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1. Despido de personas en condición de discapacidad.

 Ley 361 de 1997:

“ARTÍCULO 26. NO DISCRIMINACIÓN A PERSONA EN SITUACIÓN


DE DISCAPACIDAD. En ningún caso la limitación <discapacidad><1> de
una persona, podrá ser motivo para obstaculizar una vinculación laboral, a
menos que dicha limitación <discapacidad><1> sea claramente demostrada
como incompatible e insuperable en el cargo que se va a desempeñar. Así
mismo, ninguna persona limitada <en situación de discapacidad><1> podrá ser
despedida o su contrato terminado por razón de su limitación
<discapacidad><1>, salvo que medie autorización de la oficina de Trabajo.

No obstante, quienes fueren despedidos o su contrato terminado por razón de su


limitación <discapacidad><1>, sin el cumplimiento del requisito previsto en el
inciso anterior, tendrán derecho a una indemnización equivalente a ciento
ochenta días del salario, sin perjuicio de las demás prestaciones e
indemnizaciones a que hubiere lugar de acuerdo con el Código Sustantivo del
Trabajo y demás normas que lo modifiquen, adicionen, complementen o
aclaren” (subrayado fuera del texto).

 Sentencia SU-049 de 2017, MP: María Victoria Calle Correa

La Corte Constitucional en Sentencia SU-049 de 2017 consideró que el derecho


fundamental a la estabilidad ocupacional reforzada, es aplicable a (i) Las personas que
hayan sido calificadas con una pérdida de capacidad laboral superior al 15% y (ii) todas
aquellas personas que estén en condiciones de debilidad manifiesta. Es decir, aquellas
personas que experimentan una afectación de salud que les impide o dificulta
sustancialmente el desempeño de sus labores en las condiciones regulares.

La Corte reiteró que, en aplicación al principio constitucional de solidaridad, los


empleadores y contratantes tienen el deber de mantener vinculados a quienes estén en una
situación de debilidad manifiesta “a menos que concurra justa causa convalidada por la
oficina del Trabajo, sin perjuicio de la obligación de reubicarlo, capacitarlo y ajustar las
condiciones de su trabajo al cambio en sus condiciones existenciales (…)”.

De igual manera, la Corte en esta misma sentencia, unificó la jurisprudencia de la


Corporación en el sentido de confirmar que el derecho a la estabilidad ocupacional
reforzada es predicable respecto de “todas las alternativas productivas, incluyendo al
contrato de prestación de servicios”. Si bien la Corte admitió que anteriormente este
derecho fundamental fue aplicable únicamente a las relaciones laborales, ahora y en virtud
de los derechos constitucionales mencionados precedentemente es aplicable respecto de
cualquier modalidad de vinculación que implique la prestación de servicios.
 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral, Sentencia SL1360-2018,
Radicado: 53394 del 11 de abril de 2018.

Corte considera que el Articulo 26 de la Ley 361 de 1997 no consagra una estabilidad
absoluta, prohíbe despidos fundados en motivos discriminatorios. Se busca salvaguardar la
estabilidad laboral frente a comportamientos discriminatorios.

Sobre la Justa causa para el despido de trabajadores en condición de discapacidad: Invocar


justa causa, según lo determinado por el artículo 62 del Código Sustantivo del Trabajo
previo el correspondiente proceso disciplinario en las causales que aplique el mismo,
excluye, de suyo, la ruptura del vínculo laboral está basada en el perjuicio de la
discapacidad del trabajador. Aquí, a criterio de la sala no es obligatorio acudir ante el
inspector del trabajo.

El empleador debe acreditar justa causa para despido, el trabajador por supuesto puede
demandar alegando criterios de discriminación, no obstante, el empleador deberá demostrar
en juicio que fue por motivos diferentes.

Se requiere autorización del Inspector del trabajo cuando las labores sean incompatibles e
insuperables por parte del trabajador, en el cargo inicial o en cualquier otro cargo. El
empleado en todo momento debe garantizar rehabilitación, readaptación, reinserción y
reubicación para el trabajador en condición de discapacidad.

2. Diagnóstico médico:
 Ley 1751 de 2015 – Ley Estatutaria de Salud.

“ARTÍCULO 6o. ELEMENTOS Y PRINCIPIOS DEL DERECHO


FUNDAMENTAL A LA SALUD. El derecho fundamental a la salud incluye
los siguientes elementos esenciales e interrelacionados:

a) Disponibilidad. El Estado deberá garantizar la existencia de servicios y


tecnologías e instituciones de salud, así como de programas de salud y personal
médico y profesional competente;

(…)

d) Calidad e idoneidad profesional. Los establecimientos, servicios y


tecnologías de salud deberán estar centrados en el usuario, ser apropiados desde
el punto de vista médico y técnico y responder a estándares de calidad
aceptados por las comunidades científicas. Ello requiere, entre otros, personal
de la salud adecuadamente competente, enriquecida con educación continua
e investigación científica y una evaluación oportuna de la calidad de los
servicios y tecnologías ofrecidos;

(…)” (subrayado fuera del texto).


“ARTÍCULO 10. DERECHOS Y DEBERES DE LAS PERSONAS,
RELACIONADOS CON LA PRESTACIÓN DEL SERVICIO DE
SALUD. Las personas tienen los siguientes derechos relacionados con la
prestación del servicio de salud:

(…)

d) A obtener información clara, apropiada y suficiente por parte del profesional


de la salud tratante que le permita tomar decisiones libres, conscientes e
informadas respecto de los procedimientos que le vayan a practicar y riesgos de
los mismos. Ninguna persona podrá ser obligada, contra su voluntad, a recibir
un tratamiento de salud;

(…)” (subrayado fuera del texto).

 Sentencia T-760 de 2008, MP: Manuel José Cepeda Espinosa


En el Sistema de Salud, la persona competente para decidir cuándo alguien requiere un
servicio de salud es el médico tratante, por estar capacitado para decidir con base en
criterios científicos y por ser quien conoce al paciente. La jurisprudencia constitucional ha
considerado que el criterio del médico relevante es el de aquel que se encuentra adscrito a
la entidad encargada de garantizar la prestación del servicio.

 Corte Constitucional, Sentencia T-100 de 2016, MP: María Victoria Calle


Correa. (complementa lo mencionado en la T-760 de 2008).

Ley Estatutaria 1751 de 2015: por medio de la cual se regula el derecho fundamental a la
salud y se dictan otras disposiciones. Su artículo 8º, titulado “la integralidad”, precisa que
todos los servicios de salud deben ser suministrados de manera completa con el objetivo de
prevenir o curar las patologías que presente el ciudadano y, con independencia del origen
de la enfermedad o condición de salud del paciente y su sistema de provisión, cubrimiento
o financiación. El aparte normativo advierte que en ningún caso se podrá fragmentar la
responsabilidad en la prestación de un servicio médico.

No obstante, el concepto de integralidad no implica que la atención médica opere de


manera absoluta e ilimitada; debe existir un diagnóstico médico que haga determinable,
en términos de cantidad y periodicidad, los servicios médicos y el tratamiento que se
debe adelantar para garantizar de manera efectiva la salud del paciente y su
integridad personal, salvo situaciones excepcionalísimas.

El derecho al diagnóstico como componente del derecho a la salud, en términos de la Corte,


implica una valoración técnica, científica y oportuna que defina con claridad el estado de
salud del paciente y los tratamientos médicos que requiere. Son tres las etapas de las que
está compuesto un diagnostico efectivo, a saber: identificación, valoración y prescripción.
La etapa de identificación comprende la práctica de los exámenes previos que se ordenaron
con fundamento en los síntomas del paciente. Una vez se obtengan los resultados de los
exámenes previos, se requiere una valoración oportuna y completa por parte de los
especialistas que amerite el caso, quienes, prescribirán los procedimientos médicos que se
requieran para atender el cuadro clínico del paciente.

En principio, la competencia para emitir un diagnóstico está en cabeza del médico


tratante adscrito a la red prestacional de la Entidad Promotora de Salud a la que se
encuentra afiliado el usuario, primero, por ser la persona capacitada en términos técnicos
y científicos y, segundo, por ser el profesional que conoce el historial médico del paciente.
De ahí que, su concepto sea el principal criterio para definir los servicios de salud
requeridos. Sin embargo, la jurisprudencia constitucional ha señalado que el hecho de que
tal concepto médico sea un criterio principal, no significa que sea exclusivo; toda vez que el
diagnóstico de un médico externo tiene carácter vinculante cuando se cumplen ciertos
supuestos. Para resumir, el diagnóstico médico se constituye en el punto de partida para
garantizar el acceso a los servicios de salud; toda vez que, a partir de una delimitación
concreta de los tratamientos, medicamentos, exámenes e insumos requeridos, se pueden
desplegar las actuaciones médicas tendientes a restablecer la salud del paciente.

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