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«MAYORDOMÍA»

USO BÍBLICO DE LA PALABRA DISPENSACIÓN

A. Uso de la palabra

Las varias formas de la palabra dispensación aparecen veinte veces en el Nuevo Testamento. El
verbo oikonomeo se usa una vez en Lucas 16:2, donde se traduce «ser mayordomo». El nombre
oikonomos se usa diez veces (Lucas 12:42; 16:1, 3, 8; Rom. 16:23; 1. Cor. 4:1, 2; Gal. 4:2; Tit. 1:7;
1. Ped. 4:10), y en todos estos casos la traducción es «mayordomo», con excepción de
Romanos 16:23, donde leemos «tesorero».

El nombre oikonomía se usa nueve veces (Luc. 16:2, 3, 4; 1.a Cor. 9:17; Ef. 1:10; 3:2, 9; Col. 1:25;
1.a Tim. 1:4) y se traduce de diferentes maneras («mayordomía», «dispensación»,
«edificación», «comisión», «administración»).

B. Características de la palabra

Antes de formular una definición formal, vale la pena notar algunas de las características
relacionadas con la palabra en sí, tal y como aparece en el Nuevo Testamento.
Estas características no pertenecen necesariamente a la estructura dispensacional, pero son
simplemente conexiones visibles en las que la palabra se usa.
En las enseñanzas de Cristo dicha palabra está circunscrita a dos parábolas registradas en el
Evangelio según San Lucas 12:42; 16:1, 3, 8. En ambos casos las parábolas se refieren a la
administración de una casa por un mayordomo; pero la parábola en Lucas 16 ofrece
algunas características importantes de la mayordomía o el orden dispensacional. Estas
características incluyen lo siguiente:
1) Básicamente hay dos partes interesadas, una cuya autoridad es la de delegar
responsabilidades, y la otra cuya responsabilidad es la de ejecutar esas responsabilidades. El rico y el
mayordomo desempeñan estos dos papeles en la parábola de Lucas 16 (v. 1).

2) Hay aquí responsabilidades específicas. En la parábola el mayordomo descuidó sus


responsabilidades y desperdició los bienes de su señor (v. 1).
3) Rendir cuentas, al igual que asumir responsabilidad, es parte del convenio. Un
mayordomo puede ser llamado a rendir cuentas del funcionamiento de su mayordomía en cualquier
momento, ya que es la prerrogativa de su señor esperar la fiel obediencia a las responsabilidades
encomendadas al mayordomo (v. 2).
4) Un cambio puede tener lugar en cualquier momento en que se descubra infidelidad en el
comportamiento del mayordomo («Porque ya no podrás más ser mayordomo»).

Las otras menciones de las palabras se encuentran en los escritos de Pablo, con la excepción de la
referencia en 1.a Pedro 4:10. Ciertos aspectos del concepto de dispensación son muy evidentes en
estos pasajes.
1) Es a Dios a quien los hombres son responsables en el cumplimiento de sus obligaciones
como mayordomos. Pablo menciona en tres oportunidades esta relación con Dios (1. Cor. 4:1-2; Tit.
1:7).
2) Se requiere la fidelidad por parte de aquellos a quienes les ha sido encomendada una
responsabilidad dispensacional (1. Cor. 4:2). Esto se ejemplifica en Erasto, quien tenía una posición
importante como tesorero (mayordomo) de la ciudad (Rom. 16:23).
3) Una mayordomía puede terminar en un tiempo fijo (Gal. 4:2). En esta referencia la
terminación de la mayordomía se debió al hecho de que iba a introducirse un propósito diferente.
Esta referencia también muestra que una dispensación tiene relación con el tiempo.

C. Definiciones

En cuanto al uso de la palabra en las Escrituras se refiere, una dispensación puede definirse como
una mayordomía, una administración, una supervisión o el manejo de los bienes de otro. Como
hemos visto, esto incluye responsabilidad, el rendir cuentas, y la fidelidad por parte del mayordomo.

La definición teológica de la palabra se basa en su uso bíblico y sus características. La definición de


Scofield ha sido citada, a saber: «Una dispensación es un período de tiempo durante el cual el
hombre es puesto a prueba con referencia a cierta revelación específica de la voluntad de Dios.»
Como se ha visto, la crítica a esta definición es que no es fiel al significado de la palabra oikonomía,
ya que no dice nada acerca de una mayordomía, sino que subraya el factor tiempo. Pero notemos
que Fuller admite la validez de prácticamente la misma definición; es decir, que la palabra puede
emplearse «para indicar un período durante el cual Dios trata con el hombre de cierta manera.»12
Sin embargo, hay una cierta justificación para esta crítica, ya que una dispensación es
primordialmente un arreglo de mayordomía y no un tiempo determinado (aunque obviamente el
convenio existirá durante un cierto período). Una edad y una dispensación no son sinónimos en su
significado, aunque pueden coincidir exactamente en el proceso histórico. Una
dispensación es básicamente el convenio hecho y no el tiempo incluido; y una definición adecuada
tendrá esto en consideración. Sin embargo, no hay razón para alarmarse si una definición atribuye la
noción de tiempo a una dispensación.

Una definición breve de una dispensación es como sigue: Una dispensación es una economía, o
administración, específica en el cumplimiento del propósito de Dios. Si uno estuviese describiendo
una dispensación incluiría otras cosas, tales como las ideas de revelación específica, prueba, fracaso y
juicio. Pero estamos buscando una definición, no una descripción. Al usar la palabra economía como
el centro de la definición, el énfasis cae en el significado bíblico de la palabra misma. Una economía
también sugiere el hecho de que ciertas características de diferentes dispensaciones pueden ser las
mismas o similares en todas ellas. Diferentes administraciones políticas y económicas no son
totalmente diferentes, pero sí son perceptiblemente diferentes. La economía comunista y la
economía capitalista son básicamente diferentes entre sí, pero aun así hay funciones, aspectos y
particularidades que les son comunes. Asimismo, en las diferentes maneras en que Dios administra
los asuntos de este mundo hay ciertos aspectos que son similares. Sin embargo, la palabra específica
en la definición señala el hecho de que hay algunos aspectos que son peculiares de cada dispensación
y que marcan la diferencia entre una y otra dispensación. Estas características se hallan en la
revelación específica que caracteriza a cada dispensación.
La frase «el cumplimiento del propósito de Dios» en la definición nos recuerda que el punto de
vista en la distinción de las dispensaciones es el de Dios, no el de los hombres. Las
dispensaciones son economías que Dios establece y conduce a su fin determinado. Es El quien
introduce las características de cada dispensación, y quien retiene los aspectos que son similares
en diferentes dispensaciones. El propósito general del programa total es la gloria de Dios. Sauer lo
describe de esta manera:

... un nuevo período siempre comienza únicamente cuando por parte de Dios se introduce un
cambio en la estructura de los principios válidos hasta ese tiempo; es decir, cuando por parte
de Dios ocurren tres cosas:

1. Una continuación de ciertas ordenanzas válidas hasta entonces.

2. Una invalidación de otras regulaciones hasta entonces válidas.

3. La introducción de nuevos principios que hasta entonces no estaban vigentes.13

Para resumir: El dispensacionalismo contempla al mundo como una casa administrada por Dios.
En esta casa cósmica Dios está dispensando o administrando sus asuntos conforme a su propia
voluntad y en varias etapas de revelación en el proceso del tiempo. Estas varias etapas señalan
economías perceptiblemente diferentes en el cumplimiento de su propósito total, y estas
economías son dispensaciones. El entendimiento de las diferentes economías de Dios es esencial
para una interpretación correcta de su revelación dentro de esas distintas administraciones. Antes de
dejar a un lado el asunto de la definición nos puede servir de ayuda añadir algunas otras definiciones
de lo que es una dispensación. Scroggie, un notable escritor y pastor escocés, define lo que es una
dispensación de esta manera:

La palabra oikonomia lleva un significado, y quiere decir «una administración», ya sea de


una casa, o de bienes, o de un estado, o de una nación, o como en el presente estudio, una
administración de la raza humana o cualquier parte de la misma, en cualquier tiempo dado.
Exactamente como un padre gobernaría su casa en diferentes maneras, de acuerdo a
diferentes necesidades, pero siempre con un buen fin, así también Dios en diferentes
ocasiones ha tratado con el hombre en diferentes maneras conforme a la necesidad del
caso, pero siempre con un buen fin.14 Ironside, príncipe de los predicadores
dispensacionales, ofrece esta definición:

Una economía es una condición ordenada de las cosas. ... hay varias responsabilidades que
siguen el curso de la Palabra de Dios. Una dispensación, una economía, entonces, es ese orden
particular o condición de cosas que prevalecen en una edad especial, y que necesariamente no
prevalecen en otra.15

Clarence E. Masón Jr., decano del Philadelphia College of Bible, incluye aspectos descriptivos de las
dispensaciones en su definición: La palabra dispensación significa literalmente una mayordomía o
administración o economía. Por lo tanto, en el uso bíblico, una dispensación es una mayordomía
divinamente establecida de una revelación específica de la mente y de la voluntad de Dios que trae
consigo responsabilidad adicional a toda la Humanidad o a esa porción de la raza humana a la
cual la revelación fue particularmente dada por Dios.

Relacionada con la revelación, por un lado, están las promesas de remuneración o bendición
para aquellos que responden a la obediencia de fe, mientras que por otro lado hay avisos de
juicio para aquellos que no responden en obediencia de fe a esa revelación específica. Sin
embargo, aunque el período (edad) termina, ciertos principios de la revelación (dispensación
o mayordomía) son frecuentemente continuados en sus sucesivas edades, porque la
verdad de Dios no deja de ser verdad, y estos principios se convierten en parte del sistema
acumulativo de verdad por el cual el hombre es responsable en el progreso de la revelación del
propósito redentivo de Dios.16 Otra definición también incluye elementos descriptivos:

Una dispensación es el método distintivo de Dios para gobernar la Humanidad o un grupo


de hombres durante un período de la historia, caracterizado por un evento crucial, prueba,
fracaso y juicio. Desde el punto de vista divino, es una mayordomía, una regla de vida o una
responsabilidad para dirigir los asuntos de Dios en Su casa. Desde el punto de vista histórico
es una etapa en el progreso de la revelación.17

La distinción de puntos de vista en esta definición proporciona gran ayuda. Una dispensación,
desde el punto de vista de Dios, es una economía; desde el punto de vista del hombre, una
responsabilidad; y, en relación al progreso de la revelación, es una etapa de este progreso. La relación
entre el dispensacionalismo y la revelación progresiva merecen un estudio más detallado.

LOS DOS CAMINOS Y LOS DOS DESTINOS N°11

TEMA Consecuencias de la venida del Señor

1) El tribunal de Cristo

2) La puerta cerrada para los que habían rehusado creer antes.

A) El Tribunal de Cristo LEER 2 CORINTIOS 5:1,6 - 10 Porque sabemos que si nuestra morada
terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna,
en los cielos. 6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo,
estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más quisiéramos
estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes,
serle agradables. 10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,
para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

Al leer este pasaje nos damos cuenta que es una recapitulación de la verdad asombrosa del cuerpo glorificado
en resurrección, reemplazando al cuerpo mortal terrenal. Así se declara sucintamente en v.1. Luego en los vv.
6-10 Pablo expresa el deseo de ser agradable al Señor, porque hay un tiempo futuro, en el cielo, cuando será
revisado nuestro servicio como creyente, y será aprobado y galardonado, o desaprobado por el Señor. Esto no
es un juicio general de todos los seres humanos, sino una revisión de la vida de los creyentes; no habrá ningún
inconverso presente. Señala un tiempo solemne para el cristiano, su vida escudriñada: ser cristiano es un
privilegio muy responsable, y corresponde que llevemos Su nombre y testimonio de una manera digna. Es muy
importante notar la actitud que Pablo manifiesta frente a la eventualidad de morir: “...más quisiéramos estar
ausentes del cuerpo y presentes al Señor.” El Señor Jesús había ascendido al cielo, y Pablo tiene la confianza de
estar inmediatamente en Su presencia al morir, sin ninguna demora, ni pasar por una etapa intermedio como
el purgatorio como enseña erróneamente la Iglesia Católica. De hecho, en ninguna parte de la Biblia hay
alusión alguna a un concepto como lo propuesto como “el purgatorio”. Los pecados nuestros nunca se pueden
purgar por sufrimientos propios nuestros, sino la Palabra de Dios afirma en Hebreos 1:3, acerca del Salvador, el
Señor Jesucristo: “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta
todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio
de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” Claramente, son los sufrimientos de Cristo en
la cruz que son eficaces para expiar el pecado nuestro, y son suficientes como para santificar al pecador
creyente en Él, sin que el pecador tenga que agregar de lo suyo. Escucha otro testimonio de esta misma carta a
los Hebreos que afirma esto: (Hebreos 10:10-14) 10En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del
cuerpo

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de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12pero Cristo, habiendo
ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13de ahí en
adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14porque con una sola
ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. He citado extensamente este pasaje para mostrar con
absoluta claridad la suficiencia del sacrificio de Cristo para expiar completamente el pecado del creyente. Él así
le santifica, y le hace apto para entrar inmediatamente a la presencia de Dios. Por esto, el apóstol Pablo
hablaba con tanta seguridad sobre el tema de qué pasaría con él después de la muerte. II) I CORINTIOS 3:10-
15 10Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro
edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11Porque nadie puede poner otro fundamento que el
que está puesto, el cual es Jesucristo. 12Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues
por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14Si permaneciere la obra de
alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él
mismo será salvo, aunque así como por fuego. El asunto tratado aquí por el apóstol no es la salvación o
condenación del individuo, sino mas bien su servicio, si es del agrado al Señor o no. Pablo habla de sí como el
que había plantado la asamblea y pregunta cómo estaban los demás contribuyendo al desarrollo, o sobre
edificación de la misma. Pregunta qué materiales estaban usando y asegura que sus obras serían puestas a
prueba por el fuego, la mirada penetrante y escudriñadora del Señor, quien es el juez de nuestro servicio y
obras. El apóstol enseña que las obras serán aprobadas o desaprobadas según el criterio del Señor, y por lo
tanto habría galardones acorde al grado de aprobación. Pero, asegura que la salvación del creyente no está en
juego:
“Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo...” La Biblia enseña la plena
seguridad de la salvación eterna del creyente en Cristo. III) 2 TIMOTEO 4:8 8Por lo demás, me está guardada
la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los
que aman su venida. Pablo habla de la corona que había de recibir cual galardón en aquel día. Él tiene la
seguridad de haber servido bien al Señor, y de haberle agradado. Mira con anhelo aquel día de su encuentro
con Cristo. Para quien ya es creyente en Cristo como su Salvador, pregunto, “Hermano ¿te interesa ganar una
corona?” Algunos con falsa modestia dicen que no les interesa. Pero, la corona ganada será indicio de que tú te
hayas dado para el Señor y Su causa, contando Su persona y testimonio dignos de tal consagración y sacrificio.
Él que esté allí en la presencia del Señor sin corona, demostrará que no amaba al Señor ni su venida, y había
vivido mas bien para su propio placer. ¿Es eso lo que tú quieres decir al Señor?

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B) La puerta cerrada para los que habían rehusado creer antes. Pensemos un poco ahora en otro asunto de
este tema de la venida de Cristo. ¿Hay algo que nos indica cuánto tiempo tendrías para ser salvo? Sí,
efectivamente, la Biblia nos indica que hay dos factores o eventos que ponen limite al plazo de oportunidad
para ser salvo: i) La Muerte del individuo o ii) La Venida del Señor Jesús para los suyos. Nuestro pasaje lema,
Mateo 7:13,14 nos habla de una puerta de salvación abierta, y se extiende una invitación a entrar. “Entrad por
la puerta estrecha...” , pero la pregunta es ”¿estará abierta esa puerta indefinidamente?” La respuesta viene de
un pasaje paralelo en el evangelio de Lucas, Lucas 13:22-30, esp. 24 22Pasaba Jesús por ciudades y aldeas,
enseñando, y encaminándose a Jerusalén. 23Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
24Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
25Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a
la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26Entonces
comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27Pero os dirá: Os
digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 28Allí será el llanto y el
crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros
estéis excluidos. 29Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el
reino de Dios. 30Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros. ¿ Son pocos los
que se salvan ? — La respuesta del Señor era “Esforzaos a entrar por la puerta angosta..” “Esforzaos” es una
palabra de mucha intensidad, que implica que uno no ha de permitir que nada ni nadie le impida a entrar por la
puerta angosta. Prueba de aquello — en Mateo 5:29,30; y 18:8,9 dice el Señor que era preferible sacarse el ojo,
o cortarse la mano, si éstos fuesen motivo de tropiezo de llegar a ser salvos. ¿QUE TE IMPIDE CREER EN CRISTO
COMO TU SALVADOR? “... Muchos procurarán entrar, y no podrán “— futuro, pero ¿cuándo? “después que el
padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta” Es en el tiempo de la venida de Cristo el esposo para su
esposa, que los que están preparados entrarán (ilustración en Mateo 25:1-13) Entonces querrán entrar, con
toda sinceridad y deseo pero no podrán. “NO SÉ DE DONDE SOIS.” Son los no creyentes, que como muchos,
habían escuchado las buenas nuevas de invitación y salvación, pero no quisieron. Espero que tú no te sumes a
ese número, y tengas que escuchar lo que sigue... “Apartaos de mí, todos vosotros, hacedores de maldad. Allí
será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis.., vosotros excluidos” Son los que habían sido primeros en
privilegio, pero rechazaron: serán los peores en condenación.
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LA INVITACION Pero todavía estamos a tiempo, en este día de gracia e invitación, y mientras tú estás todavía
con vida en tu cuerpo aquí en la tierra. “Venid a mí, todos los que están trabajados y cargados, y yo os haré
descansar... aprended de mí... y hallareis descanso para vuestras almas...”(Mateo 11:28,29) Son las palabras
dulces del Salvador, que tanto hizo por ti en la cruz.

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