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FUENTES DE PODER Y DESARROLLO DE LA COMPLEJIDAD SOCIOPOLITICA EN MALAGANA,

SUROCCIDENTE DE COLOMBIA

Hernando Javier Giraldo Tenorio


Antropólogo. Universidad del Cauca
Candidato Doctoral. Programa de Antropología. University of Pittsburgh.

Santa Fe de Bogotá, Noviembre de 2011


1. PROPUESTA Y JUSTIFICACION
La reconstrucción arqueológica de las trayectorias socio-políticas de las sociedades de rango medio
en diferentes partes del mundo ha resaltado los diferentes caminos tomados por las sociedades
prehistóricas en la formación, desarrollo y colapso de las desigualdades socio-políticas. (Drennan and
Peterson 2005; Feinman and Neitzel 1984). Aunque existe mucha diversidad, el rango de fuentes de
poder (sensu Mann 1986) o de estrategias de liderazgo (sensu Eerkens et al 2010) parecen limitadas.
Mann (1986) ha propuesto un coctel de cuatro fuentes de poder para explicar la formación y desarrollo
de estratificación social, estas son económicas, ideológicas, políticas y militares.
Para Earle (1997), basado en el esquema de Mann, la comprensión de las trayectorias políticas
específicas de las sociedades cacicales depende en la combinación particular de estas fuentes de poder.
Aunque algunos académicos han, en efecto, reducido la consideración de las fuentes de poder usadas
por las elites emergentes a la selección de una solamente, esto representa una sobre-simplificación (una
que ni Mann o Earle propusieron). El potencial para la comprensión de las dinámicas sociales de las
sociedades complejas tempranas que tal perspectiva ofrece no viene de colocar las diferentes fuentes
de poder como una pregunta de múltiple opción, sino del énfasis en las variaciones sutiles en cómo
estas diferentes fuentes de poder son formadas y combinadas como estrategias de elite. Earle (1997) ha
argumentado fuertemente que el control del aparato económico es fundamental para cualquier
estrategia de poder exitosa. Él y otros ven las estrategias más exitosas centradas en el control
económico, provistas con influencia adicional usando el poder económico a través de medios
ideológicos y militares (D’Altroy and Earle 1985; Gilman 1981; Welch 1996).
La importancia de la manipulación del sistema de creencias en la formación de desigualdades
sociales ha sido reconocida en muchas regiones, aun cuando este está relacionado con cambios en las
condiciones materiales de vida (Friedman 1979; Kantner 2010; Marcus and Flannery 1996; Potter 2000;
Vaughn 2010). La fortaleza de la ideología como una fuente de poder, en perspectivas materialistas
como estas, descansa en su capacidad para legitimar desigualdades que existen en otras esferas de la
vida social. Similarmente, la guerra puede ser un medio efectivo para crear desigualdades locales
temporales (Redmond 1998) y unidades políticas supralocales (Carneiro 1981, Spencer et al. 1994), pero
la transformación a un liderazgo permanente depende en la capacidad de los lideres para legitimar su
posición a través de la ideología, del control de la fuerza de trabajo (Redmond 1998) o del otorgamiento
de tierra conquistada como pago a los seguidores (Webster 1975). El control de las relaciones sociales
ha sido sugerido a través de la creación de deudas en el contexto de fiestas competitivas por
aggrandizers (Clark and Blake 1994; Dietler and Hayden 2001), pero el grado en que estos individuos
ambiciosos obtienen poder en vez de solo prestigio no es claro (Strathern 1971; cf. Vaughn 2010).
La institucionalización de jerarquías sociales más complejas ha sido vista por algunos, por lo tanto,
como un cambio de sistemas basados en prestigio, en el cual asuntos militares, manipulación de
creencias y/o relaciones sociales son la principal fuente de poder, a sistemas sociales en el cual el
control de recursos se vuelve básico. Este esquema tiene un pedigrí que se remonta a los modelos
evolutivos clásicos de Service (1968, 1975) y Fried (1967). En sociedades basadas en prestigio, los líderes
logran autoridad pero no subordinación, la movilización de población para llevar a cabo diferentes
actividades es basada más en persuasión que en coerción, y la acumulación de riqueza es solo temporal.
Cuando el control de la economía es alcanzado a través de la propiedad de la tierra, o control de la
fuerza de trabajo o de la tecnología productiva, las unidades políticas se vuelven más estables y
complejas, como lo ha argumentado Earle para los cacicazgos Hawaianos (Earle 1997).
Investigaciones arqueológicas en el Área Intermedia, la región donde se acuñó el término cacicazgo
(Oberg 1955), ha retado esta visión del control económico como fundamental para el desarrollo del
poder político con evidencia de estrategias de poder, sutilmente diferentes, usadas por los líderes.
Basado en el análisis de artefactos de unidades domésticas en El Hatillo Menzies (2009), por ejemplo, ha
argumentado que el aumento de la complejización social en Panamá Central no tuvo mucha relación

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con aspectos económicos, sino en auto-enaltecimiento, involucrando ideología y actividades rituales, y
probablemente guerra. Durante el periodo del desarrollo de los cacicazgos Muiscas, en el centro de
Colombia, el prestigio social alcanzado a través de rituales y fiestas parece ser más importante que el
control económico de bienes de subsistencia, producción de artesanías, o intercambio, aunque control
de aspectos económicos pudo haberse vuelto más relevante en el último periodo antes de la conquista
española (Boada 2007; Henderson and Ostler 2005; Langebaek 1995). El valle del Rio Cauca, al
suroccidente de Colombia, es, sin embargo, una región donde se ha argumentado que el papel central
en el desarrollo de las desigualdades socio-políticas ha sido basado en todas estas fuentes de poder:
alianzas en el contexto de conflicto externo (Carneiro 1998), concentración de riqueza a través del
control de la plusvalía proveniente de la producción agrícola (Rodríguez 2002), concentración de riqueza
a través de extensas redes de intercambio de objetos de prestigio (Gnecco 1996a), y manipulación del
sistema de creencias en presentaciones públicas (Archila 1996). Estas propuestas de cambio social
prehispánico están, sin embargo, basadas casi enteramente en fuentes etnohistóricas con poco respaldo
de evidencia arqueológica. El descubrimiento del sitio de Malagana, en el valle del Cauca, provee una
extraordinaria oportunidad para documentar arqueológicamente como diferentes fuentes de poder
fueron usadas por los lideres para ganar poder político y como las estrategias fueron modificadas a
través del tiempo en el contexto de lo que ha sido pensado que fue una homogeneidad política macro-
regional.

2. ANTECEDENTES
Modelos Arqueológicos
El Suroccidente colombiano es una macro-región comúnmente retratada como homogénea cultural
y políticamente. Esta homogeneidad proviene del uso acrítico del esquema de Service de evolución
socio-política (Reichel 1997; Rodríguez 2002) y de similitudes en conjuntos particulares de cultura
material (Plazas and Falchetti 1983, Uribe and Mora 1993). El énfasis en las similitudes en vez de las
diferencias ha prevenido de una mejor comprensión de los factores que pudieron llevar al desarrollo de
la complejidad social en cada unidad política en particular. De hecho, la alta diversidad ambiental en la
cual los cacicazgos mejor conocidos se asentaron, la variabilidad en otros objetos y contextos culturales,
y la diversidad étnica descrita en las crónicas españolas fueron ignoradas en pro de una cierta tradición
simbólica compartida (e.g. Bray 1992; Llanos 1995). Una gran parte de esta ideología macro-regional
estuvo basada en el intercambio de bienes de lujo entre elites, especialmente de objetos hechos de oro,
después del 500 a.C. (Plazas y Falchetti 1983). La premisa básica era que la interacción social podía solo
ser posible si la organización social de las unidades políticas involucradas en este intercambio era la
misma (Gnecco 2006). Por tal razón, los bienes de intercambio de prestigio/de lujo fue entendido como
un símbolo de las alianzas entre las elites cuya posición estaba basada en conexiones externas (Gnecco
1996a; Uribe 1995). La tradición metalúrgica, como se ha denominado, aparentemente termino en el
1000 d.C. debido a la incapacidad de los líderes para monopolizar la producción y distribución de los
bienes de lujo (Gnecco 1996a). Sin embargo, esto no implicó la pérdida de poder de las elites; por el
contrario, se ha planteado que las estrategias de liderazgo se movieron del campo simbólico al control
del aparato económico (Gnecco 1996b; Langebaek 2000, 1993, 1999; Sánchez 2000) —en otras palabras,
de sistemas basados en prestigio a sistemas basados en el control de recursos (sensu Service 1968).
Este planteamiento sobre la tradición metalúrgica y la ideología macro-regional ha sido criticado
desde diferentes ángulos. El candidato (Giraldo 2007) ha señalado en otra parte la carencia de
correspondencia en técnicas de elaboración y fechas de aparición de los artefactos de oro por sub-
regiones. Gnecco (1996a, 2006) ha indicado que, a pesar de algunos motivos recurrentes en la cultura
material, existen estilos locales muy específicos, aun entre regiones vecinas, especialmente en contextos
funerarios y cerámica. Langebaek (1993, 2000) ha argumentado que los artefactos fueron elaborados
localmente, aunque copiando estilos foráneos, en vez de ser el producto de intercambio. Drennan

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(2000, 2008) ha mencionado la escasez de bienes de prestigio (incluyendo artefactos de oro) en las
sociedades del Alto Magdalena durante toda su secuencia. Sin embargo, ninguna de estas críticas reta la
hipótesis del cambio de estrategias de liderazgo después del 1000 d.C.
Diferentes perspectivas sobre el desarrollo de la complejidad social en el suroccidente de Colombia
han emergido del estudio de las trayectorias particulares de cambio de los cacicazgos más conspicuos de
la región. El macro-proyecto del valle de la Plata (Drennan 2000) ha provisto información, a diferentes
escalas, sobre las trayectorias de cambio en las sociedades del Alto Magdalena. La diferenciación social
vista en variabilidad mortuoria, entre el 200 a.C. y el 900 d.C. no coincide con diferenciación en riqueza
entre las unidades domésticas (González 2007; Jaramillo 1996). Este patrón ha sido interpretado como
uno de líderes con autoridad y prestigio pero poca capacidad para ejercer poder (Drennan 2000).
Adicionalmente, la cantidad de objetos de lujo y exóticos encontrados por los arqueólogos (y
saqueadores) en diferentes contextos ha sido tan pequeña que el intercambio de larga distancia de
bienes de lujo probablemente no jugó un papel importante en el desarrollo de la complejidad social. Sin
embargo, ha sido argumentado que en el periodo Reciente (900-1500 d.C.) las estrategias de liderazgo
cambiaron al control de los medios de producción tal como lo evidencia cierta intensificación agrícola y
producción especializada de artesanías (Sánchez 2000, Taft 1991).
De otro lado, información de los patrones de asentamiento indica que para las sociedades del Alto
Magdalena (Drennan y Quattrin 1995) y de Tierradentro (Langebaek et al. 2001) la población no escogió
las mejores tierras para asentarse, dejando tierra muy productiva sin ocupar, reforzando la idea de poco
control de los recursos antes del 900 d.C. En las regiones de Yacuanquer (Langebaek et al. 2003) y Alto
Caquetá (Giraldo 2007) la distribución de la población fue compatible con principios de racionalidad
económica: la población se asentó en las mejores tierras desde el comienzo de su ocupación. En
Yacuanquer, la ocupación cambio de las mejores tierras a los sitios donde la gente podía explotar
recursos de diferentes elevaciones más eficientemente, pero los patrones de asentamiento están
documentados solo después del 1000 d.C. En el Alto Caquetá, la relación entre asentamiento y
productividad de la tierra no fue analizada en una escala intra-valle; por lo tanto la relación precisa entre
tierra y ocupación no está bien comprendida.
En las sociedades Tumaco y Calima la evidencia muestra un patrón diferente. En Tumaco, campos
elevados y montículos fueron contemporáneos con centralización política antes del 350 a.C., cuando
estas estructuras fueron abandonadas, aunque no hubo migración de población (Patiño 2003a). En la
región Calima, canales de drenaje y cultivos intensivos estuvieron presentes durante el periodo 1-500
d.C. (Bray 2005). Después del 500 d.C. estas estructuras en tierras estuvieron fuera de uso, pero nuevas
modificaciones del paisaje para la producción agrícola se desarrollaron, probablemente junto con mayor
diferenciación social (Herrera 2005). Ambas regiones mostraron variabilidad en las clases de ajuar
funerario enterrado con las elites y comuneros en la primera parte de su secuencia. Las elites tenían
objetos hechos de oro y de materiales exóticos, de la misma manera que en la comunidad de Malagana.
Modelos etnohistóricos
La comunidad de Malagana está ubicada en el valle del Rio Cauca (figura 1), una región la cual ha
sido frecuentemente citada como ejemplo de desarrollo de complejidad relacionado con guerra en un
ambiente circunscrito (Carneiro 1981, 1990, 1991, 1998). Las crónicas españolas del siglo XVI retratan
poderoso líderes dominando el valle del Cauca (Cieza de León 1984; Simón 1981). Su poder no
descansaba en conexiones con la esfera supernatural sino en un despotismo militar secular (Carneiro
1990; Trimborn 1949). Enormes ejércitos fueron movilizados para conquistar territorios enemigos para
obtener recursos vitales, incluyendo tierra, esclavos y rutas de comercio (Kelekna 1998; Redmond
1994a). En algunas ocasiones los cuerpos de los cautivos fueron devorados y sus cabezas adornaron las
casas de los jefes como símbolos de sus logros en el campo de batalla (Eckert 2002; Trimborn 1949). El
liderazgo no fue negociado sino ejecutado. Las crónicas mencionan que los líderes podían movilizar
entre 100 a 10,000 guerreros. Aunque el número de hombres movilizados para la guerra no es

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necesariamente un indicador del tamaño de las unidades políticas, este sugiere el tamaño de las redes
de alianzas de los lideres (Redmond 1994a). Los cacicazgos militaristas del valle del Cauca estuvieron
claramente divididos en grupos de elite emparentados, comuneros y esclavos. Por lo tanto, la guerra
parece haber sido generalizada y parte de la vida diaria en esta región al momento de la conquista
española. Sorprendentemente, los cacicazgos del valle del Cauca, frecuentemente citados en la
literatura antropológica sobre liderazgo militar y desarrollo de la complejidad (Carneiro 1981, 1990,
1991, 1998; Keeley 1996; LeBlanc 2004; Redmond 1994a, 1994b), no han producido notable evidencia
arqueológica de guerra (Bray 2005; Cabal 2006). Las excepciones son una lámina de oro en forma de
lanza (Herrera 2005) y algunas estructuras en tierra usualmente interpretadas como canales de drenaje,
pero que podrían ser vistas como estructuras defensivas (Bray et al. 2005; Herrera et al. 2007). La
ausencia de evidencia de conflicto en el registro arqueológico podría ser, sin embargo, el resultado de
poca investigación encaminada a entender ese proceso (ver Langebaek et al. 2002 para una excepción).
Esta situación no ha precluído la idea de que la guerra mencionada en las fuentes etnohistóricas fuera el
resultado de la invasión española en vez de dinámicas políticas más tempranas (Jaramillo 1995; Pineda
1987; Rodríguez Cuenca et al. 2007; Rodríguez 2002). El descubrimiento del sitio de Malagana en 1992
ha proporcionado evidencia circunstancial de conflicto en un periodo más temprano, pero algunos
antropólogos han rechazado esta interpretación por contradecir la imagen del buen salvaje (Bray et al.
2005; Cardale et al. 2007).
El sitio de Malagana
El sitio de Malagana está localizado en el fértil suelo aluvial del valle Alto/Medio del Río Cauca, en el
suroccidente de Colombia (Figura 1). Está rodeado por el Río Bolo al sur y al occidente y por la quebrada
Timbique al norte y al occidente, donde desemboca en el Río Bolo. Los suelos en un radio de un
kilómetro están bien drenados y son productivos para labores agrícolas, Hoy en día, el cultivo de caña de
azúcar altamente mecanizada es la principal característica del paisaje. El periodo de interés comienza
alrededor del 500 a.C. y se extiende hasta la conquista española en la primera mitad del siglo XVI. Una
secuencia cerámica de tres fases es comúnmente empleada en la zona: Ilama (¿-500 a.Cc), Malagana
(500 a.C.-500 d.C.), y Bolo Quebrada Seca (1000 d.C.- 1500 d.C.). El vacío entre el periodo intermedio y el
final es una consecuencia de muestreo arqueológico y carencia de investigación, no un abandono
documentado del área. Agricultura, caza y pesca constituyeron la base económica de la comunidad de
Malagana. Evidencia de campos elevados ha sido encontrada, pero su periodo de construcción y uso es
desconocido. Un suelo enterrado debajo de los campos elevados, y separados de ellos por una profunda
capa de sedimentos, proveyó una fecha de 2670±150 BP (GX-28620) (Herrera et al. 2007:23).
Nuestro conocimiento del sitio está basado principalmente en la impresionante cantidad de objetos
valiosos encontrados como ajuar funerario en su sector sur. Los objetos fueron hechos de oro, basalto,
cuarzo y cerámica e incluían vasijas, máscaras, pectorales y figurinas antropomorfas (Rodríguez Cuenca
et al. 2007). Obsidiana y restos de conchas de Spondylus han sido también reportados (Bray et al. 1998).
Sin embargo, los objetos no fueron recuperados bajo condiciones controladas. El descubrimiento de
Malagana, en 1992, fue a través del saqueo de tumbas, dejando poco a los arqueólogos (Botiva y Forero
1995). Sin embargo, dicho saqueo estuvo restringido al área de enterramientos, al sur, y poco daño fue
causado al resto del sitio, proveyendo una buena oportunidad para analizar el área residencial.
Excavaciones arqueológicas en el área han revelado otro conjunto de tumbas por fuera del canal
exterior (ver abajo), pero estas no contenían objetos de lujo. La interpretación de los restos funerarios,
basada en el contenido de las tumbas, ha sido muy simple: Malagana representa un cacicazgo con
líderes poderosos cuya riqueza proviene de la extracción de excedentes de los comuneros. Las elites
lograron esto a través de la manipulación del sistema de creencias, la apropiación de la producción de
especialistas dependientes de la elite, y la explotación de sus relaciones con jefes de otras unidades
políticas. Aunque atractiva, esta hipótesis sobre la naturaleza de la comunidad de Malagana descansa
más en pre-concepciones derivadas de modelos teóricos que en evidencia empírica sólida. Claramente

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algunos individuos merecieron un tratamiento especial al morir, tratamiento que involucró los
productos de trabajo especializado decorados con motivos relacionados con seres sobrenaturales. Pero
el grado en el que realmente existió control económico sobre bienes de subsistencia o de producción de
artesanías (como opuesto al prestigio reconocido en la muerte) es desconocido. Las específicas fuentes
de poder usada por los líderes de Malagana son aún más inciertas cuando otras características del sitio
son consideradas.
El sitio está rodeado por una zanja rectangular con un terraplén interior encerrando un área de 20
ha. Rodeando esta zanja se encuentran otra zanja y terraplén (Figura 2). Los zanjones concéntricos están
separados 50 a 200 m, y juntos encierran un área de 81 ha. Ninguna fecha para estas zanjas han sido
obtenidas, pero parece que estas no estuvieron en uso en la última parte de la ocupación (Herrera et al.
2007). El cementerio con los bienes de lujo está localizado al sur de la zanja interior (Figura 2). Las
interpretaciones de estas zanjas son variadas. Algunos consideran que las zanjas como una protección
contra inundaciones (Rodríguez et al. 2007), pero otros notan similitudes con estructuras defensivas de
sociedades conocidas etnográficamente (Bray et al. 2005; Herrera et al. 2007). Con la excepción de un
único individuo con heridas sanadas en el cementerio de La Cristalina, localizado 15 km al norte de
Malagana, no existen evidencias de lesiones en restos humanos en Malagana u otros cementerios
cercanos. En Malagana, sin embargo, algunas tumbas contenían solo cabezas u otras partes del cuerpo,
y tumbas con enterramientos colectivos han sido encontradas a unos 30 km al norte de Malagana.
Entre los variados parones de organización cacical hasta ahora documentados para el sur-occidente
de Colombia el prestigio basado en el sistema de creencias y asuntos puramente sociales figuran mucho
más fuertemente que el conflicto y otras aspectos militaristas o de control económico y acumulación de
riquezas. Malagana se mantiene en este contexto como un sitio donde estos últimos factores pudieron
haber jugado un rol mucho más prominente –al menos de acuerdo las sugerencias tentativas de la
evidencia arqueológica hasta ahora conocida. Si existiera evidencia directa y más convincente que
soportara dicha reconstrucción, esta diferencia entre Malagana y sociedades vecinas ofrecería una
oportunidad para entender mejor las dinámicas sociales involucradas.

Figura 1. Localización del área de estudio (en Gris)

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Figura 2. Localizacion del área de estudio indicando los canales (en negro), la zona saqueada (en gris) [“looted sector]; el área de baja densidad
de ocupación (en gris claro) [“low-density occupation área”] y el área de alta densidad de ocupación (en gris oscuro [High density occupation
área] (Tomado de la propuesta original a la National Science Foundation).

4. OBJETIVOS Y PREGUNTAS DE INVESTIGACION


La principal meta de esta propuesta es evaluar cuales fuentes de poder (sensu Earle 1997) fueron
usadas por los líderes en la comunidad de Malagana, como estas estuvieron entrelazadas, y como ellas
evolucionaron a través del tiempo. El cumplimiento de este objetivo no tomará la forma de simple
identificar la fuente de poder para Malagana como si fuera un asunto de escoger entre una de muchas
posibilidades. En vez, este consistirá de sopesar la importancia de diferentes fuentes de poder basado
en la fuerza de la evidencia arqueológica para su utilización para delinear como múltiples fuentes de
poder pudieron haber estado combinando. Por consiguiente, las preguntas de investigación son:
1. Que tanta diferenciación económica intra-comunal (esto es, en variación en nivel de vida) estuvo
presente en Malagana y como cambio a través del tiempo?
2. Que tanta especialización caracterizo la producción artesanal en Malagana? Que tan relacionado
con las elites fue esta? Como estos patrones cambiaron con el tiempo?
3. Hasta qué punto las actividades rituales estuvieron relacionadas con las elites, y como estas
cambiaron con el tiempo?
4. Hasta qué punto las elites estuvieron involucradas en el consumo social de alimentos y bebidas?
5. Que tanto conflicto intergrupal ocurrió en Malagana? Como cambio a través del tiempo?

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5. METODOLOGIA
La información necesitada para responder estas preguntas de investigación provendrá de un
reconocimiento sistemático e intensivo y de recolección de material de superficie dentro del sitio de
Malagana. Con el fin de evaluar la factibilidad de la recolección intensiva de material de superficie a la
escala de la comunidad, el investigador principal llevó a cabo un reconocimiento preliminar en el verano
de 2010. El reconocimiento documentó abundante material cerámico en superficie que pertenecía a los
periodos tempranos (Ilama y Malagana) y tardío (Bolo-Quebrada Seca), indicando que el arado moderno
trae a la superficie muestras sustanciales de todos los periodos de ocupación. Pedazos de basalto y otros
materiales relacionados con la producción de artesanías fueron también observados en superficie.
Agrupaciones de artefactos en áreas de caña de azúcar parecen representar unidades domésticas
individuales o pequeños grupos de casas, por lo tanto el cultivo mecanizado no parece haber movido los
materiales en superficie demasiado. Variación en densidades de ocupación en diferentes sectores de la
comunidad de Malagana también fue evidente. Una baja densidad de ocupación fue reflejada por
densidades de artefactos menores a 2 artefactos/m², ocupación de densidad media, por densidad entre
2 y 4 artefactos por m²; y altas densidades de ocupación por densidades de artefactos mayores a 4
artefactos/m² (Figura 2). Zonas con mayores densidades también aparecieron; estas son interpretadas
como zonas de deposición de una o varias casas relacionas. Estos resultados demuestran que mucha de
la información sobre la distribución de actividades en la antigua ciudad de Malagana puede ser
recobrada de la superficie.
Recolección de Superficie. El reconocimiento piloto de 2010 delineó una área total de 28.7 ha con
más de 4 artefactos/m² (Figura 2). Esta gran área y la abundancia de artefactos hacen de la recolección
de todos los artefactos en superficie una tarea más allá del alcance de este proyecto. Una estrategia de
muestreo basada en la recolección de material dentro de unidades de recolección de tamaño uniforme
se propone para proveer información confiable sobre la variación espacial en conjuntos de artefactos en
la zona de habitación. Los artefactos serán recolectados de unidades de recolección rectangulares de 2
m x 4 m, siguiendo los surcos de los cultivos modernos. Las unidades de recolección serán rastrilladas
hasta una profundidad de 5 cm para asegurar una adecuada y comparable visibilidad de superficie. Una
muestra de 40 artefactos será buscada para cada unidad de recolección de 2 m x 4 m, haciendo posible
estimados de proporciones de artefactos en cada unidad de recolección con rangos de error de ±10%
con un nivel de confianza del 80% (Drennan 1996: 142-44). Ya que las densidades de superficie en esta
área promedian más de 4 artefactos/m², cada unidad de recolección de 2 m x 4 m producirá más de 40
artefactos. Cuando el mínimo de 40 artefactos no sea alcanzado, la unidad de recolección será
expandida añadiendo áreas de 2 m x 4 m adyacentes hasta que los 40 artefactos sean recolectados.
Las unidades de recolección serán localizadas a intervalos de 25 m, de tal manera que habrá una
unidad de recolección en cada cuadrado de 25 m x 25 m, proveyendo un nivel de resolución espacial
cercano al nivel de la unidad doméstica (Menzies 2009, ver Flannery 2009). 460 unidades de recolección
serán entonces requeridas para cubrir las 28.7 ha de ocupación de alta densidad. Las coordenadas de
cada unidad de recolección serán registradas con GPS, y su localización será dibujada en fotografías
aéreas y mapas topográficos a una escala de 1:5000 disponibles en el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi.
Identificación de áreas residenciales. La identificación de la extensión y densidad de la ocupación
residencial e incluso la ubicación de unidades domésticas individuales sin amplias excavaciones
estratigráficas para revelar estructuras está bien establecida en la literatura arqueológica. Steinberg
(1996) lo ha realizado revisando el suelo de áreas cultivadas ya disturbadas de sitios de la edad de
Bronce en Thy, Dinamarca. Peterson (2006) obtuvo similares resultados en el sitio del Neolítico tardío de
Fushanzhuang en el noreste de China. La recolección sistemática de artefactos directamente de
superficies inalteradas revelo unidades domésticas en gran detalle en el sitio tardío de Horseshoe
Johnson en Ohio (Hawkings 1998). Costion (2009) detalló variación de actividades entre unidades

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domésticas en el asentamiento Huaracane de Yahuay Alta en el valle de Moquegua al sur del Perú con
una muestra obtenida por recolección intensiva de material de superficie. En el Hatillo, en Panamá
Central, Menzies (2009) recolectó artefactos directamente de la superficie donde la vegetación lo
permitía, y excavó pequeñas pruebas de pala como un sustituto donde la vegetación no permitía la
recolección en superficie. Boada (2007) usó la estrategia de recolección de superficie para mapear la
localización de las unidades residenciales en el Venado, en el área Muisca de Colombia Central. Las
recolecciones de superficie proveen muestras más amplias y representativas que las que proporcionan
pequeñas pruebas de pala, pero las pruebas de pala han sido una efectiva estrategia para adquirir
muestras de artefactos para estudiar patrones de variación a través de áreas residenciales dentro de
asentamientos en diferentes sitios en Colombia (Blick 1993; González 2007; Jaramillo 1996; Kruschek
2003; Henderson y Ostler 2005). Blick (1993), Boada (2007), Jaramillo (1996), Locascio (2010), y Menzies
(2009) han confirmado con excavaciones estratigráficas que las ubicaciones de unidades domésticas
correspondían a áreas de alta densidad de artefactos separadas por zonas de baja densidad, observadas
por pruebas de pala o recolecciones de superficie espaciadas regularmente. Las áreas de unidades
domésticas individuales identificadas en estos y otros estudios en Colombia tienden, frecuentemente, a
ser de 25 m, un tamaño que corresponde a información etnográfica relevante (e.g. Drennan and Boada
2006; Killion 1992). Las recolecciones de superficie hechas a ese intervalo, como el que se propone aquí,
puede, por lo tanto, proveer una muestra de la variabilidad de los conjuntos de artefactos entre las
unidades domésticas a través de un área residencial. Debe ser enfatizado que el muestro de la
variabilidad de artefactos a una escala entre unidades domésticas a través de un área residencial no
depende de ninguna asunción de que cada unidad de recolección representa una y solo una unidad
doméstica. Esto será posiblemente cierto para algunas unidades de recolección; otras podrían
representar dos o tres unidades domésticas adyacentes. La naturaleza y el grado de variación a la escala
de la unidad doméstica está, sin embargo, bien representada, haciendo posible identificar lugares
específicos en un área residencial donde una o muy pocas unidades domésticas tuvieron conjuntos de
artefactos poco usuales (o, a la inversa, para documentar la debilidad o ausencia de tal variabilidad a la
escala de la unidad doméstica). Es en base a esto que las preguntas de investigación enumeradas arriba
pueden ser respondidas con la metodología propuesta.
Pregunta 1. Diferenciación económica intra-comunal. Desigualdades sociales en Malagana están
claramente expresadas en el tratamiento diferencial de los individuos en el registro funerario a través de
la colocación de objetos valiosos en sus tumbas, pero el grado al cual tales objetos reflejaban posesiones
individuales en vez de símbolos de estimación dados por parientes es desconocido. Si las numerosas y
elaboradas ofrendas enterradas con algunos individuos en Malagana indican que la posición de elite
estuvo basada en la acumulación de riqueza económica, como oposición a prestigio social, entonces
diferencias sustanciales entre unidades domésticas en calidad de vida serían el reflejo de tal riqueza en
la vida diaria. Tales diferencias han sido ya reconocidas por otros investigadores en conjuntos de
artefactos recuperados de recolecciones superficiales y pequeñas pruebas de pala en la forma de altas
proporciones de bienes de lujo, los cuales son deseados como consecuencia de su escases o alto costo
de producción. Cerámica decorada o finamente elaborada para uso doméstico ha sido frecuentemente
un indicador de esta clase (Boada 2007; Smith 1987; Upham et al.). En el suroccidente de Colombia, la
muestra obtenida con pruebas de pala por González (2007) reveló que la cerámica decorada
representaba el 5.7% de los fragmentos cerámicos recuperados del sector residencial aledaño a las
tumbas de elite, comparado al 0.6%, en promedio, para el total de la comunidad de Mesitas durante el
periodo Clásico Regional. El tomó esta información para indicar una notable (aunque modesta)
concentración de riqueza en la zona central durante este periodo. Para el Formativo 3, y usando
muestras de pruebas de pala en el valle de La Plata, Jaramillo (1996) también encontró levemente (pero
inequívocamente) altas proporciones de bordes y cerámica muy pulida en sectores residenciales con
otros indicadores de status de elite. En el Hatillo, en Panamá central, muestras de material en superficie,

8
suplementadas con pruebas de pala, mostraron mayores proporciones de cerámica policroma muy
elaborada en áreas residenciales cerca monumentos públicos y funerarios (Menzies 2009). La diferencia
en proporciones entre estas áreas y áreas residenciales ‘ordinarias’ del asentamiento crecieron al
tiempo que otra evidencia sugería mayores niveles de jerarquía social. En el noreste de China, Peterson
(2006) encontró evidencia de diferencias en calidad de vida en la forma de diferentes proporciones de
cerámica bruñida y de cerámica decorada entre las muestras de recolección de superficie de diferentes
sectores de la comunidad Fushanzhuang en el periodo Hongshan. Krusheck (2003) encontró que durante
el periodo Herrera, en la unidad política de Bogotá, dos áreas residenciales tenían más del 45% de la
cerámica decorada comparada con menos del 22% para las otras áreas residenciales; estos sectores
residenciales desaparecieron en los siguientes periodos Muiscas.
Artefactos líticos de alta calidad o de origen exótico también pueden ser marcadores de
diferenciación económica. En Mesitas, durante el periodo Formativo, González (2007) encontró altas
proporciones (20%) de obsidiana en áreas residenciales en el área central de la comunidad, comparada a
sectores periféricos (1%). En sectores periféricos las proporciones de pizarra de baja calidad fueron
mayores (32% contra 2%). Sin embargo, tales diferencias disminuyeron con el desarrollo de las
sociedades cacicales en el Alto Magdalena, llevando a González a concluir que tales diferencias
económicas no estuvieron muy involucradas en el desarrollo de una jerarquía social más fuerte. Para el
periodo Huaracane tardío en Yahuay Alta, Costion (2009) no encontró diferencias significativas en las
proporciones de chert entre los materiales de superficie de los tres sectores residenciales principales,
pero la mayoría de este material exótico de alta calidad fue consumido por pocas unidades domésticas
dentro de cada sector.
Existen otros tipos de artefactos de lujo no encontrados en gran cantidad en recolecciones de
superficie (o en excavaciones) que, sin embargo, proveen evidencia anecdótica de riqueza o de
localización de las elites cuando son encontrados, y por lo tanto, pueden reforzar otros patrones de
diferencias proporcionales en conjuntos de artefactos. Cuentas hexagonales, por ejemplo, han sido
recobradas de pequeñas pruebas de pala en Mesitas (González 2007) en los mismos sectores que
mostraron mayores niveles de riqueza en otros ítems. Peterson (2006) adicionó dichos escasos ítems de
adorno personal, recuperados en superficie, en Fushanzhuang para obtener el radio de ornamentos por
cada 1000 fragmentos cerámicos. Las áreas residenciales con mayores radios fueron aquellas que
también mostraron mayores proporciones de cerámica decorada.
El reconocimiento preliminar en Malagana durante 2010, combinado con información de
trabajadores de los campos, documenta que aun escasos objetos de lujo, como cuentas de chert e
incluso pequeñas cuentas de oro son ocasionalmente encontradas en la superficie. La presencia de tales
inusuales ítems, por lo tanto, junto con las proporciones de bienes más comúnmente usados para este
tipo de análisis encontrados en superficie, serán usados para identificar la ubicación de unidades
domésticas que disfrutaron niveles de vida mayores que el resto de la población. Si la diferenciación
económica jugó un papel preponderante en distinguir a las elites de los comuneros en Malagana,
entonces tales diferencias deberían aparecer temprano en la secuencia y persistir e incrementarse a
través del tiempo (Hayden 2001). La carencia de tal variabilidad en estos indicadores a través del área
residencial indicaría que cualquier distinción que existió entre las elites y los comuneros tuvo poco
reflejo en diferencias en la calidad de vida y presumiblemente no residió en el control económico y
acumulación de riqueza de parte de las elites (ver Trigger 1990; Drennan 2000)
Pregunta 2. Especialización artesanal. Si la acumulación de riqueza fue importante para la creación
y mantenimiento de la elite, entonces la pregunta que surge es como el control de alguna clase sobre el
aparato económico fue ejercido (Earle 1987; Friedman and Rowlands 1977; Gilman 1991). Esto podría
ser logrado por las elites que organizan y controlan la producción especializada de varias clases de
bienes artesanales. Si esto sirvió como base del poder para las elites en Malagana, entonces podríamos
esperar encontrar evidencia arqueológica de algún grado de especialización en la producción, y la

9
evidencia debería estar asociada espacialmente con los sectores de elite del asentamiento (Brumfiel and
Earle 1987; Costin 1991; Welch 1996). El punto en el cual la producción de bienes artesanales fue
especializada será identificada observando el grado en el cual la evidencia de producción artesanal está
concentrada en un pequeño número de lugares. La evidencia incluye desperdicios de cerámica y arcilla
quemada para producción cerámica, volantes de huso y agujas para trabajo textil, núcleos, residuos
líticos y herramientas sin usar para producción de herramientas líticas, piezas de escoria y martillos u
otras herramientas para la producción de metales, y materia prima y desechos de producción de chert y
cuarzo. La asociación entre cualquier concentración de dichos materiales y áreas de residencia de las
elites es, por supuesto, un asunto de proximidad espacial: los materiales que evidencian producción
artesanal deberían encontrarse en o cerca a los materiales que identifican las áreas de la elite. Los
precedentes para dicha identificación son numerosos. Una estrategia combinada de pruebas de pala y
recolección sistemática de materiales de superficie, por ejemplo, le permitió a Menzies (2009)
argumentar de que no existió evidencia de especialización artesanal en producción de herramienta
líticas durante la fase Cubita en el Hatillo, debido a que los residuos de piedra lascada y núcleos
estuvieron distribuidos a través de toda el área residencial. Este patrón, sin embargo, cambió para la
siguiente fase (Conte), en la que las residencias de elite estuvieron conectadas a la producción o
terminación de hachas. La muestra de pruebas de pala de Kruscheck (2003) no mostró ninguna
asociación de herramientas de piedra pulida o de volantes de huso con áreas residenciales durante el
periodo Herrera en la unidad política de Bogotá, pero durante el periodo Muisca Temprano, todos los
volantes de huso aparecieron en áreas residenciales donde los fragmentos cerámicos decorados
representaron más del 30% del total, confirmando un patrón encontrado en El Venado, también en el
área Muisca (Boada 2007). González (2007) encontró evidencia menos concentrada de especialización
artesanal en Mesitas, donde el 35% de los desechos de horno provenientes de sus pruebas de pala
venían de solo dos pequeños sectores residenciales cercanos a las tumbas de elite.
La muestra de artefactos de las recolecciones de superficie propuesta para Malagana, por lo tanto,
reflejaran la concentración de materiales relacionados con producción artesanal en ciertos sectores
residenciales, en una escala que abarca desde ninguna concentración hasta una gran concentración, y, si
hay concentraciones, su localización con respecto a sectores residenciales de la elite será revelada.
Pregunta 3 Mecanismo ideológicos. La ideología ha sido indicada como una estrategia poderosa
para legitimar diferencias existentes presentándolas como naturales (DeMarrais et al. 1996; Helms
1992), y el sistema de creencias puede ser manipulado por líderes religiosos en momentos de crisis para
romper mecanismos niveladores y formas desigualdades socio-políticas (e.g., Kantner 2010; Potter
2000). Una ideología de elite puede ser transmitida efectivamente a través de su materialización en
objetos, estructuras y paisajes (Earle 1997). Los ítems materiales pueden, por ejemplo, ser elaborados
de tal manera que expresan una relación entre el propietario y la esfera supernatural. Helms (1992) ha
argumentado que los ítems obtenidos de lugares distantes en el Área Intermedia fueron
frecuentemente cargados con simbolismo supernatural, mientras otros, debido a su alta elaboración,
usualmente conectados con las habilidades ‘sobrenaturales’ del artesano, podían tener también un
significado religioso poderoso. Algunos artefactos excavados en tumbas y caches en Malagana cumplen
ambas condiciones. Ollas de cerámica muy elaboradas en la forma de mujeres arrodilladas son
interpretadas como objetos usados en ceremonias de sanación (Cardale et al. 1999); cuentas de cristal
de roca han sido también asociadas con fertilidad, energía y poderes curativos debido a su especial
posición en la boca y pelvis dentro de algunas tumbas (Bray et al. 2005). Fragmentos de ollas en forma
de mujeres arrodilladas y cuentas de cristal de roca y de chert han sido encontrados en la superficie por
trabajadores locales y por el investigador en el reconocimiento piloto de 2010; estos aparecen en
suficiente cantidad para permitir la identificación de concentraciones. La asociación espacial entre
cualquier concentración de dichos materiales y áreas residenciales es, de nuevo, la llave para identificar
conexiones con la elite. Y, de nuevo, los precedentes para tal identificación son numerosos. González

10
(2007) argumentó que la frecuencia de actividades rituales en la cual las copas ceremoniales fueron
usadas declinó del Formativo al Clásico regional (los fragmento de copas descendieron de 1.2% a 0.1%).
En ningún periodo se observó una diferencia en proporciones de fragmentos de copas ceremoniales
entre contextos de elite y de comuneros.
La asociación espacial de las elites con actividades religiosas puede tomar también la forma de
proximidad de las residencias de elite a estructuras tales como templo, monumentos funerarios y plazas
para actividades rituales. Las áreas residenciales en Mesitas, por ejemplo, estuvieron adyacentes a las
tumbas más elaboradas de Mesitas A y B (González 2007). Las impresionantes tumbas de Malagana no
fueron visibles como monumentos en superficie (o al menos no lo son hoy), pero la ubicación del
cementerio de elite recientemente saqueado podría no haber sido desconocido para los antiguos
habitantes del asentamiento. La proximidad de las áreas de residencia de elite al lugar de estas tumbas
sugeriría una conexión entre elites, ancestros y rituales de enterramiento. Similarmente, ningún espacio
en la forma de plazas para actividades ceremoniales son discernibles en superficie hoy en Malagana,
pero tales características han sido descubiertas a través del mapeo sistemáticos intensivos de las
distribuciones de materiales de superficie. En la comunidad Fushanzhuang, Peterson (2006) documentó
una plaza abierta del periodo Hongshan como una zona de bajas densidades de artefactos rodeada por
desechos residenciales más abundantes. En ese caso, tanto los monumentos funerarios como las áreas
residenciales de la elite (identificadas por altas proporciones de artefactos costosos y altamente
elaborados) estuvieron localizados adyacentes a la plaza. En un ejemplo que produjo un resultado
contrastante, una plaza abierta identificable arquitecturalmente en Yahuay Alta no estuvo adyacente a
áreas de residenciales de la elite, y las grandes cantidades de desechos de producción lítica sugieren que
esta no fue un espacio ceremonial.
Las muestras de artefactos de las colecciones de superficie propuestas para Malagana, por lo tanto,
incluirán al menos algunos ítems cuya abundancia permite la evaluación sistemática de sus
distribuciones y asociaciones espaciales con sectores residenciales de elite. La recolección de superficie
intensiva documentará la presencia o ausencia de uno o más potenciales espacios públicos abiertos con
pocos desechos ocupacionales dentro la zona residencial. Y esta permitirá una evaluación de como
sectores residenciales de la elite se relacionan espacialmente a dichos espacios así como al cementerio
saqueado.
Pregunta 4. Fiestas. Las fiestas es otra avenida para obtener prestigio, ganar capital político y
mantener y legitimar desigualdades sociales. El uso de la hospitalidad comensal como una estrategia
para manipular las relaciones sociales proviene de la capacidad de los auspiciadores para crear
obligaciones reciprocas a través de regalos de bienes materiales, comida y bebida (Clark y Blake 1994;
Hayden 1996). Patrocinando tales eventos, los anfitriones pueden aumentar su prestigio y adquirir
ventajas económicas los cuales pueden ser re-invertidas en obtener mayor capital simbólico (mayor
reputación) (Dietler 1996). Las fiestas pueden ser identificadas por altas proporciones de vasijas para la
presentación formal de la comida, comparadas a las vasijas para cocinar; y su uso como fuente de poder
por la elite puede ser inferida por la asociación espacial de estas altas proporciones de vasijas para servir
con las áreas de elite. Esta perspectiva ha sido empleada ampliamente en el norte de Suramérica. Taylor
(2011), a través del análisis de artefactos provenientes de pruebas de pala, encontró diferencias
altamente significativas en la proporción de vasijas de servir entre los sectores residenciales de elite 3 y
4 (68%) y el sector de los comuneros 2 (30%), en la comunidad El Dornajo, Ecuador, durante el periodo
de Desarrollos Regionales Temprano. De acuerdo a estos resultados, ella concluyó que las elites de la
comunidad de El Dornajo, a través de la organización de fiestas, expresaron y mantuvieron su estatus.
En Mesitas, por el contrario, González (2007) encontró que la proporción de vasijas para servir
disminuyó del 16% en las áreas residenciales en el Formativo 3 al 7% en el periodo del Clásico Regional,
cuando la diferenciación social estuvo expresada mucho más claramente en rituales mortuorios. Esto

11
fue interpretado como una disminución en la importancia de reuniones comunales para el
mantenimiento de la elite de Mesitas.
La muestra de artefactos de la colecciones de superficie propuesta para Malagana, entonces,
mostrará el grado en el cual las altas proporciones de artefactos relacionadas a presentaciones formales
de comida están concentradas en ciertos sectores residenciales, y el grado en el cual dichos sectores, si
presentes, presentan altas proporciones de artefactos relacionados a estatus de elite.
Pregunta 5. Conflicto inter-grupal. De acuerdo a narraciones etnohistóricas, a guerra fue endémica
en el valle del Cauca al tiempo de la conquista española. Las evidencias más fuertes de su presencia
provienen de Malagana: enterramientos con cráneos aislados o con fragmentos de restos humanos
(Correal et al. 2005; Herrera et al. 2007), y un par de canales concéntricos con terraplenes interiores que
asemejan construcciones defensivas vistas en Polinesia y Mesoamérica (Webster 1998). Algunos
arqueólogos dudan que los canales fueron defensivos ya que estructuras similares están ausentes en
otros sitios contemporáneos cercanos (Bray et al. 2005). Ellos ven las estructuras como canales para
desviar aguas y proteger el sitio contra inundaciones (Herrera et al. 2007). Sin embargo, la forma circular
cerrada de las estructuras contradice tal interpretación, ya que estas deberían ser altamente
direccionales, y la carencia de obvias zanjas conectando los canales con corrientes cercanas, como
Herrera et al (2005) sugieren, se contradice con una función de canalización de aguas. Cerca de 765 m²
han sido excavados a lo largo y a través de las zanjas que forman las estructuras (tres trincheras de 90 m
x 5-15 m; 70 m x 2 m; y 35 m x 5m, respectivamente). El canal interior tenía, en promedio, 14 m de
ancho y 4 m de profundidad, mientras el canal exterior tenía 5 m de ancho y 1.8 m de profundo (Figura
2). Los canales estuvieron acompañados por un terraplén adyacente a lo largo de sus perímetros
internos, formados por el suelo proveniente de la excavación de los canales. La base del terraplén
interior varía de 7 a 30 m de ancho, y la base del terraplén exterior era de 6 a 7 m de ancho. Las
excavaciones no pudieron determinar la altura de los terraplenes o indicar si palizadas estuvieron
presentes, ya que la maquinaria agrícola ha destruido sus partes más altas. En resumen, las extensas
excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en los canales y terraplenes han fallado en proveer
evidencia concluyente de su función. El análisis de la distribución de ocupación a través de los diferentes
periodos en Malagana puede proporcionar nueva información relevante a la resolución de este tema. Si
los canales en Malagana fueron defensivos, ellos deberían delimitar el área principal ocupada del
asentamiento, y la población debería estar concentrada dentro de ellos (cf. Otterbein 1970; Solometo
2006). Por el contrario, si los canales funcionaron para drenar un área de fácil inundación (Herrera et al.
2007) entonces no hay razón para que la gente debería vivir en algún lado de ellos en particular. Si la
ocupación está claramente limitada por los canales durante algún periodo en la secuencia, entonces ese
periodo presumiblemente fue cuando estos tuvieron una función defensiva. Si este es también un
periodo cuando las áreas residenciales de las elites se vuelven más evidentes, entonces la evidencia
seria consistente con la noción de que la guerra fue relevante al desarrollo de desigualdades sociales en
Malagana.
Cronología y Excavaciones Estratigráficas El periodo o periodos de ocupación en cada área de 25 x 25 m
donde una recolección será realizada será determinada en la base de análisis estilístico del conjunto
cerámico obtenido allí. Ya que artefactos no cerámicos (principalmente líticos) no pueden ser
directamente datados en esta base, el análisis de los cambios a través del tiempo en las distribuciones
espaciales de estos materiales será basado en colecciones que presenten cerámica de un solo periodo o
de prácticamente un solo periodo. Esta ha sido una estrategia exitosa en varios estudios mencionados
arriba, los cuales analizaron los conjuntos de artefactos de diferentes áreas residenciales sin
excavaciones estratigráficas (Costion 2009; González 2007; Menzies 2009). Es importante indicar que el
análisis de artefactos líticos de excavaciones estratigráficas también depende de reducir la muestra a
estos contextos donde puede ser mostrado que los líticos están asociados a un conjunto cerámico ‘puro’
(o casi puro) que esta datado para un solo periodo. La cronología cerámica discutida arriba para el

12
material obtenido de contextos domésticos en Malagana aún no se ha desarrollado (Alexander Clavijo,
comunicación personal 2010). Con el fin de proveer un mejor control cronológico, excavaciones
estratigráficas de 1 m x 2 m serán realizadas en zonas donde altas densidades de artefactos han sido
observadas en superficie. Esto proveerá muestras de cerámica relacionadas estratigráficamente para
crear un vínculo vital entre la clasificación cerámica existente, basada ampliamente en vasijas completas
de contextos funerarios, y las clases de características que pueden ser observadas en fragmentos
tomados de la superficie (Drennan 1993). Estas también proporcionaran material para datación radio
carbónica. Podría ser entonces posible contribuir en algún refinamiento al esquema cronológico
existente. Periodos más cortos serian ciertamente bienvenidos, aunque diferencias entre los largos
periodos hoy reconocidos en términos de su distribución espacial discutidos arriba serán un gran paso
hacia la documentación de las cambiantes relaciones sociales en Malagana. Las excavaciones
estratigráficas proporcionarán también muestras adicionales de artefactos líticos y otros materiales no
cerámicos con asociaciones estratigráficas con tipos cerámicos particulares.
6. CRONOGRAMA
Basado en la experiencia previa del candidato doctoral en el reconocimiento preliminar en
Malagana y en reconocimientos en áreas cercanas, un equipo de seis personas (adicionales al candidato
doctoral), divididos en dos equipos de tres, pueden hacer recolecciones de superficie en un promedio de
ocho unidades de recolección de 2 m x 4 m por día, incluyendo la consideración del hecho que algunas
áreas deberán expandirse para obtener el mínimo de artefactos necesitados. Las 460 unidades de
recolección pueden ser realizadas en aproximadamente dos meses. Cada excavación estratigráfica
puede ser llevada a cabo por un equipo de cuatro (sin contar al candidato doctoral) en cuatro días. Las
seis excavaciones estratigráficas serán completadas en un mes. Los análisis del material serán llevados a
cabo en los laboratorios de la Universidad del Cauca en Popayán. El material cerámico será analizado
por el candidato doctoral de acuerdo a las tipologías existentes. Los resultados serán comparados con
material excavado previamente en Malagana (Bray et al. 1998; Cardale et al. 1995; Herrera et al. 2007) y
otros sitios cercanos (Patiño 2003b, 2006; Rodríguez et al. 2008). El material lítico será analizado
siguiendo los parámetros en Peterson (2006, Apendix B). El análisis del material puede ser realizado en
seis meses por el candidato con la colaboración de uno o más estudiantes (dos días de laboratorio por
un día de trabajo de campo). La fecha de inicio del proyecto se estima para el 1 de Diciembre del
presente año.

13
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