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Según el ex ministro de educación Jaime Niño Díez, ―Los lineamientos constituyen puntos de
apoyo y de orientación general frente al postulado de la Ley que nos invita a entender el
currículo como ―…un conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías y
procesos que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural
nacional, regional y local…‖ (artículo 76 de la Ley 115 de 1994)‖. El MEN, expresa que los
lineamientos de Lenguaje se espera que los estudiantes desarrollen habilidades y destrezas
comunicativas, así como la capacidad de reflexionar crítica y éticamente sobre los contenidos y
estructuras de diferentes acciones de comunicación(leer, hablar, escuchar, escribir y
comprender),tanto en el lenguaje verbal, como en el no verbal.
Sin embargo, desde la práctica real, la manera en cómo se enseña la lengua, con sus
habilidades y microhabilidades es un proceso poco existente, pues de un concepto personal, la
intención de enseñanza del docente, y las metodologías implementadas se contraponen a las
pautas curriculares que establecen los establecimientos educativos, si bien es cierto que los
estándares como eje en la enseñanza poseen los mecanismos para que estas secuencias
habilidosas se estructuren, lo que se logra el aula difiere de su parecer, puesto que los primeros
temas de enseñanza del uso de la lengua tanto oral como escrita se determina desde el
conocimiento de fonemas, palabras y oraciones que a la lectura como tal.
Las prácticas curriculares y la noción misma de currículo varían con los momentos
históricos, dependiendo de los avances en las ciencias sociales, las investigaciones
pedagógicas, el desarrollo de las disciplinas del conocimiento y de las didácticas
correspondientes. Desde hace unas dos décadas, el currículo se ha entendido como una
selección y organización de objetivos comportamentales, o como la secuenciación de temáticas,
que se objetiva en una programación detallada en la que se hacen explícito los tiempos, los
medios, los criterios evaluativos. Este modelo está sustentado en una racionalidad derivada de
las ciencias básicas en las que “es posible” organizar y jerarquizar los conceptos y teorías
consideradas fundamentales y que deben ser parte del trabajo escolar, para de este modo
definir unidades de trabajo pedagógico. El criterio que se privilegia en este planteamiento es el
conocimiento como eje organizador del currículo. Bajo este modelo, es esperable un control
detallado del quehacer escolar y la asignación de roles y funciones claras a los diferentes
componentes del sistema educativo. En este planteamiento, los docentes saben qué deben
hacer, en qué tiempo y con qué recursos, lo mismo que las formas como deben evaluar, todo
esto se define de manera externa a la escuela y antes de iniciar las labores con sus estudiantes
Desde esta perspectiva, el mayor problema es que los docentes por desconocimiento del
tema no han aplicado las estrategias de innovación para impartir en la hora clase más bien
están utilizando recursos tradicionales realizando sus clases monótonas, con estos materiales
los estudiantes pondrán prestar mayor atención, por lo tanto la aplicación de los recursos
didácticos es de gran importancia en el proceso de aprendizaje, el serio problema es de que los
docentes no están actualizados en el área de computación algunos docentes por la edad y
algunos por desconocimiento.
Se propone con estos lineamientos que se haga uso y se aproveche de cada uno de los
tipos de esquemas cognitivos y los conocimientos que tiene o por los que pasa el niño, como el
pensamiento mágico, el conocimiento cotidiano, el conocimiento procedimental, y el
conocimiento ingenuo. Al acercarnos más a estos rasgos propios de la edad infantil, estaremos
más cerca del mundo de los educandos, lo que permitirá hacer mejor uso de la situación y
aprovechar y diseñar adecuadas herramientas pedagógicas que nos lleven a un mejor logro de
los objetivos propuestos.
- La participación activa de los sujetos. En la medida en que el niño esté presente en todas
las actividades que se programan, y que lo haga de manera consciente, dinámica y
participativa, las experiencias que tengan serán mucho más significativas facilitando el
aprendizaje de cualquier saber.
Para facilitar la integración de los principios pedagógicos anteriores se hace preciso ubicar las
actividades dentro de espacios y ambientes de aprendizaje constituidos por vivencias lúdicas,
medios activadores de motricidad y expresiones simbólicas dentro de un ámbito flexible y
adecuado a los ritmos de descanso y actividades de los niños. De igual manera los contenidos
deben ser organizados de manera integrada y teniendo en cuenta los principios antes
expuestos.
Entre los mecanismos y estrategias empleados para dar validez y aplicabilidad a estos
lineamientos se propone el uso de:
Es importante adquirir conciencia, por parte de los responsables de diseñar las propuestas
curriculares, que la evaluación no debe dejarse para el final. Cuando decimos monitoreo
permanente nos referimos a que con valoraciones parciales se puedan tomar decisiones (de
mantener, reformar o replantear actividades y estrategias) en procura de tener óptimos
resultados.