privilegios del alcoholismo crónico cuando actúa sobre terreno neuro
pático. Junto á esas ideas se encuentran otras que expresan interpre
taciones completamente delirantes. La esposa de N. es católica, como la mayor parte de las mujeres de este país, aunque no exagera sus preocupaciones por el culto, ni siquiera es una beata.—N. dá de esos hechos una interpretación francamente persecutoria considerando que «el clericalismo ha decretado su ruina», que «los frailes gobiernan su casa», que «su esposa está moralmente maniatada por la iglesia», que «la obra sorda de los clericales le persigue y traba su camino». Estas manifestaciones han sido personalmense recogidas por nosotros, aun que están menos pronunciadas que en la observación anterior, según consta en el boletín clínico de Agosto de 1902, y en el informe ante riormente transcrito. Nunca se ha constatado la presencia de fenó menos alucinatorios. Los sentimientos de N. han sufrido intensas perturbaciones. En general, los sentimientos fundamentales de placer y de dolor son normales. Su emotividad es exagerada en cuanto se refiere á sus ideas celosas y anticlericales. Las emociones relacionadas con los fenóme nos sexuales son escasas; sus deseos, en este orden, no son inten sos. Su afectividad familiar está hondamente pervertida. Las ideas celosas han conmovido su afecto conyugal y paternal, lo que se traduce en su conducta por la continuidad de las injurias, amenazas y lesiones que infiere á las personas de su familia. Los sentimientos religiosos están exagerados, aunque invertidos, revistiendo la forma de anticlericalismo mórbido. Los sentimientos estéticos son esca SOS,
La voluntad de N. presenta este doble rasgo común á muchos alco
holistas crónicos: la abulia para la acción continua é intensiva, y los impulsos impremeditados para la reactividad psicológica accidental. Es abúlico para modificar su conducta habitual, á la vez que impulsivo en sus manifestaciones accidentales. En vano se ha propuesto y ha prometido abandonar el veneno alcohólico que es causa de sus males; el impulso á beber ha vencido siempre sus buenos propósitos: es la llamada «abulia de los bebedores», la incapacidad de inhibir el impulso dipsómano. El concurso de esas cualidades psicológicas hace que el carácter de N. sea inconstante, inadaptado al medio, inafectivo y, bajo circuns tancias especiales subordinadas á sus hábitos alcohólicos, francamente peligroso. Solo nos queda agregar que una de las características psicológicas de este enfermo es la habilidad con que disimula las ideas delirantes que comienzan á germinar en su cerebro bajo la influencia de esa lógica mórbida que suele treparse sobre el «estado mental» propio de los alcoholistas crónicos.