedad y el ser

humano se encuentran en una constante evolución, la cual adquiere un carácter

multifactorial, ya que el origen de la evolución puede encontrarse asociado a cambios

biológicos, cognitivos, cambios culturales y religiosos de las masas, o como una respuesta

de adaptación a las nuevas exigencias.

Independientemente de la causa, los cambios son indetenibles. En el caso del ser

humano, se observa como desde sus primeros días de vida, se encuentra en desarrollo y

crecimiento, hasta su último día de vida. El cual cabe destacar que no se trata solo de un

desarrollo físico y biológico, pues el ser humano es complejo en sus dimensiones. Por

ende, en él interfieren las dimensiones psicológicas, conductuales, sociales, religiosas,

sexuales, entre otras.

Las dimensiones a las cuales se hace mención, de manera conjunta se encuentran en

constante cambio, incluyendo la sexualidad.


En lo que respecta a la sexualidad, es posible entenderla como un eje central del ser

humano. En este orden de ideas, resulta oportuno reflejar algunas conceptualizaciones

sobre la sexualidad. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), citado en

Benetti (2011), manifiesta que la sexualidad es el conjunto de características asociadas al

sexo, las cuales tienen un carácter multidimensional, pues se refieren a características

fisiológica, psicológica, afectivas y conductuales, que a su vez se encuentran influidas por

factores culturales, económicos, religiosos y otros.

De acuerdo al planteamiento anterior, la sexualidad no se trata simplemente de un

elemento biológico, como el sexo que se adquiere producto de la biología, sino que es una

dimensión compleja en donde se reflejan pensamientos, conductas y emociones. Los cuales

a su vez, se encuentran vulnerables en gran medida a los cambios ocurridos en la sociedad.

Pues no hay que olvidar, que el hombre es un ser social por naturaleza. En tal sentido, a

medida que en la sociedad existan modificaciones, la sexualidad puede adquirir un nuevo

significado para los miembros de una sociedad determinada.

Tal como se logra observar en las documentaciones históricas sobre las civilizaciones

anteriores, desde las primeras civilizaciones hasta el momento actual, las civilizaciones

han presentado diferentes características en la forma de percibir el mundo, así como en la

manera de relacionarse. Por ende, el estilo de vida en las edades antiguas, difieren en gran

medida del estilo de vida actual, sin embargo, debido a la evolución constante

posiblemente en poco tiempo, el estilo de vida actual también será historia con el

transcurrir del tiempo. Sin embargo, antes de que llegue ese momento, resulta interesante

realizar un análisis de los elementos históricos que se conocen hasta la actualidad respecto

a la sexualidad, por una parte, toda vez que el proceso de formación académica en
orientación en sexología lo amerite, y por otra, ya que solo el análisis y conocimiento de la

historia permite comprender con mayor precisión los tiempos actuales y el porvenir.

En este orden de ideas, las primeras civilizaciones se caracterizaban por el

descubrimiento del universo, además surgen las primeras sociedades y con ellas leyes y

sistemas de creencias, cuyos elementos interfieren en la sexualidad, pues se logra observar

que de acuerdo a la cultura y tiempo histórico esta varía.

De acuerdo con González (2013), en la prehistoria se infiere que no existían limitantes

para ejercer la actividad sexual, sin embargo, la sexualidad adquiría diversas maneras de

considerarse de acuerdo a la cultura específica. En este sentido, en la cultura egipcia de la

época, la sexualidad era considerada como un medio a través del cual se podría garantizar

la preservación de la especie, al mismo tiempo que el incesto era una práctica aceptada.

Estas concepciones permitieron que se considerara a la hembra como un objeto que

emitía placer, y solo garantizaba la reproducción. Mientras tanto en Grecia, la sexualidad

parecía enaltecida, pues existen evidencias de que se realizaban prácticas sexuales como

orgias, al mismo tiempo de que la homosexualidad era aceptada.

Sin embargo, algunas religiones como la judía parecía tener un carácter más limitativo

respecto a la sexualidad, pues las conductas sexuales se encontraban reguladas por el

Antiguo Testamento, en dicha cultura la hembra solo tendría la función de procrear y

cuidar a su esposo e hijos. Algunas de estas regulaciones se encuentran en Levítico citado

en Polar (s.f): “no pecarás con la mujer de tu prójimo ni te contaminarás con tal unión”

(p.04). En cuya cita, se evidencia que el hombre se encontraba regulado a no establecer

contacto sexual alguno con la esposa de un compañero. Por otra parte, además el incesto no

se encontraba permitido. Más adelante con el desarrollo y poder del cristianismo, la

sexualidad fue condenada y considerada un acto sucio y de pecado.


Por otra parte, además de la procreación, la conservación del patrimonio familiar

parecía ser un aspecto de interés para algunos de los miembros de la Edad Antigua, pues al

inicio de las civilizaciones se realizaba la monogamia de manera natural, sin embargo,

había prácticas de monogamia, solo con la finalidad de proteger el patrimonio familiar. No

obstante, en la cultura judía en el varón era permitida la poligamia, pues el hombre podía

tener otras esposas, y cometer actos sexuales con hembras distintas a la esposa, sin

embargo, en la hembra esto no era permitido, al contrario, era castigado.

Un aspecto de interés respecto a la sexualidad en la Edad Antigua, se encuentra

reflejado en la puesta en práctica de rituales y ceremonias de índole sexual, así como la

devoción a dioses, como “la diosa del hogar”, Antiguo Dios “Priapo”, entre otros. En

relación a las prácticas de rituales, tiene lugar la práctica que se realizaba al inicio de la

adolescencia en el varón, cuya práctica tenía como finalidad la extirpación de la piel que

recubre el pene. En el caso de las hembras, estas eran seleccionadas a edades tempranas

para ser consagradas a una deidad denominada la “diosa del hogar”, por otra parte, estas

debían mantener su virginidad hasta la hora del matrimonio, caso contrario, se considerada

una falta de gravedad la cual era castigada con apedreamiento, o en el peor de los casos,

por decapitamiento y enterramiento en vida.

Por otra parte, a pesar de que la homosexualidad era permitida en algunas culturas,

como en Grecia, de este acto surgían otras concepciones, entre ellas que el acto de recibir

se consideraba como debilidad. Aunado a ello, existían posiblemente dos tipos de

homosexualidad, una de tipo militar entre hombres de igual condición y edad parecida, y

otra de tipo pedagógico, en el cual el docente ejercía un tipo dominación y adiestramiento

en la práctica sexual sobre otro joven.


En base a los planteamientos anteriores, se logra observar que la hembra en la Edad

Antigua, sin duda se encontraba restringida, pues no había espacio para su placer sexual,

asimismo no se encontraba involucrada en ninguna otra práctica sexual que no fuese la

reproducción.

Ahora bien, en la Edad Media surge un crecimiento de la religión cristiana la cual

adquiere un aspecto regulador de mayor magnitud, el deseo sexual fue considerado

negativo, aún si este se encontraba presente en el matrimonio, asimismo el matrimonio

ampliamente aceptado, era el monógamo. De acuerdo con González (2013), en la Edad

Media, empiezan a surgir los problemas sexuales, entre ellos, enfermedades de transmisión

sexual. Cuyas enfermedades eran consideradas como castigos divinos por el ejercicio del

pecado y ofensa a Dios. En lo que respecta a los actos sexuales entre solteros, dicho

actividad era considerada un pecado moral. En este orden de ideas, en esta época se fue

desarrollando la concepción de que el cuerpo del hombre era fuente de pecado y origen de

desórdenes, en donde el único modelo de vida ideal era la castidad.

En lo que respecta a la sexualidad de la mujer, aún seguía restringida, la hembra era

considerada un ser inferior, por ende, todo lo relacionado a su vida carecía de valor. Dicha

concepción se encontraba reflejada hasta en la forma de ejercer la función sexual. Aunado

a la regulación y restricciones del acto sexual, característico de la Edad Media, surgió el

desarrollo de prácticas y guías sexuales para el ejercicio de la función sexual, en otras

palabras, la manera de ejercer la función sexual, debía de cumplir una serie de pautas, que

se caracterizaba en parte por la usencia de cualquier tipo de caricias y posturas sexuales

distintas a la tradicional, en donde el hombre solo debía de estar sobre el cuerpo de la

mujer, realizando movimientos controlados. Por ende, no estaba aceptada la práctica de

actividades sexuales que no condujeran a la procreación, por ejemplo, la masturbación y la


homosexualidad. En caso de realizar una postura distinta, se consideraba un pecado y

ofensa a Dios.

Además de las posturas sexuales, los días se encontraban regulados. De acuerdo a Polar

(s.f), las parejas no debían tener contacto sexual durante los días de devoción a santos, ni

mucho menos durante los días en que la mujer se encontraba menstruando.

Un elemento que se agrega a la Edad Media, tiene que ver con la opinión de los médicos

de la época hacia la sexualidad. Algunas opiniones hacían énfasis en los efectos negativos

del sexo, mientras otros en los beneficios que aportaban al cuerpo. Lo cual dio pie al

desarrollo de “tratamientos”, asimismo hubo un crecimiento en las investigaciones, pues

algunos grupos de facultados, alcanzaron a diferenciar el funcionamiento sexual entre

ambos géneros, asimismo se llegó a diagnosticar algunas “desviaciones sexuales”, cada una

de ellas, con un tratamiento particular.

A través del tiempo, han sido otros los juicios respecto a la sexualidad, es por ello que

hoy en día se tiene una concepción distinta a las adquiridas en las épocas de la edad antigua

y media.

En la edad moderna hasta los tiempos actuales, se puede considerar que se ha

revolucionado el aspecto sexual, por una parte, hoy en día se reconoce la sexualidad de la

mujer. Aunado a un conjunto de investigaciones, se reconoce que el varón y la hembra

tienen la capacidad de emitir respuestas sexuales, asimismo, se considera que ejercer la

función sexual a través de la masturbación o en los días de menstruación de la hembra no

tiene consecuencias negativas.

Sin embargo, a pesar de los avances, aún existen culturas que mantienen algunas

restricciones, tal como ocurre en la cultura Islam. Por otra parte, a diferencia de las épocas

pasadas, en el inicio de la época moderna hasta la actualidad, han surgido diferentes teorías
que han dejado atrás algunos tabúes, errores de conceptos y mitos. Pues existe una mayor

aceptación social sobre los temas de sexualidad, asimismo se reconoce la importancia que

la misma posee para el ser humano.

Es este orden de ideas, tanta es la importancia que se le añade a la sexualidad que se da

lugar a la creación y desarrollo de una nueva ciencia, denominada sexología. La cual está

dedicada al estudio específico del sexo y sus funciones, y con ella, el surgimiento de

nuevas disciplinas, siendo una de ellas la orientación en sexología.

Aunado a ello, la sociedad actual parece estar a favor de la propagación de información

y educación al respecto. Asimismo, no existen regulaciones estrictas de acuerdo al

ejercicio de la función sexual en pareja o no, pues es la persona en si misma quien

establece los límites percibidos.

Hoy en día se reconoce que existen diferentes prácticas sexuales, métodos y frecuencias.

Sin mantener la idea de que éstas se encuentran influidas por deidades. En suma, se

reconoce desde una base científica que existen patologías sexuales, que pueden tener su

origen en la psicología, fisiología o biología, y no en otros aspectos.

Las reflexiones anteriores, permite concluir que la sexualidad no es un aspecto simple,

sino verdaderamente complejo, que tiene gran relación con el momento cultural e histórico.

Por otra parte, se admite que resulta necesaria la continua investigación al respecto, pues en

vista a su complejidad, la sexualidad no es estática, con el transcurrir del tiempo es posible

la aparición de nuevas prácticas sexuales, por ende, es fundamental formación profesional

al respecto que permita el acompañamiento en los casos que lo requieran.

Por último, es importante considerar que los hechos políticos, económicos y religiosos

tienen una marcada influencia en la sexualidad. Por una parte, el Estado debe garantizar a

la sociedad la educación pertinente, así como el establecimiento de leyes que respeten la


sexualidad de sus actores. En lo que respecta a la religión, se sostiene que cada persona

mantiene su sistema de creencias, y que a pesar de los avances aún existen religiones que

mantienen el poder de regular la sexualidad, aunque en menor medida a las épocas

anteriores, sin embargo, es posible encontrarse con colectividades que mantenga la

concepción de que algunas prácticas sexuales son consideradas pecados.

Sin embargo, resulta necesario acudir a investigaciones y aportes con bases científicas

respecto a la sexualidad y de acuerdo a los análisis personales, cada individuo elija su

manera particular de ejercer la sexualidad.


Referencias bibliográficas

Benetti, S (2011). LA SEXUALIDAD SEGÚN LA OMS. [Artículo en línea]. Disponible en:

http://formacion-integral.com.ar

Gonzalez, B (Productor). (2013). Sexo en las culturas [Youtube]. De

https://www.youtube.com/watch?v=Lb_y1Msi_5Y&feature=youtu.be

Polar, A (s.f). Algunos apuntes sobre historia de la sexualidad hasta la edad media. Médica

Clínica. Htal. Piñero. JTP de Medicina Interna. UBA. [Archivo PDF]

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