Incluso puedes apelar por el juego de roles, es una estrategia muy
divertida para los niños y sumamente efectiva. Pueden jugar a disfrazarse e inventar alguna escena en donde se presente algún problema que deban solucionar, o representarla con títeres o muñecos. Podrías plantearle situaciones como: “EL Sr. Mono estaba jugando con su pelota favorita, llegó el señor Conejo a quien le gustó mucho la pelota, y sin pedirla, la tomó. Esto hizo enojar mucho al señor Mono…” y seguir a partir de allí, puedes preguntarle: ¿Qué crees que hizo el Sr. Mono cuando se enojó?, ¿Cómo podría haberlo manejado?, ¿Cómo se sentía el cuerpo del Sr. Mono cuando estaba enojado?, de manera que él o ella proyecten sus propias acciones y sentimientos en lo que están interpretando. Te darás cuenta de que es una herramienta valiosa, y que en sus propias verbalizaciones, encontrarás las respuestas a la mayoría de los comportamientos que te preocupan. Cuando se trata de seguir órdenes, que es otro punto en el que los niños normalmente se molestan ya que no les gusta que les digan lo que deben hacer, ofrécele alternativas y ten la disposición de negociar con él, además, disminuye el uso del NO. Por ejemplo, en lugar de decir “Ve a bañarte y luego vienes a cenar”, podrías decir “¿Prefieres bañarte o cenar primero?”, en lugar de decir, “No saltes en la cama”, que te parece decir: “Mi amor, veo que te gusta mucho saltar, qué te parece si lo hacemos acá en la alfombra para evitar que puedas caerte”. Por último, ayúdalo tú a encontrar formas más positivas de expresar sus emociones, se empática/o con ellos, recuerda que detrás de todo “niño difícil” hay una emoción que necesita ser descargada y no sabe cómo hacerlo o cómo expresarla. Ayúdalo a entenderla, canalizarla y solucionarla, ya que el o ella necesitarán de tu apoyo en lugar de las etiquetas.