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Evolución de la cueca.

Contradicción de identidad.

A principios del siglo XX, con las convulsiones socioculturales y políticas propias de ese periodo, la
cueca comienza a sentar sus bases en la consciencia del país como él baile representativo. Así
tenemos que entre 1910 y 1925 aparecen los grandes exponentes de la cueca cómo Mario
Catalán, Alberto Rey, Segundo Zamora, Luís Castillo, los hermanos Parra (Hilda, Violeta, Eduardo y
Roberto), Sergio Silva, Margot Loyola. Ya hacia los años cuarenta con la aparición del Instituto de
Extensión Cultural se le dio un impulso y desarrollo a la cueca, donde incluso podemos establecer
que el arquetipo de cueca, desde su estructura musical, comienza a definirse y asentarse dentro
de la tradición nacional.

Ahora bien, la cueca fue siempre perteneciente a los estratos sociales bajos, el roto chileno, el
inquilino, los peones, el porteño, por tanto, la producción musical y lirica estaba marcada por estas
historias asimismo el escenario de la cueca eran espacios como la chimba, las chinganas, la
bohemia porteña, los arrabales, lejos del salón aristocrático que se impondría como imagen
nacional más adelante.

Fue en 1979, 18 de septiembre, se decreta la cueca como baile nacional y la dictadura consigue
imponer un imaginario de la cueca muy distante a la tradición original, dándole un corte
aristocrático y terrateniente, Los Huasos Quincheros fueron los embajadores del mensaje que se
quiso enviar. Fue aquí donde se condenó al olvido a las otras formas de la cueca nacidas de
intérpretes como Roberto Parra o Nano Nuñez o El Baucha.

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