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2.17. el estado mexicano ante la globalización.

La apertura comercial hacia América del norte es gradual e implica una creciente
participación de productos extranjeros en el mercado mexicano, así como de las
mercancías nacionales en sus mercados. Desde luego la desproporción de
participación comercial es muy significativa. Desde luego el problema no es la
desproporción en la magnitud de participación comercial, sino en los términos de
intercambio. El competir con naciones que presentan menores inflaciones que la
nuestra imponer fuertes presiones en la paridad cambiaria del peso con sus
monedas. Esto desde luego también implica no una devaluación del peso, sino de
la remuneración real de los nacionales comparativamente a la de los extranjeros.

La deuda externa de dichas naciones crece a dimensiones que en la mayoría de los


casos supera el valor de su propio Producto Nacional Bruto anual. Sujetas a este
estigma, han sido presionadas por organismos internacionales de financiamiento al
desarrollo tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, para
que procuren garantizar la liquidez internacional de sus monedas, y su solvencia
económica ante sus acreedores por medio de la promoción de las exportaciones.

Resultado de lo anterior es que estas naciones se han visto en la necesidad de


reorientar su vocación industrial a la producción de productos que presenten
ventajas competitivas. Muchas de estas a costa del desabasto nacional. Por decir,
en el Bajío se producen más productos forrajeros para alimentar animales de las
granjas del norte del país, que finalmente surten del carne a otras naciones que a
los mercados locales. Así también en el Bajío se producen hortalizas de exportación.
La mesa del mexicano, especialmente el maíz, se importa.

Aún este esfuerzo, ante la carencia de ahorro interno, el país no ha estado en la


posibilidad de tener un nivel de inversión capaz de garantizar montos suficientes de
exportación que le den base al peso y a la liquidación de deuda y pago de intereses.
Así, se han des-regularizado y "liberalizado" a la inversión extranjera muchos
sectores productivos del país, con la idea de captar inversión extranjera directa.
La mejor oferta del país es un régimen institucional desregularizado y liberalizado,
y una abundante y mediamente calificada fuerza de trabajo, muy barata. El salario
mínimo es tan bajo que no obstante el nivel de productividad promedio de la fuerza
de trabajo en el sector
manufacturero se estima en
cerca de 6 mil pesos al mes,
el salario promedio del sector
es de mil quinientos pesos.

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