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El aguacate perfecto

El aguacate se ha convertido en un símbolo de los tiempos que corren: es el alimento de moda, es un


representante aventajado de la nueva nutrición -en la que las grasas, si son buenas, ya no están demonizadas- y
hasta un icono estético. En otras palabras, no hay nada más molón que el aguacate. Sin embargo, elegir un
ejemplar en plenitud de facultades no siempre es sencillo y hay veces en las que nos acabamos trayendo a
casa una pieza dura e incomible o demasiado madura. ¿Cómo elegirlo en la frutería? Estas siete pistas nos
pueden ayudar.

El color no es indicativo de nada. No podemos guiarnos a la hora de elegir un aguacate por la tonalidad de
su corteza, ya que esto solo nos está hablando de su variedad. En el caso de la hass, nos encontraremos con
una piel rugosa y de tonalidad casi negra. Por su parte, la nowels tiene una corteza más suave y de un color
más verdoso, por ejemplo.

La piel no debe tener demasiadas irregularidades. El aguacate es una fruta frágil, con un interior cremoso
que es especialmente sensible a posibles golpes. Por eso, a la hora de elegir una pieza es conveniente fijarse en
que la superficie no tenga hendiduras, cortes o muescas, lo que puede ser indicativo de que la fruta ha sufrido
algún golpe en su traslado.

Aprieta el aguacate ligeramente. Es quizá uno de los métodos más infalibles para determinar la madurez o
no de la pieza. Si la fruta no cede ante una ligera presión, es que está demasiado verde. Si cede un poquito,
nos encontraremos con un aguacate en su punto óptimo. Ojo, porque si está demasiado blando y queda
marcado el dedo incluso a través de la piel, estará ya pasado.

La zona del tallo, una chivata de primera. En uno de los extremos del aguacate, nos encontramos con un
pequeño tallo que oculta una información de primera sobre el estado en el que se encuentra el aguacate. Si al
retirarlo, vemos que el color que aparece es amarillo, estará demasiado verde. Si el tono es verde, estará en su
punto óptimo. Finalmente, si la tonalidad es marrón, evítalo porque seguramente estará demasiado maduro.

Agítalo al lado del oído. Hazlo con cuidado de no dañar la fruta. Lo que buscamos aquí es detectar piezas
excesivamente maduras. Si al moverlo, notamos que el hueso está separado del resto de la fruta, es que nos
encontramos con un aguacate que va a estar pasado.
Huélelo. Un aguacate que ya no está en su momento óptimo transmite un aroma poco agradable. Si aún no has
podido detectar si está en su punto justo con los consejos anteriores, acércatelo a la nariz.

Si te lo llevas a casa y está verde… Si aún así, al llegar al hogar nos damos cuenta de que el aguacate que
hemos elegido está demasiado verde y aún no está listo para comer, no te preocupes: hay trucos para
madurarlo. Lo mejor es no meterlo en el frigorífico, ya que el frío frena el proceso de maduración. Si, en su
lugar, lo envolvemos en papel de periódico y lo dejamos a temperatura ambiente, estaremos acelerando el
proceso.

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