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ISSN: 1794-3841
revistahallazgos@usantotomas.edu.co
Universidad Santo Tomás
Colombia
Resumen
Recibido: 7 de agosto de 2014 Teniendo en cuenta referencias teóricas sobre la relación entre
Evaluado: 18 de septiembre de 2014 arte, violencia y memoria, por un lado y, sobre el arte participa-
Aceptado: 22 de octubre de 2014 tivo, por el otro, en este artículo se hace una reflexión sobre la ex-
posición ¿Dónde están los desaparecidos? Ausencias que interpelan,
organizada por el Centro Nacional de Memoria Histórica y ex-
hibida durante el segundo trimestre de 2014 en diversos espa-
cios. Metodológicamente la muestra se analiza a partir de dos
categorías: arte participativo y prácticas artísticas; las primeras
vinculadas estrechamente con las comunidades y las segundas
concentradas en la producción de “obra” unida al nombre de un
artista. Si bien los propósitos y, a veces, los procedimientos em-
pleados por ambas prácticas son semejantes, tanto sus resulta-
dos como la relación con el público y las comunidades son cuali-
tativamente diferentes, así como lo son los “lenguajes” presentes
en cada práctica: los primeros concentrados en los rostros de los
desaparecidos, mientras los segundos, exploran los rastros de la
desaparición forzada.
*
Artículo de investigación. Hace parte del proyecto Arte, política y memoria en Colombia: tres estudios de caso, perteneciente al grupo de in-
vestigación Reflexión y creación artísticas contemporáneas (Colciencias A), del Departamento de Humanidades de la Universidad Jorge Tadeo
Lozano. Cómo citar este artículo: Rubiano, E. (2014). Arte, memoria y participación: “¿dónde están los desaparecidos?”. Hallazgos, 12(23), 31-48.
(doi:10.15332/s1794-3841.2015.0023.002)
**
Magíster en Comunicación de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, (Colombia). Correo electrónico: elkin.rubiano@utadeo.edu.co
HALLAZGOS / ISSN: 1794-3841 / Año 12, N.° 23 / Bogotá, D. C. / Universidad Santo Tomás / pp. 31-48 31
Arte, memoria y participación: “¿dónde están los desaparecidos?”
Abstract
Taking into account theoretical references on the relationship Received: August 7, 2014
between art, violence and memory, on one hand and, on par- Evaluated: September 18, 2014
ticipatory art, on the other, this article reflects on the exhibition Accepted: October 22, 2014
Where are the missing? Absences that interpellate, organized by the
National Center for Historical Memory and exhibited during
the second quarter of 2014 in various spaces. Methodologically
the show is analyzed from two categories: participatory art and
artistic practices; the first ones closely linked to the community
and the second ones focused on the production of “work” linked
to the name of an artist. Although the purposes and, sometimes,
the procedures used by both practices are similar, both their
results and the relationship with the audience and the commu-
nities are qualitatively different, as are the “languages” present
in each practice: the first ones concentrated on the faces of the
missing, while the seconds ones, explores the trails of forced
disappearance.
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Resumo
Recebido: 7 de agosto de 2014 Considerando referências teóricas sobre a relação entre arte,
Avaliado: 18 de setembro de 2014 violência e memória, por um lado e, sobre a arte participativa,
Aceito: 22 de outubro de 2014 por o outro, neste artigo se fez uma reflexão sobre a exposição
¿Onde estão os desaparecidos? Ausências que interpelam, organizada
pelo Centro Nacional de Memória Histórica e exibidas durante
o segundo trimestre de 2014, em vários espaços. Metodologica-
mente a amostra é analisada a partir de duas categorias: arte par-
ticipativa e práticas artísticas; as primeiras ligadas intimamente
com as comunidades e as segundas concentradas na produção
de “obra” associada ao nome de um artista. Por enquanto os
propósitos e, por vezes, os procedimentos utilizados por ambas
as práticas são semelhantes, enquanto os resultados e a relação
com o público e as comunidades são qualitativamente diferen-
tes, assim como o som as “linguagens” presentes em todos os
treinos: os primeiros concentrados nos rostos dos desaparecidos,
enquanto os segundos exploram as trilhas do desaparecimento
forçado.
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teoría crítica este aspecto es central. Theo- (2002, p. 214). Esta es una de las tareas que,
dor Adorno afirma que “La necesidad de en nuestro contexto, asumen distintas orga-
dejar hablar al dolor es la condición de toda nizaciones a partir de procesos de simboli-
verdad” (1992, p. 26). En ese sentido, exis- zación articulados por prácticas creativas,
te una relación entre arte y verdad, pero como las del arte participativo.
aún más la verdad es en este caso insepa-
rable del dolor: la violencia, el asesinato, Por la misma línea crítica de los anteriores
el exterminio. Es clave en la reflexión de autores, lo sublime lyotardiano asume que
Adorno no confundir el arte crítico con el la tarea del arte es testimoniar la existencia
arte panfletario. El arte crítico enseña un de lo no presentable. El exterminio y la bar-
contenido social sedimentado en la propia barie exceden cualquier posibilidad de la
obra, un carácter mimético (no en el sentido imaginación; lo que ocurrió en los campos
de la representación) que sale al encuentro de exterminio nazi, por ejemplo, resulta ini-
con el espectador de manera prelingüísti- maginable. Toda representación de la bar-
ca, empática. El arte como principio de la barie resulta infame para esta perspectiva,
no-identidad; la mímesis, como formas de es injusta. De ahí que los partidarios de lo
conducta sensorialmente receptivas, expre- sublime renuncien a la representación y la
sivas y comunicativas de lo viviente. Acaso narración; en su lugar debe crearse un es-
las exploraciones artísticas sobre el indicio pacio para la afección que dignifique me-
que deja la barbarie, resulten afines a esta diante la humanización de lo inhumano.
perspectiva. Esta es una de las estrategias extendidas de
los memoriales a las víctimas durante las
Por una vía semejante a la de Adorno, po- últimas décadas, memoriales que no mues-
demos considerar que en Marcuse (2002) el tran rostros de víctimas sino que permiten
arte es el contrapeso de la barbarie, pues ol- experimentar la desolación y el desarraigo
vidar la masacre es olvidar las condiciones de las víctimas. Tal vez esta perspectiva no
que la hicieron posible. Contra el olvido se tiene en cuenta que para los sobrevivientes
erige entonces una forma sensible que hace de la barbarie, como para las familias de las
presente la ausencia de aquellos que han personas ajusticiadas y desaparecidas, las
sido silenciados y olvidados. Liberar del ol- imágenes del orden de lo representacional
vido la historia de los vencidos es una de las son altamente significativas y portadoras de
misiones de la teoría y el arte crítico. Así, el sentido.
memorial que rinde tributo a las víctimas es
una de las estrategias para restituir simbó- Las tres perspectivas anteriores (Adorno,
licamente los derechos contra el olvido .En Marcuse, Lyotard) reivindican, por un lado,
la relación existente entre memoria y verdad, las potencias del arte a partir de su presen-
Marcuse señala que “olvidar el sufrimiento cia, de su ser concreto, de su forma sensi-
pasado es olvidar las fuerzas que lo pro- ble; por el otro, el trabajo artístico como un
vocaron […] Contra la rendición al tiempo, modo de hacer que posibilita la redención
la restauración de los derechos de la me- ante la barbarie. Otra perspectiva teórica se
moria es un vehículo de liberación, es una distancia de los anteriores presupuestos y
de las más nobles tareas del pensamiento” se interesa más por los “modos de ser” que
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por los “modos de hacer”. Jacques Rancière movilizados en ese momento en relación
señala que la política consiste en crear di- con esa experiencia” (Ortega, 2011, p. 39).
sensos, desacuerdos. En este sentido la po-
Precisamente son prácticas de orden creati-
lítica de la estética “consiste en reconfigurar
vo las que permiten procesar la ruptura de
la división de lo sensible, en introducir suje-
orden simbólico. Construir memoria colec-
tos y objetos nuevos, en hacer visible aque-
tiva mediante el testimonio y el indicio es
llo que no lo era, en escuchar como a seres
una de las tareas que ha asumido el arte en
dotados de la palabra a aquellos que no
contextos conflictivos:
eran considerados más que como animales
ruidosos” (2005, p. 19). En este sentido los Esa urgencia por “ficcionar” nuevas
espacios del arte resultan estratégicos para realidades, constitutiva de las repre-
la reconfiguración de la división de lo sensi- sentaciones que avanzan en el duelo,
ble “cuando aquellos que ‛no tienen’ tiempo significa que el arte y la literatura jue-
se toman ese tiempo necesario para erigirse gan un papel muy importante en la re-
en habitantes de un espacio común y para cuperación y la reconstitución de nue-
demostrar que su boca emite perfectamen- vas identidades. En efecto, la literatura
te un lenguaje que habla de cosas comunes y el arte son campos de producción
y no solamente un grito que denota sufri- que permiten concebir un mapa social
miento” (Rancière, 2005, p. 18). Desde esta que recoja y elabore los síntomas de
perspectiva resulta clave indagar por las una sociedad conmocionada (Ortega,
estrategias de desidentificación y subjetiva- 2011, p. 56).
ción en algunas prácticas artísticas contem-
poráneas, pues allí, por ejemplo, la emanci- Tanto en el arte participativo como en las
prácticas artísticas que tenemos como refe-
pación puede entenderse como un proyecto
rencia para esta reflexión, se exploran las
constitutivo mediante la construcción de un
posibilidades de construir memoria (no ol-
espacio donde aquellos que “no tienen voz”
vidar) y ritualizar la muerte (el duelo que es
se toman el tiempo necesario para hablar de
negado al no tener qué cuerpo velar).
aquello que resulta común (lo que le com-
pete a aquellos que son iguales); un reparto
de lo sensible que abre un lugar inédito que Algunas consideraciones
se manifiesta en lo audible, lo decible y lo sobre el arte participativo
perceptible. Precisamente esa redistribu-
ción de lo sensible opera en muchas mani- En las prácticas artísticas contemporáneas
encontramos manifestaciones que invocan
festaciones de orden simbólico presentes en
tanto el poder del arte para la reconstruc-
el arte participativo.
ción del tejido social, como las posibilidades
Por último, debe tenerse en cuenta la noción críticas para denunciar el terror y la catás-
de trauma para el caso que nos interesa: trofe. Podemos agrupar estas prácticas, ini-
“Una experiencia fallida o traumática ocu- cialmente, en tres categorías: las que buscan
rre cuando los términos simbólicos de los crear con la comunidad (arte participativo),
lenguajes históricamente disponibles para crear una comunidad (estética relacional) o
articular una experiencia no pueden ser crear para la comunidad (arte terapéutico).
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En las prácticas que crean con se da un des- parece apoyarse en Rancière, al considerar
plazamiento de la potencia creativa del ar- lo político con lo sensible, con la aisthesis,
tista (el modelo romántico del autor) hacia con un régimen de identificación del arte (el
las posibilidades creativas de la comunidad estético) y un reparto de lo sensible: “[…]
(el modelo de la muerte del autor); en las cuando aquellos que no tienen tiempo se
que crean una, se busca o bien recomponer toman el tiempo necesario para plantearse
un tejido social que había sido roto, o cons- como habitantes de un espacio común […]”
truir un lazo social inédito que no necesa- (Bishop 2012, p. 28).1
riamente debe perdurar; en las que crean
Resulta clave tener en cuenta que el arte par-
para, se busca intervenir en lo real reparan-
ticipativo ha transformado la relación del
do a las víctimas mediante intervenciones
arte con los espectadores mediante el mo-
simbólicas.
delo colaborativo. Este modelo descentra la
Estas tres categorías se insertan en lo que noción del artista como autor (como auto-
se ha denominado el giro antropológico del ridad); este resulta, más bien, un propicia-
arte (Ochoa, 2003), es decir, el arte como dor para que algo resulte. La consecuencia
una extensión de la cultura. El arte antropo- puede ser incierta, pues las variables para la
logizado no se valora a partir de cuestiones realización de un proyecto son contingen-
estéticas, formales o técnicas, sino a partir tes: una situación específica, un contexto te-
de su efectividad en el plano de lo “real”: rritorial, una comunidad (de base, flotante,
el impacto en una comunidad, la construc- etc.). La comunidad se integra activamente
ción de memoria colectiva, etc. Lo anterior en el proyecto, no solo como productora
es central en el “arte participativo”: la co- activa de sentido, sino, más allá, como pro-
laboración, lo dialógico, lo contextual; así ductora de contenido o en otras palabras
como su carácter comprometido e interven- como parte constitutiva de la creación. Dice
cionista se insertan en marcos que sobre- Bishop: “el público, previamente concebido
pasan la propia práctica: la transformación como un ‘espectador’ u ‘observador’, aho-
del papel del Estado y, correlativamente, el ra se vuelve a colocar como co-productor o
diseño de políticas culturales que constru- participante” (2012, p. 2). Sobre estas rela-
yen y señalan la función y el lugar del arte ciones reflexionaremos en el siguiente apar-
en la sociedad: “[…] el arte como una forma tado, particularmente con la exposición Do-
de inclusión social” (Bishop 2012, p. 17). Lo ble oficio por la entrega digna.
clave en la reflexión de Bishop es que este
tipo de arte (el participativo) es o debería
ser necesariamente politizado; pero esto
no debe llevar a suponer que lo político del
arte participativo deba pasar por cuestiones
1 No obstante la afinidad con Rancière, debe considerarse, igualmen-
de “empoderamiento”, “agenciamisnto”, te, la crítica que le hace: “Mientras teoriza brillantemente sobre la re-
“inversión de relaciones de poder”, etc. lación entre la estética y la política, uno de los inconvenientes de esta
Para decirlo en pocas palabras, lo político teoría es que abre la puerta para que todo arte sea político, ya que
lo sensible se puede repartir (partage) tanto en formas progresistas
del arte participativo no se centraliza en como en formas reaccionarias; la puerta está abierta para ambas”
cuestiones de poder. En este punto Bishop (Bishop 2012, p. 28).
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el museo o la iglesia, pues antes de esto se nueva” (Ortega, 2011, pp. 50-51). El testi
ha realizado un trabajo con las comunida- monio es indispensable no solo en la re-
des durante meses o años mediante prácti- construcción de los hechos, sino también
cas diversas (entrevistas, historias de vida, en la construcción de memoria colectiva y
construcción de relatos colectivos, marchas, reparación simbólica de las comunidades
etc.). No obstante, el objetivo de lo fotogra- afectadas. De ahí que las prácticas creativas
fiable es, de alguna manera, disímil en am- que buscan simbolizar los acontecimientos
bos casos: en el arte participativo hay un én- resulten tan significativas para las comuni-
fasis en el retrato de las víctimas, mientras dades afectadas por el conflicto armado.
que en las obras de arte hay un desplaza-
Sin embargo, vale la pena aventurar la idea
miento hacia los objetos de las víctimas. Sin
de que no solo los sobrevivientes son testi-
embargo, tanto en un caso como el otro hay
gos de los hechos traumáticos. El famoso cri-
una finalidad evidentemente testimonial.
minalista francés Edmond Locard señalaba
Esto quiere decir que para la producción de
lo siguiente: “Los indicios son testigos mu-
tales imágenes fue necesaria la existencia de
dos que no mienten, sólo hay que hacerlos
un testigo que testimoniara un hecho y, en
hablar” (Ginzburg, 1989, p. 143). No debe
el caso que nos ocupa, un hecho violento
resultar extraño que la criminalística no sea
probablemente traumático, lo que plantea
ajena a la historia del arte y que los vesti-
el siguiente problema:
gios, es decir, las huellas (dactilar en la caso
[…] el verdadero testigo de las desapa- del criminal, el trazo en el caso del maestro)
riciones es aquel que está ausente […] se conviertan, según se las haga hablar, en
Aquel que en efecto ofrece testimonios otra forma de dar testimonio, bien sea para
lo hace en virtud y a pesar de quien no comprender la causa de un trauma, dar con
puede hacerlo. De ese modo, el testi- el criminal o asegurar la originalidad de
monio siempre atestigua el proceso una obra de arte. La clave está, según Ginz-
radical de de-subjetivación que la da burg, en los vestigios: “Vestigios, es decir,
vida, es precisamente la de-subjetiva- con más precisión, síntomas (en la caso de
ción que habla, la imposibilidad radi- Freud), indicios (en la caso de Sherlock Hol-
cal que constituye su fuerza elocutiva mes), rasgos pictóricos (en el caso de More-
(Ortega, 2011, pp. 50-51). lli)” (1989, p. 143).
Siendo así, todo testimonio supone una au- Esos vestigios son los objetivos de artistas
sencia: la de la víctima directa. Ahora bien, como Diettes y Echavarría; allí se concentra
dar testimonio por quien no puede hacerlo su exploración. Ahora bien, uno de los pro-
es indispensable en la elaboración del due- blemas para el análisis de las imágenes (tan-
lo, tiene un efecto reparador. Los testigos to de Diettes como de Echavarría) es que
sobrevivientes del Shoa “señalaban una como espectadores no tenemos acceso di-
y otra vez cómo el acto de dar testimonio, recto al testigo (humano o material), solo te-
de contar, de hablar, los transformaba, les nemos acceso a su representación. En otras
permitía revisitar esa experiencia muda por palabras, se nos escapa el indicio (el ves-
el tiempo y conocerla, esta vez de manera tigio, que siempre es directo) y nos queda
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hacerse más grande cuando sus propieta- tratando de alcanzar aquello. Cuando final-
rios se encuentran ausentes, pues esta au- mente lo alcanza, podemos percatarnos de
sencia no es temporal ni voluntaria (como que es una prenda rescatada del río. Un in-
un viaje, por ejemplo), sino permanente y dicio del asesinato. Una prenda sin cuerpo
cuyo vacío es insondable, y ese carácter in- y unos dolientes sin duelo. De manera deli-
sondable (un vacío sin medida posible, sin cada, en “Treno” hace presencia el dolor de
medida humana) se acrecienta con la pérdi- los sobrevivientes.
da absoluta de esa persona, pues no solo ya
Ante este hecho, la obra de Diettes constru-
no están en vida sino que tampoco están en
ye una estrategia de restitución simbólica:
muerte, es decir, no hay cuerpo que velar.
devolverles a los dolientes la posibilidad de
De modo que el dolor de los sobrevivien-
elaborar un duelo. Las fotografías de “Río
tes se prolonga indefinidamente al no po-
abajo” son de prendas usadas en vida y cui-
der ritualizar la muerte. Una madre decía
dadas delicadamente por los familiares de
el día de la inauguración en la iglesia de
las víctimas, como si aún vivieran: lavadas,
Las Nieves lo siguiente: “Yo camino, pero
planchadas, guardadas con cuidado como
el dolor me rompe el alma […] siempre lo
si en algún momento fueran a aparecer sus
buscaré hasta que yo me muera, no dejaré
propietarios. Pero eso no sucederá y el acto
de buscarlo”.
de la espera evidencia la prolongación en el
En la video-instalación “Treno (canto fú- proceso de la elaboración del duelo. Tanto
nebre)”2 de la artista Clemencia Echeverry, el lugar de exhibición, como el formato y
vemos la corriente caudalosa y potente de el contenido de la fotografías, evidencian
un río, escuchamos su potencia. A pesar de la intención de Diettes: por un lado, foto-
su caudal y su potencia solo logramos ver grafiar las prendas hundidas en agua, pero
fragmentos del río; se escucha más de lo que no en un agua turbulenta que arrastra con
se puede ver. Parece que no sucediera nada el indicio de la víctima (como en “Treno”),
y que solo contempláramos ese fragmento sino inmersas en un agua calmada (en com-
de río; parece que solo deberíamos dejar- paración con la corriente del río), traslúci-
nos llevar por su caudal acompañados por da y luminosa y, por otro lado, mediante
una suerte de mantra de la naturaleza, por la elección del soporte utilizado para las
su potente sonido. En algunos momentos fotografías: una impresión en vidrio de
irrumpen gritos que se incorporan al soni- gran formato que da transparencia a lo fo-
do del río, uno y otro conforman el treno. tografiado. Sumado a lo anterior, la serie de
Parece que el sonido (el treno o el mantra) fotografías instaladas en la iglesia parecen
lo fuera todo en el río: la potencia del río y vitrales y, por lo tanto, se insertan automá-
la impotencia del grito. Parece que eso fuera ticamente en la iconografía de lo sagrado y
todo, pero de un momento a otro irrumpe en el silencio solemne del templo. La insta-
en el caudal del río algo que es difícil de lación fotográfica de Diettes posibilita la ri-
determinar, al tiempo que una persona se tualización de la muerte y así la posibilidad
acerca a la orilla con un pequeño tronco de elaborar el duelo.
2 Ver http://www.youtube.com/watch?v=Rw16iTnduCA
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sentido, hablan mediante el procedimien- estas tres los recursos creativos se articulan,
to documental del artista. Tanto en Diettes principalmente, a lógicas funcionales: de-
como en Echavarría hay un trabajo con las nunciar, recordar, dignificar y documentar
comunidades: entrevistas, acompañamien- sucesos y procesos en torno a la desapari-
to e intercambio. Las comunidades parti- ción forzada. En el texto de presentación de
cipan con sus actos (hacerse cargo de una “Doble oficio”, se indica lo siguiente:
tumba o donar temporalmente una prenda)
y los artistas restituyen simbólicamente con
sus obras.
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