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Competencias comunicativas

Presentado por:

Carlos Ernesto Calderón Marulanda

Tutor:

Nohra Novoa Vargas

Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Agronomía

Competencias Comunicativas – 90003

Grupo: 90003_308

2018 – I
Introducción

El discurso narrativo es el contexto que se utiliza para redactar textos que contengan

escritos tales como novelas, cuentos, fabulas, etc. Donde exige al escritor a redactar un

escrito que sea claro y comprensible, donde el lector no tenga ninguna dificulta de asociarse

con el texto. Ya que no es lo mismo contar una historia o un cuento para niños, que

escribirlo; ni siquiera es lo mismo contar chistes a un amigo que escribirlos para un lector.

Siempre y cuando se tenga claro los tipos de géneros que existen en el discurso

narrativo como lo son el fáctico, cotidiano y el ficticio va a ser de gran facilidad para el

escritor que los lectores comprendan los textos en sus diferentes géneros.
Texto Fáctico:

Ecopetrol puede garantizar más demanda de etanol para gasolina, dice su presidente

Ante el incremento de la mezcla de etanol con la gasolina del 8% al 10%, Felipe

Bayón, presidente de Ecopetrol y miembro de la Junta Directiva de Bioenergy, uno de los

proyectos estratégicos de la petrolera, aseguró que la empresa está lista para atender la

demanda. “Estamos listos para suministrar más etanol a través de Bioenergy, la mayor

planta de alcohol carburante ubicada en los Llanos, con una capacidad de producir

500.000 litros por día”, dijo el directivo.

Por su parte, Walfredo Linhares, presidente de Bioenergy, señaló que para lograr

esta producción, “al cierre de 2017, Bioenergy cuenta con más de 17.000 hectáreas de caña

de azúcar sembrada”.

De acuerdo con la medida adoptada por el Ministerio de Minas, el aumento de la

mezcla que entró en vigencia desde este miércoles, regirá para Bogotá, Medellín, Cali,

Barranquilla, Cartagena, Montería, Bucaramanga, Villavicencio, Pereira, Manizales, Ibagué

y Pasto. Hoy, la mayor parte del mercado lo atienden las destilerías de los ingenios del

Valle, cuya producción conjunta es de 1,5 millones de litros por día.

Asimismo, Jorge Bendeck, presidente de la Federación Nacional de

Biocombustibles de Colombia (Fedebiocombustibles), consideró que el país podrá cubrir

los requerimientos del mandato de mezclas sin necesidad de importar etanol.

Explicó que el uso de etanol en la mezcla de gasolina reduce en 74% la emisión de

gases de efecto invernadero y genera menos material particulado, ya que diluye la cantidad
de azufre en la gasolina e incrementa el contenido de oxígeno, lo que permite que la

combustión sea completa. (El País, 2018)

Texto Cotidiano.

—Doctor, tengo un problema: ¡Me gustan las mujeres!

—Pero eso no es ningún problema, eso es normal.

—No, es que a mí me gustan al horno y con papas, je je... (Pescetti, 2008).

Texto Ficticio.

Simón el bobito

Simón el bobito llamó  al pastelero:

¡a ver los pasteles, los quiero probar!

-Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero

ver ese cuartillo con que has de pagar.

Buscó en los bolsillos el buen Simoncito

y dijo: ¡de veras! no tengo ni unito.

A Simón el bobito le gusta el pescado

Y quiere volverse también pescador,

Y pasa las horas sentado, sentado,

pescando en el balde de mamá Leonor.


Hizo Simoncito un pastel de nieve

Y a asar en las brasas hambriento lo echó, 

pero el pastelito se deshizo en breve y apagó las brasas y nada comió. 

Simón vio unos cardos cargando viruelas

Y dijo: -¡qué bueno! las voy a coger.

Pero peor que agujas y puntas de espuelas

Le hicieron brincar y silbar y morder.

Se lavó con negro de embolar zapatos

porque su mamita no le dio jabón,

y cuando cazaban ratones los gatos

espantaba al gato gritando: ¡ratón!

Ordeñando un día la vaca pintada

le apretó la cola en vez del pezón;

y ¡aquí de la vaca! le dio tal patada

que como un trompito bailó  don Simón.

Y cayó montado sobre la ternera

y doña ternera se enojó  también 

y ahí va otro brinco y otra pateadera


y dos revolcadas en un santiamén.

Se montó en un burro que halló en el mercado

y a cazar venados alegre partió, 

voló por las calles sin ver un venado,

rodó por las piedras y el asno se huyó. 

A comprar un lomo lo envió  taita Lucio,

y él lo trajo a casa con gran precaución

colgado del rabo de un caballo rucio

para que llegase limpio y sabrosón.

Empezando apenas a cuajarse el hielo

Simón el bobito se fue a patinar,

cuando de repente se le rompe el suelo

y grita: ¡me ahogo! ¡vénganme a sacar!

Trepándose a un árbol a robarse un nido,

la pobre casita de un mirlo cantor,

desgájase el árbol, Simón da un chillido,

y cayó en un pozo de pésimo olor


Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco:

y volviendo a casa le dijo a papá: 

taita yo no puedo matar pajaruco

porque cuando tiro se espanta y se va.

Viendo una salsera llena de mostaza

se tomó un buen trago creyéndola miel,

y estuvo rabiando y echando babaza

con tamaña lengua y ojos de clavel.

 Vio un montón de tierra que estorbaba el paso

y unos preguntaban ¿qué haremos aquí?

bobos dijo el niño resolviendo el caso;

que abran un grande hoyo y la echen allí

Lo enviaron por agua, y él fue volandito

llevando el cedazo para echarla en él 

así que la traiga el buen Simoncito

seguirá su historia pintoresca y fiel (Pombo, 1833).


Autobiografía

Mi nombre es Carlos Ernesto Calderón Marulanda, nací el 23 de mayo de 1990; mi

padre se llama Carlos Ernesto Calderón Arias (Independiente), mi madre Aydee Marulanda

de Calderón (Ama de Casa).

Realice mi primaria en la escuela San Juan Bosco, donde la directora era una monja

(La hermana María). Recuero tanto que no era una escuela muy grande solo había un salón

por curso, existía una tienda donde la señora que no recuerdo su nombre vendía unas papas

aborrajadas a 200 pesos donde el ají me delataba porque aparte del aliento que me dejaba,

por lo regular siempre me lo echaba encima del uniforme. La escuela quedaba muy cerca a

la casa de donde mi mamita (mamá de mi papá) donde por lo regular cuando no me podía

recoger mi mamá en su bicicleta, me tocaba irme a pie para allá. Prefería casi siempre irme

para donde mi mamita, pues en la tienda de la esquina había una máquina de video juegos y

me la podía pasar jugando horas y horas sin que me diera hambre o alguna necesidad

fisiológica. El bachillerato lo realicé en la Institución Educativa del Valle, donde empecé en

el horario de la tarde donde mi mamá no estuvo muy de acuerdo porque esa jornada estaba

muy estigmatizada; Hizo hasta lo imposible para que el siguiente año me pasaran para la

jornada de la mañana. Yo no estaba muy de acuerdo porque ya me había adaptado a esa

jornada y no sabía si iba a conseguir compañeros como los que tenía, pero quien podía con

mi mamá si después de que se le metiera algo en la cabeza era más fácil salvar al Titanic

antes de que ella desistiera. A la final no tuve mayores inconvenientes ya que soy un poco

sociable y me relaciono muy fácil con los demás. Aunque no todo fue color de rosa me vi
un poco en problemas cuando tuve una discusión con un compañero donde lo tire por las

escaleras; Tuve un “Fuerte” castigo donde me toco leerme varios capítulos de la biblia

realizar una exposición y presentarla en el coliseo a todo el colegio, como si fuera poco me

pusieron a pintar las puertas de los salones (con Pintura de Aceite); todo iba muy bien pero

a raíz de mi poca experiencia en estas labores, fui al baño a lavar la brocha y las

herramientas que había utilizado para pintar, pero vaya sorpresa toda la pintura que ya

había regado en los lavamanos no quitaba con agua, cuando la coordinadora vio al otro día

todo ese desastre que había realizado en el baño de inmediato llamó a mi mamá. Yo no

sabía ni qué hacer, si huir, o enfrentarlo, pero finalmente lo enfrente. Afortunadamente mi

mamá no contesto y de una le dije a la coordinadora que no se preocupara que yo iba a

buscar la forma de que todo volviera a su normalidad. Al finalizar la jornada me fui a

buscar una ferretería donde me vendieran un producto que me ayudara a limpiar todo ese

desastre que había cometido.

Ya para terminar el bachillerato empecé a descuidar mis estudios donde por periodo

perdía hasta siete (7) materias. Pero mi papá sabía dónde darme para que me doliera, lo

primero que hizo fue prohibirme ir a entrenar (futbol) y segundo no me dejaba ni asomar a

la ventana. Pero, aun así, yo seguía por la misma rutina y al final de los años lograba

recuperar y pasar al siguiente año, hasta llegar al grado once (11), el gran anhelado grado

once donde no se pensaba sino en la excursión, en la fiesta de despedida del icfes y en

muchas cosas más que no tienen nada que ver con estudio. Llegando a la recta final paso lo

que no tenía que pasar; entrega de notas del 2 periodo y yo iba perdiendo cuatro (4)

materias. Por esta razón, la directora de grupo (que no es de mi agrado), le dice a mi mamá
que ella no creería que yo me pudiera graduar ese año. Mi madre muy desconsolada sale

llorando del salón y toma la determinación de irse a pie para la casa, que no quedaba para

nada cerca, un camino que se hizo eterno donde mi mamá no paraba de llorar, a mitad de

camino me hizo una pregunta muy sabia ¿Usted qué piensa hacer? Yo en un tono muy

jocoso le respondí: Pues recuperar y graduarme.

Ella no me creyó de a mucho porque ya venía escuchando este mismo cuento desde

hace varios años atrás, y le dije: tranquila mamá que usted va a estar sentada ese día en la

ceremonia viéndome recibir el diploma.

Fue una semana demasiado difícil donde prácticamente me toco estudiar día y

noche para cumplirle la promesa a mi mamá. Hasta que pude llegar con la frente en alto

como un gran héroe y pasarle todos los trabajos y los exámenes con la nota donde había

superado todas las recuperaciones. Hasta que llego el gran día la ceremonia y ahí estaba yo,

y mis padres en primera fila.

Después de haber superado esa etapa pensaba que ya podía superarlo todo, hasta

que llego el examen de admisión para ingresar a la Universidad Nacional a estudiar

Zootecnia y vaya sorpresa no pase. Mientras volvían a hacer convocatorias conseguí un

trabajo de medio tiempo en una trilladora de maíz sacando cuchuco donde me pagaban por

bulto 1200 pesos donde entre semana me sacaba 15 o 17 bultos que eran alrededor de

20.000 pesos diario buen dinero para alguien de 17 años que no tenía ninguna obligación en

su casa. Pero llegando al fin de semana los gastos eran mayores porque había que invitar a

la novia a comer algo, entonces tocaba trabajar más “duro” para poder sacar de 20 a 25

bultos para poder tener unos 30.000 pesos. Pasado un tiempo volvieron a hacer
convocatorias en la universidad, pero de igual manera ya estaba muy próximo a cumplir la

mayoría de edad. Fue así, que decidí presentarme en dos escenarios: en la universidad o en

la policía nacional para prestar servicio. Y vaya sorpresa, en esta ocasión pase en las dos

partes, pero tome la decisión de solucionar mi situación militar. Terminado este proceso

logre entrar a trabajar en Manuelita S.A por medio de una C.T.A (Cooperativa de Trabajo

Asociado) como evaluador de campo por medio de mi suegro, quien tenía buena relación

con el jefe. Ingresé a laborar en el área de agronomía, donde viendo la posibilidad de

obtener un mejor puesto estudié una tecnología en procesos Agroindustriales en la

Universidad Autónoma. Hoy en día ya estoy vinculado directamente con la compañía y con

ganas de seguir ascendiendo.

 Enlace de grabación

https://vocaroo.com/i/s1BlKcOIEH10
Referencias Bibliográficas.

Ecopetrol puede garantizar más demanda de etanol para gasolina, dice su Presidente. El

País, (2018). Recuperado de http://www.elpais.com.co/colombia/ecopetrol-puede-

garantizar-mas-demanda-de-etanol-para-gasolina-dice-su-presidente.html.

Pescetti, L. M. (2008). La fábrica de chistes - 1a ed. - Buenos Aires : Aguilar, Altea,

Taurus, Alfaguara. Recuperado de http://www.luispescetti.com/wp-

content/cuentos_etc/la%20fabrica%20de%20chistes%20interior%20BAJA.pdf

Pombo, R. (1833). Simón el bobito. Alcaldía de Bogotá. Bogotanitos- Érase una vez

Recuperado de http://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/es/bogotanitos/erase-

una-vez

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