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3761 20 Procesos Especiales Mavila
3761 20 Procesos Especiales Mavila
htmlViernes, 7 de mayo
de 2010
Los Procesos Especiales en el Nuevo Código de Procedimientos Penales
Esa sobrecarga procesal tiene además relación con la expansión del Derecho
Penal sustantivo, es decir, con la hiperinflación penal, lo que causa no sólo
saturación procesal sino sobrecarga penitenciaria.
El Dr. César San Martín señala que la naturaleza de los procesos especiales es
buscar la simplificación del procedimiento, lo que está unido a la necesidad de
desarrollar programas de racionalización del juzgamiento en aquellos casos donde
esté claro el tema de la culpabilidad. Refiere que: “muy sentido es el problema de
los procedimientos penales, que exige resolver el papel de las especialidades y su
ámbito. Es interesante, al respecto, la lógica italiana en la que la simplificación y la
aceleración del procedimiento es el eje de estos procedimientos. Existen varios
modelos pero pienso que el del CDIPP Italiano es muy interesante, al igual que el
modelo francés, sin perjuicio de instaurar otras pautas propias a partir de nuestra
realidad”.
EL PROCESO INMEDIATO
El artículo 446 del CPP establece que los supuestos de hecho del proceso
inmediato son los de haberse sorprendido al imputado en flagrante delito; que el
imputado ha confesado la comisión de éste o que los elementos de convicción
acumulados durante las diligencias preliminares y previo interrogatorio del
imputado sean evidentes.
De otro lado debe concordarse este análisis con lo previsto en el Artículo 259 del
Código Procesal Penal, cuando establece que “la Policía detendrá, sin mandato
judicial, a quien sorprenda en flagrante delito”, normatividad que estaría fijando
aparentemente un criterio más amplio que al concebido en la CIDH.
Es necesario volver a resaltar que el Artículo 259 del Código define lo que
considera como flagrancia señalando que existe cuando el hecho punible es actual
y en esa circunstancia el autor es descubierto, o cuando es perseguido y
capturado inmediatamente después de haber realizado el acto punible (supuesto
de hecho de la cuasiflagancia) o incluso cuando es sorprendido con objetos o
huellas que revelen que acaba de ejecutarlo.
Por último, el Artículo 260 del nuevo código establece que “toda persona podrá
proceder al arresto en estado de flagrancia delictiva”.
Los estudiosos Arsenio Oré Guardia y Giuliana Loza han resaltado lo que
consideran “casos especiales” de proceso inmediato. El primero, en relación a si
procede el juzgamiento como proceso inmediato en los casos de pluralidad de
imputados, supuesto en el que opinan afirmativamente, siempre y cuando todos
los procesados se encuentren en los casos de flagrancia, confesión del delito o
cuando según los elementos de convicción acumulados por el Juez durante las
diligencias preliminares, previo interrogatorio de los imputados, sea evidente que
existió flagrancia o cuasi flagrancia.
En segundo lugar precisan que en los casos de delitos conexos que comprenden
a otros imputados, no se acumulará en el proceso inmediato el juzgamiento de
terceros salvo que esa circunstancia perjudique el libre esclarecimiento de los
hechos o cuando la acumulac4ión de actuados es indispensable.
Dentro de la Sección II del Libro Quinto del CPP se consideran como procesos por
razón de la función pública los siguientes:
Conforme al Artículo 449 del CPP sólo podrán ser procesados en este ámbito los
altos dignatarios a los que se refiere el Artículo 99 de la Constitución, esto es, el
Presidente de la República, los Congresistas, los Ministros de Estado, los
integrantes del Tribunal Constitucional, los miembros del Consejo Nacional de la
Magistratura, los Vocales de la Corte Suprema de la República, los Fiscales
Supremos, el Defensor del Pueblo y el Contralor General de la República. Estos
altos dignatarios podrán ser procesados por infracción de la Constitución o por
todo delito que cometen hasta por un plazo de cinco años posteriores al cese de
su función.
Para que proceda la incoación en este proceso penal especial se requiere que
previamente se interponga una denuncia constitucional en aplicación del
Reglamento del Congreso y la ley por el Fiscal de la Nación, el agraviado, o por
los congresistas, como consecuencia del procedimiento parlamentario o de la
resolución acusatoria de contenido penal aprobada por el Congreso.
Como advierte el jurista César San Martín será necesario entonces que con
carácter previo al procedimiento judicial se realice el procedimiento parlamentario
de antejuicio o acusación constitucional puesto que, citando a Montero Aroca,
refiere que se trata de tutelas judiciales privilegiadas. Es una suerte de garantía
política, que corresponde a la alta investidura de los procesados, la que establece
la necesidad de una autorización previa que otorga el Congreso en este tipo de
procesos.
El mismo tratadista informa que estando a lo previsto en el Artículo 89 del TUO del
Reglamento del Congreso la denuncia constitucional sólo puede ser interpuesta
por cualquier congresista y el agraviado, sin que pueda entablarse acción popular.
Presentada por escrito y acompañándose la prueba de la denuncia del agraviado,
será puesta a conocimiento de todos los congresistas leyéndose una breve sumilla
en la siguiente sesión del Pleno o de la Comisión Permanente.
Comoquiera que aún no podemos enjuiciar ningún caso interno en este tipo de
delitos bajo los parámetros normativos del nuevo Código Procesal Penal
queremos plantear algunos aspectos que se deducen de la jurisprudencia
comparada que pueden reeditarse en nuestro medio.
El Juzgado de origen había sostenido que la querella era admisible porque “los
delitos imputados deben ser analizados de acuerdo a la inmediatez que los
mismos pudieran causar a los querellantes”. Es decir, que a criterio del juzgador
originario, independientemente de la investidura del Presidente de la República de
Venezuela, los delitos imputados, por afectar en forma inmediata a la nación,
podían ser juzgados sin más trámite.
En este tipo de procesos, el tema de quien está facultado para denunciar y cuando
puede hacerlo, y a través de que mecanismo, que es el del antejuicio
constitucional, es fundamental. En el caso de los Presidentes de la República y de
altos dignatarios, la regla básica es que sólo podrán ser denunciados cuando
hayan culminado el ejercicio de sus funciones y sólo podrán ser denunciados,
mientras ejerzan funciones, por determinadas personas que ejercen la
representación del estado respecto de la cautela del erario nacional, porque la
condición de víctimas debe afectar directamente a los denunciantes, y en tanto
ello no se acredite está en cuestión la legitimidad para obrar de los peticionantes.
En el estatuto constitucional peruano sólo el supuesto de hecho de incapacidad
moral para el ejercicio del cargo es permisible mientras el Presidente de la
República se encuentra ejerciendo funciones y ello sólo es admisible para
sustentar la vacancia del cargo, más no para ser denunciado penalmente.
Este proceso se rige por las reglas y la estructura orgánica del proceso común con
la única salvedad de que necesariamente en la etapa de enjuiciamiento,
intervendrá un tribunal colegiado, es decir, que el imputado no podrá ser juzgado
por un Juez unipersonal. Pueden ser comprendidos en este procedimiento
especial todos los altos funcionarios hasta un mes después de haber cesado en
sus funciones. En caso de ser detenido en flagrante delito el agente deberá ser
puesto a disposición del Congreso o del Tribunal Constitucional en el término de
24 horas a fin de que se defina si se le priva o no de libertad y si procede o no el
enjuiciamiento.
Las prerrogativas de inmunidad de los congresistas y del Defensor del Pueblo que
presuntamente cometen delitos comunes que en la práctica les otorgan la
inmunidad del antejuicio así como los privilegios de no ser detenidos y no poder
ser sometidos a proceso sin previa autorización del Congreso son conocidas como
el aforamiento cuando se refieren a la imputación de delitos comunes.
Otro caso es el del congresista Leoncio Torres Ccalla, quien fue denunciado por
una de sus asistentes por haberla violado aprovechando de su situación de
parlamentario y empleador de la víctima, el mismo que viene siendo juzgado,
habiéndose viabilizado el trámite del antejuicio de un modo rápido y célere dada la
gravedad del delito y la evidencias de su perpetración ya que el referido
congresista fue grabado en un video aceptando el delito, al referir que “los
hombres a veces hacemos burradas”, declaración que fue difundida en todos los
medios de opinión y tuvo un particular impacto mediático. Dada la evidencia de la
perpetración del delito, el procedimiento del antejuicio fue breve y el congresista
se encuentra sometido al proceso penal correspondiente.
El artículo 454 del CPP establece dos niveles de juzgamiento para los delitos de
función perpetrados por otros funcionarios públicos distintos de aquellos que
tienen el rango de altos dignatarios según:
En este tipo de procedimientos habrá que establecerse como paso previo si quien
tiene el ejercicio real, aunque no formal del cargo de funcionario público, puede
ser considerado como sujeto activo de los delitos contra la administración pública,
tal como el peculado. Este asunto fue resuelto en el Exp. Nº 2758-2004-HC/TC, en
la Sentencia del Tribunal Constitucional referida al caso de Luis Guillermo Bedoya
de Vivanco, quien se desempeñaba como Alcalde del distrito de Miraflores cuando
recibió dinero de Vladimiro Montesinos Torres, el Jefe real del Servicio de
Inteligencia Nacional, para destinarlo a su campaña electoral de congresista.
La defensa de este último postuló que éste no podía ser considerado partícipe
porque esa figura penal sólo puede presentarse en la etapa de preparación o de
ejecución del delito y que el delito de peculado se consuma con la apropiación de
fondos públicos, por lo que al haber Vladimiro Montesinos entregado dichos
caudales en un momento posterior a la consumación del delito que él perpetró, ya
no podía haber participación delictiva de quien recibió dichos fondos.
En el voto singular del Dr. Juan Bautista Bardelli se resaltó que no puede darse
una creación judicial de supuestos no previstos en la ley porque ello vulnera el
principio de legalidad porque no se puede sancionar como autor de delito de
peculado a quien sin tener formalmente la condición de funcionario público ejerce
de facto dicha función.
Los demás magistrados del TC, los Doctores Alva Orlandini, Gonzales Ojeda y
García Toma, refutaron este último argumento señalando que era el accionante
(Bedoya Reyes) quien cuestionaba los criterios dogmáticos adoptados por la
judicatura penal, ratificando que ello no podía ser objeto de discusión en el
proceso de habeas corpus, sin embargo resaltaron que el “principio de legalidad
penal se configura como un principio pero también como un derecho subjetivo
constitucional frente a la creación de delitos y faltas y su consecuente agravación
o incluso respecto de la aplicación de determinados tipos penales a supuestos no
contemplados en ellos”.
EL PROCESO DE SEGURIDAD
El Proceso de Seguridad.
En otras palabras por una mera presunción de peligrosidad sin haber existido
delito no es posible la aplicación de una Medida de Seguridad e incluso
habiéndose incurrido en conducta delictiva, si no existen motivos fundados de
riesgo de darse la reiterancia, tampoco es aplicable esta medida.
Ello sucedió en el caso del padre del sargento Eduardo Edwin Tejada Ramirez,
quien fue abogado asimilado al Ejército Peruano y se desempeñó en la zona de
emergencia cuando su hermano se suicidó lo que hizo que el militar denunciara a
su padre, quien luego de ser evaluado presentaba un trastorno psicótico agudo, de
tipo paranoide por lo cual la Sala Penal dispuso su internación por 10 años en el
nosocomio del sector público de la capital. Habiéndose extraviado el Expediente y
rehecho desde el año 1996 se dispuso la realización de una Pericia Psiquiátrica a
ser aplicada en el Instituto de Medicina Legal, la misma que concluyó
estableciendo que “el procesado no presenta síntomas psicóticos activos
requiriendo una evaluación psiquiátrica ambulatoria y periódica”, por lo cual
dispusieron el cese de la medida de internamiento impuesta.
Un caso que tuvo cierto impacto en nuestro medio fue el de la vedette Mónica
Adaro quien denunciara a los periodistas Magali Medina Vela y Ney Victor
Guerrero por Delito contra la Libertad- Violación de la Intimidad porque difundieron
televisivamente escenas sexuales íntimas de dicha persona a través del programa
que desarrollaban en una secuencia que denominaron el de las “prostivedettes”
reconociendo haber procedido sin autorización a filmar escenas sexuales privadas
de la agraviada.
De hecho el proceso especial que crea el nuevo Código permitirá tramitar estos
casos con mucha mayor celeridad y facilitará que el ofendido y el agraviado
pueden tener una posibilidad de salida compositiva que limite el uso del sistema
penal y los encauce dentro de un proceso engorroso y complejo.
El estudioso César San Martín cita a Pedro Butrón Baliña, quien habría señalado
que el principal objeto de negociación es la pena y ya no importa el cargo que se
imputa o que se pacte una pena distinta de la que está prevista legalmente. Es
decir, el pacto no se ciñe necesariamente al sistema de penas previsto
normativamente porque la naturaleza del proceso de terminación anticipada es
constituir una transacción o un pacto entre los sujetos que son adversarios en el
proceso penal para cortar la secuela de la continuación de éste.
Es la expresión en el ámbito procesal del Derecho Penal premial a través del cual
se otorga una suerte de premio estatal o de respuesta penal atenuada, precedida
de una investigación policial sin mayor intervención del Ministerio Público,
orientada a corroborar si la declaración del arrepentido es verdadera y útil para la
investigación criminal.
El Dr. César San Martín, citando al colombiano Francisco Sintura Varela da cuenta
que los principios de este procedimiento serían los de eficacia, proporcionalidad,
condicionalidad, formalidad y oportunidad.
El Dr. Pablo Sánchez Velarde, aparte de los principios ya señalados añade dos
que son trascendentes:
• El segundo principio se refiere al control judicial porque si bien es cierto toda esta
tramitación es dirigida por el Fiscal, resulta imprescindible la aprobación judicial.
El artículo 475 del CPP establece que las diligencias previas a la Colaboración
Eficaz son principalmente las reuniones del Fiscal con el colaborador y su
abogado, donde se llega a un primer acuerdo sobre la procedencia del beneficio.
El Fiscal puede optar por una etapa de corroboración en la cual contará con el
aporte de la policía y se producirá un Informe Policial o por la preparación del
Convenio Preparatorio. En éste se dejará constancia de la calidad de la
información ofrecida, la naturaleza de los cargos y los beneficios a otorgarse.
Ambos trámites concluyen en la elaboración del Acta de Colaboración Eficaz.
El artículo 482 del CPP establece que los Jueces de Paz Letrado conocerán los
casos de faltas y donde éstos no existan lo harán los Jueces de Paz no letrados
siendo el recurso de apelación del ámbito de competencia del Juez Penal.
Luego de hacer una breve relación de los cargos el Juez intentará la conciliación y
la celebración de un acuerdo de reparación. Si ésta se produce concluye el
proceso, en caso contrario, se preguntará al imputado si admite su culpabilidad, si
éste lo hace y ya no se requirieran nuevos medios de prueba, el Juez dictará el
fallo inmediatamente sin debate previo. La sentencia puede pronunciarse
verbalmente y se protocolizará por escrito en dos días.
La audiencia será de una sola sesión pudiendo suspenderse máximo por tres días,
de oficio o a pedido de parte, cuando sea imprescindible la actuación de un medio
probatorio. Escuchados los alegatos orales el Juez dictará sentencia en ese acto o
dentro de tercero día.
Pareciera que la utilidad más notoria que puede tener el proceso de faltas estará
relacionada al enjuicimiento del maltrato físico o psicológico en relaciones de
pareja, o en los injustos patrimoniales de bagatela. En el primer ámbito, en la
actualidad se somete los casos de maltrato se someten a la jurisdicción de Jueces
de Paz Letrados pero el trámite sigue siendo tan dilatorio que muchas veces no se
satisfacen ni el interés del procesado de resolver el asunto ius punitivo a la
brevedad ni las expectativas de la víctima.