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Las soluciones salinas hipertónicas (3.5 y 5%) se utilizan para corregir déficits graves
de sodio
Suele utilizarse solución salina hipertónica (7.5%) como modalidad terapéutica en
pacientes con lesiones cerradas de la cabeza. Está demostrado que incrementa la
perfusión cerebral y disminuye la presión intracraneal, lo cual, reduce el edema
cerebral. Un efecto negativo importante preocupa es el incremento de hemorragias, ya
que la solución salina hipertónica es un vasodilatador arteriolar.
Las soluciones coloidales con partículas de menor tamaño y peso moleculares más bajos
tienen un efecto oncótico mayor, pero se conservan en la circulación durante un periodo
más corto que los coloides más grandes y de peso molecular más alto.
Las soluciones de hidroxietil almidón son otro grupo de expansores del plasma y
soluciones para restitución del volumen. Los hetalmidones se producen por hidrólisis de
amilopectina insoluble, seguida de un número
variable de sustituciones de grupos carbono por grupos hidroxilo en las moléculas de
glucosa. La administración de hetalmidón puede provocar alteraciones hemostáticas que
suelen relacionarse con disminución de los factores de von Willebrand y VIII, y su uso
podría ocasionar hemorragia posoperatoria en pacientes que han sido sometidos a
operación de corazón o neurológica.30,31 El hetalmidón también puede inducir
disfunción renal en enfermos con choque séptico y en receptores de riñones obtenidos
de donantes con muerte cerebral.32,33 En la actualidad, el hetalmidón desempeña un
papel limitado en la reanimación masiva porque causa coagulopatía y acidosis
hiperclorémica (debido a su contenido alto de cloruro).
Las gelatinas son el cuarto grupo de coloides que se elaboran a partir de colágenas
bovinas. Los dos tipos principales son gelatina unida a urea y gelatina succinilada. Al
igual que otros expansores artificiales del volumen plasmático, se ha demostrado que
altera el tiempo de coagulación sanguínea.
La fórmula que se utiliza para estimar la cantidad de agua necesaria a fin de corregir la
hipernatriemia es la siguiente:
En la hipernatriemia crónica es necesario llevar a cabo una corrección incluso más lenta
(0.7 meq/h), ya que la corrección muy rápida suele originar edema cerebral y
herniación.
En la mayoría de los enfermos es aceptable la restitución oral o intestinal, o se puede
recurrir a la restitución intravenosa con solución salina normal al 0.45 o al 0.22%.
Además, deben llevarse a cabo valoraciones neurológicas y de la concentración sérica
de sodio frecuentes.
Hiponatriemia. Casi todos los pacientes con esta alteración pueden tratarse
restringiendo el agua libre y, si es grave, se administra sodio.
Cuando existen síntomas neurológicos se utiliza solución salina normal al 3% a fin de
incrementar el sodio no más de 1 meq/L por hora hasta que la concentración sérica de
sodio sea de 130 meq/L o mejoren los síntomas neurológicos.
Magnesio
Hipermagnesiemia. El tratamiento consiste en medidas para suspender las fuentes
exógenas de magnesio, restituir el déficit de volumen y, si existe, corregir la acidosis.
A fin de tratar los síntomas agudos, se administra cloruro de calcio (5 a 10 ml) para
contrarrestar los efectos cardiovasculares. Si persisten los valores elevados o los
síntomas, quizá sea necesaria la hemodiálisis.
Una fórmula que se utiliza con frecuencia para calcular los líquidos de sostén es la
siguiente:
Para los primeros 0 a 10 kg Administrar 100 ml/kg/día
Para los siguientes 10 a 20 kg Administrar 50 ml/kg/día adicionales
Para un peso >20 kg Administrar 20 ml/kg/día
Por ejemplo, una mujer de 60 kg recibiría un total de 2 100 ml de líquidos todos los
días: 1 000 ml para los primeros 10 kg de peso corporal (10 kg × 100 ml/kg/día), 500 ml
para los 20 kg de peso corporal siguientes
(10 kg × 50 ml/kg/día) y 80 ml para los últimos 40 kg de peso corporal (40 kg × 20
ml/kg/día).
Diapo 10
Una estrategia alternativa es reponer las pérdidas de agua diarias calculadas en orina,
heces y pérdidas insensibles con solución salina hipotónica y no con agua sola, lo cual
aporta un poco de sodio a los riñones para que ajusten la concentración.
Aunque no debe haber indicaciones médicas “sistemáticas” para líquidos de
mantenimiento, estos dos métodos permiten el uso adecuado de glucosa al 5% en
cloruro de sodio al 0.45% a razón de 100 ml/h como tratamiento inicial; se agrega
potasio para los pacientes con función renal normal.
Revisar la estimación del estado del volumen y las anomalías electrolíticas preexistentes
antes de la intervención. El diagnostico del déficit de volumen es sobre todo clínico.
Antes de la operación deben corregirse los déficit de volumen agudos.