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Neuropsicología

Propuesta y acciones para estimular estilos de 

vida saludable frente al cáncer

El fin de  esta propuesta es promocionar y estimular estilos de vida saludables que
permitan superar todas esas vivencias difíciles y estimular las diversas funciones
cerebrales  tanto en niños como en adultos con enfermedad de cáncer.

El cáncer genera un importante sufrimiento psicológico que alcanza niveles de


malestar emocional clínico en la mitad de las personas que lo padecen y se
acompaña de trastornos psicopatológicos en más del 30% de los casos, una
prevalencia superior a la de la población general, que precisa atención psicológica
especializada. El malestar emocional es alto desde el inicio hasta el final de los
tratamientos médicos y es un factor de riesgo de trastornos psicopatológicos.
Estos problemas requieren una adecuada detección y evaluación, a menudo
obstaculizada por distintos motivos. Se necesitan herramientas sencillas, de fácil
aplicación en las consultas médicas y adecuadas para detectar el malestar
emocional y los problemas de salud mental que pueden sufrir estas personas
Al hablar de vida saludable surgen los siguientes interrogantes: 
¿Que es un estilo de vida?

Los  estilos  de  vida  están  conectados con los diferentes sistemas que describe


Bronfenbrenner  (1979):  el  sujeto,  el  microsistema,  el  exosistema,  el  mesosist
ema   y  el  macrosistema,  entendidos  como una interacción dinámica.

Desde  la  el punto de vista de la psicología  cognitiva,  se  interpretan los estilos


de vida como una serie de pautas de conductas y hábitos cotidianos de las
personas que influyen sobre su salud; y se argumenta
que   estos   hábitos   pueden   ser   modificados   de  forma   voluntaria   por   las   
personas, a través de un análisis de búsqueda de causas tanto de salud como
de  enfermedad  y  de  la  consideración  de  costos-beneficios  al  llevar  a cabo  d
eterminada   conducta.   Se   entiende   que   las   conductas   se   pueden   ir  mo
dificando en el transcurso del desarrollo de la persona, del padecimiento de
una enfermedad,  o  en  el  transcurso    de  un  tratamiento  para  mejorar  la  salu
d.(Kelly, Zyzannsky y Alemagno, 1991).

El estilo de vida está influenciado por lo menos por tres tipos de factores.
El  primero  de estos  es  de  carácter  individual  y  está  conformado  por  sus  ca
racterísticas  genéticas, capacidad  intelectual,  tendencias  cognitivas,  formas  de 
 comportamientos,    capacidad intelectual;  es  decir,  la  suma  de  rasgos  biológi
cos,  psicológicos  y  sociales  que  le otorgan  la  particularidad  al  ser  humano.
el  segundo  factor    incluye  aspectos  sociales,  económicos,  y  culturales,  eje
mplo  de ellos  el  nivel  educacional,  sistemas  de  apoyo  social  etc.  El    tercer  
factor  lo conforma  el  macrosistema  social  en  el  que  se  desenvuelve  una  per
sona  así,  se consideran  aspectos,  tan  variados  como  los  climáticos,  la  poluc
ión, industrialización, recursos de salubridad, urbanismo entre otros.
Weber  ofrece  una  ampliación  del  concepto,  admitiendo  que  el  estilo  de  vid
a  está determinado  en  parte  por  los  aspectos  socioeconómicos,  pero  a  su  v
ez  el  estilo  de vida  que  adopten  los  individuos  influye  e  incluso  determina  l
a  estratificación social (Abel, 1991). 

¿Qué es un estilo de vida saludable?

Según los diferentes autores, se puede


definir  los   estilos   de   vida   saludables  como   un   conjunto   de   patrones   
conductuales   beneficiosos   para   la   salud  (Abel,   1991;   Mendoza,   1990:   R
odrí
guez Marín, 1995; Sinha, 1993; Sajiwandani, 1991). Sin embargo, aunque varios
autores defienden que estos patrones conductuales son el resultado de
una  elección  individual (Abel,  1991),  aparece  cierta  controversia  acerca  del  c
arácter voluntario o involuntario de la misma. Otro aspecto a destacar es que
la  mayoría  de  los  autores  reconocen  y remarcan  la  influencia  de  las  variabl
es  psicosociales   en   la   adquisición   y  mantenimiento   de   los   estilos   de   vi
da   saludables (Abel, 1991).
En  conclusión podemos
decir,  desde  el  modelo  psicosocial  podemos  definir  el  estilo de  vida  saludabl
e  como  un  conjunto  de  patrones  conductuales  o  hábitos  que guardan   una   
estrecha   relación   con   la   salud.
Ansiedad

En general, la ansiedad es un problema común para los pacientes con un


diagnóstico de cáncer. En diferentes momentos durante el tratamiento y la
recuperación, los pacientes con cáncer y su familia y cuidadores pueden sentirse
temerosos y ansiosos. 

Los pacientes con cáncer y los cuidadores pueden presentar signos y síntomas de
ansiedad. Los signos y síntomas pueden ser más graves si ocurren la mayor parte
del día, casi todos los días, y están interfiriendo con las actividades diarias. En
estos casos, una referencia para la evaluación de la salud mental podría ser útil.
Tenga en cuenta que algunas veces, a pesar de presentar todos los síntomas, una
persona puede negar tener estos sentimientos. No obstante, si están dispuestos a
admitir que se sienten angustiados o incómodos, a menudo la terapia puede
ayudar.

 Anímense unos a otros, pero no ejerzan presión para hablar


 Compartir sentimientos y miedos que usted o la persona con angustia esté
experimentando
 Escuchar atentamente los sentimientos de la otra persona Ofrezca apoyo,
pero no desdiga o minimice sentimientos
 Recordar que está bien sentir tristeza y frustración
 Busque ayuda a través de la asesoría y/o grupos de apoyo
 Puede que la psicoeducación pueda ayudar. La psicoeducación combina la
educación con la consejería grupal o individual. 
 Las actividades de atención plena como el yoga pueden ayudar con el
enfoque y se recomiendan para algunos niveles de ansiedad
 La meditación, la oración u otros tipos de apoyo espiritual podrían ser
beneficiosos
 Intente la respiración profunda y los ejercicios de relajación. Cierre sus ojos,
respire profundamente, concéntrese en cada parte del cuerpo y relájela,
empezando por los dedos de los pies y terminando en la cabeza. Cuando
esté relajado, trate de pensar en un lugar agradable donde quisiera estar,
por ejemplo, en una playa por la mañana o en el campo en un día de
primavera.
 El ejercicio, desde una caminata ligera hasta una rutina de entrenamiento
regular, puede ayudar a reducir la ansiedad
 Hable con su equipo de atención médica sobre el uso de medicamentos
contra la ansiedad o antidepresivo
Depresión

Los sentimientos de depresión son comunes cuando los pacientes y los familiares
se enfrentan al cáncer. Es normal sentir tristeza y pena. Los sueños, los planes y
el futuro pueden parecer inciertos. Pero si una persona ha estado triste durante
mucho tiempo o tiene problemas para sobrellevar las actividades cotidianas, esto
es motivo de preocupación.
La depresión puede ser leve y temporal con períodos de tristeza, pero también
puede ser más grave y duradera. El tipo más grave a menudo se
denomina depresión severa o depresión clínica.

La depresión severa o clínica dificulta que la persona funcione y siga los planes de
tratamiento. Ocurre en aproximadamente una de cada cuatro personas con
cáncer, aunque se puede manejar. Las personas que han tenido depresión tienen
más probabilidad de padecer  depresión después del diagnóstico de cáncer.

Cómo manejar la depresión

El manejo de la depresión en personas con cáncer puede incluir consejería,


medicamentos o una combinación de ambos, y a veces otros tratamientos
especializados. Estos tratamientos combaten la depresión, reducen el sufrimiento
y ayudan a la persona con cáncer a tener una mejor calidad de vida.

¿Qué puede hacer el paciente?

 Exprese los sentimientos y temores que usted o sus familiares tengan. Está
bien sentirse triste, enojado y frustrado, pero no se desquite con las
personas cercanas a usted. Es importante escucharse mutuamente con
atención, decidir juntos qué pueden hacer para apoyarse y alentarse unos a
otros, pero no ejercer presión para hablar.
 Busque ayuda a través de grupos de apoyo y consejería
 Utilice la atención plena, la oración, la meditación u otros tipos de apoyo
espiritual
 Intente la respiración profunda y los ejercicios de relajación varias veces al
día (Por ejemplo, cierre sus ojos, respire profundamente, concéntrese en
cada parte del cuerpo y relájela, empezando por los dedos de los pies y
terminando en la cabeza. Al relajarse, imagínese en un lugar agradable,
como en alguna playa con brisa o una pradera asoleada).
 Considere acudir a un consejero profesional para que pueda lidiar con los
cambios que ha habido en su vida
 Pregunte acerca de los tratamientos para la depresión
¿Qué puede hacer el cuidador del paciente?

 Invite con amabilidad al paciente a hablar sobre sus miedos e inquietudes.


No obligue al paciente a hablar si no está listo para hacerlo.
 Escuche detenidamente sin juzgar los sentimientos del paciente o sus
propios sentimientos. Es comprensible señalar o estar en desacuerdo con
los pensamientos contraproducentes.
 Evite decirle a la persona que "se anime" o "piense positivamente"
 Decidan juntos lo que se puede hacer para apoyarse mutualmente
 No trate de razonar con la persona si el miedo, la ansiedad o la depresión
es grave. Busque ayuda de alguien del equipo de atención médica.

 Involucre a la persona en actividades que disfrute

 Tenga en cuenta que los cuidadores de la salud también pueden


deprimirse. Todas estas sugerencias pueden aplicar para los cuidadores de
igual forma.
 Tome tiempo para cuidarse a sí mismo. Pase tiempo con los amigos o
participe de actividades que disfrute.
 Considere obtener apoyo para usted a través de grupos de apoyo o
consejería individual.
Angustia

Las personas con cáncer, así como sus amigos y familiares, pueden sentirse
angustiadas después de un diagnóstico de cáncer. La angustia se puede mostrar
de diferentes maneras. Cuando el cáncer se trata o cuando las situaciones
cambian, aprender a sobrellevar esto puede ser difícil. Es importante saber
cuándo y dónde obtener ayuda y apoyo. 

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