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CAPÍTULO II

> exclusivo interés, sin consideración alguna a las costumbres, al grado de ilustra
ción y a la situación general del país; de aquí, por último, la dificultad de comba-, tir en
la palestra de la opinión pública los áridos pero formulados principios de un
pragmatismo utilitario que, afectando el método demostrativo de las ciencias
matemáticas, se presta admirablemente a la concepción de la inteligencia más común
que a los cálculos del más estrecho y personal egoísmo.54
54 Ibidem,p. 115.

La república ha preparado la llegada del individuo positivo, quien es una especie de


enemigo público que establece su tiranía con la complacencia de la autoridad. La vara
para la medición de los asuntos nacionales ha reducido hasta la mínima expresión su
capacidad de ponderar la variedad de temas que los integran, para ocuparse
solamente de los deseos de un elemento contradictorio en relación con las
aspiraciones de las mayorías. Gracias a los preceptos de la república, el Dios de los
cielos ha desaparecido de Venezuela para que domine la plaza un conjunto de
númenes todopoderosos y ubicuos, cada uno provisto de un decálogo hecho con el
objeto de lograr utilidades materiales a cualquier precio. Entre el importe que se debe
pagar por la entronización del individuo positivo, está la befa de los preceptos religiosos
y de las virtudes teologales y cardinales que ha consagrado, de la ética, del
pensamiento más profundo que se ha ocupado de la humanidad y de la apreciación
de los costados hermosos de la vida. El honor, una prenda tan apre ciada por la
sociedad caballerosa y respetable de antaño, se ha arrojado al basure ro. La
probidad, atributo de bien nacidos, le hace compañía. La ausencia de las
cualidades tradicionales se llena con la búsqueda de la utilidad a través de cami nos torcidos,
según pregona una ciencia inmoral. En suma, se experimenta una in vasión de ideas
sin vínculos con el país y sin respeto por la usanza de los mayores. Fermín Toro dibuja
con tonos apocalípticos, desde las fulminaciones de un profeta de la fe primitiva al
borde del precipicio, un retrato devastador de los primeros hombres de negocios que
actúan en la escena nacional. Cuando observa al individuo laborioso y calculador a
quien se propone como pro tagonista de Venezuela, Francisco Aranda, un congresista
que usualmente colabo ra en la prensa de oposición, mira hacia el pasado con el
propósito de rescatar las formas lícitas de crear y distribuir riqueza. En abril de 1844
publica Un pensa miento para ser examinado, del cual provienen las siguientes afirmaciones:

* La palabra del hombre es sagrada; el que falta a su palabra falta a su honor;


nada puede disculparle del cumplimiento del deber que contrajo espontánea
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