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Para lograr dicho propósito se toma como referente de salud mental la propuesta que
conceptualiza la OMS y las subyacentes políticas de acción pública que esta
organización propone. A su vez, la lectura de diferentes autores psicoanalistas de
orientación lacaniana, permite realizar una lectura de las coordenadas discursivas
propuestas por la OMS tomando como ejes para tal lectura un entrecruzamiento de los
conceptos: estado de bienestar- síntoma -trastorno mental - sujeto.
a. Su estructura general
La Organización Mundial de la Salud (OMS) brinda una definición de Salud mental:
A sí mismo, la Constitución de la OMS afirma que “el goce del grado máximo de salud
que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano.”
(Organización Mundial de la Salud, 2017)
Todos estamos enfermos, o sea, que todos somos neuróticos, puesto que las
condiciones para la formación de síntomas pueden pesquisarse también en las
personas normales. Ya sabemos que los síntomas neuróticos son el resultado de
un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la satisfacción
pulsional (Freud, 1993, pág. 326)
Tanto Freud como sus pacientes atravesaron los mismos sucesos que desembocaron en
la ulterior definición de “Salud Mental”, sin embargo, las ideas y conceptualizaciones
acerca del sujeto que acude a la consulta difieren de los fundamentos que demarcan el
campo de la salud mental a partir de la OMS.
Algunas de las más evidentes diferencias que pueden nombrarse entre psicoanálisis y la
definición de salud mental de la OMS son: en el primero no se habla de bienestar, sino
de placer y displacer, el concepto de síntoma viene a cumplir una función que tiene una
especificidad que no es posible de disolver voluntariamente o por la aplicación de
protocolos y por último el lugar que se le otorga al vínculo entre paciente y profesional
es bien distinto si uno se para desde una u otra perspectiva teórica.
Autores de la corriente psicoanalítica francesa como Jacques Alain Miller, Hebe Tizio y
Eric Laurent ponen en cuestión las implicancias de una práctica orientada desde
la definición de salud de la OMS, sobre todo en el punto de la dimensión subjetiva.
Las Jornadas sobre “Salud mental y psicoanálisis” tuvieron lugar en Sevilla en el año
1988, en un contexto donde comenzaba la reforma psiquiátrica.
Llegados a este punto (...) podemos tomar una posición unívoca con
respecto a la relación entre el psicoanálisis y la salud mental: el
psicoanalista, como tal, no es un trabajador de la salud mental y quizás
sea éste precisamente el secreto del psicoanálisis. A pesar de lo que se
pueda pensar y decir en términos de utilidad social para justificar ese
trabajo, el secreto del psicoanálisis es que no se trata de salud mental. El
psicoanalista no puede ni dar, ni prometer la salud mental (Miller, J. A.
1988, Pág. 8).
Ante los desafíos que presenta la Salud Mental, Eric Laurent explica por qué el
psicoanálisis es una práctica eficaz, y por qué puede seguir sosteniendo esta
eficacia -que, al presentarse como el revés del lugar del sentido dentro de la
civilización, tiene su importancia sobre el síntoma- especialmente en un siglo
XXI en el cual lo que no tenga eficacia no va a tener lugar. (Laurent, 2000)
En este marco, la conferencista aborda puntos tales como: la organización actual del
campo de la salud mental, la diferencia trastorno- síntoma, la función del síntoma y la
diferencia entre el síntoma social y el síntoma subjetivo.
Según Hebe Tizio:
Trama teórica
Para la producción de este trabajo final se tomará como trama de referencia conceptual
textos de diversos autores que presentan una orientación principalmente psicoanalítica
lacaniana, y que servirán como sustento del planteo que se propone abordar, siendo el
principal lineamiento una articulación posible entre los conceptos de “síntoma”,
“sujeto”, “placer- displacer” (propios del psicoanalisis) y los conceptos definidos por la
OMS de “ salud mental” , “trastorno mental”, “ estado de bienestar”.
Para los diferentes conceptos psicoanalíticos con los que se construyen los
entrecruzamientos posibles se utilizará bibliografía de diferentes momentos en la obra
de Sigmund Freud y Escritos de Jacques Lacan.
La segunda Guerra Mundial, dejó a Europa devastada y con ello una gran cantidad de
personas afectadas en su salud psíquica, la profundización del llamado “Estado de
Bienestar” introdujo el cambio de paradigma, desde aquel donde las “enfermedades
mentales” eran de unos pocos encerrados en el manicomio a un paradigma por fomentar
la salud de la población por sustento y obra de la intervención estatal, este higienismo
dio lugar a que surgiera el campo de la Salud Mental.
En la actualidad la OMS clasifica la salud mental entre buena y mala, el parámetro para
la primera está implícita en el cumplimiento de todos los términos mencionados en la
misma definición de salud mental. En cuanto a la “mala” salud mental encontramos:
Desde el archivo de preguntas y respuestas en línea del sitio web de la OMS podemos
encontrar la siguiente definición de “trastorno mental”:
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Recuperado de: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-
our-response. Visto por última vez: 4/02/2020
Los trastornos mentales producen síntomas que son observables para la
persona afectada o las personas de su entorno. (OMS, 2006)2
Para la OMS la gran mayoría de los trastornos mentales puede diagnosticarse y tratarse
eficazmente. (OMS, 2006)
Por último, los síntomas en la OMS son entendidos en términos de signos observables
que afectan a la persona, y se clasifican en:
El término “salud mental” no sería empleado formalmente hasta 1948, es decir, después
de la muerte de Freud (1939). Sin embargo, tanto los sucesos históricos (primera y
segunda guerra mundial) como el impacto social de los mismos, que dieron causa a la
formación de la OMS con su respectiva noción de “salud mental”, fueron vivenciados
por el mismo Freud y sus pacientes. Estos sucesos le han generado interrogantes que
contribuyeron al vasto corpus teórico de la teoría psicoanalítica, el cual brinda sus
propias respuestas.
Freud observó una prevalencia del displacer en los seres humanos independientemente
de su contexto. En “Más allá del principio del placer” (1920), resume: “en el alma
existe una fuerte tendencia al principio de placer, pero ciertas otras fuerzas o
constelaciones la contrarían, de suerte que el resultado final no siempre puede
corresponder a la tendencia al placer” (Freud, 1920, pág. 9).
Freud, brindó una posible respuesta que explicara esta ambivalencia y para esto sitúa
una oposición básica existente en todo ser humano, entre pulsión de vida y pulsión de
muerte “Ambas variedades de pulsiones, el Eros y la pulsión de muerte actuarían y
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"Recuperado de: https://www.who.int/features/qa/38/es/. Visto por última vez: 4/02/2020
trabajarían una en contra de la otra desde la génesis misma de la vida” (Freud, 1920-
1922, pág. 254).
Las dos pulsiones fundamentales son antagónicas, o pueden hallarse combinadas. Este
acuerdo y este antagonismo de las pulsiones fundamentales confiere justamente a los
fenómenos de la vida toda su diversidad característica, la vida misma parece ser una
batalla y un compromiso entre estas dos tendencias.
En el mismo texto Freud (1920) describe los principios que rigen el accionar de la
pulsión de muerte. Dichos principios son:
- Principio de Nirvana: por este principio se tiende a reducir las tensiones a cero.
(concepto tomado por Freud de Bárbara Law)
En 1927, en el texto “El Malestar en la Cultura”, Freud se pregunta “¿Qué es lo que los
seres humanos mismos dejan discernir, por su conducta, como fin y propósito de su
vida? ¿Qué es lo que exigen de ella, lo que en ella quieren alcanzar?” (Freud, 1927, pág.
76).
Freud propone que las causas de los llamados “estados patológicos” de las histéricas
tienen una fuerte relación con las “condiciones anímicas” y son alteraciones
“funcionales” es decir no por lesión orgánica. Ya en ese entonces este autor demarca lo
que será una posición distintiva respecto de los síntomas en el campo del psicoanálisis,
para Freud es una evidente injusticia tener mayor respeto por los dolores que produce
una herida o una enfermedad que por los dolores que produce “la imaginación” (Freud,
Tratamiento Psíquico, en Sigmund Freud Obras Completas, vol I., 1890).
En los síntomas histéricos habría una representación cargada con intenso afecto al cual,
habiéndole impedido el acceso a la conciencia, su abreacción se produce por medio de
una inervación corporal, el síntoma como vía opcional para dar un lugar a aquellas
representaciones patógenas, da lugar a una conversión.
En "Tres ensayos de teoría sexual" (1905), el síntoma adquiere una nueva cara: allí
Freud pronuncia “Los fenómenos patológicos son, dicho llanamente, la práctica sexual
de los enfermos” (Freud, 1905. Pág. 100) e introduce la noción de que éste es el
resultado de un “conflicto psíquico”.
Todos estamos enfermos, o sea, que todos somos neuróticos, puesto que las
condiciones para la formación de síntomas pueden pesquisarse también en las
personas normales. Ya sabemos que los síntomas neuróticos son el resultado de
un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la satisfacción
pulsional (Freud, 1916-1917, pág. 326).
Ahora se elevan a la categoría de instancias del aparato psíquico las partes que
intervienen en el conflicto, el yo como agente de la defensa, el superyó como
sistema de prohibiciones, el ello como polo pulsional. El paso de la primera
tópica a la segunda no implica que las nuevas «provincias» invaliden las
delimitaciones anteriores entre Inconsciente, Preconsciente y Consciente. Pero,
en la instancia del yo, vienen a agruparse funciones y procesos que, dentro del
marco de la primera tópica, se hallaban repartidos entre varios sistemas.”
(Laplanche & Pontalis, 1996, pág. 490)
Con la caracterización de las instancias que hace Freud en el texto “El yo y ello”
(1923), el concepto de yo se amplía atribuyéndole las funciones del control de la
motilidad y de la percepción, prueba de la realidad, anticipación, ordenación temporal
de los procesos mentales, pensamiento racional, etc., pero también desconocimiento,
racionalización, defensa compulsiva contra las exigencias pulsionales:
El punto de crítica en este texto, es que hay algo que escapa al determinismo, y que
consiste en la donación o atribución de sentido. En otras palabras, en el padecimiento
mental le opone el orden de una realidad psíquica totalmente semántica al orden de la
realidad física. Este autor configura un sujeto que le otorga sentido a los fenómenos que
lo asaltan. No se trata de que se equivoque, o no, sobre la "objetividad" de lo que pasa a
su alrededor, o lo que le pasa a él mismo, sino que los signifique de cierto modo, que
"crea" en ese significado de cierto modo.
Respecto del Síntoma, es importante mencionar que este autor se reserva el término para
las estructuras neuróticas, cuando habla de las otras dos grandes estructuras, psicosis y
perversión, utiliza el término fenómenos y actos perversos respectivamente. Coincide
con Freud, y ubica los síntomas como una formación del inconsciente que constituye
una transacción entre dos intereses en conflicto.
Hipótesis y Objetivos
General
El objetivo general de este trabajo final, es indagar los posibles sentidos de la definición
de Salud mental propuesta por la OMS a la luz de la teoría psicoanalítica lacaniana.
Específicos
● Indagar desde un marco teórico psicoanalítico el parámetro “estado de
Bienestar”, propuesto por la OMS como indicador de salud mental.
● Indagar la noción de síntoma que propone el Psicoanálisis de orientación
lacaniana, distinguiéndola de aquella que se desprende de la conceptualización
de trastorno mental propuesta por la OMS.
Metodología
El presente estudio descriptivo de exploración bibliográfica se organiza en tres ejes
principales de desarrollo:
Desarrollo
El estado de bienestar como concepto
Por un lado, el nacimiento nos empuja a la vida, es decir, la pulsión de vida genera un
estímulo, una tensión, un “Trieb” que busca procurarse la satisfacción de las
necesidades, pero estas suelen verse limitadas en su realización completa por su
contraparte las pulsiones de muerte y en última instancia por la misma presencia de los
síntomas. La vida sería fuente de dolor, desorden, caos, tensión de la cual el sujeto
buscará librarse. Por otro lado, actuando en forma conjunta la tarea de las pulsiones de
muerte, dirigen todo su esfuerzo en eliminar aquello que aumenta la tensión psíquica,
tratando de reducirla al mínimo (Principio de Nirvana).
De esta manera un sentido posible para el estado de bienestar entendido desde la OMS
como una búsqueda de la armonía, como la recuperación de un balance, un sentimiento
de plenitud previo a la vida encuentra un sentido posible en el correlato psicoanalítico
en el trabajo de las pulsiones de muerte.
Por su parte, en el texto “La ética del psicoanálisis”, Lacan deja una pregunta en
relación a la dirección de la cura en psicoanálisis:
“¿La perspectiva teórica y práctica de nuestra acción debe reducirse al ideal de una
armonización psicológica?” (Lacan, 2003, pág. 348).
¿Qué es lo que los seres humanos mismos dejan discernir, por su conducta,
como fin y propósito de su vida? ¿Qué es lo que exigen de ella, lo que en ella
quieren alcanzar? No es difícil acertar con la respuesta: quieren alcanzar la
dicha, conseguir la felicidad y mantenerla”. (Freud,1930, pág. 76)
En “Más allá del principio del placer”, Freud nos llama la atención sobre otro factor
humano que se da en su práctica a repetición: a pesar de sus esfuerzos y los de sus
enfermos, hay algo que persiste como una intención de permanecer enfermo:
Todos estamos enfermos, o sea, que todos somos neuróticos, puesto que las
condiciones para la formación de síntomas pueden pesquisarse también en las
personas normales. Ya sabemos que los síntomas neuróticos son el resultado de
un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la satisfacción
pulsional (Freud S, 1993, pág. 326).
Por otra parte, Freud le otorga al padecimiento por vía del síntoma un sentido, uno
sexual. Cuando hablamos de síntoma entendemos que en él hay algo propio del sujeto,
que se realiza una satisfacción pulsional, aunque esta sea en forma de padecimiento. A
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Recuperado de: https://www.who.int/features/qa/38/es/. Visto por última vez: 4/02/2020
tal punto que podemos decir que “Los fenómenos patológicos son, dicho llanamente, la
práctica sexual de los enfermos” (Freud, 1905. Pág. 100).
En ese sentido, el síntoma funciona como la solución a un conflicto: “Las dos fuerzas
que se han enemistado vuelven a coincidir en el síntoma; se reconcilian, por así decir,
gracias al compromiso de la formación de síntoma. Por eso el síntoma es tan resistente”
(Freud S. , 1993, pág. 326)
Freud descubre que hasta tal punto el síntoma puede volverse resistente, que puede
formar parte de lo que el sujeto reconoce como parte de sí mismo, parte de su carácter,
por la cual “la curación misma es tratada por el yo como un peligro” (Freud, 1937, Pág.
240).
Lacan tiene en su revisión de los textos de Freud un aporte más al sentido del síntoma
en psicoanálisis en relación al lugar que puede tener el analista con respecto del
síntoma:
“El síntoma, en su naturaleza, es goce, no lo olvide, goce revestido, sin duda […] no los
necesita a ustedes como el Acting out, se basta a sí mismo. […] Dicho goce puede
traducirse como Unlust- para quienes todavía no lo hayan oído, este término alemán
significa displacer.” (Lacan, 1962-1963, pág. 139).
En dicha frase, Lacan se dirige a los analistas, les está marcando el terreno de trabajo.
“El síntoma no los necesita a ustedes” quiere decir que no está en relación a otro, en él
se realiza un goce y en él se basta. Lo cual nos brinda la posibilidad de hacer una
diferencia entre el “síntoma” que padece un sujeto, y el “síntoma analítico”.
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Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=d1c1H6Qjasc&t=22s. Visto por última vez:
5/02/2020
Esto es otro punto de diferencia entre la noción de síntoma entendido desde la OMS,
como un observable que sirve para orientar el tratamiento según encaje en determinada
clasificación de trastorno mental y el sentido del síntoma en términos psicoanalíticos, en
tanto que el mismo tiene algo para decir del sujeto por mas que lo haga en forma de
displacer:
Desde el archivo de preguntas y respuestas en línea del sitio web de la OMS podemos
encontrar la siguiente definición de “trastorno mental”:
Para la OMS la gran mayoría de los trastornos mentales puede diagnosticarse y tratarse
eficazmente. (OMS, 2006)
En estos términos la OMS relaciona el trastorno mental con la “mala salud mental” que:
A partir de los apartados que definen el “trastorno mental” desde la OMS, se puede
construir un tipo de sujeto que se encuentra perturbado por sus síntomas, los cuales
interfieren con sus funciones personales y actividad intelectual. Por otra parte, también
podría ser un sujeto que tiene comportamientos que no se ajustan a las creencias y las
normas culturales.
A su vez, este sujeto estaría determinado por factores de la personalidad específicos que
lo harían vulnerable a sufrir trastornos mentales. Finalmente, se propone que algunos de
los trastornos mentales tienen causas de carácter biológico, dependientes de factores
genéticos o de desequilibrios bioquímicos cerebrales por lo cual ya en ese sentido sería
un sujeto incapaz de hacer nada por tener salud mental.
Po otra parte existe una distinción entre el sujeto con salud mental y aquel que tiene
“problemas” de Salud mental”, a saber:
Los problemas de salud mental, ya se trate de depresión, epilepsia,
demencia o dependencia del alcohol, son trastornos reales, que causan
muerte y discapacidad, que causan sufrimiento. Se acompañan de
síntomas, y pueden ser tratados sean cuales sean los recursos. (OMS
O. , 2010)
Por lo tanto, el sujeto con problemas de salud mental, sujeto con mala salud mental y el
sujeto con trastornos mentales , según la OMS puede esperar ayuda tanto de
profesionales de especialidades medicas como enfermeros y ayudantes de la medicina
( donde puede ser que incluya a la psicología aunque esto no esta mencionado
específicamente).
Por su parte en esa misma conferencia, la Dra. Margaret Chan relaciona los “problemas
de salud mental” con el nivel socioeconómico de los sujetos, indicando con cifras
especificas que los lugares de más escasos recursos económicos, son los que contienen
mayor probabilidad de encontrar sujetos con trastorno mental. En ese sentido se
comprende que en la propuesta sugerida para la atención del padecimiento mental sea
un factor a tener en cuenta la cuestión económica a la hora de establecer una
herramienta común que sirva en los casos de “recursos limitados”.
Desde la perspectiva psicoanalítica, para Hebe Tizio (2011) el problema principal del
campo de la salud mental, es que no tiene una especificidad epistémica y conceptual
propia.
En relación a lo que orienta la acción en el campo de la salud mental son los DSM, y
protocolos variados a los cuales vale la pena indagar sobre las bases en los cuales se
asientan:
En las conferencias que impartió en Granada, el 21 de enero de 2011, dentro del ciclo:
“Paradojas de la salud mental” nos propone que en la época actual, existe un “odio al
síntoma y que la misma produce variadas formas de rechazo” (Tizio, 2011, Min: 12'
01")
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La función del Síntoma [archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?
v=d1c1H6Qjasc&t=22s. Visto por última vez 05/02/2020
realidad el término trastorno, quiere decir, invertir el orden regular de algo, lo
cual hace referencia a esta dimensión normativa (Tizio, 2011, Min 26’, 55")7
Jacques Alain Miller (1988) propone que el sujeto de salud mental de la OMS, es por él
entendido como el sujeto “responsable”, al que se lo puede hacer responsable.
El criterio operativo que situaría al sujeto de un lado o del otro de la salud mental es el
de la responsabilidad, “es decir, si se es responsable y se puede castigar o, por el
contrario, si se es irresponsable y se debe curar” (Miller, 1988, pág. 2).
Según este criterio, quien es hallado irresponsable, es quien no puede hacerse cargo de
sus actos quien no puede responder por ellos habilitando a otros a tomar decisiones por
él, dejando de ser un sujeto de pleno derecho.
7
ídem
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Recuperado de https://dle.rae.es/reconoce. Visto por última vez 05/02/20
Miller nos responde que allí radica la principal diferencia entre el sujeto de salud mental
y el sujeto del psicoanálisis. En tanto que la salud mental, es funcional al mantenimiento
de cierto orden público, la perdida de salud mental se pone de manifiesto en la
perturbación de dicho orden.
Quien irrumpe dicho orden y no puede dar respuesta de sus actos es un sujeto
susceptible de perder el ejercicio de su pleno derecho, es quien depende de otros para
que decidan cuando pueden entrar o salir.
Entonces a Miller el sujeto de salud mental se le vuelve un sujeto que no esta en pleno
derecho, que no puede decidir libremente: “El problema central, en la práctica de la
salud mental, es a quien se puede dejar salir y que, si puede salir, si vuelve para tomar la
medicación”. (Miller, 1988, pág. 1).
En cambio, el sujeto del psicoanálisis no puede ser otro que el sujeto de pleno derecho:
Este es el sujeto que Lacan definió como sujeto de la enunciación, que puede tomar
distancia respecto de lo que él mismo enuncia. Que puede notar que ha dicho algo,
aunque no sepa porque o no haya tenido la intención de hacerlo.
Para describir cómo es el sujeto de derecho al que dirige el psicoanálisis, Miller retorna
a Freud, y reconoce que en las enfermedades mentales que sufren de “ responsabilidad”,
lo que se haya es un sentimiento de culpa inconsciente, que sucede ser el principal
regulador del comportamiento en sociedad y en tal caso un sujeto factible de análisis.
Esta instancia descripta por Freud interviene en los procesos que instauran las normas
sociales, regula la conducta en comparación con un “ideal del yo”, tiene su participación
en procesos inconscientes tales como la censura del sueño y el sentimiento inconsciente
de culpa.
Para pensar este sujeto también nos auxilian los conceptos freudianos del “ideal del yo”
y “Yo Ideal” que Freud utiliza para ampliar las funciones del superyó.
El “ideal del yo”, es una instancia relativamente autónoma del psiquismo que tiene
origen fundamentalmente narcisista y sirve de referencia al yo para apreciar sus
realizaciones efectivas. No es otra cosa que una comparativa, una medida, basada en
una concepción del sí mismo que en su momento fue ideal y sirve a los fines de
establecer una comparación interna (Laplanche, J., & Pontalis, J.-B, 1996.). - A su vez,
el “Yo ideal”, relacionado pero existente como una formación autónoma y diferenciada
del anterior fundamentalmente en su función, le exige al sujeto reconquistar el estado de
omnipotencia del narcisismo infantil, es decir, el estado donde no existía imposibilidad.
(Laplanche, J., & Pontalis, J.-B, 1996.)
Freud propone que estas formaciones plantean exigencias al “Yo” que lejos de hacerlo
sentir plenamente bien, lo fuerzan a mantener un estado de alerta y cumplimiento que lo
despojan de su libertad. En el texto “Una dificultad para el psicoanálisis” lo resume:
“el yo no es el amo en su propia casa” (Freud, 1917, Pág. 129-135).
Retomando a Miller “El sujeto de derecho, es también sujeto de deber” (Miller, 1988,
pág. 7) en tanto que debe obedecer constantemente a ordenes impuestas desde la
sociedad como las que él mismo ha introyectado de la cultura mientras que es
convocado a otorgar satisfacción a sus deseos y pulsiones.
Para el hombre, el mundo esta tomado por lo social. Hay que decir que el
lenguaje perturba fundamentalmente la adecuación de la Inwelt y el Unwelt, es
decir que la enfermedad mental está en nosotros desde el principio [..] Nuestro
ambiente no tiene nada de natural, sino que está estructurado por el lenguaje
repleto de derechos y deberes. […]
No se trata en el hombre, en la humanidad, solamente de lo mental, cuando no se
trata de lo físico. Hay algo no mental, aunque no lo parezca, que es el
pensamiento llamado por Freud Inconsciente. […] La salud se define por el
silencio de los órganos, pero eta el inconsciente que nunca se calla y así no
ayuda para nada a la armonía (Miller, 1988, pág. 8)
Lacan, le confiere al término “Sujeto” estatuto conceptual. Por su aporte acerca del
sujeto, es que podemos mencionar un “sujeto propio del psicoanálisis”. En el texto “La
ciencia y la verdad” (1960), le da al “sujeto” el estatuto de estructura en estado de
escisión, cuya escisión es constituyente. A su vez, le confiere a ese sujeto
responsabilidad, en sus palabras “de nuestra posición de sujeto somos siempre
responsables" (Lacan, 2014, pág. 816).
Desde esta perspectiva, Lacan configura un sujeto que le otorga sentido a los fenómenos
que lo asaltan. No se trata de que se equivoque, o no, sobre la "objetividad" de lo que
pasa a su alrededor, o lo que le pasa a él mismo, sino que los signifique de cierto modo,
que "crea" en ese significado de cierto modo.