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LA VERDADERA LABOR DE UN LÍDER

La Mayoría de las organizaciones carecen hoy de la conducción o liderazgo que requieren. Son
déficits dramáticos en posiciones jerárquicas altas y bajas, lo que no quiere decir que quienes
ocupan tales posiciones sean personas sin energía o sin talento. Por el contrario, se trata en su
mayoría de gente laboriosa, brillante, con experiencia, alguna realmente extraordinaria, casi
toda tratando de hacer lo que considera correcto. El problema es que muy pocos pueden
brindar el liderazgo que hace falta cada día en el mundo de los negocios, en el gobierno, en
todas partes. El ambiente velozmente cambiante y competitivo que vamos a encontrar en el
siglo XXI exige más liderazgo de parte de los responsables de la gestión de las empresas. Sin
esa clase de liderazgo las organizaciones se estancan, se extravían, y finalmente sufren las
consecuencias.
Son dramáticos los casos individuales de seres humanos que soportan jefes tiránicos o
incompetentes, a veces hasta bien intencionados, cuya incapacidad para liderar ayuda a hundir
el barco. El vacío de liderazgo existe por diversas razones, y es difícil subsanarlo por otras
razones más. Pero el problema no consiste en que sólo haya un número limitado de personas
con algún potencial de líderes. Bastaría una persona entre cien con algo de ese potencial para
que el mundo tuviera decenas de millones de posibles líderes. Son dramáticos los casos
individuales de seres humanos que soportan jefes tiránicos o incompetentes, a veces hasta
bien intencionados, cuya incapacidad para liderar ayuda a hundir el barco. El vacío de liderazgo
existe por diversas razones, y es difícil subsanarlo por otras razones más. Pero el problema no
consiste en que sólo haya un número limitado de personas con algún potencial de líderes.
Bastaría una persona entre cien con algo de ese potencial para que el mundo tuviera decenas
de millones de posibles líderes.

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