Está en la página 1de 237

Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

ERIN MCCARTHY

A FONDO Y
RÁPIDO
Al Límite 2
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

ARGUMENTO

¡Un experimento en romántica!


Es nueva en Charlotte, la cuna de las carreras de
coches, la graduada Imogen Wilson conoce a Ty
McCordle, un piloto que inexplicablemente le altera
el pulso. Tras un encuentro en la pista con una mujer
cuyo principal objetivo en la vida es casarse con un
piloto, Imogen se da cuenta que ha dado con la tesis
perfecta para su graduado en sociología. Si sigue las
reglas de cómo conseguir a un hombre, ¿podrá ir
directa a los corazones de los pilotos para establecer
patrones en sus citas y parejas?
Esto es llevar la pasión al límite.
Aunque sexy y temerario, Ty es el sujeto ideal
para la tesis, ella sabe que no puede perseguirle,
aunque sea por la ciencia. Pero él es el único que la
persigue, e Imogen se da cuenta que quiere ser
atrapada. Un caballero sureño como Ty no la
desilusionará, satisfará toda su curiosidad y hará que
el riesgo merezca la pena.

~2~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 1

Tirachinas: una maniobra en las carreras donde el coche que sigue al líder se coloca detrás
robándole el rebufo y luego pasa al primer puesto.
Cómo funciona: Quédate en segundo término si tu hombre está interesado en otra mujer.
Cuando ella se muestre demasiado odiosa o pegajosa, muévete y pasa al primer puesto.
De Cómo Casarte con un Piloto de Carreras en Seis Fáciles Pasos.

—¡Por Dios, date prisa!


A Imogen Wilson casi se le disloca el hombro cuando su amiga Tamara le tiró del
brazo, intentando arrastrarla por el pasillo. Tropezando al mantener el ritmo de
Tamara y de su otra amiga Suzanne, Imogen echó un vistazo atrás para ver porqué
era necesario correr, preocupada por una horda de iracundos fans de las carreras, un
fuego o un repentino acto terrorista en el circuito.
Lo que vio era peor.
Era Nikki Borden: veintidós años, vivaracha, dicharachera, rubia y como una
Barbie, gracias a la campaña de Nikki de inanición personal y con la ayuda de
implantes mamarios e inyecciones labiales. Definitivamente era una chica guapa para
la mayoría de estándares masculinos, e Imogen sabía que Nikki se esforzaba mucho
para mantener su aspecto. Desafortunadamente, parecía ser a expensas de nutrir su
mente. Las pocas veces que Imogen intentó mantener una conversación con Nikki, se
había quedado preguntándose si había efectos residuales en el uso excesivo de tinte
porque en la cabeza de esa chica no había nada.
Nada de eso le importaría a Imogen, per se, excepto que Nikki estaba saliendo con
Ty McCordle, el piloto de carreras por el cual Imogen sentía una inexplicable
atracción.
—No te gires —le dijo Tamara a Imogen, horrorizada—. ¡Nos verá!

~3~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¡Maldita sea! —dijo Suzanne—. Demasiado tarde.


Nikki las estaba saludando con una gran sonrisa, e Imogen sofocó un gemido. No
quería pasarse el tiempo en el circuito intentando mantener una corta conversación
con Nikki, y por culpa suya iba a tener que ser educada. Debería haber corrido y
preguntar después, pero no formaba parte de su personalidad. Siempre tenía que
saber lo que estaba pasando, y había muchísimas probabilidades que su curiosidad
fuera su perdición algún día. Hoy iba a resultar en la defensa de los insultos de
Nikki, quien parecía pensar que era su deber en nombre de la amistad informar a
Imogen de todos sus defectos físicos.
—¡Hola! —dijo Nikki, haciendo un tiempo record al acercarse a pesar de sus altos
tacones—. ¿A dónde vais chicas? Iré con vosotras.
—Tenemos pases para sentarnos en los boxes —dijo Suzanne—. Lo siento, no
estoy segura de que podamos pasarte a la zona restringida.
Suzanne no parecía preocupada en lo más mínimo, e Imogen casi se sintió mal por
Nikki, quien evidentemente merodeaba sola por el circuito. Imogen sabía cómo era
ser siempre la solitaria.
—Bueno, yo también tengo un pase —dijo Nikki, sacando un trozo de papel de su
gigante bolso morado. Sonrió—. Supongo que tener sexo con un piloto debe servir
para algo ¿no?
¡Uf! Imogen sabía que Nikki tenía sexo con Ty, lo sabía. No era como si Nikki
fuera la clase de chica que pudiera cocinarle a un hombre, hablar de política, salir a
correr con él, o incluso ser considerada una candidata para llevar a sus futuros hijos.
Nikki era un ligue, si Imogen comprendía la definición del término correctamente.
Pero saberlo y oírlo en voz alta eran dos cosas completamente distintas.
—Supongo que preferiría obtener un orgasmo sin sexo que un pase, pero es cosa
mía —dijo Suzanne. Imogen estaba de acuerdo. La verdad es que le gustaría tener un
orgasmo a manos de un piloto de carreras. Un piloto. Ty. Del sexy, despreocupado y
siempre sonriente, Ty. Quien en cambio le estaba dando a Nikki orgasmos y pases al
circuito.
Era completamente inútil pensar que ella ni siquiera pudiera atraer la atención de
un hombre así, y necesitaba recordárselo. Por qué lo deseaba la desconcertaba
seriamente, pero había algo en su alegría de vivir, el modo en que ni siquiera se
tomaba en serio a sí mismo, que la atraía. O al menos las partes de su cuerpo que
residían por debajo de la cintura.
—Bueno, vamos a sentarnos —dijo Tamara—. Vamos a perdernos la mitad de la
carrera y tengo un cierto piloto novato al que animar.

~4~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Tamara estaba claramente ansiosa por ver a su marido Elec conducir, ya había
enseñado su pase y yendo hacia la zona de asientos en los boxes. Imogen la siguió,
preguntándose si su crema solar iba a resistir durante toda la carrera. Era de cabello
moreno y piel clara, y el sol de Carolina del Norte era brutal. Mirando el público, se
dio cuenta que el sombrero de paja que había llevado para taparse el rostro no era
exactamente de rigor. Todos los demás se cubrían la cabeza con una gorra, la
mayoría con publicidad de su piloto preferido. Imogen era consciente que tampoco
iba vestida apropiadamente. Llevaba un vestido veraniego negro con una chaqueta
manga tres cuartos y sandalias mientras que la mayoría de la gente iba en pantalones
cortos y camisetas.
Pero considerando que era su primera vez en el circuito de Charlotte viendo una
carrera de coches en directo, no conocía el protocolo. Lo había estado esperando
como una experiencia y porque todavía estaba buscando un proyecto de tesis para su
licenciatura en sociología. La cultura en el sur sobre las carreras de coches parecía un
gran punto de partida, pero necesitaba concentrarse en un tema más específico.
Solo que no había esperado estar sentada junto a Nikki. Suzanne había saltado
literalmente sobre la fila de asientos para lograr el más alejado de Nikki, y Tamara ya
había tomado asiento al lado de Suzanne. Eso dejó a Imogen, y luego a Nikki en el
extremo, quien estaba limpiando el asiento con un pañuelo.
—No quiero que mis pantalones blancos se ensucien —dijo como explicación
cuando Imogen se la quedó mirando.
—Entonces ¿por qué llevas pantalones blancos? —Imogen no pudo evitar el
preguntar.
—Porque me hacen un trasero bonito —dijo Nikki, como si fuera totalmente
evidente.
—¿No tienes otros pantalones que te hagan un trasero bonito y no atraigan la
suciedad?
Nikki sonrió.
—Sí. Pero los pantalones blancos no los puedes llevar si no es con un tanga y a los
hombres les encanta.
Vaya. Imogen no le veía la lógica en absoluto, porque ¿no asumirían la mayoría de
los hombres que una mujer como Nikki siempre llevaría tanga? Y si de hecho se les
permitiera adquirir la información del tanga por sí mismos, ella sospechaba que no
les importaría para nada lo que Nikki lo llevara puesto. Pero era inútil lanzarse en
una discusión más profunda con Nikki. Imogen sospechaba que Nikki había acabado
con el tema y eso era todo.

~5~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Por supuesto. —Imogen se acomodó en su asiento y miró el circuito. Varios


coches pasaron zumbando antes de que pudiera parpadear, ninguno de los cuales
identificó ni por sus distintivos o números. Debería haber comprado un programa así
podría tratar de instruirse.
Nikki estaba haciendo ruido en su bolso e Imogen echó un vistazo viendo que la
rubia sacaba una bolsa de verduras variadas. Tomó un trozo de espinaca y se la
metió en la boca como si fuera una patata chip.
—¿Quieres? —Nikki le tendió la bolsa a Imogen.
Imogen negó con la cabeza.
—No, gracias. —Tenía cero interés en mascar verduras sin aderezar. Vigilar su
cintura era tan importante para ella como para cualquiera, pero no iba a sacrificar el
más mínimo sabor por unos vaqueros de pitillo.
No es que Imogen fuera del tipo de vaqueros de pitillo. Seguramente salió del
vientre materno llevando un conjunto de Ann Taylor. Las líneas sencillas y la
armonía discreta de la ropa clásica la hacía feliz, y era afortunada por haber
heredado el cuerpo delgado de su madre. Por supuesto, la otra cara de la moneda era
una seria falta de pechos, pero era lo que había y no le interesaba pagarse una talla
más grande.
—¿En serio esto te sacia el hambre? —le preguntó a Nikki curiosa.
—No. Pero así evito comprar nachos. —Nikki equilibró su bolsa de ensalada en el
regazo y sacó un libro tamaño cuaderno de su bolsa.
—¿Es un programa de la carrera? —preguntó Imogen. Quería buscar al marido de
Tamara, y vale, lo admitiría, a Ty McCordle, y así supervisar su progreso por el
circuito.
—No, es un libro que estoy leyendo.
Nikki se ganó un respeto total por parte de Imogen. Estaba leyendo en el circuito.
Evidentemente estaba allí para demostrar apoyo a su novio, pero había traído un
libro para entretenerse durante las largas horas solitarias mientras los coches daban
como unas quinientas vueltas.
—¿Qué libro es? ¿De ficción o no?
Nikki frunció el ceño y se subió las gafas de sol.
—No lo sé. Nunca puedo recordar cual significa real y cual falso.
Vaya.
—Ficción es una historia; no ficción está basado en hechos reales.

~6~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Entonces supongo que es de no ficción. Creo. —Nikki levantó el libro para que
Imogen viera la portada.
El título era “Cómo casarse con un piloto de carreras en seis fáciles pasos”. En la
cubierta había la fotografía de una mujer besando a un hombre con el traje de piloto
y un par de anillos de boda rodeándoles.
—¡Guau!, vaya, yo tampoco sé si es ficción o no. —Imogen no estaba segura si el
libro estaba planteado en tono irónico o si alguien en serio había pensado que había
una fórmula para obtener una propuesta de un piloto. O si el publicista y el autor ni
siquiera lo pensaron, sabiendo que las mujeres como Nikki comprarían el libro para
enterarse del secreto—. ¿Qué dice?
—Hay toda clase de consejos y normas, más los perfiles de los pilotos solteros.
—¿Lo dices en serio? —Eso picó completamente el interés sociológico de Imogen.
—Sí. Y rompí la norma diecisiete del segundo paso por accidente. No se suponía
que llevara tacones en el circuito, solo que no leí esa parte hasta que llegué. —Nikki
enrolló la parte superior de su bolsa de lechuga cerrándola y volviéndola a meter en
su bolso—. Espero que Ty no se dé cuenta.
Considerando que el hombre estaba dentro de un coche en una carrera
aproximadamente a unos trescientos kilómetros por hora e intentando adelantar a
otros coches yendo a la misma velocidad a tan solo unos centímetros de distancia,
Imogen dudaba seriamente que a Ty le preocupara el calzado de Nikki.
—Estoy segura que está bien. En serio, de todos modos no veo porque un piloto le
importaría lo que su novia o mujer lleva en una carrera.
Nikki parecía horrorizada.
—Con esa clase de actitud jamás pescarás un piloto. Todo va sobre la imagen.
—¿En serio? —Imogen echó un vistazo a Tamara y Suzanne. Ambas eran
normales, mujeres atractivas de treinta y pocos. Tamara estaba casada con un piloto;
Suzanne divorciada de otro. De algún modo Imogen dudaba que ninguna de ellas
hubiera seguido un manual para pescar a sus maridos. De hecho, apostaría su
fideicomiso—. ¿Puedo ojear el libro? —preguntó.
Nikki se apretó el libro al pecho durante un segundo, evidentemente suspicaz.
—No te preocupes —dijo Imogen—. No tengo interés en seguir los pasos. Los
pilotos de carreras no son mi tipo. —Lo cual haría bien en recordar. Solo porque tenía
una extraña y misteriosa atracción física hacia Ty no significaba que no fuera otra
cosa que una tonta por perseguirlo. Un piloto no era su tipo, y sabía sin sombra de
duda que ella no era el tipo de un piloto. Era la antítesis total de Nikki.

~7~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Vale. —Nikki le tendió el libro a regañadientes.


Imagen casi se rió. Como si lo que había en aquellas páginas no estuviera
disponible para cualquiera que tuviera a disposición veinte pavos y una librería.
Abrió el libro, y se abrió automáticamente en el capítulo de tu primera cita con un
piloto. En “Los no de una primera noche” incluido el nada de alcohol, ni siquiera un
simple vaso de vino, una explicación de por qué las mujeres bebedoras de cerveza no
estaban incluidas, y como un casto beso en la puerta sería un acuerdo aceptable,
cualquier cosa más allá estaba mal, mal, mal. Las chicas con las que querían casarse
los hombres no tenían, repito no tenían, sexo con hombres en la primera cita.
Sintiéndose como si se hubiera deslizado a 1957 cuando no estaba mirando,
Imogen giró la página hacia un nuevo capítulo. Era una lista de lugares para conocer
a pilotos, incluidas las tiendas en que solían comprar en Charlotte, los bares y
restaurantes que se sabía frecuentaban y el gimnasio en el que varios se entrenaban.
Las ruedas en su cabeza empezaron a girar más y más rápido mientras examinaba
media docena más de páginas.
—¿Qué estás mirando? —le preguntó Tamara, inclinándose hacia Imogen para
leer por encima de su hombro. Imogen miró a su amiga y profesora de sociología con
satisfacción.
—Mi tesis. Estoy mirando mi tesis.
El libro se anunciaba como un manual de instrucciones de como casarse con un
piloto de carreras. Lo cual guió a Imogen hacia la pregunta que sería la base de su
tesis: ¿Las normas de las citas tenían éxito cuando se veían alteradas por una
actividad específica?
Imogen iba a seguirlas y averiguarlo.

* *
Ty McCordle se escabulló por la puerta principal de Tammy y Elec yendo
rápidamente hacia la izquierda del porche, alejándose de la vista de la ventana.
Necesitaba con desesperación un poco de aire fresco y un respiro de la constante
charla de Nikki. Tenía claro que había estado saliendo con Nikki más allá del punto
de la novedad. Le ponía de los nervios con cada minuto que pasaba con ella, y de
hecho había sacado el tema M (matrimonio). Por el amor de Dios, el pensamiento le
hacía querer salir quemando rueda y escapar de esa trampa. Así que había llegado el
momento odiado de una cita. Tenía que romper con Nikki, y eso iba ligado a un par
de cosas de ella con las que le era difícil tratar: las lágrimas y la ira. La verdad era,
que no debería haber dejado que las cosas llegaran tan lejos. Sabía desde el principio

~8~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

que ella ni siquiera era remotamente su tipo para una relación a largo plazo, pero
había estado solo y aburrido y ella más que dispuesta a irse a la cama con él. Pero
después de un tiempo, ni siquiera su entusiasmo pudo compensar el hecho de que el
sonido de su voz hacía que cada músculo en su cuerpo se tensara irritado, y ahora
estaba esquivándola en una maldita cena.
Era ridículo, y le hacía sentir como un pelele mariquita. Ya que no iba a volver
dentro ¿no? Estaba lloviendo, una agradable y pequeña tormenta, y el aire estaba
despejado y fresco, la temperatura templada. Ty adoraba el sonido de la lluvia
golpeando el tejado y el suelo, se inclinó hacia delante para sentir el rocío sobre sus
brazos y manos. Aunque se imaginara donde estaba, la lluvia mantendría a Nikki en
la casa. No estaba en su naturaleza nada que pudiera arruinarle el cabello, el
maquillaje o los zapatos.
Así que Ty iba a quedarse allí en el porche y tomarse un respiro, entonces volvería
a la fiesta, se despediría de sus amigos, recogería a Nikki, la llevaría a casa y
rompería con ella. Dentro de un minuto. O dos.
Una luz apareció en el camino de entrada y Ty echó un vistazo para ver que era.
La puerta de un coche se cerró de golpe y la luz se apagó. A través de la lluvia Ty vio
a alguien corriendo hacia el porche, con las manos sobre la cabeza. Una mujer
delgada de cabello oscuro y gafas subía los escalones, luego se detuvo cuando logró
refugio, con los brazos caídos a sus costados y la respiración entrecortada.
La mujer era una especie de ayudante de Tammy en la universidad, la que tenía el
nombre que Ty no podía recordar o pronunciar. La había visto dentro de la casa ya
que solo eran unas veinte personas en la fiesta, pero la había evitado. Algo en ella lo
intrigaba, le hacía querer ver si la tímida y seria mujer podría abrirse a los demás y
reír, o mejor aún, gemir de placer, pero a la vez, le hacía sentir estúpido con su
sofisticada educación, ropa cara y nombre complicado.
Ahora mismo sentía lástima por ella. Estaba tomando profundas bocanadas de
aire y casi resoplando, como si la impresión de un montón de lluvia volcada sobre
ella, justo la acabara de alcanzar. Tenía el cabello aplastado sobre las mejillas y frente,
sus vaqueros estaban mojados hasta las rodillas, y su jersey negro pegado al pecho.
Por alguna razón le recordó a un cachorrito, asustado y abandonado, y ya no se
sentía tan intimidado por ella.
—¿Estás bien? —le preguntó.
—Está lloviendo más de lo que pensaba —le dijo, despegándose el jersey del
estómago—. Creo que debería haber esperado unos minutos más. Pero tenía que
subir las ventanillas del coche, y quedé atrapada dentro. Esperé, considerando en
irme y volver a casa, pero no despedirme de la gente sería extraordinariamente

~9~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

grosero, y la lluvia no estaba por amainar, así que adelante. Creo, que sobra decir que
fue un error de juicio.
Fue un rollo de explicación y Ty solo escuchó la mitad porque estaba muy
distraído por el hecho que sus gafas estuvieran cubiertas con gotas de lluvia. Le
gustaba ver los ojos de una mujer cuando hablaba con ella y tenía curiosidad por
saber de qué color eran los de cómo se llame. También tenía curiosidad por cómo le
iba a volver a preguntar su nombre sin sonar como el idiota integral que era.
Alargando la mano, le quitó la montura de la cara.
Ella retrocedió de golpe con un chillido.
—¿Qué haces? —Se secó el puente de la nariz y luego siguió la mano masculina
para recuperar las gafas—. Las necesito.
—Las estoy secando. Seguramente no puedes ver nada si están empapadas. —Ty
utilizó la parte inferior de su camiseta para limpiarlas a su satisfacción.
—Vaya, gracias.
Él las levantó y las guió hacia la nariz.
—Puedo…
Antes de poder acabar la frase, él le había puesto las gafas, con las patillas metidas
sobre cada oreja.
—Hacerlo sola —dijo ella.
—Demasiado tarde. —Él sonrió y utilizando la punta de su dedo índice, se las
subió un poquito más por la nariz—. Y ahora sé que son azules.
—¿Qué? —Inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado—. ¿El qué es azul?
—Tus ojos. Me lo estaba preguntando. —Emma Jean o Imagine o cómo narices se
llamara tenía ojos sin alterar por el maquillaje, eran grandes y de un intenso azul
como el tejano. Olía a lluvia y a champú, su suave piel cubierta con una película de
rocío. Estaba muy cerca de ella y fue consciente de su enorme atracción y su cuerpo
lo sabía. Le sobresalía una erección para saludarla.
Afortunadamente, ella le miraba la cara, no la entrepierna, así que no conocía la
dirección en que iban sus pensamientos.
Ella tenía un leve ceño en el rostro.
—¿Por qué te estarías preguntando de qué color son mis ojos?
Esta era una muy buena pregunta y él eligió no contestarla.
—Necesitas una toalla. Estás empapada —y tiritando.

~10~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—No quiero entrar así. —Echó un vistazo a la puerta principal—. Dejaré un rastro
de agua sobre todo el suelo de parquet.
—Puedo ir a buscarte una toalla —le dijo. Aunque tuviera que esquivar a Nikki
para hacerlo, lo cual sería difícil.
—Estaré bien —le dijo—. Seguramente iré a casa y llamaré a Tamara para
disculparme.
—¿Vas a volver a correr bajo la lluvia? —le dijo incrédulo—. No lo creo.
—Ha amainado —insistió ella.
Pero cuando miraron hacia el patio delantero y el camino de entrada, el viento
azotaba torrentes de lluvia en ángulo.
—O no. Vaya raro monzón. No tienes nada seco ni siquiera para limpiarte las
gafas cuando llegues al coche. ¿Puedes ver para conducir sin gafas?
—No. —Suspiró, contemplando su coche con evidente anhelo.
—¿Qué llevas bajo el jersey?
—¿Perdona? —Ella se giró tan rápido para mirarle que chocó con los hombros.
—Si llevas una camiseta debajo, seguramente estará seca. Solo sácate el jersey.
—Llevo una camisola —le dijo mordiéndose el labio.
Ty no sabía qué narices era una camisola, pero sonaba prometedor.
—Perfecto.
Ella pareció considerarlo durante un segundo, luego se quitó las gafas y se las
tendió.
—Sujétalas, por favor.
—Claro.
Entonces él ni siquiera intentó apartar la mirada cuando se quitó el jersey para
revelar un pequeño top, pequeños pechos pegados a la tela, los pezones apretados.
Sí, estaba repleto de ideas brillantes. Nada como decirle a la mujer que se sacara la
ropa mientras estaba en el porche delantero de su colega a plena vista y en una fiesta.
—Esto está mejor, Emma Jean ¿no? —dijo cuando ella dejó caer su jersey
empapado sobre la barandilla del porche.
Ella le tendió la mano pidiéndole las gafas y le sonrió.
—Sabes que mi nombre no es Emma Jean ¿no?

~11~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Lo sabía. Solo que no sabía cuál era en realidad su nombre. Sospechaba, a parte
del hecho que jamás había oído ese nombre en concreto antes de conocerla, que su
dislexia le dificultaba retener su nombre. Lo había deletreado en voz alta para él en
una ocasión previa, pero las letras se habían mezclado en su cabeza. Lo cual le
cabreaba sobremanera. Pero disimularía, haciéndolo parecer intencionado.
—Sip, pero pienso que Emma Jean te pega.
Riéndose se puso las gafas.
—No, no me pega. Tanto como odio admitirlo, soy mucho más Imogen que Emma
Jean.
Ty casi lo pilló esta vez. El sonido final sonó más como gin, la bebida alcohólica.
—¿Por qué dices eso?
—Cabello oscuro, gafas. —Los fue señalando mientras decía la lista—. Pecho
plano, tímida. Definitivamente no una Emma Jean.
Tal vez todas aquellas cosas eran la razón porque la encontraba tan fascinante,
aunque después de hablar con ella, no la llamaría tímida. Callada, pero no tímida. Le
ofreció una sonrisa, una que incluso mientras la hacía, sabía que era insinuante. No
debería, no allí, no con ella, pero parecía que no podía parar.
—Tú siempre serás Emma Jean para mí.
Imogen se rio.
—No puedo decidir si es o no un cumplido.
—Lo es, pero uno sutil. Pero ahora voy a ofrecerte un cumplido evidente. —
Mientras las palabras salían de su boca, Ty estaba diciéndose a sí mismo cállate, para
no ir por ese camino con esta mujer que estaba a todas luces fuera de su liga, pero no
escuchó.
Ella abrió los ojos de par en par tras las gafas.
Estaban más cerca de lo necesario para mantener una conversación, pero Ty se dio
cuenta que ninguno de los dos retrocedió. Le tocó la mejilla, sorprendiéndose de lo
suave que era su piel.
—Eres muy guapa. No es un cumplido original, pero aún así es verdad. —Ty le
pasó los dedos por los labios—. Las mujeres bonitas pueden empezar pareciendo
igual, pero tú destacas. Tu belleza es única.
Imogen empezó a pensar que Ty McCordle había consumido demasiado alcohol
en la fiesta. La estaba mirando como si quisiera comérsela, trocito a trocito, o como
mínimo besarla, y la estaba tocando. Él la estaba tocando y la piel se le había puesto

~12~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

de gallina, se podría decir que por la calada de la lluvia, pero más probable por un
repentino ataque a nivel hormonal, ya que Ty era el hombre por el que había estado
luchando contra la atracción física durante meses. Y ahora la estaba mirando como si
también se sintiera atraído por ella, lo cual era inquietante.
No podía explicarse este giro de los acontecimientos. En serio, no podía ser posible
que Ty estuviera interesado en ella. Lo más probable es que fuera por conveniencia.
Ella estaba en el porche. Sí, eso era. Estaba flirteando, fin de la historia.
Lo cual no explicaba porque de pronto él retrocedió y se quitó la camiseta
revelando unos marcados abdominales y un pecho que solo le gritaba que lo
explorara. Por. Dios. ¿Qué narices estaba haciendo?
—¿Qué haces? —le preguntó, su voz una octava más alta de lo normal.
—Tu cabello todavía gotea y no fui a buscarte una toalla. Usa mi camiseta.
Eso era considerado y extraño, y una fantasía personal de Imogen hecha realidad.
Y divertido por cómo le dijo que usara su camiseta y aún así no le dejo tocarla. Le
estaba secando el cabello él mismo, apretando la tela en torno a los mechones
mojados de su cabello y absorbiendo algo de humedad. Ella se quedó inmóvil y le
dejó hacer, con miedo a moverse, miedo a respirar, miedo a arruinar el momento
perfecto y hermoso que jamás se volvería a repetir en su vida vainilla.
Él olía a hombre. No había otra manera de decirlo. Sencillamente olía como un
chico, a jabón, desodorante y piel, con una pizca de loción de afeitar. Imogen jamás
en toda su vida había estado tan cerca de, ¿cómo lo clasificaría?, un hombre tan
masculino. Era una experiencia… excitante. Esta era la mejor manera de describirlo.
Se le aceleró la respiración, le sudaban las manos, los pezones se tensaron y la parte
interior de sus muslos se entibió, para demostrarlo.
Bajando por los hombros, Ty siguió secándola con su camiseta y ella siguió
queriendo tocarle el torso.
—Te puedo calentar incluso más —le dijo él.
No podía ser que estuviera oyendo lo que estaba oyendo. Era simplemente
demasiado increíble.
—¿Y cómo? —Quería que lo dijera en voz alta, lo que ella estaba esperando que
iba a decir. Era muy posible que nunca hubiera querido otra cosa tanto como deseaba
que Ty la besara en ese momento.
—Puedo rodearte con mis brazos. Compartir el calor. —La mano libre de Ty
serpenteó por su cintura—. Y puedo besarte.

~13~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Guau. Guau. Guauuuu. El cerebro de Imogen se quedó completamente helado. Lo


había dicho. ¿Y ahora qué narices contestaba? Incluso un simple sí o vale no se
pareció al sonido de sorpresa que salió de sus labios paralizados.
La luz de pronto los inundó, y Ty soltó un taco. Ella se protegió los ojos girándose
hacia la parte frontal de la casa, aunque él no quitó la mano de su cintura. Imogen
sintió un rubor instantáneo subiéndole por el rostro. Quien hubiera encendido la luz
definitivamente iba a malinterpretar lo que estaba viendo.
Era Elec Monroe, el marido de Tamara. Había encendido la luz del porche y abrió
de golpe la puerta principal.
—Hola, ¿todo bien por…?
Paró de hablar y una sonrisa apareció en su rostro.
—Ay, lo siento. No me di cuenta que estabais, esto, aquí juntos. Tamara se estaba
preguntando donde estaba Imogen.
—Me atrapó la lluvia —dijo Imogen, dividida entre querer quedarse con la mano
de Ty en su cintura y poner distancia entre ellos así Elec no se quedaría con una
impresión negativa de ella. Se quedó quieta, bastante acojonada—. Ty solo estaba…
Elec levantó la mano.
—Está bien. Le diré a Tamara que estás bien. Y Ty, solo para tu información, tu
amiga te está buscando.
De pronto Imogen se acordó de que Ty había venido a la fiesta con Nikki.
Eso fue bastante para que retrocediera tres pasos y agarrara su jersey mojado de la
barandilla para usarlo como escudo. ¿Cómo podía haberse olvidado por un minuto
que Nikki Borden tenía la intención de seguir los seis pasos para casarse con un
piloto de carreras y que el objetivo era Ty?
Nikki y Ty estaban saliendo.
Y él estaba jugando con Imogen.
Elec volvió a la casa e Imogen se giró hacia las escaleras principales, maldita
lluvia. Necesitaba volver a casa y tomarse una ducha.
—¿Qué haces? —Ty la agarró por el codo.
Sintiéndose ligeramente insultada y mayormente decepcionada de sí misma y el
hecho de que no iba a lograr experimentar un beso, Imogen hizo una pausa en el
último escalón, todavía bajo el saliente del porche.
—Me voy a casa. Por favor, discúlpame con Tamara y Elec por irme pronto, y con
Nikki por monopolizar tu tiempo.

~14~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Esto no es lo que piensas, Emma Jean. Tenía toda la intención de romper con
Nikki después de dejarla esta noche. Debería haberlo hecho hace dos meses.
Imogen frunció el ceño. Vaya, esto sonaba como las típicas frases masculinas:
“Voy a dejar a mi mujer, te lo prometo” o “Te sientes tan bien con un condón, solo
quiero sentirte sin uno”.
Podría no tener mucha experiencia saliendo con hombres como Ty McCordle,
vale, ninguna, pero al parecer un hombre era un hombre y todos eran iguales.
—Vale —dijo ella.
Ahora fue él quien frunció el ceño, todavía agarrando la camiseta en su mano.
—¿Vale? ¿Qué mierda significa eso?
—Significa vale. Romper con Nikki o no. Es irrelevante para mí.
Con una respiración profunda y un estremecimiento, Imogen bajó corriendo las
escaleras bajo la lluvia y dejó a Ty en el porche.

~15~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 2

Excepto que Ty la siguió e Imogen no podía creérselo. Tras correr bajo la lluvia,
abriendo las puertas con el mando y entrando, mojada y miserable, apenas había
cerrado la puerta antes de que la del pasajero se abriera y Ty subiera.
Estaba sentado en su coche.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó sin creérselo.
—Estoy calado, eso es lo que estoy. —Sacudió la cabeza y se pasó los dedos por las
greñas húmedas de su cabello—. Caray, está lloviendo a mares.
Y todavía iba sin camiseta.
Ty estaba sentado en su coche calado y desnudo de mitad para arriba.
—¿Por qué estás en mi coche? —¿No había dejado meridianamente claro que se
marchaba de la fiesta para irse a casa?
Y aún así él la miraba como si fuera la única que ignorara lo obvio.
—Tenemos que hablar.
—¿De qué? —Imogen se consideraba una persona bastante inteligente, pero tenía
problemas para seguir el tren de pensamiento de Ty.
Sin contestar, Ty se sacó de la entrepierna de sus vaqueros la camiseta. La vio
mirándolo con lo que seguro era una expresión de total horror. Él le guiñó un ojo.
—Así se mantiene seca.
Mientras se ponía la arrugada camiseta por la cabeza, Imogen intentó no sucumbir
a la atracción física que sentía por él. Innegablemente la excitaba, a pesar del hecho
que tenía novia, lo cual encontraba increíblemente preocupante. Parecía que su
intelecto debería ser capaz de instruir a su naturaleza animal que Ty no era un
candidato viable como pareja.
Vale, lo instruía, pero gran parte de ella no escuchaba. Así que iba a tener que ir
con cuidado. No podía complicar su tesis flirteando con un hombre que sí encontraba

~16~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

atractivo. Tenía que utilizar la Biblia Nupcial de Nikki sólo con pilotos en los que no
tuviera interés así podría mantener el control y la objetividad.
—¿Por qué corriste bajo la lluvia? —le preguntó ella, todavía teniendo un poco de
problema con eso.
—Porque no había acabado de hablar contigo antes de que salieras disparada.
—No salí disparada. Era el momento apropiado para acabar la conversación. —
Los habían interrumpido. Él tenía novia. Definitivamente era el momento de irse.
—¿Acabar la conversación? Es una manera educada de decir que huiste.
Tal vez. Pero era necesario.
Ty se giró ligeramente en su asiento, la camiseta tenía trozos húmedos en lugares
al azar por haberle secado el cabello, su cabello castaño claro húmedo y desaliñado
por la remojada que había pillado. Movió un poco las rodillas haciendo más espacio
para sus piernas, luego bajó la mirada al suelo.
—Ostras, lo siento. Te tiré el bolso y cayeron todas tus cosas.
Imogen sabía lo que llevaba en el bolso: media docena de manuales de citas y el
incriminador “Cómo casarse con un piloto de carreras en seis fáciles pasos”.
Sintiendo un rubor apareciendo con sigilo en sus mejillas, frenéticamente alargó el
brazo entre las piernas masculinas e intentó palpar los libros para sacarlos de la vista.
Si ojeaba los títulos y pensaba que los estaba leyendo en un intento de pescar un
marido, se sentiría mortificada, y no tenía intención de explicarle su tesis porque
tenía el presentimiento de que se burlaría.
—¡Anda! —Ty levantó los brazos apartándolos—. Podría haberlos recogido, pero
esto me gusta más.
Aquello la dejó paralizada. La verdad es que estaba encima de él, con la cara en su
rodilla y los pechos peligrosamente cerca del muslo.
—Lo siento estaban en medio —dijo, dándose cuenta que no había nada por lo que
disculparse. Él fue quien entró en su coche sin invitación.
—No pasa nada. La verdad es que lo estoy disfrutando —contestó arrastrando las
palabras.
Dios, ese acento sureño le hacía cosas escandalosas a su imparcialidad. Imogen
estaba decidida a seguir las normas de las citas con el único propósito de su tesis, se
suponía que no se permitiría tener interés en ninguno de los pilotos de carreras con
los que tenía la intención de coquetear. Y menos que nadie Ty. Tenía la intención de
dejarle totalmente fuera de la ecuación al embarcarse en esta investigación con tan
poco rigor científico para darle un empujón a su tesis.

~17~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Así que cómo había terminado buscando a tientas entre sus piernas mientras la
voz de Ty le ponía la piel de gallina estaba fuera de su comprensión.
Metió el último libro en el bolso y se enderezó.
—No todo tiene que convertirse en una insinuación sexual.
—Bueno, por supuesto que no tiene que ser sobre sexo. Pero es mucho más
divertido así.
—Esta conversación no va de sexo.
—¿A no? Bien, eso le quita toda la diversión al resto de la noche.
Le habían quitado la suya al minuto en que se dio cuenta que ella no era nada más
que un juego para él, una manera de pasar el rato mientras eludía a su novia en una
fiesta. Seguramente era solo un desafío por un tipo de mujer diferente a la que Ty
solía salir.
—Entonces, vete. Eso es lo que intento hacer yo. —Ella se lo quedó mirando, a él y
a la puerta del acompañante, sin ocultar su prisa.
—Todavía es pronto, no quieres irte y yo tengo unas cuantas preguntas para ti.
—Yo no tengo respuestas para ti. —Lo dijo con absoluta honestidad.
El siguió como si no la hubiera oído.
—¿Todas las mujeres quieren casarse? ¿Tú quieres casarte? —Su expresión era de
curiosidad y tal vez ligeramente perpleja.
Imogen, estaba segura de que la pregunta era sincera, porque ya se lo había
preguntado antes, en la boda de Tamara y Elec. Estaba claro que el tema del
matrimonio y porque querían las mujeres lo estaba agobiando. Quizás era por la
edad. Los hombres y mujeres llegaban a los treinta y todo el mundo en su entorno
parecía pensar que o deberían estar casados o deberían intentar estarlo. Imogen no se
oponía al matrimonio, per se, pero definitivamente quería insistir en su versión del
Señor Perfecto, así que la pregunta de Ty inmediatamente le trajo a la mente a
Beatrice en “Mucho ruido y pocas nueces” de Shakespeare.
—“No será en tanto Dios haga a los hombres de otra sustancia distinta a la tierra”
—le citó a Ty. Este se la quedó mirando sin comprender.
—¿Qué?
Imogen siempre había adorado las respuestas ingeniosas de Beatrice a las
entrometidas y a menudo insultantes preguntas, así que siguió utilizando sus
palabras, metiéndose en el monólogo a pesar de la evidente incomprensión en el
rostro de Ty.

~18~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—“No es desesperante para una mujer el verse dominada por un puñado de polvo
valiente y tener que rendir cuentas de su vida a un terrón de cieno petulante? No, tío,
no quiero a ninguno.”
—Suena bien lo que dices, pero no tengo ni idea de qué diablos estás hablando.
—Es Shakespeare —contestó Imogen.
—Bueno, estaba bastante seguro que no era Kenny Chesney. Pero aun así no
entiendo qué significa.
Imogen cambió de postura en el asiento, incómoda con su jersey y cabello mojados
y su atracción por Ty McCordle todavía la incomodaba más. No parecía molesto con
ella, solo desconcertado y tal vez un poquito divertido. La verdad es que no entendía
qué hacía sentado en su coche, pero ya que estaba allí, se imaginó que bien podría
disfrutar del panorama de perfección varonil que ofrecía, aunque se hubiera vuelto a
poner la camiseta.
—Beatrice le está diciendo a su tío que se casará solo cuando Dios haga a los
hombres de algo distinto al polvo. —Un poco duro quizás, pero habiendo intentado
por un corto espacio de tiempo las citas online, Imogen podía ver hacia donde se
dirigía.
—Vale, una que odia a los hombres.
Eso tomó por sorpresa a Imogen.
—¿Qué odia a los hombres? No creo que sea totalmente cierto.
—Claro que sí. Mete a todos los hombres en el mismo saco, llamándolos polvo, sin
darle a nadie una oportunidad. Y seguramente andando siempre por ahí con una
mirada amargada y resentida en la cara, logrando así una atención negativa de los
hombres, lo cual aún la enfada y convence más de que su teoría es la correcta —
asintió Ty—. Odia a los hombres.
Imogen se quedó muda durante un segundo, horrorizada al darse cuenta que
aunque la explicación de Ty simplificaba la situación tal vez estuviera en lo cierto.
Beatrice tenía una lengua viperina y casi siempre estaba al ataque.
—Creo que acabas de romper en pedazos toda mi percepción de “Mucho ruido y
pocas nueces”.
—No estaba intentado romper nada. Pero es bastante evidente que la tía está
amargada porque los chicos no llaman a su puerta.
—¿Cómo sabes que no llaman a su puerta?
Ty le ofreció una larga mirada de incredulidad.

~19~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Vamos. Si llamaran, ella no tendría tanta mala leche. ¿Tengo razón? Se pasa el
sábado por la noche con su mejor amiga en vez de conseguir algo de marcha ¿cierto?
—Bueno, de hecho normalmente es su primo. Y tienes que considerar el contexto.
Una mujer en esa época no podía ir de cama en cama sin serias consecuencias.
Él se mofó.
—Ya, como si eso hubiera parado a alguien. Pregúntale a cualquier senador.
Imogen se rio.
—Cierto. —Luego como tenía curiosidad y no parecía que fuera a salir del coche,
ella le preguntó:
—¿Pero por qué preguntas por el matrimonio? ¿Estás pensando en pedírselo a
Nikki?
Su reacción tan extrema que fue cómica. Su rostro pasó por una serie de
contorsiones y la mano le salió disparada.
—No. No, no, no, no. Ella sacó el tema, lo cual significa que está metida en esta
relación más de lo que pensaba, lo que significa que tengo que romper con ella, lo
cual odio, porque no me gusta herir los sentimientos de nadie. Pero la verdad es que
Nikki y yo no tenemos nada en común. Excepto una cosa en realidad.
—¿El sexo?
Ty sonrió.
—Sí. Me encanta que lo hayas dicho tan claro.
Bueno, no hacía falta ser de la NASA para deducirlo, e Imogen, aunque se
consideraba tímida, siempre había sido lo bastante curiosa para ser directa con la
gente. Conseguía más información de esa manera, y la mayor parte del tiempo, era
incapaz de resistirse al impulso de husmear un poco en su búsqueda para
comprender a la gente de su entorno.
—Me parecía lógico que la atracción sexual fuera lo que os atrajera a ambos.
Le lanzó una mirada divertida, como si estuviera intentando leer su expresión y
no pudiera.
—Sí, eso siempre pareció funcionar muy bien entre nosotros. En cuanto a la
conversación o pasar el rato juntos, bueno, en eso siempre fuimos un poco torpes
¿sabes? Así que se me escapa por qué narices pensó en querer estar conmigo todos
los santos días y casarse.

~20~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen pensaba que era muy evidente. Nikki quería el prestigio y el dinero de ser
la mujer de un piloto de carreras. Pero parecía increíblemente grosero señalárselo a
Ty, en especial si él no lo había deducido todavía.
—Quizás está enamorada de ti.
Ty soltó una carcajada y la señalo con el dedo.
—Eso es divertido. Esa chica siente un cariño más auténtico por sus zapatos que
por mí.
No podía decir si él estaba exponiendo un hecho, o si le molestaba que Nikki no
estuviera emocionalmente dedicada a él. Así que le quitó importancia.
—Los buenos zapatos son realmente difíciles de encontrar.
—Mírate, apareció tu listilla interior. —Ty le sonrió abiertamente—. Me gusta eso
de ti.
—Bueno, es verdad —Imogen le sonrió—. Cuando vas a comprar zapatos, hay
muchas opciones pero es muy difícil dar con el par correcto. No encajan bien con tu
ropa, o son demasiado informales o mucho de vestir, o están fuera de tu margen de
precio. No tienen tu número, te aprietan los dedos o te rozan el talón o te salen
ampollas o te hacen sudar los pies. El tacón es demasiado alto o demasiado bajo, o te
hacen los tobillos gordos.
—Me estás asustando —le dijo—. Esto solo acaba de demostrar que las mujeres se
pasan demasiado tiempo preocupándose por naderías.
Ella quiso reír, pero no había acabado de hablar, así que añadió:
—Es importante porque los zapatos afectan el modo en que se siente una mujer
cuando sale de su casa. Un simple par de zapatos no cubre todo el vestuario de tu
armario. Ni por asomo. Así que necesitas al menos media docena de pares para
cubrir la mayoría de lo que llevas a diario. Lo cual me hace preguntar si las mujeres
no deberíamos hacer lo mismo con los hombres. Tener uno diferente según el estado
de ánimo.
La carcajada que soltó Ty fue total y auténtica e hizo a Imogen sonreírle en
respuesta.
—Vaya, eso es una idea —le dijo—. ¿Entonces qué estado de ánimo sería yo?
¿Viernes informal?
No, él sería para los días en que ella quisiera jugar a la estrella porno, pero no lo
iba a decir en voz alta.
—Imagino que dependerá de cómo quiera llevarte la mujer.

~21~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

No tenía la intención que fuera sugerente, pero tan pronto las palabras salieron de
su boca, supo que sonarían de esa manera y lo hicieron. Los ojos de Ty se
oscurecieron y alzó una ceja.
Imogen volvió a hablar antes de que él pudiera porque no estaba segura de estar
preparada para oír lo que saldría de la boca de Ty.
—Creo que para Nikki, tú serías sus tacones altos. Lo que quiere llevar cuando
quiere llamar la atención y sentirse bien consigo misma.
Quizás eso no era cierto. Después de todo, ¿qué sabía ella sobre Nikki y sus
verdaderos sentimientos y motivaciones? Pero dado lo que Imogen había visto y
oído de la chica, pensaba que era bastante acertada en su evaluación. Nikki usaba a
Ty para la fama y fortuna. Imogen quería que él lo reconociera pero a la vez no
deseaba herir sus sentimientos.
—Lo veo —dijo lentamente—. Sé exactamente por qué Nikki está conmigo. Es por
mi dinero y la parte de la fama de las carreras. No me molesta exactamente porque sé
que hay lo que hay, y no estoy en peligro de enamorarme de ella. —Golpeó con la
rodilla la de Imogen cuando cambió de postura en el asiento—. Pero la verdad es,
que quiero ser las botas de trabajo de una mujer, no sus tacones altos.
—¿Las botas de trabajo? ¿Y qué hay de sexy en eso? ¿Las mujeres tienen botas de
trabajo?
—Sí. Ya sabes, las botas que se ponen cuando quieren ponerse de rodillas y
ensuciarse, para darse una caminata, trabajar en el jardín, dar un paseo en barco o
pintar la cocina. En las que cuentan y confían, las que están en su vida para lo bueno
y lo malo y con sus condiciones. Sus favoritas.
¡Por todos los santos! Imogen estaba teniendo problemas para tragar. Aquella era
la descripción más rara y sexy del papel de un hombre en una relación que había
oído nunca, y pegaba con Ty. Él era extraño ya que no lo comprendía del todo y era
muy pero que muy sexy. Mentalmente se recordó que todavía estaba saliendo con
Nikki y por nada del mundo iba a acosarlo sexualmente dentro de su coche en el
camino de entrada de la casa de Tamara.
—Pero una mujer no se siente sexy con botas de trabajo. ¿No quieres hacerla sentir
sexy?
—Claro que sí. Con sus zapatos favoritos, de relax o trabajando, se siente fuerte. Y
sintiéndose fuerte una mujer se siente sexy.
Ty estaba tocándole la rodilla y ella abrió ligeramente las piernas, enviando una
ráfaga de calidez al interior de sus muslos.

~22~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Qué zapatos llevas puestos, Emma Jean? —Se inclinó examinándole el calzado.
—Bailarinas negras —contestó con la voz un poco ronca.
—¿Te sientes sexy con ellas?
Todavía tenía su mano en la rodilla, con el pulgar haciendo pequeños círculos en
los vaqueros. La estaba distrayendo.
—Me siento razonablemente bien cuando las llevo —admitió.
Ty soltó una leve carcajada.
—Tienes un aspecto más que razonablemente bien con ellas.
Sabía que debería decirle que se fuera. Estaban yendo hacia terreno peligroso
cuando técnicamente todavía estaba con Nikki. Era totalmente inapropiado e iba a
tener que decírselo. Inmediatamente.
Ninguna palabra salió de su boca y permanecieron sentados en la calidez de su
coche, con la calefacción en marcha, las ventanas empañadas y el limpia de un lado a
otro combatiendo la caída de la lluvia.
—Gracias —dijo, luego pegó un brinco cuando algo golpeó en el capó de su coche,
provocando que todo el vehículo se sacudiera ligeramente—. ¿Qué narices fue eso?
Ty podía decir francamente que le importaba un pimiento si un meteorito había
caído sobre el coche de Imogen, pero de todas formas miró. Tal vez la distracción
fuera algo bueno, porque estaba muy cerca de besar a la mujer sentada a su lado y
sabía que ella no lo deseaba. Bueno, sí lo deseaba. Eso no era arrogancia de su parte,
solo la verdad. Podía leer el deseo en sus ojos. Pero ella pensaba que no debía por
Nikki. Una gran diferencia. Y tenía razón. Solo porque había tomado la decisión de
romper con Nikki no significaba que Nikki lo supiera.
Así que miró por el parabrisas y le ordenó a su erección que desapareciera.
Y lo hizo cuando se dio cuenta que el golpe en el capó del coche de Imogen había
sido provocado por Nikki.
Cuando su flaco trasero golpeó sobre el coche por un hombre cuyo rostro no era
visible porque estaba enterrado en el generoso pecho de Nikki.
—Qué… —La frase de Imogen se murió mientras ambos miraban sorprendidos.
Al menos Ty estaba sorprendido. Tal vez Imogen no, pero coño, él sí. Nikki había
dejado caer la palabra que empezaba con M hacía una hora, lo había perseguido
implacablemente durante los cuatro meses enteros que habían estado saliendo, y
ahora aquí estaba, ¿liándose bajo un maldito aguacero con un tipo cualquiera?

~23~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

A Nikki no le gustaba la lluvia. La odiaba porque le estropeaba el cabello. Y aún


así estaba sentada en el capó del coche, con las piernas abiertas, los brazos rodeando
la espalda del tío mientras él le frotaba la nariz en los pechos, y ella con la cabeza
echada hacia atrás en éxtasis, y su habitualmente meticuloso cabello bien mojado. No
parecía ser su mayor preocupación en ese momento.
Ty ladeó la cabeza, todavía no del todo seguro quién era el tipo. Nikki lo
bloqueaba de la vista. No es que importara, en serio, a menos que fuera uno de sus
buenos amigos, lo cual lo cabrearía por principios.
Fuera quien fuera, estaba por la labor. El tipo empujó a Nikki en un arrebato de
pasión, con las manos y labios por todas partes tanto uno como el otro, los gemidos
femeninos de excitación tan altos que podían oírlos dentro del coche a pesar de la
lluvia. ¡Guau! Y él pensando que el sexo con Nikki había sido bueno, pero
honestamente podía decir que ella jamás había demostrado tanto entusiasmo con él.
Tenía la espalda y la cabeza sobre el capó, la lluvia golpeando mientras su amigo le
bajaba el cuello de la camisa y le succionaba las puntas de los pechos.
—¿Por qué… —empezó a decir Imogen, luego paró.
—¿Por qué están haciéndolo bajo un puto aguacero? Sí, me estaba preguntando lo
mismo. —Dios, era tan cachondo como el otro tipo, pero cuando la lluvia caía así de
fuerte te dolía en la piel y ni siquiera podías ver que estabas besando y dónde, era el
momento de conseguirse una habitación.
—Lo siento mucho —dijo Imogen, echándole una ojeada con conmiseración.
¿Lo sentía él? Estaba un poco trastornado, pero sinceramente no lo sentía. En
especial cuando el hombre alzó la cabeza para secarse las gotas de la cara y Ty vio
que era Jonas Strickkland, un piloto novato en su primera temporada en las series.
No conocía muy bien a Jonas, y apostaría cien pavos a que el chico no tenía ni idea de
que Nikki salía con alguien. Era un buen chico (Dios, ¿Cuándo había empezado Ty a
pensar de los novatos que eran una generación más jóvenes que él?) y un piloto
metódico, pero no había impresionado a Ty con todo ese don de gentes fuera de la
pista.
Por supuesto parecía estar haciéndolo la mar de bien por su cuenta en ese
momento.
Nikki iba a ahogarse si no cerraba la boca. En esa posición, con la cabeza echada
hacia atrás y repitiendo exclamaciones de ¡Sí! Saliendo de su boca abierta, se imaginó
que era solo cuestión de tiempo antes de que la lluvia la asfixiara. Desconcertado por
el hecho de que Nikki y Jonas estuvieran a tan solo unos pasos de distancia y él e
Imogen tuvieran una excelente vista de que a ninguno de ellos les importaba si Jonas
llevaba pantalones, Ty se preguntó cómo debería alertar a los entusiastas amantes de

~24~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

su presencia. Se necesitaría una bomba para captar su atención, dado que el cabello
de Nikki ahora estaba atrapado en los limpias, azotando de un lado a otro y ella
parecía no darse cuenta.
Imogen alargó la mano desde el asiento del conductor y en silencio apagó los
limpias.

~25~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 3

Por alguna razón, la silenciosa parada de los limpias por parte de Imogen hizo
que Ty estallara en carcajadas. Todo el asunto era absolutamente ridículo.
Aquí estaban Imogen y él, claramente lidiando con su atracción mutua para que
Ty pudiera comportarse de modo respetable y decente y romper primero con Nikki,
mientras Nikki se dejaba llevar por la fantasía bajo un aguacero con un tipo que Ty
no creía que conociera antes de hoy.
—¿En serio piensas que es divertido o te ríes por defensa? —le preguntó Imogen,
con una mirada preocupada y metiéndose un mechón de cabello detrás de la oreja.
—En serio, pienso que es divertido —le aseguró—. Creo que estoy contemplando
una pequeña lección de la vida, dos personas no deberían estar juntas solo en
nombre de la conveniencia. Esto solo acaba con sexo sobre el capó del coche y no con
el otro.
—Cierto. —Imogen hizo un sonido de aflicción—. ¡Dios mío! Se está
desabrochando los pantalones.
Antes de que Ty pudiera reaccionar, tocó el claxon. Oyeron el chillido de Nikki y
se catapultó a los brazos de Jonas, quien trastabilló hacia atrás, con la cremallera
bajada. Estaba lloviendo demasiado fuerte para ver sus expresiones, lo cual fue un
poco decepcionante. Ty pensó que hubiera sido divertido ver sus rubores de
culpabilidad.
En cambio, Nikki se acercó como una tromba golpeando la ventana del lado del
conductor.
—¿Quién hay ahí? —gritó.
—No tienes que contestar —le dijo Ty a Imogen, enfadado de que Nikki no se
hubiera escabullido como habría hecho la mayoría.
Jonas estaba incómodamente detrás de ella, como si no supiera que se suponía que
hiciera. Imogen echó un vistazo a Ty.

~26~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Quieres que me libre de Nikki o quieres hablar con ella?


—Vale, hablemos con ella. —¿Por qué prolongar esta estupidez?
Imogen bajó un poco la ventanilla.
—Somos Ty e Imogen.
Se hizo una pausa, luego Nikki chilló.
—¿Ty? ¿Ese bastardo está ahí dentro?
¿Perdón? ¿Qué narices había hecho él para merecer ese título? Ty se inclinó sobre
Imogen para intentar ver a Nikki.
—Ya que yo soy un bastardo y tú intercambias saliva con Strickland, creo que
podemos dar por finalizada nuestra relación.
—Abre el coche —exigió Nikki.
—¿Por qué? —preguntó Imogen mientras lo abría.
Nikki abrió la puerta trasera y entró.
—Porque está lloviendo a cántaros y no quiero tener esta conversación en medio
de este caos.
—No parecía importarte hace un minuto —señaló Ty, observando a Nikki
deslizarse por el asiento trasero hasta quedar directamente detrás de él.
Ella hizo un sonido con la lengua y luego gritó:
—¡Jonas! Entra en el coche.
El idiota lo hizo, haciendo sonreír a Ty.
—Nikki, en serio no creo que tengamos más de que hablar.
—Supongo que estás enfadado conmigo —dijo Nikki, frunciéndole el ceño.
—No, en serio no. Un poco sorprendido tal vez, pero tienes derecho a tirarte a
quien quieras. Solo habría estado bien si me hubieras hecho saber primero que
habíamos roto. Ya sabes, solo tal vez.
—No habría tenido que hacerlo si hubieras sido razonable.
—¿En qué he sido exactamente irrazonable? —¿Y cómo de pronto podría sacarla
del coche? Se le estaba acalambrando el cuello de mirar al asiento trasero, y se sentía
mal por la pobre Imogen obligada a mirar el revolcón fallido de Nikki. Admitía que
sentía una punzada de vergüenza porque Imogen viera lo que a todas luces era su
escaso juicio en vivo y en directo.

~27~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—No quieres casarte conmigo. —Nikki estaba haciendo pucheros, su labio grueso
sobresaliendo.
Señor. Jonas frunció el ceño.
—Espera un minuto. ¿Estáis saliendo? —Jonas movió el dedo de Ty a Nikki.
—Ya no. Todo está bien, tío —le aseguró Ty.
Pero el pobre chico frunció aún más el ceño.
—No me dijiste que te estabas viendo con alguien. —Miro a Ty—. Colega, lo
siento.
—Está bien. —Ty se giró hacia Nikki—. No, no quiero casarme contigo.
—¿Por qué no? —Nikki gimoteó subiendo las manos a su rostro mientras
sollozaba.
—Espera un minuto —dijo Imogen, sonando totalmente exasperada—. Nikki, se
honesta, ¿estás enamorada de Ty?
El sollozo de Nikki se cortó de golpe, frunció el ceño y contestó:
—No.
—¿Entonces por qué quieres casarte con él?
—Porque ya tengo veintidós años y debería estar casada.
Ty respingó. ¿Verdaderamente Nikki solo tenía veintidós años? Seguramente lo
había sabido en teoría pero oírlo en voz alta fue una segunda llamada de atención. A
los treinta y tres, de pronto se sintió demasiado viejo para estar saliendo con una
mujer tan joven. No era de extrañar que jamás tuvieran un tema de conversación.
Estaba a punto de decir algo, no estaba seguro del qué, pero seguramente
supondría algunos tacos. Afortunadamente Imogen se le adelantó.
—Yo tengo veintiocho, no estoy casada y no estoy estresada en lo más mínimo por
eso. Estar preparada para comprometerte con un hombre el resto de tu vida exige
pensarlo muy bien y a conciencia, sin mencionar una saludable dosis de amor y
pasión. No puedes apresurarlo, forzarlo o hacer concesiones.
Exactamente. Le había quitado las palabras de la boca.
—Lo que tú digas —dijo Nikki, poniendo los ojos en blanco.
—Creo que tengo que irme —dijo Jonas, con un aspecto de dar su huevo derecho
por estar en cualquier otro lugar excepto allí.

~28~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Voy contigo —dijo Nikki. Contempló fijamente a Ty durante un segundo


mientras él intentaba imaginar qué exactamente estaba a punto de salir de su boca.
Ella dijo—: Espero que comprendas el error que has cometido.
Vale, diablos, sí, lo comprendía. Ninguna más de veintidós. No más citas con
mujeres que deseaban su estatus y dinero más que a él. Y no más sexo sin
compromiso durante un tiempo. Era hora de retroceder y esperar a una mujer que
pudiera conectar con él de verdad.
—Sí —le aseguró—. Y lamento que las cosas no funcionaran. Espero que tú y
Strickland os lo paséis bien esta noche.
El rostro de Nikki enrojeció.
—Lo haremos, gracias.
Entonces le dio un codazo a Jonas para salir del coche, lo cual él hizo con una
rapidez y destreza desafiando la corpulencia de su cuerpo, y Nikki lo siguió.
De pronto Ty estaba de nuevo solo en el coche con Imogen, la cual fruncía el ceño.
—Dios, lo siento —dijo, sintiéndose realmente avergonzado.
Ella solo ondeó la mano como si fuera irrelevante.
—Está bien. Pero encuentro increíblemente curioso que Nikki quisiera casarse
contigo.
Ty se rió, a la vez esperaba que ella no tuviera la intención de decirlo exactamente
como había sonado.
—¡Guau! Vaya manera de golpearme el ego.
Alzó la comisura de la boca.
—Eso no es lo que quería decir. Sencillamente me sorprende que en estos días las
mujeres jóvenes todavía piensen que necesitan estar casadas para sentirse completas.
—Yo tampoco lo entiendo —le contó con total honestidad. De verdad no entendía
por qué algunas mujeres parecían sentir que su autoestima estaba atada a estar con
un hombre. Especialmente uno como él. Siempre estaba moviéndose de un lado a
otro, inquieto, inclinado a hacer bromas cuando no era apropiado, y no era
exactamente que nadie pudiera llamarle un ancla emocional para una mujer.
Lo cual era el porqué había pensado que esas salidas ocasionales con Nikki tenían
sentido. Solo ahora sabía que no era lo que él quería, y aun así ¿en serio estaba
preparado para una relación verdadera, comprometida y madura?
No lo sabía, y ni siquiera estaba seguro porqué se lo estaba preguntando. No era
como si ahora mismo fuera una opción.

~29~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Y por eso están dispuestas a engancharse con el primer tipo que muestre interés
por ellas ya sea un perdedor total o no, eso me desconcierta.
—Ya sabes —le dijo Ty a Imogen mientras se preguntaba cuantas bofetadas más
podría esperar en una sola conversación—. En serio, suena como si me estuvieras
insultando.
Y estaba teniendo un día de locos. No había visto venir nada de esto cuando se
levantó de la cama esa mañana, eso seguro.
Pero ella solo lo miró.
—No te estoy insultando. Estoy hablando teóricamente, no sobre ti en concreto.
Estoy segura de que tienes muchas cualidades que te hacen un candidato perfecto
para una relación seria, pero no hace falta ser un genio para ver que tu copa no está
exactamente rebosante de amor por Nikki.
Ella se subió las gafas por el puente de la nariz para darle más énfasis, y a la vez
Ty pensó que jamás había oído a una mujer hablar de un modo tan extraño como
Imogen, la encontró increíblemente mona. Así como tan adorable que quería besarle
la punta de la nariz.
En realidad no lo hizo. Solo sonrió irónicamente.
—No, no es amor lo que rebosa de mi copa, eso está claro.
—¿Eso es una indirecta sexual? —preguntó ella con curiosidad.
—¿Quieres que lo sea? —No podría decirlo en absoluto por su expresión.
—No es una cuestión de si quiero o no. Solo tengo curiosidad por la intención
exacta de tus palabras.
Ty pensó en pasarse de listo, pero de nuevo, estaba intrigado por una mujer
queriendo entender exactamente lo que él había querido decir. Siendo disléxico e
incapaz de leer a un nivel funcional, Ty siempre era consciente del significado y
misterio de las palabras. Era adicto a los audio libros y encontraba fascinante el flujo
del lenguaje en las novelas y deseaba poder ver y leerlas por sí mismo. Que Imogen
lo mirara y quisiera oír la verdadera intención detrás de sus palabras le hizo hacer
una pausa.
Entonces le contestó francamente.
—Estoy incomodo con toda esta situación. Y aunque parezca que me ría de mi
mismo, no, no era amor lo que salía de mi cuerpo cuando estaba con Nikki si no algo
distinto. —Aparte de que no lo estaba diciendo con todas las palabras. Tenía unas
cuantas tendencias de caballero inculcadas por su madre sureña, y no estaba
diciendo “eyaculación” a una mujer que apenas conocía.

~30~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Eso es lo que pensaba —dijo ella—. Pero quería confirmarlo.


Ty se rio.
—¿Por qué?
Ahora ella se ruborizó.
—Porque siempre soy increíblemente curiosa. Quiero saberlo todo sobre todo. Me
gusta la claridad y hago interminables preguntas. Sé que es molesto. Lo siento.
—No tienes nada de qué disculparte. Y veo la curiosidad como un signo de
inteligencia.
Ella lo miró sorprenda.
—Yo también lo pienso. —Luego se ruborizó aún más—. No es que me esté
diciendo a mi misma inteligente. Quiero decir, no soy estúpida pero no soy ningún
Einstein, claro.
—Creo que seguramente bastante inteligente —le dijo él—. Dado que has logrado
una licenciatura. —Una idea se le acababa de ocurrir—. Y a todas luces eres más
inteligente que yo, porque no solo la novia con la que yo planeaba romper se estaba
liando con otro tipo delante de mí, sino que también me dejó plantado. —Por
primera vez desde que descartó a Nikki y escapó al porche, sintió verdadero enfado.
—¿Qué quieres decir?
—No tengo coche. Nikki me recogió y conducía porque vive en dirección opuesta
a mi casa desde aquí. Así que ahora no tengo medios para llegar a casa.
—Ya te llevo.
—No tienes que hacerlo. —No quería que ella se sintiera obligada, pero en
realidad quería que lo llevara. Sin mencionar que deseaba besarla, hundir su lengua
en el interior de su boca y recorrerle con las manos ese cuerpecito—. Puedo pedir un
taxi.
—¿Dónde vives?
—En Mooresville.
—Bueno, me pilla de camino. No es ningún problema llevarte.
—De acuerdo, gracias, Emma Jean. Te lo agradezco. —Ty le sonrió, lentamente,
disfrutando del modo en que sus mejillas se sonrojaron y rompió el contacto visual.
Ella se sentía tan atraída por él como él por ella, e iba a conseguir su beso antes de
terminar la noche. Un simple beso no rompería su recién adquirida convicción de
evitar el sexo sin compromiso durante un tiempo.

~31~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Deberíamos decirles a Tamara y a Elec que nos vamos? Odio ser maleducada.
—¿Importa? —le preguntó Ty, pensando que en realidad le importaba un
pimiento. Llamaría o le enviaría un mensaje de texto a Elec de camino a casa.
—Me siento tan mal. He estado desaparecida la mitad de la noche… Elec sabe que
estaba fuera contigo. Odio que empiecen los rumores. Eso no es justo para ti.
En realidad, ahora le importaba una mierda si alguien pensaba que estaba
moviendo ficha con Imogen porque para ser totalmente francos era lo que estaba
haciendo. Pero eso seguramente la preocuparía, así que dijo:
—Fuera todavía llueve. Entraré corriendo y les diré que nos vamos, espera aquí.
—No. Iré contigo.
—¿Qué sentido tiene que ambos nos calemos completamente otra vez?
—No me importa mojarme.
—Hay muchas clases de humedad, y algunas son mejores que otras —contestó Ty,
incapaz de resistirse.
Tras las gafas, ella abrió los ojos de par en par, clavándose las uñas en los muslos.
—Eso fue una insinuación sexual.
—Sip. Lo siento, no he podido resistirlo. Y dime tu qué humedad es más
divertida… mojarte por la lluvia o simplemente estar mojada.
Debería haber cerrado la boca y dejar de picarla. Pero estaba caliente y mojado en
su pequeño coche y ella estaba tan cerca de él que podía oler la humedad en su piel,
ver el modo en que se le estaba secando el cabello en diminutos mechones sobre la
oreja y oír cómo se quedaba sin aliento. A Ty le intrigaba de un modo que no había
estado por una mujer en mucho, mucho tiempo. No tenía del todo claro que esperaba
que dijera, pero estaba casi seguro de que disfrutaría con la respuesta.
—Bueno, creo, indiscutible, a menos que alguien sufra una disfunción sexual, que
la mayoría de la gente preferiría la humedad de la excitación a la humedad de la
lluvia fría.
Ty se carcajeó. Sip, le gustó esa respuesta.
—¿Y cuál prefieres tú? —la provocó. Imogen no se paró a pensar sobre las
ramificaciones de sus palabras. Simplemente habló con honestidad.
—Oh, la de la excitación, indudablemente.
La mirada en el rostro de Ty le dijo que estaba jugando con fuego. No estaba
teniendo una conversación informal haciendo observaciones sociológicas. Estaba

~32~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

flirteando con ella y lo sabía desde el principio. Desde el minuto en que le habló en el
porche.
Ahora estaban solos en el coche, de pronto él estaba libre, ella le había ofrecido
llevarle a casa desde la de Tamara, y estaban hablando sobre la lubricación sexual.
A menudo durante sus veintiocho años, su madre le había dicho que su curiosidad
y honestidad innata la iban a meter en problemas, y si acabar desnuda en la cama con
Ty McCordle era un problema, Imogen tenía la sensación de que precisamente hacia
allí se dirigía. Era interesante que no pareciera estar huyendo de dicho problema,
sino al contrario se estaba arrimando a la fuente.
—¿Deberíamos probar tu teoría? —le preguntó él, posando la mano furtivamente
sobre la rodilla de Imogen y acariciando con el pulgar en un pequeño círculo—. ¿Nos
mojamos de las dos maneras y vemos con cual disfrutamos más?
Imogen tragó saliva. No era una inexperta en temas sexuales. De hecho, en la
universidad había tenido una aventura muy caliente con un estudiante de postgrado,
y se consideraba a sí misma bastante bien versada en las técnicas masculinas de
aparejamiento (léase frases para ligar) pero jamás nadie las había soltado de un modo
tan obvio como Ty. Al menos ella pensaba que era obvio. Se le ocurrió que debería
verificar antes de malinterpretar, dada su falta de experiencia con hombres como él.
—¿Estás sugiriendo sexo?
Él sonrió.
—Bueno, no estoy hablando de mojarnos en el lago, eso está claro.
—Eso parece un poco impulsivo.
—El sexo normalmente lo es.
La mano de Ty se deslizó un poquito más arriba del muslo, y mientras su intelecto
podría estar dudando, su cuerpo ciertamente no. Imogen sintió un pinchazo de deseo
en la parte baja del vientre, y su ritmo cardíaco se saltó un latido o dos o tres. Intentó
ignorarlo.
—Pero acabas de salir de una mala ruptura, y no sé cómo me siento al ser de
rebote el rollo de consolación.
La mano de Ty detuvo la excursión por su pierna hacia el norte, e hizo un sonido
de impaciencia.
—No fue una mala ruptura. Me siento aliviado, ¿lo entiendes? Totalmente aliviado
de haber acabado con Nikki. Y ¿quién dice que tiene que ser el rollo de una noche?

~33~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Porque en la mayoría de casos cuando dos personas que no se conocen la una a


la otra muy bien, al desnudarse y tener sexo impulsivo, si intentan seguir viéndose,
luego se pelean para definir los parámetros de su relación. Raras veces funciona el
entablar una intimidad intensa antes de tener algo de conocimiento sobre la
personalidad del otro y como interactuáis.
Ty resopló.
—Pregunta a cien parejas casadas cuantas de ellas esperaron más de un minuto
antes de ponerse en horizontal. No le veo el sentido en esperar si deseas a alguien.
Maldición, su mano estaba de nuevo en su viaje hacia arriba e Imogen forcejeó por
concentrarse en su postura. Ni siquiera estaba segura de porqué este punto en
particular era importante, y porqué no podía sencillamente irse a la cama con Ty.
Aún bajo una neblina de deseo, su sentido de la lógica se enfrentaba con su
curiosidad. Quería ver, sentir, lo que sería tener sexo con Ty, pero su lado lógico le
decía que necesitaba saber realmente porque quería intimar con ella y lo que harían
después de que pasara el momento y llegara la mañana siguiente.
—No es una buena idea.
Maldiciendo su necesidad de control, de siempre querer saber las respuestas antes
de tiempo. Pudo ver el enfado marcándose en el rostro masculino.
—Mira, no voy a tratar de convencerte, Emma Jean. Quiero a una mujer que me
desee sin vacilaciones. Pero si cambias de opinión, sabes dónde encontrarme.
Imogen frunció el ceño.
—No, no lo sé. No sé dónde vives ni tu número de teléfono.
Ty se rió.
—Dios, no puedes detener tu cerebro ¿verdad? Siempre está dándole vueltas a las
cosas.
Le tocó la fibra sensible. Sabía que a veces su lógica, su necesidad de analizar,
evaluar y examinar desde cada ángulo, era un enorme perjuicio para los momentos
de diversión en la vida. Era algo con lo que luchaba, constantemente siendo la
observadora en vez de la participante, y le provocaba una punzada de vergüenza que
Ty hubiera visto tan claro lo que ella consideraba su único verdadero defecto.
—No hay nada malo en utilizar el cerebro —dijo a la defensiva—. Si lo hiciera más
gente, tal vez no tendríamos una sociedad al límite de un colapso total, con una
estructura social y moral diezmada. Tal vez si las mujeres estuvieran al mando en
vez de los hombres…

~34~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen chilló y se olvidó de lo que estaba diciendo cuando la mano de Ty se


deslizó debajo de sus piernas y empezó a levantarla del asiento.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó asustada, alargando la mano hacia el
volante, perdiendo el equilibrio en más de un sentido.
—Traer tu sexy culito hasta aquí, Beatrice —le dijo pasándola por el cambio de
marchas hasta que estuvo en su regazo—. Así podré besarte hasta que te olvides de
todos tus argumentos lógicos de porqué no debería besarte.
—Pero… —No tenía ni idea de lo que iba a decir porque su mente estaba total y
completamente en blanco. Estaba sentada en el regazo de Ty. Los duros muslos
debajo de su trasero, rodeada por sus fuertes brazos y con la boca a centímetros de la
suya. Podía olerle, una mezcla de lluvia, loción de afeitar, ver incluso la blancura de
sus dientes en la oscuridad. Tenía unos dientes preciosos.
Y la había llamado Beatrice. Había comprendido la conversación que habían
tenido, respondiendo tan bien como ella, aunque jamás hubiera leído a Shakespeare.
¿En serio quería ser Beatrice? Sola, se podría decir amargada y bien aferrada a sus
principios. ¿O quería disfrutar el momento? Después de todo, Beatrice conoció al fin
y al cabo a su pareja Benedick.
—Para de pensar —le dijo Ty—. Para de preocuparte, analizando y debatiendo.
—No puedo —susurró ella—. Lo intento. Funciona durante un segundo, luego
todo vuelve a empezar.
Movió un poco las piernas así ella estaba firmemente en su regazo de lado. Él posó
la mano en su cintura y se sorprendió por lo grande que era, la cantidad de la parte
baja de su espalda que cubrían sus dedos extendidos.
—Puedo hacer que no pienses en nada.
—No me cabe ninguna duda —estuvo de acuerdo.
Él hizo un pequeño sonido, casi como un gruñido, y la sujetó con más firmeza.
—Di no ahora y no lo haremos —dijo Ty.
Cada terminación nerviosa de su cuerpo estaba encendida por la anticipación y el
deseo. Tuvo el impulso de pasarle los dedos por el cabello y contonear el trasero en
su regazo. ¿Iba a decir no?
—Sí, vale.
Estaba preocupada por el incómodo después. Se preocuparía mañana por su tesis.
Examinaría porqué él fue capaz de crear tal falta total de control en ella en ese punto
del camino.

~35~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ahora mismo quería que la besara.


—No estás diciendo no. —Tenía el pulgar en la cinturilla de sus tejanos y
metiéndolo en el espacio entre la tela y las bragas.
—No, no digo que no.
—¿Entonces dices sí?
Imogen habría pensado que era obvio, pero apreciaba que él le diera tiempo para
cambiar de opinión, quería estar completamente seguro que ella estaba de acuerdo
con lo que estaba a punto de pasar. Y lo estaba.
—Sí, estoy diciendo sí.
Ty sonrió, no una amplia sonrisa, si no una lenta y satisfecha, mientras sus ojos
color ámbar se oscurecían considerablemente hacia un intenso marrón chocolate.
—Caballeros, pongan en marcha los motores.
Imogen hizo una pausa. ¿Qué significaba eso exactamente? ¿Qué ella tenía el
potencial de encender su motor metafórico? ¿Qué esto era el principio de una
carrera? ¿O el principio de una relación? Qué…
Se olvidó de pensar al segundo en que sus labios tocaron los suyos.
Dios. Mío.
No vaciló, ni siquiera tanteó el terreno. La beso, y la besó con confianza e
intensidad. Con fuego.
Era la clase de beso que hacía abrir la boca de inmediato, clavar los dedos en su
cuero cabelludo y empujar el trasero en el regazo. Era la clase de contacto que te
robaba la respiración directamente, haciéndote apretar los muslos y que la cabeza
nadara en un embriagador elixir de feromonas y excitación.
Le frotó la lengua con la suya e Imogen habría gemido si hubiera tenido aliento.
En vez de eso, se sujetó a los hombros de Ty y respondió. No pensaba que
habitualmente fuera envarada o reservada, pero estaba bastante segura que no había
atacado a un hombre tan plenamente durante el primer beso como lo estaba
haciendo con Ty. Presionó los pechos contra torso masculino, arruinando su cabello,
deslizando la lengua con la suya, y rebotando su trasero contra la erección. Las
manos masculinas también estaban en movimiento, acariciándole la espalda,
rozando los laterales de sus senos, dirigiéndose por debajo de su jersey hacia la parte
baja de su espalda mientras sus besos se hacían más urgentes y exigentes.
Imogen rompió el beso para tomar algo de aire y contemplarlo sorprendida.
¿Cómo lo hacía? ¿Cómo podía ponerla tan cachonda con solo unos besos?

~36~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty cambió de posición debajo de ella, plantándola en el asiento.


—Ya está. Hora de ir a mi casa.
—¿En serio?
—En serio. Después de esa mirada que acabas de darme, te podría comer justo
aquí en el coche y seguramente no sea una buena idea.
Bueno.
—De acuerdo.
—Mierda, lo siento. He vuelto a darle con el pie a tus libros. —Ty medio se tumbó
sobre el cambio de marchas y el regazo de Imogen, alargando la mano y recogiendo
un libro.
¡Maldita sea! Era el manual para casarse. Imogen se avergonzó y luchó contra el
impulso de arrancárselo de las manos, lo cual seguramente provocaría que le llamara
la atención. Ty echó un vistazo a la tapa, pero no dijo nada, así que ella pensó que ni
se molestó en leerlo, dado el ángulo en el que estaba. Simplemente lo metió en el
bolso y siguió gateando por el cambio de marchas hacia el asiento del conductor, con
el prieto trasero justo en su cara. Incapaz de resistirse, lo tocó vacilante, deslizando
las manos sobre los vaqueros que llevaba.
—Eh tú —dijo con voz ronca—. Guárdate eso para cuando pueda hacer algo al
respecto.
—¿Pero qué estás haciendo? —preguntó ella—. Es mi coche.
—Pero yo sé a dónde vamos. —Ty se enderezó en el asiento y encendió los
limpiaparabrisas lanzándole una sonrisa—. Además, me gusta conducir.
Ella no lo dudaba. Imogen tragó saliva con fuerza y se preguntó en qué
exactamente se había metido.

~37~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 4

Demasiado para renunciar al sexo sin compromiso. Ty tenía la intención de


apegarse a esa convicción.
No era culpa suya si Imogen había puesto a prueba su resolución escasos cinco
minutos después de tomar la decisión. Definitivamente valía la pena romper el
juramento por ella, y de algún modo no la tenía en la misma categoría que Nikki o
cualquier mujer con la que se hubiera enrollado en el pasado. Imogen era algo más.
No era solo su aspecto físico el que lo atraía; era su personalidad, su inteligencia.
El modo en que trabajaba su mente le fascinaba, le gustaba su franqueza, su
honestidad innata. Cualquier cosa que le pasaba por la cabeza le salía por la boca, y
eso era un cambio muy refrescante. Era una cosita lógica y no parecía predispuesta a
los estallidos emocionales. ¿Cuándo fue la última vez que se salió con una mujer así?
Nunca.
Ty giró la cabeza, para dar marcha atrás con el coche de Imogen, y salir disparado
del camino de entrada más rápido de lo necesario, provocando un chirrido de
neumáticos.
—¡Ey! —dijo ella, agarrándose al salpicadero con una mano y alargando la otra
hacia el cinturón de seguridad—. ¿Eso era necesario?
—No. Pero me gusta la velocidad tanto como conducir.
—Resérvalo para la pista, señor Bandera a Cuadros. Mi coche se autodestruirá si lo
aprietas demasiado.
Ty le sonrió abiertamente.
—¿En serio acabas de llamarme señor Bandera a Cuadros?
—Sí —le contestó a regañadientes—. No pude pensar en algo mejor. Pero lo digo
en serio, este coche no puede pasar de los cien o empezará a traquetear y vibrar. Es
viejo, cascarrabias y parece tener algunos asuntos intestinales.

~38~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Apuesto a que podría sonsacarle algo de velocidad, señorita Vuelta de Honor.


—El nombre ridículo por la que la llamó en respuesta la hizo reír, pero negó con la
cabeza.
—Ni lo intentes.
—Obsérvame. Para ir a mi casa pasaremos de la autopista e iremos por carreteras
secundarias.
—Está lloviendo. Las carreteras están resbaladizas.
—¿Crees que no puedo con un poco de asfalto resbaladizo a ciento cincuenta
asquerosos kilómetros por hora? —Ty cambio de marcha y aceleró un poco el coche
mientras salían del vecindario de Tamara y Elec situado a las afueras e iban hacia la
carretera rural dirección sur.
—La verdadera pregunta es cómo podrás con mis manos alrededor de tu cuello
estrangulándote si no me escuchas.
Él se rio tan fuerte ante sus inesperadas palabras que empezó a toser. Tragando
saliva con fuerza dijo:
—Retira esas palabras, Emma Jean.
Vaya, vaya, era un cambio refrescante tener a una mujer diciéndole exactamente lo
que pensaba. Nikki habría hecho pucheros, sin protestar, lo cual era irritante. Que
una mujer estuviera de morros le hacía sentirse enfadado y culpable. El sello de
Imogen del planteamiento sensato le divertía y le hizo obedecer. Aflojó el pie del gas.
—Gracias —dijo ella reconociendo la disminución de la velocidad.
—De nada. Pero que conste, eres demasiado pequeña para estrangularme con
éxito.
—¿Quieres comprobar esta teoría? —le preguntó ella, subiéndose las gafas por la
nariz.
—No, señorita. —Le lanzó una mirada—. Puedo pensar en un montón de cosas
mejores que podrías hacerme con esas manos.
—Una parte de mí asume que lo que estás diciendo tiene una carga sexual tan
evidente, que en realidad no significa nada específico. Es sencillamente una especie
de preliminares verbales. Así que no debería molestarme en preguntar el inevitable
¿Cómo qué? Pero la otra parte de mí quiere saber si en realidad hay algo que te
gustaría que te hiciera en la cama. Ya sabes, si tienes una fantasía concreta o posición
que estés considerando.

~39~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty casi gimió. Cambió de postura en el asiento intentando encontrar un ángulo


más cómodo, pues se le estaban clavando los vaqueros en la zona de la erección que
se había levantado de pronto ante sus palabras. Había algo tan increíblemente
caliente en la atrevida curiosidad de Imogen. No lo decía para coquetear, si no para
satisfacer su curiosidad y asegurarse de que era totalmente consciente de todos los
hechos. Él jamás había intentado el enfoque académico del sexo antes y se la estaba
jugando.
No había estado pensando en algo especial cuando habló. Solo quería mantenerla
excitada y concentrada en el sexo hasta que pudiera tenerla en su apartamento. Pero
ahora que había preguntado, tenía un montón de posiciones en diapositivas
pasándole por la cabeza. No creía que pudiera elegir solo una.
—Déjame pensarlo y te diré algo.
—De acuerdo. —Ella se mordió el labio—. Pero solo para que lo sepas con
antelación, no practicaré el sexo anal contigo.
Ty casi se sale de la carretera. No podía creerse que acabara de decir esto. Intentó
con desesperación no carcajearse, así que asintió con cuidado.
—De acuerdo. Tomo nota. Aunque eso estropea todos mis planes para la noche.
Supongo que tendré que reorganizarme y salir con otra estrategia.
—¿En serio? —sonando un poco desconcertada.
—No. —contestó lanzando una sonrisa.
Era difícil decirlo en la oscuridad pero pensó que quizás ella se había ruborizado.
—No era necesario que lo dijera ¿verdad?
—Seguramente no, pero aprecio que quieras dejarlo claro. ¿Alguna otra cosa que
debería saber?
Era muy probable que fuera una mala idea preguntarle a Imogen enumerar sus
tabús sexuales, porque solo Dios sabía lo que saldría de su boca, pero quería
tranquilizarla.
—Bueno, supongo que los hay pero se me ocurre que normalmente aquello que te
gusta o no te gusta, lo que está fuera de límite y el acuerdo mutuo del nivel de vicio,
se ve en la cama junto con una combinación de práctica y descubrimiento verbal, que
no viene al caso en una conversación informal.
Ty no estaba seguro de haber entendido ni una puñetera palabra de las que había
dicho ella. La mayoría de la sangre de su cerebro se había ido a su erección cuando
Imogen usó la palabra vicio.

~40~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—No importa, nena. Podemos hacerlo a nuestro modo. Si quieres hablar ahora
estoy de acuerdo.
Ty entró en su calle y aceleró un poco el motor. Desilusionaría a sus vecinos si no
entrara en el camino de su casa a cien kilómetros por hora.
Imogen se agarró al salpicadero de nuevo y se aguantó.
—No creo que quiera hablar de esto. —Echando un vistazo la vio mordiéndose el
labio.
—¿Qué pasa?
—He echado a perder la espontaneidad y estoy enfadada conmigo.
Ella parecía molesta.
—No, no lo has hecho. Podemos entrar y ser totalmente espontáneos. ¿Cómo cual
camiseta desaparecerá primero? Eso todavía es un misterio en este momento.
De hecho, ahora se estaba masticando el labio inferior con los dientes, arrugas de
fruncir el ceño marcadas en su frente mientras estaban ociosamente sentados en el
coche aparcado en el camino de entrada.
—Eso no es espontaneidad. Eso es simplemente variaciones de una intención
preestablecida.
¿Qué?
—Habla en cristiano, nena. —Se señaló con el pulgar—. Piloto tonto.
—Tú no eres tonto. Eso es absurdo, evidentemente eres bastante inteligente.
Eso le hizo sentir curiosamente humilde y halagado. Pensaba de sí mismo que era
bastante espabilado, pero de ninguna manera en estudios, y aún así se sentía bien
escuchar a Imogen diciendo que no lo veía como una cabeza de chorlito.
—Bueno, no sé cuadrar mi cuenta corriente, pero supongo que voy tirando.
—Y la razón por la que no puedes entenderme es porque lo que digo no tiene
ningún sentido.
Eso le parecía bastante justo, pero no iba a señalarlo. Había aprendido lo bastante
en su vida para saber que no señalabas a una mujer que lo que decía no tenía sentido.
—Hemos llegado —le dijo él apagando el motor—. Entremos y veamos si
podemos ponerle sentido a esto los dos juntos.
—De acuerdo —dijo ella, pero todavía parecía preocupada.

~41~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty estaba empezando a preguntarse si era una mala idea. Miraba la cara de


Imogen y veía el arrepentimiento de la mañana siguiente escrito en su rostro.
Ella abrió la boca como si fuera a hablar de nuevo, luego la cerró.
Él esperó, pero ella no dijo nada así que la incitó.
—¿En qué estás pensando, nena?
—En que estoy nerviosa y tú te vas a decepcionar.
Ahora sabía que era una mala idea. Si Imogen tenía sexo con esa actitud, iba a
estar nerviosa e inhibida. Sin importar lo que hiciera, tenía el potencial de acabar
siendo embarazoso e insatisfactorio para ella. ¡Maldita sea! Debería haber conducido
más rápido.
—Puedo garantizarte que no me decepcionaré. —Ty se giró y le apartó de la
mejilla el cabello todavía húmedo—. Te encuentro fascinante. Y no quiero que esto
sea el rollo de una noche que te haga sentir como si no pudieras mirarme a los ojos la
próxima vez que nos veamos.
Ella abrió la boca, pero Ty se inclinó hacia delante y le dio un suave beso para
evitar cualquier protesta.
—Así que ahora voy a salir del coche y te llamaré mañana, espero con ansias que
estés de acuerdo en salir a cenar conmigo.
—¿Tú vas a entrar y se supone que yo me vaya a casa? —preguntó—. ¿Eso es lo
que estás diciendo?
—Sip. No quiero fastidiarla, Emma Jean. Así que creo que daremos por terminada
la noche y volveremos donde lo dejamos el otro día. —Él veía que las cosas no iban a
ir a ninguna otra parte si no a caer en picado si intentaba desnudarla. Tan nerviosa e
inquieta como parecía, no iba a disfrutarlo.
—Ya veo.
Ty esperó a que ella expusiera el resumen en profundidad, pues Imogen parecía
encariñada a usar setenta palabras por una de las suyas, pero no lo hizo.
Sencillamente salió del lado del pasajero y rodeó el coche hasta su lado. La lluvia
había parado y el brillo de las luces abiertas en su garaje tiñó su rostro de un pálido
blanco perlado.
—Buenas noches —dijo ella con una sonrisa siendo cualquier cosa excepto
auténtica.
Mierda. Conocía esa actitud y no era algo bueno.
—Te llamaré mañana —le dijo.

~42~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Vale.
¿Eso era todo? Ty sentado en el coche y mirándola, intentando leer su expresión.
Ella parecía enfadada. Tal vez incluso rayando el enojo. Decidido a no dejarlo de esa
manera, Ty alargó la mano y sacó el primer libro en su bolso que pudo agarrar.
—¿Puedo pedirlo prestado? —le preguntó.
Ella le ofreció una mirada divertida.
Ty se preguntó qué libro sería, dado la expresión de incredulidad de su rostro.
Todo lo que podía decir es que era uno con una pareja en la tapa, pero no podía leer
el título. Genial, seguramente era una novela romántica. Pero había estado pensando
en que lo cogería, le ordenaría a su asistente que lo pidiera en audio y luego hablaría
del libro con ella. Demostrarle a Imogen que podía estar a su nivel y mantener una
conversación decente.
Así que le puso jeta a la situación.
—He estado esperando leerlo —le dijo arrastrando las palabras.
—¿En serio? —Su voz rezumaba duda.
—Esto…
—De acuerdo. Disfrútalo.
En ese momento abrió la puerta, así que no tuvo elección si no salir del coche. Ty
frotó sus piernas contra las de ella cuando se levantó, pero Imogen se apartó del
paso. Le tendió las llaves del coche y la besó en la frente.
—Te lo devolveré en un par de días.
—Claro.
—Buenas noches. —Le regaló una sonrisa, esperando una en respuesta, pero ella
solo parpadeó detrás de las gafas.
Ty giró y empezó a andar, visionando una noche en la ducha con una gotita de
acondicionador y su mano para calmar la tensión que estaba sintiendo. Era un pobre
sustituto de Imogen en su cama, pero enviarla a casa era lo correcto. Doloroso, pero
necesario. Como una endodoncia. Definitivamente lo más correcto.
Con voz calmada y sin alterar dijo:
—¿Te das cuenta que en nuestro intento por evitar lo embarazoso del postcoito
todo lo que hemos logrado es un precoito embarazoso?

~43~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

O no. Haciendo una mueca se detuvo y giró, pero Imogen ya estaba en el coche y
cerrando de un portazo. En otros diez segundos salía de su camino de entrada como
un piloto profesional y él se sintió un poco desmoralizado en más de un sentido.

~44~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 5

—Por Dios, estoy sudando como un cerdo comiendo sopa —le dijo Suzanne a
Imogen mientras corría en la cinta del al lado.
A pesar de sus dudas sobre los cerdos ingiriendo sopa, Imogen se compadeció.
Ella tenía círculos de humedad en las axilas de su camiseta, y teniendo serios
problemas para respirar mientras intentaba mantener el ritmo de su máquina.
—Yo… en serio… estoy en baja forma —le dijo a Suzanne, inhalando aire en sus
pulmones privados de oxígeno—. Cuando vivía en Nueva York solía ir andando a
todas partes y ahora siempre estoy sentada en mi mesa o en el coche.
—Yo jamás he estado en forma —le dijo Suzanne—. Sencillamente siempre he
tenido buenos genes así que tengo un aspecto decente aunque mi capacidad
pulmonar da asco. Pero desde que cumplí los treinta, todo se está yendo hacia el sur,
y no quiero decir a Florida, cielo.
—No creo que nada se esté desplazando en mí, per se, pero sospecho que hay
niños pequeños con músculos más desarrollados y fuertes que los míos. —Imogen
intentó ignorar el ardor en la parte posterior de las piernas mientras caminaba.
Correr estaba fuera de toda cuestión—. Sabes, es triste decirlo, pero ni siquiera
estaría aquí si no fuera por el libro. Dice que para estar lista para salir con el hombre
de tus sueños, debes hacer ejercicio, beber agua y tener una dieta equilibrada.
—No puedo creer que sigas en serio esos pasos. Todo eso me suena a chorradas.
—Sí, bueno ese es el asunto. Determinar si es posible seguir las directrices para
conocer y casarte con un piloto, o si simplemente se queda a los caprichos de los
seres humanos. ¿Ciertamente hay normas en las relaciones? ¿O puede alguien
enamorarse y casarse por cualquier razón en cualquier momento, básicamente
rompiendo las reglas? —Imogen respiró con esfuerzo e intentó ralentizar el ritmo del
paso, demasiadas palabras mientras su cuerpo estaba bajo una severa tensión.

~45~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Bueno, creo que hay cosas que no se pueden hacer en una cita. Por ejemplo, no
puedes hurgarte la nariz cuando conoces a un hombre y esperar que caiga rendido a
tus pies.
—Cierto.
—Pero con respecto a normas más rígidas, no lo sé. Voy a tener que leer este libro,
el cual necesita un apodo, por cierto. No puedo seguir llamándole Como casarte con un
piloto en seis fáciles pasos. Creo que debería llamarlo el Manual del Hombre. O Seis pasos.
Suzanne se secó el sudor de la frente.
—Préstamelo así podré ayudarte con tu tesis. Conozco a un montón de pilotos.
Puedo presentártelos.
Imogen suspiró.
—No puedo prestártelo. Ty me lo pidió anoche.
—¿Qué? —chilló Suzanne—. ¿Por qué narices querría un manual para pescar a un
hombre?
—No lo sé —admitió—. Creo que lo hizo para hacerse el gracioso, pero no estoy
del todo segura. Esto fue después de…, esto, decidir que no deberíamos tener sexo y
me parece que intentaba aligerar el ambiente.
Imogen estuvo tumbada en la cama durante dos horas contemplando el techo,
intentando averiguar exactamente por qué Ty se había calentado tanto y luego
cambió de opinión. ¿En serio le había dicho la verdad y no quería que ella se sintiera
incómoda, o había perdido el interés ante las preguntas entrometidas y declaraciones
sobre el sexo? En cualquier caso, fue humillante y a pesar de sus mejores esfuerzos
para sentirse de otro modo, se sintió rechazada.
Intelectualmente, sabía que no importaba, que había sido lo mejor, francamente,
porque se había sentido frustrada al anticipar como lo iba a decepcionar. Solo podía
imaginarse el desastre que habría sido si de verdad hubieran llegado al punto de
quitarse la ropa, pero aún así no podía evitar sentirse, bueno, rechazada.
—¿Perdón? —preguntó Suzanne, agarrándose a los laterales de su cinta mientras
miraba fijamente a Imogen—. ¿Qué quieres decir que Ty decidió que no deberíais
tener sexo? ¿Qué narices pasó? Ni siquiera sabía que anoche estabas con él.
—Bueno, necesitaba que lo llevaran a casa después de que Nikki y él rompieran.
Estábamos hablando, me besó y decidimos tener sexo. —Cuando lo dijo en voz alta,
todo aquello sonaba bastante ambiguo—. Luego él condujo mi coche hasta su casa y
dijo que no deberíamos tener sexo. Entonces me pidió prestado el libro y se lo dejé.
—Imogen miró por alrededor para asegurarse de que nadie había oído lo que

~46~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

acababa de decir. El gimnasio en el que estaban era un refugio para los pilotos, y uno
de ellos podría estar deambulando por ahí en un momento dado. Ese fue
originariamente el porqué lo había elegido, por recomendación de Suzanne, pero
ahora estaba pensando que no era tan inteligente.
—Guau. Qué raro, pero muy raro. ¿Cómo fue el beso? ¿La fastidió en algo? Tal vez
estaba avergonzado.
—No la fastidió. —En lo más mínimo. Había estado completamente preparada
para alucinar en la cama, dado lo que le había hecho con un simple beso—. Y
realmente no creo que él tenga falta de confianza. Solo se dio cuenta que no soy su
tipo y no se sentía atraído por mí de verdad.
Lo cual encontraba un poco más que alarmante.
—Vamos, eso son chorradas —dijo Suzanne—. Si el hombre no se hubiera sentido
atraído por ti, en primer lugar no te habría metido la lengua hasta la garganta.
—Creo que es aceptado universalmente que los hombres practiquen actos sexuales
con mujeres que no encuentran atractivas. De aquí el origen de que el alcohol es
primo hermano del polvo de una noche y el término “gafas de cerveza”.
—Bueno, no estaba borracho y no es un adolescente. Sin mencionar que podría
sentirse atraído por jóvenes tontas, Ty es un buen hombre. Solo tendría sexo con una
mujer si sintiera atracción por ella. Estoy segura. Y si estuviera seguro que ella se
sentía atraída por él.
La mano de Suzanne salió disparada agarrando la muñeca de Imogen.
—¡Dios mío! ¿Y si se pensó que no te sentías atraído por él? Eso explicaría porque
se cerró en banda.
Imogen se esforzaba en su máquina para encontrar el ritmo, así que el inesperado
contacto de Suzanne la hizo perder el equilibrio. Agarrando las barras de la cinta,
Imogen desaceleró el paso e intentó reponerse.
—No lo sé. Supongo que es posible, pero parece poco probable. Creo que soy un
poco demasiado rarita para él.
Suzanne levantó una ceja.
—¿Tú rarita? ¿Rarita de pervertidilla en la cama? ¿Le dijiste eso?
Las mejillas ya sonrosadas de Imogen ardieron por algo más que el esfuerzo físico.
—¡No, soy una rarita en la cama! Quiero decir, soy rara en que no soy como las
mujeres con las que él se cita normalmente. Pero eso no importa para nada. Tengo
que pasar. —Tal vez si seguía diciéndoselo, sería posible—. Tengo que concentrarme

~47~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

en mi tesis. Se supone que estoy en excelente condición física así que puedo hacer
senderismo, motocross y montar en moto acuática, ya que los pilotos tienen
tendencia a participar en hobbies de riesgo. Tengo que vigilar mi dieta, beber mucha
agua y educarme en la historia del deporte.
Solo de pensarlo le hizo preguntarse por qué le había parecido una buena idea.
Ella era un ratón de biblioteca, no una motera. Tenía un miedo innato a cualquier
cosa que pudiera acabar con todos sus huesos rotos. Y a juzgar por el modo en que se
sentía mareada y al borde de un severo espasmo muscular en la zona de sus muslos,
no estaba ni por asomo en excelente forma física.
—Eso suena a un montón de esfuerzo. Me parece que un hombre y una mujer solo
deberían conocerse, decidir si se gustan y si les parece bien.
—El asunto está en aumentar tus posibilidades que él te conozca y le gustes.
Suzanne hizo un ruido desdeñoso.
—No puedo creer que estemos haciendo ejercicio a las siete de la mañana. Esta es
una hora intempestiva para estar sudando. Si tengo que esforzarme tanto por la
mañana, preferiría que fuera porque mi hombre me ha despertado con un achuchón
de veinte centímetros.
Eso era un recuerdo que no necesitaba. Que podría haber sido Imogen esa mañana
si de algún modo no hubiera espantado anoche a Ty.
—No me importa lo temprano de la hora —Imogen agarró su botella de agua y
bebió un poco. Estaba empezando a pensar que no iba a sobrevivir a la marca de
treinta minutos.
—Vale, así que tenemos que sudar la gota gorda, comer ensaladas y todo ese rollo,
¿y luego qué?
—No tienes que hacerlo por mí, lo sabes.
—Será divertido, y cabreará un montón a Ryder verme flirtear con otros pilotos. —
Suzanne le lanzó una sonrisa—. Y por poner de los nervios a mi exmarido merece la
pena la tortura de esta cinta. Además, yo tengo información privilegiada de quien
debería ser el blanco de tus flirteos y quién no.
—Suena bien, pero solo si estás segura. Esto tiene el potencial de ser bastante
horrible.
—¿Desde cuándo flirtear con hombres calientes es horrible?
—Nací sin el gen del flirteo. Es verdaderamente horrible para mí. —No era una
exageración—. Quiero decir, mira como la pifié anoche con Ty. El estaba flirteando y

~48~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

lanzando insinuaciones sexuales, y sencillamente le miré y le dije que no tendría sexo


anal con él.
—¿Qué tú qué? —chilló Suzanne tan alto que Imogen vio a media docena de
clientes del gimnasio girar la cabeza para mirarlas—. ¿Te lo pidió? ¿En la fiesta?
—No, claro que no. —Lo cual hacía todo esto más ridículo—. Estábamos en el
coche y estaba insinuando posiciones, lo que pasaría, etc… y simplemente solté que
no iba hacer eso con él.
—Chica… —fue la opinión de Suzanne del asunto, su expresión una de absoluto
horror—. No saques el tema de la puerta trasera a menos que él toque el timbre.
Imogen estaba más o menos de acuerdo en que era lo más inteligente cuando echó
un vistazo a la puerta principal y perdió completamente el ritmo sobre la cinta. Ty
estaba en la entrada con una bolsa de gimnasio en una mano y el móvil en la otra.
—¡Maldita sea! —logró decir antes de que su pie perdiera la batalla por
mantenerse en pie sobre la máquina y salir disparada del cinturón hacia atrás.
En una fracción de segundo estaba de espaldas en el suelo, aturdida por el
impacto, y totalmente mortificada. Antes de que siquiera pudiera pensar en obligar a
sus descoordinados miembros a ponerse en pie, unas manos la agarraron por las
axilas poniéndola derecha. Una mirada sobre el hombro mostró a un tipo que
Imogen encontró vagamente familiar levantándola.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Sí. Solo avergonzada.
Le ofreció una sonrisa.
—No te preocupes. Le puede pasar a cualquiera. Una vez estornudé y acabé con
las pesas sobre el pecho. No fue demasiado agradable.
—Me imagino que no. —Imogen intentó concentrarse en el hombre frente a ella y
no echar un vistazo para ver si Ty se había dado cuenta de su torpe caída sobre el
suelo del gimnasio—. ¿Nos conocemos? —le preguntó mientras asimilaba el cabello
color caramelo, amplios hombros y una sonrisa curvada—. ¿Eres piloto?
Su expresión amistosa se tornó recelosa y ella se dio cuenta de su error. Él iba a
pensar que ya sabía que era piloto y se había dejado caer en la cinta justo cuando él
pasaba para llamar su atención. Pero de hecho era cierto que lo conocía de antes, solo
que no podía situar su rostro. Y no es que él lo supiera pero ella no se imaginaba
cayendo adrede solo para llamar la atención de alguien. Iba en contra de su
naturaleza arriesgarse a hacerse daño o empezar una relación bajo un falso pretexto.

~49~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sí, soy piloto, Evan Monroe. —Se estaba alejando de ella, a todas luces con la
intención de largarse antes de que pudiera atraparle la siguiente media hora
hablando con entusiasmo sobre él, o cualquier otra cosa que se pensara de sus
intenciones.
Pero Imogen sonrió.
—Claro, por supuesto, eres Evan. No puedo creer que no te reconociera como el
hermano de Elec. Soy Imogen Wilson, la adjunta de Tamara en la universidad. Nos
conocimos en la boda de Elec y Tamara.
El rostro masculino se tranquilizó.
—Claro. Me alegro de volver a verte. ¿Acabas de apuntarte al gimnasio o es que
nunca nos hemos entrenado a la misma hora?
—Acabo de apuntarme en un vano intento de mejorar mi condición física general.
Tengo una coordinación nula como te acabo de demostrar.
—A mi pareces en buena forma —sonrió Evan.
Imogen se balanceó en sus bambas. Reconocía esa sonrisa. Era interés. Esto era un
giro inesperado de los acontecimientos.
—Hay algo diferente en ti —añadió—. Llevas gafas nuevas desde la boda ¿no?
Sí.
Guau. Caerse de la cinta le había ofrecido la oportunidad perfecta para flirtear
según las reglas. Por supuesto, se suponía que hacía ejercicio para mantenerse en
forma, no para salir volando de las máquinas y aterrizar a los pies de un piloto. Pero
daba igual, funcionó.
—Llevo gafas nuevas —le respondió con una sonrisa—. No me puedo creer que te
dieras cuenta.
—Soy muy perspicaz —le contestó inclinándose hacia delante levemente—. En
especial cuando se trata de una mujer bonita.
La frase perfecta para ligar e Imogen sabía que debería estar excitada por la
oportunidad que le habían brindado, pero aún así se encontró mirando hacia la
entrada para ver si Ty todavía estaba allí mientras respondía a Evan.
—Gracias —susurró, de pronto decepcionada.
Ty se había ido.

* *

~50~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty pensó que podría entrenar un poco antes de ir a la oficina y sufrir ante las
manos despiadadas de su ayudante, Toni Bodine. Los lunes y los martes eran sus
jornadas de ponerse al día, y aunque el día anterior fue completo con apariciones y
autografiando propaganda, Toni no iba a dejarle escaquearse un martes y ya eran
más de las ocho.
Estaba entrando por la puerta del gimnasio cuando ella le llamó.
—¿Hay alguna posibilidad de que hoy me honres con tu presencia? —fue su
saludo.
Ty tenía que admitirlo, no era la clase de tipo muy puesto en los negocios. Le
gustaba conducir; le gustaba ganar. Lisa y llanamente. Toni, que estaba en la
cincuentena y con un formidable efecto con una hoja de cálculo, lo mantenía
organizado y donde se suponía que tenía que estar. Pero a él no le gustaba eludir sus
responsabilidades, nunca, y Toni lo sabía. Simplemente le gustaba irritarlo y a Ty le
gustaba refunfuñar y quejarse. Así funcionaba su relación.
—Tal vez si suplicas.
—Ni lo sueñes. Pero me imagino que a tu patrocinador no le emocionaría mucho
si no estás en el WalMart a las cinco firmando autógrafos.
Paseando de acá para allá en la entrada, Ty dijo:
—¿Me he perdido alguna aparición? —Esas le gustaban, disfrutaba hablando con
los fans y que se llevaran su foto. Eran las conferencias de prensa y los cócteles lo que
no le iba.
—Aquella vez en Talladega.
—¡Tenía un virus estomacal! —Y habían tenido esa discusión cientos de veces.
Toni jamás iba a dejarle olvidar lo del virus sobre el que no tenía control.
—¿Y?
—Era un riesgo público para la salud.
—Debilucho.
—Y tú un incordio, pero uno precioso.
Ella resopló.
—Ey, ¿pediste ese libro en audio que te dejé en mi mesa? —Toni era casi la única
persona que estaba al corriente de la dislexia de Ty, con frecuencia le pedía audio
libros y le ayudaba a revisar sus papeles.
—Sí. Aunque no estoy segura de por qué quieres saber cómo ganarte el corazón de
un piloto de carreras.

~51~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Eh? ¿Qué quieres decir? —Ty frunció el ceño.


—Es un manual de citas, cómo pescar a un piloto de carreras en seis fáciles pasos.
El objetivo final es el matrimonio.
—¿Me estás tomando el pelo? —Ty estaba estupefacto. ¿Qué significaba eso? ¿Por
qué tendría Imogen un libro así?
—No estoy bromeando. ¿De dónde lo sacaste?
—De un amigo.
—¿Amigo o amiga? ¿Es de Nikki? Porque eso no me sorprendería lo más mínimo.
—No, no es de Nikki. Hemos terminado. Es de otra persona, de una nueva amiga
por así decirlo.
—Bueno, parece ser, ejem, que tu amiga ronda a un piloto. Ten cuidado, Ty.
—Creo que no. —Eso no le pegaba a Imogen, francamente, ¿y no habían estado
hablando del matrimonio después del desastre con Nikki? Imogen no era el tipo que
intentaba pescar a un hombre basándose en un libro de citas. Estaba seguro.
—Lo he estado hojeando, es interesante. El primer paso va sobre comer sano,
hacer ejercicio y aprender sobre las carreras de coches. Así que si la ves en el
gimnasio, ve con cuidado.
Se oyó un chillido asustado desde el otro lado del gimnasio y Ty levantó la vista,
distraído.
Lo que vio lo dejó con la boca abierta. Era Imogen, saliendo disparada hacia atrás
de una cinta y aterrizando de culo en el suelo de gimnasio.
—Vaya, ahora me estás tomando el pelo de verdad —repitió, absolutamente
paralizado. Tenía que ser coincidencia. Tenía que serlo ¿no?
—No, no te estoy tomando el pelo —dijo Toni—. ¿Estás seguro de que quieres que
te compre este libro? Seguramente puedo cancelar el pedido antes de que salga.
—Sí. —Ty observó como Evan Monroe ayudaba a Imogen a levantarse del suelo—
. De hecho, no querría esperar hasta que llegara el audio. Tal vez me lo puedas leer
en voz alta, cielo.
Normalmente, odiaba que Toni le leyera en voz alta, pero al observar a Imogen
atusándose el pelo, tocándose las gafas y balanceando los pies mientras charlaba con
Evan, Ty tuvo un repentino deseo ardiente de saber exactamente qué narices había
en el libro que le había prestado Imogen.
Y por qué lo tenía.

~52~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Vaya regalito, va a ser divertido para ambos —dijo Toni, en tono seco.
Sí, divertido, así estaba exactamente.
Sentía la innegable sensación de los celos subiendo por su columna e instalándose
en sus tripas, sienes y puños. Cuando observó a Evan inclinarse más cerca de
Imogen, Ty inspiró profundamente.
Luego se marchó como alma que lleva el diablo antes de hacer algo tan estúpido
como lo que hizo la noche anterior.
Hacia las seis Ty había cumplido con todas sus obligaciones del día y obligó a Toni
a leerle el capítulo uno del libro que le había prestado Imogen. No solo aconsejaba
que la futura novia mantuviera una apariencia atractiva y saludable, qué llevar
puesto y como investigar sobre las carreras de coches, nombraba el gimnasio en el
que él se entrenaba como un posible lugar donde encontrar pilotos.
Toni levantó la mirada, sus gafas de leer se deslizaron por la nariz y arqueó los
labios.
—¿Viste alguna chica nueva hoy en el gimnasio? ¿Quizás a tu nueva amiga?
—Claro que no —mintió, incapaz de admitir la verdad.—Era demasiado
embarazoso y demasiado confuso para que tuviera algún sentido y no necesitaba las
burlas de Toni.
Cruzó los brazos sobre el pecho, frotando el algodón de su camiseta para
distraerse mientras intentaba aclarar todo esto. ¿Qué estaba haciendo Imogen?
Si los papeles estuvieran invertidos, sin duda Imogen se lo preguntaría
directamente, pero Ty no estaba seguro de querer hacerlo. ¿Y si odiaba la respuesta?
¿Y si le decía que quería casarse con un piloto, cualquier piloto, y estaba dispuesta a
seguir el libro para obtener ese resultado?
Simplemente no se lo creía.
—¿Sugiere en alguna parte que debes tener sexo con un pilo justo después de
conocerle? —La oscura ceja de Toni salió disparada hacia arriba, pero no dijo nada.
Solo se mojó la punta del dedo y giró la página. Tras unos minutos hojeando el libro,
dijo:
—De hecho, dice que no debería tener sexo hasta un compromiso formal. El refrán
de para qué comprar la vaca si la leche es gratis. —Le clavó sus ojos marrones—.
¿Por qué?
—Por ninguna razón, simple curiosidad. —Fue extrañamente satisfactorio saber
que Imogen había tenido toda la intención de acostarse con él, a pesar de lo que decía
ese libro y de porqué lo tenía.

~53~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

De pronto sintió un arrepentimiento irracional, debería habérsela llevado a la


cama. Debería haberla desnudado, lamido, tocado y chupado cada centímetro de su
cuerpo, hasta que no pudiera pensar más, y fuera suya. Suya y solo suya.
—De acuerdo, ya basta, gracias Toni. Voy a hacer una llamada.
—¿Hemos terminado con el cómo pescar a un piloto de carreras? Quién sabe qué
perlitas habrá en el capítulo dos.
Poniendo los ojos en blanco, Ty dijo:
—Es fantástico tener una asistente comediante.
Con eso, se levantó y se fue al interior de la oficina que era su espacio personal. De
hecho era más pequeña que la oficina de Toni, porque él no tenía papales, ni agenda,
ni ordenador. Hacía mucho tiempo que perfeccionó el arte de la memorización y una
vez Toni le decía su agenda verbalmente, lo recordaba. Programaba las alertas en su
teléfono como un recordatorio añadido, eternamente agradecido porque la tecnología
había elegido la ruta de utilizar iconos para los menús.
Su oficina era prácticamente un lugar para relajarse entre las tareas que le daba
Toni, tenía una nevera pequeña y una televisión con videojuegos. No tenía mesa, solo
un sofá y un sillón, en el que se dejó caer mientras marcaba el número de Imogen. No
tenía muy claro como tenía la agenda, pero sabía que era una estudiante de
postgrado, así que esperaba que sus clases hubieran acabado por hoy.
Ella contestó al tercer timbre, pero su saludo fue precavido.
Hundiéndose en el sillón él dijo:
—Hola, Emma Jean. ¿Qué tal estás hoy?
Hubo una leve pausa.
—Bien. ¿Y tú Ty?
—Muy arrepentido.
—¿De qué?
No tenía sentido irse por las ramas.
—Porque ayer por la noche te molestaste. Solo estaba tratando de hacer lo mejor.
Asegurarme de que esta mañana no habría arrepentimiento. Pero parece como si
ambos lo tuviéramos.
—Estoy segura que tienes razón —dijo con cuidado.
—Tal vez debería haber confiado en que tú sabrías lo que estaba bien y
deberíamos haber seguido con ello y tener sexo salvaje del que deja huella. —Ty no

~54~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

había tenido la intención de decir algo así, pero la misma idea de Imogen
merodeando en el gimnasio a por otros pilotos, seguido por el maldito manual para
obtener un hombre, hizo que se le tensara la piel y se le hicieran nudos en las tripas.
—Tal vez sí —dijo ella con la honestidad que él apreciaba—. Pero en este
momento es irrelevante. Desafortunadamente, cuando dos personas apresuran el
proceso tradicional de la pareja, acaba siendo embarazoso ya haya una relación física
extrema o no. No veo hacia donde podríamos avanzar ahora cuando ambas partes
sienten confusión y reserva.
Diablos, su lógica lo encendía. Cada vez que Imogen empezaba uno de sus
discursos de como tenía que ser, se ponía duro como una roca, y decidido a
demostrarle su error.
—Yo no tengo reservas. Todavía deseo quitarte la ropa y hacerte el amor toda la
noche, igual que ayer.
Ella se aclaró la garganta y Ty sonrió.
—¿Podrías hacerme un breve resumen de la historia de las carreras de coches y
cómo funciona la temporada?
Ty parpadeo. Esa no era ni de lejos la respuesta que había estado esperando.
—¿Perdona?
—Intento aprender sobre el deporte y supongo que tú eres una fuente fiable.
¿Así podría atraer a otro piloto con el conocimiento sobre su profesión? Ty notó
tensarse el músculo de su mandíbula.
—¿Por qué? por supuesto, preciosa. ¿Por qué no vienes a mi casa, nos tomamos
una copa y te enseño todo lo que quieras saber?
Quizás no tenía un sofisticado título de alguna universidad, pero había dos cosas
en las que se consideraba un experto: las carreras de coches y el sexo.
Y ella iba obtener de él ambas cosas.

~55~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 6

Imogen no sabía qué diablos hacía yendo hacia la casa de Ty en su viejo y


caprichoso coche. Pero había sido incapaz de negarse.
Cuando la llamó se sorprendió. Por alguna razón, pensaba que habían terminado,
pese a lo que le dijo anoche. Que él no iba a querer volver a verla, pues ella había
manejado muy mal la situación y él decidiría que no valía la pena el esfuerzo.
Comprender los motivos e intenciones de Ty era más bien estimulante. Así que su
curiosidad le volvió a arrebatar el sentido común y estuvo de acuerdo en acercarse en
persona para preguntarle sobre los entresijos de las carreras. Sin duda podría haberlo
hecho por teléfono, pero él quería verla, e Imogen quería ver su reacción hacia ella en
persona. También quería pedirle su manual de citas y ver si podía averiguar el
porqué se lo había pedido prestado.
Mientras aparcaba en el camino de entrada, comprobando el número de la casa
que le había dado y ella garabateó en un trozo de papel, se metió el cabello detrás de
la oreja y suspiró.
La verdad, era la peor estudiante del programa de posgrado que había visto
nunca. En vez de concentrarse en su tesis, estaba en alguna clase de inexplicable
juego con Ty McCordle. Debería estar disponiendo entrevistas con los pilotos y sus
mujeres para determinar cómo se habían conocido y enamorado. Debería estar
siguiendo los Seis Pasos en un muestreo de pilotos para anotar su eficacia.
En cambio estaba justificando estar en la casa de Ty bajo el endeble pretexto de
instruirla en la complejidad de las carreras. Lo cual podía aprender rápidamente de
los libros, internet y sus amigas Tamara y Suzanne.
La verdad era, y se esforzaba por ser siempre completamente honesta consigo
misma y cualquiera a su alrededor, que quería ver a Ty solo porque quería verle.
Porque la hacía reír y le aceleraba el corazón. También la hacía sentir sexy, y no hacía
falta decir que, mientras siempre se sintió razonablemente atractiva, bastante

~56~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

inteligente, controlada y consciente de sí misma, jamás se había sentido realmente


sexy. No de la clase “los hombres quieren arrancarme la ropa”.
Ty la hacía sentir de ese modo y ella se sentía atraída. Quería explorarlo. La puerta
del garaje subió y Ty salió a largas zancadas hacia el camino de entrada. Era
claramente visible bajo las luces del coche, y como de costumbre, solo mirarle hizo
que Imogen tragara un montón de saliva. Dios, era guapísimo. No parecía justo que
un hombre tuviera derecho a reclamar tanta masculinidad, y aún así conservar tanto
atractivo natural. Tenía rasgos elegantes y una cara alargada, cabello suave e incluso
una incipiente barba más suave, y aún así estaba tan lleno de confianza, tan atlético y
definido, tan inclinado a pavonearse que era todo un hombre y hasta más. Una
combinación a la que ella se resistía, con poco éxito.
En particular cuando tenía esa sonrisilla traviesa, como en ese momento. Sí, eso
haría que sus tejanos ardieran en llamas.
Abriendo la puerta, tenía la intención de salir a su encuentro en el camino de
entrada, pero él le hizo señas de que volviera a entrar.
—Vamos a cambiar de coche. Da marcha atrás así podré salir y luego aparcas en la
entrada. Iremos en mi coche.
Imogen se lo quedó mirando. Había salido de la luz y no podía verle bien la cara.
Maldito ahorro de luz solar. Eran las siete menos cuarto y fuera estaba oscuro como
la boca del lobo.
—¿Por qué? ¿A dónde vamos?
—Al garaje. Es el mejor lugar para aprender sobre coches de carreras.
De acuerdo. La investigación de coches. Por eso estaba precisamente allí. No
porque fuera una mujer de bajo deseo sexual, él fuera un hombre extremadamente
sexual, y sus cuerpos encajaran a la perfección como un par de piezas de puzle.
—Vaya, guau, eso sería genial. —Si fuera capaz de concentrarse en otra cosa que
no fuera él—. ¿Aunque no es muy tarde?
—Que va. Habrá alguien por allí.
—De acuerdo. Genial.
Cambiaron de coche rápidamente y luego Imogen estaba en el asiento del
acompañante con un Ty saliendo quemando rueda del camino de entrada, y
cantando una canción de country que sonaba en la radio, con un aspecto más
animado que sexual. ¡Maldita sea!
Tras una eternidad desafinando al cantar una letra que iba sobre un hombre
declarando su amor eterno a una mujer, Imogen se sintió obligada a interrumpir.

~57~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Cuándo me vas a devolver el libro?


—En un día o dos —dijo Ty, echándole una mirada de soslayo—. ¿Eres una de
esas personas que guarda sus libros como oro en paño? No te preocupes, no lo
romperé ni le tiraré cerveza por encima.
—No estaba insinuando eso. Es solo que… —Imogen se fue apagando. No podía
decir que necesitaba el libro. Habría sonado calculador.
—¿Qué? Mira, si necesitas tanto el libro, puedo devolvértelo cuando volvamos a
mi casa. No quiero causarte molestias.
Genial. Ahora sonaba totalmente mezquina.
—No, claro que no. Estuve de acuerdo en prestártelo, así que puedes quedártelo
unos cuantos días. Pero tengo curiosidad de por qué quieres leerlo.
—Pensé que podría aprender un par de cosas. —Le echó un vistazo guiñándole el
ojo.
¿Y eso qué significaba exactamente?
Sin irse por las ramas, Imogen dijo:
—¿Y eso qué significa exactamente?
—Por qué las mujeres quieren a ciertos hombres, y si el valor para el sexo opuesto
está verdaderamente basado en lo que hago los domingos.
—¿Dudas de por qué te desean las mujeres? —le preguntó incrédula.
—Bueno, hay un par de razones por las que me desean. No lo dudo. Pero después
de Nikki, me siento un poco acobardado. Como si cuando estaba tan ocupado
evitando conocer a una mujer demasiado íntimamente, ellas hubieran estado
haciendo lo mismo. Como si fuera el objeto de busconas al acecho y cazafortunas.
—Por supuesto que las mujeres disfrutan con la fama de un piloto, y siempre
habrá busconas al acecho y cazafortunas, pero si Suzanne y Tamara son un ejemplo,
ellas habrían amado a sus maridos a pesar de sus actividades. Claro que hay una
mujer ahí fuera que te valora como un ser humano en lugar de un producto
comercial. —El mismo pensamiento la enfadó de múltiples modos. Uno, que el
dudara. Dos, que había mujeres que intentarían utilizarle, como Nikki. Tres, que
encontraría a la mujer y como no, se enamoraría, se casaría y tendría pequeños
McCordle. Y esa mujer no sería Imogen.
—Tal vez Ryder y Elec consiguieron las dos únicas. —Su voz tenía más tono de
broma que de preocupación.
Imogen resopló.

~58~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Me imagino que otras esposas dentro del mundillo te lo discutirían.


—Por supuesto. ¿Qué otra cosa iban a decir? ¿Admitirlo? —Giró a la izquierda con
brusquedad—. Pero no, no lo digo en serio. Sé que la mayoría de tipos que están
casados son muy felices y también sus mujeres. Tal vez esté empezando a
preguntarme si hay algo para mí, en serio.
Evidentemente no era Imogen, por más razones que dedos tenía para contar.
Obvio que Ty se sentía igual o no estaría discutiéndolo con ella. Pero no era algo que
hablarías con alguien por el que sintieras que podría ser un candidato en potencia.
En realidad Imogen lo sabía. No era como si hubiera perdido completamente sus
sentidos y pensamientos de que ella y Ty podrían haber tenido alguna clase de
relación a largo plazo (ni siquiera habían podido tener sexo) y aún así escocía. Solo
un poquito.
—Encontrarás a la mujer correcta, imagino que se parecerá mucho a Suzanne.
—¿Suzanne? —Ty curvó el labio superior—. No, gracias. Las mujeres como
Suzanne no son mi tipo. Demasiado inestables, todos esos altibajos de carácter. Me
provocarían una úlcera, intentando averiguar su humor, y preguntándome qué
narices habría hecho mal. No, quiero una mujer bonita y apacible. Alguien que diga
lo que piensa pero sin el aguijón.
Imogen tenía la garganta apretada.
—Estoy segura que la encontrarás.
—¿Cuándo menos me lo espere? ¿No es eso lo que siempre dice la gente?
—Así lo he oído. —Lo mismo valía para la atracción. Imogen no había soñado
jamás que se vería consumida de lujuria por un piloto de carreras. Pero sobraba
decir, dada la sensación de algodón en la boca y la omnipresente humedad entre sus
muslos cuando estaba con Ty, que estaba loquita de deseo.
—¿Entonces por qué tienes ese libro, Imogen? ¿Buscas casarte con un piloto de
carreras?
Caray. La boca de Imogen ardió y se clavó las uñas en el muslo. Había estado
esperando que sus preguntas respecto a la lectura de Ty sobre el libro no giraran
sobre ella. Eso había sido claramente subestimar la curiosidad masculina.
—Creo que ya hablamos de mis opiniones sobre el matrimonio —contestó
vagamente, sin querer que él creyera que era mercenaria o calculadora, pero sin
tampoco querer explicar su tesis. Por alguna razón, tenía el presentimiento que no
apreciaría su admisión a flirtear intencionadamente con sus colegas para propósitos
educativos.

~59~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sí, es verdad. Lo cual no explica el porqué vas cargando con el libro. —Ty le
echó un vistazo—. ¿Tienes secretos, Emma Jean? ¿Estás enamorada de algún piloto y
esperas aumentar las posibilidades con esa guía de citas?
Si fuera así de simple. Pero de algún modo no se imaginaba que nada en los Seis
Pasos pudiera ayudarla a capear su atracción por Ty McCordle.
—No, no es por eso que tengo el libro.
Ty entró en el parking yendo demasiado rápido y la fuerza hizo rebotar a Imogen
en su asiento. Se agarró a la palanca de la puerta para mantener el equilibrio cuando
él pisó los frenos de golpe para poder pasar la tarjeta de seguridad en la caseta de
entrada.
—¿Estás segura? —le preguntó como el que no quiere la cosa—. Tal vez, Evan
Monroe, es un tipo atractivo.
Cielos. Las campanas de alarma se encendieron en la cabeza de Imogen. Era lo
bastante observadora y bien versada en la naturaleza humana para distinguir un
atisbo de ira celosa cuando la oía. Ty debía haberla visto en el gimnasio hablando con
Evan. Y considerando que le había dado a Evan Monroe su número de teléfono, solo
para la futura investigación, por supuesto, podía notar la mancha de rubor culpable
cubriendo sus mejillas.
A la porra las consecuencias, era incapaz de mantener una mentira de esa
magnitud. Sencillamente no podía fingir que estaba de verdad interesada en Evan, ni
quería que Ty pensara que lo estaba, y por lo tanto, zona prohibida para él. Era
ridículo, pero no quería cerrar ninguna puerta respecto a Ty. En especial la del
dormitorio.
—Tengo el libro para investigar. Estoy trabajando en mi tesis. —Eso pareció
dejarlo de piedra.
—¿Perdona?
—Intento determinar si unas reglas de citas específicas para los pilotos de carreras
tienen un alto porcentaje de éxito en las relaciones o si no hay correlación entre
seguir un conjunto de reglas y el matrimonio.
—Oh. —Ty aparcó cambiando las marchas con brusquedad—. Espera un minuto.
Veamos si lo he entendido bien. ¿Intentas ver si funcionan las reglas de citas? ¿Cómo
vas a hacerlo?
Imogen se evadió.
—Estoy examinando unos cuantos sujetos. —Si una Suzanne reacia y un comodín
como Nikki se podían considerar sujetos de examen—. Y la intención de entrevistar a

~60~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

parejas casadas para ver como se conocieron y empezaron a salir. —Lo fue
hilvanando dejando de lado la primera frase de Ty, pero él frunció el ceño.
—¿Estás utilizando esas estúpidas reglas conmigo? —De ninguna manera se
habría esperado que él llegara a esa conclusión ya que jamás fue su intención utilizar
las reglas con él. De hecho todo lo contrario. Pero admitía que llegar a esa conclusión
era lógico aunque, eso la mortificara al cien por cien absoluta y completamente. Pero
lo cierto es que pensándolo bien, no era nada lógico.
—¡Claro que no! —Imogen se subió las gafas por la nariz—. ¿Cuándo te he tirado
los tejos o me he interpuesto en tu camino? Si te acuerdas, nos conocimos por
accidente anoche en el porche. No podría haber previsto que saldrías en el preciso
momento en que yo subía las ventanillas del coche. Ni que Nikki estaría en brazos de
otro hombre, y por consiguiente acabarías tu relación con ella. —Sus mejillas
ardieron al pensar en el hecho de que él pensaba que lo perseguía sistemáticamente
basándose en un libro. ¡Puaj! ¡Puaj! Eso la hizo sentir patética y más que un poco
ridícula.
Ella siguió antes de que él pudiera responder.
—Y solo para tu información, el libro dice que una mujer no debería tener sexo
con el piloto en el que está interesada hasta que hayan salido un tiempo razonable y
el nivel de compromiso e intimidad esté claramente establecido. Así que
evidentemente yo no estaba siguiendo esas reglas porque estaba más que dispuesta a
tener sexo contigo anoche y apenas nos conocíamos.
¡Toma ya!
Al final del discurso de Imogen, Ty solo la contempló durante un segundo
mientras su cerebro procesaba exactamente lo que acababa de decir. Luego rompió
en una enorme sonrisa, ella lo entretenía completamente. Adoraba muchísimo que
Imogen no jugara. Le decía exactamente lo que pensaba y sentía.
—Bueno, punto para ti —le dijo, con el coche en el parking al ralentí. Deslizándole
la mano por la pernera de los vaqueros, la paró en la rodilla—. Estabas más que
dispuesta a tener sexo conmigo. Y yo más que dispuesto a tenerlo contigo.
—Entonces ¿por qué no lo hicimos? —preguntó ella, lamiéndose el labio inferior
en un gesto inconsciente que hizo a Ty removerse en su asiento.
La única iluminación eran las luces del parking, y no podía verle los ojos, pero
prácticamente podía oler la atracción entre ellos. El cuerpo femenino se había
tensado al igual que el suyo, echó un vistazo al asiento trasero, preguntándose
durante una fracción de segundo si serviría para un polvo rápido. Pero cuando se
llevara a Imogen a la cama, lo cual iba a pasar, tarde o temprano, no quería que fuera

~61~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

rápido y embarazoso, con un cambio de marchas en el trasero. La incomodidad fue el


porqué anoche cerró el grifo.
—No lo hicimos porque empezamos a pensar demasiado. Preocupándonos. —Le
apretó la rodilla—. Y tenías razón. Lo siento, fue estúpido pensar que de algún modo
habías planeado que fuera tu blanco basándome en ese libro. Eso sonó un insulto y
no tenía la intención. Es solo que pensé que tal vez no estabas realmente interesada
en mí.
Si ella podía ser honesta, él también. Aunque admitir su momentánea inseguridad
le erizara la piel y su espalda quedara cubierta de sudor.
—Por supuesto no eras mi objetivo. Especialmente considerando la interpretación
de tu perfil. —Imogen le mostró la primera sonrisa que le había visto en toda la
noche.
La habría disfrutado si no fuera por el golpe de sus palabras.
—¿Mi perfil? ¿Qué perfil?
—¿No leíste el capítulo dos? Hay los perfiles de todos los pilotos solteros. El tuyo
dice que las esposas de los otros pilotos te votaron como el menos probable a
comprometerte.
—¿Perdón? —Ty estaba sorprendido y ofendido—. ¿Eso está en un libro?
—Sí. También menciona que tu signo astral es tauro, dándote una tendencia a la
terquedad. —A Imogen lo divertía.
A Ty no.
—¿Qué diablos? No puedo creer que usen la mierda de “cuál es tu signo” para
etiquetar mi carácter. Impreso. Dios, eso me hace parecer un estúpido. Y puedo
comprometerme. —Sacó de un tirón las llaves del encendido con más agresividad de
la necesaria—. Estuve comprometido una vez. Me habría casado con ella. Fue ella
quien me plantó.
La sonrisa de Imogen desapareció.
—Oh, lo siento. ¿Qué pasó?
Ty se frotó la barbilla, lamentando al instante haber sacado el tema.
—Sólo tenía veinte años, disputaba carreras locales y estaba enamorado de ella. Le
importaba, supongo, al principio, pero luego se fue a la universidad y revaluó sus
opciones. Decidió que quería a alguien con un poco más de poder adquisitivo.
Alguien más inteligente que yo.

~62~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—La inteligencia no es equivalente a los títulos que puedas colgar en una pared.
Hay muchas clases de inteligencia, y evidentemente a ella le faltaba alguna si pasó
por alto tus buenas cualidades.
—¿Cómo la terquedad? —Dijo Ty obstinadamente, sin querer aceptar la
compasión de Imogen.
—No, como tu honestidad, tu tenacidad y tu ingenio rápido. Tu lealtad y tu
concentración.
Ty se vio estúpidamente tocado por la evaluación de Imogen de su carácter. Pero
oír que tenía el perfil de fobia al compromiso y sacar el tema de su ex prometida le
hizo sentir nervioso y una opresión en el pecho. No quería ser sentimental y perder el
control de la situación. Así que lo apisonó todo y ocultó sus sentimientos,
ofreciéndole una lenta sonrisa.
—¿Viste todas esas cosas en mí y no soy tu objetivo? Vaya, me ofendes.
—No eres mi objetivo, porque estoy intentando seguir las reglas del manual de
citas con objetividad, para ver qué nivel de éxito puedo lograr con ellas. Por eso,
tengo que permanecer sin involucrarme e imparcial respecto a los hombres con los
que flirteo, y no puedo lograr eso contigo.
Ty no creía que pudiera sorprenderse más por algo que Imogen dijera, pero
siempre lograba encontrar el modo de hacerlo.
—Espera un puñetero minuto. ¿Así estás planeando utilizar las normas de citas
para pescar a un hombre? ¿Y no soy yo?
—No, claro que no. De hecho no quiero atrapar a un hombre. Solo quiero ver si los
capítulos iniciales respecto a la preparación, encuentro y flirteo tienen algún nivel de
éxito como parte de la investigación de mi tesis. Solo tengo la intención de flirtear un
poco con alguno de los pilotos y ver la reacción que logro.
Ty sintió subir su presión sanguínea con cada ridícula palabra que ella decía.
—¡Te voy a decir exactamente lo que va a pasar! Vas a tener a los pilotos
humillándose a tu alrededor, esperando obtener un pedazo de tu trasero con clase.
Ella frunció el ceño.
—No seas ridículo.
—¿Yo? ¿Yo soy el ridículo? Tú eres la que flirtea por tu tesis. ¿Qué puñetera clase
de título es eso? ¿Un doctorado en calientabraguetas?
Decirlo fue algo mezquino y lo sabía, pero ¿cuál era exactamente su objeción en
flirtear con él?

~63~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen jadeó.
—¿Perdona?
—Eso no sonó nada científico para mí, nena. Pero y qué se yo. Solo soy un piloto
tozudo que tiene problemas con el compromiso.
—Soy socióloga. Estudio y observo los patrones del comportamiento humano. Y
tu comportamiento ahora mismo es irracional.
Ty notó un tic en el ojo. No estaba seguro como habían llegado allí, pero iba a
terminar la conversación porque no podía contener su frustración mucho más
tiempo. Ella todavía no había atisbado ni un poquito de su irracionalidad.
—Una razón más por la que puedes flirtear con todo lo que anda excepto el
leproso de mí. —Habían llegado al punto donde toda mujer con la que había salido
(a) le arrojaba algo o (b) empezaba a gritar palabrotas.
Imogen no hizo ni una cosa ni la otra. Se giró en su asiento, lo miró directamente a
los ojos, y dijo tensa pero calmada.
—Pasas por alto un punto. La razón por la que no puedo flirtear contigo es porque
me siento atraída por ti. Estoy invirtiendo en el resultado de mis acciones hacia ti.
Quiero que tú también te sientas atraído por mí. Resumiendo, me gustas. Por eso, no
puedo permanecer imparcial si intento seguir cualquier clase de reglas contigo. De
hecho, creo que huelga decir, que no sería capaz de seguir ninguna regla si tú estás
implicado.
Ty notó una perversa sonrisa.
—¿Te gusto?
E Imogen lo volvió a sorprender haciendo una mueca y diciendo:
—Bueno, esto…
Acto seguido Ty se rió.
—Tú también me gustas, Emma Jean.
—Lo sospechaba, pero aprecio tu confirmación.
Allí estaba de nuevo su correcta y formal Imogen.
—¿Entonces qué vamos hacer al respecto?
—No vamos a hacer nada al respecto de momento. Vamos a ser amigos y
conocernos. Vas a ayudarme a aprender sobre las carreras de coches y encaminarme
a la dirección de quién tengo que entrevistar para mi investigación. Voy a

~64~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

concentrarme en mi tesis, y luego cuando todo haya terminado, podremos revaluar


nuestra relación.
No le gustaba como estaba sonando todo esto.
—¿Me estás diciendo que se supone que me ponga cómodo y finja que no te
quiero desnuda mientras te observo cómo le tiras los tejos a mis colegas?
—Yo tuve que verte con Nikki en varias ocasiones —le señaló—. No es mi idea de
pasar un buen rato.
Tocado.
—Está bien, pero en realidad no te conocía entonces y no sabía que estabas
interesada en mí. Todo esto va a liarme la cabeza.
—Estoy segura de que lo manejarás. Mira, ¿qué importa un mes? Si aún estamos
interesados en el otro, entonces solo añadirá el beneficio de habernos conocido mejor.
Es una situación ganadora se mire por donde se mire.
No para su pene.
—Tal vez tú puedas vivir con esa lógica pero yo no. Ya has averiguado que soy
tozudo, irracional y decidido. No estoy de acuerdo. —No lo estaba. Era estúpido y no
iba a hacerlo.
Los ojos oscuros de Imogen le pestañearon detrás de las gafas y si no iba
equivocado, el labio inferior sobresalió un poquito.
—¿Por favor? En serio, en serio necesito tu ayuda. Enséñame sobre las carreras.
Mierda, todos esos ardides femeninos no eran justos. Voz baja, grandes ojos,
mohín de labios… no se podía resistir a ellos.
—Vale —gruñó—. Sal del coche y entra en el garaje antes de que diga algo de lo
que me arrepienta seriamente. —O antes de que la arrastrara a su asiento y le
demostrara que a veces la lógica no tenía nada que ver entre un hombre y una mujer,
al contrario que el placer.

~65~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 7

Sin estar exactamente segura de lo que habían establecido entre ellos, aparte del
hecho que querían tener relaciones sexuales, lo cual ya sabían, Imogen se apeó del
coche de Ty con cautela. Esto tenía todos los ingredientes de una mala idea.
—Entonces, ¿dónde estamos exactamente?
—Este es el garaje y oficinas de Hinder Motors, el equipo para el que corro.
—¿Qué significa conducir para un equipo? —Ella se estaba esforzando para
comprender los entresijos de la competición. Ty hizo un gesto para que lo siguiera a
través del parking.
—Es demasiado caro para un piloto tener su propio coche y equipo. Solo un coche
y el motor pueden costar ciento cincuenta mil dólares, por lo que es el propietario del
vehículo el que se encarga de todos los gastos asociados con las carreras, incluyendo
conseguir patrocinadores. El conductor se beneficia de todo ese dinero y la pericia de
un personal de calidad, y a cambio da una parte de su premio en metálico para el
equipo pagando todos sus gastos. Muchos propietarios de automóviles tienen varios
coches hoy en día, y es por eso que lo llamamos un equipo. Los hermanos Monroe,
Ryder y yo corremos para Hinder Motors, así aprovechamos para ayudarnos unos a
otros, incluso a medida que competimos entre nosotros. Si el equipo lo está haciendo
bien, por lo general, llegarán más dólares de los patrocinadores corporativos a
Hinder Motors.
Lo que sorprendió a Imogen fue que Ty reprendía su inteligencia personal. Sonaba
muy muy astuto para ella.
—Guau. Yo sabía que era complejo, pero no tenía ni idea.
—En realidad no lo es una vez que lo entiendes. Y tener varios coches en un
equipo nos da la oportunidad de compartir información sobre las pruebas previas a
la carrera en las pistas. A cada coche se le permiten solamente cuatro sesiones de
prueba por día, pero si tienes cuatro coches de carreras, puedes compartir con los
demás cualquier dato que aprendas de todas esas vueltas.

~66~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen estaba deseando haberse traído un bloc de notas para ir apuntando.


—¿Pero eso no hace que de algún modo estéis igualados al empezar una carrera?
—Los coches son casi los mismos. Es la habilidad del conductor y como te trata la
dama de negro ese día lo que determina el ganador.
—¿La dama de negro? ¿Quién es? —Imogen frunció el ceño hacia Ty mientras él
mostraba su identificación a un guardia de seguridad y entraron en el edificio. Si
había otra Nikki en la vida de Ty, iba a estar profundamente irritada. Ty le sonrió.
—La pista, cariño. La dama de negro es la pista. —Caminó por el pasillo, pero él le
lanzó una mirada indescifrable por encima del hombro. —¿Y tu manual de citas te
dice que debes estar preparada para compartir el hombre que pesques con la dama
de negro? No tiene sentido ponerte celosa porque los pilotos estamos enamorados de
ella y es una parte muy importante de nuestras vidas.
Había leído el libro entero, y no había nada que Imogen clasificara como una
advertencia o una palabra de precaución. Iba con la directa puesta hasta que habías
logrado tu objetivo de casarte con un piloto y vivir felices para siempre. Pero ella
podía ver el punto de Ty. Cualquier mujer que buscaba vivir con un piloto de
carreras tenía que aceptar que su carrera consumiera una gran cantidad de su
tiempo. Tenías que aceptarlo o ser miserable, y los celos o la infelicidad podrían
destruir la relación.
A decir verdad, no sabía cómo se sentiría ella al respecto. No creía que estuviera
necesitada, y sus propias aspiraciones consumían mucho tiempo, pero tal vez la
inflexibilidad al final la crisparía. Ty abrió una puerta e Imogen lo siguió hasta un
garaje. Había varios coches en diversas etapas de montaje, algunos eran solo
simplemente el chasis, otros se veían preparados para rodar en la pista con todas las
pegatinas puestas. La sala estaba fría y olía a neumáticos, e Imogen se sorprendió al
ver que aunque no había un montón de gente trabajando, tampoco estaba vacía. Uno
de los coches era un frenesí de actividad con al menos ocho hombres en movimiento
alrededor de él, hablando, perforando o atornillando, o lo que fuera que hicieran
para preparar los coches.
—¿De quién es ese coche? —Preguntó. —¿Qué están haciendo con él?
—El coche cincuenta y seis es de Elec Monroe.
Por supuesto, debería haberlo sabido. Tamara tenía el número del coche de su
marido tatuado en el interior de la muñeca, en un gesto que había impresionado a
Imogen. Ella no estaba segura de poder soportar ser pinchada varias veces con una
aguja y decolorar permanentemente su piel para demostrar su amor. Las agujas

~67~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

hacían que se marease y probablemente se habría desmayado durante el


procedimiento, golpeando al tatuador y acabando con un borrón indistinguible.
Pero Tamara parecía feliz con el suyo.
—¿Por qué están trabajando en el coche tan tarde?
—Tiene que haber algo que están modificando. Ese coche ya debería estar en el
camión listo para salir a Martinsville por la mañana. El resto de nuestros vehículos
para este fin de semana ya están cargados.
—Entonces, ¿qué son todos estos coches que estoy viendo?
—Coches para Texas, dentro de dos semanas.
—¿No conduces el mismo coche cada semana?
—No ¿Has visto una carrera, nena? Los destrozamos. Necesitan algunas
reparaciones después de la carrera.
Eso era cierto, pero ella nunca había pensado en las consecuencias de esos
maltratos.
—Y cada conductor necesita inmediatamente un coche de reserva, en caso que
salga destrozado en la prueba previa a la carrera o en la calificación.
—¿Dónde está tu coche?
—El coche sesenta, por ahí. Parece que terminaron el trabajo de pintura. Este año
me han endosado el verde, que es casi mi color menos favorito. Sin embargo, por un
acuerdo de patrocinio de diez-millones-por-semana, voy a aguantar el hecho de que
estoy conduciendo por ahí como un campo de golf en movimiento.
Ty empezó a caminar hacia su coche, por lo que Imogen lo siguió, absorbiendo la
visión de todos los coches en varias etapas de construcción a su alrededor. Se veía tan
intrincado, tan complejo.
Unos chicos saludaron con la mano y dieron la bienvenida a Ty desde sus
diligentes trabajos sobre el coche de Elec. Uno incluso preguntó:
—¿Quién es tu chica, McCordle?
—Se trata de Emma Jean, —le dijo Ty. —Es una estudiante de investigación de la
universidad.
A pesar del hecho que se negó a utilizar su nombre real, Imogen estaba satisfecha
con su descripción. Él podría haberla apodado fácilmente como la lunática que
quería tener sexo con él, pero sólo tras realizar una investigación sobre una tesis que
se estaba convirtiendo rápidamente en el equivalente académico de arenas
movedizas.

~68~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Qué estás investigando? —Le preguntó con curiosidad un joven de unos veinte
años.
—Estoy acabando mi doctorado en sociología. —Similar a un doctorado en
calientabraguetas, como alguien groseramente había expresado. —Estoy estudiando
las citas y las técnicas de aparejamiento de los pilotos de carreras.
Las cejas del joven chico desgarbado se elevaron y pareció abrumado de solo
pensarlo. Otro hombre, mayor y más orondo, levantó la vista del neumático del que
se estaba ocupando y resopló.
—Eso hace que suene como uno de los programas con animales en el Discovery
Channel. Sin embargo, supongo que es lo mismo, la mayoría de los hombres son
animales.
—Habla por ti —dijo Ty.
Hubo otro bufido seguido de una sonrisa.
— Diablos, creo que estoy hablando más por ti que por mí. Soy un hombre
felizmente casado. Nada de citas y parejas para mí en estos días. Pero tú estás
haciendo lo suficiente por ambos.
—Casi —dijo Ty en voz alta, claramente molesto con la conversación. —Le estoy
mostrando esto por lo que todos tenéis que comportaros mientras ella esté aquí.
Ty le tomó la mano, sobresaltándola, y se la llevó lejos del equipo.
—Fue un placer conoceros —dijo por encima del hombro.
Todos sonrieron y se despidieron.
—Lo siento —dijo Ty.
—¿Por qué? No me dijeron nada grosero. —Y ahora estaba demasiado distraída
por el hecho de que todavía estaba sosteniendo su mano para pensar en otra cosa.
Tenía un apretón fuerte, sin embargo, era tierno con ella, su mano en la suya solo
caliente, estable y... perfecta.
Caramba. Eso fue un pensamiento aterrador.
¿Podrían dos personas realmente ser más diferentes que Ty y ella? De ninguna
manera debería dejar que sus pensamientos fueran allí. Nunca. Pero su mano se
sentía bien.
—Muy bien —dijo Ty, claramente desconocedor de la ridícula dirección en la que
iban sus pensamientos. —Coche 101. Te vamos a poner en el coche y voy a explicarte
qué es cada cosa. —Imogen miró el muy brillante coche verde frente a ella con recelo.
No parecía peligroso. No estaba en marcha. Así que, independientemente de lo visto

~69~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

que el vehículo hacía los domingos, no iba a ponerse en marcha espontáneamente


estacionado en el garaje. No lo creía.
—Está bien —dijo ella con nerviosismo y llegó a la puerta cuando él le soltó la
mano. —¿Dónde está para abrir la puerta?
—No hay, la puerta no se abre tienes que subir por la ventana.
¿Hablaba en serio? Imogen le miró y frunció el ceño. Ty le estaba dando una
mirada muy relajada y tranquilizadora.
—No es gran cosa —le dijo. —Sólo una pierna por encima, luego la otra, y te
deslizas sobre el asiento. Vamos, eso te dará una verdadera idea de lo que se siente al
estar en el asiento del conductor.
Eso la intrigó, tuvo que admitirlo.
—¿Así que esto es como en los “Dukes of Hazzard1”? ¿Sólo subo?
—Exactamente. No te lo pienses, Emma Jean.
Aunque una Emma Jean, sin duda, podría saltar directamente al interior de un
coche de carreras, una Imogen estaba destinada a tener problemas.
Imogen alzó una pierna, arrepintiéndose del hecho de haberse puesto en el último
minuto unos ceñidos pantalones vaqueros con zapatos planos en un esfuerzo para
parecer guapa cuando se encontrara con Ty. Era un poco difícil levantar la pierna
más allá de la rodilla cuando el tejano estaba restringiendo su movimiento. De hecho,
perdió el equilibrio y se tambaleó, agarrándose al chasis del coche encima de la
ventana abierta.
—¿Necesitas que te levante? —Le preguntó.
—No, no. —Sí. Imogen lo intentó de nuevo, balanceando su pierna tan alto como
pudo y arreglándoselas para engancharla sobre la abertura. Pero no era capaz de
desplazar su peso a la pierna izquierda y se quedó allí de pie, con una pierna arriba,
una abajo, las manos aferradas al coche.
—Puedo ayudarte.
—No, estoy bien. —Tenía que haber una manera más lógica de hacerlo. Ella no era
lo suficientemente fuerte para impulsarse, y mientras tanto estaba posiblemente
dañándose internamente los órganos reproductores, encaramada en el marco de la
puerta como estaba.

1
Dukes de Hazzard: Serie estadounidense en la que salía un Dodge llamado General Lee al que se accedía

por las ventanas.

~70~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Retrocediendo para salir del coche y bajando al suelo de cemento, Imogen se quitó
la chaqueta negra a rayas y la puso sobre el capó. Subiéndose las mangas de su
abotonada camisa blanca, se agarró a la ventana y saltó, aterrizando de barriga sobre
el marco. Su cabeza estaba dentro, pero nada más, así que se movió y trató de
arrastrarse hacia arriba y adelante.
De repente, las manos de Ty estaban en su cintura y ella dejó de moverse.
Su voz se extendió sobre ella.
—¿Y tú dices que soy terco? Si te metes así, vas a aterrizar de cabeza y salpicarás
ese brillante cerebro por todo el asiento.
—Lo tengo bajo control —dijo ella, sin aliento tanto por la actividad como por su
contacto.
—¿En serio? —Preguntó, la risa en su voz. —Pero para que lo entiendas, esta
posición en la que estás no me está ayudando a aferrarme a tu regla de no coquetear.
Imogen sintió que sus mejillas se calentaron. Sólo podía imaginar lo que su culo
parecía desde su perspectiva. No tan bonito como el de Nikki, ella podía garantizar
eso, dado que no tenía el gusto por la simple lechuga y no podía aguantar más de
quince minutos en la cinta. Incluso si su trasero pudiera estar tonificado hasta el
punto del de Nikki, Imogen no sabría qué hacer con él, ya que había nacido sin el gen
de gatita sexual.
—Lo siento. Yo no estaba tratando de…
—Sé que no lo estabas. Eso es parte de lo que lo hace tan condenadamente
caliente. No estás siendo calculadora, solo sexy de modo natural.
Imogen deseó poder verle la cara en lugar de mirar hacia el interior negro del
coche. No podía estar hablando en serio.
—No hay nada sexy en mí, Ty. No está en mi ADN atraer intencionadamente a los
hombres.
—Intencional o no, está ahí, cariño. Estás buenísima.
Desplomada sobre el marco de la puerta como un balancín humano, Imogen se
preguntó si Ty se había olvidado de ponerse el casco una o dos veces. Ella no era
sexy. Si pudiera haber descansado la mano bajo la barbilla en esa posición, lo habría
hecho. En lugar de eso se quedó allí colgada sintiéndose suspendida en sentido literal
y figurado.
Chilló cuando Ty la levantó hacia arriba y la sacó del coche, se le subió la camisa
dejando su vientre al descubierto. Él le dio la vuelta y ella le miró, tirando de su
camisa para ponerla en su lugar. Él tenía esa mirada en sus ojos que estaba

~71~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

empezando a reconocer. Era de lujuria y ardía al rojo vivo en este momento. Lo que
sinceramente la desconcertaba. ¿Desde cuándo colgar en la ventana del coche
completamente despistada en cuanto a lo que estaba haciendo constituía ser sexy?
—Deja que te ayude —dijo él, acercándose más y más a ella.
Hubo una fracción de segundo antes que la besara el cual Imogen podría haber
utilizado para alejarse, protestar, detenerlo. No lo hizo.
De hecho, cuando sus labios tocaron los suyos, Imogen se olvidó de todo (su tesis,
sus diferencias, donde estaban) y puso los brazos alrededor de su cuello y lo besó.
Él tenía una bonita boca y la usó muy bien, calentándola de la cabeza a los pies
con unos pocos toques de sus labios. Cada beso hizo que le agarrase más fuerte, lo
que hacía que él la besara con más fuerza, hasta que se fusionaron, respirando con
dificultad y tomando y compartiendo la pasión. Cuando la lengua invadió su boca,
Imogen sintió un tirón impaciente entre sus muslos, y se balanceó hacia adelante en
sus zapatos, perdiendo el equilibrio.
Ty enterró las manos en su pelo y la adoró con la boca una y otra vez. Sus gafas se
interponían, pero a ella le importó un bledo, y claramente tampoco a Ty, ya que no
mostró signos de desacelerar durante las próximas una o dos horas.
Podrían haberse quedado así de forma indefinida si no hubieran oído la voz de un
hombre decir:
—¡Maldita sea, alguien necesita una habitación!
Ambos se alejaron e Imogen podía sentir sus mejillas ardiendo mientras echaba un
vistazo alrededor de Ty para ver quien los había pillado. Era un hombre con una
camisa de golf y pantalones de color caqui, muy delgado y tonificado, un atractivo
hombre de unos cincuenta años.
—Mierda —murmuró Ty en voz baja. Entonces más fuerte—. Hola, Carl, ¿cómo
estás esta noche? Imogen, este es Carl Hinder, el dueño de Hinder Motors y el
hombre responsable de que mi carrera esté donde está.
—No tan bien como tú, claro está. —El hombre dio Ty una media sonrisa. No fue
completa, pero parecía genuina, y no había nada lascivo o sugestivo acerca de la
forma en que miró a Imogen, lo que la tranquilizó. Ty se volvió hacia ella, y la movió
para ponerla a su lado, con la mano en la suya.
—Esta es Imogen Wilson, una amiga mía. Es una estudiante de posgrado en
sociología que está muy interesada en la cultura de las carreras de coches.
Divertida porque Ty eligió ahora para demostrar que, en efecto, sabía pronunciar
su nombre, Imogen sonrió. Nadie tenía que saber que estaba interesada

~72~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

principalmente en las citas y los hábitos de emparejamiento de un conductor en


particular.
Oh, Señor. Dado que Ty acababa de explicar el papel del dueño de un coche, ella
sabía la importancia de este hombre frente a ella. Y les había sorprendido
montándoselo contra el coche verde kelly2 de Ty. Ella sin duda estaba creando una
nueva definición de clase.
—Es un placer conocerlo, señor Hinder —dijo Imogen.
—Igualmente, Imogen. Y es un nombre precioso el que tienes. ¿Shakespeare?
—Sí. —Ella le sonrió abiertamente ahora—. Mi madre era una fanática de su
William.
—¿De dónde eres? No escucho acento de Carolina del Norte en tu voz.
—Soy de Nueva York, nací y me crié allí. Me mudé a Charlotte el año pasado y lo
estoy disfrutando muchísimo. La gente es encantadora.
—Bueno, no dejes que este payaso monopolice tu tiempo —dijo Carl con un guiño
y una sonrisa en dirección a Ty—. Charlotte tiene más que ofrecer que pilotos
gamberros.
—Hey —protestó Ty. —A la señora le gustan los pilotos gamberros.
Carl se rió.
—Siempre les gustan, sobre todo los domingos. Buenas noches a todos. Ha sido un
placer conocerte, Imogen.
—Lo mismo digo.
Cuando Carl se alejó, Ty se apoyó en su coche y recogió su camiseta.
—Señor, ese hombre me da miedo.
—¿Por qué? Parece muy amable.
—No dejes que te engañe. Es afilado como una tachuela y un empresario letal.
Creo que no le tengo miedo a nada en su mayor parte. Ni a perder, ni al fracaso, ni a
la muerte, ni serpientes o arañas. Pero ese hombre me hace sudar.
—¿Qué podría hacerte? —Preguntó Imogen, sorprendida al ver por primera vez
desde que había estado en presencia de Ty, verlo realmente incómodo.
—Despedirme.

2
Kelly green

~73~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Por qué?
—No lo sé. Cualquier cosa. Entonces ya está. ¿Quién soy yo si no estoy
conduciendo?
Guau. Imogen nunca habría adivinado que Ty tenía inseguridades de ninguna
manera o forma. Estaba a punto de asegurarle que no iba a ser despedido a menos
que hiciera algo catastrófico y que, incluso si pasaba, él podría encontrar otro equipo
para conducir, pero Ty la interrumpió con una sonrisa.
—No importa —dijo antes de que pudiera hablar. —Simplemente no estaba
esperando verlo, eso es todo. Ahora, vamos a entrar en este coche.
Imogen se tragó un grito cuando él la levantó en brazos y la giró para que sus
piernas se deslizaran en el coche. En un momento su mano estaba sobre su trasero, su
peso apoyado en sus músculos magros pero poderosos, al siguiente estaba sentada
en el asiento del conductor de un coche de carreras.
Ty observó a Imogen sentada envarada con las manos en el aire como si estuviera
asustada de tocar nada por miedo a lo que podría hacer ella, y se sintió
inmensamente mejor. Dios, ¿qué había estado pensando, soltando impulsivamente
esa mierda de tener miedo a ser despedido y no ser nada más que un piloto
fracasado? Él no decía cosas como esas a nadie. No dejaba que nadie supiera nunca
que de lo único que realmente le daba miedo era estar separado de la única cosa que
él amaba y en lo que era bueno. Si no podía conducir, no había un plan de
contingencia para un tipo que no podía dar sentido a las palabras en un trozo de
papel o en la pantalla de ordenador.
¿Cómo explicaba eso a alguien tan brillante como Imogen? No podía. Por
supuesto, tampoco debería estar pasando tiempo con ella, y no tenía la intención de
dejar de hacerlo a corto plazo. Ella le hacía reír, le hacía sentirse bien.
Le excitaba.
Realmente, realmente le excitaba. Era la forma en que ella parpadeaba hacia él con
esos ojazos azules detrás de sus gafas, toda curiosa y excitada, lo que le hacía perder
el norte de todo excepto de meterla en su cama. Mover su lindo culito delante de él
tampoco había hecho daño a la causa.
—Relájate, Emma Jean. El coche no muerde. A diferencia de mí. — Le guiñó un ojo
mientras se apoyaba en la ventana.
—No quiero estropear nada —respondió ella, sin ni siquiera responder a su
insinuación.

~74~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Nena, este coche puede golpear la pared y aun así ser salvable. No puedes hacer
nada para dañarlo.
—¿Estás seguro?
—Confía en mí. Estás bien. Así que aquí está la historia: las carreras de coches
empezaron a partir de chicos que cogían un coche que podían comprar en cualquier
distribuidor y equipaban el motor, en un principio corrían por la playa y luego en la
pista. Así que era un coche “de serie” igual que el coche de la familia cuando lo
adquirieron. Ahora sólo el chasis del coche es igual al de un automóvil normal, e
incluso tiene algunas modificaciones, pero seguimos utilizando el nombre de serie.
Pero si miras a tu alrededor puedes ver que no hay mucho que te recuerde tu
vehículo personal.
—Bueno, mi coche no es precisamente el último modelo que ha salido de la línea
de montaje, pero veo lo que quieres decir. No hay otros asientos y no reconozco
ninguno de estos indicadores.
—No hay otro asiento que no sea el del conductor, no hay llave de contacto, ni
ventanas, ni velocímetro, ni cerraduras, ni claxon, ni muchas otras cosas. Aunque no
me importaría un claxon. A veces siento como si golpeara uno para decirle a otro
coche que se aparte de mi camino.
—De alguna manera no creo que eso les hiciera apartarse con gracia de tu camino.
—Probablemente no. Así que un coche está construido para la velocidad y la
seguridad. Es aerodinámico, con un motor potente de 750 caballos. Hay medidores
de aceite y temperatura del agua, el aceite y la presión del combustible, y algunas
otras cosas. Freno, acelerador y embrague. Un sistema de refrigeración para evitar
que me queme el culo en el asiento o me desmaye y una jaula antivuelco en caso de
que el coche vuelque.
—Esto parece un cambio de marchas normal. —Imogen puso la mano en él.
—¡No toques eso! —dijo Ty, y luego se echó a reír cuando Imogen retiró la
mano—. Es broma.
Ella le lanzó una mirada de disgusto.
—Eso no fue divertido.
—Sí, lo fue.
Sus labios formaron una pequeña mueca de fastidio.
—No es un asiento muy cómodo.

~75~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Bueno, está hecho a medida para mi cuerpo, así que no me muevo demasiado, y
hecho de aluminio por seguridad. Reposacabezas y cuello son obligatorios, y no, no
es muy cómodo. Pero esto no es un paseo relajado por el campo. Voy a más de ciento
ochenta kilómetros por hora. —Ty no pudo evitar el orgullo en su voz. Él amaba su
trabajo, amaba la emoción de las carreras, la satisfacción de hacer que un coche en el
que su equipo había trabajado tan duro funcionara bien para todos.
—En un campo verde de golf.
Él sonrió.
—Sí, listilla.
—¿Cómo controlas el coche? —Estaba inclinada y mirando los indicadores, el
suelo, los pedales.
—Habilidad, cariño. Eso es todo.
—No puedo imaginar ir tan rápido.
—Apuesto a que te gustaría. —Ty no pudo resistir la tentación de extender la
mano y acariciarle el pelo oscuro y sedoso mientras caía por encima de su hombro. —
Apuesto a que te gusta a fondo y rápido.
Su cabeza se levantó.
—Eso fue una insinuación.
—Más o menos. —Ty se encogió de hombros. —Está bien, demonios, sí, lo fue. Lo
admito. —Era un tío, no podía evitarlo. Casi todo le recordaba el sexo y lo mucho
que quería desnudarla—. Pero sí creo que te gustaría dar una vuelta por la pista
conmigo. Debemos hacerlo en algún momento, tienen eventos especiales para eso.
Puedes tener la emoción de la velocidad sin tener que ser el piloto.
—Me gustaría. —Imogen alzó la mirada hacia él, y la punta de su lengua salió y se
deslizó por el labio inferior—. Me gustaría mucho.
Desde que se había quitado la chaqueta conservadora pero muy a la moda,
Imogen sólo llevaba una camisa de manga larga abotonada que ahora mismo estaba
muy abierta en el escote. Ella no tenía para nada unos pechos grandes, pero lo que Ty
podía ver (y vale, lo que había sentido libremente la noche anterior) fue que estaban
firmes y levantados.
Podía ver sus pezones a través de la tela y era muy evidente para él que ella lo
deseaba. ¿Por qué demonios tuvo que enviarla a su casa la noche anterior? Había
tenido sentido cuando quiso hacer lo correcto, pero ¿quién era él para decirle que
debían esperar si ella no quería?

~76~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

En serio, ¿qué tipo era tan estúpido como para hacer eso? Aparentemente él.
Pero eso fue anoche. Hoy iba a tomar lo que sus ojos y sus labios estaban
ofreciendo.
Ty se apoyó en la ventana y le dio un beso rápido, más duro de lo que pretendía,
pero estaba al límite. A ella no pareció importarle, ya que lo miró y dio un suave
gemido de placer. Maldición, amaba la forma en que se rendía a él, la forma en que lo
dejaba dirigir.
Podía ver la pregunta en sus ojos, sabía que no iba a hacerla. No es que pudiera
culparla. Ella sentía como si él hubiera rechazado su oferta de la noche anterior y no
iba a molestarse una segunda vez, y arriesgarse al rechazo. Pero esa nunca había sido
su intención, en absoluto. La deseaba de una forma en que no había deseado a una
mujer en mucho tiempo, tal vez nunca. Esto era un ardor, una penetrante necesidad
urgente de tomar a Imogen y hacerla suya.
Pasando el dedo por el labio inferior de ella, dijo:
—Ven conmigo a casa. Pasa la noche conmigo. Por favor.
Ty se apoyó contra el costado de su coche, con los músculos tensos, la boca
caliente, esperando su respuesta. Él no la culparía si se negaba, pero probablemente
lloraría.
Pero Imogen sólo lo miró y dijo:
—Sácame de este coche y llévame a la cama. —Eso no iba a ser un problema.

~77~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 8

Imogen pensó que era ella la que debería estar avergonzada, dada la forma en
que acababa de soltarle a Ty que debería llevarla a la cama, pero cuando se dirigían a
su casa, él era el que estaba divagando, señal de que estaba nervioso y sentía la
necesidad de llenar el vacío del silencio con conversación vana. Nunca había sido
una persona que balbuceara cuando estaba nerviosa, inclinándose más a refugiarse
en el silencio, pero un montón de gente sacaba sus nervios mediante la cháchara, y
claramente Ty era uno de ellos.
―¿Te gusta el fútbol? ―le preguntó, luego sacudió la cabeza. ―Por supuesto que
no te gusta el fútbol. ¿De qué diablos estoy hablando? Nada en ti dice “hincha”. Y lo
digo en el buen sentido. Aunque sería genial si fueras inteligente, hermosa, y te
gustaran los deportes. Pero de alguna manera no puedo verte lanzando un jersey y
maldiciendo al árbitro. ¿Y qué hay de acampar?
A ella le intrigaba pensar que él podría estar bastante dedicado en el resultado de
lo que iban a hacer como para estar realmente nervioso, y trató de seguir su rápida
conversación.
―¿Acampar? ¿Qué pasa con eso?
―¿Te gusta?
―Nunca he ido de acampada.
―¿Nunca has ido de acampada? ―Ty parecía sorprendido, como si hubiera
confesado que era virgen a los veintiocho años―. ¿Ni siquiera cuando eras niña?
Eso divertía a Imogen.
―No. Yo me crié en el Upper East Side de Manhattan. Mi madre dirige una
galería de arte y mi padre es un banquero de inversiones. Cuando querían escapar de
la ciudad, íbamos a los Hamptons y nos alojábamos en la casa de playa de mis
abuelos. Aparte de esos viajes a la playa, lo más cerca que he estado de la naturaleza
fue regando las plantas de las macetas en la terraza de nuestro apartamento.

~78~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Guau, nunca pensé en ello, pero supongo que sí, ¿quieres ir de acampada? Yo te
llevaré, te va a encantar.
Imogen sintió una buena cantidad de alarma.
―No, no tienes que hacerlo. Sospecho que en realidad no me va a gustar después
de todo. No siento como si mi vida fuera deficiente porque no he ido de camping.
Quiero decir, he caminado por Central Park cientos de veces y eso es muy bucólico.
Ty se burló.
―Eso no es lo mismo que adentrarse en el bosque, acostarse en un saco de dormir
y no escuchar nada más que el sonido de la naturaleza.
―Soy socióloga, no botánica. ―Las plantas eran verdes, fin de la historia. Ella no
sentía la necesidad de sumergirse en ellas.
Él le dirigió una rápida mirada diciéndole que no le hizo gracia.
―Sin discusión, te voy a llevar. Este es el terco tauro hablando.
Eso la irritó.
―No puedes hacer que vaya. Y ni siquiera se supone que estamos saliendo.
Ahora sí que le lanzó una mirada que le dijo que no apreciaba ese pequeño
recordatorio.
―Bien, este es el trato. Todo el mundo debe estar abierto a nuevas experiencias,
¿verdad? Así que tú te comprometes a ir de acampada, y yo estaré de acuerdo en
hacer algo que quieras que pruebe. Me puedes arrastrar a una galería de arte o algo
así, lo que quieras. ―Acababan de llegar a la entrada de la casa de Ty y él aparcó el
coche mientras Imogen lo observaba. Él hablaba en serio acerca de su oferta, y eso la
intrigaba. ¿Qué le gustaría que Ty experimentara? Y ¿estaba dispuesta a aventurarse
en el bosque para un fin de semana de picaduras de insectos, sufrimiento e higiene
dudosa por introducir a Ty en algo de su mundo?
Sin dudarlo, se dio cuenta que estaba dispuesta. Porque se le ocurrió que ella y Ty
habían vivido vidas muy estrechas y sólo podría beneficiarse de ampliar un poco la
experiencia. Además, sabía que él subestimaba su inteligencia, y ella quería que
apreciara y comprendiera que era un tipo muy brillante.
―Está bien. Voy a ir de camping si lees entero Mucho ruido y pocas nueces.
Algo brilló en sus ojos, pero él sólo vaciló un segundo antes de decir:
―Trato hecho. Conseguiré una copia en los próximos días. Y tú echarás un vistazo
a tu calendario para ver cuando tienes un lunes y un martes libres e iremos al
bosque.

~79~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Oh, eso va a ser complicado ―dijo, viendo inmediatamente una salida para
ella―. Tengo clase.
―¿No tienes días libres? El Día de los Veteranos es la semana que viene, ¿no
tienes fiesta?
―No sé ―mintió. Entonces porque nunca mentía y no se sentía cómoda con ello,
inmediatamente admitió la verdad. Su madre siempre le había dicho que nunca
necesitó enfrentarse a las mentiras de Imogen, sólo tenía que esperar treinta
segundos e Imogen confesaría. Era evidente que aún era cierto porque dijo―: Sí,
tenemos el día libre.
―Entonces iremos. Podemos marchar el lunes a primera hora y volver el martes.
Sólo una noche. Voy a despejar esos dos días con mi ayudante Toni y encontrar un
camping. ―Él le sonrió―. Vamos a pasarlo muy bien.
Ella lo dudaba seriamente.
―Vas a lamentar llevarme a la naturaleza. Estoy segura de que voy a quejarme
muy a menudo.
Pero Ty sólo dijo
―No puedes quejarte si tus labios están ocupados haciendo otras cosas.
―¿Cómo qué? ―dijo, aunque sabía muy bien de lo que estaba hablando.
―Entra y te lo mostraré.
No necesitaba decírselo dos veces. De hecho, sólo había necesitado decirlo una
vez, había estado lista la noche anterior. Por supuesto, había sido un manojo de
nervios por todo el asunto y probablemente no habría disfrutado de ello tanto como
podría. Ella no podía decir exactamente por qué, pero sólo habían pasado
veinticuatro horas y no estaba experimentando ninguna de las preocupaciones que
había tenido la noche anterior. No era lógico, pero decidió no cuestionarlo y
simplemente aceptarlo como lo que era.
Esta era su fantasía. Era su oportunidad de salir del círculo de citas académicas
con hombres con jerséis que no les quedaban bien y experimentar el sexo con un
piloto de carreras muy varonil. Un hombre por el que se había sentido atraída desde
el primer momento en que había puesto los ojos en él, incluso cuando había sabido
que tener cualquier tipo de relación con él era una locura. Nunca había pensado que
Ty se sintiera atraído por ella, nunca había esperado tener la oportunidad de
compartir la cama con él, y quería aprovechar la ocasión. Quería descubrir si era tan
agresivo, divertido y sexy en la cama como lo era fuera.

~80~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Abre la marcha ―dijo, y mientras hablaba, tuvo una revelación sexual. Había
confiado en la inteligencia y en la carrera de cada hombre con el que había salido,
pero no necesariamente sexualmente. Se había visto obligada a ser más dominante de
lo que ella habría elegido, y eso era parte del atractivo de Ty: quería un hombre para
tomar las riendas mientras ella se sentaba y disfrutaba. O se relajaba fuera cual fuera
la situación.
La sola idea de Ty tomando y dando, controlando totalmente su placer, envió una
oleada de calor líquido entre sus muslos.
Era consciente de que su voz se había vuelto ronca y estaba claro que también Ty
era consciente de ello. Se miraron el uno al otro en la penumbra del coche por un
largo e interminable minuto, cada segundo de su mirada en ella funcionó con tanta
eficacia como si fueran sus dedos acariciando la piel desnuda, haciendo que sus
pezones se endurecieran, el abdomen se tensara y las piernas se separaran
ligeramente.
―Oh, joder ―dijo Ty, sacudiendo ligeramente la cabeza. ―Eres tan caliente.
―No estoy haciendo nada ―dijo desconcertada Imogen.
―Sí, lo haces. Me estás devorando con los ojos. Y Dios, tienes los ojos más
profundos, más inteligentes que he visto nunca. Puedo ver la complejidad de tu
cerebro en ellos y me excita.
―Y yo aquí pensando que me encantaría pasar mis manos por todo tu pecho y
apretarte el culo.
Ty soltó una risa ligera.
―Siéntete más que libre para hacerlo a cualquier hora. Ahora voy a salir de este
coche antes de poseerte aquí. Lo que tendría su mérito, pero podría molestar a los
vecinos.
Imogen ni siquiera tuvo tiempo de responder antes de que Ty estuviera fuera del
coche, por lo que abrió la puerta del pasajero y se inclinó para recoger su bolso del
suelo. Cuando levantó la vista, se sorprendió al encontrar a Ty en la puerta, su
entrepierna casi a la altura de sus ojos. Sin estar segura de lo que él estaba haciendo,
ella apartó la mirada de su prometedora erección hacia su rostro.
―¿Qué estás haciendo? ―Preguntó.
―Sólo dándote la mano. ―Ty se acercó para ayudarla a salir del coche.
Por alguna estúpida razón, eso la conmovió. Era una cortesía básica, sin embargo,
le derritió su muy vulnerable corazón. Otros hombres podrían hacer lo mismo y ella
no pensaría nada de eso, excepto que eran seres humanos decentes que habían sido

~81~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

bien educados, pero había algo sobre Ty que siempre la había afectado de manera
diferente, desde el primer momento que lo conoció.
No estaba segura de si le gustaba o lo odiaba.
―Gracias. ―Tomando su mano, ella se bajó del coche, esperando que la soltara en
el momento en que se enderezara. No lo hizo. Él sólo le tomó la mano y la dirigió
hacia el garaje y por la puerta trasera hasta su cocina, encendiendo las luces a su
paso.
Imogen no estaba segura de lo que había esperado que pareciera su casa, pero de
inmediato se dio cuenta de que encajaba con Ty. Los armarios de la cocina eran de
estilo Shaker3, de madera clara, con líneas simples, de alta calidad con detallados
accesorios. Tenía un fregadero de estilo antiguo y encimeras de esteatita4, las paredes
eran de un rico color rojo oscuro.
Ella apenas le echó un vistazo a la sala de estar, pero tenía una chimenea de piedra
que iba del hogar hasta el techo y muebles muy lujosos en cálidos tonos caramelo y
gamuza. Si no se equivocaba, había también una cabeza de ciervo gigante colgada en
la pared, lo que no era raro para un hombre que amaba el aire libre, pero estaba
agradecida de que fuera demasiado oscuro para ver esos ojos vidriosos mirándola.
La única cosa que alguna vez había cazado eran gangas en Saks y documentos de
investigación difíciles de conseguir. Cuando entraron en su habitación, Ty encendió
la luz, que era una lámpara de araña de hierro en el centro del techo sobre una cama
muy grande y muy masculina. Estaba compuesta de una gran cantidad de cojines
rojos sobre el edredón de imitación de ante y toda la habitación estaba ordenada y
limpia. Ella quedó impresionada.
Ty le soltó la mano y la dejó de pie en la alfombra de felpa color beige, sintiéndose
increíblemente excitada y terriblemente incómoda. Él metió la mano en su mesita de
noche y la sacó con un encendedor que utilizó para encender varias velas colocadas
alrededor de la habitación. Su diálogo nervioso parecía haber desaparecido y ella
anhelaba que volviera, porque con cada segundo de silencio, su ansiedad aumentaba,
lo que la irritaba.
Era una mujer adulta y deseaba hacer esto. Mucho.
Lo cual era, irónicamente, por lo que estaba tan nerviosa. Estaba comprometida
con el resultado. Quería complacerlo y era consciente de sus deficiencias. Nunca

3
Estilo Shaker: Son muebles de madera producidos por los Shakers (rama de Cuáqueros protestantes) se
caracterizan por ser sencillos pero elegantes y con buena calidad en su construcción.
4
Esteatita: Piedra jabón. Piedra natural, derivada de roca metamórfica. No se mancha con facilidad y es
muy resistente al calor.

~82~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

nadie había puesto las palabras bonita e Imogen en la misma frase. O provocativa. O
seductora. No tenía nada para acceder a las típicas fantasías masculinas. Su enfoque
había sido siempre el entusiasmo en lugar de la técnica, ¿y si eso no era lo
suficientemente bueno para Ty?
Ella misma se estaba dando una conferencia mental cuando él atenuó la luz del
techo y se volvió hacia ella con una sonrisa que desapareció inmediatamente cuando
la miró.
―¿Qué pasa?
―Nada.
―Mentirosa. ―Él se acercó y la tomó de la mano otra vez, acariciando su piel con
el pulgar. Imogen suspiró.
―No sirvo.
―Bueno, eso es prometedor.
Eso la hizo sonreír a pesar de sus mejores intenciones de parecer preocupada.
―Sólo estoy pensando demasiado.
―Lo puedo notar. Y necesitas detenerlo. ―Pasó el brazo alrededor de su cintura y
la atrajo hacia él―. Voy a hacer que lo detengas. Voy a darte un beso y chuparte y
lamerte hasta que no quede un solo pensamiento en tu cabeza excepto el asombro
porque te vas a correr otra vez.
Guau. Sν, si el estado de sus bragas mojadas era una indicaciσn, respondνa bien a
la masculina dominaciσn alfa.
―¿Otra vez? No he tenido un orgasmo todavía.
―Dame cinco minutos. ―Ty dio un paso atrás y se quitó la camiseta. Él tomó sus
manos y las puso sobre su pecho. ―Tócame ―exigió.
Podía hacerlo. Su piel era cálida y firme, y ella deslizó sus dedos ávidos por todas
partes mientras él se inclinaba y la besaba. Su boca siempre hacía cosas fabulosas en
su interior, apartando a un lado esas dudas molestas con cada pulsación
desesperada, cada empuje de su lengua en ella.
―Voy a desabrocharte la camisa y saborear tus pezones ―dijo, moviéndose hacia
abajo por su cuello con besos ardientes, sus dedos ya estaban maniobrando en sus
botones.
El aire frío le golpeó en la carne sobrecalentada cuando le desabrochó el primer
botón, su aliento le puso la piel de gallina por donde él había dejado las manchas de
humedad de su lengua que se deslizó hasta hundirse entre sus pechos. Él todavía

~83~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

estaba desabrochando el segundo botón cuando sin preámbulos empujó la tela de su


sujetador a un lado y se apoderó del pezón con su boca.
―¡Oh! ―Imogen le clavó las uñas en el torso impactada, su cabeza cayó hacia
atrás ante la sacudida de placer que la recorrió.
Él levantó la cabeza y murmuró en su pecho mientras terminaba de desabrochar el
segundo botón.
―Tu pezón es perfecto. Como una pequeña frambuesa, ácida y rosada.
Sinceramente podía decir que nunca ningún hombre le había dicho eso.
Gustándole la idea de ser ácida y rosada, Imogen dijo:
―Gracias. Tengo dos.
Ty soltó una risa suave.
―Lo sé. ¿El otro está celoso? ―Sopló sobre el pezón que había humedecido con la
lengua, lo que la hizo estremecerse de placer, luego lo cubrió de nuevo y desnudó el
otro.
En lugar de cubrirlo con la boca, deslizó la lengua alrededor de él una y otra vez,
rozando la punta con sus labios, pero sin prestarle nunca toda su atención. Imogen se
mordió el labio para evitar que se escapara un gemido, y se movió, tratando de
forzar el contacto. Él la ignoró y siguió lamiendo el seno por todas partes, excepto el
pezón, haciendo un pequeño y atormentador movimiento rápido de vez en cuando,
pero en su mayor parte torturándola al acercarse pero sin darle nunca la satisfacción
de tirar de su apretado pezón en su boca y succionar. Imogen movió sus manos
nerviosamente sobre su pecho, se removió inquieta, intentó maniobrar para anticipar
su movimiento y hacer que él aterrizara sobre el dolorido pico, pero él la esquivó.
―Ty ―dijo ella un poco desesperada, agarrando la parte posterior de su cabeza y
tratando de forzar así las cosas. Pero él se detuvo por completo y le apartó las manos
de la cabeza.
―Pon las manos en tus bolsillos traseros ―le dijo.
―¿Por qué? ―preguntó ella, una pequeña sacudida de deseo golpeó entre sus
muslos. No estaba segura de por qué quería que hiciera eso, pero sonaba ligeramente
pervertido y le gustaba.
Él ya estaba deslizando sus manos hacia sus bolsillos traseros, sus propias manos
ahuecando las suyas, aplicando presión para que juntos estuvieran acariciando y
sintiendo su trasero, con los codos doblados y el pecho medio desnudo sobresaliendo
hacia él.

~84~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Porque eres muy sexy y quiero darte placer toda la noche. ―Vale. Ella estaba
bien con eso.
Retiró las manos dejando las de ella allí.
―No las muevas ―le dijo, con los ojos oscuros de deseo. Era una posición rara,
una extraña sensación erótica estar de pie allí, sin saber lo que iba a hacer, pero
anticipando, esperando con gran expectación el próximo contacto. Lentamente, él
desabrochó el resto de los botones y le abrió la camisa.
―¿Dónde está tu chaqueta? ―Le preguntó―. ¿Te la dejaste en el garaje?
Desorientada por la forma en que sus pulgares estaban casi rozando su vientre
desnudo, ella dijo:
―No, la cogí. Creo que la dejé en tu coche.
―Bueno. Parecía cara. Odiaría pensar que se ha perdido.
Eso fue extrañamente conmovedor y considerado, pero no le podía importar
menos su chaqueta en ese momento, sobre todo cuando él abrió el botón de sus
pantalones vaqueros, pero no hizo nada más, volviendo hacia arriba para apartar su
sujetador. Moviéndose rápidamente, su boca estuvo repentinamente sobre ella,
chupando con fuerza el pezón.
Imogen esta vez dejó escapar un gemido, entonces se quedó sin respiración
cuando él la mordió suavemente antes de abandonarla de nuevo. Le acunó el pecho
con la mano, frotando el pulgar sobre el pezón hinchado y húmedo, mientras
desplazaba la boca hacia el otro pico, lamiéndola con la lengua a ritmo con el pulgar,
hasta que Imogen tuvo dificultades para respirar y la cabeza le colgaba hacia atrás.
Ella trató de sacar las manos para sujetarle el cabello y mantener el equilibrio, pero
él notó el movimiento y le dijo:
―Déjalas. ―Dado que eso también dio lugar a que su pulgar descendiera para
mantener sus manos quietas en los bolsillos, Imogen se quedó inmóvil. Él volvió a
lamer su pezón, todavía acunando su peso, pero ahora la mano libre le agarró el
trasero, sus dedos se desplazaron a lo largo de la costura de sus pantalones vaqueros,
abajo, luego hacia arriba, hacia abajo, luego hacia arriba, de modo que la fricción la
calentó; y la provocación de donde él casi llegaba, y luego se retiraba, hizo que
humedad resbaladiza se deslizara en sus bragas.
―Ty ―dijo ella, sin estar segura de lo que estaba pidiendo, sus pensamientos
confusos y erráticos.
―¿Qué? Quieres quitarte la camisa, ¿verdad? ―Se puso de pie y se apoyó en ella,
su pecho firme rozaba contra sus hinchados pezones―. Venga, sácalas durante dos

~85~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

segundos. ―Le sacó las manos de los bolsillos, entonces antes de que pudiera
parpadear, él le quitó la camisa por los brazos y estaba en el suelo. Siguió el sujetador
quedándose totalmente desnuda de cintura para arriba.
Estaba a punto de envolver sus brazos alrededor de él y raspar las uñas a través de
su ancha espalda, pero él la obligó a volver a meter las manos en los bolsillos de los
tejanos.
―No ―protestó.
―Sí. ―Ty dio un paso atrás. ―Deja que te mire―. Imogen sintió una punzada de
conciencia de sí misma, sus hombros cayeron ligeramente hacia adelante.
Pero entonces Ty dijo:
―Oh, nena, mira lo hermosa que eres. ―Tenía la mandíbula apretada, su erección
claramente visible en sus vaqueros―. Esa cremosa piel suave. ―Su dedo flotó por su
brazo, apenas rozando la piel―. El pelo sedoso…tan oscuro, tan sexy.
Él movió rápidamente las puntas de su cabello, haciendo que se deslizaran por
encima del hombro y el pecho, e Imogen se olvidó de ser tímida. Se lamió los labios
consciente de que respiraba con dificultad, se clavó los dedos en su propia carne para
tener algo a lo que aferrarse.
Ty soltó un suave gemido.
―Haz eso otra vez.
―¿Qué?
―Lámete los labios. Apuesto a que puedes hacer cosas increíbles con esa lengua,
sabiendo lo que hace en mi boca. ―Imogen se enderezó y lo hizo de nuevo,
arrastrando su lengua lentamente por el labio inferior, disfrutando de la forma en
que sus ojos se oscurecieron, la forma en que le miraba la boca con oscura
fascinación.
―¿Te dejas las gafas o te las quitas cuando vas a tener sexo? ―Le preguntó, en
voz baja y áspera.
Por el momento no se estaban deslizando por la nariz, por lo que no molestaban a
Imogen. Ella se encogió de hombros.
―No lo sé. Depende. ¿Por qué?
―Porque las cosas están a punto de complicarse, y no quiero tirarlas por
accidente.
Complicarse. A ella le gustaba como sonó, aunque no podía imaginar que hicieran
nada que enviara sus gafas lejos.

~86~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―No importa.
―¿Puedes ver sin ellas? ―Ty jugaba con las varillas, levantando la estructura
arriba y abajo sobre su nariz.
―Desde luego no puedo ver cuando haces eso.
Él sonrió y las soltó.
―Lo siento.
―Las cosas son un poco borrosas sin ellas pero me las puedo arreglar. Pero
necesito las manos para sacarlas.
Ty se inclinó hacia delante y la besó larga y tiernamente, con la boca abierta
mientras tomaba la de ella una y otra vez.
―Está bien. Puedo quitarte yo las gafas, pero por ahora deja las manos atrás.
Estiró el brazo y le sacó las manos de los vaqueros poniéndoselas en los muslos,
soltándola lentamente. Imogen se quitó las gafas y cerró cuidadosamente las patillas.
Ty las cogió y se echó hacia atrás poniéndolas sobre su cómoda. Entonces se colocó
delante de ella otra vez, cerca, invadiendo su espacio y haciéndola muy feliz por
estar medio desnuda. Podía sentir el calor que irradiaba de él, y le encantaba la forma
en que era más grande que ella, la forma en que podía rodearla. Sin las gafas estaba
un poco borroso, pero estaba tan cerca que era leve, y de todos modos, debido a la
suave luz de las velas de la habitación, no podía ver cada detalle de su cara. Pero
podía delinear su forma básica, los hombros, el pecho musculoso, el pequeño
mechón de pelo que se elevaba por encima de la cintura del pantalón, la sombra de
su pelvis donde los vaqueros colgaban bajos. Ella pudo ver su expresión con
suficiente claridad para leer que eso era travieso, atrevido, seguro. Era divertido que
ahora que sus manos estaban libres no supiera qué hacer con ellas, y sabía que le
estaba esperando para que él dirigiera su seducción. Quería eso, lo ansiaba, estaba
completa y totalmente excitada por el hecho de no tener que estar a cargo, de que
aquí no hubiera un ego frágil para reforzar.
Ty quería tomar y ella quería ser tomada.
―Después de todas tus protestas y preocupaciones, tienes las manos libres ―dijo
Ty, burlándose de ella mientras rozaba con sus labios la comisura de su boca,
moviéndose para que su pecho se moviera contra el de ella―. Entonces, ¿por qué las
querías sacar con tantas ganas? ¿Qué es lo que quieres tocar?
Ty casi podía ver las ruedas girando en la cabeza de Imogen. Ella no contestaría
impulsivamente y no evitaría su pregunta con una respuesta vaga. Imogen le diría
exactamente lo que quería, no tenía ninguna duda.

~87~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ella contestó:
―No sé. Quiero tocarlo todo y estoy debatiendo por dónde empezar.
Él daría con gusto su cuenta bancaria para que ella se pusiera de rodillas y tomara
su polla en la boca, pero quería que realizara ese tipo de acción por sí misma, no
porque él se lo pidiera.
―Bien, mientras te decides, voy a tocarte de nuevo. Quiero chupar tus dulces
pezones otra vez.
Imogen hizo un pequeño sonido encantador de anticipación, con los ojos abiertos
como platos y sin gafas que ocultaran su profundo color azul infinito. Con las manos
en su cintura, Ty le dio un beso amando la suavidad de sus labios, el sabor de miel de
su lengua y boca. Era delgada y tonificada, pero aun así blanda, con pechos
pequeños turgentes que encajan muy bien en sus manos. Podría pasar toda la noche
pasando los labios sobre su cuello, los hombros, hacia abajo en la hendidura entre sus
pechos, frotando la nariz, saboreando la pureza de su piel y notando que no usaba
una crema cargada o perfume. Imogen sólo sabía a mujer dulce, y tenía los pezones
más increíbles.
Jugando con uno con su lengua, lo rodeó antes de chupar suavemente con los ojos
medio cerrados. Fue recompensado con un suave suspiro e Imogen tomó la decisión
sobre dónde poner las manos. Comenzaron en su espalda, acariciando suave, ligera y
apaciblemente; entonces cuando él se volvió más agresivo, chupándola más
fuertemente, su toque se desplazó hasta su culo y apretó. Fue un simple roce, pero
hizo que la erección de Ty palpitara.
Quería todo de ella. Quería las cosas con calma, pero rápido. Quería que gritara
en el orgasmo una y otra vez al mismo tiempo que él sólo quería follarla y dejarse ir
en un fuerte estallido caliente. Todavía jugando y lamiendo, movió la mano hasta los
pantalones vaqueros y le desabrochó la cremallera. Deslizando su mano dentro,
acunó la parte exterior de sus bragas, sintiendo su calor penetrándole. Comenzó a
mover el dedo medio, doblándolo para que se deslizara hacia arriba y hacia abajo en
su pubis, el raso de sus bragas aseguraba una cómoda superficie lisa por la que
deslizarse.
Imogen se quejó en voz baja en su oído, sus manos abandonaron su culo y
subieron por la espalda agarrándole de los hombros para mantener el equilibrio. La
manera en que se aferraba a él, la forma en que ella confiaba en él para darle placer,
emocionó a Ty. Quería darle un éxtasis como nunca había conocido antes y quería
tener la total satisfacción de verla hacerse añicos bajo sus caricias.
Moviéndose dentro de sus bragas, Ty soltó su propio gemido de aprobación
cuando la yema del dedo inmediatamente alcanzó la resbaladiza humedad. Cuanto

~88~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

más lejos se movía hacia abajo, más húmeda estaba, y su respiración se combinó con
jadeos constantes cuando Ty se sumergió dentro de ella y luego se retiró para hacer
girar el fluido caliente alrededor del clítoris hinchado.
―Oh, Ty ―murmuró.
―¿Qué, cariño? ―Enterró la boca en su cabello mientras seguía moviendo el
dedo, excitado por la sensación de su estrechez, por la forma en que su cuerpo le
daba la bienvenida cuando empujaba dentro de ella, por la forma en que se agarraba
a sus hombros convulsivamente cada vez que hundía el dedo.
―Yo…Yo…
―¿Sí? ―Ty le acarició el oído, hundiendo la lengua dentro.
Imogen gimió y se tambaleó hacia atrás, sin querer alejarse de su dedo.
Ty sacó la mano de sus bragas por completo y la impulsó hacia atrás, con las
manos en la cintura.
― ¿Qué? ―preguntó―. ¿Por qué lo dejas? ¿Dónde quieres que vaya?
―Sólo retrocede ―dijo―. Te quiero contra la pared. ―Quería ayuda para
mantenerla inmóvil mientras la follaba con los dedos, con la lengua y a continuación
con la polla.
―¿La pared? ―preguntó, con excitación curiosa en su voz mientras caminaba
tentativamente hacia atrás.
―Sip. Casi estás ―dijo, poniendo la mano detrás de su cabeza cuando ella llegó
para que no se la golpeara. ―Ahora todo lo que tienes que hacer es quedarte aquí.
Ty volvió a poner el dedo en su posición anterior, sólo que esta vez añadió un
compañero así que tenía dos dedos entrando y saliendo de su caliente y apretado
agujero. Imogen se tensó y sus ojos y boca se abrieron de par en par. Le agarró la
muñeca con la mano y se la sujetó mientras él la tocaba con los dedos, sacándolos
para moverlos rápidamente a través de su clítoris con cada golpe. Cuando su
respiración se volvió errática y su espalda se arqueó, Ty supo que en un minuto o
dos ella tendría un orgasmo, por lo que poco a poco se retiró y se inclinó hacia
delante.
―¿Por qué has vuelto a parar? ―preguntó ella, con voz decepcionada.
―Te estoy quitando los zapatos ―dijo, poniendo una rodilla en el suelo,
levantándole el pie y haciendo precisamente eso―. Después te quitaré las bragas.
―Bien. Por supuesto ―dijo ella, levantando obedientemente el otro pie para que
él pudiera quitarle los zapatos planos negros.

~89~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―¿Cuántas veces te corres, Emma Jean? ―Preguntó Ty, mientras se levantaba de


nuevo y movía las manos en el interior de la parte trasera de sus pantalones
vaqueros y bragas, ahuecando la suave piel del culito apretado.
―¿Qué quieres decir? ―Ella se apoyó en él, con los ojos medio cerrados.
―En una sesión de sexo, ¿generalmente te corres una, dos, tres veces… cinco?
Ella frunció el ceño.
―Por lo general, sólo una vez. Pero es buena. ¿Por qué?
―Sólo estoy formulando estrategias de cuan pronto voy a dejar que te corras. ―
Le mordisqueó el labio inferior―. Parece que vamos a tener que prolongarlo.
―No tenemos que hacerlo ―dijo ella―. No es como si no continuara disfrutando
de mi postcoital, porque lo hago. Así que no sientas que necesitas detenerte y desistir
una vez lo tenga.
―Sin embargo, la acumulación es siempre mejor. ―Ty empujó hacia abajo los
pantalones vaqueros y las bragas y le levantó la pierna para que pudiera sacarlos,
rozando sus labios sobre su suave muslo de marfil―. No te preocupes. Me aseguraré
de que lo disfrutes. ―Con los pantalones y bragas medio fuera y su boca en el muslo,
él estaba a centímetros de su sexo. Podía sentir el calor del interior de sus muslos,
podía oler su excitación. Ty volvió la cabeza y aspiró su aroma profundamente.
―¿Qué estás haciendo? ―preguntó.
―Olerte.
―¿Por qué? ―Sonaba más curiosa que horrorizada, lo que probablemente sería la
reacción de la mayoría de las mujeres.
―Porque hueles bien. Igual que una mujer que está muy cachonda y eso me pone.
―Estoy como una moto.
―Lo sé. ―Ty se movió un poco más cerca y le pasó la lengua sobre el clítoris,
usando los dedos para abrirla a fin de poder tener una visión clara y saborear su
hinchada carne rosada.
―¡Virgen Santa! ―dijo ella en voz baja y prolongando las palabras―. Ty.
Su nombre arrancado así de sus labios hizo que su propio cuerpo se tensara y se
echó hacia atrás. Ella soltó un grito de decepción, pero él lo ignoró e hizo un trabajo
rápido bajándole los pantalones por la otra pierna y arrojándolos hacia algún lugar
detrás de él. Ty se levantó y deslizó un dedo dentro de ella otra vez para mantenerla
caliente, húmeda y ansiosa con los ojos en blanco, mientras metía su mano libre en el
bolsillo para coger un condón.

~90~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Sosteniendo el paquete en la boca, con una mano se desabrochó los pantalones y


se los bajó junto con los calzoncillos. Llegaron hasta sus rodillas y él pensó que
caerían por su cuenta a partir de ahí. Utilizando los dientes, abrió el condón y se las
arregló para conseguir que rodara sobre su erección a la vez que seguía acariciando
el interior de Imogen. Satisfecho con sus habilidades multitarea, Ty terminó de
asegurar el condón y luego tomó las manos de Imogen, que habían estado
revoloteando alrededor de su cintura y las agarró juntas. Le levantó los brazos por
encima de la cabeza con las muñecas unidas y los pegó a la pared.
Cuando ella habría protestado, él se tragó sus palabras con un beso, uno que sabía
a su excitación. Le encantaba besar a una mujer después que su boca había estado
entre sus muslos. Le encantaba darle un poco de su propio deseo, le gustaba la mujer
que lo tomaba, lo disfrutaba, lo apreciaba. Imogen claramente lo hacía, la lengua se
deslizó en su boca, besándolo febrilmente y con entusiasmo. Ty le empujó un poco
las piernas con los pies para separarlas, mientras lo hacía se quitó los tejanos,
disfrutando de la sensación de sus caderas arqueándose para tocar suyas, los pezones
tensos y empujando hacia adelante pidiendo atención.
―Levántate de puntillas, Emma Jean.
Él sabía que no iba a protestar, que lo haría. Pero que le preguntaría por qué, y lo
hizo.
―¿Por qué? ―preguntó ella, incluso mientras obedecía y se alzaba de puntillas
proporcionándole una visión magnífica, con los brazos hacia arriba, sus pechos
subiendo y bajando por la rápida respiración, sus caderas y piernas largas y
sensuales.
―Hace el ángulo mejor. ―Ty trajo su erección entre sus piernas y la movió
lentamente hacia arriba y hacia abajo sobre sus pliegues―. Ábrete para mí.
―¿De verdad vas a penetrarme mientras estoy de pie contra esta pared?
―Sí. Durante un minuto o dos.
―Me parece tan excitante.
―A mí también. Ahora ábrete para mí ―exigió, más severo esta vez. Él quería
estar dentro de ella y era una absoluta tortura sentir su suavidad sobre su glande,
lubricando el condón y atormentándolo con toda la calidez que podía aportar.
―Realmente no tienes que hacerlo, ya sabes ―dijo ella, con los ojos medio
cerrados―. Solo empuja hacia adentro y eso por lo general funciona bien. Un diseño
bastante inteligente, en realidad, que permanece cerrado hasta que se usa, pero no se
requiere ningún sistema complicado para…

~91~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen aulló cuando Ty le mordió el pezón.


―Quiero ―dijo cuidadosamente― que cojas tu mano derecha, la deslices hacia
abajo entre nosotros y te abras para mi polla. Ahora. No porque tengas que hacerlo,
sino porque quiero ver tus dedos sobre ti, porque quiero sentir que te abres para que
empuje dentro de ti y te folle. ¿Entiendes?
Ella lo miró en estado de shock, completamente inmóvil excepto por el ascenso y
descenso de su pecho. Ty sabía que estaba siendo exigente y un poco impaciente,
pero ansiaba tomarla y quería su conformidad, su obvia aceptación de él en su
cuerpo. Y a ella le gustaba eso. Él lo sabía. Estaba sorprendida, sí, pero la mayor parte
de lo que vio en sus ojos fue emoción, lujuria.
Y lo puso más duro de lo que alguna vez hubiera pensado posible. La idea de
llevar a Imogen a un lugar donde ella no analizara cada acción, donde sólo sintiera y
actuara, le hacía morir con el deseo al rojo vivo. Iba a hacerlo, darle eso a ella.
―Dios mío, eres mandón ―dijo.
―Y tú no has contestado a la pregunta. ¿Entiendes? ―Ty empezó a mover su
polla lejos de ella. Ella asintió rápidamente.
―Sí, lo entiendo.
―Entonces hazlo. ―Él se movió de nuevo a su posición.
Imogen tomó aire y tentativamente movió su mano izquierda hacia abajo. De
repente se detuvo y las cambió.
―Espera, dijiste derecha.
Ty se tragó un gemido. Debería haber sabido que ella lo seguiría al pie de la letra.
―Sí, buena chica.
Sus dedos se deslizaron hacia abajo entre sus cuerpos y ella cerró los ojos cuando
encontró el húmedo núcleo caliente. Ty la observó frotar accidentalmente contra su
clítoris, luego quedarse allí por un segundo, rodando su pulgar sobre el botón
apretado antes de redirigirse deslizando sus dedos índice y medio hacia abajo sobre
los pliegues, y luego abrirlos en una V. Abriéndose para él.
Levantando la mano derecha, Ty la cerró sobre la mano izquierda de Imogen que
estaba todavía por encima de su cabeza contra la pared. Él la agarró por apoyo y
conexión, le dio un suave beso en la sien, y luego se empujó en ella. Ambos gimieron,
él alto y fuerte, ella con un gemido apagado.

~92~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Maldita sea, te sientes bien ―dijo, quedándose quieto durante un segundo,


saboreando la estrechez de ella envolviéndole, la forma en que sus muslos se
presionaban juntos.
Su respuesta fue otro suave gemido, seguido de:
―Me siento realmente… completa en esta posición.
―¿Eso es bueno? ―Ty se retiró despacio y empujó de nuevo en ella, reprimiendo
una maldición.
―Oh, sí ―dijo, asintiendo con un gesto y el pelo enmarañado por encima de la
cabeza en un pequeño cono gracioso que se balanceaba mientras movía la cabeza con
entusiasmo―. Es increíblemente bueno. Indescriptible. De…―
Ella dejó de hablar cuando él la penetró de nuevo.
―…licioso ―terminó.
Ty se habría reído en cualquier otra circunstancia, pero nada acerca de hundirse
en Imogen contra la pared de su habitación le daba ganas de reír. Cogió velocidad,
encontró un ritmo que hacía que sus gemidos llegaran en regulares ráfagas
entrecortadas, una por cada vez que él penetraba profundamente, sin importar lo
rápido que marcara el ritmo. Era caliente como el maldito infierno, Ty descansó la
cabeza contra su brazo, cerrando los ojos mientras apretaba la mano que ella tenía
debajo y se movía en su interior, tomando el sonido de su placer, disfrutando de la
sensación de su resbaladizo y acogedor cuerpo.
Sintió de nuevo cuando ella estaba llegando demasiado cerca de un orgasmo. Su
respiración cambió, su cabeza comenzó a moverse hacia atrás y adelante, y se elevó
más de puntillas, como si estuviera tratando de escapar de la intensidad de sus
embestidas.
Si Imogen decía que por lo general solo se corría una vez, Ty no iba a discutirlo, o
pensar que de alguna manera lograría sacarle más de uno. No en su primera vez
juntos. Él aprendería cómo hacer que se corriera varias veces con él conociendo su
cuerpo y sus gustos y lo que le disgustaba, y eso llevaría a la familiaridad. Él actuaría
en el supuesto de que sólo iba a tener un orgasmo esta noche, y si ese era el caso,
muy bien quería hacerle todo lo posible antes de que ocurriera.
La quería desesperada, aferrándose, gritando, insensible, incoherente con el
placer, gimiendo y retorciéndose y tan cachonda que estaría de acuerdo con
cualquier cosa y en apuros para recordar su propio nombre.
Entonces, y sólo entonces, iba a dejarla tener el más grande, el más caliente, el más
fuerte orgasmo de toda su vida, donde ella rascara, arañara, rogara y perdiera cada

~93~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

pensamiento que tuviera en su pequeño cerebro lógico. Así que Ty salió


completamente de ella y dio un paso atrás, jadeando mientras ella se dejaba caer
sobre las plantas de los pies y lo miraba con sorpresa y decepción. Él estaba
sosteniendo su mano en la pared, pero ella aún se encorvó un poco.
―¿Por qué te detuviste? ―preguntó, dejando caer la mirada hacia su erección―.
No te corriste. ¿Verdad?
―No. Nadie se ha corrido aún. Acabo de empezar contigo.

~94~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 9

El hombre estaba tratando de matarla.


No había otra explicación para llevarla al borde de esa manera (dos veces, Imogen
podría añadir) y luego simplemente parar. Pero ella no tenía ninguna posibilidad de
protestar, porque estaba claro por sus palabras y la expresión de su rostro que
hablaba muy en serio. Él no había terminado con ella, y sospechaba que iba a recibir
una lección de prolongación del placer, siempre y cuando fuera humanamente
posible.
Él ya la tenía más excitada en media hora que los demás hombres en seis meses,
por lo que solo se echó contra la pared y esperó a que él tomara su próximo curso de
acción. Durante un fugaz segundo pensó que debería aportar algo, tal vez sugerir
una posición o dos, pero dejó pasar la idea de inmediato. Él tenía un plan, o por lo
menos le gustaba tomar el control y ella estaba perfectamente contenta de estar en el
extremo receptor.
Tal vez la próxima vez podría ser más agresiva.
Por supuesto, si había una próxima vez. No había garantías.
Razón de más para disfrutar de la atención que le estaba prodigando.
Ty se puso en cuclillas delante de ella. Se estremeció con anticipación, sabiendo
exactamente lo que eso significaba. Él iba a hacerle esas cosas increíbles con la
lengua.
―Mantén las manos sobre la cabeza, pero estírate y agarra el marco de la puerta
―le dijo―. Vas a necesitar apoyo.
¿Perdón?¿Apoyo para qué? Ella hizo como le instruyó, sorprendida por la
facilidad con la que podía excitarla, mientras un escalofrío de placer recorría su
cuerpo cuando él se colocó delante de ella.
―Mira eso ―dijo―. Tus muslos están muy mojados. Eso es muy sexy.
Luego pasó el dedo por esa humedad, lo levantó hasta la boca y chupó con los ojos
fijos en ella. Imogen sintió un furor respondiendo al deseo más profundo en su

~95~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

vientre, en su vagina aún tierna y dolorida por sus embestidas. En realidad estaba
dolorida por todas partes, era consciente de cada centímetro de todo su cuerpo, su
piel sensible, cada músculo, cada nervio apretado y preparado para el placer.
―Me gusta que te pongas toda bonita y húmeda ―dijo―. Es muy satisfactorio
verlo, sentirlo, saborearlo. Significa que me deseas.
―Te deseo.
―Deslízate por la pared ―dijo―. Sin soltar el marco de la puerta. Simplemente
deslízate hacia abajo, bonita y sexy, y abre las piernas mientras lo haces.
Ella se dio cuenta entonces de parte del atractivo en las directrices de Ty. Imogen
nunca se había sentido particularmente atractiva, nunca había sabido utilizar su
cuerpo para una ventaja visual, nunca se había sentido cómoda posando y
mostrándose a sí misma. Ty le estaba enseñando, probablemente sin darse cuenta, la
forma de hacer precisamente eso. Cómo aprovechar tanto el atractivo táctil como el
visual de su figura femenina y lugares íntimos para llevar a un hombre más
profundamente dentro del deseo.
Así que ella siguió sus instrucciones y dobló las piernas para que su trasero
desnudo y espalda se deslizaran por la pared fría, aferrándose a la puerta para
mantener el equilibrio. Cuando estaba aproximadamente a la mitad, respiró hondo y
abrió las rodillas, exponiéndose completamente a su vista, observando para ver su
reacción.
Fue una buena idea.
Sus ojos se oscurecieron y se frotó el labio inferior con el pulgar mientras se la
comía con los ojos, sin mirarla a la cara, sino entre sus piernas. Él puso las manos
suavemente sobre sus rodillas y levantó la vista hacia ella con una mirada tan
intensa, tan caliente, que ella contuvo el aliento.
―Espero que seas flexible.
Preguntándose lo que tenía en mente para ella, bastante segura de que le gustaría,
Imogen tuvo que admitir:
―Probablemente no.
―Vamos a resolverlo. Sostente. ―Ty levantó una de sus piernas pasándola sobre
el hombro de tal modo que su rodilla quedó apoyada.
El cambio de postura disparó su trasero al aire robándole el equilibrio.
―Me voy a caer ―dijo ella, batallando con el marco de la puerta.

~96~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―No, no lo harás. Estoy demasiado cerca de la pared para que te caigas. Deja de
menearte y relájate.
―Yo no…ahhh. ―Imogen olvidó lo que había estado a punto de decir, cuando él
se inclinó hacia adelante y hábilmente insertó su lengua dentro de ella―. ¡Virgen
Santísima!
Él entraba y salía rápidamente con estocadas que la mantuvieron haciendo
sonidos que ni siquiera sabía que era capaz de hacer. La humedad suave de su
lengua, junto con su anchura, le provocaron escalofríos de éxtasis con cada golpe.
Ella podía sentirle profundamente en su interior, con la nariz chocando contra su
clítoris.
Ty le levantó la otra pierna, por lo que las dos estaban en sus hombros. Sus manos
estaban en la parte baja de la espalda, y de alguna forma entre la pared y su agarre,
ella no parecía estar en peligro de deslizarse hacia abajo y golpearse la cabeza contra
el suelo. No es que realmente le importara, porque era la posición más caliente, más
erótica en la que había estado alguna vez. Era algo así como montar al revés en los
hombros de alguien. La única forma en que podría envolver totalmente su rostro
sería si estuviera sentada en él, y eso no tendría la ventaja añadida de saber que era
su fuerza lo que la sostenía. Imogen volvió la cabeza de un lado al otro, aguantó, y le
dejó hacer las cosas más deliciosas con su boca mientras ella retrocedía a una época
anterior al lenguaje, expresando su placer a través de quejidos y gemidos guturales.
No había tiempo, ni conciencia de la habitación, frío o calor, oscuridad o luz,
simplemente la sensación de él y su tenso cuerpo sobreestimulado. Sólo estaba él,
sólo su boca, sus manos, su respiración, su habilidad para despojarla de todos sus
pensamientos, hasta que estuvo vacía, excepto por el agudo placer, todo su enfoque
en un punto, sólo un punto. La tensión estaba construyéndose de nuevo y ella se
calmó sintiendo que se acercaba sigilosamente, con ganas de alcanzarla, de caer en
esa explosión, pero Ty se apartó bruscamente y le bajó las piernas al suelo.
Imogen parpadeó. Mierda. Lo había hecho de nuevo, y no podía decir si era
intencional o no.
―Estaba a punto de correrme.
―Lo sé. ―Le tomó la mano y se levantó―. Ven aquí. Envuelve tus piernas
alrededor de mi cintura.
―No puedo. Mis piernas no funcionan. ―No estaba mintiendo. Todo su cuerpo se
sentía de gelatina, y sus pantorrillas temblaban por el esfuerzo bajo el que habían
sido expuestas. Sus muslos internos palpitaban y le dolían totalmente.

~97~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

No se molestó en discutir con ella. Sólo la alzó en brazos con más urgencia que
mansedumbre y se dirigió a la cama. Imogen se aferró con la poca fuerza que le
quedaba mientras él se inclinaba y quitaba el edredón con una sola mano, dejando al
descubierto las sábanas de color cacao sobre las que la depositó. Ella estaba de
espaldas, a un lado de la cama, y él la agarró por las rodillas tirando de ella hacia
abajo para que sus piernas le colgaran por el borde. Él se metió entre sus rodillas y
empujó dentro de ella.
Le encantaba ese momento del primer impacto, cuando un hombre entraba en ella
y todo su cuerpo gemía, suspiraba y lo aceptaba, y con Ty, era aún más. Era
primario, posesivo, la forma en que él dio ese fuerte empuje, con los brazos a ambos
lados de ella, su expresión feroz y urgente. Ty estaba en silencio, con los labios
fuertemente apretados, pero Imogen no pudo contener el placer cuando él la llenó
con empujes constantes y gimió, dejando que sus piernas se abrieran. Envolviendo
los brazos alrededor de él, apoyó las manos en su espalda y sintió el movimiento de
sus músculos mientras se empleaba duro bombeando dentro y fuera de ella.
Entonces Ty se movió un poco y frotó un lugar que hizo que sus caricias suaves se
convirtieran en un juego de uñas clavándose con fuerza mientras mantenía las manos
quietas. Cada vez que se retiraba, su cuerpo también retrocedía, haciendo que su
espalda estuviera más en su agarre, y ella sabía que le estaba destrozando la piel,
pero no le importaba. Mañana quedarían las evidencias, rasguños y moretones para
mostrar lo caliente y duro que se habían corrido juntos.
―Oh, sí, allí ―gimió ella.
―¿Te gusta esto? ―preguntó, mirándola con satisfacción.
―Sí. Oh, Dios, sí, por favor. Por favor. ―Había encontrado un ángulo que tocaba
su punto G, e Imogen casi se olvidó de respirar cuando él la golpeó una y otra vez.
Podía sentir su plenitud, sentir el latido, su creciente pérdida de control, y levantó
las caderas, anticipando tanto su orgasmo como el de él. Pero Ty dio un tirón atrás
para salir de ella, jadeando y dejó caer la boca hacia ella. Imogen ni siquiera tuvo
tiempo de protestar antes de ser atrapada por la corriente y se arrastró bajo la
diferente clase de éxtasis que ofrecía su lengua. Elevando los brazos sobre su cabeza,
ella agarró la sábana y se retorció mientras él la torturaba con largos lametones sobre
su clítoris. Era casi demasiado, su cuerpo sensible y tenso, sus piernas moviéndose
sin descanso; con los pies encontró la barandilla de la cama para descansar en un
mejor sostén, una manera de sujetarse y mantenerse firme bajo su asalto.
Cuando le chupó el clítoris, ella se arqueó casi saliendo de la cama y de su boca
salió un jadeo, pero Ty no la dejó levantar. Con la mano en su pecho, la empujó hacia
abajo, se levantó y entró en ella de nuevo.

~98~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Ohdiosmío ―consiguió decir antes de perder la capacidad de hablar.


Entonces no hubo nada, ningún pensamiento, ninguna palabra, ninguna otra cosa
que la sensación de él profundamente en su interior, poseyéndola, sus cuerpos
chocando y golpeando. La propia excitación de Imogen creció aún más ardiente
cuando Ty rompió su silencio y comenzó dejando escapar un gruñido de placer con
cada golpe. Fue un sonido emocionante, satisfactorio y ella le clavó las uñas
profundamente en la espalda, necesitando aferrarse, necesitando sentirlo.
Ty salió una vez más, sus movimientos rápidos y bruscos, e Imogen contuvo el
aliento ante la pérdida.
―¡No, Ty ! Por favor…
Su boca estaba sobre ella de nuevo y toda la lógica con la que había nacido, toda
su capacidad de razonar y racionalizar, desapareció por completo. Ella se desintegró
en una balbuceante masa insensible de terminaciones nerviosas, gemido tras gemido
emergían mientras ponía los ojos en blanco y sus brazos cayeron en la cama. No
podía pensar, no podía hablar, sólo podía disfrutar de un éxtasis tan intenso que era
casi doloroso.
Imogen no sabía si pasó un minuto o diez antes de que él levantara la cabeza, sus
labios brillaban con su excitación, y la penetró de nuevo. Esta vez, ella estaba
demasiado loca de deseo, demasiado cerca. La golpeó una vez y sintió que crecía en
su interior. Cuando él golpeó una segunda vez, con más fuerza, su orgasmo estalló,
caliente y explosivo desde lo más profundo en su interior, y gritó (una advertencia,
un triunfo, no estaba segura) pero ella quería que él supiera que este era… era el
mejor orgasmo que nunca había tenido. Jamás.
―Eso es ―dijo, quitándole el pelo de la frente y luego agarrando un puñado con
la suficiente fuerza para que inclinara la cabeza.
―Córrete para mí, nena.
—Sí. ―Lo hizo. A ella le gustaba la aspereza de su agarre, la forma en que
mantuvo el ritmo mientras su cuerpo se estremecía y se convulsionaba debajo y
alrededor de él. El pulso en el interior era tenso y fuerte, el volumen, la intensidad, el
placer abrumador y maravilloso y a la vez contundente.
Pero el mejor momento de todos llegó cuando todavía estaba sintiendo los últimos
vestigios de su propio orgasmo. Observó cuando los ojos de Ty se entrecerraron, su
boca se abrió, su erección se detuvo dentro de ella, latiendo y entonces su orgasmo se
unió al de ella, sus gritos se mezclaron, sus cuerpos apretados y conectados en una
estremecedora pasión arrolladora.

~99~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Fue increíble sentirle correrse en su interior, Imogen le sonrió un poco, cuando


ambos llegaron al final y Ty se quedó inmóvil.
―Guau. ―Él le devolvió la sonrisa, volviendo la cabeza para secarse el sudor de la
frente con el hombro―. Te dije que eres una mujer caliente, Emma Jean.
―Tampoco tengo ninguna queja sobre ti ―contestó, disfrutando de estar acostada
sobre su espalda, su gran peso y atractivo sobre ella, su pene todavía incrustado en
su interior.
―¿No? ―Él la besó, terminando con un mordisquito en el labio inferior. ―¿Ni
siquiera por el hecho de que retuve tu orgasmo?
Imogen sintió un poco de temblor en la vagina ante sus palabras y la sensación de
los dientes jugando con su boca.
―A pesar de que era irritante en el momento, veo en retrospectiva, que tenías un
plan maestro. Y aprecio tu voluntad de mirar el panorama general.
―La intención fue sin duda para beneficio tuyo.
―Lo consiguió, gracias. ―Ella levantó las caderas, queriendo sentir ese duro
golpeteo otra vez, aun cuando sabía que estaba completamente satisfecha. Él se
sentía muy bien.
Él gimió.
― Dios, me estás matando.
Tirando de ella, Ty rodó en la cama hasta encontrar una posición adecuada para el
sueño.
―Ven aquí, nena.
Alargó la mano hacia ella, y después que Imogen logró arrastrarse en la cama, se
la metió en su costado rodeándola con el brazo. Tiró de las mantas sobre ellos y luego
dejó escapar un potente bostezo.
Imogen se había preguntado cómo iban a abordar la cuestión de dormir, si él
querría o no, pero sus acciones dejaban bastante claro que su intención era que se
quedara, y ella estaba tibia, satisfecha y con sueño, y la cabeza en su pecho se sentía
maravilloso. No se sentía inclinada a ir a ningún lado en este momento.
―¿Ty?
―¿Hmmm? ―Tenía los ojos cerrados y su respiración era ya estable.
―No importa. ―Había estado a punto de preguntar algo extraordinariamente
estúpido, como si él le había gustado, o si pensaba que era sexy. Preguntas que se
derivaban de la inseguridad y no importaba decirlas en voz alta. Si ella fuera lógica

~100~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

con eso, reconocería que él sin duda había disfrutado, y que debía encontrarla al
menos ligeramente atractiva y sexualmente atrayente para dedicarle el tiempo y la
energía como lo hizo.
No necesitaba su confirmación verbal.
―Está bien, buenas noches ―dijo Ty, sus palabras un poco mal articuladas―.
Pero antes que me duerma, quiero que sepas que eres la galleta más caliente de este
lado de la salsera.
Imogen no estaba segura que demonios quería decir, pero sin duda era un
cumplido y ella reconoció una sensación cálida y difusa floreciendo en ella ante su
espontánea afirmación. Estaba a punto de responder cuando él le dio un pequeño
azote en el culo. Sorprendida, lo miró. Pero ya estaba dormido. Obviamente, la
cachetada en el culo había tomado hasta la última gota de su reserva de energía.
Acurrucándose más cerca y con una sonrisa tonta en la cara, Imogen le robó el
calor del cuerpo y se unió a él en el sueño.
Ty despertó de la mejor manera posible, agotado, con los músculos rígidos y una
Imogen desnuda envuelta a través de él. Siempre había sido el tipo de despertar de
golpe, así que tan pronto como abrió los ojos, estaba alerta y consciente de que el sol
estaba subiendo poco a poco en el exterior. Las velas que había dejado tontamente
quemando se habían apagado mientras dormían, y la habitación estaba en
penumbra, pero en otra media hora la luz daría completamente en sus ventanas.
Imogen estaba todavía dormida, su respiración suave y constante, los dedos
retorciéndose en su hombro.
No pudo resistirse a dejar caer un beso en su coronilla mientras se movía un poco.
Ella había sido todo lo que podía haber esperado y algo más. El sexo con ella había
sido… guau. Increíble. Rompedor. Apetecible. Caliente y emocionante, y muy
satisfactorio. Ella había estado dispuesta y con ganas, muy elocuente y muy
emocionada, todas las cosas que realmente apreciaba. Ostras, cosas que anhelaba.
Podía admitirlo, le gustaba dominar un poco en el dormitorio, y ella no había
luchado contra eso. De hecho, pensó que se había liberado.
Moviéndose de nuevo, Ty intentó ponerse más cómodo. Estaba sudando por sus
pensamientos e Imogen estaba totalmente sobre él, una de sus piernas colgando en la
parte superior de la suya. Era algo gracioso, su atracción por ella. Realmente ella no
era su tipo habitual. Pero funcionó para él, y con engreimiento podría decir que,
también, claramente funcionó para ella, así que no había razón para preocuparse por
el porqué de momento. No cuando tenía cosas mejores que hacer.
Pateando las mantas, suspiró aliviado cuando tuvo éxito al moverlas hacia abajo
de sus piernas y una bocanada de aire fresco golpeó su cuerpo acalorado. Imogen

~101~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

gimió y se aferró más fuerte a él, moviéndose por lo que el calor del interior de sus
muslos le acarició la pierna. Ty se puso instantáneamente duro. Moviendo
ligeramente la mano por la espalda de ella, pasó un dedo por la hendidura de su
trasero y más abajo aún, hasta que encontró su sexo, agradablemente extendido para
él porque su pierna estaba desplomada sobre la suya. Acarició su interior, poco a
poco, calmándola con un beso en la mejilla cuando ella hizo un ruido desde el fondo
de su garganta.
Mientras movía el dedo suavemente, sin ninguna prisa, simplemente disfrutando
de la sensación de su interior suave y mojado, su cuerpo le respondió inundándole
con la dulce humedad. Sus caderas se movieron un poco y abrió los ojos.
―¿Qué… ―preguntó ella, con expresión soñolienta y confundida―. ¿Ty? ¿Qué
pasa… ooohh.
―Buenos días ―dijo, y la besó en la boca abierta.
―Pensé que estaba teniendo un sueño sexual ―dijo ella―. Pero realmente me
estás follando con el dedo, ¿verdad? Ese es el término correcto para eso, ¿no?
Su polla palpitó ante sus palabras.
―Sí y sí. Pensé que esta era una mejor manera de despertarte que con un
despertador.
―Estoy de acuerdo.
Sacando el dedo, Ty la agarró por la cintura y la arrastró para ponerla sobre él,
anidando su pubis justo encima de su erección. Él pensaba que ella iba a pillar la
pista de lo que él quería que hiciera, pero Imogen simplemente se acostó sobre él
como un fideo blando, haciendo suaves suspiros que sonaban sospechosamente
como si en realidad pudiera volver a dormirse.
―Monta mi polla, nena. ―La instó, moviendo sus caderas para animarla.
―Demasiado sueño. Después del café me puedo mover, pero antes no. ― Ella
bostezó en su hombro.
Así que era una de esas, aturdida y lenta para despertar. Podía comprenderlo pero
era muy consciente de que tenía que salir de su casa en probablemente menos de dos
horas y necesitaba desayunar y ducharse. Él no se iría a Martinsville sin hacerle el
amor a Imogen una vez más, y ella iba a tener que lidiar con eso.
Conocía la manera segura de despertar su culito sexy. A pesar de que era un peso
muerto, todavía era pequeñita y no fue difícil levantarla de encima de él.
―¿Qué estás haciendo? ―murmuró, aplanando las palmas de las manos sobre la
cama para incorporarse.

~102~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Siéntate ―exigió.
―¿Por qué?
―Porque yo lo digo.
Ella soltó una risa suave y se arrastró hasta quedar sentada sobre su pecho, con los
ojos medio cerrados, cargados de sueño, con los hombros caídos, la piel rosada y el
pelo enredado.
Maldición, era tan hermosa. Ty extendió la mano y acarició sus pechos, sus
pezones rosados.
―Señor Bandera a Cuadros ―dijo divertida―. Tan mandón. Tan… ―Ella
contuvo el aliento cuando él empujó todo su cuerpo hacia adelante, colocándola
directamente sobre su boca―. Ahhh…tan inteligente... Tan directo.
Dios, a él le gustaba ese sonido. Sus palabras le tenían palpitando, agarró sus
caderas y se la comió, deslizando la lengua arriba y abajo saboreando su dulzura
ácida. Imogen se había agarrado a la cabecera hundiendo la cabeza hacia atrás. Estaba
haciendo pequeños sonidos encantadores que le estimularon.
Podía hacerle esto todo el día, sólo lamer, chupar y saborear su excitación,
moviendo su lengua sobre su avenida más íntima, alimentando su propio deseo con
el de ella. Pero después de unos agradables minutos, Imogen se movió.
―¿A dónde vas? ―Le preguntó.
―Tengo una idea.
Aún parecía somnolienta mientras se giraba y Ty no tenía ni idea de lo que iba a
sugerir. No siempre podía predecir la dirección en que se movía la mente de Imogen.
Pero lo descubrió cuando alcanzó su polla.
―Una idea buenísima, nena. ―Él le levantó la pierna sobre su pecho para poder
tener acceso completo a ella de nuevo, y estuvo moviendo rápidamente la lengua
sobre ella en el momento exacto en que su boca se cerró en torno a él.
Ty gimió. No había nada más caliente que aquello. La boca de Imogen se deslizó
sobre su polla, una caricia cálida y húmeda, mientras la saboreaba, su cuerpo sobre el
suyo, tumbados juntos en la intimidad de sus sábanas arrugadas. Se movieron juntos,
la succión de Imogen la alejaba de su boca, y luego de nuevo volvía. El ritmo ahora
era más rápido, más fuerte, su respiración dificultosa mezclándose con el sonido de
la cama dando un pequeño crujido con cada movimiento.
Cuanto más excitada se ponía, más relajaba su trasero hacia él, y la agarró por las
caderas con fuerza, con ganas de darle el más grande, más brillante, más increíble
placer que jamás hubiera conocido. Su saliva le había lubricado y él apretó los

~103~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

muslos, la boca de ella se deslizó suavemente y con fuerza sobre su palpitante polla.
Cuando Imogen le tomó profundamente, la lengua de Ty vaciló mientras cerraba los
ojos y gemía.
―Oh, nena ―murmuró, sabiendo que probablemente no podía oírle. Pero,
maldita sea, eso casi le tenía al límite.
Sabiendo que se iba a correr pronto, renovó sus esfuerzos en Imogen, deslizando
su lengua de la forma en que ya había descubierto que la volvía loca. Sus caderas
corcovearon bajo su control, y él supo que le había tocado el premio gordo. Él trabajó
en ella, más rápido y más profundo, cambiando la concentración de la sensación de
ella sobre su polla a la sensación de su interior suave y dulce, siendo recompensado
con un temblor en sus muslos. Los movimientos de ella se detuvieron y luego
explotó en un orgasmo, sus gemidos amortiguados por la forma en que aún le
llenaba la boca, su cuerpo sacudiéndose. Ty siguió acariciando serenamente,
disfrutando de sus piernas envueltas a su alrededor, su peso sobre él, su cálido
centro extendido para su placer. Su orgasmo fue duro y lo arrolló mientras mantenía
la lengua enterrada en ella, la humedad penetrante un recordatorio erótico de lo
mucho que le gustaba hacer esto con ella. Hacérselo a ella.
Después de calmar sus temblores, Imogen comenzó a moverse de nuevo sobre él,
y Ty se hundió un poco hacia atrás, todavía sosteniéndola, todavía sintiéndola sobre
y en torno a él, pero simplemente queriendo cerrar los ojos y disfrutar de su atención.
Los pechos se movían sobre su estómago y su cabello le hacía cosquillas en los
muslos, se obligó a relajar el cuerpo, sabiendo que eso agudizaría más su placer.
Permitiéndose gemir al sentir su boca, Ty pasó los dedos por su suave piel, sobre la
parte trasera de las rodillas, los muslos, el trasero.
Cuando Imogen añadió la mano a los movimientos, arrastrando su boca con un
firme control sobre su eje, Ty olvidó de relajarse.
―Sí, eso es ―le dijo. ―Dámelo, cariño.
Ella no respondió, por lo cual estuvo muy agradecido. Siguió a lo suyo y Ty se
aferró a sus caderas, bombeándose dentro de su boca, asumiendo el control del
ritmo. Imogen le dejó, sosteniendo su mano y la boca firme mientras él empujaba
dentro de ella, apretaba los dientes y explotaba con un fuerte gemido.
Imogen se mantuvo constante, tomándole y él se perdió en el éxtasis, en la caliente
y brillante habitación ni sus pensamientos existían, su cuerpo vibraba, palpitaba y se
regocijaba. Cuando sus estremecimientos disminuyeron, detuvo las embestidas, se
echó en la cama durante un segundo, aturdido y agotado. Dios, era magnífica. Un
segundo después ella se retiró, entonces sólo se volvió y le dirigió una sonrisa
socarrona sobre las curvas de sus cuerpos enredados.

~104~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Espera un minuto. Sus labios estaban brillantes, pero por lo demás limpios.
―¿Te lo tragaste? ―Preguntó Ty, un poco sorprendido.
―Aja ―dijo―. No te importa, ¿verdad?
Ni se lo pensó.
―Diablos, no. Maldita sea, eres muy caliente y sexy. No puedo decirlo lo
suficiente, Emma Jean. De hecho, estoy pensando en darte un nuevo apodo. Podría
empezar a llamarte Ingenio, ya que eso es lo que me haces. Me enciendes. Me
revolucionas.
―¿En serio? ―Ella se movió por lo que sus piernas ya no estaban a cada lado de
su cabeza―. ¿Te enciendo?
Ty no pudo resistir la tentación y le dio un cachete a su culo en retirada. Ella tenía
un adorable culito azotable.
―Oh, sí, nena, confía en mí. Soy un chico increíblemente afortunado por
destaparte.
―¿Destaparme? ―Ella arqueó las cejas, pero parecía divertida incluso cuando se
veía confundida―. ¿Qué significa eso?
―Destaparte. Al igual que una botella. Deja que empiece la diversión, la bebida
fluye, abrirlo…No sé. Es sólo una expresión.
―¿Así que me han destapado? ―apoyó la barbilla en su pecho y le dio otra
sonrisa soñolienta.
―Sí. ―Ty le besó la palma―. Y voy a aprovechar de nuevo el lunes, cuando
estemos de camping, así que descansa este fin de semana mientras estoy fuera.
―¿Te vas hoy?
―Sí, debería estar fuera de aquí dentro… ―Miró el reloj―. Mierda, una hora y
media. ¿Quieres una ducha? Voy a preparar algo para desayunar.
―Me vendría bien una ducha. ―Imogen se inclinó y buscó sus gafas. Se las puso y
abrió mucho los ojos―. Ah, eso está mejor. Ahora puedo ver.
Ty se incorporó y se apoyó en su cabecera.
―¿Así que realmente no ves del todo bien? Ostras, chica, podrías haber perdido
un ojo haciendo lo que hiciste.
Ella se echó a reír.
―Puedo ver algo tan grande, no estoy totalmente ciega.

~105~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Cierto, es muy grande ―bromeó. Él decía que estaba en la parte alta de la


media, nada por lo que preocuparse o presumir, y bueno ya le estaba bien. Pero le
gustaba burlarse de ella.
―Me gusta. Mucho ―dijo con una voz que no era ni broma ni coqueteo. Era sólo
la Imogen honesta, que como siempre le excitaba totalmente.
―Vaya, gracias, cariño ―dijo, pensando que si ella no lo dejaba rápidamente, iba
a encontrarse chupándolo mucho más. Pero como no tenía un condón a mano y tenía
que irse, no era una buena idea. Era hora de cambiar de tema―. ¿Alguna vez has
pensado en la cirugía ocular láser?
―No, la verdad es que no.
―¿Demasiado caro?
―No, me lo puedo permitir. Tengo un fondo fiduciario de mis abuelos.
―¿En serio? ―Aunque Ty sabía que Imogen tenía educación y había supuesto que
era de una familia de clase media alta, nunca sospechó que tenía un fondo fiduciario
real. Pero razonó que tenía que estar viviendo de algo mientras estaba en la
universidad―. Entonces, ¿por qué conduces esa mierda de coche?
Imogen se echó a reír.
―El hecho de que me pueda permitir un coche nuevo no significa que deba
comprarme uno. No sabía cuánto tiempo estaría en Charlotte, por lo que parecía un
derroche de dinero.
Eso no tenía sentido alguno para él.
―Un buen coche nunca es un derroche.
―Simplemente no es importante para mí tener un coche ostentoso con muchos
extras. Ni siquiera me saqué el carnet de conducir hasta los veintitrés.
―¿Por qué no?
―Era cobarde, y no lo necesitaba. Iba en autobús, metro o cogía un taxi. ― Ella
apoyó las manos en su pecho y le sonrió―. Y no me he hecho la cirugía láser porque
no estoy segura de reconocerme sin gafas. Las he llevado tanto tiempo que es parte
de mi identidad.
Eso sí tenía sentido para él.
―Puedo entenderlo totalmente. Y te quedan bien las gafas, eres muy bonita.
Imogen suspiró.
―Lo dices muy serio. Como si realmente lo quisieras decir.

~106~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty se echó a reír.
―Lo digo en serio. Ahora levántate, Ingenio, y métete en la ducha. Hay toallas
bajo el lavabo. Ve a la cocina cuando estés lista y voy a tener un buen desayuno
sureño listo para ti.
Separándose de él, dijo
―¿Esto va a implicar salsa?
―Uh, sí. No puedes comerte una galleta sin salsa.
―No estoy del todo segura de que mi trasero necesite salsa y galletas de
mantequilla abundantes en calorías.
―Tu culo se ve increíble, muchas gracias. Y ni siquiera empieces con lo de las
calorías conmigo. Estás muy delgada y estoy harto de las mujeres que no comen. Sólo
fastidia toda la diversión.
―Lo mismo sucede con el aumento de peso ―señaló ella, aunque no sonó
particularmente apasionada. Ty frunció el ceño.
―¿Crees que me importa un bledo si una mujer tiene una curva o dos? Demonios,
más para mí con lo que jugar.
Imogen sonrió.
―Es bueno escuchar eso, Ty. Esa es una actitud sana. Y no, no me va el tema de
negarme alimentos con los que disfruto para mantener un ideal de peso
completamente irreal con el fin de satisfacer las absurdas normas sociales de belleza.
Soy delgada por naturaleza y trato de comer sano para vivir más, pero no voy a
rechazar un pastel cuando se ofrece.
―O salsa y galletas.
Ella le sonrió.
―Cierto. Y sólo tenía curiosidad por cómo sopesabas el tema, nunca mejor dicho,
ya que Nikki se mata de hambre.
―Me volvía loco, así de simple. ―Pero él no quería hablar de Nikki―. Ahora
entra en la maldita ducha.
Él le azotó el culo de nuevo para conseguir que se moviera.
―¿Vas a dejar de hacer eso? ―preguntó exasperada mientras se levantaba
dirigiéndose hacia su pila de ropa y se agachaba para recogerla.
―No, si sigues haciendo eso.

~107~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ella se levantó, arruinando la vista y se dio la vuelta con la ropa apretada contra
su cuerpo desnudo y las mejillas rosadas.
―Eres incorregible, ¿lo sabías?
―Sip. Y te gusta. Admítelo. ―Sonriendo, Ty se apoyó en la cabecera, con los
brazos detrás de la cabeza, totalmente desnudo, con una erección que llegaba al
techo.
Sus dedos apretaron más la ropa mientras arrastraba la mirada por la longitud de
su cuerpo, pero no dijo nada.
―Admítelo, Emma Jean. ―La necesidad de burlarse de ella fue sustituida por el
deseo ante su audaz mirada fija y su voz se agravó, volviéndose áspera―. Te gusta
cuando te toco, cuando te inmovilizo en la cama, cuando te follo. Cuando te doy
cachetes. Dime que te gusta.
Tragando primero saliva visiblemente, susurró:
―Me gusta. ―Luego se volvió y corrió al cuarto de baño, cerrando la puerta
detrás de ella.
Ty se golpeó la cabeza contra la pared, reprendiéndose mentalmente a sí mismo.
Debería haber mantenido la maldita boca cerrada. Ahora Imogen estaba inquieta y su
polla palpitaba con un deseo que no podía ser satisfecho por el momento.
Salió cautelosamente de la cama, preguntándose cómo iba a meter su erección en
un par de bóxers sin que se saliera, pensando que había obtenido lo que se merecía.
Y tal vez si amontonaba suficiente sémola en la boca, no le suplicaría a Imogen que
viniera a Martinsville con él para que pudiera hacerle el amor a su culito sexy cada
segundo libre que tuviera.
Ty no estaba bromeando cuando dijo que iba a hacer un gran desayuno sureño.
Imogen se sentó frente a él en su mesa de la cocina y le vio meterse entre pecho y
espalda huevos, jamón, croquetas de patata, tres galletas con salsa, sémola y un trozo
de pan francés con mantequilla. Si ella comiera tanto, no podía garantizar que no se
retorcería en agonía antes de vomitar.
Pero estaba absolutamente muerta de hambre, por no hablar de que tenía que
demostrar que ella no era Nikki, así que comió una porción menor de Ty de todo, a
excepción de la sémola. Simplemente no podía con eso, y aunque no quería
ofenderle, no podía obligarse a tragarlo.
Él por desgracia, se dio cuenta y lo comentó:
―No te estás comiendo la sémola.

~108~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―No me gusta. Es un problema de textura. Lo he intentado, pero no puedo tener


algo así de húmedo, gelatinoso y cremoso en la boca. Simplemente no puedo
conseguir que me baje por la garganta.
Ty se detuvo con la galleta a medio camino de su boca y dejó escapar una gran
carcajada.
―¿Qué? ―le preguntó, desconcertada―. ¿Qué es tan gracioso?
―Eso suena como una buena descripción de lo que terminó en tu boca no hace ni
una hora y no parecías tener problemas con eso.
―¡Oh! ―Imogen sintió que sus mejillas ardieron. Él tenía la extraña habilidad de
traer todo de vuelta en torno al sexo. No es que ella se quejara―. No es lo mismo en
absoluto ―dijo, aunque honestamente no podía decir por qué no―. Creo que la
pasión lo cambia todo.
―Sin ninguna duda.
Ahora ella se sintió intrigada por la idea, y sonrió un poco mientras lo meditó otra
vez, empujando el tenedor por el plato.
―Quiero decir, piensa en ello. ¿Qué diferencia a los fluidos sexuales de otros
fluidos viscosos? Los mocos tienen una consistencia muy similar a, por ejemplo, el
fluido vaginal, sin embargo, nadie quiere deslizar su lengua a través de los mocos.
Parece que el origen de un líquido resbaladizo altera la reacción que recibe, con
extremos totales, siendo uno vulgar y uno sexy. Mmm. Muy interesante, ¿no crees?
Imogen alzó la mirada para ver a Ty con el puño en la boca, la cara volviéndose
roja.
―¿Estás bien?
Él negó con la cabeza, pero antes de que Imogen pudiera saltar y hacerle la
maniobra Heimlich para extraerle la galleta de la tráquea, él tragó saliva y dejó
escapar una húmeda risa asfixiada.
―Oh, Dios mío. ¿Estás tratando de matarme? ―Sus ojos se humedecieron cuando
se atragantó y se rió, se rió y se atragantó, golpeándose el pecho.
―¿Qué? ―Le preguntó, desconcertada.
―No digas cosas como deslizar tu lengua a través de los mocos mientras estoy
bebiendo café, nena. ―Su risa y tos se calmaron y él negó con la cabeza hacia ella
divertido―. Eres absolutamente hilarante. Me encanta la forma en que ves las cosas.
Guau. ¿Ty pensaba que era graciosa? Nadie antes había indicado que la encontrara
de alguna manera divertida.

~109~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Él pensaba que ella era sexy y divertida. Imogen le devolvió la sonrisa y pensó que
podía realmente, realmente acostumbrarse a esto.

~110~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 10

Ty metió varios cachivaches en su maleta y echó un vistazo alrededor de su


dormitorio. Estaba retrasado y, sin duda, iba a llegar a Martinsville olvidando algo
realmente importante. Pero tenía la ropa interior y su neceser de aseo, que siempre
llevaba en la maleta, así que no estaba seguro de qué más importaba. Metió las
zapatillas de deporte en la bolsa y marcó el número de Toni en su móvil.
―¿Dónde estás? ―Preguntó Toni con recelo después de saludarlo.
―En casa.
―Vas a perder el avión ―dijo ella como si tal cosa.
―No, no voy a perderlo. ―No lo creía. Ty cerró la cremallera de la bolsa y echó
un vistazo alrededor de la habitación. Nada importante saltó a la vista, así que cogió
el petate y se dirigió hacia la puerta―. Escucha, necesito que obtengas una copia de
Mucho ruido y pocas nueces en audio para el portátil. Envíamelo por correo electrónico
y lo descargaré en el aeropuerto.
―Ayer fue una guía sobre cómo casarse con un piloto, hoy es Shakespeare.
Interesante.
Ty decidió ignorar eso ya que tenía prisa.
―Y a ver si me puedes conseguir algún tipo de guía de estudio o resumen que le
acompañe.
―Eso podría ser difícil en audio, Ty.
Él quiso suspirar, pero no lo hizo. A veces era condenadamente irritante no ser
capaz de leer.
―Lo sé, pero por favor inténtalo.
―Está bien, lo haré. Entonces ¿lo necesitas antes de embarcar?
―Sí.
―Pues será mejor que me apresure. ¿Algo más?

~111~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Sí. ―Ty miró el reloj en su cocina, hizo una mueca y corrió hacia el garaje. No
debería haberse demorado durante el desayuno con Imogen―. Cancela todo lo que
hay en la agenda para el lunes y el martes.
―¿Qué? ―Toni le gritó.
―Ya me has oído. Y resérvame un camping en el lago Norman para el lunes por la
noche.
―No puedo hacer eso. No puedes cancelarlo todo.
―¿Hay algo vital? ¿Cualquier evento de patrocinadores? ¿Comparecencias en
actos de caridad?
Hubo una gran pausa y luego Toni admitió:
―No
―Entonces un hombre tiene derecho a tomarse veinticuatro horas libres de vez en
cuando. Suelo trabajar siete días a la semana durante la temporada. Puedo escaparme
un asqueroso lunes.
Toni suspiró mientras Ty entraba en el coche, lanzando la bolsa de lona al asiento
del pasajero.
―Está bien. ¿Qué tipo de camping? ¿Te llevas tu autocar?
A Imogen probablemente le encantaría la idea de pasar la noche en el autocar
equipado en el que vivía cada fin de semana en las diferentes pistas por las que
corría, pues dada la cantidad de tiempo que pasaba en ruta, su autocar era casi tan
cómodo como su casa. Pero eso no era lo que tenía en mente para Imogen, él quería
una experiencia sencilla, básica con ella.
―No, la tienda de campaña.
―No has hecho eso desde hace tiempo. ¿Vas solo?
―No. Y consigue un sitio tan remoto como sea posible. ―No quería compartir la
compañía de Imogen con una multitud de vecinos.
―¿Crees que es una buena idea con Nikki? Ella no es realmente del tipo de
actividades al aire libre por lo que puedo decir―. Saliendo de la entrada de su casa,
él le dijo
―Te dije que Nikki y yo terminamos. Llevo a otra persona de camping.
―Guau, en un plazo de dos días pasas de una novia a la siguiente. Impresionante.
Ty puso los ojos en blanco a pesar de que ella no podía verlo.

~112~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Gracias. Aunque en realidad no puedo llamarla mi novia. Aún. ―Sin embargo,


a él le gustaría y eso le sorprendió. No había pensado que estaba en el mercado para
una relación más seria, pero Imogen lo tenía pensando en todo tipo de ideas locas.
―Muy bien, déjame colgar el teléfono para que pueda correr y hacer todo este
trabajo extra que sencillamente dejaste en mis manos sin previo aviso.
Era una buena cosa que ella hiciera su trabajo sin quejarse. Ty sonrió. Ellos
trabajaban bien juntos, a pesar de las quejas de ella y las protestas de él.
―Gracias, preciosa. Te deberé una.
―Claro que me la debes, y la espero con gran expectación. Por favor. ―Pero
entonces ella arruinó el ardor de su comentario añadiendo―: Y si no puedo
encontrar las notas de Mucho Ruido en audio, llámame y te explicaré la historia.
Siempre he sido aficionada al viejo Will.
Aquello lo tocó y sonrió.
―Gracias, te lo agradezco. Eres un sueño, Toni.
―Sí, sí. Como tú digas.

―¡Cielo santo! ―Fue la opinión de Tamara cuando Imogen admitió a sus dos
amigas que se había acostado con Ty.
―¿Me estás mintiendo? ―Preguntó Suzanne―. ¿Estuvo bien?
Se encontraban en un restaurante mexicano que se había convertido en su lugar
predilecto para comidas cursis y margaritas ocasionales. Tamara se veía preocupada,
Suzanne alegremente satisfecha.
Imogen sorbió su bebida, nerviosa y asintió. Se había sentido obligada a compartir
la noche con Ty con sus amigas, pero ahora se sentía extrañamente incómoda por
haberlo hecho.
Suzanne sonrió.
―¿Cómo de bien, como si te llevara a regiones previamente inexploradas del
mapa de la pasión, o como tomar un baño de burbujas? Ya sabes, relajante y
satisfactorio, pero que no es algo que vayas a recordar una semana después.
Aclarando su garganta, ella se obligó a no ruborizarse.
―El primero.
Ahora Suzanne rió.

~113~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―¡Toma ya! Eso es de lo que estoy hablando. Así que, ¿Cómo es? ¿Tiene el pene
grande?
―¡Suz! ―Tamara protestó, dejando caer su tenedor en el plato―. No creo que eso
sea de nuestra incumbencia.
―¿Por qué no? ―Suzanne parecía imperturbable.
Imogen realmente no quería discutir el tamaño del pene de Ty con sus amigas,
pero tenía que admitir que el entusiasmo de Suzanne por el evento era muy útil. Ella
misma se sentía un poco extraña acerca de su noche juntos. Estaba muy contenta de
haber experimentado lo que tenía con él, y había disfrutado inmensamente, tanto
física como emocionalmente. ¿Cuál era el punto crucial de su preocupación.
Le gustaba Ty. Siempre lo había hecho.
Incluso cuando había tratado de convencerse a sí misma que se sentía atraída sólo
físicamente, había sabido todo el tiempo que tenía un pequeño flechazo con él.
Ahora que había conseguido, bueno, liarse con él, ese flechazo había aumentado, y
eso la asustaba. Ignorando sus enchiladas, Imogen suspiró.
―Fue muy, muy bueno. Creo que eso es malo.
―¿Por qué, cariño? ―preguntó Tamara, mirándola preocupada―. Creo que es
malo si el sexo apestara, pero el buen sexo no debería ser algo malo, ¿no?
―Para mí no ―dijo Suzanne.
Imogen no respondió de inmediato, y Tamara siguió:
―Te gusta demasiado, ¿no? Esto no es fortuito para ti, ¿verdad?
Uff.
―Por supuesto que lo es ―protestó―. Quiero decir, ¿a dónde irá? Él es un piloto
de carreras al que le gusta estar al aire libre, es impulsivo, temerario. Yo soy
metódica, lógica, adicta al aire acondicionado. Nunca funcionará, y lo sé. Pero quería
hacerlo de todos modos, y creo que eso fue un error de cálculo por mi parte. Porque
ahora sé cómo es el sexo con él. Y es increíble.
―¿Por qué? ¿Qué hace exactamente? ―Suzanne se volvió hacia Tamara―.
Apuesto a que está dotado.
Tamara golpeó a Suzanne en el brazo.
― Si un hombre está dotado o no, no es lo único necesario para tener un sexo
increíble con él.
―¿Estás diciendo que Elec no está dotado? ―preguntó Suzanne.

~114~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

La expresión de horror en la cara de Tamara hizo sonreír a Imogen.


―Por supuesto que lo está ―contestó Tamara. Subió las manos para indicar la
talla antes de dejarlas caer rápidamente―. Es…me mantiene muy contenta.
Ahora Suzanne e Imogen estaban riendo.
―De todos modos ―dijo Tamara, agitando la mano―. Esto no es acerca de Elec y
yo. Esto es acerca de ti y Ty. No creo que puedas asumir que el sexo futuro está
arruinado para ti. Basta con mirarlo de esta forma: si Ty pudo dártelo, entonces otro
hombre también podrá. Abrió una puerta sexual para ti, y eso es un resultado
positivo.
―¿Vas a hacerlo de nuevo con él? ―preguntó Suzanne, estudiándola
cuidadosamente.
―Acaba de decir que no ―dijo Tamara.
―No. No lo he dicho. Y sí, en realidad voy a hacerlo. ―Imogen tomó otro sorbo
enorme de su bebida.
―Lo sabía ―dijo Suzanne triunfalmente.
―¿Vas a hacerlo? ―preguntó Tamara con incredulidad. ¯¿Estás segura de que es
inteligente?
―¿Desde cuándo entra en juego ser inteligente cuando te estás corriendo? ―
preguntó Suzanne―. La chica tiene su excitación en marcha y quiere hacerlo de
nuevo. No hay misterio.
―Sí, pero si está preocupada acerca de cómo involucrarse emocionalmente con él,
verlo de nuevo tal vez no sea lo mejor.
A Suzanne parecía que le importaba poco.
―¿Entonces cuando lo vas a volver a ver? ¿Irás a su casa para echar un polvo o
qué?
―Me va a llevar de camping el lunes.
―¿Camping? Suena divertido. Me gusta acampar.
―A mí no ―dijo Imogen―. Por lo menos, no lo creo. Nunca he estado en una
tienda de campaña en mi vida, a menos que fuera la carpa de catering en una fiesta
en el jardín.
―Entonces, ¿por qué vas? ―preguntó Tamara.
―Hicimos un trato. Voy a ir de acampada si lee Mucho ruido y pocas nueces.

~115~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―¿Y él estuvo de acuerdo? ―preguntó Suzanne escéptica―. Yo le vigilaría, si


fuera tú, te va a llevar al bosque y nunca cogerá esa obra y la leerá. Tienes que
conseguir el pago por adelantado.
―Él no haría eso ―protestó Imogen―. ¿O sí?
―Creo que lo que parece es una especie, no sé, de cosa romántica ―dijo
Tamara―. Como si estuviera tratando de esforzarse para impresionarte y encontrar
un terreno común contigo.
La opinión de Suzanne quedaba clara por la altura de las cejas. Habían
desaparecido bajo su flequillo rubio.
Pero Imogen se inclinaba a estar de acuerdo con Tamara. Al menos eso es lo que la
masa blanda y tonta latiendo en su pecho quería creer. Era una estupidez, lo sabía.
Ella estaba, por ser altamente melodramática (cosa que nunca era) pero que por una
vez necesitaba ser, a riesgo de tener a Ty conduciendo su coche de carreras por
encima de su corazón y pulverizarla en el asfalto.
Saberlo no parecía estar deteniéndola.
―Aparte de todo eso, que es lo suficientemente confuso, he arruinado
completamente mi tesis ―dijo Imogen―. Se suponía que debía estar siguiendo los
Seis Pasos, o al menos intentar los pasos iniciales para ver si podía conseguir el
interés de un piloto.
―Creo que has asegurado muy bien el interés.
Eso era cierto.
―Sí, pero eso no fue siguiendo las reglas. Creo que las he roto casi todas con Ty.
―Y el objetivo con Ty no es casarse con él ―dijo Tamara.
Cierto, ¿pero tenía que señalarlo tan claramente?
―Por supuesto que no.
―A ver, ¿cuáles son esos estúpidos Seis Pasos? ―preguntó Suzanne―. He estado
sudando la gota gorda en el gimnasio contigo y ni siquiera he escuchado el resto de
ellos. Si son una chorrada, no me esforzaré.
―Vale, bien, el paso uno es conseguir una cita pronto. Paso dos es conocerlo. El
tercer paso es vuestra primera cita. Cuatro es llevarte bien con sus amigos y
mantener tu propia vida. Cinco es añadir intimidad y volverse exclusiva. Seis es
hacerle saber que no puede vivir sin ti.
Tamara y Suzanne la miraron.
―¿Eso es todo? ―preguntó Suzanne―. ¿Se supone que con eso pescas un marido?

~116~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―A mi me suena a como funcionan las relaciones ―agregó Tamara―. Esos no son


pasos que puedas controlar bien, debo añadir.
Aunque Imogen estuvo de acuerdo en que todo el concepto de un manual de citas
para asegurarle a cualquier mujer la felicidad eterna en el matrimonio era exagerado,
ella creía que al menos las etapas eran prácticas.
―Por supuesto que puedes. Creo que es en realidad el éxito del libro. Estos son
todos los patrones de citas y comportamiento de emparejamiento normales, pero este
libro da a las mujeres el control, sin importar si se trata de una ilusión o no. Antes de
siquiera conocerle, te pones a dieta y haces ejercicio, revisas tu armario, etc.
Aprendes sobre las carreras de coches, que es a la vez su pasión y su carrera.
Aprendes de él. Así que cuando finalmente tienes la oportunidad de conocerlo, eso
es lo que te permite esmerarte para asegurar su interés.
―¿Tú no hiciste eso con Ty?
―No mucho ―admitió Imogen.
―Sí, pero él está flirteando contigo.
―No creo que ese sea mi propósito ―dijo Imogen, sintiéndose un poco
exasperada con toda su tesis en general y con los hombres en particular―. Mi
conclusión es tal vez que la tasa de éxito es mayor si entras en una relación más
metódica que impulsivamente. Así que me acosté con Ty. Eso no va a dar lugar a
casarme con él. Si lo hubiera hecho por estas directrices, tal vez estaría en algún
punto. ―Decirlo en voz alta la puso un poco caliente en lugares extraños, e
inmediatamente se arrepintió que aquellas palabras salieran de su boca.
Pero sus amigas no parecieron pensar que fuera extraño. Ambas sólo se quedaron
perplejas e inseguras.
―No lo sé… ―dijo Tamara―. Conocí a Elec por accidente, cuando estaba
achispada en una cita con otro hombre, frenética porque había perdido mi bolso.
Exactamente no es que empezara con buen pie, y sin embargo, tuvimos sexo esa
primera noche, de nuevo sin seguir estas reglas, y lo estamos haciendo muy bien,
muchas gracias.
―Y yo diría que Ryder y yo seguimos esas reglas al pie de la letra y estamos
divorciados, así que imagínate.
―Lo que todo eso realmente significa es que mi tesis es un asco ―dijo Imogen,
sintiéndose desgarrada entre el deseo de gritar y querer echarse a llorar―. Es un
gran lío complicado y no sé cómo solucionarlo. ―Nunca había metido tanto la pata
con un documento o proyecto en toda su carrera académica, y hacerlo ahora, con la
madre de todos los proyectos, su tesis, era inconcebible.

~117~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Bueno ―dijo Tamara―. Creo que parte del problema es que no hay manera de
acumular suficientes datos para probar o refutar tu teoría, si eres la única que intenta
seguir las reglas. Creo que es necesario abordarlo desde un ángulo diferente.
Necesitas convertirte en la Solucionadora de Mitos de Sociología y preguntar, ¿es
esto cierto o no?
Teniendo en cuenta que Tamara ya tenía un doctorado en sociología, Imogen
estaba ansiosa por escuchar cualquier consejo que pudiera dar.
―Creo que esa fue mi intención en un principio, pero ya no estoy segura de cómo
hacerlo.
Tamara tomó un sorbo de margarita.
―Entrevista a tantas esposas de pilotos como puedas. Si entrevistas a cincuenta
mujeres, puedes hacer preguntas incisivas que determinen si su camino hacia el
matrimonio se parecía remotamente a las reglas en ese libro. Si haces preguntas
acerca de su conocimiento previo de las carreras de coches, si su encuentro fue
accidental o intencionado, su primera cita, cuanto tiempo estuvieron saliendo antes
de prometerse, etc., puedes clasificarlos como haber seguido las reglas o no. Revisa
tus porcentajes de seguidores de la regla frente a los no seguidores, y considéralo
válido.
Había algo de mérito en la sugerencia de Tamara. Sin duda, era más lógica que ir
tratando de coquetear con hombres en los que no estaba interesada.
―Excepto que ¿cómo puedo argumentar que el libro funciona o no funciona
cuando ninguno de los sujetos era consciente de las normas a seguir o no seguir?
―Tira a la basura el concepto de si el libro en sí funciona. El mito que estás
reventando o probando potencialmente, es que, en la subcultura de las carreras, hay
un patrón discernible de noviazgo y matrimonio posterior. Esa es la base de la teoría
del libro. Si no hay un patrón, ¿cómo puede funcionar el libro para la mayoría de los
lectores? Yo asumiría que tu conclusión sería que, dada la singularidad de los
individuos y sus noviazgos, no hay manera de seguir las reglas y garantizar el
matrimonio.
Esto sonaba cada vez más atractivo para Imogen.
―Esto podría funcionar.
― Bien, porque estoy desconectada de esta conversación ―dijo Suzanne.
―Lo siento ―dijo Imogen, frunciendo el ceño ante sus enchiladas―. Esto es
mucho más estresante de lo que esperaba.

~118~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Lo sé y lo siento. Me gustaría poder ayudar ―dijo Suzanne, viéndose un poco


arrepentida por su comentario―. Y estoy segura que mezclar juegos de colchón con
Ty en todo esto no está ayudando a tu paz mental. ―Entonces Suzanne sonrió―.
Pero apuesto a que está ayudando a otras cosas, si no a tu mente.
Cierto.
―Entonces, ¿qué caray tengo que poner en la mochila para ir de acampada?
―Tejanos. Camisetas. Botas. Va a hacer calor otra vez esta semana, alrededor de
veintiséis grados, por lo que lleva el traje de baño ―dijo Tamara.
―Y tu ropa interior sexy más pequeña ―añadió Suzanne.
Imogen intentó imaginarse sentirse sexy en el suelo húmedo de una tienda de
campaña y sólo podía sentir una seria cantidad de temor.
―¿Hay bichos en el camping?
―Tal vez ―dijo Suzanne―. Pero se esconden de los humanos. A excepción de los
mapaches y zorrillos. Van a venir directos si tienes comida o basura por ahí.
Tamara y Suzanne intercambiaron una mirada.
―Probablemente ―dijo Tamara.
―¿Hay animales? ―¿Había osos en Carolina del Norte? Imogen ni siquiera lo
sabía.
Maravilloso.
―No puedo esperar ―dijo con voz débil―. Todo el mundo debería estar abierto a
nuevas experiencias de la vida, ¿no?
―No te preocupes por las mofetas. ―Le aseguró Suzanne―. Lo mejor es
concentrarse en el hecho de que si algo va a abrirse, serán tus piernas.
Lo más probable es que estaría demasiado asustada para quitarse la ropa, pero ella
apreció el optimismo de Suzanne.
―Prácticamente puedo oír tu cerebro creando una lista de todas las cosas que no
te van a gustar de este viaje ―dijo Tamara―. Sencillamente relájate y disfruta.
―¿Y cómo se hace? ―preguntó honestamente Imogen.
Sus amigas se rieron y Suzanne resopló.
―Disfrutaste anoche, ¿no es así? ―preguntó Tamara.
Ella asintió con la cabeza.
―Oh, sí.

~119~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

―Entonces esto es lo mismo, solo que en una tienda de campaña.


Correcto. Sexo en una tienda de campaña. No es diferente de una cama, realmente.
Sólo más difícil. Y más terrenal. Y más lleno de bichos.
La única conclusión a la que podía llegar si estaba dispuesta a ir tan lejos para
pasar tiempo con Ty era que estaba seriamente enamorada de él.
Y eso era casi más alarmante que la idea de encontrarse con un oso mientras
estaba cubierta de miel.

Ryder Jefferson se dirigía a una reunión preliminar con su jefe de equipo en


Martinsville cuando sonó su teléfono móvil. Caminando a través del parking de
caravanas, lo sacó del bolsillo y echó un vistazo.
―Mierda ―fue su opinión. Era su exesposa, Suzanne. Si ella lo llamaba,
generalmente significaba que quería algo de él.
Se habían estado llevando muy bien últimamente, lo que era probablemente
porque no habían estado viéndose mucho desde un incidente en la cena de mayo
cuando ella le lanzó un pastel a la cara. Todavía no sabía de qué iba todo esto.
Decidiendo hacer caso omiso de su llamada, suspiró cuando se dio cuenta que ella
había colgado y estaba llamando de nuevo. Conociendo a Suzanne y lo tenaz que era,
seguiría llamando hasta que él respondiera.
―Hola, Suz, ¿cómo estás? ―dijo, frenando su marcha mientras se dirigía a la
pista.
―¿Estás ocupado? ―preguntó―. ¿Tienes un minuto para charlar?
Bueno, eso fue un buen comienzo. Estaba siendo educada y agradable.
―Sí, este es un buen momento. Sólo iba a una reunión. ¿Qué pasa, cariño?
―¿Por qué no contestaste, entonces? ―preguntó mordazmente.
Ryder puso los ojos en blanco. Demasiado para un buen comienzo.
―Respondí.
―Pero no lo hiciste la primera vez… Oh, no importa. No he llamado para pelear.
―Eso es tranquilizador. ―Porque cuando peleaba con Suzanne, siempre se sentía
como si estuviera conduciendo por la pista corta con los ojos vendados y ella fuera la
pared.
―Oye, ¿sabías que Ty está follando con Imogen?

~120~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ryder se detuvo y se quedó mirando fijamente a la valla que rodeaba la pista.


―¿Eh? ¿Quién es Imogen? ―¿Y por qué Suzanne sentía la necesidad de decirle
que ella se acostaba con Ty?
―La ayudante de cátedra de Tammy. La viste en casa de Tammy unas cuantas
veces y en la boda. Se ha convertido en una muy querida amiga mía y estoy muy
preocupada, Ryder. Creo que ella y Ty son como el aceite y el agua, y mientras ella
está diciendo que el sexo es demasiado fuerte, no sé si debería fomentarlo.
¿Y esto como le involucraba?
―Mmm…¿Suz?
―¿Sí?
―¿No tuvimos una charla acerca de interferir en el amor de otras personas un
tiempo atrás cuando Tammy y Elec estaban en ello?
―Yo tenía razón para interferir con esos dos. Podrían haber seguido insistiendo en
que no querían una cita si yo no hubiera dado esa cena.
―Dimos esa cena. Luego me tiraste un pastel a la cara. ―De manzana.
Prácticamente todavía podía sentir esa masa pegajosa deslizarse por la nariz y la
barbilla, y el sabor de la dulce acidez en los labios.
―Te lo merecías ―dijo alegremente―. Y esto no es sobre ti. Esto se trata de
Imogen y Ty y su felicidad. No podemos dejar que Ty le tome el pelo. Ella no es el
tipo de chica que le vaya el sexo fortuito.
Ryder, frotándose la frente se preguntó si se suponía que realmente le importaba
una mierda con quien se acostaba Ty. Si el chico tenía algo con la chica flaca con
gafas, mejor para él. Ryder no habría pensado que era el tipo de Ty, dado que ella era
bonita de una manera más conservadora y discreta que las bellezas en toda regla
habituales de Ty, pero, la verdad, no era su incumbencia.
―Creo que dijiste que Tammy tampoco era esa clase de chica, y ella estaba
interesada en salir con Elec. Simplemente pienso que tenemos que dejar que la gente
haga estas cosas por sí misma, cariño.
―Si Ty le rompe el corazón a Imogen, voy a estar seriamente cabreada.
―No me imagino a Ty realmente tomando tus sentimientos en cuenta, ni debe
hacerlo. Es su vida.
―Entonces esto es lo que tenemos que hacer ―dijo Suzanne como si él no hubiera
dicho nada en absoluto―. Tengo que verlos juntos y decidir por mí misma si

~121~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

realmente le gusta a Ty o si él sólo está jugando ella, por lo que tú y yo debemos


montar otra cena.
Y una porra la harían.
―No. Por supuesto que no. No es asunto nuestro y no voy a recibir otro pastel en
la cara por apoyar tu intromisión en la vida amorosa de tus amigas.
―Oh, no iba a hacer un pastel. Iba a hacer una tarta invertida de piña5.
Maldita fuera. Ella sabía que ese era de siempre su postre favorito. Hizo una
pausa, cerrando los ojos para reunir su fuerza de voluntad.
―No… no es una buena idea.
―Llevaré una a la cena, entonces seguiré con el postre de tu elección el primer día
del mes durante los próximos tres meses.
―Hecho. ―La mujer sabía exactamente cómo manipularlo. Él se moría por los
dulces, y Suzanne siempre había sido capaz de ponerlo de rodillas con sus increíbles
productos horneados. Era algo de lo que probablemente debería avergonzarse, pero
era sólo una cena, y las ocasiones eran que Suzanne lo haría con o sin él, así que bien
podría cosechar los beneficios de la cooperación.
―Será mejor que me asegure de que haya condones en el mueble de mi cuarto de
baño. La última vez que hicimos esto, Tammy y Elec saquearon mi botiquín antes de
hacerlo en mi cuarto de baño. Así les quitamos el estrés de buscarlos y la limpieza
para mí. Había aspirinas tiradas por todas partes.
―Imogen y Ty no van a estar haciéndolo en el baño ―dijo Suzanne, burlándose.
―Eso dijiste la última vez. ―Francamente, parecía que el único que no estaba
teniendo sexo últimamente era él, ni en el cuarto de baño ni en cualquier otro lugar.
Ni siquiera quiso contemplar la última vez que había estado con una mujer, ya que
estaba destinado a ponerse de mal humor.
―Muy bien, así que tal vez tendrán sexo en el baño. Imogen se ruboriza cada vez
que su nombre aparece. Pero supongo que eso no importa si él está tratándola bien y
va en serio con ella.
―Es fácil para ti decirlo ya que no es tu cuarto de baño. Así que ¿cuándo va a ser
esa pequeña noche de diversión forzosa?
―En una semana a partir del lunes. Este lunes, Ty lleva a Imogen de camping.

5
Upside-down cake: Tarta que se hace en un recipiente de fondo curvo, donde se ponen los ingredientes
que después estarán en la parte superior. Para servirlo se ha de dar la vuelta al recipiente.

~122~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ryder intentó imaginarse a la seria y estudiosa Imogen haciendo senderismo por


el bosque en su conjunto de suéter y brillante bolso negro.
―Ella realmente no parece del tipo de camping.
―No lo es. Por eso estoy preocupada, está dispuesta a ensuciarse por él y eso me
asusta.
No queriendo explorar la lógica de Suzanne con ella, ya que él todavía realmente
no creía que fuera asunto suyo, Ryder sólo dijo:
―¿Qué necesitas que haga?
―Simplemente invitar a Ty. Voy a invitar a todos los demás.
―Está bien. Y supongo que habrá algo bueno en todo esto.
― ¿Y es?
Ryder sonrió.
―Nikki no estará allí.
Suzanne se echó a reír.
―No es broma. Señor, esa chica pone a prueba mi paciencia.
―A ti y a todos los demás.
Ryder honestamente no había sido capaz de imaginarse como Ty podía soportar
cinco minutos con la chica.
―Está bien, te dejo en paz. Gracias, Ryder.
Eso fue agradable de escuchar.
―De nada, Suz. Tienes un buen corazσn por preocuparte por tus amigos, Ώlo
sabes? ―Incluso si estaba equivocada, él sabía que los planes de Suzanne venían por
la preocupación.
―Gracias. Te llamaré más tarde. Te qui…
Ryder se congeló cuando Suzanne cortó su breve frase. Había sonado como si
hubiera estado a punto de decir: “Te quiero” antes de colgar, igual que lo hacía antes.
―Adiós ―dijo ella rápidamente, y luego Ryder no oyó nada más que un tono de
marcado.
Debió haber sido sólo la costumbre, el acondicionamiento, de cuando estaban
casados. Suz ya no tenía ese tipo de sentimientos por él. Ryder frunció el ceño a su
teléfono móvil antes de ponerlo de nuevo en el bolsillo. Él y Suzanne se habían
divorciado hacía cerca de dos años. Esta era su realidad.

~123~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Entonces, ¿por qué de repente se sentía solo como el infierno?


―Ryder, ¿qué pasa?
Agradecido por la distracción de sus inesperados pensamientos, Ryder miró para
ver al mismo hombre del que él y Suzanne habían estado hablando dirigiéndose a
grandes zancadas hacia él.
―Hola, Ty, no mucho. ¿Qué hay de ti?
Ty parecía que estaba de muy buen humor. Estaba silbando una melodía alegre.
Hizo una pausa y sonrió.
―Nada nuevo.
Porque él era algo cotilla, Ryder se movió y dijo:
―He oído que ya no estás viendo a Nikki. No pareces destrozado.
―Nop. Debería haberlo terminado hace tiempo. ―Ty se encogió de hombros―.
Pero eso no importa. He empezado a ver a alguien esta semana, y tiene buena pinta.
―¿Ella puso esa estúpida sonrisa en tu cara?
Ty se rió.
―Me imagino que sí. ¿Te acuerdas de Imogen Wilson, la estudiante de Tammy?
Es ella.
―¿Bromeas? ―Ryder fingió como si no lo supiera―. Ella es una buena chica. No
es tu tipo habitual, pero definitivamente parece que se las apaña.
―No es mi tipo de habitual, pero tal vez eso sólo sirve para demostrar que he
estado ladrando al árbol equivocado. Imogen es todo el paquete, ¿sabes lo que estoy
diciendo? Es hermosa, sexy como el infierno y lista. Quiero decir, tenemos buen sexo
y grandes conversaciones. ¿Quién sabía que eso era posible?
Ty parecía muy desconcertado ante el concepto, Ryder sonrió.
―Creo que mucha gente sabía que era posible. Solo que eres lento para aprender.
Pero me alegro de que las cosas te vayan bien.
Los temores de Suzanne sobre Ty jugando con Imogen parecían totalmente
infundados para Ryder. Ty parecía un hombre con un enorme enamoramiento.
―Las cosas van muy bien.
―Bueno, tráela a mi casa el próximo lunes. Suzanne está organizando una cena.
La ceja de Ty subió.
―¿Cómo te ha engañado para hacerlo otra vez?

~124~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ryder se dio cuenta de que nunca habían hablado sobre qué excusa dar para la
fiesta, por lo que sólo se encogió de hombros.
―No lo sé. Sabes que tengo una debilidad por Suz y le gustan estas cosas. Por
favor, dime que estarás allí o ella me va a dar la lata.
Ty le palmeó el hombro y sonrió.
―Claro, vamos a estar ahí. Pero es posible que quieras pensar por qué estás
dominado por una mujer que ni siquiera está teniendo sexo contigo.
No tenía ninguna intención de pensar en eso y odiaba que se le recordara.
―Que te jodan, McCordle.
Ty se rió y dijo:
―Creo que tú eres el único que está siendo jodido.
Ryder sintió una oleada de ira rodando sobre él.
Se hizo cada vez más claro para él que Suzanne y él tenían algunos asuntos
pendientes.
Pero no iba a lidiar con eso ahora. Tenía una reunión a la que asistir. Así que le
dijo a Ty totalmente irritado
―Chúpame la polla.
Lo cual sólo hizo que Ty riera mucho más fuerte.

~125~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 11

Imogen le sonrió a través de la mesa a Tabby Stephenson, una guapa mujer de


treinta y cinco años que había estado casada con el piloto de coches Jack Stephenson
durante los últimos diecisiete años.
—Muchas gracias por aceptar ser entrevistada —dijo Imogen, feliz por haber
decidido reunirse con Tabby en el pintoresco salón de té. Parecía el lugar apropiado
para hablar sobre noviazgo y matrimonio.
—Oh, ¿bromeas? ¿A qué mujer no le gustaría contar la historia de cómo conoció a
su marido?
—Aquellas que no están felizmente casadas.
Tabby se rio.
—Muy cierto. Pero he sido muy feliz con Jack, tanto como cualquier podría llegar
a esperar, así que me hace feliz contarte aquello que desees escuchar. —Tabby metió
un mechón de su cabello rubio detrás de una oreja—. Por cierto, a Jack le encantará.
—Bien. Ciertamente aprecio que ambos estén tan dispuestos. Así pues para
comenzar, cuéntame cómo conociste a Jack. ¿Fue por casualidad o ya tenías un ojo en
él? ¿Corría ya profesionalmente?
—No, en absoluto. Sólo tenía catorce años cuando conocí a Jack. Él tenía dieciséis y
era un alborotador de los gordos. No íbamos a la misma escuela porque yo estaba en
octavo y él era un estudiante de segundo curso de secundaria, pero lo conocí en la
heladería un domingo después de la iglesia. A mi hermana mayor y a mí nos
permitían ir solas a por un cono, y allí fue donde lo vi, bebiendo un batido y
jactándose ante sus colegas del motor de su coche de serie. Cariño, le eché un vistazo
a ese trasero en esos Levi’s desgastados y toda la cosa chico-chica hizo clic en mí.
Nunca había mirado dos veces a un muchacho antes de eso, pero entre esos
vaqueros, su sonrisa diabólica, y esa sexy y profunda risa, estuve perdida.
Imogen observó cómo Tabby suspiraba al recordar y sonrió.

~126~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Por supuesto, él ni me notó. Yo todavía estaba en la escuela media y carecía del


sentido de la moda. Llevaba una falda vaquera que estaba malditamente cerca de
tocar el suelo ya que acababa de venir de la iglesia. Me quedé tan embobada por él,
tan molesta debido a que él ni me miraba, que ni siquiera terminé mi cucurucho de
helado.
Imogen recordaba esa sensación, esa añoranza, esa malhumorada y desesperada
necesidad de que un chico se fijara en ella cuando tenía catorce años. No era algo
agradable. Por supuesto, ella no había disfrutado para nada de la versión de
veintiocho años de la misma sensación, cuando había babeado tras Ty durante meses.
—Yo quería pasar el tiempo hasta que Jack se fuera así que inventé una excusa
sobre la necesidad de usar los servicios. Le dije a mi hermana que tenía problemas
intestinales y que podría demorarme un buen rato. —Tabby sonrió
socarronamente—. Cindy siempre estaba impaciente por lo que ella me dejó y se fue
sola a casa. Se ganó una regañina por dejarme allí e irse sola a casa. Pero de todos
modos, una vez que me libré de ella, pedí una soda e intenté encontrar la manera de
hablar con él, pero al final, después de treinta minutos, no pude reunir el coraje, así
que procedí a atravesar el aparcamiento para irme a casa. Y este tío escalofriante de
unos treinta años me llamó y me ofreció un paseo, y yo empecé a alucinar. Vivía en
un pueblecito de Alabama y mi madre me había advertido sobre los psicópatas que
acosaban y violarían a una muchacha y arruinarían su vida si es que no la mataba a
golpes o le prendía fuego o algo igual de enfermizo. —Tabby sacudió la cabeza y le
regaló a Imogen una mirada compungida—. Poner el miedo de Dios en nosotras
funcionó, pero no he podido evitar pensar que había una mejor manera de hacerlo
que dejarnos creer que seriamos asadas a la parrilla si hablábamos con extraños.
—Con mi madre, fue el gas lacrimógeno —dijo Imogen—. Viviendo en
Manhattan, por lo general me sentía segura porque siempre había gente cerca, pero
mi madre siempre me hacía llevar un bote de gas lacrimógeno, y estoy segura que
fue lo más inteligente. Por supuesto, si alguna vez me hubieran atacado,
probablemente habría dejado caer la estúpida lata antes de poder usarla.
—No es broma. —Tabby se encogió de hombros—. Así que estaba asustada, por
supuesto, e iba a volver corriendo a heladería, pero de repente allí estaba Jack, de pie
junto a mí. Le dijo al tío que se marchara, que yo estaba con él y que no debería
hablarle a las jovencitas.
—El tío parecía molesto, pero se fue en seguida, y entonces Jack me miró y me
preguntó si estaba bien. Asentí con la cabeza, porque a mi boca ya no le quedaba
saliva y no podía hablar, y luego me ofreció llevarme casa. Con la cabeza dije que sí.
—Tabby sonrió—. Y entonces me grito por ser lo bastante estúpida para aceptar su
oferta y ¿cómo sabía que él era mejor que el otro tipo? Y allí estaba yo toda

~127~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

mortificada y él me arrastró a la tienda y me hizo usar la cabina telefónica para


llamar a mi madre para que ella viniera y me recogiera. Hasta tomó el teléfono y le
dijo con una voz muy respetuosa que un hombre muy desagradable me había estado
hablando y que sentía que, por mi seguridad, debería venir a por mí. Y durante todo
ese tiempo lo único que pude pensar era que no sólo mi madre iba a estar furiosa
conmigo, sino que ese chico tan, pero tan lindo creía que era una niña tonta.
—Eso suena muy mortificante —dijo Imogen compasivamente, añadiendo un
poco de azúcar a su té—. ¿Así pues, qué pasó?
—Cortésmente le di las gracias, entonces me senté en una mesa de picnic al aire
libre, suponiendo que él había acabado conmigo y lo único que yo quería era morir.
Pero él se sentó sobre la mesa, los pies en el banco, y comenzó a hablar, diciéndome
cómo se convertiría en un famoso piloto de carreras y contándome todo sobre su
coche. Yo no sabía un comino sobre las carreras, lo cual pareció complacerlo de la
misma manera como si hubiera sido una fan, porque esto le dio la oportunidad de
contarme todo desde el principio. Me dijo que su nombre era Jack y me dijo que me
había visto en la iglesia, que siempre me sentaba en la octava fila al lado del viejo
señor Hodgkins. Ahora yo fui quien se sorprendió de que pudiera saber eso, cuando
yo nunca lo había visto antes. Quiero decir, lo habría notado, ¿verdad? —Tabby
sostuvo su taza de té delante de su boca y sonrió—. Pero me dijo que sabía dónde me
sentaba porque siempre estaba mirando hacia mí. Cantaba en el coro y él estaba
arriba en el altillo todos los domingos. Y mi corazón estuvo cerca de explotar en mi
pecho por la emoción. ¿Quiero decir, un chico del coro? Incluso mi madre no podía
oponerse a eso, ¿verdad?
Imogen consideró esto.
—Las madres siempre pueden encontrar algo a lo que oponerse, pero eso
definitivamente fue un punto a su favor, estoy segura.
—Exacto. Así pues, demostrando que él no había estado escuchando con todas sus
fuerzas en la iglesia sobre la lujuria y la mentira, me llevó a un lado de la tienda bajo
el pretexto de recoger para mí algunas raquíticas flores silvestres. Me pidió mi
número telefónico y me preguntó sobre películas. Entonces me besó. —Tabby puso
las manos sobre sus mejillas—. Estaba tan impresionada, tanto como él, por
permitírselo. Pero misericordia, esto se sintió genial. Había compartido un beso o dos
con un muchacho antes, pero esto era algo completamente distinto, y todavía tenía el
sabor de él en mis labios cuando mi madre entró en el aparcamiento. Y hemos estado
juntos desde entonces.
—¿Permanecieron juntos durante toda la escuela secundaria?

~128~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Ajá. Nunca rompimos, ni siquiera una vez, ni siquiera un día. Jack comenzó a
correr en la pista local y se abrió camino hasta ganar algo de dinero mientras yo
terminaba la escuela. Empezamos siendo muy pobres con nada más que nuestra fe
en el futuro y nuestro amor. Hemos estado juntos veintiún años y hemos tenido toda
clase de altibajos, pero estar casada y amar a Jack nunca ha sido difícil. La vida lo ha
sido a veces, pero el matrimonio nunca lo fue. Ahora tenemos cuatro hermosos y, en
ocasiones consentidos hijos, una casa preciosa y la carrera de Jack, y me siento muy
bendecida.
Imogen tenía un nudo en la garganta al ver al otro lado de la mesa la alegría pura
en el rostro de Tabby. Ella amaba a su marido y él la amaba, y ambos habían
construido una vida juntos.
Nunca había esperado desear una casa a la que llamar hogar y un hombre que la
llamara suya, pero en ese momento, observando la alegría de una mujer enamorada
de su marido, Imogen sintió dolor al añorar eso para ella.
El móvil de Tabby sonó en su bolso y ella se encogió de hombros ante Imogen en
señal de disculpa.
—Lo siento, por lo general no soy la mujer más grosera del mundo, ¿pero te
importaría si veo quién es? Deseo asegurarme que no son los niños o Jack. Tenemos
un trato de que siempre me llamará cuando llega al siguiente circuito así sé que está
bien.
—Claro, por supuesto. No me importa. —De todos modos, Imogen estaba
reflexionando, pensando que la historia de Tabby sobre cómo conoció y se enamoró
de Jack no seguía los Seis Pasos en absoluto.
Tabby comprobó la pantalla de su teléfono y luego dijo:
—Es Jack. Déjame contestarle. Juro que sólo será dos minutos.
—No hay problema. Tomate tu tiempo. —Imogen sacó su propio teléfono,
consciente de exactamente quién esperaba tener un correo de voz o un mensaje de
texto. No es que realmente esperara que Ty se pusiera en contacto con ella para darle
todos los detalles del campamento, pero no pudo evitar pensar que estaría bien tener
noticias suyas ya que había pasado la noche con él.
Sacando su propio teléfono, se emocionó durante medio segundo cuando se dio
cuenta que tenía un texto, hasta que abrió el mensaje y vio que era de Evan Monroe.
Él le preguntaba si podía llamarla para hacer planes para salir a comer.
Arg. Esto era lo que conseguía por coquetear con un hombre por el que no se
sentía atraída. Ahora tenía que encontrar una manera para rechazarlo sin ser grosera
o herir sus sentimientos.

~129~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Independientemente si Ty y ella nunca compartieran más que unas cuantas noches


tórridas juntos, esto era definitivamente una lección que valía la pena aprender.
Tabby había pasado más de veinte años de felicidad con su esposo porque desde el
primer día que se conocieron hubo una atracción indiscutible entre ellos e Imogen
estaba empezando a comprender que con guía de citas o no, eso no era un
sentimiento que pudiera forzar, en una misma o en la otra persona. Tabby dijo en su
teléfono:
—Yo también te amo, guapetón. —Entonces guardó el móvil en su bolso y dijo—:
¿Dónde estábamos?
Buena pregunta. Si Imogen sólo supiera donde estaba y lo que estaba haciendo, se
sentiría mucho mejor, pero por primera vez en su vida, la lógica parecía fallarle.

* *
Ty estaba tenso por la excitación y una buena cantidad de nervios cuando se
detuvo en el bloque de apartamentos de Imogen para recogerla el lunes por la
mañana. Había tenido una mala carrera el día anterior, terminando octavo, algo que
a inicios del año lo habría complacido, pero con sólo cuatro carreras para el fin de la
temporada, lo dejaba insatisfecho. Todavía estaba en la pelea por el campeonato y
cada punto contaba. Para lograr ese objetivo, no debería tomarse la mañana de hoy
libre. Debería estar sentado con el equipo y evaluar lo que había pasado el domingo
y revisar su coche para Atlanta.
Pero él ya había hecho planes con Imogen y no quería cancelarlos. Primero,
porque parecería grosero. Segundo, porque quería pasar un tiempo con ella. Un
montón de tiempo y desnudos. Eso era bueno para su estado físico y salud mental y
ciertamente era bueno para su rendimiento en las carreras. Sólo tendría que arrastrar
su culo de vuelta el martes y dirigirse directamente al garaje. Entretanto, debía
asegurarse que Imogen se divirtiera a lo grande y para eso necesitaba demostrar un
conocimiento básico de Mucho ruido y pocas nueces.
Había lidiado con la obra de teatro todo el fin de semana, escuchándola en su iPod
siempre que tuvo algunos minutos libres. Había ido a correr y la había escuchado,
había desayunado en Waffle House y la había escuchado y se había sentado en su
tumbona fuera del autocar, intentando con desesperación entender lo que las voces
decían. Lo intentó con todas sus malditas fuerzas, pero, al final, sólo tenía un esbozo
básico de la historia. Creyendo que eso era lo bastante bueno, había llamado a Toni y
ella le confirmó que al menos iba encaminado. Entonces la había preguntado por la
cita más romántica de la obra de teatro. Toni le había indicado que Mucho ruido y
pocas nueces no era exactamente la obra más melodramática de Shakespeare, pero
logró encontrar un pasaje que Ty, creyó que sonaba, joder, muy caliente. Había hecho

~130~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

que se lo repitiera cuatro veces para que pudiera aprendérselo de memoria. Esto era
algo que Ty podía decir sobre su cerebro, tenía una buena memoria, probablemente
porque realmente no podía escribir nada.
Repasando la cita en su cabeza, estaba confiado de tenerlo todo controlado, así que
Ty apagó el coche y salió, oliendo el aire. Hacía calor ya, y se esperaba temperaturas
cercanas a los veintisiete, el último suspiro del verano antes que este cayera con todas
sus fuerzas. El clima perfecto para acampar.
Imogen se veía soñolienta, cascarrabias y malditamente adorable cuando abrió la
puerta. Tenía el cabello recogido en una bonita cola de caballo, con el rostro sin señal
de maquillaje, sus gafas se le deslizaban por su nariz, una expresión de agotamiento
y descentrada en su cara. Vestía lo que Ty juzgaría vaqueros de vestir, un suéter de
manga corta con rayas negras y blancas de aspecto caro y zapatitos negros, él notó
que ella tenía una concepción diferente a la de él de lo que era acampar.
También se dio cuenta que Imogen aún no se había bebido su café cuando ella le
dijo: “¿Por qué despiertas a alguien así de temprano a propósito?”, a modo de
saludo.
Ty extendió la mano y le subió las gafas por el puente de la nariz, dándole un
suave beso.
—Yo. Y si me muestras tu bolsa, la pondré en el coche y nos iremos a la ventanilla
de un McDonald's y te conseguiremos un café.
Durante un segundo, ella sólo le contempló, claramente desconcertada.
—De acuerdo. Bien. El café está bien. —Entonces recorrió con la mirada su piso, el
cual estaba mucho más desordenó de lo que Ty habría supuesto—. Mi bolsa todavía
está en mi dormitorio. Lamento el desorden. —Movió un montón de libros del sofá a
la mesa de centro en su camino.
—Este es un gran piso. Puedo ver tu personalidad. —Eso era verdad. Si bien había
una cantidad asombrosa de desorden, libros y papeles dispersos en cada superficie
disponible e incluso apilados en el suelo, el mobiliario era ecléctico y cómodo, una
mezcla de lámparas antiguas y candelabros, mesas de cristal modernas y un sofá con
una suave funda blanca. Todo se veía desgastado, suave y tangible, las primeras
luces de la mañana entraban por una gran ventana rebotando sobre las mesas de
cristal y los pesados candelabros de cristal. Tenía un tema con sus ilustraciones; cada
pintura al óleo colgada en las paredes era el retrato de una mujer, que iba vestida
desde en un enorme traje de baile hasta uno amarillo canario. También tenía una
colección de antiguos monóculos, exhibidos en una cómoda pintada de un amarillo
suave y desconchado.

~131~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty estaba tan ocupado comprobando su casa, que no notó la diminuta maleta que
ella estaba sacando de la entrada de su habitación.
—Es esta y puedo llevarla. —Ella la levantó con una mano y la lanzó sobre su
hombro, algo que le indicó a él que no era muy pesado.
Observándolo con recelo, Ty dijo:
—Bien, entonces. Supongo que todo está listo. —En toda su vida nunca había
conocido a una mujer que pudiera empacar todo lo que necesitaría para un viaje de
una noche de campamento en una bolsa. Pero claro, él estaba familiarizado con las
mujeres del sur, quienes siempre deseaban estar preparadas para cualquier
eventualidad que se les presentase. Imogen era de Nueva York. Ellas vivían en pisos
diminutos, iban a donde se les antojara. Las posibilidades eran que había aprendido
a economizar y sólo llevar lo indispensable.
La madre de Ty había sido conocida por sacar kits de pedicura de su equipo de
campamento por si alguien tenía los pies cansados o una ampolla después de un día
de caminata. Y los víveres casi habían aplanado los neumáticos de la camioneta
familiar cuando era niño e iban de excursión. Su padre nunca la había desalentado y,
de hecho, había estado agradecido una vez o dos cuando su madre había sacado algo
totalmente improbable de su mochila, como un paquete de azúcar o una botella
entera de antiácidos. La mochila de Imogen era ligeramente desconcertante, pero no
quería decírselo y hacerla sentir que había hecho algo mal.
Pero realmente se sintió obligado a preguntar:
—¿Llevas botas? —Resbalaría y se rompería el cuello si intentaba ir de excursión
con esos zapatitos.
—Sí —acariciando la bolsa con su mano libre.
—Bien, bien. Vamos a darte un chute de cafeína y salgamos a la carretera.
Eran sólo cincuenta kilómetros hasta el lago Norman, pero les tomó todo el
camino y un café negro tamaño grande antes que Imogen pareciera despertar.
Durante la mayor parte del viaje, ella apoyó la cabeza en la ventana con los ojos
cerrados y Ty escuchó la radio lanzándole varias miradas robadas, sintiéndose un
poco tonto. Ella era tan condenadamente bonita y él experimentaba la sensación más
extraña cada vez que la miraba, una clase de rara ternura que realmente no entendía.
Nunca había salido con una mujer como ella, y casi se sentía inseguro, como si
hubiera retrocedido una década y fuera un impaciente chiquillo de veinte años
desesperado por impresionar a una chica.
No era un lugar cómodo para sentarse, y el silencio no ayudaba.

~132~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Se sintió agradecido cuando ella se enderezó, bostezó y dijo:


—Lo siento. No soy una persona madrugadora.
—Lo acabo de comprobar. Quizá no debería haberte sacado a rastras de la cama
tan temprano.
—Está bien. —Se bebió lo que quedaba de su café—. Estoy bien ahora. ¿Ya
llegamos?
—Sip, justo ahora.
—Es muy hermoso —dijo, mirando fuera la ventana al enorme dosel de árboles a
ambos lados del sinuoso camino—. Muy verde.
Esto casi hizo reír a Ty, pero se contuvo.
—Hay una familia de ciervos a la derecha. —Los señaló.
Imogen se sorprendió
—Guau. Son grandes. Y cerca del camino. —Ella le lanzó una mirada cautelosa—.
¿Qué otras clases de animales hay por aquí?
—Ardillas, ciervos, zarigüeyas, conejos, zorros, tal vez coyotes. Nada fuera de lo
común. Nada peligroso. —Él no iba a mencionar que de vez en cuando se podía
divisar la cabeza de una venenosa serpiente de algodón.
— ¿Coyotes? Eso suena peligroso.
—Nah. Corren tan pronto como te ven. —Ty hizo una nota mental de nunca dejar
sola a Imogen durante las siguientes veinticuatro horas. En todos sus años de
caminatas a través del parque del Lago Norman, nunca había visto un coyote, y con
su suerte, Imogen tendría a toda una manada haciéndola huir y nunca la recuperaría
de los bosques.
Ese pensamiento lo hizo detenerse. ¿Querría recuperarla de los bosques? Se
reservaría su opinión sobre eso hasta que estuvieran fuera del parque en vez de
entrar, pero sospechó que la respuesta podría ser que sí.
—Muy bien, buscamos un cartel para un desvío llamado Camp Lane. ¿Qué
original? Si lo ves, da un grito. —Ty había ido al lugar antes, pero habían pasado un
par de años, y sabía que no podría encontrar el desvío solo. También sospechaba que
no sería capaz de descifrar el cartel, por lo que le había dado esa tarea a Imogen.
—Vale. Así pues, ¿qué se hace exactamente en un campamento? —preguntó con
las manos dobladas con esmero en su regazo. Ty le sonrió ufanamente—. Iremos de
excursión. Natación. Pesca. Y vamos a hacer el amor en un saco de dormir. O tal vez

~133~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

sobre el saco de dormir. Depende de cuan impacientes estemos. ¿Todo eso suena
bien para ti?
—Creo que puedo manejarlo —dijo enérgicamente, subiéndose las gafas por la
nariz.
—Bien. —Se sentía pasmado por ella—. Y eres muy cortés por no preguntar, pero
quiero asegurarte que he leído Mucho ruido y pocas nueces. —En una clase de camino
tortuoso—. Así que he cumplido mi parte del trato. No estoy seguro que pueda
escribir un ensayo, pero creo que puedo tener una discusión razonable contigo.
Ella sonrió por primera vez desde que la había recogido.
—Gracias. ¿Te gustó?
—Sí, me gustó. —Tenía que admitir que era una historia divertida—. Tenía razón
sobre Beatrice, sabes. Toda una odia hombres. Y se reprocha lo que ella percibe como
su propia debilidad personal al enamorarse de Benedick.
—Eso es verdad. Ciertamente ella lucha contra el sentimiento.
—¿Pero qué hay de malo en enamorarse? Siempre imaginé que era una buena
sensación.
Sino no habría tantas malditas canciones, libros y películas sobre el tema si no lo
fuera.
—Creo que Beatrice ve el amor y la pasión como un camino en el que una mujer
renuncia al control sobre sí misma y su amor por un hombre, una cosa nada deseable
en un época en el que las mujeres eran esencialmente propiedad de sus maridos.
—Eso es comprensible. Pero el miedo casi la llevar a pasar su vida amargada y
sola, en vez de arriesgarse a encontrar la felicidad con un hombre. A veces hay que
arriesgarse, sin saber bien cómo resultara todo.
—Oh, allí está el camino que necesitamos —dijo Imogen, señalando a su derecha—
. Camp Lane. Y no creo que yo sea muy propensa a los riesgos.
—Genial. —Ty entró en un parking de grava y detuvo el coche—. ¿No? ¿No eres
una persona que se arriesgue? Creo que yo sí.
—Ya que arriesgas tu vida cada domingo, yo diría que sí.
Ty se encogió de hombros.
—No veo las carreras de esa forma. Claro, puedes terminar hecho papilla, pero en
todos las miles de veces que viajamos en coche en una pista, los accidentes serios no
pasan tan a menudo. Tú probablemente corres mayor peligro de salir herida en un

~134~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

accidente con ese pedazo de mierda al que llamas coche que yo en mi seguro y mejor
coche de carreras.
—Tal vez tienes razón. —Imogen se pasó el dedo por el labio inferior—. ¿Crees
que hay tipos de personalidad que son realmente incompatibles? ¿Cómo puede una
persona cautelosa y un yonqui del riesgo tolerarse a largo plazo? ¿O una persona
muy sexual vivir con alguien que tiene una libido baja?
—Sobre lo primero, sí. Lo segundo, no. ¿Si una persona quiere un poco de acción
todo el tiempo y la otra se escabulle constantemente? Eso será una fuente enorme de
tensión. —Podía decir con absoluta convicción que se sentiría frustrado si estuviera
con una mujer que creyera que tener sexo una vez al mes era suficiente. Y lo sería
más si fuera soltero. Por supuesto, la eventual ventaja de una relación era el sexo, la
intimidad junto con la conexión física, aunque no creía que pudiera soportar estar
crónicamente cachondo e irritable teniendo acceso a una mujer, pero consiguiera la
bandera negra cada noche.
—Creo que debo señalar mi acuerdo. Una persona siempre sentiría que debe pedir
sexo en vez de compartirlo libremente con el otro. Y la persona que no es muy sexual
caería en un patrón de sólo ceder a fin de evitar una discusión, algo que no es
propicio para la intimidad o el sexo desinhibido y entusiasta.
Ty le lanzó a Imogen una mirada larga.
—¿Intentas decirme que cediste la semana pasada para evitar una discusión?
Ella resopló
—Ja. Creo que fue todo lo contrario. Te lo ofrecí mucho antes, y tú lo rechazaste.
—Te lo expliqué. ¿No tocaremos ese tema, verdad? —Porque eso no sonaba como
algo que deseara pasar una segunda vez.
—No, no lo haremos. Dije que entiendo y lo hago. —Ella le sonrió, con un brillo
travieso en los ojos—. Quiero decir, está bien si eres tú quien tiene una libido baja.
Tendremos que adaptarnos y aprender a solucionarlo.
¿Bien, no era Imogen graciosa? Ty se negó a darle a su pequeña engreída la
satisfacción de una sonrisa, aunque creyera que su ingenio era jodidamente
divertido.
—¿Ah, eso es cierto? ¿Soy yo quien tiene un bajo deseo sexual?
Él se inclinó y la besó duro, empujando la lengua dentro de su boca mientras
saboreaba los rastros de su café. La saqueó, apretando su seno con una mano a la par
que hundía la otra en el cabello de su cola de caballo. La besó hasta que sus gafas se

~135~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

empañaron por su entrecortada respiración, sus pezones fueron tensos capullos bajo
sus dedos, y se apostaría su carrera a que la humedad empapaba sus bragas.
Imogen se apartó y respiró profundo.
—Yo… —jadeó—, estaba siendo graciosa.
—Lo sé. —Ty sonrió—. Pero me dio una buena excusa para sobarte.
—Creía que habíamos establecido que nunca necesitabas excusas.
Rozando el dedo sobre su pezón y adorando la forma en que ella abrió la boca
para dejar escapar un suspiro entrecortado y la forma en que sus pestañas
revolotearon con rapidez, Ty trazó un sendero de besos por su mandíbula.
—No creo hayamos establecido eso. Pero es bueno saber que tengo luz verde en
cualquier momento.
—Bien. —Ladeó un poco su cabeza para darle mejor acceso—. Quizá no en
cualquier momento.
—¿No? —Ty le encantaba la forma en que su piel se sentía, suave como el satén,
sin maquillaje, sólo fresca y limpia bajo sus labios—. ¿Qué momentos están
prohibidos?
—En presencia de otras personas debería estar prohibido. Creo que cubre la
mayoría de situaciones incomodas que pueden presentarse.
—¿Pero en el bosque está bien? —Ty se había puesto cachondo en el coche, una
erección presionaba con fuerza contra sus vaqueros. Había algo en la forma que veía
a Imogen, tan inteligente, pero a la vez tan confiada en que él podría darle placer,
que sólo quería hacerlo a cada momento y desear desnudarla y lamerla de la cabeza a
los dedos del pie.
—Imagino que el bosque está bien.
Ty se retiró.
—Entonces vamos a establecer el campamento, nena, antes que retroceda a los
diecisiete e intente clavarte en el asiento de atrás.
Imogen echó un vistazo al asiento trasero y sólo se mojó el labio inferior.
Luchando contra el impulso de gemir, Ty dijo:
—No. No tendremos sexo en ese coche. Hay un millón de mejores sitios justo en
este camino, así que cámbiate de zapatos y vayámonos.
—¿Por qué tengo que cambiarme de zapatos? —preguntó, levantando su mochila
hasta en medio de sus piernas.

~136~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Era posible que no le hubiera mencionado a Imogen que su sitio de campamento


era tan remoto para no ser considerado un paseo. Tendrían que caminar varios
kilómetros desde el coche hasta llegar allí.
—Sólo nos alejaremos un poco de la carretera desde aquí para llegar. —Intentó
quitarle importancia mientras le abría la puerta—. Así que quizá las botas sean la
mejor opción. —Ty salió del coche antes de poder ver su expresión. Si estaba irritada,
francamente no quería verlo. Él había embalado ligero, ya que sólo era una noche,
pero entre el agua, la comida y todas las necesidades básicas como un saco de
dormir, el repelente de insectos y una linterna, su espalda estaba pesadamente
cargada cuando Imogen salió del coche usando unos zapatos diferentes. Algo, que si
bien podían llamarse técnicamente botas, no eran más fuertes que los pequeños
zapatos planos que había llevado antes. Éstos eran unos brillantes botines negros y
tenían la apariencia de costar varios cientos de dólares. Al menos eran planos y
parecían tener suela.
—Éstas eran las únicas botas que tenía —dijo disculpándose—. Además de mis
botas para nieve forradas de piel, pero pensé que quizás serían algo exagerado.
Ty sonrió. Le gustaba la forma en que Imogen entendía las cosas de inmediato. No
había duda que lo estaba intentando, a pesar de no saber una maldita cosa sobre
acampar, y él realmente lo apreciaba.
—Probablemente las botas de nieve serían una exageración. Pero lo siento, nena,
deberías haber escogido unas botas de senderismo o haberte dado mejores
sugerencias para empacar. Espero que no empiecen a dolerte los pies.
—No creo que pase. —Ella alisó su cola de caballo—. Iba andando por toda la
ciudad cuando estaba en la universidad.
—Bien, pero si pasa, me avisas. —Ty le guiñó un ojo—. Te llevaré.
Ella se echó a reír.
—Creo que eso será completamente innecesario, pero gracias. ¿Necesitas que te
ayude con algo? Tienes muchas… cosas en tu espalda.
—¿Podrías agarrar esa pequeña nevera? Luego ajústate tu mochila y estaremos
listos para irnos. —Ty comenzó a andar por el camino que llevaba al campamento—.
¿Así que también fuiste a la universidad en Nueva York
—Sí. A la NYU. Probablemente debería haberme marchado de casa al ir a la
universidad para afirmar mi independencia, pero me pareció un poco ridículo
cuando había tantas escuelas de calidad para elegir en Nueva York. Viví en la
residencia de estudiantes, así que eso ayudó, pero esta pequeña aventura en
Charlotte es mi primera vez viviendo fuera de Nueva York.

~137~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Te gusta estar aquí? —preguntó, consciente de que la respuesta realmente le


importaba. Odiaría creer que ella se largaría a la ciudad en un par de meses.
—Sí —dijo pensativamente—. Más de lo que creía que haría. Me gustan las
personas y el ritmo más lento. Me gustan los árboles. —Tropezó en el accidentado
sendero y sonrió abiertamente—. Bien, me gusta mirar los árboles verdes desde lejos
y me gusta la idea de un árbol en el patio de una casa muy bonita. No estoy segura
de cómo me sienta con que el bosque me trague entera. El veredicto todavía es
positivo.
—Si vas a quedarte, deberás comprarte un coche mejor. —El coche de Imogen
francamente lo ofendía, y ella no estaba segura manejando ese cacharro.
Ella sonrió.
—Puede ser. No tenía la intención de quedarme aquí más de dieciocho meses.
Entonces eso significaba que se iría posiblemente después de Navidad, y a él no le
gustó la idea en absoluto. Mierda, acababan de empezar lo que fuera que estuvieran
haciendo. Deseaba seguir con esto y ver hasta dónde podían llegar.
—Charlotte es una ciudad muy bonita —dijo él, en vez de decir lo que realmente
quería, porque era puñeteramente pronto en su relación y se vería como un total
idiota si le dejaba saber que pensaba ya más allá de otra noche juntos. Que creía que
podían empezar a salir, en un sentido más formal.
—Sí, lo es —dijo ella simplemente. Él lo dejó pasar, sabiendo que diría algo
incorrecto si seguían con esa conversación.
Después de diez minutos de silencio, Imogen empezó a resollar y resoplar un poco
mientras avanzaban por el sendero, sus botas hacían crujir las ramitas y otros
escombros. Ty se sintió un poco culpable por la larga caminata, pero luego, sin
previo aviso, ella dejó de andar y se limitó a mirar a su alrededor. Se dio la vuelta en
un círculo completo, alzando la mirada al cielo, antes de cerrar los ojos y respirar
profundamente.
Cuando volvió a abrir los ojos, ella estaba sonriendo con asombro.
—Dios, Ty, esto es realmente hermoso, ¿verdad? Todo es tan verde y vivo, el cielo
es tan fresco y azul, los olores son inusuales y frescos. Incluso el aire se siente
diferente. Húmedo. Terroso. Gracias por sugerirlo.
Ella era hermosa. Era tierna y vivaz, inusual y fresca. Joder, si no se sentía un poco
tonto viéndola brillar con curiosidad y apreciación ante el mundo que la rodeaba.
—Es un placer compartirlo contigo —dijo—. Y si no estuviera llevando diez kilos
en mi espalda, te mostraría cuanto más agradable podría ser.

~138~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen se echó a reír, y el sonido hizo que las aves salieran en polvorosa del arce
rojo detrás de ella. La luz del sol que se filtraba entre las copas de los arboles bailaban
a través de su cara y sus ojos brillaban.
Ty no tenía palabras para describir cómo se veía ella, cómo se sentía él.
Y de repente el significado de la cita que había memorizado de Mucho ruido y pocas
nueces se hizo claro.
Así que le dijo:
—«El silencio es el mejor heraldo de la alegría».
La risa de Imogen murió y su mano se cerró en un puño sobre su pecho.
—¿Qué has dicho?
—«El silencio es el mejor heraldo de la alegría: Fuera bien poca mi felicidad si
pudiera decir cuánta es. Señora, soy tan vuestro como vos sois mía. ¡Me entrego por
completo a vos y desvarío por el cambio!»
Los ojos de Imogen se abrieron de par en par y ella emitió un sonido desde lo
hondo de su garganta.
—Eso... eso. Virgen santa. Tú… —Parecía como si él no fuera el único en tener
problemas en encontrar las palabras. Ty cerró la distancia entre ellos, tomó la nevera
de su mano y la puso en el suelo. Entonces la atrajo en sus brazos con más pasión que
delicadeza y tomó su boca bajo la suya.
—Ah, Dios mío —susurró ella—. Acto Dos, Escena Primera. Claudio describe su
alegría al estar con Hero.
—Definitivamente se adapta a la forma en que Ty se siente al estar con Emma Jean
en este momento —dijo Ty, encogiéndose de hombros para liberarse de su pesada
mochila de campamento dejándola caer al suelo. Al diablo con eso. Tarde o temprano
llegarían a su destino.
—He estado pensando en tus labios todo el fin de semana —le informó, besándola
una y otra vez, atrayéndola contra él con todas sus fuerzas.
La reacción de Imogen fue aferrarse a sus hombros y besarlo en respuesta,
hundiendo su lengua dentro de su boca para coquetear con la suya. Ellos
simplemente estaban dándose el lote, rápida y furiosamente, y Ty quería sentir más
de ella, todo de ella, quería sepultarse en su interior allí mismo en el sendero.
Le encantaba ese sonido, el momento en que su respiración cambiaba, cuando se
volvía desigual, caliente y desesperada, el sonido que le decía que él podía tomar y

~139~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

que ella se lo daría. Echando una mirada a las cercanías, Ty observó el árbol más
cercano con un tronco grande y amplio.
—Date la vuelta —le dijo con urgencia, haciendo estallar el botón de sus vaqueros
y desabrochándolos—. Camina hacia ese árbol.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó, pero lo hizo, secándose los labios húmedos y
girando sus caderas en una invitación seductora.
Ty la siguió, mierda, acechándola, y cuando ella alcanzó el árbol y comenzó a girar
de nuevo hacia él, con la boca abierta para preguntar, Ty sólo la tomó y la empujó
hacia atrás contra el tronco del árbol, su mano se deslizó dentro de sus vaqueros
desabrochados al mismo tiempo que volvía a reclamar sus labios. Él cerró los ojos en
un arrebato de lujuria, sintiendo el calor y la humedad de su boca, la forma en que
ella se sentía bajo sus dedos mientras se deslizaba en su interior. Su gimiente suspiro
pasó suavemente por su oído, y Ty comenzó a bajarle los vaqueros.
—¿Qué estás haciendo? No puedes estar hablando en serio —dijo, mientras alzaba
las manos sobre la cabeza y se apuntalaba contra la corteza. Todavía llevaba su
mochila y esto hacía que sus senos se arquearan hacia él, una tentación demasiado
grande para desaprovecharla.
Ty chupó el pezón a través de la camisa mientras terminaba de empujar sus
vaqueros y bragas hasta las rodillas.
—Guau, ¿vas en serio, verdad? —preguntó, sonando completamente
escandalizada, pero, tan cachonda.
Levantando la cabeza, Ty dijo:
—Sí, voy en serio. —Usó una mano para desabrochar sus propios pantalones y
soltar su erección y, la otra para acariciar el interior de sus suaves muslos.
—Ah, Ty, sí.
Sí estaba bien. Ella se sentía tan bien envolviendo sus dedos, que quiso su polla en
ese lugar.
—Abre tus piernas para mí.
Amaba a esa Imogen que no protestaba, objetaba o actuaba como si no lo deseara
tanto como él lo hacía. Ella simplemente separó las rodillas, hundió las uñas en sus
hombros y esperó a que la llenara.
Algo que él hizo.
Ambos gimieron su mutuo placer. Ty se detuvo durante una fracción de segundo,
para torturarse, entonces entró y salió de ella, con fuerza, rápidamente, palpitando

~140~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

por ella, en ella. Se sentía fuera de control, desesperado, consumido por la necesidad
de tomarla, hacerla gritar su nombre en el bosque.
Su ritmo era tan furioso que los sonidos de placer de Imogen eran cortos y
tranquilos jadeos, interrumpidos por un ocasional gemido extremo cuando ella cogía
aire suficiente. Esto era hermoso contra el silencio de los árboles.
Hasta que escucharon susurros y crujidos.
—¿Qué fue eso? —preguntó Imogen, abriendo al instante los ojos—. Virgen Santa,
¿es un oso?
Mierda. Mierda. Y mierda. Ty salió de Imogen, cerrando rápidamente la
cremallera de sus pantalones y retrocediendo lejos de ella.
—Peor. Es gente viniendo por el camino. —Ty metió su erección en sus vaqueros y
se estremeció—. Maldita sea, esto apesta.
—¿Gente? ¿Gente acercándose?
—Sí. —Podía oír sus voces ahora. Ty extendió la mano y la ayudó a alejarse del
tronco del árbol, donde ella se había congelado en la mitad de una maldición y le dio
un beso rápido—. Hora de irnos, nena.
Imogen comprobó su cremallera y soltó una risa nerviosa.
—Bien, esto es embarazoso. Y realmente decepcionante.
—Dímelo a mí. —Ty lanzó su mochila sobre su espalda e intentó no pensar en el
dolor insatisfecho de su zona sur. Caminando con cautela, miró los alrededores. Se
estaban olvidando de algo, pero entre el sexo y la repentina parada de su pre-
satisfacción, su cerebro estaba en blanco.
Limpiándose los labios, ella estiró el cuello para mirar por el camino.
—Ah, Dios, allí vienen. ¿Dónde está la nevera?
—La nevera. Cierto. —Eso era lo que se estaban olvidando. Ty la había dejado caer
en el borde del camino, justo antes de pegar a Imogen contra el tronco del árbol.
Imogen se inclinó para recogerla y su mochila se deslizó de su hombro, haciéndola
tropezar.
—¿Estás bien, nena? —Empezó a dirigirse hacia ella, pero Imogen se rio
tontamente.
Ella se enderezó y giró, sonriendo.
—No puedo creer que casi nos hayan pillado. —Ty sonrió en respuesta—. Casi es
lo importante. Pero ya están aquí, así que chitón.

~141~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Un hombre y una mujer de treinta y pico venían caminando con entusiasmo por el
sendero, algo que tranquilizó a Ty ya que si hubieran sido pillados no sería por una
manada de Boy Scouts o algo así. Se habría sentido terrible si un niño los hubiera
visto. Por supuesto, él no había pensado en esa posibilidad antes de quitarle los
pantalones a Imogen.
—Ey, ¿cómo les va? —dijo Ty, saludando cortésmente cuando se apartó para
dejarles pasar.
Ellos sonrieron y le saludaron. Entonces el hombre dio un doble respingo. Y Ty se
preparó.
—Oye, ¿tú no eres Ty McCordle? ¿El coche número sesenta?
Ty ensayó una sonrisa.
—Pues, sí, señor, lo soy. ¿Qué tal?
—Muy bien, muy bien, gracias. —Sacudió la cabeza y se ajustó la gorra de
béisbol—. Guau, qué coincidencia, que estés aquí y me tropiece contigo. Eres un
piloto fantástico. Te he seguido toda la temporada.
—Bien, gracias, lo aprecio. Espero terminar el año con fuerza, pero hay algunos
muy buenos coches y pilotos por ahí.
—Cierto, cierto. —El hombre giró hacia su compañera—. Mira esto, Lisa, es Ty
McCordle. ¿Lo puedes creer?
Lisa sacudió la cabeza sin mucha prisa. Parecía un poco atemorizada.
—¿Qué hace aquí? ¿Yendo de excursión y tomando un poco de descanso y
relajación? —preguntó el hombre.
—Sí. —Ty puso la mano en la parte baja de la espalda de Imogen y la frotó para
tranquilizarla, sabiendo que ella estaría pensando que si esta pareja hubiera
caminado un poco más rápido, su conversación podría ser muy diferente. Sin
embargo, esperaba que si lo hubieran atrapado con el culo al aire, nadie lo
reconociera. No habría imaginado que la mayoría de sus seguidores estaban
familiarizados con su trasero—. ¿Y vosotros?
—Sí. Mi esposa y yo nos hemos tomado un fin de semana largo. Fue nuestro
quinto aniversario este último fin de semana.
—Felicidades.
El hombre les sonrió.
—Gracias. ¿Es tu novia?

~142~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty luchó contra el impulso de suspirar. Amaba y apreciaba a sus seguidores;


realmente lo hacía. Hacían que el deporte fuera rentable y malditamente divertido.
Mantenían el nivel de energía en alto y lo espoleaban a hacer su mejor esfuerzo
semana tras semana. Pero había momentos en que un hombre quería un poco de paz
e intimidad, y este era uno de ellos.
—Ella es Imogen. —Esa fue una manera respetable de evitar la pregunta, porque
no tenía idea de cómo responder. No creía que fueran oficialmente novios, pero
deseaba serlo. Era algo de lo que no deseaba hablar con unos completos extraños en
el sendero—. Sólo nos quedaremos una noche por aquí. Tengo que regresar y
prepararme para Atlanta.
Eso distrajo con eficacia al hombre.
—Cierto, seguro, por supuesto. ¿Estás corriendo contra reloj, verdad?
—Jim, quizá deberíamos dejar que sigan su camino —dijo su esposa, dándole un
codazo.
—Cierto, por supuesto. —El hombre enrojeció—. Bien, fue bueno haberlos
conocido. Guau. Ty McCordle.
—Y también a vosotros. Ha sido un placer. —Ty le tendió la mano al hombre y se
la estrechó con fuerza.
—Feliz aniversario —les dijo Imogen.
Ellos sonrieron. La esposa se relajó un poco.
—Gracias. —Ella le lanzó una mirada maliciosa a Ty y luego de vuelta a Imogen—
. Disfruta de tu día y noche.
La mujer también podría haberle guiñado a Imogen. Ty casi se sintió avergonzado
cuando siguió a Imogen, quien sonrió y saludó con la mano, mientras seguían por el
sendero. La pareja le devolvió el saludo y siguieron en dirección contraria.
—¿Te pasa esto a menudo? —preguntó Imogen—. ¿Las personas te reconocen?
—A veces. —Había descubierto que no había orden ni concierto cuando esto
sucedía. Había sucedido en todo tipo de lugares diferentes, con todos los rangos de
edades posibles. Las carreras de coches atraían a un amplio público.
—Bien —dijo ella —. Teniendo cuenta que eres una conocida figura pública,
quizás debamos ejercer un poco de discreción en el futuro.
Ty adoró la forma en que ella mencionó en el futuro. Dándole a entender que
habría un futuro, con su muy remilgada, pero para él, provocativa voz.
Ty extendió la mano y le dio un cachete en el culo.

~143~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Quizás.
Imogen chilló y se estiró para intentar darle una bofetada en la mano.
—Ingrato. Intento cuidar tu imagen pública, pero si quieres deslustrarla, supongo
que no puedo detenerte.
Eso lo hizo reírse.
—No, no me puedes detener. Y la única cosa que voy a deslustrar es tu castidad.
Ella le lanzó sobre el hombro una sensual mirada de ojos oscurecidos
—Creo que ya lo has hecho.
—¿Ah, sí? Dime cómo. —Ty quería escucharlo de sus labios, quería escuchar una
descripción de todas las cosas que le había hecho.
Pero ella sólo sonrió y dijo:
—No hablaré hasta que estemos en nuestro campamento y sin peligro en una
tienda, donde nadie nos pueda ver u oír.
Entonces sólo tendría que caminar más rápido.
—Muy justo —le dijo—. Porque planeo seguir desde donde me quedé.
—Cuento con ello —dijo Imogen.
Maldita sea. Ella para comérsela como de costumbre, y él no podía esperar a
meterla en su saco de dormir.

~144~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 12

Imogen se sentó con cautela sobre una roca y observó a Ty moverse por el
campamento, inspeccionando la plataforma de la tienda, acarreando leña para el
círculo de la fogata y desempaquetando provisiones. Sus pies la estaban matando,
haciéndole desear con desesperación sacarse las botas y frotárselos, pero sabía que
eso haría que Ty se sintiera responsable de su pésima elección de calzado y no quería
que él se sintiera culpable. Era culpa suya, no la de él, estar inadecuadamente
preparada para una aventura al aire libre.
Sin embargo, aparte de los pies y de casi ser atrapada, literalmente, con los
pantalones abajo por completos extraños, hasta ahora todo iba bien. El parque era
hermoso, y había estado en las nubes contemplando la serenidad de la naturaleza y
la inmensidad del cielo. Y luego, en medio de ese agradable e inesperado momento
de descubrimiento de la majestuosidad de los bosques, Ty le había soltado a
Shakespeare.
Esto la había aturdido, cautivado y excitado. En ese momento, con las palabras de
Claudio para Hero fluyendo de los labios de Ty, Imogen supo que su corazón estaba
en peligro. Ty había estado pensativo, interesado en su carrera, en los gustos de ella,
en sus opiniones. No se encontraba remotamente nervioso, pretencioso o engreído.
Cuando ese hombre habló con él en el camino, había sido humilde y casi parecía
avergonzado por ser abordado. Ty citando esa línea de Shakespeare había sido
extremadamente romántico, aunque al mismo tiempo, no había nada efusivo o
melodramático o quejica en él, tal como en ocasiones los hombres muy románticos
podían ser. Ty era todo un hombre, como se evidenciaba por lo que había seguido a
esa cita. La había empujado contra el tronco de un árbol y le había mostrado
exactamente cuánto la deseaba.
Apretando las rodillas, Imogen tragó con fuerza admirando el culo de Ty cuando
él se inclinó para agarrar el saco de dormir de su gigantesca mochila. Si se inclinara a
escribir poesía, podría escribir un soneto sobre la belleza de su trasero en vaqueros.
No muchas cosas en su vida habían provocado una respuesta tan táctil en ella.
Siempre quería tocarle el trasero cuando iba delante de ella. Siempre. Joder,

~145~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

cualesquiera fuera la distancia de contacto, deseaba romperla, sin intenciones


subyacentes.
Quizá aún no había bebido suficiente café, dada la naturaleza salvaje y ridícula de
sus pensamientos. Tenían que ser casi las 10 de la mañana y una taza estaba muy por
debajo de su promedio diario para esa hora. Por lo general despertaba alrededor de
las ocho y, dos horas después, estaba en su tercera o cuarta taza. La falta de cafeína y
la naturaleza árdua de la caminata claramente la tenían grogui, porque estaba
cantando alabanzas sobre el trasero del hombre y no sentía la menor preocupación
por las incomodidades físicas que acampar le depararía. Ya había visto a Ty echar
una araña de la tienda y ni siquiera había hecho una mueca de asco. Todo en lo que
podía pensar era en qué diferencia había entre animales, insectos, el frío y la falta de
una cómoda cama ¿cuándo pasaba el tiempo… un divertido tiempo desnuda, con
Ty?
Parecía que sentirse de esa forma sólo podía indicar que ella estaba más implicada
emocionalmente con Ty de lo que le gustaría admitir. Incluso podía ser que estuviera
potencialmente enamorándose de él, algo que era muy alarmante. Sin embargo,
nunca había estado enamorada antes, estaba segura de eso, así que ¿cómo podía
saber si estaba remotamente cerca de sentir esa exaltada emoción por Ty?
Lo que sí sabía era que estaba sentaba sobre una roca, una roca dura y sucia, en
medio de la nada, con mosquitos revoloteando alrededor de su cara, con los pies
doloridos, y aunque sólo observaba a Ty, lo único que quería hacer era suspirar con
desorbitados ojos soñadores.
—¿Cómo pudiste recordar esa cita de Mucho ruido y pocas nueces? —le preguntó.
Ty miró en su dirección y movió la cabeza antes de regresar a la tarea de hacer una
especie de escultura con la madera en el hoyo de la fogata.
—Tengo buena memoria.
—Evidentemente. ¿Pero qué te hizo pensar en ella? —No debería preguntar, no
debería arruinar un buen momento indagando el porqué del asunto. Debería
disfrutar del hecho de que se lo había dicho y dejar de buscar siempre respuestas y
explicaciones. Así que rápidamente añadió—: No importa. Debes creer que parezco
una niña de preescolar, siempre preguntando por qué.
Volviéndose a ponerse de pie, Ty la miró, su expresión era indescifrable.
—¿Por qué no deberías preguntar los por qué? Si eres curiosa, no hay nada de
malo en preguntar. Y te diré por qué pensé en ella… al observarte en el camino, en
medio de la quietud del bosque, estaba agradecido por estar contigo. —Se encogió de
hombros—. Eso es todo. Y las palabras de Shakespeare son mejores que las mías.

~146~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Allí estaba otra vez, esa sensación de mariposas revoloteando en su pecho y la


urgente necesidad de dejar escapar un enorme suspiro de dolorosa alegría. Imogen
nunca había experimentado este nivel de obsesión desde la escuela secundaria, y era
extraño, maravilloso e ilógico. Pero al haber pasado los últimos días entrevistando a
más de seis mujeres de pilotos, Imogen había visto definitivamente un patrón: nada
sobre el amor era lógico. Simple y llanamente.
No es que estuviera enamorada de Ty.
Esto era ridículo. Pero estaba en serio peligro de estarlo.
—Creo que todas las palabras dichas con sinceridad son de valor. —Imogen se
recostó en la roca y dejó que el sol cayera sobre su rostro mientras que sus ojos se
cerraban poco a poco—. Gracias por traerme aquí.
—El placer es verdaderamente mío. —Ty dio la vuelta, sus botas hicieron crujir las
ramitas y hojas—. Y quizá debas aplazar las gracias hasta mañana por la mañana.
Después de un día completo podrías cambiar de opinión.
—¿Qué vamos a hacer? —Esperaba que implicara el saco de dormir en el interior
de la tienda y a Ty haciéndole cosas deliciosas con la boca.
—Ahora mismo vamos a pescar.
—Ah. —Esto no tenía todo el encanto del sexo, pero podía vivir con ello. Imogen
abrió los ojos y recorrió con la mirada los alrededor. Sólo había árboles y más
árboles—. No veo agua.
—Tenemos que caminar hasta ella.
—Vale. Por supuesto.
—Y lleva tu traje de baño debajo de la ropa para que después podamos ir a nadar.
Nadar sonaba mucho más atrayente que pescar, de lejos
—De acuerdo. ¿Dónde puedo cambiarme?
Ty sonrió ufanamente.
—No hay ninguna cabaña aquí, nena. Puedes cambiarte justo donde estás, o
puedes entrar en la tienda.
Imogen sintió que sus mejillas se calentaban ante la mera idea de desnudarse allí
donde estaba y poniéndose su bañador sabiendo quien estaría posando los ojos sobre
ella.
—No me cambiare aquí fuera, probablemente haya animales acechándonos.
Posando las manos en sus caderas, enarcó las cejas.

~147~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Y qué narices importa?


La mera idea la hizo cruzar los brazos sobre sus pechos.
—¡Estaría desnuda! ¿Y si hay un oso, un ciervo o algo observándome?
Realmente sonaba irracional cuando lo expresaba así, pero nunca se había
cambiado fuera en toda su vida y el concepto era extraño y desconcertante.
—Me cambiaré en la tienda —le señaló, levantándose—. Y puede que acabe
saliendo llevando un vestido de fiesta de graduación, sabelotodo.
Ty comenzó a reírse.
—¿Crees que el oso va a grabarte en vídeo y subirlo a Internet? Son animales, no
saben la diferencia entre que estés desnuda o llevando un vestido de fiesta de
graduación.
Él se rio más fuerte.
—Me encantaría verlo.
—No, no te gustaría —le aseguró ella, alcanzando su mochila—. Era desgarbada y
torpe en la escuela secundaria y mi vestido era de un horrible azul pastel que mi
madre eligió. No favorecía mi tono de piel y me veía como si hubiera tenido gripe
durante un mes. Mi cita fue conmigo bajo presión de su mejor amigo, que iba con mi
mejor amiga, y me ignoró toda la noche hasta que se emborrachó e intentó
manosearme. Le di un empujón y él vomitó en el taxi.
—Guau. Suena como una pasada.
—No tanto. —Imogen se dirigió hacia la tienda—. ¿Cómo fue tu fiesta de
promoción?
—En realidad, fue un buen momento. Llevé a esta chica Mindy. Dulce y mona. Y
según los cotilleos de los vestuarios, una cosa segura.
Imogen hizo una pausa en su camino a la tienda y le devolvió la mirada desde su
posición encorvada.
—¿Lo era?
Ty le guiñó un ojo.
—Ah, sí. ¿Por qué crees que tuve un buen momento?
Ella le puso los ojos en blanco.
—Los tíos dedican tanto tiempo y energía a la búsqueda de sexo que es una
maravilla que hagan algo.

~148~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Explica de qué forma las muchachas son diferentes? —Ty se sentó en la roca y
se sacó las botas—. ¿Cuántas veces has pensado en el sexo hoy?
—Casi nada —dijo Imogen. Ty se había quitado los calcetines y se estaba quitando
los vaqueros, quedándose en camiseta y bóxer. Era evidente que la idea de un oso
viéndolo en cueros no era una preocupación para él—. Bueno, eso no es exacto —
admitió, porque nunca podía mentir—. Me he preocupado por el sexo, más o menos,
desde el momento que desperté.
Él sonrió.
—Me gusta que seas honesta al respecto. —Entonces se quitó la camiseta, sus
bóxer y se quedó de pie allí en el claro cien por cien desnudo. La boca de Imogen se
hizo agua y tuvo un repentino flashback de sentirlo en su interior en el sendero, su
mochila contra el tronco del árbol, sus vaqueros parcialmente bajados, penetrándola
con urgencia. Ella tragó con fuerza mientras que sus ojos recorrían su musculoso y
duro cuerpo.
Ty se puso el traje de baño y dijo:
—¿Qué estás esperando, Emma Jean? Nos estamos quemando aquí.
La mirada de su cara le dijo que claramente sabía lo que ella había estado
haciendo y él estaba disfrutando.
—No entres en la tienda —le advirtió—. Si lo haces, nunca iremos a pescar.
Una ardilla había saltado sobre la roca próxima a la de Ty y él se giró hacia la
peluda criatura diciendo:
—¿Ella realmente cree que me importa tanto la pesca?
—Será mejor que sí. ¿Si no por qué lo soportaría?
—Me ha pillado —le dijo Ty a la ardilla.
El animal dejó caer su nuez y se escapó, e Imogen se retiró al interior de la mohosa
y húmeda tienda para cambiarse e intentar conseguir un poco de entusiasmo para
dejar caer un sedal en el agua y esperar que un pez picara. La sola idea hizo que su
labio se curvara.
Tal vez debería haber atraído a Ty a la tienda después de todo.

* *
Imogen se sentaba junto a Ty en el asiento del bote de remos, siguiendo
diligentemente sus instrucciones mientras le enseñaba cómo lanzar el sedal y cómo

~149~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

enrollarlo. A Ty le gustaba esto aunque era evidente que ella no se sentía cómoda al
estar en el bote o en lanzar el sedal, quería intentarlo.
Había estado mordiéndose el labio laboriosamente mientras practicaba con su
caña.
—Mecachis —dijo cuándo su sedal no llegó más lejos que el suelo del bote,
enganchándose en el caucho de su bota.
—Lo estás pillando —le dijo, soltando el anzuelo para que ella no pudiera
intentarlo por sí misma y lograra atravesarse el dedo con el afilado extremo—.
Inténtalo otra vez.
Lo hizo, y esta vez su sedal voló y cayó suavemente en el agua.
—Bien.
—Lo hice. —Sonrió—. Bien, ¿se aprende algo nuevo cada día, verdad?
—Eso se espera —le contestó—. Y aunque lo hagas, ya sabes lo que dicen… cada
día sobre la tierra es uno bueno.
Imogen lanzó una carcajada sorprendida.
—Eso es bastante macabro, aunque lleve a casa en un momento crucial.
Sea lo que fuera lo que ella acabara de decir. Ty le sonrió, fascinado como siempre
con los patrones de discurso de Imogen. Había algo malditamente adorable en ellos
cuando se metía en su modo pensador.
—Enrolla el sedal. Ahora necesitas un gusano en él para que funcione.
—Ah, ¿supongo que no tenía un gusano, ¿verdad? Quizás si hubiera puesto uno
antes de lanzar ese arco perfecto, podría haber atrapado siete peces a estas alturas.
—No lo creo. —Y se sintió aún más feliz porque comenzaba a reconocer que
cuando Imogen se divertía, se volvía frívola—. Pero es posible, y asumo toda la
responsabilidad de esa oportunidad perdida.
Imogen enrolló su sedal y Ty abrió la tapa del contenedor de Styrofoam con los
cebos y se los ofreció.
—Escoge tu gusano.
La mayoría de mujeres con las que se había citado en el pasado habrían chillado,
protestado e insistido que lo hiciera por ellas. Consciente de que estaba probando a
Imogen, esperó su respuesta.
—¿Sólo tengo que agarrar el que quiera?
—Sí. Te mostraré cómo ponerlo en el anzuelo.

~150~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—De acuerdo. —Imogen frunció el ceño con concentración—. Éste se ve


apropiadamente rechoncho y atractivo para… ¿Qué clase de peces hay en este lago?
Ty sintió las comisuras de su boca aparecer. Hasta ahora, estaba pasando la
prueba.
—Uh... robaleta, pez sol, perca amarilla y un par de variedades de lubina.
—¿Robaleta? No quiero atrapar uno de esos. —Imogen puso sus dedos en el
contenedor y cautelosamente sacó un gusano—. Este es un gusano que atrapara una
lubina, estoy segura.
—Absolutamente. Lo lleva escrito por todas partes. —Ty sacó un gusano para él y
le mostró a Imogen cómo ponerlo sobre el anzuelo—. ¿Ves? Así. Sólo ten cuidado con
los dedos.
—Creía que los cebos para peces se habían vuelto más sofisticado en estos días.
—Para los que nos gusta el placer de pescar. No necesitamos nada especial.
—Es genial que puedas alquilar un bote, conseguir la licencia de pesca y todos los
pertrechos aquí mismo en el lago. —Ensartó su gusano en el anzuelo—. Ya está.
Estoy lista para pescar.
—Entonces vuelve a lanzar tu sedal.
Imogen contemplaba el gusano.
—Así que… ¿el gusano muere cuando engancho el anzuelo en él? Porque parece
que todavía se está moviendo.
—No. Los gusanos pueden sobrevivir a que cortes partes de su cuerpo.
—Es impresionante. —Levantó su caña—. ¿Pero entonces el gusano se ahoga? ¿O
todavía está vivo cuando el pescado se lo come?
—No tengo idea cuánto tarda un gusano en ahogarse.
—Quizás debería matar al mío ahora, así no prolongaría su agonía.
Propio de Imogen ponderar las consecuencias de pescar para el gusano. No
parecía particularmente trastornada o perturbada, sólo estaba analizando las cosas
con claridad.
—Si te parece apropiado, adelante. Yo lanzaré el mío, porque sospecho que al
pescado le gusta que se muevan, un gusano vivo es mejor que uno muerto.
—¿Ah sí? ¿Tienen gustos exigentes?
—Creo que un gusano retorciéndose llama su atención más que uno muerto.
Podrían creer que son escombros que flotan en el agua si no se retorcieran.

~151~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Ah. Eso es un punto válido. —Imogen levantó su caña y le habló a su gusano—.


Lo siento, pero intento recordar que eres una parte del círculo alimenticio. —Echó su
sedal—. Hablando de eso, tengo hambre. Debería haber traído algunos bocadillos.
—Lo hice. —Ty metió la mano en su mochila más pequeña y portátil—. Agua,
pretzels y barritas granola. Y si eres amable conmigo, compartiré.
Ella se subió las gafas por la nariz y utilizó esos ojazos sobre él.
—Prometiste que cuidarías de mí en esta aventura de acampar.
Tocado. Esa fue directa a la yugular.
—Está bien. Aquí tienes un poco de agua. —Se la metió entre sus piernas—. ¿Y
qué quieres pretzels o una barrita de granola?
—Ambos.
Por supuesto, ella quería ambos. Ty sacó un gel antibacteriano y lanzó un chorro
en su mano.
—Extiende las manos.
—No puedo. Estoy agarrando la caña.
—Bien, entonces una de ellas.
Ella lo hizo, cautelosamente, y él puso el gel en su mano. Colocando la caña entre
sus piernas con el agua, Imogen intento frotar cuidadosamente las manos.
—Si dejo caer la caña, atrápala —le ordenó.
—Por supuesto. —Ty la observó, intentando no sonreír abiertamente. Ella hacía
todo con tanta cautela, con mucha precisión. Cuando extendió su palma, él dejó caer
tres pretzels y ella se los metió en la boca.
—Guau, hace calor aquí en el lago —dijo mientras terminaba de masticar,
secándose la frente con el dorso de la mano.
—Bébete el agua.
—No quiero.
—¿Por qué no? —Ty bebió un poco de la suya sólo para tener un punto.
—¿Y si tengo que ir al baño? Estamos en un bote de remos en medio del lago.
—Entra en el agua.
Ella le lanzó una mirada de horror.
—No soy un hombre.

~152~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Ya lo noté.
—Por lo tanto, no puedo apuntar y sólo orinar en el lago.
—Ajá, pero pronto vamos a ir nadar, así que ve entonces.
—¿En mi bañador? —Arrugó la nariz de asco—. No, gracias.
—Entonces quítate el bañador y báñate en cueros. Me gustará.
—Estamos en un lugar público. Nos atraparan y nos detendrán.
Ella tenía una respuesta para todo.
—¿Entonces sólo vas a deshidratarte?
—Ese es un problema —admitió—. Tengo mucha sed. Y calor.
No hubo cuestionamiento a eso.
—Vamos, sostendré tu caña. Toma un sorbo de agua antes que se caliente. Un
sorbo no te hará ir al baño. Quítate los vaqueros te refrescará, también, y de todos
modos pronto nos apetecerá ir a nadar. Sólo ten cuidado con moverte en el banquillo.
No querrás volcarnos.
—Sin presión ni nada —dijo, entregándole su caña. Después de beber a sorbos su
agua y entregársela, abrió los vaqueros y comenzó delicadamente a sacárselos.
Ty observaba descaradamente. Su cola de caballo cayó alrededor y sus gafas se
deslizaron por su nariz mientras intentaba deshacerse de los pantalones con tan poco
movimiento como le era posible. Después de un par de minutos precarios, los tenía
en un montón en el fondo del bote y volvía a ponerse las sandalias en los pies.
Imogen usaba un bikini negro cuya parte inferior tenía lazos a cada lado, y Ty
apreció la bonita visión de sus largas y pálidas piernas.
—¿Mejor? —preguntó.
—Mucho. —Ella recuperó su caña—. Gracias.
Se sentaron en sociable silencio durante unos minutos, el sol calentaba sus brazos,
un soñoliento y agradable letargo lo embargaba. Ahora, esto era la forma de pasar su
día libre, en el lago con una mujer cuya compañía realmente disfrutaba.
Imogen se irguió de repente.
—¡Ah, algo está pasando! —Tenía una mirada en su cara y sostuvo su caña como
si de repente hubiera cobrado vida.
—Mantente firme —dijo Ty, inclinándose y mirando hacia el agua. Pudo ver las
ondas de movimiento desde donde su sedal se encontraba.

~153~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Bien, sólo comienza a enrollar, lenta y constante.


—¿Sólo giro este pequeño mango?
—Sí.
—De acuerdo. —Imogen respiró hondo y comenzó a enrollar su sedal.
Ty extendió una mano para sentir el sedal. Estaba tensa y definitivamente había
algo en él.
—¿Qué haces? —preguntó ella, haciendo una pausa.
—Sólo comprobando. Sigue adelante.
Ella lo hizo, mordiéndose el labio y extendiendo los pies para afianzarse. Ty sólo
se sentó y la observó, disfrutando de la concentración en su cara, apreciando la
belleza de su rostro de perfil. Él giró hacia el agua justo en el momento en que una
lubina rayada emergió, colgando y forcejeando en su sedal.
—¡Bien! —le dijo él, tirando del sedal hacia adelante de modo que el pez cayera en
el fondo del bote—. Atrapaste una lubina, nena.
—¿Sí? —Imogen contempló el pez saltarín y luego sonrió—. Bien, por supuesto
que sí.
Ty se rio.
—Exactamente. —Liberó al pez del anzuelo y lo dejó caer en la pequeña nevera
que había traído con ellos—. Muy impresionante.
Imogen le sonrió.
—Atrapé un pez. Guau. No puedo esperar a decírselo a mi madre. Nunca me
creerá.
—¿Cómo es tu madre?
—Se parece a mí, en realidad. Lógica, aburrida. Es propietaria de una galería de
arte.
De alguna manera eso no lo sorprendió. Él sabía que el mundo de las galerías de
arte, comercio y la alta cocina era propio de Imogen, pero a veces tenía dificultades
en asimilarlo. Si bien ella tenía el brillo de la gran ciudad, también tenía una
curiosidad provinciana.
—Nena, no hay nada aburrido en ti. —Quería decir justamente eso. Ella lo
entretenía cada segundo que pasaba con él.
—Gracias. —Le regaló una sonrisa avergonzada—. ¿Así que seguimos pescando?
¿Hay un objetivo en mente del número de peces que queremos?

~154~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Su objetivo simplemente había sido relajarse e introducir a Imogen en algo de lo


que disfrutaba, nada más.
—¡No! De hecho, creo que deberíamos saltar e ir a nadar. No he traído esas
cámaras de aire con nosotros para dejarlas olvidadas. —Ty se sacó la camiseta—.
¿Alguna vez has hecho tubing?
—Ni siquiera sé lo que es, así que no creo que lo haya hecho.
—No sé —dijo Ty con una sonrisa—. A veces haces cosas sin saber que tienen un
nombre, y luego averiguas que eso qué te dio tanta diversión y placer realmente se
llama de alguna manera.
Ella le lanzó una mirada suspicaz.
—¿Otra vez estás hablando de sexo, verdad?
Ty se tocó el pecho.
—¿He mencionado el sexo? Creo que tienes una mente sucia, chica.
—Probablemente —dijo—. Porque ahora mismo desearía estar de vuelta en la
tienda en vez de en este bote tambaleante.
Eso le hizo reír ufanamente y con fuerza, al mismo tiempo.
—No te preocupes, podemos hacer que funcione. —Arrojó los dos neumáticos
que había traído en el lago y echó una mirada a los alrededores. No habían visto a
nadie durante toda la hora que habían estado en el agua, algo que estaba bien—.
Ahora sólo nos queda saltar.
Ty se puso de pie y se zambulló en el agua, escuchando a Imogen chillar detrás de
él cuando el bote se meció. Él cayó en el agua en un arco y volvió a subir para ver a
Imogen aferrándose a los lados del bote de remos.
—Ven, el agua está buena.
—Es octubre, sabes. ¿No está fría el agua?
—No. Hace más de veintiséis grados, el sol brilla. Si fuera primavera, podría estar
fría, pero el agua mantiene su temperatura en el otoño. —Estaba algo fresca, pero no
iba a admitirlo. Ty nadó hacia una cámara de aire y se subió. Repantigándose en ella
y se relajó—. No sabes lo que te estás perdiendo.
—¿Eso es tubing? ¿Estar tumbado en un donut de goma negra?
—Bien, supongo que tubing técnicamente es el acto de deslizarte en un rio en una
cámara de aire, pero aquí tenemos un lago, no un río.

~155~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty hundió las manos en el agua y salpicó con los dedos en dirección de Imogen.
Le dio en el brazo y ella lo observó como si esto fuera ácido.
—Ey. Ten cuidado. —Y el volvió a hacerlo.
Ella estaba luchando contra el impulso de reírse, pudo decir Ty. Pero ella no dijo
nada, simplemente se quitó las gafas con cuidado y las guardó en el bolsillo de sus
vaqueros. Se quitó la camiseta, dejando al descubierto un montón de Imogen en un
diminuto bikini negro. No estaba seguro de por qué, pero no la habría tomado como
una chica de bikinis, pero allí estaban y se sentía completamente agradecido. Ella se
levantó con cautela, la espalda encorvada, era evidente que ni siquiera era consciente
del poder que podía ejercer sobre él posando en ese bikini.
En cambio, se pellizcó la nariz con los dedos, algo que él encontró absolutamente
adorable. Entonces saltó, primero los pies, hundiéndose de la forma más patosa que
Ty hubiera visto jamás, cubriéndolo de agua de la cabeza a los pies con su enorme
chapoteo.
Él sacudió la cabeza tal como haría un perro para deshacerse del agua en el pelo y
pestañas cuando ella emergió tosiendo y temblando.
—¡Virgen santísima, está helada! Eres un gran mentiroso. —Imogen chapoteó en el
agua y se secó los ojos.
—¿Te salpiqué?
—Uh, sí. Estoy empapado.
—Bien. —sonrió abiertamente—. Te lo mereces. —Nadó hacia el segundo
neumático e intentó subirse torpemente a él, sus dos intentos fallidos pusieron su
culo contoneante a medio metro de distancia de la cara de Ty.
—¿Necesitas algo de ayuda? —Ty contempló su culo mojado cubierto por el
bikini, pero se imaginó que esto enviaría a Imogen de cara al agua, no es que fuera
una atleta nata exactamente.
—Lo tengo —dijo sin aliento, deslizándose de regreso en el agua y tasando al
flotador desde todos los ángulos con la cabeza ladeada.
—Entra por el medio —sugirió—. Entonces sólo impúlsate hacia arriba.
Ella lo levantó sobre su cabeza, puso los brazos a ambos lados e intentó
impulsarse. De inmediato se hundió de vuelta en el agua.
—¡Eh! —se lamentó—. Supongo que necesito más fuerza en los brazos.
—Ven acá. —Ty la tiró de su flotador, atrayéndola hacia él. Se inclinó—. Pon tus
brazos hacia atrás. —Ella lo hizo, y él la agarró por la cintura y la alzó. —Sube las

~156~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

piernas —ordenó, pero ella sobrepasó la línea y los envió a los dos de regreso al
agua.
—¡Ay!, lo siento —dijo ella, escurriendo el agua de su coleta y dedicándole una
mirada avergonzada.
—No te preocupes al menos que lo hayas hecho a propósito. Entonces tendría que
castigarte.
—No lo hice. —Algo que él sabía, pero le divirtió verla sacudir la cabeza con
vehemencia—. Sólo soy torpe.
Ty saltó de regreso en su neumático y dijo:
—Intentémoslo otra vez. Acércate para que pueda alzarte por los brazos.
Imogen le dio un manotazo al agua delante de él, pero no obedeció.
—No estoy segura que deba acercarme más. ¿Vas a castigarme?
Por la forma en que lo dijo (su voz impaciente y ronca cambió de inmediato de
juguetona a sensual), hizo que Ty rechinara los dientes para evitar gemir en voz alta.
—¿Necesitas ser castigada? ¿Has sido mala? ¿Me tiraste al agua a propósito?
Ella negó con la cabeza rápidamente, pero no contestó. Tenía la boca abierta, los
ojos abiertos de par en par, su dedo recorría su labio inferior de una forma que le dijo
a Ty que ella no estaba bromeando cuando le había dicho que prefería estar en la
tienda. Lamentaba que los hubieran interrumpido en el camino y lo buscaba para
terminar el trabajo. Maldición, eso lo encendió, le puso caliente, duro y exigente.
—Yo lo juzgaré —dijo—. Ahora ven aquí y levanta los brazos antes que tenga que
ir por ti.
No hubo más protestas. Nadó hacia él y levantó los brazos en el aire, su pecho
subía y caía rápidamente, sus pezones eran cuentas apretadas contra la parte
superior de su bikini, carne de gallina en su pecho y brazos, si era de frío o
excitación, Ty no estaba seguro. Ella parpadeó hacia él, deseándolo, deseando ir tras
él, deseando su cuerpo en el suyo de la misma forma en que él quería tomarla con su
polla, y embestir en ella una y otra vez.
Ty extendió la mano y alzó a Imogen, levantándola en el flotador con él,
manteniendo el equilibrio con dificultad, pero logrando colocarla encima de él. Era
lamentable que su culo estuviera en el agua y no pudiera sentirla presionarse contra
su erección, pero esto sería suficiente por ahora.
—Vamos a caer —susurró, bajando los ojos, sus uñas se clavaron en su carne
mientras se aferraba a sus brazos, su boca a un suspiro de la suya.

~157~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Y? —preguntó—. Ya nos hemos caído. Y esto vale el riesgo de un segundo


chapuzón.
—¿Ah, sí?
—Sí. —Y Ty la besó, cerrando los ojos mientras el dulce sabor de sus labios se
apoderaba de él. Podría besarla eternamente, decidió, sólo presionando sus labios
contra los suyos una y otra vez, permitiendo que sus bocas se unieran. Ella le hacía
sentir cosas como ninguna otra mujer, lo hacía sentirse caliente, posesivo, sensible y
eufórico. Nunca había pensado en sí mismo como un hombre romántico, pero con
Imogen quería serlo. Deseaba que las palabras le describieran cuán bien se sentía
cuando estaba con él.
Este era un lugar de absoluta felicidad para él, repantigándose en el agua con
Imogen en sus brazos, sin preocuparse por la copa de Chase, únicamente sintiendo
gratitud por su vida, por lo que tenía, y donde se encontraba.
—Mmmm —dijo ella cuando se separaron. Ella se relajó contra él, su cabeza contra
su pecho mientras flotaban en el agua.
Ty pensaba descubrir una forma de darle sexo oral a Imogen, pero decidió que él
se ahogaría en el proceso o los lanzaría a los dos al agua. Así que en cambio, movió la
mano entre sus piernas y acarició el frente de su bikini.
—Detente —murmuró ella.
—¿Por qué? —Ty usó la yema de su pulgar para rodear su clítoris.
—Porque me estás encendiendo.
—¿Y eso es algo malo?
—Lo es cuando no puedes hacer nada al respecto.
—¿Quién dice que no puedo hacer nada al respecto? —Ty maniobró sus dedos
dentro de la húmeda braga y los deslizó a lo largo de su carne caliente.
—Ahhhh —fue su respuesta, algo que tomó como una señal positiva para
proseguir.
Encontrando un ritmo lento y fácil, entró y salió de ella, sintiendo su cuerpo
responder con una ráfaga de humedad. Esta era una posición algo incómoda para él,
pero no le importó cuando escuchó su acelerada respiración y sintió la tensión de sus
caderas.
—Ah —dijo, su aliento haciendo cosquillas en su mejilla—. Ah, esto es muy
agradable.

~158~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Sí? —Ty jugó con su clítoris antes de regresar a su interior. Enganchando su


dedo, acarició profundamente a lo largo de la pared interior y su recompensa fue el
temblor que se apoderó de todo el cuerpo femenino.
—¡Ah! —volvió a decir, sólo que en esta ocasión con conmoción, excitación,
ardiente y húmedo placer—. Agradable no... —Inhaló ella cuando él repitió la
acción—. . . no lo abarca. Ah, Dios, ah Dios… —Parecía que de nuevo él había
encontrado su punto G, un descubrimiento feliz y caliente. Ty palpitaba con deseo
cuando volvió a acariciarla y experimento el placer punzante de sentir y verla
correrse, gritando con fuerza y frenesí, sus músculos internos convulsionando
alrededor de su dedo. Él la sostuvo hasta que ella se calmó, jadeando en su oído.
Entonces, lentamente, se deslizó fuera de ella y arrastró la mano a su costado.
—¿Estás bien?
Ella asintió con la cabeza, parpadeando hacia él.
—Eso fue… —Su voz era rasposa cuando se interrumpió.
—¿Súper? —sugirió él con una sonrisa.
—Sí.
—Bien. —Ty movió sus piernas y se separó de ella—. Porque volvemos al
campamento ahora. Tenemos una cita con un saco de dormir.
—Súper —dijo ella, tumbándose a través de la cámara de aire como una gatita
perezosa al sol. Ty se rio y entró en el agua, dando la bienvenida a la fría inmersión.

~159~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 13

Imogen habría esperado que Ty la llevara de vuelta al campamento y la lanzara a


toda prisa al saco de dormir. Algo a lo que no se habría opuesto en lo más mínimo.
Pero él fue lo suficientemente amable para sugerir que se cambiara el traje de baño
mojado y almorzara. Ty también señaló las instalaciones de baño, tal como estaban.
Después de unos precarios minutos en el retrete, salió para encontrar que Ty había
extendido un almuerzo de bocadillos, fruta y galletas en la mesa de picnic.
—Vaya, ¿mira que apañado? —Imogen se sentó en el banco y cogió una uva.
—Ten en cuenta que no hay colorante rojo. No quiero que tengas una reacción
alérgica en nuestro viaje. Eso interferiría seriamente con mis planes. —Levantó las
cejas arriba y abajo—. Y mi madre me enseñó a cuidar de mí mismo. Siempre decía
que estaba criando a futuros maridos, no chicos.
Conmovida porque hubiera recordado una alergia que sólo había mencionado una
vez, cuando él había estado comiendo dulces en casa de Tamara, Imogen dijo:
—Gracias, eso fue dulce. Y debo agradecérselo a tu madre también. —
Inmediatamente se dio cuenta de que podría ser malinterpretado y trató de
explicarse—. Quiero decir, debería darle las gracias por asegurarse de que fueras
capaz de preparar comidas decentes, ya que ahora he sido la destinataria de ellas dos
veces. No estaba en absoluto haciendo ninguna referencia a tu potencial como
marido. —Imogen mordió la uva y se dijo que se callara.
Ty parecía más divertido que incómodo.
—Eso pensé, pero gracias por la aclaración. Y ya dejaste claro lo que piensas de mi
potencial como esposo cuando preguntaste a Nikki por qué demonios querría ella
casarse conmigo.
Ella sabía que estaba tomándole el pelo, pero aún así no podía dejar de
defenderse.

~160~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Te lo expliqué. La chica estaba usando el conjunto totalmente equivocado de


criterios para elegir cónyuge y, francamente, llegar a la conclusión de que el
matrimonio era lo que quería en este momento de su vida.
—Estoy de acuerdo. Pero ¿cuál es el conjunto adecuado de criterios, Emma Jean?
—Ty mordió un sándwich de pavo mientras se sentaba en el banco frente a ella—.
¿Cómo sabes cuándo es el momento adecuado?
—La opinión general es que simplemente lo sabes.
—Pensaba que lo sabía y me equivoqué. —Se encogió de hombros—. ¿Tiene
importancia a largo plazo? No, supongo que no. No se hizo ningún daño. Y es
curioso, ahora que puedo en retrospectiva, veo que era más un amor adolescente por
mi parte, que un amor verdadero y profundo.
—¿Cuál es la diferencia y cómo lo sabes? —Eso molestó a Imogen, el gran
desconocido, la pregunta si alguna vez habría un compañero de vida para ella. Podía
vivir feliz sola, lo sabía, pero todo el mundo ansiaba a algún nivel fundamental ese
tipo de pasión y devoción. La seguridad que venía de saber que eras amado
verdadera y completamente. Pero, ¿cómo lo sabría cuando lo tuviera, si lo tenía
alguna vez?
—Golpéame. No creo que haya estado enamorada nunca del modo que imagino
necesitas estar para mantener un matrimonio de treinta años.
Dejó el bocadillo sobre la mesa de picnic desnuda, lo que la distrajo
momentáneamente. ¿No estaba sucia? Pero no pareció molestarle, así se obligó a
volver a concentrarse. Su pan de trigo no era el punto importante aquí, estaban
hablando sobre el amor.
—Yo tampoco me he sentido nunca así —le dijo ella.
Se miraron un instante, algo en sus ojos marrones se oscureció y comenzó a arder.
Había algo entre ellos, algo nuevo, maravilloso y apasionado, e Imogen se preguntó
hasta dónde podía llegar.
Tal vez, sólo tal vez, todo el camino a ese lugar sagrado sobre el que ambos tenían
curiosidad y que se les había escapado hasta el momento.
El momento se alargó y ella no supo qué decir, si debía refrenarse, mantenerlo
ligero y casual, o dar a entender, correr el riesgo, sugerir que eran más de un par de
revolcones en la cama juntos.
Pero entonces la boca de Ty se dividió en una sonrisa.
—Así que somos un par de Joes sin amor, ¿eh? Al menos sabemos cómo tener sexo
sin compromiso.

~161~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Un poco desinflada, luego irritada consigo misma por sentirse así, Imogen forzó
una sonrisa.
—Cierto. —Lo que no dijo fue que ambos sabían que en algún punto el sexo ya no
podía sostener una relación, que o bien tenías que cruzar a la intimidad emocional
para reflejar tu intimidad física, o ir por caminos separados. Casi nadie podía tener
una relación sexual a largo plazo sin desarrollar sentimientos por la persona o
desarrollar el deseo de sentir más de lo que sentían. Al menos Imogen sabía que no
podía.
Ya sentía más de lo que debería.
Metiéndose otra uva en la boca, luchó para encontrar algo ingenioso que decir en
respuesta, pero nunca había sido ingeniosa. Así que estaba masticando, deseando
poder tragar sus emociones confusas como la fruta, cuando Ty se estiró y pasó un
dedo por el dorso de su mano.
—¿Sabes que cuando tienes un orgasmo, dejas de respirar? —dijo, su propia
comida abandonada sobre la mesa mientras la observaba fijamente con una mirada
que ella reconoció.
El cambio de tema la pilló desprevenida y tragó saliva.
—Estoy al tanto de eso —respondió, su ritmo cardíaco se intensificó ante el
recuerdo de sus dedos dentro de ella hacía apenas una hora—. Cuando me agarra
así, no puedo respirar.
—Ese silencio, la forma en que tus ojos se agrandan, tu boca se abre y dejas de
respirar durante un segundo o dos, es la cosa más malditamente caliente que he visto
en mi vida.
—Gracias —dijo ella, sin saber qué más decir. Aunque se sorprendía por lo
sexualmente cómoda y casi tímida que estaba con Ty, no era seductora. No sabía
cómo jugar a ese juego, sólo cómo ser honesta.
—Quiero ver esa mirada ahora mismo.
—Las frutas y el pavo no me excitan —contestó, era la verdad. Pero él la excitaba,
y con sólo mirarle a través de la mesa, era suficiente para sentir el comienzo de un
incendio volviendo a la vida entre sus muslos.
Arqueó la comisura de sus labios.
—Me preguntaría sobre ti si lo hicieran —Ty se levantó—. Vamos.
—¿A la tienda?
—Sí, a menos que quieras hacerlo en la mesa.

~162~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

La emoción de hacerlo ahí luchó con la imagen de astillas en el trasero.


—Creía que querías comer primero.
—Cambié de opinión. —Ty estaba rodeando la mesa, le quitó el sándwich de la
mano y lo dejó sobre la mesa—. Arriba. Vamos. —Tiró de su mano para que se
levantara—. Voy a hacer que dejes de respirar otra vez.
—Hablamos acerca de esto, ¿recuerdas? —Dijo Imogen en protesta, incluso
aunque iba con él—. No tengo orgasmos múltiples.
—Eso fue hace una hora.
—Todavía creo que cuenta... Es algo así como que no puedo tener más de dos en
veinte y cuatro horas, por lo general sólo uno.
—Ya veremos.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal ante esa promesa.
—¿Voy a estar incómoda? —preguntó, pensando en el duro suelo y su cabeza
golpeando sobre él.
Ty abrió la solapa de la tienda de campaña.
—Sólo si tener una polla enterrada en ti te hace sentir incómoda.
Vale, entonces. Era seguro decir que ella realmente no tenía ningún problema con
eso, a pesar de que sus palabras la sobresaltaron.
—A veces me escandalizas —le dijo.
Mirándola, se detuvo, sus ojos minuciosos.
—¿Soy demasiado para ti, nena? ¿Tengo que frenar? Porque puedo hacerlo.
Ella se tomó un segundo, escuchando sus instintos. ¿Quería que él dejara de ser
escandaloso y exigente en sus encuentros sexuales? Esto…, no. En absoluto. Le
encantaba que él tomara el control, que la guiara y le dijera lo que quería. Que la
obligara a decir lo que quería ella. Había algo muy sexy y primitivo en ser poseída
por Ty.
—No —respondió, sacudiendo la cabeza—. Nada es demasiado. —Sabía
exactamente cómo le sonaría eso y tuvo el efecto que quería. Sus ojos se estrecharon,
y un gemido salió de su boca.
—¿Ah, sí? Entonces vamos. A los sacos de dormir. —Hizo un gesto para que
entrara en la tienda.
Imogen se agachó y entró, llevando sus modales. No se veía glamorosa o cómoda,
pero tampoco sucia. Y había algo agradable en el pico de la tienda de campaña y las

~163~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

paredes de nylon. Se dejó caer de rodillas con cuidado y se arrastró sobre el saco de
dormir. Era más grueso de lo que parecía y no tan terrible como había anticipado.
Pero las preocupaciones sobre el daño a sus rodillas desaparecieron cuando Ty se
movió detrás de ella y tiró de sus caderas hacia atrás hasta que chocó con una
impresionante erección.
—Hola —dijo ella, volviéndose para mirarlo por encima del hombro—. No me
esperaba eso. —A pesar de que estaban completamente vestidos, el movimiento de él
chocando suavemente contra ella, una y otra vez, hizo que se mojara.
—Si te pones a cuatro patas delante de mí, lo considero una invitación —dijo,
apretando las manos en las caderas—. Es un regalo.
—Me aseguraré de recordarlo. —Para poder hacerlo con frecuencia. Imogen se
mordió los labios cuando él deslizó la mano por su muslo y bajó para acunarle el
montículo. Luchó por no gemir cuando le desabrochó los vaqueros y comenzó a
quitárselos.
—No van a salir en esta posición —dijo ella.
—¿Quieres apostar?
En realidad no, porque Imogen ya podía decir que él iba a ganar a los vaqueros.
Casi los tenía por los muslos ya, y cuando ella se inclinó un poco hacia adelante, él
fue capaz de bajárselos hasta las rodillas, bragas incluidas. Entonces deslizó un dedo
en su interior y ella se tensó. El hombre sabía exactamente donde tocarla. Era
increíble. Era percepción extrasensorial sexual.
—Mierda, me he dejado los condones en la mochila ahí fuera —dijo Ty, incluso
mientras su dedo seguía moviéndose—. Tengo que ir a buscarlos.
—Estoy tomando la píldora. —Imogen rodó sus caderas hacia atrás para
encontrarse con sus caricias, los ojos medio cerrados ante el delicioso impacto de
chocar contra su dedo—. Y sobre todo, confío en ti. Supongo que tú también confías
en mí para ser sincera con respecto a mi salud. —Jadeó un poco, luchando por
encontrar el aliento—. Quiero decir, honestamente, todo esto es bastante extraño.
Toda relación pasa de la fase de los condones cuando una pareja se compromete o
confían el uno en el otro a un nivel más profundo. Sin embargo, a menos que
realmente se hayan hecho pruebas durante el curso de la relación, no están más
“seguros” de lo que lo estaban que cuando todavía usaban condones. ¿Qué cambia
en la realidad? Nada, excepto la percepción sesgada de que ahora que se conocen
entre sí, que no podrían tener una ETS, mientras que antes era una posibilidad. Es
una alteración extraña basada puramente en la emoción, ¿no es así?
—Muy extraño. Y yo no tengo nada. Me he hecho la prueba.

~164~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Pero no es como si pudieras llevar a todas partes una tarjeta que indique que
estás… —Él la interrumpió.
—¿Hey, Ingenio?
Su dedo se había parado dentro de ella, lo que encontraba decepcionante. Se
movió un poco para provocar una respuesta pero él no se la dio.
—¿Sí?
—¿Me estás dando permiso para entrar en ti sin condón?
Imogen procesó la cuestión y no dudó en su respuesta.
—Sí.
Él soltó una risa suave y exasperada.
—Entonces deja de ladrar y deja que te folle.
—Eh. —Estiró una mano hacia atrás y le golpeó la pierna, que de alguna manera
mágica estaba desnuda. Cómo había conseguido bajarse sus propios pantalones
vaqueros por los muslos era un misterio—. No ladro.
Ty se quitó la camiseta.
—No, tienes razón, no ladras. —El dedo se deslizó en su interior de nuevo—. Eres
la mujer más inteligente que conozco, con observaciones ingeniosas e interesantes
sobre todo lo que te rodea, especialmente las personas, y me encanta oírte hablar,
escuchar tus pensamientos. La mayor parte del tiempo. Ahora no es uno de esos
momentos, porque en este momento sólo quiero apretar los dientes, dejar mi mente
en blanco, y hundirme en la sensación de tu cuerpo cerrándose a mí alrededor en un
capullo caliente y húmedo.
Ella juró que con cada palabra que decía se volvía más mojada y más excitada,
hasta que estuvo empujando frenéticamente hacia atrás sobre su dedo y aferrándose
al saco de dormir debajo de ella cuando terminó de hablar. Eso había sonado
caliente, excitante y casi, casi romántico. Como la versión de Shakespeare de Ty
McCordle.
—Está bien —dijo—. Ya he terminado de pensar.
—Bien. Sólo siénteme.
Luego retiró el dedo y empujó dentro de ella, sans condón, y la cabeza de Imogen
explotó ante el agudo placer del impacto.
—Oh, Dios —dijo, con los músculos temblando alrededor de él mientras se
preguntaba por una fracción de segundo si realmente había tenido un mini-orgasmo.

~165~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Oh, sí —dijo él, apretándole los muslos con las manos, su pene latiendo dentro
de ella cuando se detuvo—. Gracias, gracias por dejarme ir a pelo.
—¿A pelo? —Ella soltó una risa suave—. Me gusta esa expresión.
—A mí me gusta esto —dijo, y empezó a moverse, un rápido ritmo y duro que
hizo que se Imogen se aferrara al saco de dormir para no caer.
Honestamente podía decir que a ella también le gustaba. La fricción caliente era
posesiva, urgente, los golpes duros de sus muslos contra ella como una invitación a
perderse en el sexo, a dejar que la tomara y la arrastrara abajo hasta que estuviera
gritando de placer. La posición que siempre la había aburrido de alguna manera
adquirió un significado totalmente diferente, arrancó una respuesta implacable e
incontrolable, una necesidad desesperada de encontrar a su ritmo, de aguantar.
—Oh, cariño —dijo, con la voz entrecortada.
—¿Sí? —Imogen bajó la cabeza y dejó que le cabello cayera hacia adelante sobre su
cara—. Sí.
Él empujó con tanta fuerza que en realidad perdió el equilibrio, y luego jadeó
cuando él se retiró rápidamente.
—Oh, ¿a dónde vas?
—Demasiado cerca —dijo—. Acuéstate sobre tu espalda.
Acostumbrada ya a sus órdenes, lo hizo inmediatamente. Él siempre tenía grandes
ideas, y confiaba que ésta no sería diferente. Una vez que estuvo de espaldas, la
despojó de sus vaqueros y bragas, luego hizo lo mismo con su camisa. Hacía calor en
la tienda, el sol se filtraba por la abertura de las solapas de la tienda, y se sentía
íntimo, acogedor, sólo los dos en medio de la nada.
Imogen le sonrió y Ty hizo una pausa mientras se inclinaba sobre ella. Le ahuecó
la mejilla, acariciando su piel, y le devolvió la sonrisa.
—¿Puedo darte un beso?
—Por supuesto que puedes. Has hecho todo lo demás.
Él se echó a reír.
—Cierto. Pero al mirarte, te ves tan bonita, tan perfecta que pensé que tal vez no
debería estropear esa sonrisa.
Ty era realmente romántico. Nunca podría haber imaginado lo sexy y tierno que
sus palabras podían ser, pero lo eran. A punto de derretirse, como el chocolate con
leche al sol, extendió la mano y pasó los dedos por el labio inferior.
—Me encantaría un beso.

~166~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Entonces supongo que tengo que dártelo. —Ty se inclinó sobre ella, apoyado en
los brazos, y la besó.
Le encantaba la forma en que la besaba, la forma en que comenzaba lento, luego
aceleraba y se volvía más exigente, sus besos más hambrientos y más urgentes
cuando su lengua se sumergió dentro de su boca. Ty se retiró y le quitó las gafas. Las
guardó en un rincón de la tienda, y luego la tomó por los hombros y le dio la vuelta
para que quedara encima de él.
Extendida sobre su pecho, ella preguntó:
—Entonces, ¿qué tienes en mente?
—En primer lugar vas a darme un beso.
Sonriendo, ella se inclinó y movió su boca sobre la suya, disfrutando del control
que el ángulo le daba.
—¿Sí? ¿Y luego?
—Luego vas a sentarte sobre mi cara. —Sutil como de costumbre.
—¿Ah, sí?
—Sí. —Empezó a empujarla para que se enderezara—. ¿Y por qué seguimos
diciéndonos sí el uno al otro?
—¿Por qué no sabemos qué más decir? —Imogen ni siquiera lo había notado, lo
que era interesante porque por lo general se daba cuenta de todo.
—Una razón más para dar un mejor uso a mi lengua. —Ahora estaba tirando de
sus caderas, tratando de conseguir que se arrimara al pecho.
Imogen se sentó ante su insistencia, pero estaba mirando alrededor de la tienda,
preguntándose cómo podía manejar la posición que quería sin cabecera.
—No tengo nada a que sujetarme —le dijo.
Ty le tomó las manos y las colocó sobre sus pechos.
—Sujétate a estos.
Ella se echó a reír.
—Eso no me va a dar equilibrio.
—Pero se ve bien. —Sus cejas subían y bajaban mientras le lanzaba una mirada
traviesa—. Frótate los pezones un poco.
—No. No creo que vaya a funcionar, Ty. —Tal vez sí físicamente, pero por alguna
razón se sentía incómodo y cohibido.

~167~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Él ni siquiera se molestó en responder. Sólo tiró de ella hacia adelante hasta que
sus muslos estuvieran a cada lado de él. Abriéndola, deslizó la lengua por ella. Era
una posición íntima, que rodeaba su cabeza con su cuerpo, y la dejaba sentada,
sintiéndose expuesta y vulnerable.
Una de sus manos serpenteó hacia arriba y cubrió la de ella, su pulgar frotando el
pezón duro.
—Podemos cambiar de posición si realmente lo deseas —murmuró entre pasadas
de la lengua. Imogen casi dijo que sí. No estaba acostumbrada a estar tan libre, por
así decirlo. Pero entonces vaciló.
—¿Te gusta esta posición?
—Me gusta mirarte. Me gusta verte en la posición de poder, tomar lo que te gusta.
Pero quiero que te sientas cómoda. Demonios, te quiero más que cómoda. Quiero
que gimas, te retuerzas y te corras sobre mí.
Ese era un buen plan. Imogen cerró los ojos, respiró hondo y relajó los hombros.
¿Qué más daba cómo colocara el cuerpo? ¿Una mujer que estuviera verdaderamente
segura de su sexualidad dudaría en sentarse cuando un hombre le estaba ofreciendo
darle sexo oral? Por supuesto que no, e Imogen quería ser esa mujer. Quería dejar de
pensar y simplemente sentir.
Así que se sentó y cerró su mente, concentrándose en la sensación de Ty entre sus
muslos, excitando su cuerpo al deseo. Era increíblemente bueno en ello, golpeándola
justo en los lugares correctos, con la presión correcta, haciéndola jadear.
—Levántate un poco —murmuró.
—¿Levante qué? —preguntó. ¿Le estaba asfixiando? Ese no era un pensamiento
caliente.
—El pompis.
Nunca nadie se había referido a su trasero como el pompis, Imogen descubrió que
era raro pero entrañable. Como no quería privar al hombre de todo su oxígeno,
obedeció de inmediato.
Pero quedó claro de inmediato que la circulación de aire no había sido su
preocupación cuando su dedo se deslizó en su interior por detrás y apretó el punto
G. Eso le arrancó un fuerte gemido. Con la lengua en ella y su dedo acariciando el
interior en un ángulo tan sexy, alcanzó ese lugar que siempre alcanzaba con Ty,
donde no pensaba en nada más que su cuerpo y el placer mutuo. Ese lugar donde
casi nada sería una mala idea, donde se sentía caliente y deseable y lo quería, todo.

~168~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Frotándose los pezones, bajó la cabeza y se mordió el labio mientras la tensión


crecía en su interior. No iba a ser capaz de mantener la posición mucho más tiempo
sin lanzarse hacia delante sobre él, pero mientras estuviera en posición vertical, iba a
disfrutar de ello. Cuando le chupó el clítoris, lo hizo, gimiendo en éxtasis y dejando
caer las manos hacia el saco de dormir a ambos lados de él, necesitando algo a lo que
aferrarse, a lo que sujetarse.
Él empezó a mover el dedo dentro y fuera, deslizando sus propios jugos entre sus
nalgas, adelante y atrás, la sensación erótica y excitante. Entonces su dedo entró en
ella otra vez, pero con un destino diferente. Imogen tomó aliento y lo miró.
—¿Estás…? —No podía decirlo, no podía respirar, no podía pensar. Se sentía bien.
Mejor que bien. Su dedo allí, y su lengua dentro de ella... se sorprendió, excitó,
sorprendió por la forma que el placer se intensificó ante lo que estaba haciendo con la
boca.
Ty hizo una pausa para preguntar:
—¿Paro? —Su aliento le hizo cosquillas en el vello encima de su clítoris.
Ella sacudió la cabeza, sin palabras, luego se dio cuenta que no podía verla.
—Aja —logró decir. Ty movió su dedo al mismo tiempo que su lengua iba más
profundo.
Imogen apretó el saco de dormir y se disparó en un orgasmo, del tipo duro, tenso
y estremecedor donde contuvo la respiración, y su visión se emborronó. Donde cada
músculo de su cuerpo se tensó mientras dejaba que los temblores se precipitan sobre
ella y la derrumbaran.
Después de un minuto, Ty lentamente retiró el dedo y la boca y dijo:
—Respira, nena.
En cambio, ella exhaló y se inclinó hacia un lado, cayendo sobre el saco de dormir
en un montón. Luego inhaló de forma temblorosa, se apartó el pelo de los ojos con el
corazón acelerado y las piernas temblorosas.
—Vaya. Este es el momento perfecto para usar ese eslogan de OMPD.
—¿Y eso que significa? —Ty se movió para quedar frente a ella y pasarle los dedos
por el brazo.
—Oh, mi puto Dios. Totalmente blasfemo, pero cuando se utiliza el acrónimo,
suaviza el golpe. —Se quedó mirando el techo de la tienda y trató de recordar su
nombre—. Y en este caso, se aplica por completo.
Ty rió en voz baja.

~169~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Bueno. Ahora sobre tu estómago.


—No puedo moverme.
—Sí puedes. —Le golpeó ligeramente el culo y dijo—. Date la vuelta. Acuéstate y
cruza los tobillos.
—¿Perdón? —Pero ya lo estaba haciendo, rodando de manera satisfecha y
perezosa sobre su estómago y levantando las manos sobre su cabeza. Podía quedarse
dormida en cualquier momento.
Hasta que él se movió sobre ella y empujó en su interior. A Ty le encantaba esa
primera incursión en Imogen. Ella siempre hacía el mismo sonido, un grito ahogado
de apreciación, que le excitaba totalmente. Como lo hacía la sensación de su cuerpo
mojado y dispuesto a su alrededor. No podía tener suficiente de ella. Le encantaba
tocar su cuerpo, le encantaba volverla insensible, le calentaba verla morderse el labio,
con los ojos medio cerrados, su belleza cuando echaba atrás la cabeza y tenía un
orgasmo muy duro.
Ahora, mirándola, el cuerpo relajado, su cabello oscuro derramado sobre sus
hombros, su cremosa piel pálida suave bajo sus dedos mientras la sujetaba y la
penetraba, Ty sintió que algo grande, fuerte e impactante crecía en él. Quería darle
placer, adorarla, cuidarla, protegerla. Ser el que tuviera esos ojos azules apuntándole
mientras tenía todos los orgasmos. Quería estar con ella.
Y en lugar de asustarse a muerte, la idea le hizo empujar más duro, más rápido,
gimiendo mientras empezaba a perder el control. Ella había cruzado muy
obedientemente sus tobillos, lo que le mantenía en posición, y levantaba las caderas
muy ligeramente, una sutil invitación caliente y embriagadora. Sospechaba que
estaba haciendo cosas con Imogen que ella no había experimentado con otros
hombres, y eso sólo se añadía a su propia pasión. Él nunca habría pensado ni en un
millón de años que a su vida sexual le faltara algo, pero todo su pasado palidecía
ante la satisfacción que obtenía al enterrarse en Imogen, y cuando ella se mordió la
punta del dedo índice, se corrió en su interior, un orgasmo caliente y pulsante que le
hizo gemir en voz tan alta como para ser oído en Charlotte.
Tan pronto como pudo hablar, se disculpó.
—Lo siento, lo siento, debería haberme retirado. —Era grosero e insensible a estas
alturas de su relación quedarse dentro de ella, incluso aunque estaba bastante seguro
de que nada en el planeta Tierra podría haberle hecho detenerse. La posición, el
cuerpo, la falta de condón... no tenía tanto control e Imogen lo destrozaba.
—¿Por qué? Te dije que estoy tomando la píldora —dijo, con la voz ronca y
ahogada por el saco de dormir.

~170~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sí, pero la mayoría de las mujeres no están encantadas con los efectos
secundarios de esto. —Ty comenzó a retirarse, pero Imogen le agarró por la cadera.
—No lo hagas. Todavía no. Me gusta sentirte latiendo en mí.
Y por eso él la adoraba. Dejó de moverse, deseando poder descansar su peso sobre
ella, pero sabiendo que la aplastaría.
—Quiero que te corras dentro de mí —dijo—. Y quiero que te tumbes encima de
mí ahora como si realmente quisieras hacerlo.
—¿En serio? —Pasó los dedos por su espalda, provocándole piel de gallina.
Quería hacer precisamente eso—. No debería.
—“La dama protesta demasiado, creo yo” —murmuró.
—¿Kenny Chesney? —bromeó él.
—Hamlet. Túmbate sobre mí.
—Bien. Pero no soy la dama.
—Ese es el eufemismo del año. Eres todo un hombre.
A él le gustaba ese sonido. Dejó caer su peso sobre ella tan suavemente como
pudo, y suspiró al sentir su cálida piel debajo de la suya. La besó en el pelo y apoyó
la cabeza junto a la suya.
—Creo que me gusta acampar, después de todo —dijo ella.
Ty se rió.
—A mí también.

~171~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 14

Ty estaba de tan buen humor, que ni siquiera le importó que Imogen y él salieran
de la tienda de campaña tres horas más tarde después de una siesta para encontrar
que los mapaches habían estado teniendo una fiesta en la mesa de picnic. Su
almuerzo estaba en pedacitos y esparcido por todas partes, faltaba la mayor parte,
pero quedaba algo de pan y restos de frutas. Incluso parecía que un chico ambicioso
había roído el recipiente de plástico donde habían estado los sándwiches.
El único animal de la fiesta estaba sobre el banco mordisqueando un trozo de
queso, mirándolos con un leve interés.
—¡Virgen Santa! —dijo Imogen, agarrando el brazo de Ty mientras maniobraba
detrás de él—. ¿Qué es eso?
—Es sólo un mapache. Comen cualquier cosa y no tienen miedo de la gente.
—Evidentemente. ¿Qué hacemos?
—Nada. Son malos como una serpiente y portadores de la rabia. Vamos a
ignorarlo y encender un fuego. Tal vez eso le espantará.
—No parece malo.
—Confía en mí, trata de quitarle el queso y te escupirá y siseará.
—Bueno, no es que quiera el queso de nuevo en este momento, ¿por qué iba yo a
tratar de quitárselo?
Ty se rió. Confía en Imogen para señalar lo obvio y lógico.
—Es cierto. Dios, no puedo creer que esté oscuro ya. Supongo que realmente es
otoño.
Comenzó a encender un fuego con la madera que había reunido antes, contento y
todavía con sueño por su siesta post-sexo.
Imogen se encaramó a una roca, lanzando miradas cautelosas al mapache de vez
en cuando.

~172~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sólo quedan pocas semanas para que termine la temporada, ¿verdad? ¿Cómo te
sientes sobre eso?
—Sí, sólo quedan cuatro carreras. No hay mucho tiempo para marcar la diferencia.
Estoy en quinto lugar en este momento. —Lo que le debería estar estresando mucho,
francamente, pero por alguna razón no lo estaba. Quinto no apestaba y no sentía la
competitividad que había tenido en temporadas anteriores. Era un poco
desconcertante, pero al mismo tiempo, sospechaba que sólo era que estaba cómodo
con su carrera. Ya había logrado mucho y trabajaba muy duro. Si eso no le llevaba al
número uno, no era razón para darse de cabezazos. Había algunos pilotos y coches
muy buenos en la pista cada semana.
—Vaya, eso es realmente impresionante —dijo Imogen, sonando como si
realmente hablara en serio—. ¿Qué consigue el ganador absoluto de la temporada?
Ty vigiló la pila de fuego, satisfecho. Se volvió a mirar a Imogen.
—Fama y fortuna, cariño, así de simple. —Se dio la vuelta, dándose cuenta de que
ella estaba temblando—. ¿Tienes frío?
Ella asintió, los brazos cruzados sobre el pecho.
—Ve a por tu sudadera.
—No he traído. Sólo traje este jersey que llevo puesto. Pensé que era suficiente y
estaba tratando de traer poco.
—Sabía que esa pequeña mochila que trajiste tenía trampa. Encenderé el fuego y
eso ayudará, el saco de dormir da bastante calor, especialmente conmigo allí para
calentarte. —Le guiñó un ojo—. Pero mientras tanto, toma mi sudadera. Está en mi
mochila.
—No quiero registrar tu bolsa.
—¿Por qué no? No me puedo imaginar que la vista de mi ropa interior te vaya a
molestar de alguna forma.
—Bueno, no. Pero parece como una violación de la privacidad.
—No tengo nada que sea privado. —No en su bolsa de todos modos. Tal vez tenía
una cosita pequeña que escondía de la mayoría de la gente, pero no era un gran
problema. Y por mucho que le gustara Imogen, no podía prever decirle que no sabía
leer. Ella saldría corriendo por patas y él todavía no estaba listo para eso.
—Está bien. Gracias. —Imogen se levantó y se dio unas palmaditas en el bolsillo
delantero. Ty sabía que guardaba su teléfono ahí cuando su bolso no estaba
disponible y lo sacó—. Vaya, acabo de recibir un mensaje. ¿Quién sabía que aquí
había cobertura? Me pregunto si puedo revisar mi correo electrónico.

~173~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Nada de e-mail. —Ty frunció el ceño—. Eso está mal.


Ella asintió.
—Tienes razón. Pero debería comprobar para ver quién llama. Podrían ser mis
padres por ejemplo.
—Eso lo puedo autorizar —dijo con una sonrisa. Caramba, él también había
llevado su móvil porque Toni tendría un ataque al corazón si no lo hacía—. Luego
ponte la sudadera, ven aquí y comparte el calor de mi cuerpo.
Imogen no dijo nada, y Ty le echó un vistazo para verla escuchar su correo de voz
con una expresión extraña en su rostro.
—¿Qué pasa? —le preguntó cuando colgó.
—Nada. —Se guardó el teléfono en el bolsillo y miró a su alrededor—. ¿Qué
estaba haciendo?
—Conseguir una sudadera —dijo cuidadosamente. Vaciló, pensando que no era
de su incumbencia, pero la mancha roja en las mejillas le molestaba—. ¿Quién te ha
llamado?
Ella era intrínsecamente honesta, hasta el punto que cuando la oía decir algo,
luego confesaba de inmediato que no era verdad. Sospechaba que no podía mentir a
una pregunta directa como la suya. Estaba en lo cierto.
Mordiéndose el labio, dijo:
—Um. Evan Monroe.
Eso le hizo detenerse en el acto de encender la leña con un encendedor.
—¿Evan Monroe? ¿Por qué demonios te llama? Ni siquiera sabía que lo conocías.
Bueno, por supuesto que debía haber conocido a Evan en algún momento dado
que el hermano de Evan, Elec, estaba casado con Tammy, y Ty había visto a Imogen
hablar con Evan en el gimnasio, pero quería que ella le explicara cómo le conocía.
—Lo conocí en la boda de Tamara y Elec, muy brevemente. Luego otra vez en el
gimnasio. —Se subió las gafas—. Él, bueno, me ha estado persiguiendo.
Ty supuso que no había nada que no supiera ya, pero no le gustaba oírlo en voz
alta.
—¿Qué significa eso? ¿Te está acosando?
—No, por supuesto que no. Él simplemente me invitó a salir a cenar, y este
mensaje era para seguir con eso, ofreciendo opciones de tiempo específicas.
Luego se calló, se agachó y revolvió en su mochila.

~174~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty sintió una oleada de celos atravesarle, pero respiró hondo y trató de mantener
la calma.
—¿Vas a ir? ¿Te gusta?
—No le conozco lo suficiente como para determinar de un modo u otro si me
gusta. Pero no, no voy a salir con él. —Sacó una sudadera que tenía su coche
estampado en la parte delantera.
Siempre le hacía sentirse ridículo llevar una camiseta con su propio coche en ella
en su tiempo libre, pero su madre se la había regalado, lo que era dulce. Así que la
metió para usarla en el camping y para hacer senderismo, donde no era probable que
se encontrara con un montón de gente. Pero por alguna razón, cuando Imogen se
puso esa sudadera, le gustó mucho más de lo que le había gustado antes. Se la tragó
por completo y rápidamente enrolló las mangas y se impacientó con la capucha, pero
al ver el coche sobre su pecho suscitó esos sentimientos de nuevo. Sentimientos
extraños y felices, junto con una buena dosis de posesividad.
—¿Por qué no vas a salir con él? —Era estúpido pincharla, especialmente teniendo
en cuenta que podría no gustarle la respuesta, pero al parecer no podía detenerse.
—He cambiado la base de mi tesis. No estaba encontrando que fuera eficaz,
práctico u honesto perseguir las reglas de las citas para mí misma. En cambio, me
estoy centrando en entrevistar a los conductores y sus esposas sobre sus noviazgos, si
las carreras de coches tuvieron un papel en el encuentro, y si la ruta de acceso al
matrimonio de alguna manera se parece a las reglas establecidas en el manual de
citas.
—Eso me gusta más —dijo él con sinceridad. Le había hecho sentir toda clase de
infelicidad pensar que ella estaba coqueteando con hombres al azar, como Evan.
Hombres que él tenía que ver en la pista, que no podían confiar en entender lo
especial que era Imogen. Sólo podrían verla como un estanque diferente en el que
sumergir el dedo. Nada más que un ligue.
Ty rompió una ramita en la mano. Mierda. Él había sido uno de esos tipos. Más o
menos. Definitivamente no tan crudo sobre ello, pero no había esperado querer una
relación con Imogen, y lo hacía. Realmente lo quería.
—¿Crees que parece más legítimo? No estoy segura de estar del todo satisfecha
tampoco, pero la verdad, para alguien que se nutre de los estudios, concentrarse en
un tema de investigación ha sido una pesadilla. He tenido cero confianza en mí
misma y he estado dándole vueltas hasta que no puedo decidir si tengo una tesis
legítima o un lío descomunal.
Ty apenas la oía, tan aturdido por sus propios pensamientos.

~175~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Descomunal? —No creía haber oído esa palabra alguna vez antes.
—Lo siento. Es como gigantesco y enorme juntos.
—¿Realmente grande? —Algo así como el ataque al corazón que estaba a punto de
tener. Porque estaba a punto de ponerlo todo en el asador y convertirse en un
descomunal imbécil.
—Eso es.
—Um, ¿Imogen?
—¿Sí? —Ella parpadeó, tirando de los cordones de la capucha de su sudadera.
—Estaba pensando que, ya sabes, me lo estoy pasando muy bien contigo y bueno,
sé que tienes todo el derecho a salir con otros chicos o lo que sea, pero para que lo
sepas, yo no voy a salir con nadie más. Sólo saldré contigo. —Ty sintió que le brotaba
sudor en la frente. Oh, sí. Era un serio y viejo idiota—. Es decir, si me lo permites.
Salir contigo, quiero decir.
—¿Estás sugiriendo que salgamos exclusivamente de aquí en adelante con el fin
de realmente llegar a conocernos sin que el miedo o los celos se introduzcan en la
ecuación?
Lo que ella decía.
—Sí.
El rostro de Imogen estalló en una dulce y tímida sonrisa, que parecía estar
luchando por contener, pero no pudo.
—Creo que el acuerdo funcionaría.
Ty le devolvió la sonrisa, sus hombros se relajaron. Entonces estaban saliendo. De
verdad.
—Deja la charla de profesora y dime que estás bien con esto.
Ella se acercó a donde él estaba sentado junto al círculo de fuego y bajó la mirada,
tomando sus mejillas entre las manos.
—Me gustas. Mucho —dijo ella con más honestidad sencilla de lo que él pensaba
que jamás había recibido en su vida—. Así que sí, estoy bien con esto.
Ty la sentó en su regazo, envolviendo sus brazos a su alrededor.
—Bien, porque tú también me gustas. —La besó de nuevo sintiendo esa felicidad
ridícula creciendo en él—. Sé que mi horario es una locura, pero voy a sacar tiempo
para ti. ¿Cómo están tus lunes?

~176~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Estoy ocupada durante el día, pero por lo general las noches de los lunes no son
tan malas. No hay exámenes que calificar.
Ella estaba mordisqueándose con valentía el labio inferior y eso estaba haciendo
que el calor aumentara en su cuerpo, calor que no tenía nada que ver con el fuego
encendido detrás de él.
—Sólo quedan cuatro carreras. Luego tengo un tiempo de inactividad, en
noviembre y diciembre antes de empezar a preparar la próxima temporada.
Tal vez debería haberse callado. Contar que la única vez que tendrás los fines de
semana libres serán dos meses de los doce, tenía que ser un poco desagradable.
—¿Puedo ir a otra carrera? —preguntó—. Sólo he estado una vez, y creo que tengo
un mejor conocimiento de este deporte ahora que cuando asistí a causa de la
investigación que he estado haciendo. Además, puedo acribillarte a preguntas antes
y después.
Imogen había dejado de besarlo, pero le estaba acariciando el pelo, lo que
encontraba increíblemente agradable.
—Por supuesto que puedes ir. Te conseguiré entradas. Puedes permanecer en mi
autobús conmigo.
—¿Dónde son las carreras siguientes? Este fin de semana no podré, tenemos
exámenes parciales.
Ty tenía que hacer una pausa y pensar en ello, lo que encontró extraño, porque por
lo general el horario estaba grabado a fuego en su cerebro, pero Imogen era una
buena distracción.
—Eh, Texas, Phoenix, Miami. ¿Por qué no vienes a Texas? Y demonios, ¿por qué
no invitas a Tammy y Suzanne a ir contigo? Supongo que a Tammy le encantaría ver
a Elec conduciendo y luego todas podéis pasar el rato cuando estemos ocupados.
—Sí, eso sería divertido. Pero Tamara tiene a los niños.
—Puede llevarlos con ella. Están acostumbrados a estar cerca de la pista. Hunter
es mi ahijada, ya lo sabes, y no la he visto en mucho tiempo. Sería agradable ver a los
niños. —A Ty le gustaba pasar el rato y jugar con los niños de Tammy. Había algo en
la forma en que los niños alborotaban y decían lo que pensaban que siempre le atraía.
—Está bien, le preguntaré. De esa manera podemos volar el viernes por la noche y
no habrá problemas con el colegio de los niños o para Tamara y para mí.
—Suena como un plan. —Ty pasó los dedos sobre su muslo—. Y si Tammy no
puede, ¿aún así vendrás?

~177~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sí, aún así iré. —Imogen envolvió sus brazos alrededor de su cuello—.
Definitivamente vendré.
Ty captó el cambio en su voz.
—¿Estamos hablando de la próxima semana, o estamos hablando de ahora?
—Ambos —dijo con una sonrisa maliciosa.
—Respuesta perfecta.
Apagando el fuego, Ty se puso de pie con Imogen en sus brazos, divertido por el
chillido que emitió. Iban de regreso al saco de dormir.

* *
Suzanne miró a Imogen por encima de la mesa de su restaurante mexicano
favorito, de repente envidiando la felicidad en el rostro de su amiga. Había pasado
mucho tiempo desde que ella había sentido esa clase de felicidad que te ponía ojos
soñadores.
—¿Supongo que te has divertido acampando?
Imogen suspiró, sus mejillas rosadas, los ojos vidriosos.
—Sí —dijo y prorrumpió en una carcajada—. Realmente, realmente lo hice.
Fuimos a pescar, a nadar e hicimos senderismo. Tuvimos un montón de buen sexo, y,
Suz, me citó a Shakespeare.
Haciendo una pausa con su margarita en la boca, Suzanne sintió que sus cejas se
dirigían hacia el techo.
—¿Ty citó a Shakespeare? ¿Me estás tomando el pelo? —En todos los años que lo
conocía, Suzanne nunca había visto a Ty con un libro, mucho menos algo como el
Bardo.
—Lo digo en serio. —Imogen se subió las gafas y se inclinó sobre la palma en la
mesa, como si no tuviera huesos que la sujetaran—. Oh, es tan peligroso, pero me
gusta mucho.
El viejo monstruo de los ojos verdes se levantó en el interior de Suzanne de nuevo,
irritándola. Estaba feliz por Imogen, aunque no se había dado cuenta de que Ty sería
el tipo de persona que revolucionaría su motor. Pero estaba claro que funcionaba
para ambos, y si Suzanne había aprendido algo, era que no se podía encontrar
ninguna rima o razón en la atracción. Miró el hecho de que ella misma seguía sin
poder sacudirse la sensación de rodillas débiles cada vez que veía a Ryder y se
habían divorciado hacía cerca de dos malditos años. Por no hablar que él casi
siempre la cabreaba.

~178~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Pero ahí estaba, y estaba atrapada con él, y era realmente bajo pensar que podría
estar envidiosa de la felicidad de Imogen. La chica había sido demasiado seria
cuando la conoció, y si el estado alterado de este momento era una indicación, Ty
había aflojado sus tornillos muy bien.
—Eso es fantástico, cariño. Me alegro de que te estés divirtiendo y de que no te
haya mutilado un oso.
Imogen rió.
—Eso es probablemente una ventaja. Así que la próxima semana voy a viajar a
Texas para la carrera. Ty dice que las próximas semanas se decide el campeonato.
¿Quieres ir? Tamara dijo que sí y llevará a los niños.
Suzanne tomó un sorbo de su bebida y la bajó.
—No lo creo pero gracias.
El rostro de Imogen se entristeció.
—¿Por qué no? ¿Ya tienes planes?
—Más o menos. Pero incluso si no tuviera, no iría. Tú vas a quedarte con Ty, y
Tammy y los niños estarán en el autobús de Elec. Eso me deja en una habitación de
hotel para mí sola mientras vosotras dos estáis siendo folladas. Si quiero dormir sola,
puedo hacerlo en casa y no tendré que pagar la factura de una habitación. —Ni
siquiera quería considerar cuánto tiempo había pasado desde que había tenido
relaciones sexuales.
Pero Imogen la miró francamente molesta por su honestidad, y Suzanne se sintió
como una mierda.
—Lo siento, eso sonó muy maliciosa. No quería decir eso, Imogen. Estoy muy
feliz por ti, porque tú y Ty os llevéis tan bien pero no quiero ser la que aguanta la
vela.
—No, lo siento, no pensé en ello desde tu perspectiva. Supongo que estaba
imaginando que las tres podríamos pasar algún tiempo de chicas juntas durante el
día.
—Y eso sería divertido, de verdad. Me encanta salir con mis chicas. Pero de esta
manera todas podéis ir y tener un fin de semana romántico y yo me ocuparé de
algunas cosas en casa.
—¿Cómo qué? —Preguntó Imogen.

~179~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Suzanne sabía que Imogen era curiosa de manera innata y normalmente, no le


importaba, pero esta noche estaba sintiendo un poco de lástima por sí misma.
Realmente no quería hablar de ello, pero sabía que Imogen iba a seguir preguntando.
—Bueno, ¿ya sabes que solía ser planificadora de bodas? Voy a volver al negocio,
y me voy a reunir con un cliente potencial este fin de semana. El próximo voy a estar
explorando lugares y DJs, y familiarizándome con la escena local de bodas de nuevo.
—Vaya. ¿Qué motivó esto? Pensé que habías dicho que realmente no te importaba
ser una planificadora de bodas, porque siempre querías hacerlo a tu manera en vez
de a la del cliente.
—Lo hacía. Lo hago. —Suzanne destrozó la servilleta de cóctel—. Es muy difícil
sentarte ahí y escuchar a alguna novia decir que quiere una elegante recepción con
monos desnudos como tema. Pero es la única habilidad que tengo.
—Pero, ¿qué hay de tu trabajo de caridad con los niños? ¿Y tus tartas?
—Podría tener que reducir la escala, pero seguiré con mis pasteles. No voy a dejar
eso. —Eso era su orgullo y su pasión, las tartas de cumpleaños para los niños con
enfermedades terminales que podrían no vivir para ver sus próximos cumpleaños.
Cuanto más elaborado fuera el pastel, mejor, y le encantaba ver cómo sus ojos se
iluminaban de alegría.
Imogen la estaba mirando fijamente con esos ojos inteligentes, y se puso nerviosa.
—¿Qué? —Le preguntó, un poco a la defensiva.
—¿Por qué vuelves a algo de lo que no disfrutas sacrificando lo que amas? —
Preguntó Imogen suavemente.
Suzanne echó un vistazo a la barra. ¿Dónde demonios estaba su camarera?
Necesitaba otra copa.
—Necesito el dinero. Mi pensión alimenticia expira a finales de este año. Debería
haber hecho esto hace mucho tiempo, pero estaba disfrutando de mi tiempo libre.
Pero ahora me voy a la mierda si no muevo el culo y obtengo ingresos. —Haciendo
una seña a la camarera, añadió—. Otra razón por la que no puedo ir a Texas. No
puedo pagar el billete de avión o el hotel.
Buuuu. Dios, odiaba sonar tan condenadamente patética, pero era la verdad.
Había estado ignorando la realidad y ahora le estaba mordiendo el trasero.
—Suzanne, no tenía ni idea. Supuse que tenías un acuerdo o que tu posición en el
consejo era pagada. —Imogen parecía atónita—. No fue una pensión alimenticia muy
larga.

~180~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—La mitad de la duración del matrimonio. Dos años. Estuvimos casados durante
cuatro. —Y por el amor de Dios, ¿iba a llorar? Más valía que fuera su periodo y esto
sólo fuera el SPM, porque no tenía tiempo para ponerse llorosa. No era como si ella y
Ryder acabaran de romper. Era una noticia vieja y tenía que controlarse—. Me dio
una suma de dinero, que usé para comprar mi apartamento. Pero todavía tengo
facturas, y sin la pensión alimenticia, necesito algún tipo de ingresos.
—Bueno, estoy segura de que eres una planificadora de bodas fabulosa, a pesar de
tu irritación con los clientes. Tienes un gusto increíble y eres muy organizada.
Imagino que algunos de tus clientes anteriores estarían dispuestos a darte referencias
para empezar de nuevo. ¿Quién es el cliente potencial? ¿Es una boda grande o algo
pequeño?
Suzanne apreciaba que Imogen estuviera siendo práctica sobre la situación y no
comentara nada sobre el fin de su matrimonio.
—Aquí viene lo bueno. —En realidad era lo bastante ridículo para hacerla
sonreír—. La novia es Nikki Borden.
Imogen se quedó boquiabierta.
—¿Qué? ¿Hablas en serio? ¡Ella y Ty acaban de romper!
—Lo sé. La chica no pierde el tiempo en absoluto. Y quiere una boda de Navidad,
está dispuesta a pagar lo que sea porque esto ocurra.
—¿Quién es el novio? ¿Es el tipo con el que lo estaba haciendo en el capó de mi
coche?
—Sip. Jonas Strickland. Un tipo bastante agradable, pero claramente no tiene el
sentido que Dios le dio a una cabra si se va a ensillar con Nikki después de una
semana de salir. Quiero decir, ¿quién se enamora en una semana?
—Sí, exactamente —murmuró Imogen, frunciendo el ceño a la mesa—. Es una
locura. ¿No es así?
—Sí, lo es —dijo Suzanne con firmeza, alarmada por la expresión del rostro de su
amiga. ¿Ella no se estaba imaginando a sí misma enamorada de Ty, verdad? ¿Es que
nadie aprende?
Suzanne se quitó de encima la sensación de que se estaba embarcando en una
carrera como la organizadora de bodas más cínica del mundo y dijo:
—Le voy a conceder a Nikki que se mueve rápido. Ya tiene el anillo de
compromiso y ya se está hablando de un asunto de doscientos invitados. Tengo la
sensación de que va a dejarme a mí todos los detalles debido a los estrictos plazos, y

~181~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

porque, además, es una gilipollas, así que me va bien. Más dinero, menos
interferencias irritantes.
Imogen hizo un sonido con la garganta que era algo así entre una risa y un sollozo.
Luego se cubrió la cara con las manos.
Suzanne se enderezó y se inclinó hacia su amiga. ¿De qué diablos iba todo eso?
—Imogen, ¿qué pasa? ¿Estás bien, cariño?
Imogen apartó las manos de las mejillas.
—¿Cómo es posible que yo pueda sentir esto, todo lo que estoy sintiendo, por un
hombre que pasó los últimos cuatro meses con Nikki? No nos parecemos
absolutamente en nada. ¿Así que una de nosotras es su tipo real, y con la otra sólo ha
estado o está pasando el rato?
Oh, Señor. Suzanne tomó el último sorbo de su bebida, sorbió la pajita
agresivamente para llegar hasta la última gota.
—Cariño, no creo que haya duda en la mente de nadie de que él sólo estaba
tonteando con Nikki. Ella era conveniente, simple y sosa. Y puedes apostar tu culo a
que tu yanqui nunca llevó a Nikki al bosque. —Aunque Suzanne habría pagado por
presenciarlo.
—¿De verdad lo crees?
—Sí, lo creo. A Ty le gustas de verdad. ¡El hombre te citó a Shakespeare! —Lo qué
todavía encontraba difícil de creer—. Te lo estoy diciendo, si estás interesada en
cometer la estupidez de preocuparte, empieza a compararte con Nikki desde ya. Pero
si quieres ser racional, acepta el hecho de que el hombre está contigo por las razones
correctas y simplemente disfruta. —Se replanteó la redacción—. Y eso no estaba
destinado a ser una insinuación sexual.
Imogen lanzó otro suspiro monstruoso.
—Creo que me voy a ir a casa. Tal vez sólo necesito una buena noche de sueño.
¿Estás lista para irte?
De hecho, Suzanne ya había hecho contacto visual con la camarera y pidiendo otra
bebida, no tenía la intención de desperdiciarla.
—Adelante. Voy a quedarme aquí y hacer un par de llamadas telefónicas, me iré
en unos diez minutos.
—¿Estás segura?

~182~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sí. —Suzanne se levantó con Imogen y le dio un abrazo—. Tal vez necesites
pensar un poco en lo que realmente quieres de Ty, cariño. A mí me suena como que
estás enamorada de él.
Los ojos azul oscuro de Imogen estaban muy abiertos y apenados.
—Lo estoy.
¿Y ahora qué narices le decía? No tenía ningún sentido decirle a Imogen que
apretara los frenos, eso nunca funcionaba. Así que bien podría disfrutar del paseo
antes de que se estrellaran.
—Entonces, ¡diviértete! Disfruta y piensa en lo que eso significa y a dónde quieres
vaya.
—Muy bien, gracias. Hablaré contigo mañana. —Se abrazaron, luego Suzanne se
volvió a sentar con su margarita recién entregada y sacó su móvil. Con un suspiro lo
suficientemente grande como para competir con los que Imogen había estado
soltando toda la noche, Suz repasó su lista de contactos y pulsó R. El número de
Ryder apreció y apretó el botón de llamada, esperando que no respondiera.
Lo hizo.
—Bueno, hola, cariño, ¿cómo estás esta noche?
Suzanne cerró los ojos por un segundo. Dios, definitivamente SPM, porque estaba
al borde de las lágrimas de nuevo con el sonido de su voz. Era jodidamente ridículo.
—Hola —dijo con una alegría forzada—. Estoy bien, ¿y tú?
—Mi día no ha apestado tanto —dijo, y hubo una pausa donde ella podía decir
que estaba bebiendo algo. Apostaría su apartamento que era una Bud helada en
botella—. Pero siempre hay un mañana.
—No bromees. —Jugando con la servilleta de papel delante de ella, Suzanne llegó
al punto—. Escucha, sé que te pedí que aceptaras lo de la cena para darnos una
oportunidad de ver a Imogen y Ty juntos, pero creo que tenemos que cancelarla.
—Bien, porque yo estaba teniendo serias dudas sobre ese plan.
—Yo también. Tal vez siempre supimos a nivel subconsciente que no era una
buena idea.
—Oh, yo sabía a nivel consciente que no era una buena idea.
Ella puso los ojos en blanco.
—Bueno, acabo de hablar con Imogen, y resulta que ella y Tammy y todos los
niños van a Texas el próximo fin de semana, por lo que parece algo sin sentido
arrastrar a todos a una cena el lunes cuando van a pasar el fin de semana juntos. Y

~183~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

está claro que ella y Ty se están acostando si pasan así el rato y no creo que deba
interferir.
Hubo una pausa gigante, que irritó a Suzanne.
—¿No crees que deberías interferir? ¿Te sientes bien?
Ahora ella destrozó la servilleta.
—Estoy bien —dijo con los dientes apretados. No tenía sentido entrar en una
discusión con Ryder.
—¿Esto significa que no voy a conseguir mis tres meses de postres?
—Te haré el pastel de piña invertido, pero eso es todo.
—Me parece bien. Mi estómago te lo agradece. ¿Vas a Texas, también?
—No. Tengo planes.
—¿Una cita caliente? —preguntó, con un tono de voz afilado.
—Sí, con una novia. Estoy retomando mi negocio de planificación de bodas, y
tengo una reunión con una cliente potencial.
Otra pausa.
—¿Por qué haces eso? No creo que hayas disfrutado mucho de la planificación de
bodas.
Mojando el dedo en la margarita, le importaba una mierda lo pegajosa que estaba,
se chupó el dedo. No quería tener esta conversación, pero era inevitable. Bien podría
acabar de una vez, y hacerlo en público, donde probablemente podría ser capaz de
controlar sus emociones hormonales.
—Es hora de volver al trabajo.
—¿Por qué? Estás muy ocupada con el trabajo de caridad.
Maldita sea, él iba a hacer que se lo deletreara.
—Necesito ingresos. Sólo me quedan dos pagos de pensión alimenticia.
—¿Hablas en serio? —Ryder parecía tan sorprendido como ella se sentía de que ya
hubieran pasado dos años enteros desde que disolvieron su matrimonio y se fue por
el inodoro—. Si necesitas más tiempo, no me importa, Suz, ya lo sabes. ¿Quieres otro
año o dos?
Por supuesto que lo ofrecería. Y por supuesto que la haría sentir como más mierda
de la que ya se sentía.
—No, gracias, está bien. Estaré bien. ¿Por qué posponer lo inevitable?

~184~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Pero…
—Tengo que irme. Hablaré contigo pronto. Ten cuidado. —Colgó y respiró hondo.
Señor, que estaba temblando como un cachorro cagando huesos de melocotón.
Estaba empezando su vida de nuevo, por tercera vez a la edad de treinta y tres y
era peor que llevar una burra en brazos.

~185~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 15

Imogen perfectamente se hubiera puesto a pegar saltos con tanta excitación como
Hunter, la hija de siete años de Tamara cuando se detuvieron a la entrada del
parking de autobuses de la pista de Texas. Elec había enviado un coche de alquiler
para recogerlos en el aeropuerto de Dallas/Fort Worth, y Hunter había estado
hablando sin parar sobre las carreras de coches todo el camino. El niño mayor de
Tamara, Pete estaba mucho más tranquilo, leyendo un libro sobre insectos y mirando
de vez en cuando por la ventana.
Sintiendo una burbuja de excitación a punto de estallar dentro de ella, Imogen
simpatizaba con la impaciencia de Hunter cuando la niña declaró:
—¡Tío, vaya, cuanto tiempo hemos tardado en llegar! —luego la niñita añadió—.
Este viaje ha durado más que una viagra.
Esta, Imogen, no se la esperaba.
A Tamara se le descolgó la mandíbula.
—Hunter, de verdad tenemos que hablar sobre tu lenguaje. No deberías estar
usando palabras que ni siquiera sabes que significan.
—Pero Suzanne…
—Lo sé —dijo Tamara gravemente—. Y la regla es, si Suzanne lo dice, a ti no se te
permite repetirlo. Fin de la historia. Ahora salid rápido del coche. Veo a Elec
esperándonos justo allí. Tu también Petey. Vendré enseguida.
Mientras Hunter empujaba la puerta y echaba a correr hacia su padrastro, su
hermano lo siguió con un paso más relajado, Tamara hizo una mueca.
—Buen Dios. Mi hija de siete años está hablando de viagra. Creo necesito tener
otra charla con Suzanne sobre las pequeñas orejas.
Desde la perspectiva de Imogen, en realidad era bastante divertido, pero ella no
era la madre de Hunter. También sabía que Suzanne nunca intentaría ser la causa de
problemas para Tamara.

~186~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sabes que Suzanne no tiene la intención de que Hunter lo oiga.


—Sé que no, pero también sé que tiene una voz que atraviesa tres habitaciones —
Tamara vaciló con la mano sobre la manecilla de la puerta—. Me siento fatal porque
no viniera con nosotros. Traté de hablar sobre esto, pero ella fue inflexible.
—Lo mismo conmigo. Pero no creo que nadie pueda convencer a Suzanne sobre
nada.
—Eso es verdad —Tamara salió del coche—. Déjame pillar a mi hija antes de que
mutile a mi esposo.
Saliendo por el otro lado, Imogen vio a Hunter trepando por la pierna de Elec, su
cola de caballo agitándose y su boca moviéndose a cien kilómetros por hora.
Luego Imogen atisbó a Ty encaminándose hacia la entrada, y si hubiera podido
salirse con la suya, habría trepado por sus piernas, estaba tan excitada al verlo.
Habían pasado diez largos días desde la acampada. Había estado hasta arriba de
trabajo en el colegio y él había estado igualmente ocupado preparándose y corriendo,
además había hecho varias apariciones para los patrocinadores. Cada día hablaron
una buena hora por teléfono, pero aparte de una cena rápida el lunes por la noche,
no se habían visto, y no habían tenido otras comunicaciones. Durante el día había
esperado algún contacto fortuito, pero rápidamente había descubierto que a él no le
gustaban los correos o mensajes de texto. Cuando le envió un e-mail fue su asistente
quien le respondió. Haciéndole saber que él casi nunca comprobaba su correo, lo que
había sido monumentalmente embarazoso dado que Imogen le había ofrecido una
felación en el correo. Y fuera lo que fuera lo que le enviaba en el mensaje, él siempre
la llamaba en lugar de replicarle con otro.
Cuando hablaban era divertido e interesante, muy del tipo de conversaciones en
las que preguntas para conocer a alguien. Habían discutido de películas y libros, sus
familias y una multitud de otros temas, y tenían más en común de lo que ella nunca
habría sospechado. También era gratificante descubrir que su interés en Ty no
disminuía, en realidad aumentaba. Definitivamente lo que sentía por él era más que
una simple atracción física.
Aunque ella debía confesar que la parte física era importante. Aparte de un rápido
encuentro contra la pared después de la cena, no lo había tocado en cinco días, y
cuando lo vio, no quiso hacer nada más que apretar su cuerpo contra el de él y
besarlo con locura.
Hunter la ganó por goleada. Cuando Ty alcanzó a la niña, le tiró de la coleta como
bienvenida, e inmediatamente ella se había lanzado de los brazos de su padrastro a
los de Ty y ahora estaba acomodada en su espalda con los brazos alrededor del
cuello.

~187~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Sintiéndose repentinamente incómoda, Imogen se levantó las gafas de sol


graduadas y se ajustó el bolso en el hombro.
—Hola —dijo en un acto de brillantez verbal.
—Hola —le respondió él con una sonrisa—. Me alegro de que estéis todos aquí a
salvo. Y en caso de que te lo estés preguntado, estás preciosa con ese vestido.
—Gracias. —Ella sospechaba que era una estupidez llevar un vestido lencero con
bailarinas para una carrera de coches, pero no era el día de la carrera y se sentía
cómoda con él. Y sí, quería que Ty pensara que tenía buen aspecto después de una
semana sin verla.
—Hola Imogen —dijo Elec con el brazo alrededor de Tamara—. ¿Cómo estás?
—Bien gracias ¿y tú?
—Genial ahora que mi familia está aquí —dijo él—. Gracias por sugerir este viaje
—abrazo con fuerza a Tamara y le dio un beso en la mejilla.
—Estás rompiéndome las costillas —protestó ella, pero la sonrisa de su cara decía
que en realidad no le importaba. Tamara se giró hacia su esposo, y la mirada que se
dirigieron el uno al otro fue tan tierna, tan privada, tan amorosa que Imogen sintió
un nudo en la garganta. Apartó la mirada, hacia Ty, Y sintió que el nudo se apretaba
hasta ahogarla cuando vio la forma en que la estaba mirando, con una sonrisa en la
cara.
¿A quién demonios estaba engañando?
Imogen había pasado las dos últimas semanas entrevistando a pilotos y sus
esposas, y después de cada entrevista se había repetido que ellos tenían algo de lo
que ella carecía, que había una conexión y una idoneidad en cada una de aquellas
parejas que no existía con Ty, y ella no podía permitirse enamorarse de él.
Pero lo había hecho.
Y había sido realmente demasiado fácil.
Allí estaba, de pie con sus vaqueros, la camisa de manga larga y una gorra de
propaganda en la cabeza, Hunter estaba trepando por su espalda, y él le dirigió una
sonrisa secreta y sensual. La hacía sentir y quería más de lo que había querido antes
en su vida.
—¿Qué es Viagra? —le preguntó Hunter, con los brazos alrededor del cuello.
—Nada que yo necesite —le respondió Ty.
Elec tosió para cubrir una risa, mientras Tamara miraba aturdida cuando el tema
salió a relucir de nuevo.

~188~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Bueno… —dijo, claramente preocupada por cómo manejarlo.


Imogen decidió saltar y ayudarla.
—Es un medicamento para tomar por vía oral que se prescribe para los hombres
con problemas médicos de disfunción eréctil. Desafortunadamente, uno de los
efectos secundarios del medicamento es que el efecto puede durar tanto que no es
deseable, dando como resultado incomodidad, que es por lo que hiciste de hecho uso
de la palabra contextualmente correcta cuando te referiste al viaje como
desagradablemente largo. Bien hecho, pero en realidad es humor adulto y no algo
que tus amigos vayan a entender, así que ¿Dónde está la diversión?
Había contado con dejar a Hunter con los ojos vidriosos, y lo hizo.
—Oh, vale —dijo Hunter. Se meneó para acomodarse en la espalda de Ty, y le
golpeó su gorra torcida.—. ¿Cómo es tu coche? ¿Puedo verlo?
—Díselo a Elec. Él es quien tiene que darte un pase para el garaje dado que es tu
padrastro. Conoces las reglas… nada de niños en el garaje a menos que sean los de
un piloto.
Tamara se había acercado desde el lado de Elec hasta Imogen.
—Gracias —murmuró—. Me considero una madre competente, casi siempre, pero
el lenguaje de Hunter me deja estupefacta. No sé cómo manejarlo, y creo que has
hecho un trabajo fantástico. Le dijiste la verdad de una forma que no era inapropiada
y cerraste el tema.
—Las palabras grandilocuentes tienden a aburrir a los niños —dijo Imogen—. Y si
dices algo como disfunción eréctil lo bastante rápido, no pueden procesarlo lo
suficiente para retenerlo o repetirlo.
Tamara se rio.
—Esperamos que sea la última conversación sobre Viagra. Para cualquiera de
nosotros.
Pensar en la Viagra la llevó a pensar en el pene de Ty, lo que le llevó a pensar en el
pene completamente erecto y hundido profundamente dentro de ella. Imogen cruzó
los brazos y utilizó las palmas para ocultar sus pezones repentinamente prietos.
—No bromees.
Pero Tamara ya estaba distraída.
—Petey ¿Qué tienes en la mano? —su hijo se levantó con un gusano gordo
colgado de sus dedos.
—Nada.

~189~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Oh Señor —Tamara se volvió hacia su esposo—. ¿Evan encontró algún sitio
para el fin de semana o tenemos que ir a un hotel?
Imagen había olvidado que Evan, el hermano de Elec, compartía su caravana, lo
que tenía sentido en sus días de solteros pero ahora probablemente era menos
conveniente.
—Se queda con Ryder —dijo Elec—. No es una gran solución. A menos que
prefieras un hotel, cariño. No me importa.
—Quiero quedarme en la caravana —aulló Hunter.
—La señora quiere quedarse en la caravana —le dijo Elec a su esposa con una
sonrisa—. Pero tú decides.
—Está bien. Los chicos pueden dormir en la habitación de Elec. Probablemente
esto es mejor que todos juntos compartiendo una habitación de hotel.
—Oh, sí —dijo Elec con tal mirada que Imogen casi se sonrojo al presenciarla.
Imogen estaba tan ocupada estudiando la dinámica marital y familiar de Tamara y
Elec con algo que ella clasificaría como celos que no se dio cuenta de que Ty estaba
mucho más cerca de ella.
—Me alegro de no tener un compañero de habitación —le murmuró—. Luego
estiró la mano y la besó, con Hunter todavía a la espalda—. También estoy realmente
contento de verte, Emma Jean.
—¡Qué asco! —proclamó Hunter, haciendo gestos para taparle la boca con la mano
libre—. Bájame.
—Claro, monito— Ty se agachó ella bajó y salió corriendo hacia su hermano para
estudiar al gusano.
—Eres bueno con ella —le dijo Imogen.
Él solo se encogió de hombros.
—Me gustan los niños. Son impulsivos y honestos.
—¿Cómo tú?
—Quizás —sonrió— ¿Sería impulsivo arrastrarte a mi autocar ahora mismo?
—Inapropiado más que impulsivo.
—Estoy paralizado —dijo él—. Ahora mismo no puedo pensar en nada que hacer
que no sea inapropiado delante de los niños.
Realmente ella tuvo que admitir que amaba la forma en que él la deseaba, la forma
en que actuaba como si fuera una dura lucha contener su deseo por ella. Era algo

~190~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

enteramente nuevo para ella, tener un hombre tan apasionado por ella que cada
encuentro daba como resultado sexo. En su experiencia, la mayoría de sus novios
anteriores habían estado perfectamente contentos con una vez a la semana, y nunca
se habían permitido mostrar la lujuria en sus ojos en público. Quizá pudiera situarlo
en la categoría de “Mal Gusto” avergonzarse de sí misma, pero le gustaba que a Ty
no le importara que alguien viera su interés.
—Podríamos hablar —le dijo ella, sintiendo como se deslizaba una sonrisa sobre
su cara.
—No importa lo que digas, me sonará sucio —le dijo él—. No puedo evitarlo.
Incluso escuchar las palabras “disfunción eréctil” saliendo de tu boca me pone duro.
—Eso es ridículo.
Le pasó la mano por el pelo.
—Lo que es ridículo es que estemos aquí de pie. Ya podíamos estar desnudos.
De repente Hunter se contorneó entre ellos.
—¿Puedes llevarme al garaje? Elec le ha dicho a mami que necesita una siesta.
Imogen juraría por la vida de su madre que Tamara no estaba soñolienta en lo más
mínimo. Le echó una mirada a Elec, que estaba intentando parecer inocente y
fallando miserablemente.
—Oh ¿de verdad? —le preguntó Ty a Hunter, luego se volvió hacia Elec—.
Deberías avergonzarte de ti mismo.
—Tamara dijo que necesitaba tumbarse. No puedo discutir eso. Ha sido un vuelo
muy largo.
Imogen vio a Tamara aclararse la garganta, las mejillas rosadas.
Elec levantó las manos.
—Le dije a Hunter que podía ver un rato la televisión, pero ella prefiere pasar el
rato con vosotros.
—No he visto a Imogen en cuatro días —dijo Ty sin rodeos—. ¿Cuándo fue la
última vez que tú viste a Tammy? —se miraron el uno al otro en una batalla de
libidos.
—Hace tres días —admitió Elec por fin—. Pero puedes ver a Imogen cuando
quieras durante todo el fin de semana. Nuestra capacidad de vernos está
obstaculizada.
—Bastante justo —dijo Ty—. Pero me la debes.

~191~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Elec sonrió ampliamente.


—Cualquier cosa que quieras.
—¿Estás bien? —le preguntó Ty a Imogen—. ¿Quieres venir conmigo al garaje?
—Claro. Me encantaría. —Como Elec decía, tenían todo el fin de semana para
verse. Incluso si el interior de sus muslos quería ser vistos inmediatamente, sino
antes.
—De acuerdo, si tu apellido es Briggs, vienes conmigo —dijo Ty en voz alta.
Señaló a Hunter y a Pete—. Eso quiere decir tú y tú, en marcha.
—Yupii, yupii —dijo Hunter, haciendo el baile de la victoria. Saltó y le dio un beso
a Elec—. ¡Te quiero! Nos vemos después. -Luego abrazó a su madre por las piernas y
le dijo— disfruta de tu siesta mami.
Tamara le rodeó la espalda y dijo:
—Diviértete nena. Escucha a Ty y no toques nada —le dio un toque a su hijo en el
hombro—. Tú también, cariño. Diviértete. Gracias Ty. Y también a ti Imogen.
—Claro, Tammy. ¿Dónde están los pases? —preguntó Ty—. ¿Tengo que ir con
ellos? Sabes que me volverán loco si no los tenéis aquí.
Elec le entregó un paquete.
—Estabas preparado para todo ¿verdad? —preguntó Ty, elevando las cejas.
—Solo eficiente —dijo Elec.
—Ya, ya —Ty alargó la mano para sujetar la de Imogen, pero Hunter se metió
entre ellos y le cogió la mano con la izquierda y con la derecha la de Imogen.
—Vamos.
Ty le lanzó a Imogen una mirada de frustración sobre la cabeza de Hunter, pero
ella solo sonrió. Era un tipo guapo, y eso le hacía cosas interesantes a sus tripas y
pensamientos incitantes. Estar con él, con Tamara y su familia, parecía tan correcto,
tan normal. Imogen nunca había pensado en sí misma como solitaria, pero esto era
algo que disfrutaba por completo.
—Cuando hayamos terminado con el garaje, definitivamente voy a necesitar una
siesta —dijo Ty, con una sonrisa satisfecha mientras caminaban.
—Entonces puedes hacerlo mientras yo hablo con los otros pilotos —contestó
Imogen con una sonrisa satisfecha en la cara.
Marisabidilla, le vocalizó él.

~192~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen se rio, sintiéndose más despreocupada de lo que se había sentido jamás en


toda su vida.
Ty estaba orgullosa de ella. Esa fue la idea que tuvo mientras caminaba con los
chicos e Imogen alrededor del garaje, presentándosela a los miembros de su equipo.
Se sintió orgulloso y creído de tener tal mujer elegante y bella allí junto a él,
dejándolo reclamarla como suya.
La primera vez que recitó el termino novia cuando la presentó al jefe de su equipo,
ella le había lanzado una mirada curiosa, pero demonios, eso era ¿no? Después de
aquella incómoda conversación donde había soltado a tropezones la confesión de
que no quería citarse con nadie más, y ella había estado de acuerdo, se imaginaba
que le había dado el derecho a declararla como suya en público. Y en realidad estaba
condenadamente orgulloso de que alguien tan inteligente e interesante como Imogen
quisiera estar con él. Nunca se había dado cuenta de cuánto había estado
desperdiciando el tiempo con mujeres como Nikki. Lo máximo que le había hecho
sentir en la pista cuando lo había visitado era un ligero embarazo cada vez que ella
decía algo no muy brillante, o inadvertidamente ofendía a alguien.
Imogen estaba en una categoría completamente diferente. Ella quería entenderlo
todo y a todos, y hacia preguntas por pura curiosidad, no porque estuviera buscando
un ángulo o una forma de progresar. Fama y fortuna no significaban nada para ella,
estaba seguro, y cada milímetro de ella era autentico, no tocada por cirujanos
plásticos. Caray, llevaba gafas ¿y no era malditamente sexy aquello?
Lo tenía mal. No había forma de negarlo, y aunque amara a los niños de Tammy,
estaba contando los minutos hasta que razonablemente pudiera enviarlos de una
patada con sus padres.
La necesidad de tener a Imogen a solas y desnuda era urgente, y no había estado
repasando a Shakespeare los últimos diez días para nada. Había escuchado dos
grabaciones más en cinta y mantenido dolorosas discusiones sobre ellas con Toni,
quería mostrarle a Imogen que era capaz de ser culto. La verdad era que las
grabaciones eran entretenidas, y solo era descifrar el lenguaje lo que era difícil. Pero
era lo bastante hombre para admitir que había algo refrescante en las palabras del
dramaturgo muerto.
Ty observó a Hunter inspeccionar su coche mientras Imogen hablaba con el jefe de
equipo.
—Es simplemente asombroso cuanta ciencia e ingeniería hay en ese coche —dijo
Imogen—. Estoy impresionada por tu experiencia y conocimiento.
—Gracias —dijo Sam mirando a Imogen como si pudiera enamorarse—. Ponemos
un montón de esfuerzo para ganar—. Si Ty no estuviera seguro de que Imogen era

~193~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

meramente curiosa, para nada interesada en Sam, podría haberse sentido un poco
celoso. A pesar de que Sam estaba casado, y cuanto interés mostraba Imogen en Ty,
se encontró acercándose solo un poquito más a ella.
—¿Qué pasa con el proceso para llegar a ser jefe de equipo? ¿Aprendes por
experiencia de primera mano o hay un programa de entrenamiento oficial?
—Muchos de los chicos tiene títulos en ingeniería mecánica…
Ty estaba completamente desconectado de lo que Sam estaba diciendo,
concentrado en cambio en la forma en que el suave vestido de Imogen se le pegaba al
culo.
—¿No es cierto, Ty? —le preguntó Sam un minuto más tarde.
—Sí, absolutamente —dijo él sin idea de con qué estaba de acuerdo. Dada la
mirada que Sam le lanzó, no había engañado a su jefe de equipo.
Y no le importó. Estaba enamorado y por el momento nada más parecía importar
mucho más que aquello.
Ty contempló a Imogen, el pecho tenso, el estado de ánimo regocijado, sabiendo
que simplemente podía mirarla y mirarla indefinidamente… que ella le hacía feliz.
Dios, estaba enamorado de ella. Era cierto. Cuando lo sabías, lo sabías.
—Tenemos que irnos —dijo de repente, interrumpiendo a Sam a mitad frase de lo
que estuviera diciendo a Imogen.
Ambos, Sam e Imogen giraron la cabeza y lo miraron fijamente.
—¿Estás bien? —le preguntó Imogen, con los ojos llenos de preocupación.
—Estoy bien. Genial. Solo me ha dado cuenta de que hay algo que tengo que
hacer.
Lo que tenía que hacer era tenerla a solas y decirle como se sentía, porque ahora
que lo sabía, se sentía a punto de estallar con el conocimiento.
—Vale. Te veré más tarde —dijo Sam—. Encantado de conocerte, Imogen.
Imogen se despidió, luego estaban reuniendo a los chicos y apresurándolos de
vuelta con sus padres. Al menos Ty los estaba apresurando. Imogen no parecía tener
prisa y los chicos estaban arrastrando de verdad los pies, lo que estaba haciendo que
se agitara.
Cuando llegaron a su caravana, estaba a punto de salirse de su propia piel. Parecía
que toda su vida había cambiado en un instante y necesitaba compartirlo con
Imogen, la primera mujer de la que se había enamorado, la mujer con la que quería
pasar cada momento, la mujer junto a la que quería despertarse.

~194~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Qué demonios te pasa? —le preguntó ella mientras él empujaba la puerta con
bastante fuerza y entraba a zancadas en la caravana.
Ty solo se giró.
—Cierra detrás de ti.
—Hecho —se puso con las manos en jarras, el gesto estiró la tela de su suave
vestido azul—. ¿Has bebido demasiado café, Ty? Estás actuando como si estuvieras a
tope de cafeína o anfetaminas. Es un poco desconcertante.
Él respiró profundamente, luego le envolvió las manos con las suyas.
—Estoy bien. Solo quería estar a solas contigo.
Ella sonrió.
—Eres incorregible y estas sexualmente obsesionado.
—Hoy no. No he tenido sexo en todo el día —se inclinó hacia delante y la besó,
cerrando brevemente los ojos—. Muy divertido.
—Oye ¿Emma Jean?
—¿Si?
—¿Reconoces esta cita? “Cuando te vi me enamoré, y tu sonreíste porque lo sabías”—
hubo una pausa y ella lo miró perpleja.
—Sí. Es de Shakespeare, por supuesto. ¿Por qué?
—Porque me siento así. Creo que el primer día que te conocí me enamoré solo un
poquito de ti, y tú lo supiste. Algo nos ha atraído el uno hacia el otro desde el
principio ¿no lo crees?
—Eso parece —susurró ella.
—Ambos nos hemos sentido atraídos durante meses, pero no hicimos nada, y
ahora que lo hacemos, bueno, es tan bueno. Es mejor que bueno. Es… asombroso.
Ella asintió.
—Sí. Soy muy feliz contigo.
Dios amaba a las mujeres honestas que no jugaban. Era una razón más para
adorarla. Así que sujeto sus manos más fuerte entre las de él, fijó los ojos en su
mirada y le dijo:
—Te amo
Sus ojos se abrieron de par en par.
—¿Qué?

~195~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Te amo. Estoy enamorado de ti. Las dos cosas, y quiero estar contigo.
Ella elevó un poco la comisura de la boca en una pequeña y dulce sonrisa.
—Oh, Ty yo también te amo. Te amo. No es lógico sentir tanto y tan pronto, pero
lo hago. Te amo de verdad.
Aquellas eran las palabras más dulces y poéticas que él había oído en su vida.
Ty la amaba. La amaba a ella. A ella.
Imogen estaba sorprendida, asustada y henchida con sus propios sentimientos
sobresaturados de amor por él, y cuando él la besó, ella le devolvió el beso con
fervor. Eso era. La gran cuestión. Amor.
El simple concepto la asombraba.
Era hermoso y sobrecogedor, y ella volcó su corazón en el beso, sintiendo que las
palabras eran inadecuadas, que necesitaba que él la entendiera.
Ty le pasó las manos sobre sus pechos, luego bajaron a las caderas, tirando de su
vestido. No le sorprendió. A Ty le gustaba el sexo y ella también adoraba aquello de
él. Anticipando que la apoyaría contra la pared más cercana o la tiraría sobre el sofá,
Imogen se sobresaltó cuando él cayó de rodillas.
—¿Qué estás haciendo?—estaba deslizándole las braguitas hacia abajo y ella ya
tuvo una buena idea de qué estaba planeando, pero por alguna razón la sorprendió.
—Solo quiero saborearte… y quiero que me sostengas la cabeza mientras te doy
placer.
Tenía el vestido enredado alrededor de las caderas y la boca de Ty ya estaba sobre
ella, mordisqueando, lamiendo y succionando. Subió las manos hasta su cabeza,
agarrándole del cabello con fuerza mientras la pasión, el puro placer físico
entremezclado con la emoción de darse cuenta de que lo amaba. Ty movía la lengua
sobre ella, en ella y ella llegó con rapidez, arrollada por todo lo que estaba sintiendo.
—Oh —dijo Imogen—. Virgen Santísima, solo he durado treinta segundos…
Debería estar avergonzada.
Él sonreía mientras se levantaba.
—Elijo tomarlo como un cumplido. Vamos al dormitorio.
Cruzaron el estrecho pasillo hasta la pequeña habitación, que era la versión más
claustrofóbica del dormitorio de su casa, e Imogen se maravilló al mirar la cara de
Ty. Había lujuria en sus ojos, sin ninguna duda, pero sobre todo la estaba
contemplando con tanta ternura y tanto amor que quiso pellizcarse, quiso absorberlo

~196~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

y retenerlo, quiso disfrutar de la sensación de serenidad y placer que experimentaba


con él.
Y cuando Ty la desnudó lenta y cuidadosamente, y la depositó con cuidado sobre
la cama, Imogen sintió que las lágrimas se le acumulaban en los ojos. Aunque amaba
las tendencias dominantes de Ty, aunque de verdad, de verdad, disfrutaba cuando la
poseía a fondo y rápido, cuando provocaba y atormentaba con su forma de alargar el
placer mutuo, pensó que esta era la forma perfecta de hacer el amor en este
momento.
Apartándole el cabello de la cara, él se detuvo para arrastrar los dedos sobre su
labio inferior. Luego se deslizó sobre ella hasta llenarla por completo.
Cuando Ty empezó a moverse lentamente, empujando profundamente dentro de
ella, sus ojos concentrados en los de ella, Imogen le abrazó las caderas con las
piernas.
—Te amo —le dijo, por si acaso no la había creído la primera vez que se lo había
dicho.
Ty suspiró.
—Maldita sea, me gusta cómo suena eso, Emma Jean. Y yo también te amo. Irá
bien, lo sabes. Solo tuve que mirarte hoy y lo supe.
—Es indescriptible, ¿verdad?
—Sí. Lo es—dijo él con sencillez, incorporándose sobre los brazos—.Y que bien me
siento dentro de ti.
Se movieron juntos, con suavidad y lentamente, ella giraba las caderas para
maximizar el placer, rozándose las bocas, hasta que Imogen tuvo un lento y
arrollador orgasmo que la dejo sin respiración. Después de pocos segundos, Ty la
siguió en un total y crudo orgasmo que volvió a poner lágrimas en los ojos de ella
mientras lo sentía latir y estremecerse profundamente en su interior. La vida había
sido buena antes, pero ahora que conocía esto, ahora que se sentía tan conectada, tan
completa con este hombre, nunca volvería a ser la misma.

~197~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 16

Imogen se alegró de estar sentada al lado de Hunter para la carrera. La hija de


Tamara la mantenía al corriente de cada movimiento relevante durante las quinientas
vueltas, señalando las maniobras que hacían los pilotos, quién iba con una vuelta de
menos, quién iba delante y quién había sufrido una terrible parada en los boxes.
Intentando de forma astuta escuchar y absorberlo todo, Imogen se encontró teniendo
una visión clara del deporte cuando iban por las diez últimas vueltas, a pesar del
hecho de que encontraba difícil concentrarse.
Sus pensamientos se desviaban hacia un único pensamiento: Ty la amaba y ella le
amaba a él. Estaban enamorados.
Era un secretito vertiginoso que deseaba poderlo gritar a los cuatro vientos. Por
supuesto, a nadie le importaría, pero ella estaba casi a punto de estallar por el deseo
de anunciar como se sentía, y tal vez mencionar que estaba muy dolorida en un lugar
particularmente íntimo tras dos días de sexo espectacular, interrumpido solo por las
responsabilidades de piloto de Ty. Era una maravilla que el hombre hubiera sido
capaz de llegar detrás del volante, iba corto de sueño, pero estaba allí fuera, no
parecía lo más mínimo un hombre que había agotado enormes cantidades de energía
regalándole múltiples orgasmos.
Observar a Ty ir en círculos la mareaba, y cada vez que parecía que otro coche se
le acercaba, o él pasaba por los pelos por un lugar estrecho, ella se tensaba de la
cabeza a los pies, pero era más por excitación que por miedo. Era fácil ser absorbida
por la energía de los fans, el rugido de los motores, la excitación y asombro de los
locutores. Llevando la sudadera de Ty McCordle que de algún modo había olvidado
devolvérsela tras su acampada, Imogen estaba disfrutando efusivamente de actuar
como una fan.
Hunter y ella estaban allí sentadas moderadamente engreídas mientras
observaban la carrera. Ty era el padrino de Hunter e Imogen le había pescado. ¿O él
a ella? A decir verdad, era seguramente la descripción más exacta para su relación
dado que él era el único que hacía la inserción. Mientras que ella jamás se consideró

~198~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

una fanfarrona, no podía evitar sentir una cierta cantidad de mínima satisfacción al
saber que a Ty no solo le gustaba tener sexo con ella, se había enamorado de plano.
—¿Has visto eso? —le preguntó Hunter, dando un golpecito a la pierna de Imogen
para captar su atención. La niña estaba claramente contenta de tener un pupilo para
instruir—. Ty pasó por el interior. Ahora está en tercer lugar.
—No lo vi —admitió Imogen—. Pero eso es bueno. El tercero está bien. ¿Cuántas
vueltas faltan?
—Nueve. —Hunter se inclinó hacia su madre, llevando una camiseta de Elec
Monroe, una gorra de Ty McCordle y un pin de Ryder Jefferson. La pobre niña iba
agobiada por el esfuerzo de equilibrar sus lealtades—. Mami, relájate. Elec está
haciendo una carrera formidable.
Tamara parecía ligeramente enferma.
—Estoy bien —insistió—. No debería haberme comido ese perrito.
Imogen estaba bastante segura de que nadie debería comer perritos, pero se
guardó su opinión. Tirando de los cordones de su sudadera (bueno, de Ty), no pudo
evitar levantarse con las demás fans cuando los coches rugieron por la pista,
marcando las vueltas finales mientras los pilotos se atropellaban por posicionarse.
Dos coches derraparon en una nube de humo y a media docena de coches por poco
los pilla el accidente. En la confusión momentánea los coches en cabeza se alejaron
del grupo.
—¡Hostias! —exclamó Hunter—. Mira los cinco primeros: Jimmie, Ty, Kyle, Ryder
y Elec. Y el tío Evan es el sexto. ¡Bien!
Aunque no tenía ni idea de quienes eran Jimmie y Kyle, conocía a los demás y se
alegró por ellos. Le sonaba como algo bueno, considerando la cantidad de coches que
rodaban en la pista.
—¡Que guay! —le dijo a Hunter, echando otro vistazo a Tamara. No debía sentirse
bien del todo si el “hostias” de Hunter no había disparado una reprimenda de
Tamara—. ¿Te encuentras bien? —le preguntó.
—No del todo —dijo Tamara, tomando una profunda bocanada de aire por la
boca, el pecho le subía y bajaba. Pete miraba a su madre con suspicacia.
—No vas a vomitar ¿verdad?
—Tal vez —admitió Tamara con la frente cubierta de sudor—. Imogen, ¿te
importa si vuelvo al autocar? ¿Sabes cómo encontrar el camino de vuelta al tuyo con
los niños cuando se acabe la carrera?

~199~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sí, me las arreglaré. Sino, puedo preguntar. Vete y acuéstate. ¿Llevas el móvil?
—Tampoco le gustaba vomitar, así que Imogen se podía imaginar muy bien la
urgente necesidad de Tamara de irse y hacerlo en privado.
—Sí, gracias. —Tomó un tembloroso aliento y se levantó, agarrando su mochila—.
Tenéis todos vuestros pases ¿no? No podréis volver al parking de los autocares sin
ellos.
—Sí. —Imogen lo comprobó viendo a Pete y a Hunter que todavía llevaban los
suyos colgando en el cuello, y el suyo estaba en el bolso—. Espero que te mejores.
—Gracias.
Tamara hizo una frenética bajada corriendo por las escaleras de la tribuna
mientras Hunter golpeaba de nuevo la pierna de Imogen.
—¡Te lo estás perdiendo!
Virando su atención de vuelta a la pista, Imogen preguntó:
—¿Qué me he perdido?
—¡Ty tiene la bandera blanca!
Como si eso le dijera algo.
—¿Es bueno? —escudriñó la pista hacia el coche con el número sesenta, pero no
pudo ver otra cosa que un borrón de coches zumbando.
—Eso significa que el coche en cabeza ha empezado su última vuelta. Ty está en
cabeza.
—Bueno, sí, eso sería bueno. —Hunter se había movido hacia el borde del asiento,
su pequeño trasero rebotaba arriba y abajo, e Imogen se encontró también
inclinándose hacia delante.
—¿Ty ha ganado muchas carreras? —Asumió que sí, aunque se le ocurrió que
nunca le había preguntado por los detalles de su temporada. Eso la convertía en una
mala novia. Novia. Ella era su novia. Un ataque de vértigo la atravesó, aunque la
culpabilidad la hizo darse cuenta de que tal vez debería preguntarle los detalles. Pero
cuando le preguntaba cómo le iban las cosas, él siempre se encogía de hombros y le
contestaba: “Todo bien, Emma Jean”.
—No ha ganado una carrera en veintitrés semanas —le dijo Hunter.
—¡Oh! —Eso no sonaba bien, pero de todas formas, ¿qué sabía ella exactamente
sobre el deporte? Estaba intentándolo, desesperadamente, pero tenía un montón de
terreno que cubrir para comprender el cómo, el por qué y el qué de las carreras de
coches—. Entonces es realmente excitante.

~200~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sí. —Hunter se puso de pie, al igual que toda la gente, todo el mundo gritando,
animando y moviendo los brazos al aire.
Imogen se levantó de golpe con todos los demás cuando Pete le ofreció una
sonrisa y le tiró del brazo para levantarla. Ella le sonrió.
—¿Crees que va a ganar? —le gritó a Pete sobre el rugido.
—¡Acaba de hacerlo! —le respondió Pete a gritos, señalando a la pista cuando la
gente se volvió loca.
El locutor se hizo oír:
—¡Ese es Ty McCordle con el coche número sesenta, su primera victoria en
veintitrés carreras!
Una increíble cantidad de orgullo se precipitó por Imogen, y quiso levantarse de
su asiento y decirle a todo el mundo: “¡Ese es mi novio! Es el número uno y le voy a
dar sexo oral.” Afortunadamente, controló el impulso.
—¡Vamos! —exigió Hunter, agarrando a Imogen de la mano y tirando de ella
hacia las escaleras.
—¿A dónde? ¿Cuál es la prisa?
—A la zona del pódium.
—¿El pódium? —Imogen se paró de plano cuando el bolso le cayó del hombro—.
No creo que podamos estar allí ¿no?
—Tenemos pases —dijo Hunter, sosteniendo su identificación.
—Y tú eres la novia de Ty —dijo Pete.
Podría darle una galleta por decir eso de modo espontáneo.
—Pero…
—Y estamos emparentados con la mitad de los ganadores —añadió Pete.
—La zona del pódium es el lugar más chulo del mundo —dijo Hunter—. Tenemos
que ir o moriré.
De la mente lógica de Imogen no pudo salir un argumento legítimo para no ir, y
los tres querían, ella incluida, así que se encogió de hombros.
—De acuerdo, vamos. Ve delante.
—¡Yupi! ¡Yupi! —fue la opinión de Hunter mientras arrastraba a Imogen y a su
hermano por las escaleras a una velocidad que rivalizaba con la misma carrera.

~201~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty salió del coche y golpeó el puño en el aire. ¡Diablos! ¡Sí! Ganar jamás en la vida
se había sentido tan bien. Había tenido una buena temporada y estaba en la carrera
por el título, pero había pasado mucho tiempo desde que pasó debajo la bandera de
cuadros y nada superaba ese subidón. Añadido a la victoria estaba el hecho que su
novia, su primera, novia, cien por cien: Amo a esta mujer con todo mi corazón, estaba
allí para ser testigo.
Lo mejoraría si ella estuviera aquí con él en el pódium, pero no habían hablado de
nada de eso, y Ty sabía que Tammy jamás se lo sugeriría a Imogen, por no querer
interferir.
Su equipo le felicitó, hubo apretones de mano y golpecitos en la espalda mientras
él daba las gracias a su equipo y su patrocinador. Poniéndose la gorra de su
patrocinador en la cabeza, se subió al capó del coche y le empaparon de cerveza
mientras le llovía el confeti.
Dios, no había nada como esto.
Echando un vistazo a la gente allí reunida, casi se resbaló cuando captó la visión
de Imogen de pie observándole con una sonrisa gigantesca en la cara y las manos en
los hombros de Hunter. Llevaba vaqueros y la sudadera que le prestó en la
acampada. Con una sonrisa tan amplia que casi se le parte la piel, Ty le hizo un gesto
para que se acercara.
Ella le devolvió el gesto con la mano, los ojos abiertos de par en par, como si
quisiera la confirmación de que realmente quería que fuera con él.
—¡Sí! —gritó Ty—. Ven aquí.
No había rastro de Tammy, lo cual le pareció extraño a Ty, pero tal vez había ido a
plantificarle un beso a Elec. Imogen arrastró a los niños hacia delante y Ty bajó de un
salto para encontrarse con ellos. Hunter le dio un abrazo y Pete un choca esos cinco.
—¡Una carrera fabulosa! —declaró Hunter.
—Gracias gamberrilla. —Ty sonrió a Imogen—. Hola.
—Felicidades —le dijo—. Fue una carrera fabulosa.
—Gracias. Me alegro de poder compartirlo contigo. Ingenio.
—Yo también —contestó—. Estoy tan orgullosa de ti.
Ty le acarició la mejilla con la mano y miró al interior de esos bonitos ojos azules.
En ellos vio todo lo que siempre quiso, una mujer inteligente que le respetara y
amara con todo su ser. De pronto supo que si le estaban ofreciendo todo lo que

~202~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

siempre quiso en un solo paquete, debería agarrarlo y sujetarlo bien fuerte. Solo
había un modo de hacerlo, y supo con absoluta certeza que era lo que quería.
—Te quiero —susurró, dándole un suave beso.
Entonces, necesitando que ella supiera, comprendiera, necesitando una
permanencia, un compromiso, un para siempre con la mujer de sus sueños,
retrocedió un paso, tomó su mano en la suya y se puso sobre una rodilla.
—Imogen Ann Wilson, ¿quieres casarte conmigo?
Aquellos hermosos ojos se volvieron enormes detrás de las gafas. Se quedó
boquiabierta. Sus mejillas se transformaron en lirios blancos. Ty fue consciente de los
flashes funcionando a su alrededor, y pudo notar el objetivo de las cámaras de
televisión. Tal vez no debería haber hecho esto en un lugar tan público, pero qué
narices, había sentido como si no quisiera nada más que convertirla en su mujer, ¿y
por qué un hombre debería esperar cuando sabía algo tan enorme e importante?
Vagamente consciente de Hunter brincando y chillando a su derecha, Ty alzó la
mirada bajo el ala de su gorra hacia la mujer que amaba y notó la euforia empezar a
hundirse cuando ella no dijo nada.
—¿Y bien? —le preguntó al final.
—¿Lo dices en serio? —le preguntó con voz chillona y la mano aferrada al cuello
de la sudadera.
—¡Diablos! Sí, lo digo en serio —dijo—. ¿Crees que te lo preguntaría delante de
cientos de personas si no fuera totalmente en serio? —Hizo un gesto hacia la gente
reunida en torno a ellos, todos mirando descaradamente, capturando cada minuto en
foto y video.
Imogen echó un vistazo y sus mejillas fueron del blanco riguroso al rojo
remolacha.
—¡Virgen Santa!
—Entonces ya que ahora sabes que voy en serio… —Ty le apretó la mano—. ¿Vas
a contestarme? Te pregunté una vez si eras de las que se casaban y tú me dijiste que
todavía no habías conocido al hombre con el que quisieras casarte. Espero ser ese
hombre. Sé que es pronto, pero Emma Jean, he esperado toda mi vida conocer a una
mujer como tú y te quiero. ¿Quieres casarte conmigo?
Empezó a subir y a bajar la cabeza antes de que él siquiera terminara de hablar.
—Sí, sí. Me casaré contigo. —Con los ojos llenos de lágrimas le ofreció una risa
aguada—. Estoy intentando pensar en una cita ingeniosa de Beatrice o Benedick,
pero tengo la mente totalmente en blanco.

~203~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty se levantó.
—Mientras tu mente esté lo bastante lúcida para decirme sí, me importan un bledo
las citas ingeniosas. —Con el corazón acelerado, se inclinó hacia delante y le dio un
lento y profundo beso, queriendo hacerlo más caliente pero sabiendo que no podía
en este lugar—. Te quiero —susurró—. Intentaré ser un buen marido, te lo juro.
—Yo también te quiero.
Entonces se giró hacia la gente de los medios allí reunidos y volvió a levantar el
puño.
—¡Ha dicho que sí! Me voy a casar. ¿Cómo se puede endulzar más la victoria de
hoy?
Sabiendo que estaba sonriendo como un maldito tonto, rodeó a Imogen con el
brazo para acercarla y disfrutar de lo que sin lugar a dudas era el mejor momento de
su vida.
Ty le había pedido en matrimonio. Se había puesto sobre una rodilla y le dijo cosas
tan adorables que había estado demasiado aturdida para retener en su cerebro, y de
algún modo logró soltar un sí. Ahora estaba rodeada por periodistas haciéndole fotos
y entrevistando a Ty mientras ella estaba allí, todavía aturdida y de vez en cuando le
preguntaban a ella.
—¿Sospechaba que iba a proponerle matrimonio? —una rubia de cuarenta y
pocos, con el pelo sujeto en una lisa cola de caballo, le preguntó con una sonrisa.
—No, no tenía ni idea —le dijo con la mayor sinceridad.
Consciente de la necesidad de saber donde estaban Hunter y Pete ya que estaban
bajo su responsabilidad, y asegurándose de permanecer en pie en vez de
desplomarse en un charco por la impresión, en ese momento le pareció un esfuerzo
enorme recuperar sus facultades. Olvidándose del encanto o del ingenio. Y estaba
casi segura que su rostro se parecía más al de Joker que a una mujer recién
comprometida. Comprometida.
Estaba comprometida.
Conocía al hombre de hacía solo unos cuantos meses, había salido con él unas
semanas y había estado de acuerdo en casarse con él.
Nunca en todos sus veintiocho años de existencia había hecho algo tan impulsivo.
Siguió esperando sentir aquello como un error gigantesco, pero aparte del aspecto
surrealista de la situación, no sintió ninguna duda.
Solo sentía… incredulidad.

~204~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

De todas esas mujeres en el mundo que se lanzaban a por los pilotos, ¿por qué la
elegiría a ella? Desafiaba los principios de la lógica.
Pero así y todo, ella creía que la amaba. Lo había visto en sus ojos, oído en su voz.
Confiaba en eso, en serio, ¿entonces por qué su mente jamás fue por los derroteros
del concepto de matrimonio y el felices para siempre?
Porque había estado aterrada. Asustada de que él cambiara de opinión. Y esa clase
de dudas la molestaban. Se dijo que no era tan confiada y segura de sí misma como
quería ser, que exhibía una vulnerabilidad hacia los hombres. Hacia este hombre. ¿O
no? Y si lo hacía, ¿era eso tan malo?
A veces, el hecho de que su mente no se callara, y analizara desde siete mil
direcciones distintas una y otra vez, era un verdadero grano en el culo.
Acababa de recibir una proposición de matrimonio del hombre al que amaba y
estaba diseccionando los puntos débiles.
—Siento el bombardeo de los medios —le susurró Ty al oído, su aliento
haciéndole cosquillas en la piel—. No pensé en esa parte, cielo. Solo te vi y supe que
quería casarme contigo así que te lo pedí. No pude esperar.
Imogen miró a Ty, el único hombre que podía detener su lógica fría como el hielo
y hacerla solo sentir. Por primera vez desde que se dejó caer al suelo, ella notó
aparecer una sonrisa.
—Está bien. Me alegro que no esperaras. —Ella necesitaba eso, ser atrapada con la
guardia baja, aprender a confiar en la primera reacción instintiva de sus emociones.
No hubo duda de su parte, él le había preguntado y su corazón había cantando un
enorme y gran sí.
Él le sonrió.
—Bien. Pagaría mil dólares por poder besarte con lengua ahora mismo. —Ella se
rio.
—Eso comportaría bastante tiempo de emisión.
—No bromees. Creo que acabarán fastidiándote. Si quieres llevar a los niños al
autocar, estaré allí pronto. O puedes esperar a un lado. Por cierto, ¿dónde narices
está Tammy?
—Se sentía mal, así que se fue antes.
—¿Lo sabe Elec? Imagino que querrá llevarse a los niños.
—Lo dudo. Parecía que iba a vomitar, así que es improbable que tuviera la ocasión
de llamarle.

~205~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Haré que alguien le busque. Entonces ¿quieres esperar aquí?


—Claro.
Imogen se reunió con Hunter, quien iba saltando, brincando y charlando a cien
kilómetros por hora, y a Pete, quien parecía totalmente aburrido.
—¿Volvemos al autocar? —preguntó el niño—. Tengo hambre.
—Vamos a esperar a tu padrastro y él os llevará de vuelta. Estoy segura que os
dará de comer.
—¡Helado! —declaró Hunter disparando los brazos arriba en el aire—. ¿Entonces
cuando os casáis Ty y tú?
—No lo sé, todavía no hemos hablado de eso.
—Mi mamá y Elec se casaron y ahora él duerme en la cama con ella. Pienso que
eso es un asco. Cuando me case, mi marido deberá tener su propia habitación.
Imogen casi suelta una carcajada.
—En algún momento cambiarás de opinión sobre eso. Presumiblemente si te
casas, te gustará lo suficiente para querer pasar mucho tiempo con él.
—No lo sé. —Hunter parecía dudarlo—. Me parece tonto el asunto de dos
personas en una misma cama.
Solo de pensarlo, preparándose para dormir cada noche con Ty a su lado,
despertándose con su alegre charla y sus grandes y cálidas manos, la hizo profunda,
profundamente feliz.
—Tal vez sea tonto, pero cuando amas a alguien, quieres acurrucarte con él.
Hunter parecía lista para refutarlo cuando atisbó a su padrastro yendo hacia ellos.
—Hola, renacuajo ¿qué pasa? —le preguntó.
—Buena carrera —le contestó mientras él la levantaba en brazos colocándola en su
cadera, las largas piernas de la pequeña colgando.
—Gracias, cariño. ¿Chicos estáis listos para marchar? Ty me dijo que mamá está
enferma. Deberíamos volver y ver como está.
—¿Podemos comer? —preguntó Pete.
—Lo más probable es que te deje comer en algún momento —dijo Elec,
alborotando el cabello de Pete—. Eres un pozo sin fondo.
—Sí —sonrió Pete.
Elec miró a Imogen.

~206~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Gracias por vigilarlos, te lo agradezco de veras.


—Ningún problema, nos hemos divertido viendo la carrera.
—He oído que las felicitaciones están en el orden del día —sonrió Elec—. Todo el
mundo está hablando de Ty soltando la pregunta.
Ella notó como le ardían las mejillas.
—Gracias.
—Nos vemos después —dijo él marchándose con los niños.
El teléfono de Imogen sonó y ella se apartó un poco de la zona de prensa para
contestar. Era Suzanne.
—¿Hola?
—¡Qué coño! —fue la reacción de su amiga—. Estoy mirando la carrera en la tele y
entonces Ty se deja caer y te pide matrimonio, me he quedado a cuadros. ¿Tú lo
sabías?
—¡No! No tenía ni idea.
—Ese diablillo, quién habría dicho que tenía una vena romántica en su cuerpo.
Bueno, ¿estás contenta? ¿Estás cagada de miedo?
—Ambas cosas —se rió Imogen.
Suzanne se rió con ella.
—No bromees. Dios mío, tu propuesta de matrimonio acaba de ser presenciada
por, más o menos, un millón de espectadores. Te digo que le sablees con el pedrusco
más grande por no avisarte con anticipación.
Imogen tironeó de los cordeles de la sudadera.
—¿Un millón de espectadores? Estás exagerando ¿no? —Ni siquiera podía
imaginarse el aspecto que tenía: llevaba el cabello en una coleta, sin maquillaje,
vestida con una sudadera, lo cual nunca hacía. ¡Ostras!
—Esto… pues no. Es un deporte popular pero tenías buen aspecto, lo juro. Solo un
poquito aturdida. Pero cuando dijiste sí, creo que hubo un suspiro colectivo en toda
América.
—Aturdida es la palabra, todavía estoy totalmente en shock.
—Bueno, sí, claro. Todavía es pronto. —Suzanne hizo una pausa y su voz se
suavizó—. ¿Estás feliz? ¿Es lo que quieres?
—Sí, lo es. —Lo era, lo sabía sin sombra de duda.

~207~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Te hace tan feliz que tu cara podría romperse? ¿Quieres fabricar bebés con él?
El pensamiento de tener hijos con Ty tampoco se le había ocurrido nunca. Ahora la
imagen de pequeñajos sonrientes de pelo revuelto con personalidades parecidas a la
de Hunter apareció en su cabeza y no se desprendería.
—Sí y sí.
—Entonces felicidades, cariño. ¿Adivina quién va a ser tu coordinadora de boda?
Imogen se rió.
—Eso sería genial, Suz. Sé que harás un trabajo estupendo y te juro que no te
pediré monos desnudos en mi pastel.
—Mejor no te descontroles, tampoco es que fuera a dejarte. Y nada de la
parafernalia de carreras, por favor.
—De hecho me gustaría una boda de destino. —Aunque suponía que necesitaría
hablarlo con Ty. No es que tuviera ni idea de cuál era su visión para una boda.
—Ahora te escucho, hermana.
Sonó la llamada en espera y apartó el teléfono para mirarlo.
—Suz, es mi madre por la otra línea. ¿Puedo llamarte más tarde?
—Claro, cielo.
—Gracias, adiós. —Imogen descolgó y dijo:
—Hola —con el corazón a mil.
—De acuerdo, sabes que no sigo el deporte por televisión —dijo su madre a modo
de saludo—. Pero sabes que el señor y a la señora Hanson sí lo hacen y ahora que él
está retirado, lo graba todo. Acaba de visitarme para contarme que te vio en una
carrera donde un hombre te propuso en matrimonio. Supuse que no podía ser cierto
pero entonces me lo puso, e Imogen Ann, te lo juro, se parecía exactamente a ti. De
hecho, parecía como si esa persona usara tu nombre completo cuando lo propuso,
pero entonces pensé que no podía ser cierto porque ¿cómo es que tu madre no sabe
siquiera que te estás viendo con alguien, y mucho menos que estás a punto de
comprometerte?
Tenías que amar el poder de la electrónica y la comunicación al instante. Imogen
se mordió el labio.
—Bueno, era yo, mamá. Y estoy segura de que en la grabación pudiste ver lo
sorprendida que estaba. No tenía ni idea de que estaba al borde del compromiso o
evidentemente te lo habría mencionado.

~208~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Entonces me estás diciendo que estás comprometida? ¿Con un piloto de


carreras?
—Sí. —Imogen contuvo el aliento esperando la reacción en contra.
Pero su madre, quien era controlada y nunca particularmente excitable, de hecho
chilló, alarmando tanto a Imogen que casi deja caer el teléfono. Su madre jamás
gritaba. Jamás. Ni de alegría, ni por enfado. Jamás.
—¡Dios mío! —dijo su madre—. ¡Jonathon, nuestra pequeña se va a casar! —le
gritó al padre de Imogen—. ¡Hay que planear una boda! ¿Y quién es este hombre?
Vergüenza te tendría que dar por no decirme nada de él.
Antes de que Imogen pudiera contestar, su madre siguió.
—¡Oh, no! Supongo que eso significa que te quedarás permanentemente en
Charlotte. Oh, Imogen, pensaba que volverías a casa.
Ella también. El darse cuenta de aquello la aturdió un poquito. ¿Se iba a trasladar
a Charlotte para siempre?
Evidentemente lo haría si se iba a casar con Ty. Guau. No estaba segura como se
sentía al respecto.
—Mamá, eso no importa. Ty viaja mucho y estoy segura que seré capaz de
presentarme en Nueva York con bastante frecuencia y visitaros cuando él esté
ocupado de gira.
—Vi en la televisión que su nombre era Ty. ¿De qué es diminutivo? ¿Es un
apellido? ¿Vas a mantener tu apellido uniéndolo con un guión o adoptarás el suyo?
No puedo decir que me guste el sonido de Imogen McCordle.
Ni a ella, ahora que su madre lo mencionaba. No era un nombre bonito para nada,
algo que no había considerado nunca. No es que importara, su apellido podría haber
sido Weed y todavía se casaría con él. Pero ¿adoptaría su nombre? Suponía que
podía ser Imogen Wilson-McCordle. Así tenía un sonido erudito.
—No he pensado lo que haré con el apellido. Seguramente le pondré un guión.
—Si crees que será lo mejor. ¿Y de qué es diminutivo Ty?
No lo sabía. No tenía ni idea. Nunca había hablado de ello. Como muchas otras
cosas, al parecer.
—Mamá ¿te puedo llamar más tarde? Ty está acabando con la prensa y me
gustaría cenar alguna cosa. Dile a papá que le quiero.

~209~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Oh. —Su madre sonó desconcertada—. Sí, llámame esta noche o mañana.
Quiero saber cuándo traerás a Ty a casa para conocernos y quiero que tu tío Steven te
muestre el salón de baile de su hotel. Os vais a casar en Manhattan ¿no?
Sintiéndose como si fuera a entrar en pánico, Imogen dijo:
—¿Mamá? ¿Mamá? No te oigo. Creo que no tengo cobertura. Te llamaré des…
Cortó sus palabras al colgar el móvil. Soltando un suspiro de alivio, intentó
tragarse la culpa. Odiaba mentir, era terrible mintiendo. Siempre acababa confesando
pero su madre había tenido un grave efecto negativo en sus niveles de ansiedad.
¿Por qué se pensaba todo el mundo que una vez comprometida tenías que tener la
boda planeada tres minutos después? No podía pensar con tanta anticipación; solo
quería disfrutar durante un día, o dos o tres meses. Buscando a Ty, vio que se dirigía
hacia ella. Su teléfono sonó indicando un mensaje de texto. Abrió el teléfono y
suspiró al leer, era de su madre.
Tu padre quiere saber si estás embarazada.
Qué bien. Se ve que no podía comprometerse de forma espontánea sin que sus
padres se pensaran que estaba preñada. Le enseñó el teléfono a Ty cuando se acercó.
—Mira esto, es la reacción de mi madre a las noticias, las cuales vio por televisión.
Apenas le echó un vistazo.
—No puedo verlo, hay reflejo del sol. ¿Qué dice?
—Mi padre quiere saber si estoy embarazada.
Ty soltó una carcajada.
—Vamos, diles que todavía no.
—¿Quieres tener niños? —le pregunto Imogen con inquietud, la sonrisa se borró
del rostro de Ty.
—Sí. ¿Y tú?
Ella asintió.
—Sí.
—¡Uf! —Le metió el cabello detrás de la oreja—. Me asustaste durante un minuto.
De pronto ella también estaba asustada. Había un montón de cosas que ella Ty no
habían hablado. Cosas importantes. Asuntos clave.

~210~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Tenemos tiempo de comer algo rápido antes del vuelo a casa. Maldita sea,
desearía que no nos fuéramos hoy. Estar embutidos en un vuelo comercial contigo no
es mi idea de cómo deberíamos celebrarlo.
—El mío tampoco. —Imogen quería acurrucarse en la cama con él y hablar, hacer
el amor, hablar, hacer el amor. Eso mitigaría los molestos pequeños temores que le
brotaban como hongos—. Aunque tengo que volver, tal vez mañana podamos salir a
cenar.
—Una cena especial —le prometió Ty—. Y tengo que ir a comprar el anillo.
La idea de Ty eligiendo un anillo de compromiso a ciegas le provocó otra oleada
de pánico.
—Tal vez deberíamos ir juntos.
La besó suavemente.
—Claro. Maldita sea ahora suena el teléfono. —Sacándolo del bolsillo contestó sin
mirar a la pantalla.
Tras un minuto Imogen conjeturó que era Elec. Aprovechó la conversación para
contestar al mensaje de su madre.
No, no estoy embarazada.
Entonces algún diablillo la provocó para añadir la sugerencia de Ty.
Todavía.
Normalmente no era de las que bromeaba de esta manera pero por alguna razón
se sintió satisfecha, tal vez porque la pregunta del embarazo le había abofeteado por
la opinión de sus padres de que tenía que casarse. De otro modo no tenía sentido.
Ty colgó el teléfono y le ofreció una mirada de disculpa.
—No te importa si nos llevamos a los niños a Charlotte ¿verdad? Elec dice que
Tammy tiene una intoxicación alimentaria y está vomitando sin parar. Se siente fatal
y no puede volar esta noche. Quiere quedarse con ella, evidentemente, pero los niños
tienen que volver e ir al colegio mañana. Así que le dije guardaran sus asientos en el
vuelo de esta noche, los recogeríamos y los dejaríamos en casa de sus abuelos a pasar
la noche.
—Claro, por supuesto. Jesús, pobre Tamara. La intoxicación alimentaria es
horrible, estoy segura que será más fácil para ella cuando los niños no estén
correteando por el autocar. Tal vez consiga dormir un poco.
—Esto seguramente será bueno —dijo Ty—. Evitará que intente molestarte en el
avión.

~211~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Imogen se rió.
—¿Ibas a molestarme en público?
—Seguramente. —Ty deslizo la mano en las suyas—. Y esto va a detenerme de
hacer algo totalmente inapropiado. Aunque si usas la manta del avión, no seré
responsable de lo que haga mi mano por debajo.
—No te atreverías.
—No me tientes.

~212~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 17

Resulto que no había posibilidad de hacer algo inapropiado en el avión. Hunter


insistió en sentarse al lado de Imogen, Lo cual dejó a Ty y a Pete al otro lado del
pasillo. El vuelo se había retrasado y perdieron la conexión a Atlanta. Para cuando
estuvieron de vuelta a Charlotte, dejaron a los niños en la casa de sus abuelos, y se
pusieron en camino hacia el apartamento de Imogen, era la una de la madrugada y
Ty estaba agotado. Había sido un día increíble, y aún así uno muy largo.
Imogen parecía un poco alicaída, pero mientras la acompañaba a la puerta con la
maleta de ella en la mano, Ty no pudo evitar preguntar:
—¿Puedo quedarme a pasar la noche?
Al verla dudar y con el deseo empañando de fatiga sus ojos, añadió:
—Nada de sexo, creo que ambos estamos demasiado muertos para eso. Pero
quiero dormir a tu lado esta noche. Quiero abrazarte.
No era exactamente de tipo duro, pero era la pura verdad, y eso pareció funcionar
para ella porque su expresión se suavizó.
—Me encantaría.
Dios, estaba acabado. Aquí suplicando por abrazarla.
—Déjame agarrar mi bolsa de viaje. —Con un estallido de energía que no sabía
que le quedaba, sacó la bolsa del maletero y estuvo a su lado. Imogen los hizo entrar
en el apartamento y encendió una lámpara del salón.
—¿Te importa si nos vamos directos a la cama?
—No, eso es exactamente lo que tenía en mente. Ve delante y usa el baño la
primera.
—Podemos entrar juntos —dijo ella—. Solo necesito lavarme los dientes y la cara.
Eso sonaba bien. Si iban a casarse, deberían resolver como compartir el baño.
—De acuerdo, solo quiero hacer lo mismo ya me ducharé por la mañana.

~213~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Cuando fueron a la habitación, Ty se quitó los zapatos y los puso ordenados al


lado de su tocador. Se deshizo de los bóxers y la camiseta, dobló la ropa, y sacó su kit
de afeitado. Mientras se dirigía al baño, vio a Imogen en sujetador y bragas.
Tentador, muy tentador, pero se contuvo.
Ante la visión de su baño se detuvo de golpe. Jamás había estado allí, y aunque
sabía que Imogen era una cosita desordenada, jamás hubiera imaginado que una
mujer pudiera tener tanta mierda en un baño tan diminuto. Había lociones, aparatos
eléctricos con los cables y maquillaje esparcido por todas partes. El suelo estaba
cubierto de toallas, bragas, sujetadores, pañuelos y un par de cuchillas desechables
que parecía que habían sido tiradas a un lado de la bañera y olvidadas. Incapaz de
encontrar una superficie para poner el neceser, sacó su cepillo de dientes y lo sujetó
entre las piernas.
—Lo siento está un poco desordenado —dijo ella mientras se movía afanosamente
detrás de él llevando como pijama una camiseta estrecha resaltando sus pezones y
unos pantalones gigantes de franela.
Eso era un eufemismo, pero él solo se encogió de hombros y habló con la boca
llena de pasta de dientes.
—No pasa nada.
Escupió y luego le dejó el baño a ella. La cama era muy atractiva, aunque la de
Imogen estuviera un poco recargada de encaje y rosa. Quitándose la camiseta y
apartando la sábanas, se hundió en la cama suspirando. Estaba oficialmente cansado.
Imogen se deslizó a su lado con el rostro brillante por algún mejunje femenino que
hubiera usado. Ty alargó el brazo hacia ella y ésta se acurrucó a su lado, descansando
la cabeza en el torso masculino.
Agotado y sin estar del todo seguro de qué se suponía tenía que decirle a la mujer
a la que había pedido en matrimonio, Ty estaba contento con solo estar allí acostado.
Imogen no.
—Espero no haber quedado totalmente horrible en televisión.
—Estoy seguro de que has quedado preciosa —susurró él. Estaba acostumbrado a
salir en la tele así que no lo ponía nervioso. Se hizo una pausa y luego ella siguió:
—Deberíamos sincronizar nuestras agendas por e-mail. Así podremos ver los
compromisos del otro con una ojeada.
Eso lo hizo moverse un poco en la cama.
—No es necesario. Cualquier cosa que me digas, la recordaré. —Se dio golpecitos
en la cabeza—. Esto funciona.

~214~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sería más práctico utilizar un calendario.


—Umm —dijo sin comprometerse.
—¿Por qué no usas el e-mail? —le preguntó—. Es tan práctico.
—Demasiado ocupado y tengo una asistente.
—La cual estoy segura se escandalizó al abrir el correo en el que te ofrecía sexo
oral.
Ty se rió.
—¿En serio? No me lo mencionó. Pero no te preocupes, Toni es guay. Un poco
dictadora pero se ocupa de que esté donde tengo que estar.
—Eso está bien. —Imogen le pasó los dedos por el torso—. ¿Qué clase de boda
quieres?
—No lo sé. —La verdad es que jamás había pensado en ello—. La que tú quieras,
nena.
—Tal vez una boda de destino. ¿Qué piensas de eso?
—Ni siquiera sé lo que significa.
—Que te casas en un resort, como Hawai o el Caribe e invitas a unos cuantos
amigos íntimos y la familia.
—Eso suena bien. —Sol, arena, podría tratar con eso. Y considerando que sus
únicos meses fuera de temporada eran diciembre y enero, ir al trópico era
atrayente—. Podríamos ir descalzos.
—Por otro lado, eso tiene el potencial de ofender a un montón de gente que es
importante para nosotros. Quizás deberíamos tener una boda tradicional e invitar a
todo el mundo.
—De acuerdo.
Imogen le echo un vistazo ansiosa.
—¿Eso es lo que quieres de verdad? Porque planear una boda así representa
muchísimo trabajo.
—Por eso no tenemos que hacerlo todo esta noche —le dijo él, besándola en la
frente—. Duerme.
Ella estuvo quieta tanto rato que Ty dejó que sus ojos se cerraran lentamente, la
sensación de la calidez al estar acurrucada a su lado lo adormeció.
Pero entonces ella habló:

~215~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Sería realmente de ayuda si contestaras a los e-mails y sincronizáramos las


agendas si vamos a planear una boda.
Ty suspiró y se pasó los pulgares por las cejas. Tenía que contárselo, sabía que
tenía que hacerlo. Iba a casarse con ella, podía confiarle su secreto. Pero la vergüenza
se hacía sentir con intensidad. Apartándola le dijo:
—Imogen.
—Vas a decirme que me calle y duerma ¿no?
Eso casi le hizo reír.
—No, voy a contarte porque el e-mail no es una buena forma de comunicación
para mí porque soy disléxico.
—Vaya. —Ella parpadeó, bizqueando ya que iba sin gafas—. Vaya, no tenía ni
idea… Dios, lo siento. Te he estado atosigando con esto.
—Está bien, no lo sabías. Pero ahora sí.
Ella no parecía molesta, solo sorprendida.
—Entonces, es difícil y tardas tiempo en leer. ¿Son solo los e-mails normales o es la
complejidad de un calendario lo que te desordena las palabras?
Debería haber sabido que haría preguntas curiosas. Era hora de ser totalmente
honesto, en vez de la media verdad que le acababa de contar.
—Ambos. No puedo leer nada, Emma Jean. Era bueno disimulando en el colegio,
y no averigüé lo que me pasaba hasta más o menos los veinte. Para entonces, no
importaba. Dejé la secundaria para pilotar coches.
Otro secretito que había evitado mencionar a la mujer sacándose su posgrado.
—¿Qué? —Eso por fin pareció dejarla lo suficientemente atónita para sentarse en
la cama y quedárselo mirando—. ¿No puedes leer? ¿Nada? ¿Entonces como lo haces?
Ty también se incorporó, un poco picado por lo mucho que le hirieron sus
palabras.
—Te lo dije, soy bueno disimulando. Voy recogiendo pistas de la gente que me
rodea. Tengo una memoria fantástica. Solo tienes que decírmelo una vez y lo
recuerdo. Tengo a Toni, la única persona que lo sabe, guiándome con el papeleo y
cualquier cosa que no pueda resolver. Y gracias a Dios por la Blackberry y sus
pictogramas. La tecnología ha sido algo bueno… Ahora puedo saber quien llama por
la foto que aparece.
—Pero, pero… —Se apretó los dedos en la sien—. Te he visto hacer cosas. Como
tocar la pantalla en el aeropuerto… ¿Cómo…?

~216~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Al principio, cuando esas cosas empezaron a aparecer, tenía el expendedor que
me ayudaba a hacerlo. Ahora lo hago en parte de memoria y en parte por sentido
común basado en los pictogramas. No es difícil.
—Ty… —Su mirada era desesperada—. ¿Shakespeare?
El corazón le latía con un leve golpeteo seco y enfermizo en el pecho. No le
gustaba el modo en que lo miraba pero tenía que ser honesto.
—Lo escuché en audio.
Imogen se quedó con la boca abierta.
—Vale, de acuerdo, supongo que eso tiene sentido. Y… ¿has dicho que dejaste la
secundaria?
Ty asintió.
—¿Por qué no me lo dijiste? No tienes que ocultarme nada. —Imogen alargó la
mano y le tocó la mejilla.
Abrumado por la emoción y el alivio de que no le hubiera llamado idiota, Ty tragó
con fuerza.
—No es algo que vaya diciendo por ahí. Si lo saben, te critican, te juzgan o te
tratan como un idiota. Si no lo saben, estamos en igualdad de condiciones. Mierda,
me da vergüenza, tú eres una mujer muy inteligente, Imogen. —Utilizó su nombre
de verdad con toda la intención en vez del apodo—. No quiero una puerta cerrada en
la cara entre nosotros antes siquiera de poder abrirla del todo.
—Jamás te juzgaría —dijo Imogen, pero incluso antes de que las palabras salieran
de su boca sabía que no era del todo cierto. Antes de conocer a Ty del modo en que lo
conocía ahora, tal vez lo hubiera descartado como el típico sureño, demasiado terco
para molestarse a aprender a leer, aún cuando hiciera su vida más fácil. Desde
entonces había aprendido que él era mucho más que eso, y podía ver porque no
quería contárselo a nadie. Ty tenía orgullo, toneladas, y vería su dislexia como una
debilidad. ¿Por qué admitir un defecto cuando podía sortearlo?
Sin embargo, le molestaba que se lo hubiera ocultado.
—Vamos, es natural. Pero no soy estúpido, solo tengo el cerebro hecho un
desastre.
—No creo que tu cerebro sea un desastre —le dijo en voz baja, notando lo
vulnerable que se sentía—. Pero pienso que tal vez esto es algo que deberías haberme
contado antes. Quiero decir, te pedí que leyeras a Shakespeare. Debiste sudar la gota
gorda.

~217~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Él se encogió de hombros.
—Los de Shakespeare son fáciles porque es popular, son los libros poco conocidos
los difíciles de encontrar en audio.
Imogen se apoyó en la cabecera y se lo quedó mirando, tratando de ponerle
sentido al revoltijo de sus pensamientos. Se le ocurrió que esta era la primera vez que
él pasaba la noche en su apartamento. Estaban comprometidos y en realidad sabían
muy poco el uno del otro.
—¿Cuál es tu verdadero nombre? —le preguntó.
—¿Qué? —parpadeó Ty.
—Ty es un diminutivo ¿no?
—No —negó con la cabeza—. Mi madre no creía en ponerle un nombre de doce
letras a un niño y llamarle con un apodo. ¿Por qué?
—Estoy aquí sentada pensando en que no sabemos nada el uno del otro, Ty. No
conocemos la historia del otro, o su familia, o sus comidas favoritas. No sabemos
cómo perdimos nuestra virginidad y un millón de pequeños detalles más.
—Puedo contarte cómo perdí la virginidad. Intervienen Bon Jovi, una fiesta de la
cerveza y un Mustang. —Sonrió—. Y el coche no era mío, era de ella. No tenía
suficiente edad para conducir.
Imogen no sonrió.
—Lo digo en serio —contestó.
—¿El qué? —preguntó Ty, estirando el brazo exasperado—. ¿Por qué tenemos que
saber todo del otro en este preciso instante? La gente se conoce con el tiempo, y estoy
seguro que incluso parejas casadas durante veinte años no lo saben todo sobre el
pasado de su compañero o sus gustos. ¿Dónde está el problema?
¿Cómo decirle que su mayor temor era que llegaran a conocerse y se acabara el
amor? ¿Que la confianza engendrara desprecio y él se aburriera de ella y ella se
impacientara con él?
—El problema está en que no sabemos las cosas esenciales del otro. Cosas como
que tu dislexia te define y yo no tenía idea de que existía.
La sonrisa se desprendió de su rostro y se sentó más tieso.
—La dislexia no me define, solo es un desafortunado grano en el culo. Pero no
cambia la esencia de quién soy. Sería el mismo Ty Jackson McCordle con o sin ella.
—¿Tu segundo nombre es Jackson? —preguntó consternada—. ¡No lo sabía! Y
claro que afecta quién eres. Te has pasado toda la vida ocultando a todo el mundo el

~218~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

hecho de que no puedes leer. Es difícil llevar esa clase de carga, siempre con miedo a
que te atrapen. No es extraña tu participación en temeridades y el comportamiento
impulsivo. Tienes que hacerte pasar como una persona que desborda alegría de vivir
y así nadie adivine la verdad.
—No me psicoanalices —dijo Ty en tono tenso—. Tal vez me guste disfrutar, ¿has
pensado en eso? Lo siguiente que me dirás es que la razón por la que eres tan
envarada es porque sufres envidia de pene.
Imogen jadeó.
—¿Perdona?
—Ya sabes, la teoría de Freud sobre las mujeres. He oído hablar de Freud, ¿sabes?
Incluso siendo demasiado estúpido para leer.
Esto se estaba saliendo de madre.
—Para empezar, jamás te he llamado estúpido. No pongas palabras en mi boca.
Segundo y último, no soy una envarada.
Ty se mofó.
Imogen parpadeó incrédula.
—Estás siendo completamente irracional.
—Claro que sí, porque tú siempre eres la lógica ¿no? Lo que tú digas.
—Lo que yo diga no.
—Joder, será lo que tú digas si me da la gana. —La palabra joder fuera del
contexto del sexo siempre sonaba tan dura. Ella se estremeció.
—Mira, vamos a calmarnos y dormir un poco ¿de acuerdo? Tal vez no deberíamos
haber abierto la caja de los truenos esta noche.
—Solo intentaba ser honesto —dijo entre dientes apretados—. Pensé que debías
saberlo.
—Me alegro de que me lo contaras —le dijo sinceramente, sintiéndose culpable.
Ella quiso la verdad, y no podía haber sido fácil para él revelar su secreto—. Y pienso
que eres un hombre inteligente, increíble y te quiero.
La expresión de Ty se suavizó.
—Gracias. Yo también te quiero.
—Y ahora que lo sé, podemos hablar de modos de ayudarte. No hay razón para
que no te puedan enseñar a retener en el cerebro lo que lees. Incluso puedes
conseguir el graduado de bachillerato si quieres.

~219~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

No tenía más intención que ser útil; después de todo, ¿por qué no querría
aprender a leer y hacer su vida más fácil? Pero Ty no solo se sentó más tieso en la
cama si no que apartó las mantas y salió de la cama con expresión tormentosa.
—¿Qué? —preguntó ella, desconcertada.
—No necesito que mi cerebro retenga, joder, muchísimas gracias. Así me va de
puta madre. ¿Sabes cuánto dinero he ganado? ¿Sabes cuántas horas trabajo al día
para ganar ese dinero? ¿Sabes que si no hubiera sido un temerario, jamás habría
tenido las pelotas para irme de casa y entrar en las carreras sin nada más en el
bolsillo que cien pavos y tenacidad?
¡Ay no! No había anticipado esa reacción. Intentando encontrar las palabras para
calmarle, abrió la boca.
Pero él no había acabado.
—Tengo éxito por mi cerebro y mi coraje, todo junto, y no necesito un titulillo de
un puñado de capullos con chaleco que no han echado un polvo desde que Bush
padre era presidente. Tal vez ser un piloto de carreras no sea salvar el mundo, pero
entretiene a millones de personas. ¿Qué impacto tiene en el mundo escribir si los
manuales de citas funcionan o no? Tú puedes leer, eres brillante, y malgastas el
tiempo pudriéndote en un puesto de enseñanza en un campo académico al que nadie
le importa una mierda. ¿Sabes quién estudia sociología? La gente que prefiere
observar la vida en vez de vivirla.
Imogen notó las lágrimas escociéndole en los ojos cuando las últimas palabras la
golpearon como una sonora bofetada. Era su peor temor dicho en voz alta.
—¿Es lo que piensas de mí? —le preguntó en un susurro. Luego lamentó haber
hablado. Negó con la cabeza y levantó la mano sin querer su respuesta. Había tenido
bastante honestidad para una noche—. No importa. No importa. Solo vete. Vete a
casa.
Ty ya se estaba poniendo los vaqueros con tirones rabiosos.
—Me voy.
—Bien.
—¿No lo puedes hacer mejor? —preguntó Ty, poniéndose la camiseta—. Yo tengo
un final mejor: «Bien, sois una extraordinaria adiestraloros».
¡Oh no! No lo había dicho. La acababa de comparar con un loro parlanchín que
intentaba enseñar a los de su alrededor. Imogen cogió una almohada y se la lanzó.
Ty agarró los zapatos y la bolsa del suelo diciendo:

~220~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Por cierto, es de Shakespeare.


Como si no lo supiera. Imogen lanzó otra almohada, dándole en la parte posterior
de la cabeza. Vaya, eso fue asquerosamente satisfactorio.
Él se detuvo ante el impacto pero no se giró.
Luego salió de la habitación y por la puerta principal. El portazo furioso la hizo
saltar de la cama y le aceleró el corazón.
¿Qué narices acababa de pasar?

* *
¿Qué coño acababa de pasar?
Ty puso el coche en marcha atrás y salió disparado por la calle más rápido de lo
que era apropiado para las dos de la mañana en el barrio residencial, pero le
importaba una mierda. Estaba furioso y, bueno, herido. ¡Maldita sea!
Le había confiado su problema a Imogen, y de algún modo se sentía como si ella lo
hubiera insultado. Mirándole con lástima mientras le sugería tomar clases. Tomar
clases. Como si fuera la puñetera respuesta a todo. Era la respuesta de Imogen.
De acuerdo, había sido un poco insensible con la valoración de su elección de
carrera. Pero pensaba que era verdad, ella estudiaba a las otras personas porque se
había pasado la vida siendo una observadora, no una emprendedora. Pensaba que de
ese modo eran buenos el uno para el otro. El aportaba nuevas experiencias, la
persuadía a traspasar sus límites y en contraposición, ella le ofrecía lógica,
organización y una lealtad y amor que jamás había experimentado.
Pero de alguna manera habían acabado gritándose y ella lo golpeó con una
almohada en la parte posterior de la cabeza. No la había visto venir, literalmente.
Cogiendo el teléfono (codificado con fotos, como no) buscó a Ryder y clicó el
Llamar.
—¡Por Dios! ¿Tienes idea de la hora que es? —dijo Ryder con voz grogui después
de que Ty le llamara tres veces seguidas al no descolgar—. Voy a matarte.
—Creo que Imogen y yo acabamos de romper. —Ty entró en la autopista y cambió
de marcha, adorando la velocidad de su coche. No estaba en la pista y no podía
quebrantar la ley, pero se sentía bien.
—¿Qué? ¡Os habéis comprometido hace solo doce horas!
—¿Me lo dices o me lo cuentas? ¿Puedo parar a tomarme una cerveza? Necesito
desahogarme.

~221~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Claro. —Hubo un susurro—. No estoy solo pero está bien. Puedo dejarla
durmiendo y podemos pasar el rato con mi pantalla plana en el salón.
¿Ryder estaba con una mujer? También acababa de volver de Texas. La idea de
lloriquear sobre su problema de faldas mientras Ryder tenía un cuerpo tibio en la
cama a diez pasos de distancia no tenía atractivo.
—No importa. No quiero interrumpir.
—No, está bien.
—No, nos veremos mañana. Gracias tío. —Ty colgó el teléfono y contempló las
líneas amarillas frente a él. Durante medio segundo pensó en llamar a su madre, pero
sabía lo que diría: que había sido un gilipollas integral con Imogen. Además, ya le
había soltado antes el rollo cuando lo había llamado para regañarle por no contarle
que iba soltar la bomba de su novia.
Solo el Señor sabía lo que iba a decir cuando le contara que después de todo no
creía que hubiera una boda.
Ese pensamiento le pateó los testículos, las tripas y los pulmones, todo a la vez.
Grandísima mierda.
Había perdido a Imogen.
Había encontrado al amor de su vida, y en un abrir y cerrar de ojos, ya no estaba.

* *
Ty se había ido, e Imogen lloró hasta dormirse.
A la mañana siguiente, se despertó ojerosa y mal del estómago, repasando una y
otra vez la discusión en su cabeza. ¿Qué había hecho mal? ¿Cómo podría haberlo
tratado de modo distinto? Esas preguntas la rondaron y rondaron hasta que perdió la
facultad de concentrarse en nada que no fuera su agonizante sufrimiento.
Cuando se pasó un semáforo en rojo de camino a la escuela, tras darse cuenta que
llevaba un zapato de cada, desistió y dio media vuelta para irse a casa, las manos le
temblaban de ansiedad.
Llamando a Suzanne, intentó mantener a raya sus emociones. ¿Cómo se sentía?
¿Estaba enfadada por haber perdido a Ty o porque quizás no lo había tenido nunca?
Tal vez su visión de futuro había sido una fantasía desde el principio de su
desafortunada relación.
—Furcias S.L. dígame —contestó Suzanne a modo de saludo.

~222~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Espero que supieras que era yo —dijo Imogen, a pesar del hecho que estaba
desolada y emocionalmente vacía. Sencillamente no podía explicarse contestar así al
teléfono.
—Claro que sí. Bienvenida al siglo veintiuno. Tienes tu propio tono y sale tu foto.
Cómo si no contestaría Furcias S.L. a alguien que no fuera muy amigo.
Imogen se avergonzó mientras giraba a la derecha.
—De acuerdo. —Y su reacción exagerada solo demostraba la teoría de Ty: ella era
una envarada. Lo sabía, siempre lo había sabido. Era el defecto que temía, la única
cosa que siempre temió que lo alejaría.
—¿Qué pasa? ¿Estás pasando la mañana en el éxtasis del compromiso? Pensaba
que necesitarías dormir. Me imaginé que estarías hasta tarde celebrándolo, tú ya me
entiendes.
Estallando en llanto, Imogen se paró en el parking de una tienda de donuts.
—¡Hemos roto! —lloró con un dramatismo que no había mostrado desde
secundaria y una pésima elección que tenía que ver con su cabello y mechas rubias.
—¿Qué? ¡Es un chiste!
—No. No bromeo. Nos… nos dijimos cosas horribles, salió de la cama y se fue, le
di en la parte posterior de la cabeza con una almohada. —Por alguna razón, la
almohada parecía crucial. Era tan poco usual en ella reaccionar de esa manera tan
infantil, que en realidad no podía explicarlo.
—¿Le golpeaste con una almohada? Guau, debías estar cabreada. ¿Qué te hizo?
—Me ocultó una cosa. Algo importante. —Imogen no iba a revelar el secreto, Ty
había confiado en que ella mantuviera su confidencia.
—Vaya. Qué lástima. ¿Es una cosa grave?
—Sí, más bien grave. Afecta a quién es. Pero en realidad no es porque guardara un
secreto, fue más el caer en la cuenta que no nos conocíamos mucho. ¿Cómo podemos
casarnos?
—Cielo, nadie conoce al otro completamente. Solo tienes que disfrutar con lo que
sabes y tener fe en el resto.
—¿En serio lo piensas? —Imogen contempló la tienda de donuts, deseando que
uno relleno de jalea caminara derechito hacia su coche y aterrizara en su boca
mientras ella se secaba los ojos. Tal vez solo había tenido pánico. Tal vez había
reaccionado exageradamente—. Pero me llamó envarada y dijo que observo la vida,
no la vivo.

~223~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Bueno, eso es grosero, aunque tal vez tenga algo de razón.


Genial. Suzanne también pensaba que era una envarada.
—¿En serio soy tan insufrible? —preguntó consternada.
—Mierda, vamos. Yo no he dicho que fueras insufrible y estoy segura que Ty
tampoco se siente así. ¡Te pidió que te casaras con él! Pero tienes que admitirlo, eres
de la gente que observa, no te tiras de cabeza a la piscina. No es un defecto. No es
como si vivieras en una burbuja, solo es tu personalidad. Si eso no le gusta, que le
den.
—No sé lo que le gusta. Creo que me ama. —Quería creerlo, en serio, quería.
—Entonces espera a que se calme, luego ve y soluciónalo.
—Pero quizás es solo la manera de alejarse antes de que ambos lamentemos haber
ido más lejos.
—Entonces no remuevas el avispero.
—Pero no sé si eso es lo que quiero.
—Tienes que decidirte si estás dispuesta a arriesgarte a ser herida, lisa y
llanamente. Puedes ir a por ello y tener una relación maravillosa, o puedes ir a
estrellarte y arder brillantemente. Es cosa tuya si quieres aceptar el riesgo, cosa tuya
si merece la pena o no.
Le dolía la cabeza, le dolía el corazón, le dolía el estómago. Tenía la visión borrosa
y tragó con fuerza.
—No lo sé.
—Pues tómate algo de tiempo y piensa en ello. Él no va a ir a ninguna parte, cielo,
y sus sentimientos por ti no van a desaparecer de la noche a la mañana. Pon tu
cabeza en orden y tal vez él haga lo mismo.
—¿En serio lo piensas?
—Sí. Y si no funciona, lánzale otra almohada.

~224~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Capítulo 18

Pasaron dos semanas, y cada día era más asqueroso que el anterior. Al principio,
Ty habría jurado que no era posible, pero cuando se dirigía a los boxes para las
clasificatorias en Miami para la carrera final de la temporada, se sorprendió al ver
que era verdad. Él no había hablado ni llamado a Imogen desde la pelea e Imogen no
lo había llamado a él.
Y cada día el dolor era un poco más profundo y estaba un poquito cascarrabias. En
especial cada vez que alguien lo felicitaba por su compromiso o le preguntaba dónde
estaba su guapa prometida.
En general, cuando alguien le hablaba de lo que fuera, no le sentaba bien.
Ty quería que le dejaran en paz, para regodearse y reflexionar sobre su estupidez,
para meditar un curso de acción. No era posible porque parecía que nadie, nadie
podía dejarle en paz.
—Portodosloscielos, Ty ¡hola! —dijo una animada voz a su izquierda.
Echando un vistazo, Ty intentó forzar una sonrisa en su rostro, sin importar
cuánto le costara. Luego vio que era Nikki y desistió del esfuerzo.
—Hola. ¿Qué tal estás?
—¡Estoy genial! —declaró, poniéndose a su lado con un vestido veraniego y
tacones altos. Tendió la mano mostrándole el anillo—. ¿Ves mi anillo de
compromiso? Vale cincuenta mil dólares.
Pensando que anunciar el precio del anillo era la cosa más vulgar que había oído
nunca, Ty echó una mirada al pedrusco. ¡Caramba, que feo era! Eso de alguna
manera le hizo sentir mejor, aunque no pudo evitar sentir un poquito de lástima por
Strickland desembolsado esa cantidad de pasta por un anillo chabacano. Ni siquiera
era un diamante, eso era amarillo.
—Es un diamante amarillo —le contó.
Guau. Ni siquiera sabía que existían.

~225~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Muy bonito.
—He oído que también te has comprometido —dijo Nikki, claramente sin captar
su falta de interés—. Felicidades.
—Gracias.
—Solo espero que seas tan feliz con ella como yo lo soy con mi snooky-wookums.
Eso trajo al rostro de Ty lo más cerca a una sonrisa en días. Solo tendría que llamar
a Jonas Strickland snooky-wookums la próxima vez que tropezara con él. Haciendo
un sonido sin comprometerse, echó un vistazo alrededor. Quería escaquearse de esta
conversación. Ridículo apodo aparte, no era tan fantástico pensar que Nikki estaba
cabalgando hacia el horizonte de su felices para siempre y él había echado a perder el
suyo completamente.
No debería haber llamado envarada a Imogen. Era injusto e hiriente. Sí, ella era
lógica. Sí, ella era prudente. Pero no era una envarada. Estaba dispuesta a probar
nuevas cosas como acampar y una amplia variedad de posiciones sexuales.
Cualquiera que pudiera tener un orgasmo en una cámara neumática no era
estrictamente un observador de la vida. Debería disculparse. Debería llamarla.
Suplicar el perdón. Porque joder, era un asco no tener a su Emma Jean en su vida.
—¿Cuánto te costó el anillo de Imogen? —preguntó Nikki, con la mano extendida
admirando de nuevo su pedrusco.
Ty paró de andar y se la quedó mirando, paralizado.
—No le compré un anillo —dijo—. Ella no es materialista, y tú no puedes ponerle
precio a nuestra relación. Voy a regalarle el anillo de mi abuela. —No supo de dónde
le vino la idea a la cabeza, pero una vez allí, le gustó.
Nikki hizo un gesto de desdén.
—Bueno, estoy segura que eso la emocionará. No es como si una profesora
aburrida tuviera que ir a algún sitio importante para llevar joyas de calidad. —Luego
sonrió—. Te enviaré una invitación para la boda. Estoy segura que iremos antes al
altar. ¡Adiós!
Mientras la observaba alejarse, llegó a la conclusión que debería seguir el ejemplo
de Imogen. Si no fuera tan impulsivo, jamás habría salido con Nikki y habría llenado
horas de su vida con algo (nada) de sustancia.
El pensamiento no mejoró su humor, ni tampoco lo hizo el ver a su jefe de equipo.
—¿Estás listo para sacar la cabeza del culo? —Le preguntó Sam, reuniéndose con
él de camino a los boxes.

~226~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—No era consciente de donde estaba —mintió Ty—. No me extraña que me duela
el cuello.
—Lo digo en serio —contestó Sam—. Todo está en juego y hace un mes que estás
distraído.
Ty disparó una larga mirada.
—Supongo que esto es lo que le hace el amor a un hombre, pero desearía que
hubieras esperado a diciembre para enamorarte de una mujer.
—Estoy bien. —Y estaba siendo un grandísimo mentiroso.
En especial dado que diez minutos después, ver a Evan Monroe amargó aún más
su humor. El tipo no estaba haciendo nada, solo estaba esperando su vuelta de
clasificación como Ty, pero aquello le irritó, pensar que el tipo había querido salir
con Imogen. Evan no era su tipo.
Por otro lado, tampoco lo era Ty. Ese pensamiento realmente lo puso de los
nervios, y casi gimió en voz alta cuando Evan se acercó y le dijo:
—¿Es verdad que Imogen y tú habéis roto?
No confiando en sí mismo para hablar, asintió.
—Tío, lo siento. Vaya mierda.
—Sip.
—Debes estar destrozado.
—Estoy bien, no pasa nada. —Parecía que se estaba volviendo realmente bueno
mintiendo, porque la expresión de lástima de Evan desapareció.
—¿En serio? ¿No estás hecho trizas?
—No, para nada. Para empezar fue un error. —El orgullo era una cosa divertida.
Ty ni siquiera podía creer que lograra sacar aquellas palabras de sus labios, pero con
todo su orgullo, lo hizo.
—Vaya, de acuerdo. ¿Así no te molestaría si le pido salir? Tengo algo por las
morenas. —En un instante Ty estaba de pie, manteniendo su indiferencia con Evan.
Y al siguiente Evan estaba en el suelo y Ty encima de él.
No podía explicarlo. Ni podía explicar sus manos agarrando la pechera del traje
de piloto de Evan.
Pero todo se había vuelto rojo y zumbaba, y parecía que la única acción posible era
golpear a Evan en el asfalto así tal vez no se sentiría tan asquerosamente mal.

~227~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Aunque mientras agarraba la chaqueta de Evan, también sospechaba que estaba


equivocado al respecto.
Sip, cada día había sido un poco más asqueroso y quizás había alcanzado el
máximo de la asquerosidad.

Ryder llamó a Suzanne, todavía anonadado por el comportamiento de Ty.


—Suz, pon el canal de deportes —le dijo.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Ty acaba de tirar al suelo a Evan Monroe en las clasificatorias y la cámara lo
grabó. Lo están dando una y otra vez.
—¡Qué! Eso es de locos. Ty jamás pierde los estribos.
Eso es lo que también habría dicho Ryder mientras se tumbaba en el sofá y se
quitaba los zapatos.
—Parece ser que Evan le preguntó a Ty si le molestaría que le pidiera a Imogen
para salir ahora que han roto.
—Vaya. Vaya.
—Sí. Un vaya, vaya, con mayúsculas. Entiendo lo de cabrearse, pero anda que ir a
por él. ¡En el circuito! La última semana de la temporada. Es una pesadilla para los
relaciones públicas, el tío ha perdido la cabeza.
—Lo estoy viendo ahora mismo —dijo Suzanne—. Tienes razón. Oficialmente ha
perdido la chaveta al cien por cien.
—Mira, sabes que nunca he sido bueno en interferir en la vida de los demás, pero
Ty está hecho un lío y no puedo permanecer quieto sin hacer nada. Tenemos al
menos intentar que Imogen y él se hablen y lo solucionen. O al menos que cierren el
tema de alguna manera.
—Estoy de acuerdo. —Suzanne hizo una pausa y luego soltó una pequeña
carcajada.
—Grandísima mierda. Estamos de acuerdo en algo.
Ryder sonrió.
—A veces pasa.
—Bueno, estoy pensando que una cena es una mala idea. Llegados a este punto, lo
que necesitamos es arrojarlos a una habitación juntos y cerrar con llave la puerta. No
puedo a principios de semana, tengo citas. ¿Qué tal el viernes?

~228~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Va bien. Ty va a tener una semana de mierda con todas las reacciones en contra
por todo esto. El viernes necesitará una cerveza.
—Llévalo a tu casa. Yo sacaré a Imogen y me inventaré alguna tontería de papeleo
para detenerme en tu casa.
—Entendido. —Ryder dudó—. Gracias, Suz. Eres una buena amiga.
—Sí, bueno, tú tampoco estás mal —dijo ella.
Ryder se rió. Esa era Suzanne.

* *
Imogen contemplaba su ordenador, intentando encontrar la palabra adecuada al
presentar su carta de dimisión para su proyecto de tesis, cuando golpearon en la
puerta. Consideró ignorarlo pero entonces sonó su móvil con un mensaje de texto.
Era de Suzanne.
Estoy en la puerta. Contesta.
Suspirando, Imogen pulso el “salvar” en su documento dándose cuenta que en
realidad no había escrito nada así que no hacía falta. Caminando hacia la puerta
como si le costara el alma, echó un vistazo a los pantalones de su pijama. Suerte que
solo era Suzanne. Había estado en una especie de larga fiesta de la compasión
durante las últimas dos semanas y vestirse no había sido lo más prioritario en su día
libre.
—Hola —dijo—. ¿Qué tal?
Suzanne entró afanosamente al salón.
—¿Dónde tienes el mando? Tienes que ver a Ty en la tele.
¿En serio?
—No, gracias. —Era posible que en las heridas de su pelea por fin empezara a salir
costra, así que no quería abrirlas y que volvieran a sangrar al verle sonriendo a la
cámara en el circuito.
—No te estoy dando a elegir. Tienes que verlo. Ty ha perdido la cabeza. —
Suzanne rebuscó por la mesita de café hasta encontrar el mando y encendió la
televisión. Zapeó hasta encontrar el canal de deportes—. Vamos… volvedlo a poner.
A pesar de su recelo, el comportamiento inquieto de Suzanne atrajo la atención de
Imogen hacia la pantalla. Estaban hablando de fútbol.
—Vaaamos, debería haberlo grabado.

~229~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿Qué? —preguntó desconcertada.


—¡Espera! Aquí está. —Suzanne subió el volumen—. Mira.
El locutor mencionó algo sobre el mal genio en la pista y luego Imogen miró
boquiabierta la tele. Ty estaba peleando en el suelo con alguien. Sabía que era Ty
porque estaba encima (reconocería su trasero en cualquier parte) pero no podía decir
quién era el del suelo—. ¿Quién es? ¿Por qué pelean?
—Es Evan Monroe. Ryder me contó que Evan averiguó por Elec que tú y Ty
rompisteis, así que le preguntó a Ty si le importaba si te pedía para salir.
Evidentemente a Ty le importa.
—No lo dices en serio.
—Claro que sí. Lo tiró al suelo y tuvieron que llevárselo. Es de todo lo que se habla
en las carreras. Ty va a ser penalizado seriamente por hacer eso. Seguramente acaba
de perder el campeonato.
—¡Dios mío, eso es horrible! —Imogen contempló la imagen del hombre que
amaba agarrando la camiseta de Evan—. ¿Por qué haría algo tan increíblemente
estúpido y de machito y… estúpido?
—Porque —dijo Suzanne triunfante—, está enamorado de ti. Esto son celos,
cariño. El hombre está tan hecho polvo desde vuestra pelea que acaba de tirar la
temporada por el retrete.
Imogen notó sus mejillas empezar arder ante el pensamiento de Ty
comportándose de manera irracional.
—Es de locos. Es irresponsable. Es…
—Caliente. Eso es lo que es —dijo Suzanne—. Admítelo. El hecho de que esté
hecho polvo y queriendo golpear a alguien por ti te ha mojado un poquito las bragas.
Sé que yo me sentiría así.
Imogen negó rápidamente con la cabeza. No debería pensar que era caliente. Era
de machito y ridículo y…. caliente.
—¿Vale, lo admito! Lo quiero enfadado, lo quiero celoso. —Se tiró al sofá—.
Quiero que me quiera. Esto ha sido horroroso.
—¿Recuerdas lo que hablamos? Ve a verle.
—¡No puedo! —Lloriqueó.
—¿Por qué?
Porque Ty diciéndole que era una envarada una y otra vez en su cabeza como en
un video era el peor de sus temores.

~230~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—No lo sé.
Suzanne refunfuñó impaciente.
—El hombre solo necesita un amigo esta semana mientras el infierno se desata
sobre él y su carrera. Tal vez deberías ser ese amigo.
Pensar que Ty estaría herido la hería a ella. Imogen de pronto supo lo que tenía
que hacer.
—Lo haré. Sí. Voy a hacerlo. —Saltó del sofá—. ¿Podemos hablar después? Hay
algo que tengo que hacer.
—Espero que sea tomar una ducha —opinó Suzanne—. Tu pelo necesita algo de
atención.
—Después. Primero tengo que hacer una cosa. —Sabía exactamente el qué.
Imogen quería pasar su vida con Ty.
Pero antes de decírselo, tenía unos cuantos proyectos de los que ocuparse.

* *
El sábado fue un desastre. El domingo desastre y medio. El lunes fue menos malo
en comparación. El martes habría sido un día de mierda en una semana mejor, pero
bajo las circunstancias, Ty pensó que no fue tan malo. El miércoles y el jueves fueron
un borrón y el viernes trajo el alivio de quizás lo peor había pasado. Quizás golpear y
tirar al suelo a Evan Monroe no había sido una de sus mejores ideas, lo admitía.
Incluso se había disculpado con Evan.
Pero le habían pateado el culo del primero al último, desde su jefe Carl Hinder,
hasta su patrocinador, de Toni hasta Ryder y su propia madre. Le habían impuesto
una sanción y una multa. El dinero no importaba pero la sanción al perder puntos lo
había dejado fuera de la lucha por el campeonato. Ese honor había recaído sobre un
conductor que ni siquiera estaba en el equipo de Hinder Motors, lo cual había
molestado a Carl en serio.
Ty aparcó en el parking del edificio de Ryder y se frotó los ojos. Había sido un
estúpido. Lo sabía. Pero ¿qué podía decir? El amor volvía loco a un hombre y el
estaba loco de amor.
Ahora que la semana había pasado y la temporada finalizado oficialmente, estaba
planeando tomarse una cerveza con Ryder, luego iba a ir a casa de Imogen sin
anunciarse y seguramente sin ser deseado. Se iba a disculpar por sus duras palabras
y luego le iba a suplicar de tal manera que ella lo volvería a aceptar.
No iba a ser sofisticado. No iba a ser fascinante.

~231~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Pero era un hombre al límite y quería volver con esta mujer, sin importar lo que
costara.
Iba a soltarle más de Shakespeare. Mierda, citaría al Bardo hasta que los cerdos
volaran si ella lo quería así, e iba a decirle que había contratado a un tutor privado
para que le ayudara con su aptitud para la lectura, o la falta de ella.
Fue hacia la puerta principal de Ryder, se frotó el dolor en el pecho. Se estaba
haciendo viejo. Constantemente tenía una sensación de ardor en el pecho, como el
reflujo ácido o algo por el estilo, y mataría por un antiácido. Golpeó la puerta pero
Ryder no contestó, aunque Ty podía oírle hablando con alguien dentro del
apartamento. Era una mujer y Ty lanzó un suspiro. Justo lo que no quería, tener una
pequeña charla con la nena de turno de Ryder.
Abriendo la puerta, entró y vio que era Suzanne con quien Ryder estaba hablando,
lo cual le alivió un poco. Podía con Suz merodeando por ahí, ya que hacía diez años
que la conocía. Además seguramente podía sonsacarle información de Imogen.
Suzanne y Ryder estaban discutiendo.
—¡Se suponía que él estaría aquí! —dijo Suzanne con un susurro teatral e irritado.
—Bien ¿y qué se supone que haga? —preguntó Ryder—. Le pedí que viniera, pero
no puedo hacerle aparecer a tiempo.
—¡Se está poniendo nerviosa! Dijo que tenía planes. Lo cual me aterra porque ha
estado encerrada en su apartamento toda la semana. Me temo que va a hacer algo
drástico.
—¿Cómo qué?
—Teñirse el pelo de rubio o algo igual de aterrador.
—Caray, eso sería grave.
Ty empezó a andar por el pasillo.
—¿Quién se va a teñir de rubia?
Suzanne chilló y se puso la mano en el corazón.
—Jesús me has asustado. —Luego frunció el ceño—. Ya era hora que aparecieras.
Me ha costado horrores que Imogen se quedara aquí sin ninguna razón aparente.
—¿Imogen está aquí? —El corazón de Ty se saltó un latido, e incluso le sudaban
las manos pero estaba aliviado. Quería arreglar esto, cuanto antes mejor.
—Bueno, esto… claro que sí. Ese es el porqué Ryder te invitó a venir, así os
obligaríamos a estar en la misma sala y arreglar esto porque os estáis volviendo
locos.

~232~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—¿No deberíamos actuar como si que los dos estuvieran aquí fuera una
coincidencia? —preguntó Ryder.
—Espera un minuto. —Ty se acaba de dar cuenta que Suzanne había dicho que él
sabía de quien estaban hablando—. ¿Imogen va a teñirse de rubio?
—Seguramente.
—No. No, no, no. No puedes dejarla hacer eso. Está perfecta tal y como es. —Solo
de pensar en ella estropeándose ese frondoso cabello castaño con decolorante le puso
malo del estómago.
—Entonces entra allí y díselo. Está en el salón de Ryder escuchando su iPod.
Ty paró de escucharla mientras iba hacia el salón, intentando averiguar lo que le
diría. Las palabras, un revoltijo en su cabeza, quería decirle que lo lamentaba, que la
amaba, que quería pasarse la vida haciéndola feliz. Hizo una pausa, un instante,
frente a ella, para impregnarse de la visión de Imogen sentada en el sofá.
Con los cascos puestos, ella no se percató de él, llevaba un jersey negro y
vaqueros, muy parecidos a los que había llevado esa noche en el porche de Tammy.
Sus gafas se deslizaban por la nariz, pero su cabello estaba limpio y aseado en una
cola de caballo.
Entonces fue cuando se dio cuenta que se había dejado el anillo en el coche porque
no sabía que iba a estar allí. Debatiendo entre seguir adelante o salir a buscarlo,
estaba allí de pie indeciso cuando ella alzó la mirada.
—¡Oh! Ty —gritó sacándose los cascos de los oídos—. ¿Qué… qué estás haciendo
aquí?
Estar allí de pie como un idiota por ahora. Sin estar seguro de su humor, o si
todavía estaba furiosa con él, o si se lo había pensado mejor, como él, así que fue con
ojo.
—Estaba de camino a tu casa, de hecho, pero me paré a tomar una cerveza con
Ryder primero. Vaya suerte, ya que estas aquí.
—Suzanne y yo íbamos a tomar un café y ella necesitaba algo de Ryder. —Echó un
vistazo al pasillo—. Pensé que estaban discutiendo por eso me puse los cascos.
Así que Imogen tampoco sabía que les habían tendido una trampa.
—¿Puedo… puedo hablar contigo, Emma Jean? ¿En algún lugar privado?
Tenía miedo que dijera que no, pero ella sencillamente asintió.
—Creo que es una buena idea.
—¿Quieres venir al coche conmigo?

~233~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ella asintió.
—Vale. —Levantándose, agarró el bolso y le siguió. Una vez estuvieron en el
coche, mirándose el uno al otro, Ty perdió todo nerviosismo, toda reserva. Esta era
su Emma Jean y se suponía que tenían que estar juntos.
—Maldita sea, lo siento —dijo Ty—. Te dije cosas terribles y no tengo excusa.
Estaba excesivamente sensible sobre mi dislexia y le di la vuelta criticándote, eso
estuvo muy mal de mi parte. Lo siento muchísimo. ¿Podrás perdonarme alguna vez,
Imogen? Me siento miserable sin ti.
Lágrimas cayeron de los ojos de Imogen.
—Oh, Ty, claro que sí. Yo también lo siento. Fui una insensible total. Estaba tan
asustada pensando en lo ilógico que era enamorarse tan rápido, dos personalidades
totalmente opuestas. Pero debería haber confiado en mis sentimientos, confiado en ti.
¡Gracias a Dios! El alivio lo inundo, mareándolo un poco. Se inclinó más cerca de
ella, queriendo tocarla, saborearla, pero Imogen sacó un CD del bolso y se lo dio.
—¿Qué es? —Lo cogió y vio que no había etiqueta, no es que pudiera leerla si la
hubiera, pero evidentemente era algo que había grabado ella.
—Es una recopilación que reuní. Solo ponla en el ordenador y escúchala.
—¿Recopilación de qué? —preguntó desconcertado.
—Kenny Chesney y la introducción de mi libro. —Eso le hizo sonreír.
—Kenny Chesney ¿eh?
—Sí, cantando sobre como no puede comer ni dormir hasta que ella vuelva a sus
brazos. Así es como me he sentido estas últimas semanas. Te he echado tanto de
menos —su voz se rompió y Ty alargó la mano acariciándole la mejilla.
—Yo también te he echado de menos, cielo. Dios, tanto. ¿Y qué es esto de tu libro?
¿Qué libro?
—Oficialmente retiré mi tesis. No estaba trabajando, necesitaba recapacitar y
organizarme. Pero tengo tantas entrevistas fabulosas con pilotos y sus mujeres sobre
el enamorarse y sus matrimonios, así que los puse todos juntos en un volumen. Un
libro sobre el amor verdadero en el circuito de carreras. Espero que alguna editorial
quiera comprarlo.
—Guau, es una idea genial. Estoy tan orgulloso de ti por darle a todo ese esfuerzo
un buen uso. Creo que a la gente le gustará leer esas historias. Todo el mundo adora
oír sobre un final feliz.

~234~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Gracias —sonrió suavemente—. Y grabé yo misma la lectura de la introducción


y así pudieras oírla en privado, sin pedirle a Toni que lo hiciera.
Eso le hizo pararse.
—¿Por qué? ¿Qué hay en la introducción?
—Es mi historia de cómo me enamoré del piloto con el coche número sesenta
cuando menos me lo esperaba. —A Ty se le cerró la garganta.
—Espero mencionaras como ese piloto también se enamoró de ti. Y por cierto,
tengo un tutor. Voy a aprender a leer, o a intentarlo. No hay garantía de éxito.
—Eso es fantástico —contestó—. Estoy orgullosa de ti, y creo que estarás
satisfecho aunque sea un pequeño progreso y verás cómo hará tu vida más fácil. Y
oye, eres tenaz ¿recuerdas?
—Y tú adorable, inteligente, honesta, leal, encantadora y sexy a morir, y soy el
hombre más afortunado del mundo.
Imogen se rio.
—O te engañas a ti mismo.
—Nop. —Se inclinó hacia delante y la besó, degustando el sabor de sus labios. La
había echando tanto de menos, y ahora que la tenía de vuelta no iba a dejarla
marchar jamás. Retrocediendo, abrió la guantera y sacó la caja que contenía el anillo
de su abuela.
Imogen suspiró mientras observaba a Ty rebuscando en la guantera. No sabía qué
estaba haciendo, ni le importaba. Habían vuelto, y todo estaba bien en el mundo.
Entonces de pronto se dio cuenta de lo que tenía en la mano, y eso sí le importó.
—Oh, Ty —dijo, las lágrimas inundando sus ojos.
—¿Quieres casarte conmigo? —le pidió, tendiendo un diamante blanco con talla
princesa incrustado en un aro—. No es un diamante amarillo de cincuenta mil
dólares, pero era de mi abuela y era muy importante para ella. Si está demasiado
pasado de moda podemos ir a buscar otro, pero quería tener algo en la mano cuando
yo…
Imogen le puso la mano en la boca.
—Shhh, es perfecto, me encanta —logró decir—. Y sí, me casaré contigo.
Él sonrió y le dio un beso que le puso el vello de punta de la cabeza a los pies y lo
del medio se puso caliente y húmedo.
—Pues creo que deberíamos ir de camping en nuestra luna de miel —susurró
Imogen entre besos, enterrando las manos en su cabello.

~235~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

—Qué caray, deberíamos tener la luna de miel en el coche. Aquí es donde tienen
lugar nuestras conversaciones más profundas.
Imogen se rió.
—Aunque jamás hemos tenido sexo en el coche.
Ty echó un vistazo al asiento trasero.
—Vamos.
—Estamos en el parking del complejo de Ryder.
—Detalles. —Ty le besó la comisura de la boca, la mandíbula, la oreja—. Vale,
bueno, iremos a mi casa tan pronto acabe de besarte.
—¿Así estás de acuerdo en que deberíamos ir al lago Norman de luna de miel?
—No me importa dónde nos casemos o dónde vayamos de luna de miel o donde
vivamos. La única cosa que me importa es que Shakespeare esté implicado.
—Bueno, no puede estar allí ya que está muerto —dijo Imogen, cerrando los ojos y
disfrutando de la sensación de los labios en su cuello.
—Cierto, pero tenemos sus palabras y yo tengo las perfectas. Tal vez podamos
ponerlas en las invitaciones o algo así.
—¿Qué palabras? —preguntó Imogen, sus pezones prietos y el deseo reuniéndose
entre sus muslos. Lo había echado tanto de menos.
Ty se apartó encontrándose con su mirada, sus intensos ojos chocolate oscuros por
la emoción. Cuando habló, fue con voz ronca y suave.
—«Fue conocerse y mirarse, mirarse y enamorarse, enamorarse y suspirar,
suspirar y preguntarse por qué, saber por qué y ponerle remedio. Y con estos
peldaños han hecho la escalera que los lleva a la boda...»
Dios mío. Imogen intentó recordar como respirar y le dijo al hombre que amaba:
—Ponte en el asiento trasero.
Ty alzó una ceja.
—¿En serio?
—Oh, sí. —Se quitó las bailarinas y se deshizo del bolso—. Lo digo muy en serio.
Ty sonrió.
—Eso es impulsividad.
—Sí. —Y estaba de acuerdo—. Vamos entonces,

~236~
Erin McCarthy

A Fondo y Rápido
Al límite 2

Ty se trasladó al asiento trasero e Imogen lo siguió, les llevó unos duros y rápidos
cinco minutos en llegar al límite por lo mucho que se habían echado de menos el uno
al otro. Una vez recuperaron la respiración Imogen todavía en su regazo con los
vaqueros en las rodillas, Ty la sujetaba por la cintura y dijo:
—No creo que podamos poner esto en las invitaciones.
Imogen se rio.
—Seguramente no. Sigamos con Will.
—Yo sigo contigo.
A ella ya le iba bien.

Fin

~237~

También podría gustarte