El comportamiento ético para un ciudadano es comportarse acorde a
los Cánones y costumbres impuestos por la propia sociedad en que se vive para así poder vivir en una mejor sociedad en donde todos seamos miembros de ella y en donde nadie diste de otra persona y la perjudique para así poder ejercer el derecho de ciudadano. Ahora bien, el aspecto o punto de vista de el cual la ética estudia la conducta humana es el del bien y del mal, de lo que debe y lo que no debe ser, es necesario resaltar que la palabra debe es el verdadero verbo de todo juicio ético.
Desarrollo humano es el proceso por el que una sociedad mejora las
condiciones de vida de sus miembros a través de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus necesidades básicas y complementarias, y de la creación de un entorno social en el que respeten los derechos humanos de todos ellos. También se considera como la cantidad de opciones que tiene un ser humano en su propio medio, para ser o hacer lo que él desea ser o hacer. El Desarrollo Humano podría definirse también como una forma de medir la calidad de vida del ser humano en el medio en que se desenvuelve.
Durante muchos años, el concepto de desarrollo utilizado por las
naciones, estaba exclusivamente relacionado con los aspectos tecnológicos, científicos y económicos, los cuales, como plantea Morin (2000), se consideraban suficientes para remolcar, como una locomotora, los vagones de todo el tren del desarrollo humano, es decir libertad, democracia, autonomía y moralidad. Sin embargo, ese tipo de desarrollo no ha sido capaz de dar respuesta a la evidente inequidad que existe en el mundo actual, ya que al trabajar sólo ciertas perspectivas (tecnológicas, científicas y económicas) olvida uno de los más importantes aspectos: el humano, sin el cual, los avances económicos no poseen la sustentabilidad necesaria para mantenerse en el tiempo. Partiendo de la necesidad de incluir el factor humano como variable decisiva en un desarrollo integral, fue concebida la idea de un desarrollo sustentable; implicando llevar a la práctica esta estrategia como condición para lograr las aspiraciones pretendidas de una vida más justa y equitativa. Por esta razón, tal estrategia de desarrollo requiere para su viabilidad la formación de individuos con una conciencia ética que les obligue a pensar en el colectivo, en las consecuencias de sus actos y a responsabilizarse por ellos.
La ética no se decreta, es una forma de vida, recordemos que “... las
costumbres éticas se logran con una vida sistemática de virtud y no por actos aislados…” (Díaz, 2000:51). Una virtud es una característica del carácter moral del agente que no puede reducirse exclusivamente a sus actos específicos sino que es parte de su personalidad. Se diferencia de los hábitos en la medida en que no solamente es una costumbre, sino que es una disposición que se encuentra bien arraigada en su poseedor. La ética de virtud es una teoría que se remonta a Platón y, de modo más articulado, a Aristóteles, según la cual una acción es éticamente correcta si hacerla fuera propio de una persona virtuosa.
Por otra parte, ha dicho el filósofo español Fernando Savater “Si la
ética no tuviera ninguna relación con la felicidad, no sé para qué la íbamos a querer”, y explica las dos opiniones esenciales que hay sobre esa relación: para Spinoza, la felicidad no es el objetivo de la ética, sino la ética misma, y para Kant, por medio de la ética nos hacemos merecedores de la felicidad; la ética como fin o medio para alcanzar la felicidad. Aristóteles, en sus grandes obras “Ética a Nicómaco y Ética a Eudemo”, determina que el fin de toda vida humana no es otro que la felicidad, porque sólo ella es deseada por sí misma. La virtud sería el camino para alcanzar dicha felicidad, pues de su aplicación todo es beneficioso.
A su vez, en cada decisión hay siempre implicada una elección previa;
y precisamente porque la elección sostiene –pero no fundamenta– una decisión, ésta se propone como la condición para que podamos asignar o atribuir responsabilidad a una conducta. El sujeto moral se convierte en un ente responsable cuando elige; no es responsable de sus decisiones sino de las elecciones previas. Las “decisiones” que toma suelen ser meras coartadas. Por eso es muy habitual que el individuo encubra su responsabilidad por medio de ellas; y que no aprobemos (o condenemos) a alguien por lo que escoge, lo que prefiere o lo que busca sino solo por lo que decide. No hay elección sin libertad, en cambio se puede tomar una decisión coaccionado o forzado. No hay engaño en una elección, en cambio es tan fácil engañar al otro con una decisión, ese astuto recurso que nos permite descargarnos del peso de la libertad.
La libertad como valor se debe ejercer, desde la individualidad de cada
persona, con respeto y responsabilidad moral. La libertad no se trata de llevar a cabo cualquier acción sin importar sus consecuencias en el entorno. La libertad de se refiere a saber hacer uso de las habilidades que cada quien posea. La libertad verdadera consistiría, para Spinoza, no en actuar gratuitamente, sin causa ni razón sino en actuar conforme a la naturaleza necesaria del hombre, en obedecer el conato predeterminado, de perseverar en el ser actuando de acuerdo con las ideas claras y distintas que muestran la racionalidad universal y en conformidad con las verdades eternas y necesarias de cuanto existe.
La responsabilidad ética es el cumplimiento de acuerdos implícitos o
explícitos con respecto a lo que debería ser la conducta idónea y respetuosa en un ámbito o profesión. Su finalidad es garantizar el desempeño correcto de los responsables de las acciones a llevar a cabo y lograr el bienestar de todos los involucrados en dicha práctica. Asumir una responsabilidad ética implica el permanente respeto a los principios éticos que rigen el ejercicio profesional. En este sentido, se trata de una categoría previa y superior a la mera responsabilidad legal, que se satisface con el cumplimiento de las exigencias de diligencia debida y de los mandatos de las leyes civiles, penales y administrativas. La responsabilidad legal del profesional es fundamentalmente de medios y no de resultados. No puede existir responsabilidad moral si las acciones de los seres no son voluntarias y libres. Según Fernando Savater, “Después de tantos años estudiando la ética, he llegado a la conclusión que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir”. En Venezuela, necesitamos convivir siendo mejores ciudadanos éticos; como lo dijo alguna vez Adela Cortina: “Ningún país puede salir de la crisis, si las conductas inmorales de sus ciudadanos siguen proliferando con toda impunidad”.
Las Normas Implican Un Conjunto de Reglas o Leyes Que Determinan El Comportamiento y Deben Ser Cumplidas Por Un Determinado Individuo en Un Específico Lugar y Tiempo