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PRECIS RETÓRICA

Fecha: 24 de marzo de 2018

Tema: Un mundo desbocado, los efectos de la


globalización en nuestras vidas. México

Conceptos aportados: Globalización, riesgos.

Debate del artículo: Los riesgos que acarrea la modernización,


cambios en la familia, entrada de la mujer al mercado laboral,
características de la sociedad industrial moderna.

¿Argumentos a favor o en contra? A favor

Giddnes, A. (2000). Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas.


México. Taurus., grupo Santillana de Ediciones, S.A.
Aportes del autor
Precisa Giddnes: “La globalización influye en la vida diaria tanto como los acontecimientos
que se suceden a escala mundial”. (Giddnes, A, p, 5). Esta frase expresa, tanto la forma
como el autor concibe la globalización, tema del estudio, como la línea orientadora del
mismo, expresada, según sus palabras, “este libro incluye una extensa reflexión sobre la
sexualidad, el matrimonio y la familia. En muchas zonas del mundo las mujeres están
reclamando una autonomía mayor que la que han gozado hasta ahora y están entrando en el
mercado laboral masivamente. Estos aspectos de la globalización son al menos tan
importantes como los que se producen en el mercado global”. Cada uno de estos aspectos, a
criterio del autor han recibido un especial impacto de la globalización, una de las principales
características de la sociedad posmoderna.
La globalización, como realidad social y como elemento de la cultura posmoderna,
representa lo que muchos consideran como pequeñez del mundo ante los avances y
alcances de la tecnología, especialmente la de la comunicación. “En un mundo globalizado,
donde se transmiten rutinariamente información e imágenes a lo largo del planeta, todos
estamos en contacto regular con otros que piensan diferente y viven de forma distinta que
nosotros. Los cosmopolitas aceptan y abrazan esta complejidad cultural. Los
fundamentalistas la encuentran perturbadora y peligrosa. Y ya sea en los ámbitos de la
religión, la identidad étnica o el nacionalismo, se refugian en una tradición renovada y
purificada, con bastante frecuencia, en la violencia”. (Giddnes, p, 5). Como escribió el
sociólogo canadiense Marshall McLuhan: “el mundo es una aldea”. (McLuhan, M., 1965). Su
impacto es notorio en todos los aspectos de nuestra vida y quehacer; lo es tanto como para
llegar a reestructurarla, a tenor de Giddnes: “La globalización está reestructurando nuestro
modo de vivir, y de forma muy profunda. La globalización influye en la vida diaria tanto como
en los acontecimientos que se suceden a escala mundial”. (Giddnes, p, 5).
Otro de los aspectos señalados por el autor en su tratado es el tema del lugar del ser
humano en todo este proceso de desarrollo científico y tecnológico característico de la
globalización, especialmente la actitud que éste debe asumir ante una realidad, a la vez tan
inevitable como influyente. “Nunca seremos capaces de ser los amos de nuestra historia,
pero podemos y debemos encontrar maneras de controlar las riendas de nuestro mundo
desbocado”. (Giddnes, p. 5). En este mismo sentido se pronuncia Heidegger, hablando de la
antropología de Kant y citando a Scheler, al escribir: “Ninguna época ha sabido conquistar
tantos y tan variados conocimientos sobre el hombre como la nuestra, sin embargo, ninguna
época ha conocido al hombre tan poco como la nuestra”. (Gevaert, J., 1984, pág.13, citando
a M. Scheler). Es un reto del hombre posmoderno que, si no puede intervenir su historia,
encuentre la manera de controlar su mundo y los efectos de éste en su vida.
“Tenemos que seguir democratizando las instituciones existentes y hacerlo de forma que
respondan a las demandas de la era global”, escribe Giddnes, con lo que se indica el papel
del ser humano en todo este proceso de crecimiento y desarrollo de la tecnología actual. Los
cambios, los avances y las conquistas del mundo no pueden ser ajenas al hombre, del
mismo modo, no lo pueden ser su interés por garantizar su bienestar, promoviendo todo lo
que sirva para enaltecer su condición y dignidad personal. La globalización no dejará de ser
un fenómeno social, tan peligroso como avanzado, si no promueve las condiciones que
favorezcan la vida y condición del ser humano, tanto a nivel individual como colectivo, y al
contrario, es empleado por las minorías para seguir aumentando su poder y dominio:
manipulación y control sobre las mayorías, y los países poderosos imponer sus condiciones
sobre los menos favorecidos.
Para Giddnes, la globalización, como fenómeno social, político, cultural y económico de la
época actual, comporta una serie de efectos favorables y perniciosos a los cuales debemos
hacer frente. Por ejemplo, la globalización contribuye a las presiones y tensiones que afectan
los modos tradicionales de vida en la mayoría de las regiones mundiales. La familia
tradicional está amenazada, está cambiando y lo seguirá haciendo; también las tradiciones
vinculadas a la religión, a la vida social, la vida cotidiana; las costumbres experimentan
grandes transformaciones.
La globalización comporta una serie de riesgos que se constituyen en una amenaza tanto
para el hombre como para sus instituciones. Fundamentalismos versus tolerancia; donde se
transmiten rutinariamente información e imágenes a lo largo del planeta, todos estamos en
contacto regular con otros que piensan diferente y viven de forma distinta a nosotros;
mientras los cosmopolitas aceptan y abrazan la complejidad cultural de la globalización y la
posmodernidad, los fundamentalistas la conciben como perturbadora y peligrosa; la
globalización promueve la expansión de la democracia, paradójicamente, al mismo tiempo
expone sus límites.
Ante toda esta situación, referida por el autor como derrumbe del mundo o “mundo
desbocado”, hay una gravísima responsabilidad que no podemos obviar. Ciertamente el
hombre ha provocado toda esta situación, evidentemente en beneficio del mismo hombre y
de la sociedad: promoción del desarrollo; pero se le ha “salido de las manos” a causa de la
ambición y de las ansias de poder y de dominio que caracteriza al ser humano. Si el mundo
se “desboca”, ahí está el hombre para repeler, para frenar su estampida. Para ello cuenta
con su inteligencia y voluntad, la educación, su capacidad resiliente, su sentido de la
responsabilidad y su necesidad de preservar la vida y todo lo que la rodee: bienestar,
armonía, paz. Como reseña Giddnes, podemos confiar en que triunfe una actitud
cosmopolita. La tolerancia de la diversidad cultural y la democracia están estrechamente
ligadas, y la democracia se está extendiendo por el mundo.
El apoyo de su planteamiento lo realiza
Argumentando que la globalización está ligada a una serie de aspectos favorables y
desfavorables; posibilidades y riesgos que la convierten en un reto para la sociedad del siglo
XXI.
Arguye también que la globalización “no es sólo cuestión de que la gente añada parafernalia
moderna a sus vidas: vídeos, aparatos de televisión, ordenadores personales; vivimos en un
mundo de transformaciones que afectan casi a cualquier
aspecto de lo que hacemos. Para bien o para mal nos vemos propulsados a un orden global
que nadie comprende del todo, pero que hace que todos sintamos sus efectos.
Puede que globalización no sea una palabra particularmente atractiva o elegante, pero
absolutamente nadie que quiera entender nuestras perspectivas puede ignorarla. No hay un
solo país en el que la globalización no esté siendo exhaustivamente discutida”. (Giddnes, p,
6).
El propósito del autor.
Mostrar, mediante su discurso sobre la globalización que ésta forma parte de un período
crucial de transición histórica, cuyos cambios no hacen acepción de culturas.
Precisar que la era de la globalización es un tiempo de cambios que no se limitan a una zona
concreta del plante, sino que se extienden prácticamente a todos los lugares a través de su
proceso e impacto de la ciencia, la tecnología y el pensamiento racional.
Hace un llamado de atención para que, así como todos nos servimos de los beneficios y
aporte de la globalización, también aprendamos que hay una serie de efectos perniciosos
que afectan la estabilidad de diversas instituciones humanas que necesitan ser sometidas a
un proceso de reingeniería. “La impotencia que experimentemos no es señal de deficiencias
de nuestras instituciones. Necesitamos reconstruir las que tenemos o crear otras nuevas.
Pues la globalización hoy no es accesoria en nuestras vidas”. (Giddnes, p, 11).
El mensaje está dirigido a:
Giddnes emplea un lenguaje universal para que lo entienda todo lector interesado en conocer
qué es la globalización, cuáles son sus implicaciones, límites y alcances. Por otro lado, es
una invitación a posar nuestra mira en la globalización con optimismo y compromiso, porque,
así como hay muchos factores favorables, hay otros que necesitan ser replanteados y
recompuestos. La globalización es un giro en las propias circunstancias de nuestra vida. Es
la manera en que vivimos ahora (Giddnes, p, 1).
Preguntas que surgen respecto de la investigación:
1. ¿Cómo entiende Giddnes la globalización?
 Como una serie completa de procesos, y no uno sólo. Sostiene el autor que la
globalización está reestructurando, de forma profunda, nuestros modos de vivir.

 Ésta lleva la impronta del poder político y económico estadounidense y es altamente


desigual en sus consecuencias, afectando, inclusive a la sociedad estadounidense, su
principal mentor.
2. ¿Cuáles son los riesgos de la globalización?

 Así como ofrece importantes aportes a la sociedad posmoderna, trae consigo una
serie de riesgos e incertidumbre, especialmente las relativas a la economía electrónica
globalizada. En el caso de la ciencia, aquí el riesgo tiene doble filo. Está
estrechamente ligado a la innovación. La adopción activa de riesgos económicos y
empresariales es la fuerza motriz de la economía globalizada. (Giddnes, p, 10).
3. ¿Cuál es la relación existente entre Globalización, ciencia y tecnología?
 Globalización, ciencia y tecnología son los elementos de un triángulo que representa
avance, desarrollo, progreso y destrucción para la sociedad posmoderna. Algunas de
las tendencias que se suponía harían la vida más segura y predecible para el ser
humano, incluido el progreso de la ciencia y la tecnología, tienen a menudo el efecto
contrario. Ejemplo de ello es el cambio climático global y sus riesgos inherentes, que
resultan probablemente de nuestra intervención sobre el medio ambiente. Sus
reacciones no son fenómenos naturales. Ciencia y tecnología están inevitablemente
implicadas en nuestros intentos por contrarrestar tales riesgos, pero han contribuido
también y, en primer lugar, a crearlos. (Giddnes, p.14).

Bibliografía

Giddens, Anthony (2007). Un mundo desbocado, los efectos de la globalización en


nuestras vidas. México. Taurus.

Gevaert, J. (1984). El problema del hombre. España: Salamanca, Sígueme.

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