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Alejandro Silva Bascunan TRATADO | | DEDERECHO | | CONSTITUCIONAL | TOMO III LA CONSTITUCION DE 1980 Antecedentes y génesis pp. 243-169 | Editorial Juridica de Chile | ae “TEATADO DE DERECHO CONSTITUGIONAL dencia y contenido por cierto publicamente disentimos, cualquiera que fuera el resultado del plebiscito, ello no pt ba con que el Poder Constituyente originario o inicial sy/man- tuviera siempre en manos del gobierno militar. Nos pgfece del todo coincidente nuestro pensamiento con el del citfdo inves- tigador sefior Cristi, quien termina en su estudio gkpresando: *Si la Constitucién de 1980, vigente en Ia actydlidad, tiene egitimidad democratica, ésta no puede fandarse/en el plebisc- to de 1980. Cifiéndome a las categorfas de peylsamiento desa- rrolladas por Carl Schmitt, en este ensayo sdlo fhtento demostrar ‘que la génesis de la Constitucién de 1980, ssllada por el plebis- Gito de ese aiio, corresponde al nacimieyto de una Constitu- cién otorgada (octroyada), como lo fue, por ejemplo la Charte de Luis XVIII del 4 de junio de 1814/Esto determina que la legitimidad de la Constitucién chileyfa del 80, por lo menos hasta 1988; no esté fundada en el pofler constituyente del pue- blo, sino en el poder monocratig6 de Ta Junta Militar. Una Constitucién es legitima, segin Schmitt, “cuando la fuerza y autoridad del Poder Constituyeyte, en cuya decisién descansa, es reconocida’... En 1988 la ayforidad y el poder de Pinochet y Ja Junta Militar son decisivanfente cucstionados por la via ple- biscitaria. Es posible arguméntar que la Constitucién se legit ma democraticamente en hile a partir de 1988, o posiblemente en 1990, con la entrada £n funciones del Congreso Nacional. Pero esto Tequiere ser geterminado con mayor precisién y es- ‘capa a los limites de esfe trabajo” (pags. 248-249). Si en el hecho la Janta de Gobierno, o més bien especificar mente el general Pigfochet, pudo tener la satisfaccién de proce- sar las tres etapas gisefiadas por él para la conduccién del pais a Ja instauracién/de una nueva ordenacién constitucional, es métito indiscutjle del cuerpo electoral, en expresiGn auténti- ca de la voluntéd de la gran mayoria de los chilenos de convivit en la vigencid del principio democrdtico, haber. transformado de un texto en una nueva estructura constitucio- nal firmergente ratificada por la ciudadanfa. En virtud de esa |teracién, el punto de vista del decano Gaete qued6 .damento alguno. La nueva institucionalidad deriv6, en efecto, de unir al polémico plebiscito del 11 de septiembre de 1990 tres indiscutidas intervenciones del pueblo chileno: el rechdo del nombre propuesto para Presidente el 5 de octubre werden et de 1988, la reforma constitucional plebiscitada e Wie julio de 1989 la elecci6n de Presidente-de la Repyistica y de Paria- mento el 14 de diciembre de 1989, Lo que pudo calificarse prime: otorgada, mas adelante como calificarse como una Ley B) criticas favorables 0 cho democritica ‘mo una Constitucién & Carta pactada, hoy debe ental que, sin perjuicio de las sas que merezca su texto, se ha he- “irtud de las tres aprobaciones populares recién recordaties, por ser integramente modificable y haber sido, en Sirf objeto ya de varias reformas de acuerdo con su propio Exto. 6, CARACTERISTICAS, INTERPRETACION YY FUENTES DE LA CONSTITUCION DE 1980 207. Trataremos de fijar algunas de las caracteristicas mas rele- vantes de la Constitucién de 1980, aun a riesgo de adelantar apreciaciones que se fundamentarén con més detenimiento cuando corresponda mas adelante. Creemos que pueden considerarse como los rasgos mis definitorios los siguientes: ‘A) Se trata, indiscutiblemente, de una Constitucién nueva, en razén de que no consiste en una simple modificacién de la anterior, generada del modo que ya quedé expuesto. Por cl proceso de su gestaciGn, se comprende, en efecto, que a dife- rencia de la Carta de 1925, cuyo preémbulo expresara haberse “acordado reformar la Constitucién Politica promulgada el 25 de mayo de 1883", y de la de 1833, que pretendiera también eformar 0 adicionar” Ja de 8 de agosto de 1828, “quedando sin efecto todas las disposiciones allf contenidas”, al promul- wrse la de 1980 se hicieron presentes tan s6lo las circunstan- que condujeron a su aprobacién. Habria sido, por lo demas, ilégico el constituyente de 1980 enunciando una referencia a la Carta de 1925, en vista de su reiterado propésito, manifesta- do solemnemente, después de abandonar su postura inicial, de instaurar una nueva institucionalidad como aporte y culmina- cin de la intervencién militar. Si a la luz del derecho no cabe duda, segiin lo expuesto, de que la Gonstitucién de 1980 es una nueva Ley Fundamental, puede admitirse, entre tanto, que wu “TRATADO DF DeRECHO CONSTTZUCIONAL, desde un punto de vista intelectual no representa ~y ello pue- de ser su mérito~ una obra del todo original, puesto que inmu- maerables preceptos son reproduccién literal de mandatos que figuraban en el texto primitivo de 1925 o en sus reformas pos- teriores ~1a de 1970 y la del Estatuto de Garantias fueron muy valiosas- y que, por otra parte, la sustancia dispositiva de nu- merosas normas articulan acertadamente el fruto de las leccio~ nes derivadas de Ja experiencia de nuestra propia evolucién institucional. Ha de tenerse en cuenta que hasta Ja fecha, sin contar los cambios hechos por el plebiscito de 1989, sujetindose a los Procedimientos de reforma prescritos en la misma Constitu- cién, ésta ha sido ya modificada, como libre expresion de la voluntad del Poder Constituyente Instituido o Derivado intro- ducido con carécter permanente en ella, y ya de origen plen; mente democratico, por las siguientes leyes: 1) N® 19.055, de 1 de abril de 1991, modificatoria de los arts. 9, 19 N®7 letra e), 60 N®16, y que agrega la disposicién trigesimaprimera transitoria, preceptos todos que se refieren a los delitos terroristas. 2) NP 19.097, de: 12 de noviembre de 1991, que introduce cambios en el Capitulo XIII, sobre “Gobierno y Administracién Interior del Estado”, en lo pertinente al Gobierno y Adminis tacién Regional y Provincial y a la Administraci6n Comunal (arts. 100 2 115) 3) N° 19.205, de 4 de marzo de 1994, que, alterando el art. 25, reduce la duraci6n del mandato presidencial a seis aos. B) La Constitucién de 1980, como las anteriores, se desa- rrolla en un solo cuerpo normative, que contiene actualmente 119 articulos de normas permanentes, distribuidas en 14 cap tulos, una disposici6n final sin enumeracién, y 34 reglas transi torias; y reitera que las modificaciones que se le practiquen se introduzcan en el tinico texto, al preceptuar en el inciso final del art. 119 que “una vez promulgado el proyecto y desde la fecha de su vigencia, sus disposiciones formardn parte de Ja Constitucién y se tendrén por incorporadas a ésta”. Es oportuno anotar aqui la situacién, especial que contem- pla la norma tercera transitoria al consagrar la sobrevivencia parcial de la Constitucién de 1925, que se produce al disponer que “la gran minerfa del cobre y las empresas consideradas ANTECEDENTES 25 como tal, nacionalizadas en virtud de lo prescrito en Ia disposi cién 17* wansitoria de la Constitucién Politica de 1925, conti nuaran rigiéndose por las normas constitucionales vigentes a la fecha de la promulgacién de esta Constitucién”, C) La extensién de su preceptiva y el andlisis de su articula- do conducen a calificar la Carta de 1980 més bien como una Constitucin breve, en cuanto expresa la intencién de que sea preservado tal rasgo si se tiene presente la remision copiosa a eyes orgénicas constitucionales para complementar y detallar su contenido dispositive, Si se compara Ja actual Ley Funda- mental con la de otros paises, puede observarse que, en parte en raz6n de nuestras propias tradiciones institucionales y debi- do también al afin de subrayar la intencionalidad que anima al constituyente tocante 2 determinadas materias, la preceptiva de nuestra Carta aparece excesivamente minuciosa, Tal es la apreciacién que merece a nuéstro juicio cuando se observan los detalles con que se reglamentan, por ejemplo, la libertad personal, el derecho de propiedad, el estatuto de los parla- mentarios, la ley anual de presupuestos, la organizacién de la magistratura judicial y la conformacién del gobierno y admi- nistraci6n interior del Estado, D) La Carta de 1980 ratifica el propésite de la colectividad nacional de mantenerse en y robustecer el constitucionalismo caracteristico de la democracia moderna, y que ha informado continuadamente el ordenamiento juridico chileno, sin mds excepcin, puede decirse, que la producida durante el proceso de intervencién militar, constatada por el D.L. N® 788, de 1974, puesto que éste reconoci6, en efecto, jerarquia constitucional & cualquier precepto de los decretos leyes precedentes que hubieran sido contrarios, se opusieren o fueran distintos a los de la Constitucién de 1925, E) EI principio consecuente de la supremacia de la Carta Organica, caracteristico del fenémeno constitucionalista, se re- afirma por el texto de 1980, al determinar que sus preceptos obligan tanto a los titulares o integrantes de los érganos del Estado, como a toda institucién, persona 0 grupo (aris. 6 y 7), yal mantener y robustecer las funciones confiadas con tal fina- lidad al Tribunal Constitucional (arts. 81 y sgtes.), a la Corte Suprema (art, 80) y a la Contralorfa General de la Reptiblica (art. 87 y sgtes.). La reafirmacién del constitucionalismo, y sin 6 “TRATADO DE DERECITO CONSHITUCIONAL contradecirlo, se expresa ahora, no obstante, reconociendo el vigor de normas juridicas aun de mayor jerarquia que las c tenidas y aseguradas en su misma letra, al limitar Ja sobers por “los derechos esenciales que emanan de la naturaleza de la persona humana” (art. 5). Sustancialmente el mismo propésito puede reconocerse en Ia posibilidad de que los poderes consti- tuidos, conforme a las reglas pertinentes, den sentido a los mandatos del constituyente mediante la promulgacion de ke interpretativas, categorfa de preceptos que figura por prim yer en el texto constitucional (arts, 68 y 82 N° 1). Problema relevante en in’ y observancia de la Carta seré definir Ia exacta significacién y alcance de Ja norma segéin la cual las Fuerzas Armadas “garantizan el orden institucional de la Republica” y Carabineros se integra con ellas “ex 6 de garantizar el orden institucional de la Rept incisos 2° y 3°). En su oportunidad correspondera considerar, asimismo, el complejo debate acerca de la exacta posicién en. que quedan los derechos asegurados ent los tratados interna- cionales a que se refiere el inciso 2° del art. 5%, introducido en el plebiscito de 1989. F) El andlisis de la sustancia preceptiva de la Ley Funda mental pone de relieve que contempla no s6lo to que es inhe- rente a lo calificable como de cardcter orgénico o institucional ~cuya completa omisi6n es, por cierto, inconcebible en toda manifestacién del constitucionalismo-, sino que también sus ‘fundamentos dogméticos y relacionalte, Yos cuales se enuncian tan to al dedicar un capitulo particular a las “Bases de la nalidad” como al extender y profundizar la formulaci6n de los derechos, libertades e igualdades y de sus garantias, continuan- ido asi la tendencia recogida ya en la letra primitiva de 1925 y vigorizada en alto grado a través doa reforma que se practice v2 mediante el llamado Estatuto de Garantias (Ley N? 17.398, de 1971). G) La reflexién que se haga sobre la sustancia de numero” sos preceptos ¥ sus respectivos alcances lleva a calificar a mu: chos de ellos como no puramente ordenativos y pragmaticos, sino que de indole walnente prograndtica, no s6lo en virtud de que las pertinentes precisiones quedan confiadas a las leyes Orgénicas constitucionales, sino atendiendo a que, por su re Gaccién, importan encargos hechos por él constituyente a los ANTECEDENTES 27 poderes constituidos, a fin de que éstos tiendan en su actua- {én a Ilenar aspiraciones o lograr metas que el constituyente se limita a indicar. A fin de facilitar que los poderes consti dos en sus determinaciones concretas propendan a la realiza- i6n de los ideales buscados por el constituyente, éste, en innumerables preceptos, va indicando, al efecto, los valores que deben informar sus decisiones, por estimarlos vinculados a la respectiva materia y a la finalidad perseguida por las normas pertinentes. H) La Carta de 1980 esta informada de una filosofia juridica notablemente diversa de la que inspirara la democracia cl ;beral moderna, puesto que sc revela influida claramente, versa, por la interpretacién acogida en el pensamiento de Ia doctrina social-cristiana, en el que pueden definirse orientacio- nes que no se identifican ni con el estatismd so rralismo absoluto, y dentro del cual adquicre vigoro- sa vigencia el principio de la subsidiariedad del Estado. El capt tulo inicial, bajo el epigrafe “Bases de la Institucionalidad”, define y sintetiza la inspiracién doctrinaria de la Carta. 1) En cuanto a la precision del tipo o clase de Constit desde el punto de vista del procedimiento dispuesto en ella para su reforma, puede estimarse como bastante rigida, aun tomando en cuenta la importancia del cambio del mecanismo ;nicial introducido como resultado del plebiscito de 1989, Ley N? 18.825. La tramitacidn a que debe sujetarse compren- de, en efecto, la exigencia de altos quérum de aprobacién de Jos miembros en ejercicio de una y otra cémara, variables se- giin Ia naturaleza y sustancia de los preceptos que se modifi- can; la ratificacién posterior por el Congreso Pleno, ya contemplada en 1925; la eventual intervencién del Tribunal Constitucional, de presentarse ante é1 cuestiones de tal indole durante la tramitaciGn del proceso de reforma; y, en fin, el posible recurso a la consulta plebiscitaria en las hipétesis que se prevén (arts. 116, 117, 82 N° 2 y 119). 208. La comparacién de la Carta de 1925 con }a de 1980 pone de manifiesto diferencias que contribuyen a distanciar el nue- iguo; anotemos algunas de ell ‘A) Si la Carta de 1980 se extiende en catorce capitulos, y el final referido a su propia vigencia, y la de 1925 se componia de 8 “TRATADO De DERECHO CONSTITUGIONAL diez, ello se explica por incorporarse ahora los que reglamen- tan el Tribunal Constitucional (VII), la Contraloria General de la Republica (IX), las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad Puiblica (X), y los que se refieren al Consejo de Seguridad Nacional (XD) y al Banco Central (XII). A ello se agrega que se han unificado, en el capitulo XIII, tanto lo relativo al Gobier- no como a la Administracién Interior del Estado, que la Carta precedente trataba separadamente. Se impone adelantarse a aplaudir el enriquecimiento que ha recibido el capitulo inicial, que ahora no versa s6lo sobre “Estado, Gobierno y Soberania", sino que, bajo ld denominacién de “Bases de la Institucionali- importa una verdadera sintesis de la rafz ordenativa y de sus inspiraciones fundamentales. Es, asimismo, interesante ano- tar que se ha llamado “Gobierno” al capitulo que tata del Presidente de la Republica, de los Ministros de Estado, de las bases de la administraci6n y de los estados de excepcin consti- tucional, y que se lo ha colocado con anterioridad al que versa sobre el Congreso Nacional. B) Desde un punto de vista dogmético y relacional, se observa no solo cl ya anotado enriquecimiento sustantivo que aporta cl Capitulo I, sino que -compardndolo con el texto primitivo de 1995, y prescindiendo por lo tanto de los cambios que le intro- dujo la Ley N? 17.898, de tan breve y agitada aplicacién— se han incorporado nuevos principios, como el derecho a la vida ya la integridad fisica y siquica de la persona (art. 19 N° 1); Ia igual proteccién de la ley en el ejercicio de sus derechos (art. 19 N® 3); el respeto y proteccién a la vida privada y publica y a la honra de Ia persona y de su familia (art. 19 N? 4); el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminacién (art. 19 N88); el derecho a la proteccién de la salud (art. 19 N® 9); el derecho a la educacién (art. 19 N® 10); la libertad de informar (art. 19 N? 12); la libertad de trabajo y su proteccién (art. 19 N® 16); el derecho a la seguridad social (art. 19 N? 18); el dere- cho a sindicarse (art. 19 N? 19); el derecho a desarrollar cual- quiera actividad econémica (art. 19 N® 21); la no discriminaci6n arbitraria en el trato que deben dar el Estado y sus organismos en materia econémica (art. 19 N? 22); la libertad para adquirir el dominio de toda clase de bienes (art. 19 N® 28); la seguridad de que los preceptos legales que por mandato de la Constitu- cin regulen o complementen las garantias que ésta establece antecxpnres 20 (© que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no po- dran afectar los derechos en su esencia, ni imponer condicio- nes, tributos o requisitos que impidan su libre ejercicio (art. 19 N* 96); la ampliaci6n de la esfera del recurso de amparo (art, 21) y elestablecimiento del recurso de proteccién (art. 20). El mo- tivo del cambio del epigrafe del Capitulo IIL, antes denomina- do ”Garantias Constitucionales", por el “De los derechos y daberes constitucionales’, se explica por consagrar-a estos tiltimos un articulo especial (art. 22). G) Se han creado o elevado a jerarqufa constitucional nue- ‘vos érganos, como el Banco Central (art. 97), el Consejo de Seguridad Nacional (art. 95) y los tribunales electorales regio- nales (art, 85), y se ha dado tal rango, sobre todo vinculadas al Poder Judicial, a reglas que se hallaban colocadas en la legisla- cin comin (art. 73). D) En relacién a los vinculos funcionales entre el Presiden- te de la Repiiblica y el Congreso, resulta patente el fortaleci- miento de aquél y el debilitamiento de éste, al ampliar la esfera de la iniciativa legislativa exclusiva del Jefe del Estado (art. 62 incisos 8° y 4°); al extender el campo de la potestad reglamen- taria (art. 32 N°8); al eliminar el consentimiento del Senado para las designaciones de diplomaticos y militares; al entregar al Primer Mandatario, de modo casi {ntegramente excluyente, Ia declaracién de los distintos estados de excepcién constitu- cional (art. 40). Mientras tanto, en relacién con el Congreso Nacional, es notable, consecuentemente, la disminucién de su importancia en Ia funcién legislativa; la privacién a las Céma- ras de Ja facultad de adoptar decisiones relacionadas con la observancia del estatuto de la funcién parlamentaria, confia- das ahora al Tribunal Constitucional; la disminuci6n de la im- portancia de la fiscalizacién de la Camara (arts, 48 N° 1 y 49 inc. final) y la restriccién del campo de la inviolabilidad de los miembros del Congreso (art. 58). E) El propésito reiterado de procurar distinguir entre la esfera de la actividad privada y social de la que corresponde a la ptiblica y politica, se observa al afirmar la independencia de los cuerpos intermedios (art. 1° inciso 8°) y al condenar a éstos cuando realizan actividades ajenas a sus fines especificos (art. 23), tal como, por’su lado, al sancionar a los partidos Politicos si se exceden de sus funciones propias (art. 19 N® 15 inciso 5), y al establecer asimismo numerosas causales de cesa- cién en el cargo parlamentario (art. 57). F) La importancia que se atribuye a la seguridad nacional, como valor repetidamente afirmado cuando enuncia aquellos a que la Carta atribuye especial relevancia inspirativa, se reflejan al proclamar a las Fuerzas Armadas como esenciales para la dad nacional (art. 90), al crear el Consejo de Seguridad Nacional (art. 95) y al mencionar ésta en numerosos preceptos. G) En cuanto al propésito del constituyente de perfeccio~ nar la institucionalidad jurfdica, no pueden olvidarse la defini- cidn de las bases del Estado de Derecho y del funcionamiento de sus Grganos; la precisién de una jerarquia en la que se incluyen nuevas categorias, como las leyes interpretativas, orga nicas constitucionales y de quérum calificado; Ia afirmacién de los recursos que buscan el respeto de dicha jerarquia. H) Aun cuando el propésito que se expresé en el seno de la Comision Ortizar de Iegar a precisar de modo directo y nbargo, a través de preceptos que quedaron diseminados a lo largo del ordenamiento, se Hega a configurar en verdad un sistema que procura satisfacer ese afin, abierto con ampli- tud a las soluciones concretas y que resulta de la conjuncién de las diversas reglas que habremos de tomar en cuenta cuando corresponda mas adelante en esta obra. 1) La voluntad del constituyente de impulsar a la colectivi- dad nacional a una regionalizacién profunda y realmente efec- tiva, enunciada ya en la letra primitiva de la Constitucién de 1980, se hace presente en forma atin més categérica por medio de la reforma que se aprueba por la Ley N® 19.097. 209. El recurso a la consideracién de la letra de los preceptos de Ja Carta, aun tomando en cuenta el contexto de su ordena- Gién, en busca de una interpretacién sistematica de la voluntad expresada en ella, no resulta siempre suficiente para esclarecer todos los problemas consti habré de recurrirse frecuentemente a la invoc: otras fuentes ya inmediatas, ya mediatas o indirectas, y se impo- ne, por lo tanto, anotar aquellas que revisten tal cardcter y precisar su natnraleza y alcance. 210. En cuanto a la “historia fidedigna del establecimienta” de las reglas constitucionales ~fuente mencionada explicitamente en el art, 19 del Cédigo Civil respecto de la interpretacién de las leyes y sin olvidar las caracteristicas especiales de la hermenéuti- ca de la Carta~ debemos recordar que en su oportunidad nos referimos ya a la publicacién, en niimero limitado, de las actas de las sesiones celebradas por la Comisién Ortivzar; a la reserva con que se mantuvieron, respetando sus estatutos, las actas ma- nuscritas de las reuniones del Consejo de Estado, ya la carencia de toda informacién de la autorfa y alcance de los cambios que en 1a fase final introdujo la Junta de Gobierno. Son los recién mencionados los origenes mas directos de la preceptiva. En cuanto a la utilizacién de los debates cursados en la Comisin Ortizar, no puede prescindirse de tomar en cuenta el cambio de su la confirmacién por sus nuevos integrantes de la conclusién a que legaron los primeros hace a éstos responsables de los preceptos ratificados, es del caso admitir que los antiguos son del todo ajenos a las deliberaciones y decisiones de las que no participaron, con mayor razén si los acuerdos posteriores aparecen claramente en pugna con el criterio que dieron a co- nocer en el perfodo de su intervencién. No cabe tampoco olv- dar que en doctrina y en Ja prictica interpretativa surge a menudo la cuestién de si debe entenderse como voluntad del constitu- yente aquella que manifesté a la vista de los antecedentes de dispuso y de la coyuntura existente al tiempo que la formull debe preferirse més bien la que cabe suponer habria de ser suya al tiempo de aplicacién de la norma, en situacién diferente ‘© con informaciones de que carecié al expresarla, 211. Es asunto complejo, cuya debida dilucidacién habré de tatarse mas adelante, la determinacién de la postura en que cabe situar, dentro de la jerarqufa normativa, tanto a los conve- nios internacionales en general, como muy particularmente, en virtud de lo que dispone el inciso 2° del art. 5° incorporado por la Ley N? 18.825, a aquellos tratados que, ratificados por Chile y en vigencia, estén vinculados a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. 212, Si durante la aplicacién de la Constitucién de 1925, y aun cuando no estaban contempladas en su texto las leyes inierpreta- 22 "HLATADO DE DEMEGHO CONSTETUGIONAL divas, en el hecho se dictaron, segiin lo expusimos en la prime- 1a edicién de esta obra (Tomo II, N° 66, pag, 65), la Carta de 1980 prové explicitamente, entre tanto, en sus arts. 68 inc. 1? y 82 NP, la promulgacién de leyes de tal naturaleza. Es asi como se han dictado las siguientes bajo el imperio de la actual Carta, promulgadas ya con anterioridad, ya con posterioridad al 11 de marzo de 1990: = Ley N 18.152, de 2 de agosto de 1982, referida gl art. 19 N#24, que recae en el derecho de propiedad en miteria de reajustabilidad del sistema de pensiones. ~ Ley N° 18,799, de 26 de mayo de 1989, que, al modificar la Ley N? 18,700, orgénica constitucional sobre Votaciones Po- pulares y Escrutinios, interpreta las’ disposiciones vigesimapri- mera y vigesimanovena transitorias de la Constitucién para su observancia en la primera cleccién parlamentaria efectuada bajo su imperio. = Ley N? 19.174, de 12 de noviembre de 1992, que interpre- ta el inciso segundo de la disposicién trigesimatercera transito- tia, en cuanto a la fecha en que se celebrarfan las elecciones de los miembros de los consejos regionales establecidos por la ley de reforma de la Carta N? 19,097. 218. Puede afirmarse que, indudablemente, de acuerdo con la propia Constitucién, la segunda fuente, aunque indirecta, de interpretacién de ella descansa en su complementacién por las Leyes ongénicas constitucionales (arts. 63 inc. 2° y 82 N® 1) que han de dictarse en cumplimiento de lo dispuesto y dentro de los marcos fijados por la propia Ley Fundamental. Debe tenerse presente que en virtud de la disposicién 5* transitoria, quedan vigentes las leyes que lo estaban al momen- to de ponerse en vigor la nueva Constitucién sobre materias que segin ésta han de revestir tal cardcter, mientras no se dicten las que deben promulgarse conforme a ella. Se han publicado ya las siguientes, mediante las cuales se cumplen los preceptos de la Carta que respecto de cada una se yan indicando, omitiendo anotar aqui las diversas alteraciones que han sufrido muchos cuerpos normativos iniciales, que ba- brin de actualizarse y considerarse al ser ellos analizados: ~ Art. 18: Leyes N° 18.556, de 1° de octubre de 1986, sobre Inscripciones Electorales y Servicio Electoral, N" 18.700, de 6 arncemenres ms de mayo de 1988, sobre Votaciones Populares y Escrutinios; y IN? 18.583, de 18 de septiembre de 1986, que fija la planta del Servicio Elector: ~ Art, 19 NP 11 inciso 5%: Ley N° 18.962, de 10 de marzo de 1990, sobre Ensefianza, = Art, 19 N® 15 inciso 5%: Ley N° 18,608, de 28 de marzo de 1987, sobre Partidos Politicos. = Art, 19 N° 24 inciso 7: Ley N® 18.097, de 21 de enero de 1982, sobre Concesiones Mineras. = Art. 38 inciso 1° Ley N?18.575, de 5 de diciembre de 1986, sobre Bases Generales de la Administracién del Estado. — Art, 41 N? 9; Ley N® 18.415, de 14 de junio de 1985, sobre Estados de Excepci6n. ~ Art. 48 N°2 inciso 2%, 71 inciso 2 y 11% inciso final: Ley NP 18.918, de 5 de febrero de 1990, sobre el Congreso Nacional, ~ Art. 74: Cédigo Organico de Tribunales. = Art. 81 inciso final: Ley N°17.997, de 19 de mayo de 1981, sobre Tribunal Constitucional. ~ Art. 84 inciso final: Ley N° 18.460, de 15 de noviembre de 1985, sobre Tribunal Calificador de Elecciones. = Art. 88 inciso final y norma 5* transitoria: Ley N? 10.336, de 29 de mayo de 1952 y cuyo texto refundido fue fijado y Publicado el 10 de julio de 1964, sobre Onganizacién y Atribu- ciones de la Contraloria General de la Repibli ~ Art. 94 inciso 1*: Ley N? 18.948, de 27 de febrero de 1990, sobre las Fuerzas Armadas y N* 18.961, de 7 de marzo de 1990, sobre Carabineros de Chile. ~ Art. 97: Ley N® 18.840, de 10 de octubre de 1989, sobre el Banco Central. = Arts, 101 y 105: Ley N° 19.175, de 11 de noviembre de 1992, sobre Gobierno y Administracién Regional. ~ Art. 107: Ley N* 18.695, de $1 de marzo de 1988 y cuyo texto refundido se publicé el 16 de junio de 1992, sobre Muni- cipalidades. 214. La Constitucién de 1980 ha creado una categoria especial de ley, cuya dictacién procede cuando corresponde cumplit determinados encargos conferidos explicitamente al legislador por precepto de la misma Carta y cuya tinica particularidad consiste en que requieren la aprobacién de la mayoria absolu- ase “TRATADO DE DERECHO CONSTITUCIONAL ANTECEDENTES| 255 ta de los diputados y senadores en ejercicio (art. 63). Son las Hamadas leyes de quérum calificado, Son tales leyes, en relacién a los preceptos constitucionales que se mencionan y a la citada disposicion 5* transitoria que les es también aplicable: = Art. 9, 16 N°2 y 17 N® 3: Ley N° 18.814, de 17 de mayo de 1984, que determina las conductas terroristas y fija su pena- lidad. = = Art. 11 N® 8: Cédigo Penal, arts. 106 a 120. = Art. 19 N® 1 inciso 3* Ley N? 18.314, Cédigo Penal, Cédi- go de Justicia Militar. . ~ Art. 19 N° 12 inciso 1*: Ley N* 16.643, de 4 de septiembre de 1967, sobre Abusos de Publicidad, — Art, 19 N* 12 inciso 6°: Ley N® 18.888, de 90 de septiem- bre de 1989, que crea el Consejo Nacional de Television. ~ Art. 19 N® 18: Leyes N° 18.469, de 28 de noviembre de 1985, y N° 18,933, de 9 de marzo de 1990, que regulan el ejercicio del derecho a la seguridad social. ~ Art. 19 N® 21: Ley N°18.965, de 10 de marzo de 1990, que impone al Estado la obligacién que indica, y Ley N° 18.971, de la misma fecha, que establece un. recurso especial por fraccidn de la norma constitucional (recurso de amparo eco- némico). — Art. 19 N° 23 inciso 2°: Ley que establezca limitaciones 0 requisitos para la adquisicién del dominio de algunos bienes cuando lo exija el interés nacional. ~ Art. 60 N® 7: Ley que autorice la contratacién de emprés- titos cuyo vencimiento exceda el respectivo periodo presiden- cial. ~ Art. 92: Ley N? 17.798, de 6 de diciembre de 1987, sobre Control de Armas. 215. En diversos preceptos la Constitucién lama al legislador a dictar normas encaminadas a concretar més detalladamente una materia o institucién contemplada en la Carta y por ello vinculada con la institucionalidad basica 0 que se relaciona estrechamente con el estatuto de los derechos y libertades re- conocidos a los ciudadanos, casos todos en que las materias pertinentes no se han confiado ni a una ley orgénica ni a una de quérum calificado. Asi, por ejemplo, de tal especie son, relacionadas con los preceptos de la Carta que se indican, los cuerpos normativos: ~ Art. 19: Ley N? 19.047, de 14 de febrero de 1991, que modifica diversas leyes a fin de garantizar en mejor forma los derechos de las personas. ~ Art. 19 N* 1: Ley N® 18.826, de 15 de septiembre de 1989, que reemplazé al art. 119 del Gédigo Sanitario, prohibiendo toda especie de abortos. — Art. 19 N°7: D.L. N* 1,094, de 1978, que establece nor ‘mas sobre extranjeros cn el pais; Ley N° 19.808, de 13 de abril de 1994, sobre obligaciones de ciertas entidades en materia de seguridad de las personas; Cédigo de Procedimiento Penal, Cédigo Penal. ~ Art. 19 N° 8; Ley N* 19.300, de 9 de marzo de 1994, sobre Bases del Medio Ambiente. ~ Art, 19 N* 9: Ley N# 18.933, de 9 de marzo de 1990, que crea la Superintendencia de Instituciones de Salud Previsional ¥ dicta normas para el otorgamiento de prestaciones por las sapres. ~ Art. 19 N*12: Ley N" 18,168, de 2 de octubre de 1982, General de Telecomunicaciones; Ley N* 19.132, de 8 de abril de 1991, que crea Ia empresa del Estado “Televisién Nacional de Chile”; Ley N* 19.315, de 25 de julio de 1994, sobre Radio Nacional de Chile. ~ Art. 19 N* 12 inciso final: D.L. N° 679, de 10 de octubre de 1974, que crea el Consejo de Calificacién Cinematografica. ~ Art. 19 N® 15; Cédigo Civil; Ley N® 18,893, de 30 de di: ciembre de 1989, sobre organizaciones comunitarias, territo- tiales y funcionales; Ley N® 19.296, de 14 de marzo de 1994, Sobre Asociaciones de Funcionarios de la Administracién del Estado, ~ Art. 19 N° 16: Ley N* 19.069, de 30 de julio de 1991, so- bre negociacién colectiva, ~ Art. 19 N?19: Ley N° 19.049, de 19 de febrero de 1991, sobre Centrales Sindicales; Ley N? 19.069, de 80 de julio de 1991, sobre organizaciones sindicales. ~ Art. 19 N®24 inciso 3° D.L. N?2.186, de 9 de junio de 1978, Ley Organica de Procedimiento de Expropiaciones. ~ Art. 19 N® 25: Ley N* 17.386, de 2 de octubre de 1970, Sobre propiedad intelectual; Decreto N?2 de Economia, de 8 28 "TRATADO DE DERECHO CONSTFTUCIONAL. de marzo de 1982, sobre reglamento de marcas comerciales Ley N? 18.935, de 24 de febrero de 1990, sobre Propiedad In. dustrial; Ley N° 19.089, de 25 de enero de 1991, sobre normas aplicables a los privilegios industriales y proteccién de los dere- chos de propiedad industrial “Arts. 32 N° 16 y 60 N° 16: Ley N° 18.050, de 6 de noviem- bre de 1981, sobre normas generales para la concesi6n de in- dultos. o ~ Art. 83 inc. 8°: Ley N° 19.212, de 80 de abril de 1993, crea la Direccién de Seguridad Publica ¢ Informaciones. - Art. 35: Ley N° 16.486, de 24 de febrero de 1966; sobre autorizaciOn de firmas de decretos y resoluciones. ~ Art. 38: Ley N? 18,834, de 23 de septiembre de 1989, Esta- tuto Administrativo; Ley N® 19.280, de 16 de diciembre de 1993, sobre plantas del personal de las municipalidades. = Arts. 60 N° 13 y 82 N19: Ley N® 18.953, de 9 de marzo de 1990, sobre Movilizacién, y Ley N*19.067,-de 1? de julio de 1991, normas sobre entrada de tropas extranjeras en el territorio de la Republica y salida de tropas nacionales del mismo. Art. 63 inc. 3°: D.L. N° 1.263, de 28 de noviembre de 1975, Ley Organica de la Administracién Financiera del Estado. ~ Art. 85: Ley N® 18.593, de 9 de enero ‘de 1987, sobre tribunales electorales regionales. — Disposicién 1? transitoria: Ley N* 18.248, de 4 de octubre de 1983, que aprobé el Cédigo de Mineria. jcién 3 transitoria: D.L. N° 1 0, de 1976, que 216. Deben recordarse, junto a las diversas especies de leyes formales ya consideradas, los decretos con fuerza de ley dicta: dos para regir asuntos de materia legislativa, previa autoriza- cién por el legislador, tipo de legislaci6n permitida ya por la reforma de 1970 y que es ahora posible por estar reglamentada directamente en los arts. 61 y 50 N® 1 inc. 3", en relacién con ‘los arts, 82 N® 3, 82 inc. 7%, y 88 inc. 3°. Es del caso advertir que, segiin la tradicién siempre obser vada, cuando se dicta una ley de autorizacién a los cuerpos que en virtud de ella se promulgan se les da una enumeracién particular, y asi se los Hama, por ejemplo, D-FL. N® 2, aNruceDeNTES : ar 217, Los decretos leyes dictados sobre materias de tal naturale- za en Jos diversos perfodos de anormalidad institucional sufti- dos en nuestra vida politica no estén, por cierto, previstos en la Carta, pero su valor juridico no ha podido ser desconocido, por imponerse en raz6n de las circunstancias mismas en que fueron promnulgados. Gran parte de ellos han sido derogados 0 modificados en tiempos de plena vigencia democratica. 218. Las leyes se publican en el Diario Oficial desde el 1°.de marzo de 1877 todos los dias habiles, y su edicién leva nimero correlativo desde su fundacién. La enumeracién de las leyes resulta suspendida en los perfodos de anormalidad instituc nal, en los que se promulgan decretos leyes. La enumeracién correlativa de las leyes segtin su orden numérico estuvo a cargo del Consejo de Estado y, desde 1927, de la Céntraloria General de la Reptiblica (Ley N" 10.336). En relacién a los decretos eyes 0, cuando procede, a los decretos con fuerza de ley, la Contraloria dispone volimenes especiales separados. Es del caso anotar que al 11 de septiembre de 1973 la enumeracién llega- ba hasta el N*17.982, de manera que con posterioridad a la vigencia de la Constitucién de 1980 correspondié publicarse la Ley 17.983. Conviene tener presente que las ediciones de la Contraloria, que se realizan con intervalo m4s 0 menos prolon- gado en relacién a la fecha misma de publicacién de. las res- pectivas leyes, se completan con notas que contienen referencias pertinentes a otras leyes y a las normas de reglamentos y decre- tos que se vinculan a los cuerpos normativos que se insertan. 219. Debe incluirse entre las fuentes a los tratados internacio- nales, los cuales pueden contener normas juridicas de variada naturaleza y jerarquia, deben someterse a la aprobacién del Congreso, ratificarse y més adelante promulgarse y publicarse una vez canjeadas las ratificaciones o depositadas éstas res- pecto de los tratados multilaterales, Si en cuanto-a todos los tratados internacionales se debera analizar oportunamente su situacion en la jerarqufa normativa, merecerd una reflexin muy particular la ubicacién de aquellos que se relacionan con los derechos esenciales que deriven de la naturaleza hu- mana, contemplados en los tratados ratificades por Chile y que se encuentren vigentes, en atencién a la reforma consti- 28 "TRATADO DE DERECHO CONSTTTUCIONAL, nal de 1989 (arts. 32 N° 17, 50 N°1, 5 inc, 2°, 82 N°2e incisos 4, 5 y 6). 220. Los reglamentos de Jas Cémaras deben acordarse dentro del marco fijado por las disposiciones de la misma Carta y por el que contempla la ley orgénica constitucional sobre el Con- greso Nacional, prevista en sus arts. 48 N® 2 jnc. 2°, 71 inc. 2° y 117 inciso final, la cual, segdn se mencioné, fue promulgada con N° 18.918. A los reglamentos de las Camaras se refiere, por lo demés, directamente la letra de la misma Carta en el art. 58 inciso 2°, Bl reglamento de la Camara de Diputados fue apro- bado en sesiones de 10 y 12 de mayo de 1994, para comenzar a regir desde la publicacién en el Diario Oficial de 20 de mayo de una resolucién que aprobé su texto oficial de 16 del mismo mes. El Senado aprobé su reglamento en enero de 1993 y éste fue publicado el 20 de abril de 1993. En los reglamentos se contienen reglas minuciosas para el mejor cumplimionto de precep- 10s de la Constitucién, como, por ejemplo, tocantes a clausura de los debates (art. 58), derecho de intervencién en éstos de los Ministros de Estado (art. 37), votacién de las observaciones formuladas por el Presidente de la Repitblica (art. 70); 0 para completar materias no consideradas directamente en. ta Carta Punda- ‘mental, como la composicién y duracién de las mesas directivas de las Camaras, sistemas de estudio y discusi6n de los proyec- tos de ley (comisiones permanentes, discusién general y parti- cular, etc,), intervencién de los partidos politicos en su marcha interna, a través de los comités; o, en fin, para fijar el sentido y alcance de algunos freceptos, como de la facultad del Presidente de la Repiiblica de pedir urgen: i proyectos de ley (art. 71), a cuyo respecto se ha atribuido a las asambleas el derecho de graduar el apremio dentro del plazo méximo constitucional. 221, Merecerd particular andlisis en su oportunidad la determi nacién de la exacta colocacién en que ha de situarse, dentro de la jerarquia normativa, el Reglamento de su Organizaci6n y Funcionamiento dictado por el Consejo de Seguridad Nacio Oficial de 11 de mayo de 1988). ANTECADENTES 259 222. Entre las funciones confiadas por la Constitucién a la Corte Suprema se cuenta la superintendencia directiva, correc- cional y econémica sobre todos los tribunales de Ja nacién (art. 79). Pues bien, en el ejercicio de su superintendencia eco- némica, la Corte Suprema debe dictar aquellas normas genera- les que sirvan para la mejor realizacién de las tareas que le corresponden, lo que efectiia mediante los lamados autos acor- dados. Cuando éstos persiguen precisamente como objetivo pro- veer a la mejor realizacién de una fancién que la Carta ha confiado directamente al Poder Judicial, sin haber sido regla- mentada por el legislador, se convierten indiscutiblemente en una fuente de lo constitucional. Tal es, por ejemplo, la trascen- dencia que revisten los autos acordados que se refieren a la tramitacién de la accién indemnizatoria prevista en Ia letra i) del N*7 del art. 19, de 11 de agosto de 1983; al recurso de proteccién -consagrado en el art. 20-, de 27 de junio de 1992; al recurso de amparo, de 19 de diciembre de 1982, y al recurso de inaplicabilidad de las leyes inconstitucionales, de 22 de mar- x0 de 1982. 223. “Los reglamentos, decretos ¢ instrucciones del Presidente de la Reptiblica, en principio, se limitan a dar cumpli Constitucién y a las leyes, y no corresponderia considerarlos como fuentes inmediatas de Derecho Constit mos en la primera edicién de esta obra (t. II, pag. 67). Tal afir- macién debe ser revisada en atencién a que la potestad reglamentaria del Presidente se extiende ahora también, por la Constitucién de 1980, a “todas aquellas materias que no sean Propias del dominio legal” (art. 32 N*8). De tal modo, dicha potestad deriva directamente de la Carta cuando se apoya para decidir, funddndola en ella, en cualquier materia que pucda entenderse comprendida en la potestad reglamentaria amplia- da, 0 sea, més all de la simple ejecucién de las leyes, en lo que cabe considerar como el poder gubernamental, configurado di- Tectamente por la Carta al disponer ésta que la autoridad del Presidente “se extiende a todo cuanto tiene por objeto la conser vacién del orden piiblico en el interior y la seguridad externa de la Repablica, de acuerdo con la Constitucién y las leyes” (art. 24). Por otra parte, en algunas de sus disposiciones la Const tuci6n indica la necesidad de dar normas que se relacionen 00 "RATADO DE DERECHO CONST con el ejercicio de derechos consagrados en ella y cuya dicta. cién no confia explicitamente al legislador. Tal ocurre cuan- do establece que “las confesiones religiosas podrn crigir y conservar templos y sus dependencias bajo las condiciones de seguridad ¢ higiene fijadas por las leyes y ordenanzas” (art. 19 N6 inciso 2°), 0 que “las reuniones en las plazas, calles y demas lugares de uso ptiblico se regiran por las disposiciones generales de policia’ (art. 19 N° 14 inciso 2). Durante la vigen- cia de la Carta de 1925, los ejemplos eran mas numerosos, puesto que lo mismo ocurrfa en cuanto al otorgamiento de indultos particulares (art. 72 N? 12), respecto de los cuales el nuevo texto impone la necesidad de que el legislador fije las normas generales en relacin a las cuales debe ejercerse la facultad presidencial para otorgarlos (art. 32 N* 16), o en cuan- to a la concesion de personalidades jurfdicas, que ha dejado de ser facultad especial del Presidente de la Reptiblica (art. 72 N® 11 de la Constituci6n de 1925). 224. La jurisprudencia de los tribunales nacignales al resolver Jas controversias sometidas a su decisién se transforma en fuen- te constitucional indirecta, en cuanto el derecho que se aplica en el fallo envuelve interpretacién de alguno de los preceptos de Ja Carta. Cierto es que, segtin nuestro sistema de jurispru- dencia, el contenido de una sentencia tiene valor juridico di- recto exclusivamente inter partis, en relacién con el caso que se decide en ella (art. 3* del Cédigo Civil), pero emana de los fallos una doctrina cuya autoridad depende del nivel jerérqui- co y del prestigio de los jueces que los dictan, de modo que quienes resuelven posteriormente una situacién andloga no estén forzados a definirla en idéntico sentido, no obstante el innegable valor doctrinal que con frecuencia emana de las sentencias precedentes, no s6lo para magistrados judiciales de categoria inferior, sino a veces para los de rango igual o superior En el anilisis del problema de la jerarquia de las normas jurfdicas alcanzan particular importancia las decisiones que ‘adoptan aquellos tribunales cuya jurisdiccién comprende ca- balmente el pronunciamiento sobre asuntos de constituciona- lidad. ‘Debemos citar al respecto, en una situacién muy relevante, en primer érmino, al Tribunal Constitucional, cuya jurisdic ANTECHDENTES ze Gién recae en diversos aspectos y con efectos también muy diferentes, que se considerardn particularmente al tratar sobre este Srgano. No puede olvidarse que estén colocadas en la esfera de su competencia facultades que debe ejercer ya en forma preventiva, ya represiva, ya obligatorias, ya facultativas, vinculadas a normas juridicas de diversa jerarquia. Se ha publi- cado el texto de los fallos pronunciados por el Tribunal Consti- tucional desde el 4 de mayo de 1981 al 24 de septiembre de 1985 (Roles 1 a 38) y desde el 28 de diciembre de 1985 al 28 de junio de 1992 (Roles 35 a 150), ambos difundidos por la Editorial Juridica de Chile. Los textos se hallan asimismo inser- tos en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, % parte, seecién IV, Las 66 resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en el perfodo 1981-1989 son Ia materia que se analiza en un Re- pertorio de su jurisprucencia, dado a conocer por el sello de la Editorial Juridica de Chile, obra de Eugenio Valenzucla Soma- rriva, uno de sus miembros que redact6 varias de sus decisiones mas trascendentales. Se ha dado a la publicidad también un minucioso andlisis de la Jurisprudencia de! Tribunal Constitucio- nal, con ese titulo, por el profesor Patricio Zapata Larrain (Im- prenta Vis, 1994, 286 pags. ). En cuanto al ‘Tribunal Constitucional gue contemplaba la reforma de la Carta de 1925 dispuesta en 1970 por la Ley N® 17.284, alcanz6 a expedir 17 sentencias, que se insertaron tanto en el Diario Oficial como en la Revista de Derecho y Jurisprudencia; fueron publicados asimismo por la Editorial Jaridica de Chile en dos vohimenes. Hay otros érganos de raiz constitucional cuyas determina- ciones, en los asuntos que les han sido expresamente enco- mendados por la Carta, aleanzan indiscutible valor juridico como fuentes del derecho constitucional, Ast ocurre, en las respectivas materias de sn competencia, con cl Senado (art. 49 Nel, 2, 8, 4 y 8), el Thibunal Calificador de Elecciones y los tibunales electorales regionales (arts. 84 y 85), la Contraloria General de la Republica (art. 87), el Consejo de Seguridad Nacional (art: 96 letra b), el Banco Central (art. 97), los conse- jos regionales (art. 102) y los consejos comunales (art. 108). __ Sin duda las decisiones judiciales de asuntos contradicto- ios de mayor trascendencia, como fuente de derecho constitu- ional, son las que pronuncia la Corte Suprema en ejercicio de su facultad de declarar inaplicables, para los casos que resuel- we “TRATANO DE DERECHO CONSITRUGONAL va, los preceptos legales que pugnen con la Carta Fundamental 80) Los fallos de los tribunales de jurisdiccién ordinaria cuando se pronuncian sobre materias de caricter constitucional son, asimis- mo, de particular relevancia: el reclamo de desconocim privacién de la nacionalidad (art. 12), la accién de indemnizacién por error (art, 19 N®7 letra i), el recurso de proteccién (art. 20) el de amparo (art. 21), el desafixero parlamentario (art. 58 incis 2°24") y las contiendas de competencia (art. 79 inc. 2°). Para quien desee conocer el texto integro de las sentencias, procede recordar que respecto de las que expide, en sus diver sos grados, la jurisdiccién ordinatia, existi6, desde 1841, la Ga- ceta de los Tribunales, y que la Revista de Derecho 9 Jurisprudencia, que se viene editando desde 1903, luego érgano del Colegio de Abogados, constituye también, conjuntamente, desde 1951, en que desaparecié la Gacela, la publicacién oficial del Poder Judicial. En la actualidad esta a cargo de la Editorial Juridica de Chile, La Revista de Derecho y Jurisprudencia publicé durai mucho tiempo cinco mimeros por afio, en la actualidad s6lo partes: la primera, inserta estudios jurfdicos, la segunda, trans- cribe ficlmente las sentencias, precediéndolas por una sintesi de la doctrina que se desprende de sus “considerandos” y deci siones. El indice, en su aspecto mas valioso, se estructura a base de las’palabras claves que preceden a la transcripcién de cada fallo y que representa la formulacién del resumen doctr- nario, Durante largos afios, la segunda parte tuvo, a su vez, dos secciones: la primera, para transc: Suprema, y la segunda, las sentencias de las Cortes de Apel ciones. Gon posterioridad se han venido agregando otras cua- tro secciones, destinadas, respectivamente, a Derecho del Trabajo (8%), a la Justi al (48), al Derecho Piiblico (5%) y la ima (64), en la que se incluyen las sentencias del Tribunal Constitucional y las pertinentes a los Srganos jurisdiccionales creadlos por la ley antimonopolios (D.L. N° 211, de 1973). Desde 1976 se edita mensualmente la Gacela Juridica. Bajo el sello de la Editorial Cono Sur y la direccién del profesor de ‘al Mario Verdugo Marinkovic, es 6rgano jonal de Magistrados del Poder anTuceDENTES 08 otra de transcripcién de sentencias de la Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones. Presta, asimismo, valiosos servicios la consulta de Fall ‘Mes, publicacién que, con presteza y proximidad a su cién, selecciona y transcribe el texto de los fallos. 225. No debe confundirse la jurisprudencia con los dictémenes 0 informes de los Srganos que ejercen funcidn consultiva por mandato constitucional. En esta categoria corresponde colocar, en primer término, al Senado, corporacién entre cuyas atribuciones cuenta la de dar su dictamen al Presidente de la Republica en los casos en que éste lo solicite (art. 49 N? 10). Son también de este cardc- ter los informes que emita el Tribunal Constitucional sobre la inhabilidad que afecte al Presidente electo o sobre la renuncia j N®7y 82 N89); los en que el Contralor General de la Reptiblica, en Iugar de to- ‘mar raz6n, representa los decretos, reglamentos 0 resoluciones 9 cuando se pronuncia sobre los proyectos de decretos con fuerza de ley, los rechaza por ser contrarios a la Constitucién 0 je, a través de una resolucidn, acerca de un asunto que incide en materias constitucionales (art. 18 de la Ley Organica de la Contraloria y arts. 61 inciso 5* y 88 de la Carta); los nes del Consejo de Seguridad Nacional por los que su opinién con motivo de algari hecho, acto o materia que a su atente gravemente en contra de las bases de la institucio- lad o pueda comprometer Ia seguridad nacional o vincula- dos a movimientos de tropas (arts. 96 letras b) y c) y 60 N° 13) los dictémenes que el Presidente de la Repiiblica o los Minis- tros soliciten al Consejo de Defensa del Estado sobre determi- nadas materias juridicas (art. 1 N° 7 del D.L. N® 2.573, de 1979, modificado por la Ley N® 19.202, de 4 de febrero de 1998); los informes del Ministerio Pablico, al cual los tribunales pueden como, por ejemplo, en dad, etc. , tratindose de un sis- 04 “TRATADO DE DERAGHO CONSTITUCIONAL rfa, a tener forzosa acogida en la prictica constitucional o de- berian servir tan s6lo para precisar el sentido de los preceptos en términos que no contengan contradiccién formal con su letra, como ocurrié en cuanto aFhabito que se introdujo en orden a que el Jefe del Estado expusiera el estado politico y administrative de la Nacién ante el Congreso Pleno al comien- zo de la legislatura ordinaria, el cual fue recogido en la Carta de 1925 y restablecido en la préctica, sin el apoyo de la letra de la Carta de 1980, desde 1990. ‘Una costumbre observada en uso de una facultad discre- cional concedida por la Constitucién, ejercida siempre on determinado sentido dentro de Ja alternativa que se contem- plare en ella, no deberfa alterar, a nuestro juicio ~como lo hicimos presente en la primera edicién de este Tratado-, el contenido normativo de determinados preceptos. No se debe- ria, en efecto, sostener que en tal hipdtesis se configurarfa un precedente capaz de alterar su sentido y alcance sustancial. ‘Asi habria ocurrido segin algunos -a nuestro juicio exrénea- mente, segtin ya recordamos- por la circunstancia de haberse proclamado Presidente de la Reptiblica en tres oportunida- des seguidas a quienes fueran favorecidos tan s6lo con la primera mayorfa de los sufragios validamente emitidos por el cuerpo electoral. Fs evidente, entre tanto, el valor juridico que cabe atri- buir a practicas orientadas a esclarecer reglas de sentido du- doso en raz6n de la oscuridad o ambigtiedad de las expresiones usadas por la Ley Fundamental. Ello sucedié en varios casos durante la vigencia de la Carta de 1925, los que fueron re- sueltos a través de interpretaciones acogidas mediante pre- ceptos de leyes complementarias o de informes de comisiones parlamentarias aprobados Iuego’en pleno por la respectiva Camara, haciendo prevalecer en esa forma conclusiones que han sido incorporadas en Ia actual Constitucién, como, por ejemplo, respecto del estado de sitio decretado por el Presi- dente en receso del Gongreso (art. 72, 17 inc. 2° de la Carta de 1925) o en cuanto a la superposicién de convocatoria @ legislatura extraordinaria dispuesta por el Presidente de la Repiiblica y por el Presidente del Senado (art. 57 de la Cons- titucién de 1925). Hay prolongadas inobservancias de hecho que conducen @ ANTCRDENTES. 208 dejar en desuso mandatos constitucionales, como sucedié res- pecto del que imponfa al Congreso pronunciamiento sobre la cuenta gubernativa anual de inversién de los gastos ptiblicos (art. 43 N°1 de la Constitucién de 1925), facultad que las Cé- maras no ejercieron y que ha venido a desaparecer en la Cons- titucién de 1980. El uso inmoderado de ciertas atribuciones constitucionales ~ puede contribuir a distorsionar apreciablemente la ordenacin fundamental, como sucede, verbigracia, si la peticién de ur- gencia de los proyectos es formulada con tanta frecuencia por el Presidente que la facultad colegisladora del Congreso se ve por ello restringida més all de lo que el constituyente ha querido limitarla, Mas dificil se hace admitir el valor jurfdiep de précticas que sean sin duda contrarias, en forma o implicita, al texto consti- tucional, como las que se produjeron durante Ia vigencia de la Carta de 1925, en virtud del reiterado despacho de leyes que delegaban en el Presidente la facultad de dictar normas en asuntos legislativos. A ellas se recurrié con tal insistencia que condujo a darles cabida directa mediante la reforma dispuesta por la Ley N* 17.284, como lo contempla también el actual texto (art. 61). La influencia de los habitos politicos ha sido tan profunda en nuestro pais que, sin contradiccién formal con la Carta de 1833 y sin modificar norma alguna de ésta, con posterioridad a Ia reyolucion de 1891 se afirmé la interpretacién de que aque- lla Garta consagraba un régimen de gobierno parlamentario, que venia resultando tan sdlo de la evolucién de la vida politi- ca nacional, y que encontraba asidero en la letra de algunos de sus preceptos, concordantes con la preeminencia que cabia reconocer a la voluntad del Congreso. En la formacién de las practicas institucionales tienen sefia- lada importancia los acuerdos y resoluciones de los poderes paiblicos ~origen de las que el derecho inglés llama “conven- ciones de la Gonstitucién’-, en especial las determinaciones del Jefe del Estado y de las Cimaras, preparadas de ordinario en éstas por las conclusiones de los informes de sus comisio- nes, siendo la mayorfa de los més trascendentales aquellos ema- nados de la Comision de Constitucién, Legislacién, Justicia y Reglamento de una u otra corporacién. 26 ‘TRATADO DE DERECHO CONSTITUCEONAL 227. Reconozcamos finalmente, como fuente de interpretacién constitucional, el aporte que puede provenir de comentarios hechos por profesores 0 estudiosos de nuestras Cartas de 1833, 1925 y de Ia actual, a) Constitucién de 1833 La mencién de los tratadistas nacionales ha de iniciarse con José Victorino Lastarria, quien comenz6 su ensefianza en 1837. Se imprimicron en 1848 sus Elementos de Derecho Constitucional ‘Teorico, Positivo y Préctico, y en 1856, La Constitucién Politica de la Repriblica de Chile Comentada, Ambas obras se publicaron mas tarde en un solo volumen (Gante, 1855, 510 pags. Manuel Carrasco Albano (1834-1873) comenzé a escribir a los veintivin aiios su Constitucién Politica de la Reptiblica de Chi que comenta articulo por Ticenciado, i6n se publicé después de su fallecimiento (Lm- prenta de la Libreria de El Mercurio, 1874, 200 pags.) Jonge Hunceus Zegers ~profesor de Derecho Constitucional desde 1861, diputado por varios periodos, incluso presidente de la Cémara, senador, Ministro de Estado, Rector de la Univers dad de Chile-, después de una larga preparacién en la ensefian- vay en la politica, publicé su obra La Constituciin ante el Congreso, © sea, un comentario positive de la Constitucién chilena, cuya primera edicién, en dos tomos, es de 1879, y la segunda, nego de fallecido su autor en mayo de 1889, impresa en 1891, y en tercer tomo sus Estudios de Derecho Constitucional Comparado, escri- to poco antes de mori. El trabajo del sefior Huneeus, compara: do con todos los demas que se hicieron durante la vigencia de Ja Carta de 1833, brilla por su indiscutible superioridad. Es el re- sultado de su gran talento, profunda ilustracién y vastisima ex- periencia. Nadie podfa exponer mejor la préctica constitucional que quien influyera con su prestigio docente en el debate del pleno y de las comisiones parlamentarias y en las determinacio nes de las ramas legislativas durante treinta afios. El criterio de su juicio se revela siempre sdlido e ilustra sus opiniones con maestria en los antecedentes doctrinarios y con insuperable do- minio de los temas, aduciendo ejemplos de la practica nad En la crisis de 1891 tuvieron resonancia las explicaciones del profesor Julio Baiiados Espinoza, quien, en 1888, habla AvrECEDRTES 1 yublicado su Gobierno Parlamentario. El mejor ensayo sobre la indicada crisis es, a nuestro juicio, el de Ricardo Salas Edwards: Balmaceda y el parlamentarismo en Chile Debe citarse, como exposicién prolija que lega hasta 1833, en su primer y tinico volumen publicado, la Historia de Chile: la evolucién constitucional, de Luis Galdames. la solucién del conflicto religioso tuvo influencia el tra- bajo -requerido por el Arzobispado- del profesor de la Univer. sidad Cat6lica Roberto Peragallo Silva, inolvidable para quienes faimos sus alumnos, Iglesia y Estado (1923). Varias generaciones se sirvieron de un texto claro, metédi- co y didactico preparado por el prestigioso profesor del ramo de la Universidad de Chile Alcibiades Roldan: Elementos dz Dere- cho Constitucional de Chile, 1917. . b) Constitucién de 1925 En cuanto a la Carta de 1925, su primer comentario analitico deriva del profesor universitario José Guillermo Guerra. Habia integrado la Subcomisin Redactora de dicha Carta ¢ interve- nido directamente en sus debates a través de numerosos articu- los de prensa (La Nacién), recopilados después con el titulo de ‘Temas Constitucionales (1928). Su trabajo de mayor importancia € La Constitucién de 1925, en que refleja el aporte nacido de su docencia en las c4tedras de Filosofia del Derecho y de Derecho Constitucional en la universidad estatal. Se trata de una def sa entusiasta que un liberal escéptico hace de su texto, articulo lo, con apasionados juicios adversos al parlamentaris- mo criollo terminado en 1924, y muy favorable a la eficacia del Poder Ejecutivo, Diversos catedraticos, con el fin de a a sus alumnos, Publicaron textos dedicados a servirlos. Carlos Estévex Gazmnu- ni, de larga actuacién profesional, ensefié la asignatura duran- te cincuenta afios -treinta en Ia Universidad de Chile y los ‘iltimos veinte en la Universidad Catélica~ y en 1949 dio a ‘conocer sus Elementos de Derecho Constitucional. Gabriel Amunategui Jordan, que profess también largamen- te la asignatura en el principal establecimiento oficial, dejé no sélo su Manual, sino que Regimenes Pol Politicos y Principios generales de Derecho Constitucional. En merno- 28 ‘TRATADO DE DERECHO CONSTITUGIONAL tia y homenaje al sefior Amundtegui, la facultad en que enseaié publicé un hermoso volumen que contiene numerosos estu- dios sobre esta asignatura, Rafacl Raveau se sirvid de sus ensefianzas en la Universidad Catélica de Valparaiso para preparar su Tratado Elemental de icional Chileno y Comparado. licaron obras didacticas, pero dieron a conocer nu- No pu merosos ensayos sobre aspectos parciales que provenian de su ensefianza: Jorge Guzman Dinator ~que llegé a ser el profesor més antiguo del ramo- y José Marfa Cifuentes, hijo de don Abdén -a quien sucedié y que habia sido el primer profesor del ramo en Ja Universidad Catélica de Chile-, en cuya catedra se inicié el autor de esta obra y cuyas clases reflejaban la orato- ia tribunicia, Tuvicron mucha difusién y relieve los trabajos de Mario Bernaschina Gonzélez, quien edité tres veces su Manual de De- recho Constitucional. En la época final de la vigencia de la Carta de 1925 la literatura pertinente se hizo mucho mas abundante, y asi no pueden menos de citarse a Enrique Evans de la Cuadra —que Profesara la asignatura con gran talento y continuidad en la Universidad Catélica de Chile, ex Subsecretario de Justicia, par ticipante destacado cn la gestacién de diversas reformas consti- tucionales-, autor de los siguientes estudios publicados por la Editorial Juridica de Chile: Estatuto Constitucional del Derecho de Propiedad en Chile (1967), Relacién de la Constitucién Politica de la Repiiblica de Chile (1970) y Chile, hacia wna Constitucién contempo- rénea (1973). Carlos Andrade Geywitz asimismo proyecta la di- Jatada experiencia adquirida como funcionario del Parlamento en su valiosa obra Elementos de Derecho Constitucional Chileno (1971). La primera edicién de este Tralado se dio a conocer en 1963 y para su consulta conviene tener presente que el Tomo I fue redactado después de los Tomos I y IIL, y ello explica, en parte, el contenido de aquél. c) Constitucién de 1980 Es titil dar cuenta, en fin, de las obras de cardcter general que hasta ahora se han publicado comentando Ia preceptiva de la Constitucién de 1980, y cuyo mérito habra de ser ponderado ANTHCHDENTES 200 una vez que pueda apreciarse el valor de la contribucién que realicen: ~ José Luis Cea Egaita, Tratado de la Constitucién de 1980, Caracteristicas generales. Garantias Constitucionales (1988). ~ Enrique Evans de la Cuadra, Las Derechos Constitucionales (1986). ~ Hernan Molina Guaita, Derecho Constitucional (1994) = Emilio Pfeffer Urquiaga, Manual de Derecho Constitucional (1990). ~ Jorge Mario Quinzio Figueiredo, Tratado de Derecho Consti- tucional (1993). = German Urata Valenzuela, Manual de Derecho Constitucio- nal (1991). ~ Mario Verdugo Marinkovic, Emilio Pfeffer y Humberto Nogueira Alcala, Derecho Constitucional (1994) ‘Numerosos trabajos de los profesores citados y de otros catedraticos, de carécter monogréfico, que hemos consultado con gran provecho; se precisan en jografia de este tomo. Para terminar creemos justo reconocer cl valioso aporte que a la literatura jurfdica en materia constitucional han pro- porcionado las Jornadas de Derecho Piiblico, en cuyo patroci- nio se han turnado las Facultades de Derecho de cinco cuidadosa ¢ integramente insertos en las revistas de sus respec- tivas Escuelas de Derecho, gracias al dinamismo de sus directo- res y siendo justo nombrar entre éstos a Eduardo Soto Kloss (Universidad de Chile), José Luis Cea Egafia (Universidad Ca- tlica de Chil Mario Cerda Medina (Universidad de Con- cepci6n), Lautaro Rfos (Universidad de Valparaiso) y Alejandro Guzman Brito (Universidad Catélica de Valparaiso).

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