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Todo el mundo
vive conflictos tanto internos -lo que quiero y no puedo, lo que quiero y siento que no debo, lo
que quiero y no me animo-, como externos -lo que yo quiero y el otro quiere también, lo que
quiero y el otro no quiere y lo que quiero y el otro me impide-. En el trabajo, en la familia y en la
escuela cuando este tipo de situaciones persisten en el tiempo 'provocan muchas disfunciones de
tipo emocional y de tipo operativo, lo que genera mucho desgaste.
Las personas deben aprender a resolver conflictos de distintas maneras, controlando sus
emociones y escogiendo la solución que beneficie a todos”, el conflicto es parte de la vida, de la
convivencia y, por eso, se puede convertir en una oportunidad para aprender del otro y del mismo
conflicto”.
“Si uno sabe que va a llegar a respuestas muy violentas puede parar y buscar otra manera de
responder para resolverlo”.
Entender que los conflictos son parte de la convivencia. Puede ser una oportunidad de
mejorar y de ponernos de acuerdo con los demás para lograr una buena convivencia.
Conocer cuáles son las instancias de la escuela y la comunidad que pueden ser
intermediarias en la solución de conflictos.
HISTORIAS DE UN CONFLICTO
DESARROLLO DE CLASE
Un matrimonio judío se está peleando continuamente. Para poner remedio a la situación deciden
visitar al rabino y conocer su justa opinión. Le radiografían el problema. “Estamos todo el día
peleando, si uno hace una cosa el otro le parece mal, nunca nos ponemos de acuerdo, siempre
estamos criticándonos”. El rabino le pregunta a la mujer cuál es exactamente el problema. La
mujer le esboza la situación de disputa permanente. Cuando termina, el rabino mueve la cabeza
en un gesto de aseveración y le asegura a la mujer que tiene razón en todo lo que le ha dicho.
Luego llama al marido y le propone lo mismo. “Por favor, cuénteme en qué consiste su malestar”.
El hombre se lo expone. Al acabar la exposición el rabino vuelve a mover la cabeza
afirmativamente y le dice al marido que tiene razón en todo lo que le ha confesado. Entonces la
mujer se rebela y le espeta al rabino con tono apremiante que eso no puede ser. “La razón o la
tengo yo o la tiene él, pero ambos no”. El rabino la mira con ojos comprensivos y remata la
conversación: “¿Sabe lo que le digo, señora? Que también tiene usted razón”.
ACTIVIDAD GUIADA
PARTICIPANTES
Menos de 30 personas.
DESARROLLO
Se pide que cinco o seis personas se presenten voluntariamente al centro del círculo. Luego
deberán decir al grupo los motivos por los que se han presentado voluntariamente. El resto del
grupo escucha. Seguidamente se pide a quienes no se han presentado voluntariamente que
expongan públicamente sus motivos para no hacerlo.
Este ejercicio puede hacerse de otro modo: se pide a quienes no se han presentado
voluntariamente que digan porque creen que se han presentado los otros y viceversa
EVALUACIÓN