Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Como homenaje al más singular director argentino de la historia, compartimos con nuestros lectores esta
conversación/entrevista realizada en junio de 2008. Unos días antes de los estrenos de La mujer sin cabeza
y de Aniceto, juntó a Lucrecia Martel y a Leonardo Favio. Un encuentro histórico, cálido y cargado de cine
de Hernán Guerschuny
HG: Ustedes dos, cada uno en su versión, son muy seductores. Me imagino que
así lo deben ser también con sus actores. ¿Les ha pasado alguna vez que en
plena película se dieran cuenta de que no podían seducir al actor?
Martel: Sí.
Martel: Es que si no, sucede que uno no sabe lo que mira a través de la cámara.
Yo necesito, no digo tener un romance con los actores, pero sí que me gusten
mucho. Que me encante mirarlos. Necesito eso. Si no, no sé ni dónde poner la
cámara.
HG: No sé si estarán de acuerdo con esta afirmación, pero algunos dicen que
uno debería llevar a la pantalla traumas que uno ya tiene resueltos y no los no
resueltos. Primero quería saber si estaban de acuerdo con esto y, en segundo
lugar, saber si se analizaron o se analizan.
Favio: Si no tenés cosas raras en la cabeza no podés hacer cine, creo yo.
Martel: Yo no me analicé pero porque soy católica. No creo que esté bien
analizarse si uno es católico. Aunque sea una católica hereje. Me parece que la
idea del trauma no sirve, si alguien resolvió algo, quiere decir que no era un
verdadero problema. Porque las cosas se transforman pero no desaparecen.
Encarar la búsqueda de uno mismo a través del concepto de trauma me parece
un problema gravísimo. Esa idea de la descripción psicológica de los personajes
tampoco, nunca la entendí.
HG: Pero hay muchos que pretenden, con lo que filman, llevar a la pantalla sus
propios traumas.
Martel: Yo agradezco todos los traumas que tiene Cronenberg, por ejemplo,
que nunca se psicoanalizó.
HG: Y cuando un actor les pregunta sobre la psicología de los personajes, que es
una pregunta del actor bastante común, “¿de dónde vengo?, ¿cuál es mi historia
pasada, mi motivación?”, etc…
Favio: Pero yo lo hablo mucho. No lo digo así a lo bestia. Ellos tienen su libro,
ya saben que se trata de una escena dramática, que lo van a matar, van a pelear,
etc. Ahora, después, cada plano es mío, es como una arcilla, vos lo vas
modelando en el primer plano: “tragá saliva, pestañeá”; en el plano conjunto,
que es en donde el actor está más desprotegido, lo gago con las marcaciones.
Martel: Lo que sucede es que a veces hay tantos elementos que el actor
desconoce que van a estar en la película… Sonidos, esas cosas que van se van a
agregar poco después o cosas que están pasando por detrás, en otro plano visual
o narrativo.
Favio: Exactamente.
Favio: Cómo no me voy a llevar bien… una mujer tan hermosa. Siempre me
llevo bien con el poder, soy cineasta… ¿Estuve bien?