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El arte de la guerra

El libro “arte de la guerra” forma parte de los tratados más antiguos que escribió el
general chino Sun Tzu quien vivió alrededor del siglo V antes de Cristo. Este es un
libro sobre estrategias militares que inspiro a muchas figuras históricas y a pesar de
ser un texto muy antiguo, este hasta ahora no ha sido refutado ni ha quedado como
inútil ya que a pesar de ser sobre estrategias militares también puede ser usado en el
ámbito del liderazgo.
Según la filosofía de Sun Tzu, la guerra se basa en dos principios: Todo el Arte de
la Guerra se basa en el engaño y el supremo arte de la guerra es someter al enemigo
sin luchar. Estas ideas se extendieron por Asia llegando así hasta Japón, donde estos
adoptaron rápidamente estas enseñanzas y posiblemente añadieron algunas de su
autoría.
En el primer capítulo se habla sobre la evaluación, en esta parte se proyecta la
necesidad de prepararse plenamente, examinar todos los posibles movimientos que
tengan probablemente éxito. Donde el engaño y la manipulación hacia el enemigo
es fundamental puesto que así apresará sus debilidades. Se basa en cinco factores
inalterables: los principios morales, el cielo, la tierra, el comandante, el método y la
disciplina. En esto se dice que quien conozca los factores saldrá victorioso y quien
no fracasará. Quien gana una batalla debe de hacer muchos cálculos antes del
retumbo de la batalla puesto que quien la pierde es porque no los hace. En otras
palabras, se debe contemplar toda posible solución diplomática a la que se pueda
llegar para así evitar derramamientos de sangre, si ya es inevitable, proceder a
preparar todo lo necesario para la ofensiva.
El segundo capítulo se habla sobre la iniciación de acciones. Hace referencia a que
no existe beneficios en las guerras prologadas ya que este puede ser condenado a la
derrota por terceras partes no involucradas en el conflicto inmediato. Solo quien
llega a conocer a profundidad los males de las guerras puede entender la forma
provechosa de continuarla. Usar al adversario conquistado para aumentar la propia
fuerza por lo que entonces el objetivo debe de ser la victoria y no batallas alargadas.
Por lo tanto, el líder habilidoso subyaga las tropas enemigas sin ninguna lucha
derrocando sin operaciones alargadas en el campo. También trata de la motivación
al hombre para vencer al miedo por medio de empleo de recompensas y castigos,
prometiendo cosas materiales e inimaginables como adquirir nobleza.
El siguiente capítulo habla sobre las proposiciones de la victoria y la derrota. Como
regle general, es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo, capturar a sus
soldados para conquistarlos y dominar a sus jefes. Es decir, la victoria debería
lograrse con el mínimo de sacrificio posible, ya sea de hombres o cosas materias. El
más alto ideal es oprimir al enemigo sin luchar, frustrando sus planes, desbaratando
sus preparativos y minando sus alianzas ya que las victorias logradas así
conservaran en intacto al estado aumentando su poder e imponencia. Hay cinco
puntos esenciales para la victoria: ganará quien sepa cuando luchar y cuando no,
ganará quien sepa manejar fuerzas superiores e inferiores, ganará cuyo equipo este
animado por el mismo espíritu a lo largo de todos los rangos, ganará quien a pesar
de estar preparado espere tomar al enemigo indispuesto y ganará quien tenga
capacidad militar y no sea interferida por el soberano. Si se conoce al enemigo y al
propio equipo, no hay porque temer el resultado de muchas batallas ya que ni no se
conoce ni al enemigo ni al propio equipo, perecerá en cada batalla.
En el capítulo cuatro se habla sobre la medida en la disposición de los medios. Si la
guerra es inevitable, un general astuto buscara conquistar al enemigo con la mínima
destrucción posible evitando así los conflictos prolongados. Lo que los antiguos
llamaban, un luchador inteligente es el que no solo gana, sino que destaca por ganar
con facilidad, ganando sus batallas gracias a que no comete errores y no cometer
errores lo que da la certeza de victoria ya que esto significa conquistar a un enemigo
que ya está derrotado. Es así que en la guerra el estratega victorioso solo apremia la
batalla después de conseguir la victoria, mientras quien que está sentenciado a
perder, primeo lucha y luego busca la victoria.
El capítulo cinco es sobre la firmeza. El manejo adecuado de las tropas tanto en
acción como mientras descansan es vital para evitar posibles motines, para esto
primero se debe asignar jefes a cada una de las facciones. El control de una fuerza
enorme tiene el mismo principio que el control de pocos hombres, es solo cuestión
de repartirlos en grupos o sectores. Batallar contra un gran número de tropas como
si fueran pocas es una cuestión de demostrar fuerza, símbolos y señales. Lograr que
el ejército sea capaz de combatir contra el adversario sin ser derrotado es una
cuestión de emplear métodos ortodoxos o heterodoxos. “El caos simulado nace del
control, la ilusión de miedo nace del coraje, la debilidad fingida nace de la fuerza.
El orden y desorden es una cuestión de números, el coraje y temer son una cuestión
de configuración estratégica de poder, la fuerza y debilidad son una cuestión de
despliegue de fuerzas”. A partir de este capítulo comienzan aparecer los conceptos
tácticos y estratégicos
El capítulo seis trata sobre lo lleno y lo vacío. En general, dice que quien ocupa
primero el campo de batalla y aguarda al enemigo estará cómodo, quien ocupa el
campo de batalla después y debe correr hacia el conflicto estará fatigado. El
combatiente inteligente impone su voluntad al enemigo, pero no permite que la
voluntad del enemigo le sea impuesta. Se evalúa las debilidades del enemigo y
como usarlas de provecho sin olvidar que ellos pueden hacer lo mismo.
En el capítulo siete se habla sobre el enfrentamiento directo e indirecto. Refiere a
una de las etapas más difíciles de la contienda ya que se desarrolla en plena cúspide
de la batalla y es casi imposible que lo que se haya planeado resulte placentero
puesto que siempre habrá factores que afectaran el resultado de maniobrar con un
ejército numeroso. En guerra, ejercitar el disimulo ayudará a conseguir éxito. La
multitud forma de este modo una única colectividad unida, es casi imposible hasta
para el valiente avanzar en solitario o para el cobarde retirarse en solitario. Ese es el
arte de manejar enormes masas.
El octavo capítulo detalla sobre los nueve cambios. El general recibe las órdenes del
soberano sin dejar a un lado su buen juicio. No se debe acampar en el suelo bajo,
buscar aliados en los territorios, la demora no es conveniente en os terrenos
solitarios, en terrenos encerrados se necesita ingenio, hay cambios que no deben
seguirse, no siempre las órdenes del soberano son las mejores y un general
aprovecha sus ventajas. En sí, lo que esto quiere decir es que se debe hacer una
evaluación analítica del campo de batalla, acerca de qué hacer y que no hacer para
que las cosas se resuelvan a favor.
El capítulo nueve sobre la distribución de los medios es de que las maniobras
militares son el resultado de los planes en la manea más ventajosa para ganar.
Determinan movilidad y efectividad de las tropas. Esto hace referencia de como
conducir y manejar al ejército, del uso de las señales que se encuentran en el medio
ambiente, palabras humildes y mayores disposiciones que pueden usarse como
señales de que el enemigo esta apuno de realizar algún movimiento.
El capítulo diez habla sobre la topología del terreno. Un ejército eta expuesto a
diversas calamidades, que no surgen de causas naturales, sino de faltas de las que el
general es responsable. La capacidad de evaluar al adversario, controlar las fuerzas
de victoria y calcular eficientemente las dificultades, peligros y distancias,
constituye la prueba de un gran general. Considerar a sus soldados como miembros
de su familia, aunque si se es indulgente pero incapaz de hacer sentir autoridad,
entonces los soldados se convertirán en inútiles ante cualquier propósito.
El capítulo once es sobre las nuevas clases de terreno, puesto que las batallas no
siempre se realizarán en el mismo campo. Hay que aprovecharse de la indisposición
del enemigo, abrir paso por rutas inesperadas y ataque a sitios desprotegidos. El
principio con el que se maneja un ejército es disponer un estándar de valor que
todos tienen que alcanzar. Pues es precisamente cuando una fuerza ha caído en la
vía del dolor que es capaz de dar un golpe por la victoria.
El antepenúltimo capitulo es sobre el arte de atacar por el fuego, esto quiere decir
que es triste el porvenir de quien intenta ganar sus batallas y progresar en sus
ataques sin cultivar el espíritu de campaña ya que el resultado es pérdida de tiempo
y estancamiento general.
Por ultimo capitulo esta sobre la concordia y la discordia o también el uso de espías.
Lo que incapacita la sabiduría del soberano y al buen general para golpear y
conquistar es la predicción. El conocimiento de las disposiciones del enemigo solo
puede obtenerse de otros hombres.
En conclusión, para el entendimiento de este libro es primordial analizar lo que cada
capítulo trata de explicar y que, a pesar de ser un texto muy antiguo, puede ser
utilizado como un libro de competitividad.

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