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En busca de libertad Relatos con humor


Breves amores eternos
Huckleberry Finn Pedro Mairal
Mark Twain. Traducción: María José Martín Pinto Destino. 284 páginas
Akal. 688 páginas

E l escritor estadounidense Mark Twain (1835-1910) reno-


vó en gran parte la literatura de su país. Su obra literaria,
A l argentino Pedro Mairal se le conoce mucho a raíz de la pu-
blicación de La uruguaya, novela que después supuso la re-
cuperación para nuestro mercado de una anterior, Una noche con
desigual, tiene como méritos principales una prosa ágil y Sabrina Love. Ambas historias tienen mucho que ver con este vo-
grandes dosis de humor y de crítica social. Escritor autodi- lumen de relatos, aquí se pueden reconocer esos personajes,
dacta, Twain fue novelista, cuentista, autor de libros de viajes esas situaciones, esos deseos, en muchos de los que pueblan Breves amores eternos. En
y autobiógrafo. Una de sus obras principales es la novela Las la primera parte predominan las parejas, los infieles, el sexo, los recuerdos de amo-
aventuras de Huckleberry Finn. El protagonista es un niño que res perdidos, lo físico; en la segunda el abanico narrativo se abre y hay sitio para mu-
decide huir de un padre alcohólico que le maltrata y de los intentos de una viuda chas más cosas, como el paso del tiempo, lo laboral, las amistades, hasta algún relato
bienintencionada por hacerse cargo de él. Es un niño rebelde y vagabundo, que de tinte histórico –escrito con mucho humor–. E. S.
busca la libertad aunque sea a costa de la incomodidad y las penurias económicas.
En su huida, en la que se une a un esclavo que ha escapado porque su dueña quiere
venderle, protagoniza diversas peripecias y es testigo de algunos acontecimientos
impactantes (por ejemplo, el enfrentamiento sangriento entre dos familias y el Ser o no ser pareja
comportamiento atroz de dos estafadores). En la historia de Huck Finn se refleja la
estupidez, la crueldad y la violencia humanas, pero también la astucia y la compa- Unas vacaciones en invierno
sión y el valor de la amistad y la lealtad. La edición de Akal (se ha acortado el título Bernard MacLaverty. Traducción: Álvaro Marcos
original, dejándolo en Huckleberry Finn) es magnífica: esmerada y bella, está anota- Libros del Asteroide. 310 páginas
da e ilustrada. R. R. de H.
G erry y Stella se van de vacaciones. En invierno. A Ámster-
dam. Llueve y hace un frío que pela. Él bebe, todo el tiempo
Aforismos –nada que ella no sepa–; ella busca en la ciudad, en una de las
antiguas residencias de beguinas (mujeres solteras entregadas
al estudio y el arte, también a la religión, pero no monjas), una
Komorebi salida a un matrimonio de décadas que no le aporta ya nada, que le hace preguntar-
Iñaki C. Nazabal se si no se puede ser mejor, hacer más en esta vida. Mientras pasean, van desgranan-
Edicions Tremendes. 136 páginas do cada uno para sí sus recuerdos; son los de toda una vida juntos, los de sus infan-
cias irlandesas y su progreso con respecto a sus ancestros, pero también los de la vio-

A partir de la palabra japonesa Komorebi, que significa


“la luz del sol que se filtra a través de las hojas de los ár-
boles”, el poeta bilbaino ha reunido en un pequeño volu-
lencia en Irlanda del Norte, los del miedo, la muerte, el dolor, el trauma de los que
nunca hablan en voz alta. E. S.

men ciento treinta aforismos, sentencias o poemas brevísimos, que forman par-
te de los espectáculos poéticos en los que participa en Barcelona. Habitual en
el circuito Slam Poetry catalán, Nazabal no sólo ha ganado algunos de estos El Far West existe
certámenes sino que es uno de los habituales en la escena poética barcelonesa.
En Komorebi el poeta vuelve a demostrar que en pocas palabras puede uno expresar El hueco de las estrellas
toda la rotundidad de un sentimiento y hacer que el lector reflexione, sienta, viva. Joe Wilkins. Traducción: Eduardo Moga
O en sus propias palabras: “Una lágrima no da para regar un tiesto, pero inunda Errata naturae. 341 páginas
una vida”. A. O.

H ay una ‘América’ que desconocemos, que gana elecciones


y que hace a medio mundo preguntarse cómo ese resulta-
Mujeres presas do es posible. Está lejos de las megaurbes, lejos de la economía
global –aunque ésta también la sacude–, lejos de la multicultu-
ralidad. Está, por ejemplo, en Montana, en las Bull Mountains.
Individuas peligrosas La habita gente que lleva generaciones peleándose con la tierra para sacarle susten-
Ascensión Badiola Ariztimuño to, el que se defiende con la escopeta y se viste y come de la caza. Gente que se en-
Txertoa. 198 páginas frenta a un gobierno al que considera un entrometido. ¿Que no puedo matar un lo-
bo? Pues lo mato. ¿Qué no debo matar al guardabosques que me vigila? Pues lo mis-

E l edificio de la orden Carmelita de Amorebieta,


que hoy ocupa Karmelo Ikastetxea, se convirtió a partir
de 1939 en una de las prisiones concebidas por el franquis-
mo. De eso habla Wilkins, y también del bosque, el río, el cielo estrellado. E. S.

mo para recluir a mujeres consideradas “altamente peligro-


sas”. La cárcel, denominada por una de aquellas mujeres
como “El cementerio de las vivas”, gozó de la triste reputación de ser una de las
Relatos como novelas
más duras junto con la de Saturraran y la de Durango. No en vano, se les conoció co- Lamento lo ocurrido
mo los “penales del norte”. La escritora e investigadora Ascensión Badiola ha resca- Richard Ford. Traducción: Damià Alou
tado en Individuas peligrosas. La Prisión Central de Mujeres de Amorebieta (1939-1947) Anagrama. 269 páginas
la memoria no sólo de aquellas mujeres sino también la de sus hijos, que fallecieron
sin nombre o pasaron a ser tutelados por el Estado. Tras un esfuerzo de documen-
tación y recuperación –prácticamente toda la información sobre la cárcel ha
desaparecido–, Badiola ha puesto nombre y apellidos a estas mujeres en un peque-
C ada uno de los relatos de este volumen de Richard Ford –pu-
blicado en primicia mundial por Anagrama– podría ser
muy bien una novela. En ellos ocurre algo en el presente, en es-
ño estudio monográfico, parte de la historia que hasta ahora había permanecido te o en uno de hace cincuenta años, y al mismo tiempo ocurre
silenciada. A. O. un pasado y hasta, a veces, se perfila un futuro. Y así es posible
que lo que narra el Henry de Desplazado sea su adolescencia un poco infantil y abso-
lutamente huérfana de padre, pero también la historia de sus padres y la de su vecino
Niall. Y que mientras Walter acompaña a su hija al dentista, contemplemos su ya des-
Pequeño comanche aparecida vida de pareja y se nos dibuje, de vez en cuando, a una hija ya adulta. E. S.

Siempre sentado en mal sitio


Teresa Benéitez y Enrique Heras
A fin de cuentos. 24 páginas Este es Nach
Silencios vivos
H acía tiempo que a los pieles rojas no los encontrábamos
en los álbumes. Y eso que representan a uno de los pue-
blos y culturas más respetuosos con el medioambiente. Así
Nach
Planeta. 199 páginas
reaparece en este Siempre sentado en mal sitio, un tierno co-
manche aprendiendo a relacionarse con su medio natural. Una historia en
que compiten en sencillez y ternura el relato con las ilustraciones. Siempre
Sentado En Mal Sitio es un pequeño comanche que no sabe por qué lo llaman así.
“L a serotonina,/ la dopamina,/ la endorfina,/ deciden mi
alegría o mi tristeza./ Me hago llamar humano,/ pero
solo soy/ un experimento/ de química". Así se describe el rape-
Lo único que le interesa es jugar y descubrir la naturaleza que lo rodea, por eso está ro –nueve discos publicados y dos Discos de Oro– Ignacio José
lleno de cicatrices. La autora, y a la vez creadora de la editorial bilbaina A fin de Fornés ‘Nach’, que desde hace tiempo también publica libros de poesía. El primero
cuentos, se apoyó en el curioso nombre de un indio, lo que le dio pie a fantasear so- fue Hambriento y con él abrió una veda de recitales a los que acuden cientos de segui-
bre él. El álbum se ha editado en castellano y en euskera (Beti toki okerrean eseri) y se dores. Su obra es urbana, mucho, como sus canciones. Habla de calles, de bares, de
adorna con las sugestivas imágenes de Enrique Heras, profesor de Educación Infan- trasnoches, de soledades y silencios que arrastran los urbanitas que se cruza. Tam-
til y que conoce bien el valor del álbum ilustrado en el que hace con esta su primera bién de lo que le hace bien a él, y lo que no tanto, y de lo que le gusta en la gente . No
incursión. S. C. parece que se guarde nada de sí mismo cuando les habla a sus lectores. E. S.

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