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FDyEE 05 - El Fruto de La Confianza en Dios
FDyEE 05 - El Fruto de La Confianza en Dios
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Familia Disfuncional y la Esperanza del Evangelio
“El Fruto de la Confianza en Dios”
25 Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado
a Faraón lo que va a hacer.
26 Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el
sueño es uno mismo.
27 También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete
espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.
28 Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.
29 He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.
30 Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la
tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.
31 Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será
gravísima.
32 Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de
Dios, y que Dios se apresura a hacerla.
33 Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la
tierra de Egipto.
34 Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en
los siete años de la abundancia.
35 Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la
mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
36 Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que
habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.
37 El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos,
38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté
el espíritu de Dios?
39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni
sabio como tú.
40 Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en
el trono seré yo mayor que tú.
41 Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.
42 Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo
vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;
43 y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: !!Doblad la rodilla!;[a]
y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.
44 Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la
tierra de Egipto.
45 Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de
Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.
46 Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de
Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.
47 En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones.
48 Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de
Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo
de sus alrededores.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
49 Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar,
porque no tenía número.
50 Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio
a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.
51 Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar
todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre.
52 Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra
de mi aflicción.
53 Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.
54 Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo
hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.
55 Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por
pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.
56 Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero
donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de
Egipto.
57 Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra
había crecido el hambre.
Para José, el día narrado podría haber sido como cualquier otro día. La misma ropa de
prisionero, sus tareas diarias de atender lo que le encomendó el jefe de la cárcel, y muy
probablemente clamar a Dios.
Ya habían pasado dos años, el copero había sido liberado y las esperanzas de José de que
este hombre le recordara se habían evaporado probablemente hace mucho tiempo. ¡Pero
algo pasó ese día!
Sin duda que estamos a una nueva lucha para el corazón, una nueva prueba para un
creyente.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Esta narrativa nos muestra a un José más maduro, que ha crecido en como enfrentar los
desafíos de la vida. ¿Dónde aprendió eso?, sin duda en esos largos periodos de prueba y
sufrimiento en el pozo y la cárcel. Peor vemos también algunas sombras del pasado, por
ejemplo cuando pone nombre a sus hijos.
¿Qué pasó después de los eventos en la cárcel donde José interpreto los sueños del
copero y panadero?
Pasaron dos años más, es decir, José tuvo que esperar confiando en Dios, que las
circunstancias cambiaran.
La narración nos dice que luego de esos dos años, Faraón tuvo dos sueños. En sus sueños,
se ve de pie al lado del Nilo, fuente de toda la prosperidad de Egipto. Cada año en Egipto,
el río Nilo desbordaba de sus márgenes, depositando rico lodo, aguando las cosechas y
proveyendo buenos pastos. No era, por tanto, sorprendente que las siete vacas que
Faraón vio subir del Nilo fueran gordas. Sin embargo, otras siete vacas subieron del Nilo
tras las primeras; Estas eran delgadas y de aspecto mal aspecto, y ellas rápidamente se
comieron las siete vacas gordas sin que ellas engordasen. Faraón se despertó, sin duda
sudando frío.
Después de eso, Faraón durmió y soñó de nuevo. Esta vez, eran siete espigas gordas de
granos que crecían en un solo vástago, símbolo de grandiosa prosperidad. Pero luego las
siete espigas delgadas y sin fruto, marchitas por el seco y ardiente viento del desierto,
surgieron y tragaron las espigas grandes y prosperas. No era de extrañar que Faraón
despertara perturbado. Pero ninguno de sus adivinos y hombres sabios fue capaz de
interpretar sus sueños de modo convincente.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Esto desencadenó que José fuera requerido con opciones de salir de la cárcel. José había
esperado pacientemente ser recordado por dos años, ahora los siervos de Faraón
corrieron para verlo afeitado y bien vestido, haciéndolo presentable al rey.
José podría ser tentado a seguir la conversación, recibir todos los halagos y pasar por una
persona indispensable.
José no necesitaba auto promoverse, incluso después de tantas decepciones sufridas (no
necesitaba subirse el ánimo), porque su confianza permanecía sólo en Dios para
protegerlo y pelear por él.
Debemos reconocer como somos tentados y muchas veces vivimos mostrando lo que
hacemos, y esto es porque buscamos algún tipo de respuesta.
Si las personas son el auditorio, buscaré en ellas el ser suplido emocional, física y
espiritualmente, buscando aprecio y reconocimiento.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Esto provoca que cuando la respuesta positiva de los demás no se da como espero, nos
enojamos y reaccionamos, porque no están reconociéndonos, no toman en cuenta
nuestro esfuerzo, o no nos agradecen.
Esto puede pasar al interior de una familia, cuando trabajamos por ellos
Esto explicaría por qué muchos son consumidos por la frustración cuando su empleador
no valora su trabajo, o su marido, o su esposa e hijos no le agradecen como deberían. Tal
vez la razón sea, que siempre necesita ser el centro de atención.
Pero si recuerdo que Dios es mi oyente principal, y que él es aquel por quién yo vivo, seré
libre para darle todo el crédito que él merece. Así me contentaré con vivir a su sombra, en
vez de siempre buscar las luces sobre mi cabeza.
Faraón contó su sueño, y José lo interpretó: “El sueño era una vista previa de siete años
de prosperidad, seguido por siete años de terrible hambre”
Dar una interpretación a esto exigía mucha osadía de parte de José, porque en el
pensamiento egipcio, el Faraón era, él mismo, encarnación de un dios. Supuestamente, el
poder divino de Faraón equilibraba las fuerzas naturales y garantizaba la paz y la
prosperidad para Egipto. Sin embargo, en todo ese encuentro, José no sólo expuso la
incapacidad de Faraón para controlar el futuro y proveer a su pueblo, sino que además
apuntaba a Dios como el único que realmente tenía ese poder.
25 Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado
a Faraón lo que va a hacer.
32 Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de
Dios, y que Dios se apresura a hacerla.
Los sueños del propio José, trece años antes, también eran dobles, pero en este momento
los del Faraón, apuntan a algo que llegaría rápidamente.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Su osada solución, a lo que fuera previsto por los sueños de Faraón, fue aumentar los
impuestos. ¿A quién le gusta pagar más impuestos?, sin duda no es muy popular proponer
estas cosas.
A pesar de que esta política propuesta por José sería una pesadilla para las relaciones
públicas desde el principio, la respuesta de Faraón a ese plan audaz fue inmediata:
38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté
el espíritu de Dios?
La fe en Dios que José mostraba era contagiosa y tuvo impacto incluso sobre Faraón.
Porque somos personas de tan poca fe que raramente creemos que lo que decimos hará
una diferencia, particularmente cuando hablamos a los incrédulos endurecidos, o decimos
a las personas algo que creemos que no van a querer oír.
Esto se aplica tanto a las oportunidades que tenemos de compartir nuestra fe como, más
ampliamente, compartir la sabiduría bíblica en nuestra vocación de alcance mayor.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
¿Podría Dios también estar operando en los corazones y en las vidas de algunas de las
personas a nuestro alrededor, preparándolas para oír nuestras palabras, para que
realmente ellas reciban la verdad con inesperada alegría y felicidad?
Así como Potifar había puesto a José sobre toda su casa porque vio que Dios estaba con él,
ahora Faraón lo colocó sobre todo Egipto. Las ropas de la prisión fueron sustituidas por
lino fino y cadenas de oro.
- La familia que José había perdido en Canaán fue sustituida por una nueva familia en
Egipto.
- Las acusaciones falsas que habían llevado a su humillación pública fueron ahora
sustituidas por proclamaciones que lo llevaron a la aclamación pública.
- Su posición sin poder en la cadena de mando, fue sustituida por un papel de gran poder
a la diestra de Faraón.
- El sueño imposible, donde gente se inclinaría delante de él, comenzó a cumplirse cuando
Faraón decretó que si alguien iba delante de José, debería reverenciarlo.
¡José había esperado mucho tiempo para que sus sueños comenzar a convertirse en
realidad!
Al final, todo sucedió exactamente como José había dicho. Bajo su dirección, Egipto
almacenó granos durante los siete años de siegas excepcionalmente grandes, que se
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volvieron "como la arena del mar", de modo que era imposible incluso contabilizar
correctamente la cantidad total.
49 Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar,
porque no tenía número.
Entonces, durante la escasez de los siete años seguidos, los egipcios no sólo tenían granos
suficientes para sí mismos, sino para vender a las naciones a su alrededor. Y a medida que
representantes de muchas naciones vinieron a los egipcios, y además debían inclinarse
ante José, el escenario se estaba preparado para que sus hermanos entraran en su vida.
Entonces, la Confianza en Dios muestra nuestro corazón, como también nos permite dar
testimonio a su tiempo del gran Dios que tenemos. Pero también nos permite mirar con
los ojos correctos, nuestro pasado, presente y futuro.
¿Qué estaría pasando por la cabeza de José durante el tiempo de gran abundancia?
¿Se paró para reflexionar sobre lo que Dios estaría haciendo en su vida?
¿Se habrá preguntado como estaban las cosas en la tierra de donde venía?
El texto nos dice que José pensaba en ello por los nombres que puso a sus dos hijos
nacidos durante ese tiempo.
Esto no es extraño, recordemos como en Génesis 32, los nombres que Raquel y Lía dieron
a los hijos revelaba el pensamiento de sus corazones durante aquella etapa de sus vidas.
Aquí también, los nombres dados por José a sus hijos revela su pensamiento.
51 Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar
todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre.
52 Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra
de mi aflicción.
Primero, los dos nombres afirman que Dios estaría haciendo algo en la vida de José: "Dios
lo hizo olvidar, y lo hizo fructífero".
¿No te parece que el no recordar esto, es el mas común error que cometemos en los
problemas de la vida?
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Siempre estamos convencidos de que estamos realizando las cosas (bien o mal) y que
otros están haciendo las cosas (a favor o en contra nuestra), pero muchas veces nos
olvidamos de la verdad mas trascendente de que Dios está sobre todas las cosas, de que
Dios es el actor principal de nuestras vidas, guiando y dando forma a todo de manera muy
particular, conforme sus propósitos.
Es mas común que responsabilicemos a otros sobre lo que hacen y pensemos mucho
sobre nuestro rol en ello, pero no estamos tan conscientes de que Dios está detrás de
todo y muy activo.
Los dos hijos de José no eran accidentales, así como no eran accidentales los dos sueños
de Faraón o los dos años adicionales en que José permaneció en la prisión: fueron el
medio por el cual Dios hacía algo en su vida.
De la misma manera, en nuestras vidas hoy en día, Dios está dando forma a todo:
La situación que he vivido y vivo, lo que es doloroso, lo que es motivo de alegría, lo que es
breve, lo que es permanente, todo para realizar sus propósitos providenciales en nosotros
y por nuestro intermedio en la vida de los demás.
Entendemos por qué José querría olvidar sus sufrimientos, pero los nombres y sus
significados son siempre recordados. ¡Llamar a su hijo de Manasés, en verdad, aseguró el
recuerdo perpetuo de su declaración de olvido! ¿Cómo se puede recordar
constantemente que ha olvidado algo? Creo que eso nos da una perspectiva diferente de
lo que realmente significa "olvidarse" de recuerdos doloridos.
Tal vez estés luchando con la realidad de acontecimientos que han cambiado tu vida y que
no puedes olvidar.
- Estos pueden ser recuerdos de pecados terribles que otras personas cometieron contra
ti.
- También se da que tus propios pecados y tus decisiones equivocadas pueden estar
continuamente en tu mente, como un mal sueño.
- Los recuerdos dolorosos del pasado continúan afectando el modo en que respondemos a
los acontecimientos y situaciones del presente.
- Vemos a las personas y las relaciones que nos rodean actualmente a través del lente de
los acontecimientos intensamente dolorosos de nuestro pasado.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Todo esto trae como resultado "caos y gran confusión en nuestras emociones y
reacciones”.
Lo que José hizo al dar el nombre “Manasés" a su hijo fue reformular el significado del
pasado, colocándolo en el contexto de lo que Dios estaba haciendo en su vida.
Dios dio a José la gracia de poner sus pruebas y sus sufrimientos pasados en un nuevo
contexto redentivo.
Las marcas de las heridas permanecieron en su vida y nunca serían olvidadas, pero esas
cicatrices fueron incorporadas de forma bella en el modelo intrincado de la gracia de Dios
en su vida, y José estaba decidido a no olvidar aquello.
Sin embargo, lo que Dios hace por su gracia es tomar aquellas feas heridas y reformularlas
en una bella parte del mural del propósito y bendición que está pintando en nuestras vida.
Él puede sobrepasar los recuerdos dolorosos del pasado, al hacernos recordar fielmente la
maravillosa gracia y fidelidad que nos otorga en medio de todos esos dolores, poniendo
una firme seguridad en le corazón de que incluso el peor sufrimiento redunda en glorioso
bien.
Y una vez mas lo comparto, porque cada semana que avanzamos, el siguiente texto va
tomando mas cuerpo en nuestra mente y nuestro corazón.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
52 Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra
de mi aflicción.
¡Señor sácame de este trabajo, Señor quítame esta enfermedad, Señor sácame de esta
relación, Señor quita esto amor que siento por esa persona, Señor quítame esa rabia por
esta persona, Señor borra esos recuerdos!
¡Seguro que José oró repetidamente pidiendo ser sacado del foso y restaurado con su
familia en Canaán!
Pero en vez de eso, el propósito de Dios para él ser fructífero, fue formarlo precisamente
en la tierra de la aflicción, en Egipto, donde Dios lo usó para ser bendición a los que
estaban a su alrededor, finalmente salvando a muchos del hambre y de la muerte.
De la misma manera,
Generalmente queremos que Dios nos trasforme y trate como fina porcelana decorativa,
sentados cómodamente en una cristalería admirados por todos.
Pero por el contrario, Dios nos hace servir como vasijas de greda en el campo, con
arañazos, a veces con tierra, y con marcas por el mucho trabajo.
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Es así como nuestros sufrimientos producen perseverancia, carácter y esperanza en
nosotros. Vuelo a recordar:
Es también la forma en que nos hace útiles al prójimo que también tiene sus sufrimientos
y dificultades para soportar.
Muchas veces el Señor nos traerá a la mente a aquel que realmente sufrió, y prosperó
plenamente por el sufrimiento, a Cristo el Señor.
La vida de José fue una sombra que apuntaba a un libertador mucho mayor que vendría
en el futuro.
José para ser libertador tuvo que soportar sufrimientos repetidos y por largos periodos,
que dejarían cicatrices permanentes. Pero después de esa dolorosa preparación, Dios lo
usó como bendición a las naciones.
De esta forma, José apuntó más allá de él mismo, para el verdadero Mesías, que aún
estaba por venir.
José apuntó hacia el Cristo, que siguió el mismo modelo de sufrimiento, luego exaltación y
aclamación pública.
Jesús no era solo el segundo detrás del Faraón egipcio. Él era, y es, Rey de reyes y Señor
de señores, aquel delante de quien toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que es
el Señor.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Sin embargo, aquel mismo Señor nos enseña que por medio de la obediencia aprendida
en el sufrimiento, se pudo traer vida, salud y mas eterna a todos quienes creen.
¿No te parece impresionante que el cuerpo resucitado y glorificado de Jesús todavía tenga
las cicatrices del sufrimiento?: todavía están las marcas de los clavos y de la herida de su
lado.
¿Por qué el Padre no borró esas heridas en la resurrección, para que el cuerpo restaurado
de Jesús estuviera sin cicatrices?
Es porque,
Las cicatrices de Cristo hablan del sacrificio de dolor, pero estas cicatrices se vuelven
bellas por el fruto que producen para los propósitos redentivos de Dios.
Jesús nunca olvida la cruz y sus profundos sufrimientos en las manos de sus hermanos.
Jesús nunca se olvidará del fruto nacido de ese sufrimiento: una nueva familia de hombres
y mujeres, de todas las tribus y naciones, que ahora reciben nueva vida de sus manos.
Dios hizo que la terrible aflicción de Cristo produjera maravillosos frutos, y que aquellas
cicatrices sigan hablando permanentemente de la gloriosa gracia de Dios.
Así como la exaltación de José no era sólo para él, la exaltación de Jesús trajo la bendición
a todas las naciones, si es que estas vienen y doblan sus rodilla ante él.
Jesús es el verdadero pan del cielo, aquel cuyo cuerpo molido es fuente de toda la vida.
Jesús invita a todos los que tienen hambre para que vengan y coman, y a los que están
sedientos, para que vengan a él y beban.
Jesús no vende su producto a quien da más: él da libremente a todos los que no tienen
dinero para comprar.
La salvación que ofrece no está basada en realizar cierto número de buenas obras o jurar
dejar todos nuestros malos hábitos. Se nos da libremente, gratuitamente.
Sólo tenemos que venir a Jesús como un pobre de espíritu, un incapacitado, en busca de
alimento.
Nos acercamos con manos vacías, no teniendo nada que ofrecer, pidiendo a Jesús que nos
dé su perfecta justicia, aquella que necesitamos para presentarnos ante Dios.
Todos los que vienen a él en estos términos serán bienvenidos a su reino y jamás serán
desechados. El Padre jamás se olvida de aquellos por quienes Cristo murió.
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“El Fruto de la Confianza en Dios”
Cristo el Señor que sufrió tan grande contradicción de pecadores sobre sí mismo, entra en
nuestra vidas y nuestros corazones para darnos el correcto sentido del sufrimiento, y para
hacernos prosperar en la tierra de la aflicción.
Él usará todas las pruebas y los desafíos que trae a nuestra vida para hacer crecer nuestro
amor, nuestra esperanza y nuestra fe.
También los utilizará para desarrollar el anhelo por nuestra verdadera patria, el lugar
donde todas nuestras lágrimas finalmente serán limpias y olvidadas, donde todos nuestros
corazones serán finalmente curados, y donde la plena cosecha de la obra redentiva de
Dios en nuestra vida será finalmente revelada.
Pero jamás deberemos olvidarnos de que hay otra tierra prometida por Dios para su
pueblo, tierra sin aflicción y dolor, donde él nos aguarda, aún ahora, y nos recibirá para
siempre.
Amén.
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